México: Centralidades Históricas y Proyectos de Ciudad
México: Centralidades Históricas y Proyectos de Ciudad
México: Centralidades Históricas y Proyectos de Ciudad
ec
V olumen 2
México: centralidades
históricas y proyectos
de ciudad
°LACCHI
y d á Caribe de Centros Histéricos
Editor general
Fernando Carrión M.
Coordinador editorial
Jaime Erazo Espinoza
Comité editorial
Eusebio Leal Spengler
Fernando Carrión M.
Jaime Erazo Espinoza
Mariano Arana
Margarita Gutman
Rene Coulomb B.
Coordinador
Rene Coulomb B.
Editor de estilo
Santiago Vizcaíno
Diseño y diagramación
Antonio Mena
Impresión
Crearimagen
ISBN: 978-9978-370-09-4
© OLACCHI
El Quinde N45-72 y De Las Golondrinas
Telf: (593-2) 246 2739
[email protected]
www.olacchi.org
Primera edición: febrero de 2010
Quito, Ecuador
Contenido
Presentación..................................................................................... 7
Prólogo............................................................................................ 9
Rene Coulomb
Los centros históricos: ¿espacios posmodernos?
(De choques de imaginarios y otrosconflictos)............................. 23
Daniel Hiernaux
Usos y desusos en la ciudad vieja-
centro histórico de Puebla.............................................................. 47
Elsa Patiño Tovar
Confrontación de intereses inmobiliarios en
el centro histórico de la ciudad de México.................................. 87
Carlos Morales Schechinger
La ciudad central: un espaciodisputado............................................ 117
Emilio Duhau y Angela Giglia
Ciudades históricas en México:
rehabilitación y desarrollo..................................................................155
Salvador Díaz-Berrío Fernández y Alberto González Pozo
Producción de los centros y formas de acción pública................203
Patrice Melé
Modelos financieros para el rescate del
centro histórico de la Ciudad de México.....................................241
Manuel Peñó Cohén y Juliette Bonnafé
El centro histórico de Querétaro:
gentrificación light y vida cultural.................................................. 283
Carmen Imelda González Gómez
El centro histórico de Morelia: una buena práctica
de revalorización del patrimonio....................................................305
Luis Felipe Cabrales Barajas
Nuevos enfoques para el ordenamiento de los
centros históricos. El caso de Puebla..............................................347
Guadalupe Milián Avila
Constrviyendo utopías desde el centro...........................................369
Rene Coulomb
Del centro histórico de Tlalpan al centro comercial
Cuicuilco: la construcción de la multicentralidad urbana. 399
María Ana Portal Ariosa
Presentación
L
o urbano, entendido como una forma específica de organiza
ción socio-territorial, adquiere en la sociedad contemporánea
una especial relevancia en tanto, a inicios del presente siglo, más
de la mitad de la población mundial habita en ciudades. Las tenden
cias en las que actualmente se enmarca el proceso urbano —donde las
lógicas de la globalización, condicionadas, entre otros factores, por la
consolidación de una nueva fase de acumulación territorial del capi
tal, por realidades mediatizadas a través de sofisticadas tecnologías de la
comunicación y por paradigmas culturales de impronta posmoderna
estructurados alrededor de la dicotomía global-local- han determina
do que su sentido se redefina desde una noción de concentración
demográfica y de urbanización, hacia la idea de estructuras socio-espa
ciales dispersas y fragmentadas.
Esta concepción implica entender que, si bien la dinámica de las
ciudades se genera a partir de un conjunto de interrelaciones de
carácter endógeno entre los diferentes sistemas que la conforman, no
es menos cierto que los flujos informacionales determinan una serie
de articulaciones externas que configuran la emergencia de una orga
nización suprafísica sobre la cual se redefinen los procesos sociales,
políticos, económicos y culturales donde converge y se reproduce lo
urbano.
En esta perspectiva, se vuelve necesario identificar desde el debate
académico las distintas entradas teóricas del campo disciplinar de los
estudios de la ciudad, con el objetivo de entender esta suerte de rees
calamiento conceptual de la condición urbana, incorporando además
una lectura transversal de carácter multidisciplinario que más allá del
hecho espacial per se permita dar cuenta de la complejidad de esos
procesos. El análisis de la problemática urbana, en otrora enmarcado
en el aspecto morfológico-funcional de las ciudades, ha incorporado
-tanto teórica como metodológicamente—temáticas relacionadas por
ejemplo con la interacción Estado-sociedad en los procesos de demo
cratización y sus consecuencias en el gobierno de la ciudad; con la
dialéctica cultural del espacio a través de la comprensión de los ima
ginarios urbanos; con las implicaciones socio-políticas de la seguridad
ciudadana frente a la violencia urbana; con la movilidad sustentable y
la gestión del riesgo como respuesta a los impactos ambientales en las
estructuras urbanas, con el hábitat popular y la inclusión social; entre
otros. La interpelación de estos temas permitirá construir una visión
de conjunto del fenómeno urbano.
La colección Centralidades nace para aportar profundas descripcio
nes a la literatura urbana, no solo del entorno urbano histórico y
reciente sino de la hondura psicológica de quienes lo habitan. Esta
colección presenta para el debate las lecturas de reconocidos académi
cos y académicas provenientes de diversos países de Latinoamérica,
quienes reunidos en torno a un país, muestran de varias formas esos
“centros” de los que habla cada uno de los doce libros.
Fernando Carrión M.
Presidente de la Organización
Latinoamericana y del Caribe de
Centros Históricos (OLACCHI)
Prólogo
René Coulomb 1
E
l 7 de julio de 2008, San Miguel de Allende, Guanajuato, que
dó inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO,
en la categoría de Bien Cultural, bajo el rubro de Ciudad
Histórica. Así, se elevaron a diez las ciudades históricas con este reco
nocimiento en México12. Estos centros históricos forman parte, asimis
mo, de las cincuenta y seis Zonas de Monumentos Históricos, decre
tadas como tales en el marco del artículo 37 de la Ley Federal sobre
Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos3, y que
totalizan 17.240 monumentos históricos, en 6.290 manzanas urbanas,
sobre una superficie de alrededor de 182 kilómetros cuadrados.
Si bien se puede considerar que estos espacios patrimoniales son
productos de una construcción jurídica (Melé 1995), importa también
1 Sociólogo y urbanista. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco.
2 Las otras nueve ciudades históricas son: Campeche, Guanajuato, ciudad de México,
Morelia, Oaxaca, Puebla, Querétaro,Tlacotalpan y Zacatecas.
3 Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 6 de mayo de 1972.
René C oulomb
Coda
Agradecemos la encomienda recibida de Fernando Carrión para la
integración de este volumen de la colección “Centralidades Urbanas e
Históricas”. Nos resta desear, por una parte, que la difusión de esta
compilación de trabajos académicos enriquezca los debates en torno
al futuro de los centros históricos, no solo en México sino también en
América Latina y el Caribe. Por otra parte, quisiéramos que la lectura
de este libro contribuya a colocar la problemática de las centralidades
urbanas e históricas en su justo lugar, dentro los “proyectos de ciudad”
que en la actualidad concitan las distintas visiones y estrategias de pía-
René C oulomb
Bibliografía
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Gustavo Pili.
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22
Los centros históricos:
¿espacios posmodernos?
(De choques de imaginarios y
otros conflictos)1
Daniel Hiernaux2
ta” (que también merece una lectura desde lo subjetivo y los imagi
narios), el gran desafio del analista es interrogarse acerca de, por ejem
plo, una expresión verbal aparentemente secundaria, una expresión
pictórica que parecería no trascender (la pinta, como un tatuaje no
permanente), un performance individual o social, no solo en su sentido
artístico actual sino si admitimos que todos representamos un papel en
el gran escenario que son nuestras ciudades actuales.
Estos interrogantes deben ser de acompañamiento y no de trans
gresión de la actuación verbal o comportamental, ni tampoco de im
posición de una trama de análisis preestablecida, como solía hacerse en
el pasado y se hace todavía en ciertos contextos de las ciencias so
ciales.
Podemos realizar muchos estudios sobre los imaginarios urbanos y,
sin embargo, todos serían insuficientes si quisiéramos conocerlos “to
dos”. Nuevos imaginarios se construyen en el momento mismo en
que intentamos, tales Sísifos intelectuales, construir el modelo del
imaginario estudiado, pensando —con cierta cuota de idealismo o de
ingenuidad- que quizás construimos un tipo ideal weberiano.
En las páginas que siguen tratamos de reconstruir las características
centrales de dos modelos de imaginarios, que consideramos esenciales
para entender los centros históricos actuales: estos son los imaginarios
patrimonialistas y aquellos que se derivan del asalto posmoderno a
nuestras ciudades latinoamericanas. Como ya lo mencionamos en la
introducción, estas construcciones que hacemos son a la vez resultados
del seguimiento de las transformaciones recientes de los centros histó
ricos de las ciudades latinoamericanas y europeas, pero también son
una suerte de modelo que hemos intentado construir en diálogo con
dichas transformaciones. Su valor no se deriva entonces tanto de su ca
pacidad de adaptación precisa para la comprensión de algún caso par
ticular, sino porque pueden ser figuras de referencia con las cuales las
diversas realidades concretas pueden confrontarse.
Los CENTROS históricos: ¿ espacios posmodernos?
El conflicto inevitable
Suele considerarse a los centros históricos como espacios del conflic
to entre un sector tradicional de la población que vive en —y del—
mismo y un sector “moderno” que desea recobrar ese espacio. Vende
8 Aquí cabe la referencia a Armando Silva que habla de periodo de producción, consu
mo, espectáculo y farsa. 39
D aniel H iernaux
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Los CENTROS históricos: ¿ espacios posm opernos?
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11-81.
46
Usos y desusos en la ciudad
vieja-centro histórico de Puebla1
Elsa Patiño Tovar1
2
19,8% tiene elementos predominantes del siglo xvil, 45% tiene ele
mentos predominantes del siglo XVIII y 26,3% tiene elementos predo
minantes del siglo xix.
Por otro lado, al hacer un reconocimiento físico de la ciudad vieja-
centro histórico nos encontramos con gran cantidad de edificios que
ya habían sido destruidos y en su lugar se habían levantado nuevos
edificios o, bien, el terreno que los albergaba permanecía como lote
baldío utilizado y, a veces, como estacionamiento a descubierto; a pe
sar de ello, seguían apareciendo como parte de nuestro patrimonio.
Los edificios que quedan en esquina, por ejemplo, se registran con
un número oficial diferente al que tenían como inmuebles cataloga
dos.3 De esta manera (como una de tantas que existen), se “oculta” la
destrucción, visible a simple vista, de nuestro imaginario patrimonio;
y, bajo la figura de una nomenclatura abstracta, se preserva en nuestra
memoria un inmueble que, las más de las veces, nadie puede descri
bir, sea porque ya no recuerda su fisonomía o porque nunca fue visto
(pues, además, casi no existen registros fotográficos de la mayoría de
los inmuebles considerados patrimonio).
El abandono en que se encuentran las construcciones históricas
sigue garantizando su destrucción paulatina. Esto hace evidente la
inexistencia de una práctica coherente con los ya desgastados discur
sos que, con pocas variaciones, las diversas administraciones han venido
repitiendo por lo menos desde 1964. Un discurso de “salvaguarda del
patrimonio construido” que sólo cambia de interlocutor según los
intereses enjuego y que se mantuvo circunscrito por muchos años a
las edificaciones religiosas, mientras las edificaciones civiles se trans
formaban en vecindades4 que daban pavor.Y cuando, por fin, file ine
3 Como sucedió con el actual edificio que se encuentra sobre la 7 poniente esquina con
privada de la 5 poniente (hasta 1987 todavía estaba ocupado en su planta baja por el
comercio Salinas y Rocha, pero por lo menos a partir de 2000 se encuentra desocupa
do), este edificio se encuentra catalogado con un número oficial sobre la Privada de la
5 poniente y el edificio nuevo tiene su número oficial sobre la 7 poniente.
