De Cesaris CRISIS DE LA ECONOMIA FAMILIAR
De Cesaris CRISIS DE LA ECONOMIA FAMILIAR
De Cesaris CRISIS DE LA ECONOMIA FAMILIAR
1Profesora titular por concurso de la asignatura Derecho de la Insolvencia y los Títulos Valores-
Ex Vocal de la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Santa Fe (2004-2015) y ex jueza
primera Instancia del mismo fuero (1984-2004).
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A partir de allí, la cuestión fue analizada en decenas de Jornadas y
Cursos, produciéndose abundantísima literatura sobre el tema, pero pese al
unánime reclamo de la doctrina y operadores judiciales, no han prosperado los
intentos de regulación del fenómeno denominado “sobreendeudamiento de los
consumidores”. Recordamos que hubo dos proyectos de ley promovidos por la
senadora Teresa Negre de Alonso, que no fueron sancionados, y más
recientemente, un proyecto de reformas a la ley 24522 que incorporaba un
capítulo específico dedicado a la insolvencia de las personas humanas que no
realizan actividad económica organizada, redactado por la Comisión designada
el 22 de mayo de 2015 por Resolución 1163/2015 MJDH integrada por los Dres.
Héctor Osvaldo Chomer, Ariel Dasso, Francisco Junyent Bas y Daniel Vítolo,
entre otros. La Comisión designada presentó un Proyecto que fue elevado al
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación en marzo de 2016, que
contemplaba la sustitución de los capítulos IV y V de la ley 24522 mediante la
modificación del régimen aplicable a los pequeños concursos y quiebras (arts.
288 y 289), y la introducción de un régimen especial para empleados públicos y
privados, profesionales “liberales” y cualquier persona que ejerciera una
actividad autónoma e independiente “no organizada en forma de empresa”. El
“presupuesto objetivo” era el sobreendeudamiento, la cesación de pagos y
también “las dificultades económicas y financieras de carácter general”, como lo
prevé la ley 25522 en el artículo 69 para el Acuerdo Preventivo Extrajudicial. Ese
procedimiento especial tenía una instancia preventiva conciliatoria con
intervención de un conciliador que debía promover un acuerdo o varios, y un
subsiguiente y eventual procedimiento liquidatorio denominado “liquidación
judicial sin quiebra” cuyo principal efecto era la “descarga de la deuda” residual
no pagada con el producido del activo, salvo determinadas obligaciones (gastos
de justicia, indemnizaciones por daño material y moral derivado de lesiones a la
integridad psicofísica, etc.).
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esencialmente educación, transporte, comercios, turismo, etc. Ello ha provocado
parálisis económica, la ruptura de la cadena de pagos, desempleo, disminución
o suspensión del pago de salarios, mayor endeudamiento fiscal, inflación y
recesión, por nombrar algunos de los efectos indirectos de la “pandemia”. El
Estado ha adoptado algunas medidas “paliativas” como la suspensión de multas
por cheques rechazados y cierre de cuentas corrientes bancarias o la prórroga
para depositar cheques, y otras de asistencia económica a las personas
humanas como el ingreso familiar de emergencia, el auxilio crediticio a pequeños
comerciantes para el pago de salarios, la suspensión de los desalojos y la
prohibición de despidos sin justa causa y suspensiones por las causales de
fuerza mayor y falta o disminución de trabajo (decretos 329 y 487-2020).
2Proyecto S 870 -2020 del senador Alfredo H. Luenzo que reforma el Capítulo IV del Título 4, o
sea el régimen de los pequeños concursos, incluyendo como cuarta alternativa para la aplicación
de ese régimen que el sujeto sea una MiPyme. Novedad: verificación oficiosa de pleno derecho
de los créditos denunciados por el deudor. El proyecto 897 S 2020 presentado por Esteban
Bullrich y Pamela Verasay propone un procedimiento alternativo por fuera de la ley concursal
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también otros proyectos que abordan la problemática del sobreendeudamiento
del consumidor de modo integral, incluyendo remedios preventivos y
procedimientos administrativos de acceso a la información y documentación3.
consumidor”, presentado por los diputados Jose Luis Ramón (Mendoza) y Flavia Morales (
Misiones). Prevé a) en el capítulo III, Sección I, un procedimiento administrativo de rehabilitación
financiera del consumidor sobreendeudado ante la autoridad de aplicación de la ley 24240, con
convocatoria de acreedores, publicación de edictos, audiencia de conciliación y acuerdo de pago
o acuerdo de liquidación homologado por la autoridad de aplicación; y b) un procedimiento judicial
de rehabilitación financiera. La designación del conciliador la decide el juez cuando fracasa una
primera etapa conciliatoria, puede ser un abogado o un contador. La novedad de este proyecto
es que prevé el cese de las cláusulas de descuento directo ante la mera solicitud del deudor
requirente. E incluso establece un procedimiento judicial sumarísimo instado por el consumidor
para obtener el cese inmediato del descuento. El trámite es gratuito.
