Seminarios Unidos
Seminarios Unidos
Seminarios Unidos
AUTORES:
Deemi Orellana (201901091)
Mónica Fajardo (201902051)
María Fernanda Bolaños (201906680)
Angélica Chajón (201906595)
Pablo Zamora (201900414)
Dafne Jerónimo (201900217)
Marco teórico
El empleo de las armas biológicas ha sido un recurso utilizado ampliamente por el hombre, el primer
caso registrado de bioterrorismo se ubica en el siglo XIV, se conoció como la peste de Kaffa, en el año
1346 d.C., los tártaros sufrieron un brote de peste en sus campamentos, posterior a la infección
utilizaron los cadáveres de los infectados como proyectiles lanzándolos en catapultas con el objetivo
de infectar a los defensores genoveses (Durich, 2002; Hernández, 2007). Más adelante en el siglo
XVIII se reportaron poblaciones de nativos norteamericanos arrasadas por contaminación
intencionada por ropa contaminada por viruela (Durich, 2002) durante la defensa del fuerte Pitt, el
general británico Joffrey Amhesrst repartió mantas infectadas con viruela a la tribu de indios
norteamericanos, logrando así la infección (Hernández, 2007).
Las armas biológicas también fueron utilizadas durante eventos históricos, durante la Primera Guerra
mundial Alemania empleo el cultivo de carbunco y de la fiebre Q con el objetivo de infectar caballos,
ganado y alimentos, sin embargo en 1925 la firma del protocolo de Ginebra prohibió el empleo de
armas biológicas (Hernández, 2007), posterior,en la Segunda Guerra Mundial, en 1943 los
norteamericanos iniciaron un programa de guerra biológica, dicho programa tuvo un uso defensivo en
1953 pero fue desmantelado en 1969 (Durich, 2002). Durante la misma guerra los japoneses fueron
más activos, realizaron experimentos durante su ocupación de Manchuria, de 1931 a 1945, utilizaron
pacientes humanos a los cuales infectaron con carbunco, el muermo y la peste, en dicho suceso se
estiman 3.000 víctimas ocasionadas por dichos experimentos (Hernández, 2007). Finalizando la
Segunda Guerra Mundial tanto la Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos continuaron con
sus programas de armamento biológico y es en el contexto de la guerra fría, donde se produce una
escalada en los programas de armamento biológico por parte de las dos superpotencias (Hernández,
2007). Finalizadas las guerras se mantuvieron instalaciones para el desarrollo de armas biológicas,
tales el caso de la Unión Soviética, Reino Unido y Estados Unidos (Hernández, 2007).
Durante los años 1946 y 1969 se realizaron más de 200 pruebas con agentes “inocuos” sobre distintas
poblaciones de Estados Unidos y la ciudad de Panamá, dichas pruebas tuvieron por objeto evaluar
riesgos y estudiar medidas defensivas ante un posible ataque con armamento biológico (Hernández,
2007). No fue hasta el año 1969, durante la Presidencia de Richard Nixon, cuando oficialmente
Estados Unidos paralizaron sus programas de armas biológicas ofensivas, promoviendo en el seno de
la Organización de Naciones Unidas (ONU) la Convención de Armas Biológicas (CAB) de 1972,
BWC (Biological Weapons Convention), manteniendo instalaciones únicamente de carácter defensivo
como el Instituto de Investigación Médica sobre Enfermedades Infecciosas del Ejército (Hernández,
2007). Posterior al CAB aún se documentaron investigaciones y uso de armas biológicas, por su parte
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas continuó con sus programas ofensivos de armas
biológicas y su violación al CAB se hizo evidente en el indicdente de Sverdlovsk, en donde se
encontro carne contaminada con ántrax (Hernández, 2007), años posteriores de 1988 a 1992 el docotr
Ken Alibek, migró a Estados Unidos y confirmó que Rusia poseía armas para una guerra biológica a
gran escala (Hernández, 2007).
A pesar de los intentos por frenar los ataques con armas biológicas aún se reconoce su uso en la
actualidad, un evento importante asociado al bioterrorismo fue el atentado del 11 de septiembre del
2001 en Estados Unidos, los atentados de las torres gemelas y el pentágono, poco después de la fecha,
el redactor del periódico de Florida, Robert Stevens se convirtió en la primera víctima de un atentado
con ántrax mediante el envío de cartas contaminadas a diferentes medios de comunicación y políticos
de Washington (Hernández, 2007). Actualmente el bioterrorismo sigue siendo una preocupación
mundial que genera la planeación de medidas preventivas y planes de emergencia ante un desastre.
El tipo de enfermedad que desarrolla una persona depende de cómo ingresa el ántrax al
cuerpo. Normalmente, el ántrax entra el cuerpo a través de la piel, los pulmones o el sistema
gastrointestinal. Todos los tipos de ántrax pueden eventualmente propagarse por todo el
cuerpo y causar la muerte si no se tratan con antibióticos.
● Carbunco cutáneo: es la forma más común de infección por carbunco y también se
considera la menos peligrosa. Se adquiere cuando las esporas ingresan a la piel a
través de una herida por manipulación de animales infectados o productos de origen
animal. Se observa la formación de ampollas o llagas que pueden picar y presentar
hinchazón, y la aparición de una llaga en la piel (úlcera) indolora con un centro negro
que aparece después de la pequeña ampollas. La mayoría de las veces, la llaga estará
en la cara, el cuello, los brazos o las manos.
● Carbunco por inhalación: Se adquiere cuando las personas inhalan las esporas del
ántrax, se observa principalmente en las personas que trabajan en lugares como
fábricas de lana, mataderos y curtidurías cuando trabajan con animales infectados o
productos animales contaminados de animales infectados. El ántrax por inhalación
comienza principalmente en los ganglios linfáticos del pecho antes de extenderse por
el resto del cuerpo y, en última instancia, causar problemas respiratorios graves y
shock. Entre los síntomas se pueden observar: fiebre y escalofríos, molestias en el
pecho, falta de aire, tos, confusión/mareos, tos, entre otros.
El ántrax por inhalación se considera la forma más mortal de ántrax. Sin tratamiento,
solo el 10-15 % de personas infectadas sobreviven, sin embargo, con un tratamiento
agresivo, hasta el 55 % de pacientes sobreviven.
Sin tratamiento, más de la mitad de los pacientes con ántrax gastrointestinal mueren.
Sin embargo, con el tratamiento adecuado, el 60% de los pacientes sobreviven.
● ¿Cómo podría utilizarse como arma biológica? y ¿ya se han presentado casos?
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)
considera que B. anthracis podría ser uno de los agentes biológicos con más probabilidad de
ser utilizado en un ataque bioterrorista, gracias a que:
● Las esporas de ántrax se encuentran fácilmente en la naturaleza, se pueden producir
en un laboratorio y pueden durar mucho tiempo en el entorno.
● El ántrax es una buena arma porque puede liberarse silenciosamente y sin que nadie
lo sepa. Las esporas microscópicas se pueden poner en polvos, aerosoles, alimentos y
agua. Porque son tan pequeñas y es posible que no puedan verlos, olerlos ni
saborearlos.
● El ántrax ya se ha utilizado como arma anteriormente.
El ántrax se ha utilizado como arma en todo el mundo durante casi un siglo. En 2001, se
colocaron deliberadamente esporas de ántrax en polvo en cartas enviadas a través del sistema
postal de Estados Unidos. Veintidós personas, incluidos 12 encargados del correo, contrajeron
ántrax y cinco de estas 22 personas murieron.
● ¿Cómo se diagnostica?
Si se sospecha ántrax por inhalación, las radiografías de tórax o las tomografías
computarizadas pueden confirmar si el paciente tiene ensanchamiento mediastínico o derrame
pleural, que son hallazgos típicamente observados en pacientes con ántrax por inhalación.
Las únicas formas de confirmar un diagnóstico de ántrax son:
● Medir anticuerpos o toxinas en sangre.
● Realizar pruebas directas de Bacillus anthracis en una muestra.
○ En sangre
○ Hisopado de lesión cutánea
○ Fluido espinal
○ Secreciones respiratorias
Se deben tomar muestras antes de que el paciente comience a tomar antibióticos para el
tratamiento.
● ¿Cómo podría utilizarse como arma biológica? y ¿ya se han presentado casos?
En los últimos dos milenios se han producido tres pandemias de peste bien documentadas que
han provocado más de 200 millones de muertes y un gran caos social y económico. La
pandemia de Justiniano surgió en el norte de África a mediados del siglo VI y, en el siglo VII,
se había extendido por todo el mediterráneo y regiones del cercano oriente, afectando tanto al
imperio romano como al bizantino. La segunda pandemia, la peste negra o gran pestilencia, se
originó en Asia Central, fue llevada a Sicilia en 1347 a través de barcos desde Crimea y
rápidamente se extendió por la Europa medieval. La tercera pandemia (moderna) comenzó en
el suroeste de China a mediados del siglo XIX, azotó Hong Kong 1894 y pronto fue
transportada por barcos de vapor infestados de ratas a ciudades portuarias de todos los
continentes habitados incluidas varias en los Estados Unidos. La peste en estas tres pandemias
fue predominantemente la forma bubónica, emanada de ratas y pulgas infectadas.
● ¿Cómo se diagnostica?
El estándar de oro para el diagnóstico de la peste en el laboratorio es el aislamiento y la
identificación del patógeno de la peste a partir de muestras clínicas. El patógeno se puede
cultivar en muchos medios de cultivo usados habitualmente, incluído el caldo de infusión de
cerebro y corazón, el agar MacConkey y el agar sangre de oveja. Crece óptimamente entre 26
y 28°C; sin embargo, es necesaria la incubación a 37°C para la producción del antígeno F1.
Las colonias formadas después de 48 h son pequeñas con centros elevados y una periferia
plana. En la tinción de gram aparece como pequeños bastones pleomórficos y cocobacilos
bipolares mediante tinción de Giemsa y Wayson. Y. pestis no es activo en términos de ensayos
bioquímicos; por lo tanto, los sistemas de identificación bioquímica convencionales a veces
dan como resultado una identifcación errónea con Y. pseudotuberculosis u otras
enterobacterias. El aislamiento debe realizarse como mínimo en un laboratorio de nivel 3 de
bioseguridad (Yang, 2017).
La tularemia se adquiere por mordedura del vector, ingesta de agua contaminada o aspiración
de la bacteria; la transmisión entre humanos es poco frecuente, pero se recomiendan medidas
de contacto para el personal en riesgo de esta: matanceros, vendedores de animales silvestres,
cazadores, jardineros, granjeros, veterinarios, carniceros, etc. Las subespecies tularensis (tipo
A) y holarctica (tipo B) son las más importantes, mientras que F. tularensis subespecie
mediaasiatica no se suele asociar a enfermedad en el ser humano. F. novicida y F.
philomiragia son patógenos oportunistas infrecuentes que presentan predilección por los
pacientes con trastornos inmunológicos (p. ej., enfermedad granulomatosa crónica,
enfermedades mieloproliferativas) (Murray et al., 2013; Murray et al., 2007; Vargas-Martínez
et al., 2010).
Los síntomas incluyen fiebre repentina, escalofríos, dolores de cabeza, diarrea, dolores
musculares, dolor en articulaciones, tos seca y debilidad progresiva, además de la posibilidad
de contraer neumonía y desarrollar dolor en el pecho, esputo con sangre y problemas
respiratorios. Los síntomas pueden aparecer a los 3-5 días, hasta 14 días luego de la
exposición (CDC, 2023; Murray et al., 2007; Vargas-Martínez et al., 2010).
● ¿Cómo se diagnostica?
Las muestras necesarias son aspiración de una úlcera, material aspirado, esputo, médula ósea,
biopsia, sangre periférica. Su tinción de Gram no es satisfactoria, debido a su tamaño muy
pequeño y a que se tiñe de manera débil, por lo que la tinción directa con anticuerpos
fluorescentes es una opción más sensible y específica para su diagnóstico microbiológico. Se
ha afirmado que no se puede aislar F. tularensis en los medios habituales de laboratorio puesto
que requiere sustancias que contengan grupos sulfhidrilo (p. ej., cisteína) para crecer. No
obstante, F. tularensis puede crecer en agar chocolate o agar tamponado con carbón activado y
extracto de levadura (BCYE), dos medios de cultivo complementados con cisteína que se
emplean en la mayoría de los laboratorios. Por tanto, no suele ser necesaria la utilización de
medios especializados. Los hemocultivos suelen arrojar resultados negativos para este
microorganismo, excepto cuando se cultivan durante, al menos, 1 semana. Los cultivos de las
muestras respiratorias obtienen resultados positivos cuando se emplean medios selectivos
adecuados para suprimir las bacterias de crecimiento más rápido de las vías respiratorias
superiores. F. tularensis crece también en los medios selectivos usados para Legionella (como
agar BCYE). Los aspirados de ganglios linfáticos o senos de drenaje suelen ser positivos
cuando el período de incubación de los cultivos es de, al menos, 3 días. En la mayor parte de
los pacientes, la tularemia se diagnostica mediante el hallazgo de un incremento de, al menos,
cuatro veces del título de anticuerpos a lo largo de la enfermedad o bien de un único título de
1:160 o superior. Sin embargo, los anticuerpos (IgG, IgM e IgA) pueden persistir durante
muchos años, lo que dificulta la distinción de una infección previa y la enfermedad actual.
Las pruebas basadas en ácidos nucleicos no se llevan a cabo de forma generalizada. Esta
situación podría modificarse con gran rapidez debido al mayor interés en el desarrollo de
pruebas diagnósticas para este microorganismo en caso de un posible atentado bioterrorista
(Murray et al., 2013; Murray et al., 2007).
● ¿Cómo podría utilizarse como arma biológica? y ¿ya se han presentado casos?
Por la tremenda virulencia de la bacteria y su practicidad para la manufactura de armas que
liberen un ataque en aerosol, a los gobiernos de los países más industrializados les preocupa
sensibilizar a las comunidades médicas locales e internacionales en el conocimiento de la
enfermedad. De hecho, el gobierno de EUA lanzó en 2004 el proyecto Bioshield, “escudo
biológico”, que entre otras cosas destaca la importancia de entender la tularemia como
amenaza terrorista. A la tularemia se le clasifica en términos de su importancia como arma
terrorista entre los “agentes A” (de prioridad máxima), junto con ántrax, viruela, peste, virus
de fiebre hemorrágica y botulismo. De hecho, el único caso específico fue durante la Guerra
Fría, en donde tanto EUA como la ex Unión Soviética tuvieron arsenales de bombas con F.
tularensis listas para un ataque en aerosol, situación que por fortuna nunca ocurrió (Kman &
Nelson, 2008; Vargas-Martínez et al., 2010)
El CDC de Atlanta ha clasificado los agentes biológicos en tres categorías de acuerdo con el riesgo
que plantea para la seguridad nacional, los microorganismos, ordenados de mayor a menor riesgo, se
clasifican en A, B y C (Hernández, 2007). La categoría A agrupa los agentes biológicos fáciles de
diseminar, que e pueden contagiarse de persona a persona, tienen los mayores índices de mortalidad y,
por tanto, tienen una mayor probabilidad de causar un mayor impacto en el sistema de salud pública
(Hernández, 2007), dentro de esta categoría se encuentran el carbunco o ántrax, el botulismo, la peste,
la varicela, la tularemia y las fiebres hemorrágicas (Hernández, 2007). En la categoría B agrupa
agentes relativamente fáciles de diseminar que pueden contagiarse de persona a persona, que tienen
unos índices de morbilidad moderados y de mortalidad bajos, en esta categoría se ubican : la
brucelosis, la melioidosis, la fiebre Q, la ricina, la fiebre tifoidea, las encefalitis víricas y la salmonela
(Hernández, 2007). Y finalmente en la categoría C agrupan aquellos agentes incluidos los patógenos
emergentes y que en un futuro pueden ser alterados genéticamente para facilitar su producción y
diseminación, acá se encuentran el virus de Nipah y el Hantavirus (Hernández, 2007). Si bien todos
los agentes biológicos se consideran como riesgo a la salud, atendiendo esta clasificación se determina
el diagnóstico, el tratamiento y todo lo que concierne al manejo de una emergencia por parte de los
sistemas de salud (Hernández, 2007). La CDC define que una respuesta eficaz de la salud pública ante
el bioterrorismo se ve determinada por la detección, un diagnóstico rápido, la investigación
epidemiológica y las medidas de control (Durich, 2002).
En cuestión de la prevención, se engloban todas las medidas que permitan evitar que las
organizaciones terroristas desarrollen la capacidad para perpetrar atentados bioterroristas, por
ejemplo, la mejora de las medidas disuasorias existentes y estrategias nuevas de respuesta ante un
posible atentado (Hernández, 2007). Si bien el bioterrorismo es una fenómeno de difícil predicción se
considera que los objetivos a cumplir son:
● Una adecuada inteligencia que permita la obtención y el intercambio de información acerca
de grupos terroristas, sus motivaciones y actividades (Hernández, 2007).
● Fomentar una fluida coordinación entre los distintos países (Hernández, 2007).
● Mejorar el adiestramiento de los llamados first responders (cuerpos o personal que serían los
que actuarían en el caso de un atentado bioterroristas como los policías, bomberos, personal
sanitario y el sistema de salud pública (Hernández, 2007).
● Incrementar el control y vigilancia por parte de la industria química e industrias proveedoras
de productos biológicos de sus instalaciones para dificultar el posible acceso de los terroristas
a materiales “peligrosos” (Hernández, 2007).
● Establecer unas medidas de control, en relación a materiales biológicos y su tecnología
asociada, encaminadas a incrementar el control sobre materiales susceptibles de doble uso
(Hernández, 2007).
Conclusiones
● La prevención y control del bioterrorismo se ve determinado por el cumplimiento de los
objetivos que pretenden evitar la realización de ataques y por la rápida respuesta y manejo en
los tres momentos importantes de una emergencia: preexposición, periodo de incubación y
post-diagnóstico.
● Debido a la perdurabilidad y resistencia de las esporas de B. anthracis, estas son ideales para
su uso en un ataque bioterrorista ya que pueden ser liberadas al ambiente sigilosamente. En
2001, se orquestó un ataque bioterrorista con las mismas, cuando fueron depositadas en
sobres que luego fueron enviados a través del sistema postal de Estados Unidos, 22 personas
resultaron infectadas, incluidos 15 trabajadores del sistema postal, y cinco murieron.
● Se considera a Clostridium botulinum un arma silenciosa debido a que los signos y síntomas
aparecen hasta tiempo después y también por la forma más conveniente del bioterrorismo
para esparcir el microorganismo el cual es mediante aerosoles.
● La peste es una enfermedad infecciosa causada por el microorganismo Yersinia pestis y es
transmitida a los humanos por picadura de pulgas que se infectan a partir de roedores, que
actúan como reservorios naturales y tiene principalmente dos manifestaciones clínicas, con
síntomas y tasas de mortalidad diferentes.
● La tularemia es una enfermedad provocada por Francisella tularensis que, debido a su alta
capacidad virulenta y su fácil transmisión por inhalación del organismo, es considerada como
un agente potencial de bioterrorismo.
Referencias
Centers for Disease Control and Prevention. (2016). Guide to understanding Anthrax.
https://www.cdc.gov/anthrax/pdf/evergreen-pdfs/anthrax-evergreen-content-english.pdf
Centers For Disease Control and Prevention. (2023). Francisella tularensis (tularemia). Emergency
Preparedness and Response. https://emergency.cdc.gov/agent/agentlist.asp
Centers For Disease Control and Prevention (CDC). (2021). Botulismo.
https://www.cdc.gov/botulism/index.html
Durich, J. O. (2002). Bioterrorismo y contaminación del agua. Medicina integral: Medicina preventiva
y asistencial en atención primaria de la salud, 40(7), 283-286.
Fong, I. & Alibek, K. (2009). Bioterrorism and Infectious Agents: Anew Dilemma for the 21st
Century. Springer Nature. 10(1). 37–70.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7120598/
Garza, R., Zepeda, D., Reyes, S., & Perea, L. (2004). Ántrax y botulismo como armas biológicas.
Educación Química, 16(2), 316-319.
Healthy children (04 de Julio del 2016) Bioterrorismo. American Academy of Pedriatrics.
https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/conditions/infections/Paginas/Bioterror
ism.aspx
Hernández, C. P. (2007). Bioterrorismo. Boletín de información, (298), 49-72.
INSST. (2023). Virus de Marburgo. Ministerio de Trabajo y Economía Social.
https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/virus/virus-de-marburgo#bibliografia_15
Institute for International Cooperation in Animal Biologics. (2010). Botulismo. State University
College of Veterinary Medicine.
Kman, N. & Nelson, R. (2008). Infectious agents of bioterrorism: A review for emergency physicians.
Emerg Med Clin North Am, 26. 517-547.
Interpol (7 de noviembre del 2023)Bioterrorismo. Interpol.
https://www.interpol.int/es/Delitos/Terrorismo/Bioterrorismo
López, F. (2021). Shirō Ishii: el mayor criminal de guerra médico de la historia que nunca fue
juzgado. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56410365
Miranda, I. (2014). El virus «gemelo» del ébola que la URSS convirtió en arma biológica. ABC
sociedad.
https://www.abc.es/sociedad/20140811/abci-virus-marburgo-arma-biologica-201408101715.ht
ml
Murray, P., Rosenthal, K. & Pfaller, M. (2013). Microbiología Médica (7a ed.). Elsevier Saunders.
Murray, P., Baron, E., Jorgensen, J., Landry, M. & Pfaller, M (2007). Manual of Clinical
Microbiology. (9th edition, Volume 1). ASM Press: Washington D.C.
Vanmeter, K.C. y Hubert, R.J. (2023). Microbiología en Ciencias de la Salud. Elsevier Health
Sciences.
https://www.google.com.gt/books/edition/Microbiolog%C3%ADa_En_Ciencias_de_la_Salud/
kYu4EAAAQBAJ?hl=es-419&gbpv=1&dq=virus+marburgo+arma+biol%C3%B3gica&pg=P
A402&printsec=frontcover
Vargas-Martínez, F., Arenas, R., Baños, C., Valencia, C. y Torres, E.d (2010). Tularemia. Una
revisión. Dermatología,8(2) 110-116.
https://www.medigraphic.com/pdfs/cosmetica/dcm-2010/dcm102g.pdf
Yang, R. (2017). Plague: recognition, treatment and prevention. Journal of Microbiology. 56(1).
15-19. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5744195/
Universidad San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Escuela de Química Biológica
Departamento de Microbiología
Bacteriología II
Realizado por:
Zayra Monzón 200717789 Sixto Segura 201146075
Sidney Matías 201119631 Guillermo Molina 201500707
Daniela Santos 201603962 Ruth de León 201701287
Introducción
Las infecciones del tracto genital comprenden tres tipos de infecciones: las infecciones de
transmisión sexual (ITS), y por vía no sexual como las infecciones endógenas (candidiasis
o vaginosis bacteriana [VB]) y las infecciones iatrogénicas (por algún tratamiento). La
Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que hay aproximadamente 340 millones
de casos nuevos de ITS por año, de los cuales al menos el 80% ocurren en los países en
vías de desarrollo. Las ITS son la segunda causa de enfermedad que produce molestias en
mujeres jóvenes y la segunda causa de morbilidad materna en términos de discapacidad
ajustada por años de vida (Gómez et al, 2013).
En esta investigación se abordan las diferentes infecciones bacterianas del tracto genital
tanto masculino como femenino, específicamente las de transmisión sexual y por vías no
sexuales. Se realizó una recopilación de diversas fuentes de información como trabajos de
investigación, artículos científicos y libros.
Marco Teórico
Objetivos
Objetivo Principal
● El objetivo principal de la investigación es determinar las causas, síntomas,
diagnóstico y tratamiento de las infecciones bacterianas del tracto genital, tanto de
transmisión sexual como no sexual.
Objetivos Secundarios
● Identificar las bacterias más comunes que causan infecciones del tracto genital.
● Analizar los síntomas y consecuencias de las infecciones del tracto genital en
hombres y mujeres.
● Evaluar los métodos de diagnóstico de las infecciones del tracto genital.
● Describir los tratamientos disponibles para las infecciones del tracto genital y su
eficacia.
● Proponer medidas preventivas para evitar la aparición de infecciones del tracto
genital.
¿Qué es?
Las infecciones bacterianas del tracto genital son causadas por bacterias que infectan el
sistema reproductivo tanto en hombres como en mujeres. Las infecciones del tracto genital
pueden dividirse en dos tipos: infecciones de transmisión sexual, infecciones de transmisión
no sexual (como la candidiasis o la vaginosis bacteriana) (Müller et al, 2010). Las
infecciones del tracto genital pueden tener múltiples consecuencias, entre ellas la
inflamación y la infección crónica, que pueden provocar alteraciones de la fertilidad (Suárez
et al, 2014).
Las infecciones del tracto genital femenino pueden causar síntomas como flujo vaginal,
úlceras genitales, picor, ardor y dolor (Suárez et al, 2014). Entre las infecciones más
frecuentes en ginecología se encuentran las verrugas genitales y el virus del papiloma
humano, las úlceras genitales, la vulvovaginitis por Candida y la vaginitis (Suárez et al,
2014).
Las bacterias más comunes implicadas en las infecciones del tracto genital son Chlamydia
trachomatis, Neisseria gonorrhoeae, Treponema pallidum, Ureaplasma urealyticum,
Mycoplasma hominis y Gardnerella vaginalis (Suárez et al, 2014). Estas infecciones suelen
ser asintomáticas, pero pueden provocar inflamación crónica y alteraciones de la fertilidad
(Suárez et al, 2014). El diagnóstico de estas infecciones se realiza a través de análisis
microbiológicos de estras del área genital (OMS, 2016).
Infecciones bacterianas del tracto genital
Las infecciones del tracto reproductivo son causadas por microorganismos que son
introducidos desde el exterior durante el contacto sexual y los que normalmente están
presentes en él o durante procedimientos médicos. Estas últimas categorías se denominan
infecciones endógenas e infecciones iatrogénicas, respectivamente, términos que reflejan la
forma en que son adquiridas y se propagan (Gómez et al, 2013).
Transmisión
Las infecciones bacterianas del tracto genital pueden ser transmitidas de diferentes
maneras, incluyendo:
Transmisión sexual: Algunas infecciones bacterianas del tracto genital, como la gonorrea y
la clamidia, se transmiten principalmente a través del contacto sexual vaginal, anal u oral
con una persona infectada.