4 Cuando hablo de las “vecindades” siempre haré referencia a las viviendas que se
encuentran en los edificios catalogados como patrimonio y cuyas características prin
48 cipales son: la falta de servicios de infraestructura (usualmente las instalaciones de agua
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDAD VIEJA-CENTRO HISTÓRICO DE PUEBLA
52
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓRICO DE PUEBLA
Terminales
Respecto a las terminales de autobuses foráneos, a pesar de que, en
1984, solo constituían 0,46% del total de establecimientos con este
uso, ocasionaban grandes problemas de tráfico y algunos de tipo social,
pues 93,7% de las terminales se encontraba en igual proporción en las
Regiones/Cuadrantes I y II (solo una terminal se encontraba localiza
da en la Región IV).
8 Los porcentajes que aquí se presentan fueron calculados con base en los resultados de
los censos de usos de suelo aplicados, bajo la coordinación de la autora de este trabajo,
en 1984 y en 2000. Véase PatiñoTovar (2002). 53
Elsa Patiño T ovar
Borracherías
En cuanto a las pulquerías, en 1984, constituían 14,4% del total con
formado junto con los bares y las cantinas (0,6%). Del total de estas
actividades (pulquerías, bares y cantinas), 67,2% se encontraba en las
Regiones/Cuadrantes I y II casi en igual proporción, pero, en 2000,
ya no encontramos una sola pulquería, y los bares y cantinas disminu
yen a 0,26% distribuidas mayoritariamente en las Regiones/Cuadran
tes III y IV (52,6%) en proporciones iguales (solo 10,5% en la Re
gión/Cuadrante I, que es la más pobre de la ciudad vieja-centro his
tórico, y le seguiría en pobreza la Región/Cuadrante II).
En relación a las pulquerías, Ernesto Licona planteaba lo siguiente:
Centros educativos
Ir a la escuela sigue siendo una obligación que muchos prefieren eva
dir, y que encuentra campo de cultivo en los bajos recursos de una
mayoría de la población que prefiere evitarse gastos y tener más bra
zos para trabajar.
Por ello, es doblemente loable que las instituciones educativas
“centradinas” hayan pasado de representar 0,8% en 1984 a 1,4% en
2000, del total de establecimientos ahí localizados. Aunque también
debemos decir que el aumento se debe, en buena parte, a la expansión
de las instalaciones administrativas de la Universidad Autónoma de
Puebla, que se realizó gracias a la entrega en especie del subsidio
gubernamental, es decir, parte del subsidio fue completado con la
compra de edificios históricos, cuando, contradictoriamente, se redu
jo drásticamente la matrícula (casi en 40%).
Con ello, la universidad pública coadyuvó a justificar la política
gubernamental de desalojo de los más pobres y, obviamente, fue pre
miada por su liderazgo en la “salvaguarda del patrimonio” (a pesar de
que el financiamiento para su mantenimiento fue escaso y el temblor
de 1999 exhibió su deterioro con bombos y platillos).
Si se toma en cuenta lo anterior, habría que valorar que el aumen
to más significativo se dio en la Región/Cuadrante II, en donde los
centros educativos observaron un incremento de 2,5 veces; mientras,
en la Región/Cuadrante III, disminuyeron en aproximadamente 25%.
Es importante marcar que, en poco más de la tercera parte, cuan
do hablamos de centros de enseñanza se trata de academias secreta
riates, comerciales, en computación, corte y confección, belleza y
música.
56
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓR1CO DE PUEBLA
Transporte
Respecto al transporte colectivo, los resultados fueron patéticos por
que siguió concentrando sus rutas en la ciudad vieja-centro histórico,
a pesar de todas las políticas gubernamentales supuestamente contra
rias (decimos supuestamente porque ya se sabe que lo importante han
sido las chentelas; para el caso, el Consejo Taxista y la Alianza de Ca-
mioneros).
Así, 77 rutas con 1.544 unidades de combis y 92 rutas con 1.038
unidades de autobuses circulaban, en 1984, en el mismo perímetro de
cuatro a seis calles en torno al zócalo gracias al programa oficial de
“desconcentración” (antes pasaban a una o dos calles del zócalo). La
flota de autobuses era en su mayoría chatarra rodante (solo 150 unida
des eran nuevas) con deficiente o nulo mantenimiento, verdaderos
focos de infección carentes de todo confort y que, para colmo de
males (¿o para nuestra fortuna?), resultaban insuficientes en número.
Por otro lado, generaban una fuerte contaminación por emanación de
gases (sobre todo en el caso de los que utüizan diésel) y producción de
ruido que contribuía al desequüibrio ambiental ya existente en la ciu
dad vieja-centro histórico (Patiño Tovar, 1990:12-13).
En el Programa Parcial de Desarrollo Urbano y Conservación del
Centro Histórico de la Ciudad de Puebla se menciona que
(...) la distribución de la red de transporte está formada en su mayoría
por rutas irregulares (...) lo que provoca un sistema muy denso en la
parte central (...) el centro urbano experimenta serios problemas (...)
de disfimcionalidad en su estructura vial y de transporte (Ayun
tamiento de Puebla, 1993-1996: 48).
58
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓRICO DE PUEBLA
Vivienda
Otro cambio, que por su significado y magnitud resulta radical, es la dis
minución de vivienda (ver plano 2). En efecto, en 1984, el uso vivienda
constituía 61,5% y, para 2000, este porcentaje se había reducido sustan
cialmente (47,9%). En la Región/Cuadrante I, el uso vivienda se redu
jo en 40,3%; en la Región/Cuadrante II, en 45.8%; en la Región/
Cuadrante III, en 36.7%; y en la Región/Cuadrante IV, en 52.7%.
Plano 2. Aumento-disminución del uso vivienda
en la zona de estudio entre 1984 y 2000
Por ello, la población que era “residente del centro” (es decir, que cam
biaba de vivienda pero siempre buscaba dentro de la misma área) pasó
de representar 81,6% a 32,9%. En algunas declaraciones de especialis
tas, se afirmaba que habían salido alrededor de veinte mil “centradi-
nos” entre 1985 y 2001, y que existían unas 4.000 viviendas desocu
padas.9 Lo cierto es que, en nuestra área de estudio, encontramos que
42,6% de los inmuebles (24,3% no catalogados y 18,3% catalogados)
estaban desocupados y, de hecho, completamente vacíos; en esa misma
9 Declaración del arquitecto Miguel Rivero Pavón para Síntesis: “Se quiere hacer funcio
nal el centro pero en quince años han salido 20 mil vecinos” (Síntesis, 16 de julio de
2001:4). 59
Elsa Patiño T ovar
10 El que un edificio fuera considerado en malas condiciones implicaba que tenía diver
sas grietas en los elementos de soporte, que existían deformaciones y filtraciones en el
techo y diversas áreas, humedad permanente en gran parte de muros y techos, y dete
rioro avanzado en las partes complementarias. Un edificio en pésimas condiciones sig
nificaba amplias grietas o rajaduras, derrumbes parciales o totales en los elementos de
soporte, grandes deformaciones y derrumbes parciales o totales en muros y techos,
humedad generalizada y acumulación de agua en diversas áreas, fuerte deterioro o pér
dida total de las partes complementarias (Gómez Consuegra, 25 de marzo de 1995:3).
Elsa Patiño T ovar
Comercio y bodegas
Bajo las consideraciones anteriores, el uso comercio, visto en general
y en términos cuantitativos, mantuvo su presencia casi intocada, pues
los giros privilegiados siguieron siendo los mismos con ligeras varia
ciones en sus porcentajes: venta de prendas y accesorios para vestir
(21,7%), venta de productos alimenticios y bebidas (14,5%), venta y
consumo de alimentos preparados (12,9%) y venta de artículos para el
hogar (12,8%).
Respecto a su correlato, las bodegas, y de acuerdo a la propuesta
gubernamental, no se trataba de la disminución en su número que es
real (han bajado su presencia de 5,5% en 1984 a 2,1% en 2000), sino
de su evicción de la ciudad vieja-centro histórico, dado que son des
tructoras del patrimonio y congestionantes del tráfico; sobre todo, en
las regiones/cuadrantes más pobres de la ciudad vieja-centro históri
co (I y II) que eran las que mayoritariamente concentraban este uso
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓRICO DE PUEBLA
15 Los porcentajes, que son los más grandes de todos los usos registrados, en que dismi
nuyó la vivienda en cada una de las regiones que componen la ciudad vieja-centro his
tórico se han mencionado ya en el rubro anterior.
16 En relación al total de inmuebles semivacíos, 44% corresponde a edificios catalogados
y 56% a no catalogados. Es en la región 02 en donde se concentra el mayor porcen
taje de edificios semivacíos y totalmente desocupados (alrededor del 36% del total);
mientras que en las tres regiones restantes, la concentración es sumamente homogé
nea: varía entre el 18% y el 24% de los edificios. La destrucción es la causa fundamen
tal de abandono y afecta al 44% en promedio; este porcentaje es mucho mayor para
los edificios catalogados que, en general, se encuentran en proceso de destrucción
72 (77,8%).
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓRICO DE PUEBLA
La casa está muy destruida y es que tiene años, años. Aquí hubo mon
jas, porque esto fue convento (...) figúrese que allá atrás encontraron
al diablo emparedado, con sus botas, su sombrero (Ayala, 1984: 7).
Cierto día llegó como a las tres de la mañana todo tomado, abrió la
puerta del zaguán y al pasar por el primer patio (...) pudo observar los
dos lavaderos (...) en uno se hallaba lavando Doña Mariquita que
hacía como un año que había muerto, la esposa del cobrador de los
autobuses urbanos (...) como a la semana volvió a llegar tarde (...)
nuevamente volvió a ver a Doña Mariquita lavando ropa (...) desde
esa ocasión no ha vuelto a tomar y (...) entra rezando (Pacheco, 1997:
116).
19 Recomendar el excelente trabajo de Luz alejandra Cárdenas Santana (1999), que nos
78 habla poéticamente sobre esta característica fundamental de la cultura india/negra
mexicana.
Usos Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓRICO DE PUEBLA
Algunas ideas
82
USOS Y DESUSOS EN LA CIUDADVIEJA-CENTROHISTÓRICO DE PUEBLA
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Elsa Patino Tovar
85
Confrontación de intereses
inmobiliarios en el centro histórico de
la ciudad de México1
Carlos Morales Schechinger1
2
L
a recuperación de espacio público de interés arquitectónico o
cultural como parte de los bienes patrimoniales colectivos es un
tema que levanta pasiones, particularmente cuando se trata de
centros históricos de características monumentales que además alber
gan una complejidad económica y social muy amplia y juegan un pa
pel importante dentro de una gran metrópoli como es el caso del cen
tro histórico de la Ciudad de México.
Antecedentes
Situación actual
15 Total: 4.527 predios, de los cuales 1.330 contienen edificios que están oficialmente
catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INHA) (PPDUCH,
2000: 68), dependencia encargada del control de dichos bienes patrimoniales.
C arlos M orales S chechinger
que controla el resto no ha adoptado esta política sino más bien ha abierto la puerta a
los promotores de vivienda para que inviertan dentro de su jurisdicción. Debe anotar
se que la ZMVM no cuenta con una autoridad que controle la estructura global de
usos del suelo; aun cuando existe una Comisión Metropolitana de Asentamientos Hu
manos (Cometah), sus facultadas están limitadas a establecer una mesa de negociación
que a la fecha ha tenido muy poca eficacia.
33 La vivienda más barata de promotores privados con crédito subsidiado implica pagos
mensuales de 128 USD al mes, estimado propio que parte de datos de ingreso deriva
dos de PPDUCH (2000:33), paridad $9,50 por USD y de datos de vivienda derivados
de condiciones imperantes de crédito FOVI (Fondo Nacional para la Vivienda de
Interés Social) para vivienda terminada tipo A.
C arlos M orales S chechinger
ese momento surgen las pasiones a las que nos referíamos al princi
pio; en términos de lo que hemos planteado en este análisis, al menos
tendríamos tres concepciones, cada una abanderada por cada grupo
de interés.
