Analisis Del Real Decreto 231-2008 Sistema Arbitral de Consumo Manuel Jesus Marin
Analisis Del Real Decreto 231-2008 Sistema Arbitral de Consumo Manuel Jesus Marin
Analisis Del Real Decreto 231-2008 Sistema Arbitral de Consumo Manuel Jesus Marin
es/cesco
Abstract
El Boletín Oficial del Estado del 25 de febrero de 2008 ha publicado el Real Decreto
231/2008, de 15 de febrero, por el que se regula el Sistema Arbitral de Consumo (en
adelante, RDAC), y que deroga el Real Decreto 636/1993, de 3 de mayo, de arbitraje de
consumo. De este modo el Gobierno da cumplimiento, con apenas dos meses de retraso,
a lo previsto en la DF 6ª de la Ley 44/2006, de 29 de diciembre, de mejora de la
protección de los consumidores y usuarios, que concedía un plazo de un año desde la
entrada en vigor de la citada ley para dictar una nueva regulación del sistema arbitral de
consumo, regulando también el arbitraje virtual. Las páginas que siguen tienen por
objeto realizar un análisis sucinto del Real Decreto 231/2008, destacando las novedades
más importantes.
Conviene advertir, en todo caso, que el Instituto Nacional de Consumo lleva años
trabajando en la reforma normativa que ahora ve la luz. En efecto, el INC elaboró un
Borrador de regulación de mediación y arbitraje de consumo, que fue presentado al
Grupo de Trabajo de Arbitraje constituido por el INC. Este Grupo, después de varias
reuniones y de haber introducido importantes modificaciones, acordó un texto definitivo
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[email protected]; www.uclm.es/profesorado/mjmarin
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Lo primero que hay que preguntarse es por qué es necesaria una nueva regulación del
arbitraje de consumo. Es evidente que el arbitraje de consumo constituye en nuestro país
un exitoso mecanismo de resolución extrajudicial de conflictos entre empresarios y
consumidores. Las Administraciones Públicas han sabido atraer a los empresarios al
arbitraje de consumo, y consta que año tras año crece el número de controversias
sometidas al arbitraje de consumo. Sin embargo, los operadores jurídicos han
constatado que el RD 636/1993, muy útil en la fecha de su promulgación, precisa de una
profunda reforma. Ello obedece a varias razones.
En primer lugar, a que existen cuestiones mal resueltas por el RD 636/1993 o, lo que es
todavía más frecuente, a que hay aspectos no regulados en esa norma, y que la práctica
ha demostrado que precisan de tratamiento jurídico. En efecto, el transcurso de los años
y la aplicación por las Juntas Arbitrales (en adelante, JA) y los colegios arbitrajes del
RD 636/1993 ha puesto de manifiesto que la normativa previa ha quedado desfasada o
precisaba ser mejorada o completada.
1
Este segundo Proyecto fue sometido a dictamen del consejo de Estado, que fue aprobado el 24 de enero
de 2008 (expediente 2526/2007).
2
El Capítulo I (Disposiciones generales) comprende los arts. 1 a 4. El Capítulo II (Organización del
Sistema Arbitral de Consumo), que abarca los arts. 5 a 23, se divide en cuatro Secciones, que versan,
respectivamente, sobre las Juntas Arbitrales de Consumo (arts. 5 a 8), la Comisión de las Juntas Arbitrales
de Consumo (arts. 9 a 11), el Consejo General del Sistema Arbitral de Consumo (arts. 12 a 15), y los
Órganos Arbitrales (arts. 16 a 23). El Capítulo III trata del convenio arbitral (arts. 24 a 32), y el IV del
procedimiento arbitral (arts. 33 a 50). Por último, el Capítulo V regula el arbitraje de consumo electrónico
(Sección 1ª, arts. 51 a 55), el arbitraje de consumo colectivo (Sección 2ª, arts. 56 a 62), y la posibilidad de
que las Juntas Arbitrales de Consumo sirvan de soporte administrativo de otros arbitrajes (Sección 3ª,
arts. 63 y 64).
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muchos de los preceptos de este Real Decreto son una mera reproducción de la Ley de
Arbitraje. Por eso parece razonable entender que, una vez desaparecida la Ley de 1988,
haya que modificar el régimen jurídico del arbitraje de consumo.
