Historia de Francia
Historia de Francia
Historia de Francia
historiadores romanos llaman a la región la Galia. Esta estaba habitada principalmente por
los galos, pueblos de origen celta que no mantenían una unidad política, rivalizaban entre
ellos y usaban la escritura de manera marginal. Los galos realizaron varias incursiones
fuera de sus territorios originales, entre ellas una invasión a Roma en el siglo IV a. C.
En los últimos años del Imperio Romano, la Galia fue escenario de constantes incursiones
de pueblos germánicos, de entre los cuales los francos llegarían a dominar el territorio
desde el siglo V hasta el siglo XV. La primera dinastía franca fue la de los merovingios,
quienes con su rey Clodoveo unificaron la Galia. La segunda dinastía, los carolingios,
fundada en 751, construyó un imperio en Europa occidental bajo Carlomagno en los
siglos VIII y IX. Este imperio quedaría dividido entre sus nietos en 843 por el tratado de
Verdún, que separó Francia Occidental de Francia Oriental, la cual se convertiría en
antecesora de Alemania. La tercera dinastía franca, la de los Capetos, se hizo del poder
en Francia Occidental desde 987. Los Capetos, originalmente con escaso poder sobre
los señores feudales, lo incrementaron considerablemente gracias a sus campañas
militares y su alianza con la Iglesia. En el siglo XII, Felipe Augusto fue el primero en ser
nombrado "rey de Francia" en lugar de "rey de los francos". Felipe IV (1268-1314), el más
poderoso rey de los Capetos, logró el dominio sobre el papa y la Iglesia.
A la muerte del último de los Capetos directos en 1328, sobrevino una crisis sucesoria
entre la Casa de Valois y la Casa de Plantagenet. La primera accedió al trono y la
segunda, de origen francés pero gobernante en Inglaterra, también era pretendiente. La
crisis originó la guerra de los cien años (1337-1453), en la que Francia fue devastada. Los
Plantagenet dominaron en la primera parte de la guerra, pero los Valois lograron
imponerse en la fase final. En esta guerra surgió Juana de Arco, una adolescente
campesina que logró encabezar el ejército francés y erigirse en heroína nacional.
Entre los siglos XVI y XVIII, el poder de los reyes franceses se consolidó en el Antiguo
Régimen. En el siglo XVI llegaron el Renacimiento y la reforma protestante y con esta
última, las guerras de religión (1562-1598), que originaron una nueva crisis sucesoria y la
llegada al poder de la Casa de Borbón con Enrique IV en 1589. Francia permaneció
católica y la alianza de la monarquía con la Iglesia se consolidó. A partir del
siglo XVI Francia comenzó a forjar un imperio colonial con posesiones en Norteamérica,
las Antillas y la India. Al mismo tiempo, se vio involucrada en numerosas guerras por la
hegemonía en Europa, principalmente contra España, el Sacro Imperio Romano
Germánico e Inglaterra. El auge del Antiguo Régimen se alcanzó con
el absolutismo de Luis XIV, conocido como el "rey sol".
La monarquía fue derrocada por la revolución francesa (1789-1799), una serie de eventos
de impacto universal que encumbró en el poder a la burguesía y dio protagonismo a
las masas. Se estableció la primera república francesa en 1792 y el país fue atacado por
varios países. La primera república fue abolida en 1804 con la proclamación de Napoleón
Bonaparte como emperador de Francia. Napoleón combatió contra las monarquías
absolutistas y logró la sumisión de gran parte de Europa gracias a su gran talento militar
hasta ser derrotado (1815).
En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Francia fue invadida por la Alemania Nazi. La
mitad norte del país fue ocupada por tropas alemanas, mientras que la mitad sur fue
gobernada por el régimen colaboracionista de Vichy. En el imperio colonial el
general Charles De Gaulle inició el movimiento Francia Libre, que encabezó la resistencia
contra la ocupación y el fascismo. El norte de Francia sirvió de sitio de desembarco de
numerosos ejércitos aliados durante la ofensiva contra Alemania. Francia, en estado crítico
por la devastación, fue liberada en agosto de 1944.
