Acontecimiento en Zizek

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Universidad de La Salle

Escuela de Humanidades y estudios Sociales

Filosofía y Letras

Žižek y el Concepto de Acontecimiento Como Posibilidad de un Compromiso Colectivo

Radical

Carlos Cárdenas

Director
Iván Ramón Rodríguez

Bogotá D.C. 2022


Tabla de Contenido

Introducción……………………………………………………………………………….1

1. El Sujeto Controlado en la Realidad ............................................................................... 4

1.1 La Realidad Mediada ................................................................................................ 4

1.2 El Sujeto Dislocado................................................................................................. 11

2. Acontecimiento: la Insistencia de Una Idea.................................................................. 15

2.1 La Naturalización del Capitalismo y sus Antagonismos Amenazantes .................. 15

2.2 Reviviendo Fantasmas ............................................................................................ 18

2.3 Lo Real del Acontecimiento ................................................................................... 20

3. Una Ética de lo Real ..................................................................................................... 25

3.1 Carácter del Acto Ético ........................................................................................... 25

3.2 El Terror Žižekiano ................................................................................................. 27

Bibliografía…………………………………………………………………………......32
Introducción

Slavoj Žižek es algo así como un rockstar de la filosofía actual, que en tiempos de la

comunicación digital ha sabido explotar, en buena medida, todo su potencial. Así, amén de su

producción escrita –que no se trata solo de libros que publica a velocidad inusitada, sino también

de artículos para revistas y periódicos-, el esloveno comparte sus ideas y críticas a través de las

redes sociales (principalmente YouTube), e igualmente participa en éstas a través de entrevistas y

debates.

Quizá por esto y porque sus textos son una mezcla aparentemente sin medida ni orden de

diversos temas y diversas teorías que reitera en cada uno de éstos (largos pasajes exactamente

iguales aparecen en dos o más de sus publicaciones), pero sobre todo porque trae de vuelta al

debate filosófico y político categorías y conceptos propios de proyectos sociopolíticos que

fracasaron, el esloveno despierta tanto amores como odios extremos -en este último espectro, por

ejemplo, se encuentra el filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez (2015), quien en

Revoluciones sin sujeto lo califica de pretensioso y violento, entre otras cosas.

Ahora, ¿qué es, pues, lo que propone Žižek y que se explora en este trabajo? En términos

generales, el leitmotiv del trabajo del esloveno es la crítica al capitalismo, y en este sentido él

moviliza parte de sus reflexiones en torno a las posibilidades que tendría el sujeto para llevar a

cabo una acción política irreductible a las condiciones del marco liberal-democrático -en el cual

ésta ha sido reducida al mero performance electoral-, y así subvertir las determinaciones

ideológicas que a través de este marco le impone el capitalismo.

Ahora bien, contrario a lo que se pueda pensar por su declarado marxismo o los títulos

sugestivos de algunos de sus libros, el esloveno no considera volver sobre el paradigma

revolucionario de los siglos XVIII y XIX -en los cuales la violencia se impone única manera de

1
gestionar los anhelos de igualdad, justicia, libertad, etc.-, ni tampoco el de los movimientos

sociales contemporáneos que, según él, solo buscan una inclusión más efectiva en el sistema

capitalista. Sistema que, y esto es el porqué de la propuesta de Žižek, no solo crea cada día más

exclusiones socioeconómicas (muros, nuevas formas de apartheid), sino que amenaza la

existencia misma de los seres humanos como especie.

Dado esto, el esloveno toma categorías tanto del marxismo -que como bien señala Kul-

Want (2011), éste no considera desgastado- así como del psicoanálisis (principalmente

lacaniano), para, en primer lugar, dar cuenta de cómo la ideología reproduce la falta de libertad

del sujeto, y en segundo lugar para formular una idea que posibilite a éste su emancipación de

dicho «encierro»: el Acontecimiento.

¿Qué es y de qué forma el Acontecimiento puede lograr lo que Žižek cree que puede? La

hipótesis que guía este trabajo, es que si bien el concepto de Acontecimiento se teoriza bajo unas

premisas que le suponen un funcionamiento subsistema, finalmente el sujeto que está inmerso en

el sistema, del cual se alimenta, puede encontrar tal idea, pero exige demasiado y de

demasiados, por lo cual la unica vía (que el propio esloveno considera) es la estatal.

Para dar cuenta de esto, este trabajo se divide entre capitulos. En el primero de estos se da

cuenta de la concepción psicoanalítica de lo que es la realidad (cómo se estructura) y de cómo

este concatena con la teoría del sujeto trascendental que sirve como referencia virtual que anuda

toda esta estructuración. Así, el eje central de este capítulo es la concepción lacaniana de

experiencia de realidad del sujeto, a partir de los registros simbólicos e imaginario, concatenado

con los supuestos ideológicos que tal concepción supone.

En el segundo capítulo se aborda lo relativo al Acontecimiento, dando cuenta de cómo la

lectura del funcionamiento que Žižek hace del capitalismo, justifica y da lugar a su concepción.

2
En este sentido, entonces, se tocan aspectos que tienen que ver con algunos problemas que se

originan en el funcionamiento este sistema actual, y cómo el esloveno aprovecha estos problemas

como insumo para actualizar la categoría de lo común (lo común de la humanidad) a fin de

actualizar el comunismo como opción política. Finalmente, en este capítulo se desarrolla la

teorización del Acontecimiento que hace Žižek a partir del registro de lo Real lacaniano, como lo

que, desde la mirada del sujeto, está en la realidad más que ella misma como una especie de

subjetividad que se le impone a la misma.

Por último, en el capitulo tres se da cuenta de cómo podría ser la concreción social del

concepto de Acontecimiento; esto como una acción ética que invita a renunciar, o a la

sustracción como le llama Žižek, de las actividades políticas que soportan y reproducen el

funcionamiento del capitalismo.

3
1. El Sujeto Controlado en la Realidad

El propósito de este capítulo es dar cuenta de la relación sujeto-realidad desde una lectura

žižekiana.

1.1 La Realidad Mediada

En la Figura de Žižek, Espinoza (2009) afirma que el filósofo esloveno propone su propia

filosofía de transformación de la realidad. Una afirmación que aunque suena más bien al trabajo

de un alquimista, en cierta manera recoge la idea que efectivamente éste tiene en mente. En este

sentido, por supuesto, la cuestión que surge es acerca de la posibilidad de algo así, y para llegar

allí Žižek comienza por dar cuenta de cómo se constituye la realidad.

Para esto es imperativo empezar por una distinción clave que Žižek (2014) realiza en

Acontecimiento, en donde afirma que históricamente la filosofía ha oscilado entre dos enfoques

principales: el óntico u ontológico, y el trascendental. El primero de éstos, asegura, se propone

dar cuenta del surgimiento y despliegue de la realidad en sí misma -es decir, responde a, entre

otros interrogantes relativos, cómo surgió el universo y qué lugar ocupan en él los seres humanos

(esto es, la llamada filosofía de la naturaleza, cuyo estudio devino hacia la ciencias naturales).

Por su parte, continua el esloveno, el enfoque trascendental “se ocupa de la estructura universal

de cómo se presenta la realidad para nosotros” (p. 17) o, de otra manera, bajo qué condiciones

percibimos la existencia de algo.

