Los Que Estan en El Aire Antologia 2023
Los Que Estan en El Aire Antologia 2023
Los Que Estan en El Aire Antologia 2023
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ejemplo, la tan arbitraria categoría de la «calidad estética»), emergen
las disputas por el sentido. Por emergencia de las circunstancias, el
sello de Petricor está asumiendo nuevas direcciones; esto implica ser
más restrictivos y selectivos con los textos que queremos trabajar
para una literatura del porvenir, por lo menos a partir de este año.
Fueron 30.000.
Nunca más.
Julián Contreras,
director editorial
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ÍNDICE
5
¿Qué es la democracia?
Angélica Maschio
Merlo, Buenos Aires
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ambas partes; respetando el pluralismo y los principios de la
mayoría; como la Participación, la Solidaridad Social, Respeto
a la Diversidad Étnica y Social, Igualdad y Equidad.
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acuerdo con ello. Al transcurrir el tiempo y viendo a gente asus-
tada al ver a sus vecinos llevados a rastras de sus hogares sin
poder decir nada (lo viví en el barrio donde vivía, puesto que se
llevaron al presidente de la Sociedad de Fomento y dos ayudan-
tes, como también al cura de la capilla) me intrigaba. En ese
tiempo, vivía con mi marido y dos hijos en un barrio carenciado
de Mataderos, en unas casitas hechas por el gobierno de Perón
en el año 1949 para los trabajadores del matadero que está en-
frente del barrio y entre las vías del tren que traían el ganado de
los campos. En el año ‘65 se llenó el lugar con casitas más pre-
carias y se la llamo a la que fuera “Barrio de los obreros del Ma-
tadero” como villa de emergencia “Ciudad Oculta” (porque fue
ocultada por un paredón sobre la Avenida del Trabajo entre las
calles Tellier y Pilar) y se la llamó ciudad porque en ella había
una Sociedad de Fomento, una escuela primaria, una capilla y
en el edificio llamado “El elefante blanco” funcionaba una salita
de primeros auxilios. En el tiempo de la presidencia de Perón,
el elefante blanco tenía como proyecto de ser un hospital para
los vecinos del barrio y sus aledaños.
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irse porque están hablando de cosas que no debe saber y que
puede traerle problemas. Mi marido les pregunta:
—¿Por qué?
9
comunes o en el “vuelo de la muerte” sobre el río, desaparecién-
dolos. En el ‘79 anuncian la erradicación de las villas de emer-
gencia de CABA, dando a cada familia x plata para que se com-
praran casa, terreno o lo que pudieran. En mi caso recibimos
con mi marido 1000 pesos a pagar en cuotas por 10 años al
Banco Ciudad, con ello nos compramos un terreno en Merlo,
provincia de Buenos Aires.
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En el año ‘85 los excomandantes de la dictadura genocida
fueron llevados a juicio por el fiscal Strassera el 11 de septiembre
de ese año, donde se pronunciaría el tan contundente “Nunca
Más”. En el ‘86 Argentina vuelve a ganar la Copa Mundial de fut-
bol y Diego Maradona levanta la copa en los balcones de la Casa
Rosada delante de una multitud vitoreándolo. Ese mismo año,
un motín militar de “carapintadas” quiso quebrar la democra-
cia, pero no lo lograron por estar todos los partidos políticos en
contra. Aunque luego en el ’90, en la presidencia de Menem,
vuelven a querer desestabilizar la democracia con un nuevo
motín “carapintada” donde el sargento sublevado encañona a
los periodistas para exigirles que dejen de registrar lo que esta-
ban planeando. En el ‘92 fue el hecho vandálico que destruyó la
Embajada de Israel en CABA, con varios heridos en su haber.
En el ‘93 empiezan a cerrar fábricas y otras a venderlas al mejor
postor, donde dejan a miles de obreros sin trabajo; para nom-
brar algunos, el cierre de la mina de Río Turbio en la provincia
de Santa Cruz. En el ‘94 fue el atentado a la Obra Social Judía
AMIA con más de 70 muertos. En el ‘95 se privatiza la empresa
telefónica Entel donde el presidente Menem junto a sus minis-
tros celebran la privatización. En el ‘96 irrumpen en el escenario
político y laboral por la falta de trabajo, los primeros “piquete-
ros” en la provincia de Neuquén. En el ‘98 se presenta como can-
didato presidencial Fernando de la Rúa, donde es elegido en el
‘99.
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En el año 2000, entrando en el nuevo milenio, para muchos
con expectativas de un nuevo renacer en lo político, social y hu-
mano. En este comienzo del año se lleva a cabo el juicio al “Ángel
de la muerte” Alfredo Astiz y en el juicio la agrupación H.I.J.O.S
se hacen sentir en los balcones de los Tribunales, abucheándolo.
En el 2001 caen la Torres Gemelas de Nueva York y comienza el
“badabacle” económico y social en el mundo y en el país, todo lo
contrario, a las expectativas que el nuevo milenio fuera mejor.
Siguiendo luego en el 2002 con la destitución del presidente De
la Rúa y el índice inflacionario descomunal, donde irrumpen los
saqueos, los reclamos, los piquetes. Luego el trueque, el cambio
de la moneda por papelitos de colores como el “Patacón” o el
“Lecops”. Ese mismo año sobreviene el asesinato de los militan-
tes del Movimiento de Trabajadores Desocupados en la estación
Avellaneda, Kosteki y Santillán, por el gatillo fácil de un agente
de la bonaerense, ellos solo reclamaban sus derechos al trabajo
del que fueron despojados.