Además, el Real Decreto contiene algunas previsiones que pretenden hacer un uso más
racional del arbitraje de consumo. Así, el Presidente de la Junta Arbitral, una vez
recibida la solicitud de arbitraje, lo primero que debe hacer –después de examinar su
propia competencia territorial- es resolver sobre su admisión a trámite. Y podrá acordar
la inadmisión de las solicitudes de arbitraje que “resulten infundadas” (se trata de
aquellas reclamaciones en las que desde el principio se advierte con claridad que
3
En efecto, ni la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios (aprobada por Real-
Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre), ni la Ley de Arbitraje de 2003 establecen que el
arbitraje de consumo tenga que ser gratuito.
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carecen de cualquier fundamento), y aquéllas “en las que no se aprecie afectación de los
derechos y legítimos intereses económicos de los consumidores” (art. 35.1 RDAC). El
Proyecto de Real Decreto, de marzo de 2007, añadía una tercera causa de inadmisión:
aquellas reclamaciones “de cuantía insignificante, en las que tal afectación de derechos
económicos sea insignificante” (art. 23.1 del Proyecto). De este modo se pretendía
excluir del arbitraje de consumo las pequeñas reclamaciones, bajo el argumento de que
el interés de protección del consumidor es ínfimo en comparación con el coste que tiene
la puesta en marcha y funcionamiento de la vía arbitral. Finalmente esta tercera causa de
inadmisión no ha pasado al texto definitivo del Real Decreto. Por otra parte, con la
misma finalidad de ahorro de costes se prevé que el órgano arbitral podrá ser
unipersonal (art. 19 RDAC).
Desde el punto de vista subjetivo, es necesario que las partes en conflicto sean un
consumidor y una empresa o profesional. El RDAC no define, sin embargo, qué ha de
entenderse por consumidor y empresa o profesional. Dado que este RDAC se dicta en
desarrollo del art. 57.2 LGDCU, habrá que estar a los conceptos de “consumidor” y
4
Así se establece, también, en el art. 1.3 y en la Disposición Adicional Única de la Ley 60/2003.
5
El art. 19.3 RDAC declara aplicable el art. 19 LA, relativo a la falta o imposibilidad de ejercicio de las
funciones arbitrales. El art. 33.3 remite a la LA para determina cuándo el arbitraje tiene carácter
internacional, y el art. 48.1 dispone que la forma y contenido del laudo se rigen por la LA.
6
S. DÍAZ ALABART, “El arbitraje de consumo y la nueva Ley de Arbitraje”, Act. Civ., 2005-1, pp. 1292. Así se
deduce de la Exposición de Motivos de la LA (apartado II.4): “esta ley [la LA] pretende ser una ley
general, aplicable, por tanto, íntegramente a todos los arbitrajes que no tengan una regulación especial;
pero también supletoriamente a los arbitrajes que la tengan, salvo en lo que sus especialidades se opongan
a lo previsto en esta ley o salvo que alguna norma legal disponga expresamente su inaplicabilidad”.
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Fuera de los casos del art. 2.2 RDAC, es claro que los daños contractuales son materia
arbitrable; incluso los daños contractuales de tipo secuencial derivados de la adquisición
de bienes o servicios (pe, daños causados en la persona o bienes del consumidor
comprador, distintos del bien de consumo). La norma no aclara, sin embargo, si son
arbitrales las controversias que tienen un origen no contractual (en particular, los daños
causados en bienes de terceros por productos defectuosos o los daños
extracontractuales). Como ya expuse en otro lugar7, la respuesta ha de ser negativa, pues
el arbitraje de consumo sólo resuelve controversias derivadas de relaciones de consumo
(art. 24.1.I RDAC), y éstas, por definición, se caracterizan por su origen contractual.
Tampoco se refiere el RDAC a si es posible ejercitar por vía arbitral una acción de
cesación8.
7
M. J. MARÍN LÓPEZ, “Presente y futuro del arbitraje de consumo: 43 cuestiones controvertidas”, RDP,
2006, nº 90, pp. 11 y ss.
8
Sobre el particular, v. M. J. MARÍN LÓPEZ, “Presente y futuro…”, cit., pp. 13 y ss.
9
Existe una regla distinta para el arbitraje de consumo colectivo (art. 57 RDAC).
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Una vez recibida la solicitud de arbitraje en una Junta Arbitral, lo primero que debe
hacer su Presidente será analizar su propia competencia territorial. Si se considera
incompetente, deberá dar traslado de la solicitud a la JA competente en el plazo de
quince días contados desde la presentación de la solicitud (art. 37.1 RDAC).
El sistema arbitral de consumo se organiza a través de cuatro figuras (art. 4 RDAC): las
Juntas Arbitrales de Consumo, los órganos arbitrales, y dos nuevas instituciones, que
son la Comisión de las Juntas Arbitrales de Consumo, y el Consejo General del Sistema
Arbitral de Consumo.
