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Este documento es un agradecimiento del autor a las personas que han contribuido a su tesis doctoral sobre el trastorno límite de la personalidad. Agradece a sus directores de tesis por su apoyo y orientación, a otros investigadores del programa TLP por su compañerismo, y a pacientes, amigos y familiares por su apoyo durante el proceso.

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En primer lugar, agradecer a mis directores de tesis, Miquel y Óscar, haberme facilitado tanto las

cosas.

A Óscar, por hacer posible todos los trabajos, inoculándome rigor científico y dando sentido a la
estadística. También, por creer en el Programa a pesar de las dificultades y sobretodo por ser un
amigo.

A Pep, porqué contigo empezó la aventura de los TLP mientras escribíamos memorias y planes
funcionales. Y sobretodo, porqué no olvidaré nunca aquellos años de ilusiones. Algún día lo
conseguiremos.

A todos los otros TLP con quien hemos compartido confidencias, preocupaciones y sobretodo
muchos cafés. A Nat, por mantenerte aquí y por nuestros momentos anticrisis de balcón. A
Mònica, por aportar ilusión al Programa y por haberme facilitado escribir la tesis. Gracias Bea,
Carmen, Andrea, Laura. A todos, por hacerme reír mucho y enfadar ocasionalmente.

A todos los resis que se han interesado por el TLP y que hacen posible que el Programa tire
adelante. Mil gracias por dedicar vuestro tiempo a un proyecto minoritario. A enfermería, por
minimizar mi tendencia a la desorganización.

A Miquel, por haberme dado la oportunidad de estar en Vall d’Hebron y tener mi propio
Programa.

A Yolanda, per estar siempre. A los colegas que me acogieron en aquel Servicio de
Psiquiatría de 2004, Toni, Carlos, Pepe y, sobretodo, Paco. Y a toda la gente con quien me he
hecho mayor a lo largo de todos estos años y con quien continúo compartiendo momentos,
buenos y malos.

A toda la gente de Sant Pau, que me enseñaron a ser psiquiatra en aquellos maravillosos
años de la residencia.

A todos los pacientes TLP que han hecho posible esta tesis y de las que he aprendido
muchas cosas sobre el trastorno y la vida.

A mis amigos, en especial a Jordi y a Nino, porqué continuamos siendo lo que siempre hemos
sido a pesar de vernos tan poco. A la ‘grupeta’ de la bici, en especial a Joan, Pere y Eusebio, por
reforzar cada fin de semana esta adicción y hacer que los lunes no sean tan duros.

A mis padres por hacerlo TODO posible. A mi hermana y cuñados. A mis abuelos porqué son
parte de mí. A mi Eva por dar sentido a aquello de ‘el compañero de viaje’. A mi popi Gala,
porque es lo más maravilloso que me ha pasado.
With your feet on the air and your head on the ground
Try this trick and spin it, yeah
Your head will collapse
If there's nothing in it
And you'll ask yourself
Where is my mind?

‘Where is my mind?’ Pixies (1988)


Trastorno Límite de la Personalidad: ÍNDICE

ÍNDICE

PRÓLOGO.......................................................................................................................3

1. INTRODUCCIÓN...................................................................................................5

1.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL TLP........................................................................8


1.2. EPIDEMIOLOGÍA.....................................................................................10
1.3. DIAGNÓSTICO.........................................................................................11

1.3.1. GENERALIDADES............................................................................................. 11
1.3.2. CRITERIOS CLÍNICOS...................................................................................... 13
1.3.3. COMORBILIDAD................................................................................................ 16
1.3.3.1...............................................................Generalidades
16
1.3.3.2............................................Comorbilidades específicas
17
1.3.4. EVOLUCIÓN....................................................................................................... 18
1.3.5. ETIOPATOGENIA Y BASES BIOLÓGICAS..................................................... 20
1.3.6. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN................................................................. 26

1.4. TRATAMIENTO........................................................................................27

2. COMPONENTES DE LA PSICOPATOLOGÍA DEL TLP...........................................31

3. PLANTEAMIENTO DE LA TESIS DOCTORAL.........................................................35

4. OBJETIVOS E HIPÓTESIS................................................................................39

4.1............................................................................................OBJETIVOS
41

4.1.1........................................................................OBJETIVO PRINCIPAL
41
4.1.2.................................................................OBJETIVOS SECUNDARIOS
41

1
Trastorno Límite de la Personalidad: ÍNDICE

4.2.............................................................................................HIPÓTESIS
42

4.2.1........................................................................HIPÓTESIS PRINCIPAL
42
4.2.2..................................................................HIPÓTESIS SECUNDARIAS
42

5. ESTUDIOS...................................................................................................................43

ESTUDIO 1: Comorbid attention-deficit/ hyperactivity disorder in borderline


patients defines an impulsive subtype of borderline personality
disorder............................................................................................47

ESTUDIO 2: Confirmatory factor analysis of Borderline Personality Disorder


symptoms based on two different interviews: the Structured
Clinical Interview for DSM-IV Axis II Disorder and the Revised
Diagnostic Interview for Borderlines..........................................................61

ESTUDIO 3: Exploring the clinical validity of borderline personality disorder


components...........................................................................................69

6. DISCUSIÓN.................................................................................................................79

7. CONCLUSIONES........................................................................................................91

8. REFERENCIAS...........................................................................................................95

ANEXOS................................................................................................................109

ANEXO 1: Borderline personality disorder diagnosis: concordance between


clinical and semiestructured interview evaluation

ANEXO 2: The SCID-II and DIB-R interviews: Diagnostic association with poor
outcome risk factors in Borderline Personality Disorder

ANEXO 3: Borderline Personality Disorder (BPD) diagnosis with the self-report


Personality Diagnostic Questionnaire – 4+ (PDQ-4+): Confirmation of
the three factor structure

2
Trastorno Límite de la Personalidad: PRÓLOGO

PRÓLOGO

El presente trabajo de tesis para obtener el título de Doctor en Psiquiatría y Psicología


Clínica por la Universitat Autònoma de Barcelona, realizado mediante un compendio de
publicaciones, se ha llevado a cabo en el Programa de Atención Integral para el Trastorno Límite de
Personalidad (PAI – TLP) del Hospital Universitari Vall d’Hebron (HUVH). Los tres trabajos que
constituyen esta tesis son parte de una línea de investigación general destinada a clarificar la
conceptualización del TLP, desarrollada ya desde el comienzo del Programa, dada la disparidad en
la forma de entender el trastorno. Dentro de esta línea de estudio, además de los trabajos que forman
parte de la tesis, se han realizado otros estudios siguiendo la misma unidad temática. Algunos de
éstos, dado que refuerzan tanto el racional como los principales resultados de la tesis, se presentan
como anexos. Los resultados de los trabajos de esta tesis doctoral, además de haber sido publicados
en revistas especializadas, se han presentado a la comunidad científica mediante diferentes
participaciones en diferentes congresos, entre las que destacan:

• Marc Ferrer, Óscar Andión. (2010). Comorbid adult ADHD in BPD. Definition of an
impulsive BPD subtype. Oral communication. 1st International Congress on Borderline
Personality Disorder, Berlin (Alemania).

• Marc Ferrer, Óscar Andión (2011). Comorbid adult ADHD in BPD. Definition of an
impulsive BPD subtype. Symposium. International Society for the Study of Personality
Disorders Congress, Melbourne (Australia).

• Marc Ferrer, Óscar Andión (2012). Clinical validity of the three-dimensional model
for BPD. Oral communication. 2nd International Congress on Borderline Personality
Disorder and Allied Disorders, Amsterdam (Holanda).

3
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN

5
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN

El Trastorno Límite de Personalidad (TLP) es un trastorno psiquiátrico grave, con una elevada

prevalencia en la población general y de notable complejidad diagnóstica,. Entre los aspectos clínicos

más característicos, destaca la alta mortalidad por suicidio, el gran número de trastornos comórbidos y

las notables carencias funcionales que pueden presentar los pacientes (Gunderson, 2011). Uno de los

aspectos que refleja la gravedad es el hecho de que a pesar del importante uso de recursos sanitarios

y no sanitarios que realizan los pacientes TLP, no se ha observado una clara mejoría en el

pronóstico del trastorno (Skodol et al., 2002a). Esta situación no ha cambiado de manera destacada

en los últimos años, considerando a los pacientes TLP como ‘difíciles de tratar’ (Leichsenring, Leibing,

Kruse, New & Leweke, 2011), a pesar de ser uno de los Trastornos de Personalidad más estudiados.

Pese a los notables logros conseguidos en la investigación del TLP (Leichsenring et al., 2011),

continúan existiendo aspectos contradictorios que afectan directamente al diagnóstico y que, por lo

tanto, podrían estar condicionando la interpretación de los resultados de los estudios sobre la

etiopatogenia (Skodol et al., 2002b), la eficacia de las diferentes opciones terapéuticas (Grupo de

trabajo de la guía de práctica clínica sobre trastorno límite de la personalidad. Fórum de Salud Mental y

AIAQS, coordinadores, 2011) y la interpretación del proceso evolutivo (Gunderson et al., 2000;

Zanarini, Frankenburg, Reich, & Fitzmaurice, 2010a). Esta situación ha llevado a que algunos autores

hayan considerado el TLP como parte del espectro de otros trastornos (p. ej., Akiskal et al., 1985;

Herman, Perry, & van der Kolk, 1989; Wender, 1977) y otros, en cambio, opinen que la heterogeneidad

que le caracteriza se explica por la existencia de diferentes subgrupos de pacientes dentro de la misma

categoría (p. ej., Bornovalova, Levy, Gratz, & Lejuez, 2010; Oldham, 2006). Estos puntos de vista

tan

7
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

extremos en la conceptualización del TLP, tal como se revisará a continuación, no sólo se observan en

la evolución histórica del trastorno sino que también afectan a todas las áreas de estudio del mismo.

1.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL TLP

Ya en las primeras referencias de Stern (1938) y Knight (1953) a los pacientes identificados en

la actualidad como TLP, se observa la complejidad del trastorno, siendo considerados como un grupo

de pacientes con tendencia a la regresión a estados mentales que identificaron como de ‘esquizofrenia

borderline o límite’ (Gunderson, 2009). En un entorno eminentemente psicoanalítico, Kernberg (1967)

realizó una importante contribución al diagnóstico del TLP, al definir la Organización de

Personalidad Límite (Borderline Personality Organization) como un nivel intermedio de organización

de la personalidad entre pacientes más graves con una organización psicótica y aquellos más sanos con

una organización neurótica.

Teniendo en cuenta las diferentes conceptualizaciones del TLP que convivieron hasta

finales de los años ’70 y con el objetivo de dar al trastorno un peso específico a nivel nosológico, en

1980 se incluyó por primera vez el TLP en la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de

Trastornos Mentales [DSM-III; American Psychiatric Association (APA), 1980]. El objetivo, entre

otros, era distinguirlo nosológicamente de otros trastornos a los cuales había sido asociado, como la

Esquizofrenia o el Trastorno Depresivo Mayor (Gunderson, 2009). A pesar de ello, algunos autores

continuaron cuestionando la validez del diagnóstico de TLP (Akiskal et al., 1985; Herman et al., 1989).

