Leyendas Mitos y Tradiciones

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Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Alchichica: tradiciones, mitos y leyendas 219


Créditos de la fotografía: Mariana Vargas Sánchez
Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Capítulo 17

Alchichica:
tradiciones,
mitos y
leyendas
Arellano Peralta Verónica Araceli 1, Arellano Peralta Ángel 2 y Alcocer
Javier 3
1Consultora independiente sobre temas de medio ambiente.

2Productor del programa “Radio Centro Noticias” con Sergio Sarmiento en 97.7 FM.

3Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Grupo de Inves-
tigación en Limnología Tropical. Av. de los Barrios No. 1, Los Reyes Iztacala, C.P. 54090 Tlalnepantla,
Estado de México, México.

Autor para correspondencia: [email protected]

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Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Capítulo 17

Alchichica: tradiciones, mitos y


leyendas

En un punto cercano a la frontera de cen ignorarlo. No hay nadie en la playa y da


los estados de Puebla y Veracruz, la carretera la impresión de que nadie tampoco se per-
federal 140 esconde una sorpresa. El árido cata de su hermosura. La realidad es otra.
paisaje de cerros con poca vegetación, ma- Para empezar, la gente que vive ahí, y la de
gueyes y negocios de fabricación de cajas y los pueblos cercanos no le llama lago, sino
carrocerías para camión se rompe en el kiló- laguna, la Laguna de Alchichica.
metro 76. Conforme se avanza en el camino, Entre mayo y septiembre las personas
de a poco se va revelando un lago con tona- que viven en los pueblos de Itzoteno, Techa-
lidades azules y verdes salpicado de blancos chalco, o San José, acuden a buscar el
cuerpos rocosos que los lugareños llaman “charal” de Alchichica, una especie de pez
“texcales” y que conforman un anillo disconti- que sólo se encuentra ahí. Usan sábanas a
nuo que rodea al lago, cercano a la orilla. manera de redes para pescarlo. Tradicio-
El lago puede apreciarse en su totali- nalmente, dos señoras se atan dos extremos
dad desde la orilla de la carretera, o parán- de la sábana a los tobillos y los otros dos los
dose en el mirador de la gasolinera ubicada toman con las manos mientras van arrastran-
al borde del cráter volcánico dentro del cual do la red pegada al fondo. Dos personas
se formó ese cuerpo de agua. Quienes viven más van al frente moviendo dos palos con
y trabajan en las cercanías del lago, se trapos amarrados en el extremo de estos,
muestran tan acostumbrados a él, que pare para ir espantando a los peces y encaminar-

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los al centro de la red, donde son captura- El miércoles 6 de marzo de 1940, Rey-
dos. Cuando tienen suficientes, los destripan naldo Osorio Alanís conoció Itzoteno. Batalla-
con los dedos y los lavan. Después, colocan ba con unas hojas que el viento doblaba
algunos en una hoja de maíz para hacer un cuando intentaba escribir en ellas mientras se
tamal; añaden epazote, sal, chile verde o chi- recargaba en sus rodillas. Era papelería oficial
le de árbol picados y los ponen a tostar en el de la Secretaría de la Economía Nacional.
comal; son los localmente famosos y muy En esas hojas membretadas y cuadriculadas
apreciados tamales de charal. se podía leer también: Dirección General de
Estadística. Hacía un mes que lo habían con-
Algunos lugareños suelen llevar su es-
tratado para recopilar información para el
copeta a la Laguna de Alchichica por si ven
censo de 1940. Fue comisionado junto con
algún pato o un conejo. Otros la llevan por
otros compañeros para recorrer los pueblos y
seguridad porque ya no es como antes,
rancherías del municipio de Tepeyahualco,
cuando se podía caminar sin otra preocu-
Puebla. A bordo de un coche su jefe los fue
pación que no fuera tener la fatal desgracia
repartiendo por la mañana en las diferentes
de ser mordido por una víbora de cascabel o
localidades, quedando de recogerlos des-
pisar y enterrarse en el pie un “tencholote”,
pués. Eran las tres de la tarde. Reynaldo ha-
esto es, un cactus en forma de bolita lleno
bía llegado a la última casa de Itzoteno y lu-
de enormes espinas que abundan por ahí.
chaba contra el viento para anotar la cifra fi-
Así era hace 75 años, allá por inicios de
nal. En Itzoteno había 561 personas: 293
la década de 1940. No había tantos coches.
eran hombres y 268 mujeres.
Es probable que la gasolinera ni siquiera exis-
Reynaldo miró hacia un cerro cercano.
tiera. La gente llegaba a la Laguna de Alchi-
Quiso saber cómo se llamaba y le preguntó a
chica en bicicleta o en carretón, un transpor-
un niño que no había dejado de mirarlo des-
te hecho de tablas colocadas como si fuera
de que se detuvo para escribir la cifra final. -
una balsa, pero montadas en un eje de au-
Es el Cerro Pinto –dijo el niño-, ¿y tú cómo te
tomóvil. Aunque era tirado por burros, el an-
llamas? –añadió Reynaldo– El niño miró hacia
dar de un carretón era razonablemente suave
el cerro también y le dijo: -Yo me llamo Licho.
gracias a que también tenía llantas de auto.

