Centros de Gravedad

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1 “Enlazando” el Concepto

del Centro de Gravedad


Teniente Coronel Antulio J. Echevarría II, USA

Por casi dos décadas, los militares estadounidenses han tenido dificultades en ambos casos: entender el
concepto del centro de gravedad (COG) tal y como lo presentó el teórico militar Prusiano Carl von
Clausewitz y para encontrar maneras prácticas de aplicarlo.1 El volumen de monografías de investigación y
otros estudios que llenan los estantes de escuelas y universidades de guerra de las fuerzas armadas atestiguan
el grado de nuestro interés y la intensidad de nuestro afán. A pesar de todos eso, aún no llegamos a tener una
idea clara. La gran cantidad de literatura sobre el COG refleja una variedad de perspectivas individuales y de
cada arma. El Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU.—una fuerza relativamente pequeña creada para
operaciones expedicionarias, de mar a tierra—prefiere atacar las debilidades del enemigo. De allí que, tiende
a equiparar los COGs del enemigo con los puntos vulnerables importantes.2 En el contraste, el Ejército
estadounidense que tiene el papel de luchar batallas de gran alcance y de ganar guerras mayores ve el COG
del enemigo como una “causa de potencia.”3 Tiende a buscar un solo COG, generalmente el potencial
principal—la fuerza terrestre del oponente—que se interpone en el camino de la marcha hacia la capital del
enemigo. De manera semejante, encargada de la misión de ganar las guerras marítimas, la Armada
inicialmente tenía un concepto de COG que semejaba al del Ejército. La doctrina de la armada definía el
COG como “algo que el enemigo debe tener para continuar las operaciones militares—alguna de sus fuentes
de poderío, pero no necesariamente un punto fuerte o una fortaleza por sí mismo. Sólo puede haber un centro
de gravedad.”4

Manteniendo en mente las opiniones adoptadas por algunos de los pioneros teóricos del poderío aéreo, como
Billy Mitchell y otros de la Escuela Táctica del Cuerpo Aéreo en el Campo Maxwell, Alabama, la Fuerza
Aérea de los EE.UU. se inclina a ver los COGs como “centros vitales” que se localizan en el centro del
territorio enemigo.5 De hecho, John Warden, posiblemente el más conocido teórico moderno del poderío
aéreo, ha propugnado que los COGs existen dentro de cada uno de los cinco elementos (o anillos)
componentes—liderazgo, organismos esenciales, infraestructura, población, y las fuerzas desplegadas—que
describen cualquier entidad estratégica.6 Warden define el COG como “ese punto donde el enemigo es muy
vulnerable y el punto donde un ataque tendrá la mejor oportunidad de ser decisivo.”7 Su argumento principal
es que el poderío aéreo tiene la capacidad singular de atacar en forma simultánea esos COGs por medio de
ataques “paralelos”—a diferencia de ataques en serie o en secuencia—lo que puede agobiar y paralizar al
enemigo y por lo tanto puede demostrar ser decisivo. De ahí, la teoría de ataque paralelo va de la mano con
el parecer de que existen diferentes COGs. El uno tiende a defender el otro. La doctrina de la Fuerza Aérea
sigue el ejemplo.8

