Teoria Del Derecho Apuntes Resumidos de La Profesora Mercedes Galan Juarez
Teoria Del Derecho Apuntes Resumidos de La Profesora Mercedes Galan Juarez
Teoria Del Derecho Apuntes Resumidos de La Profesora Mercedes Galan Juarez
El Derecho nos sirve como punto de partida para la comprensión de la realidad jurídica
y, al mismo tiempo, nos indica los distintos aspectos en que se manifiesta el fenómeno
jurídico. Se divide en tres dimensiones: normativa(norma), fáctica(hecho) y
valorativa(valor).
En primer lugar, tenemos el aspecto normativo donde el Derecho se expresa a través
de normas.
En segundo lugar, nos encontramos con el aspecto fáctico. El Derecho tiene como
objetivo regular las relaciones que se producen en el seno del grupo social, para
realizar tal regulación debe contar con la existencia de determinados hechos que
constituyen, por decirlo de algún modo, la materia sobre la que se asientan las
normas.
Por último, la valorativa, donde a un determinado hecho se le otorga valor porque se
estima que su realización es deseable.
Estas 3 dimensiones se presentan de una manera unitaria e inescindible. (La finalidad
de la norma es prohibir el homicidio, que no se realice. Esta norma tiene presente un
hecho: muerte de un hombre por intervención de otro. Este hecho tiene
consecuencias negativas para el homicida porque a la vida humana se le otorga un
valor, algo valioso que conlleva una sanción.)
DERECHO Y SEGURIDAD
Nunca se puede hablar de Derecho si no existe un cierto orden y una determinada
seguridad. Todo Derecho proporciona por el mero hecho de su existencia una mínima
seguridad; en este sentido, la seguridad es un elemento consustancial del Derecho. La
seguridad jurídica no aparece como algo que el Derecho debe hacer, si no como algo
que irremediablemente hace en su funcionamiento.
Es indudable que la seguridad que puede ofrecer el Derecho no es siempre la misma.
Esto significa que hay una seguridad mínima que queda garantizada desde el mismo
momento en que aparece el Derecho.
La seguridad jurídica consiste en saber cuál va a ser la reacción de los órganos del
Estado frente a las diferentes conductas de los ciudadanos.
La arbitrariedad (negación de la seguridad) supone siempre una actuación al margen
de cualquier tipo de norma o bien una actuación que vulnera las reglas de un
determinado sistema normativo. Lo característico de toda actuación arbitraria es su
imprevisibilidad y, consecuentemente, la ausencia de garantías e indefensión.
CARACTERES DEL DERECHO
Las notas que sirven para caracterizar al Derecho son: la generalidad y la abstracción,
la imperatividad y la coercibilidad. De todos estos solo la coercibilidad afecta
exclusivamente al Derecho, mientras que los otros dos también están presentes en
otros sistemas normativos distintos del Derecho. Generalidad y abstracción expresan
ideas diferentes.
Cuando se dice que las normas jurídicas son generales se quiere expresar la idea de
que están dirigidas a una pluralidad indeterminada de sujetos. Los sujetos aparecen
CAPÍTULO 11
LA SEGURIDAD JURÍDICA: CONCEPTO
La seguridad jurídica significa la certeza de saber a qué atenernos, actúa en terceros.
La mera existencia de un sistema de legalidad proporciona un mínimo de certeza en las
relaciones de los ciudadanos entre sí y de éstos respecto de los poderes del estado. La
certeza de la norma es esencial para la convivencia social ordenada, consiste en el
establecimiento de un cierto orden que permita conocer las consecuencias de todos
nuestros actos.
La seguridad tiene dos sentidos, en el primer sentido la seguridad implica la presencia
de un sistema de reglas que permite saber con antelación cuáles serán las
consecuencias jurídicas de nuestras conductas. En el segundo sentido la seguridad
presupone la eficacia de tales reglas desde la perspectiva de los órganos del Estado. La
seguridad jurídica puede ser mayor o menor en función de la naturaleza de los
sistemas.
Los elementos característicos de la seguridad son: legalidad, sometimiento de los
órganos del Estado al Derecho y previsibilidad. En primer lugar, la legalidad implica la
existencia de un conjunto de normas más o menos claras, estables, públicas y
fácilmente identificables. La legalidad proporciona certeza en las relaciones de los
individuos entre sí y de éstos en relación con el Estado. En segundo lugar, el
sometimiento de los órganos del Estado a la propia legalidad garantiza la eficacia del
sistema en el sentido de que las reglas vinculan a todos. Los ciudadanos cuentan con la
garantía de que cualquier conflicto será resuelto siempre aplicando las reglas del
ordenamiento jurídico. Por último, la previsibilidad se proyecta sobre la actuación de
los órganos públicos e implica que los ciudadanos puedan tener una idea aproximada
de cuál será la reacción de tales órganos (consecuencia de sus comportamientos).
Hay seguridad jurídica cuando cada uno sepa con entera claridad hasta dónde llega su
esfera de actuación jurídica y dónde empieza la de los demás.
PRINCIPIOS DE LA SEGURIDAD JURÍDICA
(Seguridad jurídica a partir del siglo XVIII, Leviatán)
La inexcusabilidad en el cumplimiento de las normas recogido en el artículo 6.1 del
código civil (la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento). Tiene como
finalidad evitar que la aplicación de las normas jurídicas quede supeditada a su
conocimiento por parte de los destinatarios (iuris et de iure), lo que garantiza la validez
y eficacia del Derecho. También hay que tener en cuenta la relevancia jurídica que
pueda tener la ignorancia del Derecho, hay dos tipos de error; el error de hecho y el
error de Derecho. El error de hecho se proyecta sobre las circunstancias fácticas que
concurren en un determinado supuesto y presupone que aquel que lo comete
sencillamente se equivoca. El error de Derecho se proyecta sobre el alcance y
contenido de las normas jurídicas. No produce efecto alguno salvo en determinadas
circunstancias, distingue dos tipos de error: invencible y vencible. El primero excluye la
responsabilidad criminal mientras que el segundo la atenúa.