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tina Fernández, en el Senado donde se votaría por las retencio-
nes al agro, el vicepresidente Julio Cobos vota negativamente,
luego renuncia a su cargo. En el 2014, la presidenta de “Abuelas
de Plaza de Mayo” Estela de Carloto recupera a su nieto que
fuera sustraído de su madre en cautiverio.
1
Nota: información adquirida de la galería en la Universidad de Moreno
donde son presentadas las fotografías antes expuestas en la Feria del Libro
de la Rural.
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Y, a pesar de todos los conflictos, tragedias, desconsuelos y
malos entendidos, el país sigue en pie a ponchazos, con una
deuda descomunal adquirida del gobierno anterior y una infla-
ción imparable. Y aunque una alegría llegara en el 2022 con los
jugadores de la Selección Nacional, trayendo al país la Copa del
Mundo desde Qatar… Seguimos en el 2023 con vientos virulen-
tos y maliciosos para años venideros si no ponemos toda nues-
tra fe, amor y energía en no dejar que nos arrebaten nuestra tan
querida Democracia.
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El día que mataron a Dalmiro Flores
en la Plaza de Mayo
Gloria Duré
Villa Lugano, CABA
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Gerardi (quien fuera asesinado también en 1998 dos días des-
pués de haber presentado el informe) o Brasil: Nunca Mais (por-
tugués para Brasil: Nunca más) de Paulo Evaristo Arns.
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abrigo ni calzado acorde al frío feroz típico del territorio, en una
guerra que ya estaba perdida, librada contra el gobierno inglés.
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Los militares presentaron su primera propuesta de negocia-
ción en noviembre de 1982, ampliamente rechazada por los par-
tidos políticos y por la sociedad. Estos insistieron en un conve-
nio previo a una entrega del gobierno, y en abril del 1983 emi-
tieron el Documento Final de la Junta Militar, donde se fijaban
los puntos básicos de negociación para la transición, nueva-
mente la clase política lo desestima. Las Fuerzas Armadas, en
un último intento en septiembre, presenta una ley de autoam-
nistía que establecía: extinguidas las acciones penales emer-
gentes de delitos cometidos con motivación o finalidad terro-
rista o subversiva, desde el 25 de mayo de 1973 hasta el 17 de ju-
nio de 1982. Pero fue impugnada por inconstitucional por la
Multipartidaria. Fue una instancia de acción política conjunta
creada en 1981 en Argentina, integrada por los partidos Unión
Cívica Radical, Partido Justicialista (peronista), Intransigente,
Demócrata Cristiano y Movimiento de Integración y Desarro-
llo, que tuvo como objetivo presionar a la dictadura militar co-
nocida como Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983)
para que abandonara el poder y se estableciera un régimen de-
mocrático. Se disolvió el 10 de diciembre de 1983, una vez asu-
mido el gobierno democrático. La intensa movilización de la so-
ciedad en consonancia con la propia debilidad de las Fuerzas
Armadas, sumidas en un proceso de deslegitimación y conflic-
tos internos, constituyen la más firme explicación del fracaso
de un pacto entre la dirigencia política y los militares.
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La transición democrática en Argentina no se abre paso me-
diante un pacto, pero tampoco hay una ruptura total con el ré-
gimen anterior. Algunos de los elementos del antiguo régimen
prevalecerán como saldo en el nuevo orden político. Y es aquí
donde revela la hipótesis de “pacto postergado”, que crea una
situación no clausurada, sino más bien suspendida. Los sacudo-
nes militares en democracia que derivan en las leyes de “obediencia de-
bida” y “punto final”, como en el indulto presidencial, pueden explicarse
en clave de pacto postergado.
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como la alternativa posible a un estado de retroceso y destruc-
ción. El nuevo líder de los argentinos supo sumar adhesiones,
ya desde la campaña electoral, sobre la base de un discurso
ético-político que oponía democracia a dictadura y justicia a
impunidad frente a la violación de los derechos humanos. En la
consideración de la mayoría, el radicalismo aparecía como el
partido más coherente y con mayor aptitud para hallar solucio-
nes a una de las crisis más agudas de la argentina contemporá-
nea.
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La participación mayoritaria de la ciudadanía junto a las de-
cisiones del primer gobierno democrático fueron factores de-
terminantes del acontecer político de una sociedad que reto-
maba cuidadosamente sus primeros pasos en la creación de un
nuevo orden: el juicio a las Juntas Militares; la labor de la CO-
NADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) con-
formada con personalidades reconocidas y respetadas del país,
de distintos ámbitos del conocimiento. Como, por ejemplo, Er-
nesto Sabato (1911-2011), un reconocido escritor y físico, fue ele-
gido presidente de la comisión por el resto de sus miembros.
René Favaloro (1923-2000), respetado médico y creador del bai-
pás coronario. Gregorio Klimovsky (1922-2009), matemático y
filósofo, considerado uno de los mayores especialistas en epis-
temología. Jaime de Nevares (1915-1995), monseñor y activo de-
fensor de los derechos humanos y del estado de derecho. Mag-
dalena Ruiz Guiñazú (1935-2022), periodista.
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bierno. Las leyes de “obediencia debida” y “punto final”, impul-
sadas por las presiones de los rebeldes militares, comprometen
la continuidad de los juicios militares —limitando la acción de
la justicia—, corroe la credibilidad presidencial.
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Tres hechos principales distinguen a este nuevo período que
se clausura en 1987: el Plan Austral, el Consejo para la Consoli-
dación de la Democracia y el discurso de Parque Norte.