Como es deducible, lo que subyace a esta distinción es que la realidad, en el sentido de la

experiencia que de la misma tiene el sujeto, no responde a la comprensión directa del mundo por

parte de éste –lo cual, empíricamente, implicaría que los seres humanos comparten una común

visión y un mismo horizonte de sentido, lo que evidentemente no es así. En otras palabras, y sin

4
duda en clave kantiana1, lo que hace Žižek con esto es señalar un hiato entre la realidad como

estructura material, fenoménica, y la realidad como experiencia relacional que el sujeto tiene con

la misma; suspendiendo así la idea según la cual la relación sujeto-fenómeno es inmediata, no

mediada.

Dado esto, la cuestión que ahora surge es sobre cómo se establece esta relación. Para

responder a esto, el filósofo esloveno parte de una lectura del psicoanálisis (principal, pero no

exclusivamente lacaniana), afirmando que la experiencia de realidad del sujeto es el resultado de

su inclusión/alienación en el orden simbólico; definiendo este como “la compleja red de normas

y significados que hacen que veamos lo que vemos como lo vemos (y lo que no vemos como no

lo vemos)” (Žižek, 2014, p. 107).

Dicho de otra forma, esto quiere decir que para el sujeto la experiencia de realidad es

posible si y solo si a través de la mediación de un marco explicativo y normativo que lo ponga en

relación con las cosas que le salen al paso, lo fenomenológico, atribuyéndoles significado; e

igualmente fungiendo como un tercero que pone términos a la coexistencia de los individuos,

impidiendo así que éstos se ataquen unos a otros y orientando de acuerdo a un fin sus acciones

(Žižek, 2008a).

Dado su carácter normativo y explicativo el orden simbólico funge como el «gran Otro»,

una particularización de lo simbólico para cada sujeto que Žižek (2008) define como “la

constitución no escrita de la sociedad, es la segunda naturaleza de todo ser hablante: está ahí,

dirigiendo y controlando mis actos; es el agua donde nado, en última instancia inaccesible -nunca

puedo ponerlo frente a mí y aprehenderlo” (p. 18). De otra manera, el esloveno agrega que el

gran Otro fuciona como una voz al oído del sujeto que le dicta cada cosa que tiene que hacer.

1
La influencia de la filosofía de Emmanuel Kant en la teoría de Žižek es notoria; al punto que éste afirma
en Órganos sin cuerpo (2006) que con el desarrollo del concepto trascendental kantiano se inicia realmente la
filosofía.

5
En esta medida, y pudiendo personificarse o concretarse en «Dios» o en una idea

sociopolítica cualquiera (conservadurismo o libertad, entre otras), el gran Otro funciona como el

parámetro respecto del cual los individuos miden o valoran sus acciones. Es decir, el gran Otro

se constituye en la referencia socialmente aceptada, en un grupo o grupúsculo, para juzgar lo que

sus miembros hacen o dejan de hacer (por ejemplo, en una comunidad cristiana evangélica no es

aceptable que sus miembros se embriaguen).

Dicho lo anterior, la cuestión que surge tiene que ver con la manera en que lo simbólico

se hace presente o se da al sujeto. Se sabe ya que este orden enmarca la experiencia de realidad

de éste, pero ¿cómo se llega a esto? Žižek explica que el lenguaje es el campo de lo simbólico y

que en tanto esto, cada vez que los sujetos se comunican están reproduciéndolo:

cuando hablamos (o escuchamos, para el caso es lo mismo), no estamos meramente

interactuando con otros; nuestra actividad discursiva está fundada en nuestra aceptación y

subordinación a una compleja red de reglas y presuposiciones. Primero existen reglas

gramaticales que tengo que dominar ciega y espontáneamente: si tuviera que tener estas

reglas presentes todo el tiempo, mi discurso se interrumpiría. Después está la pertenencia

a un medio cultural común que nos permite a mi interlocutor y a mí entendernos. (Žižek,

2008, p. 19).

De esta forma se entiende que en el gesto mismo de la comunicación los individuos están

reproduciendo lo simbólico, las reglas y sentidos que les permite entrar en contacto con lo que

les sale al paso. Ahora bien, es característica de esta reproducción la inconsciencia del sujeto con

respecto a los componentes arriba descritos de lo simbólico (razón por la cual Žižek lo llama lo

«conocido desconocido»). En primer lugar, es inconsciente de las reglas que dominan el uso del

lenguaje; algo que es afirmado también desde la antropología, como por ejemplo lo hace Lévi-

6
Strauss (1995): “casi todas las conductas lingüísticas se sitúan en el nivel del pensamiento

inconsciente. Al hablar no tenemos conciencia de las leyes sintácticas y morfológicas de la

lengua” (p. 98).

En segúndo lugar, en otro sentido esta inconsciencia adquiere el carácter de necesidad

cuando de se trata de la percepción que se tiene de las cosas, esto es, la solidez ontológica de la

experiencia de realidad del sujeto depende precisamente de su ignorancia sobre la naturaleza

misma de dicha experiencia, como bien lo expresa Žižek (2003) cuando hablando sobre ésta

afirma que su “misma consistencia ontológica implica un cierto no-conocimiento de sus

participantes; si llegaremos a «saber demasiado», a perforar el verdadero funcionamiento de la

realidad social, esta realidad se disolvería” (p. 46).

Ahora bien, ¿qué es exactamente lo que se reproduce en la comunicación y que los

sujetos desconocen?, es decir, ¿a qué responden las reglas y sentidos que dominan la experiencia

de realidad del sujeto? Si se pensase lo simbólico en el marco de la realización de un juego,

dígase el ajedrez, éste vendría a ser el conjunto de reglas que determinan, entre otros aspectos

formales, el movimiento que las piezas (dama, rey, caballo, etc.) deben seguir sobre el tablero; es

decir, este orden simbólico explicita el sentido y el alcance de dicho movimiento: cuántas

casillas, en cuál dirección. Sin embargo, más de fondo lo que se precisa saber es ¿quién

determinó que así se deberían mover las piezas? De otra manera, ¿quién escribió las reglas?

Pues bien, y he aquí el quid del asunto que se está tratando, para Žižek las reglas y

sentidos que dominan la experiencia de realidad del sujeto responden a una idea -esto es, a una

concepción particular de cómo debe darse dicha experiencia-, y por tanto se tiene así que la

misma se da ideológicamente, es decir, a través de “otra escena externa al pensamiento con la

cual la forma del pensamiento ya está articulada de antemano” (Žižek, 2003, p. 44).

7
Así, afirman Daly y Žižek (2006) en Arriesgar lo imposible, no hay experiencia de

realidad sin ideología, la realidad en sí misma ya es ideológica (p. 17). Por tanto, en su actividad

diaria, en su modus vivendi, lo que los sujetos hacen es reproducir ideología, y es precisamente

en el nivel de la actividad, de la acción, en donde el filósofo esloveno situa la posibilidad de una

transformación de la realidad, desde el punto de vista de su esencialidad ideológica –y

justamente es acá en donde cobra sentido la afirmación de Espinoza (2009) con la cual se abre

este capítulo.