Cada una de esas definiciones del COG tiene mérito. Sin embargo, como la Guerra del Golfo (1990–91)
demostró, la falta de una definición, coherente de COG puede provocar problemas potencialmente serios con
respecto a la planificación conjunta y la asignación de recursos. En las fases iniciales del conflicto, el Gen
Norman H. Schwarzkopf, comandante de batalla del Comando Central de los EE.UU., tenía una noción
diferente del COG del enemigo que la que tenía el Gen Charles A. Horner, su comandante de componente
aéreo conjunto. Schwarzkopf vio tres COGs distintos: Saddam Hussein; la Guardia Republicana; y las
capacidades nucleares, biológicas, y químicas de Irak. Horner, por su parte, identificó 12 “juegos de
blancos”—que incorporaban desde la cúpula nacional y el comando y control hasta los ferrocarriles,
aeródromos, y puertos—cada uno de los cuales correspondía a un COG.9 Aunque los líderes finalmente se
pusieron de acuerdo en tres COGs—estratégicos; fuerzas militares (Guardia Republicana); y las capacidades
nucleares, biológicas, y químicas—perdieron mucho tiempo en el proceso.
Lamentablemente, la doctrina conjunta aún no ha resuelto las diferencias entre esos puntos de vista
diferentes, prefiriendo formular una definición que incluye ideas de cada una de las definiciones propias de
cada arma. Joint Publication (Pub) 3-0, Doctrine for Joint Operations (Publicación Conjunta (Pub) 3-0,
Doctrina para Operaciones Conjuntas), por ejemplo, define los COGs como aquellas “características,
capacidades, o localidades desde las cuales una fuerza militar obtiene su libertad de acción, fuerza física, o
voluntad para pelear.”10 Joint Pub 5-00.1, Joint Doctrine for Campaign Planning (Publicación Conjunta 5-
00.1, Doctrina Conjunta para el planeamiento de Campaña), que se basa en la Joint Pub 3-0 (Publicación
Conjunta 3-0), define el COG en forma semejante pero reemplaza “localidades” con la frase “fuentes de
poderío.”11 También describe los COGs como “esos aspectos de la capacidad global del adversario que,
teóricamente, si son atacados y neutralizados o destruidos, conducirán inevitablemente a la derrota del
adversario o forzarán al oponente a abandonar sus objetivos o a cambiar de conducta” (énfasis añadido). 12
No obstante que esta definición da el muy necesario paso de unir los COGs a los efectos, la doctrina
conjunta todavía no cubre dos problemas importantes: (1) determinar el COG de un combatiente, y (2)
decidir si tiene uno o varios COGs.

Afortunadamente, regresando al concepto original de Clausewitz, podemos eliminar mucha de esta


incertidumbre. Como sucede, ¡ambos lados del debate tienen la razón y están equivocados! En el sentido de
Clausewitz, los COGs no son ni fortaleza, ni vulnerabilidad por sí mismos, sino que son centros de atención
dónde ciertas fuerzas confluyen. Es más, el número de COGs—si, de hecho, existen—dependen de la
naturaleza (unidad global) del combatiente. ¡Los COGs no existen en todos los casos!

2 El Centro de
Gravedad de Clausewitz

El gran teórico militar prusiano parece haber consolidado su idea del COG después de haber escuchado una
serie de conferencias presentadas por el físico alemán Paul Erman, profesor en ambas, la Universidad de
Berlín y el Allgemeine Kriegsschule Prusiano (escuela superior de guerra).13 Clausewitz sirvió como director
de la escuela superior de guerra de 1818 a 1830, y sabemos que él y Erman llevaban por lo menos una
relación cordial durante la cual intercambiaron ideas relacionadas a las ciencias mecánicas.

En la física elemental moderna, que era la condición de las ciencias mecánicas en la época de Clausewitz, un
COG representa el punto donde las fuerzas de la gravedad convergen dentro de un objeto.14 También es,
generalmente hablando, el punto en el cual la aplicación de fuerza al objeto lo moverá más eficazmente. En
otras palabras, no desperdiciamos energía cuando movemos el objeto. Golpeando al COG con bastante
fuerza causa que el objeto pierda su balance—o equilibrio—y caiga. Por consiguiente, un COG no es una
fuente de fuerza sino un factor de equilibrio. Por ejemplo, la fuerza de un guerrero podría provenir de sus
músculos, inteligencia, o armas—o cualquier combinación de esos—pero sólo se relacionan a su COG en la
medida que le permiten mantener el equilibrio conforme los usa. El COG tampoco es una debilidad. Un
guerrero podría ser físicamente débil, intelectualmente tardo, o con armamento deficiente, pero estas
condiciones tienen poco que ver con su equilibrio. Hablando en términos claros, entonces, un COG no es ni
una fuerte, ni una debilidad, aunque atacándolo se puede comprometer a una fortaleza o se puede aprovechar
una debilidad. Si uno puede asestar un golpe con bastante fuerza contra el COG del guerrero, puede
hacérsele caer, a pesar de la suma de sus fortalezas y debilidades, porque su COG se conecta a esas partes
por medio de su cuerpo físico.