● Clamidia
La clamidia es una infección por transmisión sexual causada por la bacteria Chlamydia
trachomatis. La clamidia puede transmitirse durante el contacto sexual vaginal, oral o anal
con la pareja infectada. Si bien muchas personas no presentan síntomas, la clamidia puede
causar fiebre, dolor abdominal y flujo inusual del pene o la vagina. Si la mujer está
embarazada, el feto en desarrollo corre riesgo, porque la clamidia puede transmitirse
durante el embarazo o el parto y puede provocar infecciones oculares o neumonía en el
bebé (Kennedy, 2015).
C. trachomatis puede dividirse en 15 serotipos en función de las características antigénicas
del antígeno proteico de tipo. Existe una relación directa entre el serotipo y la enfermedad
(forma clínica) que producen las diferentes cepas de esta especie. Los serotipos hallados
son: A, B, Ba, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L1, L2 y L3 (Gómez et al, 2013).
● Gonorrea
Causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, que puede crecer rápido y multiplicarse
fácilmente en las áreas húmedas y tibias del aparato reproductor. Los síntomas más
comunes de una infección gonorreica son secreción en el pene y flujo vaginal, micción difícil
o dolorosa. Las complicaciones más comunes y graves de la gonorrea ocurren en las
mujeres e incluyen la enfermedad pélvica inflamatoria (Kennedy, 2015).
La Neisseria gonorrhoeae o gonococo es una bacteria Gram-negativa, oxidasa positiva,
aeróbica, nutricionalmente fastidiosa, que microscópicamente aparece como diplococos.
Los humanos son los únicos hospedadores naturales del gonococo (Gómez et al, 2013).
● Sifilis
Causadas por la bacteria Treponema pallidum, el primer signo de sífilis es un chancro, una
úlcera genital indolora que por lo general aparece en el pene o en la vagina o sus
alrededores. Además de ser el primer signo de una infección de sífilis, los chancros hacen
que una persona tenga de dos a cinco veces más probabilidad de contraer el VIH (Kennedy,
2015).
Existen por lo menos tres subespecies conocidas: T. pallidum pallidum, causante de la
sífilis; T. pallidum pertenue, causante de la frambesia (también llamada buba o pian), y T.
pallidum endemicum, causante del bejel (sífilis endémica o dichuchwa)(Organización
Panamericana de la Salud, 2023).
● Ureaplasma
La infección con la bacteria Ureaplasma Urealyticum se limita a superficies mucosas del
tracto urogenital inferior. Puede producir uretritis e infertilidad, en el caso del hombre
provoca alteraciones en la movilidad del esperma y en mujeres embarazadas daños al feto
e incluso abortos. En personas inmunodeprimidas, incluyendo a recién nacidos prematuros,
puede producir infecciones invasivas de diversos sistemas de órganos, incluyendo huesos,
articulaciones. y el sistema nerviosos central (Kennedy, 2015)..
U. urealyticum es una bacteria que forma parte normal de la flora genital tanto en hombres
como en mujeres. Se encuentra en cerca del 70% de las personas con vida sexual activa.
Es altamente contagiosa, por lo tanto, se puede adquirir de una superficie contaminada,
salivalmente (en caso de que una persona presente síntomas) o por medio de sangre
(Gómez et al, 2013)..
Transmisión por vías no sexuales: Otras infecciones bacterianas del tracto genital, como
las infecciones del tracto urinario, pueden ser causadas por bacterias que ingresan al tracto
urinario a través de la uretra, sin necesidad de contacto sexual. También pueden ser
causadas por bacterias que se propagan desde otras partes del cuerpo, como el intestino o
la piel, hacia el tracto genital.
● Mycoplasma genital
Mycoplasma hominis está asociado a infecciones urogenitales, en particular vaginosis
bacteriana y uretritis no gonocócica. En los hombres, puede provocar una inflamación en la
uretra, secreción en el pene y dolor al orinar. También está implicado en infecciones
extragenitales, como fiebre posparto o posaborto, en infecciones de herida poscesárea o
tras una histerectomía, así como en la enfermedad inflamatoria pélvica y, en raras
ocasiones, en la pielonefritis.
M. hominis es una bacteria de cultivo exigente. Al no poseer pared celular, no puede
visualizarse en la coloración de Gram (Organización Panamericana de la Salud, 2023).
● Vaginosis bacteriana
Es causada por una gran cantidad de bacterias anaerobias con predominio de G. vaginalis.
Cerca del 50% de las pacientes con VB lo cursan de forma asintomática. Las
manifestaciones clínicas son variables: aumento en la descarga vaginal de color grisáceo o
blanquecino, de consistencia lechosa, olor a pescado, ardor vaginal, disuria y dispareunia
(Gómez et al, 2013).
Diagnóstico
Toma de muestra
La toma de muestras para realizar pruebas de infecciones bacterianas del tracto genital
varía según el sexo del paciente y la ubicación exacta de la infección. En el caso de las
mujeres, se puede obtener una muestra de la vagina con un hisopo de algodón o una
muestra del cuello del útero. En los hombres, se puede obtener una muestra de la uretra o
del recto. También se pueden utilizar pruebas de orina para detectar infecciones del tracto
urinario. A continuación, se describe brevemente el proceso de toma de muestra para
hombres y mujeres:
Para hombres:
● Exudado uretral: Se toma una muestra del conducto uretral utilizando un hisopo
estéril. El hisopo se introduce en la uretra y se gira suavemente para recolectar
células y secreciones (Galán et al,2018).
Para mujeres:
● Exudado vaginal: Se toma una muestra del flujo vaginal utilizando un hisopo estéril.
El hisopo se inserta en la vagina y se gira suavemente para recolectar células y
secreciones.
● Exudado cervical: Se toma una muestra del cuello uterino utilizando un espéculo.
El espéculo se inserta en la vagina para visualizar el cuello uterino y se utiliza un
hisopo para recolectar células y secreciones del área (Galán et al,2018).
Pruebas de laboratorio
Las muestras deben recibirse en el laboratorio de Microbiología debidamente identificadas,
Antes de su procesamiento, el microbiólogo debe determinar si la muestra enviada es
adecuada para el examen solicitado. Las pruebas pueden variar dependiendo de la
ubicación exacta de la infección y los síntomas presentes. El diagnóstico se realiza
mediante el análisis microbiológico de muestras procedentes de la zona genital (Gallegos,
2013). Algunas de las pruebas comunes utilizadas para el diagnóstico son:
● Análisis de orina: Se realiza para detectar la presencia de bacterias y glóbulos
blancos en la orina. Se obtiene una muestra de orina "limpia" y se analiza en busca
de signos de infección.
● Cultivo bacteriano: Se toma una muestra de la zona afectada, como el flujo vaginal
o el exudado uretral, y se cultiva en un medio de cultivo adecuado. Esto permite
identificar las bacterias presentes y determinar su sensibilidad a los antibióticos.
● Tinción de Gram: Esta prueba se utiliza para clasificar las bacterias en
grampositivas o gramnegativas según su respuesta a ciertos colorantes. Puede
proporcionar información preliminar sobre el tipo de bacteria presente en la muestra .
● Pruebas de amplificación de ácidos nucleicos: Estas pruebas detectan el
material genético de las bacterias en la muestra. Ejemplos comunes incluyen la
reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la amplificación isotérmica mediada
por bucle (LAMP). Estas pruebas pueden identificar bacterias específicas, como
Chlamydia trachomatis o Neisseria gonorrhoeae (Galán et al,2018).
● Pruebas de detección de bacteriuria: Se utilizan las técnicas microscópicas,
enzimáticas, colorimétricas, de filtración, bioluminiscencia y fotometría, al igual que
la detección de nitritos, (prueba de Griess) y esterasa leucocitaria.
Ureaplasma urealyticum: Las TANN han aportado información muy relevante. Permiten
diferenciar lo que mediante el cultivo se identificaba como UU, en dos especies distintas:
Ureaplasma parvum (UP), no implicado en patología, y UU propiamente dicho, responsable
de cuadros de uretritis pero que también se encuentra en pacientes asintomáticos (Galán et
al,2018).
Además el nivel de laboratorio donde debemos trabajar este tipo de infecciones es el nivel
de laboratorio No. 3, debido a las medidas de bioseguridad necesarias para trabajar con
agentes patógenos que pueden causar enfermedades graves en los seres humanos,
además que así se garantiza la seguridad del personal y se previene la propagación de
enfermedades.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de infección y puede incluir antibióticos, antifúngicos o
antivirales (OMS, 2016). También se ha demostrado que los probióticos tienen un efecto
protector contra las infecciones del tracto genital al promover una microbiota vaginal sana
(OMS, 2016).
c) Treponema pallidum: La sífilis, causada por Treponema pallidum, se trata con penicilina,
que puede administrarse por vía intramuscular o intravenosa, dependiendo de la etapa de la
enfermedad. (Centers for Disease Control and Prevention, 2021c)
d) Ureaplasma urealyticum: El tratamiento de la infección se basa en la administración de
antibióticos, como la doxiciclina o la azitromicina, durante un período de 7 a 14 días.
(Dando, Kallapur, Knox & Jobe, 2017)
Prevención
La prevención de las infecciones bacterianas del tracto genital es de gran importancia
debido a las posibles complicaciones que pueden causar en la salud reproductiva y general
de las personas (Suarez et al, 2014)
De las infecciones que hemos mencionado con anterioridad las podemos prevenir de las
siguientes maneras.
Conclusiones
● Hay una diversidad de infecciones causadas por bacterias, las cuales afectan el
tracto genital tanto en hombres como en mujeres, y estas pueden ser de transmisión
sexual, endógenas o iatrogénicas. Las bacterias comunes que se asocian incluyen
Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae, Treponema pallidum, Ureaplasma
urealyticum, Mycoplasma hominis y Gardnerella vaginalis.
● Estas infecciones pueden causar una amplia gama de síntomas, como flujo vaginal,
úlceras genitales, dolor, picor, y pueden llevar a complicaciones graves como la
enfermedad inflamatoria pélvica, inflamación crónica e incluso alteraciones en la
fertilidad, particularmente en mujeres.
● Las infecciones del tracto genital pueden tener graves consecuencias, como
inflamación crónica y alteraciones de la fertilidad.
Centers for Disease Control and Prevention. (2021a). Chlamydia Treatment and Care.
Recuperado de: https://www.cdc.gov/std/chlamydia/treatment.htm
Centers for Disease Control and Prevention. (2021b). Gonorrhea Treatment and Care.
Recuperado de: https://www.cdc.gov/std/gonorrhea/treatment.htm
Centers for Disease Control and Prevention. (2021c). Syphilis Treatment and Care.
Recuperado de: https://www.cdc.gov/std/syphilis/treatment.htm
Centers for Disease Control and Prevention. (2021d). Bacterial Vaginosis Treatment and
Care. Recuperado de: https://www.cdc.gov/std/bv/treatment.htm
Galán, J., Lepe, J., Otero,L., Serra,J & Vázquez,F. (2018). Diagnóstico microbiológico de
las infecciones de transmisión sexual y otras infecciones genitales. (24a ed).
Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
Hernández, E., Colina, M.S., & Villalobos, N. (2003). Infecciones bacterianas y micóticas del
tracto genital inferior, en pacientes del sexo femenino VIH positivas. Kasmera, 31.
Maracaibo, U.D., & Plaza, A.C. (2003). Infecciones bacterianas y micóticas del tracto genital
inferior, en pacientes del sexo femenino VIH positivas Bacterial and Micotic
Infections of the Lower Genital Tract in HIV Positive Female Patients.
Müller, E., Gonzalez, M., Ñunez, L. Pacheco, J., Tolosa, J., Díaz, L., Osorio, E., Parra, A. Duarte,
H. (2010). Frecuencia de Infecciones del Tracto Genital Femenino en Mujeres
Sintomaticas y uso de pruebas rápidas para su diagnostico en dos poblaciones de
Bogota (Colombia) 2008. Estudio Piloto. Revista Colombiana de Obstetricia y
Ginecologia. 61 (3), 220-230. Recuperado de: https://acortar.link/Qltmc3
Organización Mundial de la Salud. (2016). Estrategia mundial del sector de la salud contra
las Infecciones de Transmisión sexual 2016–2021.
Sweeney, E., Dando, S., Kallapur, S., Knox, C. & Jobe, A. (2017). Ureaplasma species:
innocuous commensal or underestimated enemy of human reproduction?. The
Journal of Maternal-Fetal & Neonatal Medicine, 30(21), 2515-2523.
Waites, K. & Talkington, D. (2004). Mycoplasma pneumoniae and its role as a human
pathogen. Clinical microbiology reviews, 17(4), 697-728.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Escuela de Química Biológica
Departamento de Microbiología
Curso de Bacteriología II
Licda. María de Carmen Bran
INFECCIONES DE LA SANGRE
Grupo 5
María Angela Ramírez Morales 201210211
Roxana Margarita Betzabe Leal Cardona 201210291
Karla Beatriz Andres Velásquez 201546124
Jonnatan Emmanuel Godínez Perez 201708406
Lucia Mariamarcela Corado Ovando 201701146
Sharon Mercedes Rivas Catalán 201804441
Definición
Clasificación
Epidemiología
En las bacteriemias nosocomiales en la UCI, los microorganismos más frecuentes son los
estafilococos, mayormente Especies de Coagulasa Negativa (ECN), y los bacilos
gramnegativos. El aumento de la incidencia de bacteriemia por ECN se debe al uso de
dispositivos intravasculares y a la utilización de antibióticos contra infecciones por
gramnegativos. Los ECN más comunes son S. aureus y enterococos (Sabatier, Peredo &
Vallés, 2023).
Etiología
Síntomas:
Al principio, los síntomas pueden parecer cualquier enfermedad o infección local. Pero
luego empeoran. Entre los síntomas se incluyen los siguientes:
Factores de riesgo:
Algunos de los factores de riesgo son la edad, comorbilidades, infecciones de tracto urinario
recurrentes, estancia hospitalaria prolongada, estancia en la unidad de cuidados intensivos,
uso previo de antibióticos y colonización por gérmenes productores de BLEE, uso de
catéteres, especialmente catéter venoso central (CVC). En pacientes sometidos a
hemodiálisis, las infecciones de catéter y otras complicaciones del acceso vascular son la
mayor causa de morbilidad y mortalidad. (Falconi, et al, 2018).
Diagnóstico:
Tratamiento:
Prevención
● Tratamientos dentales
● Tratamiento quirúrgico de heridas infectadas(Cisneros, et al, 2007).
Pronóstico
ENDOCARDITIS
● La endocarditis infecciosa se caracteriza por ser una enfermedad de tipo
inflamatoria, exudativa y proliferativa que afecta principalmente las válvulas
cardíacas.
● Su diagnóstico es clínico y se apoya de algunos hallazgos bacteriológicos y de
imagen.
● Se asocia a formación de estructuras constituidas por células inflamatorias y fibrina,
colonizadas por microorganismos que se ubican ya sea en el aparato valvular, en el
endotelio vascular o bien el endocardio ventricular y auricular.
● Está asociado a agentes infecciosos, principalmente bacterianos, y con menor
frecuencia, a hongos, rickettsias, clamidias y virus.
● Existen circunstancias especiales como válvulas protésicas, esclerosis degenerativa
de una válvula, abuso de drogas intravenosas, y está asociada a un mayor uso de
procedimientos invasivos, con riesgo de bacteremia (Conde, Camacho, Quintana,
Abigahy, Brito y Alonso, 2017).
Etiología
La mayoría de los casos de endocarditis infecciosa se dan por estreptococos gram positivo,
sin embargo otros casos se deben a infecciones con estafilococos y enterococos . Estos
tres grupos representan el 80 al 90% de todos los casos, y el agente etiológico responsable
del 30% de los casos en el mundo es Staphylococcus aureus (Yallowitz y Decker, 2023).
La evidencia sobre la etiología infecciosa subyacente de esta enfermedad viene dada por
los factores de riesgo y el entorno ambiental de la adquisición bacteriana, como la atención
sanitaria frente a la comunidad, proporcionan. Estas pueden desarrollarse en dos maneras,
nosocomiales y adquiridas en la comunidad (Yallowitz y Decker, 2023).
Epidemiología
● La incidencia de la endocarditis infecciosa se reporta que es de 3 a 10 casos por
100,000 personas/año en países desarrollados (Conde et al., 2017).
● En los EUA tiende a ser de 0.9-6 casos por 100,000 personas/año, y esto varía de
acuerdo al grupo de edad, teniendo un pico de incidencia de 14.5 casos por 100,000
personas/año en el grupo de 70 a 80 años de edad (Conde et al., 2017).
● Hay mayor incidencia de endocarditis infecciosa en el sexo masculino, con una
relación reportada que va de 3:2 hasta 9:1 (Conde et al., 2017).
● La edad en la que se presenta se encuentra entre los 47 y los 69 años de edad,
dicho rango se modificó con la introducción del uso de fármacos, ya que
previamente se registraba entre los 30 y 40 años de edad (Conde et al., 2017).
● Las poblaciones en riesgo incluyen personas con enfermedades cardiacas
congénitas que afectan al aparato valvular principalmente, usuarios de drogas
intravenosas, degeneración valvular en el adulto, usuarios de aparatos
intracardiacos y pacientes con sustitución de la función renal con hemodiálisis
(Conde et al., 2017).
Una amplia variedad de microorganismos pueden ocasionar endocarditis infecciosa, entre
los cuales predominan las bacterias, sobretodo los estafilococos y estreptococos, ya que la
endocarditis infecciosa por hongos o polimicrobiana se presenta en menos del 1% de los
casos (Conde et al., 2017).
Estreptococos
● Los estreptococos betahemolíticos de los grupos A, B, C, G suelen presentarse en
ausencia de enfermedad valvular, teniendo mayor incidencia de complicaciones
extracardiacas.
● Los estreptococos del grupo A se encuentran frecuentemente en pacientes con
antecedente de uso de drogas intravenosas; y suelen afectar la válvula tricúspide de
manera similar a S. aureus.
● En cambio podemos encontrar a los del grupo B (Streptococcus agalactiae) en la
flora de la mucosa oral, tracto genital y gastrointestinal; correlacionando su
presencia con una incidencia mayor de eventos embólicos y procesos sépticos
osteomusculares.
● Streptococcus pneumoniae se presenta en 1 a 3% de los casos; su importancia
radica en que afecta la válvula aórtica, con una rápida progresión y destrucción de
las valvas; origina abscesos miocárdicos y falla cardiaca aguda, con una mortalidad
del 35% (Conde et al., 2017).
Estafilococos
● El agente causal de mayor importancia en usuarios de drogas intravenosas es
Staphylococcus aureus.
● Se caracteriza por ocasionar sepsis importante, falla cardiaca aguda y afección de
sistema nervioso central (Conde et al., 2017).
Enterococos
● Enterococcus faecalis y Enterococcus faecium ocasionan el 85% y 10% de los
casos, respectivamente; forman parte del tracto gastrointestinal y genitourinario.
● Se ha asociado frecuentemente en pacientes adultos mayores, sin distinción de
sexo, así como su origen de tipo nosocomial (Conde et al., 2017).
Hongos
● Los principales agentes causantes de endocarditis infecciosa que por su naturaleza,
se consideran de adquisición de tipo nosocomial son Candida albicans, Candida
sp., Histoplasma y Aspergillus sp.; estos pueden causar hasta el 10% de los casos
de endocarditis y presentan una mortalidad del 50% de los mismos. (Conde et al.,
2017).
Fisiopatología
El endocardio sano e íntegro generalmente es resistente a la siembra bacteriana. La
formación de endocarditis infecciosa necesita una lesión endocárdica precedente de una
enfermedad (Yallowitz & Decker, 2023). Esta alteración preliminar surge de flujos
turbulentos de alta velocidad, sobre las superficies endocárdicas, favoreciendo el daño
endotelial, el cual se traduce en un estímulo trombogénico que desencadena un proceso
inflamatorio, seguido de depósitos de fibrina y agregación plaquetaria, con la formación de
vegetaciones que posteriormente, se infectarán (Conde et al., 2017).
Las vegetaciones pueden fragmentarse y enviar émbolos sépticos que pueden alojarse en
la circulación coronaria, cerebral, renal, extremidades y sistema esplácnico, al ocluir algún
vaso, puede originar un infarto en el territorio tributario de dicha arteria y dar lugar a una
endarteritis séptica, con su posible evolución a un aneurisma, el cual puede romperse, con
evento hemorrágico mortal (Conde et al., 2017).
La destrucción del aparato valvular puede ocasionar sobrecarga aguda o subaguda del
ventrículo involucrado, con insuficiencia cardiaca progresiva y, en ocasiones, mortal . En el
caso de prótesis valvulares, la infección afecta el tejido perivalvular permitiendo una
abertura espontánea, y la formación de abscesos e invasión bacteriana miocárdica (Conde
et al., 2017).
Manifestaciones clínicas
● El cuadro clínico y la evolución se pueden presentar de forma aguda, subaguda o
crónica.Todos los casos presentan fiebre de predominio vespertino, con alto
predominio de síndrome febril de dos semanas de evolución y antecedente de
patología valvular (Conde et al., 2017).
● Se pueden producir embolias que comprometan la función cardiaca, afectando a un
54% de los pacientes diagnosticados, y a un 16% de pacientes con afección
neurológica (Conde et al., 2017).
● Los síntomas generales son dolor articular y muscular, dolor de pecho y fatiga, con
síntomas similares a los de la gripe, sudoraciones nocturnas, falta de aire, edema en
miembros inferiores, sonido sibilante o soplo en el corazón (Conde et al., 2017).
● Los cambios en los ruidos cardíacos se encuentran en hasta el 85% de los pacientes
(Conde et al., 2017)
● Las manchas de Roth a nivel oftalmológico, la cual es una hemorragia ovoidea con
centro blanco, cerca de la papila (Conde et al., 2017).
● Las manchas de Jenaway en las palmas de las manos o plantas de los pies, las
cuales son lesiones indoloras, eritematosas y nodulares, con tendencia a la
ulceración (Conde et al., 2017).
● Los nódulos de Osler son nodulaciones dolorosas en pulpejos de los dedos de
manos y pies, no originan necrosis (Conde et al., 2017).
Diagnóstico
Hemocultivo
Son herramientas fundamentales en el diagnóstico y tratamiento de endocarditis infecciosa.
Se deben realizar antes de iniciar la terapia con antibióticos y se deben obtener tres
conjuntos de hemocultivos, separados entre sí, alrededor de 1 hora, y de sitios de
venopunción separados. Si estos son negativos después de 48 a 72 horas, se deben
conseguir 2 o 3 hemocultivos adicionales (Vilcant y Hai, 2023).
La endocarditis con cultivo negativo se define como endocarditis sin etiología microbiológica
definitiva después de al menos tres hemocultivos obtenidos de forma independiente, el 14%
de los pacientes pueden tener hemocultivos negativos, debido a una terapia antibiótica
previa o por microorganismos exigentes (Coxiella, Legionella, Bartonella, Mycoplasma,
Brucella, Chlamydia , etc) (Vilcant y Hai, 2023). La negatividad de los hemocultivos implica
la pérdida de una referencia microbiológica que guíe el proceso diagnóstico-terapéutico de
la enfermedad (Vilcant y Hai, 2023).
Criterios de Duke
Criterios Mayores
Primer criterio (implica la confirmación de la bacteriemia)
● Se requiere dos hemocultivos separados, positivos para patógenos comunes como
Streptococcus del grupo viridans, S. gallolyticus, grupo Haemophilus,
Aggregatibacter, Cardiobacterium, Eikenella y Kingella [HACEK], S. aureus o
Streptococcus adquiridos en la comunidad, sin presencia de un foco primario
(Yallowitz & Decker, 2023).
● Ante la sospecha de otros agentes etiológicos no comunes, los hemocultivos deben
permanecer positivos continuamente, según los 2 hemocultivos positivos con más de
12 h de diferencia o los resultados positivos de 3 o más de 4 hemocultivos
separados (teniendo la primera y la última muestra extraídas con 1 h de diferencia)
(Yallowitz & Decker, 2023).
● Según la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA), establece que un único
hemocultivo positivo para Coxiella burnetii o un título de anticuerpos IgG anti-fase 1
mayor o igual a 1:800 (Yallowitz & Decker, 2023).
Criterios menores
● Condiciones predisponentes como anomalías valvulares subyacentes, enfermedad
cardiaca estructural o uso de drogas intravenosas (Yallowitz & Decker, 2023).
● Fiebre (temperatura mayor o igual a 380 C) (Vilcant y Hai, 2023).
● Fenómenos vasculares: embolias arteriales mayores, infartos pulmonares sépticos,
etc.(Vilcant y Hai, 2023).
● Fenómenos inmunológicos: glomerulonefritis, nódulos de Osler, manchas de Roth o
factor reumatoide (Vilcant y Hai, 2023).
● Evidencia microbiológica : hemocultivos positivos que no cumplen con los criterios
principales o evidencias serológicas de infección activa (Vilcant y Hai, 2023).
Tratamiento
● El tratamiento eficaz debe erradicar la vegetación endocárdica, y limitar y prevenir
complicaciones secundarias (Yallowitz & Decker, 2023). Sin embargo, aquellos
pacientes que presenten insuficiencia cardíaca aguda descompensada, shock
séptico o accidente cerebrovascular requieren estabilización y reanimación,
priorizando las vías respiratorias y la circulación (Yallowitz & Decker, 2023). Luego
de la estabilización, el tratamiento se concentra en regímenes antibióticos
bactericidas prolongados y una posible intervención quirúrgica (Yallowitz & Decker,
2023).
Pronóstico
El pronóstico puede variar ampliamente dependiendo de la virulencia del patógeno
infeccioso, la aparición de complicaciones secundarias, comorbilidades preexistentes y la
presencia de válvula nativa o protésica. La tasa de mortalidad hospitalaria oscila entre el
18% al 40%. La mayoría de los casos de endocarditis de válvula protésica ocurren dentro
de los primeros 60 días de la cirugía demostrando una tasa de mortalidad hospitalaria del
30% (Yallowitz y Decker, 2023).
CONCLUSIONES
● Los agentes etiológicos más comunes que causan bacteriemia son bacterias
grampositivas con un 65%.
● Existen factores que amenazan con un mayor probabilidad de mortalidad en
pacientes que cursen alguna bacteriemia, entre los cuales se pueden mencionar la
edad, estancia hospitalaria prolongada, el uso de catéteres, colonización por
bacterias productoras de BLEE, entre otros.
● El tratamiento se basa en el tipo de bacteriemia que curse el paciente.
