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“LA PRUEBA ILÍCITA”

DESARROLLADO EN DESPACHO JURÍDICO

REPORTE DE PROYECTO DE ESTADÍA EMPRESARIAL


DE LALICENCIATURA EN DERECHO
CLÍNICA JURÍDICA: INFORME DE CASOS

PRESENTA:
DIANA YADIRA ACOSTA MARISCAL

LIC. JUAN CRUZ PÉREZ LIC. JUAN PABLO ZAZUETA


TORALES ROJO
ASESOR EMPRESARIAL ASESOR ACADÉMICO

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA

1
La alumna Diana Yadira Acosta Mariscal con número de expediente 00258528 quien
cursa la Licenciatura en Derecho, hice mi estadía en el despacho jurídico TORALES,
QUINTERO Y ASOCIADOS.

DECLARA

Por Este Medio Que El Proyecto Final De Estadía Empresarial Titulado “LA PRUEBA
ILÍCITA” “Y Que Entrega Tanto A Su Asesor Empresarial Como A Su Asesor Académico:

 Es propio, con excepción de las citas de referencia en las que se ha dado crédito a
sus autores.

 No ha sido presentado previamente para la elaboración de algún otro trabajo.

 Los datos e información referente a la empresa fueron supervisados y autorizados


por su Asesor Empresarial Lic. Juan Cruz Pérez Torales.

 Cumple con todos los requisitos académicos y recomendaciones solicitadas por su


Asesor Académico Lic. Juan Pablo Zazueta

________________________________
Diana Yadira Acosta Mariscal

_________________________ _______________________________

Lic. Juan Cruz Pérez Torales Lic. Juan Pablo Zazueta


Asesor Empresarial Asesor Académico

2
A efecto de cumplir con el requisito de obtener el grado de Licenciatura en Derecho, se
realiza la siguiente tesis, durante mi séptimo cuatrimestre en Universidad Interamericana
para el Desarrollo (UNID), para lo cual cuento con el apoyo de dos asesores, uno
empresarial y otro académico.

ASESOR EMPRESARIAL

Lic. Juan Cruz Pérez Torales

Experiencia profesional

Abogado Litigante de 1996 a 2011 en el despacho Dickens & Amparan & Canalé.
Abogado Litigante y socio fundador del despacho torales & quintero y asociados del 2011
a la fecha.
Cabe señalar que durante su experiencia profesional se caracterizó en gran medida por
litigar ante los tribunales en el estado y en el interior del país, así mismo buscando
siempre mediante pláticas, asesorías y negociaciones los mejores resultados para sus
clientes.

Formación Académica
Titulación.
Posgrado: Maestría de Juicios Orales de mayo de 2016 a noviembre de 2017 en la
Universidad Xochicalco Campus Tijuana
Posgrado: Maestría de Derecho Constitucional y Amparo de mayo de 2014 a noviembre
de 2015 en la Universidad Xochicalco Campus Tijuana.
Licenciatura en Derecho: Egresado de la Universidad Autónoma de Baja California
(UABC) de 1994 a 2000

3
ASESOR ACADÉMICO

Lic. Juan Pablo Zazueta

Formación Académica

Preparatoria: Universidad Autónoma De Sinaloa (Uas) 2003-2006


Universidad: Universidad Autónoma De Sinaloa (Uas) Licenciaturaenderecho.2007-2012
Universidad UNUEA Nov2017–Mar2019
Título profesional.

Experiencia profesional

Freelance ene–sep. 2017


Mediador para las señoras Lorena y krystel Ramírez.

Notaría Esquer Ruiz número152 Jun–nov2016


Elaborar cancelaciones de hipoteca empresariales y ordinarias, seguimiento a
compraventa, subir información al sistema, elaboración de poderes, certificaciones y
gestorías (acudir a firmas, recabar documentos, ir al registro público, etc.) en distintas
partes del estado y del país.

AsesorfiscalSATFeb14-Jun2015
Brindar información a los contribuyentes sobre las reformas fiscales, como presentar
declaraciones, llamadas de seguimiento para presentar sus declaraciones y realizar
pagos de las mismas cuando estas salían a pagar así como diversos trámites
administrativos.

Cursos y talleres
•Sextosimposiuminternacionaldederecho“LamigraciónenAméricayLaUniónEuropea”abrilde
2008.
•Séptimosimposiuminternacionaldederecho“ElDerechoElectoral”abrilde2010.
•Octavosimposiuminternacionaldederecho“DerechoyOralidad”octubre2011.
•Curso“DesarrolloPersonal”conunaduraciónde20horasenoctubrede2013.
•Curso“ActitudesyValores”conunaduraciónde20horasenoctubrede2013.
•Curso“Liderazgo”conunaduraciónde20horasenoctubrede2013.
•Curso“Técnicasparahablarenpúblicoeimagenejecutiva”conunaduraciónde40horasennovie
mbrede2013.
4
•Curso“Empleabilidad”conunaduraciónde7horasennoviembrede2013.

Capítulo I

1.1-INTRODUCCION…………………………………………………….….…2

1.2-PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA……………………………....…...4

1.3-JUSTIFICACION (FINALIDAD Y METAS)………………………....…...5

1.4-OBJETIVO…………………………………………………………….……5-6

1.5-PREGUNTAS DE INVESTIGACION………………………………….…6

CAPITULO II

2.1-TEOLOGIA DEL DERECHO………………………………….………....7

2.2-NORMA JURIDICA……………………………………………….……….7

2.3-CODIGO PENAL Y JURISPRUDENCIA…………………….…………16

2.4-LEY DE AMPARO, PRUEBA ILICITA Y JURISPRUDENCIA……….16

2.5-LA PRUEBA ILICITA ………………………………………..…...……….26

CAPITULO III

3.1-ELEMENTOS……………………………………………………….……..30

3.2-SUJETOS DENTRO DEL PROCESO………………………………….42

3.3-LA ILICITUD DE LA PRUEBA COMO DATO DE PRUEBA……...…..42

CAPITULO IV

4.1-CONCLUSIONES……………………………………………….……..….45

4.2-RECOMENDACIONES…………………………………………...……...46

4.3-REFERENCIAS Y FUENTES DE INVESTIGACION………………….47

5
4.4-BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………….47

1.1-Introducción:

El tema que se abordará en estas hojas será sobre la prueba ilícita, en materia penal, es
aquella que vulnera los derechos fundamentales del acusado. La presente investigación
describe en qué consiste la prueba ilícita, hace referencia a las reglas de exclusión de la
misma y algunos tipos de diligencias probatorias ilícitas: como la intervención de las
comunicaciones privadas, la tortura en la obtención de confesiones y la autoincriminación.
Si bien sabemos que este es un tema amplísimo es necesario limitar y exponer que, a
pesar de ser un tema sumamente vasto, en este trabajo intentara ayudar al lector a
comprender de una forma sencilla, compleja y con un lenguaje claro que sea entendido
por aquella persona con un conocimiento nulo de derecho.
Siendo que la intención de este es que de manera práctica se pueda utilizar como un
manual de fácil acceso para aquel que le sea necesario.

Si bien una de las primeras situaciones que saltan a la vista son las distintas
terminologías empleadas por los doctrinarios y no solo queda ahí, sino que la
jurisprudencia maneja su propia terminología. Variaciones, entre otras, existen los
siguientes términos: prueba prohibida o prohibiciones probatorias, prueba ilegal o prueba
ilegalmente obtenida, prueba ilícita o ilícitamente obtenida, prueba inconstitucional,
prueba nula, prueba irregular, o prueba viciada, prueba irregular, o incluso el de prueba
clandestina.

Variaciones las cuales entre los doctrinarios se encuentran y señalan diferencias entre
ellas especificando por qué ellos consideran que las variaciones no deberían tomarse
como sinónimo, situaciones que más adelante mediante el desarrollo de este trabajo se le
dará el correcto seguimiento.

6
En base a esta tesis podremos ilustrarnos de una mejor manera el como el cuándo y el
por qué se debe dejar de integrar una prueba ilícita dentro de la carpeta de investigación
en determinado proceso penal diligencia y/o carpeta de investigación, ya que de un
profundo análisis y estudio que establecen la jurisprudencia y demás fuentes del derecho
que se tomaron como base se puede resolver con exactitud las formas tiempos y
características de la misma (prueba ilícita). Y que a el postre dan como resultado para el
caso de que no se excluya la misma de la carpeta de investigación o sea admitida de
forma ilegal dentro del proceso, una violación flagrante al debido proceso.

Es importante señalar que en la actualidad existen un sin número de personas sujetas a


una averiguación en donde dentro de la carpeta de investigación y/o proceso penal o
incluso se encuentra purgando condena alguna incluso dentro de los procesos se
encuentran agregadas o recabadas, desahogadas, probanzas que fueron obtenidas de
forma ilícita, tales como la tortura, el plantar pruebas al imputado etc.: con las cuales se
violenta la esfera jurídica de las personas sin que existiere probanza legal alguna es en
donde empieza a violentar el estado de derecho, las garantías individuales, los derechos
humanos y el debido proceso al cual todo ciudadano tiene derecho en virtud de que se
encuentra consagrado en nuestra carta magna y los ordenamientos legales que existen
para el caso en específico.

Ante las violaciones procesales al ser admitida una prueba contraria a derecho, a la moral
y a las buenas costumbres, nos encontramos en una flagrante violación al estado de
derecho, a la violación de los derechos fundamentales, y derechos humanos que son
inherentes al ser humano, es importante señalar que nuestra constitución política
establece en su artículo primero y ciento treinta y tres, sobre la obligación de las
autoridades en el ámbito de sus competencias respetar y hacer respetar la constitución
aun y cuando existan leyes y reglamentos de los estados que vayan en contra de lo que
establece nuestra constitución, es por lo cual al no respetarse el debido proceso al

7
admitirse y desahogarse pruebas obtenidas de forma ilícita, es por lo cual violentan el
debido proceso contrario a lo que establece nuestra carta magna, probanzas que en
esencia no debieron o deben ser valoradas por el juzgador al momento de emitir su fallo.

1.2- Planteamiento del Problema

Es importante manifestar que el sistema penal en México existen ciertas aristas de suma
importancia para una debida impartición de justicia y que por medio de estas herramientas
puede dar certeza a un procedimiento el cual es muy cuestionado por la sociedad la cual
rige, y cuando nuestra labor como peritos en la materia nos empuja trabajar y/o desvirtuar
las herramientas utilizadas por nuestros Órganos de justica, nos encontramos con la
aplicación errónea o en su defecto la nula aplicación del precepto jurídico motivo de la
presente tesis.

Es por tal motivo que dentro del presente estudio se pretende ayudar a esclarecer a
criterio del suscrito como debe de ser excluida valorada la prueba la misma que el
Juzgador o la autoridad responsable deben desestimarla así mismo por parte del abogado
de qué forma debe plantearla para que la misma no sea admitida o desechada por ser
notoriamente ilegal.

Ya que, con la correcta apreciación y análisis de la prueba ilícita, podremos prepararnos y


sostener en primer término una mejor certeza dentro del proceso penal y dar la seguridad
tanto a los procesados como a los ofendidos que la justicia llevo a cabo su finalidad la de
juzgar debidamente a las personas al admitir correctamente las pruebas e indicios
presentados ante la autoridad.

