Comprensión Lectora: Historia y Componentes Del Proceso Lector
Comprensión Lectora: Historia y Componentes Del Proceso Lector
Comprensión Lectora: Historia y Componentes Del Proceso Lector
1. MARCO TEÓRICO.
Remitiéndome a una frase del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa; "Aprender a leer es lo más
importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con nitidez esa magia de traducir las palabras en
imágenes". Leer consiste en interpretar la información, en darle sentido al texto, ser capaz de recrear en
nuestra mente una realidad paralela, en la que entra en conexión no sólo los contenidos propios del texto, sino
también nuestras propias experiencias y la experiencia lectora.
Gracias a la lectura podemos recrear otras civilizaciones, viajar, descubrir o comprender otros mundos,
conocer nuestro patrimonio histórico. Y no sólo eso, sino que ésta comprensión es la base de todo aprendizaje,
permitiéndonos extraer el significado de un texto, elaborar resúmenes, gráficos, resolver problemas,
reelaborar textos, etc.
Debido a la importancia de esta el profesor debe trabajarla desde la más tierna infancia, para que los
alumnos a medida que avanzan sean capaces de automatizar este proceso, a la par que van adquiriendo las
habilidades y destrezas necesarias para leer de una manera competente los textos que se trabajen. Lo define
muy bien Isabel Solé, (1993):
Enseñar a leer supone enseñar a tener objetivos claros para la lectura, enseñar a aportar lo que
se sabe y lo que se espera del texto, enseñar a interrogarse durante la lectura para asegurar la
comprensión, enseñar a hacer inferencias, a suponer, a imaginar con base y fundamento. Implica
también enseñar a deslindar las ideas principales de las secundarias, a resumir y a sintetizar lo que
se ha leído. En síntesis, conduce a enseñar que la interpretación del texto depende no sólo de
éste, sino del trabajo del lector.
La competencia lectora no se enseña, sino que se va construyendo y forjando a lo largo del tiempo y en la
interacción que el lector mantiene con los textos. En el proceso de la lecto-escritura, expresión y comprensión
son las dos caras de la misma moneda, por eso debemos de tener en cuenta los siguientes elementos:
Aunque muchas veces competencia lectora y comprensión lectora se usan como sinónimos, debo decir que
tienen connotaciones diferentes. La comprensión lectora hace referencia a la compresión e interpretación de
un texto, mientas que la competencia lectora, da un paso más, hace referencias a los procedimientos,
habilidades, destrezas o actitudes y aptitudes que están presentes.
Los primeros educadores y psicólogos en hablar de este tema, en la segunda mitad del siglo XX, fueron Huey
y Smith (1968-1965), haciendo hincapié en la importancia de comprender un texto, así como en los procesos
que intervienen en la lectura. Aunque son muchos los teóricos que hablan sobre ella, cabe destacar que los
procesos o variables implicadas son prácticamente los mismos, únicamente se han ido introduciendo otros
elementos, proporcionados por las investigaciones más recientes, que permiten a educadores o a otros
profesionales implicados en este tema, elaborar estrategias más efectivas y tener el concepto de la
competencia lectora mas acotado.
En un primer momento, sobre los años 60-70, la comprensión lectora se basaba exclusivamente en la
conversión de grafema fonema, es decir, un alumno que dominaba esta estrategia fonológica se le habilitaba
como buen lector. Autores como Fries, defendían la postura de que una vez que esa estrategia estaba
adquirida, la comprensión solo era cuestión de tiempo.
Rápidamente esta visión fue descartada, ya que los profesores veían que aunque había alumnos que
dominaban el principio alfabético, eran rápidos y ágiles no comprendían lo que estaban leyendo. Normalmente
esta visión encaja con ejercicios de preguntas literales, dónde los alumnos simplemente con buscar la pregunta
en el texto salen del paso. Los alumnos no eran los protagonistas, no elaboraban textos, no jugaban con las
distintas unidades del lenguaje.
Sobre los años 80, la visión empezó a cambiar y autores como Anderson y Pearson o Durkin vieron que leer
no solo era decodificar, como postulaba Fries (1962), sino que la comprensión era un proceso mucho más
complejo, y a partir de ahí fueron muchos los que intentaron dar explicaciones y resolver los problemas que
habían surgido de esa primera concepción.