● El pronóstico de las bacteremias se basa en la presencia o ausencia de factores de
riesgo.
● Los principales agentes etiológicos causantes de endocarditis infecciosa son
comúnmente Staphylococcus y Streptococcus.
● El tratamiento eficaz debe cubrir una extensa gama de bacterias susceptibles y
resistentes, erradicar la vegetación endocárdica, y limitar y prevenir complicaciones
secundarias.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Cisneros, J., Cobo, J., Pujol, M., Rodriguez, J. & Salavert, M. Guía para el diagnóstico y
tratamiento del paciente con bacteriemia. Guías de la Sociedad Española de
Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). Enfermedades
Infecciosas y Microbiologia Clinica, 25(2).
Conde, J.; Camacho, C.; Quintana, M.; Abigahy, V.; Brito, C. y Alonso, C. (2017).
Endocarditis infecciosa. Revista Hospital Juárez de México; 84(3): 143-166.
Cantero, E., Sanz, J., Gonzalez, A., Ruiz, M., Tejerina, A. (2022). Prevención de
bacteriemias relacionadas con la asistencia sanitaria: manejo de dispositivos
intravasculares. Sociedad Madrileña de Medicina Preventiva, 1.
Falconi, A., Nolasco, S., Rozas, A., Giraldo, C. y Málaga, G. (2018). Frecuencia y factores
de riesgo para bacteriemia por enterobacterias productoras de betalactamasa de
espectro extendido en pacientes de un hospital público de Lima, Perú. Revista
Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, 35 (1).
http://dx.doi.org/10.17843/rpmesp.2018.351.3601
Sabatier, C., Peredo, R., & Vallés, J. (2023). Bacteriemia en el paciente crítico. Medicina
Intensiva, 33(7), 336–345. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid
=S0210-56912009000700004
Presentado por
Una infección nosocomial es una enfermedad qué se contrajo durante el ingreso o estancia
hospitalaria, la cual no se manifestó durante el tiempo de estadía hospitalaria, y estas presentan
un riesgo microbiológico importante (Plowman, 2000). Estas enfermedades presentan un peligro
potencial y es un motivo de preocupación para las autoridades sanitarias, por lo qué el
comprenderlas, estudiarlas a profundidad y entender las circunstancias qué facilitan su contagio
son cruciales para la reducción de riesgos a la población para mejorar la calidad de la salud y
promover barreras de contingencia efectivas para reducir su impacto en la seguridad de la salud
en la población en todo momento.
MARCO TEÓRICO
A. Definición
Las infecciones nosocomiales ocurren más frecuentemente en las heridas quirúrgicas, las vías
urinarias y las vías respiratorias inferiores. En un estudio publicado por la Organización Mundial
de la Salud (OMS) se da a conocer que la máxima prevalencia de infecciones nosocomiales
ocurre en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y en pabellones quirúrgicos y ortopédicos de
atención de enfermedades agudas. Las tasas de prevalencia de infección son mayores en
pacientes vulnerables por causa de edad avanzada, enfermedad subyacente o quimioterapia
(Maguiña, 2016).
Existen criterios para cualquier infección relacionada con la asistencia sanitaria, paciente con
hemocultivos positivos obtenidos durante las primeras 48h del ingreso y cualquiera de los
siguientes criterios:
• Hospitalización a domicilio con tratamiento endovenoso
• Cuidados especializados de herida en un centro ambulatorio
• Hemodiálisis ambulatoria
• Tratamiento con quimioterapia en los 30 días previos a la bacteriemia
• Ingreso en un hospital de agudos durante 2 o más días en los 90 días previos a la bacteriemia
• Residencia en un centro geriátrico o de larga estancia (Plowman, 2000).
C. Epidemiología
I. Universalidad
La universalidad nace de la diversidad de la población, por ello sin importar si se conoce
o no la serología de un individuo, su situación socioeconómica, sexo, género, religión,
educación, entre otras. Todo ser es potencialmente portador y con mayor énfasis
transmisor de microorganismos. Todos los pacientes pueden expulsar fluidos corporales
independiente de su situación clínica o su diagnóstico y por ello deben ser considerados
como infectados y se debe de tomar en cuenta las precauciones necesarias para prevenir
la transmisión tanto para el personal de salud como del ambiente (OMS, 2005).
Las barreras son los elementos que protegen al personal de la transmisión de infecciones
evitando así la exposición directa y eliminando el material contaminado, lo cual evita las
infecciones. Se clasifican en dos grandes grupos:
● Inmunización activa
La inmunización es la administración de un agente a un organismo para generar
una respuesta inmune y elaborar una respuesta frente a él. Se considera una
efectiva base de vacunas cuando la respuesta es adaptativa dejará memoria y en
un contacto posterior habrá una respuesta rápida y eficiente contra él.
● Barreras físicas
El cuerpo es la primera defensa del cuerpo para evitar que un microorganismo
ingrese en él, por ello es necesario cubrir la piel para evitar la exposición directa
de los fluidos orgánicos potencialmente contaminantes mediante la utilización de
materiales adecuados que se interpongan al contacto de los mismos (Agular Et al.,
2011).
● Las infecciones nosocomiales son enfermedades qué deben ser tratadas y estudiadas con
sumo cuidado para garantizar la protección de la salud
● Los establecimientos hospitalarios tienen la responsabilidad de proveer el tratamiento de
los pacientes que contrajeron una enfermedad nosocomial
● Unas de las características mas importantes de los microorganismos qué causan
infecciones nosocomiales la resistencia antimicrobiana, puesto a que en casos como
Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Stenotrophomonas maltophilia y
Acinetobacter baumannii se limitan las opciones de tratamiento y puede generar graves
consecuencias a la salud de los pacientes
● Las infecciones nosocomiales son normalmente contraida en areas especificas en
hospitales, como en las heridas quirúrgicas, vías urinarias y vías respiratorias, siendo
pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos o inmunodeprimidos los qué
tienen un mayor riesgo de adquirir estas infecciones
ANEXOS
Anexo 1.
Los estudios del Proyecto del Genoma Humano (PGH) iniciado en el año 2007 resultaron
decisivos para el conocimiento de los microbiomas del cuerpo humano, en especial el
intestinal, por su mayor composición y diversidad, participación en la homeóstasis,
inmunidad, nutrición y defensa del intestino unida a las interacciones con el huésped por
parte de su comunidad microbiana, que aportaron información decisiva para la salud y la
enfermedad de afecciones intestinales y sistémica. Estas investigaciones han permitido
establecer en el humano las características del componente genético y metabólico de los
distintos microbiomas, su contribución a la fisiología y predisposición a la enfermedad.
Están representadas por la microbiota intestinal, de la piel, vaginal, oral, otorrino-laríngea a
las que se han adicionado en años recientes, las microbiotas del tracto urinario inferior
(vejiga) y pulmones (Castañeda, 2021).
1. Piel
La piel es la barrera externa más grande del cuerpo humano, esta es una defensa física y
química que protege contra patógenos. Este tejido está en equilibrio dinámico y mantiene
una relación simbiótica con un ecosistema de microorganismos denominado microbioma
cutáneo. Su superficie alberga una variada comunidad de microorganismos, que abarca
bacterias, hongos, ácaros y virus.
Se incluyen microorganismos residentes, que son los más comunes. Este grupo consiste en
una comunidad relativamente constante de microorganismos que se encuentran de manera
regular en la piel y que se recupera tras cualquier alteración. La piel les suministra
nutrientes, y a su vez, estos microorganismos desempeñan un papel activo en la protección
de la piel (mutualismo).Y los microorganismos temporales, que provienen del entorno y
permanecen en la piel durante un corto período, que puede oscilar entre horas y días antes
de desaparecer. En situaciones habituales, no presentan un riesgo de causar enfermedades
(Perez, 2021).
El microbioma puede penetrar capas cutáneas hasta una posición de contacto con células
vivas donde puede influenciar a la inmunidad cutánea sin la necesidad de procesamiento
por las dendritas de células presentadoras de antígenos. Este, seguidamente, modula el
desarrollo del sistema inmune promoviendo células Th1 a través de la vía de interleucina 1
(IL-1) con una inhibición potencial de las funciones Th2, siendo el responsable de
condiciones alérgicas como el acné vulgar, la dermatitis atópica, la dermatitis seborreica, el
eccema, la psoriasis o la caspa.
En la formación del acné, se pueden identificar cuatro factores principales como causantes:
el exceso de producción de sebo, la hiperqueratinización de los folículos pilosebáceos, la
activación de procesos inflamatorios y la proliferación descontrolada de la bacteria
Cutibacterium acnes, antes conocida como Propionibacterium acnes. Las lesiones
relacionadas con el acné se asocia a la presencia abundante de C. acnes, una bacteria
comensal de la piel. Algunos estudios han demostrado que las bacterias probióticas pueden
tener efectos inhibidores sobre el crecimiento excesivo de C. acnes, por ejemplo, a través
de la fermentación del glicerol por Staphylococcus epidermidis. También, se han observado
efectos inmunomoduladores en las células de la piel, como la inhibición de la citocina IL-8,
además de efectos mediados por proteínas y sustancias inhibidoras similares a las
bacteriocinas (Bernabeu, 2018).
2. Vías respiratorias
La colonización del tracto respiratorio se comienza a dar a partir del nacimiento. Durante las
primeras horas de vida el TRA se ve colmado de una amplia gama de microorganismos, los
cuales son probablemente de origen materno. Estos al comienzo son inespecíficos, pero en
el transcurso de las primeras semanas de vida se ven modificados para llegar a organismos
más específicos, dándose un aumento en la concentración de Staphylococcus spp, seguido
del Corynebacterium spp, el Dolosigranulum spp y Moraxella spp. De acuerdo al
mecanismo por el cual se haya dado el nacimiento, el organismo del recién nacido habrá
tenido contacto con diferentes poblaciones bacterianas. En el caso de haber sido por vía
vaginal el contacto fue con las bacterias de dicho sector y del tubo digestivo, en el caso de
haber sido por cesárea el contacto es con bacterias del sector dérmico. En lo que respecta
al tipo de alimentación, aquellos recién nacidos alimentados a partir de leche materna
recibieron de ésta anticuerpos maternos y bacterias como el Bifidobacterium spp y el
Lactobacillus spp, lo que se relaciona con una menor incidencia de infecciones (Castañeda,
2021).
Las narinas son el sector más anterior de todo el tracto respiratorio, en estrecha relación
con el ambiente. El epitelio que las reviste es epitelio escamoso plano queratinizado, con
glándulas sebáceas y serosas lo que favorece la colonización de bacterias que presentan
enzimas lipolíticas, como lo son el Staphylococcus spp, Propionibacterium spp y
Corynebacterium spp. También se pueden encontrar bacterias típicas de otros nichos como
Moraxella spp, Dolosigranulum spp. y Streptococcus spp. La nasofaringe está cubierta por
epitelio estratificado plano con sectores de epitelio respiratorio. En comparación con los
sectores anteriores,la microbiota de la nasofaringe es más diversa. Las bacterias que
predominan son Moraxella spp., Staphylococcus spp. y Corynebacterium spp. Además,
existen bacterias que son características de la nasofaringe: Dolosigranulum spp.,
Haemophilus spp. y Streptococcus spp. La orofaringe presenta una mayor diversidad
bacteriana que la nasofaringe y está recubierta por un epitelio escamoso no queratinizado.
Las bacterias que se encuentran en este sector son mayoritariamente Neisseria spp., Rothia
spp. y anaerobios como Veillonella spp., Prevotella spp. Fusobacterium spp. y Leptotrichia
spp. El TRA se caracteriza por ser un reservorio de microorganismos potencialmente
patógenos, por ejemplo Streptococcus pneumoniae. La microbiota presente en el TRB
difiere de aquella encontrada a nivel del TRA, aunque presentan un alto grado de
solapamiento: comparten especies como Moraxella spp, Haemophilus spp., Staphylococcus
spp. y Streptococcus spp. En el adulto sano, la microbiota del pulmón parece estar
dominada por distintos géneros de la familia Firmicutes como: Streptococcus spp. y
Veillonella spp, géneros de la familia Bacteroidetes incluyendo Prevotella spp. y
Proteobacteria: Pseudomona spp. La composición viral del pulmón se encuentra
frecuentemente compuesta por la familia Anelloviridae. En lo que respecta al microbioma
pulmonar, está compuesto mayoritariamente por miembros de los géneros Eremothecium,
Systenostrema, Malassezia, Davidiellaceae, Aspergillus, y Penicillium (Aranco, 2020).
La microbiota ha sido objeto de estudio en varias patologías que afectan a las vías
respiratorias. Se plantea que, conociéndola, se puedan realizar acciones con fines
terapéuticos, evitando el desarrollo de distintas patologías, que van desde infecciones
respiratorias hasta enfermedades crónicas de la vía aérea. El estudio de la microbiota ha
contribuido a un mejor entendimiento del desarrollo de diversas patologías (Johnston,
2020).
El desarrollo del aparato respiratorio cumple un rol importante en la patogenia del asma, y la
microbiota también cumple un papel en este aspecto, habiéndose demostrado que una
microbiota rica en Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Moraxella
catarrhalis en edades tempranas se relaciona con un aumento de la prevalencia de asma a
los 5 años (Johnston, 2020).
Se han realizado estudios que informan sobre la presencia de cepas probióticas en la leche,
administradas por vía oral para tratar la mastitis lactacional. La etiopatogenia de la mastitis
se ha relacionado con un desequilibrio de la diversidad bacteriana en la glándula mamaria,
resultando en un crecimiento excesivo de las especies causantes de la infección, junto con
la disminución de otras especies presentes de forma natural en la leche humana. Además,
en el tejido mamario canceroso, se han identificado géneros microbianos predominantes
como Fusobacterium, Atopobium, Hydrogenophaga y Gluconacetobacter, que también se
asocian con otras enfermedades cancerosas en epitelios como el cáncer de colon debido a
su capacidad para secretar factores de virulencia y promover condiciones proinflamatoria
(Requena y Velasco, 2019).
4. Cavidad oral
La cavidad bucal presenta distintos microambientes, como las mejillas, el paladar, la lengua,
la superficie de los dientes, las encías y la saliva, cada uno con su propia comunidad
microbiana. Esta diversidad da lugar a variaciones en la composición de la microbiota oral
entre diferentes superficies, como los dientes o la mucosa, e incluso en diferentes áreas de
una misma superficie, como las fisuras o surcos gingivales. Tales diferencias en el hábitat
pueden influir en la capacidad de especies individuales para colonizar y predominar (Marsh
y Percival, 2006). Se ha identificado que ciertas especies son comunes a todos estos
espacios, perteneciendo a los géneros Gemella, Granulicatella, Streptococcus y Veillonella
(Aas et al., 2005). Muchas de estas bacterias forman biofilms, comunidades adheridas a las
superficies dentales y linguales.
El crecimiento bacteriano derivado de una dieta rica en azúcares, como la sacarosa, y la
insuficiente higiene bucal, puede provocar afecciones como caries, gingivitis y periodontitis,
debido a la actividad fermentativa y la producción de ácidos por la microbiota oral,
especialmente por microorganismos como Streptococcus mutans, Veillonella y Lactobacillus
(Wilson, 2008). Diversas estrategias se han propuesto para reducir la acumulación de placa,
desde la restricción en el consumo de azúcares, la vacunación contra bacterias
odontopatógenas específicas (como S. mutans) hasta el empleo de agentes antimicrobianos
en enjuagues bucales o pastas dentales. Además, la cavidad oral puede ser una fuente
importante de bacterias causantes de infecciones respiratorias, como Streptococcus
pneumoniae, Haemophilus influenzae y Staphylococcus aureus, las cuales pueden
desencadenar infecciones pulmonares (Paju y Scannapieco, 2007).
Al estudiar la microbiota oral, un aspecto importante a considerar es que las bacterias en los
biofilms son mucho menos sensibles a los antibióticos y los tratamientos antimicrobianos
que las células planctónicas. Este aumento de la resistencia a los antimicrobianos es una de
las razones principales para el estudio de las bacterias en biofilms modelo, para poder
predecir con fiabilidad la eficacia in vivo de los antimicrobianos (Paju y Scannapieco, 2007).
5. Tracto Gastrointestinal
● Estómago: El ambiente ácido del estómago, con un pH bajo, actúa como una
defensa natural contra el crecimiento bacteriano, manteniendo generalmente
concentraciones microbianas menores a 103 bacterias por mililitro en su contenido
gástrico. Entre las especies predominantes en este entorno, se encuentran
Streptococcus, Lactobacillus, Prevotella, Porphyromonas, Rothia, Atopobium y
Fusobacterium nucleatum, que provienen de la cavidad oral y constituyen una
microbiota transitoria que logra resistir las condiciones ácidas del estómago (Bik, et
al, 2006). Helicobacter pylori es una bacteria que habita en la mucosa gástrica,
desafiando la acidez estomacal mediante la producción de ureasa, que neutraliza el
medio ácido. A pesar de su consideración como patógeno, algunos estudios
sugieren que H. pylori puede comportarse como bacteria comensal al encontrarse en
individuos sanos sin desencadenar síntomas o enfermedades, e incluso puede
modular la respuesta inmune en la mucosa gástrica. Así mismo, tiene la capacidad
de producción de úlceras pépticas y adenocarcinoma gástrico lo cual estaría
asociada a cepas que expresan factores de virulencia como CagA y Cgt que
bloquean la respuesta inmune del hospedador (Bravo, et al. 2018).
● Intestino grueso
El intestino grueso se ha identificado como la región con mayor densidad microbiana
del cuerpo humano, pudiendo alcanzar valores de 1010 microorganismos por mL de
contenido intestinal. La mayoría de grupos microbianos identificados son bacterias,
pertenecientes a los órdenes Bacteroidetes y Firmicutes (alrededor del 90%) y otros
como Proteobacteria, Actinobacteria, Fusobacteria y Verrumicrobia. Los géneros
Bacteroides, Faecalibacterium y Bifidobacterium son los más abundantes en el
intestino grueso. Son en su mayoría microorganismos anaerobios estrictos y algunas
de las especies descritas sólo se encuentran en este entorno, lo que refleja un nivel
de adaptación específica al nicho intestinal (Beltrán, 2017).
6. Cerebro
Un microbioma cerebral está formado por un conjunto de microbios que perduran, aunque
no necesariamente se replican activamente, en el cerebro, ya que se pueden encontrar
abscesos cerebrales o las encefalopatías, que claramente implican el crecimiento de
microbios (Link, 2021). Se ha demostrado en cortes del cerebro humano de bacterias
asociadas a astrocitos, sin estar relacionadas con una infección, se ha aludido como
evidencia de microbioma cerebral. Cabe resaltar que se ha aceptado que la actividad
metabólica de la microbiota intestinal influye en el cerebro. Por lo que se ha descrito que
las bacterias intestinales pueden sintetizar neurotransmisores como serotonina, GABA,
noradrenalina, dopamina y acetilcolina, entre otros (Requena y Velasco, 2019).
CONCLUSIONES
● Se ha determinado que el cuerpo humano tiene lugares específicos de microbioma
normal la cual no afectan al organismo y otras partes que han sido colonizadas por
microorganismos invasores que pueden producir diferentes infecciones y
enfermedades según el lugar y la concentración de organismos que se pueden
presentar.
● El microbioma normal de la piel es un ecosistema complejo de microorganismos que
coexisten en equilibrio en la superficie de la misma. Está compuesta principalmente
por bacterias, hongos, virus y otros microorganismos. El desequilibrio puede dar
lugar a diversas enfermedades como el acné, la dermatitis atópica, la psoriasis y las
infecciones cutáneas
● La microbiota respiratoria juega un rol clave en el desarrollo, maduración y
regulación del sistema inmune, influyendo así en la patogenia de las enfermedades
del tracto respiratorio.
● La presencia de bacterias específicas, como Lactobacillus, en el tracto reproductivo
femenino y masculino está asociada con la salud reproductiva. Cambios en esta
microbiota se relacionan con diversas afecciones, desde vaginosis hasta prostatitis.
La leche materna también contiene una microbiota diversa, desafiando la idea de su
esterilidad. Mantener un equilibrio bacteriano es clave para la salud reproductiva en
ambos sexos.
● La cavidad oral, con su diversa microbiota, desempeña un papel crucial en la salud
bucal y respiratoria, influyendo en afecciones como caries y enfermedades
periodontales. El estudio de la microbiota oral destaca la importancia de comprender
los biofilms para desarrollar estrategias antimicrobianas efectivas.
● En el estómago, el ambiente ácido controla la proliferación bacteriana, aunque
ciertas especies como H. pylori desafían estas condiciones. Su papel dual, desde
posible comensalismo hasta patogenicidad asociada con úlceras y enfermedades
gástricas, resalta la complejidad de la microbiota estomacal y su interacción con el
hospedador.
● Se determinó que la composición y la funcionalidad de la microbiota del intestino
grueso tiene mayor densidad microbiana, por lo que se evidenció que el microbioma
intestinal tiene mayor efecto en personas con trastornos del comportamiento como
TEA, dificultad de aprendizaje, adicciones y trastornos de la alimentación y en
enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer.
● Se ha determinado microbioma cerebral que pueden perdurar o estar asociadas a
astrocitos, sin estar relacionadas con una infección y otras que pueden convertirse
en abscesos cerebrales o en encefalopatías, mostrando así un crecimiento de
microbios cerebrales.
REFERENCIAS
Aas, J. A., Paster, B. J., Stokes, L. N., Olsen, I., and Dewhirst, F. E. (2005). Defining the
normal bacterial flora of the oral cavity. Journal of Clinical Microbiology, 43,
5721-5732.
Aranco, R., Curbelo, D., Gallo, G., Iturralde, M., Ramirez, J. & Servetto, M. (2020) Microbiota
y Patología Respiratoria: Revision sobre los conocimientos más recientes. Extraido
de:https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/34022/1/MCII_202
0_G69.pdf
Arias,E., Vila, O. y Sanz, R. (2014).Dermatitis causada por desequilibrio en la microbiota
normal de la piel. Farmacia Profesional, 18(2), 58–63.
Beltran, M. (2017). Microbiota autóctona. Vol.31. Núm. 2. Elsevier.
https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-microbiota-autocton
a-X0213932417608739
Autores
Luisa Fernanda Sierra Ardon
Madeline Hadalí Simón Ajú
Lea Elizabeth Agustín García
Carmen Alicia Chin Pirir
Julianne Ashlie Estrada Morales
Cristian Daniel Isaac Godínez Maldonado
La piel es la principal barrera estructural del organismo, y todo proceso que produzca una alteración
en la misma favorece el desarrollo de infección.
En la actualidad, las infecciones de piel y partes blandas forman parte de un alto porcentaje de las
consultas en salud. Estas van desde infecciones leves, donde el manejo se realiza con tratamiento
tópico, hasta aquellas con severo compromiso sistémico, requiriendo terapia antibiótica sistémica e
incluso el desbridaje quirúrgico. En general, son producto de un desbalance entre los mecanismos de
defensa de la barrera cutánea y los factores de virulencia y patogenicidad de los microorganismos
que la afectan. (Flores, Villarroel y Valenzuela, 2007)
Los mecanismos patogénicos fundamentales de las lesiones de la piel de causa infecciosa pueden ser
como inoculación directa con respuesta inflamatoria local, como el impétigo; invasión a través del
torrente sanguíneo, con multiplicación local posterior suelen ser exantemas más o menos
diseminados, como la varicela o el embolismo estafilocócico; exotoxinas circulantes liberadas desde
lugares remotos por ejemplo el síndrome de piel escaldada estafilocócica (SPEE) o la escarlatina;
mecanismo inmunológico, como lesiones estériles de la piel asociadas a bacteriemia por gonococo; y
manifestación de coagulación vascular diseminada, como en la meningococemia. (Vázquez y
Saavedra, 2019)
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Está formado por 3 capas: epidermis, dermis e
hipodermis; cada una de las cuales desempeña una serie de funciones, relacionadas entre sí. Tiene
múltiples funciones como: regular la inmunidad, circulación, temperatura corporal, protección solar,
función barrera, sensibilidad física, entre otras (Albericio, et. al., 2023).
En cuanto a la piel, las bacterias constituyen alrededor del 95% de la microbiota, predominando las
pertenecientes a los Filos Actinobacteria, equivalentes al 60% del total y Firmicutes al 25%. Las
primeras están representadas por corinebacterias y propionil bacterias, mientras que Staphylococcus
epidermidis sería el representante casi exclusivo de las segundas. La diversidad de poblaciones
microbianas depende de la topografía y fisiología de cada zona del cuerpo y cada área. Alteraciones
en este equilibrio, pueden causar infecciones (Albericio, et. al., 2023).
Las infecciones bacterianas de la piel son procesos producidos por la acción directa o indirecta de
distintas bacterias, estas pueden afectar a la piel, y a sus anexos. El conocimiento de estos procesos
es importante, esto debido a que aunque hay algunas infecciones sin importancia y exclusivamente
locales, existen otras que pueden dar lugar a infecciones sistémicas y llevar al paciente a una sepsis
general y, por lo tanto, a la muerte (Janeiro, et al., 2010).
Las infecciones cutáneas ocurren cuando la microbiota normal de ésta se ve alterada por influencia
de factores tales como: higiene inadecuada, humedad, condiciones climáticas, hacinamiento,
dermatosis inflamatorias pre existentes y tratamientos antibióticos previos. Estos elementos
favorecen a que las bacterias patógenas se adhieran o multipliquen sobre la piel. Existen también
algunos factores de riesgo como diabetes mellitus, compromiso del sistema inmune, insuficiencia
renal con hemodiálisis, dermatitis atópica y psoriasis, que hacen más susceptible la colonización por
S. aureus (Janeiro, et al., 2010).
Las infecciones cutáneas bacterianas más comunes incluyen: impétigo, foliculitis, forunculosis,
ántrax, abscesos cutáneos, celulitis y erisipela. La mayoría de estas infecciones son causadas por
Staphylococcus aureus y Streptococcus grupo A beta hemolítico. También otros microorganismos
pueden estar involucrados de manera ocasional, según el contexto clínico. Cuando el diagnóstico es
precoz y el tratamiento adecuado, estas infecciones usualmente son curables. Si el diagnóstico se
retrasa o el tratamiento no es óptimo, algunas infecciones pueden presentar complicaciones tales
como: nefritis, carditis, artritis y septicemia (Janeiro, et al., 2010).