Con las reglas del juego que actualmente imperan en México, el
mercado es el que al final del día señalaría lo que se debe entender por
estos dos conceptos. Su argumento más contundente se apoyaría en las
evidencias ofrecidas; por un lado, una vitalidad de 1,2 millones de visi
tantes al día y, por el otro, los comercios que valoran ese tipo de vita
lidad al grado de ofrecer precios casi tres veces (2,8) por encima de su
competidor: la vivienda, y de su “no competidor” (al menos en tér
minos de mercado inmobiliario): la cultura.
Los m ecanism os externos al m ercado, es decir, el control de usos
del suelo o de normas de preservación de los edificios, no han podi
do contrarrestar lo anterior, tampoco han podido hacerlo los subsi
dios que por diversas vías se han otorgado a la vivienda y a la cul
tura.
El Programa Parcial de Desarrollo Urbano para el Centro Histó
rico, que tiene por objetivo establecer la política pública sobre la zona,
es cauteloso y evita plantear la revitalización y la revalorización, antes
bien propone una serie de lincamientos generales y específicos en los
que no subyace una resolución del conflicto de intereses que hemos
planteado aquí sino más bien una coexistencia de los mismos. En efec
to, establece mezcladamente el rescate de la centralidad simbólica de
la ciudad, la regeneración de las condiciones de habitabilidad en la
vivienda en los espacios públicos y el desarrollo económico ordenado
sin reducir en nada el tamaño de la actividad comercial (PPDUCH,
2000: 91).
Este enfoque que discrimina poco no es reciente, pues había sido
adoptado parcialmente desde principios de la década de los noventa42
y ha sido retomado de manera más clara desde 1997 con el cambio
42 Acciones como la construcción de 12 plazas comerciales dentro del centro histórico
10 para alojar a los ambulantes en 1992 y 1993 lo ejemplifican (PPDUCH, 2000: 27).
C onfrontación de intereses inmobiliarios en el centro histórico de la ciudad de M éxico
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14 sarrollo Urbano y Vivienda del Gobierno del Distrito Federal.
C onfrontación de intereses inmobiliarios en el centro histórico de la ciudad de M éxico
E
n relación con una ciudad-metrópoli como la Zona Metro
politana de la Ciudad de México, con más de 18 millones de
habitantes censados en el año 2005, es común sostener que se
ha convertido en una metrópoli policéntrica, en parte por la difusión,
sobre todo desde los años noventa del siglo pasado, de nuevas concen
traciones, muchas veces periféricas, de funciones terciarias. Pero es
necesario tener en cuenta que, mientras esta nuevas centralidades consis
ten básicamente en núcleos comerciales y de servicios al consumidor y,
en menor medida, de servicios al productor, desarrollados como pro
yectos inmobiliarios desde cero y en plazos más o menos breves, las
centraHdades históricas constituyen reaHdades urbanas mucho más
complejas y heterogéneas producidas a lo largo de siglos o al menos de
1 Sociólogo y Doctor en Urbanismo. Es desde hace más de dos décadas miembro del
Area de Sociología Urbana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM),
Unidad Azcapotzalco, donde junto con René Coulomb ha sido fundador del Obser
vatorio de la Ciudad de México (OCIM), sus investigaciones y publicaciones tienen
como interés central los procesos de producción, organización y gestión de la metró
poli. Correo electrónico: [email protected]
2 Doctora en Antropología Social por la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias
Sociales (EHESS) de París. Es profesora investigadora en el Departamento de Antro
pología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa. Sus
intereses de investigación se centran en la antropología del espacio y de la forma de
habitar, la cultura urbana y la reflexión epistemológica sobre el método etnográfico.
Correo electrónico: [email protected]
Emilio D uhau y A ngela G iglia
(mapa 2 y cuadros 1,2 y 3)3, que representan los diversos tipos de con
textos urbanos coexistentes en la metrópoli, así como los estratos
socio-espaciales en que a los fines de la mencionada investigación, cla
sificamos estadísticamente el conjunto del espacio habitado de la
Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
3 Incluimos estos cuadros y mapas en los que se muestra la división política administra
tiva de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y la localización e información
estadística de todas las áreas testigo, a fin de que los lectores cuenten con un conjunto
de referencias básicas respecto tanto de la ciudad central como -comparativamente- de
La ciudad central : un espacio disputado
las características socio-demográficas de las áreas testigo mediante las cuales se ilustra la
problemática general de dicha parte de la metrópoli.
4 En la Ciudad de México se denomina “colonia” al tipo de subdivisiones que en otras
ciudades latinoamericanas suelen ser denominadas barrios, en tanto que se reserva el
apelativo de barrio a algunos antiguos barrios populares cercanos al centro histórico o
colindantes con algunas de las que fueron antiguas villas coloniales como los centros de
las actuales delegaciones del Distrito Federal, Coyoacán y Tlalpan.
5 Las cinco variables utilizadas son: porcentaje de viviendas con disponibilidad de agua
entubada al interior, porcentaje de viviendas que cuentan con calentador de agua, por
centaje de viviendas que disponen de computadora, porcentaje de la población ocupa
da que recibe más de cinco salarios mínimos y porcentaje de la población de 18 años
y más que cuenta con educación superior.
6 A partir del Censo General de Población y Vivienda de 1990, el Instituto Nacional de
Geografía, Estadística e Informática divide el territorio, para fines de los levantamien
tos censales, en polígonos a los que denomina “áreas geoestadísticas básicas” (ageb), las
cuales abarcan una población promedio de 3933 habitantes.
7 La encuesta tuvo como propósito recoger evidencias susceptibles de ser analizadas esta
dísticamente respecto, entre otras cosas, de las prácticas socio-espaciales de los habitan
tes residentes en las áreas testigo.
¡3
Cuadro 1. Áreas testigo - estrato socio-espacial (2000) y población (1990 y 2000)
AGEB Población
Área Testigo Delegación o Tipo Estrato socio-espacial
Municipio N % % 2000
San Isidro Valle de Chalco CP 7 MB 100 23776
Concepción Valle de Chalco CP 5 MB 82.1 B 17.9 11518
San Agustín N etzahualcóyod CP 3 B 100 23479
La Perla Cuatitlán Izcalli CP 1 B 100 1336
Lomas de la Hera Alvaro Obregón CP 1 B 100 6576
E milio D uhau
San Pedro Xalpa Azcapotzalco CP 4 B 53.1 MEB 46,9 22038
Sta. Rosaxochiac Alvaro Obregón PC 1 B 100 5546
Reforma Netzahualcóyotl CP 7 MEB 100 42982
Pueblo Nuevo Alvaro Obregón CP 2 MEB 64.0 B 36.0 9381
y
Isidro Fabela Tialpan CP 4 MEB 74.7 M 25.3 14222
A ngela G igua
Santa Fé Alcaro Obregón PC 2 MEB 54.2 M 45.8 7144
Azcapotzalco Azcapotzalco CC y CP 3 M 59,2 MEB 40.8 14537
El Rosario Azcapotzalco CH 7 M 100 33266
Villa Panamericana Tialpan CH 6 MA 61.9 A 38.1 15821
Rinconada de Aragón Ecatepec FH 4 MA 67.3 A 32.7 16735
Cumbna Guarnirían Izcalli FH 4 MA 67,3 A 32.7 16735
Nueva Sta. María Azcapotzalco FR 4 MA 75.8 A 24.2 14770
Ñapóles Benito Juárez CC 5 A 100 13732
Polanco Miguel Hidalgo RA 12 A 75.0 Ma 25.0 30434
Referencias: CP= colonia popular; PC= pueblo conurbano; CC= ciudad central, CH= conjunto habitacional; F= fraccionamiento; RA= Residencial
alto; MB= medio bajo; B= bajo; MEB= medio bajo; MA= medio alto; A= alto.
Fuente: Duhau y Giglia (1990). Cuadro 7.1, p. 193
Cuadro 2. Áreas testigo - Indicadores socio-demográficos
Población (%)
Areas Testigo De 0 a 17 años De 18 años De 65 años No residen De 18 años Ocupada con Coeficiente de
y más y más te en la jurisdi y más con Inst. mas de 5 dependencia
cción en 1995 Superior Sal. Min.
1990 2000 1990 2000 1990 2000 1990 2000 1990 2000
San Isidro 52.8 46.1 47.2 53.9 1.2 1.8 14.8 2.1 3.0 4.1 2.61 1.98
Concepción 52,7 46.5 47.3 53.5 1.7 1.7 12.7 20 4,0 5.8 2.57 2.10
La
San Agustín 50.4 42.9 49.6 57.1 1.5 2.1 7.3 3.7 6.2 6.8 2.44 1.97
Emilio D uhau
Lomas De La Hera 487 1479 203.7 92.4 80.4 2.7 10.6 5.34 39.0 38.1 15.5 3.3 38.6
San Pedro Xalpa 5213 5239 0.5 48.0 53.7 42.2 34.2 38.0 59.4 53.3 25.3 9.7 46.5
Reforma 8217 9324 13.5 73.7 71.1 18.1 16.8 58.0 70.6 65.7 28.0 8.6 51.3
Pueblo Nuevo 1604 2120 32.2 66.3 72.5 19.7 16.2 52.9 69.1 62.4 21,6 8.2 48.5
y
A ngela G igua
Isidro Fabela 3056 3373 10.4 69.5 72.3 15.9 14.5 53.9 73.3 68.7 28.8 14.6 61.5
Santa Fé 1577 1742 10.5 60.1 64.0 29.1 25.2 62.1 78.8 74.9 32.7 14.8 59.8
Sta, Rosa Xochiac 852 1193 40.0 86.7 86.2 8.6 8.7 30.6 46.6 52.9 29.3 9.7 50.4
Azcapotzalco 3453 5458 0.1 54.9 61.2 35.0 27.7 75.1 83.7 78.6 32.7 19.0 67.1
El Rosario 7553 7445 -1.4 92.1 88.5 4.4 6.5 98.0 99.1 95.0 36.9 21.0 85.0
Villa Panamericana 3778 4557 20.6 : 85.2 76.9 9.1 17.3 97.9 99.1 97.2 63.9 43.4 93.0
Rinconada de Aragón 2472 3737 51.2 86.2 81.0 7.8 12.5 87.0 92.7 86.1 48.5 29.4 74.4
Cumbna 3876 3929 1.4 88.2 88.6 8.3 8.0 97.8 98.8 97.7 73.9 46.8 90.1
Nueva Sta. María 4400 4243 -3.6 60.5 65.3 34.4 29.8 96.2 97.9 96.1 63.5 39.5 90.5
Ñapóles 49.46 47.6 -3.8 45.9 48.0 43.10 43.8 93.4 97.7 96,8 69.2 46.4 91.6
Polanco 10263 9545 -7.0 55.3 55.0 33.0 34.3 95.1 97.6 97.2 78.9 50.3 94.6
Fuente: Duhau y Gigjia (2008). Cuadro 7.3, p. 195
La ciudad central : un espacio disputado
mos ciudad central, por otro lado sin duda presenta aspectos específicos, por el alto
valor patrimonial e histórico que posee y por la magnitud con la que los fenómenos
de la disputa por el espacio se presentan en él. Por ello ameritaría un tratamiento espe
cífico que no es nuestro propósito realizar aquí. Entre los estudios sobre las prácticas
urbanas y los usos contemporáneos del espacio en el centro histórico de la ciudad de
México caben mencionar aquí los trabajos de Monnet (1995),Wildner (2005), espe
cialmente dedicado a la Plaza de la Constitución; Rosales Ayala (1991) y Reyes
Domínguez y Rosas Mantecón (1993), sobre el barrio deTepito.
La ciudad central : un espacio disputado
La urbanización de la parte más antigua del área a la que aquí nos refe
rimos como Polanco, pero que en realidad de acuerdo con la nomen
clatura oficial abarca varias colonias, data de los años treinta del siglo
XX. Polanco está situada donde se localizaba la Hacienda de los Mo
rales, la cual comprendía precisamente el rancho “Polanco” (González
Gamio, 2006). De acuerdo con una conocida cronista de la ciudad:
Ese fiie el sitio escogido por José G. de la Lama y Raúl Basurto, visio
narios fraccionadores que ya habían desarrollado exitosamente, entre
otras, la colonia Hipódromo. La traza y la urbanización son sin duda
de las mejores de la ciudad, lo que se advierte en sus amplias calles
con generosas banquetas jardinadas, zonas verdes y varios parques.
