PARTE II Constitución Jerarquica

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DIÓCESIS DE CIUDAD

ALTAMIRANO.

SEMINARIO DE “LA ANUNCIACIÓN”.

MATERIA: LIBRO SEGUNDO (PUEBLO DE DIOS).

PROFESOR: PBRO. LIC. ISRAEL LOZA GAMA.

ALUMNO: GUILLERMO CANO MACEDO.

SÍNTESIS TRABAJO FINAL:


PARTE II: LA CONSTITUCIÓN JERÁRQUICA DE
LA IGLESIA

Cd. Altamirano
Gro.
27 de Nov 2023
PARTE II: LA CONSTITUCIÓN JERÁRQUICA DE LA IGLESIA
INTRODUCCÓN:
El código anterior, de 1917, cuando se refería a los bautizados, utilizaba el término:
personas, considerando un papel primordial a los clérigos, lo cual hacia que los demás
fieles fueran considerados sujetos pasivos de la actividad de la Iglesia, cosa que cambia en
el código vigente, que es de 1983, encontramos algo novedoso y llamativo, pues, presenta
al fiel o fiel cristiano como una figura central, además para referirse a los bautizados, lo
hace con el concepto: Pueblo de Dios, lo cual nos pone de manifiesto que el tema que va a
predominar, que es llamativo y novedoso en este segundo libro del código de derecho
canónico es el nuevo concepto que trae de quienes han recibido el sacramento del bautismo,
considerándolos miembros de un pueblo, partícipes de una misma condición y naturaleza:
hijos de Dios, la cual se adquiere por medio del sacramento del bautismos (Canon 204). Lo
anteriormente mencionado nos muestra la primera temática que abordaremos en el estudio
de este libro del derecho.
Si bien es cierto, que nos encontramos ante el conceptos novedoso de Pueblo de
Dios, esto gracias al Concilio Vaticano II, quien ha proclamado la igualdad fundamental de
todos los fieles (L.G. 9 y 32), no podemos dejar de lado que dicho pueblo, está inverso en
una sociedad, la cual tiene unas características propias que la hacen ser eso (sociedad);
dicha sociedad posee unas formas de gobernar y ejercer dicha gobernabilidad es por ello
que la Iglesia siendo partícipe de los espacios en los ejerce su misión, adquiere del mismo
modo una estructura de gobernabilidad, es ahí donde nos encontramos con la jerarquía de la
Iglesia.
Teniendo en primer momento claro el cambio que se ha dado desde el código de
1917 hasta el que está vigente en nuestra Iglesia, el de 1983, abordaremos en este curso de
modo general dos temáticas de estudio: la primera parte del libro II Pueblo de Dios, la cual
trae por nombre De Los Fieles Cristianos (cánones 204 – 329), posteriormente abordaremos
la segunda parte que tiene por nombre: De La Constitución de la Iglesia (cánones 330 –
572), y por último una breve mención de los institutos de vida consagrada y sociedades
apostólicas.
La Iglesia es una sociedad estructurada donde unos tienen la misión de guiar a los
otros. La asistencia del Espíritu Santo a toda la Iglesia para que no se equivoque al creer se
da también al magisterio para que enseñe fiel y auténticamente la Palabra de Dios. Desde
siempre la Iglesia ha llamado al orden del presbiterado solo a los varones bautizados: se ha
sentido vinculada a la voluntad de Cristo, que eligió como Apóstoles solo a hombres.
La Iglesia en la tierra es, a la vez, comunión y sociedad estructurada por el Espíritu
Santo a través de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de los carismas. Es comunión de
los hijos de Dios porque todos son bautizados y comulgan del mismo Pan, que es Cristo. Es
sociedad estructurada porque entre los bautizados se dan relaciones estables por las que
unos tienen la misión de guiar a los otros.
Como el pastor guía y cuida el rebaño, llevándolo a sitios seguros donde puede
alimentarse con buena hierba, según la imagen bíblica (cf. Jn 10, 11-18; Sal 22), así Cristo
pide a los que ha constituido pastores en la Iglesia para hacer lo mismo. La distinción entre
pastor y rebaño y la dedicación vital al rebaño por parte del pastor, como Cristo que ha
dado la vida por las ovejas, es una imagen bíblica que -dentro de sus lógicas limitaciones-
puede ayudar a entender la presencia simultánea de la comunión y de la estructuración
social en la Iglesia.
Los mismos sacramentos que hacen la Iglesia son los que la estructuran para que sea
en la tierra el sacramento universal de salvación. Concretamente, por los sacramentos del
Bautismo, Confirmación y Orden, los fieles participan en formas diversas de la misión
sacerdotal de Cristo. De la acción del Espíritu Santo en los sacramentos y en los carismas
provienen las tres grandes posiciones históricas que se encuentran en la Iglesia: los fieles
laicos, los ministros sagrados (que han recibido el sacramento del Orden y forman la
jerarquía de la Iglesia: diáconos, presbíteros y obispos) y los religiosos.

