Ejercicios de Lectura Expresiva
Ejercicios de Lectura Expresiva
Ejercicios de Lectura Expresiva
Grábalo y escúchate. Comprueba si hay diferencias. Si ves que no las hay o hay muy pocas, inténtalo sin
leer. Memoriza un texto fácil, una frase de uso cotidiano como por ejemplo: “Qué buen día hace hoy,
seguro que me voy a la playa”.
Este ejercicio conviene hacerlo con todo tipo de textos, desde poesías hasta informativos, y añadiendo
supuestos. Y como siempre recomendaré en los ejercicios que propongo, hay que exagerar, arriesgar,
para alcanzar nuestro “punto ideal”.
_______________________
Ejercicio 2:
En la línea del ejercicio anterior vamos a leer diferentes textos imprimiéndole a cada uno el sentimiento,
el ritmo, el énfasis, etc., que le corresponde.
El segundo es un típico texto informativo. Su lectura debe de ser neutra, sin aspavientos, seria, aunque
vocalizando y sin correr. Que se entienda claramente la noticia.
El tercero son dos estrofas de una poesía de Machado. Intenta sentir lo que dices y que así le llegue al
receptor. Insisto, exagera en el énfasis, ayúdate de la gesticulación, varía la intensidad de cada verso,...
(Los textos poéticos son idoneos para las prácticas de locución pues sirven para muchos tipos de
ejercicios: Para trabajar la interpretación, el lenguaje corporal, la vocalización, la velocidad, para
combatir la monotonía , etc.).
El cuarto es un fragmento de un supuesto mítin político. Imagínate que estás encima de un estrado, ante
un atril, dirigiéndote a cientos de seguidores que te escuchan convencidos. Eleva el volumen y la
entonación. Recalca, subraya si es necesario, las palabras o frases donde tengas que enfatizar más. Ve
subiendo en intensidad para que al final provoques que el público rompa en vítores y aplausos.
Grábalo y escúchate. Comprueba si hay diferencias. ¿Te convece? Sé crítico/a. Si ves que no hay
diferencias entre las diferentes lecturas o hay muy pocas, inténtalo de nuevo.
Una variante del ejercicio, para mí mas divertida e interesante, es leer los 4 textos con las entonaciones
que no le corresponden. Por ejemplo, intenta leer el primer texto, el cuento, como si estuvieras leyendo
una noticia o dando un mítin. Y así con los demás. Grábate y escúchalo.
Pídele a alguien de confianza (y de gran paciencia), que intente adivinar que entonación le has dado a
cada texto.
Textos:
Primero:
… De repente vio al monstruo, que era enorme, delante de ella.
- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita- le dijo asustada.
- Uhm… No está lejos- pensó el monstruo para sí, dándose media vuelta.
Segundo:
La inmigración y la vivienda son dos de las cuestiones que inquietan cada vez más a los andaluces,
quienes siguen considerando al desempleo como su principal preocupación, según un informe realizado
por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía durante el otoño de este
año.
Tercero:
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón.”
(Antonio Machado)
Cuarto:
Porque no hay derecho a que la señora Martínez diga que van a invertir 3 millones de euros cuando es
absolutamente falso. Y lo digo sabiendo lo que digo: ¡Mienten! No van a gastar un solo duro en nuestra
ciudad. En cambio nosotros, si lo vamos a hacer.
_____________________
Ejercicio 3:
En los ejercicios 1 y 2 hemos intentado adaptarnos al contenido del mensaje o hemos decidido cómo
queríamos que llegase al receptor modificando la entonación a nuestro antojo. Para lograr un resultado
óptimo hay que evitar, entre otras cosas, la entonación monótona: Hay que variar la velocidad,
enfatizar, cambiar el tono (cuando sea necesario más agudo y rápido para llamar la atención o más
grave y lento para el contenido que más queramos destacar).
Y además, hay que variar el volumen y la intensidad de la misma manera que lo haríamos en una
conversación cotidiana.
Por corrección, miedo, educación, etc., nos movemos entre dos segmentos muy cercanos entre sí que,
sin quererlo, limitan nuestras capacidades ante el micrófono.
¿En tu vida cotidiana, eres capaz de gritar, proyectar la voz y también susurrar?
Imagínate contándole algo a alguien cercano a ti. Visualiza cómo te expresas, tu ritmo, tu volumen, tu
entonación, incluso tu gesticulación (en su momento hablaremos de la importancia del lenguajes
corporal).
Vamos a trabajar la intensidad: En el siguiente texto diferenciamos 5 niveles. Imagínate que estás solo/a
en tu habitación y piensas en voz alta o bien que le estás contando una confidencia a un/a buen/a
amigo/a.
Se trata de leer cada nivel aumentando la intensidad y apreciando diferencias entre uno y otro:
- El primer nivel se debe leer con un volumen muy bajo, reflexivo y con un tono grave.
- En el segundo, hemos de subir unos pocos decibelios e imprimirle un poco más de énfasis, aunque sin
pasarnos.