Esta nueva perspectiva la explica de una forma muy precisa Mendoza, (1998):
En la actualidad son muchos los organismos que se preocupan y evalúan la competencia lectora, entre ellos
destacamos la Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y el Boston College, que es
la entidad encargada de elaborar los informes PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study).
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), organización que elabora los
informes PISA, la competencia lectora es “la capacidad individual para comprender, utilizar y analizar textos
escritos con el fin de lograr sus objetivos personales, desarrollar sus conocimientos y posibilidades y participar
plenamente en la sociedad”; en contraposición con la comprensión lectora que es definida por Orraita y
Sánchez (1994): “La comprensión lectora consiste en crear en la memoria una representación estructurada
donde las ideas se relacionan entre sí y donde se diferencias distintos niveles de importancia. ”
Si nos fijamos en la normativa educativa vigente, Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de
la Calidad Educativa (BOE Núm. 295, martes 10 de diciembre), debemos destacar, en el Artículo 19, bajo la
rúbrica: Principios Pedagógicos, lo siguiente:
Sin perjuicio de su tratamiento específico en algunas de las áreas de la etapa, la comprensión lectora, la
expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las tecnologías de la información y la comunicación y la
educación en valores se trabajarán en todas las áreas.
En este principio ya queda comprendido el carácter interdisciplinar de la comprensión lectora, siendo los
maestros los encargados de abordarla desde todas las áreas del currículum.
El fin de la educación primaria, presente en el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero (BOE Núm. 52,
sábado 1 de marzo) por el que se establece el currículum es “adquirir las habilidades culturales básicas
relativas a la expresión y comprensión oral, a la lectura, a la escritura” este fin queda explicado de manera
detallada en la competencia en la comunicación lingüística. En ella podemos leer lo siguiente:
Esta competencia se refiere a la utilización del lenguaje como instrumento de comunicación oral y escrita, de
representación, interpretación y comprensión de la realidad, de construcción y comunicación del conocimiento
y de organización y autorregulación del pensamiento, las emociones y la conducta.
Esta competencia destaca el carácter pragmático del lenguaje, es decir, define el proceso lector, como un
proceso en el que el alumno interpreta la información y además la utiliza para resolver problemas. Estas
habilidades son una herramienta necesaria para la formación integral del individuo, siendo indispensables para
las relaciones interpersonales.
Según la definición de Alegría (1985), leer es “crear en la mente del aprendiz un mecanismo eficaz para
identificar las palabras que reconozco oralmente”.
Hemos de conocer muy bien al alumnado que nos enfrentamos, para tener en cuenta las características de
cada uno de ellos. Con esto quiero decir que si estamos en una clase de primero o segundo de primaria, la
mayoría de los alumnos utilizarán la estratega subléxica o fonológica, por eso en estos cursos no podemos decir
que un alumno tiene problemas de comprensión, porque todavía están aprendiendo a leer de una manera
competente. No es objetivo de primer ciclo la lectura comprensiva, sino la lectura precisa. Pero como maestros
debemos de trabajar la comprensión de una manera continua, para que las habilidades de las que hablaremos
posteriormente se vayan automatizando.
A medida que avanzamos escolarmente, las competencias van aumentando. A partir de 3 de primaria ya
podemos decir que un alumno tiene deficiencias en la comprensión lectora, porque sus competencias no se
basan solamente en el acceso al léxico, sino que ya tiene que manejar de una manera automática todas estas
habilidades, utilizando la estrategia léxica, siendo además lectores ágiles y veloces.
Por eso cuando un niño en primer ciclo silabea, o tiene un escaso vocabulario, no es alarmante, es algo
propio de los inicios de la lectura. El problema es cuando en los cursos sucesivos estas deficiencias
permanecen.
Como leer y escribir son procesos simultáneos, uno lleva al otro. De ahí que el encuentro repetido con las
mismas palabras escritas, no solo mejore la decodificación (aplicación del principio alfabético) sino que además
facilite la creación en la memoria de la huella ortográfica de esa palabra. Con esto quiero decir que cada vez
que el alumno se encuentre con esa palabra, ya no tiene que ir grafema a grafema, la reconocerá ipso facto.
Conciencia Principio
Fluidez Vocabulario Comprensión
fonológica alfabético
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