El hecho de decir que la Iglesia tiene una estructura jerárquica no quiere decir que
unos son más que otros. Todos, por el Bautismo, están llamados a la misión de llevar a los
hombres y el mundo a Dios. Esta misión viene directamente de Dios, sin que nadie necesite
el permiso de otro para realizarla. Sin embargo, para poder llevarla a cabo es necesaria la
gracia, porque sin Cristo no podemos hacer nada (cf. Jn 15,5). Por tanto, es necesario que
algunos -la jerarquía- hagan a Cristo sacramentalmente presente para los demás, para que
así todos puedan realizar la misión evangelizadora. El servicio a la misión de todos es la
razón de la existencia de la función jerárquica en la Iglesia. La relación entre fieles y
jerarquía tiene una dinámica misionera, y es continuación de la misión del Hijo en la fuerza
del Espíritu Santo. Por tanto, la jerarquía en la Iglesia no es fruto de circunstancias
históricas en que un grupo ha prevalecido sobre otro imponiendo su voluntad.

Competencia: Reconocer en las normas de la Iglesia que todos los bautizados


constituyen el pueblo de Dios; que cada uno hace parte de la jerarquía y está llamado a
ejercer su misión desde el principio de igualdad y diversidad. La vida de la Iglesia como
institución está orientada de modo exclusivo a la misión confiada por Cristo, en ese orden
se corresponden ciertas funciones públicas. Podemos hacer la comparación con un
organismo vivo, que realiza por sí mismo una serie de funciones vitales para atender a sus
necesidades esenciales (nutrirse, respirar, coordinar sus miembros y facultades para actuar).
Cenalmor, D. Miras, J. 2004.

