El Esequibo
El Esequibo
El Esequibo
Mediante un tratado con los Países Bajos, Londres -que en 1814 había adquirido apenas una
pequeña parte - no tenía definida su frontera occidental. La ambición británica de aquel imperio
le llevó a contratar al “explorador” Robert Schomburgk, un botánico prusiano, quien definió lo
que se llamaría la primera línea "Línea Schomburgk" luego extendida en sus mapas de un modo
arbitrario -sin consultar con el Gobierno venezolano- para servirle al Reino Unido de Gran
Bretaña decenas de miles de kilómetros cuadrados (km2) adicionales. A tenor de ello y a su
conveniencia colonizadora, Gran Bretaña modificó los mapas, con la manifiesta intención de
trazar una cuarta línea demarcadora en un plano que se publicó en Londres, a partir del cual, el
Imperio británico pretendió anexarse 141.930 km2, hasta la población venezolana de Upata,
integrada para 1840 al sureste del país. En 1841, ya el Gobierno venezolano del general José
Antonio Páez (1790-1873), presidente en tres períodos -también en este contexto (1839-1843)-
denunció una incursión por parte del Imperio británico en el territorio venezolano al oeste del río
Esequibo.
Así Venezuela buscó por años el respaldo de Estados Unidos (EE.UU.), una potencia emergente
para que se pusiera del lado de Venezuela. Con la "América para los americanos": la Doctrina
Monroe -autoría de John Q. Adams y atribuida al presidente James Monroe- fue creada en 1823
“en rechazo al imperialismo europeo”. Estableció que la intervención de éstos, sería vista como
un acto de agresión que requeriría la intervención de los Estados Unidos de América.
Esta intervención dio lugar a intercambios entre Londres y Washington que dio paso en 1897 a
la firma del Tratado de Washington, mediante el cual Venezuela se vio obligada a aceptar un
arbitraje injusto, sin que ningún venezolano fuera miembro de la Comisión Arbitral. Con el
Laudo de París en 1899 no sólo se consumó un procedimiento arbitrario y fraudulento entre
potencias imperiales, una emergente una establecida, sino que fueron violadas las propias
reglas del tratado anterior, al dictarse una decisión basada en motivos políticos ajenos a los
intereses de ambas partes, dejando de lado los intereses de Venezuela, a la que le fue sometida
y engañada su voluntad, bajo coacción por los grandes imperios de la época y sin motivación o
justificación alguna. De esta forma se despoja a Venezuela de una importante parte de su
territorio.
En 1949 se descubre el fraude del Laudo Arbitral de París, al resultar publicado el Memorándum
de Severo Mallet-Prevost, en The American Journal of International Law, donde se revela la
negociación tras bastidores: el contenido de una verdadera estafa.
Esta es una historia de saqueos, negociaciones diplomáticas y engaños políticos, como bien
dice el profesor Eugenio Hernández-Bretón.
Desde marzo de 2018, Guyana inició un juicio contra Venezuela ante la Corte Internacional de
Justicia (CIJ) con sede en La Haya, Reino de los Países Bajos.
Guyana alegó que el límite entre ese país y Venezuela quedó fijado a través de una decisión del
tribunal arbitral en París, el 3 de octubre de 1899, por lo que exigió ante esa Corte que declarara
el Laudo con efecto obligatorio.
El Acuerdo de Ginebra, firmado unos tres meses antes de que Guyana se independizara del
Reino Unido, instauró el mecanismo práctico para solucionar mediante negociaciones la
controversia limítrofe terrestre entre Venezuela y Guyana, por medios pacíficos, refirió el
profesor Eugenio Hernández-Bretón, experto e ilustre miembro de la delegación de Venezuela
en las audiencias del caso.
Fue en enero de 2018, cuando el noveno secretario general de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), António Guterres, realizó una particular interpretación del Acuerdo de Ginebra,
por lo que propuso que la controversia fuera conocida por la CIJ.