(...) Destaca el conocido como Parque de los Espejos; de gran exten
sión, lo divide la avenida Julio Verne y se distingue por los espejos de
agua que lo bautizaron (González Gamio, 2006: 28)
Fuente: http://images.google.com.mx/images?hl=es&source=hp&q=polan-
co&btnG=Buscar+im%C3%Algenes&gbv=2&aq=f&oq=, [visitada el 15 de
septiembre de 2009]
129
Emilio D uhau y A ngela G igua
17 Dado que en este tipo de áreas urbanas antiguas y centrales siempre existe una pérdida
de antiguas viviendas debido ya sea a obsolescencia, ya sea al desplazamiento del uso
habitacional, el que el número total de viviendas no disminuya durante una década
implica con seguridad que durante ella se construyó un número proporcionalmente
significativo de nuevas viviendas.
18 Cabe señalar que Polanco cuenta también con una significativa presencia de población
de altos ingresos.
Emilio D uhau y A ngela G igua
De mi colonia... [se ríe]. Me gustaba antes, porque antes era muy boni
ta, porque se oían hasta los grillos, porque a las ocho ya todo el mundo
estaba adentro, ya no salía uno. Ahorita me preocupa mucho, porque
se está haciendo ya una especie de colonia popular (...) ya, tanto
comercio y tantas cosas que hay, tanta inseguridad sobre todo, porque
hay hechos muy lamentables, en la actualidad muy lamentables (Mu
jer, ama de casa, 65 años, Nueva Santa María).
No. Para nosotros es el único problema; claro que la gente tiene nece
sidad de trabajar y de ganar dinero, ¿no? Pero es que... la apariencia de
la colonia se va disminuyendo, se va haciendo más, más..., cómo le
diré,más pobre, no sé como se va disminuyendo la colonia (...).
¡Pero tantos cafés, no! Cada vez están abriendo cafés, comercios. Y
además disfrazados, porque también ahí venden cerveza, venden dro
gas..., no sé que tanto (Mujer, 40 años, empleada, NSM).
Bibliografía
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febrero.
Olivares, J. J. (2006). Reportaje 5-10-2006. La Jornada, sección Ciu
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153
Ciudades históricas en México:
rehabilitación y desarrollo
Salvador Díaz-Berrio Fernández1y
Alberto González Pozo12
Introducción
156
C iudades históricas en M éxico : rehabiutación y desarrollo
- El ámbito municipal
Sólo los municipios más grandes y poblados cuentan con oficinas es
pecializadas en conservación de sitios y monumentos dentro de su te
rritorio, con personal mínimo destinado a ese propósito, y no necesa
riamente con experiencia conjunta en conservación y en desarrollo
urbano.
169
Salvador D íaz-B errio Fernández y A lberto G onzález Pozo
Para 1976, la lista se amplió con otros 40 casos más, con estos mismos
criterios.
Un trabajo previo de estudio y delimitación de este tipo es indispen
sable para avanzar con rapidez en la formulación de planes parciales
de conservación. Si la zona está claramente delimitada y posee infor
mación completa de cada monumento, es posible hacer diversas ope
raciones y análisis donde se muestran tipologías, densidades relativas
del patrimonio, épocas, géneros, estado de conservación y otras carac
terísticas útiles. Sin embargo, los trabajos de catalogación y delimita
ción han proseguido, pero no siempre con la misma calidad o con va
riaciones en los formatos y en los criterios de delimitación, lo cual
obliga a revisar cuidadosamente ese tipo de información en campo.
Al analizar la presencia del patrimonio cultural inmueble en un
centro histórico, es importante identificar los elementos francamente
discordantes (edificios o anuncios espectaculares) porque obligan a
adoptar estrategias respecto a su tratamiento. También debe identifi
carse la presencia de edificios contemporáneos razonablemente bien
integrados, que además son importantes para fundamentar después
lincamientos específicos de diseño.
- Usos del suelo
Tipos de usos. En la gran mayoría de centros históricos de media
na o gran magnitud, se registra gran dinámica de cambios de usos,
ya que muchos inmuebles que originalmente fueron habitaciona-
les sufren modificaciones para adaptarlos a usos comerciales o de
servicio. En pequeños poblados de interés patrimonial, los proble
mas son distintos, ya que por lo general se registran procesos de
emigración a otros centros urbanos o al extranjero, que dejan vi
viendas sin uso o abandonadas.
También es común el destino inapropiado que se da a la vía públi
ca, a través de permisos o simple tolerancia de las autoridades a
comerciantes -fijos o ambulantes—para instalar puestos provisiona
C iudades históricas en M éxico : rehabilitación y desarrollo
-Vivienda
La vivienda es el género de edificio predominante en todos los cen
tros y barrios históricos y su importancia se comprueba al ver que más
del 90% de los inmuebles patrimoniales en estas zonas son o fueron
viviendas. Por lo tanto será útil precisar su proporción en las diversas
áreas históricas y patrimoniales así como sus características tipológicas,
según épocas de construcción, soluciones arquitectónicas, dimensio
nes, materiales y sistemas constructivos, deterioros, formas de ocupa
ción y de tenencia.
Los diferentes gobiernos, así como los organismos internacionales
especializados han prestado poca atención y recursos a las viviendas en 171
Salvador D íaz-B errio Fernández y A lberto G onzález Pozo
“ -----------71 1 “ j
URB « _ CULT URB ; CULTURE ;
1i O ^ i fo t«
ACA MPO A£ A MPO a f;A^ A MPO «■ '
D i
Elaboración: autores
• Cada centro histórico debe contar con una organización que pro
mueva el financiamiento e involucre a los protagonistas significativos
en la ciudad, que llamaremos “Comité de promoción financiera del
centro histórico”, dependiente de la “Agencia Hábitat” local y a su
“Comisión del Centro Histórico”.
• Cada estado de la República que albergue uno o más centros histó
ricos debe apoyar y participar en la labor de los organismos promo
tores o “Comités de promoción financiera” de los centros históricos
situados en su territorio.
Además de esto, los siguientes principios deben regir las políticas eco
nómicas y financieras:
• Establecer políticas claras que normen el uso y gastos de los recur
sos. Se debe establecer con claridad cuánto capital estará permiti
do intervenir en qué tipo de acciones, para no generar excesos en
algunos rubros en detrimento de otros.
• Proponer el tipo de acciones prioritarias para el uso de los recur
sos. En función de los remanentes, una vez atendidas las funciona
lidades básicas, los esfuerzos derivarán hacia otras tareas catalogadas
como complementarias.
• Lograr la conciliación entre la obtención de recursos y su aplica
ción, para que el gasto (corriente, a corto, mediano y largo plazos)
sea financiado sin interrupción junto con el ritmo de las fuentes y
de los créditos de los proveedores.
• Utilizar para el gasto los mecanismos más seguros, económicos, ági
les y transparentes para efectuar pagos, con uso prioritario de la
banca electrónica.
185
Salvador D íaz-B errio Fernández y A lberto G onzález Pozo
187
Salvador D íaz-B errio Fernández y A lberto G onzález Pozo
para ellos y también para los visitantes. Por ello, la actualización de pla
nes de desarrollo urbano, que una vez aprobados se convierten en ley,
debe considerar de forma especial las zonas patrimoniales.
Asimismo, por lo atractivos de estas zonas, es necesaria una partici
pación importante de las áreas del gobierno encargadas de la seguri
dad. Debe asegurarse atención especializada y rápida cuando se trate
de controlar un siniestro donde, además de las personas, los monumen
tos constituyen un valor importante.
Por todo esto, la administración urbana es más compleja cuando se
trata de conservar el patrimonio y se requiere de la normatividad, co
nocimiento y voluntad política para lograrlo. Las políticas que se pro
ponen abarcan diversas áreas de la administración:
• Utilizar los planes de desarrollo urbano, como base para la conser
vación patrimonial.
• Impulsar proyectos que integren vialidad técnica, económica, ins
titucional, financiera, ambiental y social.
• Conservar el patrimonio cultural para promover adecuadamente el
desarrollo turístico y cultural.
• Buscar la colaboración de instituciones internacionales que man
tengan fines acordes a la conservación patrimonial, tales: agencias
de cooperación internacional, Banco Mundial, UNESCO, BID,
fundaciones culturales, etc., para la realización de proyectos de im
pacto social y cultural, y el apoyo de organizaciones no guberna
mentales como el ICOMOS.
• Frenar la desaparición de los usos habitacionales y la aceptación de
usos no sostenibles para los habitantes de las zonas de monumentos.
• Generar estímulos y normas específicas para conservar el patrimo
nio en beneficio, ante todo, de los residentes del centro histórico.
• Evitar que el centro de población se divida en una ciudad históri
ca y otra periférica, con obligaciones y atribuciones que no sean
equitativas.
• Reactivar bienes patrimoniales y destinarlos a usos es una deman
da social y de mercado pero acordes con los planteamientos de la 189
Salvador D íaz-B errio Fernández y A lberto G onzález Pozo
190
C iudades históricas en M éxico : rehabilitación y desarrollo
Instrumentos administrativos
• Realizar concursos de obra pública para intervenciones en el cen
tro histórico, mediante convocatorias precisas sobre perfil de parti
cipantes, especificaciones y alcances de los proyectos.
• Analizar el modo de establecer el Sistema de transferencia de po
tencial, de acuerdo con los planes de desarrollo urbano, los códigos
financieros y los instrumentos jurídicos necesarios, para beneficiar
con recursos económicos a los habitantes y a las zonas históricas y
de preservación ecológica.
• Establecer convenios de colaboración con las instituciones dedica
das a la seguridad pública.
• Organizar campañas de capacitación permanente para colaborado
res de las instituciones de los ámbitos de gobierno, para dar a cono
cer la importancia de conservar adecuadamente al centro histórico
y todos sus componentes.
Instrumentos de participación social y difusión
En la Recomendación de la UNESCO de 1976, se encuentra lo si
guiente:
36. Se debería estimular la fundación de agrupaciones voluntarias de
salvaguardia y asociaciones de carácter no lucrativo, y la institución de
recompensas honoríficas o pecuniarias para que se reconozcan las
obras ejemplares en todos los aspectos de salvaguardia.
192
C iudades históricas en M éxico : rehabilitación y desarrollo
200
C iudades históricas en M éxico : rehabilitación y desarrollo
Bibliografía:
202
Producción de los centros y
formas de acción pública
Patrice Melé1
E
l análisis de la política del patrimonio y de las modalidades de
acuerdo con las cuales la acción pública toma en cuenta los
espacios centrales de las ciudades de México, Guadalajara, Mon
terrey y Puebla, nos ha permitido evidenciar la progresiva constitución
del centro de la ciudad y del centro histórico como campo específico
de intervención por parte de los poderes públicos mexicanos.
Es cierto que, en todas las épocas, los ediles locales han (re)acondi
cionado los espacios públicos centrales y renovado los edificios de los
poderes políticos. La plaza central y las calles cercanas fueron los pri
meros lugares de inscripción de las acciones de embellecimiento y de
desarrollo de un urbanismo de vialidades. Sin embargo, la institución
del espacio central como objeto de una acción pública, expresada en
1 Geógrafo. Profesor investigador de la Universidad deTours (Francia). Director del equi
po de investigación, construcción política y social del territorio (UM R CITERES). Ha
trabajado sobre el papel de las políticas patrimoniales y ambientales en las dinámicas de
los espacios urbanos y más recientemente sobre los conflictos urbanos de proximidad
que movilizan valores patrimoniales y ambientales. Ha publicado en español: (2005). La
producción del patrimonio urbano. México D.F.: Ed. de la Casa Chata: CIESAS, 425 pp., y
(1994). Puebla urbanización y políticas urbanas. México D.F.: Universidad Autónoma de
Puebla: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcatpotzalco, 229 pp. Este texto fue
publicado como conclusión del libro La producción del patrimonio urbano: 365-391.
