Asun 4291888 20211215 1639509403
Asun 4291888 20211215 1639509403
Asun 4291888 20211215 1639509403
La que suscribe, diputada Berenice Montes Estrada, integrante del Grupo Parlamentario del Partido Acción
Nacional de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, con fundamento en lo
dispuesto en los artículos 71, fracción II y 72, inciso H), de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; y 6, numeral 1, fracción I, 77, numeral 1, y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a
consideración de esta soberanía la siguiente iniciativa con proyecto de decreto que adiciona dos párrafos al
artículo 87 de la Ley General de Salud, conforme a la siguiente
Exposición de Motivos
Todas las profesiones y ocupaciones son importantes para el desarrollo económico, político, social y cultural de
un país, así como para la satisfacción de las necesidades humanas, sin embargo, en situaciones de emergencia
sanitaria como la que enfrentamos actualmente, las profesiones relacionadas con el cuidado de la salud se
vuelven determinantes tanto para la supervivencia de las personas como para la pronta recuperación de las
condiciones de normalidad.
Aunado a lo anterior, la carrera de Medicina es la más extensa y una de las más complejas que existen en la
oferta académica de nuestro país, ya que son necesarios al menos cinco años de formación para poder egresar de
la universidad y unirse en el campo profesional. Por otro lado, también se debe tomar en cuenta la constante
presión a la que son sometidos los jóvenes mientras se encuentran estudiando.
Sin embargo, a pesar de las exigencias en las que se ven inmersos las y los médicos desde que son estudiantes,
los apoyos que reciben son mínimos. Y todo se complica al momento de concluir la carrera y adentrarse en el
campo laboral porque además de que prevalece una fuerte competencia, los salarios suelen ser bastante bajos.
Por si esto fuera poco, también hay que añadir que, derivado de las medidas de austeridad del actual gobierno
federal, en el año 2019 se pretendió tomar decisiones que habrían afectado directamente a los miles de pasantes
de medicina, nutrición, odontología y enfermería que hacen su servicio social en las clínicas y centros de salud
de las zonas rurales en todo el país. Por fortuna, la presión social no permitió que se concretara la intención de
la Secretaría de Salud de recortar a la mitad la cantidad de apoyos económicos para estos pasantes, los cuales de
por sí son mínimos.
Todos los pasantes de las profesiones para la salud y ramas afines están obligados a prestar su servicio social
como requisito curricular imprescindible para obtener su título profesional.
Son estudiantes que ya cursaron la carrera relacionada con medicina, y que para poder titularse deben prestar su
servicio social en las unidades de primer nivel de atención, prioritariamente en las comunidades más pobres y
alejadas. Y lo tienen que hacer aceptando una beca que puede ir de alrededor de 600 a 3 mil 600 pesos al mes
dependiendo la carrera y el tipo de plaza elegido. Es decir, al igual que los residentes de especialidad, son mano
de obra barata para el sistema de salud y en este caso sostienen gran parte del primer nivel de atención.
Sobra decir que con esa limitada beca los pasantes de servicio social tienen que sobrevivir en precarias
condiciones por meses, en la comunidad donde les toque, muchas veces en zonas totalmente aisladas, de alta
marginación e inseguridad.
El 25 de septiembre de 2015, todos los Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron los 17 Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS), como parte de la Agenda 2030, constituyeron un llamado universal a la acción
para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el
mundo.
Dentro de cada Objetivo se plantean metas, resaltando las siguientes. En el Objetivo 4, Educación de Calidad,
para aumentar el número de jóvenes que desarrollen competencias técnicas y profesionales, para acceder al
empleo, el trabajo decente y el emprendimiento. En el Objetivo 5, Igualdad de Género, para fortalecer políticas
para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres. En el Objetivo 8, Trabajo
decente y crecimiento económico, para promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y
trabajo decente para todos; con énfasis en mujeres, personas con discapacidad y la reducción de jóvenes que no
estén empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación, como lo es el caso de los estudiantes del sector
salud que tiene que cubrir horas excesivas de trabajo voluntario para cubrir con su capacitación inicial.
De prevalecer la intención de recortar el presupuesto para las becas, o de volverse a intentar en esta
administración o en posteriores, se deben analizar varias interrogantes, por ejemplo: si no habrá suficientes
pasantes en servicio social, ¿quién atenderá en los centros de salud y clínicas rurales? Porque si la causa es
presupuestal se entiende que tampoco hay dinero para pagar suplentes.