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allá de ser el primer candidato que voté y que además ganó. Su fuerza,
su ideal y su inteligencia eran avasalladoras y te conquistaban. Frente
a tanta ceguera y tanta chatura, frente a tanta miseria, tanto ser cívico
que andaba con anteojeras y repetía “algo habrán hecho”, justificando
las aberraciones más atroces llevadas a cabo por la Junta Militar que se
creyó con el derecho de apropiarse de la vida y de la muerte de los ciuda-
danos argentinos. Alfonsín para mí fue una fiesta, fue respirar aire
puro. Me emocionaba. Fue el padre de la democracia. Y visualizó am-
pliamente las respuestas que necesitaba el pueblo. Tuvo un momento
histórico difícil para poder concretar sus objetivos políticos. Siempre
hubo sectores poderosísimos con los que pelear.
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Me sentí feliz de vivir la fiesta de Raúl Alfonsín, su victoria, su go-
bierno, estuve en la Plaza de mayo manifestando en la Marcha convo-
cada por la Multipartidaria de partidos políticos luego de la derrota de
Malvinas, el día que mataron al salteño Dalmiro Flores, un 16 de di-
ciembre de 1982. Dalmiro era un metalúrgico sordo, oriundo de Salta,
que había encontrado trabajo en Buenos Aires, primero en la empresa
metalúrgica Decker, en muy malas condiciones laborales, y luego en
Marshall. Se había afiliado a la UOM. Y aquel fatídico día había ido
a la plaza con sus compañeros. Estaba en Bolívar y Diagonal Sur,
cuando de un Falcon verde se bajó un hombre que le gritó la voz de alto
y como no escuchó (era sordo) lo acribillaron a balazos. No sin antes gri-
tarle “negro peronista de mierda”. Lo dejaron tirado y la gente se em-
pezó a agolpar a su lado, vino un patrullero y quienes lo rodeaban obli-
garon al patrullero que lo llevara a un hospital, el policía intentaba re-
tirarse con la excusa de que iba a llamar una ambulancia. Su familia
vino a buscar su cuerpo y lo llevaron a enterrarlo a su Camposanto, ciu-
dad natal, de dicho pueblo provenía, sin ninguna ceremonia ya que te-
nían miedo a todo. Antes de ese fatídico hecho se había armado tumulto
en la Plaza, nosotros estábamos justo del otro lado, del lado del Banco
Nación y la Catedral Metropolitana la marea humana nos dirigía con
sus embestidas hacia allí ya que estaban reprimiendo con gases lacri-
mógenos y balas de goma, y dirigían a la masa humana hacia Diagonal
Sur, nos encontramos con un vallado humano de policías que no dejaba
pasar, una fuerza interior me ordenó que levante la mirada y vi que uno
de los policías me miraba absorto, “era un compañero mío de la escuela
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primaria” quien me reconoció y me dijo asustado ¡¡¡Qué hacés acá!!! y
me hizo pasar por debajo de sus brazos, yo grité a mi novio desespera-
damente y logramos pasar por abajo del vallado de policías, con la
ayuda de mi ángel guardián, corrimos enloquecidos y aterrorizado por
la calle San Martin hasta un zaguán donde nos escondimos acuclillados
esperando que la gente dejara de correr y gritar. Luego, cuando creímos
que se había calmado, no veíamos ni oíamos mas corridas, caminamos
por San Martín hasta Av. Corrientes y de allí hasta Pueyrredón para
llegar a Plaza Once. Nos habían rozado balas de goma en la cabeza y
teníamos sangre que nos corría por las sienes, nos limpiamos antes de
subir al colectivo 88 que nos llevó a mi casa. Por supuesto no dije nada
en casa nadie supo que había estado en medio del acto y que había sido
víctima de la represión. Al día siguiente cuando iba a mi trabajo y miré
los titulares de los diarios me enteré que había sido un desastre. Y tomé
conciencia del peligro que había corrido. Yo no estaba afiliada a ningún
partido. Mis movidas siempre fueron en contra de los milicos. Era una
cuestión más bien moral la mía, coherente con mi sentido de justicia y
de rechazo al autoritarismo, la violencia, la impunidad, la falta de de-
rechos, la cohesión, y querer poner mi granito de arena a la lucha por
devolverle la democracia a mi país. Me sentí orgullosa de haber partici-
pado de un hecho que fue bisagra entre una noche de terror, la democra-
cia, los derechos laborales, el juicio a los militares y todo lo que continuó
hasta hoy, con sus luces y sombras. Pero lo bueno es que Nunca Más
hubo golpes de estado, más allá que a mi entender, sigue en el fondo bien
en el fondo esa diferencia con los demás sectores que mantiene viva la
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oligarquía terrateniente argentina y la patria financiera. Por supuesto
que fui a su funeral y lo despedí como al grande que fue.
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El poder de la voz
Juan Ignacio Quiroga
San Martín, Buenos Aires
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Escuchar más y hablar menos. La Historia existe por un motivo:
saber quiénes somos para saber hacia dónde vamos. Si bien, no
recuerdo cómo terminó la jornada escolar, dicha experiencia
me marcó.
Con esto quiero decirles que luchen para que nunca le nie-
guen su Historia y no se sientan como un extraño en su propio
país.
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El vértice en el que se besan las avenidas
Melisa Osuna
González Catán, Buenos Aires
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hijo terminó así. Juan Pedro siempre tuvo libertad. Lo educa-
mos para que fuera libre, por eso le cortaron las alas. Hoy ya casi
no quedan vecinos de aquella época, solo yo que, aferrada al re-
cuerdo, no quise abandonar la casa. ¡No sea cosa de que el nene
vuelva y no me encuentre!
Pero Juan Pedro no está, es uno más de esos 30.000 que hoy
niegan.
