Marcas Del Verdadero Discipulo - Julio C. Benitez
Marcas Del Verdadero Discipulo - Julio C. Benitez
Marcas Del Verdadero Discipulo - Julio C. Benitez
de Cristo
Julio C. Benítez
Marcas del verdadero discípulo de Cristo
Autor: Julio C. Benítez
Fecha: Julio de 2018
Medellín, Colombia
Aplicaciones:
Hemos aprendido que el verdadero cristiano es aquel que
busca a Jesús, pero lo sigue por razones auténticas. Te
pregunto: “¿Estás buscando el perdón? Lo encontrarás en
Cristo. ¿Estás buscando paz? Él te dará descanso. ¿Estás
buscando pureza? Él tomarás tus pecados, los quitará de ti,
te dará un nuevo corazón, y pondrá al Espíritu Santo en ti.
¿Qué estás buscando? ¿Un sólido lugar de descanso para
tu alma en esta tierra, y una esperanza gloriosa para ti en el
cielo? Lo que tú buscas, se encuentra sólo en Jesús. Ven a
él.
Esposo y padre, ¿Eres tú un discípulo fiel de Cristo?
Recuerda que tu primera responsabilidad es testificar de él
ante tu familia más cercana, tu esposa y tus hijos. ¿Les
estás hablando de Cristo? La mejor forma de hacerlo es
practicar el devocional o el culto familiar, en el cual lees la
Palabra, explicas la Palabra, aplicas la Palabra y oran
conforme a la Palabra. No seas negligente en esta labor,
pues, grandes serán las recompensas que recibirás; y muy
grandes los males que tu familia sufrirá al descuidar este
sagrado deber. Cristo se hace presente donde su Palabra
está presente, invítalo diariamente a través del altar familiar.
¿Quieres ser más fuerte en la fe? ¿Quieres conocer el
amor de Dios más profundamente? ¿Quieres poder para la
paz, la santidad y el gozo? No hay una fórmula secreta para
ello, sólo una vida de discipulado con Jesús, confiando en su
sangre para tu salvación, aprendiendo de Su Palabra, y
morando en su presencia a través de la oración. ¿Haces
esto?
La diversidad del llamado del Evangelio: El
llamado de Felipe y Natanael. Juan 1:43-51
Introducción:
La iglesia de Cristo está compuesta por diversidad de
personas, de todos los continentes, colores de piel e
idiomas. Unos son expresivos, otros introvertidos; unos muy
emotivos, otros más estoicos; en fin, Dios llama del mundo a
personas con características muy distintas, las cuales son
unidas en un solo cuerpo por medio del bautismo del Espíritu
Santo en la conversión. La Iglesia no es una masa uniforme
de ladrillos, sino, como dice Pedro, un templo vivo
constituidos por piedras vivientes y diferentes (. P. 2:5).
Igualmente, se llega a ser discípulo de Cristo o miembro de
esta iglesia, a través de diferentes llamados, escenarios u
ocasiones. No todos llegamos de la misma manera pero
todos somos llamados eficazmente por el Espíritu Santo.
El apóstol Juan, autor del evangelio, nos mostrará en este
pasaje cómo fueron unidos a la iglesia naciente dos nuevos
discípulos. Observemos cómo los llamó Cristo: uno estaba
totalmente preparado por Dios para sólo escuchar su voz y
seguirle, mientras que otro necesitó escuchar la invitación a
través de otro discípulo, necesitó superar dudas variadas,
necesitó ver el poder omnisciente de Dios y entonces sí,
venir a Cristo.
Para una mejor comprensión del pasaje, lo estructuraremos
así:
1. El llamado de Felipe: Un corazón preparado para
responder instantáneamente (v. 43-44)
2. El Llamado de Natanael: Superando obstáculos (v. 45-51)
Introducción:
El capítulo 6 de Juan presenta, a través de un encuentro
entre Jesús y una multitud de judíos, el ejemplo más claro
que pone en evidencia la veracidad de las doctrinas de la
gracia o del sistema de creencias conocido hoy día como
Calvinismo.
Revisemos un poco lo que ha sucedido en este encuentro
del capítulo 6: Primero, encontramos a una multitud que tiene
un aparente interés por Cristo. Probablemente se trata de
personas que van para el Templo de Jerusalén a cumplir con
un rito religioso, y en el camino quieren conocer a un
“profeta” que está ganando fama en toda Palestina.
