Un Angel Mas en El Cielo

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UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTONOMA DE MEXICO CCH


PLANTEL VALLEJO
GONZALEZ RODRIGUEZ
ARANZA BERENICE
“UN ÁNGEL MÁS EN EL CIELO”
TALLER DE LECTURA Y
REDACCIÓN E INICIACIÓN A
LA INVESTIGACIÓN
DOCUMENTAL
GRUPO 136
25 DE NOVIEMBRE DE 2020
Un ángel más en el cielo
Mi nombre es Aranza Berenice González Rodríguez, vivo en
el estado de México rodeada de mis padres y el gran amor
que me tienen.
Desde pequeña el amor nunca me faltó, mi infancia fué
increíble nunca me faltó nada ni en aspectos afectivos ni
material; la que marcó esta etapa fue mi abuela materna, mi
abuelita Mirna, mi otra mamá.
En el período desde mi nacimiento hasta mis 11 años,
esperaba con ansias que llegara el fin de semana para poder
ir con mi abuela. Eso días eran los mejores, el gran amor que
recibía, la comida más exquisita que he probado en mi vida ,
era tan unida con mi abuela.
Salir a la tienda de la esquina y que mi abuela se quedara
platicando con la vecina y yo comiendo muchas chucherías y
frituras me gustaba mucho, ella siempre me consentía
demasiado.
Me encantaba ir con ella a su trabajo, trabajaba en una
secundaria en la biblioteca, no sé por qué me gustaba ir, pues
no leía ningún libro solo era el hecho de estar a su lado, así
transcurrieron 11 años de mi vida.
El día 30 de abril comenzó todo, realmente no comenzó ahí,
mi abuela padecía de sobrepeso era diabética e hipertensa, a
ella le encantaba tomar Pepsi no podía estar sin ese refresco
le gustaba mucho, siempre encontrabas una botella
escondida a un lado de su cama.
El día antes mencionado habíamos ido a Liverpool a
comprarme un juguete íbamos mi mama mi abuela y yo, sin
saber que ese día era al último que la vería.
Mi abuela comenzó a sentirse muy mal con un gran dolor de
estómago, no olvido y no olvidaré que se tomó su Pepsi con
limón para supuestamente aliviar su dolor de estómago,
cuando ese dolor iba mucho más allá de lo esperado. Era una
hernia que ya tenia demasiado tiempo la cual se le estaba
estrangulando. Entró al hospital, yo aún era pequeña y no se
me daba mucha información sobre todo lo que sucedió en
ese momento y en su estadía en el hospital.
Diecisiete días mi abuela se la paso luchando cirugía tras
cirugía, su problema era muy grande, mi abuela ya había
cumplido su misión en esta vida.
Fue así como en 14 de mayo del 2016 a las 7:14 p.m. durante
el festejo del bautizo de mi primo mi abuela partió de este
mundo, ahora entiendo completamente por que lo hizo ese
día y en ese momento.
Desde ese momento mi vida dio un giro radical, se acabaron
los increíbles fines de semana al lado de ella, el amor , los
buenos momentos , se terminó en mi familia la poca unión
que se tenía, todo se rompió en mi. Me he fracturado
múltiples veces partes de mi cuerpo pero ninguna se
comprara al dolor que sentí en el momento de ver a mi
segunda madre en el féretro sin vida y con el pensamiento de
que no la volveré a ver más , sin tener ese calor que sentía al
abrazarla cuando me dormía con ella, cuando la abrazaba,
con el simple hecho de llegar a su casa , sin escuchar como
arrastraba sus pies al subir las escaleras, sin poder volver a
escuchar sus regaños .
Tenía 11 años a esa corta edad no comprendía ni un poco el
por qué se tenían que ir de mi vida, que había hecho para
que me la quitaran y lo peor sin poder despedirme y decirle
cuanto la amo agradecer por todo y pedir perdón por las
veces que la hacía enojar.
No volví a ser la misma, forje mi carácter, formé mi criterio, y
aprendí a estar sola, mis padres siempre estaban ahí pero
cada uno de ellos pasaban por su duelo.
Yo cantaba ópera y a mi abuelita le fascinaba, me presumía
con todo mundo. Canté en su misa la canción de “ave maría”
y no volví a cantar más en mucho tiempo.
Yo nací el 29 ese cumpleaños del 2016 gracias a mi mama
no fue tan triste pero aun así me hacia falta ella.
Una de las personas que me ayudó a salir de esto fue mi
primo, el cual había nacido tan solo 5 meses antes de que
nuestra abuela falleciera, a mí me preocupaba demasiado
que mi primo no disfrutó a nuestra abuela; pero en mi queda
la misión de contarle como era ella para que no la olvide y
sepa el gran amor que nos tenía.
Hoy en día tras cuatro años de su partida aun duele ver su
foto y recordar todo lo bonito y lo que pasamos. Esta
experiencia definitivamente marcó mi vida y me ayudó a
madurar, comprender muchas cosas y saber que todos
tenemos una misión en la vida y que al momento de