Estas infecciones pueden estar producidas por una amplia variedad de microorganismos, que forman
parte de la microbiota de la piel y de las mucosas o que proceden del medio ambiente. Pueden ser
primarias, si aparecen de novo, sin puerta de entrada aparente (p. ej., erisipelas) o secundarias, por
rotura de la integridad de la piel. Las primeras se producen por un daño externo sobre la piel intacta:
los microorganismos penetran a través de soluciones de continuidad en la piel o las mucosas,
secundariamente a la aparición de una herida, de una quemadura o de una mordedura (origen
exógeno), como complicación de la cirugía (origen endógeno), o se producen desde un foco de
infección distante a través de la sangre (Burillo, et al., 2007).
3. Tipos de daño
● Quemaduras: Podemos definir una quemadura como una herida traumática en la piel que es
causada cuando esta absorbe más calor del que puede tolerar. La piel es un órgano que se
caracteriza por una elevada conductividad de calor, pero una baja irradiación térmica, es
decir que se sobrecalienta rápidamente, pero se enfría lentamente, esto favorece al daño
tisular a pesar de que el agente causal ya no esté en contacto. Esta herida puede darse en
cualquier estructura anatómica del cuerpo y su severidad y profundidad dependerá de la
duración a la exposición, la fuente de energía, la conductividad, el tipo de tejido afectado, la
zona corporal quemada, edad y el estado previo de salud del paciente (Lalangui, 2019).
Existen varios factores que predisponen a los pacientes quemados a una infección, entre
ellos se pueden mencionar:
● Abscesos: Los abscesos en la piel es la forma en la que el cuerpo intenta curar una infección,
generalmente causada por bacterias que entran en el cuerpo y este reaccióna haciendo que
el sistema inmunitario envie globulos blancos para combatir la infección, y estos se acumulan
en la herida formando lo que se conoce como pus, este pus se acumula en una zona de la
piel que no drena bien formando un absceso doloroso, suelen ser de color rojo, estar
hinchados, calientes al tacto y pueden supurar líquido. Pueden desarrollarse en la capa más
superficial de la piel, y verse como una herida que no se ha curado o un grano. Los abscesos
que se forman debajo de la piel se pueden ver como un bulto inflamado. Por lo general, este
tipo de infección está causado por bacterias del género Staphylococcus, que viven en la piel
como parte de la microbiota normal antes mencionada (Pitone, 2023).
● Celulitis: La celulitis es una infección bacteriana aguda de la piel y el tejido subcutáneo que
es causada, la mayoría de las veces, por estreptococos beta-hemolíticos del grupo A
(Streptococcus pyogenes) o Staphylococcus aureus. En este caso la barrera cutánea
generalmente se encuentra comprometida. Los estreptococos causan una infección difusa
que se extiende rápidamente debido a la acción de las enzimas producidas por las bacterias
(estreptocinasa, DNasa, hialuronidasa), que degradan los componentes celulares que, de
otra manera, contendrían y focalizarían la inflamación. La celulitis estafilocócica suele ser
más localizada y suele aparecer en heridas abiertas o en abscesos cutáneos. Entre los
síntomas y signos incluyen dolor, calor, eritema que se propaga rápidamente y edema,
además puede causar fiebres y los ganglios linfáticos regionales pueden agrandarse en
infecciones más graves (Wingfield, 2021).
4. Factores de Virulencia:
● Pseudomonas aeruginosa: Esta bacteria cuenta con una diversidad de factores que le
permiten llevar a cabo la infección, entre estos se encuentra un flagelo que confiere
motilidad a la célula y el lipopolisacárido (LPS). Este flagelo contiene la proteína flagelar FliD,
que le confiere a la bacteria la capacidad de adherirse en la mucosa. También podemos
mencionar a la proteína flagelar FliC, que es el principal factor que desencadena la secreción
de péptidos antimicrobianos por el sistema inmune, liberación de trampas extracelulares
mediadas por neutrófilos (NET ́s) y posee la capacidad de ser reconocida a través de los
receptores tipo Toll (TLR) tipo 5 (TLR5) lo que provoca una expresión de IL-18 e IL-1B, lo que
puede desencadenar a una muerte celular piroptótica mediante la vía de vía NFkB (factor
nuclear kappa acelerador de la cadena ligera de células B activadas). Esta bacteria cuenta a
su vez con un pili del tipo IV que le confiere la capacidad de adherirse y tener otro tipo de
movilidad denominado “swarming” (Paz, Mangwani, Martínez, Álvarez, Solano & Vázquez,
2019).
● Staphylococcus aureus: Esta bacteria produce una gran cantidad de enzimas extracelulares,
muchas de las cuales participan probablemente en la patogenicidad del microorganismo.
Podemos mencionar a la coagulasa, esta produce la coagulación del plasma y puede
encontrarse de forma libre o unida a la bacteria. Está actúa sobre el factor liberador de
coagulasa (CRF), esto provoca la formación de un material similar a la trombina llamado
trombina coagulasa, que convierte el fibrinógeno en fibrina. Por otro lado, la coagulasa ligada
favorece la formación de grumos o racimos, lo que ayuda en la fagocitosis. También cuenta
con la enzima hialuronidasa o factor de difusión, el cual es capaz de romper el ácido
hialurónico del tejido conectivo y así ayuda a la difusión del microorganismo (Cisterna &
Madariaga, 2018).
● Escherichia coli: En un paciente quemado, E. coli libera toxinas, las cuales son polisacáridos
capaces de viajar al torrente circulatorio activando los macrófagos y monocitos, que liberan
mediadores químicos, como las interleucinas (IL) factor de necrosis tumoral (FNT) y
prostaglandinas (PG) e interactúan con las catecolaminas, cortisol y glucagón, produciendo
fiebre, daño celular y proteólisis. Además, estas son las responsables de la hipercatabolia,
hiperglucemia y resistencia periférica a la insulina del paciente quemado (Alfaro, 2003).
● Enterococcus spp: Esta bacteria cuenta con importantes factores que le han ayudado a la
hora de sobrevivir o invadir espacios anatómicos del huésped, en este caso la de mayor
importancia es la sustancia de agregación, este factor desempeña múltiples papeles en la
infección de la bacteria como: desarrollar un papel importante en la diseminación de los
factores de virulencia codificados por plásmidos, como la citolisina enterocócica y
determinadas resistencias antibióticas, entre las especies; facilita la adherencia de la bacteria
a las células epiteliales renales e intestinales, y a la colonización de estas superficies; protege
al microorganismo contra los leucocitos polimorfonucleares y de la lisis mediada por
macrófagos, pudiendo deberse a una modificación de la maduración fagosomal; La sustancia
de agregación y las citolisinas tienen acciones sinérgicas, lo cual aumenta la virulencia, lo cual
causa el daño tisular e invasión tisular profunda; y por último, media la unión con proteínas
de la matriz extracelular, incluyendo colágeno tipo I, siendo de especial importancia para las
infecciones endodónticas ya que es el principal componente orgánico de la dentina (Covo,
2014).
● Clostridium tetani: Esta bacteria cuenta con una toxina, denominada toxina tetánica, la cual
es absorbida en la unión neuromuscular, placa terminal y es transportada al sistema nervioso
central. La toxina tetánica es una metaloproteasa Zn-dependiente que activa las moléculas
de sinaptobrevina, impidiendo la liberación de los neurotransmisores. Actuando
preferentemente sobre la sinaptobrevinas tipo II, inhibiendo así la salida de
neurotransmisores inhibitorios GABA y glicina produciendo parálisis espástica (Universidad
de Bueno Aires, 2020).
5. Diagnóstico de laboratorio
Las infecciones de piel y tejidos blandos son las que afectan a piel y anejos cutáneos, tejido celular
subcutáneo, fascias y músculo estriado y, junto con las infecciones de vías respiratorias, son las más
frecuentes en clínica humana.
● Obtención de la muestra.
En las quemaduras se recomienda realizar dos incisiones paralelas mediante biopsia, de unos
1-2 cm de longitud, separadas 1,5 cm, luego, con bisturí y pinzas estériles, se obtendrá una
muestra lo suficientemente profunda como para llegar hasta tejido viable (Burillo, et al.,
2007).
● Procesamiento de la muestra.
● Identificación morfológica.
- Medios de cultivo: agar sangre, agar chocolate, agar MacConkey/agar CNA, agar
Sabouraud, agar Brucella, agar kanamicina-vancomicina, agar BBE (Valderrama, et
al., 2019).
- Caldos de enriquecimiento: caldo BHI, caldo TSB o caldo tioglicolato. Este último es
el más indicado para el aislamiento de anaerobios. El empleo de caldo de
enriquecimiento sólo está indicado en las muestras invasivas, en las que la carga
bacteriana puede ser baja y las características de obtención de la muestra obligan a
apresurar al máximo las posibilidades diagnósticas. En las muestras no invasivas no
parece aportar ventajas y tiene el inconveniente de permitir el crecimiento de los
microorganismos contaminantes de ciclo vital más rápido, que no reflejan la
situación real de la infección (Valderrama, et al., 2019).
- Enterococcus spp: Cocos Gram positivos, que pueden estar solos, en pares o
formando cadenas y con una morfología cocobacilar, son anaerobios facultativos,
hidrolizan la esculina en presencia de sales biliares, catalasa negativa, pero en
algunas oportunidades pueden ser catalasa positiva y el ácido láctico es el producto
final de la fermentación de la glucosa (Herrera, Vargas & Campos, 1998).
● Los tejidos blandos que son producto de heridas, incluyendo cortaduras, traumatismos,
quemaduras, abscesos o post-cirugía, son muy susceptibles a infecciones por bacterias
oportunistas que colonizan dichas lesiones, causando invasión y daño tisular grave gracias a
los factores de virulencia en particular de cada bacteria. Entre las principales de estas
bacterias oportunistas se encuentran Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus,
Escherichia coli, Enterococcus spp, Pasteurella multocida y Clostridium tetani.
● Las infecciones por tejidos blandos por bacterias oportunistas deben ser tratadas de
inmediato para evitar el desarrollo de enfermedades sistémicas y diseminación a tejidos más
profundos pudiendo causar una endocarditis o meningitis bacteriana.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Abbas AK, L. A. (2018). Inmunología celular y molecular. McGraw-Hill Interamericana, 19, 1077-1082.
Albericio, G., López, M., Betés, P., Alquézar, M., Ocaña, B., & Gracia, A. (2023) Microbiota de la piel.
Rev. Sanid. de Inv. https://revistasanitariadeinvestigacion.com/microbiota-de-la-piel/
Alfaro, M. (2003). Quemaduras. Universidad de Costa Rica.
https://www.binasss.sa.cr/quemaduras.htm
Burillo, A., Moreno, A., & Salas, C.(2007). Diagnóstico microbiológico de las infecciones de piel y
tejidos blandos. Microbiological diagnosis of infections of the skin and soft tissues, 25(9),
579-586.
https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-
diagnostico-microbiologico-infecciones-piel-tejidos-13111185
Beltrán, M. (2017) Microbiota autóctona. Elsevier: 31(2); 17-21. Recuperado de:
https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-microbiota-autoctona-X021
3932417608739
Castillo, P., & Castro, C. (2007). Mecanismos de patogénesis bacteriana en procesos respiratorios:
Pasteurellosis. Rev. Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales. 10(1).
https://revistas.udca.edu.co/index.php/ruadc/article/download/561/475/932
Cisterna, R., & Madariaga, L. (2018). Patogenia de la infección por Staphylococcus aureus.
[Documento PDF]. https://www.esteve.org/wp-content/uploads/2018/01/136593.pdf
Covo, E. (2014). Expresión del gen esp (enterococcal surface protein) de Enterococcus faecalis en un
modelo in vitro de dientes extraídos. Universidad de Cartagena. [Documento PDF].
https://repositorio.unicartagena.edu.co/bitstream/handle/11227/3952/Informe%20Final%20
Maestria%20Covo%20Marzo%2028.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Estévez, A. (2021). Identificación de bacterias de interés clínico: pruebas de identificación
epidemiológicas, morfológicas, tintoriales, bioquímicas, de susceptibilidad y de análisis del
genoma. [Documento PDF].
https://formaciontss.es/wp-content/uploads/2021/02/IDENTIFICACION-DE-BACTERIAS_compr
essed.pdf
Garrido, J. (2022). Tétanos. Infequus. https://www.visavet.es/infequus/tetanos.php
Herrera, M., Vargas, Á. & Campos, M. (1998). Aislamientos de Enterococcus spp., resistentes a la
vancomicina, en muestras de heces de niños costarricenses. Rev. Médica del Hospital Nacional
Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera. 33(1-2).
https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1017-85461998000100004
Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). (2022). Pasteurella multocida subsp.
multocida. INSST.
https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/bacterias/pasteurella-multocida-subsp-mult
ocida
Janeiro, J., García, A., Santalla, F., Prieto, R., González, C. & Romero, M. (2010) Infecciones
bacterianas de la piel. Rev. Española de Pod. 21(6), 220-224.
Lalangui, J. (2019). Etiología de las quemaduras y perfil microbiológico de muestras de pacientes de la
Unidad de Quemados del Hospital General Isidro Ayora de la ciudad de Loja. [Documento PDF].
https://dspace.unl.edu.ec/jspui/bitstream/123456789/22089/1/Tesis%20Jhoely%20Michelle%
20Lalangui%20I%C3%B1iguez.pdf
Matchat, L., Martin, L., Vaillant, L. (2018). Infecciones bacterianas cutáneas superficiales foliculares y
no foliculares. ElSevier. 52(4). DOI: https://doi.org/10.1016/S1761-2896(18)41447-1
Oiseth, S., Jones, L., & Maza, E. (2023). Inmunidad Innata: Barreras, Complemento y Citoquinas.
Lecturio. https://www.lecturio.com/es/concepts/respuesta-inmune-innata/
Olivares, A. (2019). Elementos moleculares de la función encefálica. Permanyer. México.
Paz, V., Mangwani, S., Martínez, A., Álvarez, D., Solano, S., & Vázquez, R. (2019). Pseudomonas
aeruginosa: patogenicidad y resistencia antimicrobiana en la infección urinaria. Rev. Chilena de
infectología. 36(2). DOI: http://dx.doi.org/10.4067/S0716-10182019000200180
Pitone, M. (2023). Abscesos en la piel. KidsHealth. https://kidshealth.org/es/parents/abscess.html
SEQC. (2022). Infecciones de piel y heridas. Labtestonline.
https://www.labtestsonline.es/conditions/infecciones-de-piel-y-heridas
Universidad de Bueno Aires. (2020). Seminario 3 – Patogenicidad bacteriana II. [Documento PDF].
https://fmed.uba.ar/sites/default/files/2020-02/Seminario%203%202020.pdf
Valderrama, S., Cortés, J., Caro, M., & Andrade, L. (2019) Guía de Práctica Clínica para el Diagnóstico y
Manejo de las Infecciones de Piel y Tejidos Blandos en Colombia. Infectio (Scielo), 23(4):
318-346.
Vargas, S., Zúñiga, R., Prada, Y., Fonseca, G., & Lao, W. (2015). Factores de riesgo para el desarrollo de
infecciones intrahospitalarias en pacientes quemados. Hospital S. Juan de Dios, Costa Rica.
Parte II. Scientific electronic library online (Scielo), 35(4), 154-156.
Wingfield, R. (2021). Celulitis. Msdmanuals.
https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-dermatol%C3%B3gicos/infecciones
-bacterianas-de-la-piel/celulitis#v963517_es
Universidad de San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Escuela de Química Biológica
Departamento de Microbiología
Bacteriología ll
Licda. María del Carmen Bran
-Enfermedad diarreica aguda por Campilobacter jejuni: considerada una de las principales
causas de enteritis transmitida por alimentos contaminados al humano, su importancia clínica
ha aumentado por especies emergentes; las aves de corral son el principal reservorio y fuente
de transmisión hacia los humanos. considerada una de las principales causas de enteritis
transmitida por alimentos contaminados al humano. Su importancia clínica ha aumentado por
especies emergentes como Campylobacter concisus y Campylobacter ureolyticus; las aves de
corral son el principal reservorio y fuente de transmisión hacia los humanos (Cervantes ,
2020).
Por virus
-Infección por VIH/SIDA.
-Fiebre hemorrágica de ébola.
-Hepatitis C, Delta, E, GB.
-Influenza A (H5 N1 ) virus.
-Neumonía por morbillivirus.
-Síndrome pulmonar por hantavirus.
-Enfermedad diarreica aguda por Rotavirus.
-Fiebres hemorrágicas por arenavirus (fiebre hemorrágica argentina, venezolana, boliviana).
-Eritema infeccioso
Por protozoos
-Cryptosporidiosis
Dichas infecciones son todas aquellas enfermedades conocidas, que después de no constituir
un problema de salud, aparecen a menudo cobrando proporciones epidémicas. Son ejemplos
bien conocidos los siguientes:
Por bacterias:
-Cólera: V. cholerae es el agente etiológico del cólera asiático en los seres humanos, una
enfermedad diarreica potencialmente grave que ha sido un azote para la humanidad durante
siglos. Descrito por primera vez y nombrado por Pacini en 1854, fue aislado 32 años más
tarde por Koch, que lo denominó “bacilo en coma” debido al aspecto curvo o en forma de
coma característico de las células bacterianas individuales. Dentro de la especie, existen
muchas diferencias entre las cepas tanto en potencial patogénico como epidémico (Winn et
al., 2006).
-Peste: es causada por Yersinia pestis, una bacteria zoonótica que suele encontrarse en
pequeños mamíferos y en las pulgas que los parasitan. Las personas infectadas por Y. pestis
suelen presentar síntomas tras un periodo de incubación de 1 a 7 días. Hay dos formas
clínicas principales de peste: bubónica y neumónica. La peste bubónica, es la forma más
frecuente y es caracterizada por la tumefacción dolorosa de los ganglios linfáticos,
denominados bubones, es la más frecuente. La peste se transmite entre los animales y los
humanos por la picadura de pulgas infectadas, contacto directo con tejidos infectados o
inhalación de gotículas respiratorias infectadas. La peste puede ser una enfermedad muy
grave para el ser humano. En ausencia de tratamiento, la peste bubónica tiene una tasa de
letalidad del 30% al 60%, y la neumónica resulta invariablemente mortal. En la actualidad,
los tres países más endémicos son Madagascar, la República Democrática del Congo y el
Perú (Cabezas, 2015).
Por virus:
-Dengue
-Enfermedad rábica
-Fiebre amarilla
Por parásitos:
-Paludismo (Suárez y Berdasquera, 2000).
Conclusiones
Referencias
Ariza, A. (2016). Enfermedades emergentes y reemergentes en el mundo: una mirada a sus
principales causas. Conexión Agropecuaria, 6(2), 35-55.
Ferrer, Y., Oquendo, P., Asin, L., y Morejón, Y. (2014). Diagnóstico y tratamiento de la
fascitis necrosante. Medisur, 12(2).
López, J., Rivera , M., Concha, J., Gatica, S., Loeffeholz, M., y Barriga, O. (2003).
Ehrlichiosis humana en Chile. Revista Médica de Chile, 131(1), 67-70.
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872003000100010
Losa, J. (2022). Enfermedades infecciosas emergentes: una realidad asistencial. Anales del
Sistema Sanitario de Navarra, 44(2), 145-156.
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272021000200001
Parra, P., Pérez, S. Patiño, M., Castañeda, S., y García, J. (2012). Actualización en fascitis
necrotizante. Seminarios de la Fundación Española de Reumatología, 13(2), 41-48.
Sánchez, S.,Martínez, R., Alonso, M., Rey., J. (2010). Aspectos clínicos y patogénicos de las
infecciones por Escherichia coli O157:H7 y otros E. coli verotoxigénicos.
Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, 28(6), 370-374.
https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28
-articulo-aspectos-clinicos-patogenicos-infecciones-por-S0213005X09003668
Winn, W., Allen, S., Janda, W. Koneman, E., Procop, G., Schreckenberger, P., y Woods, G.
(2006). Koneman Diagnóstico microbiológico Texto y Atlas en Color. (6a. ed.)
Editorial Médica Panamericana Madrid España.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Escuela de Química Biológica
Departamento de Microbiología
Bacteriología II
MARCO TEÓRICO
Los desechos bioinfecciosos son los desechos generados durante las diferentes etapas de
la atención de salud (diagnóstico, tratamiento, inmunizaciones, investigaciones y otros), y
que por lo tanto han entrado en contacto con pacientes humanos o animales, y que
representan diferentes niveles de peligro potencial, de acuerdo al grado de exposición que
hayan tenido con los agentes infecciosos que provocan las enfermedades (Programa
Regional de Desechos Sólidos Hospitalarios, 1998).
Los desechos peligrosos y en particular los bioinfecciosos, son los que representan el
mayor riesgo para el personal de salud. Entre los desechos bioinfecciosos figuran tres tipos:
los infecciosos, que son los materiales provenientes de salas de aislamiento y los materiales
biológicos; los patológicos, que contemplan a los residuos anatómicos patológicos y
quirúrgicos; y los desechos punzocortantes, que incluyen agujas hipodérmicas, jeringas,
pipetas de Pasteur, agujas, bisturíes, etc. Los desechos punzocortantes son los
responsables de la mayor cantidad de accidentes y causa principal de enfermedades y
mortalidad evitables vinculadas con el manejo de los desechos hospitalarios (Acosta, &
Andrade, 2008).
Figura 1
Clasificación de desechos
Los desechos bioinfecciosos son todos aquellos que pueden contener agentes infecciosos,
y se subdividen en tres tipos: infecciosos, patológicos y punzocortantes.
a) Infecciosos:
Son generados durante las diferentes etapas de atención de salud y representan distintos
niveles de peligro potencial, de acuerdo con su grado de exposición ante agentes
infecciosos. Se dividen en:
b) Patológicos: En ellos se incluyen tanto los residuos patológicos humanos como los de
animales:
● Residuos anatómicos patológicos y quirúrgicos: desechos patológicos humanos,
como tejidos, órganos, partes y fluidos corporales, que se remueven durante las
autopsias, la cirugía u otros procedimientos, incluyendo las muestras para análisis.
● Residuos de animales: residuos de animales, ya sean cadáveres o partes de
animales infectados provenientes de los laboratorios de investigación médica o
veterinaria, así como sus camas de paja u otro material.
(Acosta, & Andrade, 2008).
c) Punzocortantes
Contemplan los objetos punzocortantes que estuvieron en contacto con fluidos corporales o
agentes infecciosos, incluyendo agujas hipodérmicas, jeringas, pipetas de Pasteur, agujas,
bisturíes, placas de cultivos, cristalería entera o rota, alambres y tornillos, cánulas, tubos de
vidrio y plástico rígido, ampollas, aplicadores, catéteres, etc.
Se considera también dentro de este tipo a cualquier objeto punzocortante desechado, aún
cuando no haya sido utilizado. Los desechos punzocortantes son los responsables de la
mayor cantidad de accidentes y causa principal de enfermedades evitables vinculadas con
el manejo de los desechos hospitalarios por lo que conviene observar las siguiente
recomendaciones:
Envases Rígidos: Los envases rígidos se dividen en tres tipos principales, según el uso al
que son destinados: para punzo cortantes, para sólidos que puedan drenar abundantes
líquidos y para vidrio. Los destinados para el desecho de punzocortantes son los más
utilizados y suelen tener las siguientes características:
- Están hechos de material plástico rígido y son resistentes a la perforación, golpes o
caídas (polietileno).
- Son impermeables para evitar fugas de líquidos, provistos de un sistema que
impida extraer los objetos desechados.
- Preferiblemente, suelen ser de color rojo o, como alternativa, deben ser fácilmente
identificables y llevar una etiqueta bien visible con la palabra PUNZOCORTANTES y
el símbolo universal de biopeligrosidad.
Desinfección y Esterilización
Para la bioseguridad en el laboratorio es fundamental disponer de conocimientos básicos
sobre la desinfección y la esterilización. Habida cuenta de que los objetos muy sucios no
pueden desinfectarse o esterilizarse rápidamente, es igualmente importante comprender los
conceptos básicos de la limpieza previa. A este respecto, los siguientes principios generales
se aplican a todas las clases conocidas de microbios patógenos. Los requisitos particulares
de la descontaminación dependerán del tipo de trabajo experimental y de la naturaleza de
los agentes infecciosos que se estén manipulando.
La información genérica que aquí se ofrece puede utilizarse para elaborar procedimientos
tanto normalizados como más específicos para hacer frente a los peligros biológicos que
existan en un laboratorio concreto. Los tiempos de contacto con los desinfectantes son
distintos para cada material y cada fabricante. Así pues, todas las recomendaciones para el
uso de desinfectantes deben seguir las especificaciones del fabricante (OMS, 2005).
Métodos de Esterilización
La esterilización, un procedimiento con el que se eliminan todas las formas de vida
microbiana, incluidas las esporas bacterianas, se logra por medios físicos y químicos. La
desinfección es un proceso con el que se destruyen microorganismos patógenos, aunque
no necesariamente todos los microorganismos ni todas las esporas. Al igual que la
esterilización, la desinfección se puede lograr con métodos físicos y químicos.
Los métodos físicos de esterilización son: Incineración, Calor Húmedo, Calor seco,
Filtración y Radiación Ionizante (gamma).
Hay distintos tipos de autoclaves, entre los que cabe citar los siguientes:
● Autoclaves de desplazamiento por gravedad: En la figura 2 se muestra la
construcción general de una autoclave de desplazamiento por gravedad. El
vapor entra en la cámara a presión y desplaza el aire más pesado hacia
abajo, a través de la válvula del orificio de salida, equipada con un filtro
HEPA.
● Autoclaves de prevacío:Estos aparatos permiten eliminar el aire de la
cámara antes de dar paso al vapor. El aire extraído se evacua a través de
una válvula equipada con un filtro HEPA. Al final del ciclo, el vapor se evacua
automáticamente. Estas autoclaves pueden funcionar a 134 °C, por lo que el
ciclo de esterilización puede reducirse a tres minutos. Son ideales para
cargas de material poroso, pero no pueden utilizarse para tratar líquidos
debido al vacío.
Figura 2
3. El calor seco requiere un período de exposición más prolongado (1,5-3 horas) que
el calor húmedo y temperaturas superiores (160-180°C). Se utilizan estufas de calor
seco para esterilizar elementos como material de vidrio, aceite, vaselina o polvos.
Métodos de Desinfección
1. Métodos físicos de desinfección: los tres métodos físicos de desinfección son:
A. Ebullición a 100°C durante 15 minutos, que destruye las bacterias
vegetativas
C. Uso de radiación no ionizante, por ejemplo, luz ultravioleta (UV). Los rayos
UV tienen longitud de onda larga y baja energía; no penetran bien y para que
esta forma de desinfección sea eficaz los microorganismos deben estar
expuestos en forma directa, por ejemplo, en la superficie de trabajo de una
cabina de bioseguridad.