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mirada de desesperación. Escuchar a los milicos gritando, sen-
tir la adrenalina al ver a uno de frente cuando se acerca a gol-
pearte porque querés defender a tu hijo. Y después de los gritos
el silencio y la incertidumbre. Cuarenta y tres años de silencio.
2
El número y los nombres surgen de la ficción, y de la esperanza de que los
recuperados sean muchos más.
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Casi te encuentro
Raquel Asriel
Merlo, Buenos Aires
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que los chiquitos eran dos y el dolor se nos duplicó infinita-
mente en el alma. Como a vos y a esa muchacha que te ayudó en
el parto y que encontramos en tu misma fosa.
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un cascabeleo burlón, se me escabullen de entre los dedos. A to-
dos quisiera tenerlos, ¡porque los necesito vivos! ¡Porque los
amo! Porque sufro por ellos…
Hace nueve años que están con sus captores. Hace nueve
años que se creen hijos del asesino de sus padres.
Los tuvo tan cerca durante el juicio… ¡Cómo lloró esa vez!
Eran la exacta conjunción de Pablo y de Marcela, pero no deno-
taban sus apocados rostros la alegría ni la vitalidad risueña de
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ambos. ¡Cómo los habían cercenado! Así, otra vez trataron de
matarlos.
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El buen viaje
Melisa Gómez Iwasita Astorga
Salta (capital), Salta
Carta 1
Antes podía hablar con otras dos chicas, pero a ellas se las
llevaron de viaje. “El buen viaje” dicen ellos. Pasaron muchas,
embarazadas, demasiado jóvenes, grandes y yo sigo acá, por-
que no proporciono la información que no tengo.
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Yo recuerdo que le hacía las compras al señor del que me pre-
guntan y no tenía idea de lo que hacía o pensaba, yo le llevaba
las compras.
39
Carta 2
A.
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Los dos hombres uniformados ingresaron dando una fuerte
patada a la puerta. Sólo había dos mujeres más que dormían o
fingían estarlo.
41
El duelo (im)posible
Ivanna Lucía Romanelli
Martínez, Buenos Aires
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La puerta retumbó, haciendo que el pánico se apodere de no-
sotros. No pudimos reaccionar, de un segundo a otro ya lo ha-
bían arrancado de mi lado. Entre gritos, golpes y llanto, vi como
lo arrastraban fuera de la casa. Lucía se escuchaba a lo lejos, en
su habitación, y yo temía que la alejaran de mí también, pero
eso no sucedió.
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Durante años intenté seguir adelante, por Lucía, pero tam-
bién por Joaquín, porque estoy segura de que eso es lo que él
hubiera querido. Sin embargo, la pandemia revolvió todo aque-
llo.
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Lucía siguió los caminos de su papá y, gracias a la llegada de
la democracia y la reapertura de la facultad de Psicología, pudo
recibirse. Se aboca hoy en día a Derechos Humanos, y es que
ella también fue atravesada por la desaparición de su persona
favorita.
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eso me sirve algunas noches de consuelo. Sentir que no estoy
sola, que está a mi lado, de alguna manera.
Muerto o desaparecido.
46
Finjamos demencia
Erika Wolfenson
El Talar, Pacheco, Buenos Aires
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coche fúnebre. Siempre lo recuerdo. Se detuvo frente a noso-
tros, casi pisando la acera. Un grito de alto y el conductor bajó
del vehículo. Sus acompañantes le siguieron. Hubo forcejeo y
un intercambio de palabras: Hijos de puta, no me lleven.
Pasaron quince minutos, tal vez más, hasta que pude escu-
char la sirena de una ambulancia o patrullero. Me agarró una
angustia acompañada de confusión extrema. ¿Qué mierda es-
taba pasando? Lo único en lo que podía pensar era en que iba a
morir. Nada tenía sentido. Era 1975 y todo era muy reciente,
quizás una de las primeras veces que esto ocurría. Parecía como
si hubiéramos ganado la lotería sin saber que estábamos parti-
cipando. Algo se apagó dentro de mí. Todo se volvió oscuro,
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como una falsa calma que me suplicaba ser llevada con ella.
Nunca lo volví a ver.
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pre encuentra una forma de hacerse presente. Me contó mu-
chas cosas más, como las conversaciones que tenían en la celda
con Federico y cómo él le hablaba de su novia: Si logro salir, me
voy a casar; si salgo... pero no sucedió.
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18:05. El día que desapareció, tuve una pesadilla. Una mezcla
de euforia se apoderó de mi mente. Soñé con una figura que
poseía mil ojos, sí, mil ojos que me observaban y analizaban.
Ojos en cada parte de su cuerpo, en los dedos, en los brazos, en
el ombligo, y tres ojos por cada ojo. «Los ojos que no ven», como
decía Silvio Rodríguez. Un auto verde me persigue, aún hoy,
cuarenta años después.
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quienes ya no están? Si somos olvido y ellos solo la punta del
ovillo, ¿Por dónde puedo empezar a desenmarañar?
52
La última noche
Agustín Abella
El Palomar, Morón, Buenos Aires
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sión increíble de un maltrato sin nombre y sin cara, se va a olvi-
dar. Porque espera que pase lo que pase su último suspiro se
siga aferrando desesperadamente a sus manitos, a sus caritas,
a sus sonrisas.
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cacería de brujas y del odio sin fin, si querés a tu familia y, mu-
cho más importante, a tu patria.