Un último aspecto relacionado con esta deconstrucción de la realidad como experiencia

del sujeto, tiene que ver con lo que se puede considerar una paradoja: si bien el marco simbólico

se impone al sujeto mediante las reglas que le son constitutivas –erigiéndose así como una

especie de «gran Hermano» orwelliano2-, su establecimiento, su existencia misma, depende de la

anuencia del sujeto, de su efectiva creencia en él. Por tanto, al margen de la personificación

particular que para el sujeto adquiera el gran Otro, en última instancia de lo que se trata es del

movimiento mismo del sujeto:

el gran Otro es frágil, insustancial, propiamente virtual, en el sentido de que tiene las

características de una presuposición subjetiva. Existe sólo en la medida en que los sujetos

actúan como si existiera. Su estatuto es similar al de una causa ideológica como el

comunismo o la nación: se trata de la sustancia de los individuos que se reconocen en él,

la base de toda su existencia, el punto de referencia que proporciona el horizonte último

de sentido, algo por el que los individuos están dispuestos a dar su vida, aun cuando lo

único que realmente existe sean estos individuos y su actividad. (Žižek, 2008, p. 20).

2
El «Gran Hermano» o «Hermano Mayor» es un personaje de la novela 1984 de George Orwell, cuyas
características principales son la omnipresencia y el control que tiene sobre la vida de todos los demás personajes.

8
De esta manera, al adjudicar la emergencia de lo simbólico a la anuencia del sujeto, a su

actividad, Žižek llega a un punto crítico en su teorización en torno a un mecanismo de

intervención social (acto) a través del cual subvertir la configuración ontológica de la realidad

(inclusive, podría decirse, de una realidad cualquiera). Puesto que lo que en principio aparecía

como un a priori trascendental se trata más bien de la instauración de una idea cuyo valor de

verdad no se encuentra en sí misma sino en que los sujetos la reconozcan como tal, el esloveno

entiende que hay un nivel “accesible”, que se puede intervenir, en la operación de la ideología.

Quizá un ejemplo sencillo sobre este movimiento de instauración simbólica de una idea,

se puede observar en El traje nuevo del emperador, de Hans Christian Andersen. Este relato trata

sobre una pareja de estafadores que ofrecen tejerle al emperador un traje que tenía la virtud de

ser invisible a la vista de los funcionarios ineptos y poco inteligentes. Así, temiendo evidenciarse

como tal cosa, todos los funcionarios que el emperador enviaba a revisar el avance en la

confección del vestido afirmaban, a pesar de no ver nada, que el vestido estaba quedando

hermoso. Inclusive el propio emperador, llegado el momento de estrenar el “traje”, y por las

mismas razones, hizo lo propio. De este modo, un vestido inexistente se convirtió en el referente

que indicaba al gran Otro de la sustancia social eficienca laboral e inteligencia; y a pesar de que

un niño se atrevió a señalar el hecho de la desnudez del emperador (evidenciando así la

inexistencia del vestido), todos prefirieron sostener la idea a fin de no romper el statu quo, el

lazo social que se había instaurado a través de la ficción del traje.

Forzándolo un poco, este ejemplo también permite observar otro aspecto hasta ahora no

abordado de la teoría de Žižek en torno a la estructuración de la realidad: el registro imaginario o

la fantasía3. Como se acaba de leer, a través del lenguaje un traje sin existencia positiva se

3
La distinción entre estos dos términos suele ser confusa porque en principio pareciera hacer referencia a
dos cosas diferentes. Sin embargo, en este trabajo se acoge a la afirmación de Rodríguez (2008) en el sentido de que

9
convierte en una realidad socialmente aceptada (como si se tratara de una abstracción). Sin

embargo, esto pudo ser así por cuenta de un elemento que se puede llamar persuasor: el vestido

sólo podía ser visto por personas eficientes e inteligentes, y por tanto el mismo se convirtió en un

objeto de deseo a través del cual obtener tal reconocimiento.

En cierta manera, y en términos generales, de acuerdo a Žižek la realidad simbólicamente

constituida, la estructura significante que media entre el sujeto y lo fenomenológico, opera en el

nivel de la apariencia, esto es, en el nivel de lo que se le aparece a éste; y es por esta razón que

requiere un esquema que suplemente ese vacío constitutivo, y ese es el papel de la fantasía:

la fantasía sirve de intermediaria entre la estructura simbólica formal y el carácter

positivo de los objetos que encontramos en la realidad, es decir, proporciona un

«esquema» conforme al cual algunos objetos positivos de la realidad pueden funcionar

como objetos de deseo capaces de llenar los huecos abiertos por la estructura simbólica

formal. (Žižek, 2011, p. 13).

Dicho en otras palabras, la fantasía enseña a desear al sujeto, lo pone en relacion con el

goce de tal forma que éste ve en los objetos algo que es en ellos «más que ellos mismos». Esto es

algo que el esloveno ejemplifica en varios de sus textos a través de la relación sexual, señalando

que ésta no existe en términos de una “fórmula” que garantice una cierta armonía cuando se lleva

a cabo, y que por esta razón cada individuo debe crear la suya, es decir, debe crear un esquema

que regule su deseo: algo que sea en la pareja más que ella misma y que sexualmente le active.

Concluyendo lo dicho hasta ahora, para Žižek la realidad es una imbricación de dos

niveles: lo simbólico y lo imaginario. Esto quiere decir que la realidad es una elaboración, un

artificio a través del cual los sujetos le encuentran significado y sentido a su relación con lo que

la diferencia fundamental entre estos dos términos es fantasía fue el usado por Freud e Imaginario el de Lacan. Así
mismo, lo dicho en cuanto a que Žižek los usa indistintamente (p. 40).

10
les sale al paso, pero que solo es posible en la medida en que éstos le acepten, le reconozcan en

su actividad (v.g. alguien que se persigna acepta como real la existencia del Dios cristiano). Esto,

además, supone para el esloveno, por decirlo en términos bélicos, el lugar de la batalla, en donde

se puede transformar las coordenadas simbólicas hegemónicas del capitalismo en la vida

humana4.

Ahora bien, aún queda por considerar otro tema de la teoria žižekiana en torno a las

condiciones de posibilidad de un Acontecimiento: el sujeto trascendental.

1.2 El Sujeto Dislocado

Tal y como lo afirma el filósofo español Antonio Antón (2012), uno de los elementos

centrales en el desarrollo del pensamiento político de Slavoj Žižek –y por tanto de la teorización

en torno a las condiciones de posibilidad de un acto político radical (o de emancipación radical)-,

es la noción de sujeto. Es por esta razón que antes de avanzar hacia las condiciones o los

términos en que se daría tal acto, el esloveno perfila una noción de sujeto que responda

positivamente al mismo.

Para esto, en primer lugar, Žižek toma distancia de la que él considera la idea

posmoderna de sujeto, cuyo origen remite principalmente al discurso foucaultiano. Según el

esloveno, para Foucault el sujeto se constituye a través o desde el movimiento de los

antagonismos de poderes que en su interior ha de armonizar, produciéndose así como sujeto y

encontrando una posición en el marco sociocultural en el cual se halla (Žižek, 2003, p. 24).

Los problemas que Žižek encuentra en esta idea de sujeto se presentan como los dos

lados de la misma moneda. Por un lado, si el sujeto es el resultado de relaciones de poder

4
Es interesante observar que en cierta manera, aun cuando aparecen como espectros ideológicos opuestos,
la posición de Žižek en este sentido tiene rasgos similares a lo activistas de ultraderecha conservadora, para el caso
de Latinoamérica uno de los más conocidos es el argentino Agustín Laje, que han hecho parte de su discurso la
expresión «batalla cultural» para referir que el cambio en la sociedad pasa por lo simbólico.