Por otro lado, ¿qué harán las universidades para sacar adelante la titulación de esos profesionales de la salud?
Porque en la práctica si un estudiante de medicina o relacionadas no obtiene la beca de servicio social no logra
plaza para ser pasante, y si no tiene plaza no se puede titular.
¿O estarán pensando nuestras actuales autoridades obligar a los pasantes a prestar el servicio social de manera
gratuita, sin un peso de apoyo? Sería absolutamente injusto. ¿No se les podría pasar algo de los recursos de
Jóvenes Construyendo el Futuro? Finalmente son profesionistas dando un servicio elemental y de alto valor a la
comunidad.
Por fortuna para los pasantes, no fue necesaria una movilización como la que se dio con los residentes médicos
en abril de 2019, cuyo levantamiento terminó en una disculpa de parte del presidente de la República, Andrés
Manuel López Obrador, al aceptar en su conferencia mañanera que fue una gran equivocación querer restarles
de su pago a los residentes médicos.
Pero tras el ejemplo de los residentes, la reducción de apoyos para médicos pasantes derivó en un nuevo
retroceder de la medida, para evitar otra crisis en el sector salud. Derivado del escándalo mediático, y de que
diversas personalidades de distintos ámbitos relacionados con el sector salud, alzaron la voz para reclamar sobre
este posible recorte de recursos para el otorgamiento de becas; a la Secretaría de Salud, no le quedó más
remedio que retractarse de su intención y declarar lo siguiente:
“Las becas para pasantes de medicina son una prioridad para la Secretaría de Salud, por lo que ningún
estudiante que esté cumpliendo con su servicio social quedará desprotegido, ya que no habrá reducción o
suspensión del recurso destinado a este fin.
La Secretaría de Salud cuenta con la suficiencia presupuestal para solventar las 52 mil 250 becas para este 2019,
cantidad que es igual a la que se otorgó en 2018 y en 2017.
En este momento, hay 34 mil pasantes de medicina que realizan servicio social y cuentan con su respectiva
beca, y se dispone del recurso para otorgar 17 mil becas más, por lo que, en agosto, inicia la segunda etapa de
asignación, bajo el mismo proceso de inscripción de años anteriores, y se hará a través de una plataforma.
El tipo de beca se define por la zona económica de la unidad de salud en la que el estudiante prestará su
servicio. La de menor percepción se da a quienes realizan servicio social en establecimientos ubicados en zonas
de baja marginación, y la más alta, en unidades ubicadas en zonas alejadas y de muy alta marginación.
Los montos de las becas, que están publicados en el Diario Oficial de la Federación, contemplan cinco niveles
diferentes, una para servicio social de investigación y cuatro para cubrir servicios asistenciales.
La asignación de campos clínicos se realiza en actos públicos, en los que participan los servicios de salud, las
instituciones de educación superior y los pasantes. El de mejor promedio en la carrera elige primero entre la
oferta de campos clínicos disponibles. Los pasantes de medicina realizan su servicio social al cumplir con el
100 por ciento de los créditos de la carrera.
La duración del servicio social en medicina es de un año. El número de horas diarias depende del tipo de beca.
Las de tipo A cubren seis horas diarias, cinco días a la semana; las de tipo B, cubren de siete a ocho horas
diarias seis días a la semana; las de tipo C, ocho horas diarias, seis días a la semana, igual que los que tienen
beca CC.
La liberación del servicio social es un requisito para todas las carreras, incluidas las de la salud, para obtener la
cédula profesional.
Cabe señalar que, a la fecha, la Secretaría de Salud no ha recibido pliego petitorio alguno de ninguna
organización, asamblea u otra asociación de estudiantes o pasantes de medicina.
También se informa que, los médicos pasantes que han fungido como ‘voceros’ de los movimientos de médicos
pasantes en servicio social no son becarios de la Secretaría de Salud.”
Por lo anterior, el objetivo central de la presente iniciativa es en primera instancia analizar la situación jurídica
en cuanto a los apoyos económicos o becas que reciben los estudiantes de medicina, mientras realizan su
servicio social, para posteriormente proponer una reforma a la Ley General de Salud que garantice que reciban
apoyos suficientes por el servicio que brindan sobre todo a la población en situación más vulnerable.
