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1
Borja Cruz; 2Sergio Santana; 3Joaquín Antuña
1
Universidad Politécnica de Madrid https://orcid.org/0000-0001-5216-5251
2
Universidad Politécnica de Madrid https://orcid.org/0000-0003-0046-6989
2
Universidad Politécnica de Madrid https://orcid.org/0000-0003-2483-5646
Resumen
Cold‐formed steel structures are used extensively in construction. The use of structural
trusses and lattice joist fabricated from cold‐formed sections is increasing. A key
element in this kind of structures is the nature of connections between sections. The
paper shows and summarizes the different types of connections described in codes and
new techniques presented in recent papers and discusses its suitability in its applications
to lattice joist.
1. INTRODUCCIÓN
Los sistemas ligeros formados por perfiles de acero conformados en frío han tenido una
aplicación tradicional en España como correas ligeras en edificios industriales. En el
resto del mundo, estos sistemas están presentando un auge en su uso, tanto en
edificación residencial como comercial e industrial debido a las ventajas que introduce
desde el punto de vista de facilidad de montaje, menor peso y soluciones estructurales
más económicas. Esta forma de construir, conocida como light gauge steel framing, ha
tenido mayor implantación históricamente en países con tradición de construcción en
madera (balloon frame), donde la sustitución del acero por la madera se hacía siguiendo
la misma lógica constructiva y cambiando los clavos por tornillos como medios de unión
[7]. Sin embargo, las ventajas que ofrecen estos sistemas de construcción, unido al
desarrollo de las técnicas de construcción industrializada (control numérico, montaje en
taller, etc) ha propiciado un aumento de su implantación también en países donde esta
tradición constructiva no existía. De esta manera, en países como Portugal, España o
Italia empiezan a aparecer proyectos residenciales resueltos con estructuras formadas
por perfiles ligeros de acero conformado en frío. La construcción mediante sistemas de
celosías aumenta debido a la proliferación en el mercado de máquinas plegadoras
automáticas que pueden "fabricar" la estructura a partir de chapas de acero
galvanizado, utilizando para resolver toda la obra, un único tipo de perfil. De esta
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manera, la solución de vigueta es sustituida por celosías para resolver los vanos entre
paredes de carga.
El estudio de las celosías es bien conocido desde que la AISI, con la asistencia de la Light
Gauge Steel Engineers Association, publicó en 1995, un documento titulado Design
Guide for Cold‐Formed Steel Trusses [5], para facilitar el diseño de celosías con perfiles
conformados en frío. Se proporcionaba una guía para el análisis, así como limitaciones
para la conexión diagonal‐cordón. Los cordones son modelados como miembros
continuos y los montantes y diagonales modelados como articulados. Se permite el uso
de la sección transversal completa (bruta) en lugar de la sección efectiva para controlar
la capacidad de la celosía en estado de servicio. En términos de la excentricidad de la
diagonal al cordón, se permite el uso de dos modos de análisis: simple y múltiple. En el
simple, la excentricidad de la unión diagonal‐cordón es negada y las diagonales son
modeladas como coincidentes en un nudo común. En el modo múltiple, la excentricidad
es tenida en cuenta, simulando dos nudos donde cada diagonal se conecta al cordón.
Figura 1: Unión de celosía con nudos no coincidentes, modo de análisis múltiple tiene en cuenta la
excentricidad de la unión.
Con el fin de caracterizar las uniones entre perfiles para formar celosías, los autores han
iniciado una serie de trabajos experimentales con diferentes configuraciones. En estos
primeros trabajos experimentales realizados en laboratorio y la propia experiencia
construyendo estructuras de chapa de acero conformada en frío se ha observado un
fenómeno referente a la cedencia de las uniones atornilladas de las celosías, se observó
que la flexibilidad de las celosías industrializadas era mayor que la esperada, esto se
debe en parte, a la flexibilidad de la unión, de modo que se produce un deslizamiento
entre los perfiles cuando entran en carga. [8]. Esta cedencia de la unión hasta entrar en
carga implica una deformación inicial de la celosía que no es recuperada al desaparecer
la carga, quedando como deformación remanente. En los códigos no se contempla este
deslizamiento y tampoco lo tiene en cuenta el software específico de este tipo de
estructuras.