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Figura 17.1. "La sirena de cabello plateado". (Créditos de la ilustración: Edgar M. Caro Borrero).

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Reynaldo lamentaba no haber llevado las cosas que anhelaba eran: ser lo bastante
un cuaderno para recargarse al anotar, pero grande para poder manejar él sólo un carre-
ya no importaba. Se recriminaba también no tón; tener una escopeta para ir de cacería al
haber preguntado a qué hora lo iban a reco- Cerro Pinto; e ir con otros muchachos a jugar
ger. Pero tampoco servía de nada seguir a la laguna. Por eso elaboró un refinado plan
pensando en ello. Lo único que no se podía cuando supo que el sábado irían varios de
quitar de la cabeza era que no pensó en lle- sus amigos con sus hermanos mayores: en
var una chamarra más gruesa porque se es- bola fueron él y los demás chiquillos a pedir
taba congelando. Se confió porque regular- permiso para que lo dejaran ir a la Laguna de
mente en marzo no hacía tanto frío, pero es Alchichica. Su papá dijo que sí y así fue
que nunca había ido a Itzoteno. Oyó un cla- como se cumplió uno de sus deseos.
xon y volteó. Habían llegado por él. Unos años después, Licho pudo ma-
Licho vio el vehículo alejarse en medio nejar un carretón; se hizo buen tirador, aun-
de una nube de polvo mientras pensaba dos que siempre con escopetas prestadas y se
cosas: un coche era algo que no llegaba a aficionó a visitar la Laguna de Alchichica. Otra
su pueblo todos los días, y que no había de las cosas que le gustaba hacer cuando
mucho que hacer para entretenerse ahí, en era niño, era sentarse en uno de los costales
Itzoteno, una ranchería de calles arenosas. A de maíz que había en la tienda, y oír las histo-
seis kilómetros estaba la Laguna de Alchichi- rias que contaban los señores que ocupaban
ca. Alguna vez fue con su papá, pero no ha- como cantina una de las dos únicas tiendas
bía sido tan divertido como, suponía, lo sería que había en Itzoteno. En realidad era la úni-
ir con sus amigos. Licho iba a cumplir cinco ca opción, porque para las nueve de la no-
años el 24 de mayo. Faltaba poco. Pensaba che la otra tienda del pueblo ya estaba ce-
que sería bueno llegar a cinco porque tendría rrada. Aunque la tienda-cantina quedaba le-
la edad suficiente para poder ir con sus ami- jos de la casa de Licho, tenía la suerte de
gos a la laguna. que uno de esos señores que iban a beber
cerveza y a contar historias, con frecuencia
Eliseo Ventura era su nombre, pero
era algún familiar. Así que siempre llegaba a
siempre le habían llamado Licho. Algunas de

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tiempo montado en los diablos de la bicicleta cigarros y al regresar, ya no soplaba tanto el


de uno de los participantes. aire por lo que pudo escuchar claramente los
pasitos que lo seguían. Al volverse vio a va-
-Sí. Dicen que una sirena sale de la laguna.
rios hombrecitos. Parecían niños, pero no
-¿De Alchichica?
podía ser porque Licho era un niño pequeño
-De Alchichica. Sí ¿No ves que está conec- y eran mucho más pequeños que él. Iban
tada al mar? Por eso el agua está salada. desnudos y tenían panzas enormes. Sin

Licho había escuchado esa historia va- duda eran duendes -pensó Licho- sintió

rias veces. Era una sirena de cabello platea- miedo, pero también curiosidad. Así que dejó

do que se aparecía en la superficie del espe- que se le acercaran. Era de día y había mu-

jo de agua. Su canto enamoraba a los hom- cho sol, por lo que pudo verles claramente

bres y los hacía ir enloquecidos tras ella, ca- las caras.

minando hacia la laguna incluso sin reaccio- Tenían rostros traviesos y le ofrecían un
nar cuando estaban dentro del agua. Ella se cono grande con helado. De repente dudó, y
alejaba cada vez más y aquellos desgracia- el miedo le ganó a la curiosidad. Sintió que
dos que oían el canto, terminaban por aho- respiraba más fuerte y pronto la nariz no le
garse en las aguas de la profunda laguna. fue suficiente por lo que empezó a jalar aire
Licho conocía bien la historia. Pero se moría por la boca. Dio media vuelta y escapó tor-
de ganas por contarles lo que le pasó a él. pemente. Si alguien ha intentado correr en

