Ceramica Roja
Ceramica Roja
Ceramica Roja
DE CERÁMICA ROJA
RECOMENDACIONES PARA LA PRODUCCIÓN LOCAL
AUTOR
DR. ING. ANTONIO C. RABILERO BOUZA
DISEÑO GRÁFICO:
GeoEstudio
2019
5 INTRODUCCIÓN
TRITURACIÓN Y MOLIENDA
9 DE MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN
9 1. Consideraciones teóricas generales
11 2. Trituración de rocas
17 3. El sistema de molienda
22 4. Trituración y molienda a muy pequeña escala
24 5. Distribución de las dimensiones de las bolas
27 LOS CEMENTOS DISPONIBLES EN CUBA
27 1. Cementos Portland (P)
28 2. Cementos con Adiciones Activas
29 3. Cementos Blancos
30 4. Cemento de Albañilería CA-160
31 LA HIDRATACIÓN DE LOS CEMENTOS
35 LAS RESISTENCIAS DE LOS HORMIGONES
39 PRODUCCIÓN DE LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN
39 Bloques de hormigón
40 Losas de pisos
41 Losa canal
42 Plaquetas
43 Losas hidráulicas
44 Cerámica roja
45 Preparación de las arcillas
46 La producción de ladrillos
48 Producción de tejas
INSTRUCTIVO DE OPERACIÓN DE LOS EQUIPOS
49 DE PRPODUCCIÓN DE MATERIALES DE LA CONSTRUCCIÓN
51 EQUIPOS: TRITURADOR 0 MOLINO DE MANDÍBULAS F-MM3
53 EQUIPO: CRIBA VIBRATORIA F-CV3
55 EQUIPO: TRITURADOR O MOLINO DE MARTILLOS
57 EQUIPO: HORMIGONERA TECH 300
59 EQUIPO: BLOQUERA ESTACIONARIA QTJ4-45
60 EQUIPO:BLOQUERA PONEDORA QMR2-45
62 EQUIPO: MEZCLADORA EN SECO F-200
64 EQUIPO: MOLINO DE BOLAS F-MBI
67 EQUIPO: PRENSA HIDRÁULICA F-PH2P
70 BIBLIOGRAFÍA
PRÓLOGO
1
Cuba se encuentra entre los países de más antigua tradición alfarera en
El autor.
Santiago de Cuba, abril de 2019.
CAPÍTULO 1
Recomendaciones para la producción local
LAS MATERIAS PRIMAS
6
La materia prima extraída del yacimiento y utilizada para la producción
de artículos de cerámica roja es, en realidad, una mezcla de diversos mi-
MANUAL TÉCNICO
nerales, donde las arcillas pueden ser la fracción mayoritaria; de tal ma-
nera que el nombre de barro para designar dichas materias primas, aun-
que no tiene connotación mineralógica alguna, es adecuado para designar
a dicho material.
Lo que denominamos como barro, no es más que el resultado del con-
junto de minerales depositados como resultado de la descomposición de
las rocas presentes en la corteza terrestre, por lo cual puede ser conside-
rado como un material sedimentario, clástico y metamórfico a la vez. Por
esta razón la composición media del barro es muy similar a la de la cor-
teza terrestre, tal como podemos apreciar en la tabla 1; en la que se debe
destacar que el contenido de agua en el barro es muy superior, debido a
que muchos de los productos de la alteración de las rocas de la corteza
terrestre son el resultado de procesos geoquímicos hidrotérmicos, que dan
lugar a minerales con determinado contenido de agua en sus estructuras,
como son las arcillas.
Las diversas tonalidades de rojo u ocre con que se presenta el barro en
muchos casos, es debido a la presencia de la hematita (a-Fe2O3) fundamen-
talmente; aunque también están presentes, en cantidades variables, las li-
monitas –la goethita (FeO2H) y la lepidocrocita (FeO.OH)- en lo que se deno-
minan como lateritas, palabra proveniente del latín y que significa ladrillo.
iones Ca2+, lo cual permite estabilizar los suelos arcillosos expansivos por
medio del tratamiento con cal, técnica ampliamente utilizada con ese fin.
En donde la relación m/p suele estar entre 0,8 y 0,9, mientras que n es
variable.
Bajo la denominación común de arcillas se agrupan minerales de la
denominada Subclase D: Silicatos con capas continuas de tetraedros SiO4
en las estructuras cristalinas. Estos minerales son:
La caolinita, que no es una arcilla (pertenece al grupo de la serpenti-
na-caolinita) materia prima fundamental de la cerámica blanca, sanitaria,
vajillera o electroaislante.
Las arcillas del grupo de la montmorillonita-smectita, las cuales son
expansivas y, por tanto, no recomendables para la industria cerámica;
aunque utilizables en la producción de áridos expandidos mediante la
sinterización en hornos adecuados.
Las arcillas del grupo de las ilitas (arcillas micáceas), las mejores
para la cerámica roja debido a su muy baja expansión y reducido límite
plástico.