- En el tercero, subimos más el volumen y empezamos a mostrar nuestro enojo.
- En el cuarto, el cabreo se hace patente y la intensidad ha aumentado por encima de nuestro volumen
habitual. Casi gritando.
- El quinto, debe de ser un grito que asuste. Hemos de reflejar nuestro enfado absoluto. Hay que soltar
toda la ira por la boca…
TEXTO:
Nivel 1
He de reconocer que esta situación me molestó, pero ya lo tengo olvidado…
Nivel 2
Es que duele mucho que una persona te engañe como lo hizo Carlos, pero... ¡ya está!...
Nivel 3
Porque... no me digas tú, comprometerse conmigo en que íbamos a hacer juntos el viaje, comprar los
billetes y luego dejarme tirado/a como me dejó ¡Es que tiene narices!...
Nivel 4
No me quiero cabrear, pero a mí nadie me hace esto: Con todo preparado, habiendo pedido favores a
mis compañeros/as para poder coger unos días y que ahora se vaya con la tonta de Lola, teniendo ya
todo organizado como estaba…
Nivel 5
¡Vamos! ¡Es que como lo pille lo mato! ¡Imbécil! ¡So mierda!
Ejercicio 4:
En estos primeros ejercicios estamos trabajando nuestra capacidad para adaptarnos a diferentes textos,
a distintos estados de ánimo. Nos estamos demostrando que somos capaces de alcanzar objetivos que
antes no lográbamos, por medio de las diferentes entonaciones, del énfasis, de la interpretación. En la
radio y en la televisión se tiende, sobre todo los locutores de noticias, a caer en una monotonía de la
que cuesta mucho salir. En ocasiones, por miedo al ridículo o por un exceso de corrección, no
alcanzamos la entonación adecuada, no interpretamos correctamente el texto que estamos leyendo o la
idea que queremos comunicar.
Te propongo trabajar con este texto extraído de “Cyrano de Bergerac”, la obra de Edmond de Rostand.
Cyrano era un personaje muy peculiar que camuflaba su fealdad (llamaba la atención por su inmenso y
prominente apéndice nasal) con un altísimo nivel cultural, un gran vocabulario y una extraordinaria
facilidad para el verso y la prosa improvisada.
En un pasaje de la obra, Valvert tiene la “osadía” de dirigirse a Cyrano refiriéndose al tamaño de su nariz
a lo que Cyrano responde de una forma "un tanto especial" y muy en su estilo. Como verás Cyrano se
refiere a su nariz desde distintas perspectivas.
El ejercicio consiste en que leas cada frase que dice Cyrano con su correspondiente entonación. Cuando
diga agresivo, le imprimes a la frase un tono agresivo, si dice amistoso, con tono amistoso, etc.
Antes de realizar el ejercicio, calienta. Si tienes algún método, utilízalo y si no, usa el propuesto
en Recomendaciones previas II.
Como siempre te digo, grábalo y escúchate. Comprueba si has sido capaz de diferenciar, con tus
entonaciones, las distintas expresiones de Cyrano. Si no te convence, vuelve a intentarlo. No te quedes
corto, arriesga, exagera. Y si tienes dudas sobre cómo hacer el ejercicio, mándame un email y te
ayudaré.
Por ejemplo:
Agresivo: "Si en mi cara tuviese tal nariz, me la amputara."
Amistoso: "¿Se baña en vuestro vaso al beber, o un embudo usáis al caso?"
Descriptivo: "¿Es un cabo?¿ Una escollera? Mas ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!"
Curioso: "¿De qué os sirve ese accesorio? ¿De alacena, de caja o de escritorio?"
Burlón: "¿Tanto a los pájaros amáis, que en el rostro una alcándara les dais?"
Brutal: "¿Podéis fumar sin que el vecino ¡Fuego en, la chimenea! grite?"
Fino: "Para colgar las capas y sombreros esa percha muy útil ha de seros"
Solícito: Compradle una sombrilla: el sol ardiente su color mancilla."
Previsor: "Tal nariz es un exceso: buscad a la cabeza contrapeso."
Dramático: "Evitad riñas y enojo: si os llegara a sangrar, diera un, Mar Rojo.
Enfático: "¡Oh nariz! ... ¿Qué vendaval te podría resfriar? Sólo el mistral."
Pedantesco: "Aristófanes no cita más que a un ser sólo que con vos compita en ostentar nariz de tanto
vuelo: el Hipocámpelephantocamelo."
Respetuoso: "Señor, bésoos la mano: digna es vuestra nariz de un soberano."
Ingenuo: "¿De qué hazaña o qué portento en memoria se alzó este monumento?"
Lisonjero: "Nariz como la vuestra es para un perfumista linda muestra."
Lírico: "¿Es una concha? ¿Sois tritón?"
Rústico: "¿Eso es nariz o es un melón?"
Militar: "Si a un castillo se acomete, aprontad la nariz: ¡terrible ariete!
Práctico: "¿La ponéis en lotería? ¡El premio gordo esa nariz sería!"