Patrice M elé
207
Patrice M elé
sar un cambio de uso en los barrios populares con gran valor históri
co. Todo hace pensar que las intervenciones sobre las antiguas tramas
en México se asemejarán a las prácticas prevalecientes en numerosos
países, que consisten en delimitar reducidos sectores históricos en los
cuales se concentran la intervención sobre la imagen y la restauración
de monumentos importantes y permiten, en los barrios populares, el
recurso a modos de intervención más diversificados, con obligaciones
menos rígidas. La flexibilización de las legislaciones que reglamentan
la ubicación y los procedimientos de ayuda para la adquisición de las
viviendas por parte de los locatarios, se orientan en el mismo sentido,
hacia la mutación de la situación de bloqueo, característica de los ba
rrios populares centrales. Estas tendencias impulsan una trivialización
de la situación en las zonas centrales, caracterizadas por el desarrollo
de pequeños programas de vivienda colectiva en copropiedad, una
forma de acceso a la propiedad adaptada a una reducción del poder
adquisitivo de una gran parte de las clases asalariadas -aun cuando, en
la actualidad, la población de los barrios populares se preocupa bási
camente, una vez más, por su supervivencia, a raíz de la grave crisis de
1995 que paralizó las inversiones privadas, las capacidades de ahorro,
las posibilidades de financiamiento de la acción pública de vivienda y
los incentivos bancarios—.
La utopía de la perennidad de la ciudad histórica dentro de las me
trópolis modernas solo habrá sido una etapa particular del pensamien
to sobre la ciudad y el patrimonio en México, que impuso desde cier
tos sectores de la administración federal una legislación ambiciosa que
ha dejado una profunda huella en los espacios centrales de las ciuda
des mexicanas, sin lograr establecer las modalidades de una interven
ción específica sobre los barrios populares.
nuevo espacio a partir del espacio central histórico. Una vez libre de
los elementos de saturación mediante la reorganización de los flujos a
escala de la ciudad, el centro puede adquirir una nueva identidad a
partir de la afinación de ciertas funciones comerciales, político-admi
nistrativas, culturales. Hoy en día, las ciudades mexicanas son polinu
cleares, se caracterizan por la distribución de elementos de atracción y
centralidad en el conjunto del espacio consolidado.
Asistimos a la modificación de las relaciones entre ciertas funcio
nes y el espacio urbano. Las funciones de abastecimiento y de tránsito
llenaban en ciertas áreas el conjunto del espacio disponible; esta den
sidad de ocupación se veía reforzada por el incremento de la pobla
ción y el crecimiento urbano. Este tipo de inscripción espacial y de
extensión hacia el espacio de la calle de las actividades tradicionales
había impulsado la privatización de una parte de los espacios públicos,
la transformación de ciertos espacios privados en espacios de comer
cialización, la utilización de locales de vivienda para un uso funcional
de almacenamiento y venta. Esta apropiación del espacio urbano por
parte de ciertas actividades ha quedado en tela de juicio y ha pasado a
primer plano la imagen del centro, así como la preservación de las
construcciones. Sin embargo, en ciertas zonas se perfila —como en el
caso de las dinámicas propias del barrio de La Merced—la posibilidad
de un deterioro por abandono, después de un deterioro debido a un
uso demasiado intenso.
Este desfase entre el centro geométrico y los polos de atracción es
constitutivo de una mutación del funcionamiento de los espacios cen
trales, que tradicionalmente eran asimilables a la “confluencia entre
densidad residencial y comunicacional” (Bordreuil, 1994). A la salida
de la población acomodada del centro a fines del siglo XIX y princi
pios del siglo XX, sucedió la expulsión de ciertas funciones centrales,
ya fuera en el marco de reorganizaciones funcionales impulsadas por
los actores privados conjuntamente con las autoridades locales, a par
tir de los años sesenta en ciertas ciudades, o bajo la forma de interven
ciones voluntaristas de los poderes públicos, en relación con el surgi
miento de una política patrimonial en los años ochenta. 21
Patrice M elé
del suelo hacia los poderes públicos. En Puebla, el programa del Paseo
de San Francisco intentó impulsar la inversión de grandes grupos
internacionales, negando a los propietarios, en una primera etapa, la
capacidad para participar en el proyecto de rehabilitación.
El programa de transferencia de potencial de desarrollo pretende
resolver esta contradicción entre las prácticas de la promoción inmo-
büiaria y el centro, al volver obHgatoria una “inversión” en la restaura
ción del centro para los promotores de proyectos de gran altura que se
implantan en los nuevos espacios de centrabdad.
Unicamente la Plaza Tapatía se presenta como un dispositivo de
movilización de los propietarios, pero estos se ven obligados a parti
cipar en un programa de renovación cuyo marco se encuentra estric
tamente definido, incluso en la imagen urbana, por los poderes pú
blicos. Asimismo, puede considerarse que los propietarios del centro
participan en el reacondicionamiento del espacio central mediante
los impuestos de plusvalía que se les impusieron, tanto en Monterrey
para la realización de la Gran Plaza como en Guadalajara para la rea
lización de las nuevas infraestructuras. Se trata de una modalidad tra
dicional de financiamiento de las infraestructuras, característica de un
acondicionamiento de la ciudad por y para los propietarios, que
podría oponerse a un acondicionamiento con fondos públicos por y
para los ciudadanos. La solicitud de “cooperación” por parte de los
usuarios o propietarios constituye una forma de financiamiento
generalizada para la introducción de servicios en las periferias. Sin
embargo, la crisis de legitimidad de los poderes públicos y el carác
ter conflictivo de los proyectos públicos Emitan hoy en día el recur
so a este tipo de proceso para financiar la intervención pública en los
centros.
El único caso observado de intervención masiva de capitales priva
dos para la recaHficación de un espacio central es el de Puebla. Durante
un tiempo, las fundaciones Jenkins y Amparo intervinieron en simbio
sis con los poderes públicos e hicieron posible el inicio de los progra
mas de cambio de imagen del centro promovidos por el municipio.
Como hemos visto, se trata de una acción que se sitúa entre la Ínter- 231
Patrice M elé
6 Jacques Lévy propone sustituir el concepto de centralidad por el de urbanidad, con hin
capié en la distribución de los valores de densidad y diversidad, y no solamente en el
de atracción; para él, la totalidad del espacio urbanizado puede describirse y estratificar
se en función de la distribución de este valor de urbanidad. Véase Jacques Lévy (1994:
320). 233
Patrice M elé
7 Mientras que, en otros contextos, este tipo de referencia constituye uno de los funda
mentos de las políticas y de los discursos sobre los espacios públicos centrales.Véase Jean
Paul Laborie (1993:119).
Producción de los centros y formas de acción pública
nivel de vida cuenta con los medios para limitar sus prácticas urbanas
a un espacio de intimidad y mantenerse alejada de los usos populares
de la ciudad, distancia a la cual aspiran las clases medias y gran parte
de la población.
Contrariamente a otras situaciones urbanas, los discursos sobre los
espacios centrales de las ciudades mexicanas no incluyen referencias
obligadas al lazo social y a su deterioro. Más bien se trata de referen
cias a una antigua ciudad “utopizada”, donde el conjunto de la socie
dad “cabía” dentro de la traza; una época en la que el centro era el
lugar de inscripción, exposición y representación de las burguesías lo
cales. El rápido crecimiento urbano se percibe como una masificación
de la ciudad y la pérdida de sus referencias y de su identidad.
En las ciudades de provincia, el centro de la ciudad todavía es el
sitio de inscripción de una “esfera pública política”, en el sentido de
Jürgen Habermas (1986). Los cafés y restaurantes del centro constitu
yen el escenario de la vida política, donde se reúnen, cerca de los luga
res de poder, los miembros de los distintos grupos políticos del PRI o
de oposición, artistas y eruditos locales, periodistas de numerosos dia
rios, folletines de opinión o panfletos locales; las calles del centro tam
bién son el escenario de manifestaciones de apoyo al régimen o de
opositores. Salvar el centro es ante todo liberar del peso de la masifi
cación, de la presión de la congestión y del crecimiento urbano al es
pacio privilegiado de las prácticas políticas de una parte de los actores
locales. En los discursos no parece existir vínculo alguno entre las aspi
raciones a la democratización de la escena política local y la conserva
ción o el acondicionamiento de los espacios públicos del centro como
lugar de encuentro, de convivencia social. Las mutaciones del sistema
político que se están presenciando, el surgimiento de una escena elec
toral más competitiva y de una nueva relación con lo político sobre la
base de la creación de una opinión pública electoralmente activa, no
parecen tener traducción espacial alguna, fiiera de la conservación del
libre acceso al centro para las manifestaciones y de la inscripción físi
ca de los partidos de oposición y de sus privilegiados sitios de encuen
tro en el centro. 235
Patrice M elé
8 Véanse las conclusiones del estudio de Jéróme Monnet (1993:193) sobre la ciudad de
México; este autor considera que “para asegurar su propia reproducción, el poder esta
blecido en el centro busca necesariamente controlar el acceso al mismo, para dejarlo
abierto únicamente a las fuerzas que contribuyen a su conservación”.
9 En la medida en que el territorio constituye lo “no-social, en lo cual lo social puro debe
sumergirse para acceder a la existencia” (Yves Barel, 1985:137). 237
Patrice M elé
Bibliografía
Introducción
central). Esto implica que el gobierno local trabaje para su centro his
tórico en materia de planeación y programas, asigne los presupuestos
correspondientes para poder llevar a cabo de manera exitosa las polí
ticas de rehabilitación y desarrollo de sus barrios antiguos, y asigne
recursos fiscales para la rehabilitación de su centro histórico.
En este sentido, el gobierno local debe estar dispuesto a sobrellevar
pérdidas con el objeto de generar las externalidades requeridas para la
conservación sustentable del centro histórico. La conservación de un
área histórica en general requiere recursos financieros significativos, en
su mayor parte públicos (aún cuando en ocasiones se forman socieda
des público-privadas). Las intervenciones se justifican con base en el
valor de existencia del patrimonio urbano, aunque también se subraya
el impacto que tiene sobre el turismo. La racionalidad económica de
estos proyectos es difícil de establecer en los corto y mediano plazos,
dados los beneficios difusos que genera (aun cuando no sean necesa
riamente pequeños).
El Gobierno Federal también tiene una responsabilidad que asumir
frente a la comunidad nacional e internacional, al haber promovido
que el centro histórico de la Ciudad de México sea declarado zona de
monumentos históricos y patrimonio cultural de la humanidad. Esta
responsabilidad puede expresarse en inversiones federales directas, así
como a través de dos vías: el otorgamiento de incentivos fiscales a tra
vés de subsidios en impuesto sobre la renta; el apoyo y aval a las soli
citudes que hace el Gobierno del Distrito Federal ante los organismos
bilaterales y multilaterales de cooperación (Banco Mundial, UNES
CO, Agencia Internacional de Cooperación Española, etc.).
Los sucesivos gobiernos mexicanos, tanto locales como federales,
han asumido estas responsabilidades de manera desigual y con resulta
dos discutibles a lo largo de las tres últimas décadas. Esto explica en
parte el estado deplorable en el que se encuentran amplias zonas del
centro, tanto arquitectónica como socialmente. Sin embargo, existieron
esfuerzos de reflexión y experimentación de instrumentos financieros,
como lo veremos en el caso de la transferencia de potencialidad. Eva
luaremos si los experimentos financieros han tenido o no un impacto 243
Manuel Perló C ohen y J uliette Bonnafé
Una línea de análisis del presente artículo será ver qué sectores han
considerado las autoridades en el rescate del centro histórico desde los
años 1980, cuáles fueron los instrumentos financieros empleados, con
qué objetivos y en qué límites sectoriales y espaciales. Partiremos del
anáfisis de la acción pública en materia de financiamiento, ya que re
sulta imprescindible la responsabilidad del gobierno en el rescate de
sus barrios patrimoniales.
