Modulo 1
Modulo 1
MÓDULO 1
Objetivo de aprendizaje:
Reflexionar sobre el papel del personal educativo y, en específico, del rol docente en el
bienestar y desarrollo integral de los/las estudiantes.
1. ¿Por qué la escuela es un lugar privilegiado para velar por el bienestar de sus
estudiantes y brindar el apoyo integral que requieran?
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estudiante que recibe burlas constantes de sus compañeros/as de clase puede tornarse solitario,
triste, asustado y sentirse excluido del espacio social al que acude diariamente: su escuela,
aunque físicamente se encuentre bien, su bienestar mental y social empieza a estar
comprometido.
En este sentido, la escuela como institución, en la que transcurre una importante y considerable
parte de la vida de las personas, donde se aprende a pensar, a hacer, y a sentir en relación con
otros/as, es también un lugar desde el cual se puede promocionar y fortalecer la salud, es decir,
desde donde es posible garantizar bienestar para los niños, niñas y adolescentes en formación.
Garantizar el derecho a la educación es el punto de partida para que la escuela se convierta en
un espacio de bienestar. Un derecho que incluya a todos los niños, niñas y adolescentes que
forman parte del territorio ecuatoriano, sin discriminación de etnia, raza, nacionalidad, género,
discapacidad o cualquier otro tipo de condición. Otros aspectos que dan cuenta del espacio
escolar como garante del bienestar de sus estudiantes, es cuando las escuelas se piensan a sí
mismas y se proyectan como lugares de apertura, acogimiento y protección, donde incluso el
abordaje de los contenidos académicos se asumen como una oportunidad para aprender a ser
en convivencia con los demás. De ahí que se caracterice por ser una escuela que escucha sin
juzgar, que promociona vínculos afectivos y genera procesos de socialización basados en el
respeto a las diferencias para promocionar la participación de la población estudiantil en su
propio proceso de desarrollo y autonomía. También es importante resaltar, que gracias a las
interacciones cotidianas en el aula, las y los docentes pueden reconocer los contextos sociales y
familiares a los que pertenecen sus estudiantes, es decir, en la relación docente – estudiante se
puede conocer e identificar las potencialidades, así como también los riesgos psicosociales o las
situaciones de vulnerabilidad a los que están expuestos los y las estudiantes en sus comunidades
y tomar las acciones pertinentes para intervenir de manera adecuada.
Podemos concluir, por el momento, que una escuela que brinda bienestar es aquella que
promueve:
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https://view.genial.ly/63a4b8de12fc3a00184aa58c/interactive-content-escuelabienestar
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2. Bienestar integral y el rol del personal docente
Cuando hablamos de bienestar integral nos referimos a todas las acciones que tiendan a
promover el bienestar de los individuos y colectividades en las distintas dimensiones de su vida:
física, emocional, social y cognitiva (Unicef, 2021). Así que, situar el bienestar integral en el aula,
implica ampliar la mirada que se tiene sobre la relación entre docentes y estudiantes circunscrita
a la transmisión de conocimientos. Pues en la enseñanza de los contenidos curriculares, además
de las capacidades cognitivas que se ponen en juego, también las condiciones familiares, las
relaciones interpersonales con pares y docentes, y el mundo emocional atraviesan la experiencia
vital del estudiante en el aula.
Por lo tanto, el rol del docente abarca varias dimensiones, desde su lugar como mediador de las
dinámicas que suceden en el aula y del mundo externo que influye en ella. Las dimensiones a
considerar, que permiten garantizar el bienestar integral de los/las estudiantes en el aula, son:
la académica, emocional, social y familiar. Retomando al Ministerio de Educación del Ecuador y
Unicef (2020), estas dimensiones no son jerárquicas, todas son igualmente importantes.
Cuatro dimensiones
A continuación, presentamos un gráfico en donde se describen los diferentes aspectos incluidos
de cada una de estas cuatro dimensiones del rol docente:
https://view.genial.ly/63a4c6fba225070011d52647/interactive-content-4-dimensiones
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Cada una de estas dimensiones tiene que ser considerada a la hora de enseñar, pues la
formación depende de todas éstas para el proceso educativo integral de niñas, niños,
adolescentes, jóvenes y adultos. Por ejemplo, un niño que se encuentra asustado, con temor y
se siente amenazado en el ámbito familiar no podrá desarrollar todo su potencial en el ámbito
educativo, pues requiere de apoyo en los ámbitos emocional y familiar para que su proceso de
aprendizaje sea efectivo. De igual forma, una o un estudiante puede contar con un ambiente
familiar estable y con buenas calificaciones, pero tener dificultades con sus pares en la
dimensión social.