8
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

En 1994 se publicó la cuarta edición del DSM (DSM-IV; APA, 1994), que incrementó el número

de criterios diagnósticos del TLP añadiendo un noveno, ‘disociación y síntomas pseudoparanoides’, con

la intención de conseguir una mejor definición del trastorno. Sin embargo, esto también supuso un

aumento en la heterogeneidad del diagnóstico, al incrementarse el número de posibles combinaciones

de criterios para diagnosticar el TLP (Skodol et al., 2002a). Coincidiendo con la publicación del DSM-IV

se produce un incremento ‘exponencial’ en el interés por el estudio del trastorno, produciéndose

aportaciones científicas relevantes, como las relativas a las potenciales bases biológicas de los

Trastornos de Personalidad (Siever & Davis, 1991), a modelos etiopatogénicos y a tratamientos

estructurados (Bateman & Fonagy, 2010; Linehan, 1993).

En los últimos veinte años, se ha estudiado el carácter hereditario y la naturaleza

polifactorial en la etiología del trastorno, se ha incrementado el número de opciones terapéuticas

disponibles, y se ha planteado un cambio en la visión de su pronóstico (Gunderson, 2009). Sin

embargo, el gran aumento en la evidencia científica no se ha visto reflejado en la esperada nueva

versión del DSM, el DSM-5 (APA, 2013). El primer modelo diagnóstico que se propuso planteaba un

posicionamiento rupturista respecto a la versión anterior (DSM-IV), sin considerar los principales

avances en el conocimiento del trastorno. Esto supuso que una parte importante de la comunidad

científica internacional lo criticara duramente (Gunderson, 2010). La versión definitiva del

diagnóstico del TLP según el DSM-5 no incorpora cambios respecto el DSM-IV (APA, 1994),

manteniendo el mismo sistema diagnóstico basado en criterios politéticos que ya se planteaba hace

más de 30 años en el DSM-III (APA, 1980). Sin embargo, como ‘novedad’, el DSM-5 añade confusión, al

proponer también un modelo alternativo híbrido dimensional-categorial, pendiente todavía de ser validado

científicamente.

9
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.2. EPIDEMIOLOGÍA

Como ya se ha comentado previamente, la prevalencia del TLP es elevada, estimándose

una media en la población general del 1,3% (Torgersen, Kringlen, & Cramer, 2001). Sin embargo,

los diferentes estudios de prevalencia del trastorno muestran resultados variables, que oscilan entre el

0,5 y el 5,9% (Grant et al., 2008; Lenzenweger, Lance, Loranger, & Kessler, 2007). También se ha

hecho referencia con anterioridad a que el TLP tiene una presencia importante en los diferentes

recursos asistenciales. En este sentido, se ha considerado el Trastorno de Personalidad más

prevalente en el ámbito clínico, representando aproximadamente el 10% de los pacientes psiquiátricos

ambulatorios y el 15-20% de los ingresados (Skodol et al., 2002a). Además, el TLP también tiene

una presencia destacable en otros servicios de salud, como la atención primaria, en la que se ha

descrito una prevalencia del trastorno del 6,4% (Gross et al., 2002). Sin embargo, llama la atención la

diferencia que existe entre las prevalencias reportadas en escenarios clínicos (10%-20%) y en la

comunidad (0,5%- 5,9%). Se ha considerado que esta diferencia puede ser un indicador de que un

número importante de pacientes TLP no están siendo diagnosticados como tal y, por lo tanto, no

reciben el tratamiento adecuado (Gunderson, 2009). Estos resultados también han sido observados

en nuestro entorno, con una prevalencia en atención primaria muy inferior a la reportada en estudios

internacionales (0,017% vs. 6,4%) (Aragonès, Salvador-Carulla, López-Muntane, Ferrer, & Piñol,

2013 y Gross et al., 2002, respectivamente).

Esta disparidad de resultados también se manifiesta en los estudios sobre la influencia del

género en los datos de prevalencia. Aunque tradicionalmente se había considerado el TLP como un

trastorno más propio del sexo femenino, con una proporción de 3:1 (Lieb, Zanarini, Schmahl, Linehan,

& Bohus, 2004), actualmente no se considera que existan diferencias reales de prevalencia en la

10
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

población general (Leichsenring et al., 2011). Este cambio, para algunos autores, estaría

relacionado con el no reconocimiento de diferentes expresiones del trastorno, que pueden variar en

función del género (Banzhaf et al., 2012). Esta podría ser una de las causas que expliquen el predominio

del sexo femenino en el ámbito clínico (Widiger & Weissman, 1991), datos que en su momento

fueron extrapolados a la población general (Lieb et al., 2004).

1.3. DIAGNÓSTICO

1.3.1. GENERALIDADES

Al revisar la descripción del trastorno realizada por la APA y por la Organización Mundial de la

Salud [World Health Organization (WHO)], también se observan discrepancias en la conceptualización

del mismo. El TLP se define en el DSM-5 (APA, 2013) como un patrón persistente de inestabilidad

en las relaciones interpersonales, de la autoimagen, y del afecto, con alteraciones de conducta

caracterizadas por una marcada impulsividad, que empieza en la edad adulta precoz y que se presenta

en una importante diversidad de contextos. En cambio, la Clasificación Internacional de Enfermedades,

en su décima edición (ICD-10; WHO, 1992), hace referencia al trastorno como ‘Trastorno de

Personalidad Inestable Emocionalmente’, en el que se pueden diferenciar dos subtipos: el ‘tipo

impulsivo’, caracterizado sobretodo por la inestabilidad emocional y la impulsividad, y el ‘tipo

borderline’, caracterizado también por alteraciones de la autoimagen, de los objetivos y de las

preferencias internas, por sentimientos crónicos de vacío, por relaciones interpersonales intensas e

inestables, y por la tendencia a conductas autodestructivas, incluyendo gestos y tentativas suicidas.

Como puede observarse, mientras que la APA lo considera un constructo unitario, la WHO describe

11
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

dos expresiones clínicas de un mismo trastorno, hecho que dificulta la comprensión consensuada del

mismo.

Finalmente, y como ya se ha comentado con anterioridad, el recientemente publicado DSM-

5 (APA, 2013) mantiene, en su sección I, la misma definición del TLP que la del DSM-IV (APA, 1994). Sin

embargo, el DSM-5 plantea, en su sección III, una alternativa diagnóstica en base a un modelo híbrido

dimensional-categorial que altera de manera notable el sistema diagnóstico propuesto clásicamente

desde el DSM-III. Este modelo híbrido define los Trastornos de Personalidad como un constructo de

patología en el que coexiste una alteración del funcionamiento de la personalidad en relación al self

(identidad y auto-dirección), a aspectos interpersonales (empatía y relaciones íntimas) y la presencia de

unos rasgos de personalidad patológicos más o menos específicos para cada Trastorno de

Personalidad. En concreto, para el TLP plantea una serie de alteraciones en identidad, auto-dirección,

empatía y/o relaciones íntimas, junto a rasgos de personalidad no adaptativos específicos de los

dominios afecto negativo, y también antagonismo y/o desinhibición. Ante la escasa evidencia científica

disponible, dicho modelo se plantea precisamente con el objetivo principal de guiar investigaciones que

apoyen su validez diagnóstica, no para ser aplicado actualmente en la práctica clínica (APA, 2013).

12
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.3.2. CRITERIOS CLÍNICOS

El sistema diagnóstico DSM es el más utilizado, tanto para clínica como para investigación.

Para llevar a cabo el diagnóstico categorial de TLP según el DSM-5 (APA, 2013) el paciente debe

cumplir un mínimo de cinco criterios entre nueve posibles (Tabla 1). Dichos criterios diagnósticos

son muy heterogéneos, algunos de ellos no son síntomas psicopatológicos concretos sino que

hacen referencia a síndromes complejos (p. ej., ‘alteración del sentido del self’), a cuadros mal delimitados

y a conductas difíciles de definir (p. ej., ‘ira’ vs. ‘agresividad’ o ‘conducta suicida’ vs. ‘autolesión’). Todo ello

probablemente refleja la complejidad inherente a la categoría nosológica del TLP. Además, no se ha

establecido una organización jerárquica de estos descriptores clínicos, por lo que ningún criterio es

considerado necesario para establecer el diagnóstico. Esto da lugar a que el DSM-5, al igual que su

predecesor, reconozca la posible existencia de 256 expresiones distintas del trastorno (Gunderson,

2010). Sin embargo, otros autores sí consideran la necesidad de algunos síntomas para establecer

el diagnóstico de TLP. Algunos estudios han observado que las tendencias suicidas y las

autolesiones son los criterios de mayor relevancia en el diagnóstico de TLP (Grilo, Becker, Anez, &

McGlashan, 2004; Soloff, Lynch, Kelly, Malone, & Mann, 2000) y otros autores han considerado que la

característica más distintiva de los pacientes TLP es su miedo al rechazo y al abandono (Gunderson

& Lyons-Ruth, 2008). Por lo tanto, la versión actual del DSM continúa definiendo el trastorno en base a

un conjunto de síntomas de gran heterogeneidad (Skodol et al., 2002a), con escasa evidencia científica en

relación al número de criterios necesarios y sin ningún criterio indispensable para el diagnóstico

(Gunderson, 2009).

13
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

TABLA 1. Criterios DSM-IV y DSM-5 Sección I (APA, 1994; APA, 2013)

1 Patrón de relaciones interpersonales intensas e inestables, caracterizadas por la alternancia


entre la idealización y la devaluación

2 Esfuerzos frenéticos para evitar el abandono, real o imaginario

3 Sentimientos crónicos de vacío

4 Inestabilidad afectiva debido a una marcada reactividad del humor (p. ej. disforia episódica
intensa, irritabilidad o ansiedad), normalmente de pocas horas de duración y solo raramente
superior a pocos días

5 Ira intensa, inadecuada o dificultad para controlarla (p. ej. frecuentes demostraciones de
genio, ira constante, peleas físicas recurrentes)

6 Impulsividad en al menos dos áreas potencialmente lesivas para uno mismo (p. ej. gastar,
sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones alimentarios)

7 Conductas suicidas recurrentes, gestos, tentativas o auto-mutilaciones

8 Autoimagen o sentido del self marcada y persistentemente inestable

9 Episodios disociativos graves con ideación paranoide episódica y relacionada con el estrés

A diferencia del modelo diagnóstico vigente en el DSM-5 (APA, 2013), el modelo alternativo no

presenta un sistema diagnóstico politético, sino que propone unos criterios siguiendo las directrices

generales de un modelo híbrido dimensional-categorial, en el que para llegar al diagnóstico de TLP

debe registrarse una afectación del funcionamiento de la personalidad moderada o grave y la presencia

de cuatro o más de una serie de rasgos patológicos, con la obligación de que al menos uno sea

impulsividad, asunción de riesgos o hostilidad (Tabla 2). De este modo, en contra de la propuesta

del modelo vigente, de cara a futuras investigaciones, el modelo alternativo considera ciertos criterios

como indispensables para el diagnóstico del TLP.