Dado que hoy en día como ya lo he comentado con anterioridad la falta de credibilidad en
nuestro sistema de justicia se agrava caída día más dado que se interpreta que las
pruebas en los procesos no son debidamente valoradas desde su etapa inicial o en su
defecto las mismas son pruebas obtenidas de forma ilícita. Y por lo cual nuestros
8
Juzgados de alzada muchas veces modifican o Revoca las resoluciones finales o las
determinaciones tomadas durante el proceso.

1.3- Justificación

La Presenta Investigación pretende ayudar a crear un criterio a los Peritos en Derecho al


utilizar correctamente las características de la prueba ilícita para poder excluirla
correctamente dentro del procedimiento y que la misma no sea admitida, y desahogada
perjudicando a alguna de las partes y violentar con esto el debido proceso
salvaguardando con esto un estado de legalidad, transparencia, certeza jurídica, igualdad,
equidad procesal etc.

1.4- Objetivo

Es necesario que conozcamos cuando una prueba es ilícita ya que podremos manejar de
forma clara y precisa la ilicitud en la misma para poder así desestimarla dentro del
proceso, hacerle ver al juzgador que la misma carece de valor probatorio que no debe
concederle alcance o valor alguno en virtud de que la misma al momento de recabarse no
reúne los requisitos que la ley requiere para la licitud de la misma por ende no puede ser
admitida y desahogada dentro del proceso básicamente el objeto de la presente
investigación va en ese sentido formar un conocimiento claro y preciso sobre las reglas de
la prueba o mejor dicho lo que es la prueba ilícita, su contenido y la falta de elementos de
la misma al momento de recabarse.

Este proyecto el cual se redacta en buscar y reforzar el análisis que realiza la autoridad
mediante la prueba obtenida de forma ilícita dentro del procedimiento, misma que muchas
veces se admite de manera errónea trayendo consigo consecuencias y daños irreparables
a alguna de las partes dentro del proceso penal o en la etapa de investigación, es
importante reiterar que el objetivo de la presente es precisamente ese, saber identificar
con precisión las probanzas que obran dentro de la carpeta de investigación o las cuales
ya han sido ofrecidas como prueba y equivocadamente han sido admitidas y quizá
desahogadas dentro del proceso penal de juicio oral, y una vez al identificarlas tener
9
bases y fundamentos para poder solicitar se desechen no sean admitidas o en su defecto
que no se les conceda alcance o valor probatorio alguno en virtud de la naturaleza de las
mismas.

Así mismo se pretende ayudar e informar a los peritos en la materia para que estos
mismos puedan manifestarle a la autoridad mediante sus escritos los criterios con los
cuales deberá la autoridad valorar y cotejar las pruebas ofrecidas dentro del proceso
jurídico. Y de igual forma establecer a base de investigaciones científicas si la probanza
debe ser valorada o no en virtud de su licitud o ilicitud.

1.5- Preguntas de la Investigación

¿La prueba Ilícita es excluida correctamente en el sistema jurídico mexicano?

¿Qué repercusiones Jurídicas acarrear una incorrecta admisión de la prueba ilícita?

¿La incorrecta admisión de la prueba ilícita deviene en la poca credibilidad del sistema
jurídico penal mexicano?

¿Existen criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con relación a la prueba


ilícita?

¿Qué efecto generaría la admisión de prueba que fue obtenida de forma ilícita?

¿Cuál es la importancia del efecto que generaría la admisión de prueba que fue obtenida
de forma ilícita?

¿Cuál es la trascendencia del efecto que generaría la admisión de prueba que fue
obtenida de forma ilícita?

¿En qué consiste el efecto que generaría la admisión de prueba que fue obtenida de
forma ilícita?

¿Cuál es el impacto?
10
Capitulo II

2.1- Teología del Derecho:

Definición: El término ilícita proviene del latín "ilícitas" no está permitido legal o
moralmente.
Lo ilícito se puede definir desde dos puntos de vista:
-legal-moral
Ilícito legal: un quebramiento de la ley
Ilícito moral: alta de ética.

2.2- NORMA JURIDICA


Código Nacional de Procedimientos Penales y Jurisprudencia
Numeral 264 Nulidad de la prueba
Se considera prueba ilícita cualquier dato o prueba obtenidos con violación de los
derechos fundamentales, lo que será motivo de exclusión o nulidad.
Las partes harán valer la nulidad del medio de prueba en cualquier etapa del proceso, y el
juez o tribunal deberá pronunciarse al respecto.

Jurisprudencia
La Primera Sala del máximo Tribunal Constitucional del País, al resolver el amparo directo
en revisión 162/2010, que originó la tesis 1ª.CLXII/2011, en la que planteó que tanto las
pruebas obtenidas con violación de derechos fundamentales (pruebas directas), como
aquellas conseguidas gracias a la violación de un derecho fundamental (pruebas
indirectas), esto es la llamada prueba refleja, están afectadas de nulidad absoluta, de
acuerdo precisamente a la observancia de la regla de exclusión; con lo cual no pueden
ser utilizadas en un proceso judicial; como se advierte de la tesis en comento:
“PRUEBA ILÍCITA. LAS PRUEBAS OBTENIDAS, DIRECTA O INDIRECTAMENTE,
11
VIOLANDO DERECHOS FUNDAMENTALES, NO SURTEN EFECTO ALGUNO.

La fuerza normativa de la Constitución y el carácter inviolable de los derechos


fundamentales se proyectan sobre todos los integrantes de la colectividad, de tal modo
que todos los sujetos del ordenamiento, sin excepciones, están obligados a respetar los
derechos fundamentales de la persona en todas sus actuaciones, incluyendo la de
búsqueda y ofrecimiento de pruebas, es decir, de aquellos elementos o datos de la
realidad con los cuales poder defender posteriormente sus pretensiones ante los órganos
jurisdiccionales. Así, a juicio de esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, las pruebas obtenidas, directa o indirectamente violando derechos
fundamentales, no surtirán efecto alguno. Esta afirmación afecta tanto a las pruebas
obtenidas por los poderes públicos, como a aquellas obtenidas, por su cuenta y riesgo,
por un particular. Asimismo, la ineficacia de la prueba no sólo afecta a las pruebas
obtenidas directamente en el acto constitutivo de la violación de un derecho fundamental,
sino también a las adquiridas a partir o a resultas de aquéllas, aunque en su consecución
se hayan cumplido todos los requisitos constitucionales. Tanto unas como otras han sido
conseguidas gracias a la violación de un derecho fundamental -las primeras de forma
directa y las segundas de modo indirecto-, por lo que, en pura lógica, de acuerdo con la
regla de exclusión, no pueden ser utilizadas en un proceso judicial.

En tanto que en la tesis jurisprudencial 1a./J. 140/2011 (9a.), emitida al resolver el


Amparo directo 9/2008, se señaló de manera genérica que las pruebas en el
procedimiento penal, deben notificarse, cuando transgreden derechos fundamentales,
tanto sustantivos como procesales, de modo que otorgar eficacia probatoria a los medios
de prueba que deriven de la vulneración de derechos fundamentales trastocaría la
garantía de presunción de inocencia, la cual implica que nadie puede ser condenado si no
mediante prueba de cargo, apta, suficiente y obtenida de manera lícita.
12
PRUEBAS EN EL PROCEDIMIENTO PENAL. SUPUESTOS EN QUE DEBE
NULIFICARSE SU EFICACIA. La eficacia de las pruebas en el procedimiento penal debe
nulificarse en los casos en que la norma transgredida establezca: (i) garantías procesales, (ii) la
forma en que se practica la diligencia, o bien, (iii) derechos sustantivos en favor de la persona. Por
su parte, las pruebas derivadas (aunque licitas en sí mismas) deben anularse cuando aquellas de las
que son fruto resultan inconstitucionales. Así́, los medios de prueba que deriven de la vulneración
de derechos fundamentales no deben tener eficacia probatoria, pues de lo contrario se trastocaría la
garantía de presunción de inocencia, la cual implica que nadie puede ser condenado si no se
comprueba plenamente el delito que se le imputa y la responsabilidad penal en su comisión,
circunstancia que necesariamente implica que las pruebas con las cuales se acreditan tales extremos,
deben haber sido obtenidas lícitamente.

Amparo directo 9/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: José́ Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.
Amparo directo 16/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: José́ Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.

Amparo directo 10/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez.
Amparo directo 8/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa
López.

Amparo directo 33/2008. 4 de noviembre de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A.
Valls Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.
Tesis de jurisprudencia 140/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión
privada de cuatro de noviembre de dos mil once.

PRUEBA ILÍCITA. EL DERECHO A UN DEBIDO PROCESO COMPRENDE EL


DERECHO A NO SER JUZGADO A PARTIR DE PRUEBAS OBTENIDAS AL MARGEN
DE LAS EXIGENCIAS CONSTITUCIONALES Y LEGALES. Exigir la nulidad de la prueba
ilícita es una garantía que le asiste al inculpado durante todo el proceso y cuya protección puede
hacer valer frente a los tribunales alegando como fundamento: (i) el artículo 14 constitucional, al
establecer como condición de validez de una sentencia penal, el respeto a las formalidades
esenciales del procedimiento, (ii) el derecho de que los jueces se conduzcan con imparcialidad, en
términos del artículo 17 constitucional y (iii) el derecho a una defensa adecuada que asiste a todo
inculpado de acuerdo con el artículo 20, fracción IX de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. En este sentido, si se pretende el respeto al derecho de ser juzgado por
tribunales imparciales y el derecho a una defensa adecuada, es claro que una prueba cuya obtención
ha sido irregular (ya sea por contravenir el orden constitucional o el legal), no puede sino ser
considerada inválida. De otra forma, es claro que el inculpado estaría en condición de desventaja
para hacer valer su defensa. Por ello, la regla de exclusión de la prueba ilícita se encuentra
13
implícitamente prevista en nuestro orden constitucional. Asimismo, el artículo 206 del Código
Federal de Procedimientos Penales establece, a contrario sensu, que ninguna prueba que vaya contra
el derecho debe ser admitida. Esto deriva de la posición preferente de los derechos fundamentales
en el ordenamiento y de su afirmada condición de inviolables.

Amparo directo 9/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.
Amparo directo 16/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.

Amparo directo 10/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez.
Amparo directo 8/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A. Valls
Hernández. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa
López.

Amparo directo 33/2008. 4 de noviembre de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio A.
Valls Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.
Tesis de jurisprudencia 139/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión
privada de cuatro de noviembre de dos mil once.

VIOLACIONES COMETIDAS EN LA AVERIGUACIÓN PREVIA. ES FACTIBLE SU


ANÁLISIS EN AMPARO INDIRECTO (ALCANCE DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J.
121/2009).

Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia de


rubro: "AMPARO DIRECTO. PROCEDE QUE EN ÉL SE ANALICEN COMO
VIOLACIONES AL PROCEDIMIENTO LAS COMETIDAS EN LA AVERIGUACIÓN
PREVIA, CUANDO AFECTEN LAS GARANTÍAS CONTENIDAS EN LOS ARTÍCULOS
14 Y 20 DE LA CONSTITUCIÓN GENERAL DE LA REPÚBLICA, EN TÉRMINOS DEL
ARTÍCULO 160, FRACCIÓN XVII, DE LA LEY DE AMPARO.", sostuvo que en el amparo
directo procede analizar como violaciones al procedimiento las cometidas en la
averiguación previa cuando afecten los derechos fundamentales contenidos en los
artículos 14 y 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo cual no
debe interpretarse limitativamente, en la medida en que la protección del derecho humano
al debido proceso la conforman sistemáticamente diversos numerales constitucionales,
esto es, el respeto a este derecho se vincula con la observación de los parámetros que la
14
Constitución establece para todas las etapas procedimentales. De tal manera, que la
circunstancia de que en la jurisprudencia 1a./J. 121/2009 se establezca que en el amparo
uniinstancial es posible analizar las violaciones al procedimiento cometidas en la fase de
averiguación previa

no excluye la factibilidad de que también puedan ser objeto de examen en el biinstancial


cuando en éste se reclame un acto respecto del cual sea procedente el juicio de amparo
indirecto (verbigracia, orden de aprehensión o auto de formal prisión), pues por la esencia
de las transgresiones alegadas, lo que se persigue es la exclusión de la prueba ilícita, a
fin de salvaguardar los derechos fundamentales de las personas, lo cual no se lograría si
se negara la posibilidad de determinar la licitud de las pruebas en el amparo indirecto – al
interpretar restrictivamente la jurisprudencia en cita –, lo cual resultaría incluso contrario a
los criterios sustentados por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, así como con el mandato constitucional expreso previsto en su artículo 1o.,
conforme al cual todas las autoridades del país, y desde luego las jurisdiccionales, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y
garantizar en todo momento la protección más amplia de las personas frente a los actos
de autoridad que puedan violentar derechos humanos.

1a./J. 7/2014 (10a.)


Contradicción de tesis 446/2012. Suscitada entre el Segundo Tribunal Colegiado del
Trigésimo Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Cuarto Circuito, el
Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito y el Tribunal Colegiado en
Materias Penal y de Trabajo del Décimo Circuito. 13 de noviembre de 2013. La votación
se dividió en dos partes: mayoría de cuatro votos por la competencia. Disidente: José
Ramón Cossío Díaz. Unanimidad de cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero

15
de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, en cuanto al fondo. Ponente: Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Jaime Santana Turral.
Tesis de jurisprudencia 7/2014 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal,
en sesión de fecha veintidós de enero de dos mil catorce.

Tesis y/o criterios contendientes:


El Segundo Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito, al resolver el amparo en revisión
185/2012, en el que sustentó que deben declararse inoperantes los conceptos de
violación que en vía de amparo indirecto plantean violaciones procesales cometidas en la
averiguación previa, pues conforme a algunas jurisprudencias de la propia Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que invocó, dichas violaciones sólo pueden
ser alegadas y examinadas en el amparo directo que se promueva contra la sentencia
definitiva. El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Cuarto Circuito, al resolver el
amparo en revisión 60/2012, en el que sustentó que al dictarse el auto de formal prisión
reclamado con apoyo en la confesión viciada del impetrante, así como en los testimonios
de sus coinculpados, que no fueron ratificadas ante el Juez responsable, por el contrario,
se retractaron alegando coacción en las mismas, debían otorgarse la protección federal
impetrada para efecto de que se dejara insubsistente el auto de formal prisión reclamado
y, en su lugar, se dictara auto de libertad, en términos del artículo 217 del Código de
Procedimientos Penales del Estado de Nuevo León, sin perjuicio de que posteriormente
se pudieran aportar otras pruebas que resultaran aptas para justificar el dictado de otro
auto de formal prisión.

El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, al resolver el amparo
en revisión 279/2011, en el que sustentó la ilegalidad de la detención y, por ende,
estableció la presunción de coacción por parte de los elementos que participaron en su
localización, presentación e interrogatorio ilegal, así como del fiscal investigador que lo
consintió, y sin hacerle saber la naturaleza y causa de la acción que pesaba en su contra,
recabó una declaración ministerial, además de inverosímil, que no se ajusta a los
requisitos previstos en el artículo 93 del Código de Procedimientos Penales para el
Estado de Jalisco; declaró carentes de valor probatorio las referidas probanzas y concedió
el amparo solicitado, para el efecto de que la responsable dejara insubsistente la
16
resolución de apelación interpuesta contra el auto de formal prisión y, en su lugar, emitiera
una nueva en la que debía prestar todo valor probatorio a las pruebas precisadas,
valorara en su enlace lógico y natural el material probatorio aportado al sumario de origen,
fundando y motivando adecuadamente su proceder y, con plenitud de jurisdicción,
resolviera sobre la situación jurídica del quejoso como en derecho procediera.

El Tribunal Colegiado en Materia Penal y de Trabajo del Décimo Circuito, al resolver el


amparo en revisión 159/2011, en el que sustentó que declaró infundados los conceptos de
violación sobre la coacción física y tortura con que dijeron los inculpados se obtuvo su
declaración ministerial, y con base en ello concedió la protección federal solicitada por los
quejosos, lo anterior, pues estableció que la omisión de analizar el certificado médico en
el que se hicieron constar las lesiones que presentaron los impetrantes, constituye una
deficiencia formal, que afectó sus defensas.
Nota: La tesis de jurisprudencia 1a./J. 121/2009 citada, aparece publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXI, mayo de
2010, página 36.

Esta tesis se publicó el viernes 11 de abril de 2014 a las 10:09 horas en el Semanario
Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del
lunes 14 de abril de 2014, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo
General Plenario 19/2013.

Instancia: Primera Sala. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época. Libro 5, Abril de 2014. Pág. 780. Tesis de Jurisprudencia.
PRUEBA ILÍCITA. VALORACIÓN DEL PRINCIPIO DE SU PROHIBICIÓN O
EXCLUSIÓN DEL PROCESO, BAJO LA ÓPTICA DE LA TEORÍA DEL VÍNCULO O
NEXO CAUSAL ATENUADO EN LA DECLARACIÓN DEL INCULPADO.

Un derecho fundamental que asiste al inculpado durante todo el proceso es la prohibición


o exclusión de la prueba ilícita, alegando como fundamento el derecho a un debido
proceso (artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), a que
los Jueces se conduzcan con imparcialidad (artículo 17 constitucional) y a una defensa
17
adecuada (artículo 20, apartado B, fracción VIII, constitucional); por ende, bajo el criterio
de esta prerrogativa, tanto su declaración ministerial asistido por persona de confianza y
no por licenciado en derecho, carece de valor probatorio alguno, así como sus posteriores
declaraciones, ministeriales o judiciales, si sólo se constriñen a su ratificación, sin que se

Estimen convalidadas, no obstante que sean rendidas en presencia de su defensor,


licenciado en derecho y del Juez de la causa; lo anterior, según este principio de
prohibición o exclusión de la prueba ilícita, pues la nulidad de dichas actuaciones no se
supedita a actos posteriores que puedan interpretarse como su consentimiento o
superación contraria a derecho, la cual dejó en estado de indefensión al inculpado. Sin
embargo, bajo la óptica de la teoría del vínculo o nexo causal atenuado, en el escenario
del proceso propiamente dicho, observando los derechos constitucionales y legales ante
sede judicial, si en presencia del Juez, del Ministerio Público, del defensor, licenciado en
derecho y del secretario fedatario de la diligencia, el inculpado, de manera libre, voluntaria
y espontánea, declara en relación con el hecho imputado, ya sea en el mismo contexto de
su declaración ministerial o en sentido diverso, admitiendo ciertos hechos, negando otros
o haciendo valer causas de exclusión del delito, no obstante que esas manifestaciones
puedan estar relacionadas con la ilicitud de la declaración inicial, si se advierte que la
conexión es tan tenue entre ambas, que su exclusión se considere desproporcionada y
carente de real utilidad, esa conexión causal puede darse por rota o inexistente
jurídicamente, ya que la admisión voluntaria de los hechos no puede considerarse como
un aprovechamiento de la lesión inicial de su derecho fundamental de prohibición o
exclusión de la prueba ilícita.

En consecuencia, es legal que el Juez de la causa o el tribunal de apelación, lleve a cabo


una valoración del principio de prohibición o exclusión de la prueba ilícita, bajo la teoría en
cuestión, ponderando cada caso en particular, en tutela judicial efectiva de los derechos
de debido proceso, defensa adecuada, presunción de inocencia y sustancialmente del
principio contradictorio (sustentado en los argumentos de defensa del imputado) y,
conforme a su libre convicción, a las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y la
máxima de la experiencia, sometidos a la crítica racional, justiprecie lo tenue o débil del
18
vínculo o nexo causal entre la prueba ilícita y la derivada, y determine incluso, su
inexistencia; sin que sea óbice a lo anterior que el juzgador, por el contrario, considere
indivisible dicho vínculo y, por tanto, aplicable la exclusión de la prueba ilícita y la
derivada.
NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO.
I.9o.P. J/12 (10a.)

Amparo directo 286/2013. 5 de septiembre de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:


Miguel Ángel Aguilar López. Secretaria: Alejandra Isabel Villalobos Leyva.
Amparo directo 318/2013. 25 de septiembre de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:
Miguel Ángel Aguilar López. Secretario: Daniel Guzmán Aguado.
Amparo directo 374/2013. 17 de octubre de 2013. Unanimidad de votos. Ponente: Miguel
Ángel Aguilar López. Secretaria: Elizabeth Franco Cervantes.
Amparo directo 345/2013. 28 de noviembre de 2013. Unanimidad de votos. Ponente:
Miguel Ángel Aguilar López. Secretario: Daniel Guzmán Aguado.
Amparo directo 431/2013. 9 de enero de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: Miguel
Ángel Aguilar López. Secretaria: Elizabeth Franco Cervantes.

Esta tesis se publicó el viernes 28 de febrero de 2014 a las 11:02 horas en el Semanario
Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del
lunes 3 de marzo de 2014, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo
General Plenario 19/2013.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la


Federación, Décima Época. Libro 3, febrero de 2014. Pág. 2065. Tesis de Jurisprudencia.
Es importante manifestar que nuestros más altos tribunales han establecido mediante la
jurisprudencia y su interpretación que todas aquellas pruebas obtenidas, directa o
indirectamente dentro de un procedimiento y que violenten derechos fundamentales, las
mismas, un surtan efecto jurídico alguno, estableciéndose incluso para ello supuestos y
19
lineamientos en los que debe nulificarse su eficacia, ya que todo ciudadano tiene derecho
a un debido proceso y el cual y el cual comprende entre otras cosas, a no ser juzgado
dentro de un proceso en el cual se han obtenido pruebas fuera del margen de la legalidad,
y la exigencia constitucional, es importante manifestar que en ocasiones estas pruebas
vienen siendo cometidas desde la integración de la averiguación previa o carpeta de
investigación, ante el Ministerio Publico y las cuales al ser contrarias a los derechos
fundamentales pueden ser analizadas mediante amparo directo.

2.3- Ley de Amparo y Jurisprudencia

Nuestra Ley de Amparo que es reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la


constitución política mexicana. En sus artículos enumeran lo siguiente:
Artículo 12. El quejoso y el tercero interesado podrán autorizar para oír notificaciones en
su nombre, a cualquier persona con capacidad legal, quien quedará facultada para
interponer los recursos que procedan, ofrecer y rendir pruebas, alegar en las audiencias,
solicitar su suspensión o diferimiento y realizar cualquier acto que resulte ser necesario
para la defensa de los derechos del autorizante, pero no podrá substituir o delegar dichas
facultades en un tercero. En las materias civiles, mercantil, laboral tratándose del patrón,
o administrativa, la persona autorizada, deberá acreditar encontrarse legalmente
autorizada para ejercer la profesión de licenciado en derecho o abogado, y deberán
proporcionarse los datos correspondientes en el escrito en que se otorgue dicha
autorización. Sin embargo, las partes podrán designar personas solamente para oír
notificaciones e imponerse de los autos, a cualquier persona con capacidad legal, quien
no gozará de las demás facultades a que se refiere el párrafo anterior

Así mismo para poder dictar un fallo la autoridad en este caso el juez de distrito debe
valorar lo siguiente:
Artículo 74. La sentencia debe contener:
….
III. La valoración de las pruebas admitidas y desahogadas en el juicio; así mismo por qué
se le concedió o no alcance o valor probatorio a las mismas, y si alguna de ellas se

20
desestimó por ser ilegal por haber sido obtenida en contra de los derechos fundamentales
que consagra nuestra constitución (prueba ilícita)
….
Código Nacional de Procedimientos Penales.
Artículo 264. Nulidad de la prueba
Se considera prueba ilícita cualquier dato o prueba obtenidos con violación de los
derechos fundamentales, lo que será motivo de exclusión o nulidad.

