William Shakespeare

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William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, bautizado el 26 de abril de 1565 jul.

/6 de
mayo greg.)–23 de abril de 1616 jul./3 de mayo greg.)1 fue un dramaturgo, poeta y actor inglés.
Conocido en ocasiones como el Bardo de Avon (o simplemente el Bardo), se le considera
el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura
universal.2

Según la Encyclopædia Britannica, «Shakespeare es generalmente reconocido como el


más grande de los escritores de todos los tiempos, figura única en la historia de la
literatura. La fama de otros poetas, tales como Homero y Dante Alighieri, o de novelistas
tales como León Tolstoy o Charles Dickens, ha trascendido las barreras nacionales, pero
ninguno de ellos ha llegado a alcanzar la reputación de Shakespeare, cuyas obras hoy se
leen y representan con mayor frecuencia y en más países que nunca. La profecía de uno
de sus grandes contemporáneos, Ben Jonson, se ha cumplido por tanto: “Shakespeare no
pertenece a una sola época sino a la eternidad”».3

El crítico estadounidense Harold Bloom sitúa a Shakespeare junto a Dante Alighieri, en la


cúspide de su «canon occidental»: «Ningún otro escritor ha tenido nunca tantos recursos
lingüísticos como Shakespeare, tan profusos en Trabajos de amor perdidos que tenemos
la impresión de que, de una vez por todas, se han alcanzado muchos de los límites del
lenguaje. Sin embargo, la mayor originalidad de Shakespeare reside en la representación
de personajes: Bottom es un melancólico triunfo; Shylock, un problema permanentemente
equívoco para todos nosotros; pero sir John Falstaff es tan original y tan arrollador que,
con él, Shakespeare da un giro de ciento ochenta grados a lo que es crear a un hombre
por medio de palabras».4

Jorge Luis Borges escribió sobre él: «Shakespeare es el menos inglés de los poetas de
Inglaterra. Comparado con Robert Frost (de New England), con William Wordsworth,
con Samuel Johnson, con Chaucer y con los desconocidos que escribieron, o cantaron, las
elegías, es casi un extranjero. Inglaterra es la patria del understatement, de la reticencia
bien educada; la hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de Shakespeare».5

Shakespeare fue poeta y dramaturgo venerado ya en su tiempo, pero su reputación no


alcanzó las altísimas cotas actuales hasta el siglo XIX. Los románticos, particularmente,
aclamaron su genio, y los victorianos adoraban a Shakespeare con una devoción
que George Bernard Shaw denominó «bardolatría».6

En el siglo XX, sus obras fueron adaptadas y redescubiertas en multitud de ocasiones por
todo tipo de movimientos artísticos, intelectuales y de arte dramático. Las comedias y
tragedias shakespearianas han sido traducidas a las principales lenguas, y
constantemente son objeto de estudios y se representan en diversos contextos culturales y
políticos de todo el mundo. Por otra parte, muchas de las citas y aforismos que salpican
sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en inglés como en otros
idiomas. Y en lo personal, con el paso del tiempo, se ha especulado mucho sobre su vida,
cuestionando su sexualidad, su filiación religiosa, e incluso la autoría de sus obras.

Biografía
Existen muy pocos hechos documentados en la vida de Shakespeare, aunque es probable
que naciera el 23 de abril de 1564. Lo que sí se puede afirmar es que fue bautizado en la
iglesia de la Santísima Trinidad en Stratford-upon-Avon, Warwickshire, el 26 de abril de
ese mismo año y falleció en ese mismo lugar el 23 de abril de 1616, según el calendario
juliano (3 de mayo en el gregoriano), el supuesto día en el que cumplió 52 años.
Comienzos

La residencia en Stratford, conocida como el lugar de


nacimiento de Shakespeare (aunque es incierto). Se dice que el poeta y dramaturgo habría

nacido en la habitación con las ventanas a cuadros. Escudo


de Armas de Shakespeare.
William Shakespeare (también deletreado Shakspere, Shaksper y Shake-speare, porque la
ortografía en tiempos isabelinos no era ni fija ni absoluta)7 nació en Stratford-upon-Avon,
en abril de 1564. Fue el tercero de los ocho hijos que tuvieron John Shakespeare, un
próspero comerciante que llegó a alcanzar una destacada posición en el municipio, y Mary
Arden, que descendía de una familia de abolengo.