Un fenómeno similar es estudiado por Dizdar, Baran y Topkaya [11] donde los resultados
obtenidos en un estudio experimental sobre celosías publicado en 2019, indican que hay
diferencias remarcables entre los valores teóricos y los valores medidos en los ensayos,
en términos de rigidez y resistencia de las celosías. Diferencias que se incrementan
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cuando se analiza sin tener en cuenta un análisis de nudos múltiples, la carga de servicio
y de resistencia es menor en los ensayos que en el análisis numérico. Se estudia la
flexibilidad de la unión constatando que el número de conectores tiene más influencia
que el tipo de conector usado (remache o tornillo) y a su vez, la influencia disminuye
cuando el número de conectores por cada cara de la unión es de 3 o más. Lo destacable
del estudio [11] es que se plantea una ecuación para la rigidez de la unión y que puede
ser usada de forma analítica para predecir la rigidez de la celosía incorporando la
flexibilidad adicional de las uniones de las diagonales. De esta manera, la rigidez axial de
las diagonales varía entre 6 y 15% respecto a la rigidez original considerando nudos
rígidos en el modelo de cálculo.
Investigaciones recientes en los sistemas de celosías, como en Reda y col. [26] se centran
en predecir que miembro fallará primero dentro de la celosía y la capacidad de la cercha
entera. Sin embargo, para discretizar las uniones, se modelizan unos puntos con
restricciones tri‐axiales donde el módulo de Young que se asume es 10 veces el módulo
de los perfiles CFS, obviando el efecto de la flexibilidad de la unión en el estudio de la
celosía.
El objetivo del presente artículo es mostrar las soluciones de unión que se han realizado
hasta ahora en el ámbito de las celosías constituidas por perfiles conformados en frío.
En primer lugar, se describen los medios de unión empleados, fundamentalmente tres:
tornillos, pernos y remaches, así como las últimas innovaciones en medios de unión. Por
último, se discuten dichos medios de unión desde el punto de vista de idoneidad para la
ejecución de celosías con perfiles conformados en frío.
En la Standard for Cold‐Formed Steel Framing‐Truss Design [1] se establece que las
conexiones de las celosías pueden ser realizadas mediante tornillos, pernos o soldadura.
Tanto en la normativa americana como europea, así como en el resto de las normativas
del mundo, se establecen las fórmulas de cálculo de resistencia de la unión para el caso
de tornillos convencionales, tornillos roscachapa (autorroscantes), remaches, así como
para las uniones soldadas. Dichas formulaciones, muy similares en todas las normativas,
determinan la resistencia de la unión. Así, por ejemplo, en el caso de uniones sometidas
a cortante, la resistencia vendrá condicionada por el menor valor de la resistencia a
aplastamiento, la resistencia de la sección neta, y la rotura a cortante del medio de
unión. El marco de aplicación de la formulación expuesta en la normativa viene
determinado cuando se cumplen una serie de requisitos, principalmente que se respete
la separación entre los elementos de unión (en general 3 veces el diámetro del tornillo).
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En 1978, Stark y Toma [28] establecen los requisitos estructurales para las conexiones:
resistencia, rigidez, y capacidad de deformación.
Los autores llevaron a cabo más de 1200 ensayos de cortante con diferentes conexiones
(pernos, tornillos pretensados, tornillos autotaladrantes y remaches) y se establecen las
ecuaciones que serán incorporadas en los borradores de las recomendaciones europeas
para secciones conformadas en frío. La resistencia de la unión depende del modo de
fallo.
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gracias entre otros, a los trabajos mencionados de Stark y Toma [28] influyeron en el
resto de las normativas.