Segundo, esta multitud queda maravillada al ver los milagros
de sanación que hace Cristo, y, en especial, el milagro de la
multiplicación de los panes. Tercero, ellos creen que éste es
el líder que necesitan para vivir en paz y prosperidad. Pero
Jesús se escapa de la multitud, al ver que lo querían hacer
rey, y huye hacia Caparneáun. Cuarto, la multitud lo busca
allá, y cuando lo encuentran, Jesús los confronta porque su
búsqueda tiene como motor principal, no lo espiritual, sino lo
material. Entonces, la multitud ofendida decide olvidar todo el
bien que Jesús les hizo el día anterior y le piden un nuevo
milagro para decidir si creen en él o no: Le piden que haga
descender pan del cielo, igual que el maná en el tiempo de
Moisés. Pero Jesús les dice que hay un pan superior al
maná, un verdadero pan del cielo que ellos deben comer, el
cual les dará vida eterna. Entonces, la multitud le pide que le
dé ese pan para que nunca mueran (pero su pensamiento
se centraba en la vida terrena, no en la vida espiritual). Por
lo tanto, Cristo les dice: Yo soy ese pan que descendió del
cielo. Crean en mí y serán salvos.
Por último, la multitud rechaza a Jesús y se ofenden con él
porque dijo que había descendido del cielo. Mas, Cristo
repite varias veces la enseñanza de que sólo creerán en él
aquellos a quienes sean traídos por el Padre.
En todo esto, vemos recurrentemente la doctrina de la total
depravación humana (no queremos buscar a Dios y si lo
hacemos es sólo con fines terrenos, egoístas y errados). Se
requiere una obra especial de Dios para que podamos venir
efectivamente a Cristo (llamamiento eficaz). Sólo vendrán a
Cristo todos aquellos que el Padre le da a él (elección
incondicional, expiación determinada), y todos los que son
dados por el Padre al Hijo tendrán vida eterna, con la doble
promesa de la resurrección futura para vida (perseverancia
de los santos).
Hoy, en los versos 41 al 44, nuevamente Jesús nos enseña
la doctrina de la total depravación humana, y, en especial, la
doctrina del llamamiento eficaz. Jesús nos hablará de la
salvación como un asunto de Dios el Padre.
Para una comprensión de nuestro pasaje lo dividiremos en
dos sencillas partes:
1. La depravación humana expuesta (v. 41-43)
Jesús concluye este texto diciendo que todos los que son
atraídos por el Padre al Hijo, no sólo reciben la vida
espiritual, sino que sus cuerpos también serán objeto de la
redención, y al final, resucitarán para vida eterna. Esta es la
doctrina de la perseverancia de los santos y de la
glorificación futura.
Aplicaciones:
Aquí encontramos una aplicación para el evangelismo.
Aunque debemos ser insistentes en llamar a los pecadores
al arrepentimiento, en poner sobre ellos la carga y la
responsabilidad de venir a Cristo con fe y arrepentimiento,
jamás debemos presionarlos para que hagan una oración de
conversión, para que tomen una decisión delante de
nosotros o para que firmen una tarjeta donde hacen constar
que se convirtieron. No. La conversión verdadera nada tiene
que ver con eso. Si hacemos esto, estaremos produciendo,
usualmente, falsas conversiones. Es nuestro deber predicar
el evangelio y la conversión, pero no el hacer convertidos.
La conversión es un asunto de Dios. Hagamos lo que nos
corresponde que Dios hará lo suyo. No nos metamos en lo
que es obra exclusiva de Dios. No necesitamos usar
métodos ni estrategias para ganar adeptos al cristianismo.
Solo predicar el evangelio, orar por los que nos oyen, y dejar
el resto al Señor. Cuando buscamos estrategias humanas,
somos nosotros los que traemos la gente a Cristo, y no
Dios, lo cual redundará en una falsa conversión, en falsos
creyentes y en una iglesia llena de personas a las cuales no
se les puede predicar las exigencias del Evangelio y de la
Ley de Dios porque se ofenden por nada; y esto se debe a
que son falsos convertidos, falsos creyentes, falsos
miembros de la iglesia.
3. El arrepentimiento se evidencia en el
contentamiento con lo que tenemos v. 14
El tercer grupo que fue bautizado en señal de
arrepentimiento y que ahora está interesado en su
crecimiento espiritual también pregunta a Juan ¿Qué
haremos? ¿Qué es lo que nos debe caracterizar como
gente arrepentida, como salvos?
Nuevamente la respuesta es directa y tajante: Dejen de
hacer lo malo, ahora hagan lo bueno. “No hagáis extorsión a
nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario”.