Conclusiones
● En esta investigación se ha evaluado que los agentes infecciosos representan
diferentes niveles de peligro potencial, de acuerdo al grado de exposición.
● Los desechos hospitalarios se pueden dividir en comunes y peligrosos.
● Durante esta investigación se identificaron cinco tratamientos más comunes para
desechos bioinfecciosos.
● Según la investigación se determinó que las esporas bacterianas como las de las
especies de Bacillus son las más resistentes.
● El alcohol etílico al 70% es el más usado para desinfección de la piel.
Referencias
Acosta, S., &, Andrade, V. (2008). Manual de esterilización para centros de salud.
Organización Panamericana de la Salud: Washington, D.C.: OPS.
https://www1.paho.org/PAHO-USAID/dmdocuments/AMR-Manual_Esterilizacion_Ce
ntros_Salud_2008.pdf
MARCO TEÓRICO
● Epiglotitis
Cuadro clínico: se produce principalmente en niños de 2 a 6 años se caracteriza al incio
por fiebre alta, dolor de garganta, disfagia, agitación y obstrucción respiratoria con estridor,
en adultos se presenta un cuadro clínico más leve caracterizado por odinofagia y cambios
en la voz (Díez et al., 2006).
Etiología: el principal agente etiológico de la epiglotitis en niños es Haemophilus influenzae,
aunque se han asociado otras especies bacterianas como Haemophilus influenzae no
tipable, Haemophilus parainfluenzae, S. pneumoniae, S. pyogenes y S. aureus. Así mismo
esta patología puede estar asociada a varios virus respiratorios (Díez et al., 2006).
Diagnóstico: el diagnóstico de epiglotitis es clínico ya que no se puede tomar una muestra
pues la obstrucción puede agravarse, por lo cual se confirma mediante la visualización de la
epiglotis y supraglotis con un laringoscopio revelando una epiglotis edematosa y
eritematosa siendo esta prueba diagnóstica el estándar de oro. Así mismo cuando
Haemophilus influenzae es el agente etiológico de la epiglotitis, los hemocultivos suelen ser
positivos (Iríbar, et al., 2022).
● Sinusitis
Cuadro clínico: los síntomas de sinusitis pueden inespecíficos, siendo los síntomas
mayores dolor o presión facial, obstrucción nasal, rinorrea purulenta, hiposmia o anosmia, y
los síntomas menores son: cefalea, halitosis, dolor dental superior, tos, otalgia o presión en
oídos (Díez et al., 2006).
Etiología: la mayoría de pacientes sufren sinusitis de causa vírica, siendo las infecciones
víricas previas a las sinusitis bacterianas pues estas dañan el epitelio debilitando y
facilitando la penetración de bacterias a la mucosa sinusal. A manera de determinar la
etiología principalmente si los síntomas persisten por más de 7 días, o son más severos se
puede diagnosticar sinusitis bacteriana. Los principales agentes etiológicos involucrados en
sinusitis son S. pneumoniae y H. influenzae, en menor frecuencia se encuentran M.
catarrhalis, S. pyogenes y S. aureus (Díez et al., 2006).
Diagnóstico: los principales procedimiento de diagnóstico son la aspiración y el cultivo
sinusal aunque es un procedimiento invasivo y doloroso. Se requiere un diagnóstico
microbiológico preciso para pacientes con sinusitis grave, sinusitis nosocomial o
complicaciones local-regional (Díez et al., 2006).
● Síndrome de Lemierre
Cuadro clínico: el síntoma patognomónico de esta patología es la fiebre alta, así mismo
malestar general, disfagia y antecedentes de faringitis. Se presenta en algunos casos
induración del borde anterior del esternocleidomastoideo y dolor cervical intenso, las cuales
son manifestaciones de tromboflebitis de la vena yugular interna (García et al., 2012).
Etiología: el principal agente causal de este síndrome es Fusobacterium necrophorum. En
algunos casos pueden aislarse asociados otros anaerobios como Fusobacteriu nucleatum,
Bacteroides o Peptostreptoccus, así mismo bacterias aerobias como Arcanobacterium
haemolyticum (García et al., 2012).
Diagnóstico: para diagnosticar trombosis de la vena yugular interna se utilizan técnicas de
imagen como doppler y TAC con contraste. En cuanto al diagnóstico microbiológico se
emplean hemocultivos de muestras obtenidas de lugares de infección metastásica (García
et al., 2012).
● Difteria
Cuadro clínico: Produce lesiones localizadas en la mucosas respiratoria del tracto
respiratorio superior en donde se produce toxina responsable de la virulencia, causando de
forma local necrosis, inflamación y otras condiciones que propician el crecimiento del
microorganismo. Además, se da la formación de membranas diftéricas típicas de la
enfermedad en donde se da la producción y liberación de la exotoxina. Las manifestaciones
clínicas tóxicas aparecen de 10-14 días para la miocarditis y de 3-7 semanas para neuritis
periféricas. Las complicaciones más frecuentes son la miocarditis y la neuritis Se manifiesta
principalmente con síntomas como fiebre leve, malestar general y dolor de garganta, así
como odinofagia, dificultad respiratoria y ronquera (Negroni, 2009).
Etiología: El agente causal es C. diphteriae, así como algunas cepas de C. ulcerans y C.
pseudotuberculosis; de los cuales todos pueden aportar el gen de la toxina diftérica. C.
diphteriae es capaz de resistir bien a la desecación y bajas temperaturas, pero poco a la luz
solar directa, lo que explica su capacidad para permanecer con capacidad de contagio en
juguetes, libros, etc. (Díez et al., 2006)
Diagnóstico: Se confirma el diagnóstico mediante el aislamiento de C.diphtheriae en el
cultivo y la comprobación de su capacidad toxigénica, mediante el test de Elek o por medio
de inoculación animal (de ser el primer test negativo) (Díez et al., 2006; Negroni, 2009).
● Bronquiolitis
Cuadro clínico: Se caracteriza por la inflamación del epitelio que reviste los pequeños
bronquios y los bronquiolos. A medida que la inflamación progresa, la infiltración
peribronquiolar conduce a la necrosis y pérdida del epitelio bronquiolar. Los síntomas son
cianosis, sibilancias, fatiga, tos, fiebre y dificultad para respirar (Cacho et al., 2007).
Etiología: Principalmente vírica, se origina frecuentemente por virus respiratorio sincitial,
seguido por virus parainfluenza y metapneumovirus como resultado de la progresión de una
infección originada en las vías altas,. Se ha reportado que Mycoplasma pneumoniae es el
causante de hasta el 5% de las bronquiolitis en los niños pequeños. La presentación es
estacional, con predominio invernal y al inicio de la primavera (Cacho et al., 2007).
Diagnóstico: Se basa principalmente en los parámetros clínicos y para el diagnóstico
microbiológico de M. pneumoniae se aplican las mismas directrices que para el diagnóstico
de la bronquitis (Cacho et al., 2007).
● Neumonía aguda
Cuadro clínico: Consiste en la infección aguda del parénquima pulmonar que en los
adultos se manifiesta por dolor en el pecho al toser, fatiga, fiebre, tos acompañada de pus,
escalofríos y dificultad para respirar. En algunos casos, los recién nacidos y bebés no
muestran signos de infección, pero pueden presentar fiebre persistente, tos y cansancio
(Cacho et al., 2007).
Etiología: Entre los agentes bacterianos que comúnmente causan neumonía, se encuentra
Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae, Staphylococcus aureus, Mycoplasma
pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae y Legionella pneumophila. Los pacientes con
inmunosupresión, alteración de los mecanismos respiratorios (EPOC, insuficiencia cardÌaca
congestiva, bronquiectasias, fibrosis quÌstica) y hospitalización previa son especialmente
susceptibles a la neumonía por Pseudomonas aeruginosa (Cacho et al., 2007).
Diagnóstico: Se requiere de una muestra de esputo para realizar una tinción de Gram y
cultivos en búsqueda del agente causal como Streptococcus pneumoniae. En cuanto a
Chlamydophila pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae, se identifica por serología en
búsqueda de anticuerpos IgM e IgG (Cacho et al., 2007).
● Neumonía crónica
Cuadro clínico. Es un proceso inflamatorio del parénquima pulmonar que persiste durante
semanas o meses acompañado de imágenes radiográficas anormales y síntomas
pulmonares crónicos o progresivos. Los síntomas más comunes incluyen tos persistente
que a menudo produce esputo (moco), dificultad para respirar, especialmente durante
actividades físicas, y dolor en el pecho. La fatiga y la debilidad son también síntomas
frecuentes, acompañados a veces de fiebre baja y sudoración nocturna (Cacho et al., 2007).
Etiología: Puede deberse a patógenos que típicamente causan neumonía aguda pero que
puede persistir más allá del cuadro agudo tales como S. aureus, H. influenzae,
enterobacterias y P. aeruginosa. Los agentes infecciosos que típicamente causan neumonía
crónica entre los que se incluyen bacterias oportunistas, como Nocardia spp., Rhodococcus
equi, Burkholderia pseudomallei, Actinomyces spp. y P. aeruginosa (Cacho et al., 2007).
Diagnóstico: Es útil realizar una tinción de Gram, Nocardia spp. se identifica por pruebas
moleculares. Se puede utilizar el sistema API-CORYNE y API 20NE para identificar a
Rhodococcus equi y B. pseudomallei (Cacho et al., 2007).
● Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
Cuadro clínico: Se define por la presencia de una limitación del flujo aéreo irreversible que
es frecuentemente progresiva y está asociada con una respuesta inflamatoria anormal de
los pulmones a partículas, produciendo tos con expectoraciones y disnea. Así también se
presenta opresión en el pecho, fatiga, pérdida de peso y sibilancias (Cacho et al., 2007).
Etiología: Típicamente es causado por la exposición a largo plazo a gases irritantes o
partículas de materia, más a menudo por el humo del cigarrillo. Sin embargo, H. influenzae
es el principal patógeno implicado, también otros patógenos como M. catarrhalis y S.
pneumoniae. En los últimos años se ha detectado que P. aeruginosa empieza a ocupar un
papel relevante (Cacho et al., 2007).
Diagnóstico: Se debe realizar una tinción de Gram, cultivos en Agar Sangre, Agar
Chocolate y Agar MacConkey para posteriormente realizar pruebas bioquímicas (Cacho et
al., 2007).
● Bronquiectasias
Cuadro clínico: Consiste en una dilatación anormal e irreversible de uno o más bronquios.
El principal síntoma es la tos prolongada con presencia de esputo y en algunos casos, tos
con sangre. La producción crónica de secreciones respiratorias purulentas, fiebre recurrente
y dificultad respiratoria son manifestaciones típicas (Cacho et al., 2007).
Etiología: La causa desencadenante es frecuentemente desconocida aunque muchas
veces se puede atribuir a infecciones respiratorias graves en la infancia, a la inhalación de
sustancias tóxicas, deficiencia humoral de anticuerpos, disfunción mucociliar, fibrosis
quística o enfermedad broncopulmonar alérgica. Pseudomonas aeruginosa es uno de los
microorganismos más frecuentemente implicados. H. influenzae y S. pneumoniae se aíslan
también con relativa frecuencia de las secreciones respiratorias de los pacientes con
bronquiectasias, mientras que la colonización-infección por S. aureus es rara salvo en las
bronquiectasias ligadas a la fibrosis quística (Cacho et al., 2007).
Diagnóstico: Se debe realizar una tinción de Gram, cultivos en Agar Sangre, Agar
Chocolate y Agar MacConkey para posteriormente realizar pruebas bioquímicas (Cacho et
al., 2007).
● Absceso pulmonar
Cuadro clínico: Consiste en una infección necrosante del parénquima pulmonar
caracterizada por una lesión cavitaria repleta de pus. Los principales síntomas son fiebre,
tos, expectoración purulenta, dolor en el pecho, falta de apetito y fatiga (Cacho et al., 2007).
Etiología: Se produce como complicación de una neumonía por aspiración y son
infecciones polimicrobianas causadas por bacterias anaerobias de la boca. Los
microorganismos más frecuentes en el 90% de los casos son las bacterias anaerobias de la
orofaringe Peptostreptococcus spp., Fusobacterium spp., Bacteroides spp. y Prevotella spp.
(Cacho et al., 2007).
Diagnóstico: Para aislar a los microorganismos se deben realizar cultivos e incubarlos en
condiciones anaeróbicas, pruebas bioquímicas y pruebas moleculares como PCR (Cacho et
al., 2007).
2. Las infecciones bacterianas que afectan el aparato respiratorio superior con mayor
prevalencia son la faringitis, laringitis aguda y laringotraqueitis, epiglotitis, sinusitis y
difteria.
3. Las infecciones bacterianas que afectan el aparato respiratorio inferior con mayor
prevalencia son la bronquitis, bronquiolitis, neumonía aguda y crónica.
Referencias
Anaissie, E.J., McGinnis, M.R. y Pfaller, M.A. (2009). Clinical mycology. (2a ed.). Elsevier.
Cacho, J., Meseguer, M., Palomo, O. y Puig, J. (2007). Diagnóstico microbiológico de las
infecciones bacterianas del tracto respiratorio inferior.
https://seimc.org/contenidos/documentoscientificos/procedimientosmicrobiologia/sei
mc-procedimientomicrobiologia25.pdf
Díez, Ó., Batista, N., Bordes, A., Lecuona, M., & Lara, M. (2006). Diagnóstico microbiológico
de las infecciones del tracto respiratorio superior. Enfermedades Infecciosas y
Microbiología Clínica, 25(6), 387-393. https://doi.org/10.1157/13106964
Font, E (2001) Faringitis y amigdalitis. Tratamiento etiológico y sintomático. Offarm, 20(10),
71-78.
Frías, F., & Ruiz, E. (2014). Vías aéreas pediátricas. Anatomía y disección de la vía aérea
inferior. En Broncoscopia pediátrica y técnicas asociadas. Ergon.
Garcia, L y Oriol, L (2013) Mecanismos de Defensa Pulmonar, Medicina Respiratoria, 6(2),
15-24
García-Pachón, E. (2017). La microbiota de la vía aérea inferior. Medicina respiratoria,
10(1), 29-35.
Guardiola, J., Sarmiento, X., & Rello, J. (2001). Neumonía asociada a ventilación mecánica:
riesgos, problemas y nuevos conceptos. Medicina Intensiva, 25(3), 113-123.
https://doi.org/10.1016/s0210-5691(01)79664-7
Instituto Mexicano del Seguro Social (2012) Diagnóstico y Tratamiento de Faringoamigdalitis
Aguda. Dirección de Prestaciones Médicas.
https://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/guiasclinicas/073GRR.pdf
Iríbar, I., Sarriegi, A., y Hernández, J. (2022). Epiglotitis: una urgencia. Signo del pulgar.
Atención Primaria, 54(7).
Meñaca, A. M., Balbín, R. A., Cuesta, V. M., Ciorba, C., & Pérez, J. E. (2014). Protocolo
diagnóstico y tratamiento empírico de la bronquitis aguda. Medicine - Programa De
Formación Médica Continuada Acreditado, 11(66), 3963–3965.
https://doi.org/10.1016/s0304-5412(14)70868-6
Meseguer, M. A., Cacho, J., Oliver, A., & De La Bellacasa, J. P. (2007). Diagnóstico
microbiológico de las infecciones bacterianas del tracto respiratorio inferior.
Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, 26(7), 430-436.
https://doi.org/10.1157/13125641
Negroni, M. (2009). Microbiología estomatológica: fundamentos y guía práctica. (2a ed.).
Médica Panamericana.
Parker, N., Schnnegurt, M., Thi, A., Lister, P y Forster, B. (2016) Microbiología. Prensa de la
Sociedad Estadounidense de Microbiología. OpenStax.
https://openstax.org/details/books/microbiology
Rada, A (2023) Nuevos Conceptos De La Laringotraqueítis En Niños (Crup Viral). Rev Med
La Paz, 29(1), 87-103.
Saladin, K. (2013) ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA. La unidad entre forma y función. (6a ed.).
McGraw Hill.
Ventosa, P y Luaces, C (2020) Diagnóstico y tratamiento de la laringitis en Urgencias.
Protoc diagn ter pediatr, 1(1), 75-82
INFECCIONES BACTERIANAS, ÓSEAS Y ARTICULARES, Diagnóstico de laboratorio.
082329: Bacteriología II
Licenciada María del Carmen Bran González
09 de noviembre de 2023
INTRODUCCIÓN
Las infecciones bacterianas óseas pueden presentarse tener una etiología bacteriana, principalmente
por S. aureus pero también puede originarse de otras maneras como una mala práctica en cirugías
ortopédicas, diseminación bacteriana, inmunosupresión y prótesis articulares (Veis et al, 2021).
Cuando una bacteria coloniza el hueso, esta puede causar destrucción tisular que induce la respuesta
inflamatoria, dolor crónico que puede desencadenar en una discapacidad, sepsis y hasta una
amputación (Colston et al, 2018), este tipo de infecciones es bastante común ya que puede afectar
tanto a países desarrollados así como países subdesarrollados (Veis et al, 2021), ya que para que se
presente esta infección se necesitan varios factores de riesgo como inmunosupresión,
comorbilidades como diabetes, malos hábitos como fumar y factores locales como fracturas óseas
(Colston et al, 2018).
Estas infecciones por lo regular tienen un cuadro clínico común con síntomas por lo regular típicos
como fiebre y fatiga, hasta síntomas específicos como dolor e inflamación en la región ósea afectada
(Veis et al, 2021), por ende para poder tratar al paciente se necesita de un diagnóstico, el cual puede
darse por diversas técnicas tales como técnicas moleculares (PCR), hemocultivo, cultivos bacterianos,
serologías y exámenes de gabinete como radiografías (Colston et al, 2018;, Veis et al, 2021) para
abordar la patología del paciente de manera adecuada, tener una resolución con antibióticos y así
hacer un diagnóstico diferencial con enfermedades como celulitis, escorbuto, colagenosis, neoplasias
y enfermedades metabólicas (Reyes et al, 2001).
MARCO TEÓRICO
EPIDEMIOLOGÍA
En los países con altos ingresos económicos las infecciones óseas como la osteomielitis ocurre en
aproximadamente 8 por cada 100,000 niños por año. De hecho, estas infecciones son más frecuentes
en países subdesarrollados. En relación al sexo, la frecuencia de las infecciones es 2:1 a favor del sexo
masculino (Llerena, Guaman, Suarez, Martinez, Sinchiguano, Aldaz, Acurio, Lozada & Castillo, 2019).
La infecciones óseas presentan una alta tasa de secuelas, en especial en países de bajos recursos, en
los cuales los pacientes pueden llegar a desarrollar una enfermedad avanzada, crónica y están
asociadas a complicaciones importantes y puede evolucionar a muerte. Una de las principales
infecciones óseas es la osteomielitis aguda, en la cual se ven afectados las metáfisis de huesos largos,
con predominio especial del fémur (30%), tibia (22%) y húmero (12%). La mayoría de estos casos son
unifocales mientras que las infecciones multifocales se observan más frecuentemente en recién
nacidos (Schmitt, 2022). En los adultos es una patología menos frecuente y se encuentra
mayormente asociada a factores de riesgo locales o generales, siendo la osteomielitis inducida por
traumatismo la causa más común, con tasas de infección en fracturas abiertas de huesos largos que
oscilan entre el 4% y el 64%, mientras que las tasas de recurrencia después de una infección ósea se
han reportado en 20% a 30%. Asimismo, las infecciones protésicas articulares representan una
entidad relativamente nueva de osteomielitis, su incidencia se encuentra entre 1.5 a 2.5%, aunque se
han reportado tasas de hasta 20% luego de la revisión quirúrgica (Llerena, Guaman, Suarez,
Martinez, Sinchiguano, Aldaz, Acurio, Lozada & Castillo, 2019).
FACTORES DE RIESGO
Los factores de riesgo se pueden clasificar en locales y en generales. Entre los factores generales se
encuentran:
● Enfermedades reumáticas
● Virus de inmunodeficiencia humana o Síndrome de inmunodeficiencia adquirida
● Drogas inmunosupresoras
● Enfermedades como la diabetes, cirrosis, insuficiencia renal
● Insuficiencia cardíaca y pulmonar
● Alcoholismo y tabaquismo
● Distintos tipos de cáncer
● Desnutrición
● El riesgo será mayor si poseen
○ Menos de 1000 leucocitos
○ Niveles de Linfocitos CD T4 menor de 100
Dentro de los factores de riesgo locales se encuentran:
● Incisiones múltiples
● Exposición de la prótesis al aire
● Abscesos subcutáneos
● Insuficiencia vascular periférica.
● Fracturas periarticulares
● Irradiación local
● Infección activa
● Distrofia simpática refleja o también llamada distrofia de Sudeck, la cual, es una
alteración neurovegetativa, producida por una reacción errónea del sistema nervioso
(Schmitt, 2022).
ETIOLOGÍA
Las infecciones bacterianas óseas y articulares, como la osteomielitis y la artritis séptica, tienen
diversas causas subyacentes que contribuyen a su etiología, entre las más comunes podemos
mencionar:
1. Bacterias patógenas: Las infecciones bacterianas óseas y articulares son generalmente
causadas por la invasión de bacterias patógenas en el tejido óseo o articular. Las bacterias
más comunes implicadas en estas infecciones incluyen Staphylococcus aureus, bacteria gram
positiva la cual se encuentra frecuentemente en las superficies cutáneas y mucosas del
cuerpo (Freire et al., 2019), Streptococcus, Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa. Estas
bacterias pueden ingresar al hueso o la articulación a través de heridas abiertas, cirugías,
fracturas expuestas o como resultado de una infección en otra parte del cuerpo que se
disemina a través del torrente sanguíneo. Otras bacterias causantes de las infecciones
bacterianas y óseas y articulares son:
● Kingella kingae (K. kingae): es un patógeno cuyo aislamiento se ha incrementado de
forma notable debido a las nuevas técnicas microbiológicas que mejoran la
sensibilidad diagnóstica. Sin embargo, sigue siendo un microorganismo
infradiagnosticado a nivel global y se considera responsable del 50% de las
infecciones osteoarticulares con cultivos negativos en menores de dos años, se ha
observado que hasta el 9% de los niños sanos menores de cuatro años podrían estar
colonizados por K. kingae, a pesar de lo cual el riesgo de desarrollar una infecciones
osteoarticulares es inferior al 1% (Núñez y Saavedra, 2023).
● Streptococcus pyogenes (S. pyogenes) o del grupo A (SGA): es el tercer
microorganismo en prevalencia global, responsable de aproximadamente el 10% de
casos asociados sobre todo de aquellos casos asociados a una infección previa por
varicela. No se han observado diferencias en la tasa de bacteriemia, en los
antecedentes de traumatismo ni en la frecuencia de secuelas respecto a otros
patógenos (Núñez y Saavedra, 2023).
● Streptococcus pneumoniae (S. pneumoniae): la infección osteoarticular es también
una manifestación de la enfermedad neumocócica invasiva, con una prevalencia
global del 1-4% de las infecciones osteoarticulares, mayor entre niños pequeños y en
casos con afectación articular (Núñez y Saavedra, 2023).
● Enterobacterias: entre las cuales están Salmonella enteritidis (S. enteritidis) y
Escherichia coli (E. coli). Son más frecuentes como causa de IOA en los lactantes < 2
meses. En niños mayores son infrecuentes y se relacionan habitualmente con
pacientes de riesgo (drepanocitosis-Salmonella) (Núñez y Saavedra, 2023).
● Staphylococcus epidermidis (Staphylococcus coagulasa negativo): se observan más
frecuentemente en pacientes expuestos a la colocación de implantes corporales
(Freire et al., 2019).
CUADRO CLÍNICO
Los signos y síntomas que se manifiestan en infecciones bacterianas óseas y articulares, tal como la
osteomielitis y la artritis séptica suelen ser muy similares a los de cualquier tipo de infección
bacteriana, incluyendo:
● Fiebre
● Inflamación y calor local en la zona de la infección
● Enrojecimiento y sensibilidad en la zona afectada
● Dolor en la región afectada
● Fatiga
● En algunos casos se encuentran signos de infección de tejidos blandos, secreción local,
fístulas y datos de traumatismo previo.
A pesar de que las manifestaciones clínicas son poco precisas, cada una de estas se presentará en
mayor o menor medida dependiendo de si la osteomielitis se encuentra en fase aguda o en fase
crónica.
Tabla 1
Espectro de manifestaciones clínicas según el tipo de osteomielitis
Manifestación Clínica Episodio Agudo Episodio Crónico
Fiebre ++++++ +
Enrojecimiento +++++ ++
Fístula ++ +++++
Purulencia + ++++++
Nota. Se muestra la frecuencia de las distintas manifestaciones clínicas en episodios agudos o
crónicos de osteomielitis. Fuente: Llerena, et.al., 2019
En algunas ocasiones, la osteomielitis no causa signos ni síntomas o resulta difícil distinguirlos de
otras enfermedades. Esto es especialmente válido para los bebés, los adultos mayores y las personas
con sistemas inmunitarios comprometidos (Ugalde & Morales, 2014).
Es importante mencionar que en neonatos, al ser la clínica muy inespecífica, la pseudoparálisis suele
ser el único signo en el examen clínico, sin embargo se ha descrito también la asociación con apnea,
bradicardia, rechazo al alimento, irritabilidad, letargia y sepsis. Así mismo en lactantes hay mucha
variabilidad en los síntomas refiriendo irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño y disminución
del apetito o de la actividad, aunque, en general, la inmovilidad del miembro afecto, el rechazo del
gateo o de la marcha o la cojera suele manifestarse en un estado más avanzado de la infección
(Núñez y Saavedra, 2023). De igual forma, uno de los aspectos a considerar, es que a diferencia de las
artritis crónicas, es muy característico el dolor intenso y puede existir calor local a la palpación y
tumefacción, sin acompañarse generalmente de eritema cutáneo. (Núñez y Saavedra, 2023).
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico debe hacerse sobre la base clínica con los resultados de los exámenes utilizados para
confirmar el diagnóstico. La obtención de cultivos de sangre, líquido sinovial o directo el aspirado de
hueso son elementos esenciales de buenas prácticas; si es positivo, permite tener certeza en la
elección del antibiótico. Los aspirados articulares pueden diagnosticar alternativas a infecciones
como hemartrosis, gota o pseudogota, pero la tinción de Gram tiene sensibilidad limitada en
comparación con los cultivos por lo que no se puede descartar una infección de una articulación
afectada por gota o pseudogota (Berendt & Byren, 2004).