Las partes harán valer la nulidad del medio de prueba en cualquier etapa del proceso, y el
juez o tribunal deberá pronunciarse al respecto.
Ahora bien, nuestro código penal manifiesta lo siguiente:
ARTÍCULO 223.- Prueba Circunstancial. - Los Tribunales según la naturaleza de los
hechos y el enlace lógico y natural que exista entre la verdad conocida y la verdad por
conocer o que se busca, apreciarán en conciencia el valor de los indicios hasta poder
considerarlos como prueba plena.

Ahora Bien, la jurisprudencia que es de donde más alpinamente se realiza el estudio del
presente tema se describe lo siguiente:

PRUEBAS. VALORACION EN EL JUICIO DE AMPARO.


El principio general para la valoración de las pruebas en el juicio de amparo, aplicando
supletoriamente las disposiciones del Código Federal de Procedimientos Civiles, consiste
en que el tribunal goza de la más amplia libertad para hacer el análisis de las mismas
unas frente a otras y para fijar el resultado final de dicha valuación, restringida
parcialmente esa amplia libertad, únicamente con las reglas específicas sobre apreciación
de probanzas determinadas que fija la propia ley.

Amparo en revisión 1334/88. Leonardo Romero. 4 de noviembre de1988. Unanimidad de


votos. Ponente: Leonel Castillo González.
Registro No. 237 694
[TA]; 7a. Época; 2a. Sala; S.J.F.; 151-156 Tercera Parte; Pág. 150

21
PRUEBAS EN EL JUICIO DE AMPARO. SU VALORACION CON INDEPENDENCIA DE
QUIEN LAS HUBIERA OFRECIDO.
El Juez de Distrito no actúa arbitrariamente al apreciar las pruebas rendidas en autos por
los quejosos de modo que resultan contrarias a los intereses de los propios oferentes, ya
que no existe disposición alguna en el sentido de que las pruebas presentadas por las
partes solamente pueden favorecer los intereses de quien las ofrece

ni tampoco que obligue al juzgador a que, al decidir los puntos litigiosos, se valga
únicamente de los medios demostrativos que favorezcan a quienes los aportaron, pues,
de admitirse esa limitación, se haría nugatoria la función del órgano jurisdiccional de
buscarla verdad, al impedírsele aprovechar, para decidir, los elementos de juicio que
pudieran perjudicar a quien los aportó; por eso el artículo 78 de la Ley de Amparo al
indicar que en las sentencias que se dicten en los juicios de garantías solamente se
tomarán en cuenta las pruebas que justifiquen la existencia del acto reclamado y su
constitucionalidad o inconstitucionalidad, lo hace en forma general, sin precisar que las
pruebas que se tomen en consideración para justificar la existencia del acto reclamado y
su constitucionalidad o inconstitucionalidad, deban ser en cada caso de las aportadas por
alguna de las partes en particular, sino que le deja libertad al juzgador para que se valga
de las que considere pertinentes, independientemente de quien las haya exhibido.

Amparo en revisión 416/81. Ángel Rosique Hernández y otro. 13 de julio de 1981.


Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Atanasio González Martínez.

Registro No. 181 490


[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; XIX, Mayo de 2004; Pág. 1815

En el proceso penal no es dable acoger la falacia de la división, que consiste en asumir


que las partes de un todo deben tener las propiedades de éste, y que en el caso se refleja
al aislar cada elemento de convicción y demeritar su eficacia o contundencia demostrativa
por sí mismo, es decir, considerado aisladamente. Lo anterior es improcedente, cuenta
22
habida que de cada medio de prueba pueden desprenderse uno o varios indicios, signos
o presunciones, con un determinado papel incriminador, partiendo de que el indicio atañe
al mundo de lo fáctico e informa sobre la realidad de un hecho acreditado, que sirve como
principio de prueba, no necesariamente para justificar por sí mismo un aserto, o la verdad
formal que se pretende establecer, sino para presumir la existencia de otro hecho
desconocido, a base de razonar silogísticamente partiendo de datos aislados que se
enlazan entre sí en la mente, para llegar a una conclusión, y es precisamente la suma de
todos los indicios, lo que constituye la prueba plena circunstancial,

que se sustenta en la demostración de los hechos indiciarios y en el enlace natural, más o


menos necesario, entre la verdad conocida y la buscada. Por ello, la eficacia de la prueba
indiciaria o circunstancial, como prueba indirecta, no parte de pruebas plenas aisladas,
sino de datos unívocos, concurrentes y convergentes, de cuya articulación, concatenación
y engarce, se obtiene objetivamente una verdad formal, a través de una conclusión
natural, a la cual cada indicio -considerado en forma aislada- no podría conducir por sí
solo.

En efecto, en un Estado de Derecho, el cumplimiento de los principios y garantías


constitucionales es de importancia primordial a fin de fortalecer el estatus de seguridad
jurídica del que debe gozar todo individuo, específicamente en el sistema procesal penal,
entre los parámetros que mínimamente deben observarse, están los principios que rigen
el debido proceso penal, entre ellos tiene relevancia especial el de presunción de
inocencia, al grado de que en torno a él se desenvuelve el objeto del procedimiento penal,
el acredita miento del delito, la demostración de plena responsabilidad del acusado y la
imposición de las penas, como consecuencia jurídica de la afirmación de los presupuestos
anteriores.

La finalidad de insertar el principio de presunción de inocencia como uno de los pilares del
proceso penal, obedece a su vez a la necesidad de proteger a cualquier persona ante
posibles acusaciones falsas o sin pruebas suficientes que soporten la acusación, dado
que la intervención del Derecho Penal en la vida de los gobernados, genera efectos de

23
considerable repercusión porque para el sentenciado representará un atentado contra su
libertad personal y su dignidad misma.

Ninguna norma de derecho interno o internacional permite dar preferencia a los derechos
de las víctimas frente a los derechos de la defensa en los procesos penales, aun cuando
se encuentren involucrados menores de edad y deba protegerse su interés superior en la
participación de los mismos.

Es incuestionable y así lo ha venido manifestando la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, el hecho que el órgano jurisdiccional amen de no permitir las injusticias

Ni violentar los derechos fundamentales del inculpado y de la víctima misma, a fin de no


soslayar el equilibrio entre las partes y dar seguridad jurídica, ha de someterse a cierta
metodología de estudio para estar en aptitud de dictar una resolución apegada a
derecho, por lo que sirva de base a fin de demostrar la anterior afirmación, tenemos que
el Tribunal Pleno estima necesario aludir a los principios rectores del ejercicio
interpretativo que debe seguir el juzgador para arribar a la conclusión justa del asunto y
que son:

1) El debido proceso legal contiene un principio que denota, normativamente, el


imperativo de buscar la verdad, de que se investigue o en su caso, se demuestre la
veracidad de todo argumento o hecho que llegue al proceso para que adquiera validez en
una sentencia justa.

2) La prueba debe tener eficacia jurídica para llevar al juez al convencimiento, a la certeza
sobre los hechos que sirven de presupuesto a las normas aplicables al litigio o a la
pretensión voluntaria o a la culpabilidad penal investigada.

3) Si existen los testigos presenciales, debe oírseles directamente; de otra manera no se


obtiene la debida convicción y se corre el riesgo de desvirtuar los hechos o de llegar a
conclusiones erradas.
24
4) El principio de equidad procesal como exigencia judicial para efectos de la valoración
de la prueba, consiste en que las partes deben tener los mismos derechos e idénticas
expectativas, posibilidades y cargas procesales, lo que deriva a su vez de la regla general
de la igualdad de los sujetos ante la ley.

5) El proceso penal es un medio para asegurar, en la mayor medida posible la solución


justa de una controversia.

6) El equilibrio de los sujetos procesales es de suma importancia.

7) El principio de igualdad procesal debe regir a los argumentos de prueba, esto es, a los
motivos que hacen reconocer el valor o la fuerza probatoria de un medio de convicción.

8) Una vez que el procedimiento probatorio ha quedado cumplimentado por haberse


aportado y desahogado todos los medios de prueba que legal o lícitamente se hubieran
incorporado al proceso, el juez se enfrenta a todo ese material para apreciarlo y sacar de
él las consecuencias legales del caso. Esta operación conocida como “valoración de la
prueba”, es una actividad intelectiva y en ella el juez, con base en sus conocimientos de
derecho y también con apoyo en las máximas de la lógica, la experiencia, la
imparcialidad, la razón y la equidad, obtiene conclusiones objetivas sobre las
declaraciones, los hechos, las personas, las cosas, los documentos, las huellas y,
además, sobre todo aquello que como prueba se hubiera llevado al proceso para tratar de
reconstruir y representarse mentalmente la realidad de lo sucedido y así obtener la
convicción que le permita sentenciar con justicia.

9) De esta manera, la valoración de la prueba no es otra cosa que la operación mental


que realiza el juzgador con objeto de formarse una convicción sobre la eficacia que
tengan los medios de prueba que existan en autos. Tal valoración tiende a verificar la
25
concordancia entre el resultado de probar y la hipótesis o hechos sometidos a
demostración en la instancia.

10) Los medios ofrecidos por ambas partes procesales deberán ser valorados con el
mismo estándar o idénticas exigencias de juicio para generar convicción.

11) Ambas partes deben tener la misma valía delante del juzgador al momento de
conocer la verdad, pues de otro modo se pierde el rango científico que debe revestir la
valoración de la prueba judicial.

12) Las declaraciones de los menores de edad, quienes debido a su inmadurez


psicológica pueden olvidar los detalles importantes y no retener los que interesan para
conocer la verdad, y a quienes, por supuesto no se les puede exigir el mismo rigor en una
declaración

Que a un adulto, no deben estar aisladas sino robustecidas con el restante caudal
probatorio.

Ahora bien como ha quedado claramente evidenciado con las anteriores jurisprudencias,
la prueba circunstancial para efectos de ser tomada en consideración y considerar que la
misma es prueba plena requiere forzosamente que se encuentren probados los hechos de
los cuales se derivan las presunciones y que exista un enlace natural más o menos
necesario entre la verdad conocida y la que se busca, ahora bien al no ocurrir en esencia
ninguno de los elementos antes mencionados es por ello que la responsable violenta en
perjuicio de mi representado las garantías de seguridad jurídica, procesal y constitucional
al realizar una incorrecta valoración de las pruebas ya que en su afán de otorgar un
derecho o aplicar la ley violenta otra garantía o derecho de igual forma contemplado en
nuestra propias constitución y el cual conocemos como principio de presunción de
inocencia y el cual únicamente se puede desvirtuar cuando existen suficientes elementos
incriminatorios y seguir un proceso penal en su contra en la que se respeten las
formalidades esenciales del procedimiento, las garantías de audiencia, y las de ofrecer
pruebas para desvirtuar la imputación correspondiente, el juez pronuncie sentencia
26
definitiva declarándolo culpable y por otra, el principio acusatorio, mediante el cual
corresponde al Ministerio Publico la función persecutoria de los delitos y la obligación
(carga) de buscar y presentar las pruebas que acrediten la existencia de estos.