14
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

TABLA 2. Propuesta de criterios para TLP en DSM-5 - Sección II (APA, 2013)

A. Afectación moderada o grave del funcionamiento de la personalidad, en forma de


afectación de dos o más de las 4 siguientes áreas

1. Identidad: Marcadamente empobrecida, mal desarrollada, o auto-imagen inestable, a


menudo asociado con excesiva auto-crítica; sentimientos crónicos de vacío; sintomatología
disociativa en situaciones de estrés

2. Auto-dirección: Inestabilidad en objetivos, aspiraciones, valores, planes de carrera

3. Empatía: Afectación de la habilidad para reconocer los sentimientos y necesidades de


los demás, asociado a hipersensibilidad interpersonal; percepciones de los demás desviadas
hacia atribuciones negativas o vulnerabilidades

4. Relaciones íntimas: Intensas, inestables, y relaciones cercanas conflictivas, marcado por


la desconfianza, la necesidad, y la preocupación ansiosa hacia el abandono real o
imaginario; relaciones que se mueven entre la idealización y la devaluación y alternando
entre la sobre implicación y el abandono

B. Cuatro o más de los siguientes siete rasgos de personalidad patológicos, siendo al


menos uno de ellos: impulsividad (5), asunción de riesgos (6), hostilidad (7):

1. Labilidad emocional (del dominio de rasgo Afecto Negativo)

2. Ansiedad (del dominio de rasgo Afecto Negativo)

3. Inseguridad de separación (del dominio de rasgo Afecto Negativo)

4. Tendencias depresivas (del dominio de rasgo Afecto Negativo)

5. Impulsividad (del dominio de rasgo Desinhibición)

6. Asunción de riesgos (del dominio de rasgo Desinhibición)

7. Hostilidad (del dominio de rasgo Antagonismo)

15
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.3.3. COMORBILIDAD

1.3.3.1. Generalidades

La comorbilidad es otro elemento clave que muestra la heterogeneidad del TLP, tanto por la

elevada frecuencia en la que se observa en el trastorno como por la variabilidad en los patrones de

comorbilidad. En primer lugar, se ha evidenciado la existencia de trastornos concurrentes en dos de

cada tres pacientes, hasta el punto de que una muestra sin comorbilidades no es considerada

representativa de una población clínica TLP (Skodol et al., 2002a). En concreto, se ha observado

comorbilidad con trastornos psiquiátricos del eje I del DSM-IV en el 84,5% de pacientes TLP en los

últimos 12 meses y del eje II en el 74,9% de casos a lo largo de la vida (Leichsenring et al., 2011).

Estas prevalencias tan elevadas plantean dudas sobre si los síntomas que permiten el diagnóstico de la

patología comórbida son en realidad síntomas del propio TLP, sobretodo teniendo en cuenta el notable

solapamiento sintomático entre el TLP y sus trastornos comórbidos. En segundo lugar, la gran

variabilidad en los patrones de comorbilidad entre diferentes individuos diagnosticados de TLP genera

grupos de pacientes muy heterogéneos (Skodol et al., 2002a). La relación entre el TLP y los trastornos

comórbidos ha sido explicada desde diferentes puntos de vista. En este sentido, la presencia de

algunos trastornos comórbidos puede estar predeterminada por unos factores etiológicos comunes que

favorecen el debut de ambos trastornos de manera independiente o bien ser consecuencia de aspectos

del propio TLP que favorezcan un determinado perfil de comorbilidad respecto a otro. También existe la

posibilidad de que el TLP y el trastorno comórbido coexistan sin que ello implique una relación causa-

efecto. Sin embargo, también en este caso se puede acabar generando una relación transaccional

entre ambos y condicionar una evolución distinta de la que habrían tenido los trastornos por separado

(Gunderson et al., 2008; Zanarini, Frankenburg, Hennen, Reich, & Silk, 2004).

16
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.3.3.2. Comorbilidades Específicas

Como se ha comentado en el punto anterior, existe una importante variabilidad en los patrones

de comorbilidad entre los diferentes pacientes TLP. Dentro de esta diversidad, los trastornos afectivos,

los trastornos de ansiedad y el Trastorno por Uso de Sustancias se consideran los trastornos

comórbidos más prevalentes (Leichsenring et al., 2011). Entre los trastornos afectivos, destaca el

Trastorno Depresivo Mayor (18-40%) y los trastornos del espectro bipolar (7-15%) (Zanarini et al.,

2004). Entre los trastornos de ansiedad, el Trastorno por Estrés Post-Traumático presenta una

prevalencia a lo largo de la vida de aproximadamente el 33% (Leichsenring et al., 2011). En relación al

Trastorno por Uso de Sustancias, se ha descrito una prevalencia del 47-65% (Zanarini et al., 2010b). La

relación entre el TLP y el Trastorno por Uso de Sustancias puede ser considerada como un ejemplo de

la complejidad en la relación del TLP con un trastorno concurrente, en la que pueden potenciarse

síntomas clave como la inestabilidad afectiva y la impulsividad, y puede verse condicionado el

pronóstico de ambos trastornos (Trull, Sher, Minks-Brown, Durbin, & Burr, 2000; Walter et al., 2009;

Zanarini et al., 2010b). Este hecho ha llevado a algunos autores a considerar la impulsividad como

vínculo entre los dos trastornos y que puede justificar la elevada prevalencia de la relación

comórbida (Bornovalova, Lejuez, Daughters, Zachary Rosenthal, & Lynch, 2005).

En los últimos años ha cobrado especial relevancia la comorbilidad entre el TLP y el Trastorno

por Déficit de Atención y/o Hiperactividad (TDAH). A pesar de que algunos estudios han mostrado la

especificidad de ciertos síntomas (Dowson et al., 2004; Lampe et al., 2007), en general se reconoce un

importante solapamiento sintomático entre el TLP y el TDAH en la edad adulta (Davids & Gastpar,

2005; Dowson & Blackwell, 2010; Philipsen, 2006). Además, se han observado retrospectivamente

síntomas de TDAH en la infancia del 59,5% de pacientes TLP adultos (Fossati, Novella, Donati, Donini,

17
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

& Maffei, 2002) y más recientemente se ha descrito una prevalencia de TDAH comórbido en el

adulto TLP del 16,1% (Philipsen et al., 2008). En relación a la interacción entre ambos trastornos, se

ha planteado que el TDAH pueda ser considerado como un potencial factor agravante del TLP

(Philipsen et al., 2008) o que el TDAH sea un factor predisponente o de vulnerabilidad para

desarrollar un TLP (Miller et al., 2008; van Dijk, Lappenschaar, Kan, Verkes, & Buitelaar, 2012).

Además, se ha descrito que existen factores ambientales y genéticos comunes a ambos trastornos

que pueden explicar la notable correlación fenotípica entre ambos, basada en el componente

psicobiológico ‘impulsividad’, de un modo similar a lo planteado en la comorbilidad con el Trastorno por

Uso de Sustancias (Distel et al., 2011; Dowson & Blackwell, 2010).

1.3.4. EVOLUCIÓN

Clásicamente se había considerado la estabilidad de los síntomas en el tiempo como una

característica propia de los Trastornos de Personalidad. Sin embargo, en los últimos años se ha

evidenciado que, en general, los síntomas de los Trastornos de Personalidad cambian a lo largo del

tiempo (Gutiérrez et al., 2012). En el caso del TLP, la perspectiva actual sobre la evolución del trastorno

es la de la ‘inestabilidad estable’ (Leichsenring et al., 2011), sobretodo gracias a la información

derivada de los dos grandes estudios de seguimiento que se están llevando a cabo con el TLP, el

Estudio Longitudinal Colaborativo de los Trastornos de Personalidad [Collaborative Longitudinal

Personality Disorders Study (CLPS) (Gunderson et al., 2000)] y el Estudio McLean del Desarrollo

del Adulto [McLean Study of Adult Development (MSAD) (Zanarini et al., 2010a)]. A partir de los

resultados de estos estudios, el trastorno ha pasado de ser considerado como crónico y de mal pronóstico

a tener unas expectativas mejores, registrándose unas tasas de remisión sintomática muy elevadas,

del 78-

18
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

99% a los 16 años de seguimiento (Zanarini, Frankenburg, Reich, & Fitzmaurice, 2012). Sin embargo,

esta remisión, más que un reflejo real de reducción sintomática, puede ser una muestra más de la

inestabilidad característica del trastorno, al haberse detectado recurrencias en el 10-36% de los casos

(Zanarini et al., 2012). Además, se ha observado que la remisión no se presenta por igual en los

diferentes síntomas del trastorno. De este modo, entre los que remiten con mayor rapidez destacan

aquellos relacionados con la impulsividad, mientras que los que tienen que ver con el humor y con los

aspectos relacionales persisten más en el tiempo (Leichsenring et al., 2011). Por todo ello, resulta

factible plantearse que la evolución del trastorno podría ser distinta en función del perfil clínico que

presenta el paciente.

Otro aspecto relacionado con el curso del TLP que ha sido cuestionado recientemente hace

referencia a la edad de inicio del mismo, teniendo en cuenta que se dispone de evidencias en relación

a la manifestación de síntomas clave del trastorno ya en la adolescencia (p. ej., Goodman, Mascitelli, &

Triebwasser, 2013; Zanarini et al., 2006). Actualmente, el TLP se considera un trastorno del desarrollo

en el que los principales componentes de su psicopatología ya se pueden detectar antes de la edad

adulta (New et al., 2013; Zanarini et al., 2006). Probablemente ha contribuido a este reconocimiento la

evidencia señalada anteriormente en relación a la inestabilidad del trastorno, ya que clásicamente

se había argumentado que era incompatible un trastorno estable en el tiempo con la inestabilidad y

el cambio que caracteriza la adolescencia (Crowell, Beauchaine, & Linehan, 2009).

19
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.3.5. ETIOPATOGENIA Y BASES BIOLÓGICAS

En los puntos anteriores de esta Introducción se ha hecho referencia a la heterogeneidad

clínica del TLP revisando diferentes aspectos del trastorno. Otro factor que podría estar reflejando la

variabilidad en las expresiones clínicas que se observan bajo la etiqueta TLP es la disparidad en las

bases etiopatogénicas que se han relacionado con el TLP a lo largo de la historia (Gunderson,

2009). En el momento actual, el modelo más aceptado es el que considera el TLP como un

trastorno del desarrollo, resultado de la relación transaccional entre la vulnerabilidad constitucional del

individuo y la irrupción de estresores psicosociales en periodos de mayor riesgo, durante el proceso

madurativo (Grosjean & Tsai, 2007). Dentro de este enfoque, se sitúan dos de los modelos con

mayor relevancia en la actualidad, la teoría biosocial (Linehan, 1993) y la teoría de la mentalización

(Bateman and Fonagy, 2010). Se ha estimado que el TLP presenta una heredabilidad del 37-69%

(Gunderson et al., 2011b), congruente con el 40-60% descrito para los Trastornos de Personalidad

en general (Leichsenring et al., 2011), pero para analizar su etiopatogenia se deben tener en

cuenta, además de las bases genéticas, los factores ambientales o psicosociales y las bases neuro

o psicobiológicas (Gabbard, 2005).