Era Semana Santa. Licho jugaba a ori- arena seca, sabrá que el cansancio es mu-

llas de la Laguna de Alchichica con unos cho y el avance poco. Licho lloraba y gritaba,

muchachos. Como era el más pequeño, lo pero estaba muy lejos para que lo oyeran sus

mandaron a comprar cigarros a una tiendita amigos o la señora de la tienda.

ubicada al borde del cráter. Para llegar, tenía Los duendes lo persiguieron y le lanza-
que rodear la laguna, así que en pocos minu- ron piedras todo el camino hasta que logró
tos los gritos de sus amigos se perdieron y dejarlos atrás, o hasta que ellos decidieron
ya sólo oía sus pasos enterrarse en la arena y dejarlo en paz. Llegó donde estaban sus
el viento chocando con su cara. Compró los amigos, pero no les dijo nada.

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Figura 17.2. "Los duendes". (Créditos de la ilustración: Edgar M. Caro Borrero).

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Aquella noche, mientras estaba senta- las chivas al campo. Ahí se encontraba con
do en el costal de maíz y miraba fijamente el otros muchachos que también llevaban su
débil foco que alumbraba la tienda, tampoco rebaño. Era el lugar donde intercambiaba his-
les contó nada a los señores que contaban torias. Él contó lo que le pasó con los duen-
historias y bebían cerveza. des en la laguna y a cambio conoció qué
eran “los encantos”.
Cuando cerraron la tienda, su pariente
se fue caminando con los otros señores. El 23 de junio por la noche, mucha
Habían comprado tres cervezas para cada gente acude a la laguna. Quieren comprobar
uno, y se las fueron a terminar quién sabe lo que dicen. Algunos afirman que, si se es-
dónde. Licho tuvo que llevarse la bicicleta. cucha con atención, se puede oír una músi-
Seguía pensando en lo mucho que le habría ca de gran belleza que proviene de la Laguna
gustado que esos señores supieran de los de Alchichica y sus alrededores. A la mayoría
duendes que vio. Eso pensó todo el camino sin embargo la mueve la ambición. Corre el
a su casa, y durante todos los años siguien- rumor, de que esa noche precisamente, la
tes hasta hoy, que ya tiene 84. del 23 de junio, aparece en el suelo un res-
plandor o varias luces, un indicativo de que
Conforme Licho fue creciendo se hicie-
ahí, exactamente en ese punto, dentro de la
ron más frecuentes las oportunidades de
tierra, hay enterrado dinero, quizá monedas
contar lo que vio no sólo en la laguna, sino
de oro. Una vez hallada la luz, se debe espe-
en su pueblo, Itzoteno, el cual después de
rar a la medianoche, porque es entonces
todo resultó ser un lugar no tan aburrido. Por
cuando el suelo se abre. Se dice entonces
las mañanas antes de ir a la escuela tenía
que en ese instante “se abre el encanto” y la
que ir a “raspar”. Se trata de uno de los pro-
gente “se ilusiona”.
cedimientos que deben hacerse para la ela-
boración del pulque. Consiste en desgastar Era famosa la historia de un hombre
con una cuchilla las paredes internas del co- que literalmente fue tragado por su ambición.
razón del maguey para obtener aguamiel, un Aunque no se conoce su nombre, se sabe
líquido dulce que al fermentarse se transfor- que era del pueblo de Techachalco.
ma en pulque. Por la tarde llevaba a pastar a

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Figura 17.3. "El resplandor amarillo que salía de las aguas del lago ". (Créditos de la ilustración: Edgar M. Caro Borre-
ro).

La noche de un 23 de junio acudió a la do se le ocurrió ver entre los matorrales y fue


laguna. Un poco incrédulo, se acomodó en cuando descubrió una oquedad de donde
un lugar alejado de las demás personas que salía un brillo apagado que apenas se distin-
acudieron esa noche. Pasado un rato, y tal guía en la oscuridad. Conoció entonces lo
como se lo dijeron, percibió que del suelo que era “tener una ilusión” y sin pensarlo mu-
emanaba una luz. Paciente, aguardó a que cho, se adentró en las entrañas de la tierra.
fuera medianoche. Dicen que el hombre encontró muchas ri-
quezas, pero se entretuvo tanto tratando de
Llegado el plazo escuchó un ruido que
llenar sus bolsillos que no vio que el encanto
supuso era la tierra abriéndose, pero no
comenzaba a cerrase. Quedó en la oscuri-
pudo ver nada. Estaba a punto de irse cuan-