Así, para tener por integrada la prueba circunstancial, debe acudirse a dos reglas
fundamentales: la primera exige que estén probados los hechos de los que se deriven las
presunciones y, la segunda, que exista un enlace lógico, jurídico y natural, más o menos
necesario entre la verdad conocida y la que se busca. También la unión entre esos dos
elementos debe guardar relación de estricta congruencia, igual que si se tratara de un
vínculo de causa-efecto, o sea, entre el hecho que se establece presuntivamente y la
verdad conocida de la que parte el razonamiento, debe existir un nexo racional y no sólo
meras conjeturas o apreciaciones subjetivas del juzgador.

En esos términos se ha pronunciado esta Suprema Corte según se advierte de las tesis
que se reproducen a continuación:

PRUEBA ILÍCITA. EL DERECHO A UN DEBIDO PROCESO COMPRENDE EL


DERECHO A NO SER JUZGADO A PARTIR DE PRUEBAS OBTENIDAS AL MARGEN
DE LAS EXIGENCIAS CONSTITUCIONALES Y LEGALES.

Exigir la nulidad de la prueba ilícita es una garantía que le asiste al inculpado durante todo
el proceso y cuya protección puede hacer valer frente a los tribunales alegando como
fundamento: (i) el artículo 14 constitucional, al establecer como condición de validez de
una sentencia penal, el respeto a las formalidades esenciales del procedimiento, (ii) el
derecho de que los jueces se conduzcan con imparcialidad, en términos del artículo 17
constitucional y (iii) el derecho a una defensa adecuada que asiste a todo inculpado de
27
acuerdo con el artículo 20, fracción IX de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. En este sentido, si se pretende el respeto al derecho de ser juzgado por
tribunales imparciales y el derecho a una defensa adecuada, es claro que una prueba
cuya obtención ha sido irregular (ya sea por contravenir el orden constitucional o el legal),
no puede sino ser considerada inválida. De otra forma, es claro que el inculpado estaría
en condición de desventaja para hacer valer su defensa. Por ello, la regla de exclusión de
la prueba ilícita se encuentra implícitamente prevista en nuestro orden constitucional.
Asimismo, el artículo 206 del Código Federal de Procedimientos Penales establece, a
contrario sensu, que ninguna prueba que vaya contra el derecho debe ser admitida. Esto
deriva de la posición preferente de los derechos fundamentales en el ordenamiento y de
su afirmada condición de inviolables.

1a./J. 139/2011 (9a.)

Amparo directo 9/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio
A. Valls Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique
Sánchez Frías.

Amparo directo 16/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente:


Sergio A. Valls Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel
Enrique Sánchez Frías.

Amparo directo 10/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente:


Sergio A. Valls Hernández. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina
Cortés Rodríguez.

28
Amparo directo 8/2008. 12 de agosto de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Sergio
A. Valls Hernández. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria:
Rosalía Argumosa López.

Amparo directo 33/2008. 4 de noviembre de 2009. Mayoría de cuatro votos. Disidente:


Sergio A. Valls Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel
Enrique Sánchez Frías.

Tesis de jurisprudencia 139/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión privada de cuatro de noviembre de dos mil once.

Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,


Décima Época. Libro III, diciembre de 2011. Pág. 2057. Tesis de Jurisprudencia.

Como se ve, la prueba ilícita consiste en la valoración y oportuna exclusión de las mismas
que hace el juzgador penal respecto de todos los elementos de prueba aportados por las
partes que se encuentran agregados en la carpeta de investigación y que han sido
ofrecidos
Como medio de prueba en el proceso o que derivan de las pruebas existentes en el
sumario, los cuales, valorados en su conjunto, y pueden llegar a generarle una convicción
en relación con determinada hipótesis, ya que con base en las presunciones que arrojen
los medios de convicción, puede arribarse a una conclusión sostenible conforme a la
lógica y a la razón.

En efecto, constituye indicio el hecho o presunciones conocidos, que permiten inferir la


existencia o inexistencia de otro hecho desconocido; siendo para ello necesario una
operación lógica basada en las normas generales de la experiencia, así como en
principios científicos y técnicos, conforme a la cual cada indicio debe apreciarse en su
valor propio, para luego concatenarse entre sí, a fin de que los hechos indiciarios
29
produzcan en el ánimo del juzgador una certidumbre primaria, la cual se va fortaleciendo
en cada operación que tenga por objeto investigar verdades por medio de pruebas
indirectas, de manera tal que la verdad a que se llegue a través de la prueba indiciaria,
excluya necesariamente cualquier rango de duda razonable en estricto respeto al principio
de presunción de inocencia.

ARTÍCULO 213.-Valoracion conforme a la sana critica.-La autoridad competente hará el


análisis y VALORACION de las pruebas rendidas de acuerdo con los principios de la
lógica y máximas de la experiencia, debiendo además OBSERVAR LAS REGLAS
ESPECIALES QUE LA LEY FIJE.

En todo caso la autoridad expondrá en su resolución los razonamientos que haya tenido
en cuenta para valorar cada una de las pruebas.

2.4- PRUEBA ILÍCITA


Desde el punto de vista jurídico, prueba es todo aquello que nos permite descubrir la
verdad procesal, es decir, es todo lo que permite a los intervinientes acreditar las
proposiciones fácticas que realizan. Guillermo Colín Sánchez se refiere a la prueba en
materia penal como

todo medio factible de ser utilizado para el conocimiento de la verdad histórica y la


personalidad del presunto delincuente. Ahora bien, Sentís Melendo al referirse a la ilicitud
probatoria señala que ésta se refiere a las pruebas obtenidas en violación de derechos
constitucionalmente, o aun legalmente, garantizados. Retomando, para que exista licitud
en la prueba se requiere que los datos y los medios probatorios hayan sido obtenidos,
producidos y reproducidos también por medios lícitos.

El concepto de prueba ilícita, que se tomará como base para la presente investigación, es
el que nos ofrece Alex Calocca, para quien la prueba ilícita es aquella obtenida o
practicada con infracción de cualquier derecho fundamental del imputado o de terceros,

30
reconocido a nivel constitucional en un país, ya sea directamente o por remisión a los
tratados internacionales sobre derechos humanos.
En razón de la teoría anterior, cuando hablamos de prueba ilícita, tenemos que remitirnos
a los estándares mínimos de vigencia de los derechos fundamentales de los imputados o
procesados, por lo que las reglas de la prueba ilícita se encuentran vinculadas al sistema
procesal penal del país en que se desarrollen.

Ahora bien, el concepto de prueba ilícita, no se concibe como un derecho fundamental


autónomo, sino como una garantía de hacer valer los derechos inherentes al ser humano.
Desde este ángulo, una prueba ilícita no debe gozar de validez procesal, y en efecto,
cualquiera de las partes podrá denunciarla, sin embargo, será el tribunal quien decidirá lo
pertinente en cuanto a su admisión, quedando, lógicamente, abierta la puerta al posible
planteamiento de un recurso.

Existen variaciones en las terminologías empleadas por los doctrinarios y la


jurisprudencia. Variaciones, que entre otras, existen los siguientes términos: prueba
prohibida o prohibiciones probatorias, prueba ilegal o prueba ilegalmente obtenida, prueba
ilícita o ilícitamente obtenida, prueba inconstitucional, prueba nula, prueba irregular, o
prueba viciada, prueba irregular, o incluso el de prueba clandestina.

Algunas de ellas constituyen verdaderas divergencias conceptuales; así, Gimeno Sendra


sobre el tema distingue entre la prueba ilícita y la prueba prohibida, la primera es aquella
que infringe cualquier Ley (no sólo la Fundamental, sino también la legislación ordinaria),
En tanto que la prueba prohibida es la que surge con violación de las normas
constitucionales tuteadoras de los derechos fundamentales. Para Picó Junoy, autor citado
por Miranda, prueba ilícita y prueba prohibida no son excluyentes, siendo este último un
concepto gráfico y expresivo que resulta correcto para denominar las consecuencias o
efectos prohibitivos que la prueba ilícita comporta, esto es, la prohibición de admisión y la
prohibición de valoración.

31
Así, destaca Miranda Estrumpes que para Guari glía F, el tema de la prueba ilícita, es uno
de los más complejos y polémicos de la dogmática procesal penal, por lo que se
establece que el primer problema se presenta al abordar el estudio y análisis de su
concepto, por cuanto que no existe unanimidad en la doctrina acerca de lo que debe
entenderse por prueba ilícita. Para un primer sector doctrinal la prueba ilícita es aquella
que atenta contra la dignidad de las personas, es decir, contra la dignidad humana; para
otro otros grupos de autores, que parten de un concepto de ilicitud único para el orden
jurídico en general que identifican con la idea de violación de la norma o Derecho, será
aquella obtenida o practicada con infracción de normas del ordenamiento jurídico.

Otros autores como Orlando Alfonso Rodríguez, destacan que prueba ilegal es aquella
inconducente, impertinente o ineficaz, que atenta contra el principio de economía procesal
por no saber si al admitirla tendrá capacidad de conocimiento; probanza que en principio
no debe ser valorada, pero si es admitida en el proceso es susceptible de ser impugnada
por violación indirecta de las leyes sustantivas. En tanto que la prueba ilícita es aquella
practicada con vulneración a un derecho o libertad fundamental; sin que la denominación
prueba inconstitucional sea útil, al quedar fuera de protección derechos fundamentales
establecidos en instrumentos internacionales.

El Estado Mexicano mediante la reforma constitucional en Derechos Humanos concilia el


principio der supremacía constitucional que establece el artículo 133 de la Constitución
Federal con la prevalencia de los tratados internacionales en el ámbito interno, al
establecerse en su artículo primero, como ha quedado expuesto en el desarrollo del
presente trabajo, que todas las autoridades del país,

Dentro del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los
derechos humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos
contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado Mexicano, y bajo

32
el principio de interpretación de lo más favorable al derecho humano de que se trate, lo
que se conoce en la doctrina como principio pro omine.
Sin embargo, con posterioridad, la política liberal del estado garantista, obligó a ponderar
los intereses del poder público y el de respetar los derechos constitucionales de los
ciudadanos, de tal manera que respeto a éstos, cedió la finalidad de conocer la verdad
histórica por los principios constitucionales referidos no sólo a la actividad probatoria, sino
a la obtención de determinadas fuentes de prueba, en la medida en que pueden entrar en
colisión con derechos fundamentales, tales como el respeto a la dignidad humana e
intimidad de las personas.

Cuando estos derechos subjetivos públicos se incorporan a la vida política de un Estado,


se constituyen elementos esenciales del ordenamiento jurídico, por lo que se estima nula
la prueba que se obtenga con violación a ellos y los jueces deben estimarla inexistente al
construir su base crítica en el momento de que el material probatorio les arroje convicción.
Por mucho tiempo se pensó que la verdad material era absoluta, pero su respeto no sólo
es interés del inculpado sino de la sociedad, no se puede obtener la verdad real a
cualquier precio, pues si la condena se basara fundamentalmente en una prueba que se
obtuvo con violación a las garantías individuales del inculpado, ello vulneraría el principio
de presunción de inocencia.