55
Revelación
Pablo De Micheli
Merlo, Buenos Aires
56
Sos un gil, todo porque tu viejo te caga a pedos por la escuela y
tiene razón, si no hacés un carajo, te llevás hasta los recreos, le
contesté. A pesar de decirle que era imposible, porque su viejo
y su familia no tenían ningún contacto con los milicos y siempre
tuvieron un almacén en el barrio, a Facundo se le había puesto
eso en la cabeza y cuando eso pasaba no había forma de disua-
dirlo. Una vez se le puso ser arquero profesional. No tenía no-
ción de nada que se relacione con el fútbol, era un cascote para
los deportes y como marca la crueldad de los partidos amateurs,
si no sabés jugar, vas al arco. Como tuvo un partidazo en una
clase de educación física y de pedo no le metieron goles, pensó
que era el nuevo Goycochea. Yo lo acompañé a probarse a todos
los clubes, River, Boca, Racing y hasta Deportivo Morón y en
todos le dijeron que se dedique a otra cosa. Volviendo en el Sar-
miento, lo convencí de que se deje de joder con lo del fútbol, y
traté de convencerlo de que explotara otras cualidades de su
persona. Me preguntó en qué era bueno y yo atiné a decirle en
el Family Game, jugando al Mario Bros. Me mandó a la mierda,
pero entendió en ese momento que llegar a la selección argen-
tina para él sería imposible. Volviendo a su obsesión y, como yo
le daba bola y era mi amigo, siguió con su teoría de bebé apro-
piado. No sé de dónde sacó la dirección, pero me pidió que lo
acompañara a la sede de Abuelas para presentarse y exponer su
duda existencial. Al principio le dije que no, pero estaba tan
convencido y me rompió tanto las pelotas que acepté. Según su
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lógica, había nacido a fines de los 70 como toda mi promoción,
coincidiendo que la mayoría de los chicos apropiados nacieron
entre el 76 y el 82. Otro dato que tenía era que no tenía fotos del
recién nacido. Yo tampoco tengo, boludo, le dije. Tenías que te-
ner plata para una cámara o tener una Polaroid, no es como
ahora que las comprás en el tren. Recién al año me sacaron una
foto. No le importó esos argumentos y puso fecha para nuestro
viaje a Capital. Ese día nos rateamos de la escuela y después de
viajar en tren y varios colectivos llegamos. Entrar en ese lugar
fue una revelación. Una foto, una imagen estática de una per-
sona puede provocarte muchas cosas. Las fotos de las lápidas de
los cementerios siempre tuvieron ese efecto imaginativo en mí.
Me llenaba de preguntas, de interrogantes de cómo vivió esa
persona, de qué murió, y cómo encontró su final. Pero este lu-
gar era diferente. Por esas fotos, algunas familiares y otras de
documentos, conocí quiénes eran y cómo habían muerto. Y lo
más grave, quiénes fueron los que provocaron esas muertes.
Después de los trámites de rutina y todas las vueltas que tiene
esto, volvimos para percatarnos la obvia y anunciada negativa
del origen de Facundo. Una abuela, que estaba sentada espe-
rando, me preguntó por qué motivo estaba ahí. Le conté un
poco lo de mi amigo, de su duda y de mi opinión al respecto.
Ella sonrió y como toda persona grande que necesita hablar y
ser escuchada, me relató su historia. Su hija era doctora, tenía
una bebé cuando la hicieron desaparecer durante la dictadura,
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y no sabía nada de ellas. De su hija, ya sabía que había muerto.
De su nieta, tenía la esperanza de que estuviera viva. Me dijo
que esperaba que la llamaran diciendo que habían encontrado
a esa prueba viviente del paso de su hija por este mundo. Que a
veces venía y se sentaba acá, mirando esa puerta, tratando de
reconocer en alguna adolescente los rasgos de su hija y esperaba
no morirse para cerrar ese círculo abierto por asesinos y expro-
piadores. Ver, percibir y asimilar ese dolor en una pequeña his-
toria fue el mazazo necesario en mi vida para comprender lo
poco que representamos para los que están arriba, que todas las
mierdas políticas y militares regidas por dogmas ciegos de la
decidida y la perversión reafirman que el pueblo siempre paga,
que está abuela pagó, seguirá pagando por lo que le quede de
vida.
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más grande cuando alguien me discute sobre “la guerra” que al-
gunos enarbolan y justifican sobre ese tiempo. La simple frase
“qué culpa tenían esos bebés” les desarmaba toda declaración
de derecha, toda justificación, refregándoles en la cara su abso-
luta falta de humanidad. A pesar de esa boludez de pibes, de Fa-
cundo y su capricho de nene que no sabe lo que quiere, ese fa-
bulador, medio gil y con muchos dramas, que tenía un corazón
enorme, con esta aventura trunca y llena de agujeros, me hizo
ver la realidad, la misma que en casa no se hablaba en los no-
venta, la misma que la escuela omitía todavía. Casi veinte años
después de eso, sigo creyendo que para los que nos gobiernan
somos números fríos, un catálogo de existencias etiquetadas en
un legajo, que no reflejan los pensamientos, los sentimientos ni
los ideales. Hoy seguimos siendo eso, figuras numéricas sin
contenido. Para ellos, somos meros objetos, nos movemos, co-
memos y morimos sin importarles nada. Pero, a diferencia de
esa época oscura, hoy tenemos la acotada libertad de levantar la
voz, de usar las palabras como armas de defensa ante la censura
silenciosa de la ignorancia y la incomprensión, y la ruidosa mi-
rada de la intolerancia. Pero algo sigue. Esos que habitan sus
torres tenebrosas, esos insensibles, apáticos y crueles seres, los
que mandan, los que deciden, los que recuerdan felices épocas
más rígidas y sangrientas, los que justifican la muerte y la cen-
sura. Esos, por desgracia, todavía están ahí.