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dad absoluta, lleno de pánico y lamentando despertó a un perro que comenzó a ladrar. El
haberse dejado llevar por su ambición sin ladrido despertó a su vez a su familia. Su es-
advertir que el pasadizo se cerraba. Transcu- posa salió. Pensó que su mujer lo iba a rega-
rrió lo que calculó fue un día. De manera ñar, o a reclamar su ausencia, pero en vez
inesperada se abrió la entrada de nuevo. No de eso se echó a llorar. El hombre se sor-
quiso cometer el mismo error, por lo que tan prendió porque uno de sus hermanos y otros
pronto notó que se abría la tierra, salió depri- familiares que vivían en Veracruz, salieron en-
sa dejando dentro el tesoro que había en- seguida, pero se dio cuenta de que ellos es-
contrado. Era de noche, por lo que confirmó taban más sorprendidos de verlo a él, incluso
que debió pasar un día completo atrapado. uno que otro no pudo disimular un gesto de
terror. Después de unos minutos le dijeron
Ansiaba regresar a casa para contar la
que se habían reunido para conmemorar su
aventura que vivió. Imaginó que en su familia
cabo de año, es decir, las ceremonias luc-
estarían muy preocupados por su ausencia.
tuosas que se montan en honor de una per-
Al principio iba corriendo, pero sintió que de-
sona, para recordar un año de su fallecimien-
bía reducir la marcha porque de súbito tuvo
to. Comprendió que había sido dado por
mucha hambre y se sintió débil. Si no medía
muerto y que no había pasado un día bajo la
sus fuerzas quizá no alcanzaría a llegar antes
tierra como él pensó, sino todo un año.
de desmayarse. En el camino cortó algunas
tunas. Las comió y se sentó a descansar un Sin embargo, eso no es todo, en la La-
poco. Comenzó a dormitar, pero el frío lo guna de Alchichica han pasado muchas co-
despertó. Mucho más repuesto reanudó la sas. Por ejemplo, en la ladera existe un pan-
marcha. Llegó a su casa como a las tres de teón antiguo, pero nadie lo visita. Los difuntos
la mañana. Vio que alguien había encendido que ahí descansan son quienes murieron de
una fogata. Rodeó una cerca que delimitaba lepra. Cuando menos eso le contaron a Li-
su patio, hecha de láminas oxidadas, palos, cho; él dice que de joven constató la exis-
piedras amontonadas y arbustos. Llegó a la tencia de esas tumbas, pero que hoy son
entrada y cuando desenganchó el alambre difícilmente visibles. Ahora a sus 84 años ya
que sostenía la puerta de lámina, el rechinido no se aventura a buscarlas.

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Otra de las cosas que se dicen, es que alguien vio una vez un ovni y hasta escuchó
la laguna mantiene comunicación con otras un ensordecedor zumbido antes de que la
lagunas cercanas: La Preciosa, Quechulac y nave se metiera en la laguna sin dejar rastro;
Atexcac, y que cuando el nivel del agua au- o que de los ovnis descienden seres de lar-
menta o desciende en una, se refleja de igual gas cabelleras rojizas, ojos oblicuos verdes y
manera en las otras. Cuentan también que brillantes.
quienes se ahogan en las aguas de la Lagu- Estas afirmaciones no solamente sur-
na de Alchichica y cuyos cuerpos no son gen de quienes viven cerca de la laguna. En
hallados, con frecuencia aparecen en Alto- internet un grupo de entusiastas de los ovnis
tonga, Veracruz; en un lugar llamado Pancho aglutina información en lo que llaman The
Poza, a 48 kilómetros de ahí. Journal of Hispanic Ufology, donde se puede
Algunos dicen que en el fondo de la encontrar un artículo fechado en Xalapa, Ve-
laguna se ubica un centro ceremonial de an- racruz, el 12 de enero de 1998, el cual vin-
tiguas culturas prehispánicas. Otros afirman cula a los ovnis con la Laguna de Alchichica.
convencidos, que la Laguna de Alchichica no Está escrito por un hombre llamado Arturo
tiene fondo; que alguna vez alguien mencio- del Moral. Él relata que por esa fecha acam-
nó que personal de la NASA quiso medir la pó con un grupo de colaboradores junto a la
profundidad, para lo cual usó una sondaleza Laguna de Alchichica. Los integrantes de su
(una cuerda de más de 120 metros de largo equipo notaron sucesos extraños como la
que sirve para medir el fondo marino), pero inexplicable descarga de las baterías de su
en Alchichica jamás llegaron a tocar el fondo. grabador de videocasete y las de su radio.
Afirman también que las ondas de radio no
Se asegura también que existe una ca-
podían penetrar en el área. Según su hipóte-
verna de donde salen y entran misteriosas
sis, se debe a un cono electromagnético simi-
esferas de luz multicolor resplandeciente; que
lar al de la Zona del Silencio ubicada en Du-
hay una base extraterrestre establecida en el
rango.
fondo del cráter, donde yace una nave nodri-
za; que un chamán le salvó la vida a una niña Del Moral dice haber entrevistado a una
muy enferma, ayudado por extraterrestres; que persona de nombre Roberto Sánchez, oriun-