El servicio social de medicina en México es pionero en el ámbito internacional, nacido de una coyuntura
política particular hace más de ocho décadas, se arraigó como parte de un esquema de prestación de servicios
ambulatorios a poblaciones rurales y pobres y se ha mantenido sin cambios a pesar de las transformaciones que
el sistema de salud mexicano ha experimentado, entre ellas, la creación del Instituto Mexicano del Seguro
Social en 1943, la descentralización de la Secretaría de Salud en 1983 y la reforma financiera del Seguro
Popular en 2003.
Estos cambios han hecho del sistema de salud mexicano uno muy distinto del existente en 1936 cuando inició el
servicio social. La esencia del servicio social y su operación se han mantenido prácticamente intactas desde sus
inicios y los cambios han estado más ligados a la distribución de pasantes entre las instituciones públicas.
Durante este largo periodo otros países han implementado modelos distintos con mejores resultados.1
En Colombia, por ejemplo, el servicio social se realiza una vez que el médico ha sido graduado y existe una
tarifa diferencial de pagos a favor de aquellos que deciden ir a un área rural. En Chile, el servicio social tiene
una duración de tres años en áreas rurales y los estudiantes obtienen puntos a favor si deciden presentar el
examen de residencias médicas para ingresar a estudiar la especialidad clínica.2
En México no existen ese tipo de incentivos. Para convertir al servicio social en una experiencia útil, los
pasantes deberían participar bajo otro tipo de condiciones, tal como lo muestran los casos expuestos arriba y que
en México ya han sido propuestos anteriormente.
La temporalidad del servicio social podría variar siempre y cuando los pasantes tuvieran incentivos y
supervisión apropiados para poder hacer de esta experiencia un mecanismo adecuado de entrenamiento.
Además de los incentivos, la supervisión adecuada permitiría a los pasantes sentirse más protegidos en áreas de
conflicto social.
Durante un largo periodo (1936 a 1980) los pasantes provenientes de las escuelas del país, públicas y privadas,
eran distribuidos entre todas las instituciones públicas del sector salud, incluidas las de seguridad social. A
partir de la crisis económica de los años ochenta y del inicio de la descentralización de los servicios de la
Secretaría de Salud, el porcentaje asignado a la seguridad social se redujo ostensiblemente hasta que, a partir del
año 2000, estas instituciones sólo recibían 10 por ciento del total de pasantes.
Una importante desventaja desde la creación del servicio social en medicina es que los pasantes en su gran
mayoría son asignados a unidades rurales donde atienden a las poblaciones más pobres y marginadas del país.
En su condición de estudiantes (no titulados) sin licencia, deben llevar a cabo funciones formalmente
autorizadas solamente a médicos que han recibido dicha licencia.
Los estudiantes pasan entre seis meses y un año en la unidad asignada y posteriormente pueden recibir su título.
A lo anterior se suma el hecho de que en los últimos años las condiciones de violencia social en algunas
regiones del país han hecho de la práctica del servicio social una actividad sumamente riesgosa.3
Entre 2001 y 2009 el número total de pasantes asignados a unidades en las entidades federativas pasó de 6 mil
586 a 8 mil 264, lo que representa un crecimiento de 19.7 por ciento. Este crecimiento es consecuencia del
aumento de los egresados de las escuelas de medicina en los últimos años.
En este fenómeno ha jugado un papel importante la apertura de escuelas privadas de reciente creación. No
existe en la actualidad una política estatal claramente definida sobre la regulación de la matrícula de ingresos y
egresos, y son preferentemente las fuerzas del mercado de educación superior las que determinan esa dinámica
como sucede en otros países de América Latina y el Caribe.
Sin embargo, para los servicios estatales de salud el crecimiento de la oferta de pasantes es conveniente ya que
con ellos dotan a las unidades de salud sin tener que entrar en complicadas negociaciones con la representación
sindical para la asignación de médicos de base e incluso de regularizados.
Para 2010, la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFHRS),
órgano encargado de definir la asignación de pasantes, informó que 8 mil 264 pasantes fueron asignados a las
instituciones de salud. La ubicación de pasantes en las distintas unidades es sugerida por cada entidad y
aprobada por la CIFHRS y su representación estatal.
Así, 72.5 por ciento de los pasantes fueron ubicados en una unidad rural, 9.9 por ciento en una unidad urbana,
7.9 por ciento en otro tipo de unidad y 9.4 por ciento en hospitales. Los estados que más pasantes asignan a
unidades rurales son Tlaxcala (100 por ciento), Oaxaca (97.9 por ciento) y Yucatán (96.2 por ciento). La Ciudad
de México no asigna pasantes a áreas rurales porque no reporta unidades en ese tipo de localidades.