En el momento de su nacimiento su familia vivía en la calle Henley de Stratford-upon-


Avon. No se conoce el día exacto de su nacimiento, puesto que en aquella época solo se
hacía el acta del bautismo, el 26 de abril en este caso, por lo que es de suponer que
nacería algunos días antes (2 o 3 días) y no más de una semana, según era lo corriente.
La tradición ha venido fijando como fecha de su nacimiento el 23 de abril, festividad
de San Jorge, tal vez por analogía con el día de su muerte, el 23 de abril de 1616, según el
calendario juliano, pero esta datación no se sustenta en ningún documento, aunque es la
fecha más probable.

El padre de Shakespeare, que se encontraba en la cumbre de su prosperidad cuando


nació William, cayó poco después en desgracia. Acusado de comercio ilegal de lana,
perdió su posición destacada en el gobierno del municipio. Se ha apuntado también que tal
vez tuvo que ver en su procesamiento una posible afinidad con la fe católica, por ambas
partes de la familia.8

William Shakespeare probablemente cursó sus primeros estudios en la escuela primaria


local, la Stratford Grammar School, en el centro de su ciudad natal, lo que debió haberle
aportado una educación intensiva en gramática y literatura latinas. A pesar de que la
calidad de las escuelas gramaticales en el período isabelino era bastante irregular, existen
indicios en el sentido de que la de Stratford era bastante buena. La asistencia de
Shakespeare a esta escuela es mera conjetura, basada en el hecho de que legalmente
tenía derecho a educación gratuita por ser el hijo de un alto cargo del gobierno local. No
obstante, no existe ningún documento que lo acredite, ya que los archivos parroquiales se
han perdido. En esa época estaba dirigida por John Cotton, maestro de amplia formación
humanística y católico; una grammar school (equivalente a un estudio de gramática del
XVI español o al actual bachillerato) impartía enseñanzas desde los 8 hasta los 15 años y
la educación se centraba en el aprendizaje del latín; en los niveles superiores el uso del
inglés estaba prohibido para fomentar la soltura en la lengua latina; prevalecía el estudio
de la obra de Esopo traducida al latín, de Ovidio y de Virgilio, autores estos que
Shakespeare conocía.

El 28 de noviembre de 1582, cuando tenía dieciocho años de edad, Shakespeare contrajo


matrimonio con Anne Hathaway, de 26, originaria de Temple Grafton, localidad próxima a
Stratford. Dos vecinos de Anne, Fulk Sandalls y John Richardson, atestiguaron que no
existían impedimentos para la ceremonia. Parece que había prisa en concertar la boda, tal
vez porque Anne estaba embarazada de tres meses. Tras su matrimonio, apenas hay
huellas de William Shakespeare en los registros históricos, hasta que hace su aparición en
la escena teatral londinense. El 26 de mayo de 1583, la hija primogénita de la pareja,
Susanna, fue bautizada en Stratford. Un hijo, Hamnet, y otra hija, Judith, nacidos mellizos,
fueron asimismo bautizados poco después. A juzgar por el testamento del dramaturgo, que
se muestra algo desdeñoso con Anne Hathaway, el matrimonio no estaba bien avenido.

Los últimos años de la década de 1580 son conocidos como los 'años perdidos' del
dramaturgo, ya que no hay evidencias que permitan conocer dónde estuvo, o por qué
razón decidió trasladarse de Stratford a Londres. Según una leyenda que actualmente
resulta poco creíble, fue sorprendido cazando ciervos en el parque de sir Thomas Lucy, el
juez local, y se vio obligado a huir. Según otra hipótesis, pudo haberse unido a la
compañía teatral Lord Chamberlain's Men a su paso por Stratford. Un biógrafo del
siglo XVII, John Aubrey, recoge el testimonio del hijo de uno de los compañeros del escritor,
según el cual Shakespeare habría pasado algún tiempo como maestro rural.

Londres y su paso por el teatro


Hacia 1592 Shakespeare se encontraba ya en Londres trabajando como dramaturgo, y era
lo suficientemente conocido como para merecer una desdeñosa descripción de Robert
Greene, quien lo retrata como «un grajo arribista, embellecido con nuestras plumas, que
con su corazón de tigre envuelto en piel de comediante se cree capaz de impresionar con
un verso blanco como el mejor de vosotros»,9 y dice también que «se tiene por el único
sacude-escenas del país» (en el original, Greene usa la palabra shake-scene, aludiendo
tanto a la reputación del autor como a su apellido, en un juego de paronomasia).