Los soldados y los militares solían abusar de su autoridad y
buscando el bienestar propio, debido a su egoísmo,
extorsionaban a la gente, torturaban a las personas con el
fin de conseguir algún propósito, se prestaban para falsas
acusaciones persiguiendo un ascenso en su carrera militar
o réditos económicos. Algo muy parecido al asunto de los
falsos positivos que se presentaron en Colombia. Don los
militares, con el ánimo de recibir mas dinero del que
ganaban por su salario o recibir un ascenso, mataban a
personas que nada tenían que ver con el conflicto armado y
los presentaban como guerrilleros o paramilitares ante el
gobierno.
Ellos no estaban contentos con lo que ganaban sino que
deseaban tener más. Juan les dice que un fruto del
verdadero arrepentimiento consiste en el contentamiento
con lo que tenemos. Estamos agradecidos con Dios con el
trabajo que tenemos y el sueldo que percibimos, no estamos
afanados en tener cosas que no podemos comprar.
El espíritu materialista no forma parte del evangelio de
Cristo, nos caracteriza lo contrario, el contentamiento
humilde con las bendiciones que el Señor en su gracia nos
otorga. El apóstol Pablo dijo “Así que, teniendo sustento y
abrigo, estemos contentos con esto” (1 Tim. 6:8). Y el autor
de Hebreos les recuerda a los creyentes “Sean vuestras
costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora;
porque él dijo: No te dejaré ni te desampararé” (Heb. 13:5).
Cuánto sufren aquellos que codician los bienes materiales,
en cuántos pecados caen ellos. “Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en
destrucción y perdición” (1 Tim. 6:9).
La codicia quita lo que otros tienen, pero el amor cristiano
da a los necesitados. “Hay quien todo el día codicia; pero el
justo da, y no detiene su mano” (Prov. 21:26).
Aplicaciones:
- Apreciados oyentes, el verdadero arrepentimiento nos
conduce a la expresión genuina del amor. Y el amor es el
cumplimiento de la Ley. Cuando amamos de la manera en
que Juan le mostró a sus seguidores, entonces estamos
produciendo los frutos del verdadero arrepentimiento. No
nos engañemos pensando que solo por hacer una oración
de arrepentimiento ya podemos estar seguros de estar en
Cristo y de que nuestros pecados han sido perdonados; si
en nuestros corazones no se expresa el verdadero amor,
entonces lo más probable es que realmente no hay
arrepentimiento. Recuerda lo que dijo Jesús: “Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no
perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro
Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mt. 6:14-15). Mira
bien el camino por el que vas, porque si no es el del amor al
prójimo, entonces es probable que sigas en tus pecados. Si
no te interesas por los sufrimientos de otros hermanos, y
solo encuentras deleite en satisfacer tus necesidades,
caprichos y vanidades, entonces es probable que vayas por
un camino equivocado. Si tu afán es tener tu closet lleno de
ropa o de calzado que no usas, mientras tú mismo puedes
ver que otros hermanos en la fe andan en harapos y con sus
calzados rotos, entonces es probable que vayas por un
camino equivocado
- Apreciados oyentes que trabajan en empresas o
instituciones, ya sean públicas o privadas, recuerda que
como cristiano estamos contentos con lo que ganamos. Si el
sueldo es muy bajo de manera que no alcanza para el
sustento básico tuyo y de tu familia, entonces procurarás un
mejor empleo, esperando en el Señor, sin afanes ni
codicias. Pero recuerda que la provisión que Dios nos da,
sea mucha o sea poca, debe producir contentamiento en
nosotros. No te afanes por tener un televisor costoso
simplemente porque es lo que está de moda, no te afanes
por tener un auto nuevo y más lujoso, no te afanes por vivir
en el mejor sector de la ciudad, recuerda las palabras de
Jesús “Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida
del hombre no consiste en la abundancia de los bienes
que posee” (Luc. 12:15). Recuerda que la codicia y el afán
de tener más conducen a los hombres a cometer fraudes, a
usar medios ilícitos para alcanzar ascensos, a robar y
extorsionar. Libra tu corazón de la codicia, aprende a estar
contento y te conducirás en una vida que agrada a Dios y
serás librado de muchos males y peligros.