10
La correspondiente al ámbito territorial en el que la empresa desarrolla principalmente su actividad, y si
en ese ámbito existen varias JA, debe conocer sobre la admisión de la OPASAC la JA de superior ámbito
territorial (art. 27.1 RDAC).
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No se considera una OPASAC limitada aquella que limita la adhesión a las JA correspondientes al
territorio en el que la empresa o profesional desarrolle principalmente su actividad (art. 25.3 RDAC).
Pero pueden existir limitaciones territoriales adicionales, aunque en tal caso se trata de una OPASAC
limitada, cuya aprobación queda sometida a un régimen jurídico especial (diseñado en el art. 26 RDAC).
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Fomento y formalización de convenios arbitrales, actuaciones de mediación, confección y actualización
del censo de empresas que han realizado OPASAC, y elaboración y puesta a disposición de los
interesados de modelos de convenio arbitral
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En cuanto a la composición de las Juntas, el art. 7.1 RDAC reproduce el viejo art. 3.4
RD 636/1993. Además, si existen delegaciones territoriales o sectoriales de la JA, se
podrán designar Presidente y Secretario de la delegación (art. 7.3.II RDAC), aunque no
es obligado hacerlo. Por otra parte, se fijan las funciones del Secretario de la JA:
garantizar el funcionamiento administrativo de la JA, siendo el responsable de las
notificaciones de los actos de la Junta (art. 7.3.I). Por último, se resuelve la cuestión,
doctrinalmente debatida, de la naturaleza de los actos de la Junta Arbitral, al declarar
que la actividad de la Junta es de carácter administrativo, por lo que le será de
aplicación la Ley 30/1992, en lo no previsto expresamente en el RDAC (art. 3.2
RDAC). Todas las resoluciones del Presidente de la Junta Arbitral ponen fin a la vía
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El registro público de empresas adheridas está regulado en el art. 31 RDAC. Se trata de un registro de
carácter público, gestionado por el INC, al que se podrá acceder de forma rápida y gratuita para obtener
información sobre las empresas adheridas. A través del procedimiento normalizado que se habilite, las JA
notificarán al registro las OPASAC o su denuncia, así como los acuerdos de concesión o retirada del
distintivo de empresas adheridas.
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Según informa la página web del INC (fecha de consulta: 27-2-2008), existen en la actualidad las
siguientes Juntas Arbitrales: 1 JA Nacional, 19 Autonómicas, 10 Provinciales, 3 de mancomunidad de
municipios, y 40 Municipales.
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2. Órganos arbitrales.
Habrá árbitro único: i) cuando las partes así lo acuerden; o ii) cuando lo acuerde el
Presidente de la Junta Arbitral, siempre que la cuantía de la controversia sea inferior a
300 € y que la falta de complejidad del asunto así lo aconseje (art. 19.1 RDAC). Se
piensa, por tanto, que un único árbitro es suficiente para conocer de conflictos de baja
cuantía económica o de fácil resolución. Se persigue así reducir el coste económico que
tiene el arbitraje para la Administración, pues para ese tipo de conflictos no es adecuado
“montar” un colegio de tres árbitros. Sin embargo, no conviene desconocer que uno de
los motivos del éxito del arbitraje de consumo deriva del hecho de que el empresario se
siente “representado” en el colegio arbitral, al ser uno de los tres árbitros nombrado a
propuesta de las organizaciones empresariales o profesionales. Cosa que no sucede en
los casos de árbitro único, pues éste será nombrado entre los árbitros propuestos por la
Administración (art. 19.3 RDAC) 15. Para evitar recelos del sector empresarial se
establece, con buen criterio, que “las partes podrán oponerse a la designación de un
árbitro único” (art. 19.2 RDAC). Es evidente que esta oposición al árbitro único puede
realizarse en la solicitud de arbitraje presentada por el consumidor, en la contestación a
la misma por el empresario, o incluso en la OPASAC del empresario. Más dudoso es si,
ante el silencio previo de las partes sobre este punto, cabe oponerse al árbitro único una
vez que éste ya haya sido designado por el Presidente.