Se reconocen como funciones públicas todas las actividades que se realizan de


modo oficial en nombre de Cristo y de la Iglesia, las cuales son ejecutadas por quienes
integran su jerarquía, dichas actividades deben estar direccionadas a la evangelización y a
las necesidades presenten en el mundo, es por ello que a continuación conoceremos los
diferentes oficios eclesiásticos y organismos colegios presentes en la Iglesia, ahí la
necesidad de definir cada uno. Según el canon 145 es oficio eclesiástico todo cargo
constituido establemente para un fin espiritual. En cuanto a los organismos colegiales,
podemos manifestar que es la unión de los obispos entre sí con el Romano Pontífice como
cabeza.
EL ROMANO PONTÍFICE Y LA CURIA ROMANA
El Papa es el “Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el
Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles; es Cabeza del
Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra”.
(Canon 331. L.G. 22).
En el canon 331 encontramos la potestad que ejerce el Romano Pontífice en la
Iglesia, las cuales enunciamos a continuación, el Papa tiene potestad ordinaria y propia,
L.G. 27, potestad suprema, cánones 333. 1404, potestad plena, canon 749, L.G. 25, potestad
inmediata, canon 1417, potestad universal, canon 333, potestad de libertad en su ejercicio,
cánones 333. 337. 381. El Romano Pontífice, como todos los fieles, está subordinado a la
Palabra de Dios, a la fe católica, y es garante de la obediencia de la Iglesia.
Congregación para la doctrina de la fe # 7. El sínodo de los Obispos es una
asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, se reúne en ocasiones
para ayudar al Papa en cuestiones de fe, costumbre, disciplina eclesiástica y acciones de la
Iglesia en el mundo. (Canon 342). Podemos profundizar en los cánones 342 – 348. Los
cardenales constituyen un colegio peculiar, al que compete proveer a la elección del
Romano Pontífice, de igual modo lo asistente colegialmente y lo ayuda en el gobierno de la
Iglesia Universal. (Canon 349). Para profundizar están los cánones 349 – 359.
La Curia Romana, mediante la que el Romano pontífice suele tramitar los asuntos de la
Iglesia universal, y que realiza su función en nombre y por autoridad del mismo para el
bien y servicio de la Iglesia. (Canon 360). La Curia Romana está compuesta por la
secretaría de estado y por diversos organismos, los cuales reciben el nombre de dicasterios,
entre ellos tenemos: congregaciones, tribunales, consejos pontificios y oficios. Canon 360.
En cuanto a este tema podemos profundizar en la Constitución Apostólica Pastor Bonus de
Juan Pablo II, 1988. Hay que ser conscientes que la Iglesia no solo aparece visiblemente a
nivel universal, sino que de modo simultaneo se hace presente y actuante en las iglesias
particulares, de tal modo que abordaremos el tema de las iglesias particulares que son
expresión de la Iglesia de Cristo Una y Única, canon 368, L.G. 23.
1. LAS IGLESIAS PARTICULARES Y LOS OBISPOS
Las iglesias particulares son principalmente las diócesis. (Canon 368). La diócesis es
una porción del pueblo de Dios cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo en
colaboración del presbiterio. (Canon 369). Esta definición también la podemos profundizar
en el Decreto del Concilio Vaticano II Christus Dominus 11. En cuanto a la parte territorial
de una diócesis, lo podemos profundizar en el canon 372.
Al igual que las diócesis en el Iglesia también existen prelaturas o abadías
territoriales, que son una determinada porción del pueblo de Dios, delimitada
territorialmente y está al cuidado pastoral de un Prelado o Abad. (Canon 370). De igual
modo existen vicariatos apostólicos o prefectura apostólica, que igual es una porción del
pueblo de Dios que no sea constituido como diócesis. (Canon 371). Aquí podemos
profundizar en los cánones 371 – 374. En cuanto a los Obispos, debemos conocer que son
los sucesores de los Apóstoles en virtud del Espírito Santo que se le ha dado, son
constituidos Pastores de la Iglesia para que sean maestros de la doctrina, sacerdotes del
culto sagrado y ministros para el gobierno. (Canon 375).
Son obispos diocesanos a quienes se les encomienda el cuidado de una diócesis.
(Canon 376), quienes son nombrados por el Romano Pontífice. (Canon 377). En cuanto al
tema de los obispos diocesanos podemos profundizar en los cánones 381 – 402.
Dentro de las diócesis se realizan actividades pastorales una de ellas es los sínodos
diocesanos que son asambleas de sacerdotes y fieles que prestan su ayuda al Obispo
diocesano para bien de la comunidad. (Canon 460). Dicho sínodo solo puede ser convocado
por el obispo diocesano. (Canon 462). El tema de los sínodos diocesanos lo podemos
profundizar en los cánones 460 – 468. Toda diócesis tiene una curia, la cual es el conjunto
de organismos y personas que colaboran con el Obispo en su función de gobierno. (Canon
469 – 494). Es el obispo quien debe coordinar los trabajos y actividades de la curia. (Canon
473). En la curia encontramos los organismos: vicarios generales y episcopales, Canon 475;
canciller y notarios, canon 474. 482; el consejo de asuntos económicos y ecónomo, canon
492. 494; consejo presbiteral, canon 495; colegio de consultores, canon 83. 502; consejo
pastoral, canon 511. 514. Para profundizar en los organismos de la curia, está los cánones.
Toda iglesia particular está dividida por parroquias (canon 374), de ahí que abordaremos el
tema de las parroquias y los pastores a quienes son encomendadas: los párrocos.
2. LAS PARROQUIAS Y LOS PÁRROCOS
El código define las parroquias como una comunidad de fieles constituida de modo
estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano,
se encuentra encomendada a un párroco como su pastor propio. (Canon 515). El Concilio