En 1596, con solo once años de edad, murió Hamnet, único hijo varón del escritor, quien
fue enterrado en Stratford el 11 de agosto de ese mismo año. Algunos críticos han
sostenido que la muerte de su hijo pudo haber inspirado a Shakespeare la composición
de Hamlet (hacia 1601), reescritura de una obra más antigua que, por desgracia, no ha
sobrevivido.

Hacia 1598 Shakespeare había trasladado su residencia a la parroquia de St. Helen,


en Bishopsgate. Su nombre encabeza la lista de actores en la obra Cada cual según su
humor (Every Man in His Humour), de Ben Jonson.

Pronto se convertiría en actor, escritor, y, finalmente, copropietario de la compañía teatral


conocida como Lord Chamberlain's Men, que recibía su nombre, al igual que otras de la
época, de su aristocrático mecenas, el lord chambelán (Lord Chamberlain). La compañía
alcanzaría tal popularidad que, tras la muerte de Isabel I y la subida al trono de Jacobo I, el
nuevo monarca la tomaría bajo su protección, pasando a denominarse los King's
Men (Hombres del rey).
En 1604, Shakespeare hizo de casamentero para la hija de su casero. Documentación
legal de 1612, cuando el caso fue llevado a juicio, muestra que en 1604, Shakespeare
había sido arrendatario de Christopher Mountjoy, un artesano hugonote del noroeste de
Londres. El aprendiz de Mountjoy, Stephen Belott, tenía intenciones de casarse con la hija
de su maestro, por lo que el dramaturgo fue elegido como intermediario para ayudar a
negociar los detalles de la dote. Gracias a los servicios de Shakespeare, se llevó a efecto
el matrimonio, pero ocho años más tarde Belott demandó a su suegro por no hacer
entrega de la totalidad de la suma acordada en concepto de dote. El escritor fue
convocado a testificar, mas no recordaba el monto que había propuesto.

Existen varios documentos referentes a asuntos legales y transacciones comerciales que


demuestran que en su etapa londinense Shakespeare se enriqueció lo suficiente como
para comprar una propiedad en Blackfriars y convertirse en el propietario de la segunda
casa más grande de Stratford.

Últimos años

New Place, Stratford-upon-Avon, construida en el sitio de


la casa de Shakespeare.
Shakespeare se retiró a su pueblo natal en 1611, pero se vio metido en diversas peleas,
como por ejemplo un litigio respecto al cercado de tierras comunales que, si por un lado
fomentaba la existencia de pasto para la cría de ovejas, por otro condenaba a los pobres
arrebatándoles su única fuente de subsistencia. Como el escritor tenía cierto interés
económico en tales propiedades, para disgusto de algunos tomó una posición neutral que
solo aseguraba su propio beneficio. En marzo de 1613 hizo su última adquisición, no en su
pueblo, sino en Londres, comprando por 140 libras una casa con corral cerca del teatro de
Blackfriars, de cuya suma solo pagó en el acto sesenta libras, pues al día siguiente
hipotecó la casa por el resto al vendedor. Por cierto, Shakespeare no inscribió la compra a
su solo nombre, sino que asoció los de William Johnson, John Jackson y John Hemynge,
este último uno de los actores que promovieron la edición del First folio. El efecto legal de
este procedimiento, según escribe el gran biógrafo de Shakespeare Sidney Lee, «era
privar a su mujer, en caso de que sobreviviera, del derecho de percibir sobre esta
propiedad el dote de viuda»; pero pocos meses después aconteció un desastre: se
incendió el Teatro del Globo, y con él todos los manuscritos del dramaturgo, junto con su
comedia Cardenio, inspirada en un episodio de Don Quijote de La Mancha; se sabe de
esta obra porque el 9 de septiembre de 1653 el editor Humphrey Maseley obtuvo licencia
para la publicación de una obra que describe como Historia de Cardenio, por Fletcher y
Shakespeare; el citado Sidney Lee dice que ningún drama de este título ha llegado hasta
nuestros días y que probablemente haya que identificarlo con la pérdida comedia
llamada Cardenno o Cardenna, que fue representada dos veces ante la Corte por la
compañía de Shakespeare, la primera en febrero de 1613, con ocasión de las fiestas por el
matrimonio de la princesa Isabel, y la segunda en 8 de junio, ante el embajador del Duque
de Saboya, esto es, pocos días antes de incendiarse el teatro de El Globo.