Otro principio es la irretroactividad de las normas (penales y administrativas). Una
norma es irretroactiva cuando sólo se aplica a los supuestos hechos o actos acaecidos
después de su aprobación. Por el contrario, la norma es retroactiva cuando sus efectos
se aplican a situaciones ocurridas con anterioridad a la aprobación de la norma. La
retroactividad representa un ataque a la seguridad jurídica porque quiebra la
estabilidad de las situaciones jurídicas creadas por normas anteriores.
CAPÍTULO 10
DERECHO OBJETIVO Y DERECHO SUBJETIVO: ORIGEN HISTÓRICO DE LA NOCIÓN DEL
DERECHO SUBJETIVO
El Derecho en sentido subjetivo (´´tengo derecho a´´). El Derecho regula las relaciones
que se producen en el seno de la sociedad. Las normas ordenan determinados
comportamientos, prohíben otros, asignan competencias, atribuyen poderes, etc. Toda
esta ordenación va dirigida a los individuos. Hay una vinculación recíproca entre el
Derecho objetivo y subjetivo. El significado del término Derecho es el correspondiente
al Derecho objetivo. La noción del Derecho subjetivo es posterior a la del Derecho
objetivo.
La idea de derecho subjetivo como facultad que corresponde al sujeto ha estado
presente siempre, aunque no abarcase la totalidad de los individuos (aunque
pensemos en un sistema jurídico radicalmente injusto y despótico, aún así habrá
siempre individuos que ostenten una serie de derechos). El derecho subjetivo va
implícito necesariamente en la idea de Derecho objetivo.
El concepto técnico-jurídico de derecho subjetivo no puede decirse que exista de
acuerdo en la doctrina. Es bastante frecuente situar el origen de esta noción en el
pensamiento romano (Guillermo de Ockham el cual podría ser llamado el padre del
derecho subjetivo). Se suele afirmar que los juristas romanos construyeron el concepto
de derecho subjetivo sobre la base de la distinción entre facultas agendi y norma
agendi, los juristas cuando emplean el término ius jamás lo hacen en sentido subjetivo,
sino que siempre se están refiriendo a la norma objetiva. Villey defiende que no se
puede afirmar que los juristas romanos elaboraron un concepto de derecho subjetivo
porque jamás pudieron concebirlo como una cualidad o facultad del sujeto. Ockham
(en su obra) mantuvo polémica con el Papa Juan XXII acerca de la propiedad de los
bienes que usaban los franciscanos. Para arreglar esto se llegó a un compromiso en el
cual se establecía que tan solo tenían el uso de tales cosas, pero no la propiedad (Con
esta solución de compromiso se hacía posible el cumplimiento de la regla de la
pobreza evangélica ya que los franciscanos sólo usaban tales cosas, pero no eran
propietarios. Los franciscanos seguían defendiendo en base a las anteriores bulas
papales que solamente detentaban el usus, pero no la propietas, ni el ius utendi ni
ninguna especie de ius. Esto le parece inadmisible a Juan XXII y es lo que pretende
omnes), mientras que en los derechos relativos el sujeto o los sujetos obligados
aparecen perfectamente determinados (derechos reales).
En segundo lugar, y en razón de las posibilidades de actuación del titular del derecho,
puede hablarse de derechos subjetivos simples y complejos. Los derechos simples son
aquellos que se agotan con la realización de una conducta concreta o que exigen una
prestación determinada, mientras que los derechos complejos confieren a su titular
una variada gama de posibilidades que se traducen en una serie de facultades.
Por el ámbito de su ejercicio se puede distinguir entre derechos públicos y privados.
Los primeros son los que ejercen frente al Estado, mientras que los segundos se
ejercen entre particulares, son propios del tráfico jurídico privado.
Por último, en razón de los valores que pretenden proteger podría hablarse de
derechos fundamentales y no fundamentales. La consideración de un derecho como
fundamental suele implicar una protección especial (los derechos recogidos en la
Constitución respecto de los cuales puede solicitarse el amparo ante el Tribunal
Constitucional).
DEBER JURÍDICO Y DEBER MORAL: LA FUNDAMENTACIÓN DEL DEBER JURÍDICO
El deber jurídico, o bien se interpreta como algo específico, diferenciado del simple
deber moral, o bien habría que reconocer que se trata de la duplicación de otro
concepto, del de deber moral.
Existen varios tipos de deberes. En primer lugar, desde la perspectiva de la norma
jurídica apareceré como deudor; la norma me impone la obligación de devolver al
acreedor la cantidad que he recibido y los intereses, por tanto, tendría el deber
jurídico de satisfacer la deuda. Al mismo tiempo existiría un deber moral que me obliga
a devolver el préstamo recibido; mi conciencia me dice que es mi obligación de
devolver el dinero. Por último, desde la perspectiva de las reglas del trato social, es
probable que también surja un deber que me obligue a realizar esta conducta con la
finalidad de que la estimación social que tiene el grupo de mí no se vea menoscabada.
Puede observarse que en los tres casos que el origen del deber tiene una procedencia
distinta. Esto significa que el sujeto puede cumplir los tres deberes al mismo tiempo,
dos de ellos, uno o ninguno.
En primer lugar, las doctrinas que consideran el deber jurídico como algo
sustancialmente idéntico al deber moral. Para el iusnaturalismo lo único que existiría
son deberes morales que se proyectan sobre el Derecho positivo cuando es justo. La
obligatoriedad del Derecho positivo tendría, por tanto, un carácter derivado o
secundario. Esta doctrina al reducir el deber jurídico al deber moral no puede explicar
satisfactoriamente la propia naturaleza del Derecho.
Otro grupo de doctrinas tratan de explicar la naturaleza del deber jurídico a través de
argumentos psicológicos. Tenemos la teoría del reconocimiento donde Bierling
afirmaba que puesto que el Derecho es un conjunto de normas procedentes de una
voluntad extraña (el Estado), la única manera de explicar el deber o la obligación
jurídica era a través del reconocimiento de los individuos, un reconocimiento indirecto
por parte de la mayoría.
En la teoría del reconocimiento hay una conexión evidente entre Moral y Derecho.
Esta teoría no nos dice nada sobre si este Derecho que se hace real debería ser
obedecido.