A los cuales agregamos las lateritas, aunque desde el punto de vista
químico, estructural o mineralógico nada tienen que ver con las arci-
llas.
d(Å) Iest d(Å) Iest d(Å) Iest d(Å) Iest d(Å) Iest d(Å) Iest d(Å) Iest
10,0 100
7,145 100
4,94 20 4,98 15
4,26 70 4,457 80 4,51 100 4,42 100 4,47 90 4,18 100
3,343 100 3,86 15 3,572 100+ 3,95 100 3,68 20 an
3,035 100 3,54 100 3,32 90
3,17 20 2,69 30
2,458 15 2,495 50 2,497 80 2,56 10 an 2,565 80 2,60 60 2,490 15
2,381 80 2,41 40 2,452 25
2,282 15 2,285 70 2,339 90 2,24 30 2,24 20 2,158 20 2,192 20
2,095 70 1,985 40 2,19 20
1,913 50
1,817 50 1,875 50 1,786 40 1,71 60 an 1,693 60 1,68 30 an 1,721 20
1,541 30 1,663 50 1,500 100 1,663 80 1,564 15
1,375 15 1,485 100 1,295 60 1,623 60
1,455 30 1,25 60 1,498 100 1,53 60 1,53 60
1,2847 30 0,972 30 1,293 80 an
1,2345 30 0,865 30 1,243 80
1,028 20
0,864 40
LEYENDA:
d ) Distancias interplanares A) Unidades de Angstrom Iest) Intensidades
En la tabla anterior, solo se han considerado las distancias interpla-
nares (d) en las cuales las intensidades de difracción son lo suficiente
intensas para ser advertidas, incluso por personal no entrenado adecua- 11
damente; estas distancias interplanares se dan en unidades Angström (Å)
A = R2 x π = R2 x 3,14
El volumen (V) se obtiene mul- FIGURA 3. Vaso común, utilizado
tiplicando el área A por la altura para determinar el Límite Plástico
interior (h) del vaso o recipiente. 13
O sea: V = A x h. Si todas las me-
16
MANUAL TÉCNICO
FIGURA 5
FIGURA 6
La obtención de un derivatograma, del barro que se va a utilizar en
la producción de cerámica roja, ayudaría mucho a definir la curva de
calentamiento y la temperatura máxima de quema e; incluso, mediante 19
métodos teóricos, estimar el tiempo de quema.
22
MANUAL TÉCNICO
1200
1000
800
600
400
200
0 4 8 12 16 20 24 28 32 36 40 44 48 52
TEMP OC 600 710 815 855 900 940 980 1000 1040 1100
PROPORCIÓN X1 X1 X2 X3 X3 X3 X3 X3 X2 X1
siguiente gráfico:
Ladrillos refractarios
En los prototipos de hornos que se proponen, el revestimiento interior es a
base de ladrillos refractarios de baja alúmina –entre el 20 y 25% de Al2O3— o
como también se les conoce: semirefractarios; colocados utilizando un morte-
ro refractario. El revestimiento exterior es a base de ladrillos de cerámica roja,
colocados con mortero de cemento Portland, el cual cumple las funciones de
reforzar estructuralmente el horno, así como una mejor conservación del calor
y menor contaminación térmica por más baja radiación hacia el exterior. 33
Estos ladrillos semirefractarios –o refractarios si los hay- pueden ser obte-
o cíclicos son los más antiguos, pues surgieron hace miles de años, en los
albores de la civilización, por lo cual han sufrido numerosas modificacio-
nes a lo largo de la historia alfarera, perfeccionándose su empleo en la
misma medida del desarrollo de la ciencia y la técnica. También hay que
acotar que en los tiempos modernos, incluso hoy día, los diversos pueblos
y culturas desarrollaron hornos muy propios de ellos; aunque inevitable-
mente, el saber hubo de internacionalizarse y se pueden encontrar hornos
de orígenes diversos en cualquier latitud de nuestro planeta.
En nuestro país el horno más común es el de circulación superior, es
decir, donde la combustión tiene lugar en la parte inferior del horno; as-
cendiendo los gases calientes que atraviesan la carga para salir finalmente
por la parte superior, sin que se dispongan chimeneas aún en los hornos
cerrados. Se aprecia un horno criollo abierto, o sea, sin bóveda.
TOTAL: 100,0%
38
MANUAL TÉCNICO
La producción terminada
Los ladrillos de barro cocido normalizados, en nuestro país tienen las si-
guientes dimensiones:
Longitud (tabla): 25 cm, ancho (canto): 12 cm y alto (testa): 6,5 cm; en
términos generales inferiores a los ladrillos producidos con anterioridad,
sobre todo durante la etapa colonial; en que se producían (por lo menos
en Santiago de Cuba) ladrillos de 27 x 17 x 7 cm, e incluso de 29 x 17 x
7 cm, habiéndose encontrado ladrillos de menor espesor, de unos 5-6 cm.