- Apreciado oyente que todavía no tienes un encuentro
personal con Cristo, no trates de pensar que ahora harás
buenas obras, darás a los necesitados, evitarás la codicia y
entonces Dios te va a aceptar en su Reino y garantizará
para ti la salvación. No te engañes en tus necios
pensamientos. Tus buenas obras no son más que trapos
inmundos delante de Dios. Las buenas obras que produce
un corazón no arrepentido son despreciables delante de la
Santa Majestad porque no son hechas con el fin correcto:
Glorificar a Dios, sino que tienen como propósito aliviar la
conciencia, ser vistos por los hombres o recibir gloria de
otros. Si primero no acudes a Cristo en arrepentimiento por
toda tu vida de pecado contra la santidad de Dios, entonces
el infierno será tu paga así hayas sido la persona más
altruista del mundo, así hayas dado todos tus bienes a los
pobres y vivieras solo para socorres al desvalido, eso de
nada te servirá delante del justo Dios y recibirás la
recompensa por haber rechazado al Salvador y haber
confiado en sus propias justicias: El infierno eterno. Acude
hoy a Cristo en un acto de humillación, suplica su
misericordia, pídele que transforme tu corazón, y entonces,
siguiendo las pisadas del maestro, haciéndose miembro de
una iglesia cristiana, promueve en tu corazón el amor al
prójimo, el desprendimiento de lo material y ayuda a los
hermanos más necesitados. Solo así el Seño encontrará
agrado en tus buenas obras.
Palabras de vida. Juan 6:60-65
Introducción:
Es bien sabido que un alto porcentaje de la población
latinoamericana y del sur de Europa se identifica como
cristiana, desde el ángulo católico romano; y también es
conocido que un alto porcentaje de la población
norteamericana y norteuropea se identifica como cristiana,
desde las filas de las diversas denominaciones protestantes
o evangélicas. Según una encuesta realizada en el 2012, en
el mundo hay más de 2.200 millones de personas que se
hacen llamar cristianos.
Aplicaciones:
Es probable que algunas de las doctrinas de la Biblia no
sean tan fáciles de entender como otras, y también es
posible que para algunos sea más fácil entender algunas
verdades que otros creyentes; pero la clave de una vida
cristiana creciente y fuerte es “alcanzar una actitud humilde.
Si algunas de las afirmaciones de Cristo nos parecen
difíciles de entender, debiéramos recordar con humildad
nuestra presente ignorancia y creer que ya poseeremos
mayores conocimientos. Si algunas de sus afirmaciones nos
parecen difíciles de entender, debiéramos recordar
humildemente que jamás nos pedirá lo imposible y que nos
dará gracia para llevar a cabo aquello que nos pide”[25].
Introducción:
Se ha vuelto común ver a multitud de personas ingresar a
las iglesias bíblicas, sentirse atraídas por algunas de sus
doctrinas o prácticas; estar dentro de ellas por algún tiempo,
y luego partir a otro lugar. Esta clase de personas continúan
en una búsqueda incesante, guiada por los caprichos de sus
corazones, sus emociones, sus deseos particulares, sus
conceptos privados sobre la verdad; o, simplemente,
siguiendo la corriente impuesta por lo que está de moda, lo
más atractivo, lo que tiene más fama, lo que se impone en el
internet o en las redes sociales, lo más radical, lo más
conservador, entre otros.
En nuestras iglesias bíblicas hemos visto llegar a muchas
personas, las cuales, supuestamente vienen por hambre de
la Palabra, por convicciones profundas que les llevan a
creer que nuestra doctrina y práctica es lo más bíblico que
han encontrado en la ciudad o la región; pero, luego, una
predicación, un error del pastor u otra cosa hace que toda
esa convicción se desvanezca y abandonan la iglesia,
continuando en la búsqueda de algo que nunca encontrarán,
porque todo está centrado, no en la verdad del evangelio,
sino en el engaño de sus inconstantes corazones.
Esto no debe extrañarnos que suceda hoy día, pues, si
muchos abandonaron a Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador y
Redentor enviado por el Padre, la encarnación de la verdad
y la sabiduría; mucho más abandonarán el ministerio de
falibles siervos del Señor.
Aplicaciones:
Apreciado pastor o varón que sirves a Cristo, debes saber
que si el Maestro gozó de popularidad, y durante algún
tiempo, multitudes le siguieron y vinieron bajo la sombra de
su ministerio, pero luego se apartaron de él cuando no
pudieron soportar las demandas del Evangelio; igualmente
sucederá con aquellos que le sirven fielmente. Durante algún
tiempo muchos te amarán, pero una vez que se den cuenta
de que tu predicación no es tan dulce ni superficial en las
demandas, y una vez que empieces a predicar todo el
consejo de Dios te abandonarán, no querrán venir a
escuchar tus predicaciones, se alejarán de ti y preferirán
escuchar a otros nuevos predicadores. Esta siempre ha
sido la constante en la historia del pueblo de Dios. Umpade:
Una mente preparada para la deserción, esta es la actitud
constante de un fiel ministro de Jesucristo, porque muchos
te abandonarán cuando prediques con fidelidad.