También tenemos la teoría del derecho del más fuerte. En esta teoría se apela
exclusivamente a un dato fáctico que viene representado por la fuerza. Aquel que
posee la fuerza está en condiciones de que sus mandatos prescripciones sean
obedecidos. Su contenido es criticado porque simplemente se limita a describir lo que
ha sucedido y sucede en la realidad en las relaciones entre los hombres. Hasta ahora
hemos analizado doctrinas que contemplan el deber jurídico desde fuera.
A continuación, vamos a analizar las que lo hacen desde dentro. En primer lugar,
algunos han visto en la seguridad (jurídica) el fundamento de la obligatoriedad del
Derecho. La existencia del Derecho proporciona seguridad. Hobbes es el representante
más clásico de la teoría de la seguridad jurídica. El Derecho que procede del Estado se
justifica a sí mismo por que proporciona seguridad a los súbditos. La doctrina de Kelsen
pretende explicar el deber jurídico en el contexto del Derecho que es donde
únicamente puede tener pleno sentido. La función primaria del Derecho consiste en la
imposición de obligaciones; de ahí que se pueda decir que la mera existencia de una
norma supone la existencia de un deber jurídico. Para Kelsen, la obligación no es otra
cosa que una norma jurídica positiva, que ordena la conducta del individuo, al enlazar
con el comportamiento contrario una sanción. Kelsen analiza el deber jurídico como
una categoría independiente.
DEBER JURÍDICO: CONCEPTO
Una vez que contemos con un concepto independiente y con sustantividad propia será
posible relacionar el deber jurídico con otros deberes, pero, en ningún caso, antes.
¿En qué consiste el deber jurídico? Significa que la explicación de la naturaleza del
deber jurídico sólo puede buscarse en el mundo del Derecho. El deber jurídico tiene su
fundamento inmediato en la norma jurídica. Donde no sea posible el imponer una
coacción al sujeto, es evidente que no hay un deber jurídico. Su existencia no depende
de la voluntad de los sujetos ni de su aceptación (el desconocimiento del deber no
afecta a la existencia del mismo). Lo ideal sería que los deberes morales y jurídicos
fueran en gran medida coincidentes.
El deber jurídico no puede quedar al arbitrio de los particulares y por eso dispone de
un aparato coercitivo que le permite imponerse frente a las voluntades rebeldes. El
deber jurídico se puede definir como la situación en que se encuentran los individuos
como consecuencia de la existencia de una norma jurídica que prescribe la realización
de una conducta determinada imponiendo una sanción cuando tiene lugar la conducta
contraria.
CAPÍTULO 2
EL PROBLEMA DEL DERECHO NATURAL
El término filosofía del Derecho sustituye a partir del siglo XIX al hasta entonces
denominado Derecho natural. Toda la reflexión filosófica anterior sobre el Derecho se
va a desarrollar en el seno de las diferentes concepciones iusnaturalistas.
Hay que destacar las importantes funciones de la doctrina del Derecho natural; el
Derecho positivo no constituye la última palabra sobre el Derecho, debe ser sometido
a crítica. La doctrina del Derecho natural ha tenido en ocasiones un carácter
conservador en el sentido de que ha servido para justificar el orden existente, ha
cumplido la función de cuestionar el orden impuesto.
Hay muchos motivos para criticar la doctrina del Derecho natural en sus distintas
versiones: 1) la creencia en la existencia de un orden de carácter inmutable y
permanente y, consiguientemente, válido para todo tiempo y lugar 2) excesiva rigidez
en la pretendida derivación de los derechos positivos respecto del natural 3) negación
del carácter jurídico de aquellos ordenamientos que contradicen los preceptos del
Derecho natural. Pero con independencia de todas esas críticas, lo verdaderamente
importante de la doctrina iusnaturalista es su actitud crítica e inconformista frente al
Derecho establecido.
CARACTERES DE LA DOCTRINA DEL DERECHO NATURAL
Derecho natural no tiene un significado preciso ni en la actualidad ni tampoco en el
pasado. Podría decirse que se trata de un ordenamiento perfecto ya que no estaría
sometido a las variaciones conyunturales. Hay distintos caracteres de la doctrina
iusnaturalista:
A) Dualismo jurídico: defiende la existencia de los Derechos diferentes: Derecho
natural y Derecho positivo. El Derecho natural es el Derecho por excelencia,
tiene carácter jurídico y no representa simplemente la expresión de un mero
ideal.
B) Cognoscibilidad del Derecho natural: el Derecho natural puede ser conocido
por todos los hombres. La razón es el instrumento empleado para tal
conocimiento. Ya sea a través de la razón o de la revelación sobrenatural, al
hombre le es accesible el contenido del Derecho natural.
C) Derivación de los derechos positivos: los Derechos positivos deben encontrar
su fundamento y justificación en dicho Derecho natural, por lo tanto, el
Derecho natural es la razón de su validez.
D) Carácter universal del Derecho natural: como consecuencia de la existencia
incondicional del Derecho natural éste tiene una validez absoluta lo cual
significa que sus prescripciones afectan por igual a todos los hombres con
independencia del grupo o comunidad en el que vivan. Tiene un carácter
inmutable en la medida en que sus normas no pueden variar por el mero
transcurso del tiempo y tampoco pueden ser modificadas por voluntad de los
hombres.
E) El derecho natural como límite a la actividad del legislador: la voluntad del
legislador no es omnipotente, sino que, está sujeta a determinadas
limitaciones. Aquí es donde puede apreciarse con mayor nitidez el carácter
crítico de la doctrina iusnaturalista ya que su misión más importante ha sido la
crítica de los diferentes Derechos positivos.
Una vez aclaradas las ideas fundamentales de la posición iusnaturalista vienen las
críticas:
A) La idea del dualismo es difícil de sostener pues muchas posturas iusnaturalistas
no reconocen o dan validez a los Derechos positivos.
B) El Derecho natural siempre está condicionado por el tiempo histórico y el lugar.
C) La pretendida cognoscibilidad no tiene fundamentos, pues la existencia de
múltiples contenidos llevaría a dificultar esta evidencia.
