METODOLOGIA

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CAPÍTULO II

La inmigración de las ideas se produce sin pérdida porque separa los sistemas de referencia

teóricos, los conceptos que contribuyen menos a definir. El repartir productos de exportación

implica la ingenuidad y simplificación, pero gracias a estas inseguridades nacidas de un

estado de campo que da paso al rehúso de conocimiento se forma el círculo con un centro en

todas parte y en ninguna. Este círculo permite el nacimiento del poder simbólico como poder

invisible que solo se ejerce gracias a quienes no quieren saber que lo sufren o que lo ejercen.

Los instrumentos simbólicos se clasifican en tres tipos de estructuras, todas igual de

dominantes y diferentes a la vez, entre estas se encuentran las estructuras estructurantes, las

estructuras estructuradas y los instrumentos de dominación. El primer tipo de estructuras son

aquellos instrumentos basados en el conocimiento como en la construcción del mundo

objetivo, por su parte las estructuras estructuradas son aquellos medios de comunicación

entre los cuales se equipará la lengua o cultura, vs el discurso o comportamiento y en tercer

lugar los instrumentos de dominación que consisten básicamente en el poder. Así mismo,

emerge el término significación, el cual se puede comprender a partir de dos dimensiones, por

un lado, objetividad como acuerdo de sujetos y por otro lado, como objetivo relacionado a la

condición de comunicación.

1.- Sistemas simbólicos (arte religión, lengua) como estructuras estructurantes

Los instrumentos de conocimiento y de construcción del mundo de los objetos

conforme a lo dispuesto en los lineamientos de la tradición neokantiana son todos aquellos

diferentes y a la vez complejos universos simbólicos, entre estos figura: el mito, el arte, la

lengua e inclusive la ciencia, los que además son denominados como “formas simbólicas”.

En relación a las líneas que anteceden, esta especie de “formas simbólicas” según lo

planteado por Marx en la Tesis sobre Feuerbach, conducen también al reconocimiento del
“aspecto activo”. Ahora bien, otros destacados pensadores desde su visión propiamente

individual buscan ampliar, lo tratado anteriormente, en virtud de esto es que Panofsky a partir

de una intención mayormente histórica, trata a la perspectiva como una forma histórica, en

donde no llega siquiera a impulsar la reconstrucción sistemática de las condiciones sociales

de producción.

No obstante, quien sí coadyuva a la tradición neokantiana de los diferentes universos

simbólicos a partir de instrumentos de conocimiento y construcción del mundo es Durkheim

quien es el responsable de haber configurado los fundamentos de una sociología de las

formas simbólicas, esto en virtud de su convicción al haber creído que llego a dilucidar el

problema del conocimiento por medio de una respuesta “positiva” y “empírica”, lo que en

otras palabras significa que el pensamiento de Durkheim estaba direccionado hacia el

empirismo y el apriorismo. Por empirismo se comprende según Beriffi (2015) como una

teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia y la evidencia, especialmente la

percepción sensorial, en la formación del conocimiento, por otro lado, el apriorismo se

entiende como una Doctrina epistemológica que afirma que el valor del conocimiento

depende tanto de su elemento sensible como del inteligible, y que este elemento inteligible

es a priori, es decir, independiente del valor de la experiencia (Saifé, J. 2012). Es importante

señalar que Cassirer considera que lo expuesto por Durkheim sobre su concepto de “forma

simbólica” son equivalentes a formas de clasificación las misma que de conformidad al

mismo Durkheim dejan de ser formas de clasificación universales o trascendentales para

transformarse en formas sociales, es decir arbitrarias y socialmente determinadas, puesto que

son relativas a un grupo particular. Finalmente, todos estos sistemas simbólicos recabados

como estructuras estructurantes, según la tradición idealista, la objetividad del sentido del

mundo esta influenciado directamente por las subjetividades estructurantes.


La tradición neokantiana, que ve diferentes universos simbólicos (mito, lengua, arte, ciencia)

como instrumentos de conocimiento y construcción del mundo de los objetos, reconociendo

el “aspecto activo” del conocimiento. También destaca la perspectiva histórica de Panofsky

sobre la perspectiva como una forma histórica. Durkheim, aunque se inscribe en la tradición

kantiana, desarrolla una sociología de las formas simbólicas al dar una respuesta “positiva” y

“empírica” al problema del conocimiento, considerando las formas de clasificación como

socialmente determinadas y arbitrarias. En esta tradición idealista, la objetividad del sentido

del mundo se define por el acuerdo de las subjetividades estructurantes. Durkheim se inscribe

en la tradición kantiana, pero ofrece una respuesta “empírica” al problema del conocimiento,

lo que sienta las bases para una sociología de las formas simbólicas. En este enfoque, las

formas de clasificación dejan de ser universales y se convierten en formas sociales y

arbitrarias, determinadas por la sociedad. En esta tradición idealista, la objetividad del sentido

del mundo se logra mediante el acuerdo entre las subjetividades estructurantes

(sensus-consensus).