Apreciado hermano, ¿puedes confesar y declarar con
entusiasmo y convicción la fe cristiana, el credo apostólico,
las solas de la reforma, los cánones de Dort, la Confesión
de Londres de 1689? ¿Eres capaz de entrar en sendas
discusiones por Facebook defendiendo la pureza doctrinal y
litúrgica que practicas? Dios quiera que esto no sea
meramente un asentimiento intelectual de la verdad, sino que
proceda de un corazón que ha sido transformado por el
Evangelio de Cristo. Dios quiera que Jesús no esté mirando
tu corazón, así como miraba el de Judas, y encuentre en él
la semilla oculta de la incredulidad, cubierta por un falso
creer férreo, guiado sólo por los intereses personales de la
gloria terrena, la admiración, tal vez no de las multitudes,
sino de los reductos grupos más conservadores y
apasionados con la pureza doctrinal. Es posible engañarse
con mucha facilidad. Revisa cuáles son las razones por las
cuales defiendes tanto la ortodoxia.
Introducción:
¿Qué es la verdad? ¿Cómo descubrir la verdad? ¿Cómo
saber si estoy en la verdad? ¿Quién tiene la verdad? Este
ha sido uno de los temas más debatidos en la historia de la
filosofía y en la historia de la humanidad. A pesar de que
estamos en un siglo plagado del relativismo, el cual niega la
posibilidad de tener o adquirir la verdad absoluta, el ser
humano sigue siendo un indagador de la verdad. Nos gusta
conocer lo certero, lo fehaciente, lo verosímil; cuánta
frustración nos invade, en ocasiones, al descubrir que lo que
creíamos ser verdad en realidad no lo era.
Jesús, el Hijo de Dios, cuando vino a esta tierra, habló
mucho sobre la verdad e insistió sobre la importancia de
conocer la verdad o lo verdadero. Esto fue tan notorio en su
discurso y vida que los fariseos reconocieron esto al decirle:
“Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que
enseñas con verdad el camino de Dios” (Mt. 22:16). Juan,
el escritor de este evangelio, dijo de él: “Y aquel verbo fue
hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad” (1:14). “Pues la ley por medio de Moisés fue dada,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo” (1:17). Jesús dijo: “Mas el que practica la
verdad viene a la luz” (4:23). En numerosos pasajes de los
evangelios encontramos a Jesús hablando de la verdad, lo
verdadero, la realidad.
Si hay un campo de la actividad humana en la cual el tema
de la verdad se ha relativizado o se ha vuelto difícil de
elucidar es en la religión, y en especial, en la religión
cristiana. Miles y miles de denominaciones, iglesias y sectas
discuten sobre lo que ellos consideran la verdad espiritual o
la verdad bíblica. Esto se ha convertido en una seria
dificultad para muchos, pues, algunos no desean conocer
nada sobre el evangelio al ver tantas divisiones doctrinales,
en las cuales cada quien defiende su posición como la
verdad absoluta, desechando a las demás. ¿Qué hacer
entonces? ¿Nos dejamos seducir por la perplejidad que
causa esta incertidumbre y nos alejamos de la posibilidad de
encontrar la verdad verdadera? ¿Cuál es el camino para
encontrar la verdad?
Hoy veremos, en el discurso del Señor Jesús, que si es
posible conocer la verdad. Que nadie puede escabullirse de
la responsabilidad de encontrarla, arguyendo que es un
asunto difícil o imposible. Hoy Jesús nos enseñará que “uno
de los secretos para obtener la clave del conocimiento es
practicar honradamente lo que sabemos y que, si utilizamos
concienzudamente la luz de que disponemos, nuestras
mentes pronto recibirán más luz”[30]. Hoy aprenderemos dos
claves para conocer la verdad.
1. La primera clave: Tener la disposición adecuada (v. 17)
Aplicaciones:
Primero quiero dirigirme a los predicadores. Amado
hermano, si Dios te ha llamado para esta sagrada misión,
eres portavoz del Padre, eres vocero de la doctrina de vida,
vocero del cielo. No desperdicies ninguna oportunidad para
conocer más y profundamente esta doctrina, ¿cómo?