D) La derivación de los Derechos positivos es demasiado estricta, pues llevaría a la
negación de todos los derechos positivos porque ninguno es tan perfecto para
contener los ideales de justicia que defiende el Derecho natural
E) Falta de atención a la experiencia jurídica
Probablemente, como decía Wolf ´´el problema del Derecho natural es general,
incondicionado, ilimitado, eterno e irresoluble
POSITIVISMO JURÍDICO
El positivismo jurídico es una dirección de pensamiento que comienza en el siglo XIX.
Se trata de una doctrina que surge en oposición al iusnaturalismo y que va a dominar
los modos de reflexionar sobre el Derecho durante una buena parte del XIX. Hay una
extrema dificultad para establecer una definición del positivismo jurídico.
Bobbio distingue tres aspectos que sirven para caracterizar el positivismo jurídico: 1)
como un modo de acercarse al estudio del Derecho. 2) como una determinada teoría o
concepción del Derecho. 3) como una determinada ideología de la justicia.
En primer lugar, el positivismo es una doctrina monista, es decir, el único Derecho que
existe es el positivo. El positivismo niega abiertamente que exista un Derecho
diferente al positivo. Por tanto, no concibe ningún Derecho natural porque no puede
demostrarse su existencia. La doctrina positivista analiza el Derecho como es y no se
plantea la cuestión de cómo debería ser. Los positivistas clasifican al iusnaturalismo
como una doctrina metafísica que se construye al margen de la realidad y que, por
tanto, no puede servir para explicar adecuadamente el fenómeno jurídico.
En segundo lugar, como teoría del Derecho el positivismo es caracterizado (por
Bobbio) como aquella concepción particular del Derecho que vincula el fenómeno
jurídico a la formación de un poder soberano capaz de ejercitar la coacción: el Estado.
Esto es, la teoría estatal del Derecho.
Por último, como ideología acerca de la justicia el positivismo jurídico representa la
creencia en ciertos valores y confiere al Derecho, por el solo hecho de existir, un valor
positivo. Esta atribución de un valor positivo al Derecho existente se realiza a menudo
a través de dos tipos diversos de argumentación: 1) el Derecho positivo, por el solo
hecho de ser positivo, es justo. 2) el Derecho, como conjunto de reglas impuestas por
el poder, sirve con su misma existencia, independientemente del valor moral de sus
reglas, para la obtención de ciertos fines deseables, como el orden, la paz, la certeza y
en general, la justicia legal. De ambas posiciones se deduce que las normas jurídicas
deben ser obedecidas por sí mismas.
En conclusión, el positivismo jurídico podría caracterizarse como una posición monista
que trata de describir el Derecho concibiéndolo bien como un conjunto de reglas
vigentes en una determinada sociedad o bien como un conjunto de hechos. Esta
ideología de justificación y valoración positiva del Derecho sólo se da en los inicios del
positivismo. La fundamentación de tal Derecho no puede ni debe ser buscada más allá
de los datos que ofrece la experiencia (datos empíricos).
El positivismo jurídico parte de algunos presupuestos que no son aceptables, el más
decisivo es la reducción de la filosofía a teoría de la ciencia. La filosofía del Derecho es,
en la concepción positivista, un saber que representa simplemente un escalón más en
la construcción de la ciencia jurídica.
El punto flaco del positivismo jurídico se halla en su machacona insistencia de excluir el
mundo de los valores de toda consideración racional. El positivismo jurídico como
ideología se había manifestado en un doble sentido: por una parte, como doctrina
justificadora del Derecho positivo por el mero hecho de existir y, por otra, como
doctrina que permanece indiferente ante la realidad jurídica. El positivismo solamente
describe el Derecho existente, pero se niega a valorarlo porque tal valoración queda
fuera del ámbito de la racionalidad.
El positivismo ha servido para criticar los aspectos de la doctrina iusnaturalista que son
insostenibles. El iusnaturalismo y el positivismo representan dos modos diferentes de
entender la realidad jurídica. Son dos modelos irreconciliables. Cada vez está más
justificado situarse en una posición que supere el tradicional antagonismo entre
iusnaturalismo y positivismo.
CAPÍTULO 5
CONFUSIÓN ENTRE DERECHO Y MORAL: DESARROLLO HISTÓRICO DE SUS
RELACIONES
Tanto el Derecho como la Moral tienen un papel fundamental en la conducta del ser
humano. A lo largo de la historia, la relación entre estos no ha sido siempre
homogénea. Hoy en día, hay estados como el islámico donde el Derecho y la Moral
(religiosa) se identifican. Un Estado de Derecho es el sometimiento a la ley. ¿En este
nuevo modelo de Estado de dónde toma su contenido el Derecho? Del racionalismo,
de lo razonable, algo es razonable, justo y válido, en la antigüedad predominaba la
divinidad y sólo era válido lo divino. Los derechos fundamentales son el poso de
moralidad que tiene el Derecho, no tienen una raíz religiosa, sino razonable.
El Derecho no constituye el único orden regulador de conductas; junto a él aparecen
también otra serie de normas que vinculan igualmente las voluntades de los hombres y
que generan en los sujetos en mayor sentimiento de adhesión que las jurídicas y que
son distintas.
La diferenciación entre Derecho y Moral es relativamente reciente. En las sociedades
primitivas las normas de conducta se manifiestan a través de la costumbre (la
procedencia divina de las normas, la tradición, y la autoridad).
mientras que, en el ámbito moral, las acciones de los demás son irrelevantes. La
sanción moral es indeterminada y la sanción jurídica es absolutamente precisa.
COMUNICABILIDAD ENTRE DERECHO Y MORAL
El Derecho está impregnado de elementos éticos, su creación es el producto de la
actividad de los hombres que tienen determinadas concepciones morales y tales
concepciones aparecen incorporadas en el Derecho (coincidencia de contenido que se
produce entre los preceptos de ambos órdenes normativos).
Hay dos opciones: o se siguen los imperativos de la conciencia, en cuyo caso habrá que
soportar las consecuencias jurídicas desfavorables, o bien, se cumple la norma jurídica
vulnerando el precepto moral. Hay razones más que suficientes para sostener que la
Moral debe prevalecer sobre el Derecho. Los fines de la Moral, son, desde un punto de
vista axiológico, superiores a los del Derecho. El derecho debe estar subordinado a la
Moral, y se debe privar de validez a los preceptos jurídicos contrarios a la Moral. El
Derecho suele recoger siempre una serie de exigencias éticas mínimas que, de una u
otra manera, constituyen el reflejo de la moralidad vigente en el grupo.
