La autora describe su relación cercana con su abuela materna desde su nacimiento hasta los 11 años. Su abuela falleció el 14 de mayo de 2016 después de 17 días en el hospital luchando contra problemas médicos. Su muerte tuvo un gran impacto en la autora y marcó un cambio en su vida y personalidad. Aunque aún duele su pérdida, la autora ha aprendido sobre la mortalidad y el propósito de la vida.
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La autora describe su relación cercana con su abuela materna desde su nacimiento hasta los 11 años. Su abuela falleció el 14 de mayo de 2016 después de 17 días en el hospital luchando contra problemas médicos. Su muerte tuvo un gran impacto en la autora y marcó un cambio en su vida y personalidad. Aunque aún duele su pérdida, la autora ha aprendido sobre la mortalidad y el propósito de la vida.
La autora describe su relación cercana con su abuela materna desde su nacimiento hasta los 11 años. Su abuela falleció el 14 de mayo de 2016 después de 17 días en el hospital luchando contra problemas médicos. Su muerte tuvo un gran impacto en la autora y marcó un cambio en su vida y personalidad. Aunque aún duele su pérdida, la autora ha aprendido sobre la mortalidad y el propósito de la vida.
La autora describe su relación cercana con su abuela materna desde su nacimiento hasta los 11 años. Su abuela falleció el 14 de mayo de 2016 después de 17 días en el hospital luchando contra problemas médicos. Su muerte tuvo un gran impacto en la autora y marcó un cambio en su vida y personalidad. Aunque aún duele su pérdida, la autora ha aprendido sobre la mortalidad y el propósito de la vida.
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UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTONOMA DE MEXICO CCH
PLANTEL VALLEJO GONZALEZ RODRIGUEZ ARANZA BERENICE “UN ÁNGEL MÁS EN EL CIELO” TALLER DE LECTURA Y REDACCIÓN E INICIACIÓN A LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL GRUPO 136 25 DE NOVIEMBRE DE 2020 Un ángel más en el cielo Mi nombre es Aranza Berenice González Rodríguez, vivo en el estado de México rodeada de mis padres y el gran amor que me tienen. Desde pequeña el amor nunca me faltó, mi infancia fué increíble nunca me faltó nada ni en aspectos afectivos ni material; la que marcó esta etapa fue mi abuela materna, mi abuelita Mirna, mi otra mamá. En el período desde mi nacimiento hasta mis 11 años, esperaba con ansias que llegara el fin de semana para poder ir con mi abuela. Eso días eran los mejores, el gran amor que recibía, la comida más exquisita que he probado en mi vida , era tan unida con mi abuela. Salir a la tienda de la esquina y que mi abuela se quedara platicando con la vecina y yo comiendo muchas chucherías y frituras me gustaba mucho, ella siempre me consentía demasiado. Me encantaba ir con ella a su trabajo, trabajaba en una secundaria en la biblioteca, no sé por qué me gustaba ir, pues no leía ningún libro solo era el hecho de estar a su lado, así transcurrieron 11 años de mi vida. El día 30 de abril comenzó todo, realmente no comenzó ahí, mi abuela padecía de sobrepeso era diabética e hipertensa, a ella le encantaba tomar Pepsi no podía estar sin ese refresco le gustaba mucho, siempre encontrabas una botella escondida a un lado de su cama. El día antes mencionado habíamos ido a Liverpool a comprarme un juguete íbamos mi mama mi abuela y yo, sin saber que ese día era al último que la vería. Mi abuela comenzó a sentirse muy mal con un gran dolor de estómago, no olvido y no olvidaré que se tomó su Pepsi con limón para supuestamente aliviar su dolor de estómago, cuando ese dolor iba mucho más allá de lo esperado. Era una hernia que ya tenia demasiado tiempo la cual se le estaba estrangulando. Entró al hospital, yo aún era pequeña y no se me daba mucha información sobre todo lo que sucedió en ese momento y en su estadía en el hospital. Diecisiete días mi abuela se la paso luchando cirugía tras cirugía, su problema era muy grande, mi abuela ya había cumplido su misión en esta vida. Fue así como en 14 de mayo del 2016 a las 7:14 p.m. durante el festejo del bautizo de mi primo mi abuela partió de este mundo, ahora entiendo completamente por que lo hizo ese día y en ese momento. Desde ese momento mi vida dio un giro radical, se acabaron los increíbles fines de semana al lado de ella, el amor , los buenos momentos , se terminó en mi familia la poca unión que se tenía, todo se rompió en mi. Me he fracturado múltiples veces partes de mi cuerpo pero ninguna se comprara al dolor que sentí en el momento de ver a mi segunda madre en el féretro sin vida y con el pensamiento de que no la volveré a ver más , sin tener ese calor que sentía al abrazarla cuando me dormía con ella, cuando la abrazaba, con el simple hecho de llegar a su casa , sin escuchar como arrastraba sus pies al subir las escaleras, sin poder volver a escuchar sus regaños . Tenía 11 años a esa corta edad no comprendía ni un poco el por qué se tenían que ir de mi vida, que había hecho para que me la quitaran y lo peor sin poder despedirme y decirle cuanto la amo agradecer por todo y pedir perdón por las veces que la hacía enojar. No volví a ser la misma, forje mi carácter, formé mi criterio, y aprendí a estar sola, mis padres siempre estaban ahí pero cada uno de ellos pasaban por su