Para el sociólogo Émile Durkheim, el término “positivo” se refiere a una forma específica de

conocimiento y estudio en la sociología. Durkheim propuso que el enfoque positivo en la

sociología debería basarse en hechos observables y verificables empíricamente, evitando

especulaciones y juicios de valor.

En el método positivo, se busca comprender las estructuras y regularidades sociales a través

del análisis científico de datos concretos y observaciones empíricas. Durkheim abogó por una

sociología basada en la objetividad y la observación sistemática, donde los hechos sociales se

estudian como fenómenos externos y objetivos, independientes de las percepciones

individuales para Durkheim, “positivo” se refiere a la aplicación de un enfoque científico y


objetivo en la sociología, enfocado en la investigación empírica y el análisis de datos

concretos para comprender las leyes y estructuras sociales.

2.- Los "sistemas simbólicos" como estructuras estructuradas (susceptibles de un

análisis estructural)

El análisis estructural es una metodología que busca comprender la lógica específica de cada

"forma simbólica". En el contexto de esta discusión, una forma simbólica puede ser un

conjunto de representaciones, ideas o sistemas de comunicación que tienen un significado

compartido por una sociedad o grupo determinado. Para entender estas formas simbólicas,

Bourdieu sugiere realizar una lectura tautegórica, que significa interpretar los mitos o

símbolos refiriéndose a sí mismos, en lugar de interpretar alegóricamente, es decir, buscando

significados ocultos.

La ambición neokantiana, que se refiere a una corriente filosófica que sigue la tradición de

Immanuel Kant, consiste en aprehender la lógica específica de estas formas simbólicas

mediante el análisis estructural. El objetivo es desentrañar la estructura inmanente a cada

producción simbólica, es decir, las características y relaciones internas que le dan coherencia

y significado. Se menciona que la tradición neokantiana enfatiza en el modus operandi, es

decir, en el proceso productivo de la conciencia que lleva a la creación de estas formas

simbólicas. En contraste, el enfoque estructuralista, del cual Saussure es considerado el

fundador, se concentra en el opus operatum, es decir, las estructuras ya formadas. Saussure,

en su estudio del lenguaje, lo ve como un sistema estructurado que actúa como una condición

esencial para la inteligibilidad de la palabra, destacando la relación constante entre el sonido

y el sentido en la lengua.

El texto también menciona a Panofski, un influyente historiador del arte, cuyo trabajo se

alinea con la tradición estructuralista en la medida en que busca despejar las estructuras
profundas de las obras de arte. Se establece una analogía entre su oposición entre iconología e

iconografía y la oposición entre fonología y fonética. Esto significa que la iconología, al igual

que la fonología, se centra en las estructuras subyacentes y las relaciones de significado en las

obras de arte, mientras que la iconografía, al igual que la fonética, se ocupa de la descripción

y el análisis de los elementos visuales o sonoros sin profundizar en sus conexiones más

profundas. En resumen, el texto destaca la importancia del análisis estructural para

comprender las formas simbólicas y cómo este enfoque contrasta con la tradición

neokantiana, centrándose en las estructuras ya formadas en lugar del proceso de producción.

También establece una relación entre el trabajo de Saussure en lingüística y el enfoque

estructuralista en general, y se menciona la relevancia de Panofski y su distinción entre

iconología e iconografía como un ejemplo paralelo.

Primera sintesis

Los sistemas simbólicos son conocidos por tener una función idealista y su alcance será

equivalente a cuanto mayor sea sea su estructura,prevista más para ser impuesta en el ámbito

social por la clase dominante.

3.-Las producciones simbólicas como método de dominación


Desde un punto de vista marxista vemos cómo privilegia las funciones políticas de los
sistemas simbólicos en su manera de estar estructurada,manera la cual será aplaudida por
Durkheim. Esta estructura da razón a las producciones simbólicas establecidas por la clase
dominante. Alcontradio que un mito o un producto colectivo, las ideologías se sirven de
intereses particulares de la elite y son ellos quien las moldean de tal manera que parezca de
interés universal o colectivo.Tomemos en cuenta que las clases dominantes están
conformadas por las culturas dominantes y esta elite subyuga a las demás imponiendo lo que
para ellos debe de ser de interés particular los transforma en universal; pasando a que las
demás culturas pasen a un segundo plano y estas a su vez cumplen con los intereses de las
elites..

