Tema 3 Día de Delicia

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Tema 2

Miércoles 11 de enero
Día de delicia
El sábado fue hecho para ser una bendición para la humanidad.
No es un día de trabajo penoso, sino un día de delicia y gozo
en el Señor. Jesús afirmó la bendición del sábado cuando dijo:
• «El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el
hombre por causa del sábado» (Marcos 2: 27).
El sábado viene acompañado con indicaciones para su
correcta observancia, pero estas nos han sido dadas para
proteger y fortalecer nuestra relación con Jesús. Para quien
desee estar bien con Dios, buscar primero su reino y
prepararse para la eternidad, el sábado se vuelve un
maravilloso regalo del cielo.
Santifíquenlo
Quizás el mejor resumen de la propia observancia del sábado
se encuentra en la orden bíblica de «santificarlo» (Éxodo 20: 8).
En Génesis 2: 3 la Biblia dice:
• Bendijo Dios el séptimo día y lo santificó.
El sábado es el único día de la semana en toda la Escritura que
Dios santificó. Esta es una razón por la que solo el séptimo día
puede ser el verdadero sábado.
Podemos observar un día santo solo si primero Dios
lo ha hecho santo.
Cuando Dios apareció a Moisés en la zarza ardiendo, le ordenó:
• “Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que
tú estás, tierra santa es”. (Éxodo 3: 5).
Previamente esa tierra no era santa, pero la presencia de Dios
la santificó. Igualmente, el sábado es santo porque debe
experimentarse la presencia de Dios de manera especial ese
día. Y podemos santificar el sábado cuando activamente
invitamos al Espíritu Santo en nuestras vidas. Podemos estar
en el lugar correcto, haciendo las cosas correctas, en el día
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Guíanos con tu presencia Señor
correcto y aun así quedarnos cortos en guardar el sábado si
nuestros corazones están lejos de Dios.
Debemos tener a Jesús morando en nuestros
corazones por fe (ver Efesios 3: 17) para encontrar la
alegría en la espiritualidad del sábado y estar en
armonía con el mandato de «santificarlo».
De tarde a tarde
Para guardar el santo sábado es importante saber cuándo
comienza y termina. De acuerdo a Génesis 1, cada día de la
creación consiste de «la tarde y la mañana». La noche fue
colocada como el comienzo del día de veinticuatro horas.
Otros pasajes de la Escritura confirman esta enseñanza.
Nehemías ordenó que las puertas de Jerusalén se cerraran:
• «…al caer la tarde, antes del sábado» (Nehemías 13:
19).
La implicación es que una vez que oscureciera comenzaba el
sábado. Levítico 23: 32, cuando Dios expone la observancia de
uno de los sábados anuales relacionado con el Día de la
Expiación, instruye a los israelitas así:
• «De tarde a tarde guardaréis vuestro descanso».
De manera consistente la Biblia enseña que el sábado
comienza cuando oscurece, a la puesta del sol del viernes y
termina a la puesta del sol del sábado.
Lo hermoso de esta disposición es que podemos
recibir el sábado mientras estamos despiertos en
lugar de que empiece mientras dormimos.
Esto proporciona una maravillosa oportunidad para las
familias o grupos de creyentes de recibir y despedir el sábado
con oración, alabanzas y lectura de la Palabra de Dios.
«Vespertina», un término que significa un servicio religioso por
la tarde, a menudo se usa en la Iglesia Adventista del Séptimo
Día para describir estas placenteras reuniones familiares o
servicios de adoración en la iglesia para recibir o despedir el
sábado.
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Un día de descanso
Sin una orden para descansar, muchos permitirían que la
ajetreada vida les impidiera pasar suficiente tiempo con Dios.
Pero el cuarto mandamiento, sin ambigüedades, establece:
• “Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el
séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no
hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que
está dentro de tus puertas”. (Éxodo 20: 9-10).
Esta prohibición aplica a cualquier trabajo común realizado el
sábado, es decir, entre el atardecer del viernes y el atardecer
del sábado.
Algunas profesiones, como ciertos médicos y enfermeras,
pueden requerir el cuidado en sábado a aquellos que sufren.
Este tipo de labor está en armonía con la declaración de Jesús
en Mateo 12:12:
• «Está permitido hacer el bien en sábado”.
Como esta labor es para satisfacer las necesidades urgentes
de la humanidad, más que para obtener ingresos, se
recomienda que el ingreso por este trabajo en sábado sea
donado como ofrenda de acuerdo a la elección del médico o
enfermera.
Además de abstenernos de trabajar, el mandamiento prohíbe
el trabajo para cualquier persona dentro de nuestra esfera de
influencia.
La referencia al siervo o la criada podría aplicarse hoy
a la contratación de trabajadores de limpieza, niñeras,
plomeros, jardineros o constructores.
Si empleamos a alguien para trabajar en arreglos de la casa,
debemos dejar en claro que ninguna labor se realizará entre el
atardecer del viernes y el atardecer del sábado. O, si tenemos
un negocio con trabajadores cuyo horario depende de
nosotros, no somos inocentes si nos abstenemos de trabajar
el sábado, pero a ellos sí les exigimos que trabajen.
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Guíanos con tu presencia Señor
Su día
• «Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en
mi día santo, y lo llamas "delicia", "santo", "glorioso
de Jehová", y lo veneras, no andando en tus propios
caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus
propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová.
Yo haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a
comer la heredad de tu padre Jacob. La boca de
Jehová lo ha hablado» (Isaías 58: 13-14).
Isaías 58 nos da una excelente descripción de cómo guardar el
sábado verdaderamente; nos brinda principios que pueden
guiarnos en cualquier situación. Las prohibiciones en cuanto a
seguir nuestros propios caminos, buscar nuestro propio
placer o hablar nuestras propias palabras, no se nos dan para
quitarnos el gozo del sábado. Nos invitan a encontrar gozo en
su presencia en lugar de participar en pensamientos,
conversaciones y actividades comunes que por naturaleza no
son espirituales.
El sábado no es un día para nuestros deportes o
pasatiempos, para mantenernos informados de las
noticias o para asistir a eventos seculares.
El sábado es una oportunidad para profundizar
nuestra relación con Dios, pasar un precioso tiempo
con nuestros hijos y familia y para congregarnos con
personas que comparten nuestra fe

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