duelo. Yo cantaba ópera y a mi abuelita le fascinaba, me presumía con todo mundo. Canté en su misa la canción de “ave maría” y no volví a cantar más en mucho tiempo. Yo nací el 29 ese cumpleaños del 2016 gracias a mi mama no fue tan triste pero aun así me hacia falta ella. Una de las personas que me ayudó a salir de esto fue mi primo, el cual había nacido tan solo 5 meses antes de que nuestra abuela falleciera, a mí me preocupaba demasiado que mi primo no disfrutó a nuestra abuela; pero en mi queda la misión de contarle como era ella para que no la olvide y sepa el gran amor que nos tenía. Hoy en día tras cuatro años de su partida aun duele ver su foto y recordar todo lo bonito y lo que pasamos. Esta experiencia definitivamente marcó mi vida y me ayudó a madurar, comprender muchas cosas y saber que todos tenemos una misión en la vida y que al momento de cumplirla, no tenemos que hacer nada más aquí. Ella partió al momento de cumplirla y a pesar del dolor y el gran vació que me dejo… Un ángel más en el cielo Mi nombre es Aranza Berenice González Rodríguez, vivo en el estado de México rodeada de mis padres y el gran amor que me tienen. Desde pequeña el amor nunca me faltó, mi infancia fué increíble nunca me faltó nada ni en aspectos afectivos ni material; la que marcó esta etapa fue mi abuela materna, mi abuelita Mirna, mi otra mamá. En el período desde mi nacimiento hasta mis 11 años, esperaba con ansias que llegara el fin de semana para poder ir con mi abuela. Eso días eran los mejores, el gran amor que recibía, la comida más exquisita que he probado en mi vida , era tan unida con mi abuela. Salir a la tienda de la esquina y que mi abuela se quedara platicando con la vecina y yo comiendo muchas chucherías y frituras me gustaba mucho, ella siempre me consentía demasiado. Me encantaba ir con ella a su trabajo, trabajaba en una secundaria en la biblioteca, no sé por qué me gustaba ir, pues no leía ningún libro solo era el hecho de estar a su lado, así transcurrieron 11 años de mi vida. El día 30 de abril comenzó todo, realmente no comenzó ahí, mi abuela padecía de sobrepeso era diabética e hipertensa, a ella le encantaba tomar Pepsi no podía estar sin ese refresco le gustaba mucho, siempre encontrabas una botella escondida a un lado de su cama. El día antes mencionado habíamos ido a Liverpool a comprarme un juguete íbamos mi mama mi abuela y yo, sin saber que ese día era al último que la vería. Mi abuela comenzó a sentirse muy mal con un gran dolor de estómago, no olvido y no olvidaré que se tomó su Pepsi con limón para supuestamente aliviar su dolor de estómago, cuando ese dolor iba mucho más allá de lo esperado. Era una hernia que ya tenia demasiado tiempo la cual se le estaba estrangulando. Entró al hospital, yo aún era pequeña y no se me daba mucha información sobre todo lo que sucedió en ese momento y en su estadía en el hospital. Diecisiete días mi abuela se la paso luchando cirugía tras cirugía, su problema era muy grande, mi abuela ya había cumplido su misión en esta vida. Fue así como en 14 de mayo del 2016 a las 7:14 p.m. durante el festejo del bautizo de mi primo mi abuela partió de este mundo, ahora entiendo completamente por que lo hizo ese día y en ese momento. Desde ese momento mi vida dio un giro radical, se acabaron los increíbles fines de semana al lado de ella, el amor , los buenos momentos , se terminó en mi familia la poca unión que se tenía, todo se rompió en mi. Me he fracturado múltiples veces partes de mi cuerpo pero ninguna se comprara al dolor que sentí en el momento de ver a mi segunda madre en el féretro sin vida y con el pensamiento de que no la volveré a ver más , sin tener ese calor que sentía al abrazarla cuando me dormía con ella, cuando la abrazaba, con el simple hecho de llegar a su casa , sin escuchar como arrastraba sus pies al subir las escaleras, sin poder volver a escuchar sus regaños . Tenía 11 años a esa corta edad no comprendía ni un poco el por qué se tenían que ir de mi vida, que había hecho para que me la quitaran y lo peor sin poder despedirme y decirle cuanto la amo agradecer por todo y pedir perdón por las veces que la hacía enojar. No volví a ser la misma, forje mi carácter, formé mi criterio, y aprendí a estar sola, mis padres siempre estaban ahí pero cada uno de ellos pasaban por su duelo. Yo cantaba ópera y a mi abuelita le fascinaba, me presumía con todo mundo. Canté en su misa la canción de “ave maría” y no volví a cantar más en mucho tiempo. Yo nací el 29 ese cumpleaños del 2016 gracias a mi mama no fue tan triste pero aun así me hacia falta ella. Una de las personas que me ayudó a salir de esto fue mi primo, el cual había nacido tan solo 5 meses antes de que nuestra abuela falleciera, a mí me preocupaba demasiado que mi primo no disfrutó a nuestra abuela; pero en mi queda la misión de contarle como era ella para que no la olvide y sepa el gran amor que nos tenía. Hoy en día tras cuatro años de su partida aun duele ver su foto y recordar todo lo bonito y lo que pasamos. Esta experiencia definitivamente marcó mi vida y me ayudó a madurar, comprender muchas cosas y saber que todos tenemos una misión en la vida y que al momento de cumplirla, no tenemos que hacer nada más aquí. Ella partió al momento de cumplirla y a pesar del dolor y el gran vació que me dejo…