En relación a este modelo ‘bio-psico-social’ planteado, los factores ambientales asociados al

TLP han sido las vivencias de eventos negativos durante la infancia, como los traumas, sobretodo

abusos físicos o psicológicos, o las negligencias (Zanarini et al., 2002). Entre los factores ambientales,

la teoría de la mentalización y la teoría biosocial consideran de especial relevancia el apego inseguro o

desorganizado (Levy, Beeney, & Temes, 2011) y el ambiente invalidante (Linehan, 1993). Sin embargo,

estos factores de riesgo, por sí solos, no se consideran causa suficiente para el desarrollo de la

psicopatología que caracteriza el trastorno (Paris, 2007), siendo necesaria la interacción recíproca

de
20
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

estos con la vulnerabilidad biológica de base. Se trata de un modelo etiopatogénico complejo en el que

un mismo factor ambiental puede dar lugar a diferentes manifestaciones del trastorno (Moffitt, Caspi, &

Rutter, 2005).

La evidencia científica apoya la base genética como componente clave dentro de la etiología

polifactorial del TLP (Siever, Torgersen, Gunderson, Livesley, & Kendler, 2002; Skodol et al.,

2002b). Se han desarrollado estudios para investigar la asociación entre el TLP y determinados

polimorfismos de genes candidatos, como los del sistema serotoninérgico (5-HT) y dopaminérgico

(DA). Se han estudiado los polimorfismos genéticos de la región promotora vinculada al

transportador de la serotonina (5-HTTLPR) con resultados contradictorios (Ni et al., 2006; Pascual

et al., 2008) y se ha descrito una interacción entre un alelo del gen de la catecol-O-metil-transferasa

(COMT) y el alelo corto de la 5-HTTLPR en el TLP (Tadic et al., 2009). También se han descrito

asociaciones entre el TLP y polimorfismos del gen de la triptófano hidroxilasa 2 (TPH-2) (Ni, Chan,

Chan, McMain, & Kennedy, 2009, Pérez-Rodríguez et al., 2010), del gen de la mono-amino-oxidasa

(MAO) de alta actividad (Ni et al., 2007), y de los receptores dopaminérgicos D2 y D4 (D2R y D4R)

(Nemoda et al., 2010). Sin embargo, hasta la fecha actual, no se han podido definir genes

específicos como causa del TLP (Leichsenring et al., 2011).

Probablemente, los resultados contradictorios que se observan en los estudios genéticos del

TLP tengan que ver con que no exista una relación lineal entre el polimorfismo y el trastorno, ni siquiera

entre el polimorfismo y algún componente de la psicopatología del trastorno (Caspi & Moffit, 2006). Por

lo tanto, es más probable que la base genética del TLP se establezca mediante una compleja

interacción gen-gen [Gene – Gene interaction (GxG)] o gen-ambiente [Gene – Environment interaction

(GxE)] (Leichsenring et al., 2011). En la actualidad, existe poca evidencia en relación al estudio de

la

21
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

interacción GxE en el TLP. Los estudios publicados hasta la fecha han relacionado diferentes

polimorfismos de genes del sistema 5-HT y de la COMT con la modulación del efecto de estresores de

la infancia en la impulsividad del TLP (Wagner et al., 2010; Wagner, Baskaya, Lieb, Dahmen, & Tadic,

2009). También se ha observado el efecto modulador de polimorfismos de la TPH-1 sobre el papel de

ser víctima de abusos en la infancia y el posterior desarrollo de un TLP (Wilson et al., 2012).

Según lo expuesto, la interacción transaccional entre la vulnerabilidad genética y los estresores

ambientales tiene como consecuencia una serie de alteraciones biológicas que determinan la expresión

del fenotipo clínico. En este sentido, como señala Skodol et al. (2002b), para poder llevar a cabo el

estudio de la etiología del TLP dentro del modelo ‘bio-psico-social’ es necesario poder disponer de unas

bases biológicas del trastorno bien definidas, a partir de un fenotipo clínico homogéneo. La complejidad

del fenotipo de la categoría diagnóstica TLP hace difícil poder delimitar su mapa biológico, por lo que se

recomienda tomar como referencia las diferentes dimensiones o componentes que constituyen la

psicopatología del trastorno (Gunderson, 2010). En este sentido, tradicionalmente se ha reconocido el

correlato psicobiológico de dos componentes de la psicopatología del TLP, la agresión impulsiva, como

manifestación de la impulsividad, y la inestabilidad afectiva (Siever y Davis, 1991). A largo de los

últimos 20 años se ha podido reunir una importante evidencia científica en relación a las bases

biológicas de estos dos componentes y se ha reconocido también la alteración en las relaciones como

componente psicobiológico. Actualmente, estos tres componentes de la psicopatología del TLP se

consideran fenotipos y endofenotipos del trastorno (Gunderson, 2010). Esta consideración ha permitido

abrir nuevas vías de investigación sobre las causas genéticas del TLP, en base a que la asociación

entre la alteración psicobiológica o endofenotipo y sus bases genéticas es más directa. De este modo,

se pueden elaborar paradigmas experimentales que permitan estudiar de manera más clara el papel de

las influencias ambientales en esta relación genotipo-alteración psicobiológica (Caspi & Moffitt, 2006).

22
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

En relación a las bases biológicas del TLP, también se han estudiado las alteraciones de la

neurotransmisión que subyacen los tres componentes o dimensiones de la psicopatología del TLP. La

dimensión psicobiológica más estudiada ha sido la impulsividad, sobretodo la agresividad impulsiva

(Skodol et al., 2002b), que se ha relacionado con una hipofunción del sistema 5-HT (Kamali, Oquendo,

& Mann, 2002), DA (Crowell et al., 2009; Friedel, 2004) y GABA (Skodol et al., 2002b), y una

hiperfunción del sistema glutamatérgico (Grosjean and Tsai, 2007). Además, recientemente se ha

descrito la importancia de la asociación entre niveles elevados del neuropéptido arginina

vasopresina (AVP) y la hipofunción 5-HT en los niveles de agresividad impulsiva del TLP (Stanley &

Siever, 2010).

En cuanto al componente desregulación afectiva, también la hipofunción 5-HT y DA tienen

un papel relevante en su fisiopatología (Crowell et al., 2009; Friedel, 2004; Kamali et al., 2002).

Además, se ha descrito la importancia de la disfunción de los sistemas colinérgico (ACh) y noradrenérgico

(NA), destacando también que el funcionamiento de dichos sistemas es sensible y puede fluctuar

ante la presencia de un estrés mantenido (Crowell et al., 2009). En concreto, se ha asociado la

hipersensibilidad ACh con la disforia y los síntomas depresivos y la hipofunción NA con la

sintomatología depresiva (Crowell et al., 2009). También los neuropéptidos pueden tener un papel

importante en la fisiopatología de la desregulación afectiva, relacionándose la deficiencia de

opioides endógenos o la hipersensibilidad de sus receptores con los estados disfóricos y la mejoría

experimentada a través de las conductas autolesivas o del consumo de opioides (Stanley & Siever,

2010). También se ha relacionado la desregulación afectiva con una alteración del eje hipotálamo –

hipófisis – suprarrenal (HPA), descrito en algunos pacientes TLP (Carrasco et al., 2007; Rinne et al.,

2002).

23
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

Incluso, como ya se ha comentado, en los últimos años diferentes autores han propuesto las

posibles bases biológicas de las alteraciones relacionales (Gunderson, 2010). En ello ha tenido mucho

que ver el avance en el conocimiento del papel de los neuropéptidos en la neurotransmisión central,

hasta el punto de ser considerados como claves en la comprensión de la conducta social humana

(Meyer-Lindenberg, Domes, Kirsch, & Heinrichs, 2011). De este modo, se ha relacionado la hipofunción

del sistema opioide con la hipersensibilidad al rechazo o al abandono y la de la oxitocina con la

desconfianza y el antagonismo en las relaciones interpersonales (King-Casas et al., 2008; Stanley &

Siever, 2010).

Hasta este punto se han revisado los componentes de la psicopatología del TLP que

cuentan con mayor evidencia científica en relación a sus bases psicobiológicas y reconocidos por un

mayor número de autores (p. ej., King-Casas et al., 2008; Siever et al., 2002; Stanley & Siever,

2010). Además, aunque con muy poca evidencia, también se ha planteado la posible existencia de un

cuarto componente o sector de la psicopatología del trastorno, el cognitivo (Gunderson et al.,

2011b). En relación a este sector, esencialmente las deficiencias cognitivas se han relacionado con la

hipofunción DA (Friedel, 2004) y la sintomatología pseudopsicótica con la hiperfunción DA (Friedel et

al., 2004; Skodol et al., 2002b).

Tal como se ha podido observar, las disfunciones neuroquímicas no son exclusivas de un

componente concreto sino que se solapan entre ellos. Cada sistema de neurotransmisión opera en

múltiples estructuras neurales interconectadas que se cree pueden jugar un papel clave en la expresión

clínica del TLP (Crowell et al., 2009). Entre las estructuras psicoanatómicas alteradas, se ha observado

una disminución del volumen de sustancia gris en el córtex cingulado anterior (CCA) y en el hipocampo,

y una disminución de volúmenes de córtex órbito-frontal (COF) y amígdala izquierdos (New et al.,

24
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

2013). Además, gracias a las técnicas de neuroimagen funcional se ha podido estudiar la posible

red implicada en la fisiopatología del TLP. De este modo, se ha evidenciado una alteración en la red

fronto- límbica que comprende el CCA, el COF, el córtex pre-frontal dorso-lateral (CPFDL), el hipocampo y

la amígdala, en la que se produce un fallo de las regiones corticales respecto a las límbicas en el

control de las respuestas afectivas y agresivas (Leichsenring et al., 2011; New et al., 2007; New,

Triebwasser, & Charney, 2008). En base a estos hallazgos, se ha estudiado la integridad de las

conexiones entre estas regiones, observándose alteraciones de conectividad en COF (Carrasco et al.,

2012; Grant et al., 2007) e inter-hemisférica en CCA (Rüsch et al., 2010a).

De todo lo comentado, se puede concluir que existe evidencia científica constatada que

relaciona la disfunción fronto-límbica con los componentes de la psicopatología del TLP, impulsividad y

desregulación afectiva (New et al., 2007). Además, recientemente ha empezado a presentarse

evidencia científica en relación a estructuras cerebrales implicadas en el componente alteración

relacional (Stanley & Siever, 2010). Sin embargo, dado la complejidad del TLP, es necesario reunir más

evidencia científica, con estudios desarrollados a partir de muestras homogéneas, con el fin de precisar

las bases genéticas y su interacción con el ambiente, los circuitos implicados en la psicopatología, así

como el papel de la interacción de estos circuitos en el desarrollo del trastorno.