En las últimas semanas de la vida de Shakespeare, el hombre que iba a casarse con su
hija Judith —un tabernero de nombre Thomas Quiney— fue acusado de promiscuidad ante
el tribunal eclesiástico local. Una mujer llamada Margaret Wheeler había dado a luz a un
niño, y afirmó que Quiney era el padre. Tanto la mujer como su hijo murieron al poco
tiempo. Esto afectó, no obstante, a la reputación del futuro yerno del escritor, y
Shakespeare revisó su testamento para salvaguardar la herencia de su hija de los
problemas legales que Quiney pudiese tener.

Shakespeare falleció el 23 de abril de 1616, según el calendario juliano (3 de mayo en el


gregoriano). Estuvo casado con Anne hasta su muerte, y le sobrevivieron dos hijas,
Susannah y Judith. La primera se casó con el doctor John Hall. Sin embargo, ni los hijos
de Susannah ni los de Judith tuvieron descendencia, por lo que no existe en la actualidad
ningún descendiente vivo del escritor. Se rumoreó, sin embargo, que Shakespeare era el
verdadero padre de su ahijado, el poeta y dramaturgo William Davenant.

Tumba de Shakespeare en la Holy Trinity Church


de Stratford-upon-Avon.
Siempre se ha tendido a asociar la muerte de Shakespeare con la bebida —murió, según
los comentarios más difundidos, como resultado de una fuerte fiebre, producto de su
estado de embriaguez—. Al parecer, el dramaturgo se habría reunido con Ben
Jonson y Michael Drayton para festejar con sus colegas algunas nuevas ideas literarias.
Investigaciones recientes llevadas a cabo por científicos alemanes10 afirman que es muy
probable que el escritor inglés padeciera de cáncer.

Los restos de Shakespeare fueron sepultados en el presbiterio de la iglesia de la


Santísima Trinidad (Holy Trinity Church) de Stratford. El honor de ser enterrado en el
presbiterio, cerca del altar mayor de la iglesia, no se debió a su prestigio como dramaturgo,
sino a la compra de un diezmo de la iglesia por 440 libras (una suma considerable en la
época). El monumento funerario de Shakespeare, erigido por su familia sobre la pared
cercana a su tumba, lo muestra en actitud de escribir, y cada año, en la conmemoración de
su nacimiento, se le coloca en la mano una nueva pluma de ave.
Monumento funerario de Shakespeare, en la Holy Trinity
Church de Stratford.
Era costumbre en esa época, cuando había necesidad de espacio para nuevas sepulturas,
vaciar las antiguas, y trasladar sus contenidos a un osario cercano. Tal vez temiendo que
sus restos pudieran ser exhumados, según la Enciclopedia Británica, el propio
Shakespeare habría compuesto el siguiente epitafio para su lápida:

Buen amigo, por Jesús, abstente


de cavar el polvo aquí encerrado.
Bendito sea el hombre que respete estas piedras,
y maldito el que remueva mis huesos.11
Una leyenda afirma que las obras inéditas de Shakespeare yacen con él en su tumba.
Nadie se ha atrevido a comprobar la veracidad de la leyenda, tal vez por miedo a la
maldición del citado epitafio. [cita requerida]

Se desconoce cuál entre todos los retratos que existen de Shakespeare es el más fiel
a la imagen del escritor, ya que muchos de ellos son falsos y pintados a posteriori a
partir del grabado del First folio. El llamado Retrato Chandos, que data de entre 1600 y
1610, en la National Portrait Gallery (en Londres), se considera el más acertado. En él
aparece el autor a los cuarenta años, aproximadamente, con barba y un aro dorado en
la oreja izquierda.12
El debate sobre Shakespeare
Artículo principal: Autoría de las obras de Shakespeare

Resulta curioso que todo el conocimiento que ha llegado a la posteridad sobre uno de
los autores del canon occidental13 no sea más que un constructo formado con las más
diversas especulaciones. Se ha discutido incluso si Shakespeare es el verdadero autor
de sus obras, atribuidas por algunos a Francis Bacon, a Christopher Marlowe (quien,
como espía, habría fingido su propia muerte) o a varios ingenios; la realidad es que
todas esas imaginaciones derivan del simple hecho de que los datos de que se
dispone sobre el autor son muy pocos y contrastan con la desmesura de su obra
genial, que fecunda y da pábulo a las más retorcidas interpretaciones.