Desde la perspectiva del Derecho como conjunto de normas garantizadas por el poder
del Estado es indudable la superioridad de éste, frente a la Moral puesto que el orden
jurídico no tolerará el incumplimiento de sus normas. Lo que se sostiene es que se
trata de órdenes normativos independientes, a pesar de que es posible encontrar
infinidad de coincidencias.
LAS REGLAS DEL TRATO SOCIAL
Al lado de las normas jurídicas y morales nos encontramos con otra serie de normas,
cuya función es igualmente la regulación de la conducta humana. Son reglas que se
refieren a nuestro comportamiento en relación con el resto de los miembros del grupo
social, y que tienen un carácter vinculante, pues su contenido se presenta como algo
debido. Las reglas del trato social tienen ciertas similitudes con el Derecho y con la
Moral.
Caracteres
Hay que mencionar la bilateralidad o alteridad, la existencia de estas reglas requiere la
presencia de otros sujetos. Se exige una conducta u observancia externa sin que sea
necesaria la íntima adhesión del sujeto respecto de la norma. Las reglas sólo tienen
validez dentro de un círculo social determinado, la regla puede cumplirse de modos
diferentes dependiendo de quiénes sean los otros sujetos con los que nos
relacionemos y de la situación en que nos hallemos.
Otra característica es la impersonalidad; las reglas del trato social se plasman en unos
comportamientos no atribuibles a una persona en concreto, a nadie en particular, sino
difusamente al grupo como conjunto.
La ausencia de coacción es compartida tanto por la moral como por las reglas del trato
social.
Stammler considera que a las reglas de trato social les falta autarquía. Las reglas del
trato social constituyen un orden normativo autónomo e independiente.
Capítulo 3
LA CIENCIA DEL DERECHO
La diferencia entre ciencia y filosofía del Derecho radica en la diferente perspectiva
desde la que se contempla el fenómeno jurídico. La ciencia jurídica estudia el Derecho
de un modo parcial, su atención se dirige al análisis de una parte del ordenamiento
jurídico o el Derecho. Es posible realmente un conocimiento científico sobre el
Derecho, la respuesta está condicionada por el concepto que se tenga de ciencia.
NEGACION DE LA CIENCIA DEL DERECHO
La actitud crítica a la posible ciencia jurídica fue elaborada por Kirchmann en el año
1847, pronunció una conferencia con el título de ´´la falta de valor de la jurisprudencia
como ciencia´´ en la que negó rotundamente que lo que hacen los juristas pueda
recibir el nombre de ciencia. Su crítica se basa en el objeto de la Jurisprudencia y no en
la labor de los juristas con argumentos como variabilidad del objeto (es imposible
construir ciencia sobre un objeto que carece de pensamiento y no es fijo), ausencia del
progreso (que el objeto sea variable en el tiempo no facilita avanzar en la ciencia
Capítulo 7
EL ORDENAMIENTO JURÍDICO
Entre las normas de un determinado sistema jurídico se produce toda una serie de
relaciones de muy diferentes tipos. Precisamente se habla de ordenamiento jurídico
porque todas las normas que lo integran están sometidas a una determinada
ordenación.
UNIDAD
Entre los distintos preceptos que forman un ordenamiento jurídico se producen
conexiones y relaciones de coordinación y subordinación lo cual permite hablar de una
cierta unidad, de una articulación orgánica y homogénea. La unidad consiste en la
posibilidad de que todas las normas que forman parte del sistema puedan ser referidas
a una norma fundamental de la cual derivan su validez. Todas las normas están
relacionadas en una estructura jerárquica, de modo que las normas de rango inferior
deben su validez a las superiores. Kelsen la denominó construcción escalonada del
orden jurídico. Bobbio defiende que la complejidad de un ordenamiento jurídico
proviene de la multiplicidad de fuentes de las cuales, afluyen las reglas de la conducta.
Todas las normas guardan una relación de subordinación entre sí con la única
excepción de la Constitución. La Constitución ocupa el nivel más alto en la escala
normativa y no se encuentra subordinada a ninguna otra norma. Una ley es superior a
un decreto, pero inferior a la Constitución (principio de jerarquía normativa).
COHERENCIA
No hay ningún ordenamiento jurídico en cuyo seno no se produzcan contradicciones.
Hay que tener en cuenta que la creciente complejidad de los ordenamientos se
traduce en un aumento constante de normas. La variedad de normas dificulta
considerablemente la consecución de la coherencia pues la posibilidad de conflictos se
hace mayor. Pérez Luño ha hablado acertadamente del desbordamiento de las fuentes
del Derecho. Antinomia es cuando se produce una contradicción entre 2 normas.
Para que una contradicción normativa sea real se deben dar los siguientes requisitos:
1) incompatibilidad de contenido entre dos o más normas; 2) pertenencia de las
normas al mismo ordenamiento jurídico y 3) que las normas contradictorias tengan el
mismo ámbito de validez. Pueden distinguirse cuatro ámbitos diferentes de la validez
de una norma: temporal, espacial, personal y material.
Las antinomias pueden tener un carácter total o parcial; total cuando las normas
tienen exactamente el mismo ámbito de validez y parcial cuando tienen un ámbito de
validez en parte igual y en parte disperso. Ante esta situación hay que proceder a su
resolución, y para ello hay que contar con una serie de criterios. Se trata del criterio
cronológico o temporal, el criterio jerárquico y el criterio de especialidad. Los dos
primeros son de carácter formal y el último de carácter material.
En primer lugar, el criterio cronológico podría resumirse en la fórmula de lex posterior
derogat priori, es decir, la norma que es posterior en el tiempo es la que debe
prevalecer. En segundo lugar, el criterio jerárquico se expresa en la fórmula lex
superior derogat inferior, es decir, que entre 2 normas incompatibles debe prevalecer
aquella que ocupa una posición jerárquicamente superior. Por último, el criterio de
especialidad que se condensa en la fórmula lex specialis derogat generali y significa
que debe prevalecer la ley especial o excepcional sobre la general.
