MD0232
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Resumen
Palabras clave: responsabilidad médica, ética médica, lex artis, derecho penal,
jurisprudencia.
Abstract
This article develops the concept of medical responsibility and all that it entails, its
ethical responsibilities from the professional medical task and from the patient-doctor
relationship. Likewise, the most common criminal implications in which physicians are
involved are studied, from medical responsibility, and it ends by specifying the data
analyzed in the Colombian context, based on previous studies and the specific
jurisprudence in the country.
Keywords: medical liability, medical ethics, lex artis, criminal law, jurisprudence.
1. Introducción
En este sentido, es por ello que los médicos cuentan con ciertas normas y/o
procedimientos previamente establecidos por la lex artis. Este concepto es definido por
la Real Academia Española (RAE, s.f.) como el: “conjunto de reglas técnicas a que ha
de ajustarse la actuación de un profesional en ejercicio de su arte u oficio (…)” (definición
1).
“La lex artis médica o estado del arte médico, es el conjunto de normas o criterios
valorativos que el médico, en posesión de conocimientos, habilidades y destrezas, debe
aplicar diligentemente en la situación concreta de un enfermo y que han sido
universalmente aceptados por sus pares. Esto es, los profesionales de la salud han de
decidir cuáles de esas normas, procedimientos y conocimientos adquiridos en el estudio
y la práctica, son aplicables al paciente cuya salud les ha sido encomendada,
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En este orden de ideas, se entiende pues, que si bien es cierto, hay errores que
se cometen a diario y nadie se exime de ello, como bien dice el dicho: “errar es de
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humanos”, también es cierto que en la práctica médica se deben asumir los errores
cometidos, máxime cuando lo que depende de ello son vidas humanas, que socialmente
han depositado su confianza en el conocimiento, responsabilidad y experiencia de un
médico, cabe por tanto hacer la salvedad que errar y realizar una mala práctica médica,
tienen diferencias sustanciales (Ruiz, 2011).
“(…) podemos decir que la responsabilidad es la asunción de los efectos jurídicos por una
conducta impropia, que causa un detrimento patrimonial o extrapatrimonial pero
económicamente apreciable a la víctima o sujeto pasivo de dicha alteración, con la
consecuente obligación del victimario de resarcir tales perjuicios”. (p. 196)
“En responsabilidad médica son tantas las posibles formas de culpa como la imaginación
logre diseñar. Puede ocurrir desde la tardanza en la atención, hasta la falta de cuidados
postoperatorios, pasando por diagnósticos errados, impericia en el acto médico, el olvido
de elementos quirúrgicos dentro del paciente y, en general, cualquier incumplimiento de
los deberes principales y secundarios que van implícitos en el juramento hipocrático (…)”.
(p. 5)
“Se puede definir al error médico como una conducta clínica equivocada en la práctica
médica, por comisión o por omisión, como consecuencia de la decisión de aplicar un
criterio incorrecto. Al presentar este concepto se introducen al análisis dos términos
nuevos: decisión y criterio”. (p. 459)
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tema, el médico se encuentra apto para determinar, con antelación, las posibles
consecuencias médicas que pueda llegar a tener un paciente. Todo ello considerando lo
dispuesto en la lex artis y reconociendo su experticia y el riesgo jurídicamente permitido.
Las diversas entidades de salud públicas y privadas del país buscan mejorar cada
día en aspectos de bienestar y calidad del servicio. A su vez, cualifican los procesos
internos para que la relación paciente – médico, se refuerce en una atención más
profesional, basada en el respeto, la confianza y la vocación de servicio, donde cada
funcionario trabaja constantemente en la humanización. De esta manera, no solo se trata
a las personas como enfermos, sino en su totalidad, identificando sus condiciones físicas,
mentales, funcionales y emocionales, generando entornos humanos con impacto
positivo, entre la relación médico y paciente (Cervera, s.f.).
de clínicas y se caracterizan por ser de tipo jurídico, ético y jurisprudencial. Todo ello se
evalúa bajo los artículos establecidos en el Código Penal de Colombia, teniendo en
cuenta que el derecho médico es uno de los aspectos de mayor relevancia en la rama
del derecho penal colombiano. Además, en la relación paciente – médico existen unas
obligaciones compartidas, ya que, es la vida, la intimidad y la salud, lo que dispone una
persona enferma a valoración de un médico de confianza, aclarando que sin importar la
condición del paciente, siempre existe un beneficio de integridad entre las partes.