En 1990, Peköz [24] presenta las primeras ecuaciones para el diseño de conexiones a
cortante en EEUU, tras realizar más de 3500 ensayos. El estudio que presenta se centra
en dar unos resultados seguros para las conexiones de tornillos para unos rangos
prácticos de parámetros como: diámetro y resistencia del tornillo, tamaño del agujero,
si está pretaladrado o no, la resistencia de las chapas y el tipo de carga (tracción,
cortante y número de ciclos de carga); introduciendo algunas modificaciones a las
recomendaciones de los Eurocodigos de la época.
Figura 2: Disminución de resistencia de la unión en función del número de tornillos LaBoube y Sokol [16]
𝑃 𝑛 𝑃 𝑅
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.
𝑅 0.535 1.0
√
En 2007 el artículo de Bambach y Rasmussen [2] recoge los resultados de 120 ensayos
de conexiones simples de tornillos bajo fenómenos que simulan las condiciones reales
que se encuentran en la obra real: tolerancias de construcción que crean una
combinación de cortante y flexión en lugar de cortante puro, demasiado apriete del
tornillo que puede cortar la cabeza del tornillo, inserción no perpendicular a la chapa o
un impacto accidental a la estructura creando cargas dinámicas en la unión.
Entre los fenómenos observados cabe destacar que la separación entre las chapas tiene
un gran efecto en la capacidad de la unión. Los autores proponen unas ecuaciones de
diseño en la que se introduce la separación entre las dos chapas conectadas que
desarrolla la ecuación de diseño a cortante de la unión propuesta en la NAS (North
American specifications for cold‐formed steel structures), que simplifica como sigue:
𝑑
𝑃 𝜙𝑃 1
𝑑
Donde dsep es la distancia entre las chapas, y d el diámetro del tornillo. La ecuación
planteada tiene un límite de aplicación para diámetros de tornillos entre 5.5 mm y 6.5
mm, espesores de chapa entre 2 y 8 mm y límites del acero entre 250 Mpa y 450 Mpa.
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chapas y del grado del acero utilizado. Se demuestra que tiene gran influencia el tipo de
fallo de la unión en su ductilidad, el tipo de fallo T+B+PO es menos dúctil que el T+NSF
por lo que hace a este segundo tipo de unión mucho más conveniente para estructuras
sometidas a cargas dinámicas.
En 2014, Cornell [6] introduce un método para predecir el ángulo de inclinación de los
tornillos a través de un estudio experimental, el resultado se usa para identificar la
deformación de la conexión cuando se somete a un esfuerzo cortante, a medida que
aumenta la carga. La inclinación del tornillo es predicha en función del espesor de las
chapas y del paso de la rosca del tornillo.
En 2017, Bondok y Salim [3] presentan una investigación relativa a la capacidad de fallo
de las conexiones finales de las celosías. Se ensayaron 24 conexiones (con condiciones
simétricas y no simétricas) para determinar el fallo ante tensiones de cortante y tracción.
Se observa que añadiendo más tornillos se incrementa la rigidez y la capacidad última
de la unión, pero no siempre se mejora la tenacidad de la unión. Esta se ve afectada por
la configuración de los tornillos y por la dirección de la carga. Los resultados
experimentales muestran que, usando el mismo número de tornillos, pero diferentes
configuraciones, se reduce la tenacidad de la unión bajo cargas horizontales al menos
un 20%. Se comparan los resultados experimentales con las simulaciones numéricas,
observando en los modelos numéricos todos los detalles que fueron observados en los
ensayos.
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Las normativas van incorporando los avances en las investigaciones con uniones con
pernos, desde 1976, Mosby y Yu [20]. A partir de ahí, los trabajos de investigación
sucesivos han versado sobre el comportamiento semirrígido de este tipo de uniones.
c 5n 2 10 mm/kN
En 1997, ensayos experimentales llevados a cabo por Dubina y Zaharia [12], demuestran
un aumento de la capacidad de carga teniendo en cuenta el comportamiento semi‐
rígido de las uniones de las celosías en comparación con el supuesto clásico de uniones
articuladas. Se ensayan 10 probetas con uniones tipo T con pernos de métrica M12.
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Los últimos AISI permiten considerar la rigidez de las uniones en el diseño de celosías.