Junto a estos criterios tradicionales ha aparecido uno nuevo en la actualidad; el criterio
de competencia. No tiene sustantividad propia en la medida en que deriva del criterio
jerárquico. En virtud de este criterio ante dos normas incompatibles se da preferencia
a aquella que desarrolla las materias propias previamente asignadas por otra norma de
carácter superior.
Probablemente, el criterio jerárquico debe prevalecer sobre los otros, aunque pueden
producirse algunas excepciones. En relación con la elección entre el criterio
cronológico y el de especialidad, no puede afirmarse que uno de ellos deba prevalecer
sobre el otro, y, por tanto, será necesario el examen detallado de los distintos casos
para pronunciarse en uno u otro sentido. Los criterios para la eliminación de las
contradicciones normativas son insuficientes en el sentido de que, la elección de una
norma en detrimento de otra se realiza siempre en función de su contenido. En caso
de conflicto se defenderá la supremacía de la Constitución. La decisión final solo puede
tener uno de estos dos sentidos: o se da preferencia a una norma sobre la otra, o se
eliminan ambas normas
PLENITUD
El dogma de la plenitud adquiere relevancia cuando se inicia el proceso codificador en
Europa (S. XVIII-XIX). Se consideró que los códigos eran perfectos y que la capacidad
previsora del legislador era absoluta. Al mismo tiempo se cree que la producción del
Derecho es monopolio del Estado, y por esta razón la plenitud tenía como finalidad
evitar la utilización de fuentes que no tuviesen su origen en el poder estatal.
La consideración del problema debe hacerse teniendo en cuenta: 1) que el Derecho es
creado exclusivamente por el Estado y 2) que tal Derecho constituye el único orden
normativo que puede utilizarse legítimamente en la resolución de conflictos.
El Derecho no ofrece una respuesta concreta para todos los posibles casos, pero lo que
sí debe ofrecer -y en eso consiste la plenitud- son los medios adecuados. En
consecuencia, la plenitud del ordenamiento jurídico tal y como se entendió debe de
ser abandonada de un modo definitivo. Un ordenamiento puede no ser completo,
pero sí tiene que ser necesariamente cerrado. Sí se puede afirmar que todos los casos
tienen solución porque el sistema ofrece una serie de instrumentos para colmar las
lagunas. Los jueces tienen siempre la obligación de resolver cualquier controversia que
se les plantee.
Capítulo 12
DESOBEDIENCIA REVOLUCIONARIA
Tiene como finalidad última el cambio total del sistema jurídico-político. El punto de
partida es la negación de la legitimidad de dicho sistema y su característica
fundamental es que se utilizan medios violentos para conseguir el objetivo del cambio.
Tiene su origen en la creencia de que un determinado sistema es radicalmente injusto
y supone siempre una revuelta más o menos intensa contra el poder establecido.
DESOBEDIENCIA CIVIL
Rawls afirmaba que la desobediencia civil es un acto público, no violento, consciente y
político, contrario a la ley, cometido con el propósito de ocasionar un cambio en la ley
o en los programas del gobierno.
La profesora Gascón considera que la desobediencia civil puede concebirse como una
insumisión política al Derecho dirigida a presionar sobre la mayoría.
Como características posee: 1) el carácter pacífico lo que implica un rechazo explícito
al uso de la violencia en cualquiera de sus formas y 2) el carácter público ya que su
propósito es que se conozcan los motivos de la desobediencia.
Los desobedientes civiles aceptan el sistema de modo que, lo que se pretende cambiar
es sólo una determinada norma o que el gobierno actúe en un sentido determinado.
La desobediencia civil no cuestiona la legitimidad del orden establecido.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
Consiste esencialmente en una acción privada de parte de una persona que quiere
evitar cometer una acción moralmente mala al obedecer un Derecho malo.
Capítulo 1
TEORÍA DEL DERECHO Y FILOSOFÍA DEL DERECHO
Desde hace ya algunos años se está produciendo un debate sobre la conveniencia de
sustituir la filosofía del Derecho por una nueva disciplina denominada teoría del
Derecho.
La filosofía tiene un carácter prescriptivo en la medida en la que trata de trascender la
realidad; no se concreta con ella y pretende, en ocasiones, modificarla formulando
proposiciones que no tienen una traducción en los hechos. La ciencia, por el contrario,
se limitaría a describir la realidad y por eso se presenta como un saber aséptico que
únicamente toma en consideración las distintas realidades tal y como éstas se
manifiestan.
La filosofía jurídica se justifica por la existencia de determinados problemas que son
recurrentes y que no se plantean o no se solucionan en otras ramas del saber. Hay tres
partes que derivan de la filosofía del Derecho:
Teoría del Derecho: tiene como misión fundamental la determinación del concepto del
Derecho. La definición del Derecho aparece como un prius absolutamente
imprescindible. No se puede explicar que es el derecho en universal, sino únicamente
lo que es el Derecho en cierto pueblo y un determinado tiempo. La teoría del Derecho
pertenece a la filosofía del Derecho y no a la ciencia jurídica porque la filosofía del
Derecho se caracteriza por su pretensión de dar una respuesta total respecto del
fenómeno jurídico, mientras que las ciencias jurídicas, no pueden ofrecer una
definición completa y omnicomprensiva del fenómeno jurídico porque siempre lo
analizan de forma parcial. ¿Qué es el Derecho? La ciencia jurídica parte de su objeto,
en este caso el Derecho vigente, como algo constituido, y delimitado con seguridad. La
filosofía del Derecho no parte del Derecho como un objeto ya constituido, sino que su
tarea consiste en reconstruirlo. La teoría del Derecho también debe insertar el
Derecho en el mundo real con las implicaciones que el mismo tiene en la sociedad y
respecto del poder político. Quiere, por tanto, obtener una visión global de los
múltiples aspectos de la realidad jurídica. Los temas y problemas que abordan la teoría
del Derecho son: las relaciones y diferencias entre el Derecho y otros sistemas
normativos (Derecho y Moral), el análisis normativo del Derecho desde una doble
perspectiva (perspectiva de la norma jurídica y perspectiva del ordenamiento jurídico),
y el problema de la validez jurídica (relación entre validez, eficacia y legitimidad).