El órgano arbitral colegiado, denominado colegio arbitral (art. 20.1 RDAC), está
formado por tres árbitros, designados cada uno de ellos entre los propuestos por la
Administración, las asociaciones de consumidores y las organizaciones empresariales o
profesionales (igual que en el RD 636/1993; art. 11.1). El Presidente del colegio lo
designará el Presidente de la JA, aunque en determinados casos lo pueden nombrar de
mutuo acuerdo las partes (art. 20.2 RDAC, siguiendo al art. 11.1 RD 636/1993). En
cuanto a los dos árbitros vocales, el RD 636/1993 establecía un doble mecanismo de
designación que no tenía sentido, pues colocaba al empresario y al consumidor
litigantes en mejor o peor situación para designar los árbitros en función de quién
formule la reclamación (si directamente el consumidor o a través de una asociación de
consumidores) y de si el reclamado forma parte o no de una asociación empresarial
adherida al sistema arbitral [arts. 11.1.b) y c) RD 636/1993]. Esto planteaba problemas
15
Salvo que las partes, de común acuerdo, soliciten por razones de especialidad que dicha designación
recaiga en otro árbitro acreditado (art. 19.3 RDAC).
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Por otra parte, se aclara que los árbitros designados para formar parte de un colegio no
deben aceptar su nombramiento (como, con carácter general, exige el art. 16 LA), pues
la solicitud de acreditación como árbitro implica la aceptación de su inclusión en la lista
de árbitros acreditados ante esa JA y la aceptación del cargo de árbitro en los
procedimiento en que sea designado como tal (art. 16.2 RDAC). Por otra parte, ahora es
claro –el RD 636/1993 guardaba silencio sobre este punto- que la designación de los
árbitros debe ser notificada a las partes; así lo establece el art. 39.1 RDAC, y así se
deduce también del art. 22.2 RDAC, según el cual las partes pueden recusar a los
árbitros “en el plazo de diez días desde la fecha en que les sea notificada su designación
para decidir el conflicto”.
Se crea la figura del secretario arbitral, entre cuyas funciones está la de asistir al órgano
arbitral (art. 18.2.I RDAC, que enumera cuáles son sus funciones). Será el secretario de
la JA o el designado por el Presidente de la JA (art. 18.2.II).
El Real Decreto crea estas dos instituciones, con el fin de favorecer “la previsibilidad
del sistema” (Exposición de Motivos). La Comisión de las Juntas Arbitrales de
Consumo (arts. 9 a 11 RDAC), integrada por tres Presidentes de JA (uno de ellos, el de
la JA Nacional), tiene como objetivo el establecimiento de criterios homogéneos en el
sistema arbitral de consumo. Con esa finalidad se le encomiendan las siguientes
funciones (art. 11 RDAC): i) resolver los recursos que planteen las partes sobre la
admisión o inadmisión a trámite de una solicitud de arbitraje, conforme a lo previsto en
el art. 36 RDAC; ii) emitir informes técnicos, dictámenes o recomendaciones que sirva
de apoyo a los árbitros en el ejercicio de sus funciones, en particular ante la existencia
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Por su parte, el Consejo General del Sistema Arbitral de Consumo (arts. 12 a 15 RDAC)
es el órgano colegiado, adscrito funcionalmente al INC, de representación y
participación en materia de arbitraje de consumo. De él forman parte una amplia
representación de la Administración General del Estado, de las Juntas Arbitrales de
Consumo y de las organizaciones sociales. Entre sus funciones, destacan las siguientes:
seguimiento, apoyo y propuestas de mejora del sistema arbitral de consumo; aprobación
de la memoria anual del sistema arbitral de consumo; aprobar programas comunes de
formación de los árbitros, y fijar los criterios de honorabilidad y cualificación para su
acreditación; elaborar directrices generales sobre los supuestos de admisión de
OPASAC limitadas, y propuestas de convenios marco de constitución de Juntas
Arbitrales territoriales; habilitar instrumentos que favorezcan la cooperación y
comunicación entre las JA y los árbitros; editar y divulgar los informes técnicos y
dictámenes de la Comisión de las Juntas Arbitrales de Consumo y de los laudos
dictados; y fijar criterios homogéneos sobre la creación de órganos arbitrales sectoriales
y especializados.
El art. 24.1 RDAC, claramente inspirado en el art. 9.1 LA, define lo que es un convenio
arbitral, y exige que conste por escrito, si bien el requisito de la forma escrita se concibe
de manera muy amplia16. Además, este precepto (art. 24) contempla los cuatro modos
en que puede celebrarse un convenio arbitral: además del convenio arbitral en contrato
separado o en cláusula contractual incorporada al contrato principal (citados en el art.
24.1), regula la oferta pública de adhesión al sistema arbitral de consumo, y la solicitud
de arbitraje por el consumidor seguida de aceptación del empresario, cuando no hay
oferta pública [arts. 24.4 y 37.3.b) RDAC].
Especial importancia tiene el tratamiento que se hace de las ofertas públicas de adhesión
al sistema arbitral de consumo (OPASAC). Se trata de una “oferta unilateral de
adhesión al sistema arbitral de consumo” que hace el empresario o profesional (art.