Sin embargo, el concepto tiene sus problemas. Dependiendo de las circunstancias, podríamos encontrar
mucho más fácil derribar a un guerrero rompiéndole los pies en lugar de golpearle en su COG. En forma
similar, las circunstancias podrían impedirnos a apostarnos en una posición desde la cual pudiéramos golpear
el COG de nuestro adversario, en tal caso tendríamos que conformarnos, por ejemplo, con darle un palo en
un órgano vital—en la cabeza, quizá. Por consiguiente, es engañoso pensar que sólo un golpe contra el COG
de un adversario rendirá los resultados decisivos. Más bien, el caso es que, si es bastante fuerte, un golpe
contra el COG, normalmente hará caer al opositor.

La mayoría de las definiciones de las fuerzas armadas de EE.UU. del COG emanan de las traducciones al
inglés de la obra On War (De la Guerra), de Clausewitz, por Sir Michael Howard y Peter Paret, sobre todo el
libro 6 (“Defensa”) y el libro 8 (“Planes de Guerra”). De estos pasajes, aprendemos que un COG “siempre se
encuentra donde la masa se concentra más densamente”; que es “el centro de todo el poder y movimiento de
lo que todo depende”; y que surge de “las características dominantes de ambos beligerantes” (énfasis
añadido).15 Es lamentable que en esta traducción, una porción de la cual se reproduce aquí, crea la impresión
falsa que los COGs son semejantes a las fuentes de fortaleza:

El primer principio es que la última substancia de poder del enemigo debe remontarse a su origen al menor
número posible de fuentes, y con suerte a uno exclusivamente. El ataque en estas fuentes debe comprimirse
en el menor número de acciones posibles—de nuevo, por excelencia, una. . . .

La tarea de reducir las fuentes de la fortaleza del enemigo a un solo centro de gravedad dependerá de:

1. La distribución del poder político del enemigo. . . .

2. La situación en el teatro de guerra donde los varios ejércitos están operando (énfasis añadido) . 16

En realidad, leyendo más cuidadosamente el texto alemán vemos que Clausewitz nunca usa el término
fuente (Quelle). En cambio, él sugiere rastrear completamente el peso (Gewicht) de la fuerza del enemigo
(Macht) llegando a tan pocos COGs como sea possible.17 Como en el ejemplo de física anterior, el COG
conecta las varias fortalezas del guerrero sin ser una fortaleza por sí mismo. Una traducción más literal del
pasaje anterior aparece debajo:

El primer principio es: para rastrear el peso (Gewicht) completo de la fuerza (Macht) del enemigo a tan
pocos centros de gravedad como sea posible, cuando sea posible, a uno; y, al mismo tiempo, reducir el golpe
contra estos centros de gravedad con tan pocas acciones mayores como sea posible, cuando sea viable, a uno.

Reduciendo la fuerza (Macht) del enemigo a un centro de gravedad depende, primero, en la conectividad [o
unidad] política [del enemigo] misma . . . y, segundo, en la situación en el teatro de guerra mismo, y cuáles
de los diferentes ejércitos enemigos aparece en él (énfasis añadido).18

Una lectura profunda de las alusiones de Clausewitz al COG a lo largo del texto en alemán en De la Guerra
nos deja ver, en primer lugar, que el concepto solamente es válido donde el enemigo posee suficiente
“unidad” o “interdependencia” (Zusammenhang) para actuar como un solo cuerpo:

Así como el centro de gravedad siempre se encuentra donde la masa está mayormente concentrada, y así
como cada golpe es dirigido contra el centro de gravedad del cuerpo, es que rinde el mayor efecto, y—más al
punto—el golpe más fuerte es el asestado al centro de gravedad, lo mismo es verdad en la guerra. Las
fuerzas armadas de cada combatiente, sea un estado individual o una alianza de estados, poseen cierta
unidad y por eso una cierta interdependencia [o conectividad] (Zusammenhang); y donde tal
interdependencia existe, uno puede aplicar el concepto del centro de gravedad. Por esa razón, hay dentro de
estas fuerzas armadas ciertos centros de gravedad que, por su movimiento y dirección, ejercen una
influencia decisiva sobre todos los otros puntos; y estos centros de gravedad existen donde las fuerzas están
más concentradas. Sin embargo, así como en el mundo de cuerpos inanimados donde el efecto sobre el
centro de gravedad tiene sus proporciones y sus límites determinados por la interdependencia de las partes,
lo mismo es verdad en la guerra (énfasis añadido).19
En otras palabras, antes de aplicar el concepto durante el planeamiento de guerra, debemos preguntarnos si
podemos asumir que el enemigo actuará como una sola entidad. En ese caso, debemos buscar las conexiones
entre los varios componentes del adversario o adversarios para determinar qué es lo que los une. En 1809,
por ejemplo, Napoleón tenía que luchar en dos frentes—contra las fuerzas anglo españolas en España y en
contra de los austríacos en Europa central. Aunque aquellos tenían un enemigo común, las fuerzas anglo
españolas y las austríacas hicieron poco para coordinar sus esfuerzos. Entonces, hubiera sido correcto que
Napoleón buscara dos COGs—uno en cada frente. Como afirma Clausewitz, el grado de unidad alcanzado
por las fuerzas militares y los espacios geográficos en los que tienen que combatir puede crear más de un
COG. Defiende el rastrear lo más profundamente posible los COGs múltiples para llegar a uno solo siempre
que sea posible. Sin embargo, concede la posibilidad que no exista un COG definido. Entonces, la pregunta
importante que debemos hacer es, si las fuerzas del enemigo están lo suficientemente conectadas para que la
acción en su contra en una área produzca efecto definitivo en otras áreas.

Segundo, así como en la física, el COG se refiere a la cosa que mantiene la fuerza del enemigo unida o, en
otras palabras, que sirve como el centro de atención. De hecho, cuando leemos con atención el texto alemán
en uno de los pasajes populares del libro 8 en el que Clausewitz describe el COG conforme se aplica al
planeamiento de guerra, encontramos que la importancia del COG como centro de atención se hace más
claro: “Lo que la teoría nos da a conocer hasta aquí es lo siguiente: Todo depende de mantener en mente las
características dominantes de ambos estados. De éstos surge un cierto centro de gravedad, un centro de
atención (Zentrum) de fuerza y movimiento del que depende el todo más grande; y, es en contra del centro
de gravedad del enemigo que debe dirigirse el golpe colectivo con todo el poder” (énfasis añadido). 20

Para encontrar el COG en cualquier situación particular, debemos buscar el elemento del enemigo que
presenta la fuerza centrípeta o sea la que impele hacia el centro (en oposición a la centrífuga que aleja del
centro). Por ejemplo, Clausewitz indica que en febrero de 1814 en la campaña contra Francia, el COG de los
aliados descansaba más en el Mariscal de Campo Prusiano Gebhard Leberecht von Blücher que en el
Príncipe Karl Philipp von Schwarzenberg, de Austria, no obstante que este último tenía un ejército más
grande (140.000) en comparación al del primero (100.000). “Blücher,” explica Clausewitz, “aunque
[numéricamente] más débil que Schwarzenberg, era el adversario más importante debido a su espíritu
emprendedor; el centro de gravedad estribaba más en él y eso atraía a los demás en su dirección” (énfasis
añadido) .21 En la campaña real, la fuerza de Napoleón (75,000) derrotó primero al ejército del prusiano
Blücher y luego se volvió en contra de los austríacos de Schwarzenberg, haciéndoles retroceder. No
obstante, los ejércitos de ambos Blücher y Schwarzenberg se recuperaron y derrotaron a Napoleón un mes
más tarde.22 Clausewitz critica la decisión de Napoleón, alegando que el emperador francés debió de haber
batallado con Blücher—el COG de los aliados—hasta que la fuerza Prusiana fuese derrotada completamente.
Tal victoria, en la opinión de Clausewitz, habría persuadido a los austríacos a retirarse. Como en las ciencias
mecánicas, por consiguiente, los COGs militares de Clausewitz tienen una calidad centrípeta; ellos
representan un centro de atención—una localidad donde las fuerzas confluyen.