Teoría de la ciencia jurídica: en esta parte se produce la conexión más cercana y
evidente entre filosofía y ciencia. Sus dos temas fundamentales son el conocimiento y
la propia actividad de los juristas. Por teoría de la ciencia jurídica habría que entender
en palabras de Bobbio el estudio de los procedimientos intelectuales adoptados por
los juristas para determinar, interpretar, integrar y conciliar entre sí las reglas de un
sistema jurídico. La teoría de la ciencia jurídica se dedica al análisis de los problemas
epistemológicos, lógicos y metodológicos que plantea la actividad de los juristas.
Según Elías Díaz la teoría de la ciencia jurídica consistiría en la reflexión crítica sobre la
ciencia del Derecho y sobre la actividad científica propia de los juristas; estudio de la
metodología y los procedimientos lógicos. La teoría de la ciencia jurídica se proyecta
sobre dos objetos: 1) el saber jurídico donde se ofrece una visión estática y 2) la
actividad de los juristas que requiere una comprensión y proyección dinámicas. La
teoría de la ciencia jurídica investiga también el lenguaje del Derecho y el lenguaje de
los juristas.
Axiología jurídica: es la parte más importante de la filosofía del Derecho. Con ella se
justifica plenamente la reflexión filosófica y constituye también la parcela en la que la
actividad crítica se manifiesta de un modo más claro. ¿Cuál sería el objeto de la
axiología jurídica? Su objeto tiene una doble dimensión: por una parte, analiza los
valores que se encuentran incorporados al Derecho positivo, y, por otra, hace
propuestas sobre cuáles son los valores que deberían realizarse en los distintos
Derechos. Tiene el fin de alcanzar un Derecho justo. Los valores que pretenden
realizarse a través del Derecho no tienen un valor absoluto. El principal problema que
se plantea en torno a los valores es el de su verdadero significado para la vida jurídica y
también el de su difícil captación. Sin ninguna duda, el valor jurídico por excelencia ha
sido siempre la justicia. Hay 4 actitudes en torno a las relaciones entre el Derecho y la
justicia: 1) la doctrina positivista que representa una posición separatista en la medida
en que hablar de justicia fuera del Derecho positivo no tiene ningún sentido; 2) el
idealismo que vendría a equiparar el Derecho y la justicia formalmente; 3) el
formalismo crítico, que separa al Derecho y la justicia al igual que el positivismo, sin
embargo, la idea de justicia existe fuera del Derecho Positivo; 4) la doctrina
iusnaturalista que al igual que el idealismo, también equipararía Derecho y justicia, sin
embargo, difiere al idealismo. A la axiología jurídica también le corresponde la
investigación de los llamados derechos humanos.
La división de la filosofía del Derecho en diferentes partes sólo tiene sentido a la hora
de localizar los distintos problemas que plantea la realidad jurídica.
CAPÍTULO 6
LA NORMA JURÍDICA: ESTRUCTURA Y CLASIFICACIÓN
Las leyes científico-naturales tienen un sentido distinto a las leyes jurídicas o morales.
En el primer caso, nos encontramos ante una simple descripción que expresa
únicamente que es lo que sucede cuando se produce un determinado hecho (si A, es
B). En el mundo del Derecho, si se produce un hecho debe tener lugar una
consecuencia, pero tal consecuencia no se produce necesariamente (si A, debe ser B).
Las leyes físicas son expresión de un ser y las normas jurídicas son expresión de un
deber ser.
Las leyes físicas tienen un carácter descriptivo frente al carácter prescriptivo de las
jurídicas, esto significa que en el mundo físico los fenómenos se producen sin
intervención. En el ámbito jurídico se pretende que una determinada conducta tenga
lugar, aunque no podamos estar seguros de que efectivamente se realice. La existencia
de la ley es la que determina el nacimiento de la obligación en el sujeto.
Hay que proceder a la estructura de las normas jurídicas basándose en las doctrinas
que más influencia han tenido en el siglo XX: las de Kelsen y Hart.
Para Kelsen, las normas jurídicas pueden reducirse a un juico o proposición hipotética
en la cual se produce la previsión de un hecho al que se atribuye una consecuencia (si
es H debe ser C). En el esquema kelseniano la consecuencia es la sanción.
Tradicionalmente se habían clasificado las normas en primarias y secundarias: las
primeras son aquellas que regulan los comportamientos mientras que las secundarias
son las que establecen la sanción, es decir, su función sería la de garantizar lo
ordenado por la norma primaria. Para Kelsen la norma primaria es la que establece la
sanción y la secundaria la que regula la conducta. La norma jurídica aparece como un
juicio de deber ser que se fundamenta en el principio de imputación, es decir, en la
atribución de una consecuencia a una condición.
La doctrina de Kelsen ha recibido críticas, si es H debe ser C sólo servía para un tipo de
normas, y, en consecuencia, existen otro tipo de normas a los que resulta inaplicable,
por ejemplo, las normas de organización, las interpretativas, las permisivas, etc. En
estas nomas parece que el elemento de sanción no está presente. Como consecuencia
de las críticas, Kelsen modifica el concepto de deber ser ampliándolo
considerablemente. Kelsen distingue entre normas dependientes e independientes.
Las independientes serían normas completas que responden al esquema si es H debe
ser C, mientras que en las normas dependientes falta algún elemento. Entre las
normas dependientes podrían citarse las permisivas, derogatorias…
El esquema propuesto por Kelsen, si tenemos una visión del Derecho como un todo,
puede seguir considerándose acertado. Por otra parte, este esquema pone de
manifiesto que en realidad no se debe hablar de dos tipos de normas diferentes. Más
bien se trata de los dos elementos que están presentes en toda norma jurídica.
Hart considera que en todo sistema jurídico existen dos tipos de normas: las primeras
y las secundarias. El Derecho puede ser caracterizado como una unión de reglas
primarias de obligación con las reglas secundarias. Las normas primarias son aquellas
que determinan de un modo directo cuál debe ser el comportamiento de los
ciudadanos, es decir, normas de conducta. Las normas secundarias son reglas que se
refieren a las normas primarias, son normas de organización cuya función es la
conservación, modificación y aseguramiento del propio sistema.