25.1.I RDAC). De modo que la mera presentación de la solicitud de arbitraje por el
consumidor ante la Junta Arbitral provoca la válida formalización del convenio arbitral,
siempre que la solicitud “coincida con el ámbito de la oferta” (art. 24.2 RDAC). A
diferencia del art. 6.2 RD 636/1993, ahora no se indican las menciones obligatorias que
ha de incluir toda solicitud de adhesión formulada por el empresario. Eso no significa,
sin embargo, que la oferta de adhesión no pueda tener determinado contenido. En
16
Puede tratarse de un documento firmado por las partes, o puede consistir en un intercambio de cartas,
telegramas, telex, fax u otros medios de comunicación electrónica que permitan tener constancia del
acuerdo.
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Uno de los problemas clásicos de las ofertas públicas de adhesión era juzgar si quien
hace una oferta se adhiere a todo el sistema arbitral de consumo o sólo a la Junta
Arbitral a través de la cual se ha adherido. La cuestión queda definitivamente aclarada,
pues se establece que “la oferta pública de adhesión será única y se entenderá realizada
a todo el Sistema Arbitral de Consumo” (art. 25.2 RDAC). Por lo tanto, el empresario
que hace una OPASAC, se adhiere a todo el sistema. Cosa distinta es qué Junta Arbitral
sea la que conozca del conflicto, para lo cual habrá que atender a los criterios de
competencia territorial de las Juntas establecidos en el art. 8 RDAC.
El empresario que desee hacer una OPASAC deberá presentarla ante una Junta Arbitral,
cuyo Presidente deberá resolver, motivadamente, sobre su aceptación o rechazo (art.
28.1 RDAC). La norma establece qué Junta Arbitral es territorialmente competente para
resolver sobre las OPASAC (art. 27 RDAC)17.
17
Es la JA correspondiente al ámbito territorial en el que la empresa o profesional desarrolla
principalmente su actividad. Si en ese ámbito territorial existen varias Juntas Arbitrales, será competente
la JA de superior ámbito territorial (art. 27.1). De conformidad con esta regla, si la oferta de adhesión se
presenta ante otra JA, ésta le dará traslado de la misma a la JA competente (art. 27.2).
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adheridas. También, por tanto, a las que hayan hecho ofertas públicas de sometimiento
limitadas. Sin embargo, no tiene sentido que en el mercado “operen” empresas que han
realizado ofertas públicas de sometimiento con límites y sin límites, y que las dos
utilicen el mismo distintivo oficial. Además de constituir un acto de competencia
desleal legalmente admitida, esta situación puede provocar grandes desilusiones y
desengaños en los consumidores. Así sucederá, por ejemplo, cuando el consumidor que
tiene una controversia jurídica con un empresario adherido pretende solventarla por la
vía arbitral de consumo, y advierte que la solicitud de arbitraje formulada ante la Junta
Arbitral no implica la formalización del convenio arbitral, al no alcanzar la oferta
pública de sometimiento a la controversia planteada.
En este punto era necesaria una profunda reforma legal, con los siguientes objetivos: i)
fomentar las ofertas públicas de sometimiento sin limitaciones, llegando incluso a
impedir las ofertas de sometimiento limitadas, o permitiéndoles sólo en ciertos
supuestos; ii) establecer dos modalidades de distintivos oficiales de empresas adheridas,
en función de que las ofertas públicas de sometimiento tengan o no limitaciones.
El nuevo Real Decreto acoge ambas previsiones. En relación con el primero, se parte de
la distinción entre una OPASAC normal u ordinaria (aunque el RD no usa estos
términos), y una OPASAC “limitada”. Cada una de ellas tiene su propio régimen de
autorización. Resulta llamativo, sin embargo, que la norma no defina qué es una
OPASAC limitada. En línea de principio, hay que entender que se reputa como tal
aquella OPASAC que contiene alguna limitación, sea del tipo que sea (cuantitativa,
cualitativa, territorial, temporal, etc.). Sin embargo, se enumeran varios casos de
OPASAC que contienen limitaciones y que, sin embargo, no deben calificarse como
“OPASAC limitadas”. Son aquellas que tengan carácter temporal, siempre que la
adhesión se realice por un período no inferior a un año; aquéllas que limiten la adhesión
a las Juntas Arbitrales correspondientes al territorio en el que la empresa o profesional
desarrolla principalmente su actividad; y aquéllas que condicionan el conocimiento del
conflicto a través del arbitraje de consumo a la previa presentación de la reclamación
ante los mecanismos de solución de conflictos habilitados por la empresa o profesional,
siempre que el recurso a tales mecanismos sea gratuito y se preste información sobre su
existencia y modo de acceder a ellos en la información precontractual y en el contrato
(art. 25.3 RDAC). Y aunque no se establezca expresamente, hay que entender que
tampoco es una OPASAC limitada aquella en la que el empresario propone que el
arbitraje se resuelva en derecho (y no en equidad), o rechaza la mediación previa.