11
histórico-materiales, esto quiere decir que antes de su especificación en el entramado de poder en

el cual se inserta, no existe un núcleo «asubjetivo» o sujeto trascendental que no esté

condicionado por tales relaciones o, en otras palabras, que no se produzca en ellas. De este modo

se tiene que, como lo explica Fernández (2016), “las diferentes modulaciones de la subjetividad

se configuran a partir de un dispositivo histórico de saber-poder destinado a determinar el estatus

(médico, jurídico, administrativo) que hemos de asignar a cada una de ellas” (p. 164).

Igualmente, y este es el otro lado de la moneda, resulta así que la relación poder-

resistencia es circular, y por ende “el sujeto que resiste juega en realidad bajo las mismas reglas

que intenta combatir” (Castro-Gómez, 2015, p. 18). De este modo, se tiene que desde esta idea el

sujeto no dispone de libertad para poder realizar un acto político de emancipación radical, ya que

cualquier acto que lleve a cabo está de antemano contenido dentro de las posibilidades que

otorgan las relaciones de poder existentes, y por tanto es impotente para cualquier pretensión

política que vaya más allá de éstas.

De ahí que políticamente hablando esta perspectiva de sujeto no solo implica el abandono

de cualquier pretensión de transformación social global –invitando así a “concentrar nuestra

atención en las diversas maneras de reafirmar la propia subjetividad particular en nuestro

complejo y diverso universo posmoderno, en el cual el reconocimiento cultural importa más que

la lucha socioeconómica” (Žižek, 2001, p. 11)-, sino que de un modo más preciso significa

(como ya se trató en el primer capítulo) el abandono del capitalismo como objeto de las

discusiones políticas (algo sobre lo cual se volverá en el próximo capítulo).

Dado este contexto, se entiende que la praxis política que plantea Žižek requiere de una

noción de sujeto diferente, una desde la cual pueda encontrar un punto elusivo que vaya más allá

12
de las prácticas performativas establecidas, desde donde se pueda plantear un acto político real, y

esto lo encuentra en la noción de sujeto trascendental.

Un imagen que sirve para entender cómo Žižek estructura un tema cualquiera, es la de

una cobija hecha con retazos de diferentes telas: aunque carece de una textura homogénea

(diferentes colores, diferentes tipos de tela), sirve para el propósito que se requiere. Con la

noción de sujeto trascendental sucede igual, para armarla Žižek toma elementos de la filosofía, la

ciencia, la literatura y del psicoanálisis. Dicho esto, en el sentido de dar cuenta de esta noción, el

intento acá es reducirla a su esencia.

En relación con el cogito ergo sum de Descartes –es decir, con la «positivización» del

«Yo pienso»- Žižek toma a Kant para refutar la conclusión del francés, señalando que éste yerra

al considerar que necesariamente el «Yo pienso» que acompaña todas las representaciones del

sujeto (dígase la conciencia de sí que se tiene al percibirlas al modo de «yo pienso X cosa»)

implica positividad fenoménica de la cosa pensante, ya que, como dice el alemán,

esta proposición [«Yo pienso»] no es, naturalmente, una experiencia, sino la forma de la

apercepción inherente y previa a cada experiencia. Esta forma solo debemos tomarla en

relación con un conocimiento posible, como mera condición del mismo, pero nosotros la

convertimos, equivocadamente, en condición de posibilidad de un conocimiento de

objetos, a saber, en concepto del ser pensante en general, al no ser capaces de

representarnos éste sin ponernos a nosotros mismos, con la fórmula de nuestra

conciencia, en el lugar de todo ser inteligente distinto. (Kant, 2006, p. 336).

En términos de un lego, lo que el filósofo alemán quiere decir en este pasaje es que el

«Yo pienso» (cogito) es la mera conciencia que el sujeto tiene de la percepción de los

fenómenos, a la cual no le corresponde una forma positiva cognoscible. Por tanto, el “llenado”

13
que se haga del mismo es, psicoanalíticamente hablando, un intento por cubrir ese vacío

mediante una posición simbólica. En consecuencia, el giro trascendental kantiano consiste en la

elusión de toda consistencia positiva del sujeto, menteniendo así la imposibilidad de atribuirle

esencialidad alguna que pudiera ser reducible o bien a lo nouménico o bien a lo fenoménico, ya

que cualquiera de estos dos casos necesariamente implicaría que el sujeto es, precisamente,

“sujeto” de determinaciones externas sobre las cuales él no tendría poder decisorio alguno y por

tanto carecería de libertad, tal y como lo expresa Žižek (2006b):

tanto a nivel de los fenómenos como del noúmeno, nosotros los humanos somos un

«mero mecanismo» sin ninguna autonomía ni libertad; como fenómenos no somos libres,

somos una parte de la naturaleza, un «mero mecanismo» completamente sometido a

relaciones causales, una parte del nexo enrre causas y efectos. Y como no noúmenos,

tampoco somos libres, sino que estamos reducidos a «mero mecanismo». (p. 34).

Es evidente que para Žižek el vacío constitutivo del sujeto trascendental es la condición

de posibilidad del acto libre, ya que éste no se encuentra incorporado mecánicamente ni a lo

nouménico ni a lo fenoménico, gozando así de libertad/espontaneidad (Žižek, 2006b). Ahora,

dada esta noción, ¿cómo es posible la acción libre? Para dar cuenta de esto, antes es preciso

abordar el concepto de Acontecimiento en el marco de la crítica al capitalismo que desarrolla el

esloveno.

14
2. Acontecimiento: la Insistencia de Una Idea

Este capítulo tiene como propósito explicar las características del concepto de

Acontecimiento en Slavoj Žižek, y esto dentro del marco de la crítica al capitalismo que el

mismo autor lleva a cabo.

2.1 La Naturalización del Capitalismo y sus Antagonismos Amenazantes

El leitmotiv de buena parte del trabajo de Žižek es la crítica al capitalismo, y en este

sentido él considera que el problema fundamental que éste plantea es su despolitización o

naturalización. De acuerdo al esloveno, para la sociedad actual este sistema económico no es un

problema o una cuestión que forme parte del temario disponible en el marco de las discusiones

políticas5, ya que, si no teórica al menos fácticamente, se acepta que el mismo es “la mejor

fórmula hallada para la mejor sociedad posible y que lo único que cabe hacer es volverla más

justa, tolerante, etc.” (Žižek, 2011b, p. 432).

Esta despolitización trajo consigo la obliteración del capitalismo como un sistema

histórico más entre otros, naturalizándose así como el telón ideológico que sirve de fondo a la

actividad humana -actividad que por tanto se realiza a nivel global bajo la lógica desaforada de la

acumulación y el consumo- y por esta razón se le concibe como algo que ya no es susceptible de

ser transformado, al punto que es más fácil imaginar el fin del mundo que un cambio en el

mismo (Žižek, 2003a, p. 7).

Dicho esto, Žižek plantea que este funcionamiento irrestricto, indefinido, del capitalismo

naturalizado, produce, como algo que le es inherente, privatizaciones y exclusiones (que en

conjunto llama antagonismos) que no solo implican mayores y más pronunciadas asimetrías

5
Tal y como lo explica Castro-Gómez (2015), para Žižek estas discusiones quedaron circunscritas al
ámbito de temas propios del multiculturalismo tales como el racismo, la homosexualidad y la violencia de género,
entre otros (pp. 170, 171).

15
socioeconómicas (pauperización, crisis migratorias, etc.), sino también, y peor aún, la amenaza a

la existencia misma del ser humano.