Este planteamiento no fue aceptado por Venezuela. Venezuela ha sostenido históricamente que
conforme con el Acuerdo de Ginebra, la CIJ no tiene jurisdicción para resolver una controversia
que debe ser resuelta mediante un arreglo práctico y mutuamente satisfactorio, de modo que
los medios no jurídicos debían seguir experimentándose sucesivamente hasta alcanzar tal
negociación. Consecuente con esta posición, Venezuela que decide no asistir al juicio, en tanto
fue ignorado el Acuerdo de 1966 que preceptúa alcanzar una negociación amistosa. Ante tal
circunstancia, la CIJ debió abrir una fase preliminar para conocer si tenía jurisdicción, para
conocer de la absurda demanda unilateral solicitada por Guyana.
Aun así, prosiguió y permitió que Guyana presentara sus alegatos en noviembre de 2018, ante lo
que Venezuela reiteró en 2019, la posición de reconocimiento histórico de su territorio nacional
y enfatizó que el Acuerdo de Ginebra tampoco contenía su consentimiento para que la CIJ
conociera de la demanda de Guyana.
El profesor Eugenio Hernández-Bretón calificó este paso como “muy importante para
Venezuela”, porque fue registrado “que también tiene jurisdicción para conocer acerca de la
cuestión conexa de la solución definitiva de la disputa territorial terrestre”, entre ambos países.
Igualmente, es relevante que la CIJ declarara por voto unánime “que no tiene jurisdicción para
conocer de las pretensiones de Guyana, que pedía la desocupación de la parte oriental de la isla
de Anacoco, en el río Cuyuní y de otros territorios, que Guyana dice que Venezuela ocupa
ilegítimamente”.
De la misma forma la CIJ rechazó conocer de las demandas de Guyana en las que pedía que
Venezuela cese sus advertencias o acciones “contra personas que realizan actividades
económicas en el territorio guyanés y que Venezuela indemnice a Guyana por los daños que le
ha causado por todo lo anterior”. “Todo esto, relativo a hechos posteriores a la firma del
Acuerdo de Ginebra, fue rechazado unánimemente por la CIJ en contra de Guyana”, afirmó el
analista Hernández-Bretón. Además circunscribió su jurisdicción al territorio terrestre.
En marzo del 2022, Guyana presentó sus alegatos acerca de la validez del Laudo de 1899 y para
el mes de junio del 2022 -dentro del lapso reglamentario- Venezuela presentó sus objeciones
preliminares acerca de la inadmisibilidad de la demanda de Guyana. De la misma forma refutó
que si la CIJ tenía jurisdicción -según su propia decisión de 18 de diciembre de 2020, la cual
Venezuela rechaza- para el correcto ejercicio de esa atribución, entonces sería indispensable la
participación del Reino Unido que es el implicado principal en la validez o nulidad del laudo
objeto de la demanda unilateral presentada por Guyana.
Este particular fue rebatido por Guyana y la CIJ. No obstante, el profesor Eugenio Hernández-
Bretón, profesor de Derecho Internacional Privado en la Universidad Central de Venezuela,
afirmó que “al decidir, la CIJ salvó expresamente el alegato venezolano, de que no obstante que
el Reino Unido no es parte procesal en el juicio en curso, si es una parte histórica en el caso y,
de tal forma, los alegatos venezolanos acerca de la conducta irregular del Reino Unido, serán
objeto de examen en el juicio como causal de nulidad del Laudo de 1899, aún sin la presencia
del Reino Unido, que así lo había consentido al firmar el Acuerdo de Ginebra”.
Para el lunes 8 de abril de 2024 está fijada la continuación de la llamada “fase de mérito” del
juicio más importante para Venezuela en los últimos 130 años. “Hay factores que definen la
situación por la que pasa Venezuela, uno de estos es la Corte que va a definir este conflicto, y
que no será la que está actualmente, ya que en noviembre de este año hay elecciones, se
renueva, y serán los elegidos los que analicen el caso venezolano en 2024”, reflexiona el
historiador, diplomático y agente de Venezuela ante la CIJ, Samuel Moncada.