Aunque los borradores previos eran más explícitos que el texto definitivo, la idea motriz
de la nueva regulación es que el empresario no puede hacer una OPASAC limitada.
“Podrán admitirse ofertas públicas de adhesión limitada al Sistema Arbitral de
Consumo, en particular, en sectores que presenten un importante número de consultas y
reclamaciones o en los que no exista una suficiente implantación del sistema” (art. 26
RDAC). De la expresión “en particular” se deduce que no se trata de las dos únicas
hipótesis en las que pueden aceptarse OPASAC limitadas, y que, en definitiva, se
concede una gran libertad a las Juntas Arbitrales para decidir sobre su admisión.
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Por otra parte, el art. 32 RDAC instaura mecanismos para fomentar la adhesión de
empresas al sistema arbitral de consumo. Y en cuanto a los efectos del convenio arbitral,
se aplica supletoriamente lo dispuesto en el art. 11 LA.
V. LOS ÁRBITROS.
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A pesar de que en los Borradores previos la competencia para su admisión se reservaba a la Junta
Arbitral Nacional.
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En relación con los árbitros que forman parte de los órganos arbitrales, ya se ha
indicado que estos órganos arbitrales puede ser unipersonales (árbitro único) o
colegiados (colegio arbitral). También se ha expuesto cómo se designan los árbitros, y
cuál es el mecanismo de su sustitución, llegado el caso.
En cuanto a los requisitos que han de cumplir los árbitros, al igual que en el RD de 1993
[art. 11.1.a)] se exige que el árbitro designado a propuesta de la Administración sea
licenciado en derecho, ya resuelvan en equidad o en derecho (art. 17 RDAC). Por lo que
se refiere a los otros dos vocales, si el arbitraje es de derecho basta con que sean
licenciados en derecho (art. 21.1.II RDAC), y no abogados en ejercicio, como requería
el RD 636/1993 (art. 11.3).
Sólo podrán actuar como árbitros aquellos que hayan sido previamente acreditados por
el Presidente de la Junta Arbitral en la que hayan de intervenir (art. 17 RDAC). Para
obtener la acreditación deberán solicitarlo al Presidente de la JA, y éste resolverá
atendiendo a los requisitos de honorabilidad y cualificación establecidos por el Consejo
General del Sistema Arbitral de Consumo. Dicha solicitud implica la aceptación de su
inclusión en la lista de árbitros acreditados, y la aceptación del cargo de árbitro en los
procedimientos en que sea designado como tal (art. 16.2 RDAC). Concedida la
acreditación, ésta se notificará al solicitante, y se procederá a su inclusión en la lista de
árbitros acreditados ante esa JA, que será pública. El Secretario de la JA mantendrá
permanentemente actualizada la lista de árbitros acreditados y, en su caso, las listas de
árbitros especializados acreditados para conocer de conflictos que deban ser resueltos
por órganos arbitrales especializados. Por otra parte, el Presidente de la JA se entenderá
acreditado en todo caso para actuar como árbitro. En cualquier caso, los árbitros que
vinieran ejercitando sus funciones antes del 25 de agosto de 2008 se entenderán
acreditados, sin que tengan que solicitar la acreditación del Presidente de la JA (DT 3ª
RDAC). Por último, se regula también el régimen de retirada de la acreditación (art. 23
RDAC).
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que se nombra el nuevo árbitro (tras la recusación) hasta que concluyan las actuaciones
ya practicadas que han de ser repetidas (art. 22.7 RDAC).
El art. 23.3 RDAC declara aplicable el art. 19 LA, relativo a la falta o imposibilidad de
ejercicio de las funciones arbitrales en el curso de un procedimiento arbitral. Quizás
hubiera sido más oportuno incluir un precepto de este tipo en el capítulo relativo al
“procedimiento arbitral”.