Específicamente el esloveno da cuenta de cuatro antagonismos:

la amenaza inminente de la catástrofe ecológica; lo inadecuado de la propiedad privada

para la llamada «propiedad intelectual»; las implicaciones socio-éticas de los nuevos

avances tecnocientíficos (sobre todo en biogenética); y las nuevas formas de apartheid,

los nuevos muros y los nuevos guetos. (Žižek, 2008b, p. 3).

Dicho esto, y aunque sea en forma somera, es importante tomar nota de cómo Žižek

describe las particularidades de cada uno de estos antagonismos, ya que, como se verá más

adelante, éstos funcionan como una especie de punto arquimédico desde el cual él redefine

algunos postulados y algunas categorías marxistas que conecta con su elaboración del concepto

de Acontecimiento.

 Ecología. En sentido estricto, en cuanto a este tema Žižek no plantea nada

diferente a lo que desde otros escenarios (científicos, ambientalistas y activistas,

entre otros) advierten sobre el potencial destructivo que supone la depredación de

la naturaleza, propia del funcionamiento del capitalismo. Agrega, sin embargo,

que aunque este sistema económico tiene la particularidad de convertir en campo

de inversión cualquier cosa (el amor, el sexo, la rebeldía, los gustos musicales,

etc.), no va a poder hacerlo sobre las ruinas de una catástrofe ecológica (Žižek,

2011b, p. 432).

 Propiedad Privada de la «Propiedad Intelectual». Puesto que el capitalismo ha

mutado hacia una forma que ya no basa la producción de riqueza exclusivamente

en el trabajo fabril, sino que cada vez más lo hace en el trabajo cognitivo, Žižek

16
señala cómo este trabajo ha sido privatizado a través de la forma de «propiedad

intelectual», lo cual supone la emergencia de lo que se puede llamar «proletariado

cognitivo». Este tipo de propiedad, además, se ha hecho extensivo a través de la

figura de patentes, por ejemplo, a saberes y usos ancestrales en diferentes partes

del mundo; así, por ejemplo, “en la India las comunidades locales descubren de

repente que materiales y usos médicos empleados secularmente son ahora

propiedad de compañías americanas, por lo que han de comprárselos” (Žižek,

2011b, p. 433). Igualmente sucede con desarrollos y/o descubrimientos

biogenéticos que han conducido a patentar genes o secuencias de ADN, con lo

cual parte de nosotros mismos, son objeto de derechos de autor6.

 Socioética y nuevos avances tecno-científicos. Žižek señala que algunos avances

científicos -particularmente los que se dan en la biogenética que ya está en

capacidad de manipular el material genético y por tanto plantear escenarios en

donde es posible “producir” humanos con características (físicas, cognitivas, etc.)

definidas de antemano-, se enfrentan con ciertos valores con los que actualmente

se vive, tales como la dignidad y la autonomía (Žižek, 2011b, p. 434).

Para el esloveno estos tres elementos (naturaleza, conocimiento y material genético) son

sustanciales a todos los seres humanos, y por tanto deben ser considerados como «bienes

comunes» de la humanidad. En esta medida, entonces, si se permite que bajo la lógica capitalista

estos bienes sean privatizados y/o explotados, las posibilidades destructivas son tales que

llevarían a la autoaniquilación de la humanidad (Žižek, 2008b).

6
Según National Human Genome Research Institute (s/f), En Estados Unidos se emiten este tipo de
patentes desde 1982.

17
De otro lado, Žižek señala como cuarto antagonismo lo que de modo general llama las

nuevas formas de apartheid, que se materializan en la construcción de muros (v.g. México - EE.

UU.), pero sobre todo en el incremento de suburbios (que en Colombia son conocidos como

cinturones de miseria) en ciudades de Latinoamérica, Asía y África, principalmente. De acuerdo

al esloveno, los habitantes de estos suburbios “son los verdaderos síntomas de eslóganes como

«Desarrollo», «Modernización» y «Mercado Mundial»: no un accidente desafortunado, sino un

producto necesario de la lógica interna del capitalismo global” (Žižek, 2011b, pp. 435, 436);

víctimas de la inclusión de países subdesarrollados en la globalización económica,

principalmente a través de desventajosos acuerdos comerciales.

Esta descripción de lo que se puede entender como la negatividad inherente al

funcionamiento del capitalismo, algo así como lo residual de del mismo, es para Žižek el

despliegue de las condiciones de posibilidad de una acción política que busca precisamente

hacerle frente a este estado de cosas.

No obstante, para llevar a cabo esto, Žižek no adhiere a las propuestas que en este mismo

sentido se hacen desde la izquierda (Tercera Vía y mantenerse en la lucha por el estado de

bienestar, entre otras), y esto porque él considera que a pesar de los matices particulares que

éstas puedan tener, todas se formulan teniendo como base la inalterabilidad del capitalismo

(Žižek, 2011b, p. 437). La cuestión es, entonces, ¿qué propone el esloveno?

2.2 Reviviendo Fantasmas

Žižek afirma que, además de lo dicho, la izquierda no tiene un asidero, un punto de apoyo

que le permita animar un esfuerzo colectivo en pos de una idea real de cambio. No obstante, él

considera que sí están dadas las condiciones para formular una idea de este tipo, y que aunque ya

no es posible plantear una lucha de clases a la manera marxista -esto porque, como ya se

18
describió, las relaciones de producción no son como las del siglo XIX-, sí es posible hoy

conceptualizar una nueva forma de proletarización y, por ende, revivir así la idea del

comunismo.

En esta dirección, Žižek lleva a cabo un entroncamiento entre las características que el

marxismo atribuía al proletariado -socialmente hablando, constituían la mayoría, producían la

riqueza, eran los explotados y los necesitados (Cohen, 2001)-, y los antagonismos ya descritos:

el principio de la «mayoría» se presenta como ecología, un asunto que nos

concierne a todos; la «pobreza» caracteriza a los excluidos que viven en los suburbios; la

«producción de riqueza» depende cada vez más de los avances científicos y tecnológicos

como los que se dan en la biogenética; y, por último, la «explotación» reaparece en las

vías muertas de la propiedad intelectual, con lo que el proletario explota los resultados

del trabajo colectivo. (Žižek, 2011b, p. 439).

De esta manera el filósofo esloveno no solo concibe desde las condiciones actuales una

posición proletaria («la parte de ninguna parte», como la llama él), que por tanto se presenta

como víctima y antítesis del funcionamiento del capitalismo, ya que, como lo afirma, la

referencia a los «elementos comunes» “justifica la resurrección de la idea de comunismo: nos

permite ver el «encerramiento» progresivo de esos elementos comunes como proceso de

proletarización de quienes, con él, quedan excluidos de su propia sustancia” (Žižek, 2008b, p. 4).

Así, grosso modo, Žižek establece las condiciones de posibilidad socioeconómicas que le

permiten justificar y proponer una acción colectiva que subvierta el funcionamiento del

capitalismo y, por ende, las amenazas que el mismo supone para la vida humana. Hay que

señalar, además, que para el esloveno no se trata solamente de una justificación empírica, sino

19
que filosóficamente hablando para él se trata de retrotraer el materialismo dialéctico7 como una

condición necesaria para poner nuevamente en función la máxima marxista según la cual,

parafraseando, es el capitalismo quien crea las condiciones materiales necesarias para su propia

superación (Marx, 2008).