Pruebas analíticas
Hemograma: aunque puede objetivarse leucocitosis con desviación izquierda en el 50% de casos,
suele ser totalmente inespecífico. Las infecciones por S. aureus pueden presentar un recuento de
leucocitos normal, pero suelen acompañarse de elevación de la proteína C reactiva (PCR), mientras
que las producidas por Streptococcus pyogenes del grupo y S. pneumoniae suelen asociar
leucocitosis franca (Cuadros y Lozano, 2023).
PCR: se eleva en la mayoría de los casos en las primeras 12 horas. La cifra de PCR superior a 20 mg/l
ha sido propuesta como punto de corte para sospechar IOA en pacientes con clínica compatible. No
obstante, hasta un 10% de pacientes con IOA causadas por S. aureus o K. kingae pueden presentar
PCR < 10 mg/l al debut. Los valores elevados se han relacionado con pacientes de mayor edad y
microorganismos agresivos (Cuadros y Lozano, 2023).
Velocidad de sedimentación globular (VSG): su elevación es más gradual, hasta 5-7 días desde el
inicio de la enfermedad, disminuye posteriormente de forma lenta y se normaliza no antes de las 3-4
semanas de un tratamiento correcto (Cuadros y Lozano, 2023).
Pruebas microbiológicas
Hemocultivo: es positivo solo en el 10- 40% de los casos. Los hemocultivos suelen ser negativos en
caso de infección por K. kingae, debido a que la fase de bacteriemia en estos pacientes es
probablemente muy corta y con baja carga bacteriana, junto con la dificultad de conseguir el
crecimiento de esta bacteria en medios habituales (Cuadros y Lozano, 2023).
Cultivo de líquido sinovial: el cultivo del líquido sinovial realizado en botellas de hemocultivo tipo
BACTEC™ o BacT/ ALERT® aumenta la tasa de identificación microbiológica, reduce el tiempo hasta
el resultado y requiere menor volumen que en tubo seco. Además, aumenta la capacidad de
aislamiento de K. kingae . Se debe tener en cuenta la necesidad de cultivos especiales (anaerobios,
micobacterias) en pacientes con determinados factores de riesgo (Cuadros y Lozano, 2023). Los
patógenos virulentos como S. aureus pueden ser cultivados en 1 día, pero los organismos de baja
virulencia (p. ej., Cuti bacteria spp.) pueden requerir hasta 14 días. Las micobacterias pueden tomar
un periodo incluso más largo. Si existe la sospecha de un organismo inusual (debido a las
características clínicas), es necesario informar al laboratorio, ya que se necesitan técnicas de cultivo
específicas (Sigmund & McNally, 2019).
Las muestras deben tomarse del sitio de posible infección: tejido necrótico, fragmento de hueso
necrótico, tejido de la interfaz entre el hueso y el metal, muestras del sitio de la fractura o
pseudoartrosis, tejido profundo como muestras del tejido blando adyacente. Los ejemplares deben
ser cultivados para microorganismos aeróbicos y anaeróbicos durante al menos 14 días. Mientras
que los microorganismos altamente virulentos (S. aureus, Escherichia coli) muestran crecimiento
después de un corto período de tiempo (1-2 días), la duración puede prolongarse en organismos de
baja virulencia (Cutibacterium spp.). Si el organismo sospecha de un organismo atípico características
clínicas o radiológicas, se debe advertir al laboratorio especificar técnicas de cultivo (Sigmund &
McNally, 2019).
Estudios de imágenes
Generalmente se realiza mediante procedimientos radiológicos que pueden incluir radiografías
planas, tomografías computarizadas (TC) e imágenes por resonancia magnética (IRM). Las
radiografías planas tienen baja sensibilidad en las primeras etapas de la osteomielitis aguda y
requieren una pérdida del 50% del calcio óseo antes de que se pueda detectar la osteomielitis, sin
embargo, pueden mostrar tejido blando hinchazón o derrame. Esto tarda de 2 a 3 semanas después
de la aparición de la enfermedad. En las infecciones de huesos largos pueden producirse elevaciones
del periostio y puede detectarse inflamación de los tejidos blandos. Las radiografías de un paciente
con osteomielitis crónica pueden detectar aumento de calcificación o esclerosis ósea, secuestros e
involucras (Chamberlain, 2021).
TRATAMIENTO
El tratamiento de las infecciones osteoarticulares se basa en la terapia antibiótica con o sin cirugía
para controlar las zonas infectadas (Guzmán y Meza, 2021).
Procedimientos quirúrgicos
El tratamiento quirúrgico desempeña un papel clave en el control de la infección y preservación de la
función del miembro. El drenaje del pus es uno de los elementos más importantes en el tratamiento
de las infecciones osteoarticulares. Para casos de artritis séptica es necesario drenar la articulación
afectada, retrasos en este paso pueden llegar a ser devastadores. En general, los procedimientos
quirúrgicos incluyen el drenaje de absceso por artrocentesis, artrotomía o artroscopia; corticotomía y
la remoción de tejido infectado o necrótico (Núñez y Saavedra, 2023; Alvares y Mimica, 2019)
Terapia antimicrobiana
El inicio temprano de la terapia antibiótica empírica ante la sospecha de infecciones osteoarticulares
debe considerar el rango de edad del paciente, el tipo de lesión y las condiciones clínicas (Alvares y
Mimica, 2019). Para la osteomielitis aguda se recomienda iniciar el tratamiento antibiótico dentro de
las primeras 72 horas luego de la aparición de síntomas. En casos de artritis séptica, el tratamiento
debe de iniciar lo antes posible después del envío de muestras para estudios microbiológicos (Núñez
y Saavedra, 202). El esquema antimicrobiano incluye dos etapas, esta inicia con la administración por
vía intravenosa (v.i) y luego se pasa a terapia por vía oral (v.o). Los antibióticos intravenosos
empíricos más utilizados en niños incluyen cefazolina, clindamicina y cloxacilina ya que cubren a S.
aureus sensible a meticilina (SASM) (Núñez y Saavedra, 202). De ellos, la cefazolina se recomienda en
la mayoría de casos ya que posee una amplia experiencia clínica, buena penetración en el tejido óseo
y articular y además cuenta una buena cobertura contra los microorganismos implicados en este tipo
de infecciones (Núñez y Saavedra, 202). Para pacientes inmunosuprimidos o aquellos con infecciones
adquiridas en el ambiente sanitario, el tratamiento empírico puede variar (Núñez y Saavedra, 2023;
Alvares y Mimica, 2019). La duración del tratamiento intravenoso se basa en condiciones empíricas,
pero actualmente se recomienda una transición temprana al tratamiento oral. En pacientes con
buena evolución clínica la duración de la etapa intravenosa varía entre 2-4 días. Luego de que se
obtenga la identificación del agente causal, una mejoría clínica en el paciente, hemocultivo negativo
y este presente capacidad de de tolerar medicación oral, se puede administrar el tratamiento por vía
oral cuya duración puede variar de 2-3 semanas en casos de artritis séptica, de 2-4 semanas en casos
de espondilodiscitis y de 4-6 semanas en casos de osteomielitis. Se debe de tomar en cuenta que
casos graves pueden requerir de un tratamiento prolongado (Núñez y Saavedra, 2023; Alvares y
Mimica, 2019; Gras, Druon, Floch y Bernard, 2015).
En función de los microorganismos identificados en la infección osteoarticular se recomiendan las
siguientes terapias:
● Estafilococos sensibles a la meticilina: Oxacilina o cefazolina + gentamicina o rifampicina
como v.i e Rifampicina + ofloxacino, Rifampicina + ácido fusídico ó Clindamicina + ácido
fusídico como v.o
● Estafilococos resistentes a la meticilina: Vancomicina/ teicoplanina + ácido fusídico/
rifampicina/ doxiciclina como v.i e Rifampicina+ ácido fusídico/ clindamicina/ doxiciclina
como v.o
● Estreptococos: Amoxicilina + gentamicina como v.i e Amoxicilina ó Clindamicina como v.o
● Enterococos: Amoxicilina + gentamicina luego amoxicilina + rifampicina como v.i e
Amoxicilina + rifampicina como v.o
● Bacilos gram negativos: Ceftriaxona + ofloxacino como v.i e ofloxacino como v.o
● P. aeruginosa: ceftazidima o imipenem + amikacina o ciprofloxacina como v.i e Ciprofloxacina
como v.o (Gras, Druon, Floch y Bernard, 2015)
PRONÓSTICO
En general, los factores asociados a secuelas son el retraso en el diagnóstico tardío y el tratamiento
antibiótico inadecuado o de corta duración. Las secuelas son más frecuentes en pacientes con artritis
séptica de cadera, osteomielitis de pelvis y afectación de columna, además de infecciones causadas
por microorganismos SARM o por bacterias gram negativas. En estos casos, las secuelas más
comunes son: lesión del cartílago, alteración en el crecimiento óseo, cojera, limitación de movilidad,
dolor crónico, asimetría de miembros, artritis secundaria y necrosis aséptica. Sin embargo, la mayoría
de pacientes correctamente tratados y diagnosticados, se curan sin tener secuelas a largo plazo
(Núñez y Saavedra, 2023).
Cabe destacar que, el seguimiento multidisciplinar hasta la recuperación completa es un paso
fundamental ya que esto garantiza el cumplimiento del tratamiento antibiótico, el restablecimiento
funcional y el tratamiento de secuelas en el paciente. La repetición de pruebas de imagen,
especialmente en infecciones extensas puede ser necesaria (Núñez y Saavedra, 2023)
PREVENCIÓN
Para prevenir las infecciones osteoarticulares se deben de evitar los factores de riesgo, como lo son
lesiones cutáneas, traumatismos y procedimientos invasivos (Núñez y Saavedra, 2023) así como el
tratamiento adecuado de heridas y la atención médica inmediata en casos de infecciones (Davies y
Monsell, 2000)
CONCLUSIONES
Las personas con enfermedades crónicas, como la diabetes o la insuficiencia renal, así como las
afectadas por el virus de inmunodeficiencia humana, tienen un mayor riesgo de presentar
osteomielitis.
Las infecciones bacterianas óseas y articulares pueden resultar de la inoculación ya sea directa, por
contigüidad, o por diseminación sanguínea (vía hematógena) de la bacteria.
Las infecciones óseas como la osteomielitis son más frecuentes en países subdesarrollados, donde a
su vez, los bajos recursos económicos hacen que el desarrollo a la forma avanzada y crónica de la
enfermedad, con una alta tasa de secuelas sea más común.
El mejor criterio diagnóstico para la osteomielitis es un cultivo positivo de la biopsia de hueso, y una
histopatología consistente con necrosis.
Dado a que la proteína C reactiva se eleva en las primeras 12 horas y se normaliza a la semana de
haber iniciado el tratamiento; es útil para el seguimiento y para diferenciar formas complicadas.
Berendt, T., & Byren, I. (2004). Bone and joint infection. Clinical medicine, 4(6), 510.
Colston, J., & Atkins, B., (2018). Bone and Joint infections. CME Infectious diseases. 18(2), 150-154.
Davies, E. G., & Monsell, F. (2000). Managing osteoarticular infection in children. Current Paediatrics,
10(1), 42–48.
Freire, L.., Gavilanes, G., Caillagua, S., López, M., Velasco, S., Vargas, A., ... & Ramírez, C. (2019).
Osteomielitis: abordaje diagnóstico terapéutico. Archivos Venezolanos de Farmacología y
terapéutica, 38(1), 53.
Gras, G., Druon, J., Floch, S., & Bernard, L. (2015). Infección osteoarticular. EMC - Tratado de
Medicina, 19(1), 1–10.
Guzmán, H., y Meza, P. (2021). INFECCIONES OSTEOARTICULARES EN NIÑOS. Revista Médica Clínica
Las Condes, 32(3), 304–310.
Llerena, L., Guaman, J., Suarez, Y., Martinez, J., Sinchiguano, S., Aldaz, A., Acurio, D., Lozada, J. &
Castillo, A. (2019). Osteomielitis: abordaje diagnóstico terapéutico. AVFT, Archivos
Venezolanos de Farmacología y Terapeutica, 38(1); 53 - 62.
Murray, P., Rosenthal, K. y Pfaller M. (2017). Microbiología médica. 8va ed. Elsevier-Saunders.
Núñez, E. y Saavedra, L. (2023). Infecciones osteoarticulares: artritis séptica, osteomielitis y
espondilodiscitis. Protoc diagn ter pediatr, 2(1), 285-308
Procop, G., Church, D.,Hall, G., Janda, W., Koneman, E., Schreckenberger, P. &Woods, G.(2006).
Koneman diagnóstico microbiológico: texto y atlas. 7 ed. Wolters Kluwer.
Reyes, H., Navarro, P., Jiménez, E., y Reyes, H., (2001). Osteomielitis: Revisión y actualización. RFM,
24(1), 47-54.
Sigmund, K., & McNally, A. (2019). Diagnosis of bone and joint infections. Orthopaedics and Trauma,
33(3), 144-152.
Schmitt, S. (2022). Artritis infecciosa. Manual MSD, Cleveland Clinic Lerner College of Medicine at
Case Western Reserve University.
https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-de-los-huesos,-articulaciones-y-m%C3%
Ugalde, C. E. & Morales, D.. (2014). Osteomielitis. Medicina Legal de Costa Rica, 31(1), 94-102.
Veis, D., & Cassat, J., (2021). Infectious Osteomyelitis: Marrying Bone Biology and Microbiology to
Shed New Light on a Persistent Clinical Challenge. Journal of bone and Mineral Research,
36(4), 636-643.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Escuela de Química Biológica
Departamento de Microbiología
Bacteriología II
Licenciada María del Carmen Bran González
Seminario
Manejo de tejidos y biopsias Dx. De lab
Un tejido es cualquier cosa, desde estructuras subcelulares como el ADN, hasta células,
tejidos (hueso, músculo, tejido conector y piel), órganos, sangre, gametos, embriones, tejido
fetal y desechos, mientras que una biopsia es una muestra de tejido del cuerpo humano que
se toma por métodos quirúrgicos para efectuar estudios y con la finalidad de establecer el
diagnóstico de enfermedades (Research Advocacy Network, s.f; García, 2009). Por lo
tanto, el diagnóstico microbiológico en biopsias y tejidos es una de las tareas más
complejas de valoración dentro del laboratorio, donde esta se utiliza únicamente para los
casos en que se precisa conocer la etiología de la infección ya se por su gravedad, la
sospecha de microorganismos menos frecuentes sobretodo en pacientes
inmunodeprimidos, una mala respuesta a tratamientos antimicrobianos previos o bien por
heridas de larga evolución que no cicatrizan dentro de un período de tiempo razonable
(Burillo, Moreno y Salas, 2007). Por lo tanto, el objetivo de esta investigación es determinar
el manejo adecuado de tejidos y biopsias en el laboratorio para obtener un diagnóstico
apropiado que pueda ayudar al médico a comprender la etiología de la enfermedad que
padece el paciente. Esto realizándose a partir de un tratamiento previo que incluye
centrifugación y/u homogeneización de la muestra dependiendo el aspecto y cantidad
disponible y con esto poder realizar extensiones necesarias para la observación al
microscopio con coloraciones adecuadas respecto a la sospecha de cada caso presentado,
como también la inoculación e incubación de medios de cultivo con la muestra, igualmente
considerando las sospechas del microorganismo con el que se está trabajando Para
finalmente obtener resultados óptimos y un diagnóstico correcto(Guerrero y Sánchez, 2003).
En conclusión, el análisis de muestras de tejidos se utiliza para confirmar o descartar la
presencia de células malignas o benignas y también ayuda a definir un tratamiento
personalizado. El análisis de una biopsia requiere preparación previa como centrifugación
y/o homogeneización, para un correcto procesamiento de la misma durante la extensión
para coloración, y cultivo en agar o caldo a utilizar. Con la tinción de gram del tejido se
evalúa la respuesta inflamatoria, la morfología del microorganismo y la tinción de éste, con
lo que se caracteriza el posible agente etiológico de la biopsia o tejido analizado y se
definen los diagnósticos diferenciales que con un cultivo se confirma el diagnóstico
definitivo. El manejo de tejidos y biopsias para los análisis de laboratorio requiere el nivel de
bioseguridad 2 como mínimo junto con una cabina de seguridad biológica tipo II.
Marco teórico
Un tejido se define como “cualquier cosa, desde estructuras subcelulares como el ADN,
hasta células, tejidos (hueso, músculo, tejido conector y piel), órganos (por ejemplo, hígado,
vejiga, corazón, riñón), sangre, gametos (espermatozoides y óvulos), embriones, tejido fetal
y desechos (orina, heces, sudor, vello y fragmentos de uñas, células epiteliales
descamadas, placenta)” (Research Advocacy Network, s.f.). La biopsia es una muestra de
tejido del cuerpo humano que se toma por métodos quirúrgicos para efectuar estudios y con
la finalidad de establecer el diagnóstico de enfermedades. El análisis de muestras de
tejidos es una herramienta importante para confirmar o descartar la presencia de células
malignas o benignas y también puede ayudar a definir un tratamiento personalizado
(García, 2009; Instituto Oncológico FALP, 2018). Pueden ser tomadas de cualquier parte del
cuerpo. Además, las muestras histológicas se estudian mediante microscopio óptico y para
esto requieren un procesamiento previo que los hace óptimos para ser estudiados. Estas
muestras (biopsias o especímenes quirúrgicos) deben manejarse cuidadosamente, ya que
de esta manera se evita la ocurrencia de artificios que interfieran con el análisis
microscópico (García, 2009; Ricaurte y Sarmiento, 1993).
Todos los especímenes quirúrgicos obtenidos con fines terapéuticos o de diagnóstico deben
ser sometidos a examen anatomopatológico. Con el objetivo de confirmar o descartar la
presencia de células malignas o benignas (buscar una patología) y ayudar a definir un
tratamiento (Ricaurte y Sarmiento, 1993; MedlinePlus, 2022).
El examen microbiológico de tejidos obtenidos por medio de cirugía o muestras de biopsias
son muy importantes porque representan el proceso patológico entero que presenta el
paciente, donde las muestras quirúrgicas dependen del sitio anatómico, la enfermedad, el
cuidado durante el corte quirúrgico y de la información médica con el fin de identificar al
agente etiológico que causa la afección del paciente (Díaz, Ramírez y Sanaguas, 2011).
Materiales:
● Material quirúrgico estéril para la técnica empleada para la obtención de las biopsias
de distintos órganos
● Recipientes estériles con tapón de rosca
● Tubos estériles con tapón de rosca con caldo tioglicolato para Helicobacter pylori
● Suero fisiológico estéril
● Jeringas y agujas estériles
● Medio de transporte Stuart sin la tórula (abscesos)
● Sistemas de transporte para anaerobiosis
● Rotulador
(Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos [InDRE], 2020; Díaz, Ramírez y
Sanaguas, 2011).
Técnicas:
● Muestras sólidas: Se obtienen a través de un bloque de tejido por escisión quirúrgica
donde hay obtención de las zonas más afectadas, donde las lesiones que están bien
delimitadas y definidas también se les incluye la obtención del borde activo de la
lesión.
● Muestras líquidas: Se obtienen mediante la introducción de una aguja fija y la
aspiración por jeringa de material líquido o semilíquido, la cual se realiza con
técnicas asépticas estrictas.
(García et al., 1993; Southern Pathology, 2015).
Cantidad de la muestra
● Muestras sólidas: mínimo 1 g (gramo) y óptimo de 5-10 g
● Muestras líquidas: 5-10 mL (mililitros)
(García et al., 1993; Hospital Donostia, 2011).
Transporte y manejo:
● Muestras sólidas: Se introducen en un recipiente estéril con tapa de rosca con la
adición de 1-2 mL de suero fisiológico para prevenir la desecación de las muestras
pequeñas, luego esta muestra se envía en bolsas, campanas o recipientes
preparados para mantener un ambiente de anaerobiosis o bien en un recipiente
estéril con tapón de rosca y boca ancha para mantener un ambiente de aerobiosis.
● Muestras líquidas: Se introducen en un vial con medio de transporte específico para
anaerobiosis, el cual se mantiene a temperatura ambiente hasta su envío. En el caso
de abscesos en condiciones de aerobiosis se puede colocar la muestra en un tubo
estéril o en medio de transporte Stuart sin la tórula
(García et al., 1993; Díaz, Ramírez y Sanaguas, 2011; InDRE, 2020).
Por otro lado, se deben tomar algunas consideraciones para obtener un resultado
satisfactorio para el aislamiento y la identificación de microorganismos, por lo tanto es de
suma importancia no introducir las muestras en formol ni en otras sustancias que puedan
inhibir el crecimiento de los microorganismos así como también evitar el uso de recipientes
de los cuales se sospecha que tengan una esterilidad deficiente. Además debido a la
importancia clínica de estas muestras, su difícil obtención debido a los riesgos y molestias
que presenta el paciente y en algunas ocasiones llegan a ser irreemplazables, es
recomendable que antes de realizar el análisis de las mismas se tenga el conocimiento
adecuado para su manejo para así evitar errores con el fin de orientar al médico a que
llegue al diagnóstico adecuado del paciente (García et al., 1993; Hospital Donostia, 2011).
Con estas consideraciones se puede proceder a procesar las muestras que de manera
general se debe realizar de la siguiente forma:
Pretratamiento de muestras:
Es importante que al iniciar el proceso la muestra sea concentrada de alguna forma en
específico. En el caso de presentar biopsias líquidas, con un volumen superior a 1 mL se
debe centrifugar a 2500 rpm por 15 minutos, pero existen otras técnicas de concentración
como la precipitación en etanol, la ultracentrifugación selectiva, etc.
Así mismo, se realiza proceso de homogeneización principalmente para biopsias sólidas. Se
puede utilizar la técnica de hoja de bisturí en la que se traspasa la muestra a una placa de
petri estéril y con una hoja de bisturí se desmenuza el tejido hasta obtener una consistencia
homogénea y traspasarlo a un contenedor estéril. También es utilizado el mortero en el que
se traspasa la muestra al mismo ya estéril y se añade 1-2 ml de caldo de cultivo a utilizar, se
procede a triturar con movimientos rotatorios y se traspasa a un contenedor estéril con
pipeta Pasteur. Otra técnica posible es por el uso de Stomacher, que se coloca en una de
las bolsas específicas la muestra y 1-2 mL de caldo de cultivo a usar, se coloca la bolsa con
unos centímetros sobresalidos de la tapa y conectar de 1 a 5 min, y por último traspasar el
contenido a un contenedor estéril.
Todo este procedimiento se realiza si las muestras lo permiten pero existen ocasiones en
las que la muestra recolectada se reconoce como no triturables y se realizan otros procesos
que se irán describiendo posteriormente. Así mismo, se debe tomar en cuenta que puede
dejarse una porción de muestra para la realización de la extensión directa para menor
manipulación.
(Guerrero y Sánchez, 2003; Prieto y Yuste, 2010)
Preparación de extensiones:
Esta es necesaria para la realización de coloraciones correspondientes al análisis, sobre
todo la realización de la coloración de Gram previa al cultivo, pero también se consideran
posibles extensiones posterior al cultivo.
● Por impronta: piezas de tejido:
Se debe colocar el tejido en una placa de Petri y cortar una porción con bisturí, trasladar la
pieza cortada y realizar impresiones por la superficie del corte sobre un portaobjetos.
● Extensiones finas: material muy purulento
Se debe tomar una porción de la muestra y colocarla sobre un portaobjetos. Luego se
coloca otro portaobjetos sobre la muestra y se presionan y se desplaza el portaobjetos
superior hasta separarlo y se repite esto hasta conseguir una extensión fina.
● Líquidos
Se deposita una gota de líquido sobre un portaobjetos y se deja secar. También es posible
citocentrifugar una gotas de líquido 5-10 min a velocidad media, pero esto solo es posible si
se dispone del equipo adecuado.
● Extensión de cultivo
Si se realiza una extensión a partir de colonias cultivadas y aisladas, es necesaria con un
asa bacteriológica estéril la toma de una parte de colonia mejor aislada y se extiende sobre
un portaobjetos con movimientos circulares y se procede a secar.
(Guerrero y Sánchez, 2003; Prieto y Yuste, 2010)
Incubación
Para este proceso es necesario tomar en cuenta diferentes aspectos:
● Temperatura:
La mayoría de los cultivos bacterianos se incuban a 35-37°C, pero puede variar respecto al
tipo de bacteria con el que se observa se está trabajando.
● Atmósfera:
Existen diferentes tipos de atmósfera a tomar en cuenta y se irán modificando dependiendo
con la sospecha de la bacteria en análisis. Puede ser aerobia, una atmósfera enriquecida
con 5-7% de CO2, atmósfera microaerofílica (5% de O2, 10% CO2 y 83% de N2) o bien
atmósfera de anaerobiosis.
Es importante que dentro del laboratorio se lleve a cabo la vigilancia de la calidad de los
medios de cultivo a utilizar, tanto de los preparados dentro del área como los adquiridos
comercialmente, considerando los certificados de controles de calidad propuestos para cada
medio y las características físicas y químicas definidas para cada uno y es recomendable
hacer uso de cepas de colección (ATCC, CECT u otras), o bien cepas aisladas en el propio
laboratorio pero con las características muy bien definidas. La periodicidad y selección de
los medios a realizar dependerá de cada laboratorio y debe ser registrado, pero no debe ser
un proceso que se omita dentro del análisis de muestras.
(Guerrero y Sánchez, 2003; OPS, 2021; Prieto y Yuste, 2010).
Observación de resultados
Para el análisis de las muestras de biopsia se pueden utilizar las tinciones de
Warthin-Strarry, Giemsa, hematoxilina-eosina que permite reconocer el patrón de
inflamación asociado al microorganismo bacteriano o Gram. En la tinción de Gram se
pueden o no observar bacterias dependiendo del tejido a analizar, ciertos tejidos del cuerpo
son estériles como el cerebro (Forbes, 2009).
Mediante la tinción de Gram no solo se pueden identificar bacterias, sino también algunos
hongos y parásitos, como Candida spp, Histoplasma capsulatum, Blastomyces dermatitidis
y Blastomyces brasiliensis, Leishmania spp, Microsporidios (Enterocytozoon bieneusi,
Enterocytozoon intestinalis), Cryptosporidium parvum (Tobón y Hoyos, 2020).