Prehistoria[editar]
Artículo principal: Prehistoria en Francia
Se ha encontrado utillaje de la industria achelense del homo erectus de hace 900 000 años
en la gruta Le Vallonnet,(generación de la clarisa) en el sur de Francia.
Protohistoria[editar]
Los primeros celtas[editar]
Granja gala
moneda sécuana
La Galia, tal como fue definida por Julio César, era el territorio donde habitaban los galos,
e incluía los territorios actuales de Francia, Bélgica, Luxemburgo, norte de Italia, así como
partes de Suiza, Alemania y Países Bajos. Los pueblos galos se corresponden con
la cultura arqueológica de La Tène, que es considerada como el apogeo de la cultura celta.
Los galos fueron un conglomerado de tribus celtas que hablaban dialectos de un idioma
común, pero no formaron una unidad política, sino rivalizaron entre sí. Además de los
galos, los romanos identificaban dos pueblos más: los aquitanos en el suroeste de la
Francia actual y los belgas en el noreste.
Los celtas provenientes de regiones del Rin, el Danubio o el Bosque Hercínico extendieron
su autoridad sobre el resto de la Galia a finales del siglo VI a. C. y principios del
siglo V a. C. , en la época conocida como segunda Edad del Hierro o período de la cultura
de La Tène. Este nuevo período de expansión corresponde a transformaciones
económicas y sociales. Los guerreros aristócratas, poco numerosos, fueron remplazados
por campesinos soldados reagrupados en torno a un jefe de clan. El arado con reja de
hierro remplazó al arado de madera y permitió labrar los suelos pesados del centro y norte
de la Francia actual. Lo anterior explica en gran medida la colonización de tierras nuevas,
el crecimiento demográfico y las nuevas invasiones resultantes.
A inicios de 390 a. C., el jefe Breno llevó guerreros galos (senones, cenómanos, lingones,
entre otros) a Italia del norte, donde se unieron a otros pueblos celtas
(ínsubres, boyos y carnios). Roma fue tomada en 390 a. C. Los romanos contuvieron a
estos invasores a partir de finales de 349 a. C.
Los celtas comenzaron a comerciar con las colonias griegas del sur de la Galia desde el
siglo VII a. C. , como Massalia (Marsella). Este comercio fue interrumpido durante las
invasiones del siglo V a. C. , pero fueron retomadas vigorosamente a finales del
siglo IV a. C. Durante este período se encuentran monedas griegas en todo el valle del
Ródano, los Alpes e incluso en Lorena.
En 58 a. C., Julio César utilizó la amenaza que representaban los pueblos germánicos
para los galos para intervenir en auxilio de los heduos, aliados de Roma. La guerra de las
Galias fue larga y en enero de 52 a. C., con el ascenso al poder de Vercingetórix, los
arvernos y sus aliados se rebelaron contra el ejército del procónsul. Julio César enfrentó la
determinación de los galos, cuyo levantamiento fue casi generalizado. La guerra, que
incluyó asedios, incendios de ciudades, tierra quemada, masacres y deportaciones en
esclavitud, terminó en 51 a. C. con la victoria romana frente al ímpetu desorganizado de
los galos.
Edad Antigua[editar]
Colonias griegas[editar]
Moneda de plata de Massalia con leyenda en
griego (siglos V-III a. C.).
Hacia 600 a. C., griegos jonios procedentes de la ciudad de Focea fundaron la colonia de
Massalia (la Marsella actual) en la costa del mar Mediterráneo, lo que convierte a Marsella
en la ciudad más antigua de Francia. Al mismo tiempo, algunas tribus celtas penetraron las
partes orientales del territorio actual de Francia, pero esta ocupación se extendió por el
resto de Francia solo entre los siglos V y III a. C.