Clausewitz presenta varios ejemplos de tales centros de atención. Los COGs de Alejandro el Grande,
Gustavus Adolphus, Charles XII de Suecia, y Frederick el Grande, por ejemplo, residían en sus respectivos
ejércitos. Bajo circunstancias diferentes, las personalidades de los líderes importantes, la capital de un
estado, o una red de aliados y su interés común podrían servir como COG.23 Lo que todos estos diferentes
elementos tienen en común es que no son las fuentes de fuerza sino que ejercen una función centrípeta o
centralizadora que mantiene unidos los sistemas del poder y, en algunos casos, incluso les da propósito y
dirección. Hablando en palabras claras, una fuerza armada no es la “fuente” de poder. Más bien, sirve como
un centro de atención que atrae y organiza el poder proveniente de una variedad de fuentes: la población
como sostén (reclutas), una base industrial (armas y material), y una base agrícola (comestibles). Sucede lo
mismo respecto a las personalidades de los líderes importantes, las capitales estatales, o los nexos de las
alianzas: producen poder bruto de diferentes fuentes y organizan, refinan, y redirigen.
Además, el COG de Clausewitz dirige el interés en obtener un efecto especifico—la derrota total (o
estratégica) del enemigo. Por eso, es un planteamiento que descansa sobre los resultados, en vez de uno
basado en la potencialidad, y es pertinente a un solo plano de guerra—el estratégico. Desde luego, los
resultados y el potencial van de la mano. El atacar ciertos potenciales específicos producen ciertos
resultados. Para obtener los efectos buscados a menudo se requiere atacar potenciales específicos. De hecho,
podríamos decir que representan las proverbiales dos caras de la misma moneda. En el planteamiento que
encuentra sus cimientos en la potencialidad, el primer paso es identificar la fuerza enemiga importante o el
potencial que podría impedirnos alcanzar nuestro objetivo. En el planteamiento cimentado en los resultados,
el primer paso es identificar el efecto que queremos lograr y entonces determinar qué acción debemos tomar
para lograrlo. A menudo esas acciones podrían llegar más allá de meramente neutralizar o destruir algún
potencial determinado. En otras palabras, el tratamiento basado en potencialidades busca un fin negativo—la
destrucción de cierto potencial. El tratamiento basado en resultados, por otro lado, tiene un fin positivo
porque busca crear un cierto efecto. El ejército estadounidense ha entrado en el hábito de precisar en el
primer tratamiento. Podría beneficiarse mucho más de apegarse al otro.

El COG basado en efectos propuesto por Clausewitz se parece al reciente concepto conocido como los
operaciones basadas en los efectos (EBO), que como el Gen retirado Anthony Zinni, USMC, ha comentado,
forza a los líderes políticos y militares a determinar qué resultados específicos quieren obtener de la acción,
tanto militarmente como los que no son militares.24 Para Clausewitz, el efecto deseado y los objectivos
militares—derrota total del enemigo—siempre son iguales. De la misma manera que EBO, el COG de
Clausewitz requiere la habilidad de predecir, con un grado razonable de probabilidad, cómo conseguir por lo
menos los efectos de primer y segundo orden—y posiblemente más. Habiendo dicho lo anterior, es
importante señalar que Clausewitz evita dar formulas prescritas y considera el cálculo de un COG una
materia de “juicio estratégico” (strategische Urteil) en las más altas jerarquías.25 Es una cuestión de juicio, y
dado el hastío de Clausewitz por las fórmulas prescritas, es dudoso que hubiera aprobado algunos de los
esfuerzos del presente para establecerlas en términos claros y precisos por medio de los nuevos tipos de
tecnología de informática y programas de computación. La educación de los líderes de mayor grado para que
perfeccionen su juicio estratégico de modo que puedan hacer tales determinaciones, sin embargo, es algo que
él habría apoyado indudablemente ya que ese tema está presente consistentemente a lo largo de la obra On
War (De la Guerra).

Es importante hacer notar que Clausewitz no distingue entre los COGs tácticos, operacionales, o
estratégicos. Como en la física, un cuerpo individual sólo puede tener un COG en cualquier momento.
Clausewitz define el COG por el sistema entero (o estructura) del enemigo—no por el grado de guerra. Un
comandante local podría determinar el COG para la porción de las fuerzas enemigas en formación contra las
suyas, siempre y cuando esas fuerzas estén suficientemente alejadas del resto de las fuerzas del enemigo. Sin
embargo, este COG por separado sólo sería local en vez de ser un COG táctico u operacional. Para poder
hablar del COG táctico u operacional de un oponente, tendría que tener una existencia independiente en cada
uno de esos estratos de la guerra. El uso del concepto del COG debe tener un resultado unificador—haciendo
que todos los esfuerzos tácticos y operacionales concurran al fin estratégico. “Rebanar el salchichón” de un
COG en trozos tácticos, operacionales, y estratégicos sólo extiende el concepto para representarlo todo—y
por consiguiente nada.