Visto desde otra perspectiva, esto implica que para Žižek superar la resignación frente a

la dominancia ideológica del capitalismo y la imposibilidad de un cambio inmanente que esto

supone –lo cual, según él, es expresado muy bien por la industria cinematográfica

hollywoodense (la máquina ideológica, como la llama) a través de películas en las cuales los

cambios solo se dan por agentes externos (extraterrestres) o fuerzas de la naturaleza.

Dicho esto, hay que abordar ahora las cuestiones propiamente relativas a la acción

política que propone Žižek, es decir, el Acontecimiento.

2.3 Lo Real del Acontecimiento

Es plausible afirmar que hay un algo en la realidad que se escapa, que resulta inaccesible

a nuestra elaboración sociosimbólica del mundo, y que siempre está presente en las afirmaciones

existenciales más elementales en torno a nuestro modo de ser y estar en el mismo. Para Žižek

este algo inaccesible es lo Real: “algo que no puede ser directamente experimentado, ni

simbolizado” (Žižek, 2014, p. 108), pero que, por esto mismo, representa para el sujeto una

fuente de insatisfacción y constante búsqueda. Ahora, es preciso no entender lo Real como algo

que está oculto a mi entendimiento inmediato (algo así como una acción de un tercero que

desconozco), sino como algo que, como se dijo, no está ni regulado ni significado en lo

simbólico.

7
Según Žižek, la crisis del marxismo no obedece solamente a los fracasos de los movimientos marxistas,
sino que también a que teóricamente el materialismo dialéctico desapareció como su sostén filosófico (Žižek,
2006b).

20
Lo Real es un concepto ambiguo al que el propio Žižek, ante la ausencia de una

conceptualización fija, se acerca a través de diferentes descripciones. No obstante, de éstas es

posible extraer dos rasgos generales que no solo dan cuenta de su emergencia, sino

principalmente su relación con el Acontecimiento, que es lo que acá importa.

En primer lugar, Žižek afirma que lo Real es un efecto inmediato del proceso de

simbolización de la realidad. Puesto que previo a éste la relación entre el sujeto y las cosas

carecían de mediación alguna, éstas simplemente aparecían, “la emergencia del lenguaje abre

una agujero en la realidad, y este agujero cambia el eje de nuestra mirada. El lenguaje duplica la

«realidad» en ella misma” (Žižek, 2000, p. 31); es decir, se tiene así lo simbólicamente regulado

y algo más en esta realidad así estructurada, algo espectral que la suplementa y la distorsiona.

Dicho de otra manera, lo anterior implica que la realidad simbólicamente mediada es no-

toda, es decir, no da cuenta de todo lo que es -en última instancia solo lo hace de las cosas en el

nivel fenomenológico- y lo Real aparece, precisamente, como el límite a cualquier aspiración de

totalidad, tal y como lo expresa Antón (2012), “Žižek rechaza un constructivismo sociosimbólico

completo y total, y afirma como su límite” (p. 64). En esta medida, entonces, lo Real supone una

fisura en la estructura ontológica de la realidad mediada simbólicamente.

En segundo lugar, al tiempo que se constituye en el límite al proceso de simbolización, y

que en esta medida supone una grieta para la realidad así constituida, lo Real es, en términos

kantianos, la «Cosa en sí» a la cual la realidad no puede acceder, aquello que le es elusivo en su

proceso mismo de estructuración. Sin embargo, en este caso la «Cosa en sí» no tiene consistencia

positiva, se trata más bien del elemento subjetivo irreductible a lo simbólico que posibilita al

sujeto un margen de decisión autónoma que se sustrae de las coordenadas que, como ya se vio, le

impone este registro. No se trata de que efectivamente exista otro aspecto de lo fenoménico que

21
se encuentra más allá del mismo, como puede ser el caso del noúmeno kantiano, pero sí de un

algo más en éste que el sujeto le atribuye desde su deseo (deseo configurado por la fantasía), y

que en esta medida convierte a un objeto cualquiera en el objeto causa de su deseo y, por tanto,

de su constante búsqueda.

Así, a lo simbólico como realidad que impone reglas y sentidos en las relaciones sociales,

se agrega lo Real como ese “algo más” que es en la realidad más que ella misma, dándole así

consistencia pero a la vez causando multiplicidad de perspectivas simbólicas, y que moviliza al

sujeto en una búsqueda incesante –un ejemplo sencillo de esta estructura la da el llamado

«Kínder Sorpresa», un chocolate en forma de huevo cuyas capas externas envuelven un vacío

central en el que se encuentra un juguete sorpresa, que viene a ser el objeto causa de deseo de los

niños que suelen ignorar el huevo como golosina sólo por ir al encuentro del mencionado juguete

(Daly y Žižek, 2006, p. 84).

Ahora bien, lo Real es el concepto que en buena medida soporta la teorización de Žižek

en torno a un Acontecimiento que cambia las coordenadas simbólicas de la realidad que,

ideológicamente hablando y desde la perspectiva del esloveno, están constituidas desde una

perspectiva puramente capitalista. Esto porque, como ya se mencionó, para el esloveno es

preciso que el mismo se dé no como sucede en el cine a través de una invasión extraterrestre o un

desastre natural que cambiaría la forma de vivir de los seres humanos (es decir, las coordenadas

simbólicas que rigen su actuar), sino como uno que emerge desde dentro de la realidad misma

que se espera sea transformada.

Es por esto que, a propósito de lo que es en la realidad más que la realidad misma, es

decir, de lo Real, el esloveno afirma que todo cambio en la perspectiva que el sujeto tenga sobre

el objeto produce un cambio en el objeto mismo –no que cambie materialmente, pero sí la

22
relación que se establece con el mismo, es decir, cambia la realidad: “sujeto y objeto están

inherentemente «mediados», de modo que un desplazamiento «epistemológico» en el punto de

vista del sujeto refleja siempre un desplazamiento «ontológico» en el objeto mismo” (Žižek,

2006b, pp. 25, 26).

Puesto que el sujeto forma parte de la realidad que él mismo crea, no sólo aceptando un

marco simbólico sino también, y principalmente, porque él mismo forma parte de la realidad que

crea, Žižek concibe la tesis materialista según la cual la realidad produce las condiciones de

posibilidad de su propio cambio. Así, al respecto Žižek (2006b) afirma: “el materialismo

significa que la realidad que veo nunca es «total», no porque una parte importante me eluda, sino

porque contiene una mancha, un punto ciego, que señala mi inclusión de ella” (p. 26).

Ahora bien, el contenido fantasmático que se concreta en lo Real, es decir, aquello que es

más que el objeto mismo, puede adquirir diferentes formas y algunas de ellas manifestarse en la

superficie de la realidad. Es el caso que Žižek (2002) explica a propósito de el atentado al World

Trade Center en 2001:

los medios de comunicación no solo habían estado bombardeándonos con su discurso

sobre la amenaza terrorista, sino que además ésta había sido investida libidinalmente.

Basta con recordar la serie de películas como Escape de Nueva York o Independence

Day. Aquí está el núcleo de la tan mencionada relación de los ataques con las películas de

catástrofes de Hollywood: lo impensable que sucede era un objeto de fantasía, de forma

que, en cierto sentido, Estados Unidos obtuvo aquello con lo que había fantaseado, y esta

es la mayor sorpresa. (p. 18).

Dicho esto, para Žižek un Acontecimiento sucede cuando cambia la perspectiva del

sujeto sobre el objeto y este cambio se hace acto en la superficie de la realidad, transformándola.