Entre las limitación del gram en tejido se encuentra que no todos los microorganismos se
colorean, la coloración se puede perder en tejidos descalcificados o que permanecen en
formol durante mucho tiempo, lo cual puede dar falsos negativos, variabilidad del gram,
falsos positivos por contaminación de microorganismos que afectan su interpretación (Tobón
y Hoyos, 2020).
Los raspados de córnea fijados con alcohol metílico y con tinción de blanco de calcoflúor
son útiles para hacer el diagnóstico en casos de sospecha de queratitis por Acanthamoeba,
se examina para investigar la presencia de quistes de amebas de color verde manzana (los
trofozoítos no se tiñen), los cuales presentan una fluorescencia verde manzana o blanco
azulada de acuerdo con la combinación de luz excitadora/filtro utilizada (Winn et al., 2008).
Burillo, A., Moreno, A., y Salas, C. (2007). Diagnóstico microbiológico de las infecciones de
piel y tejidos blandos. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, 25(9),
579-586.
Díaz, M. E., Ramírez, M. y Sanaguas, A. (2011). Manual Toma de Muestras Microbiologia.
Hospital Regional Rancagua.
Finzel, A., Sadik, H., Ghitti, G., y Laes, J. F. (2018). El análisis combinado de biopsias
sólidas y líquidas aporta información clínica adicional para mejorar la atención al
paciente. J Tratamiento de metástasis del cáncer, 4(21). DOI:
10.20517/2394-4722.2018.10
Forbes, B. A. (2009). Diagnostico Microbiologico.Médica Panamericana.
García, J. E., Gómez, M. L., Rodríguez, F. C. y Torreblanca, A. (1993). 1. Recogida,
transporte y conservación de las muestras.
https://www.seimc.org/contenidos/documentoscientificos/procedimientosmicrobiologi
a/seimc-procedimientomicrobiologia1.pdf
García, M. (2009). Anatomía Patológica. Instrucción técnica: Procesamiento de biopsias.
Govern de les Illes Balears. Hospital Son Llátzer.
Guerrero, C., y Sánchez, C. (2003). Recogida, transporte y procesamiento general de las
muestras en el laboratorio de microbiología. Proced en Microb Clín., SEIMC.
https://seimc.org/contenidos/documentoscientificos/procedimientosmicrobiologia/sei
mc-procedimientomicrobiologia1a.pdf
Hernández, A. M. (2011). Riesgo biológico: evaluación y prevención en trabajos con cultivos
celulares.
https://www.insst.es/documents/94886/328579/902w.pdf/abbb0298-88b6-405a-9d99-
e22cfd0474c4
Hospital Donostia. (2011). Protocolo. Toma y Transporte de Muestras para Microbiología.
https://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/hd_publicaciones/es_hd
on/adjuntos/Protocolo42MuestrasMicrobiologia.pdf
Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos [InDRE]. (2020). Lineamientos para la
Toma, Manejo y Envío de Muestras para Diagnóstico a la Red Nacional de
Laboratorios de Salud Pública.
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/558702/Lineamientos_TMEM_2020
_180620.pdf
Instituto Oncológico FALP. (2018). ¿Qué son y cómo se procesan las biopsias?
https://www.institutoncologicofalp.cl/noticia/que-son-y-como-se-procesan-las-biopsia
s/
MedlinePlus. (2022). Biopsia. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003416.htm
Organización Panamericana de la Salud [OPS]. (2021). Toma, Conservación, Transporte y
Procesamiento Muestras de Tejidos, Biopsias, Escarificación de Piel o Mucosas y
Granos de Micetomas.
https://www.paho.org/es/file/86710/download?token=vBwZkwGR
Prieto, J. M. y Yuste, J. R. (2010). La clínica y el laboratorio. Elsevier España.
Research Advocacy Network. (s.f.). La importancia de las muestras de tejido en la
investigación científica. Research Advocacy Network.
Ricaurte, O. y Sarmiento, L. (1993). Manejo Inicial de Muestras para Estudios de Anatomía
Patológica. Manual de Procedimientos. Instituto Nacional de Salud.
Southern Pathology. (2015). Manual de Toma, Manejo y Envío de Muestras de Patología.
https://southernpathology.com/wp-content/uploads/2017/08/compressed_MANUAL-P
ATHOLOGY-v18.pdf
Tobón, G. A. J., y Hoyos, A. V. (2020). Tinción de Gram de tejido: alcances y limitaciones.
Medicina & Laboratorio, 18(11-12), 557-573.
Winn, W., Allen S., Janda, W., Koneman, E., Procop, G., Schreckenberger, P., y Woods, G.
(2008). Koneman: Diagnóstico microbiológico Texto y Atlas en color. Médica
Panamericana
Universidad San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Escuela de Química Biológica
Departamento de Microbiología
Bacteriología II
Licda. Maria del Carmen Bran
INFECCIONES OCULARES
CONJUNTIVITIS
Es una inflamación de la membrana transparente entre el párpado y el globo ocular. Esta
membrana se llama conjuntiva. Cuando los pequeños vasos sanguíneos de la conjuntiva se
hinchan e irritan, se hacen más visibles. Esto es lo que hace que la parte blanca del ojo se
vuelva rojiza o de color rosa. La conjuntivitis también se conoce como “ojo rosado”.
Esta suele producirse por una infección viral. También puede producirse por una infección
bacteriana, una reacción alérgica o, en el caso de los bebés, un conducto lacrimal que no está
completamente abierto (MayoClinic, 2020).
● Síntomas
Enrojecimiento de la parte blanca del ojo, inflamación de la conjuntiva (la capa fina que
cubre la parte blanca del ojo y el interior del párpado) o de los párpados, tener más cantidad
de lágrimas, sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo o ganas de restregarse el ojo.
Picazón, irritación o ardor, secreciones (pus o mucosidad), costras en los párpados o las
pestañas, especialmente por la mañana, los lentes de contacto no quedan cómodos o se
desplazan cuando los tiene puestos (CDC, 2019).
● Agentes etiológicos
Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, especies de Haemophilus, Moraxella
catarrhalis o, menos frecuentemente, Chlamydia trachomatis. Neisseria gonorrhoeae
produce conjuntivitis gonocócicas, que suelen ser el resultado del contacto sexual con una
persona que tiene una infección genital (CDC, 2019).
QUERATITIS
Es una afección inflamatoria de la córnea, es producida por diversos microorganismos de tipo
bacteriano, fúngico, viral o parasitario. La inflamación se encuentra en el tejido transparente
con forma de cúpula en la parte delantera del ojo, que recubre la pupila y el iris. La queratitis
puede relacionarse o no a una infección. La incidencia de queratitis infecciosa en Estados
Unidos es de 11-28 por 100.000 habitantes/año, sin embargo en México no hay reportes de su
epidemiología (Castellanos, F y Solorzano B. 2017).
● Síntomas
Presentar hiperemia conjuntival, dolor, fotofobia, infiltración linfocitaria de la córnea,
disrupción del epitelio corneal y edema del epitelio, estroma, dolor del ojo, exceso de
lágrimas u otra secreción de los ojos, dificultad para abrir el párpado debido al dolor o a la
irritación, visión borrosa, visión reducida, sensación de que tener algo en el ojo (Acosta, L.,
& Tavera, M.2015).
● Agentes etiológicos
S. epidermidis, Pseudomonassp, Corynebacterium sp, Propionibacterium sp, Serratia y
Listeria monocytogenes (Acosta, & Tavera, 2015).
ENDOFTALMITIS
Es una infección inflamatoria de todo el globo ocular, después de un proceso infeccioso por
bacterias, hongos o parásitos. Los microorganismos que la producen pueden multiplicarse y
liberar toxinas y enzimas que destruyen la función y la integridad de los tejidos oculares, con
especial afectación del polo posterior del ojo (Acosta & Tavera, 2015). Durante las últimas
décadas, esta enfermedad ha ganado gran interés, particularmente como una complicación de
cirugía de catarata, cirugía filtrante, cirugía corneal o trauma ocular penetrante. La
endoftalmitis infecciosa puede ser clasificada en dos grandes grupos según su origen, las
formas exógenas y endógenas.
Entre los factores de riesgo que intervienen en el desarrollo de esta infección están la
virulencia del microorganismo, la defensa y estado de la respuesta inflamatoria e inmune del
huésped (Nossa, 2015).
● Sintomatología
Los síntomas más frecuentes de la endoftalmitis son:
○ Dolor ocular que empeora después de una operación, una inyección o una
lesión ocular
○ Enrojecimiento de los ojos
○ Pus o secreción blanca o amarilla de los ojos
○ Párpados hinchados o caídos
○ Visión borrosa, disminuida o nula
(Mukamal, 2022)
● Agentes etiológicos
Las bacterias oportunistas relacionadas con esta infección son Bacillus cereus,
Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus coagulasa-negativos,
especies de Propionibacterium, especies de Corynebacterium (Murray y otros, 2014).
Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis son causa de infecciones en lactantes
menores, que la contraen al pasar por el canal del parto y requieren de un tratamiento
inmediato (Castro, 2014).
INFECCIONES ÓTICAS
Las infecciones óticas o también llamadas infecciones de oído es un proceso infeccioso que
tiene lugar en el conducto auditivo. Generalmente es un proceso agudo, aunque puede llegar a
ser crónico. Su localización suele situarse en el oído medio o en el oído externo. Se puede
clasificar de acuerdo con la secuencia temporal de la enfermedad en aguda (duración de los
síntomas entre 0 y 3 semanas), subaguda (de 3 a 12 semanas) y crónica (más de 12 semanas).
Se detectan con frecuencia Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y con menor
frecuencia Bramanella catarralis, el Streptococcus del grupo A y el Staphylococcus aureus
(CDC, 2022).
● Otitis externa
Es una inflamación que compromete la piel del conducto auditivo externo, en un 90% de los
casos tiene una etiología bacteriana y se denomina otitis externa difusa u oído del nadador.
Esta se caracteriza por una celulitis de la piel y subdermis del conducto auditivo externo con
inflamación aguda y edema variable (Cañete, C. & Lopez, D. 2023).
● Síntomas
El canal auditivo está rojo, hinchado, posiblemente escamoso, pérdida auditiva y mareos.
Sensación de malestar general, fiebre, ganglios linfáticos agrandados y secreciones, mediante
una otoscopia, un examen médico del canal auditivo externo puede determinar la posible
presencia de otitis externa (Cañete, C. & Lopez, D. 2023).
● Agentes etiológicos
La otitis externa suele ser causada por bacterias, como Pseudomonas aeruginosa, Proteus
vulgaris, Staphylococcus aureus, o Escherichia coli. La otitis externa micótica (otomicosis),
causada por Aspergillus niger o Candida albicans, es menos frecuente (Cañete, C. & Lopez,
D. 2023)
● Otitis media
Es la inflamación del oído medio de inicio súbito y se caracteriza por la presencia de líquido
en la cavidad del oído medio y se asocia con signos y síntomas de inflamación local. Está
relacionada íntimamente con otras infecciones de vías aéreas superiores (IVAS) y constituye
una de las principales infecciones respiratorias agudas (IRA) en la edad pediátrica,
particularmente durante los primeros años de vida. Es más frecuente en pacientes varones y
en los meses de invierno (Bandera, F. 2003).
● Síntomas
Hiporexia, vómito, alteraciones del sueño y diarrea, y con frecuencia la fiebre alta está
presente presentación aguda (< 48-72 horas) secundarios a la inflamación, como
abombamiento de la membrana timpánica (MT), otalgia o síntomas más inespecíficos en
lactantes, como irritabilidad/llanto, insomnio, rechazo de tomas, vómitos o diarrea (Cañete,
C. & Lopez, D. 2023).
● Agentes etiológicos
Los agentes bacterianos implicados con más frecuencia son: Streptococcus pneumoniae (33
%), Haemophilus influenzae no tipificable (27 %), Estreptococos del grupo A (5 %) y
Aoraxella catarrhalis (Cañete, C. & Lopez, D. 2023)
SINUSITIS BACTERIANA
Consiste en la infección e inflamación de la membrana mucosa que reviste la nariz y los
senos paranasales. Los factores claves son la disfunción ciliar y la obstrucción del ostium
sinusal. Esto genera una presión negativa, con la consiguiente reducción de la presión parcial
de oxígeno, lo que hace que el seno sea un entorno favorable para el crecimiento de las
bacterias. También la presión negativa genera un aumento de glándulas caliciformes, lo cual
genera más mucosidad y por tanto más taponamiento del ostium dando lugar a la
cronificación de la sinusitis (Cuyás y otros, s.f). Existe un empeoramiento de la clínica a los
cinco días o una afectación persistente.
● Sintomatología
La sinusitis aguda y la crónica causan signos y síntomas similares, que incluyen rinorrea
purulenta, presión y dolor en la cara, congestión y obstrucciones nasales, hiposmia, halitosis
y tos productiva (en especial por la noche). El dolor suele ser más intenso en la sinusitis
aguda. La zona ubicada sobre el seno afectado puede estar dolorosa a la presión, hinchada y
eritematosa (Fried, 2021).
● Agentes etiológicos
Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae son la causa más frecuente de sinusitis
aguda, seguidos de Streptococcus pyogenes, Staphylococcus aureus, Moraxella catarrhalis,
Chlamydophila pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa. En la sinusitis crónica, los agentes
etiológicos son los mismos que en la sinusitis aguda, además de las enterobacterias, y una
mezcla de bacterias anaerobias y aerobias (Murray y otros, 2014).
DIAGNOSTICO GENERAL
TRATAMIENTO GENERAL
En el caso de otitis media la amoxicilina es el mejor tratamiento oral siendo efectiva contra
neumococos y presentando el mejor perfil farmacodinámico, otra alternativa es la
ceftriaxona, se observa al paciente por 48 horas, si se resuelven los signos clínicos, no se
requiere de más tratamiento pero si persisten, se recomienda una segunda dosis y de ser
necesario una tercera. Si a pesar de estos tratamientos se mantiene la otitis, debe
contemplarse una cirugía realizada por un otorrinolaringólogo. En la etapa aguda de esta
enfermedad se utilizan medicamentos sistémicos durante 24-48 horas. Para otitis externas hay
tratamientos locales administrados con preparaciones tópicas siendo efectiva la asociación de
neomicina, polimixina e hidrocortisona (Pérez, 2002).
CONCLUSIONES
● En conclusión podemos decir que las infecciones de ojos, oídos y senos paranasales
provocan una serie de signos y síntomas que dependen tanto del agente etiológico que
esté causando la afección como del nivel de daño del mismo.
REFERENCIAS
Acosta, L., & Tavera, M. (2015). Bacterias oportunistas causantes de infecciones oculares.
https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=1211&context=optometria#:
~:text=INFECCIONES%20OCULARES%20POR%20BACTERIAS%20OPORTUNI
STAS,0.56%25%2C%20uve%C3%ADtis%200.1%25.
Cuyás, J., Vasallo, J., & Zaballos , L. (s.f). Patología inflamatoria de los senos paranasales.
Sinusitis agudas y crónicas. Seorl.
Murray, P., Rosenthal, K., & Pfaller, M. (2014). Microbiología médica (7 ed.). Madrid:
Elsevier-Saunders.
Integrantes
También se pueden tomar medidas para prevenir la enfermedad junto a los programas de
vacunación, al limitar la exposición de los individuos sanos a sujetos infectados y eliminar
el origen de la infección o el modo de contagio del agente infeccioso. Sin embargo, aún
hay casos de enfermedades prevenibles con vacunas en los países en los que los
programas de vacunación debido a que no existen o son muy costosos (en países en vías
de desarrollo) y también no reciben la atenciòn adecuada (Murray, Rosenthal y Pfaller,
2013).
MARCO TEÓRICO
A lo largo de la historia las vacunas han sido esenciales para prevenir enfermedades,
discapacidad y la muerte a causa de una enfermedad infecciosa, aunque las primeras
experiencias se remontan desde 1718, en donde Lady Mary Wortley Montagu inóculo por
primera vez el virus de la viruela atenuado en sus hijos, años después en 1796, Edward
Jenner en Inglaterra práctica nuevamente la inoculación del virus de la viruela atenuado
durante la epidemia de viruela, con esto se logra demostrar que existe un método de
inmunización, exponiendo a las personas a un virus de la viruela atenuado (Mago, 2011).
En base a esta metodología en 1885, Luis Pasteur avanzó en el desarrollo de un método
más seguro, más estable y con menor probabilidad de transmitir otras enfermedades,
dando a lugar el desarrollo de la segunda generación de vacunas, con ello se desarrolló
vacunas contra el cólera, la rabia, difteria y la rabia (Cáceres, 2012).
Por definición, las vacunas de ácido nucleico se basan en ADN o ARN que codifica
el antígeno de interés. Los medios para facilitar la administración de ácido nucleico
involucran: partículas virales que permiten la eficiencia de los mecanismos de
entrada viral, formulaciones no virales de ADN o ARN que involucran lípidos,
polímeros, emulsiones u otros enfoques sintéticos para evitar el uso de vectores
virales y tecnologías de entrega física, como la electroporación in situ (Ulmer,
Mason, Geall y Mandl, 2012).
Vacunas de ARN
La prueba del concepto de las vacunas de ARN se proporcionó hace dos décadas,
cuando la inyección intramuscular de ARNm en ratones dio lugar a la producción
local de una proteína informadora codificada e inducción de respuestas inmunes
contra un antígeno codificado (Ulmer, Mason, Geall y Mandl, 2012).
Este tipo de vacunas, al igual que las de ADN, requieren de un proceso inicial de
investigación para hallar las secuencias que codifican para antígenos
neutralizantes por el organismo hospedador. Este ADN se produce a gran escala y
después se transcribe in vitro para producir el ARN que servirá como vacuna, el
cuál debe ser almacenado entre 2 y 8ºC. Posteriormente, el ARN generado se
transfecta normalmente a las células del músculo. Una parte de este ARN, dado
que es extremadamente sensible, será degradado por ARNasas; el resto penetrará
en el interior celular mediante endocitosis espontánea (García, 2017).
Las vacunas de ARN también pueden actuar a nivel del sistema inmune innato, ya
que el ARN que conforma las vacunas al ser exógeno es reconocido por
receptores de macrófagos, células dendríticas, entre otros. Concretamente el ARN
es reconocido por los receptores de tipo TLR3, TLR7 y TLR8, los cuáles se
encuentran en los endosomas, donde normalmente el ARN natural perteneciente a
los patógenos queda desnudo. En vacunas esta respuesta no está del todo
caracterizada y no se conoce exactamente qué efectos produce. Se cree que
puede actuar activando células dendríticas y macrófagos, los cuáles Esta
respuesta no está muy detallada y apenas se conoce su mecanismo. Si bien se
piensa que el ARN podría suponer la activación de células dendríticas y
macrófagos al ser reconocido por sus receptores, las cuáles conducirán a la
activación de los linfocitos T ayudantes. Este mecanismo, combinado con el
anterior, supondría una activación general del sistema inmune muy eficaz (García,
2017).
Son diversos campos en los que las vacunas de ARN se pueden aplicar:
inmunoterapia del cáncer, vacunas para enfermedades infecciosas, tratamiento
para la alergia, reemplazo de proteínas mutadas e ingeniería genética y edición del
genoma (García, 2017).
Vacunas de ADN
Para generar una vacuna de ADN, el interesante gen que codifica el antígeno se
inserta en un plásmido bacteriano bajo el control de un promotor eucariótico
apropiado. Luego se administra al animal huésped ADN plasmídico purificado y
desintoxicado de bacterias. A partir de los plásmidos que fueron recogidos por las
células apropiadas y llegaron a los núcleos, la célula huésped utilizará sus propias
máquinas de transcripción genética y expresión de proteínas para producir el
antígeno interesante. El huésped considera que el antígeno expresado es extraño
y luego genera una respuesta inmune contra él (Cui, 2005).
Las vacunas de ADN ofrecen una serie de ventajas sobre las tecnologías ya
existentes para la producción de las vacunas. Estimulan tanto la respuesta inmune
humoral como la celular y a diferencia de las vacunas con microorganismos
recombinantes no hay respuesta inmune hacia el vector lo cual permite su
utilización de manera repetida.
La elaboración de las vacunas tradicionales requieren de una infraestructura
costosa, por lo que las formas alternativas que puedan reducir este precio son
siempre deseables. Ventajas de otro tipo incluyen la estabilidad de los vectores a
diferentes temperaturas, lo cual permite disminuir costos en el proceso de
elaboración, transporte y administración debido a que no se requiere una “cadena
fría” o serie de refrigeradores para mantener la estabilidad de la vacuna (López,
Hurtado y Ramos, 2013).
2. Vacunas conjugadas
Las vacunas conjugadas han significado un paso de avance con respecto a las
vacunas de polisacáridos, pues gracias a un enlace covalente entre el polisacárido
bacteriano y una proteína portadora, las mismas logran inducir respuesta
protectora antipolisacárido en la población infantil y memoria inmunológica
(Chang, et al., 2013).
Entre las vacunas atenuadas bacterianas figuran la vacuna oral contra la fiebre
tifoidea, cepa atenuada (Ty21a) de S. typhi; la vacuna BCG de la tuberculosis,
bacilo de Calmette Guérin (BCG), una cepa atenuada de Mycobacterium bovis; y
la vacuna atenuada de la tularemia.
Por otra parte, se han desarrollado vacunas de virus atenuados contra el
sarampión, la parotiditis y la rubéola (las cuales se administran de manera
conjunta en la llamada “vacuna triple vírica”), así como frente a la varicela-zóster y,
recientemente, contra la gripe (Murray, Rosenthal y Pfaller, 2013).
Las vacunas de virus atenuados están formadas por cepas menos virulentas del
virus de tipo salvaje, virus pertenecientes a otras especies con las que comparten
determinantes antigénicos o virus no virulentos obtenidos mediante técnicas de
ingeniería genética (Murray, Rosenthal y Pfaller, 2013).
Dado que una vacuna viva atenuada es lo más parecido a una infección natural,
estas vacunas son buenas “maestras” del sistema inmunológico. Las vacunas
atenuadas provocan fuertes respuestas neuroprotectoras celulares y de
anticuerpos y, a menudo, confieren inmunidad de por vida con sólo una o dos
dosis.
A pesar de las ventajas de las vacunas vivas atenuadas, también existen algunas
desventajas. La principal desventaja de las vacunas atenuadas es que las
mutaciones secundarias pueden provocar una reversión a la virulencia y, por tanto,
causar enfermedades. Existe otra posibilidad de interferencia de virus
relacionados, como se sospecha en el caso de la vacuna oral contra la polio en los
países en desarrollo (Yadav, Yadav y Paul, 2014).
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
López, A., Hurtado, M., y Ramos, A. (2013). ¿Qué sabe acerca de las vacunas de ADN?.
Rev Mex Cienc Farm, 44(1), 79-81.
Murray, P., Rosenthal, K., y Pfaller, M. (2013). Microbiología médica. (7a ed.). Barcelona:
España. Elsevier.
Pardi, N., Hogan, M., y Weissman, D. (2020). Recent advances in mRNA vaccine
technology. Current Opinion in Immunology, 65(1), 14-20.
Ulmer, J., Mason, P., Geall, A., y Mandl, C. (2012). RNA-based vaccines. Vaccine, 30(30),
4414-4418.
Yadav, D., Yadav, N., y Paul, S. (2014). Vaccines: Present Status and Applications. Animal
Biotechnology. Academic Press. pp. 491-508.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia
Curso de Bacteriología II Octavo Semestre de la Licenciatura de Química Biológica
Las infecciones del sistema nervioso central (SNC) representan uno de los problemas de
salud más frecuentes en la población, existiendo múltiples microorganismos capaces de
provocar infecciones, tanto virales como bacterianas. Siendo los más afectados los niños,
mujeres embarazadas y pacientes con inmunosupresión. Dichas infecciones se manifiestan
en forma de meningitis, encefalitis, meningoencefalitis o abscesos. Entre los agentes
etiológicos bacterianos que causan estas infecciones los más importantes son Bacillus
cereus, Listeria monocytogenes, Neisseria meningitidis, Streptococcus pneumoniae,
Haemophilus influenzae y Streptococcus agalactiae (Figueiras Ramos et al., 2011).
Estos agentes pueden presentar algunas particularidades para lograr la infección, entre las
que se encuentran capsúlas polisacaridas, proteínas del pili y adhesinas (Procop et al.,
2017).