Es propio mencionar que no siempre se conoce la ilicitud probatoria desde un principio y


en este contexto parece razonable que antes del juicio oral se habilite un trámite procesal
para que las partes puedan denunciar la ilicitud de un medio de prueba aportado al
proceso. También, podrían hacerlo en el propio juicio oral. Ahora bien, es preciso
determinar: ¿y si ninguna parte denuncia la ilicitud de dicha prueba? ¿Puede el tribunal
apreciar de oficio su ilicitud?

En México, de acuerdo a la normatividad, el momento propicio para solicitar que no se


admita una prueba ilícita es ante el juez de control durante la audiencia intermedia. La ley
33
es omisa respecto de si las partes pueden hacerlo durante la primera etapa del
procedimiento penal oral. Lo que sí establece es que de haber sido aceptada una prueba
que tenga el carácter de ilícita, ésta no deberá ser valorada por el tribunal del juicio oral.

CAPITULO III
3.1-Elementos
ACTOS QUE CONSTITUYEN PRUEBA ILÍCITA
Tortura en la obtención de confesiones
La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes 10 señala que por tortura se entiende todo acto por el cual se inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de
castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar
o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de
discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario
público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia.
El numeral 15 de dicha Convención estipula que todo Estado Parte se asegurará de que
ninguna declaración que se demuestre que ha sido hecha como resultado de tortura
pueda ser invocada como prueba en ningún procedimiento, salvo en contra de una
persona acusada de tortura como prueba de que se ha formulado la declaración.

De la misma manera, el artículo 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y


Sancionar la Tortura define a la tortura como todo acto realizado intencionalmente por el
cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de
investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida
preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la
aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la

34
víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o
angustia psíquica.

El derecho a no ser sometido a tortura está firmemente establecido en el derecho


internacional. La Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes prohíben expresamente la tortura. Del mismo modo,
varios instrumentos regionales como la Convención Americana de Derechos Humanos en
el numeral 8.3 condiciona la validez de la confesión a que haya sido obtenida sin coacción
de ninguna naturaleza.

Por su parte, la Declaración sobre la protección de todas las personas contra la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes en su artículo 1 coincide con las
anteriores al definir la tortura como todo acto por el cual todo funcionario público u otra
persona en ejercicio de sus funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia, inflija intencionalmente a una persona dolores o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales. De igual manera, el Estatuto de la Corte
Penal Internacional (Roma) establece que torturar es causar intencionalmente, dolores o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo
su custodia o control.
Aterrizando en la norma mexicana, la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos prohíbe la tortura en el artículo 20 apartado B en el que a su vez estipula los
derechos de toda persona imputada y entre ellos se menciona:

II. A declarar o guardar silencio. Desde el momento de su detención, se le harán saber los
motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en su
perjuicio. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal toda incomunicación,
intimidación o tortura. La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo
valor probatorio;
35
Además, la definición de tortura se establece en el artículo 206 bis del código penal del
Distrito Federal, la cual coincide con los artículos 371, 374 y 264 de los códigos de
Zacatecas, San Luis Potosí y Guanajuato respectivamente; en ellos se menciona que
consiste en que un servidor público, en el ejercicio de sus atribuciones o con motivo de
ellas, inflija a una persona dolores o sufrimientos físicos o psicológicos, con el fin de
obtener de ella o de un tercero información o una confesión; castigarla por un acto que
haya cometido o se sospeche que ha cometido; o coaccionarla para que realice o deje de
realizar una conducta determinada.

En congruencia con lo anterior, no se justifican las prácticas a través de las cuales se


infligen torturas y malos tratos a los detenidos con el fin de obtener confesiones forzadas
y declaraciones auto inculpatorias que posteriormente se utilicen con efectos probatorios
dentro de un juicio. Son conocidos los casos en los que se utiliza la tortura como medio
para obtener confesiones las cuales se hacen valer dentro del procedimiento penal. La
tendencia que prevalece está a favor de que se niegue la admisión de este tipo de
pruebas ya que vulneran los derechos fundamentales del imputado, entre ellos, su
integridad personal. Los detractores están a favor de que dicha prueba sea admitida,
sustentando su postura en que la persecución de la verdad material debe estar por
encima de otros intereses estatales.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha analizado estas graves transgresiones
y se ha manifestado en el sentido de anular los actos procesales derivados de la tortura o
de tratos crueles como una medida útil para reducir las consecuencias de una violación a
las garantías judiciales establecidas por el Pacto de San José.

De hecho, el órgano resoluto siguiendo lo dispuesto por dicha Convención señala que
―la confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna
naturaleza, es decir que no se limita el supuesto de hecho a que se haya perpetrado un
acto de tortura o trato cruel, sino que se extiende a cualquier tipo de coacción. De hecho,
al comprobarse cualquier tipo de coacción capaz de quebrantar la expresión espontánea
de la voluntad de la persona, implica necesariamente la obligación de excluir la evidencia
36
respectiva del proceso judicial. Por lo tanto, anular estas declaraciones dentro de un juicio
constituye un medio necesario para desincentivar el uso de cualquier tipo de coacción.
Referida Corte reiteró que la situación de indefensión y vulnerabilidad en la que se
encuentran las personas a quienes en el momento de ser detenidas se les somete a
tratos crueles, inhumanos y degradantes, con el objeto de suprimir su resistencia psíquica
y forzarla a auto inculparse, pueden producir sentimientos de miedo, angustia e
inferioridad capaz de humillar y devastar a una persona y posiblemente quebrar su
resistencia física y moral de igual forma, el Tribunal ha considerado que las declaraciones
obtenidas mediante coacción no suelen ser verídicas, debido a que el individuo sujeto a
ellas, intenta aseverar lo necesario para lograr no seguir recibiendo los tratos crueles o la
tortura o porque la confesión puede ser consecuencia del maltrato que padeció la persona
y el miedo subsistente después de estos hechos. Es por ello que se considera que
aceptar o dar valor probatorio a las declaraciones o confesiones obtenidas mediante
coacción, que afecten a la persona o a un tercero, constituye por su parte, una infracción
a un juicio justo. En este entendido, el carácter absoluto de la regla de exclusión se
traduce en la prohibición de otorgarle valor probatorio no sólo a la prueba obtenida
directamente mediante coacción, sino también a la evidencia que se desprende de dicha
acción. Consecuentemente, al excluir la prueba que ha sido encontrada mediante la
fuerza, o derivada de la información obtenida mediante mencionados métodos, otorga a la
regla de exclusión un carácter absoluto e inderogable al mismo tiempo que garantiza de
manera adecuada la regla de exclusión.
El criterio de la Corte concluyó que los tribunales que conocieron la causa en todas las
etapas del proceso debieron excluir totalmente las declaraciones ante el Ministerio Público
y la confesión rendida, por cuanto la existencia de tratos crueles e inhumanos inhabilitaba
el uso probatorio de dichas evidencias, de conformidad con los estándares internacionales
que ya han sido expuestos.

Conviene mencionar que la tortura está íntimamente ligada con la autoincriminación, y


debido a ello justamente la prohibición de la tortura tiene su fundamento, además de en el
principio de humanidad y en la protección del derecho a vida y a la integridad física y
moral, en el principio Nemo tentar, ya que generalmente el empleo de la misma tiene
como finalidad obtener la confesión del acusado y con ello su condena.
37
En suma, coincidimos con el jurista español Muñoz Conde, por cuanto en las primeras
líneas manifiesta que “la eterna tensión entre la tarea de investigar y, en su caso, castigar
el delito, y la de respetar los derechos fundamentales del acusado, se acentúa cuando no
hay, como en el caso de la tortura, una prohibición absoluta, sino una relativa que
depende del cumplimiento de determinados requisitos fijados legalmente, o de las
diversas circunstancias concurrentes en cada caso que deberán ser ponderados por el
juzgador.”14 La doctrina de la ponderación, que es desarrollada en Europa consagra que
el órgano decisor debe de poner en una balanza tanto los intereses de la investigación
criminal como aquellos que tutelan los derechos humanos de los presuntos responsables.
En el caso de la tortura, sin embargo, estimamos que dichas prácticas deben de ser
prohibidas y la información mediante ella obtenida no debe de ser valoradas dentro de un
procedimiento.
Intervención de las comunicaciones privadas en el procedimiento penal
El empleo de los medios audiovisuales en la investigación y, en su caso, como prueba de
un delito no produce el mismo rechazo o repudio que la tortura, entre otras cosas porque
no implica graves afectaciones a la integridad de un individuo y porque su utilización
puede ser admitida, bajo la condición, atendiendo a que ello sea compatible con los
derechos fundamentales del ciudadano establecidos por los Pactos Internacionales. Para
que se

Puedan intervenir las comunicaciones, se deben llevar a cabo determinados


procedimientos y garantías establecidos por las Cartas Magnas de los distintos países. A
manera de ilustración, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone
en el párrafo XII del artículo 16 que las comunicaciones privadas son inviolables y que la
ley sancionará penalmente cualquier acto que atente contra la libertad y primacía de las
mismas, excepto cuando sean aportadas de forma voluntaria por alguno de los
particulares que participen en ellas.

Al respecto del uso de información obtenida por interceptaciones telefónicas se debe


considerar que si no se ven afectados los medios de defensa que puede hacer valer el
imputado dentro del proceso, no existe una verdadera vulneración de derechos
38
fundamentales y, por lo tanto, se podrían admitir los datos obtenidos, aunque constituyan
prueba ilícita. En este tenor, si la defensa del imputado no se ve afectada y puede hacer
valer todos los recursos que la ley le otorga, no se estaría frente a una verdadera
vulneración de derechos fundamentales del imputado.
De esta manera, cabe decir que el derecho al secreto de las comunicaciones no es
superior al resto de los derechos, sino igual a los demás, siendo así que en el ámbito de
su protección deben imperar los mismos requisitos generales que informan la actuación
del Estado en la investigación penal, por supuesto siempre atendiendo al principio de
proporcionalidad que debe procurar un marco de juego suficiente para combinar la
investigación y evitar la impunidad de personas, funciones y delitos.
Con respecto a las interceptaciones de las comunicaciones privadas, la pluralidad de
situaciones en las que estas técnicas pueden ser utilizadas, dificulta una valoración
unitaria de las mismas desde el punto de vista de su admisibilidad como pruebas en el
proceso y de ahí que sea difícil determinar a priori y sin referencias a casos concretos,
cuando, por ejemplo, las grabaciones audiovisuales, pueden considerarse como medios
de prueba legítimos y cuando no.
Además, al hacer el estudio de las grabaciones como pruebas en el proceso penal, es
necesario establecer una división, entre las grabaciones realizadas por órganos estatales
y las realizadas por particulares. Tomando en consideración la obra de Muñoz Conde se
observa que en el caso de grabaciones realizadas por órganos estatales, sólo deben
admitirse en los casos fijados legalmente, bajo control judicial y de acuerdo con el
principio de necesidad, intervención mínima y proporcionalidad entre la duración de esta y
la gravedad del delito.
En las grabaciones que son realizadas por particulares, la conducta de grabar una
conversación por uno de los interlocutores sin el consentimiento del otro, puede quedar
amparada por alguna causa de justificación, que tratándose de un particular puede ser el
estado de necesidad o el ejercicio legítimo de un derecho. Desde luego, este puede ser el
caso, cuando el que graba pretende con la grabación defender sus legítimos derechos,

Sobre todo si está siendo víctima de un delito y condicha grabación puede ayudar a la
identificación del autor y su castigo.