60
Ritual purificador
Laura Barrios
Batán, Buenos Aires
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pequeño príncipe y baobabs junto a coroneles tercos que no te-
nían quién les escribiera, Pedro Páramo jugando a la rayuela y
un elefante que ocupaba poco espacio en un mundo del revés.
Las hojas de Sartre se movían libres por el viento, mientras que
Sigmund intentaba ser consciente y los explotados de Marx pe-
leaban por el bienestar.
Daniel intentó salir corriendo a salvar las estrofas con las que
había enamorado a Alfonsina: “...ustedes cuando aman consul-
tan el reloj porque el tiempo que pierden vale medio millón…
nosotros cuando amamos sin prisa y con fervor gozamos y nos
sale barata la función…”, pero José lo detuvo en seco. Sabía
cuánto dolor sentía su amigo, pero lo mejor era cuidarse. A la
distancia pudo ver el rostro de Silvia surcado por las lágrimas.
Sabían que el pacto de silencio no se podía romper, por el bien
de todos los compañeros.
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del tema porque el sonido de las botas se hacía notar al mínimo
comentario. Sólo unos pocos valientes empezaron a hablar de
libricidio, a marchar en las plazas reclamando saber por los que
habían desaparecido como las palabras. Muchos de ellos tam-
bién fueron callados.
Wikipedia
63
Semana Santa3
Fernando Bustos Odzomek
Villa Maipú, San Martín, Buenos Aires
Esa fue una noche fría. Los Estrada estaban durmiendo por-
que los micros a Rosario salían bien temprano. Habían progra-
mado un paseo de fin de semana largo en casa de amigos y pa-
rientes. Pero se despertaron por el ruido de las frenadas, los
motores de los autos y el movimiento de despliegue del grupo
de tareas. Sumado a que tenían el sueño liviano, puesto que el
mismo 24 de marzo ya habían recibido recomendaciones de las
autoridades del partido, para que se escondieran por algún
tiempo. Pero como no habían cometido ningún delito, y toda
actividad política y social que venían llevando a cabo estaba en-
marcada dentro de lo considerado legal y permitido, no pensa-
ron necesario exponerse a perder de nuevo su fuente de trabajo.
Fernando había perdido su trabajo en la textil Gaucho Fuerte a
3
Personajes ficticios inspirados en crímenes reales. Dramatización basada
en el fragmento inicial del testimonio dado en juicio oral y público de Iris
Pereyra de Avellaneda, en el caso del Negrito Avellaneda.
64
causa de su rol de delegado, durante la lucha gremial. Estaba
trabajando de remisero, en su flamante 504. Hacía algunos me-
ses que había dejado de recibir el sobre con su sueldo, que le ha-
cían llegar clandestinamente desde la fábrica. Se había ido él,
por pedido de la Triple A. Las amenazas cesaron cuando se alejó
de la actividad gremial, pero siguieron vigilando su casa y el
resto de la cuadra. Tenía miedo de que le robasen el auto, su
única herramienta de trabajo. Así que era muy difícil no estar
atento a movimientos extraños en la calle, aun estando dor-
mido y viviendo en la casa del fondo.
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Y saltó varios techos más. En uno de los saltos se le cayeron
los documentos. El niño miró cómo su padre iba desapare-
ciendo entre terrazas y azoteas. Desde entonces, el delegado no
lo vio más. Siguió huyendo por varias casas, nadie lo delató.
Bajó a un pasillo y se quedó unos pocos minutos, esperando a
que la caravana se marchase.
—Tortuga de mierda.
—Manga de inútiles…
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—¿Cómo puede ser que los bolitas cacen a los bolcheviques
mejor que ustedes?
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—¿Se creen muy listas, guachas? —le dijo el capo mirando al
resto de las mujeres. Uno de los esposos de las cuñadas le con-
testo:
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—Daría mi vida por las tres. Pero si usted me obligara a ele-
gir, por supuesto que mi mujer y yo elegiríamos que vivan las
niñas.
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los muchachos que están hoy acompañándome en cumpli-
miento de su deber.
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son cambiantes. Porque como su naturaleza es aprender y cre-
cer, están abiertos a la posibilidad de aceptar sus equivocacio-
nes y corregirlas, si se les brinda la posibilidad...
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dicho Maquiavelo al respecto? Que la gloria de un príncipe se
construye por gracia de la fortuna. ¿Y sabe lo que es la fortuna
para Maquiavelo? Es la oportunidad regalada por los dioses...
Pero la fortuna no es para cualquiera... Es atraída solamente
por los que tienen virtud... ¿y sabe cómo define a la virtud este
señor? La llama virtú, sin la D final, porque no es la virtud cris-
tiana, no es ser buena persona. La suerte no es para los bue-
nos... La oportunidad es para los prudentes. Hay que saber ser
prudente en la vida... Eso hace la diferencia. Hay que saber
cuándo se puede ser misericordioso y cuando se necesita ser
sanguinario. Mire... algunos creen que los que empuñamos un
arma en defensa de las instituciones, somos brutos y lo único
que hacemos es cumplir órdenes... Y aquí me tiene... conver-
sando sobre política... Sobre filosofía política... Mire... Le ex-
plico mejor... ahora que estoy embalado. De lo que se trata aquí
y ahora, no es de decidir qué vamos a hacer con ustedes... Se
trata de analizar el impacto de nuestra decisión sobre ustedes,
en el resto del juego. Por ejemplo, si decidiéramos cometer un
acto de injusticia para evitar una injusticia mayor, estaríamos
hablando de economía de la violencia... eso no es tan anticris-
tiano como dicen los que critican a Maquiavelo. Porque no
siempre un buen acto conlleva un resultado bueno y un mal acto
implica un mal resultado. A veces es necesario hacer algo malo
para evitar algo peor. Como, por ejemplo, sacrificar al rey para
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salvar al reino. Porque el mundo real no es un juego de aje-
drez... A ver... ¿Quién sabe en dónde podemos encontrar al hijo
de puta que se fue por los techos?