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Considero que la solución debe ser de “emergencia” en una ley
especial. Esto no debe ser entendido en el sentido de que la regulación de la
insolvencia del hombre “común”, de la persona humana, del profesional que no
desarrolla su actividad en forma de empresa, deba estar fuera del estatuto
concursal sino que en medio de esta crisis debe proveerse un remedio rápido y
sencillo que atienda a las especialísimas circunstancias del presente,
circunstancias anormales y excepcionales e incluso comunes a los deudores y
acreedores. Como expresara el doctor Ariel Dasso “todos estamos en
insolvencia” 4 y por eso el remedio debe ser “elástico” y accesible para todos,
con una salida que permita recomponer lo poco que queda y mirar el futuro con
esperanza.
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se intenta remediar es la crisis de la economía familiar, y es en función de ese
interés relevante que debe definirse al sujeto merecedor de la tutela.
en que el discharge es definitivo y el nivel del patrimonio inembargable, y que Francia es el país
de menor protección, USA el de mayor protección y Alemania califica con protección media pues
el discharge se obtiene tras un plan de pagos y transcurrido el período de buena conducta de
siete años (“Fresh Start y mercado crediticio” en INDRET, Revista para el Análisis del Derecho,
Barcelona, 2011.
9 El nuevo Código Civil y Comercial positiviza en dos artículos el conocido principio “el patrimonio
es la garantía común de los acreedores”: el artículo 242 establece: “Función de garantía. Todos
los bienes del deudor están afectados al cumplimiento de sus obligaciones y constituyen la
garantía común de sus acreedores, con excepción de aquellos que este Código o leyes
especiales declaran inembargables o inejecutables……”. Y el art. 743 establece: “Bienes que
constituyen la garantía. Los bienes presentes y futuros del deudor constituyen la garantía común
de sus acreedores. El acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes del deudor pero solo
en la medida necesaria para satisfacer su crédito. Todos los acreedores pueden ejecutar estos
bienes en posición igualitaria, salvo que exista una causa legal de preferencia”. Por su parte, el
artículo primero del estatuto concursal positiviza el principio de “universalidad” al decir que “el
concurso produce sus efectos sobre la totalidad del patrimonio del deudor, salvo las exclusiones
legalmente establecidas respecto de bienes determinados”. Cuáles son esas “exclusiones
legalmente establecidas” ? El art. 108 de la ley 24522 determina las excepciones al principio de
universalidad consagrado en el segundo párrafo del art. 1°, a lo largo de siete incisos dentro de
los cuales interesa destacar, el inciso 2) “los bienes inembargables” y el inciso 7 “los demás
bienes excluídos por otras leyes”. Y dentro de esas “otras leyes” debe destacarse la novísima
normativa del Código Civil y Comercial que excluye de la garantía común prevista en el art. 743
un exhaustivo elenco de bienes y brinda una protección especial a la vivienda familiar. El artículo
744 enumera en sus ocho incisos los clásicos bienes considerados inembargables –los
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En relación al otro fundamento –la división del riesgo con los
acreedores- desde hace muchos años sostenemos que las consecuencias
perjudiciales de la insolvencia de las personas físicas deben ser soportadas por
los acreedores no solo en supuestos de “sobreendeudamiento pasivo”, pues es
innegable la responsabilidad que les cabe a las entidades de créditos y
“acreedores de consumo” por la concesión de créditos con alto y probado riesgo
de incobrabilidad. Las altas tasas de interés son la prueba más acabada de que
es conocido el alto riesgo asumido10. Ya en el año 2006, y en contraposición a
una “visión excesivamente moralista” del sobreendeudamiento del consumidor
que acusaba a estos de libertinaje en los gastos y consideraba a la quiebra como
un instrumento “abusivo” –cuando no fraudulento- para liberarse de las deudas11,
expusimos que no podía soslayarse la concesión abusiva del crédito al consumo
como factor generador o facilitador de la insolvencia tanto al momento de imputar
responsabilidades como al momento de distribuir, con equidad las pérdidas12.
instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte u oficio; las indemnizaciones por
daño moral y daño material derivado de lesiones a la integridad psicofísica; etc.- y termina el
enunciado mencionando en el último inciso a “los demás bienes inembargables o excluídos por
otras leyes”. Por otra parte el mismo Código Civil y Comercial desde el art. 244 al 256, regula el
nuevo régimen de protección de la vivienda familiar pero ese régimen no excluye la protección
concedida por otras disposiciones legales, como por ejemplo la otorgada por el régimen
patrimonial del matrimonio o las uniones convivenciales ( el art. 456 establece que la vivienda
familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la celebración del matrimonio,
excepto que hayan sido contraídas por ambos cónyuges conjuntamente o por uno de ellos con
el asentimiento de otro; el art. 522 también consagra la inejecutabilidad de la vivienda familiar
por deudas contraídas después de la inscripción de la unión convivencial, salvo que hayan sido
contraídas por ambos convivientes o por uno de ellos con el asentimiento del otro. De las normas
citadas y parcialmente transcriptas surge claro que ha sido voluntad del legislador brindar una
sólida red de protección a las personas humanas, imponiendo restricciones a la liquidación del
patrimonio personal del deudor.