23
Se trata de un acto que no tiene explicación causal a partir de las condiciones materiales en que

se da, porque, precisamente, solo se entiende como un cambio en la mirada del sujeto o de los

sujetos. Se trata de, en otras palabras, una idea deseable (en este caso, políticamente hablando)

que se busca concretar mediante un acto no contenido ni regulado en las relaciones de poder

existentes8. Es decir, se trata “algo traumático, perturbador, que parece suceder de repente y que

interrumpe el curso normal de las cosas; algo que surge aparentemente de la nada, sin causas

discernibles, una apariencia que no tiene como base nada sólido” (Žižek, 2014, p. 16).

Así, por ejemplo, a propósito de la Revolución francesa, el esloveno señala que el

verdadero sentido de esta no se encuentra en la violencia que desató, sino en que reveló una idea

que cambió la perspectiva de aquellos que la vieron:

el auténtico Acontecimiento, la dimensión de lo Real, no radica en la realidad inmediata

de los violentos sucesos en París, sino en el modo en que aparecían a los ojos de los

observadores y en la esperanza que despertaron en ellos. La realidad de lo que sucedió en

París pertenece a la dimensión temporal de la historia empírica: la sublime imagen que

produjo entusiasmo pertenece a la Eternidad. (Žižek, 2011b, p. 21).

Es importante tener en cuenta que para Žižek esta imagen que pertenece a la eternidad se

trata de una idea que permanece vigente, que atraviesa la historia, y en esa medida se mantiene

en el horizonte de lo deseable, de lo políticamente deseable, y por tanto intenta ser una y otra vez

aunque se fracase en ello. Ahora bien, ahora queda dar cuenta de la idea de la forma en que el

filósofo esloveno plantea la concreción de un Acontecimiento.

8
En este sentido, Žižek considera que los movimientos sociales tipo Occupy Wall Street (2011) fallan en el
objeto de sus demandas. Es decir, para él estos movimientos no quieren cambiar, transformar, la realidad existente
sino que responden a la idea según la cual pequeñas correcciones en el sistema (darle el poder a gente no corrupta,
por ejemplo), pueden mejorarlo. Así, se tiene que estos movimientos “juegan” dentro del marco que las relaciones
de poder regulan y le permiten.

24
3. Una Ética de lo Real

En este capítulo se aborda la forma en que Žižek plantea la concreción del

Acontecimiento como acción política colectiva conducente a alterar o subvertir el

funcionamiento actual del capitalismo.

3.1 Carácter del Acto Ético

Uno de los aspectos centrales para Žižek con respecto al Acontecimiento, es las reales

posibilidades que el sujeto tiene para llevar a cabo un acto libre. La cuestión de partida con

respecto a esto tiene que ver con la noción kantiana de lo «patológico». De acuerdo a Zupančič

(2010), también filósofa eslovena, “actuamos de manera patológica cuando hay algo que impulsa

nuestras acciones y sirve para propulsarnos o para impulsar desde atrás” (p. 23). Dicho de otra

forma, el sujeto actúa de forma patológica cuando sus acciones son impulsadas por motivos que

le condicionan a hacerlo (una necesidad económica, por ejemplo), y este tipo de actuación no se

puede considerar libre. En general, dice ella, la mayoría de las actuaciones cotidianas del sujeto

son patológicas. Por oposición, entonces, una acto no patológico se hace sin condicionamiento

alguno, es un acto autónomo cuya determinación formal viene del deseo, ya que éste no cae

dentro de los condicionamientos propios que suponen tanto las fuerzas externas (principalmente

provenientes de la cultura), ni internas (miedos y placeres, principalmente).

Ahora bien, siguiendo en la misma lectura kantiana que lleva a cabo la filósofa eslovena

(lectura a la cual Žižek se acoge en gran medida), el acto ético no patológico no se llega a través

de pequeños ajustes o reformas en el tiempo; más bien, “encontramos que es necesario un

quiebre brusco, un «cambio de paradigma» para pasar de lo patológico a lo ético” (Zupančič,

2010, p. 26). Es decir, como se ha venido diciendo, se trata de un cambio de perspectiva o como

lo afirma el esloveno, de un desplazamiento de la mirada del sujeto que le permita ver algo

25
nuevo en una situación dada, como en el caso de la pintura Los embajadores de Hans Holbein:

“si miramos lo que de frente parece un punto extendido, «erecto» e insignificante, desde la

perspectiva del lado derecho percibimos los contornos de una calavera” (Žižek, 2003b, pp. 140,

141).

Por otra parte, lo ético desde la mirada que se viene trabajando, no cae en la lógica del

par conceptual legal/ilegal, y esto en parte porque ambos elementos forman parte de un sistema

que los crea y los transforma constantemente (lo que hoy es ilegal maña puede ser legal, y

viceversa). Así, la dimensión ética se margina o aparta de esta relación, y representa para la

misma un exceso o excedente (Zupančič, 2010, p. 29).

Finalmente, el esloveno aborda la distinción entre lo que considera un passage à l’acte –

que se puede entender, aunque suene redundante, como un acto actuado o quizá no natural- y un

acto auténtico. Para esto se vale de un referente cronológico, es decir, el momento en que se lleva

a cabo el acto, y un referente material que tiene que ver con las consecuencias del acto.

Con respecto a lo primero, el esloveno señala que al momento de llevara a cabo el acto es

importante determinar lo adecuado del tiempo para esto:

uno debe saber cómo esperar, y no perder la quietud: si uno actúa demasiado rápido, el

acto se convierte en un passage à l’acte, un violento salto-hacia-delante que intenta evitar

el punto muerto. Si uno pierde el momento oportuno y actúa demasiado tarde, el acto

pierde su calidad de acto (una intervención radical después de la cual «nada sigue siendo

del modo que era») y se convierte en sólo en un cambio local dentro del orden del ser,

parte del flujo normal de las cosas. (Žižek, 2016, p. 202).

En segundo lugar, el esloveno indica que hay actos que por sus pretensiones y resultados

no son actos. Así, interpretándolo, puesto que no está dentro de sus ejemplos, Mayo del 68 puede

26
ser considerado passage à l’acte, puesto que su prentensión nunca fue afectar el capitalismo sino

una lucha por libertades (sexuales y educativas, principalmente). Aprovechando el ejemplo,

entonces, esta protesta podría considerarse un acto auténtico si de algún modo hubiese subvertido

el funcionamiento del capitalismo.

3.2 El Terror Žižekiano

Una de las críticas más recurrentes a Žižek, tiene que ver con lo que se considera un

llamado o un retorno a la violencia del tipo Revolución francesa. En este sentido (Castro-Gómez,

2015) afirma que desde el punto de vista del esloveno “las revoluciones no son otra cosa que el

«parto» de ideales y aspiraciones que ya han sido concebidos en el pasado, pero que esperan

todavía su momento de explosión” (p. 177). En este mismo sentido, el poeta estadounidense

Adam Kirsch (2009) señala que “Žižek es un creyente en la revolución, cree en la revolución en

un tiempo en el que casi nadie, ni siquiera en la izquierda, piensa que tal cataclismo sea ya

posible o siquiera deseable” (p. 19).

Estas críticas, aunque como se verá más adelante no son tan acertadas, en parte tienen

asidero en el estilo mordaz y provocador del esloveno, y en parte en sus reiteradas referencias a

la categorías y conceptos marxistas (dictadura del proletariado, por ejemplo), e igualmente en

algunos de sus títulos (Sobre la violencia, Terrorismo y comunismo, entre otros).