Massalia fue una ciudad próspera que fundó más ciudades en el Mediterráneo, como
Agathe (Agde), Nikaia (Niza) y Antipolis (Antibes). Piteas, originario de Massalia, exploró
el norte de Europa y llegó hasta el círculo polar ártico hacia 325 a. C. Las colonias griegas
mantuvieron un lucrativo comercio con los galos, como da cuenta la presencia de monedas
y ánforas griegas en diversas partes de la Galia. Las monedas griegas influyeron en el
estilo de las monedas galas, quienes utilizaron el alfabeto griego en las pocas evidencias
que hay de su escritura. Las colonias griegas fueron amenazadas constantemente por las
tribus galas, por lo que Massalia tuvo que recurrir a la alianza con Roma. La ciudad perdió
su independencia frente a los romanos en 49 a. C.
Galia romana[editar]
Arenas de Arlés
Las vías romanas retomaron en gran parte las vías galas, que eran numerosas y en buen
estado, lo que explica la gran rapidez de desplazamieno de las legiones romanas. La
pacificación del Rin y Britania favorecieron el auge económico. La urbanización fue
generalizada y se desarrollaron numerosas ciudades, organizadas bajo el modelo de
los municipia italianos, que aún perduran, mientras que los campos se cubrieron de
pueblos (vici) y de grandes explotaciones agrícolas (villae). La Galia, junto con Egipto, era
la región más poblada del imperio romano, con una población estimada de 7 millones de
habitantes.12 En 48, el emperador Claudio dio acceso al Senado romano a los notables
galos, como se muestra en la tabla de Lyon.13
Martín de Tours, difusor del cristianismo en la Galia
durante el siglo IV.
El desarrollo económico ocasionó siglos de Pax Romana: se cultivaron viñedos
en Aquitania, los valles del Ródano, del Saona y del Mosela y los vinos galos competían
con los vinos italianos.14 A imitación de la terra sigillata itálica se creó una industria
de cerámica sellada (por ejemplo en La Graufesenque).15 Los artesanos galos producían
también en abundancia objetos de madera y tejidos de lana que se exportaban hacia los
grandes centros de consumo en Italia, el Rin y el alto Danubio. Los intercambios no se
limitaron a los bienes materiales: además del culto popular de la religión gala y su
sincretismo romano, que es prohibido por Claudio (41-54), aparecieron en las ciudades
otras religiones de origen oriental: el culto de Mitra, de Cibeles y finalmente el cristianismo.
Cinco siglos de romanización dejaron una huella profunda en las Galias: las lenguas
derivadas del latín (occitano y francés), un derecho escrito, ciudades, arquitectura
monumental, la religión católica y costumbres cotidianas, como el consumo del pan y el
vino.19
Invasiones germánicas[editar]
En medio de varios reinos bárbaros, Aecio fue uno de los últimos militares romanos en
intentar la reorganización política de la Galia, como también lo fue el general Egidio y su
hijo Siagrio. Egidio, en alianza con los francos, logró algunas victorias contra los visigodos
y los burgundios y en 457 logró controlar militarmente un territorio entre el Sena y el Loira,
que la historia ha llamado "el reino de Soissons" una suerte de enclave del imperio romano
que sobrevivió a la caída de este. Este "reino" perduraría con su hijo Siagrio, quien se
autonombró "rey de los romanos", pero finalmente fue conquistado por Clodoveo, rey de
los francos, en 486.23 Las elites nobles galorromanas, aún presentes en las ciudades,
mantuvieron la autoridad local y nombraron obispos, que fueron representantes y
protectores de sus comunidades e interlocutores de los reyes germánicos y los últimos
representantes de la cultura romana.24 Entre estos se puede citar a Avito de Vienne, Niceto
de Lyon, Remigio de Reims y Gregorio de Tours.
Edad Media[editar]
Artículo principal: Francia en la Edad Media
La nación de Francia no aparece más que muy progresivamente a lo largo de los siglos.
Algunos consideran que no se puede hablar de Francia más que a partir del Tratado de
Verdún, que sería también el origen de Alemania; otros que a partir del acceso de Hugo
Capeto al poder y algún otro incluso más tarde. La tradición de las escuelas primarias en
Francia, remontan el origen del país a la unificación de los francos, de modo que la Francia
de hoy es heredera del reino franco de Clodoveo, y existe sin discontinuidad desde el año
486 hasta nuestros días, donde francos, burgundios (borgoñones), vikingos (normandos), y
también britanos (bretones), se fundieron con los galos en el crisol que hoy se llama
Francia.