Y finalmente, a Piramo imitando: "¡Malhadada nariz, que, perturbando del rostro de tu dueño la
armonía, te sonroja tu propia villanía!".
__________________
Ejercicio 5 :
(Leer PALABRAS DIFÍCILES)
Insisto, es importantísimo mantener esa velocidad lentísima. Esto nos va a permitir ejercitar la
vocalización, la concentración en la lectura, el control de velocidad.
Al leer a esa velocidad tan lenta, intenta practicar una de las claves de la lectura: adelantar la mirada a la
emisión de voz. Intenta que tu mirada se fije en la palabra o palabras siguientes a la que estás
pronunciando.
Ejercicio 6
La base de la lectura en voz alta, está en la concentración. A menudo nuestra voz emite el texto que
leemos pero nuestra mente se encuentra en otro lugar, en lo que viene después o en lo que pasó antes,
en cualquier escenario que nada tiene que ver con el texto que estamos convirtiendo en sonido. Leer
correctamente significa interpretar adecuadamente un texto y hacerlo llegar al oyente con la mayor
claridad. Para lograrlo hay que hay entender su contenido, tener en cuenta los signos de puntuación y
las curvas de entonación, imprimirle una velocidad adecuada, pronunciar correctamente cada palabra,
vocalizar, utilizar las pausas, cambios de ritmo y volumen, correctamente, etc.
Resumiendo, hay que estar concentrados. Por eso insisto en que es necesario entrenar TODOS LOS DÍAS
leyendo unos minutos en voz alta textos ricos en expresividad que nos obliguen a mantener la
concentración.
Hoy te propongo que practiquemos con Jitanjáforas. El término jitanjáfora fue creado por el escritor
mexicano Alfonso Reyes que lo tomó de unos versos del cubano Mariano Brull (1891-1956). Reyes
definió las jitanjáforas como: "Creaciones que no se dirigen a la razón, sino más bien a la sensación y a
la fantasía. Las palabras no buscan aquí un fin útil. Juegan solas" .
Comprobarás que al leer los siguientes textos, probablemente no te enterarás de nada. No importa. Se
trata de practicar. Intenta disfrutar del sonido de las palabras. Imprímeles una entonación “creíble”,
como si comprendieses todo, no corras, utiliza el lenguaje verbal para reforzar tu lectura, imprímele
distintos sentimientos, de alegría, tristeza, romántico, etc.
Sonsoniches mezclados
con merestines salían
por la albiguarda nudailal
de recalcitrantes violóvalos
plenos de pringuezorras
que esculpían soltiveques
en la noche de San Eruperancio.
Mañanas de fulgiversas
antinópatas y abelades
sin corolarias y celídacos
envueltos en filfateras
de noctanvulgos y bedollas
cuando la buhadilaga soñajea
con la prifusa y el pinsajo.
Ejercicio 7
(Leer La lectura. Tercera parte)
Elige un texto rico en expresividad. Imprime una página a un tamaño bien grande. Como mínimo un
cuerpo de 14 y a doble espacio. Empieza a leer muy, muy, pero que muy lentamente, exagerando la
vocalización, forzando los músculos faciales, colocando correctamente lengua, dientes, labios, etc.
Siendo conscientes de la entonación que le damos a las palabras, su acentuación, respetando los signos
de puntuación y dibujando correctamente la curva melódica. Insisto en la lentitud. Manteniendo ese
ritmo lento, muy lento, vamos a intentar adelantar nuestra mirada a nuestra voz algunas palabras, poco
a poco. Cuando veas que se acerca un punto, levanta la mirada del papel y termina la frase sin mirarlo.
Grábate y después escucha lo que has grabado.
Este ejercicio te va a permitir controlar la velocidad, ejercitar los músculos que intervienen en la
fonación y mejorar tu vocalización. Mejorar tu entonación y por lo tanto hacer más creíble tu lectura.
Mejorar tu interpretación y el control de las pausas.
Deberás practicarlo al menos durante 15 días a la misma velocidad, con la misma lentitud, y cambiando
cada día de texto. Pasado ese tiempo deberás imprimirle poco a poco más velocidad. Serás tú con la
autocrítica quien decida si debe o no aumentar la velocidad. Tú debes decidir si las grabaciones están
bien o no. Si crees que no eres objetivo contigo, pide ayuda a alguien de confianza que no te mienta y
adule. Y que sea capaz de juzgar tu grabación.
Cuando pasado un tiempo, llegues a leer con la velocidad propia que requiere cada texto, deberás seguir
practicando cada día 10 minutos mezclando diferentes textos, de contenidos muy distintos entre si:
poesía, prosa, alegres, tristes, cuentos, monólogos, noticias, etc.
La practica diaria es básica para mantener e incluso mejorar nuestro nivel profesional, para evitar y
corregir posibles vicios, para conservar nuestra personalidad y no dejarnos llevar por modas o estilos
perjudiciales. Hay muchos ejercicios para mejorar la lectura. Personalmente te animo a que practiques
los que potencien la concentración.