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Un corpulento payaso, con peluca de rulos, bajó las escaleras
con una sábana de dos plazas en la mano derecha y otra de una
plaza en la otra mano.
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a qué espalda darle primero. Adentro, además del jefe, que es-
taba entrando, estaba el payaso armado. El hombre a cargo, en
persona, colocó una venda en los ojos, a cada una de las muje-
res. Dejó a las tres chicas sentadas en sillas de la cocina y a Celia
al living, en uno de los sillones. El payaso tomó de la mano a
cada una de las dos cuñadas y las escoltó, vendadas, escalera
arriba, a habitaciones diferentes, sentadas al pie de cama. Ha-
ciéndoles creer a cada una que estaban siendo vigiladas por al-
guien. El resto del personal del operativo seguía desarmando
muebles y cajones en las otras dos viviendas.
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lia. Sobrinos, sobrinas, cuñadas y concuñados en silencio se-
pulcral, nadie supo ni vio nada. Tan solo conjeturas, profunda-
mente íntimas, en cada uno de los prisioneros vendados.
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—No encontramos nada... Nada de nada —dijo uno con una
media en la cabeza.
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—Por favor, es una niña… —llorando clamó Celia.
Y el hombre le respondió:
—Un mal menor puede evitar un mal mayor. Una niña por
un subversivo o un subversivo por toda la familia —dijo y dis-
paró el arma.
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acá, que sos tan bonita y parecés tan buena persona... Tal vez
podrías ayudarme... Se me ocurre, por lo menos dos alternati-
vas posibles... La obvia... que me brindes un poco de cariño. Y
la segunda... a lo mejor me podrías prestar un poco de dinero
de tus padres o algo que pudiera vender para juntar plata. ¿Sa-
bés dónde guardan las cosas de valor? ¿No?
—Vas a tener que pagar todo el gasto extra que nos estas oca-
sionando por no decirnos en dónde está tu marido. Así que de-
cime dónde escondés la guita.
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Por supuesto que Celia le dio los ahorros que no habían en-
contrado, a pesar de haber revuelto la habitación, abriendo un
fondo falso en el estante más alto del placard. El matón contó el
dinero y vio que no llegaba a sumar dos sueldos promedios de
un operario textil tipo y fue a revisar el mismo, esa parte del
placard. Allí no encontró más dinero, ni cosas de valor. Pero se
llevó la sorpresa de descubrir la escopeta de caza, que su marido
tenía guardada. Junto a ella, en una caja de madera, los papeles
del RENARD, con la autorización al día.
—¡¡Hija de re mil putas!! Y casi que te creí que eran solo agi-
tadores sindicales. Guerrillera de mierda. Te vas a venir con no-
sotros y nos vas a decir dónde carajo se esconde tu marido. Con-
chuda.
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El payaso miró a la sobrina, que estaba agarrándole la mano
a su novio, y le dijo, mientras se iba:
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El jefe dio instrucciones en la vereda. Parecía la despedida
de una despedida de soltero... para un turista que no enten-
diese nada, si obviáramos el detalle de las armas.
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de aguantar no más de 24 horas. Y luego decirles lo que querían,
la ubicación de alguna casa de seguridad, donde pudiera haber
estado.
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El ojo blindado
Mariano Ricardo García Miqueo
Córdoba (capital), Córdoba
Es por eso que Leny se toma cada sábado para encerrarse con
las adolescentes capturadas por la zona de influencia y así llevar
a cabo su elección final. Casting que determina que aquellas
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que no reúnan los requisitos pasen a mejor vida a un descam-
pado lindante con el barrio. ¿Pero de quién debe esconderse el
intendente si supuestamente él es dueño del barrio? De Zaira
Brizuela, líder del Movimiento Social Niñez en Llamas, que lo
persigue para desenmascararlo. Porque a pesar de que Zaira no
pudo escapar casi nunca durante su vida de los abusos del fun-
cionario, hoy a sus veinticuatro años venció todos sus miedos
para enfrentarlo y querer erradicarlo de la villa. A pesar de todo
y contra todo. A pesar de una feroz golpiza con larga estadía en
el hospital por un ruidoso escrache. A pesar de los violentos em-
bates policiales hacia ella y sus súbditos. A pesar de los despia-
dados atentados edilicios contra el movimiento. Pero ella sabe
que necesita mucho más para vencerlo. Y claro que irá por más.
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Y es ahí cuando Zaira Brizuela se planta en pleno festejo
frente al ojo periodístico para manifestar su emoción por esta
conquista social, aunque no puede ocultar sus lágrimas cuando
dice que no descansará hasta ver a Leny durmiendo entre rejas.
Y es ese mismo ojo informativo que le ofrenda a la opinión pu-
blica el valiente y conmovedor mensaje de esta luchadora, el
que al mismo tiempo se está reflejando en el televisor de la ofi-
cina del Ministerio de Seguridad de la Nación, donde su fla-
mante responsable, el ministro Rafael Leny, disfruta de este
móvil en vivo desde la comodidad de su nuevo hábitat laboral.
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Una birome y dos palabras
Ana Caliyuri
Tandil, Buenos Aires
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El tiempo suele jugar a la magia de alargarse o encogerse a la
medida de los sentimientos. Yo necesitaba apoderarme del in-
finito para demostrarle a mi hijo cuánto lo amaba o al menos
fundirnos en un instante absoluto, sin fisuras ni miedos, pero
mi mente estaba concentrada en sobrevivir. Además, a quién
podría importarle nuestras necesidades más allá de mi propia
familia. A nadie.