25
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.3.6. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN

Existen diferentes instrumentos de evaluación para el TLP, esencialmente cuestionarios auto-

reportados y entrevistas semi-estructuradas. Sin embargo, como ya se ha comentado previamente, el

diagnóstico de TLP es un diagnóstico clínico, por lo que se recomienda el uso de entrevistas semi-

estructuradas para incrementar la fiabilidad del mismo (Skodol et al., 2002a). En este sentido, se ha

observado en nuestro entorno que empleando entrevistas semi-estructuradas se diagnosticaba hasta

un 30% menos de casos de TLP que mediante el juicio clínico exclusivamente (Andión et al., 2007; ver

anexo 1). Actualmente, existen diferentes entrevistas para evaluar el TLP, siendo la Entrevista Clínica

Estructurada para Trastornos del Eje II del DSM-IV [Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis II

Disorders (SCID-II); First, Gibbon, Spitzer, Williams, & Benjamin, 1999] y la Entrevista Diagnóstica para

Límites Revisada [Diagnostic Interview for Borderlines, Revised (DIB-R); Zanarini, Gunderson,

Frankenburg, & Chauncey, 1989] las más utilizadas, tanto en el ámbito clínico como en la investigación.

Ambas entrevistas diagnostican el mismo constructo pero hay importantes diferencias entre ellas. La

SCID-II, basada en una aproximación ateórica, se desarrolló para diagnosticar todos los Trastornos de

Personalidad del DSM, mientras que la DIB-R, basada en una orientación psicoanalítica, es

exclusiva para el TLP. Además, ambas entrevistas utilizan diferentes sistemas de puntuación. La

SCID-II incluye el grupo de nueve criterios del sistema de diagnóstico politético del DSM, facilitando que

un grupo muy heterogéneo de pacientes sea diagnosticado de TLP. En cambio, la DIB-R usa un

sistema de puntuación piramidal, para reconocer las limitaciones y minimizar el peso dado a una

observación aislada u otra pieza de información. Según esto, las entrevistas podrían estar

diagnosticando de un modo distinto a un mismo paciente, comprometiendo por lo tanto la generalización

de los resultados de estudios que utilizan un instrumento a otros que utilizan el otro (Andión et al., 2012;

ver anexo 2).

26
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

1.4. TRATAMIENTO

Actualmente, se reconoce que el tratamiento de elección para el TLP es la psicoterapia

(Gunderson, 2011). Las recomendaciones generales de la APA (American Psychiatric Association

Practice Guidelines, 2001) son llevar a cabo un tratamiento psicoterapéutico como elección

principal, manteniendo el tratamiento farmacológico como coadyuvante para aquellos síntomas de

estado presentes en periodos de descompensación aguda o para determinados rasgos de vulnerabilidad.

Sin embargo, las recomendaciones de la APA no están exentas de crítica. En concreto, aunque

sirvieron para marcar unas directrices comunes en relación a las estrategias terapéuticas, se ha

considerado que las recomendaciones se estructuraron sin la suficiente evidencia científica que les

apoyara. En concreto, existía un sesgo a favor de la terapia psicodinámica en relación a otras

opciones y establecía una serie de recomendaciones psicofarmacológicas en base al predominio de

determinados síntomas sin argumentos científicos suficientes que las justificaran (Sanderson, Swenson,

& Bohus, 2002).

En relación al tratamiento farmacológico, la guía de la APA (2001) recomendaba estructurar el

tratamiento en función del predominio de determinados grupos de síntomas. Así, los antipsicóticos

se consideraban el tratamiento de elección para los síntomas cognitivo-perceptuales, los inhibidores

selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) para los síntomas afectivos y los ISRS y los

antipsicóticos a dosis bajas para el descontrol conductual impulsivo. Desde la publicación de las

recomendaciones de la APA (2001) hasta el momento actual se han llevado a cabo diferentes ensayos

clínicos aleatorizados con diferentes psicofármacos. Sin embargo, a pesar del incremento en la

evidencia científica, no se ha podido establecer ninguna indicación formal respecto al uso de fármacos

en el TLP (Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre trastorno límite de la personalidad.

Fórum de Salud Mental y AIAQS, coordinadores, 2011). A pesar de ello, se ha propuesto que el

27
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

tratamiento farmacológico puede ser eficaz para aquellos síntomas relacionados con la impulsividad y

la agresividad, sobretodo los fármacos antipsicóticos atípicos y los nuevos anticomiciales con perfil

eutimizante (Lieb, Vollm, Rucker, Timmer, & Stoffers, 2010). A pesar del incremento en el uso de los

citados fármacos, los más prescritos son aquellos con menor evidencia científica, como los ISRS y las

benzodiacepinas (Pascual et al., 2010), lo que puede estar indicando la dificultad que supone tratar un

trastorno tan complejo.

El abordaje psicoterapéutico para el TLP ha experimentado un importante desarrollo en las dos

últimas décadas, existiendo diferentes modalidades de tratamiento con evidencia científica, entre las

que destacan la Terapia Dialéctica Conductual [Dialectical Behavior Therapy (DBT); Linehan, 1993], la

Terapia Basada en la Mentalización [Mentalization-based treatment (MBT); Bateman & Fonagy, 2004],

la Psicoterapia Focalizada en la Transferencia [Transference Focused Psychotherapy (TFP); Clarkin,

Yeomans, & Kernberg, 2007a) y la Terapia Centrada en Esquemas [Schema-Focused Therapy (SFT);

Young, Klosko, & Weishaar, 2003]. Sin embargo, no existen todavía opciones terapéuticas que

consigan la remisión clínica en la mayoría de pacientes (Leichsenring et al., 2011). Entre las diferentes

psicoterapias, la Guía de Práctica Clínica sobre el TLP (Grupo de trabajo de la guía de práctica

clínica sobre trastorno límite de la personalidad. Fórum de Salud Mental y AIAQS, coordinadores,

2011) recomienda la DBT especialmente para aquellos síntomas relacionados con la impulsividad,

la MBT para mejorar la funcionalidad del paciente aplicándola en recursos tipo hospital de día, y la

SFT está indicada para la sintomatología general del TLP, así como para la recuperación clínica y la

calidad de vida. A pesar de no haber sido recomendada, la TFP dispone también de cierta evidencia

científica (Clarkin, Levy, Lenzenweger, & Kernberg, 2007b; Doering et al., 2010).

28
Trastorno Límite de la Personalidad: INTRODUCCIÓN

Según toda la información revisada, se puede concluir que no existe ninguna estrategia

terapéutica, farmacológica o psicoterapéutica, que pueda indicarse para el TLP en global (Grupo de

trabajo de la guía de práctica clínica sobre trastorno límite de la personalidad. Fórum de Salud Mental y

AIAQS, coordinadores, 2011). Es probable que la disparidad en la respuesta a los diferentes

tratamientos esté relacionada con que se estudia su eficacia en muestras de pacientes que presentan

diferentes expresiones del trastorno.

29
Trastorno Límite de la Personalidad: COMPONENTES DE LA PSICOPATOLOGÍA DEL TLP

2. COMPONENTES DE LA

PSICOPATOLOGÍA DEL TLP

31
Trastorno Límite de la Personalidad: COMPONENTES DE LA PSICOPATOLOGÍA DEL TLP

2. COMPONENTES DE LA PSICOPATOLOGÍA DEL TLP

Tal como se ha podido observar en los diferentes puntos comentados anteriormente, la

investigación del TLP se ha visto influenciada por la complejidad diagnóstica del trastorno. Con el fin de

entender mejor la heterogeneidad clínica del TLP, algunos investigadores han desarrollado estudios

destinados al análisis de la estructura de los síntomas del trastorno mediante diferentes

aproximaciones estadísticas. Esencialmente, se han llevado a cabo Análisis Factoriales Exploratorios

(AFE) (Becker, Añez, Paris, & Grilo, 2010; Becker, McGlashan, & Grilo, 2006; Clarkin, Hull, & Hurt,

1993; Sanislow, Grilo, & McGlashan, 2000) y Análisis Factoriales Confirmatorios (AFC) (Clifton &

Pilkonis, 2007; Fossati et al., 1999; Giesen-Bloo, Wachters, Schouten, & Arntz, 2010; Sanislow et

al., 2002a; Sanislow et al., 2002b). Estos trabajos plantean que el TLP puede conceptualizarse

principalmente, o bien como un constructo unidimensional, o formado por tres componentes de la

psicopatología del trastorno: la desregulación afectiva, la desregulación conductual, y la alteración

en las relaciones. Como puede observarse, estos componentes recogen grupos de síntomas

correspondientes a aquellas dimensiones psicobiológicas que se han ido estudiando a lo largo de la

historia del TLP (ver apartado de Etiopatogenia y bases biológicas) y que han sido reconocidos

como potenciales endofenotipos del TLP (Gunderson, 2010; Gunderson et al., 2011b). A estos tres

componentes de la psicopatología del TLP, Gunderson (2010) propone añadir un cuarto, que identifica

como alteración del self. El autor considera que este componente no dispone de la evidencia científica

de los otros tres pero está evolucionando favorablemente en este sentido y ‘dispone de coherencia

interna, honra las contribuciones de Kernberg y de la teoría de las relaciones objetales y enlaza el

grupo de criterios que conforman el componente con la Psicoterapia Focalizada en la Transferencia

(TFP)’ (Pág. 698; Gunderson, 2010).

33
Trastorno Límite de la Personalidad: COMPONENTES DE LA PSICOPATOLOGÍA DEL TLP

Por lo tanto, el estudio de la estructura de los síntomas incluidos en el diagnóstico del TLP

ha constatado que el trastorno puede ser considerado como un constructo unitario o formado a

partir de tres componentes de su psicopatología. La existencia de diferentes componentes de la

psicopatología del TLP, que además presentan diferencias en su etiopatogenia, no implica que hablemos

de diferentes trastornos sino que puede tratarse de diferentes manifestaciones del mismo. Como comenta

Fossati, la existencia de subtipos naturales de TLP definidos por unos factores asociados a la

etiopatogenia del propio trastorno ‘es un fenómeno bien conocido en la medicina, por ejemplo si

prestamos atención sólo a los síntomas de la diabetes, la enfermedad se muestra como un síndrome

unitario. Pero si se tiene en cuenta hallazgos de laboratorio como el péptido C y los niveles

plasmáticos de insulina, se pueden identificar dos tipos de diabetes, con una etiopatogenia, curso y

tratamiento distintos’ (Pág. 77-78; Fossati et al., 1999). Es necesario, por lo tanto, ampliar la

evidencia científica para poder aclarar cual de los modelos se adapta mejor a la estructura de los

síntomas del TLP para poder probar la validez clínica de los componentes y su posible utilidad a la

hora de optimizar la estrategia terapéutica.