Ahora bien, es menester ahora abordar sucintamente lo relativo a la violencia en Žižek,

ya que el Acontecimiento mismo lleva implícito, su actualización en el registro simbólico, es

violento en la medida en que altera las coordenadas del mismo. Para esto, el esloveno toma como

referencia principal la figura de Maximilien Robespierre, uno de los líderes de la Revolución

francesa, lo que llama el «legado jacobino», sobre la cual la izquierda, dice él, no debería

avergonzarse (Žižek, 2010).

27
La cuestión desde la que parte el esloveno tiene que ver con lo que él denomina el

contenido virtual del terror, entendiéndose así que su apelación al terror no tiene nada que ver

con una vuelta a las maneras de las revoluciones e, inclusive contemporáneamente, a las de

algunos movimientos sociales que encuentran en la violencia un instrumento de presión para el

logro de determinados propósitos (laborales, raciales, sexuales, etc.). Al ´respecto Žižek (2010)

afirma:

el análisis crítico y la aceptación de la herencia histórica de los jacobinos se solapa con la

cuestión central que debería discutirse: ¿nos obliga la realidad (a menudo deplorable) del

terror revolucionario a rechazar la propia idea del terror, o existe una forma de repetirlo

en la actual configuración histórica, tan diferente, redimiendo el contenido virtual de su

realización? (p. 13).

Al parecer Žižek, efectivamente piensa en el «terrorismo» como una vía para su

propósito. La cosa es qué quiere decir cuando habla de esto, ya que como se puede leer él habla

de un «contenido virtual» del mismo; es decir, ¿es posible una acción terrorista sin la violencia

que se entiende es inherente al mismo?

Lo primero que al respecto se desprende del texto citado, es que Žižek apela a lo que él

llama el «terror antihumanista o inhumano», que si bien tiene una connotación negativa, como el

propio esloveno lo señala, esencialmente se trata de, como lo explica Žižek (2010), “la de un

sujeto privado de toda forma de «individualidad» o «personalidad humana»” (p. 16), que se

ejemplificar u observar en algunas figuras no-humanas del cine y/o la televisión, tales como

Terminator, cuya característica relevante es la fidelidad a la tarea y a la dignidad humana.

Además de esto, el sujeto ético žižekiano, si así se puede llamar, se caracteriza porque en pro su

tarea es capaz de arriesgar su propia vida.

28
Ahora bien, desde el punto de vista práctico Žižek plantea que el Acontecimiento se

materializa en lo que él llama «sustracción», la cual consiste, y he aquí el giro hacia el «terror

inhumano», en que “en lugar de negar-destruir directamente el poder imperante, permaneciendo

dentro de su ámbito, socava su propio terreno y crea un nuevo espacio positivo” (Žižek, 2011b,

p. 419).

Además, esta sustracción consiste en algo muy violento en el sentido en que reduce las

diferencias antagónicas a una diferencia mínima que ponga en escena o revele las verdaderas

coordenadas del campo político, es decir, una que evidencia los antagonismos inherentes al

campo social. El ejemplo que Žižek da para explicar esto, es el de el Ensayo sobre la lucidez de

Saramago:

en el que la mayoría de votantes se niega a votar y emite votos válidos, lo que causa el

pánico entre toda la clase dirigente (los gobernantes y la oposición): este acto la coloca en

una situación de responsabilidad radical ante los ciudadanos. En un acto así, la

sustracción aparece en estado puro: el mero gesto de retirarse de la participación en un

ritual de legitimación hace que el poder estatal parezca suspendido en el aire, sobre el

precipicio. (Žižek, 2011b, p. 420).

En definitiva, Žižek parece plantear que el Acontecimiento es posible a través de un acto

de «sustracción», realizado por un sujeto ético que niega o renuncia a su humanidad (digamos,

que es capaz de arriesgar hasta su propia vida), consistente en negarse a tomar parte de aquellas

prácticas que sostienen la institucionalización del sistema. Sin embargo, en este punto el

esloveno no es tan claro como para hacer sobre el tema afirmaciones concluyentes, sin lugar a

dudas o ambigüedades.

29
Conclusión

Se ha llevado a cabo un recorrido general por el desarrollo que Slavoj Žižek hace del

concepto de Acontecimiento; es decir, de cuáles son los presupuestos sociopolíticos quellevan a

éste a concebir tal idea, así como de los referentes teóricos que soportan tal elaboración.

Igualmente, se ha dado cuenta de cómo el esloveno concibe la aplicación o la puesta en escena

de su idea.

Así, de lo anterior se pueden coincluir tres cosas generales. En primer lugar, Žižek

considera que la realidad es una construcción fundamentalmente ideológica que socialmente se

estructura en torno a normas y significados que regulan la actividad social. Además, que aunque

pueden coexistir diferentes constructos ideológicos –lo que implica, por tanto, que la ideología

no es absoluta sino artificial- existe un significante maestro (lo que puede entenderse como un

significante que subsume todos los demás significantes) que totaliza la función social de acuerdo

a sus coordenadas; para el esloveno, este signicante maestro es el capitalismo.

Dado esto, entonces, la sociedad global, al margen las diferencias que caen dentro de una

lectura multiculturalista (raciales, sexuales, etc.), funciona bajo la lógica del capitalismo, es

decir, bajo la lógica de la creación, acumulación y gasto de riqueza. Lo que implica que esta

logica se extienda a todas las áreas de la existencia, concibiendo así situaciones y/o procesos que

crean exclusiones sociales y, peor aún, peligros para la existencia humana.

Teniendo en cuenta este panorama, Žižek, un hombre de izquierda, plantea una formula

que se basa, además de lo dicho, en la actualización del comunismo como una idea que persiste

en la humanidad a pesar de su fracaso –por lo cual su lema favorito, que repite una y otra vez, es

la famosa frase del dramaturgo irlandés Samuel Beckett «fracasa una vez más, fracasa mejor».

Sin embargo, esta idea ya no se basa en el antagonismo proletariado-burguesía, sino en la

30
defensa de «bienes comunes de la humanidad» (la naturelaza, principalmente) que se ven

amenazados por la dinámica capitalista.

En segundo lugar, Žižek apuesta por un sujeto que se sustraiga a esta dinámica mediante

lo que se puede considerar un ejercicio de disciplina arriesgada tanto desde el punto de vista

político al intentar “romper” la estructura social aceptada, sino también biológico en la medida

en que comprometería su acceso a recursos vitales. En cuanto a esto el esloveno no difiere

mucho de las aspiraciones que otros filósofos tienen del tipo de sujeto político que se requiere

para un cambio social (por ejemplo John Rawls para su justicia distributiva), al margen del

sentido que se quiera dar a éste. Por tanto, el logro de su propuesta enfrenta esto como una

limitante enorme, sino definitiva, ya que no parece haber forma de lograr que el sujeto se

convierta en una especie de cíborg (algo así como Terminator), que es su ejemplo de lo que

desde el punto de vista ético se espera de un sujeto comprometido con el Acontecimiento.

Finalmente, se resalta que, como ya se puede inferir, el Acontecimiento consiste ante

todo en la puesta en acción de una ética que si bien el esloveno le da un contenido que, tanto en

sus motivos como en sus fundamentos, aparentemente da libertad al sujeto para actuar al margen

de las determinaciones del capitalismo, al final no se ve cómo sea posible hacerla acto.

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