A más de esto, Clausewitz da importancia al hecho de que sólo debemos buscar los COGs en las guerras
planeadas para derrotar al enemigo plenamente. Sólo la inmensa cantidad de energía y otros recursos que se
comprometen en las guerras cuyo objetivo final es la victoria decisiva puede hacer que se manifiesten los
COGs y sus áreas de influencia.26 Quizá lo más importante, en tales guerras son los objetivos militares y
políticos—la absoluta derrota política y militar del enemigo— por naturaleza se complementan entre sí.
Queremos lograr la derrota total del enemigo, entonces ataquemos su COG. Por otro lado, en las guerras de
alcance limitado, los COGs tienden a competir con el más objetivo(s) político que por lo general es más
restringido. Por ejemplo, bajo el concepto de Clausewitz, determinar el COG Iraquí durante la Guerra del
Golfo habría sido innecesario ya que era una guerra limitada—no fue una guerra cuyo fin fuese la remoción
del régimen. Al convertir simplemente los objetivos estratégicos del conflicto—expulsión de las fuerzas
Iraquíes de Kuwait y reducción del potencial ofensivo de Irak—a los objetivos operacionales y tácticos,
debieron ser suficiente para dar la guía operacional que las fuerzas de la coalición necesitaban para alcanzar
el éxito.27 Esto no quiere decir que el concepto del COG sólo se puede aplicar en las guerras de aniquilación
sino para señalar que no es ni conveniente ni necesario en todos los casos.

Primero, el COG de Clausewitz es un centro de atención, no una fortaleza o una debilidad—o incluso una
fuente de poderío. Segundo, los COGs sólo se encuentran donde hay suficiente conectividad entre las varias
partes del enemigo que forman un sistema (o estructura) global que actúa con una cierta unidad, como un
cuerpo físico. A menos que las partes del enemigo tengan la suficiente conectividad, podría carecer
totalmente de un COG. Tercero, los COGs poseen una cierta fuerza centrípeta que actúa para unir por entero
un sistema o estructura. Un ataque al COG del enemigo lo hace perder el equilibrio o, para decirlo de otra
forma, cause que su sistema (o estructura) por entero se derrumbe. Cuarto, el concepto hace necesario ver al
enemigo por completo, como un sistema. Finalmente, el identificar los COGs no es apropiado para todas las
clases de guerras. También es importante recordar que el concepto del COG de Clausewitz descansa en la
suposición de que el COG de un enemigo, si existe, puede identificarse y es asequible.

3 Hacia un Método Simple

Sin embargo, lograr la definición correcta de COG, es sólo la mitad de la pelea. Los proyectistas de guerra
necesitan un método práctico para determinar el COG de un oponente determinado.28 El método debe ser
simple, siguiendo el dictamen de Clausewitz que en la guerra aún la cosa más simple es difícil, debe
aprovechar la buena información confidencial y secreta disponible y acomodar su verificación como el
resultado de análisis riguroso.

Paso 1: Determinar si la identificación y ataque


a un COG es apropiado para el tipo de
guerra que vamos a pelear

Por ejemplo, la campaña contra Al Qaeda, aunque es parte de la guerra global más grande contra el
terrorismo, es esencialmente una guerra que, para los Estados Unidos por lo menos, no puede acabar sin la
neutralización o destrucción de ese grupo; por ende, es el tipo de guerra en el que la identificación y
persecución de un COG sirven un propósito constructivo.

Paso 2: Determinar si la estructura o sistema


por entero del adversario posee suficiente
conexión entre sí para ser considerado
como un solo cuerpo

Al Qaeda tiene numerosas células operando globalmente, la mayoría de las cuales no conoce de la existencia
de las otras. Por lo menos algunas de estas células—o ciertos individuos dentro de ellas—parecen estar
enlazados a la dirección del grupo por medio de una red de comunicaciones electrónicas. Los mensajes y
ordenes se transmiten por la vía del Internet, teléfonos celulares, y otros dispositivos electrónicos. También
es posible que un buen número de células ya tiene sus órdenes—y que las ha tenido por algún tiempo—que
intentarán llevar a cabo en un cierto tiempo y lugar si es que no reciben alguna otra orden al contrario. Así,
los contactos físicos sólo se llevan a cabo en forma intermitente. Las operaciones contra las células de Al
Qaeda que han tenido éxito en Europa probablemente no causarán el derrumbe de las de Singapur. Sin
embargo, los enlaces psicológicos—o ideológicos—del grupo parecen fuertes. Aún cuando no estén
particularmente bien unidos físicamente, las células tienen lazos ideológicos bastante fuertes. Por
consiguiente, podríamos mejor buscar un COG ideológico.