En 2006, Zaharia y Dubina [33] evalúan el comportamiento real de celosías de perfiles
conformados en frío con uniones atornilladas mediante pernos, usando modelos
teóricos y ensayos empíricos. Se evalúa la rigidez rotacional de uniones T de celosías,
determinando la fórmula de rigidez para la unión con perno atornillado y se ensayan a
escala completa de celosía para validar la formulación teórica.
Se llega a la conclusión de que todas las uniones son semi rígidas según la clasificación
del EU‐3. El deslizamiento rotacional inicial que se observa en las uniones T testadas, no
se presenta cuando se ensaya la estructura completa, considerando los autores que
estos desplazamientos no tienen influencia en la rigidez rotacional de las uniones de las
celosías. Esta deformación rotacional inicial es debida al trabajo de los pernos en placas
delgadas, la deformación elástica y plástica de los agujeros y la inclinación de los
tornillos. El estudio reveló que la respuesta de la celosía está influida no solo por la
rigidez rotacional sino también por la rigidez axial de las uniones en la dirección de la
fuerza axial de las diagonales.
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explosivos. En el caso de este tipo de unión no es necesario realizar el taladro del agujero
previamente.
En 1978, Stark y Toma [28] investigan las uniones con remaches dentro de las uniones
mediante fijaciones mecánicas, cuya formulación acabaría formando los primeros
borradores de los Eurocódigos.
Se comparan los resultados obtenidos en los ensayos con los calculados según los
códigos de diseño estructural investigando los factores que contribuyen a la respuesta
dúctil de la conexión de la celosía, aunque no se estudia la influencia de la rigidez de la
unión en el conjunto de la celosía.
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En 2019, Yan y col [39] presentan una investigación de ensayos a cortante de típicas
uniones: tornillos autorroscantes, remaches ciegos, remache autorroscante (SPR) y
clinchado (unión por aplastamiento). Se investiga el efecto del espesor de las chapas y
la relación entre espesores en el modo de fallo de la unión. Tanto los remaches como
los tornillos autorroscantes muestran una deformabilidad más alta y en estado último
de cortante una deformación más grande que las uniones SPR y clinchadas.
3. NUEVAS UNIONES
En los últimos años, varios sistemas de sujeción patentados han sido desarrollados,
esencialmente para su uso en semi o no aplicaciones estructurales y se utiliza
principalmente en una variedad de aplicaciones industriales: automóvil, instalaciones
de climatización y electrodomésticos y que actualmente no tienen un respaldo
normativo para su diseño. A continuación, se describen algunas de las principales:
Presentadas en 2015, se trata de un tipo de unión articulada llamada HRC («Howick Rivet
Connector»).Este tipo de unión es estudiado por Mathieson, Clifton y Lim [18].,
consistente en un remache tubular desarrollado por la empresa Howick, uno de los
principales fabricantes de máquinas automáticas de plegado de perfiles conformados
en frío, y pensado expresamente como unión para celosías fabricadas con sus máquinas.
Los ensayos experimentales muestran resultados muy similares a los resultados
esperados usando modelos de elementos finitos y formulación usada en la normativa
AS/NZS 4600. Los modos de fallo observados fueron deslizamento y fallo por cortante
del remache, por tanto, la unión HCR se comporta de manera similar a las uniones con
pernos en estructuras de acero. Del mismo autor es otro artículo [19], donde se
comparan celosías constituidas por tornillos autorroscantes con celosías constituidas
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por uniones HCR, observándose que estas últimas presentan una rigidez
considerablemente mayor. Los autores proponen unas modificaciones de las ecuaciones
de diseño para pernos para el cálculo de la capacidad de celosías con uniones HCR.
La aplicación de este tipo de unión a perfiles conformados en frío está aún en proceso
de desarrollo.
En 1993, se llevan a cabo los primeros ensayos, pero limitados a unas pequeñas
muestras que no permitían predecir unas ecuaciones de diseño basadas en los test
realizados.
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En 2015, Haque y col [37] desarrollan una formula empírica para calcular la longitud de
interbloqueo que a su vez controla la resistencia a cortante de la unión.