Escudriñando las Escrituras bajo intensa oración y
dependencia del Espíritu Santo. Puedes leer y consultar lo
que otros santos hombres de Dios han comentado sobre
ella durante la historia de la iglesia, puedes leer libros de
autores que están en armonía con la interpretación histórica
de la Palabra (ojalá te centraras en leer autores del pasado,
hombres que empezaron y terminaron bien su carrera); pero
lo más importante, lo más esencial, lo fundamental es
conocer la Palabra de Dios, vivirla, orarla, cantarla,
meditarla, experimentarla; sólo así podrás predicar con
autoridad y con la plena confianza de que estás enseñando,
no tu doctrina, no tus dogmas, no tus apreciaciones; sino, en
realidad, la Palabra de Dios, la doctrina del cielo. Por tal
razón, e imitando a Jesús, quien frecuentemente predicaba
la Palabra escrita de Dios (aunque él es la Palabra viviente
del Padre), practica la predicación expositiva. Sólo a través
de esta clase de predicación podrás tener la seguridad de
que predicas la Palabra de Dios. Céntrate en los textos
bíblicos y olvídate de hablar de tus experiencias, de tus
sueños, de tus visiones, o de tus propias historias. Eso
podrá despertar el interés y la admiración de las personas;
eso podrá crear emociones en torno a tu predicación, eso
podrá despertar a los que se duermen en los cultos; pero no
podrá darles vida ni transformarlos. Esto solo lo puede hacer
la Palabra de Dios, la doctrina del cielo. Jesús predicaba
con autoridad, porque anunciaba las verdades del Padre, tú
puedes y debes predicar con autoridad, no a través de
fuertes emotividades, sino centrado en una sola cosa: La
Palabra de Dios, y cuando haces esto, puedes tener la plena
certeza y autoridad de decir: escuchen la voz del Padre,
escuchen la Palabra de Dios.
Amigo, Jesús dijo que todo aquel que quiera saber si la
doctrina de Cristo es verdadera, debe querer hacer la
voluntad de Dios. ¿Ya entiendes por qué aún no puedes
creer en Jesús como tu Señor y Salvador? No es por falta
de evidencias, o de claridad en su mensaje, o por la
conducta incongruente de algunos que se llaman cristianos;
no, la razón es que tienes deseos contrarios a la voluntad de
Dios. Quieres hacer tu propia voluntad, quieres andar en tu
propio camino, y quieres pensar lo que deseas; pero esto
sólo te conducirá a la destrucción eterna y a la miseria
espiritual en esta vida y en la eternidad. Amigo ¿Por qué no
tratas de conocer cuál es la voluntad de Dios revelada en Su
Palabra? En la medida que la conozcas, pídele al Padre que
te dé el poder para hacerla y amarla, y más pronto de lo que
piensas, al amar y hacer la voluntad de Dios, estarás
amando a Cristo y reconociendo que él es el Mesías, el
Salvador, el Hijo de Dios, tu Rey y Señor.
Amado hermano, ¿Hay doctrinas que te son difíciles de
comprender? ¿Aún tu amor por el Salvador y por Dios es
muy pobre? ¿Aún tu santidad es muy débil? Atiende a las
palabras de Cristo. El camino de la obediencia a lo poco que
comprendes de la Palabra te llevará a amarla con más
fuerza, y en la medida que la ames y la cumplas, la
entenderás con mayor claridad. No es necesario leer tantos
libros o escuchar cuanto mensaje se encuentre en el
internet para poder interpretar vivificadoramente las
Escrituras, lo principal que se requiere es un corazón
honesto, una voluntad dispuesta y una obediencia activa y
constante. El mejor intérprete de la Palabra es la obediencia.
Entre más la obedeces, más la conoces y más la
comprendes correctamente. Cuán torpes somos cuando
pensamos que necesitamos leer muchos libros o escuchar
muchas conferencias para comprender la Palabra, pues, así
podemos alcanzar conocimiento intelectual y académico,
pero vacío e infructuoso; la obediencia y el amor de Dios es
lo principal que se requiere para adquirir el conocimiento
necesario y suficiente para nuestra salvación.
Juzgando con justo juicio. Juan 7:21-24
Introducción:
Una de las más importantes razones por las cuales
encontrar la verdad se hace tan difícil, es porque tenemos
una gran incapacidad para juzgar correctamente las cosas.
Nuestra mente, nuestro conocimiento, nuestros sentidos y
nuestras interpretaciones están tan corrompidas por el
pecado que no todo lo que vemos brillar es oro, ni todo lo
que vemos cubierto de polvo es insignificante. Nuestros
mejores juicios están atestados de injusticia, es decir, de
mentiras, de falsedad, de oscuridad; pues, nos basamos
solamente por la apariencia. Incluso, los mejores profetas o
videntes se equivocaron al juzgar algunas cosas, y así como
Samuel pensó que el hijo más alto, fornido y hermoso de Isaí
debía ser el próximo rey de Israel, pero Dios le dijo que
había escogido al menor, al más insignificante para su
familia, al que le asignaban las tareas más humillantes;
igualmente, los seres humanos somos incapaces de juzgar
correctamente todas las cosas.