cumplirla, no tenemos que hacer nada más aquí. Ella partió al
momento de cumplirla y a pesar del dolor y el gran vació que
me dejo…
Un ángel más en el cielo
Mi nombre es Aranza Berenice González Rodríguez, vivo en
el estado de México rodeada de mis padres y el gran amor
que me tienen.
Desde pequeña el amor nunca me faltó, mi infancia fué
increíble nunca me faltó nada ni en aspectos afectivos ni
material; la que marcó esta etapa fue mi abuela materna, mi
abuelita Mirna, mi otra mamá.
En el período desde mi nacimiento hasta mis 11 años,
esperaba con ansias que llegara el fin de semana para poder
ir con mi abuela. Eso días eran los mejores, el gran amor que
recibía, la comida más exquisita que he probado en mi vida ,
era tan unida con mi abuela.
Salir a la tienda de la esquina y que mi abuela se quedara
platicando con la vecina y yo comiendo muchas chucherías y
frituras me gustaba mucho, ella siempre me consentía
demasiado.
Me encantaba ir con ella a su trabajo, trabajaba en una
secundaria en la biblioteca, no sé por qué me gustaba ir, pues
no leía ningún libro solo era el hecho de estar a su lado, así
transcurrieron 11 años de mi vida.
El día 30 de abril comenzó todo, realmente no comenzó ahí,
mi abuela padecía de sobrepeso era diabética e hipertensa, a
ella le encantaba tomar Pepsi no podía estar sin ese refresco
le gustaba mucho, siempre encontrabas una botella
escondida a un lado de su cama.
El día antes mencionado habíamos ido a Liverpool a
comprarme un juguete íbamos mi mama mi abuela y yo, sin
saber que ese día era al último que la vería.
Mi abuela comenzó a sentirse muy mal con un gran dolor de
estómago, no olvido y no olvidaré que se tomó su Pepsi con
limón para supuestamente aliviar su dolor de estómago,
cuando ese dolor iba mucho más allá de lo esperado. Era una
hernia que ya tenia demasiado tiempo la cual se le estaba
estrangulando. Entró al hospital, yo aún era pequeña y no se
me daba mucha información sobre todo lo que sucedió en
ese momento y en su estadía en el hospital.
Diecisiete días mi abuela se la paso luchando cirugía tras
cirugía, su problema era muy grande, mi abuela ya había
cumplido su misión en esta vida.
Fue así como en 14 de mayo del 2016 a las 7:14 p.m. durante
el festejo del bautizo de mi primo mi abuela partió de este
mundo, ahora entiendo completamente por que lo hizo ese
día y en ese momento.
Desde ese momento mi vida dio un giro radical, se acabaron
los increíbles fines de semana al lado de ella, el amor , los
buenos momentos , se terminó en mi familia la poca unión
que se tenía, todo se rompió en mi. Me he fracturado
múltiples veces partes de mi cuerpo pero ninguna se
comprara al dolor que sentí en el momento de ver a mi
segunda madre en el féretro sin vida y con el pensamiento de
que no la volveré a ver más , sin tener ese calor que sentía al
abrazarla cuando me dormía con ella, cuando la abrazaba,
con el simple hecho de llegar a su casa , sin escuchar como
arrastraba sus pies al subir las escaleras, sin poder volver a
escuchar sus regaños .
Tenía 11 años a esa corta edad no comprendía ni un poco el
por qué se tenían que ir de mi vida, que había hecho para
que me la quitaran y lo peor sin poder despedirme y decirle
cuanto la amo agradecer por todo y pedir perdón por las
veces que la hacía enojar.
No volví a ser la misma, forje mi carácter, formé mi criterio, y
aprendí a estar sola, mis padres siempre estaban ahí pero
cada uno de ellos pasaban por su duelo.
Yo cantaba ópera y a mi abuelita le fascinaba, me presumía
con todo mundo. Canté en su misa la canción de “ave maría”
y no volví a cantar más en mucho tiempo.
Yo nací el 29 ese cumpleaños del 2016 gracias a mi mama
no fue tan triste pero aun así me hacia falta ella.
Una de las personas que me ayudó a salir de esto fue mi
primo, el cual había nacido tan solo 5 meses antes de que
nuestra abuela falleciera, a mí me preocupaba demasiado
que mi primo no disfrutó a nuestra abuela; pero en mi queda
la misión de contarle como era ella para que no la olvide y
sepa el gran amor que nos tenía.
Hoy en día tras cuatro años de su partida aun duele ver su
foto y recordar todo lo bonito y lo que pasamos. Esta
experiencia definitivamente marcó mi vida y me ayudó a
madurar, comprender muchas cosas y saber que todos
tenemos una misión en la vida y que al momento de
cumplirla, no tenemos que hacer nada más aquí. Ella partió al
momento de cumplirla y a pesar del dolor y el gran vació que
me dejo…

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