Estas dimensiones muy bien pudieron estar dadas por la sismicidad de la
región: tales como el caso de los muros con ladrillos más anchos tienen
mejor comportamiento ante el cortante producto de un tren de ondas
sísmicas, más aún en época en que el mortero utilizado para la obra de
fábrica era el llamado “tercio”, compuesto de dos partes de arena y una
de cal hidratada, con resistencia a compresión del orden de los 2,4 MPa.
Por todos los medios, tanto técnicos como humanos, se ha de trabajar
para lograr la más alta calidad de los productos de cerámica roja; lo cual
se ha de traducir en mayor valor de venta, pero también en mayor dura-
bilidad de las obras y, por tanto, en beneficio para todos en la sociedad.
Bajo ninguna circunstancia se han de producir ladrillos como los que se
muestran en la foto 6. Se observan ladrillos luego de una lluvia moderada,
apreciándose en casi todos la presencia de caliche, además de haber sido
quemados a muy baja temperatura.
Foto 6. Ladrillos de desecho, con baja calidad de producción
39
Ladrillos y tejas
Si bien ya en 1861 se comenzó el empleo del cemento Portland y, por
tanto, del hormigón en Cuba; con las obras del acueducto de Albear en La
Habana y luego con otras obras en dicha ciudad; no fue hasta inicios del
siglo XX que el hormigón armado, por demás, hubo de convertirse, acele-
radamente, en el material de construcción más importante. Este desplazó
a los tradicionales hacia lo que podríamos denominar como la periferia de
la construcción, proceso que alcanzó su apogeo luego del enero de 1959
—sobre todo a partir de 1965— con la generalización de los sistemas de
prefabricación. Esto ocurrió fundamentalmente en los edificios de vivien-
das, con las tecnologías de los grandes paneles; aunque la prefabricación
abarcó también edificaciones destinadas a escuelas, hospitales y otros ser-
vicios sociales, con los sistemas Girón y SAE principalmente.
Mas, no fueron solo los sistemas de prefabricación, el bloque de hor-
migón también contribuyó a que los ladrillos de arcilla quemada fueran
cada vez menos empleados, bajo el argumento de que los albañiles podían
levantar una pared o muro en menos tiempo y requeriría menos mortero
para su puesta en obra, pasándose por alto que manipular bloques de hor-
migón requiere de mucho más esfuerzo físico.
Pero además, la resistencia a esfuerzos de un muro de bloques es infe-
rior a la de un muro de ladrillos del mismo ancho. Veamos: los bloques de
hormigón son huecos, con alrededor de solo ⅓ de superficie para adherir-
se a los otros bloques, a lo que se agrega que su resistencia a compresión
está en el orden de los 4 MPa para los bloques de 15 cm y 6 MPa para
42 los de 20 cm; mientras que un ladrillo de arcilla de buena calidad alcanza
resistencias del orden de los 7-10 MPa.
MANUAL TÉCNICO
Figura 11
Figura 12
El horno de circulación superior o ascendente.
En lo adelante se presenta, de adentro hacia afuera, la obra de fábrica
46 del horno.
Otros detalles del hogar o fogón y del piso del horno:
MANUAL TÉCNICO
Figura 13
Figura 14
Figura 15
47
Figura 16
En este horno la combustión tiene lugar en la parte delantera del hor-
no, y los gases calientes pasan a la cámara de cochura por el espacio que
48 deja una pared de ladrillos refractarios en la parte superior del horno; de
modo tal que dichos gases atraviesan la carga de arriba hacia abajo, para
MANUAL TÉCNICO
llegar a la parte inferior del horno, saliendo finalmente por una abertura
en la parte posterior que conecta con la chimenea. Resaltamos que el ho-
gar de este horno está limitado por una pared de ladrillos refractarios que
lo separa de la cámara de cochura, donde se colocan los ladrillos u otro
elemento cerámico, que se van a quemar, pared que llega hasta la parte
inferior del horno. Veamos los detalles:
Figura 17
Figura 18
En la figura 19 se aprecia la parte inferior del horno a donde llegan los
gases calientes desde arriba, en la cámara de cochura, y al fondo la salida
que conecta con la chimenea en la parte posterior del horno la cual se 49
aprecia en la figura 20.
Figura 20
CAPÍTULO 2
Instructivo de operación
EQUIPOS DE CERÁMICA ROJA
53
Este instructivo de operación, surgido de la necesidad de fortalecer las
capacidades técnicas del personal de la Empresa de Producción Local de
producción local.
Grimm, R. E.: Applied Clay Mineralogy. Mc-Graw Hill, New York, 1962.
Clay Mineralogy. Mc-Graw Hill, New York, 1965.
Kingery. W. D.: Introduction to Ceramics. John Wiley and Sons Inc.
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Löcsei, B.: The reaction mechanism of mullite formation in the system
kaolinite-AlF3. Proc. VIII Conf. Silicate Ind.; pp 167-180, Akademiai
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New York, U.S.A. 2002.
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