Vaticano II habla de las parroquias como la célula de la diócesis que está presidida por un
pastor que hace las veces del Obispo. (Decreto Apostolicam Actousitatem 10).
(Constitución Sacrosanctum Concilium 42).
Ahora bien, toda parroquia cuenta con un pastor designado por el obispo, ahora
hablaremos de los párrocos. Los párrocos son definidos como los pastores propios de la
parroquia que se le confía ejercer la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada
baja la autoridad del Obispo diocesano. (Canon 519). Para ser párroco el canon 521 pone de
manifiesto que es requisito o condición ser presbítero, ya que su trabajo será el cuidado de
las almas (canon 150), y las otras condiciones las podemos profundizar en los demás
numerales del mismo canon 521. Cuando el párroco toma posesión, es deber suyo trabajar
por la cura pastoral de su parroquia, (canon 527).
Aunque no vayan a ser párrocos, podemos profundizar en las obligaciones, derechos
y funciones que tiene un párroco en los cánones 528 – 534. Además, en la tarea pastoral el
párroco tienen personas y organismos que le ayudan en la misión que ha recibido de su
obispo, ellos son: vicarios parroquiales, cánones 545. 546. 548. 519; consejos parroquiales:
de asuntos económicos, canon 537; de consejo pastoral, canon 536. Para profundizar en los
temas que hemos abordado pueden acceder a los cánones 515 – 552.
3. LOS CAPELLANES
El canon 564 define al capellán como un sacerdote a quien se le encomienda, la atención
pastoral de alguna comunidad o grupo de fieles con especial necesidades. A los capellanes
los nombra el ordinario del lugar. (Canon 565). Podemos profundizar sobre este tema en los
cánones 564 – 572.
4. INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y SOCIEDADES DE VIDA
APOSTÓLICA
En un primer momento abordaremos los institutos de vida consagrada y en un segundo
momento las sociedades de vida apostólica.
INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA
El código reconoce la vida consagrada como una forma estable de vivir los fieles
que está dada por la profesión de los consejos evangélicos, dedicándose a Dios como su
amor supremo, edifican la Iglesia y ayudan en la construcción del Reino. (Canon 573). La
definición que el código nos propone nos muestra que la vida consagrada es una forma
estable de vida en la Iglesia que responde a la acción del Espíritu Santo, la cual se asume en
virtud de una consagración específica que da un título nuevo respecto a la consagración del
bautismo y que busca la edificación y misión salvífica de la Iglesia, dicha consagración es
realizada a través de la profesión de fe y de los consejos evangélicos, la cual puede ser por
votos u otro vínculo. (Canon 573). Lo anterior muestra que la vida consagrada es una
respuesta a la llamada universal de la Santidad desde el servicio al Reino de Dios.
Lo anterior lo podemos profundizar en los cánones 573 y 576. En el canon 577
encontramos que en la Iglesia hay muchos institutos de vida consagrada que ha recibido
dones diversos según la gracia propia de cada uno, por eso hay institutos religiosos y
seculares. En los institutos de vida consagrada encontramos las siguientes cosas comunes:
hacen una profesión de los consejos evangélicos, (canon 575 – 576); tienen una vida
fraterna, (canon 602); un patrimonio espiritual, (canon 578. 587); un derecho propio,
(canon 587); un gobierno, (canon 586. 589 – 590) y unas normas para la admisión y
formación de los miembros, (canon 573. 597).
También encontramos en los institutos unos derechos y deberes, los cuales
enunciaremos a continuación: fidelidad a la vocación, (canon 662); vida espiritual, (canon
673); evitar ocasiones nocivas para la vocación, (canon 666); clausura, (canon 667);
desprendimiento de los bienes temporales, (canon 668); hábito religioso, (canon 669);
licencia para aceptar cargos externos (canon 671); formación permanente (cánones 659 –
661). Para la profundización en el tema pueden abordar los cánones 573 – 606 y la
Exhortación Apostólica Vita Consecrata, Juan Pablo II.
SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA
El código en el canon 731 pone de manifiesto cómo los miembros de las sociedades
llevan una vida fraterna en común, aspiran a la perfección de la caridad por observar las
constituciones, no tienen votos religiosos, su finalidad es el apostolado. Tienen como
característica fundamental la vida fraterna en común y la dedicación a un apostolado, es así
como buscan alcanzar la santidad. Lo concerniente a esta temática lo podemos profundizar
en los cánones 731 – 746.
CONCLUCIÓN PERSONAL:
El hecho que todos somos hermanos, no quiere decir que todos somos iguales en la
Iglesia. Claramente Cristo quiso que algunos tuvieran autoridad sobre otros, como guías de
los demás e instrumentos de unidad.
En la Iglesia pasa lo mismo que en una familia. Todos se consideran hermanos con relación
a Dios, el padre común. Pero entre los miembros de la misma familia, algunos son padres y
otros son hijos. Así en la Iglesia todos somos hermanos frente a Dios, pero entre nosotros
mismos algunos representan a Cristo como cabeza y por eso gozan de una autoridad
especial para el bien de todos los demás miembros de la Iglesia.
Esto está muy claro en la Biblia. Por lo tanto, no podemos seguir a Cristo, rechazando lo
que él estableció. La fe exige la obediencia a la voluntad de Dios. Por esta razón, es un
error decir: “Yo creo en Cristo y basta”. Si crees en Cristo, tienes que aceptar su Iglesia
como él la quiso y la estableció, y no forjarte otra idea de Iglesia, ajena a la Biblia, como
algo puramente espiritual e indefinible, para después sentirte con el derecho de fundar tu
propia Iglesia.