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creará un conflicto que afecta a el/la estudiante, en tanto queda expuesto a demandas
contrapuestas (Taborda, 2020).
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como medio de movilidad social ante trabajos en el marco de economías ilegales que prometen
rápido acceso a recursos económicos (Guzman et al., 2014).
Si bien, la escuela y las familias no están exentas de los impactos del modelo económico y
cultural que impera en un mundo globalizado, los distintos actores que hacen parte de las
instituciones educativas profesores, equipos DECE, directivos, familias y estudiantes son agentes
de cambio que pueden incidir en transformaciones a nivel local, proponer otros mundos
posibles basados en el buen vivir, en la posibilidad de convivir en nuestras diferencias en
igualdad de derechos. De esta manera, la escuela se erige como el lugar privilegiado en el cual
restituir la idea de que el futuro y su sentido lo tenemos que construir entre todos y todas
(Taborda, 2020), teniendo como motor de inspiración a los niños, niñas y adolescentes en pleno
proceso de formación y pasaje hacia la adultez. Es fundamental, aportar en la formación de
ciudadanos y ciudadanas que puedan contribuir a procesos de paz y convivencia en sus
contextos más próximos.
En particular, el personal docente convive diariamente en los espacios escolares con sus
estudiantes, brindando conocimientos, saberes, normas y valores para lograr ambientes
escolares armoniosos que mejoren la convivencia escolar (Bolaño y Rivero, 2019). De modo que,
el papel del educador y su relación con la convivencia escolar se legitima en el conocimiento que
va construyendo de sus estudiantes en el aula, de quienes va reconociendo sus
particularidades familiares y contextuales que imprimen su singularidad. En este sentido, las y
los docentes son indispensables para brindar un acompañamiento socioemocional a sus
estudiantes, en tanto la formación concebida como una experiencia holística e integral, requiere
que se contemple la dimensión social y emocional que atraviesa y configura a cada uno de los y
las estudiantes.
Asimismo, los y las docentes tienen un rol fundamental en la creación de puentes entre la
escuela, las familias y la comunidad que permitan trazar metas comunes para la formación de
la población estudiantil. Para ello es necesario fortalecer habilidades como el liderazgo y la
mediación para propiciar la participación y corresponsabilidad de los demás actores de la
comunidad educativa (Torrego 2006 citado en Figueroa et al., 2017). Por ejemplo, entablar
diálogos con las familias en donde prime la reflexión sobre las expectativas educativas;
conversaciones que inviten al involucramiento activo en el proceso educativo de sus hijos,hijas
y/o representados, en vez de resaltar exclusivamente los problemas disciplinares de las y los
estudiantes.
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La intervención docente puede ayudar a restituir la responsabilidad educadora de la familia y el
cuidado compartido que implica la educación de los niños, niñas y adolescentes. De igual
manera, para el caso de estudiantes jóvenes y adultos, las y los docentes pueden ser un
referente positivo que oriente a estos estudiantes en su doble rol: el de estudiante, así como
también, el de padre/madre. No se trata de juzgar u obligar a las familias a ser parte del proceso
formativo, sino de mediar para que ésta reconozca su lugar primordial en el aprendizaje y la
imperiosa necesidad de que se articule con la escuela. Porque la escuela no es un lugar de
tránsito mientras los miembros de la familia trabajan largas jornadas laborales, la escuela es una
de las múltiples instituciones (como la familia) en donde se aprende una identidad colectiva y
se genera sentido de pertenencia a una cultura, a una ciudad y a un país en particular.
En síntesis, del personal docente depende, por medio de su acompañamiento socioemocional,
su liderazgo y mediación, establecer una convivencia que brinde bienestar a los/las estudiantes
al involucrar a sus familias y comunidad a ser partícipes y asumir su corresponsabilidad en el
proceso de formación educativa.
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3. 3 ¿Cómo afecta la convivencia en el aula?