En la reparación ante la injusticia cometida con Venezuela, trabaja un equipo legal integrado por
prestigiosos profesores, importantes historiadores, sumados a litigantes europeos y
latinoamericanos. El trabajo de la preparación de la estrategia, la recopilación de pruebas y la
formulación de los alegatos que apoyan la posición histórica de Venezuela, es intenso, insistió
Hernández-Bretón.
Como a finales del siglo XIX, la presencia de EE.UU. potenció su protagonismo en las disputas
por los mercados de capital y las fuentes de materias primas, erigido como el gran “hermano”
de sus “endebles” vecinos; al comienzo del siglo XX su estrategia de intervención en
Latinoamérica y el Caribe, es de más “garrote”.
Tal como ayer, cuando EE.UU. impulsó “la era del imperialismo”, hoy, como aves de rapiña
sobrevuelan cada conflicto.
Ahora se manifiestan en la forma del gigante estadounidense del petróleo, Exxon Mobil, que
anunció en mayo de 2015, el descubrimiento de un yacimiento en un área costera de la frontera
entre Guyana y Venezuela.
Clasificada por la revista Fortune como la segunda empresa con mayor caudal monetario del
mundo en 2009- la primera fue Royal Dutch Shell- ya para marzo de 2012, Exxon Mobil se
convirtió en la empresa más lucrativa de América.
Es un hecho que Guyana ha firmado un modus vivendi con EE.UU. Desde tiempo atrás con un
vértice importante en 2015 le concedió las licencias correspondientes a la compañía, para
explotar petróleo y gas. En 2022 Exxon Mobil descubrió dos yacimientos adicionales.
Evidentemente el lado venezolano no objeta que Guyana avance en la industria petrolera. El
problema está en su interés en traspasar lo que sería los límites naturales de un espacio
marítimo sobre el cual no tiene título de soberanía, que en todo caso está sujeto a delimitación,
del cual ningún país puede disponer unilateralmente, sacrificando los intereses y derechos de
otros.
“Hay una campaña contra Venezuela brutal, mienten, es financiada por la Exxon Mobil,
transnacional petrolera estadounidense vinculada al lobby armamentista de Washington, que
tiene gran influencia dentro del Pentágono. (…) La Exxon Mobil ha financiado una campaña en la
televisión, radio, prensa, factores políticos del Caribe, de Guyana específicamente”. Expresó en
el 2015 el presidente venezolano Nicolás Maduro, en exclusiva para teleSUR, al tiempo que
afirmó que la Guayana Esequiba le pertenece a la nación. “Es una gran provocación, para
llevarnos a un conflicto de intensidad y tratar de minar la unión del Caribe, de América Latina”,
precisó.
La República Bolivariana de Venezuela hará valer sus derechos legítimos sobre el territorio de la
Guayana Esequiba. Esta es una batalla pacífica por el decoro y la independencia de un pueblo
útil como el venezolano y, con la defensa de su soberanía, se conquista un servicio universal.
Para ello necesita una resistencia que no sólo defiende lo logrado, sino que profundice en una
cultura liberadora, porque en el fiel de América, está el respeto a la soberanía. “Es un mundo lo
que estamos equilibrando”, al decir de José Martí.
Culminó una etapa en esta historia de usurpación territorial que se inició en 1839 cuando el
naturalista prusiano Robert Schomburgk, desconociendo la frontera entre Venezuela y Guayana
Británica en el río Esequibo, presentó su línea que abarcó 142.000 km2 al occidente de esta
arteria fluvial, en suelo venezolano de la provincia de Guayana.
Fue solo en 1962 cuando, luego de la razonada y extensa exposición del ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela, Marcos Falcón Briceño, ante el Comité Político Especial de la XVII
Asamblea de las Naciones Unidas, el gobierno británico accedió a discutir la materia en
conversaciones tripartitas. Por iniciativa venezolana participaron en ellas representantes de
Gran Bretaña, Guayana Británica y Venezuela.