39
La interceptación y grabación telefónica ha sido un tema que pone en la balanza, por un
lado, la investigación de un hecho criminal y por otro, el respecto al derecho a la primacía
de las comunicaciones, con respecto a las grabaciones realizadas por particulares, Rocín
establece: “en general, los Tribunales, en relación a los delitos más graves, han dado
primacía al interés en la averiguación de la verdad, y respecto a los menos graves, por el
contrario, han dado prioridad a la protección del ámbito privado”.
En relación con lo anterior es importante señalar que las grabaciones ideográficas
llevadas a cabo por la víctima de un delito pueden ser utilizadas como pruebas, siempre
que después sea comprobada su autenticidad y sean incorporadas al juicio oral, para ser
sometidas a contradicción y a la valoración del juzgador. Por supuesto, el mismo
tratamiento hay que darle a los casos en los que el que realiza la grabación es un tercero
que, de algún modo, incluso fortuitamente, actúa en beneficio de la víctima del delito.
En consecuencia, la admisión como prueba de una captación video gráfica que revela
actos de la intimidad personal es mucho más factible cuando el que realiza la grabación
se trata de la víctima de un delito.
Si bien es cierto que existe cierta regulación sobre la intervención de llamadas telefónicas
en México, dicha regulación es insuficiente toda vez que sería de suma trascendencia que
el legislador incluyera criterios al regular las reglas de admisión y rechazo de las pruebas
para dar un resultado favorable para la colectividad, teniendo en cuenta que es necesario
incluir disposiciones sobre la admisión de la prueba ilícita en determinados casos, ya que,
es lo que hace falta para que se cuente con un panorama más claro y amplio sobre la
prueba y su admisión en el proceso penal, debido a que lo que establece el artículo 20
Fracción IX de la CPEUM no es suficiente para el estudio de la prueba violatoria de
derechos fundamentales.
Autoincriminación
El principio de no autoincriminación tiene una larga tradición. Su fuente más directa se
encuentra en la máxima latina Nemo tentar pradera se ipsum accusare (nadie está
obligado a traicionarse a sí mismo) tomada por el derecho común europeo directamente
desde el Corpus iuris canonici. Actualmente, el principio se encuentra ampliamente
incorporado a

Las declaraciones internacionales de derechos humanos y a los catálogos de garantías


constitucionales de los Estados.21
40
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce en su artículo 14. 3. g) el
derecho a toda persona acusada de un delito el derecho a no ser obligada a declarar
contra sí misma ni a confesarse culpable. En este sentido se pronuncia la Convención
Interamericana de Derechos Humanos que en su artículo 8.2. g) establece el derecho de
toda persona sujeta a un procedimiento judicial a no ser obligado a declarar contra sí
mismo ni a declararse culpable.
El derecho a no prestar juramento. El principio de no autoincriminación ha sido
tradicionalmente identificado con una prohibición constitucional y legal de tomar juramento
al imputado al momento de prestar declaración. Al no aparecer así consagrado un
derecho al silencio, el reconocimiento del derecho a no prestar juramento era
considerado, entonces, como una manifestación concreta y suficiente del principio de no
autoincriminación. En la misma medida en que el imputado no era obligado a prestar
juramento, sin embargo, las autoridades de la persecución penal tenían un amplio
derecho a interrogarlo, sin que éste pudiera hacer cesar el interrogatorio de manera
alguna.
La identificación del principio de no autoincriminación con el derecho a no prestar
juramento tiene su raíz histórica en la concepción predominante de ese principio durante
los siglos XVI, XVII y XVIII. La idea latente detrás de este criterio es que la exigencia de
juramento representa una forma inadmisible de "coacción" en cuanto pone al imputado en
la necesidad de inculparse, bajo amenaza de cometer el delito de perjurio. La Suprema
Corte norteamericana ha denominado a esta situación como el "cruel trilemma", toda vez
que, de no aceptarse el principio de no autoincriminación, el imputado quedaría sujeto a
decidir entre acusarse a sí mismo -si declara la verdad- cometer perjurio si falta a la
verdad, o incurrir en desacato -si se niega a responder-.

El derecho al silencio. Muchas de las veces se equipará el derecho a guardar silencio con
el principio de no autoincriminación. Debido a que de tal manera, se evita que con las
declaraciones que pueda llegar a hacer el imputado, se auto incrimine.

41
En los Estados Unidos Mexicanos se encuentra fundamentado este principio de no
autoincriminación dentro de la CPEUM en su artículo 20 apartado B fracción II que a la
letra dice:
Numeral 20
[…]
B. De los derechos de toda persona imputada:
[…]
II. A declarar o a guardar silencio. Desde el momento de su detención se le harán saber
los motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en
su perjuicio. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación,
intimidación o tortura. La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo
valor probatorio; […]
Como es evidente, se observa que, el principio de no autoincriminación involucra el
derecho que tiene el imputado a guardar silencio. En clara oposición al silencio de los
testigos, la negativa del acusado a declarar no conlleva sanción alguna, por lo que tiene
derecho a callar; también, puede contestar a las preguntas del tribunal o de una o varias
de las partes, así como solamente a algunas de las planteadas. Él decide en exclusividad
si responde o no, a quién lo hace y en qué medida.
Del principio de no autoincriminación, se deducen derechos tan fundamentales en el
moderno proceso penal como el derecho del acusado a la defensa, a guardar silencio, a
no estar obligado a declarar o incluso a declarar falsamente, a la asistencia desde el
primer momento de su detención de un abogado que le asesore, y, en definitiva, a que no
se le obligue de un modo directo, mediante coacción, o indirecto, mediante engaño, a
declararse culpable, como ya se mencionó con anterioridad.
Es menester señalar que, dentro de este principio, debido a que la autoincriminación es
un tipo de prueba ilícita, se deben de considerar las excepciones a que se hará referencia
en este estudio. Por ejemplo, de acuerdo a la teoría de la fuente independiente, serán
aceptables en juicios las pruebas que derivan de una ilícita pero cuya fuente no haya sido
contaminada por una actuación policiaca violatoria de derechos fundamentales. La
doctrina

42
Hace referencia de ello y por ello se considera que “si a raíz de unas declaraciones auto
incriminatorias obtenidas bajo coacción se obtienen otras pruebas, las pruebas de
segundo nivel no se verían contaminadas por la ilicitud primigenia.”
Es en ese sentido que la legislación tiene que ser muy específica al respecto y señalar los
actos que constituyen medios de convicción ilícitos y si se contemplan casos en que
pruebas derivadas de las diligencias manchadas de ilicitud serán tomados en cuenta
durante el juicio ya que de no definirlo puntualmente, se puede prestar a confusiones que
pueden generar injusticia o bien impunidad.
Habiendo expuesto lo anterior, a continuación, se estudiará las reglas de exclusión a la
prohibición de la prueba ilícita, punto toral en el procedimiento penal pues como se explicó
en líneas anteriores, el no admitir la prueba ilícita puede presentar situaciones de abuso, o
inclusive irresponsabilidad por parte del infractor de la ley. A tal efecto, hay que distinguir
entre pruebas obtenidas con violación directa de derechos fundamentales y las que se
han obtenido a partir de éstas, pero que no deben necesariamente resultar contaminadas.
Por ejemplo: una intervención telefónica ilícita contamina el posterior registro de un
domicilio, pero no la declaración del acusado reconociendo los hechos.

En Derecho Penal, o en concreto en un juicio de carácter penal, donde el propósito es el


castigo a quien comete un delito, todos los actos deben ser legales y lícitos, de tal manera
que el resultado del juicio sea la condena del culpable y la absolución del inocente.
En este caso ya sea para condenar o para absolver a alguien debe practicarse muchos
actos que al ser evacuados en la audiencia de juzgamiento y éstos aceptados por el
Tribunal Penal que va a sentenciar, toman el valor de prueba.
Ahora, para adentrarnos en el tema debemos saber cómo una evidencia o un acto toma el
valor de prueba en el proceso penal. En Ecuador, la prueba debe ser obtenida,
practicada, evacuada y aceptada; y todos estos actos deben ser realizados bajo la luz de
la ley y la justicia, es decir, legales y legítimos.
Para ser aceptada, en un proceso penal, esto es la prueba debe ser conducente,
pertinente y eficaz.
Bueno, es justamente aquí donde entra la difícil distinción entre ilegalidad e ilicitud de la
prueba penal. Para ayudarnos a aclarar esta situación citamos a Francesco Carnelutti,

43
quien al respecto menciona: “la prueba ilícita (…)se refiere a como la parte ha obtenido la
fuente de prueba que luego pretende introducir por un medio de prueba, y la prueba ilegal
Cuando el medio de prueba se realiza contraviniendo la norma que lo regula”, entonces
esto no merece mayor explicación, sin embargo, en el párrafo anterior dijimos que la
prueba debe ser obtenida, practicada, evacuada y aceptada para que sea considerada
como tal; entonces, la ilicitud de la prueba solo la encontramos en la OBTENCIÓN,
mientras que la ilegalidad en todo los demás pasos.
En concreto, la ilicitud de la prueba, se refiere a la violación de los derechos y principios
constitucionales y los tratados internacionales sobre derechos humanos, que ahora tienen
mayor valor que la Constitución en el Ecuador, los mismo que tienen como fin la defensa
de la dignidad de las personas, que si lo vemos desde otro punto de vista, la prueba ilícita
penal es la obtenida con violación a la dignidad humana.
Como un paréntesis antes de seguir con la exposición de éste tema, debo aclarar que la
prueba ilícita penal nada tiene que ver con la “teoría del árbol envenenado”, que podemos
encontrarlo en esta página. Esto es fácil distinguir si revisamos el tema, pero como ayuda
puedo mencionar que la mencionada teoría tiene que ver únicamente con la ilegalidad de
la prueba, más no con la ilicitud, en un momento lo veremos.[1]
Retomando nuestro tema, esto se puede producir cuando se viola el derecho a la
intimidad, la inviolabilidad de domicilio, secreto de correspondencia, integridad humana,
entre otros, del procesado o investigado, pero como excepción a todo esto tenemos el
derecho al debido proceso, si lo analizamos, tenemos que, la prueba ilegal penal es la
que se obtiene violentando cualquier ley que la regula ya sea por procedimiento o
práctica; pero esto a la final nos lleva a la violación del derecho Constitucional y
consagrado en los convenios de derechos humanos suscritos y ratificados por el Ecuador,
Derecho al Debido Proceso.
Orlando Alfonso Rodríguez, en su obra “La prueba ilícita penal”, pg. 30 y 31, manifiesta:
“Las normas referentes a la ritualidad de las pruebas son de dos clases:
1. Las instrumentales, contenidas tanto en la Constitución Política como en la
normatividad subalterna y apuntalan la eficacia, pertinencia y conducencia.
2. Las de contenido material o sustancial, que protegen derechos y libertades
fundamentales individuales referidas, específicamente, por disposición constitucional, al
debido proceso”