Sobre los territorios que componían la Francia de la Edad Media reinaron las siguientes
dinastías:
De entre todas las tribus en que se dividían los francos, fueron los salios —que se
habían asentado dentro del limes (frontera) como pueblo federado ocupando la Galia
Bélgica— los que lograron eliminar toda competencia y asegurarse el dominio para
sus líderes: primero, aparecen como «reyes de los francos» en el ejército romano del
norte de la Galia; luego, hacia 509, y encabezados por Clodoveo I, ya habían unificado
a todos los francos y galorromanos del norte bajo su dominio; y, finalmente, desde su
establecimiento inicial en el noroeste de la actual Francia, Bélgica y los Países Bajos,
se extendieron conquistando las antiguas diócesis romanas —Diocesis
Viennensis y Diocesis Galliarum—, previamente ocupadas por otros reinos
germánicos: derrotaron a los visigodos en 507 y a los burgundios en 534 y también
extendieron su dominio a Raetia en 537. En Germania, los pueblos no romanizados
de alamanes, bávaros, turingios y sajones aceptaron su señorío.
El primer rey merovingio conocido fue Childerico I (fallecido en 481). Su hijo Clodoveo
I (r. 481-511), aliado con los francos ripuarios, instalados en los ríos Rin y Mosela, fue
quien con sus campañas militares, agrandó verdaderamente el reino entre 48629 y 507
y unió a todos los francos, conquistando la mayor parte de la Galia. Esa expansión fue
posible por su conversión al cristianismo ortodoxo (por oposición a la herejía arriana) y
su bautismo en Reims hacia el 49630 lo que le granjeó el apoyo de la aristocracia
galorromana y de la Iglesia occidental.29 Instaló la capital en París en 507. A su muerte
el reino fue dividido entre sus cuatro hijos varones, según la costumbre germánica:Nota
2
Clotario I, fue rey de Soissons (511-561) (y luego de Reims (555-561) y de los
francos (558-561)); Childeberto I, fue rey de París (511-558); Clodomiro, rey de
Orleans (511-524); y Teodorico I, rey de Reims (511-534). El reino permaneció
dividido, con la excepción de cuatro períodos cortos (558-561, 613-623, 629-634, 673-
675), hasta 679. Después de eso, solo se dividió una vez más (717-718). Las
principales divisiones del reino daran origen
a Austrasia, Neustria, Burgundia y Aquitania.
Durante el último siglo del dominio merovingio, los reyes, no teniendo más tierras que
distribuir entre sus guerreros, fueron abandonados por estos siendo relegados cada
vez más a un papel ceremonial. El poder lo ejercerá la aristocracia franca y sobre todo
los mayordomos del palacio (major domus), una especie de primeros ministros,
funcionarios del más alto rango bajo el rey. En 656, el mayordomo Grimoaldo I trató de
colocar a su hijo Childeberto en el trono en Austrasia. Grimoaldo fue arrestado y
ejecutado, pero cuando se restauró la dinastía merovingia su hijo gobernó hasta 662.
La familia de los Pipínidas, originaria de Austrasia, se apoderó de las mayordomías de
palacio de Austrasia y posteriormente de las de Neustria y colocó nuevamente
a Provenza, Borgoña y Aquitania, regiones entonces casi independientes, dentro de la
órbita merovingia y emprendió la conquista de Frisia, al norte del reino. Uno de los
mayordomos de palacio más famosos, Carlos Martel, rechazó en 732 a un ejército
musulmán no lejos de Poitiers, considerada la batalla decisiva que impidió la conquista
de toda Europa. Para recompensar a sus fieles, Martel confiscó inmensos territorios a
la Iglesia y los redistribuyó. Esto le permitió asegurar la fidelidad de sus hombres sin
deshacerse de sus propios bienes.