Un aspecto importante en la asignación de pasantes es el hecho de que una proporción de ellos es asignada a
unidades donde se responsabilizan totalmente de las labores clínicas y administrativas y en las cuales la
supervisión no es cotidiana.
Más allá del desempeño técnico y del perfil de competencias existe otro tipo de aspectos que no permiten a los
pasantes ejecutar tareas de manera adecuada. Una es el hecho de que los pasantes perciben el servicio social
como una cuota injusta que el Estado les impone como requisito para graduarse y otra es que la temporalidad de
su estancia en la comunidad rural es demasiado corta (sea seis meses o un año) para conocer en detalle las
necesidades de las poblaciones, su forma de entender la salud y la enfermedad, así como las expectativas que
tienen de ellos como prestadores de servicios.
En la década anterior, las autoridades sanitarias responsables de la asignación de pasantes han llevado a cabo
una serie de ajustes en la regulación del servicio social. Particularmente relevante es el proyecto de norma
NOM-009-SSA3 de 2007. En esta norma se establecen diversas modalidades para poder practicar el servicio
social.
Además de la asignación a unidades rurales, se establece la posibilidad de vincularse a tareas de investigación y
docencia y se abre la posibilidad de asignar pasantes a unidades de salud en localidades urbanas de bajo
desarrollo económico y social.
En ninguno de los casos la norma establece específicamente un criterio sobre las circunstancias en las que la
asignación a este tipo de unidades es permitida. La norma no restringe la asignación de pasantes a unidades
donde no se encuentra disponible un médico graduado y la supervisión se plantea de forma poco específica,
como responsabilidad de las instituciones de salud en coordinación con las instituciones educativas.
Por otro lado, es importante observar el tipo de vínculo formal que se establece entre los pasantes y las
instituciones que los acogen. Los pasantes ocupan “plazas” con un pago asignado por la propia institución de
salud. Sin embargo, estas plazas, tal como se denominan en la normatividad, no implican un vínculo laboral.
Al no ser trabajadores, no son de interés del sindicato institucional. Este estatus es a todas luces ambiguo, ya
que en estricto sentido no son trabajadores sino estudiantes, pero las actividades que realizan están relacionadas
directamente con la atención de pacientes y la responsabilidad del manejo de la unidad cuando no existe una
persona contratada que asuma esas funciones. Los pasantes suelen atender un volumen diario de usuarios
similar al de sus colegas contratados.
La normatividad del servicio social no debería permitir a los pasantes practicar en unidades de salud donde no
existen médicos titulados. El papel de los pasantes podría redefinirse para permitirles apoyar en estas tareas bajo
un modelo operativo basado en la acción responsable y de calidad y no en el castigo innecesario que representa
hoy la forma en la que miles de ellos son obligados a participar.
Es por todo lo anterior que, resulta indispensable y necesario que los pasantes de las carreras que tienen que ver
con la medicina y el sector salud, tengan garantizados por la legislación vigente el derecho a recibir una beca
por su importante labor social.
Ya que, si bien, el Reglamento Interior de la Secretaría de Salud otorga a la Dirección General de Calidad y
Educación en Salud la facultad de la asignación de becas de internado de pregrado, servicio social, residencias
médicas y paramédicas, también lo es que las disposiciones reglamentarias corresponden al Poder Ejecutivo y
son sujetas de modificación, por lo que incorporar una modificación de esta naturaleza a la Ley General de
Salud, reforzaría lo ya plasmado en el Reglamento de la misma.
Asimismo, se garantizaría que, sin importar el gobierno en turno y las políticas que este quiera aplicar, los
pasantes de medicina y carreras relacionadas tengan la posibilidad de recibir una beca por su aportación a la
población, principalmente en comunidades con alta marginación.
En el Grupo Parlamentario de Acción Nacional estamos comprometidos con las y los mexicanos que consagran
su vida, conocimientos y capacidades al cuidado de la salud, ya que somos conscientes de la importancia que
reviste la profesión que desempeñan, pues es un pilar fundamental para el desarrollo y prevalencia de cualquier
sociedad.