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do de la localidad de El Seco, quien le relató agarró el agua en el llano –dice Licho-, andaba

que dos años antes, en una noche de marzo con las chivas. Ya cuando acabó de llover, junté
los animales y me fui para mi casa. Pero cuando
de 1996, esperaba un autobús para regresar
pasé por un charquito, vi que algo se comenzaba
a su casa, luego de visitar a un amigo que
a mover en el agua, así muy fuerte. Hasta me
vive a las orillas de la Laguna de Alchichica. salpicó en un brazo. Nomás vi cómo salió un ajo-
Desde donde estaba, pudo ver un intenso lotito, quería nadar, pero no podía porque se ato-
resplandor amarillo que salía de las aguas. raba en la arena. Yo pensé que el animalito se

Se acercó al despeñadero, picado por la cu- había quedado atrapado en el charco y que no le
dio tiempo de esconderse porque le agarró el
riosidad, cuando de repente, “un objeto lumi-
agua. Pero más adelantito había otros charcos, y
noso de tamaño considerable, de color blan-
había más ajolotes, pero en cantidá. Ese día iba
co, emergió de la laguna, flotando por unos
con mi primo Moy y le dije mira tú, acá también
segundos, unos pocos metros sobre su su- hay harto ajolote. Ya luego como que nos dio
perficie, antes de salir disparado”. miedo a mí y a Moy. Él era más chiquillo que yo y
me dijo mejor vámonos porque ya para entonces,
-Eso es lo que dicen, vaya Dios a sa-
en todo el llano comenzaron a moverse los ajolo-
ber cuál es la realidad- aclara Licho cuando
tes, y parecía como cuando sacan los pescados
cuenta cosas que no le pasaron a él o cosas del mar y se mueven en la red. Así había en todo
que él no ha visto, como los ovnis. -Lo que sí el llano y nomás se oía harto ruido de que salpi-
me tocó- continúa, lo que yo sí vi, fue cuan- caban. No, pos mejor que nos vamos. Pero

do el pueblo se llenó de ajolotes. Era época cuando llegamos al pueblo también había hartos
ahí. Un señor nos dijo que no eran ajolotes, que
de lluvias. Una tormenta inundó calles y ca-
según eran salamandras. Ahí ya habían agarrado
sas en Itzoteno. Incluso el extenso llano que
algunas. Eran grandotas, de color negro con
existe en las faldas del Cerro Pinto se convir-
amarillo y estaban en todos lados: en el piso, en
tió en un océano temporal por el aguacero. Al las paredes, en los techos. Algunas ya se habían
respecto relata: subido a los cables y a los focos de las casas.
Unos muchachos que vinieron una vez de Méxi-
Era un 29 de septiembre, me acuerdo
co dijeron que a esa le nombran salamandra ti-
porque era la mera fiesta de San Miguel; y me
gre. La gente que fue a vender por la fiesta pos
acuerdo porque había harta gente y porque esos
ya nomás tuvo que resignarse. Los animales yo
días ponen muchos puestos de comida. A mí me
creo tenían hambre porque se subían a los pues-

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tos de comida. Primero las quitaban, pero eran charales? Es que por acá hay unos remolinos
hartas y ya mejor la gente las dejó porque ne- que luego se meten a la Laguna de Alchichica o
greaba de tanta que había en la comida y así ya las otras que hay por acá y agarran agua, por eso
no la iban a vender. le nombran la víbora de agua. Unos dicen, pero
¿cómo? si acá está bien seco, ¿cómo que víbora
Al principio uno trataba de no pisarlas, pero
de agua? Pero no es un animal como la víbora de
ya en la noche, casi no se veían y ya nomás uno
cascabel, sino que es un remolino que agarra
sentía así blandito. Cuando uno las aplastaba,
agua en la laguna, o a veces así en la tierra, se
haga de cuenta que quedaba negro en el piso
mira como un trozo de agua que va del suelo
como si fuera plátano molido. Unos ya para esa
hasta la nube. Luego, si uno va por donde pasa,
hora andaban bien tomados y la mera verdá na-
clarito se ve el camino que deja el remolino en la
die se acordó de ellos porque la gente se fue
arena. Va por el camino, se mete en la hierba y si
temprano. Ya ni hubo misa de 8 porque ya no se
pasa por las casas luego se lleva los techos.
podía estar en ningún lado por tanta salamandra.
Bueno. Pues una vez, por ahí en un pueblo que
Varios que agarraron el trago se quedaron, y ahí
se llama La Gloria, hubo un remolino, pero fuerte.
durmieron. Yo me figuro que las salamandras les
Comenzó primero allá por Las Minas, no sé si
caminaban encima pero no les hicieron nada.
conozcan. La Preciosa también le dicen. De ahí
Pero no nomás fue acá. Allá por Tetipanapa, en
de Alchichica son como diez minutos. Ahí el re-
Pizarro y en Tepeyahualco, también se infestaron.
molino chupó agua de la laguna esa, la que está
Así estuvieron como tres años y de a poco se
en Las Minas, y se jaló harto charalito y lo iba
fueron desapareciendo. Ya nomás no las vimos.
aventando por donde pasaba. Pobres animalitos
A veces salían de la tierra cuando uno andaba
nomás uno veía cómo se retorcían porque que-
con el arado. Las encontraba uno de repente. A
daban en la arena o en el matorral. El charal de
unas si las matábamos, pero es que no se veían.
allá es más grandecito y huesudito que el de acá
A lo mejor buscaban la humedá. Pero nomás fue
de Alchichica. Cuando uno se lo come y pasa
esa vez porque ya luego, aunque llovía fuerte ya
por la garganta, se siente durito el esqueleto,
no salían. Quién sabe a qué se deba.
pero el de acá, no. El de acá es chiquito y ni se
En otra ocasión llovieron charales. Li- siente. Parece como si fuera pura carne.
cho reconoce que muchos no le creen, al
María Martha Ignacia Hernández López
menos al principio:
también sabe distinguir de un vistazo cuál es
Luego la gente que le platico no me cree, -
charal de Alchichica y cuál no lo es. Conoce
dice- pero yo lo vi. Me dicen: ¿Cómo van a llover
como nadie la Laguna de Alchichica. Nació