44
El mismo autor nos menciona los Casos de ilicitud probatoria, entre ellos acota con 7
puntos, siendo estos:

Es el resultado de la violación, vulneración, afectación, limitación o cercenamiento de un


derecho o libertad individual.
Las normas constitucionales son de contenido material por consagrar derechos y
libertades fundamentales para los ciudadanos (…).
La ilicitud puede ser producida por el mismo legislador o por actuaciones judiciales.
La prueba ilícita contamina a la pruebas sobrevinientes, aunque estas sea legales, ya sea
por consecuencia directa o indirecta.
Por su naturaleza inconstitucional, no ingresa al proceso y si ingresa, debe ser excluida.
La prueba ilícita simplemente es nula de pleno derecho.
Por ser nula de pleno derecho el administrador de justicia no necesita realizar una
declaración formal de nulidad.
De igual manera menciona Casos de ilegalidad probatoria, que podemos mencionar:
“La afectada en la normatividad subalterna, no contentiva de un derecho o libertad
fundamental. La califica la norma subalterna, por razones de pertinencia, eficacia o
conducencia; o por formular preguntas capciosas, sugestivas, que induzcan al deponente
hacia la respuesta que desea el interrogador.”
Se vulneran normas de carácter procesal, que regulan las actuaciones de los funcionarios
judiciales como de las partes procesales.
Nunca tiene que ver con la función legislativa, ya que su ilegalidad se encuentra en la
práctica.
La ilegalidad solo se refiere a la misma prueba, no es aplicable la teoría de los efectos
reflejos. “Es probable que se admita la prueba ilegal en el proceso. Puede tener vocación
probatoria y generadora de conocimiento válido para el organismo judicial, sobre la que se
puede edificar la resolución a un conflicto motivo de la actuación.” En este punto discrepo
con el autor puesto que nada ilegal puede ser tomado en cuenta para sentenciar a una
persona. El Estado tiene suficiente poder, capacidad y medios para solucionar e investigar
los hechos penales, sobre la base de esto no se le puede permitir que realice actuaciones
ilegales y que sean tomadas en cuenta. Además no se puede permitir que para sancionar

45
la ilicitud penal cometida se practique más ilicitudes, es contradictorio y burdo siquiera
pensarlo.
Esta prueba es susceptible de ser apreciada por el Tribunal Penal que sentenciará.
Necesita de una resolución judicial en que el organismo judicial, de manera expresa la
rechaza, la inadmite, precisando si es por inconducencia, impertinencia o ineficacia.

3.2- SUJETOS.
El Procesado dentro de un Proceso Penal
A). -Victima
B). -Ofendido
C. -Ministerio Público
D). -Asesor Jurídico
E). -Imputado
F). -Defensor.
3.3- LA ILICITUD EN LA PRUEBA COMO DATO DE PRUEBA EN LA
DETENCIÓN
El Nuevo Sistema de Justicia Penal conocido como “juicio oral”, busca establecer que el
proceso se instruya como el medio a través del cual los hechos puedan ser esclarecidos,
lo que no ha de obtenerse a cualquier precio, sino que deberá hacerse siempre en el
marco irrestricto del respeto de los derechos fundamentales de los imputados; ente los
cuales, el de no ser detenido al margen de la ley o de ser conducido al proceso a través
de pruebas ilícitas es importante manifestar que como la detención, sus requisitos y los
supuestos en los que la libertad de un individuo puede ser restringida a través de las
figuras de flagrancia y caso urgente; la puesta a disposición con demora del detenido, la
tortura al momento de la detención, así como la presentación de la carpeta de
investigación fuera de las 48 horas previstas por la ley, y sus consecuencias. Del mismo
modo, acometa sobre la prueba ilícita, y responde a las preguntas: ¿En qué etapa del
proceso puede ser planteada? ¿Cuáles son los alcances de una determinación de prueba
ilícita? ¿Cómo se procede a la exclusión de las pruebas ilícitas?, entre otras

46
Para el caso urgente el artículo 16 de la Constitución federal exige, entre otros requisitos
que la detención se realice con orden del Ministerio Público para lo cual debe fundar y
expresar “los indicios que motiven su proceder”.
Como la detención presupone la existencia de un indicio, que de principio legitima esa
privación de libertad, el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito había considerado
que:
La fuerza probatoria de un indicio será mayor o menor según sea mayor o menor el nexo
lógico entre la circunstancia de la licitud en la prueba y el hecho a probar; en otras
palabras, el valor de un indicio está siempre en razón de la mayor o menor afinidad de
relación que El hecho de donde deriva tenga con el delito o con el autor de él, o con el
uno y el otro a la vez.
Es muy claro el párrafo sexto del artículo 16 de la Constitución Política cuando dispone
que:
Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así calificado por la ley y ante el
riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la justicia, siempre y
cuando no se pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o
circunstancia, el Ministerio Público podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención,
fundando y expresando los indicios que motiven su proceder. Porque exige del indicio no
sólo en cuanto denomina al detenido “indiciado” sino porque justifica la detención en el
“indicio”.
No se olvide que se trata de una detención ministerial, es decir, administrativa, que acata
la policía del Ministerio Público.
Se supone que la ausencia de indicios hace ilegítima la detención por caso urgente y por
el contrario, la presencia de algún indicio facilita la acción ministerial y de hecho justifica la
detención.
No se ignore, con esto, que el concepto de “indiciado” es el más apreciado por nuestro
constituyente y puede concluirse en el valor reconocido del “indicio” como forma
justificante de la acción policial, la investigación y la acción penal por delito.
¿Hay alguna diferencia entre indicio y dato de prueba? Hoy no puede admitirse una
diferencia aunque es más rico el concepto de dato de prueba porque ha sido especificado.
Es claro que el indicio es un dato de prueba, esto es, una referencia a un determinado
medio de prueba aún no desahogado ante el juez.

47
Del latín indicium (indicación, revelación, anuncio de algo, también delación o denuncia),
nombre de resultado del verbo indicare (señalar, anunciar, declarar, señalar con el dedo),
relacionado también con la palabra índex, indicis (indicador, señalador, índice), vocablos
que se componen del prefijo in (dirección a un interior) y la raíz de los verbos dicere/dicare
(decir, pero en origen, sobre todo señalar, indicar, comparte raíz con digitus, dedo).
Concepto especialmente válido para nuestro medio cuando el “indiciado” puede cometer
un delito o participar en su comisión (cfr. art 16, 3), cuando cualquier persona puede
detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito (cfr. art. 16, 5), lo
que amerita hasta la detención ministerial siempre y cuando exprese los indicios (cfr. art.
16, 6), la retención ministerial (cfr. art. 16, 10), y permite la puesta a disposición del juez
de control (cfr. art. 19) y ordenar el auto de vinculación a proceso.

CAPITULO IV
4.1- Conclusiones
Tenemos como conclusión que es de suma importancia que la autoridad judicial al
momento de admitir las pruebas debe poner especial atención ya que si por omisión o por
desconocimiento de la ley admite una prueba ilícita y le concede alcance o valor
probatorio en flagrante violación de los derechos fundamentales de una de las partes, con
esto estaría desobedeciendo lo que la ley local, estatal, constitución, jurisprudencia y los
tratados internacionales de los cuales el estado mexicano es parte, violentando con esto
el debido proceso y el cual es un derecho fundamental, un derecho humano que todo
individuo tiene derecho a que se le proporciones instituciones transparentes, capaces y
competentes al momento de suministrar justicia, y al serle negado este derecho
imponiéndole funcionarios al frente de las instituciones judiciales, sin capacidad para
interpretar la ley y aplicar justicia, respetando los principios de certeza jurídica, legalidad,
transparencia igualdad, nos da como resultado una directa violación al principio de
derecho que debe ser ajustada a derecho, misma que no ocurre en esencia al momento
de admitir una prueba ilícita plagada de irregularidades, y violaciones al momento que fue
obtenida, ya que la misma no se ajusta a los lineamientos del proceso penal para poder
ser considerada como una prueba licita, no ser contraria a la moral ni al derecho como
ocurre con la prueba ilícita que desde el momento de que es recabada la misma ya trae
aparejada vicios de fondo que al momento
48
Que es presentada ante el juzgador la misma debe ser desestimada por este ya que la
misma se encuentra viciada.

Debemos estar atentos al momento que la prueba ilícita es ofrecida por nuestra
contraparte, y de igual forma al momento en que injustamente es admitida por el juzgador
ya que con la respectiva objeción de pruebas que se realice por nuestra parte, siendo
aquellas manifestaciones lógico jurídicas en las cuales basamos la ilicitud de la probanza
ofrecida y malamente admitida por el juez de control es ahí donde debemos argumentar
con bases la ilicitud de la misma tratando que no se le conceda alcance o valor probatorio
a la misma y si así fuere interponer los respectivos recursos que la ley contempla ya que
nada ni nadie puede estar por encima de lo que nuestras leyes, jurisprudencia, nuestra
constitución y los tratados internacionales establecen, y menos una autoridad judicial que
se dedica a respetar los principios fundamentales así como el derecho humano llamado
debido proceso tal y como se observa claramente en el artículo 1ro y 133 de nuestra
constitución política de los estados unidos mexicanos, así como de los tratados
internacionales de los cuales el estado mexicano es parte, y para ser más específico en
su artículo 8 y 25 de la convención americana de derechos humanos.

A lo largo del presente ensayo concluimos sobre la importancia y respeto que deben
tener, las autoridades responsables al momento de aplicar tal prueba en beneficio o en
perjuicio de persona alguna, por tal motivo es concluyente que se debe de poner más
atención sobre la valoración de la misma.

49
4.2- Recomendaciones.

Es necesario primeramente estar atentos y prestar especial atención a todas y cada una
de las constancias obrantes dentro de la carpeta de investigación ya que es donde nacen
y se generan los datos de prueba que con posterioridad pasaran a ser parte de las
pruebas ofrecidas ya dentro del proceso penal, es decir que al momento de ser el
imputado detenido en flagrancia, o en su defecto una vez consignada la denuncia ante el
juez de control esta puede traer consigo uno o varios datos de prueba que no se
encuentran recabados

conforme a derecho, es decir que fueron recabados en base a la tortura, a la


autoincriminación, o como comúnmente sucede plantando probanzas en el lugar de los
hechos, esto con la única finalidad de incriminar al detenido o al denunciado, es por lo
cual tanto el imputado, abogado defensor y juez de control, o sala responsable deben
prestar especial atención a las probanzas ofrecidas por la fiscalía o viceversa, para que
no resuelvan con pruebas que no se encuentran ajustadas a la moral, al derecho ni a las
buenas costumbres es decir pruebas ilícitas que a la postre nos den como actuaciones
judiciales carentes de sustento legal fuera de todo ordenamiento jurídico.

4.3- Referencias y Fuentes de Investigación


www.monografias.com
http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx

50
4.4-Bibliografía.

BIBLIOGRÁFÍA ALFONSO RODRÍGUEZ, Orlando “Prueba Ilícita Penal”, segunda edición,


Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, Bogotá, Colombia, 2004, 482 pp.

ARMENTA DEU, Teresa, Lecciones de Derecho Procesal Penal, 2ª ed., Ediciones


jurídicas y sociales, Madrid, 2004, 437 p.

BEDOYA SIERRA, Luis Fernando, ―La Prueba en el Proceso Penal Colombiano‖,


Fiscalía General de la Nación, Colombia 2008, p.200, 204, 273 pp.

La prueba indiciaria. En la prueba en el proceso penal. Centro de Estudios Judiciales del


Ministerio de Justicia de Madrid, España.Mittermaier. C (1979)

Tratado de la prueba en materia criminal. Décima edición. Biblioteca Jurídica de autores


españoles y extranjeros, Editorial Reus, Madrid, España.Montiel, J (1992)

Montiel, J (1992) Manual de criminalística. Tomo 1. Editorial LIMUSA, S.A. Primera


reimpresión, México.
Código Nacional de Procedimientos Penales.

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