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Mi familia estaría del otro lado, en algún punto de nuestra
casa o en miles de lugares preguntando cuál sería nuestro des-
tino.
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Me aproximé al papel ajado, creo que en un momento lo
arrugué, frotándolo. Me imaginé escribiendo. Solo dos pala-
bras, nada más era necesario. Pero, en el caso de dejar escrito
lo que yo deseaba, se me presentaría un segundo dilema, ade-
más de respirar de continuo sin ahogarme. ¿Dónde pondría el
mensaje para que no fuese descubierto por los arquitectos del
espanto?
Giré sobre mis talones para mirar a mi bebé que seguía dur-
miendo, ojalá dentro de un sueño diáfano. Me acerqué para be-
sarlo. Seguramente eran besos tristes, de desamparo, miedo y
desesperanza, pero igualmente no me arrepiento de esos besos
amargos, era todo lo que tenía en ese instante. ¡Ah y unos mi-
nutos, una birome y un papel ajado, cierto!
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giné el pis diluyendo los trazos y mi familia tratando de desci-
frar el mensaje, pero pudo más el temor de que le hiciesen daño
a mi hijo, tan solo por dos putas palabras, que desestimé la
idea.
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Todo tiene una vuelta, una nervadura, una figura áurica que
hace que los sobrevivientes no perdamos el hilo invisible que
nos permite asirnos a la vida, en cualquier tiempo y espacio.
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Una leve esperanza
María Pura Cordonnier
Tandil, Buenos Aires
La palabra
puede
recordar
acercar
denunciar
liberar
también
mentir
fingir
ofender
burlar
la pronunciamos
para destruir
oscurecer
hacer el mal
o vencer
para dialogar
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acariciar
construir
iluminar
infinitas posibilidades
cada uno
elige
eso sí
no dejemos
que otros
lo hagan
por nosotros
pensar
luego
decir
ése es
el poder de
la palabra
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Releo el poema y vienen a mi memoria esos tiempos en que
dialogábamos entre los que queríamos volver a vivir en Demo-
cracia. Nada más y nada menos.
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niños con problemas sociales, judicializados, luego en una ins-
titución escolar mientras iniciaba la carrera docente en la uni-
versidad.
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La sorpresa fue grande cuando el 30 de octubre de 1983, ganó
las elecciones la Unión Cívica Radical con Raúl Alfonsín como
Presidente de la Nación.
Sea éste,
un Tributo
a mis compañeras de sueños:
Mabel La Grutta
María Cristina Bove,
y Silvia Soulié
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Convencer
Luz Ríos Iribarne
Lomas de Zamora, Buenos Aires
José Saramago
Convencer
No pretendo convencer
pero quisieron convencernos
Nos contaron que la izquierda
es una banda comunista
y condenaron a Rodolfo Walsh
a la censura tácita, por ser oído
entre paneles rojos como la Punzó.
Que el socialismo es lo mismo
demoníaco objetivo,
el de levantar a un caído.
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y nos dijeron que la libertad
es silencio con clausura voluntaria.
Convencer…
No pretendo convencer
pero sí dejar clara la Memoria,
lo único que nos queda
tras la esperanza arrebatada.
¡NUNCA MÁS!
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Memorias
Corina Iglesias
General San Martín, Buenos Aires
Tres años
Tres segundos
Tres movimientos de mis ojos
Tres golpes en la puerta
Tres soldados
Tres balas a mis padres
Tres hombres de los brazos
Tres por la vereda
Tres vecinos miran quietos
Tres autos de puertas abiertas
Tres gotas de sangre en mi vestido
Tres niños más
Tres niños
Tres desconocidos me reciben
Tres caramelos
Tres balas retumban en mis sueños
100
Democracia
Ana María Iribarne
Ayacucho, Buenos Aires
Democracia
corazón de nuestra Patria
dejarte en el olvido
NUNCA MÁS
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NUNCA MÁS
YA NUNCA MÁS
Acá estamos
te defendemos con la palabra.
Con voz ardiente,
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con voz que exige ser escuchada,
como ese llanto de sufrimiento
creyéndote ya perdida.
Ya nunca más sentir soledad, hambre y frío,
el desamparo, la cercana muerte.
Todo eso, el pueblo argentino no se merece.
NUNCA MÁS
NUNCA MÁS
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Momentos
Camila Fleitas
Laferrere, Buenos Aires
En aquel momento
Madres y abuelas desesperadas fijaron como lugar de
[encuentro aquella plaza,
los jueves por la tarde.
En aquel momento, esas mujeres partían desde distintas
[localidades, rumbo a ese lugar de lucha,
y resistir era la única opción.
En aquel momento, aquellas madres y abuelas
De desaparecidos sin identidades
Se ataban en la cabeza pañuelos blancos que las distinguían del resto
Y en sus manos fotos y pancartas que decían “¡APARICIÓN
[CON VIDA!”, que levantaban bien alto.
En aquel momento, aquellas locas
Insistían en saber dónde estaban sus hijos, nietos, los desaparecidos
Que pasaron a pertenecer a cada una de ellas.
En aquel momento, y en este momento, ellas sabían (y lo saben)
que la resignación no tendría lugar en sus vidas.
En aquel momento, ellas no sabían que se convertirían en
[nuestro símbolo y bandera de lucha.
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En este momento, la celebración es en conjunto
Al encontrar a cada nieto.
En este momento, defendemos la memoria,
la historia que se ha escrito con tanto dolor
Y decimos: NUNCA MÁS.
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