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el 21 de julio de 1955 en Zalayeta, una loca- gar sembradíos. Antes no se veían esas ro-
lidad del municipio de Perote, Veracruz, ubi- cas blancas que llaman “texcales” y hoy se
cada a unos metros de la laguna. Tendría aprecian claramente, señal de que la laguna
unos 28 años, cuando junto con su esposo se ha ido secando, sentencia la señora Her-
Pedro Espinosa Lorenzo, decidió irse a vivir a nández. Dice también que cada año, entre el
la ladera del cráter. Tiempo después, quizá primero y el 5 de mayo, la laguna “se enfer-
un par de años, su hermano Rubén se animó ma”: “se cubre de una nata verde, pero luego
y se hizo su vecino. Después llegaron más y de unos días se le quita. Cuando hace vien-
hoy ya se formó una pequeña colonia en la to, el agua se pone azul o verde y se ve clari-
ladera. Ella afirma ser la primera que se fue a ta, pero cuando no sopla el viento, el agua
vivir a la laguna. Tiene cuatro hijos: Verónica, se ve gris”.
Alberto, María del Carmen y Norma Angélica. Cuenta doña Martha que durante un
La división territorial indica que la Lagu- tiempo corrió el rumor, de que el zoológico
na de Alchichica está ubicada cien por ciento Africam Safari había comprado la laguna, que
en territorio de Puebla, pero ella da su direc- ya no dejaban pasar a la gente, y que por las
ción así: José María Morelos número dos, noches iban a pescar ajolotes. Quizá se re-
Zalayeta, Perote, Veracruz. Por más de tres fiera a que allá por 2015, se echó a andar un
décadas, doña Martha ha sido testigo de lo proyecto de conservación -que hoy es un
que le ha ido ocurriendo a la laguna. Dice programa- para preservar la especie conoci-
que hace años la gente bajaba a la laguna a da como ajolote de Alchichica o salamandra
lavar su ropa. Antes había un pozo de agua de Taylor, endémica (única) de ese cuerpo
dulce, pero hace como 25 años que instala- de agua.
ron servicios de agua potable y drenaje; por Por mucho tiempo la gente se sostuvo
eso ya casi nadie va a lavar o a sacar agua de la pesca -continúa doña Martha-, saca-
dulce. Recuerda también que antes había ban charales y los vendían en tamales o pre-
más agua en la laguna. Hoy quizá se haya paraban chilposito de pescado, un platillo
reducido el nivel por la falta de lluvia, pero popular en Veracruz que, además de chara-
también por la explotación de agua para re- les, lleva nopales y epazote. Lo suelen servir