Por esta razón, el ejercicio profesional médico está regulado por un conjunto de
normas legales, las cuales siempre buscan que se proteja la vida y se actúe prudente y
consecuentemente en cada acto. De esta manera, en su actividad se le debe atribuir
gran relevancia al proceso de atención del paciente, a través de una adecuado manejo
a la historia clínica, ya que este documento es el consolidado de la relación paciente –
médico, el cual soporta cualquier responsabilidad médica y, a su vez, es un arma de
protección ante un proceso condenatorio. Vale la pena decir que, todo lo que se exponga
en la historia clínica permite evidenciar si el medico realizó el proceso debido dentro de
sus obligaciones y conocimientos para ponerlos a disposición del paciente o, por el
contrario, actuó con negligencia y/o fue irrespetuoso frente a los derechos de la persona.
Entonces, se considera que la historia clínica se convierte en un elemento que funciona
como prueba para todos los casos de responsabilidad médica (Río, 1997).
Para el caso de Colombia, los tribunales de ética médica son la primera instancia
de los procesos éticos disciplinarios y quejas relacionadas con el ejercicio de la medicina.
Esta instancia actúa como una entidad de control que garantiza el debido proceso y
transparencia en el acto médico (Tribunal Nacional de Ética Médica, s.f.).
Las actividades relacionadas con la praxis médica son cada vez más vulneradas
por las diferentes demandas que se interponen al personal de salud, las cuales están
asociadas a las exigencias del paciente, el consumismo y la proliferación de facultades
de medicina. En consecuencia, la sociedades son más conflictivas y se interponen de
manera displicente a resolver conflictos, por lo que, en estas circunstancias es donde
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debe ser importante la adecuada actuación del profesional médico, quien debe ejercer
su praxis bajo una postura neutral y haciendo uso de sus habilidades y competencias,
para lograr un equilibrio en la relación paciente – médico, de manera justa, racional y
ética, logrando así una negociación sin trascendencias civiles y penales (Guzmán y
Franco, s.f.).
De modo que, los actos médicos que conllevan a consecuencias penales son
procesos complejos, que requieren de actos probatorios y provienen de unas acciones
judiciales que son analizadas de manera detallada, ya que, la prescripción del tipo de
responsabilidad médica es evaluada, desde el punto de vista médico y legal, y el impacto
y afectación del paciente o demandante.
Todo experto en una materia tiene consigo una enorme responsabilidad, no solo
la de hacer bien su trabajo, ejercer su oficio o profesión de manera ética, sino que,
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“Para que exista responsabilidad penal se requiere una conducta antijurídica culpable y
tipificada en la norma, a diferencia de la responsabilidad civil que requiere la existencia
de los cuatro elementos de la responsabilidad (el hecho, la culpa, el nexo causal y el
daño)”. (p. 21)
“Para que una conducta sea punible, y por lo tanto sea de relevancia en el derecho penal,
debe estar definida inequívocamente, lesionar o poner en peligro el interés jurídico
tutelado y realizarse con dolo (conoce el hecho punible y quiere su realización), con culpa
(cuando hay falta de previsión del resultado, confianza en evitarlo) o preterintención
(cuando este excede la intención)”. (p. 22)
“Por el contrario, mientras lo objetivo será el estudio de la conducta del hombre en cuanto
ser social, lo subjetivo hará referencia al análisis del comportamiento del hombre en
cuanto individuo; desde el punto de vista nominal, el primero de dichos aspectos recibirá
el nombre de imputación objetiva, al paso que el segundo será denominado imputación
subjetiva”. (p. 196)
En este sentido, es posible señalar que, así como se ha expuesto desde el inicio
del presente artículo, la lex artis será la que permitirá establecer si existe o no, una
responsabilidad médica con implicaciones penales. Tal y como lo demuestra la teoría de
la imputación objetiva, siempre y cuando el médico se ajuste a lo previamente
establecido por la lex artis médica, se mantendrá su actuación dentro de los términos
legales.
Por el contrario, es claro que todo aquello que no se encuentra dentro de la lex
artis médica, tendrá consecuencias civiles y/o penales. Dentro de esta categoría se
incluye la comisión de delitos de índole culposo, doloso y preterintencional. En este
capítulo se aborda sobre este tema, por ende, se consideraba relevante comprender el
concepto de imputación objetiva, con el que mayormente se juzga los delitos causados
por el personal de la salud.
Por otra parte, la imputación subjetiva se vincula directamente con el dolo definido.
En el artículo 22 del Código Penal, el Congreso de Colombia (2000) dispone que: “La
conducta es dolosa cuando el agente conoce los hechos constitutivos de la infracción
penal y quiere su realización. También será dolosa la conducta cuando la realización de
la infracción penal ha sido prevista como probable y su no producción se deja librada al
azar” (Artículo 22). Este tipo de acciones punibles son excepcionales en el quehacer
médico, pues se deberá demostrar que efectivamente el médico actuó con plena
consciencia e intención de hacer un daño, por lo que supone un hecho difícil de probar.