El planteamiento clásico:
reticencias y ventajas de los inversionistas en el centro histórico
Un obstáculo importante que señalan tanto los propietarios como los
inversionistas en el centro histórico de la ciudad de México son los
costos de la rehabilitación y/o restauración ya que, dependiendo de las
características del patrimonio, en general son superiores a los de una
obra nueva. En estos costos, entendemos también los trámites y tiem
pos de aprobación de proyecto adicionales por tratarse de una zona o
un inmueble patrimonial.
Cuando existe el interés por intervenir el patrimonio edificado, la
segunda reticencia que vencer refiere a la inversión en el campo de la
vivienda, en particular cuando se trata de intervenir en los edificios y
áreas patrimoniales que tienen un uso habitacional. El rescate de edi
ficios patrimoniales tiende a significar la sustitución del uso habitacio
nal por usos más rentables.
Otro obstáculo importante en el rescate del patrimonio es la falta
de financiamiento y/o de accesibilidad a los créditos habitacionales, lo
cual ha generado la expulsión de los estratos de menores recursos. No
existe actualmente, por parte de las distintas instituciones financieras,
públicas y privadas, una política crediticia específica que favorezca las
acciones de rescate inmobiliario en las áreas patrimoniales.
Otro obstáculo a la inversión privada en el centro histórico de la
ciudad de México, de no menor importancia, es la poca valoración
que propietarios y desarrolladores inmobiliarios hacen del patrimonio
cultural urbano. El valor de las áreas patrimoniales y su necesaria par
ticipación en su rescate y conservación suelen ser secundarios frente a
Modelos financieros para el rescate del centro histórico de la C iudad de M éxico
259
Manuel Perló C ohén y J uliette Bonnafé
Por otra parte, el Instituto de Vivienda del Distrito Federal ofrece sub
sidios al crédito en ciertas condiciones, que se aplican en todas sus zo
nas de actuación, ya sea patrimonial o no, y por ende también en el
centro histórico. De la misma manera que estas facilidades de crédito
contribuyen a la producción y el mejoramiento de viviendas en el
Distrito Federal, también constituyen una ventaja indirecta en el cen
tro histórico.
La dificultad de este tipo de fínanciamiento reside en lo siguiente:
El INVI financia sólo a posteriori los estudios de factibilidad de los
proyectos: promoción social, asesoría legal para la adquisición de los
inmuebles, estudios legales, proyecto arquitectónico. El INVI paga
estos estudios sólo al momento de aceptarse el fínanciamiento del
proyecto. Por lo general, tanto las organizaciones de inquilinos como
las ONGs que las asesoran no cuentan con los recursos necesarios para
prefinanciarlos.
La segunda limitación estriba en que el INVI tiene dificultades en
asumir que los proyectos habitacionales en el centro histórico son más
complejos (mayor tiempo de gestión, diseño de soluciones arquitec
tónicas más complejo, etc.), por lo que los aranceles pagados no cu
bren el costo real de los estudios y proyectos, a pesar del monto máxi
mo un poco superior en el caso de inmuebles catalogados (Coulomb,
2000).
El sistema de fínanciamiento habitacional tiene entonces que
mejorar todavía en varios aspectos para responder al desafío que re
presenta la regeneración habitacional en el centro histórico. La res
ponsabilidad no puede descargarse solamente sobre el Gobierno del
Distrito Federal y su organismo de vivienda, el INVI. Los subsidios
habitacionales deben también ser asumidos por las instituciones fede
rales, en particular en lo que concierne a los subsidios al rescate y
conservación de los inmuebles catalogados como históricos con uso
habitacional.
266
M odelos financieros para el rescate del centro histórico de la C iudad de M éxico
267
Manuel Perló C ohen y J uliette Bonnafé
Conclusión
Bibliografía
281
El centro histórico de Querétaro:
gentrificación light y vida cultural*
Carmen Imelda González Gómez1
Introducción
que emergen, por ejemplo, con nuevas formas de hospedaje7o con una
tendencia creciente por la concurrencia de tipos y giros comerciales8
y gastronómicos precisos, que coexisten con algunos de los servicios
tradicionales; ambos son capaces de atender las demandas tanto del
sector turístico -nacional pero sobre todo internacional-, según se di
ce, en constante ascenso, como a los residentes; en este sentido, es evi
dente la probferación de cafeterías, bares y restaurantes en los que se
ofrecen ahmentos procedentes de diferentes partes del mundo9, pero,
como contraparte, podemos señalar que el grueso del perfil de los ofe
rentes de estos servicios no procede del mismo Querétaro, sino que se
trata de capitales nacionales.10
En este sentido, el área patrimonial señalada por el INAH, sobre
todo en las calles y los cuadrantes de las plazas y jardines principales,
se ha convertido en el asiento preferente de multitud de estableci
mientos que, de manera significativa, se han insertado en los elemen
tos arquitectónicos identitarios de larga data; sin duda alguna, las
transformaciones de los nuevos usos del espacio privilegian determi
nadas actividades económicas, pero, a su vez, favorecen la integración
-y exclusión- de diversos grupos sociales; es en este sentido que coin
cidimos con el señalamiento de Hiernaux, cuando indica que se trata
de: “(•••) la necesidad de proteger el patrimonio urbanístico y arqui
tectónico, pero potencializando una modernización bien entendida
de los centros para adecuarlos a la vida moderna y hacerlos rentables”
(Hiernaux, 2008: 21).
7 La oferta de hotelería en el perímetro del centro histórico es muy amplia y diversa (por
lo menos 35 ofertas distintas) va desde hoteles boutique hasta hostales bien habilitados.
8 Aproximadamente 6.000 comercios establecidos y 200 carritos de comerciantes ambu
lantes (Diario Noticias de Querétaro, 18 de mayo de 2007).
9 En promedio tienen ocho años de establecidos. Resultados de la práctica de campo rea
lizada por Valeria Anaya, Elizabeth Gutiérrez, Laura Caballero y Gabriela Quintero,
alumnas del 6a semestre de la Licenciatura en Sociología de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UAQ, junio-junio de 2008.
10 En la misma práctica de campo, identificamos que la participación de capitales interna
cionales es imperceptible, toda vez que solamente hay tres empresarios italianos y un
argentino.
Carmen Imelda Gonzalez G ómez
299
C armen Imelda G onzález G ómez
Fotografía 7.
Según los datos que arroja la práctica de campo realizada en junio del
presente, de la tríada bares, restaurantes y cafeterías, la presencia más
importante es la de cafeterías, que representan 53% de los estableci
mientos. En orden de importancia están los restaurantes (33%); la pre
sencia de bares es sensiblemente menor, llega solamente a 13%.14
Probablemente, el porcentaje de los bares sea tan reducido por
tres cuestiones, una, por los controles sanitarios; otra, que considera
mos más importante, puede responder tanto a la presión que ejercen
los residentes para disminuir, incluso erradicar, la presencia de antros
y bares en el primer cuadro, mientras que la última puede responder
a una campaña permanente sobre usos que, como estos, por más ren
tables que sean, no resultan convenientes para la imagen que se pre
tende proyectar de Querétaro como un sitio tranquilo y seguro, de
manera que subyacen también cuestiones como el fomento del turis
mo o el esparcimiento familiar. Como comparsa, autoridades y veci
nos cuentan con el apoyo periodístico que exagera el tema, de modo
que son frecuentes notas con títulos como estos: “También en el Ba
rrio de la Cruz prolifera el vicio” o “Tepetate, nido de antros de
vicio” (Diario Noticias de Querétaro, 11/07/2001; 17/08/2001).
14 Práctica de campo realizada por las estudiantes Valeria Anaya, Elizabeth Gutiérrez, Laura
Caballero y Gabriela Quintero, alumnas del 6* semestre de la Licenciatura en Sociología
de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ, junio-junio de 2008.
El centro histórico de Q uerétaro: gentrificaciOn u g h t y vida cultural
Bibliografía
303
Carmen Imelda González Gómez
Revisión hemerográfica:
304
El centro histórico de Morelia:
una buena práctica de revalorización
del patrimonio*
Luis Felipe Cabrales Barajas1
Introducción
C
ada finca es un palacio. El entramado de palacios y conjuntos
conventuales forma en Morelia uno de los cascos históricos
más señoriales de México. Dada la coloración de la piedra
desnuda que domina sus muros, Pablo Neruda hizo referencia a “los
párpados rosados de Morelia” (1981: 356).
La antigua Valladolid constituye un sitio excepcional por sus valo
res urbanístico-arquitectónicos y por el protagonismo desplegado en
diversos episodios de la historia nacional. Si bien el esfuerzo por valo
rizar y recuperar el patrimonio de la capital de Michoacán tiene leja
* La versión original de este texto fue publicada en el No. 22 de Anales de Geografía de
la Universidad Complutense de Madrid (2002:131-156), bajo el título “El centro his
tórico de Morelia: gestión social y revaloración del patrimonio”.
1 Doctor en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid. Labora como profe
sor-investigador en el Departamento de Geografía y Ordenación Territorial de la
Universidad de Guadalajara, México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores
del Consejo Nacional Ciencia y Tecnología. Correo: [email protected]
Luts Felipe Cábrales Barajas
308
El centro histórico de Morelia : una buena práctica de revalorización del patrimonio
4 Un punto de contraste entre el volumen del turismo cultural y otras dimensiones del
fenómeno puede ser el arribo de turistas extranjeros. Entre el año 2000 y el 2005, la
cifra de turistas del exterior evolucionó de 20,6 millones a 21,9 millones, lo que se
traduce en una tasa de crecimiento de 1,2 %, cifra muy por debajo del crecimiento del
turismo en las ciudades históricas mostrado en el Cuadro 2, aun reconociendo que las
cifras no admiten una comparación pura ya que se trata de universos que no son
mutuamente excluyentes.
5 Para contar con mejor instrumentos de planificación se requiere el distingo entre
turistas y excursionistas, ya que el impacto local de cada uno de esos conglomerados
es diferenciado.
El centro histórico de M oreua: una buena práctica de revalorización del patrimonio
Valladolid-Morelia:
valor histórico y recuperación del patrimonio
mientras que entre 1940 y 2000 lo hace a 4,58%, dato que ilustra la
contundencia del fenómeno.
El balance sobre la pureza del patrimonio moreliano se enfrenta a
naturales controversias. Para el común observador externo guiado por
la percepción, el centro histórico destaca por su magnificencia y buen
estado de conservación. En cambio, el especialista y ciudadano críti
co, más atentos al detalle, no estarán totalmente de acuerdo.
Aunque existen voces de denuncia sobre la destrucción o abando
no de edificios, estas pesan menos que las originadas por cambios en
los usos del suelo, ya que orillan a realizar adaptaciones materiales: la
más típica es la conversión de patios en espacios aprovechables comer
cialmente o la instalación de servicios -como bancos y restaurantes-,
situación que ha llevado a injertar cubiertas, aunque a veces en forma
acertada.
Es necesario incorporar matizaciones y mantener el espíritu críti
co, lo cual no debe impedir reconocer que el casco moreliano ha
logrado salvaguardar su marco edificado, evaluación que debe inscri
birse dentro del contexto nacional en el que buen número de núcle
os urbanos han corrido con peor fortuna.
Díaz-Berrio (1998:171) sintetiza y concilia valoraciones de distin
to signo al mencionar que “no se encuentran, más que en contadas
ocasiones, elementos o edificios discordantes, o volúmenes excesivos
que afecten el entorno histórico general de la zona urbana central,
aunque haya habido deterioros, destrucciones y diversos problemas en
Morelia, como en todas las ciudades históricas”.
Una apreciación similar ofrece Vargaslugo (1997: 122) cuando
afirma que “puede considerarse como una ciudad bien conservada,
que ha resguardado la mayoría de sus bienes histórico-artísticos a
pesar de las vicisitudes que inevitablemente destruyeron parte de su
patrimonio”.
En un minucioso estudio publicado por Esperanza Ramírez en
1985 se cuantifica el área degradada en un 11,7%, aunque alerta que
un 37% se encuentra en proceso de deterioro, para tal efecto usa como
unidad de análisis la cuadra.