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muy caliente, porque vaya que se siente frío Angélica Espinosa Hernández. Ella también
por esas tierras. Hoy ya es muy raro ver a vive en la laguna y atestiguó la agitación que
alguien pescando, pero todavía unas tres o se experimentó en Alchichica el 19 de sep-
cuatro personas se mantienen de esta activi- tiembre de 2017 con el sismo de 7.1 grados
dad. Ya hay pocos charales y ahora algunos que registró la zona centro de México. A dife-
decidieron dedicarse mejor a ofrecer paseos rencia de su madre, Norma Angélica sí vio un
en lancha a los turistas. ovni. Recuerda que días antes del temblor,
percibió una luz roja grande, que volaba des-
En ocasiones, algunos visitantes des-
pacio por encima de esa zona y desapareció
oyen las advertencias y se meten a nadar en
súbitamente como una estrella fugaz. Del
esas aguas traicioneras. Un poco escéptica,
sismo dice que el agua de la laguna se mo-
doña Martha repite la conocida historia de
vía igual que como se muestra en un video
que los ahogados en Alchichica, cuyos
de internet que circula, donde se ven los ca-
cuerpos no son localizados, salen allá por
nales de Xochimilco, en los cuales las trajine-
una poza de Altotonga, Veracruz, a casi 50
ras se bamboleaban por el inusitado oleaje
kilómetros de ahí. Su mamá le contó que una
que provocó el terremoto.
vez se volteó una lancha y los muertos apa-
recieron en Altotonga. -Dicen que una vez Los despachadores de la gasolinera de
echaron una paca de zacate y fue a salir por Alchichica suelen contar a los clientes que,
allá también, pero quién sabe- dice en medio de vez en vez, sale de la laguna un enorme
de una risa incrédula. ajolote a tomar el sol a la playa. Que ahí des-
cansa y puede ser visto con su enorme
Pese a los 35 años de ver todos los
cuerpo color café oscuro con manchas ne-
días la laguna, la señora Martha no tiene nin-
gras, igualito que los numerosos ajolotes que
guna experiencia con ovnis como las que
habitan en la laguna, pero en grandote. Dice
relatan los visitantes ocasionales. Reconoce
doña Martha que, según los empleados de
que nunca ha visto luces ni ha oído nada
la estación de servicio, ese ajolote es muy
raro, salvo lo que se cuenta, y que el día del
tímido porque cuando la gente se acerca se
temblor no estaba cerca de la laguna, pero
asusta y se arroja rápidamente a la laguna.
sugiere que le pregunten a su hija, Norma

Alchichica: tradiciones, mitos y leyendas 234


Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Figura 17.4. "La invasión de salamandras". (Créditos de la ilustración: Edgar M. Caro Borrero).

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Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Alguien, incluso, pensó que si el famoso ca del agua, a una mujer con un camisón
monstruo que supuestamente habita el lago blanco y un velo cubriendo su rostro. Se de-
Ness, en Escocia, era llamado “Nessi”, el ajo- tuvo y tocó el brazo de uno de sus herma-
lote grandote de Alchichica podría llevar el nos. No fue necesario que señalara la lagu-
nombre de “Alchi”. na. Él también la estaba viendo. Quitaron la
vista de esa aparición perturbadora y siguie-
Y ya que están saliendo las historias,
ron su camino hasta llegar a casa. Cuando
doña Martha rebusca en su memoria y final-
vieron a esa mujer de ondulantes ropas blan-
mente se anima a contar lo que vivió hace
cas no oyeron nada. Pero lo sabían. Habían
algunos años. Antes no había luz. Se alum-
visto a La Llorona.
braban con velas. Por eso no convenía andar
al anochecer por ahí. Era mejor hacer todo La historia de ese espectro femenino
cuando todavía daba luz el sol. Sin embargo, es bien conocido en todo México y nació a
a veces era inevitable que la noche sorpren- 230 kilómetros de Alchichica, en la Ciudad
diera a alguien fuera de casa. Así le ocurrió a de México. Aunque en países de habla his-
doña Martha y a sus hermanos, una vez, pana se le conoce también, tiene otros nom-
cuando ella era una jovencita. Faltaba poco bres y orígenes. La Llorona mexicana, con su
para llegar a casa cuando el atardecer dio característica vestimenta blanca, nació en
paso a la cerrada oscuridad de la noche. Por relatos contados en calles de la ciudad capi-
fortuna, ella y sus hermanos ya estaban cer- tal. Uno de éstos indica que La Llorona sería
ca de casa y conocían el camino. De todas la diosa Cihuacóatl, una recolectora de al-
formas, había que cuidar dónde ponía uno el mas, considerada también la protectora de
pie para no resbalar. Cuando llegaron al filo las mujeres fallecidas al dar a luz. Otras ver-
del cráter de la Laguna de Alchichica, sabían siones señalan que es La Malinche, Marina,
que deberían ir bordeándolo pues era el ca- Malinalli, Malinali o Malintzin. Esa mujer cer-
mino conocido, y el más corto, para llegar a cana al conquistador español Hernán Cortés.
su casa. Martha quitó un momento la vista La primera referencia de que La Malinche es
del camino y volteó hacia la laguna. Pese a la La Llorona y que se aparece en la Ciudad de
oscuridad, podía distinguirse claramente cer- México puede encontrarse en el libro Las ca-