Cuando se ingresa a la escuela, el aula es el primer espacio en el que los niños y niñas deben
convivir con otros adultos y pares que le son desconocidos, personas distintas a las de su núcleo
familiar. Con el paso del tiempo y las experiencias compartidas esos otros que se le presentaban
ajenos se van haciendo más familiares y poco a poco se van construyendo lazos afectivos que
pueden perdurar muchísimo tiempo ¿Cuántos aún conservan alguna amistad de la escuela, o
recuerdan una amistad de aquella época?
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Si los acuerdos sobre las normas y principios que regulan el aula se establecen de arriba hacia
abajo, es decir, las comunica el/la docente hacia la población estudiantil como directrices a
cumplir, el tipo de convivencia que se propone, más que una construcción colectiva, se percibe
como imposiciones que responden a un estilo de gestión de la convivencia de tipo autoritaria.
Lo que impide que las normas cobren sentido y sean interiorizadas como necesarias para el bien
común por parte de los y las estudiantes. Por lo general, el acatamiento a las normas, cuando se
plantean desde un estilo autoritario, se da más por temor a la sanción que por la importancia
que tiene el establecimiento de acuerdos para la vida social; se pierde la oportunidad de vivir la
experiencia y las potencialidades de estilos más democráticos de convivencia.
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Beneficios de una convivencia armónica en la escuela
https://view.genial.ly/63a4eb8212fc3a00184acafd/interactive-content-golden-spiral
Te invitamos a pausar un momento y pensar qué prácticas como docente realizas para sostener
la convivencia en el aula. ¿Consideras que tu rol docente favorece -o no - a que en el aula se
genere un ambiente acogedor, con apertura para la escucha y el diálogo? o ¿reconoces que tu
rol se caracteriza por limitar la palabra y el movimiento de los y las estudiantes, como medida
para controlar el orden del aula? O tal vez sea ¿un poco de apertura con limitaciones periódicas
-o viceversa-? Es importante pensar nuestras prácticas como docentes en el aula y las
concepciones y expectativas formativas que se tienen sobre el proceso educativo de las y los
estudiantes. Nuestras expectativas como docentes tienen un gran impacto en la relación que
establecemos con las y los estudiantes y la convivencia que se genere en el aula, pues si
considero que la población estudiantil no tiene capacidades ni interrogantes que me desafíen y
movilicen mi crecimiento profesional y, día a día solo espero el cierre de la jornada laboral, lo
más probable es que la convivencia que se genere en el aula se base exclusivamente en el control
disciplinario.
Si bien, la apertura a la escucha y al diálogo en el aula presentan grandes desafíos, en tanto que
implica abrirse a la diversidad y permitirse afectar por la vida de los niños, niñas y adolescentes,
a sus historias vitales y universos emocionales, también es la posibilidad de generar
comunidades de aprendizaje que impacten positivamente en nuestros contextos locales. Por lo
que, se hace fundamental generar expectativas sobre la población estudiantil, en el que se
reconozcan a los y las estudiantes como sujetos de derechos, capaces, con curiosidades,
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potencialidades, anhelos y deseos, en el que mi rol docente es clave para aportar en su
bienestar, desarrollo y autonomía.
En los próximos módulos encontrarás una serie de reflexiones, aportes conceptuales y
actividades interactivas para pensar juntos y juntas en la importancia de las emociones, las
habilidades para la vida y el acompañamiento socioemocional en el proceso educativo, y la
necesidad de generar las condiciones para que la escuela y, en particular, el aula se caractericen
por ser espacios en los que se escucha y dialoga. Asimismo, podrás acceder a un abanico de
herramientas que pueden ser aplicadas en el aula para contribuir a una convivencia armónica
en donde se garantice el bienestar socioemocional.
¿Y si hablamos de género?
La escuela es el espacio idóneo para promover el bienestar de las y los estudiantes, así como
también el lugar para promover una convivencia armónica entre ellas y ellos. Para eso es
necesario reflexionar sobre las diferencias de género que pueden ser reproducidas en la escuela.
Por lo tanto, es fundamental reflexionar sobre este tema debido a que el género de una persona
no debe determinar cómo es tratada, ni los servicios a los que puede acceder, pero
lamentablemente en nuestra sociedad, esto aún es un determinante para que no todas las niñas,
niños y adolescentes tengan bienestar en las instituciones educativas.