El Acuerdo de Ginebra contempló la creación de una comisión mixta para llegar a una solución
satisfactoria de la controversia en común acuerdo con los respectivos gobiernos. La existencia
de la comisión representaba, desde el punto de vista venezolano, el reconocimiento de la
controversia como consecuencia de la impugnación hecha del Laudo de 1899. Con estas
facultades la comisión tenía que ser paritaria (dos venezolanos y dos guyaneses). Esta tenía
carácter político, no jurídico y en este sentido la presencia de un comisionado árbitro, es decir,
un quinto miembro, era ajena al espíritu mismo de la comisión.
El artículo 5° contempló dos provisiones: 1) El acuerdo no podía ser interpretado como una
renuncia o disminución de nuestra reclamación territorial. 2) Ningún acto o actividad en el
territorio reclamado por Venezuela conllevaba o representaba menoscabo alguno de nuestros
derechos ni apoyo de las pretensiones de Gran Bretaña o de Guyana. Se reconocía así cualquier
reserva venezolana sobre concesiones otorgadas o que pudieran adjudicarse en la Zona en
Reclamación.
La comisión mixta trabajó desde julio de 1966 hasta el 17 de febrero de 1970. Se acordó un
plazo de cuatro años después de arduas discusiones con los británicos, quienes en un principio
exigieron treinta años. Se efectuaron dieciséis reuniones formales y una de carácter informal,
pero no se logró el propósito. Guyana desde un primer momento sostuvo que el objetivo del
Acuerdo de Ginebra no era otro que el de establecer la validez de la contención venezolana de
que el Laudo de 1899 era nulo e írrito, negándose a discutir seriamente las posibles soluciones,
e incluso los caminos que pudieran conducir al entendimiento entre los dos países.
Guyana neutralizó los efectos del acuerdo y pretendió llevar las negociaciones hacia un punto
muerto donde no era posible alcanzar un avenimiento en una comisión diplomática, paritaria y
negociadora. Venezuela insistió en que su objetivo era llegar a un arreglo práctico de la
controversia, satisfactorio y aceptable para las partes. No se explicaría, arguyó, que si la
controversia se limitaba a demostrar la validez o nulidad del laudo, por qué razones Guyana
aceptó firmar el documento, ¿qué sentido tenía proponer una solución práctica y mutuamente
satisfactoria a una controversia estrictamente jurídica como alegaba Guyana?
Venezuela y Guyana tienen que sentarse a negociar de manera directa, sin interferencias de
terceros. Politizar e internacionalizar el asunto pudiera ser un error.
Debemos insistir con Guyana y hacerle comprender la conveniencia que tiene para su futuro
económico llegar a un arreglo práctico con Venezuela. Guyana necesita desarrollar sus
recursos naturales pero para ello debe llegar a un acuerdo definitivo con Venezuela en la Zona
en Reclamación, entendida como espacio terrestre y su proyección marítima.
El Acuerdo de Ginebra, fue suscrito el 17 de febrero de 1966, en esa ciudad del país suizo, y se
establecieron los mecanismos para iniciar un proceso de revisión discusión y búsqueda de
soluciones satisfactorias a una controversia que afecta el territorio y la soberanía de Venezuela
y Guyana.
En este acuerdo se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe-
territorial sobre la Guayana Esequiba, surgida de la contención venezolana ante la ONU, en 1962,
de considerar nulo e írrito el Laudo Arbitral de París de 1899, que emitió el Tribunal Arbitral de
París y que definió la frontera común entre Venezuela y Guyana Británica.
Ante esto, ambas partes acordaron la creación de “una Comisión Mixta, con el encargo de
buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia”, reza el texto. La
cual, en un plazo de 4 años tendría que decidir cuál podía ser la solución al problema limítrofe,
una vez vencido este plazo, se suscribe en 1970 el Protocolo de Puerto España entre Guyana,
Reino Unido y Venezuela por el cual se congelaba, por un término de 12 años, parte del Acuerdo
de Ginebra. En 1982 Venezuela decide no ratificar el Protocolo de Puerto España y se vuelve a
lo establecido en el acuerdo.