Marco teórico
A. Bacillus cereus
a. Epidemiología
Las infecciones del sistema nervioso central (SNC) debidas a Bacillus cereus
(B. cereus) son infrecuentes y extremadamente raras de las cuales si han
identificado un aproximado de 26 casos desde los años 1990 hasta 2020, ya
que generalmente se asocian con intoxicaciones alimentarias debido a la
producción de toxinas (Rollán Martínez et al., 2022).
b. Patogenia e inmunidad
Los infecciones del sistema nervioso central por B. cereus pueden ocurrir en
personas con sistemas inmunológicos comprometidos o después de una
neurocirugía, trauma craneal o cuando las esporas o las bacterias ingresan
en la sangre y se diseminan al cerebro, esto debe a que la bacteria es un
microorganismo oportunista (Rollán Martínez et al., 2022; Murray et al.,
2014).
c. Enfermedades clínicas del SNC
Los pacientes con infecciones del SNC debidas a B. cereus pueden
clasificarse en tres perfiles bien definidos: recién nacidos prematuros,
pacientes neutropénicos y personas con antecedentes de intervención en el
SNC. La mayoría de las veces, B. cereus produce abscesos múltiples, lo que
indica una propagación bacteriana por vía hematógena. Sin embargo,
también puede provocar meningitis y encefalitis. Tanto en las pruebas de
imagen revisadas como en los estudios anatomopatológicos descritos hasta
ahora, se ha evidenciado necrosis del parénquima cerebral. Dado que B.
cereus afecta con frecuencia a pacientes neutropénicos, es probable que la
respuesta inflamatoria no desempeñe un papel importante en la patogenia. B.
cereus secreta varias toxinas, como la esfingomielinasa, la fosfolipasa C, la
hemolisina II o las toxinas formadoras de poros, que se han señalado como
los principales factores de necrosis tisular (Rollán Martínez et al., 2022).
d. Diagnóstico
En la actualidad se encuentran ensayos basados en la PCR convencional o
variaciones de esta, como la PCR múltiple y la PCR en Tiempo Real para
detectar cepas de B. cereus por la presencia de genes específicos o aquellos
que codifican para sus toxinas. Además, la PCR se ha combinado con
enzimas de restricción (PCR-RE) para obtener una prueba más específica
que logre diferenciar a B. cereus, B. mycoides y B. thuringiensis. Se puede
aplicar cultivos en líneas celulares en donde las enterotoxinas de B. cereus
tienen la característica de formar poros en la membrana de las células
eucariotas, los cuales se detectan por microscopía electrónica de barrido,
aunque estos ensayos basados en líneas celulares animales permiten
detectar la actividad biológica de las enterotoxinas y la toxina emética; sin
embargo, tienen desventajas como su alto costo y el requerir una compleja
infraestructura con la que no cuentan muchos laboratorios de diagnóstico
microbiológico de rutina. Existen ensayos inmunoenzimáticos basados en
anticuerpos, para la detección de las enterotoxinas de B. cereus. El
inmunoensayo visual BDE-VIA de Tecra® detecta la subunidad A de la
enterotoxina NHE; el método de la aglutinación reversa pasiva (BCET-RPLA)
de Oxoid®, detecta la subunidad L2 de la enterotoxina HBL, mientras que el
test Duopath® Cereus Enterotoxins de Merck®, utiliza anticuerpos
monoclonales dirigidos a las subunidades B y L2 de las enterotoxinas NHE y
HBL, respectivamente. y también se debe de tomar en cuenta que la prueba
de imagen más utilizada tanto para el diagnóstico como para el seguimiento
del caso es la resonancia magnética (Sánchez et al., 2016).
e. Tratamiento
En el caso de B. cereus produce betalactamasas y es resistente a las
penicilinas y cefalosporinas, por lo que se recomienda la vancomicina como
tratamiento empírico una vez identificada esta bacteria. Otros antibióticos,
como los aminoglucósidos, la clindamicina o la eritromicina, también pueden
ser eficaces. En el caso de los medicamentos como los carbapenémicos son
bactericidas activos contra las bacterias grampositivas, así como contra las
especies anaerobias, esto puede deberse a un perfil adecuado de estos
antibióticos contra B. cereus. Además, tanto el imipenem como el
meropenem atraviesan la barrera hematoencefálica; y el meropenem,
además de haber demostrado una mejora, tiene pocos efectos adversos
sobre el SNC (Rollán Martínez et al., 2022).
B. Listeria monocytogenes
a. Epidemiología
La listeriosis se tiene estimado que se produce en la mayoría de casos por la
ingesta de comida contaminada o bien por el contagio vía transplacentaria o
durante el paso del feto en el canal del parto en los casos de listeriosis
neonatal; asimismo que la población más afectada por la listeriosis son las
mujeres embarazadas, en recién nacidos, adultos mayores e
inmunocomprometidos, haciendo que se estime que aproximadamente 1600
personas contraen la listeriosis cada año y que alrededor de 260 mueren por
la enfermedad (Swaminathan y Gerner, 2007). Desafortunadamente en
países Latinoamericanos, como es Guatemala no existe un registro
adecuado de listeriosis eso se debe a que no se realiza un adecuado
diagnóstico diferencial (Pérez, 2021).
b. Patogenia e inmunidad
Las infecciones por Listeria monocytogenes, afectan a recién nacidos,
mujeres embarazadas, adultos mayores y pacientes inmunodeprimidos o con
enfermedades autoinmunes, y con menor frecuencia en pacientes con
patologías hepáticas, renales y hematológicas. La forma en la que se
desarrolla est enfermedad puede ser una listeriosis gastrointestinal no
invasiva (un listeriosis leve), esta se caracteriza porque los pacientes
presenten diarreas acuosas, náuseas y vómitos, este tipo de forma clínica se
debe al contacto de alimentos contaminados, la otra presentación de esta
infección es la listeriosis invasiva (una listeriosis severa), en cual se
presentan síntomas como cefalea o complicaciones neurológicas que
terminan en encefalitis o meningitis (Granda, 2018).
d. Diagnóstico
En el diagnóstico se utilizan, la observación de frotis de líquidos como
sangre, líquido cefalorraquídeo, meconio en recién nacidos, secreciones
vaginales y fluidos biológicos, ya que en caso de infección se observan
anormalidades ya que naturalmente este tipo de muestras son estériles,
también se pueden utilizar los cultivos de varios fluidos biológicos así como
tejidos; los agares que se pueden pueden usar son el agar o el caldo
tripticasa soya con un 5% de sangre de oveja, caballo, o conejo, también se
puede usar agar como el cloruro de litio feniletanol moxalactama (LPM), los
Oxford, así como el agar PALCAM que sirve para diferenciar a las especies
de Listeria de la Listeria monocytogenes (Murray et al, 2007).
e. Tratamiento
El tratamiento para la listeriosis va a depender de la manifestación clínica
que desarrolle el paciente durante la infección por ejemplo en la meningitis
se emplea ampicilina, en dosis de 2 g intravenosa (IV) cada 4 horas. La
mayoría de los expertos recomiendan agregar gentamicina (1 mg/kg IV cada
8 horas) debido a la sinergía que tienen, en casos de endocarditis y
bacteriemia primaria se usa 2 g IV cada 4 horas con gentamicina durante 6
semana y 2 semanas respectivamente, si se presentara listeriosis
oculoglandular y dermatitis, se emplea eritromicina con una dosis oral de
10mg/kg a cada 6 horas, durante 1 semana. Existe una alternativa que es la
de emplear una mezcla de trimetoprima/sulfametoxazol 5/25 mg/kg
intravenosa (Bush y Vazquez, 2023).
C. Neisseria Meningitidis
a. Epidemiología
La enfermedad causada por Neisseria meningitidis (meningococo) es un
problema mundial, causante de sepsis y meningitis, principalmente en niños y
adultos jóvenes. Presentando una incidencia de 6 casos por cada 100 mil
habitantes en países industrializados, mientras que en países como
Guatemala se hablan de cifras de entre 10 a 1000 casos por cada 100 mil
habitantes. Dicha bacteria se presenta de forma endémica o epidémica y
presenta, al menos 5 serogrupos (A, B, C, Y y W) los cuales son
responsables de la mayoría de infecciones. Siendo el serogrupo W el que
más afecta en los países latinoamericanos (Giannina & Villena, 2014).
b. Patogenia e inmunidad
La bacteria presenta una capsúla de polisacáridos los cuales han servido para
clasificarla en 13 serogrupos (A, B, C, D, X, Y, Z, 29E, W-135, H, I, K, y L),
siendo los de mayor importancia los serogrupos A, B, C, W e Y. (Giannina &
Villena, 2014). Se ha demostrado que los meningococos se adhieren de
forma selectiva a receptores específicos para los pili de tipo IV, esto sucede
en las células del epitelio cilíndrico no ciliado de la nasofaringe. De donde
posteriormente pueden invadir el torrente sanguíneo. La unión a las mucosas
está mediada por la interacción de adhesinas de superficie celular donde el
dominio I de la proteína cofactor de membrana es el encargado de mediarla.
Además de esto la bacteria presenta una gran diversidad de adhesinas y
proteínas de pili. (Murray, Rosenthal, y Pfaller, 2014). Los meningococos son
internalizados en vacuolas fagocíticas, donde son capaces de evitar la muerte
intracelular, replicarse y filtrar a espacios subepiteliales (Murray, Rosenthal, &
Pfaller, 2014); sumado a lo anterior la cápsula factor que evita la fagocitosis
de la bacteria, por lo que de esta manera evade los mecanismos inmunes de
los leucocitos (Procop et al., 2017).
d. Diagnóstico
Lo ideal para el diagnóstico es por medio de la historia clínica y exploración
física, así como algunas pruebas, dentro de las que se encuentran: Análisis
de LCR: los parámetros encontrados en el LCR por una infección con
meningococo son: Leucocitos ˃ 1000 cel/µL, con un predominio de
Polimorfonucleares (80%), Glucosa ˂ 40 mg/dl, Proteínas ˃ 50-100 mg/dl.
PCR a partir de LCR: es de alta sensibilidad (86-100%) y especificidad
(92-100%). Para este caso existen paneles de PCR que identifican a los
microorganismos más frecuentes causantes de meningitis/encefalitis.
Detección de antígenos: los métodos de aglutinación en látex no son
recomendados; sin embargo el test inmunocromatográfico que detecta el
polisacárido C de la pared de los neumococos tiene una sensibilidad del
95-99%, una especificidad del 100%. Además, se puede realizar un
diagnóstico diferencial en caso de sospechar sobre una meningitis causada
por Mycobacterium tuberculosis, se puede realizar una tinción de
Ziehl-Neelsen o bien en caso de sospechar de origen fúngico, se debe
realizar una extensión en tinta china, cultivo y detección de anticuerpos para
Cryptococcus neoformans (Sanchíz, Collado, Téllez, & Reyes, 2021).
e. Tratamiento
El antibiótico de elección es penicilina G intravenosa, con una duración de 5 a
7 días, otras alternativas antimicrobianas son la rifampicina, cloranfenicol,
ampicilina, quinolonas y macrólidos. (Zepeda, 2005). En caso de que el
paciente presente inconvenientes con el tratamiento con penicilina G, se
puede utilizar otros antibióticos como: Cefotaxima/ceftriaxona, Aztreonam o
Cloranfenicol (Sanchíz, Collado, Téllez, & Reyes, 2021).
D. Streptococcus pneumoniae
a. Epidemiología
Streptococcus pneumoniae es un comensal habitual de la nasofaringe de los
individuos sanos, del 5 al 10% de adultos y en un 20-40% de niños menores
de 2 años. La acción patógena depende de muchos factores, ya que el
neumococo se comporta con frecuencia como un microorganismo
oportunista, dependiendo no sólo de la presencia de neumococos virulentos,
sino de la aparición de factores en el huésped que disminuyen los
mecanismos naturales de defensa. Por este mismo motivo, la mayor
incidencia de infecciones neumocócica se presenta en niños menores de 2
años, cuya inmadurez del sistema inmune hace más difícil la respuesta
adecuada a los antígenos polisacáridos y, por tanto, la defensa eficaz contra
los mismos (Serrano y Sicilia, 2010). También es uno de los agentes que más
frecuentemente originan meningitis en niños (junto al meningococo Neisseria
meningitidis), siendo la infección meníngea primaria en sólo un 20 % de los
casos. El resto son consecuencia de la diseminación desde otros focos,
como otitis medias, sinusitis, neumonías o la presencia de una fístula
pericraneal previa. Causa en general una meningitis muy grave, más
virulenta que la causada por otros microorganismos (AMSE, 2012).
b. Patogenia e inmunidad
El microorganismo se instala inicialmente en la nasofaringe y desde aquí, si
las condiciones son adecuadas, puede infectar las vías respiratorias
superiores e inferiores. Así, si las defensas iniciales no son capaces de
detener la infección, puede invadir el torrente sanguíneo originando
bacteriemia y diseminación a distancia, una vez colonizada la nasofaringe, el
neumococo puede penetrar en los senos nasales, la trompa de Eustaquio, la
tráquea y el árbol bronquial. Sólo en individuos susceptibles o con factores
predisponentes, y una vez sobrepasados los mecanismos locales de
aclaramiento, se extenderá a las estructuras vecinas y podrá ocasionar una
otitis media aguda (OMA), una sinusitis o incluso una neumonía, que puede
complicarse con derrame pleural o empiema, si se aspiran secreciones
orofaríngeas colonizadas con este microorganismo (AMSE, 2012).
d. Diagnóstico
Los neumococos se identifican fácilmente por su aspecto típico en la tinción
de Gram, la cápsula que los caracteriza puede detectarse mejor con la
prueba de Quellung, el cultivo confirma la identificación, y debe realizarse un
antibiograma. La identificación del serotipo y el genotipo de las cepas puede
ser útil con fines epidemiológicos por ejemplo para seguir la diseminación de
clones específicos y los perfiles de resistencia a los antibióticos. Las
diferencias en la virulencia dentro de un serotipo pueden distinguirse por
técnicas como la electroforesis en gel de campo pulsado y la tipificación de
secuencias en loci múltiples. La prueba de detección del antígeno urinario
tiene alta especificidad (> 90%) pero escasa sensibilidad y depende en gran
medida de la bacteriemia concurrente. El valor predictivo positivo es decir; la
proporción de pacientes con una prueba positiva que realmente tienen la
enfermedad, es alto (> 95%), sin embargo, el valor predictivo negativo (la
proporción de pacientes con una prueba negativa que en realidad están
libres de enfermedad) es bajo, por lo que una prueba negativa de antígeno
en orina no debe utilizarse para descartar enfermedad neumocócica. (Bush y
Vasquez, 2023). El diagnóstico presuntivo es clínico y epidemiológico y se
confirma por técnicas de laboratorio. Se recogerán diferentes muestras
(sangre, LCR, secreciones, etc.), según el lugar de la infección, tanto para
cultivo como para otras determinaciones analíticas. El diagnóstico de certeza
se hace por demostración del microorganismo (AMSE, 2012).
e. Tratamiento
El tratamiento de elección para las infecciones neumocócicas es un
antibiótico beta-lactámico o un macrólido, el manejo está convirtiéndose en
un desafío cada vez mayor debido a la aparición de cepas resistentes. Las
cepas con fuerte resistencia a la penicilina, ampicilina y otros beta-lactámicos
son comunes en todo el mundo. El factor predisponente más usual para la
resistencia a los betalactámicos es la administración de estos antibióticos en
los últimos meses. La resistencia a los antibióticos macrólidos también ha
aumentado significativamente; estos antibióticos ya no se recomiendan como
monoterapia para pacientes internados con neumonía adquirida en la
comunidad. La susceptibilidad o la resistencia a los antibióticos
beta-lactámicos (penicilina y las cefalosporinas de espectro extendido, como
ceftriaxona y cefotaxima) depende de la localización de la infección y de los
valores de corte para la concentración inhibitoria mínima (CIM) (Bush y
Vasquez, 2023). En 2007, la OMS recomendó ya el uso de vacunas contra el
neumococo en todos los países, insistiendo en la más alta prioridad para
aquellos países con altas tasas de neumonía secundaria y de mortalidad en
menores de cinco años. Se han descrito epidemias recurrentes en Sudáfrica
y existen otros lugares con elevada incidencia, como Nueva Guinea,
probablemente debido a un elevado número de portadores y la existencia de
un estrecho contacto interpersonal (AMSE, 2012).
E. Haemophilus influenzae
a. Epidemiología
En diciembre de 1987 se introdujeron las vacunas contra Haemophilus
influenzae que contenían antígenos PRP (fosfato de polirribitol). La mayoria
de casos de infecciones por H. influenzae tipo b se producen actualmente en
niños que no son inmunes, esto debido a una vacunación incompleta o a una
mala respuesta humoral. La epidemiología de la enfermedad causada por
otras especies del género H. influenzae no encapsulado y otras especies del
género Haemophilus es diferente. Entre las enfermedades que provocan se
encuentran las infecciones de oído y los senos nasales; tomando en
consideración que estas patologías son comúnmente pediátricas. La
enfermedad pulmonar afecta con mayor frecuencia a ancianos y en su
mayoría a aquéllos con antecedentes de una enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) (Murray et al., 2014).
b. Patogenia e inmunidad
Haemophilus influenzae con cápsula, en su mayoría el serotipo b (biotipo I)
se encuentra en concentraciones bajas en el tracto respiratorio superior. Por
el contrario, es una causa frecuente de meningitis, epiglotitis, y celulitis en
niños no vacunados. Los pili y las adhesinas no relacionadas con los pili
tienen como función provincial la colonización de la bucofaringe. Además, los
componentes de la pared celular bacteriana alteran la función ciliar y
ocasionan daños en el epitelio respiratorio. Sin una respuesta inmune
adecuada los microorganismos pueden llegar a diseminarse y llegar hasta las
meninges u otros focos. El principal factor de virulencia de H. influenzae es la
cápsula antifagocítica polisacárida, la cual contiene fosfato de polirribitol
(PRP). La respuesta inmune que ejercen los anticuerpos contra la cápsula
estimula la fagocitosis bacteriana y la actividad del complemento. El lípido A
y las proteasas de inmunoglobulina IgA1 pueden facilitar la colonización de
los microorganismos (Murray et al., 2014).
d. Diagnóstico
El diagnóstico de una meningitis por Haemophilus influenzae se basa en una
evaluación clínica que incluye la observación de signos y síntomas
sugerentes de daño meningeo. Además se requiere el análisis de líquido
cefalorraquídeo el cual puede procesarse por métodos citoquímicos, tinción
de Gram, métodos rápidos de detección de antígenos y el cultivo de la
muestra. Importante incluir el hemocultivo como procedimiento de laboratorio
(Gentile et al., 2017).
e. Tratamiento
Es necesario realizar pruebas de sensibilidad que permitan determinar la
eficacia de ciertos fármacos hacia H. influenzae. En ocasiones se utilizan
pruebas genéticas para detectar qué genes de un microorganismo son los
que causan resistencia a ciertos fármacos (Vazquez Pertejo, 2022). Respecto
a los países en vías de desarrollo, en un estudio realizado en Bangladesh se
encontró que el 97% de los casos correspondía a Haemophilus influenzae
serotipo b. En este estudio se encontró resistencia a ampicilina, cloranfenicol
y cotrimoxazol de 32,5%, 21,5% y 49,2% respectivamente (Alarco Castro et
al., 2012). Los siguientes antibióticos son usados principalmente como
tratamiento de infecciones serias como meningitis, bacteriemia y epiglotitis.
Estos agentes son administrados parenteralmente: Cefotaxime, ceftazidina,
ceftriaxona o ceftizoxima, Cefuroxima sódica, Cloranfenicol, Meropenem
(PAHO, s. f.).
F. Streptococcus agalactiae
a. Epidemiología
En 1995, comenzaron a aparecer las cepas de serotipo V, el aislamientos de
este grupo aumentó del 2,6% al 20%. En Estados Unidos los serotipos la, Ib,
II, III y V predominan en los aislamientos vaginales y aislamientos clínicos.
Las cepas de tipo lll se hallan el 60% de aislamientos en sepsis neonatal,
80% en lactantes con meningitis (Procop et al., 2017). En Guatemala un
estudio de 500 mujeres embarazadas durante septiembre 2002 a febrero de
2003 encontró que 72 mujeres presentaban colonización por Streptococcus
agalactiae (prevalencia de 14.4%). Este patógeno representa una causa
principal de: sepsis, neumonía y meningitis en recién nacidos (Pereira, 2003).
b. Patogenia e inmunidad
El polisacárido capsular de tipo III consta de galactosa, glucosa y Nacetil-
glucosamina con cadenas laterales de galactosa y ácido N-acetilneuramínico
terminal que está relacionado con virulencia al inhibir activación de cascada
alternativa del complemento e inhibiendo la fagocitosis. La enzima C5a
peptidasa que escinde C5a en el término C, interfiriendo en la quimiotaxis de
los neutrófilos. También puede unirse a fibronectina con propiedades de
adhesina e invasina bacterianas. La beta-hemolisina puede lisar células
epiteliales y endoteliales de alvéolos. El ácido lipoteicoico promueve la
adherencia. El antígeno C media la internalización en células epiteliales
cervicales, protege de la destrucción intracelular luego de la fagocitosis. Otra
enzima importante es la ácido hialurónico liasa, que degrada ácido
hialurónico en la matriz extracelular y en tejidos placentarios y fetales
(Procop et al., 2017).
d. Diagnóstico
En el Método de amplificación en caldo se detecta ADN en cultivos de caldo
enriquecido, las muestras son hisopados vaginales o rectales después de 18
a 24 horas de incubación a 35 °C ± 2 °C en caldo LIM o Carrot. Es una
prueba PCR de amplificación y detección de una secuencia específica. Se
emplea como cribado en mujeres entre 35 y 37 semanas de gestación
(Quidel Corporation, 2015).
e. Tratamiento
Penicilina, con o sin aminoglucósido, se puede utilizar ceftriaxona o
cefotaxima en vez de penicilina. La vancomicina se utiliza en pacientes
alérgicos a las penicilinas (Procop et al., 2017).
Conclusiones
● Las enfermedades en el sistema nervioso central a causa de la bacteria Bacillus
cereus son infrecuentes, ya que, afecta solo de forma indirecta a través de pacientes
inmunocomprometidos.
● Las infecciones por Neisseria meningitidis se ven favorecidas por la presencia de su
cápsula, su adhesión a las células por medio del pili y su internalización en las
células para evadir la inmunidad del organismo.
● Haemophilus influenzae es el principal causante de meningitis bacteriana en niños
entre 1 mes y 2 años de edad.
● Streptococcus agalactiae causa infecciones principalmente en los períodos neonatal
y perinatal.
Referencias
Alarco Castro, R. R., Cavero Chávez, V. Y., Hernández Díaz, H. R., & Tapia Egoávil, E. Z. (2012).
Sensibilidad antibiótica de cepas de Haemophilus spp aisladas de pacientes pediátricos en
un hospi- tal general entre los años 2003 -2006. Revista Medica Herediana, 19(2), 61.
https://doi.org/10.20453/rmh.v19i2.979
Asociacion de Medicos de Sanidad Exterior AMSA. (2012). Infecciones Neumococicas, Epidemiologia
y Situacion Minimalismo. España:
https://www.amse.es/informacion-epidemiologica/183-inf-neumococicas-epidemiologia-y-situc
ion-mundial
Bush, L. y Vasquez, M. (2023). Infecciones por neumococos. Universidad de Medicina de Florida.
EEUU:
https://www.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/cocos-grampositivo
s/infecciones-por-neumococos#:~:text=Streptococcus%20pneumoniae%20(neumococo)%20
es%20un,tinci%C3%B3n%20de%20Gram%20y%20cultivo.
Bush, L., y Vazquez, M.(2023). Listeriosis - Enfermedades infecciosas. https://w
w.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/bacilos-grampositivos/listeriosi
s#v1006163_es
Figueiras Ramos, Benigno, Romero Cabrera, Ángel, López Fernández, Raúl, Borroto Lecuona,
Sandra, & Nieto Cabrera, Raúl. (2011). Caracterización de pacientes con infecciones del
sistema nervioso central. MediSur, 9(3), 232-244. Recuperado en 09 de noviembre de 2023,
de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-897X2011000300006&lng=es&tln
g=es.
Gentile, A., Martínez, A. C., Juarez, M. del V., Lución, M. F., Burgo, C., Della Latta, M. P., Rapaport,
S., Romanin, V., & Turco, M. (2017). Meningitis por Haemophilus influenzae b: ¿estamos ante
una reemergencia? 24 años de experiencia en un hospital pediátrico. Archivos argentinos de
pediatría, 115(3), 227-233. https://doi.org/10.5546/aap.2017.227
Giannina, C., & Villena, M. (2014). Enfermedad meningocócica: epidemiología y vacunas, un enfoque
práctico. Revista médica clínica las condes, 541-546.
Granda, F. (2018). Listeria monocytogenes: transmisión, formas y tratamientos efectivos. Recuperado
de https://www. elsevier.
com/eses/connect/medicina/listeria-monocytogenes-listeriosis-transmision-tratamiento.
Krackeler Scientific. (2014).DirectigenTM Meningitis Combo Test .
Martinez, L. y Cornejo, P. (2017). Meningitis bacteriana aguda por S. pneumoniae. Instituto Nacional
de Cancerologia. Mexico:
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0186-48662017000100132#:~:t
ext=Streptococcus%20pneumoniae%20es%20el%20germen,52%25%20de%20los%20adulto
s%20supervivientes.
Murray, P., Baron, E., Jorgensen, J., Landry, M. & Pfaller, M. (2007). Manual of clinical microbiology.
USA: ASM press
Murray, P., Rosenthal, K., y Pfaller, M. (2014). Microbiología médica. Barcelona: Elsevier.
PAHO. (s. f.). Haemophilus. https://www3.paho.org/spanish/ad/ths/ev/14.pdf
Pereira, C. (2003). Detección de Streptococcus agalactiae en Mujeres Embarazadas que Acuden a la
Consulta Prenatal del Hospital General San Juan de Dios. [Tesis de licenciatura]. Universidad
de San Carlos de Guatemala.
Pérez, K. (2021). Determinación de la presencia de Listeria monocytogenes en Embutidos
Artesanales de carne de cerdo, expendidos en el centro de mayoreo de la cabecera
municipal de Sololá, Guatemala en septiembre del 2018. [Tesis de licenciatura]. Universidad
de San Carlos de Guatemala.
Procop, G., Church, D.,Hall, G., Janda, W., Koneman, E., Schreckenberger, P. &Woods, G.(2017).
Koneman’s color atlas and textbook of diagnostic microbiology. 7 th. Ed. Philadelphia: Wolters
Kluwer Lippincott Williams & Wilkins
Quidel Corporation. (2015).The Solana GBS Assay
Rodriguez, O. y Ferrer, O. (2011). Meningoencefalitis por Streptococcus pneumoniae resistente:
reporte de un caso. Hospital Pediatrico Universitario Eduardo Agramonte Piña. Cuba:
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1025-02552011000600010
Rollán-Martínez M., González-Urdiales P., Zubizarreta-Zamalloa A. Rodríguez-merino E., Martínez F.
(2022). Infección del sistema nervioso central por Bacillus cereus: descripción de un caso y
revisión de la bibliografía. Revista neurología. 75(8). 239-245.
Sánchez J., Correa M., Castañeda L. (2016). Bacillus cereus un patógeno importante en el control
mibrobiológico de los alimentos. Reviste facultad nacional de la salud pública. 34(2).
Sanchíz, S., Collado, J., Téllez, C., & Reyes, S. (2021). Meningitis bacteriana aguda. Protocolos
diagnósticos y terapéuticos en Pediatría, 611-625.
Serrano, R. y Sicilia, J. (2010). Infecciones por neumococo, clasificacion, factores predisponentes,
aspectos patógenos de relevancia clinica o diagnostica, manifestaciones clinicas y formas de
comienzo. National Center of Biotechnology Information. España:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7143697/
Swaminathan B. y Gerner,P. The epidemiology of human listeriosis. Microbes Infect. 2007; 9:
1236-43.
Vazquez Pertejo, M. T. (2022). Diagnóstico de las enfermedades infecciosas—Infecciones. Manual
MSD versión para público general.
https://www.msdmanuals.com/es/hogar/infecciones/diagn%C3%B3stico-de-las-enfermedades
-infecciosas/diagn%C3%B3stico-de-las-enfermedades-infecciosas
Zepeda, G. (2005). Caracteristicas clinicas y de laboratorio de la enfermedad por meningitidis en
pacientes del instituto nacional de pediatria. Ciudad de México: UNAM.