Recuerdo que hace tiempo leí en un escrito del Papa Benedicto XVI sobre esta
temática, relacionado con la jerarquía de la Iglesia. El Papa explicaba que comunión y
jerarquía son una sola cosa, este miércoles en la audiencia general ante miles de fieles de
distintos países en la plaza de San Pedro. “Comunión y jerarquía no son contrarias una a la
otra, sino que se condicionan. Son juntas una sola cosa (comunión jerárquica)”. La misión
sacerdotal de gobernar, la tercera de las tres misiones del sacerdote explicadas por el Papa
en sus últimas catequesis, junto con las misiones de enseñar y santificar.

La misión sacerdotal de gobernar consiste en “guiar, con la autoridad de Cristo, no


con la propia, la porción del Pueblo que Dios le ha confiado”. En este marco, se puede
reconocer que “en las últimas décadas, se ha utilizado a menudo el adjetivo “pastoral” casi
en oposición al concepto de “jerárquico”, así como, en la misma contraposición, se ha
interpretado también la idea de ‘comunión’”. Por eso es necesario desatacar la utilidad de
detenerse sobre la palabra “jerarquía”, “que es la designación tradicional de la estructura de
autoridad sacramental en la Iglesia, ordenada según los tres niveles del Sacramento del
orden, episcopado, presbiterado, diaconado”.
En la opinión pública prevalece, en esta realidad “jerarquía”, el elemento de
subordinación y el elemento jurídico: por eso a muchos la idea de jerarquía les parece en
contraste con la flexibilidad y la vitalidad del sentido pastoral y también contraria a la
humildad del Evangelio”. Pero éste es un sentido mal entendido de la jerarquía,
históricamente también causado por abusos de autoridad y de hacer carrera.

La opinión común es que “jerarquía” es siempre algo ligado al dominio y así no


correspondiente al verdadero sentido de la Iglesia, de la unidad en el amor de Cristo”. La
causa de este error en el concepto de jerarquía se debe a la dificultad que existe en la
actualidad para comprender su origen sagrado, generalmente, se dice que el significado de
la palabra jerarquía sería “sagrado dominio”, pero el verdadero significado no es éste, es
‘sagrado origen.

Con esta referencia, se puede indicar que “esta autoridad no viene del hombre
mismo, sino que tiene su origen en lo sagrado, en el Sacramento”. Teniendo muy claro que
somete por tanto la persona a la vocación, al misterio de Cristo, hace del individuo un
servidor de Cristo y sólo en cuanto siervo de Cristo éste puede gobernar, guiar por Cristo y
con Cristo”.

Finalmente, podemos destacar que “jerarquía implica por tanto un triple lazo:
primero de todo el que le une con Cristo y con el orden dado por el Señor a su Iglesia;
después el lazo con los demás Pastores en la única comunión de la Iglesia; y, finalmente, el
lazo con los fieles confiados al individuo, en el orden de la Iglesia”.

Bibliografía
Cenalmor, D. Miras, J. 2004. El derecho de la Iglesia. Bogotá. Colección de textos
teológicos-pastorales, CELAM.
Catecismo de la Iglesia Católica, 871-896.
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 177-187, 333.
Evangelii Gaudium, n. 24: «Los evangelizadores tienen así “olor a oveja” y éstas
escuchan su voz».
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 185.
Cf. Instrucción Donum veritatis, n. 31.
Código de Derecho Canónico, 752. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 892.
Catecismo de la Iglesia Católica, 861-862.
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 184, 186s.
Juan Pablo II, Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, 22-V-1994, n. 4.

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