Alchichica: tradiciones, mitos y leyendas 236


Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

lles de México, Leyendas y sucedidos, de señor Limón ya tenía una gran cantidad de
1922, del cronista Luis González y Obregón. objetos arqueológicos, algunos de los cuales
se colocaron para su exhibición en un museo
A 62 kilómetros de la Laguna de Alchi-
que había establecido dentro de su propia
chica está la Zona Arqueológica de Cantona.
casa, clasificados de manera empírica y, al
Hay un museo de sitio que ayuda a explicar
parecer, sin registros oficiales.
la dinámica que tenía esta ciudad prehispáni-
ca. Existe sin embargo una colección parale- El INAH decidió no recuperar ese acer-
la. Fue reunida por un hombre llamado Ju- vo, así que mucha información y secretos de
ventino Limón y por su familia. Muchos años ese lugar se perdieron, al menos parcialmen-
antes de que el Instituto Nacional de Antro- te. Hay una historia que solía narrar el señor
pología e Historia (INAH) realizara excavacio- Limón: El nacimiento del primer mexicano, o
nes y tomara en resguardo los hallazgos, el el primer mestizo, hijo de La Malinche y de

Fotografía 17.1. Sra. María Martha Ignacia Hernández López (Créditos de la fotografía: Mariana Vargas Sánchez).

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Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Fotografía 17.2. Sr. Eliseo Ventura López, “Licho” (Créditos de la fotografía: Elva G. Escobar Briones).

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Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

Hernán Cortés. Según el relato, camino a Considerando estos datos, es poco


Tenochtitlán procedentes de Veracruz, Cortés probable que Martín haya nacido cerca de la
y doña Marina pasaron por Alchichica. La Laguna de Alchichica.
Malinche iba con un embarazo avanzado. Historias hay muchas. Quizá Martín no
Cuenta que le atrajo el azul brillante del lago y nació en Alchichica y es inverosímil que
se le antojó beber el agua amarga de la lagu- haya una base extraterrestre en el fondo de
na (ahora sabemos que esta amargura es la laguna; o que uno pueda encontrar
producto de las elevadas concentraciones duendes o al ajolote gigante “Alchi” tomando
de sulfatos y magnesio), lo que habría des- el Sol. Sin embargo, Licho y Martha sí exis-
encadenado el parto. La persona de la que ten. No se conocen entre ellos, pero sus
se habla, la del primer mestizo nacido su- miradas maravilladas se fijaron un día en la
puestamente en Alchichica, sería Martín, el laguna. Licho quería dejar de ser niño para ir
primer hijo que tuvieron Cortés y La Malin- a jugar a ese singular cuerpo de agua. Hoy,
che. El etnólogo Luis Barjau hizo una investi- con 84 años, ya no le dan ganas de jugar o
gación durante diez años en torno a la figura de escalar por la ladera. Pero cuenta lo que
de La Malinche. El libro La conquista de La vio y lo que oyó. Lo que vivió. Martha se
Malinche es producto de ese trabajo. En la enamoró tanto de la laguna que quiso vivir
página 169 escribe: para siempre junto a ella. Vivir de ella. Quien
“…Marina tuvo dos hijos, un varón, Martín, quiera conocerlos debe recorrer la carretera
con Hernán Cortés y una niña, María, con su es- federal 140 y llegar a un punto cercano a la
poso legítimo Juan Jaramillo. Martín es el primer
frontera de los estados de Puebla y Vera-
mestizo de una vasta población que habría de
cruz. Al llegar a la laguna, hay que bajar a
habitar una nueva nación. (…) Martín Cortés, el
las casas asentadas en la ladera y preguntar
hijo de La Malinche y del marqués nació en Co-
yoacán hacia finales de 1522 (tres años y algu- por doña María Martha Ignacia Hernández
nos meses después del inicio de la relación e López. A Licho se le encuentra en Itzoteno.
Marina con Cortés en Veracruz el 26 de julio de Hay que desviarse un poquito antes del ki-
1519) (…) Recibió el nombre de su abuelo pa-
lómetro 76. Ahí está la salida hacia el pue-
terno a la usanza española.”
blo. Si uno viene de la Ciudad de México,

Alchichica: tradiciones, mitos y leyendas 239


Lago Alchichica Una Joya de la biodiversidad

hay que tomar en cuenta que el acceso


está del lado izquierdo, pero hay que tener
cuidado al cruzar el sentido opuesto de la
carretera, porque los coches vienen rápido.
Se debe recorrer un camino de arena; bus-
car la calle 9 Poniente, ir a la última casa de
la calle (y la última del pueblo) y preguntar
por don Licho. Eliseo Ventura se llama y es
un hombre bueno. Un día, de niño, soñó ser
grande. Y lo logró.

Agradecimientos

Damos las gracias a la Señora María


Martha Ignacia Hernández López, a Norma
Angélica Espinosa Hernández y a Eliseo
Ventura López, por las entrevistas concedi-
das para la realización de este texto. A Sixto
Ventura Martínez y, en general, a la familia
Ventura Martínez, por las hospitalidades
brindadas durante la visita a Itzoteno y a la
Laguna de Alchichica. A la Dra. Gloria Vila-
clara Fatjó y a la M. en C. Daniela Cortés
Guzmán por llevar a cabo las entrevistas
adicionales.

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