Todavía falta mucho por hacer para mejorar el acceso a un aprendizaje de calidad para todos
los niños, niñas y adolescentes en toda su diversidad y en todas partes del mundo. Las normas
de género que se han construido permean los sistemas educativos y en muchas ocasiones
pueden limitar oportunidades para ellos y ellas.
Las niñas y mujeres son excluidas y discriminadas simplemente porque son niñas y mujeres. Ellas
en muchos lugares aún son marginadas dentro de los sistemas educativos por varias razones
como por ejemplo: priorización de la educación de niños y hombres en hogares donde los
recursos son escasos; una carga desproporcionada de las responsabilidades domésticas como
cuidar de hermanos mejores y quehaceres domésticos; matrimonio infantil temprano y forzado;
embarazo en adolescente y maternidad temprana; y entornos de aprendizaje inseguros, incluida
la falta de instalaciones sanitarias para las niñas1 o riesgo de violencia de género, especialmente
sexual en y alrededor de los espacios educativos. El conflicto exacerba las vulnerabilidades2- el
embarazo adolescente puede aumentar hasta en un 65 por ciento durante una emergencia3 y
1htpps://www.educ.cam.ac.uk/centres/real/downloads/Platform%20for%20Girls/REAL%2012%20Years%20of%20Q
uality%20Education%20for%20All%20Girls%20FULL%2084pp.pdf
2 Kwauk, C., Cooke, J., Hara, E. y Pegram, J. (2019). Educación de las niñas en estrategias climáticas: Oportunidades
para mejorar las políticas y mejorar la acción en las contribuciones determinadas a nivel nacional (Documento de
trabajo 133 sobre la economía mundial y el desarrollo). Brookings. https://www.brookings.edu/research/girls-
education-in-climate-strategies/
3 Visión Mundial Internacional. (2020). Réplicas de COVID-19: Acceso denegado. El embarazo adolescente amenaza
con impedir que un millón de niñas en África subsahariana regresen a la escuela.
https://www.wvi.org/sites/default/files/2020-08/Covid19Aftershocks_AccessDenied_small.pdf
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alrededor del 54 por ciento de las niñas que no asisten a la escuela en todo el mundo se
encuentran en países afectados por crisis4.
Los niños y los hombres también se ven afectados por las normas de género, restringidos por
normas dañinas de masculinidad. Por ejemplo, al comienzo de la adolescencia, los niños pueden
comenzar a enfrentar expectativas de convertirse en fuente de ingresos para sus familias o
unirse a grupos armados. O pueden ajustarse a las normas sociales que conducen a la
desvinculación de la escuela y la perpetuación de la violencia contra las niñas5 repitiendo
patrones violentos en contra de sus compañeras, parejas y/o docentes.
Recuerda que es fundamental encontrar formas para romper esos patrones de comportamiento
patriarcales y desiguales, lo cual es tan beneficioso para los niños como para las niñas. Tenemos
que considerar que cuando se trata de enseñar y aprender normas positivas de género, si
dejamos de lado a los niños, entonces el problema se vuelve mayor. Las normas de género
refuerzan los estereotipos de lo que se espera que lleguen a ser los niños, niñas y adolescentes,
y cómo se espera que se comporten y se definan a sí mismos. Por lo tanto, trabajar con toda la
clase en estas reflexiones es muy importante y beneficioso para lograr una convivencia
adecuada.
Reflexión
https://view.genial.ly/6447f7096292f5001bb1f1a3/interactive-content-m1-reflexion-4-dimensiones
4 Red Interinstitucional de Educación en Emergencias (INEE). (2021). Mind the gap: El estado de la educación de las
niñas en situaciones de crisis y conflicto. Nueva York, NY. <https://inee.org/resources/mind-gap-state-girls-
education-crisis-and-conflict>, página 37
5 UNESCO, Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, Documento de Política 35. Abril de 2018,
ED/GEM/MRT/2018/PP/35/Rev1,/www.ungei.org/sites/default/files/Achieving-gender-equality-in-education-dont-
forget-the- chicos-2018-esp. pdf>
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Bibliografía
Tenorio, María; Garavito, Jacqueline & Sánchez, José (2013). Educamos Juntos. La
familia y la escuela se unen para educar socialmente a los niños. Tomado de:
http://educamosjuntos.univalle.edu.co
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