El centro histórico de Morelia : una buena práctica de revaloració n del patrimonio
Entre la opinión local y los turistas estaba bien arraigada la idea de que
la invasión de espacios públicos por parte del comercio informal cons
tituía la principal patología negativa del centro histórico moreliano.
Las investigaciones generalmente hacían referencia a ese problema
(Ramírez, 1994: 22; González, 1998: 118; López & Rodríguez, 2001:
146). No era para menos, el núcleo histórico alojaba a una buena can
tidad de puestos que en promedio funcionaban durante ocho horas
diarias e incluso algunos utilizaban su comercio como improvisada vi
vienda, lo cual permite adivinar las condiciones infrahumanas y de
insalubridad que ahí podían encontrarse.
El foco principal del improvisado comercio era la Plaza Valladohd,
que forma un conjunto con la iglesia y ex claustro de San Francisco.
En 1939, Manuel Toussaint se refiere a “la plaza convertida en la actua
lidad en un mercado” (1939:141). Aunque las fuentes de información
13 La intención de la política de desconcentración de oficinas fue reducir la función admi
nistrativa antes que eliminarla. De hecho, la mayoría de los edificios mantiene sus fun
ciones pero con menor carga.
14 Existe la inquietud de reciclar la antigua estación de autobuses pasa convertirla en un
pabellón turístico. Si se plantea un proyecto lúcido, este equipamiento podría aliviar
parte del déficit de estacionamientos y ser aprovechado para dar servicio a grupos turís
ticos que se trasladan en autobús, al tiempo que se podría articular con la oferta hote
lera aledaña que ante la expectativa ha mejorado su calidad.
Luis Felipe Cabrales Barajas
19 Un par de evidencias sobre la fuerza del PRD en Michoacán: durante las elecciones
presidenciales del año 2000, el candidato Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo en ese estado
el 8,69% de los votos nacionales. En relación con los otros partidos, el 37,14% de los
michoacanos favorecieron a Cárdenas, lo que representa el porcentaje más alto del país
(cifras calculadas a partir de estadísticas consultadas en Aguayo, 2000: 253).
20 Desde su posición como oficial mayor del Gobierno del Estado. Para completar el cua
dro hay que añadir que el alcalde promotor del rescate del centro histórico dejó el
cargo anticipadamente para aspirar a una diputación plurinominal.
Luis Felipe Cabrales Barajas
328
El centro histórico de M orelia: una buena práctica de revalorización del patrimonio
330
El centro histórico de Morelia : una buena práctica de revalorización del patrimonio
El turismo en Morelia:
¿aliado o enemigo en la recuperación del centro histórico?
26 Las cantidades consignadas por la Secretaría de Turismo de Michoacán son a todas luces
discordantes con las que maneja la estadística federal (que se utilizan en el Cuadro 2 de
este texto y que están sincronizadas con la estadística que maneja el Ayuntamiento
mediante un sistema de información llamado DATATUR). En todo caso, son resulta
do de diferencias metodológicas en la construcción de series estadísticas, lo que lleva a
la pertinencia de problematizar sobre el asunto y también a hacer un uso prudente de
336 los datos.
El centro histórico de M orelia : una buena práctica de revalorización del patrimonio
Fuente: www.moreliafilmfest.com
A manera de conclusión
Bibliografía
Revisión hemerográfica
Enlaces Web
346
Nuevos enfoques para el ordena
miento de los centros históricos.
El caso de Puebla
Guadalupe Milián Ávila 1
A
semejanza de lo ocurrido en otras ciudades, en los años sesen
ta el centro de Puebla12 fue objeto de transformaciones
(Lessard y Germain, 1996). Tanto las autoridades como mu
chos particulares, aprovechando el valor de localización central del nú
cleo antiguo, impulsaron la idea de su especialización como Distrito
Comercial y de Negocios, lo que acarreó el desalojo de actividades
residenciales y la demolición de algunas de sus viejas estructuras. En la
década de los setenta, particularmente a partir de 1977, cuando se de
creta a la ciudad antigua como Zona Monumental e Histórica, y en
1987, con su inclusión en la Esta de ciudádes patrimoniales, el centro
histórico vive un proceso -prolongado a nuestros días- caracterizado
por intervenciones que obedecen a lógicas diversas.
De acuerdo con la dinámica mundial (Pol, 1990), aceptando la
necesidad de la conservación de sus edificios, no tanto como un pro
pósito único o principal sino como un componente indispensable en
1 Profesora investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Miembro
del Sistema Nacional de Investigadores. Líneas principales de investigación: “revitaliza-
ción de centros históricos” y “segregación socio-espacial (imagen mental y vecindarios
cerrados)”. Correo electrónico: [email protected]
2 La información utilizada en este texto (en buena parte) se obtuvo durante el desarro
llo del proyecto de investigación “Vivienda y revitalización urbana en el barrio de
Analco”, financiado por la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (1997-
2002). 347
G uadalupe M ilián Á vila
355
G uadalupe M ilián Á vila
/\J Traza
Usos del suelo
Área restringida
Área verde
Comerciio chico
Comercio direccional
Hotel
Residencial
Fuente: Gobierno del Estado de Puebla (1998: 42). Paseo del Rio de San Francisco. Memoria his
tórica. Puebla: Instituto Nacional de Antropología e Historia: Consejo del Centro Histórico:
Comisión del Patrimonio Edificado
N uevos enfoques para el ordenamiento de los centros históricos
Fuente: http://www.imss.gob.nix/NR/rdonlyres/9464AC24
-2D90-4A2A-BEAC-4EE3A666673A/0/puebla_FG_09.jpg
22 Hacia la mitad de la primera década del siglo XXI el área experimentará una reactiva
ción con la construcción del centro comercial San Francisco. 359
G uadalupe M ilián Á vila
I IManzanas
Lugares
I— I Barrio de Analco
Barrio de ios Sapos
II»IHll Carolino (BUAP)
Paseo de San Francisco
I 1 Divisón Colonias
Colorín. MI
0 100200300400500600 Meters
368
Construyendo utopías
desde el centro*
René Coulomb*
A Pía
E
n la mayoría de los centros y barrios históricos de América
Latina, la conservación del uso habitacional pone en juego, no
solo el cumplimiento del derecho a una vivienda digna para
sus habitantes, sino la construcción de un proyecto alternativo de ciu
dad. Es cada vez más aceptada la evaluación crítica de la expansión es
pacial, caótica y dispersa, de las ciudades de la región, de la no susten-
tabilidad medioambiental, social y económica de este proceso, y, por
ende, la necesidad de revisar el modelo que ha dominado el desarro
llo urbano durante las últimas cuatro décadas.
Sin embargo, a pesar del consenso existente en torno a lo deseable
de impulsar un proceso de recuperación de las áreas centrales deterio
radas y de revalorización del capital social urbano que representan, la
* Este artículo fue publicado anteriormente en Mesías Rosendo et al. Hábitat popular en
los centros antiguos de Iberoamérica. México: CYTED / CENVI: 16-28.
* Sociólogo y urbanista. Es profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropo
litana, unidad Azcapotzalco, México y miembro del Sistema Nacional de Investiga
dores, SNI/SEP-CONACYT. Miembro fundador del Centro de la Vivienda y Estudios
Urbanos, CENVI A.C., ha sido director general del Fideicomiso Centro Histórico de
la Ciudad de México de 1998 a 2002, año en que fundó Grupo Ciudad y Patrimonio,
asociación civil dedicada al desarrollo de proyectos de revalorización del patrimonio
cultural urbano en México.
René C oulomb
10 Véase la investigación conducida por Hans Harms entre 1991 y 1995 en los centros de
Lima, La Habana, Río de Janeiro, Caracas, Panamá, Sao Paulo, Montevideo y Santiago
de Chile (Harms, 1996). 383
René C oulomb
que fija la institución están rebasados por los costos de las acciones
habitacionales, tanto de construcción nueva como (y sobre todo) de
rehabilitación. Ello ha llevado al Instituto a otorgar un subsidio adicio
nal del 50% si se trata de vivienda de interés social en barrios antiguos
del centro histórico, y del 100% si se trata de rehabilitación de inmue
bles catalogados con valor histórico-arquitectónico.11 La gran mayoría
de las experiencias y proyectos “piloto” de vivienda popular en los
barrios antiguos de América Latina no hubieran podido llevarse a cabo
sin subsidio. Es de lamentar que los datos de los proyectos que se
difunden suelen ocultar el grado de subsidio manejado, su fuente (or
ganismo público, ONG, Fundación, etc.) y a qué se aplicó (adquisición
del suelo, recuperación del financiamiento, etc.).
Es evidente que el subsidio proveniente de fuentes públicas (fisca
les) puede llegar a cuestionar la replicabilidad de los proyectos y la
continuidad de un programa de regeneración urbana a lo largo del
tiempo; sobre todo cuando los gobiernos no son capaces de explicitar
la razón de ser de los mismos y, como se argumentó anteriormente, las
economías que significan para la hacienda local en relación a los cos
tos de las urbanizaciones periféricas. Pero es no menos cierto que la
escasez crónica de los recursos públicos frente a múltiples necesidades
que atender obliga a buscar caminos alternativos. En todo caso, habría
que descartar la “solución” de diseñar proyectos según las “reglas del
mercado”, si se entiende por ello la supresión del subsidio.
Una fuente complementaria al subsidio público se encuentra en el
diseño de proyectos que contemplen, a nivel urbano, la mezcla de usos
más o menos rentables, es decir que puedan pagar una renta más o
menos elevada tanto a los propietarios como a la hacienda local; y tam
bién la mezcla de usos a nivel de los inmuebles mismos, en particular
la mezcla —en un mismo inmueble—del uso comercial/servicios en
planta baja con el uso habitacional en las plantas altas. A parte de res-1
11 En el caso de inmuebles catalogados con valor patrimonial, el subsidio adicional con
cierne el financiamiento de la restauración de las fachadas, de los patios y escaleras,
pues se considera que se está rehabilitando un patrimonio en beneficio de la colecti
vidad, y no tanto de las familias en lo individual.
René C oulomb
Bibliografía
Audefroy, Joel (coord.) (1999). Vivir en los centros históricos. Experiencias
y luchas de los habitantes para permanecer en los Centros Históricos.
México: Habitat International Coalition: MOST.
Bidou-Zachariasen, Catherine (2003). Retours en ville. Paris: Descates
& Cié.
Carrión, Fernando (1994). En busca de la ciudad perdida. Quito:
CODEL.
C onstruyendo utopías desde el centro
398
Del centro histórico de Tlalpan
al centro comercial Cuicuilco:
la construcción de la
multicentralidad urbana*
María Ana Portal Ariosa1
Introducción
E
l centro, en cualquier urbe, es un lugar emblemático, de identifi
cación colectiva por excelencia. Todo visitante se ubica a partir
del centro y desde allí traza sus recorridos y se aventura a explo
rar la ciudad visitada. Sin embargo, la tendencia actual es que las ciuda
des, cada vez menos, pueden ser pensadas como totalidades organizadas
a partir de centralidades claras y unívocas. El crecimiento urbano está
generando una multiplicidad de “centros” locales que adquieren una
dimensión de emblemas significativos solo de manera restringida.
En el caso del Distrito Federal, este fenómeno tiene una relevan
cia particular pues se ha constituido en una megaciudad, inaprensible
como totalidad para el ciudadano que la habita. La composición plu
ral de la población y el desmedido crecimiento de la mancha urbana
han roto en las últimas décadas los límites geográficos y simbólicos
previos, y han rebasado toda posibilidad de ser imaginada y significa
da como unidad por sus habitantes.
* Este trabajo es un producto parcial del proyecto “Vecinos, barrios, colonias y pueblos
en dos contextos urbanos de México: identidades y cultura en el sur del D.E y zona
metropolitana de Guadalajara” financiado por el CONACYT.
1 Profesora/investigadora, en el Departamento de Antropología de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa en la Ciudad de México. Líneas de traba
jo actuales: identidad urbana, formas de organización y participación barrial, espacio
público y construcción de ciudadanía.