Aplicaciones:
Debemos tomar muy en serio las palabras de Cristo cuando
nos exhorta a no juzgar según las apariencias. No lo
debemos hacer en la vida diaria, no lo debemos hacer con
los hermanos en la fe, no lo debemos hacer con muchos
asuntos de la vida. Nos engañamos muy fácilmente al medir
las cosas según lo que vemos, pues, siendo que no
conocemos todas las cosas, a la luz de la verdad, y que no
somos aún muy firmes en el amor, en buscar la gloria de
Dios y en obedecer su Voluntad; somos más propensos a
juzgar basados en prejuicios pecaminosos o en los deseos
egoístas que nos invaden. Seamos cautos y lentos en
juzgar, así evitaremos caer en situaciones de las que luego
nos tendremos que lamentar. Sopesemos todo a la luz de la
Palabra, oremos y esperemos en el Señor. No expresemos
apresuradamente nuestros juicios, primero oremos por ellos
el tiempo suficiente para que Dios nos lleve a tener más
comprensión del asunto. Pero, a la misma vez, seamos
diligentes en aprender a juzgar las cosas según la voluntad
de Dios revelada en Su Palabra, en especial, aquellas cosas
que se relacionan con nuestra práctica cristiana y cotidiana.
¿Queremos publicar algo en Facebook? Analicemos a la luz
de la Palabra, bajo intensa oración cuáles son las
motivaciones, qué queremos lograr con ello, ¿es eso
bueno? ¿Se corresponde con el amor a Dios y al prójimo?
¿Propenderá por la gloria de Dios o por la nuestra? ¿Es
conforme a la verdad o se relaciona más con los prejuicios
que tengo de algo o de alguien?
Introducción:
En las antiguas épocas, donde las monarquías gobernaban
a las naciones, el linaje de una persona determinaba, en
gran medida, la posición social que tendría y la aceptación o
rechazo entre el pueblo. Nacer con un apellido de abolengo
era considerado un privilegio especial, o ser de determinada
familia era un asunto de gran relevancia.
Incluso, la gente podía reconocer a un príncipe o alguien de
alcurnia al observar la educación, la cultura, los modales y la
formación de la persona.
Los judíos eran especialistas en llevar largas y minuciosas
genealogías, a través de las cuales ostentar el origen racial
que tenían. Precisamente, una de las argumentaciones que
frecuentemente usaron para rechazar el mensaje de
salvación del Mesías, es que ellos no necesitaban de una
obra de redención, pues, se consideraban las únicas
personas verdadera y espiritualmente libres de
condenación, a causa de su origen racial.
Pero el misericordioso Jesús los confronta diciéndoles que
ellos, en realidad, son esclavos, así como el resto de la
humanidad, debido a que han convertido el pecado en un
hábito diario. Jesús les dijo que ellos necesitan la Luz que
vino del cielo y al Gran Liberador. Pero ellos insisten en
recurrir a su abolengo para demostrar que no son esclavos
espirituales y no necesitan al Salvador.
Por ello, Jesús ahora les mostrará que lo más importante en
este mundo no es el linaje sanguíneo, sino el linaje espiritual,
pues, éste determina lo que somos, lo que creemos, lo que
practicamos y la verdadera condición espiritual y eterna. Y a
este linaje santo sólo se entra por medio de la verdadera fe
en Jesucristo.
Hoy veremos a Jesús enseñándonos que solo hay dos
linajes espirituales en el mundo: el Linaje del Padre Celestial
y el linaje del diablo. ¿Te gustaría saber cómo identificar en
cuál de los dos linajes estás?
Aplicaciones:
Amado predicador y ministro del evangelio, hemos visto que
los hombres incrédulos, aunque estén vestidos de la más
pura y ortodoxa religiosidad histórica, no toleran la palabra
de Cristo; la escuchan, pero no la aceptan; la recitan, pero
no la obedecen; y como justificación para cuestionar el
mensaje confrontador de la Palabra aducen que esa
palabra dura debe ser para los paganos y no para ellos.
Tratarán de amedrentarte arguyendo que ellos tienen más
tiempo en la fe, que sus padres y abuelos eran creyentes,
que vienen de una larga tradición cristiana; pero esto no es
más que espejismo y vana confianza. No te dejes
atemorizar por esta clase de personas, persiste en predicar
con fidelidad, confrontadoramente. Los que son hijos de
Dios te escucharán y obedecerán.