34
Trastorno Límite de la Personalidad: PLANTEAMIENTO DE LA TESIS DOCTORAL

3. PLANTEAMIENTO DE LA

TESIS DOCTORAL

35
Trastorno Límite de la Personalidad: PLANTEAMIENTO DE LA TESIS DOCTORAL

3. PLANTEAMIENTO DE LA TESIS DOCTORAL

Según lo revisado anteriormente, queda patente que el constructo TLP es de extraordinaria

complejidad. En primer lugar, existen diferentes definiciones del trastorno en función del sistema de

clasificación utilizado. A pesar de los innegables avances que se han producido en el conocimiento del

TLP, no se ha conseguido minimizar la heterogeneidad del trastorno, sino todo lo contrario, ya que a

medida que se han incorporado nuevos criterios, ha aumentado el número de combinaciones posibles

para llegar al diagnóstico. En segundo lugar, estos criterios diagnósticos son relativamente

inespecíficos, presentando un importante solapamiento con otros trastornos psiquiátricos. Este hecho

ha provocado que a lo largo de la historia se haya cuestionado el peso nosológico del TLP y se haya

hecho referencia al trastorno como ‘el adjetivo en búsqueda de un nombre’ (Akiskal et al., 1985),

habiéndose planteado que en realidad se trataba de un trastorno psicótico, un Trastorno por Estrés

Post-Traumático, un Trastorno Bipolar o, más recientemente, un TDAH. Finalmente, en la actualidad se

está planteando el TLP como un trastorno ligado al desarrollo que debuta precozmente y evoluciona

hasta la edad adulta, adquiriendo unas características clínicas específicas en función de aspectos

biológicos del propio sujeto, pero también en función de las circunstancias ambientales con las que

interacciona. En este sentido, se han propuesto diferentes modelos que consideran como característica

nuclear de la etiopatogenia del TLP un conjunto de síntomas o un componente específico de la

psicopatología [p. ej. la impulsividad (Links, Heslegrave, van Reekum,1999) o la inestabilidad afectiva

(Linehan, 1993)]. A su vez, los estudios de seguimiento han mostrado como la evolución del TLP puede

variar en función de los síntomas que se analicen. Por todo ello, es inevitable plantearse la posibilidad

de que dentro del constructo TLP existan diferentes subgrupos de pacientes caracterizados por perfiles

clínicos específicos, que puedan desarrollarse a través de distintas vías etiopatogénicas, presentar

respuestas diferentes al tratamiento y, por lo tanto, condicionar su pronóstico a largo plazo.

37
Trastorno Límite de la Personalidad: OBJETIVOS E HIPÓTESIS

4. OBJETIVOS E HIPÓTESIS

39
Trastorno Límite de la Personalidad: OBJETIVOS E HIPÓTESIS

4. OBJETIVOS E HIPÓTESIS

4.1. OBJETIVOS

4.1.1. OBJETIVO PRINCIPAL

Estudiar la existencia de diferentes expresiones del TLP en base al predominio sintomatológico

de determinados componentes de su psicopatología.

4.1.2. OBJETIVOS SECUNDARIOS

Para estudiar el objetivo principal del presente trabajo se plantean tres objetivos secundarios.

a. Estudiar si la presencia de determinados trastornos comórbidos permite caracterizar

subgrupos de pacientes TLP clínicamente más homogéneos.

b. Estudiar si la relación de los síntomas del TLP define un constructo formado por los

componentes desregulación afectiva, desregulación conductual y alteración relacional.

c. Estudiar si los pacientes caracterizados por el predominio de determinados componentes

de la psicopatología del TLP presentan perfiles clínicos más homogéneos.

41
Trastorno Límite de la Personalidad: OBJETIVOS E HIPÓTESIS

4.2. HIPÓTESIS

4.2.1. HIPÓTESIS PRINCIPAL

En la categoría TLP, según criterios DSM, se podrán diferenciar grupos homogéneos de

pacientes en función del predominio de determinados componentes de su psicopatología.

4.2.2. HIPÓTESIS SECUNDARIAS

a. En relación al primer objetivo, se hipotetiza que la presencia de un TDAH comórbido

delimitará un grupo de pacientes TLP con un perfil clínico caracterizado por la impulsividad

y diferenciable de los pacientes sin dicho trastorno concurrente.

b. En relación al segundo objetivo, se hipotetiza que la estructura de los síntomas del TLP se

ajustará mejor a un constructo formado por tres componentes que a un constructo

unidimensional.

c. En relación al tercer objetivo, se hipotetiza que el predominio de determinados

componentes de la psicopatología del TLP permitirá delimitar grupos más homogéneos de

pacientes.

42
Trastorno Límite de la Personalidad: ESTUDIOS

5. ESTUDIOS

43
Trastorno Límite de la Personalidad: ESTUDIOS

5. ESTUDIOS

Según lo comentado en la introducción, queda patente que el constructo TLP es de

extraordinaria complejidad, condicionando los resultados de la investigación del trastorno en sus

diferentes aspectos. En relación a este hecho, en el presente trabajo de tesis doctoral se incluyen tres

estudios que pretenden aclarar la heterogeneidad clínica que caracteriza el TLP. Cada estudio

presentado intenta confirmar una de las hipótesis secundarias planteadas en el presente trabajo, para a

partir de las cuales confirmar la hipótesis principal. Los estudios siguen el mismo orden que el de los

objetivos secundarios. De este modo, el estudio 1 corresponde al objetivo secundario ‘a’, el estudio 2

al objetivo secundario ‘b’ y el estudio 3 al objetivo secundario ‘c’.

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Trastorno Límite de la Personalidad: ESTUDIO 1

ESTUDIO 1

Comorbid attention-deficit/ hyperactivity disorder

in borderline patients defines an impulsive

subtype

of borderline personality disorder

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ESTUDIO 2

Confirmatory factor analysis of Borderline Personality Disorder symptoms

based on two different interviews: the Structured Clinical Interview

for DSM-IV Axis II Disorder and the Revised Diagnostic Interview for Borderlines

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Trastorno Límite de la Personalidad: ESTUDIO 2

Author's personal copy

Psychiatry Research 190 (2011) 304–308

Contents lists available at ScienceDirect

Psychiatry Research
j our nal h o m e p a g e : www.elsevier.com/ locate/ psychr
es

Confirmatory Factor Analysis of Borderline Personality Disorder symptoms based on


two different interviews: The Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis II
Disorder and the Revised Diagnostic Interview for Borderlines
Ó scar Andió n a,b,c,d,⁎, Marc Ferrer a,b, Beatriz Gancedo a,c, Natalia Calvo a, Carmen Barral a,
Rafael Torrubia b,d, Miguel Casas a,b
a
Psychiatry Department, Hospital Universitari Vall d'Hebron, Barcelona, Spain
b
Psychiatry and Legal Medicine Department, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
c
Institut de Recerca Hospital Vall d'Hebron (VHIR), Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, Spain
d
Institut de Neuroc\iències, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, Spain

a r t i c l e i n f o
a b s t r a c t
Article history:
Received 26 July 2010 The diagnostic criteria for Borderline Personality Disorder (BPD) are heterogeneous, and include an
Received in revised form 4 May 2011 admixture of personality traits, behaviours, and symptoms. The BPD DSM factor structure has been
Accepted 8 May 2011 extensively studied,
even though results are not consistent. In this study we performed a confirmatory factor analysis (CFA) to
Keywords: compare the five-factor model reported by Oldham, a three-factor model, and a unidimensional model of BPD
Borderline personality disorder diagnosis criteria. This study validates the findings of previous studies by performing a CFA with the DSM-IV
Confirmatory factor analysis
BPD criteria and information derived from the DIB-R. A sample of 338 patients referred to our outpatient BPD
Criteria
program participated in the study. Results of the CFA support both the hypothesized unidimensional and the
three-factor models, whereas the five-factor model was not confirmed. However, the three-factor model fits
better than the unidimensional model. Thus, although the DSM-IV BPD criteria conceptualize BPD as a
unidimensional structure, our results give support to the idea that the three-factor model could offer a better
approach to further improve the current treatment of BPD, as well as lead to a better understanding of its
ethiopathogenesis and comorbidity analysis.
© 2011 Elsevier Ireland Ltd. All rights reserved.

1. Introduction
The heterogeneity of BPD is also observed in the wide variety of
Borderline Personality Disorder (BPD) is recognized as a comorbid Axis I and Axis II disorders (Oldham et al., 1995; Skodol
complex mental disorder characterized by a pervasive pattern of et al., 2002), which could be the expression of different subgroups of
instability in regulation of emotion, interpersonal relationships, BPD patients. Since BPD subtypes could be related to different
self-image, and impulse control (Sanislow and McGlashan, 1998). developmental pathways or aetiologies, a better conceptualization
Since its inclusion in the third edition of the Diagnostic and of them could be helpful to identify individuals at greater risk for
Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-III) (American specific impairments, such as comorbid illnesses or self-harm
Psychiatric Association [APA], 1980), and despite the subsequent behaviours.
adjustments to the diagnostic criteria in the revision of the third For instance, the clinical heterogeneity of BPD comorbidity has
edition (DSM-III-R) (APA, 1987), the fourth edition (DSM-IV) (APA, been used to characterize the nature of BPD within certain popula-
1994), and the latest text revised version (DSM-IV-TR) (APA, 2000), tions or to suggest the existence of BPD subtypes (Ferrer et al., 2010).
The recent study of Ferrer et al. (2010) examined a sample of BPD
the BPD criteria remain heterogeneous, consisting of an admixture
of personality traits, behaviours, and symptoms (Skodol et al., 2002). with and without a comorbid attention deficit hyperactivity disorder
The complexity and heterogeneity are partly inherent to the (ADHD). The authors concluded that BPD-ADHD patients could show
poltythetic criteria set for BPD (Skodol et al., 2002), which results in a more homogeneous and impulsive subtype of BPD patients while
151 different possible combinations of BPD criteria, the upshot of BPD without ADHD comorbidity could represent a more anxious
which is that BPD clinical presentation may vary widely. and depressive subtype (Oldham, 2006).
From theories about BPD aetiology, Oldham (2006) suggested five
* Corresponding author at: Psychiatry Department, Hospital Universitari Vall discrete patient subtypes. The subtypes proposed were affective,
d'Hebron, Passeig Vall d'Hebron 119–129, 08035 Barcelona, Spain. impulsive, aggressive, dependent, and empty. The author conducted a
E-mail address: [email protected] (Ó . Andió n). description of each subtype based on a theoretical approach, and each
subtype was related to the BPD DSM-IV criteria, defining different

0165-1781/$ – see front matter © 2011 Elsevier Ireland Ltd. All rights reserved.
doi:10.1016/j.psychres.2011.05.014

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ESTUDIO 3

Exploring the clinical validity of

borderline personality disorder

components

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Available online at www.sciencedirect.com

Comprehensive Psychiatry 54 (2013) 34 – 40


www.elsevier.com/locate/comppsych

Exploring the clinical validity of borderline personality


disorder components
Óscar Andióna,b,c,d,⁎, Marc Ferrera,b, Natalia Calvoa,b, Beatriz Gancedoa,c, Carmen Barrala,b,
Andrea Di Genovaa,b, Maria Antònia Arbosa,c, Rafael Torrubiab,d, Miguel Casasa,b
a
Psychiatry Department, Hospital Universitari Vall d'Hebron, Barcelona, CIBERSAM 08035, Spain
b
Psychiatry and Legal Medicine Department, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona 08193, Spain
c
Institut de Recerca Hospital Vall d'Hebron (VHIR), Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona 08035, Spain
d
Institut de Neurociències, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona 08193, Spain

Abstract

Borderline personality disorder (BPD) is recognized as a complex syndrome, resulting in a heterogeneous diagnostic category. Besides
the characteristics of the disorder itself, comorbid disorders play an important role in this complexity. The aim of the study is to analyze the
clinical validity of 3 components for BPD Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders criteria—called affective dysregulation,
behavioral dysregulation, and disturbed relatedness—investigating differences in patterns of comorbidity. For this purpose, 365 patients
with suspected BPD were included in the study. To test our hypothesis, patients were classified into 5 clusters using a K-cluster analysis to
study the clinical validity of the 3 components based on the 3-factor model of BPD. Differences in comorbidity, previous suicide attempts,
and self-harm behaviors among the defined clusters were analyzed.
Between-cluster differences were observed for Axis I and Axis II disorders as well as in the frequency of suicide attempts and in self-
harm behaviors. The study of BPD based on the 3 components seems to be more useful than the study of BPD as a unitary construct to help
further our understanding of this complex disorder. In the present study, the 3 BPD components have allowed us to analyze the complex
comorbidity of BPD patients. This solution could be considered an interesting way to clarify BPD etiology, diagnosis, and treatment
efficacy.
© 2013 Elsevier Inc. All rights reserved.