M aría A na Portal A riosa
2 Las entrevistas aquí presentadas fueron realizadas en diciembre de 1998 por Jessica
Gottfield, Adriana Aguayo y la autora. Con ellas no se buscó sustentar aspectos esta-
D el centro histórico de T lalpan al centro comercial C uicuilco
XIX, no era una periferia del Distrito Federal sino que constituía un
centro en sí mismo.
Durante el último período presidencial de Santa Anna, a través de
un decreto fechado el 16 de febrero de 1854, se ampliaron los límites
de lo que en ese momento se denominó el Distrito de México, “para
incluir a San Cristóbal Ecatepec, Tlanepantla, Los Remedios, San
Bartolo, Santa Fe, Mixcoac, San Angel, Coyoacán, Tlalpan, Tepepan,
Xochimilco, Iztapalapa, el Peñón Viejo, y hasta la medianía de las aguas
del lago deTexcoco” (McGowan, 1991: 44).
Así, en 1854, Tlalpan pasó a ser una prefectura y en 1855 se inició
el trámite para ser anexada al Distrito Federal. Todas estas transforma
ciones jurídicas responden a la tensión política que imphcaba la deh-
mitación territorial y la conformación de una capital para la naciente
repúbbca. ¿Hasta dónde llegaría el Distrito Federal? ¿Qué territorios
se incorporarían a esta nueva dimensión político-territorial? Todo es
taba por construirse y los intereses locales y federales se enfrentaban
para buscar una fisonomía propia a lo que sería la sede del poder polí
tico nacional.
El modelo poco a poco se perfiló como una Repúbbca Federal,
pero finalmente centrafista en su concepción profunda, lo cual marcó
la vida nacional en todos sus planos. Esto queda plasmado en las pala
bras de fray Servando Teresa de Mier cuando planteaba: “Proponíamos
un gobierno federal en el nombre y central en la reaHdad” (citado por
O ’Gorman, 1945:126)
Esto provocó que la naciente capital atrajera de manera desmedi
da a núcleos de población emigrante que buscaba mejores condicio
nes de vida. Como producto de este proceso, entre 1855 y 1871 los
hmites urbanos se fueron ampHando para dar cabida a una creciente
población que para esas fechas ya tenía una densidad de 1.032,89
habitantes por km2 (O’Gorman, 1945:20). Esta expansión impbcó un
cambio en el uso del suelo: se pasó de un uso agrícola e industrial, a
uno de tipo comercial y residencial.
D el C entro H istórico de T lalpan al C entro C omercial C uicuilco
El centro de Tlalpan
Lo que se denomina Centro de Tlalpan es el área8 casi triangular que se
forma de la conjunción entre la avenida San Fernando, Calzada de
Tlalpan e Insurgentes (ver mapas 2 y 3). Sin embargo, la mayoría de la
población dalpeña reconoce al “Centro de Tlalpan” como ese espacio
privilegiado en donde se condensa la presencia religiosa, cívica y comer
cial en una sola cuadra, circundado por las calles Victoria, Congreso e
Hidalgo9, y en cuyo núcleo permanecen hoy el jardín y el kiosco del siglo
XIX. Es oficialmente la Plaza de la Constitución o el Zócalo de Tlalpan.
Actualmente, la fisonomía del centro histórico de Tlalpan ha sufri
do modificaciones importantes101, pero mantiene ese “sabor provincia
no” que caracteriza a muchos de los pueblos y ciudades pequeñas del
país. Este “sabor provinciano” tiene dos planos fundamentales: el espa
cial, no solo en la organización del entorno sino por su arquitectura11de
tipo “colonial”; y el temporal, es decir, en los ritmos marcados en el uso
del espacio, engarzado a los conceptos de “tiempo libre”, ocio, trabajo,
consumos de bienes, etc. A través de estos planos se construyen hechos
de comunicación y se recrean formas particulares de socialización.
8 La Delegación está compuesta por cinco zonas en las que se han establecido las cinco
subdelegaciones regionales. El área que abarca el centro es la zona 1.
9 Cabe destacar que estas calles cambian de nombre al pasar por la Plaza de la
Constitución: Hidalgo se convierte en Moneda; Victoria en Morelos y Carranza en
Madero. El tramo de calle abarcado dentro del cuadrángulo de la Plaza no tiene nom
bre. El letrero correspondiente solo señala Calle Plaza de la Constitución. Esta transfor
mación de la calle se resalta a través del adoquinado que se inicia y termina en la cua
dra del parque para después continuar con pavimento. Es decir, la calle misma se con
sidera parte del zócalo.
10 Las transformaciones se han dado fundamentalmente por la habÜitación de algunos
espacios -antes residencias habitadas- para oficinas gubernamentales, bancos, escuelas,
restaurantes y comercios, así como la construcción de nuevos edificios y viaHdades.
11 En el centro de Tlalpan encontramos numerosas construcciones coloniales conservadas
como patrimonio histórico de la humanidad: la casa Chata (en la esquina de las calles
de Hidalgo y Matamoros), la Casa de Moneda (Juárez y Moneda), la casa del Conde de
Regla (Congreso #20), el Oratorio de Amaxalco (Juárez 230), la Capilla del Calvario
(al final de la calle con el mismo nombre), etc. Sin embargo, a pesar de que se conside
ra Colonial, en realidad la mayoría de sus edificios datan del los siglos XIX y XX.
María Ana Portal Ariosa
14 En el jardín se ve “el árbol de los colgados” con una placa que muestra los nombres de
los patriotas ahorcados en la época de la intervención francesa.
412 15 Todas las fotografías aquí presentadas fueron tomadas por la propia autora.
D el C entro H istórico de T lalpan al C entro C omercial C uicuilco
La lógica espacial obliga a que se transite por la plaza a pie; los usos
que se le da varían notablemente en función del día de la semana y de
la hora. Es un espacio multifimcional que entre semana sirve lo mismo
para que los muchachos que salen de la secundaria conversen, jueguen
o “echen novia”; para que los ancianos se sienten a “matar el tiempo”;
las religiosas tomen un momento de descanso de sus actividades pías;
los boleros den brillo a los zapatos; los novios se besen, o como punto
de reunión antes de entrar en la Delegación. Particularmente a medio
día, se puede observar el incremento de la actividad, cuando llega la
hora de salida de las escuelas de la zona: “Estoy esperando a una amiga.
Aquí nos quedamos de ver. Platicamos un rato, nos tomamos un hela
do. Voy en la secundaria 29” (estudiante de 14 años; alumna de la
secundaria 29).
Los fines de semana el lugar se transforma para dejar paso a vende
dores ambulantes que comercian objetos de madera, cintas para el pelo
y artesanía guatemalteca, papas y chicharrones, juguetes de plástico,
burbujas de colores, chicles, paletas dulces, muchos de ellos sentados
junto a una suerte de talleres improvisados, en donde se ofrece ense
ñar al transeúnte (al que pague el costo de la pieza correspondiente),
a pintar vitrales, a hacer cajitas con metal repujado, a pintar piezas de
cerámica, etcétera.
Particularmente los sábados por la tarde y los domingos todo el día,
se ve a las familias deambular sin prisas y sin ninguna dirección concre
ta por el parque. Se sientan a conversar, a dar de comer a las palomas, y
si hay algún evento “cultural” organizado por el gobierno delegacional,
aprovechan para escuchar danzón o chachachá, música clásica, o corri
dos, dependiendo del programa en turno, el cual, aunque se publicita
con carteles, generalmente es sorpresivo, pues pocos leen los anuncios.
Se acude al centro en fin de semana: “a ver que hay ahora”. Algunos
compran lo que se oferta en los andadores, pero generalmente no
impera una lógica mercantil; es decir, no necesariamente van al centro
de Tlalpan a comprar algo en especial.
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D el C entro H istórico de T uu m n al C entro C omercial C uicuilco
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20 Plaza Loreto está ubicada en San Ángel y formaba parte del consorcio papelero de
Loreto y Peña Pobre, como se mencionó anteriormente. Pertenece también al grupo
Carso y arquitectónicamente la nave fabril tiene el mismo estilo que la de Peña Pobre.
21 Este tipo de remodelación “respeta” el diseño original de la fabrica en donde están apa
rentes todas las tuberías y ductos que normalmente se encuentran recubiertos en otro
tipo de construcciones. La altura de los techos -casi siempre de material acanalado-
deja espacios de ventilación -sin ventanas- por la altura de los muros. Asimismo hay
una suerte de “juego” de techos -a veces transparentes- en lo que seguramente eran las
áreas de circulación internas de las naves, incorporándolas al conjunto construido.
Mar Ia A na Portal A riosa
Por la tarde es usado por jóvenes entre 13 y 18 años que, con el pre
texto de ir al cine, pasean, compran, miran los aparadores, se toman
helados, etc., y ocupan las pocas bancas distribuidas en los andadores o
se sientan a consumir alimentos en el área de comida rápida equipada
por varias decenas de mesas.
Sí, venimos al cine y luego tomamos helado o comemos algo, depen
de de la función a la que vengamos. A veces nos juntamos solo los cua
tes, saliendo de la escuela; otras invitamos a las niñas. (...) Damos vuel
tas, a veces entramos a M ix Up a oír música, depende (...). Para estar
aquí tenemos que traer por lo menos 100 pesos, ya sabes, el cine, las
palomitas y el refresco, el estacionamiento. Claro, eso es si no toma
mos cerveza. Imagínate cada “chela” te la cobran a 29 pesos (estudian
te de 19 años, Plaza Cuicuilco).23
Los fines de semana, el lugar se llena casi a todas horas por familias
completas que llegan en sus lujosos autos, algunas veces acompañadas
23 Para darnos una idea de la implicación monetaria, es interesante señalar que el salario
mínimo vigente para el momento en que se realizaron las entrevistas es de 350 pesos
al mes
María A na Portal A riosa
por las sirvientas encargadas de los niños más pequeños, que, por cier
to, no tienen un espacio donde jugar a no ser que se pague por entrar
a las áreas especiales para ellos diseñadas: Piccolo Mondo o Coney
Island.
Es importante señalar que pocas veces se observa que gente de las
colonias populares aledañas acuda a la Plaza. Ocasionalmente encon
tramos algunos muchachos de secundarias oficiales, portando sus uni
formes, que atraviesan el lugar sin detenerse mucho, o algunas madres
que llevan a sus hijos al cine. Pero, en términos generales, encontra
mos una relativa homogeneización en el tipo de población consumi
dora del lugar. La Plaza está construida y diseñada ex profeso para una
clase social específica, que excluye el uso masivo y popular del sitio.
Esta tendencia a la exclusión está dada tanto por el espacio físico
como por un cierto tipo de normas implícitas y explícitas de compor
tamiento social. Sin embargo, esta tendencia es relativa.
El uso más generalizado está en los cines, que parecen constituir
se en el eje de la atracción del consumo. Es importante señalar aquí
que siendo una de las delegaciones más grandes del Distrito Federal
tiene una infraestructura cultural y de divertimento muy pobre. Según
datos de Néstor García Canchni, Tlalpan cuenta solo con seis cines,
tres auditorios, seis parques y jardines, ningún teatro, un museo y nin
guna galería de arte, para una población que para 1996 era de 565.754
habitantes (García Canclini, 1998: 47). Posiblemente esto explique
que a pesar de las tendencias excluyentes, se dé un uso más intensivo
por parte de un sector de clases más amplio, aunque este uso se res
trinja al espacio recreativo de los cines, aun cuando el costo de este
servicio sea relativamente alto para algunos de estos sectores.
Yo trabajo aquí en telefonía celular. Casi no conozco Tlalpan porque
vengo de Xochimilco. Casi no como aquí porque me sale muy caro,
cualquier cosita son 50 o 60 pesos. ¿Se imagina lo que me saldría
comer aquí diario? Mejor me voy afuera, es más barato. ¿Al cine? No,
casi no me gusta venir. Solo algunas veces (empleada del Centro
428 Comercial, Plaza Cuicuilco).
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Bibliografía
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Este libro se terminó de
imprimir en febrero de 2010
en la imprenta Crearimagen
Quito, Ecuador