Segunda Síntesis
Los sistemas simbólicos, como instrumentos de comunicación y conocimiento, cumplen una
función política al imponer o legitimar la denominación de las cosas, lo que contribuye a
mantener la dominación de una clase sobre otra a través de la violencia simbólica. Las
diferentes clases sociales están involucradas en una lucha simbólica para imponer su visión
del mundo social y reproducir las relaciones de poder. Esta lucha se manifiesta tanto en
conflictos cotidianos como en la lucha llevada a cabo por los productores de símbolos y
conocimiento, quienes buscan monopolizar la violencia simbólica legítima para imponer su
visión de la realidad. El campo de producción simbólica refleja la lucha simbólica entre las
clases sociales y los productores de símbolos actúan en función de sus propios intereses y los
de las clases a las que pertenecen.

4.- Instrumentos de dominación estructurantes en cuanto estructurados, los sistemas


ideológicos, que producen los especiales por y para la lucha por el monopolio de la
producción ideológica, producen bajo una forma irreconocible de la estructura del
campo de las clases sociales, por mediación de la homología, entre el campo de la
producción ideológica y el campo de las clases sociales

En el campo de producción, se evidencia cómo los actores contribuyen a intereses más allá de
su entorno inmediato. Esto se refleja en la lucha jerárquica dentro de la clase dominante,
donde fracciones compiten por validar su poder mediante símbolos y la influencia de
ideólogos conservadores. Este fenómeno, sin embargo, tiene repercusiones sociales más
amplias.

Los sistemas ideológicos, concebidos por expertos, desempeñan un papel crucial al


reproducir la estructura de clases. Estos "sistemas simbólicos" son tanto para el público
general como para especialistas en un ámbito específico, generando una dualidad en su
producción. Explorar la transformación del mito en religión resalta la conexión entre esta
evolución y la especialización en discursos y rituales religiosos, que a su vez impacta la
división de trabajo y clases en la sociedad.

Es importante notar que las ideologías no surgen aisladas, sino que están moldeadas por el
contexto social en el que nacen y circulan. Su función atiende tanto a especialistas que buscan
controlar su producción, como a la población en general. Esta dualidad en su determinación
revela su influencia tanto de los intereses de clase como de los productores.

A pesar de esto, es crucial evitar simplificaciones y análisis puramente internos. Las


ideologías son un entramado complejo en el que convergen intereses, estructuras y procesos
interdependientes, trascendiendo su función refleja de intereses de clase.

La función propiamente ideológica del campo de producción se realiza de forma casi


automática. La base de la homología estructural entre el campo de producción ideológica y el
campo de lucha de clases.

La homología hace que las luchas por los objetivos específicos produzcan formas
eufemizadas de las luchas económicas y políticas entre las clases, esto corresponde a la
estructura donde se produce la función ideológica del discurso dominante y tiende a imponer
la aprehensión (ortodoxia) a través de la imposición enmascarada de sistemas de clasificación
y estructuras mentales objetivamente ajustadas a las estructuras sociales.

El poder simbólico es capaz de constituir la realidad a través de enunciados, creando una


visión del mundo que influye en la acción sobre el mismo. Este poder actúa como un poder
cuasimágico, permitiendo obtener resultados similares a los obtenidos por la fuerza física o
económica, pero mediante la movilización de creencias. Para ejercerse, el poder simbólico
depende de que sea reconocido y, a la vez, desconocido como arbitrario.

El poder simbólico no reside simplemente en los sistemas simbólicos, sino que se define por
una relación específica entre quienes ejercen el poder y quienes lo sufren, arraigada en la
estructura misma del campo social. La creencia en la legitimidad de las palabras y de quien
las pronuncia genera el poder de las palabras, el cual puede mantener o subvertir el orden
social.

El poder simbólico es una forma transformada e irreconocible de otras formas de poder. Su


análisis implica entender las leyes de transformación que convierten diferentes especies de
capital en capital simbólico, mediante el trabajo de disimulación y transfiguración, logrando
así una verdadera transubstanciación de las relaciones de fuerza y convirtiéndolas en poder
simbólico capaz de producir efectos reales sin aparente gasto de energía.

BIBLIOGRAFÍA

Bourdieu, P. (2019). Poder, derecho y clases sociales. Cap 2, pag 90. En Santa Fe, Asociación
Civil Mirame Bien eBooks.
https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/bibliotecaparlante/handle/20.500.12151/92

Beriffi, M. (2015). Comunicación, violencia y poder simbólico en la sociología de Pierre

Bourdieu. Nómadas. Critical Journal of Social and Juridical Sciences, 17(1).

Saifé, J. (2012). Estructuras, habitus, prácticas. El sentido práctico, 91-111.

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