Dentro de las normas secundarias Hart distingue tres tipos diferentes. En primer lugar,
las normas de reconocimiento cuya función es identificar las normas primarias y
Legitimidad
Justicia de las normas. Se trata de dilucidar cuáles son los valores que deben realizar
las normas jurídicas. Son los principios que deben presidir toda regulación jurídica. Por
ejemplo, la protección de la dignidad de la persona, la promoción de la igualdad y la
defensa de la libertad. El sistema democrático es el que puede hacer que las normas
jurídicas sean legítimas. La falta de legitimidad de la norma no afecta ni a su validez ni
a su eficacia.
CAPÍTULO 8
LA INTERPRETACIÓN DEL DERECHO: CONCEPTO Y CLASES
La interpretación consiste en la atribución de sentido de las normas jurídicas, todas las
normas deben ser interpretadas. La interpretación y aplicación del Derecho tienen una
relación estrecha. No es posible la aplicación del Derecho sin una previa
interpretación, dicha aplicación la realizan los jueces y otros funcionarios. El intérprete
no es un mero ejecutor, añade siempre algo nuevo, no se trata tan sólo de interpretar
normas, sino también hechos.
El que aplica el Derecho tiene que conocer previamente las normas y los hechos y en
función de ellos tomar la decisión. Hay distintas clases o modos de interpretar el
Derecho; la interpretación subjetiva y objetiva. Según la primera, lo decisivo es
retrotraerse en el tiempo y buscar la voluntad efectiva del legislador, en la actualidad
se reconoce que su utilización está sujeta a importantes limitaciones. Hablar de la
voluntad del legislador es recurrir a una autentica ficción. La concepción objetiva
considera que lo que hay que hallar es una voluntad objetiva en la propia ley. La norma
es un precepto abierto.
Las ventajas son: 1) posibilita una mayor libertad del intérprete, 2) facilita la
estabilidad del Derecho adaptándolo a las nuevas circunstancias y 3) propicia el
progreso y la evolución de las industrias jurídicas. Por otro lado, los inconvenientes son
fundamentalmente la posibilidad de invadir las competencias del poder legislativo
usurpándole su función de crear Derecho.
Otras formas de interpretación: la auténtica, la jurisprudencial, y la doctrinal. La
diferencia entre ellas se encuentra en el sujeto o sujetos que llevan a cabo la actividad
interpretativa. La interpretación auténtica es la que realiza el legislador, es dictar una
nueva norma para esclarecer el sentido de una norma anterior. La interpretación
judicial es la que realizan los jueces en el proceso de aplicación del Derecho y, es la
más importante. La interpretación doctrinal es la desarrollada por los juristas teóricos
que no aplican el Derecho. Este tipo de interpretación sirve de ayuda a la actividad de
los tribunales.
CRITERIOS INTERPRETATIVOS
La interpretación puede realizarse de diferentes maneras, no hay un único método. El
intérprete puede situarse ante una serie de opciones y según elija una u otra la
resolución del caso podrá ser diferente. Hay cuatro criterios clásicos: gramatical,
histórico, lógico y sistemático.
Al juez no puede satisfacerle el hecho de que su resolución sea acorde con la ley, sino
que también debe presentarse como justa, razonable o correcta. No existe ninguna
decisión que carezca de fundamentación normativa. La función de los métodos de
interpretación es establecer límites a la libertad del juez en la administración de
justicia.
LA DISCRECIONALIDAD JUDICIAL
la llamada discrecionalidad judicial es la libertad, poder o facultad que las normas del
ordenamiento jurídico otorgan a los jueces explícita o implícitamente para elegir entre
dos o más soluciones debiendo siempre justificar las razones de su elección. Es el
cauce a través del cual se articula la libertad del juez. Viene legitimada por las propias
normas del sistema que son las que autorizan a los jueces elegir entre diferentes
alternativas de conducta.
La discrecionalidad se compone de tres elementos fundamentales: norma, libertad y
motivación.
En primer lugar, el ejercicio del arbitrio debe tener siempre un fundamento normativo,
que es el que justifica su ejercicio. Hay dos tipos de habilitación normativa: explícita e
implícita. La primera de ellas no plantea grandes problemas y se produce cuando la
norma reconoce expresamente al juez la posibilidad de elección entre varias
alternativas de conducta. Cuando el Derecho se expresa de forma vaga, tiene lagunas o
contradicciones y hay que determinar cuáles son las normas que autorizan al juez a
ejercer la discrecionalidad. Los jueces tienen el deber de acabar con la indeterminación
del Derecho.
El segundo de los elementos de la discrecionalidad es la libertad de acción del sujeto
que va a decidir que puede proyectarse sobre las normas, sobre los hechos y sobre los
criterios interpretativos. La valoración de la prueba es donde se despliega el arbitrio
judicial de un modo más típico. Y ello es así por varias razones: 1) porque el
conocimiento de los hechos siempre tiene un alcance limitado ya que los medios que
se utilizan son indirectos; 2) porque uno de los rasgos que caracteriza a todos los
procesos judiciales es su naturaleza contradictoria y 3) porque los medios de prueba
no tienen un carácter definitivo pues en nuestro sistema rige el llamado principio de
libre apreciación de la prueba. Para concluir es necesario hacer referencia a la libertad
que existe en la utilización de los criterios interpretativos. Los criterios interpretativos,
lo que hacen propiamente es aumentar el margen de discrecionalidad. En definitiva la
libertad de los jueces es prácticamente ilimitada.
El último de los elementos de la discrecionalidad está constituido por la exigencia de
motivación. La presencia de la motivación es lo que diferencia una actuación
discrecional de una arbitraria. La motivación no es otra cosa que la exposición
realizada por el juez de las razones de hecho y de Derecho sobre las que se
fundamenta la decisión. La finalidad es dar a conocer las razones que llevan al juez a
adoptar una determinada decisión. El deber de motivación cumple una doble función:
da a conocer las reflexiones que conducen al fallo, y a la vez facilita su control
mediante los recursos que proceden. Es un elemento preventivo de la arbitrariedad.
CAPÍTULO 9