S2 - Seamos Revestidos Como Verdaderos Hijos Del Espíritu Santo
S2 - Seamos Revestidos Como Verdaderos Hijos Del Espíritu Santo
S2 - Seamos Revestidos Como Verdaderos Hijos Del Espíritu Santo
Amado Dios, gracias por la dicha de vivir este nuevo día, porque abriste mis ojos a tu bella creación y porque Tú siempre me
tomas de la mano y guías mis pasos por senderos de amor, alegría y prosperidad, envía el Espíritu Santo y has que nunca nos
falte su luz y sabiduría, por Jesucristo nuestro Señor, amén.
Ustedes ya no están en la carne, sino que viven en el espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. Si alguno no tuviera el
Espíritu de Cristo, éste no le pertenecería. Pero Cristo está en ustedes, y aunque el cuerpo lleve en sí la muerte a consecuencia del
pecado, el espíritu es vida por haber sido santificado.
Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos está en ustedes, el mismo que resucitó a Jesús de entre los
muertos dará también vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que habita en ustedes.
Entonces, hermanos, no vivamos según la carne, pues no le debemos nada. Si viven según la carne, necesariamente morirán; más
bien den muerte a las obras del cuerpo mediante el espíritu, y vivirán.
Todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios.
Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite
gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá! El Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Siendo hijos, son también herederos; la
herencia de Dios será nuestra y la compartiremos con Cristo. Y si hemos sufrido con él, estaremos con él también en la Gloria.
3. ¿Desde qué momento de nuestras vidas nosotros
1. ¿Qué mensaje nos trae el pasaje bíblico? pasamos a ser herederos del reino de Dios? ¿Por qué?
• El Espíritu Santo trabaja en perfecta unión con el Padre Celestial y Jesucristo, y desempeña varias funciones para ayudarnos a
vivir en rectitud y recibir las bendiciones del Evangelio. Él “da testimonio del Padre y del Hijo” (2 Nefi 31:18) y revela y enseña
“la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5).
• Creo en el espíritu Santo: "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo
revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. El que "habló por los profetas"
(Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150) nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a él no le oímos. No le conocemos sino
en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos "desvela"
a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué "el mundo no
puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn
• La misión conjunta del hijo y del espíritu Santo: Aquel al que el Padre ha enviado a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo
(cf. Ga 4, 6) es realmente Dios. Consubstancial con el Padre y el Hijo, es inseparable de ellos, tanto en la vida íntima de la
Trinidad como en su don de amor para el mundo. Pero al adorar a la Santísima Trinidad vivificante, consubstancial e indivisible,
la fe de la Iglesia profesa también la distinción de las Personas. Cuando el Padre envía su Verbo, envía también su Aliento:
misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda, Cristo es quien se
manifiesta, Imagen visible de Dios invisible, pero es el Espíritu Santo quien lo revela.
• Los apelativos del Espíritu Santo: Jesús, cuando anuncia y promete la Venida del Espíritu Santo, le llama el "Paráclito",
literalmente "aquel que es llamado junto a uno", advocatus (Jn 14, 16. 26; 15, 26; 16, 7). "Paráclito" se traduce habitualmente
por "Consolador", siendo Jesús el primer consolador (cf. 1 Jn 2, 1). El mismo Señor llama al Espíritu Santo "Espíritu de Verdad"
(Jn 16, 13).
• Espíritu santo y su manifestación en nuestras vidas: Después de que las personas se han bautizado, se les confirma miembros
de la Iglesia y se les otorga el don del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos. El Señor dijo: “Y por la imposición de
manos confirmaréis en mi iglesia a quienes tengan fe, y yo les conferiré el don del Espíritu Santo” (D. y C. 33:15).
• El Espíritu Santo nos hace amigos de Dios; Él hace que estemos en Él y Él mismo en nosotros. Por consiguiente, por Él nos
regocijamos de Dios y recibimos consuelo en las dificultades de la vida presente. El Espíritu Santo es nuestro Paráclito y
Consolador (Juan 14, 26).
• Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria.
¿A ti que te falta para poder recibir verdaderamente al espíritu Santo en tu vida? ¿por qué?
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CRITERIO: Ahora, escribe un ensayo valorando la dimensión religiosa, acerca de la importancia que tiene el Espíritu
Santo en el revestimiento de nuestro actuar como verdaderos hijos de Dios.
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INICIO
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DESARROLLO
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CIERRE ……………………………………………………………………………………………………………………………………………………
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METACOGNICIÓN
¿Qué aprendí el día de hoy? ¿Cómo lo aprendí? ¿Para qué me servirá lo aprendido?