Paso 3: Determinar qué elemento tiene la fuerza


centrípeta necesaria para mantener
el sistema unido

Un elemento ideológico que parece tener suficiente fuerza centrípeta para sostener a Al Qaeda unido—es
declarado “odio a la apostasía.”29 Ese odio, arraigado en una rama radical de Islam—más Osama bin Laden u
otro líder individual—probablemente sirve como el COG del grupo. Reconozcamos, bin Laden puso mucho
del esfuerzo necesario para establecer Al Qaeda, pero no parece ser que su remoción fuese causa de que su
organización se derrumbarse. La mayoría de los analistas y las fuentes de información concuerdan que si bin
Laden es capturado o muerto, simplemente otro dirigente tomaría su lugar. Ese caudillo puede resultar ser
más o menos eficaz que bin Laden. Así, la dirección de Al Qaeda realmente viene a ser un centro de
potencialidad crucial—algo que queremos neutralizar pero no algo, que por sí mismo, acabara la guerra.

En cambio, el odio a la apostasía es lo que le da poder—reclutas, dinero, y el apoyo de otros estados—y


sirve para incentivar a los miembros de Al Qaeda a emprender su estilo particular de guerra asimétrica.
Probablemente continuará haciéndolo después de que bin Laden haya desaparecido. Para derrotar a Al
Qaeda definitivamente se requiere neutralizar ese COG—el odio a la apostasía. Sin embargo, para hacerlo se
requiere el empleo premeditado de los elementos diplomáticos e informativos del poderío nacional,
muchísimo más que el poderío militar. Es una campaña que también requerirá del apoyo de las ramas
moderadas de Islam.

4 Recomendaciones para la
Doctrina de la Fuerza Aérea

Si la Fuerza aérea va a hacer que sus definiciones doctrinales del COG vayan más de acuerdo con la idea de
Clausewitz y por lo tanto dar mejor dirección al concepto, el Air Force Doctrine Document (AFDD) 1, Air
Force Basic Doctrine; AFDD 1-2, Air Force Glossary; y AFDD 2, Organization and Employment of
Aerospace Power (así como la Joint Pub 3-0 and Joint Pub 5-00.1,) mencionada con anterioridad
(Documento de Doctrina de Fuerza Aérea AFDD)1, Doctrina Básica de la Fuerza Aérea; AFDD 1-2,
Glosario de la Fuerza Aérea; y AFDD 2, Organización y Empleo de Poderío Aeroespacial (así como la
Publicación Conjunta 3-0 y la Publicación Conjunta 5-00.1,) deben redefinir el COG para que den a entender
un centro de atención. AFDD 1 y AFDD 1-2 reiteran la errónea definición que aparece en la Publicación
Conjunta 3-0, pero AFDD 2 se acerca al verdadero sentido del COG, afirmando que son “esos centros de
poder que si son derrotados o perjudicados producirán los resultados más decisivos.”30 Sin embargo, la
definición presenta dos problemas. Primero, uno puede suponer los centros de poder como los centros de
fortaleza, en lugar de esos elementos que poseen bastante fuerza centrípeta para unir todo y que
proporcionan propósito y dirección del poderío bruto del enemigo. Segundo, los resultados o son
concluyentes, o no lo son—incluyen la derrota del enemigo y consecución de nuestros objetivos, o no. En la
guerra, una decisión no es una cuestión de grado.

Los proyectistas de guerra deben abstenerse de aplicar el concepto a todo tipo de guerra (u operación) para
de esa manera eliminar o reducir la rivalidad que se puede presentar entre los COGs y los objetivos
político/militares. Debemos hacernos la siguiente pregunta ¿la total derrota militar del enemigo lleva consigo
la debida proporción con nuestros objetivos políticos y la condición final?.