¿Sigue vigente el tratado o acuerdo de ginebra?
Se cumplen 57 años desde que se firmó el "Acuerdo para resolver la controversia entre
Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre la frontera entre
Venezuela y Guayana Británica", bajo el No. 8192, mejor conocido como el Acuerdo de Ginebra
de 1966 por haberse alcanzado en dicha ciudad suiza.
Y realizar un nuevo llamado a negociaciones con Guyana de acuerdo con el Acuerdo de Ginebra.
En noviembre de 2022, la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez destacó ante la CIJ que
Venezuela fue despojada de su territorio con base en un fraude motivado a razones
extractivistas: "Es una demanda que versa sobre el laudo arbitral de 1899, cuando ni siquiera
Guyana existía como República, y ellos pretenden un siglo después lavar la cara del Reno Unido,
de los despojos, ocupaciones en otros países".
Guyana busca desconocer el Acuerdo de Ginebra, un tratado entre las partes para resolver la
diferencia firmado en 1966 que se mantiene vigente. La vicepresidenta venezolana resaltó que
la violación de este tratado apunta a favorecer a las transnacionales energéticas
estadounidenses y europeas que extraen petróleo del territorio ilegalmente.
¿En qué fecha se descubrió los yacimientos petroleros del Esequibo?
En el año 2015 se dio el primer hallazgo de petróleo en el pozo Liza1 del “Bloque Stabroek” de
27.000 km2, las actividades de exploración no han cesado y se considera que con los
descubrimientos hasta el 2021 (pozo Uroek2) las reservas estimadas están cercanas a los
11.000 millones de barriles de petróleo con las exploraciones iniciales.
La disputa se remonta a los tiempos de la colonia, cuando Holanda entregó a Gran Bretaña sus
derechos sobre lo que es hoy Guyana y Surinam; pero en el acuerdo no quedaban claros
algunos límites fronterizos.
Por ello, los ingleses enviaron a la zona, entre 1835 y 1840, al explorador alemán Robert
Schomburgk, quien comenzó a trazar líneas territoriales para definir los límites que, según
Venezuela, estaban establecidos desde la creación de la Capitanía General -la primera forma de
organización territorial en América- y las provincias.
Es en 1841 cuando ocurre el primer reclamo formal de Venezuela a Gran Bretaña por el
territorio, tras denunciar una invasión de los colonos ingleses en sus dominios.
Para entonces, Gran Bretaña era un imperio poderoso, por lo que Caracas solicitó la ayuda de
EE.UU. invocando la doctrina Monroe: "América para los americanos". Y el conflicto
desencadenó en el primer arbitraje por el caso.
Ese litigio se conoció como el Laudo Arbitral de París de 1899 y concluyó con una sentencia
que le otorgó el territorio a Gran Bretaña. Venezuela rechazó el fallo, pero no logró en su
momento impugnarlo.
¿Cómo se llama la línea fronteriza que divide a ambos países en el Esequibo?
Venezuela reclama el territorio como propio y, en sus mapas, el área suele aparecer rayada
oblicuamente o con la leyenda Zona En Reclamación, sujeto al Acuerdo de Ginebra de 17 de
febrero de 1966.[3] El territorio es reclamado como parte integrante de la jurisdicción de los
estados Bolívar[4] y Delta Amacuro.[5]
Guyana posee el territorio como soberano, y en sus mapas el área aparece como parte
integrante de seis regiones del país, abarcando la totalidad de las regiones de Barima-Waini,
Pomeroon-Supenaam y Cuyuni-Mazaruni; la mayor parte de las regiones de Alto Takutu-Alto
Esequibo y Potaro-Siparuni; y la parte occidental de la región de Islas Esequibo-Demerara
Occidental (las tres últimas tienen sectores a ambos lados del cauce principal del río Esequibo).