Todo procedimiento arbitral comienza con una solicitud de arbitraje presentada por el
consumidor (carácter unidireccional del arbitraje de consumo, que se mantiene en el
nuevo RDAC). La práctica ha demostrado que en muchos casos el consumidor presenta
una solicitud incompleta (no identifica adecuadamente al empresario, o los hechos en
que funda su petición, o su petición, etc.). Para corregir esta situación, se especifica
ahora cuál es el contenido mínimo que ha de tener la solicitud (art. 34.1 RDAC); en
particular, el reclamante debe identificar a las partes (reclamante y reclamado), describir
los hechos que motivan la controversia, concretar qué es lo que pide, fijando, en su
caso, su cuantía y los fundamentos en que se basa, y aportar, en su caso, copia del
convenio arbitral. Junto a la solicitud, el reclamante también podrá aportar pruebas o
proponer las que considere oportunas (art. 34.3). Para facilitar la labor de las partes, las
Juntas Arbitrales se obligan a disponer de modelos normalizados de solicitud de
arbitraje, de contestación y de aceptación del arbitraje –para las empresas no adheridas-
(art. 34.4). Por otra parte, si la solicitud no tiene el contenido mínimo exigido, el
Secretario de la JA requerirá al reclamante su subsanación en un plazo no superior a
quince días, con la advertencia de que de no subsanarse en ese plazo se le tendrá por
desistido de la solicitud, procediéndose al archivo de las actuaciones [arts. 34.2 y
48.3.a) RDAC].
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Una vez recibida la solicitud en la Junta Arbitral, lo primero que debe hacer el
Presidente es conocer sobre la competencia territorial de la JA (art. 37.1 RDAC), y
después conocer sobre la admisión a trámite de la solicitud de arbitraje. Para ello habrá
de analizar el contenido de la reclamación (para examinar si la materia puede ser objeto
de arbitraje de consumo) y el carácter de consumidor y empresario del reclamante y
reclamado. Se establece, además, que podrá acordarse la inadmisión de las solicitudes
de arbitraje que “resulten infundadas” (se trata de aquellas reclamaciones en las que
desde el principio se advierte con claridad que carecen de cualquier fundamento), y
aquéllas “en las que no se aprecie afectación de los derechos y legítimos intereses
económicos de los consumidores” (art. 35.1 RDAC). Esto constituye una novedad en la
nueva regulación, cuya finalidad es hacer un uso más eficiente del arbitraje de consumo.
Se especifica que la resolución de admisión o inadmisión a trámite de la solicitud de
arbitraje pone fin a la vía administrativa (art. 35.2), salvo que la resolución verse sobre
los supuestos previstos en el art. 2 RDAC (materias objeto de arbitraje de consumo), en
cuyo caso podrá ser recurrida ante la Comisión de las Juntas Arbitrales de consumo (art.
36 RDAC), quien dispone un plazo máximo para resolver de tres meses; la resolución
de este recurso pone fin a la vía administrativa. Si el Presidente estima que concurre
causa de inadmisión a trámite de la solicitud, dictará una resolución que así lo acordará
(art. 37.3 RDAC).
El momento en que han de designarse los árbitros se regula, con bastante confusión, en
el art. 39.1 RDAC. Conforme a este precepto, verificada la existencia de convenio
arbitral válido, “el Presidente de la JA designará al árbitro o árbitros que conocerán el
conflicto”, notificando a las partes tal designación; añadiendo que “la designación de los
árbitros podrá realizarse en la resolución de inicio del procedimiento arbitral”. En mi
opinión, la regla general debe ser que la misma resolución de inicio del procedimiento
arbitral tiene que indicar el árbitro o árbitros. Pero el RDAC permite que esa
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designación se realice más tarde. ¿En qué supuestos? La norma no lo aclara, pero puede
tratarse de aquellos casos en los que exista mediación previa, donde lo más razonable es
proceder a nombrar a los árbitros una vez que la mediación haya concluido sin éxito.
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Por otra parte, se prevé la acumulación de procedimientos arbitrales, cubriendo así una
ausencia del viejo RD 636/1993. Si existen varias solicitudes de arbitraje presentadas
por los consumidores frente a un mismo empresario reclamado en las que concurre
idéntica causa de pedir, el Presidente de la Junta Arbitral podrá acordar la acumulación,
para que sean conocidas en un único procedimiento por el órgano arbitral designado al
efecto (art. 39.2 RDAC). La medida es positiva, aunque su articulación práctica puede
plantear algunos problemas.
Tomando como referente el art. 38.2 LA, se señalan diferentes modos de terminación
del procedimiento arbitral sin entrar en el fondo del asunto (ar. 48.3 RDAC). Por otra
parte, y para determinados arbitrajes que por su naturaleza requieren la inmediatez de su
tramitación (se refiere, especialmente, al arbitraje turístico), se prevé que podrá
convocarse rápidamente a las partes a una audiencia, para que pueda dictarse el laudo
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con celeridad (art. 40.1 RDAC). Por último, se establece que los procedimientos
arbitrales cuya tramitación se haya iniciado antes del 25 de agosto de 2008 proseguirán
su tramitación conforme al RD 636/1993 (DT 4ª RDAC).