Al fallecer el rey Teoderico IV en 737, Martel estaba tan seguro de su poder que
continuó gobernando los reinos sin necesidad de proclamar un nuevo
rey nominal hasta su muerte en 741. La dinastía fue restaurada nuevamente en 743,
pero en 751 el hijo de Carlos, Pipino el Breve, depuso al último rey
merovingio, Childerico III, al que encerró en un convento, y se hizo elegir rey entre los
guerreros francos. Pipino tomó la precaución de ser coronado en 754 por el
papa Esteban II, en la abadía real de Saint-Denis, evento que le proporcionó una
nueva legitimidad, la de ser elegido por Dios, inaugurando la dinastía carolingia. Será
especialmente a partir de la coronación imperial de Carlomagno en el año 800, cuando
la denominación historiográfica habitual del reino franco pasará a ser de Imperio
carolingio.
•
El bautismo de Clodoveo I por san Remigio con el milagro de la Santa Ampolla.
Placa de encuadernación de marfil, Reims, último cuarto del siglo IX.
Amiens, museo de Picardía.
Los carolingios[editar]
Los reinados de Carlomagno y su hijo Luis el Piadoso fueron testigos de dos oleadas
de invasiones, pero fueron también un período de reforzamiento del poder real y de
renacimiento de las artes y la cultura.
La división del reino franco con el tratado de
Verdún (843). En rojo, Francia Occidental, antecedente de la actual Francia; en
amarillo, Francia Oriental, antecedente de la actual Alemania; en verde, Francia
Media, que sería dividida entre las dos anteriores.
Luis el Piadoso, emperador entre 814 y 840, renunció a confiscar las tierras de la
Iglesia para donarlas a sus fieles como recompensa. Al hacer esto, quedó obligado a
utilizar sus propios bienes y por ende debilitaría el poder de los carolingios. Luis
mantuvo el imperio unido, pero este no sobreviviría a su muerte. Dos de sus hijos –
Carlos el Calvo y Luis el Germánico– se aliaron en contra de su hermano Lotario en
los juramentos de Estrasburgo. Finalmente, los tres hijos llegaron a un acuerdo en
el tratado de Verdún (843) y el imperio fue dividido en tres partes: Francia
Occidental para Carlos el Calvo, Francia Media para Lotario y Francia Oriental para
Luis el Germánico. Esta es la primera ocasión que el nombre de Galia es sustituido por
el de Francia occidental. Lotario ostentó el título de emperador, pero en 869 su reino
se repartiría entre sus dos hermanos. De esta manera, dos entidades quedaron como
herederas del antiguo imperio carolingio: Francia Occidental y Francia Oriental, que
serían el germen de las actuales Francia y Alemania, respectivamente. Las dos
Francias se reunificaron brevemente entre 884 y 887 bajo Carlos el Gordo. A su
muerte, los reyes francos perdieron el título de emperador romano.
El título de rey se volvió electivo y los carolingios tuvieron que ceder la corona al
conde Odón de París, entre 888 y 898, a su hermano Roberto I entre 922 y 923, y
a Raúl de Borgoña entre 923 y 936. En 987 Hugo Capeto, duque de los francos y
descendiente de Odón, fue preferido como rey al pretendiente carolingio Carlos de
Baja Lotaringia gracias a la activa intervención del arzobispo Adalberón de Reims.
Los Capetos[editar]
La Dinastía de los Capetos (o Capeta) llegó a gobernar Francia, que se fue
subdividiendo sucesivamente cada vez más, característica que se ha denominado
"feudalismo clásico". En todo este periodo el rey hubo de enfrentarse continuamente a
los demás nobles de su reino, en teoría sus vasallos, pero que a veces adquirían
demasiado poder como para desafiar abiertamente la autoridad real. En este periodo
se produjeron las cruzadas y la guerra de los Cien Años. Francia inventó el arte gótico,
y hubo tiempo en el que con toda Europa fue víctima de la peste bubónica, epidemia
que fue llamada la "peste negra". También participó del humanismo que sería
precursor del Renacimiento.
A partir del reinado de Luis V (1108-1137), la autoridad real adquirió mayor aceptación.
