o perros ata euosorta
doloros, Desgraciadamente, esto no nos dspensa de
afrontala. Es lo que llamamos duelo. Tal como ha
mostrado Freud, el duelo es fundamentalmente un
trabajo consigo mismo que, como todos sabemos,re-
uiere su tiempo, y sin el cual nadie puede reconci-
liars jamés con la exstencia. «Recordemos —etcribe
Fread en las “Consideraciones acruales sobre la muer-
te y la guerra”— el viejo proverbio: Si vis pacer,
pera bellum. Si quives la paz, prepa para la gue-
sa, Seria hora de modifiaso: Sve vitam, pare mor.
tem Si quieres poder soportar la vida, preprate para
aceptar la muerte» :Soporta la vida? Esto no es de
cie demasiado. Si quieres amar I vida, dira més bien
yo, si quieres aprecialalicidamente, no olvides que
‘mos forma parte de ella. Acepta la muerte Ia pro-
pia, lade ls allegados— es la ‘nica forma de perma-
-nocer il al vida hast el final
‘Mortals y amantes de mortales: esto es lo que so-
mos, y lo que nos desgara, Pero este desgarramiento
que nos hace hombres, o mujeres, es tambiéa lo que
de a la vida su maximo valor. Si 90 muriésemes, si
‘nuestra exstencia no destacara sobre el oscuro fondo
de a muerte, cera la vida tan valisa, an raray emo-
cionante? «Por no pensar lo suficiente en la muerte
—escribia Gide—, ni el més breve instante de a vida
‘ha sido Io suficientemente valceo.» Ast pues, hemos
dde pensar en la muerte para amar més la vida —en
cualquier caso, para amara tal como ex frig y
Sitoria—, para poder apreciarla mejor, para vivila
mejor, y esto jusifica y suficientemente este capitulo.
CAPITULO
5
El conocimiento
Los no pueden conc lamas
Lecascio
CConocer es pensar lo que c:e.conocimiento «t
éerta_elacion —de conformidad. de similimud. de
adecnacign— come dl esprit yl mando, entre sol
toy objeto. Asfconocemes a nuestos age, nvestto
barrio, nesta cass lo que hay en nestro espirita
cuando pensames en ells, cortespande aproximada-
rente alo que existe en la realidad.
Ese ders oTo gu Sine
snocimiento dela verdad. Pues sobre nuestros amigos,
podemes equivocames. Sobre nuesio barrio, nunce
lo sabemos todo, Inchis sabre nuestra propia cas,
demos ignorat muchas cova.
Nesta nica elecin ese circu o a egresin al
‘aft: lo que equivale« decir que no tenemos cee:
«tn: lo mismo que hace posible el conocimieno los
sents a raz60, el juico)prohbe ergo en cere,
Formidable férmula de Jules Lequie: «Cuando
sees con las fime fe qu posses avs
Esto en
efecto, nose demuestra —puesto que toda demostra-
tiéo lo presupone—. La proposicién Hay demor
tracionesverdaderas es una propesiiénindemestra
ble, La proposicién Lar matemitica sm verdaderas
0 puede demostrare matemiticamente. La proposi
cin Las cienias experimentles son verdaderas 006 ivan Aa mLesoela
puede vrfcase experimentalmente Peo eso no im
ide dedicate alas mates, al fica az biale-
fn pensar que una demostracisno una experien-
a son mis vidas y mores que una opniéa. Que
todos inciero no e una rasa para dejar de buscar,
Ja verdad Pues tampoco es cierto que todo sea in-
let, sigue sean Pascal, y exo es lo que da In
‘an a le ecepicos aun prohibiéndoes probarlo
Enbonor dl prronism y de Montaigne. Elescept-
cismo noe contri del racionalismo; es un racio-
allo licido y Hevado al extremo —hasta al punto
en quela rzén no puede menos de dadar de su apa-
reat certeat—, pues cqué prucba una apaiencia?
a slice cx otra cos, a saber: no pensar que
ada es cet, sno que nada c verdadero. NiNon-
taigne ni Hume escriberon jamais nada semejante
<2Cémo hubieran podido flosofar, y por gut lo a
{van hecho, de haber pensado as? Elescepticismo es,
Jo contrario del dogmarismo; a sfisica lo contrario