VII. EL LAUDO.
La regulación del laudo transaccional (art. 48.2 RDAC, que toma como modelo el art.
36 LA) varía respecto al RD 636/1993 (art. 12.4), en particular en lo relativo al
momento en que puede adoptarse, pues ahora no se exige que sea en el trámite de
audiencia, sino que las partes pueden alcanzar un acuerdo que ponga fin al conflicto,
total o parcialmente, en cualquier momento del procedimiento arbitral, antes de que los
árbitros dicten el laudo.
El plazo para dictar el laudo (art. 49.1 RDAC) será de seis meses desde el siguiente al
inicio del procedimiento arbitral, pudiendo ser prorrogado por el órgano arbitral por un
período no superior a dos meses, salvo acuerdo en contrario de las partes. En este punto
la nueva norma toma como modelo el art. 37.2 LA, separándose del sistema diseñado en
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El RD no contiene norma alguna sobre los efectos del laudo, por lo que se aplicará lo
previsto en la Ley de Arbitraje (art. 43.1: produce efectos de cosa juzgada). Lo mismo
hay que decir en relación con la corrección, aclaración y complemento del laudo (art. 39
LA), la anulación y revisión del laudo (arts. 40 a 43 LA), y la ejecución del laudo (arts.
44 y 45 LA).
La práctica de las Juntas Arbitrales demuestra que son muchos las reclamaciones de los
consumidores que se resuelven a través de la mediación. Sin embargo, a diferencia de lo
que sucede en el arbitraje, la mediación de consumo carece de una regulación
sistemática en nuestro ordenamiento jurídico. En lo que al derecho estatal se refiere, la
mediación de consumo no está contemplada en la LGDCU. Y en el RD 636/1993 sólo
existe una mención, pues entre las funciones de las Juntas Arbitrales de Consumo se
encuentran las “actuaciones de mediación respecto de las controversias derivadas de las
quejas o reclamaciones de consumidores y usuarios” [art. 4.b)].
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De hecho, alguno de los recientes Estatutos de Autonomía se atribuye la competencia exclusiva sobre
“la regulación de los procedimientos de mediación”. Por ejemplo, el art. 30.47 del Estatuto de Autonomía
de las Illes Balears (aprobado por LO 1/2007, de 28 de febrero), el art. 58.2.4º del Estatuto de Autonomía
para Andalucía (aprobado por LO 2/2007, de 19 de marzo), y el art. 71.26ª del Estatuto de Autonomía de
Aragón (aprobado por LO 5/2007, de 20 de abril). Y así se ha reflejado también en los Estatutos del
Consumidor o leyes autonómicas de protección del consumidor. Sobre el particular, en detalle, M. J.
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El arbitraje colectivo se rige por las disposiciones generales del RDAC, con las
particularidades contenidas en los arts. 56 a 62. Una de ellas tiene que ver con la Junta
Arbitral competente para conocer de este tipo de arbitraje; será la JA competente en
todo el ámbito territorial en el que estén domiciliados los consumidores cuyos derechos
e intereses hayan podido verse afectados por el hecho dañoso; siguiendo esta regla, si
esos consumidores están domiciliados en más de una Comunidad Autónoma, será
competente la Junta Arbitral Nacional (art. 57 RDAC). Sobre este punto, pues, no cabe
pacto entre las partes, ni que el empresario limite territorialmente en su OPASAC la JA
competente para conocer de este tipo de arbitrajes.
En cualquier caso, lo que parece evidente es que el laudo dictado sólo afectará a los
concretos consumidores que participan en ese procedimiento arbitral, bien porque han
presentado su solicitud de arbitraje tras el llamamiento, bien porque esa solicitud –que
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Debe contener, entre otros, el acuerdo de iniciación de actuaciones del Presidente de la JA, y la
indicación del lugar en el que los consumidores interesados podrán tener acceso, en su caso, a la
propuesta de acuerdo conciliatorio realizada por el empresario.
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estaba tramitándose de forma separada- ha sido traída al arbitraje colectivo (art. 60.1
RDAC). De ese laudo, por tanto, no podrán beneficiarse otros consumidores afectados
por esos mismos hechos, ni el laudo constituye para ellos cosa juzgada. De modo que,
concluido el arbitraje colectivo mediante laudo, los demás consumidores afectados
podrán iniciar los procedimientos judiciales o arbitrales que correspondan.
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