Si así es, entonces los proyectistas de guerra deben identificar la localidad de las conexiones—y de sus
lagunas—en el sistema o estructura total del enemigo antes de decidir si realmente existe un COG. En breve,
proyectistas de guerra deben determinar entonces si el enemigo (o enemigos) tiene uno, varios, o ningún
COG. El concepto del COG no es aplicable en una situación en la que el enemigo no tiene conexiones
suficientes para actuar con unidad.

Si existe un COG, los proyectistas de guerra deben determinar entonces si es accesible—es decir, si puede
ser atacado. En caso negativo, tendrán que decidir si hay otro punto (o puntos) que, si es atacado, pondrá al
enemigo fuera de combate—por ejemplo, el equivalente de un golpe a la cabeza. Si la respuesta todavía es
no, los líderes políticos y militares deben evaluar los riesgos involucrados antes de comprometerse al
conflicto, si es posible. El riesgo de derrota o fracaso puede ser demasiado alto a menos que podamos crear
circunstancias más favorables agregando aliados y otros recursos a nuestra causa.

El raciocinio descrito en el AFDD 2 para atacar un COG (fig. 1) comete el error de sacar el COG de los
objetivos político/militares en lugar de la naturaleza/carácter del oponente(s) y no incluye el camino a seguir
para determinar si un COG es deseable o incluso si existe. Ese proceso debe modificarse para reflejar el
hecho que los COGs no existen en todos los casos (fig. 2). Aún, cuando existen, puede que no sea necesario
—o deseable—atacarlos para conseguir nuestros objetivos. Además, el raciocinio debe incluir una reflexión
sobre que tan inteligente es proceder con la guerra en aquellos casos en que el COG del oponente no es
accesible.

Figura 1. Descubriendo y atacando un COG (De AFDD 2, Organización y


Empleo del Poderío Aeroespacial, febrero17, 2000, 91)
Figura 2. Determinando si un COG es aplicable

Desde luego, la Fuerza Aérea no tiene ninguna obligación de aceptar un concepto formulado hace casi dos
siglos por un teórico militar que fue influenciado por una cultura distante y quién tenía diferentes
herramientas conceptuales a su disposición. Sin embargo, cada una de las armas cree que su definición de
COG proviene directamente de Clausewitz y que este concepto tiene una calidad eterna. Por consiguiente,
haríamos bien en regresar a la idea original y elaborar sobre ese concepto para reducir la confusión que ha
producido y dar un enfoque más preciso a nuestros esfuerzos de combate en la guerra.

Notas

1. Aunque el concepto militar de Clausewitz sobre el COG se originó allá por 1820, sólo recientemente
encontró popularidad en los círculos militares estadounidenses. Su primer uso de importancia apareció en
1986 en la edición del Army’s Field Manual (FM) 100-5, Operations, que define el COG como el “eje de
todo el poder y movimiento” (179–80). En esa época, los redactores de doctrina se preocupaban por
continuar la transición del Ejército de “defensa activa” a un nuevo concepto de combate de guerra—Batalla
AeroTerrestre—que necesitaba de una más íntima coordinación de tierra a aire, a lo largo y ancho del campo
de batalla para derrotar a las fuerzas del Pacto de Varsovia en Europa occidental. Así, el contexto estratégico
de la Guerra Fría, junto con los trabajos de los autores militares como Harry Summers (De la Estrategia) y
William Lind (Manual de la Maniobra) a mediados de los años 1980, propicio el resurgimiento del
concepto. La noción de Clausewitz del COG les ofreció una herramienta conceptual a los guerreros de la
OTAN para emplear sus limitados recursos para obtener el máximo efecto—en particular, lograr resultados
definitivos contra los números aplastantes. Sin embargo, la introducción del concepto en la doctrina del
Ejército causó mucha confusión ya que los ejemplos utilizados para ilustrar el COG—terreno clave, límites
del ejército, y líneas de comunicación—en el FM 100-5 eran esencialmente iguales a “los puntos decisivos”
de Jomini. El concepto entró en la teoría del poderío aéreo con los manuscritos de John Warden (ver abajo)
en las postrimerías de los años de la década 1980, pero aquí de nuevo Warden usa ejemplos para ilustrar que
son comparables más con puntos “vitales” o críticos que con la verdadera idea del COG de Clausewitz.

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