1. Introduction
In the last decades, considerable efforts have been made
to further shape the current conceptualization of this
Borderline personality disorder (BPD) is recognized as a
prevalent and disabling condition to reach a better definition
complex syndrome characterized by a pervasive pattern of
of the disorder. Basically, most researches have considered
instability in regulation of emotion, interpersonal relation-
the utility of 2 different approaches to understand whether
ships, self-image, and impulse control [1]. Borderline
BPD represents either a unitary construct or different
personality disorder complexity is also observed in the 9
subgroups of patients who simultaneously share certain
polythetic criteria set for BPD [2,3], resulting in 256
clinical features. Thus, the first empirical approach centered
possible nonrepeated combinations of such criteria to
on the statistical analysis of the existing relationships
achieve BPD diagnosis. Borderline personality disorder
between Diagnostic and Statistical Manual of Mental
heterogeneity is also observed in the great diversity of
Disorders (DSM) criteria. Both exploratory factor analysis
comorbid Axis I and Axis II disorders commonly observed
and confirmatory factor analysis (CFA) have been used for
in BPD patients [2,4].
this purpose [5-10]. Furthermore, latent class analysis has
been performed to draw out potential patterns of symptoms
among BPD participants [11,12]. The second approach
attempted to study the prevailing comor- bidity patterns in
Declaration of interest: none. more depth, with the premise that the presence of some
* Corresponding author. Psychiatry Department, Hospital Universitari
specific comorbid disorders may help to better define
Vall d'Hebron, Passeig Vall d'Hebron 119-129, 08035 Barcelona, Spain.
subgroups of BPD patients with a more homogeneous
E-mail address: [email protected] (Ó. Andión).
clinical profile [13]. The recent study of Ferrer
0010-440X/$ – see front matter © 2013 Elsevier Inc. All rights
reserved. http://dx.doi.org/10.1016/j.comppsych.2012.06.004

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6. DISCUSIÓN

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6. DISCUSIÓN

Los resultados de los diferentes estudios presentados en la tesis confirman la hipótesis general

planteada de que los pacientes TLP pueden agruparse en función de características clínicas

compartidas. En el estudio 1 se observa como la presencia de un TDAH comórbido define un grupo de

pacientes TLP caracterizados por puntuaciones más elevadas en medidas de impulsividad, una mayor

presencia de Trastornos por Uso de Sustancias, especialmente de cannabis, Trastorno de la

Personalidad Obsesivo – Compulsivo y conducta suicida, en relación a los que no presentan dicha

comorbilidad. El estudio 2 muestra que la estructura de los síntomas del TLP se ajusta tanto a un

modelo de tres componentes (desregulación conductual, desregulación afectiva y alteración relacional)

como a un modelo unidimensional. Sin embargo, los índices de ajuste del modelo de tres componentes

resultan discretamente superiores. En el estudio 3 se observa como los tres componentes de la

psicopatología del TLP agrupan pacientes con perfiles clínicos diferenciados. El grupo de pacientes

caracterizado por la desregulación conductual presenta un perfil similar al de la desregulación afectiva

pero con una mayor presencia de Trastornos por Uso de Sustancias y tentativas suicidas. A su vez,

estos dos grupos se diferencian del de la alteración relacional, que está caracterizado por una eleva

presencia de trastornos de ansiedad, trastornos afectivos y Trastorno de la Personalidad Obsesivo-

Compulsivo. Teniendo en cuenta estos resultados, se puede considerar que dentro de la categoría

diagnostica del TLP se puede agrupar a los pacientes en base al predominio de alguno o algunos

de los tres componentes de su psicopatología. Tal y como afirman Fossati et al. (1999), esta conclusión no

invalida la categoría TLP, sino que puede ser útil a la hora de explicar la complejidad inherente a su

conceptualización. En este sentido, en el estudio 1, mediante el análisis de la relación del trastorno con

la comorbilidad, se pone de relieve que agrupar pacientes en función de las características clínicas

compartidas por ambos trastornos permite definir grupos de pacientes más homogéneos.

81
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

Concretamente, como se ha comentado, la presencia de un TDAH comórbido permite agrupar

pacientes TLP caracterizados por el predominio de la clínica impulsiva. En el estudio 2 se

demuestra que los síntomas del diagnóstico de TLP según el DSM-IV forman un constructo de tres

componentes. Cada uno de estos componentes puede definirse por las características compartidas

de los síntomas que lo constituyen. De este modo, se puede considerar el diagnóstico del TLP

formado por el componente desregulación conductual, el componente desregulación afectiva y el

componente alteración relacional. Esta misma estructura de los síntomas del trastorno ha sido

replicada en un estudio realizado recientemente por nuestro grupo, aplicando un autoinforme para

realizar el diagnóstico (Calvo et al., 2012; ver anexo 3). Finalmente, en el estudio 3 se confirma la

validez clínica de los tres componentes de la psicopatología del TLP, observando como frente a la

heterogeneidad clínica inherente a la categoría diagnóstica, agrupar pacientes en base al predominio de

alguno de los componentes permite definir grupos de pacientes con mayor homogeneidad interna y

heterogeneidad intergrupos.

El objetivo de los estudios realizados y, por lo tanto, el alcance de los resultados obtenidos en

ellos no permite afirmar que la categoría diagnóstica del TLP esté formada realmente por diferentes

trastornos, o afirmar la existencia de subtipos de pacientes TLP. Sin embargo, los resultados obtenidos

ponen de relieve que la heterogeneidad clínica del TLP puede ser reducida y que una forma de hacerlo

es a partir de los componentes de la psicopatología del trastorno. Por otro lado, estos generan más

preguntas de las que resuelven pero, posiblemente, éste sea el mayor interés de los resultados

obtenidos. En este sentido, uno de los aspectos que ponen de relieve es la posible implicación de

mecanismos de equifinalidad y multifinalidad (Cicchetti & Rogosch, 1996) en el desarrollo de trastornos

mentales de elevada heterogeneidad (Beauchaine, 2003), como el TLP. Quizás un elemento que puede

estar explicando la alta comorbilidad entre el TLP y el TDAH, o el solapamiento sintomático entre

82
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

ambos; o porqué al agrupar pacientes en base a los componentes de su psicopatología se puede

incrementar la homogeneidad intragrupo, esté relacionado con estos mecanismos. Esta posibilidad

pone de relieve la importancia de los estudios longitudinales con grupos homogéneos que presenten un

riesgo diferente para la psicopatología (Beauchaine, 2003) y la necesidad, al menos en algunos

trastornos mentales, de realizar investigaciones en base a endofenotipos o funciones alteradas, más

que en base a categorías diagnosticas que generan una elevada heterogeneidad muestral (Patrick,

Fowles & Krueger, 2009). En este sentido, son muchas las áreas de estudio del TLP en las que se han

observado resultados contradictorios o poco consistentes (ver Introducción). Esta falta de consistencia

ha sido relacionada por algunos autores con la heterogeneidad clínica que presenta el trastorno (Lis,

Greenfield, Henry, Guilé, & Dougherty, 2007, Siever et al., 2002). Por lo tanto, el estudio del TLP en

base a sus componentes podría ayudar a interpretar la disparidad de los resultados, al reducir la

heterogeneidad clínica de los pacientes, aspecto considerado de gran relevancia en la investigación

(Gunderson, 2010). De este modo, el estudio comparativo de grupos homogéneos de pacientes TLP

podría ser de gran utilidad para un mejor conocimiento del trastorno, tal y como se plantea en los

siguientes párrafos.

En relación a la etiopatogenia del TLP, es importante destacar el hecho de que, tal como ya

señaló Fossati et al. (1999), los componentes de la psicopatología del trastorno podrían estar

asociados a vías etiopatogénicas diferentes, lo cual permitiría considerarlos como fenotipos intermedios

o endofenotipos del TLP (Gottesman & Gould, 2003; Gunderson, 2010; McCloskey et al., 2009; Siever

& Davis,1991; Siever et al., 2002). De este modo, la vulnerabilidad genética relacionada con la

alteración de alguno de los componentes de la psicopatología podría provocar la manifestación precoz

de determinadas características temperamentales y conductas que, con el paso del tiempo y de

manera secuencial o consecutiva, terminarían cristalizando en la expresión adulta del TLP (Crowell et

83
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

al., 2009). Por lo tanto, el estudio de estos componentes podría explicar el papel de los diferentes

hallazgos en genética, fisiopatología y curso evolutivo del trastorno. Por ejemplo, se podría poner a

prueba la hipótesis planteada por Crowell et al. (2009) sobre la vulnerabilidad relacionada con el

componente impulsividad. Según la autora, el componente impulsividad, tras la interacción

transaccional con el ambiente, terminaría generando el predominio de manifestaciones relacionadas

con el pobre control conductual (p. ej., consumo de drogas, atracones y purgas alimentarias, conductas

antisociales) y progresivamente se podría observar el resto de sintomatología de un modo variable

dentro del constructo TLP (Crowell et al., 2009).

En este sentido, también se podría poner a prueba el planteamiento de los diferentes modelos

existentes sobre la etiopatogenia del TLP, en cuanto a la capacidad de cada uno de los diferentes

componentes de la psicopatología de ser considerados como factores de vulnerabilidad para el

trastorno (Levy et al., 2011; Linehan, 1993). De este modo, podría considerarse que tanto la reciente

actualización de la teoría biosocial (Crowell et al., 2009), que considera la desregulación afectiva y

la impulsividad componentes nucleares del trastorno, como la teoría de la mentalización (Bateman &

Fonagy, 2010), que considera la alteración relacional componente principal de la psicopatología del

TLP, están en lo cierto. Actualmente, la evidencia científica a favor del componente alteración relacional

es mucho menor que para la desregulación afectiva y la impulsividad. Por lo tanto, sería interesante en

este caso estudiar si la alteración relacional es realmente un factor de vulnerabilidad o se presenta

como consecuencia de la manifestación clínica de los otros componentes.