11 Sobre el tema y con amplitud Anchaval, Hugo “INSOLVENCIA DEL CONSUMIDOR”, Editorial
Astrea, 2011; De Cesaris, María Cristina “Más reflexiones sobre la insolvencia del consumidor”
en “Derecho Económico Empresarial-Estudios en Homenaje al Dr. Héctor ALEGRIA, T.I, pág.
529, LA LEY, 2011.
12 De Cesaris, Dos Santos Freire y Weidmann “Reflexiones sobre el tratamiento legislativo y
judicial de los llamados Pequeños Concursos”, en T. I, pág. 249 del Libro de Ponencias del VI
Congreso Argentino de Derecho Concursal y IV Congreso IberoAmericano sobre la Insolvencia,
Rosario, 2006,
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inmediatamente exigibles, la regla prioritaria de la liquidación y reparto de bienes
pasa a ser una regla secundaria mientras que el valor principal será la afectación
de las ganancias futuras al pago de las deudas13. Por otra parte, y desde otra
perspectiva, relevamientos realizados en el marco de estudios y proyectos de
investigación sobre el fenómeno de la judicialización de la insolvencia de los
consumidores14 demuestran que un altísimo porcentaje de quienes recurren al
procedimiento concursal carecen de activos realizables y solo pueden afrontar
las deudas vencidas y a vencer con el producto de sus ingresos (sueldo,
jubilación), con el resultado de una rápida liberación de la deuda impaga al cabo
de un año (arts. 107 y 236 LCQ) y la consecuente “falta de incentivo” para intentar
una solución negociada.
Por ello propongo que vía una ley de emergencia se regule de forma
urgente un procedimiento de entrada “única” para los deudores personas
humanas que perciba sus ingresos de un trabajo en relación de dependencia o
desarrollen actividad autónoma e independiente no organizada en forma de
empresa, que tenga como objetivo la superación del estado de vulnerabilidad
derivado del endeudamiento mediante un plan de pagos “negociado” con los
acreedores y sometido a homologación judicial. No es la primera vez que
propiciamos un proceso breve, con una única entrada, orientado a la
reestructuración del pasivo y con amplias facultades judiciales 15. Hoy,
avanzando en esa dirección, insistimos con la “solución negociada”, a instancias
del deudor, con una simultánea prohibición de pedidos de quiebra “necesaria”
durante el plazo de vigencia de la ley de emergencia. En razón de la urgencia y
atendiendo a la “experiencia” de la magistratura y sindicatura concursal,
sostenemos que el procedimiento de “emergencia” debe ser exclusivamente
judicial con ineludible intervención de síndico o síndica que se expida en un plazo
breve sobre el pasivo denunciado y la factibilidad de cumplimiento del plan
propuesto. El procedimiento debe simplificarse al máximo, con amplias
13 Anchával, H. “Ideas para una legislación sobre la insolvencia del consumidor” en la misma
Comisión y mismo Congreso referido en nota anterior.
14 Proyecto de Investigación de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad
Nacional del Litoral -CAI+D 2009 “Sobreendeudamiento de Consumidores”.
15 De Cesaris, Dos Santos Freire y Weidmann “La quiebra directa a instancia del consumidor
sobreendeudado”, Ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Derecho Concursal y
V Congreso Iberoamericano sobre la Insolvencia, Mendoza, 2009.
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facultades judiciales. El deudor debe denunciar a sus acreedores y ofrecer un
plan, y en una audiencia única debidamente publicitada debería determinarse
quiénes son los acreedores legitimados y la viabilidad de aquél, con asistencia
de la sindicatura “B“ que en el plazo comprendido entre la presentación y la
audiencia deberá imponerse de la situación patrimonial, composición del pasivo
y fondos disponibles para el pago de las deudas, a fin de dar opinión fundada y
permitir la concreción del acuerdo.
16 La razonabilidad del lapso está directamente vinculada con el nivel de bienes exentos o
inembargables. Un sistema que restrinja el principio de responsabilidad universal del deudor por
la vía de ampliar las excepciones a la embargabilidad y ejecutabilidad no debería permitir otra
limitación por la vía de una exoneración rápida e indiscriminada de deudas.
17 Sobre la expresión INSOLPANDEMIA, ver trabajo de ANICH, Juan en LL del 9 de junio de
2020.
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tienen como fin estructurar el “paradigma protectorio” que es uno de los grandes
paradigmas del nuevo Derecho Privado. No se trata del “favor debitoris” sino del
“favor debilis”. Compatibilizar la tutela del crédito, la seguridad en las
transacciones comerciales y la tutela del consumidor es un verdadero desafío
para el legislador y el intérprete a la hora de adoptar soluciones.
18 Ciuro Caldani, Miguel Angel “El concurso, la hora de la verdad de un régimen” en La Ley 2003,
B 592.
19 Así por ejemplo Daniel Vítolo en el Conversatorio realizado el 7 de mayo de 2020 por el
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