Luis VI fue sobre todo un rey belicista. Su manera de recaudar dinero mediante el
ataque a sus vasallos lo convirtió en un rey impopular, pero por otro lado fortaleció el
poder real. Desde 1127 el rey contó con la asistencia del abad Suger, un eficiente
estadista. Luis VI derrotó tanto militar como políticamente a muchos de sus vasallos.
Frecuentemente los llamaba a la corte y a aquellos que no acudían se les confiscaban
sus territorios y se lanzaban campañas militares en su contra. Esta política drástica
impuso cierta autoridad real en París y las áreas circunvecinas. Cuando Luis VI falleció
en 1137 había hecho bastante para fortalecer la autoridad de los Capetos.
catedral de Laon
catedral de París
catedral de Chartres
Gracias al consejo político del abad Suger, Luis VII (1131-1180) gozó de mayor
autoridad moral que sus predecesores. El abad Suger arregló el matrimonio de Luis VII
con Leonor de Aquitania, que se celebró en 1137. Esto convirtió a Luis VII en duque
de Aquitania y le otorgó un poder considerable. Sin embargo, pronto afloraron las
tensiones en la pareja. Por influencia de Leonor, el rey entró en guerra contra el conde
de Champaña, conflicto en el que más de un millar de personas fueron quemadas
vivas en Vitry. El rey, arrepentido del evento, hizo penitencia y viajó a Tierra Santa.
Posteriormente, involucró al reino de Francia en la segunda cruzada, pero su relación
con Leonor no mejoró. Su matrimonio fue anulado por el papa y Leonor pronto se casó
con Enrique Fitzempress, duque de Normandía. Luis VII ahora enfrentaba a un vasallo
mucho más poderoso que él, pues Enrique era el mayor feudatario de Francia al
poseer Normandía y Aquitania y en 1154 se convirtió en el rey Enrique II de Inglaterra.
Felipe II Augusto[editar]
Además de sus batallas en Francia, ambos reyes intentaron colocar a sus respectivos
aliados en el trono del Sacro Imperio Romano Germánico. Felipe II apoyó a Felipe de
Suabia, de la casa de Hohenstaufen, mientras que Ricardo Corazón de León apoyó
a Otón IV, miembro de la casa de Welf. Otón IV se coronó emperador, lo que significó
un gran peligro para Felipe. La corona de Francia se salvó gracias a la muerte de
Ricardo durante una batalla en el Lemosín.
Felipe II confiscó las posesiones de Juan sin Tierra, el sucesor de Ricardo, en Francia.
Juan intentó recuperar sus posesiones en la batalla de Bouvines (1214), donde fue
derrotado. Felipe II pudo entonces anexarse Normandía y Anjou, además de capturar
a los condes de Boulogne y Flandes, aunque Aquitania y Gascuña permanecieron
fieles al rey de Inglaterra. Tras la batalla de Bouvines, el aliado de Juan, Otón IV, fue
derrocado del Sacro Imperio Romano por Federico II, aliado de Felipe Augusto. El rey
de Francia desempeñó desde entonces un rol crucial en la política de la Europa
occidental tanto en Inglaterra como en Francia.
El príncipe Luis (futuro Luis VIII, 1223-1226), se involucró en la guerra civil inglesa
conocida como la primera guerra de los barones (1215-1217). Mientras los reyes de
Francia se enfrentaban a los Plantagenet tanto en Francia como fuera de ella, la
Iglesia los convocó a la cruzada albigense contra los cátaros, movimiento cristiano
arraigado en el sur de Francia que fue considerado herético. La guerra, que se libró
entre 1209 y 1244, terminó con la erradicación del catarismo y la expansión de los
dominios reales en el sur.
San Luis[editar]
San Luis fue un mecenas del arte gótico. Durante su reinado se construyó la Santa
Capilla de París, una de las obras cumbres del gótico radiante. También se le atribuye
la Biblia Morgan. San Luis participó en dos cruzadas. En la séptima cruzada (1248-
1250) atacó Egipto y logró conquistar la ciudad de Damieta, pero fue derrotado y
hecho prisionero en Fariskur en 1250. La octava cruzada fue lanzada sobre Túnez en
1270, donde el rey francés falleció de una enfermedad ese mismo año.