Finalmente, es importante destacar que el empleo de grupos más homogéneos de TLP para la

investigación de la etiopatogenia del trastorno no es nueva y ya ha sido utilizada recientemente por

Rüsch et al. (2007; 2010b). Los autores, en sus estudios de neuroimagen, utilizan la comorbilidad con

84
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

el TDAH como factor homogeneizador de la muestra de pacientes TLP, definiendo un grupo de sujetos

en el que predomina la impulsividad. De un modo similar, dado que los componentes de la

psicopatología del TLP pueden ser considerados endofenotipos del trastorno, la caracterización de

muestras en base al predominio de estos podría mejorar el conocimiento sobre las relaciones

establecidas entre las alteraciones genéticas y la expresión del trastorno (Caspi & Moffitt, 2006;

McCloskey et al., 2009; Siever et al., 2002). Es importante destacar que en los últimos años, este

enfoque basado en fenotipos y no tanto en el diagnóstico se está observando también en el estudio de

otros trastornos complejos como la psicopatía (Patrick, Fowles & Krueger, 2009).

Por otro lado, en relación al diagnóstico, la existencia de componentes de la psicopatología del

TLP podría dar respuesta a la observación clínica que muestra como pacientes que presentan

síntomas del trastorno pero que no cumplen el mínimo de 5 criterios exigidos para el diagnóstico, según

el DSM-IV (APA, 1994), también manifiestan un funcionamiento límite (Zimmerman, Chelminski, Young,

Dalrymple, & Martinez, 2012). De esta manera, los resultados del tercer estudio muestran que hay

pacientes que no son diagnosticados de TLP pero tienen un funcionamiento que puede ser considerado

como limítrofe, dadas las similitudes en la presentación clínica con aquellos del mismo grupo que sí lo

son. En este sentido, los sujetos que, por ejemplo, expresen el predominio de un solo componente,

a pesar de no cumplir el número necesario de criterios, dado que compartirían bases

etiopatogénicas implicadas en el desarrollo del TLP con los que si los cumplen, acabarían

expresando síntomas similares. Esta observación refuerza la idea del TLP como un continuum de

severidad psicopatológica, ya planteada previamente por algunos autores (p. ej., Bornovalova et al., 2010;

Zanarini & Frankenburg, 2007), en el que los pacientes con elevada puntuación en los tres componentes

se encontrarían en un extremo del continuum y los que obtienen bajas puntuaciones en todos ellos en el

extremo opuesto, tal como se muestra en el tercer artículo de la tesis. Por todo lo planteado, los

componentes de la

85
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

psicopatología pueden tener un papel relevante en la optimización del diagnóstico del TLP, tal como ya

había planteado Gunderson (2010). Sin embargo, el DSM-5 (APA, 2013) mantiene el punto de corte de

5 y no permite considerar como pacientes TLP a aquellos sujetos que presentan un número de criterios

por debajo de él, dificultando que puedan tener acceso a tratamientos adecuados (Zimmerman et

al., 2012).

Asimismo, al considerar el predominio de los componentes, se podría explicar la gran

variabilidad en la comorbilidad observada en el TLP (Skodol et al., 2002a). De este modo, la presencia

de un determinado componente, al estar asociado como factor de vulnerabilidad a diversos trastornos,

incrementaría la probabilidad de que el paciente TLP acabe desarrollando éstos como condiciones

comórbidas. Por ejemplo, cabría esperar que el predominio del componente desregulación conductual

explicara la alta prevalencia de determinados trastornos comórbidos en los que la impulsividad es

un componente nuclear, como el TDAH, el Trastorno por Uso de Sustancias, o los Trastornos de la

Conducta Alimentaria (Crowell et al., 2009; Links et al., 1999; Zanarini & Frankenburg, 2007). En un

sentido similar, en base al predominio del componente alteración relacional, el paciente desarrollaría un

fenotipo del TLP caracterizado por la hipersensibilidad interpersonal, en el que predominarían síntomas

de ansiedad y trastornos comórbidos en los que estos son síntomas nucleares (Gunderson & Lyons-

Ruth, 2008). Del mismo modo, este planteamiento nos permitiría poner a prueba si aquellos pacientes

más graves, en los que se observan comorbilidades asociadas a diferentes componentes, presentarían

un patrón de desarrollo secuencial a partir de la alteración de un único componente o bien, ya desde el

inicio se puede observar la alteración de más de uno de ellos.

Por otra parte, la consideración de los componentes de la psicopatología del TLP también

puede ser útil para poner a prueba la idea de un tratamiento basado en el predominio de síntomas

concretos, tal como ya se había planteado anteriormente (Oldham, 2006; Soloff, 2000), y de este modo

86
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

dar respuesta a los resultados contradictorios observados hasta la fecha (Grupo de trabajo de la

guía de práctica clínica sobre trastorno límite de la personalidad. Fórum de Salud Mental y AIAQS,

coordinadores, 2011). En este sentido, las contradicciones científicas observadas en algunos trabajos

en relación a la eficacia de determinados psicofármacos (p. ej., Lieb et al., 2010; Kendall, Burbeck,

& Bateman, 2010; Shafti & Shahveisi, 2010) se podrían explicar realizando los ensayos clínicos con

muestras clínicamente homogéneas de pacientes TLP. En estos estudios, el factor homogeneizador

sería el predominio de un componente de la psicopatología del TLP. De un modo similar, se podría

optimizar la respuesta al tratamiento si se priorizaran las estrategias psicoterapéuticas en función

del predominio de determinados componentes en los pacientes tratados (p. ej., Clarkin et al., 2007b;

Kleindienst, Krumm, & Bohus, 2011; McMain, Guimond, Streiner, Cardish, & Links, 2012).

Probablemente, esto permitiría que pudieran adaptarse estrategias terapéuticas difíciles de

implementar en los diferentes ámbitos asistenciales (Hermens, van Splunteren, van den Bosch, &

Verheul, 2011), incrementando al mismo tiempo la eficiencia de las mismas.

Otro aspecto clave del TLP en el que el estudio del trastorno en base a sus componentes

puede ser de gran relevancia es el relativo a la detección precoz, permitiendo establecer estrategias

preventivas, al tiempo que daría respuesta a la discusión actual sobre la edad de inicio del trastorno.

De este modo, la manifestación de los componentes de la psicopatología del TLP ya en el adolescente,

al ser consideradas como manifestaciones tempranas del trastorno (Crowell et al., 2012; Hughes,

Crowell, Uyeji, & Coan, 2012; Stepp, Burke, Hipwell, & Loeber, 2012), podría ser abordada con

estrategias terapéuticas específicas, con la finalidad de evitar la cristalización del TLP en la edad

adulta. Aunque existe poca evidencia en relación a marcadores biológicos asociados a un mayor riesgo

de cristalización del trastorno (New et al., 2013), sí se ha reconocido la importancia que tiene la

presencia de los diferentes fenotipos o componentes de la psicopatología del TLP en la

adolescencia

87
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

como precursores de la expresión más compleja del trastorno que caracteriza el adulto (Chanen et al.,

2009). Según esto, podría estar justificado implementar programas de intervención precoz en

adolescentes o adultos jóvenes que manifiesten los fenotipos señalados para promover vías de

desarrollo más adaptativas (Chanen et al., 2008a; Chanen, Jovev, McCutcheon, Jackson, & McGorry,

2008b; Gunderson et al., 2011a). Asimismo, dado la relevancia del diagnóstico a la hora de pautar

el tratamiento y considerando que el DSM-5 (APA, 2013) aún no reconoce el trastorno en edades

tempranas, el hecho de centrarse en el tratamiento del componente de la psicopatología del TLP

permitiría dar una respuesta terapéutica adecuada, aunque no se lleve a cabo el diagnóstico formal del

trastorno. Este planteamiento ya ha sido adoptado por algunos autores para testar la eficacia de

distintas estrategias terapéuticas en adolescentes que presentan un determinado fenotipo asociado al

TLP (p. ej., Rossow & Fonagy, 2012; Schuppert et al., 2012).

En síntesis, la presente tesis doctoral analiza un aspecto básico y de gran relevancia para el

conocimiento del TLP como es la conceptualización del trastorno. Sin embargo, tradicionalmente esta

no ha sido un área de estudio especialmente atractiva si se compara con otros aspectos del

trastorno que sí han captado el interés de los investigadores. De este modo, gran parte de la

investigación del TLP que se ha llevado a cabo en los últimos años se ha hecho sin haber clarificado su

heterogeneidad clínica y ello, como se ha comentado extensamente a lo largo de este trabajo,

puede estar condicionando los hallazgos de algunos estudios. Los resultados obtenidos en los estudios

realizados ofrecen una posible vía para entender la complejidad de la psicopatología del TLP,

definiendo grupos homogéneos de pacientes caracterizados por el predominio de un conjunto de

síntomas o componentes. Además, como ya se ha comentado extensamente, los resultados de los

tres trabajos presentados no invalidan el diagnóstico actual del TLP, sino que lo complementan y

ofrecen la posibilidad de desarrollar nuevas vías para su estudio. En definitiva, mediante

una mejor

88
Trastorno Límite de la Personalidad: DISCUSIÓN

conceptualización se podría evitar, como refiere Gunderson, que ‘el TLP sea para la psiquiatría lo que

la psiquiatría es para la medicina’ (Pág. 535; Gunderson, 2009), para hacer referencia a un trastorno

que actualmente continúa enormemente estigmatizado y rechazado por los propios profesionales de la

salud mental, básicamente por el hecho de no conocerlo adecuadamente.

89
Trastorno Límite de la Personalidad: CONCLUSIONES

7. CONCLUSIONES
Trastorno Límite de la Personalidad: CONCLUSIONES

7. CONCLUSIONES

7.1. Se pueden definir diferentes componentes de los síntomas del diagnóstico de TLP según

el DSM-IV.

7.2. La presencia de trastornos comórbidos concretos y relacionados con parte de la

sintomatología del TLP permite agrupar pacientes que comparten el predominio de un

determinado componente de la psicopatología del TLP.

7.3. El constructo de tres componentes es el que se ajusta mejor a la estructura de los

síntomas del TLP.

7.4. El predominio de un determinado componente de la psicopatología del trastorno

define grupos de pacientes, dentro de la categoría TLP, con elevada homogeneidad

interna y heterogeneidad intergrupal en su presentación clínica.

7.5. El análisis del TLP en base a los componentes de su psicopatología permite reducir la

gran variabilidad clínica que le caracteriza y de este modo optimizar la investigación del

trastorno.

93
Trastorno Límite de la Personalidad: REFERENCIAS

8.REFERENCIAS

95
Trastorno Límite de la Personalidad: REFERENCIAS

8. REFERENCIAS

- American Psychiatric Association (1980). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders,
3rd ed. Washington, DC, American Psychiatric Association.

- American Psychiatric Association (1994). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders,
4th ed. Washington, DC, American Psychiatric Association.

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8
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXOS

ANEXOS

10
9
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

ANEXO 1

Borderline personality disorder diagnosis:

concordance between clinical and

semiestructured interview evaluation

111
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

113
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

114
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

115
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

116
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

117
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

118
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 1

119
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

ANEXO 2

The SCID-II and DIB-R interviews: Diagnostic

association with poor outcome risk factors in

Borderline Personality Disorder

121
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

123
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

124
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

125
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

126
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

127
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 2

128
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

ANEXO 3

Borderline Personality Disorder (BPD)

diagnosis with the self-report Personality Diagnostic Questionnaire – 4+

(PDQ-4+):

Confirmation of the three factor structure

12
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Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

131
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

132
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

133
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

134
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

135
Trastorno Límite de la Personalidad: ANEXO 3

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