En 2017, Yan [38] presenta un estudio piloto de la resistencia a cortante de las uniones
SPR en perfiles conformados en frío, proponiendo un original método de diseño basado
en modelos de transmisión de enfermedades infecciosas para el cálculo de la resistencia
a cortante, considerando el efecto de grupo de los conectores en la resistencia de la
unión.
En 2018, Xie y col. [31] realizan 78 ensayos de uniones a cortante donde se observa que
el espesor de las chapas tiene un gran efecto en el modo de fallo de la unión. Presentan
una formulación empírica en función del espesor de las chapas y de la longitud del
remache para el cálculo de la resistencia a cortante de la unión.
Figura 12: Ensayo de celosía con uniones SPR, se ven las rótulas que se forman, Song y col. [27]
En 2019, Yan y col [39] investigan el efecto del espesor de las chapas y la relación entre
espesores en el modo de fallo de la unión que tiene gran influencia en las uniones SPR.
Se propone un método de diseño de la unión basado en la AISI S100‐16 y Eurocódigo
(prEN1999‐1‐4) a partir de la formulación de remaches ciegos quedando como sigue:
𝑡 .
𝑃𝑎𝑟𝑎 1.0; 𝑃 𝛼 𝑡 𝑑 𝐹
𝑡
𝑡
𝑃𝑎𝑟𝑎 1.5; 𝑃 𝛼 𝑑 𝑡 𝐹
𝑡
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Entre las ventajas que introduce este tipo de unión destaca: No requiere calor y por
tanto no destruye el recubrimiento galvanizado. Es un proceso rápido e ideal para
automatización. No requiere de mano de obra especialmente cualificada. Hay un ahorro
de energía frente a la unión soldada de un 10‐15%. No son necesarios consumibles como
tornillos o remaches.
Para una unión efectiva, la extensión de la unión tiene que ser mayor de un 30% del
agujero original que haría la prensa hidráulica.
Hay varios tipos de uniones por aplastamiento, las formas más convencionales son
rectangular y circular. La fuerza necesaria para formar la unión es transmitida mediante
presión hidráulica, dicha presión varía durante el proceso de formación de la unión, en
lo que se conoce como fuerza‐recorrido.
Los modos de fallo de la unión son dos: Fractura del cuello y separación de los botones.
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Estas uniones aplicadas a estructuras de perfiles conformados en frío están aún en una
fase de desarrollo. En 2017 se presenta el artículo [21] donde se comparan los resultados
de uniones por aplastamiento circulares y rectangulares con otros métodos de unión:
remaches, tornillos autorroscantes, soldadura, uniones por aplastamiento con adicción
de remache (17) y uniones SPR. Las conclusiones del estudio muestran que las uniones
por aplastamiento con adicción de remache (ClinchRivet) son un 72% más resistente que
la unión mediante remache ciego. Cabe destacar que la unión soldada presenta el menor
desplazamiento inicial con respecto al resto de uniones ensayadas y las uniones con
tornillos autorroscantes presentan la mayor deformación.
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La unión Rosette se forma entre dos chapas taladradas previamente, una de las chapas
tiene un agujero con collar que encaja dentro del agujero de la otra chapa.
Posteriormente, la herramienta Rosette penetra en los orificios, los cabezales se
expanden y luego se retiran con fuerza hidráulica. El cabezal de la herramienta engarza
el collar uniendo las dos chapas, la presión ejercida es reforzada por múltiples dientes
en el perímetro de la unión. El artículo presenta los resultados de los ensayos a tracción
de dos chapas y los ensayos de de uniones T, dos perfiles conectados
perpendicularmente por las alas mediante una unión de 20 mm de diámetro. Se aplicó
una velocidad de carga de 1mm/min, se observó una variación de la resistencia de la
unión dependiendo de cual sea la pieza que tiene el collar, que cuando se hallaba en la
pieza que hacía de cordón era un 20% inferior que cuando el collar se encontraba en el
montante perpendicular. Los ensayos a cortante de esta unión la convierten en un
método adecuado de unión para estructuras conformadas en frío.