Amado amigo que te haces llamar cristiano: ¿Has visto cuán
fácil es engañarnos respecto a nuestro estado espiritual?
Los judíos se engañaban a sí mismos pensando que eran
hijos de Dios por leer la Biblia, memorizarla, conocer la
doctrina de Moisés, cumplir con todos los ritos, defender el
nombre de Dios y de la religión judía delante de todos los
hombres; pero Cristo les dijo que a pesar de ello eran hijos
del diablo. Amigo, no olvides que “la profesión de nuestros
labios no equivale a nada sino se confirma con el carácter
de nuestras vidas. Hablar, es sencillo, pero lo que somos es
evidenciado por lo que hacemos, y no por lo que decimos. El
árbol es conocido por sus frutos. Amado amigo, no te
engañes más, tú sabes que no obedeces al Señor, que no lo
amas de corazón, que no crees en el Evangelio con plena
convicción; tú sabes que aún en tu vida hay muchos, pero
muchos frutos de pecado y de odio al Señor; amigo, busca a
tu Salvador, confía en él, conócelo a él, obedécelo, ríndete a
él; y experimentarán el gozo de ser hijo de Dios, linaje santo.
La ceguera curada: rasgos distintivos del
verdadero discípulo. Juan 9:26-41
Introducción:
Indudablemente la curación del ciego de nacimiento narrada
en Juan 9 contiene verdades fundamentales que deben ser
atesoradas por todo creyente. Ya hemos visto cómo este
milagro es un reflejo claro de la forma cómo opera la gracia
de Dios en el hombre elegido: Nació ciego, en la oscuridad
de su pecado. Es mendigo, necesitado de toda gracia y
ayuda. No podía ver al Cristo, y ni siquiera lo llamó,
evidencia de la total incapacidad humana. Por otro lado,
Jesús lo miró con ojos de amor, muestra de la elección por
gracia. Luego se le acercó y lo curó, evidencia de la
regeneración y la iluminación del alma que el Espíritu opera
en los incrédulos que desea salvar. Por otro lado, el mundo
se levantó en contra del recién iluminado por la gracia: sus
familiares lo dejaron a merced de los enemigos del
evangelio, los vecinos lo llevaron ante los enemigos del
evangelio, y los líderes de la religión convierten este gran
favor de la gracia de Dios en una ocasión para levantarse
contra el Cristo.
Pero, también hemos visto cómo la gracia regeneradora
opera en el nuevo creyente dándole sabiduría y fortaleza
para enfrentarse a los enemigos de las almas y dar
respuestas sencillas pero contundentes. Vimos que la luz del
evangelio crece en el nuevo creyente en la medida que
actúa en consonancia con la misma. Que esta luz, al
principio puede ser poca, pero iluminará con más fuerza la
mente y el corazón cuando damos testimonio de Jesús,
aunque poco sea lo que sepamos de él.
Aplicaciones:
Amado hermano, ¿te sientes despreciado por los demás a
causa de que les testificas del poder de Cristo para salvar y
la necesidad del arrepentimiento? ¿Te expulsaron de una
falsa iglesia por querer honrar al Señor viviendo Su
Palabra? ¿Tus familiares y amigos ya no te quieren oír
hablar del Salvador? No te angusties. Esa, posiblemente, es
una marca de que eres un fiel discípulo de Cristo. Ora por
ellos, y si vez que la burla contra el nombre de Cristo es
creciente, déjalos en las manos del Señor; no sigas
insistiendo, pues, podrás causar que ellos pequen aún más
contra la santidad del Rey y Juez del Universo.
Si te piden razones de tu fe, habla conforme a la Palabra de
Dios. Recuerda que ningún razonamiento lógico podrá
convertir el alma. Testifica de tu Salvador, de quién es él, de
lo que ha hecho en tu vida; pero, descansa en el Señor. Solo
él puede dar la conversión.
Amigo: ¿Aún no has podido ver la gloria de Cristo en la
Biblia? ¿Aún, cuando escuchas la predicación del Evangelio
tu mente sigue cerrada a cualquier comprensión del mismo,
y te mantienes en incredulidad? Ten cuidado de tu alma,
pues, cuando una persona se mantiene incrédula al
escuchar una y otra vez el evangelio, está en serio peligro
de no creer nunca, y condenarse para siempre. Amigo, ven
a Jesús hoy, como hizo este pobre mendigo. Cree en él
aunque no logres comprender racionalmente todas las
cosas. Cierra tus oídos a las voces mundanas que te
quieres destruir al llevarte a mayor incredulidad. Ruega por
la misericordia del cielo: y el Señor te abrirá los ojos y te
dará la salvación.
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