El servicio social de los estudiantes de medicina o de cualquier otra área de la salud, ha sido una de las grandes
instituciones del México contemporáneo, su contribución a la dotación de servicios de salud y al conocimiento
de la epidemiología de las comunidades más vulnerables de nuestro país es incalculable.
Para los médicos, enfermeros, odontólogos, etcétera, no ha sido despreciable el significado que ha tenido el
servicio social para afinar sus competencias clínicas y sensibilizarlos de las necesidades imperantes en la
sociedad, con lo que su desempeño profesional se ha visto favorecido.
En este sentido, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los recursos humanos constituyen
el principal activo de los sistemas de salud en el mundo, ya que el personal sanitario se encuentra conformado
por todas las personas que participan en acciones cuya función principal consiste en mejorar la salud de las
personas, de manera que en este rubro se incluye a los médicos, enfermeras, parteras, farmacéuticos,
odontólogos, trabajadores sociales, así como al personal administrativo de los hospitales que dedican la
totalidad o parte de su tiempo a mejorar la salud.
En el cuidado de la salud convergen múltiples disciplinas y profesiones, aunque, por su preparación y número,
el personal médico y de enfermería desempeña un papel preponderante. Según la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el Inegi, en México existen 332 mil 200 personas ocupadas en la
medicina de las cuales el 59.9 por ciento son hombres y el 40.7 por ciento son mujeres.
En este sentido, la OMS recomienda que deben existir 23 profesionales de atención de salud (incluidos
únicamente médicos, enfermeras y parteras) por cada 10 mil habitantes (OMS, 2009: 95). A nivel internacional,
uno de los indicadores más utilizados para fines comparativos es el número de profesionales de la salud que hay
por cada mil habitantes. Se estima que en México hay 2.4 médicas y médicos por cada 1,000 habitantes y 2.9
enfermeras y enfermeros por cada mil habitantes.
En los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la tasa de
médicos promedio por cada mil habitantes es de 3.3, mientras que la tasa de personal de enfermería es de 8
profesionales por cada mil habitantes. Cabe destacar que no existe una regla universalmente aceptada que sirva
para determinar la cantidad suficiente del personal sanitario en un país.
En julio de 2019, la Secretaría de Salud del gobierno federal dio a conocer que México tiene un déficit de 123
mil médicas y médicos generales y de 72 mil médicas y médicos especialistas. Para el caso de la enfermería, si
bien no hay una estimación oficial disponible, algunos análisis sugieren que hacen falta 730 mil enfermeras y
enfermeros para cubrir las necesidades sanitarias del país.4
Como corolario, es necesario enfatizar que, cualquier medida legislativa que contribuya a incentivar y generar
un número mayor de personas interesadas en elegir el área de la salud como profesión, merece ser analizada con
el mayor interés, ya que en la realidad actual por la que atraviesa el mundo y nuestro país, podemos decir que
estamos en deuda y debemos buscar mejoras legales que, correspondan con todo el esfuerzo invertido durante
tantos años de estudio y sacrificios.
Único. Se reforma el artículo 87 de la Ley General de Salud, adicionando un párrafo segundo para quedar como
sigue:
Los pasantes de las profesiones para la salud serán acreedores al pago de compensaciones y apoyos
suficientes y necesarios para el pago de su manutención, estancia, transporte y materiales de trabajo, sin
discriminación alguna motivada por género, origen étnico o geográfico. La Secretaría de Salud estimará
el monto anual de recursos a destinarse para este fin en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la
Federación para el ejercicio fiscal correspondiente.
Los pasantes de las profesiones para la salud deberán recibir asistencia médica, quirúrgica, hospitalaria
y medicamentos durante la prestación de sus servicios por parte de la institución a la cual estén adscritos.
Dicha asistencia se hará extensiva a los familiares en línea directa.
Transitorio
Único. - El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la
Federación.
Notas
1 Nigenda, Gustavo. (2013). Servicio social en medicina en México: una reforma urgente y posible. Salud
Pública de México, 55(5), 519-527. Recuperado en 26 de noviembre de 2021, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342013000700010&lng=es&tlng=es.
2 Ibídem.
3 Ibídem.
4 Instituto Belisario Domínguez (2020). Las remuneraciones del personal de la salud en México: entre el amor
al arte y los esfuerzos débilmente recompensados. Senado de la República. Recuperado de
http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/
bitstream/handle/123456789/4824/Nota_RemuneracionesSalud78.pdf?sequence=1&isAllowed=y