4. DISCUSIÓN
Aunque las soldaduras son posibles, la mayoría de los perfiles utilizados son
galvanizados, por lo que la soldadura destruye el galvanizado, produce gases nocivos y
requiere más energía, además del uso de mano de obra cualificada por lo que lo
convierten en un tipo de unión no adecuado para un uso extensivo en las estructuras de
perfiles conformados en frío.
En el caso de tornillos convencionales o pernos, el fallo del material ocurre mucho antes
del fallo del tornillo, por lo que este no está siendo usado en toda su capacidad. La
mayoría de las investigaciones relativas a pernos versan sobre el comportamiento
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Las uniones con remaches ciegos tienen una alta capacidad a cortante, ductilidad y
flexibilidad en la construcción. Como desventajas, requieren de un proceso complicado
de realizar, es difícil de automatizar y son muy costosos.
Las uniones con tornillos autotaladrantes tienen una alta ductilidad y deformabilidad.
Como desventajas están su baja eficiencia, peor calidad y apariencia, además de un
proceso de ejecución que requiere de la pericia del operario. Casfont y col [4] establecen
que la ductilidad depende de los siguientes factores: número de tornillos, diámetro,
espesor de las chapas y grado del acero, a lo que añadir la configuración de los tornillos
y la dirección de la carga (Badok y Salim [3])
Las uniones HCR son a priori una muy buena alternativa como medio de unión para
celosías. Presentan un comportamiento similar a los pernos pero con una rigidez y
resistencia mayor. Los primeros artículos presentados [18] [19] plantean su idoneidad
pero requieren de un mayor estudio futuro para plantear ecuaciones de diseño. Otra
dificultad de su uso es que está limitado a la fabricación de estructuras prefabricadas
en taller por un fabricante concreto lo que dificulta que se convierta en un método de
unión extensivo.
Las uniones Rosette fueron presentadas a finales del siglo XX y no han tenido una
continuidad ni en el desarrollo industrial por parte de la empresa desarrolladora del
sistema Fusa Tech Inc, ni por parte de los autores de la investigación, quedando
superada por otras alternativas de uniones aplastadas más sencillas.
Las uniones por aplastamiento (clinchadas) tienen ventajas relativas a alta rigidez,
sencillez y bajo costo, sin embargo, debido a su baja resistencia a cortante y muy baja
deformabilidad no la hacen apropiada como método de unión de elementos sometidos
a esfuerzos grandes, por lo que su uso para celosías, en principio, no parece el más
adecuado. Por otro lado, las tipologías de celosías estudiadas por Pedreschi y Sinha [23]
son complejas de ejecutar, requieren la unión de 3 chapas (las dos de los perfiles que
conforman los cordones superior e inferior y la chapa del alma del montante o diagonal).
Las uniones clinchadas no parece que puedan ser ejecutadas en sistemas
convencionales de celosías formadas por U en los cordones y C en los montantes y
diagonales.
Las uniones SPR (autorremachadas), con un proceso de unión simple, de buena calidad
y apariencia, tienen un gran potencial en estructuras prefabricadas en taller, dada su
alta capacidad a cortante y rigidez. Como desventajas, se encuentran su alto coste y su
pobre flexibilidad. Tampoco son apropiadas para ejecutar estructuras in situ debido a
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5. CONCLUSIONES
En la opinión de los autores, los tornillos autotaladrantes siguen siendo la mejor opción
para resolver las uniones de estructuras con perfiles conformados en frío. Son la opción
más económica. En aras de una mayor industrialización, mejoras como el pretaladro de
la unión para facilitar la unión se hacen necesarias, sin embargo, como afecta el
pretaladro en la rigidez de la unión necesita un mayor estudio.
Este artículo resume las investigaciones referidas a las conexiones mecánicas entre
perfiles conformados en frío. Hay algunas lagunas en el conocimiento que deben ser
rellenadas en los códigos de diseño para las conexiones con perfiles conformados en
frío.
6. TRABAJO FUTURO
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7. AGRADECIMIENTOS
8. REFERENCIAS
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[15] René Kubik y L’ubos Kascak. “Modern mechanical joining methods utilized in car
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