Ojo Humano
Ojo Humano
Ojo Humano
Para poder entender las enfermedades y condiciones que afectan sus ojos.
Porque si conoce las partes del ojo, entenderá mejor sus funciones.
La vista es el principal sentido que nos permite relacionarnos con el mundo exterior. El ojo
actúa igual que una cámara de fotos. Para que se pueda ver la imagen nítida, los rayos de luz
que entran en el ojo deben enfocarse en la retina, que es la parte más interna del ojo (figura
1). La retina capta la luz como lo hace el sensor digital de la cámara fotográfica.
Dentro del ojo, los rayos de luz deben cambiar de dirección para lograr el enfoque preciso en la
retina. Este cambio en la dirección de la luz se llama refracción. La cantidad de refracción
necesaria para que un objeto se enfoque en la retina depende de la distancia a la que se
encuentre. Si está más lejos requerirá menos refracción que cuando está cerca. El proceso por el
que se logra enfocar los objetos de forma nítida en la retina, aunque estén a diferentes distancias, se
llama acomodación.
La parte más externa del ojo es una membrana curva y transparente que se llama córnea. Los
rayos de luz, al pasar por esa membrana curva, sufren una primera desviación o refracción.
Detrás de la córnea está el iris, un diafragma coloreado que regula la cantidad de luz que entra
en el ojo abriendo o cerrando la parte central, que se llama pupila.
El cristalino es una lente elástica que está detrás del iris y se encarga, junto con la córnea, de
regular el enfoque del ojo. El cristalino puede incurvarse más o menos por la acción de un
músculo que lo rodea, llamado músculo ciliar. Cuando este músculo se contrae, el cristalino se
hace más pequeño y más grueso, lo que aumenta la refracción de la luz y permite enfocar
objetos cercanos. Si el músculo ciliar se relaja, el cristalino se hace más grande y más fino, lo
que disminuye la refracción y nos permite enfocar objetos a mayor distancia (figura 2).
La retina cambia la luz en impulsos eléctricos que viajan por el nervio óptico al cerebro, en la
zona occipital o posterior. El cerebro procesa estos impulsos eléctricos y los interpreta como
imágenes. En realidad, quien “ve” es nuestro cerebro.