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Así mismo, el Capítulo III del mismo libro expone las penas que puede enfrentar
la persona que incurra en lesiones personales, el que cause deformidades, perturbación
funcional, perturbación psíquica, pérdida anatómica o funcional de un órgano o miembro,
parto o aborto preterintencional y lesiones culposas. Dichas penas oscilan entre 1 a 10
años, dependiendo del daño causado al bien jurídico y sus agravantes (Congreso de
Colombia, 2000).
Por otro lado, en el Capítulo IV del Código Penal, entre los artículos 122 al 124,
se encuentran los hechos punitivos relacionados al aborto. Acorde a esto, Murillo (2010)
agrega que:
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“El aborto supone la suspensión de la vida del feto dentro del vientre de la madre. El
Código Penal establece para la mujer que permita la realización del aborto, sin embargo,
no consagra responsabilidad para el médico, lo ideal sería que se estipulara sanción de
inhabilidad del ejercicio de la profesión, para salvaguardar el bien jurídico de la vida que
está por nacer”. (p. 213)
Por último, el Código Penal indica sobre la omisión de socorro en su Capítulo VII,
donde se podrá incurrir en prisión de 2 a 4 años. Además, en el Capítulo VIII, se aborda
sobre la manipulación genética, en el que se incluyen acciones punibles como
repetibilidad del ser humano y la fecundación, y tráfico de embriones humanos con penas
de 1 a 5 años (Congreso de Colombia, 2000).
Desde esta perspectiva, en este último apartado es pertinente realizar una breve
revisión jurisprudencial de lo actualmente existente sobre la responsabilidad médica en
Colombia, y contrastar lo que hasta ahora se ha plasmado en el presente artículo frente
a la realidad jurídica nacional. Para tal fin, se ampliarán los casos descritos en la Tabla
1.
“El día 22 de julio de 2003, en la Clínica Santillana de Cali, Dolly Maricel Bastidas Lenis
se sometió a una intervención quirúrgica de implantación mamaria, inyección glútea y
lipoescultura, la que practicó el cirujano estético Manuel de Jesús Caicedo (…) el tercer
día del postoperatorio Dolly Maricel exhibía extensas zonas de enrojecimiento y úlceras
de la piel del abdomen (eritema y epidermólisis), a las que sumó un intenso dolor, fiebre,
vómito y malestar general (…)”. (Exp. 33920)
“La falta de atención completa y oportuna de tales padecimientos por parte del
doctor Caicedo, obligaron a la señora Bastidas Lenis a consultar a otros profesionales
de la salud, especializados en las áreas de dermatología e infectología y a acudir al
servicio de urgencias de Comfenalco, siendo tratada hasta obtener completa
cicatrización de sus heridas. Como consecuencia de las lesiones causadas, se
dictaminó una incapacidad médico legal definitiva de 45 días y secuelas consistentes
en deformidad física que afecta el cuerpo de carácter permanente”. (Corte Suprema de
Justicia - Sala de Casación Penal, 2012, Exp. 33920)
A causa de ello, el galeno tratante, Manuel de Jesús Caicedo, fue condenado por
el delito de lesiones personales culposas y a una pena principal de 4 meses y 24 días
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De tal modo que, el juez decide no casar la sentencia y dejar en firme su condena
por lesiones personales culposas, teniendo en cuenta que el patólogo estaba en el
deber de realizar todos los protocolos establecidos para confirmar o descartar un
cáncer en el tejido estudiado, reconociendo también su experticia y la lex artis
documentada para el caso en estudio. Dadas las evidencias, el patólogo desconoció
su deber objetivo de cuidado excediendo en el riesgo permitido al bien jurídico.
Todo indica que, en Colombia las condenas por responsabilidad médica son
principalmente dadas por el delito de lesiones personales culposas. Aunque es menos
común, también se advierten algunos casos de galenos condenados por homicidio
culposo, como es el caso del especialista gastroentérologo, Armando Vernaza
Guzmán, quien recibe a la paciente Carmen Patricia Roa, remitida a su especialidad
por un tumor en el hígado (Corte Suprema de Justicia, 1995).
6. Conclusiones
En definitiva, es posible concluir que la profesión médica implica una actividad con
un riesgo importante por el rol que ocupa en la sociedad, teniendo en cuenta que lo que
tienen a cargo es el bien jurídico más valioso, la vida de un ser humano, confiando
absolutamente en que son ellos quienes pueden restablecer su salud y bienestar.
Aunque su labor es de medios y no de resultados, nunca antes en la historia, los
pacientes se encontraban más informados y dispuestos a reclamar sus derechos por vías
judiciales.
requiere mayor exigencia y rigor en el cumplimiento de la lex artis, pues finalmente será
este el determinante para establecer si existe o no responsabilidad penal médica.
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