El problema de la autoría
Casi ciento cincuenta años después de la muerte de Shakespeare en 1616,
comenzaron a surgir dudas sobre la verdadera autoría de las obras a él atribuidas. Los
críticos se dividieron en «stratfordianos» (partidarios de la tesis de que el William
Shakespeare nacido y fallecido en Stratford fue el verdadero autor de las obras que se
le atribuyen) y «anti-stratfordianos» (defensores de la atribución de estas obras a otro
autor). La segunda posición es, en la actualidad, muy minoritaria.

Los documentos históricos demuestran que entre 1590 y 1620 se publicaron varias
obras teatrales y poemas atribuidos al autor William Shakespeare, y que la compañía
que representaba estas piezas teatrales, Lord Chamberlain's Men (luego King's Men),
tenía entre sus componentes a un actor con este nombre. Se puede identificar a este
actor con el William Shakespeare del que hay constancia que vivió y murió en
Stratford, ya que este último hace en su testamento ciertos dones a miembros de la
compañía teatral londinense.

Los llamados «stratfordianos» opinan que este actor es también el autor de las obras
atribuidas a Shakespeare, apoyándose en el hecho de que tienen el mismo nombre, y
en los poemas encomiásticos incluidos en la edición de 1623 del First Folio, en los que
hay referencias al «Cisne de Avon» y a su «monumento de Stratford». Esto último
hace referencia a su monumento funerario en la iglesia de la Santísima Trinidad, en
Stratford, en el que, por cierto, aparece retratado como escritor, y del que existen
descripciones hechas por visitantes de la localidad desde, al menos, la década de
1630. Según este punto de vista, las obras de Shakespeare fueron escritas por el
mismo William Shakespeare de Stratford, quien dejó su ciudad natal y triunfó como
actor y dramaturgo en Londres.

Los llamados «anti-stratfordianos» discrepan de lo anteriormente expresado. Según


ellos, el Shakespeare de Stratford no sería más que un hombre de paja que encubriría
la verdadera autoría de otro dramaturgo que habría preferido mantener en secreto su
identidad. Esta teoría tiene diferentes bases: supuestas ambigüedades y lagunas en la
documentación histórica acerca de Shakespeare; el convencimiento de que las obras
requerirían un nivel cultural más elevado del que se cree que tenía Shakespeare;
supuestos mensajes en clave ocultos en las obras; y paralelos entre personajes de las
obras de Shakespeare y la vida de algunos dramaturgos.

Durante el siglo XIX, el candidato alternativo más popular fue sir Francis Bacon.
Muchos «anti-stratfordianos» del momento, sin embargo, se mostraron escépticos
hacia esta hipótesis, aun cuando fueron incapaces de proponer otra alternativa. El
poeta estadounidense Walt Whitman dio fe de este escepticismo cuando le dijo a
Horace Traubel, «Estoy con vosotros, compañeros, cuando decís “no” a Shaksper
(sic): es a lo que puedo llegar. Respecto a Bacon, bueno, veremos, veremos».14 Desde
los años 1980, el candidato más popular ha sido Edward de Vere, decimoséptimo
conde de Oxford, propuesto por John Thomas Looney en 1920, y por Charlton
Ogburn en 1984. El poeta y dramaturgo Christopher Marlowe se ha barajado también
como alternativa, aunque su temprana muerte lo relega a un segundo plano. Otros
muchos candidatos han sido propuestos, si bien no han conseguido demasiados
seguidores.

La posición más extendida en medios académicos es que el William Shakespeare de


Stratford fue el autor de las obras que llevan su nombre.[cita requerida]

Sin embargo, recientemente el rumor sobre la autoría de Shakespeare se ha


acrecentado tras las declaraciones de los actores Derek Jacobi y Mark Rylance.
Ambos han divulgado la denominada Declaración de Duda Razonable sobre la
identidad del famoso dramaturgo. La declaración cuestiona que William Shakespeare,
un plebeyo del siglo XVI criado en un hogar analfabeto de Stratford-upon-Avon,
escribiera las geniales obras que llevan su nombre. El comunicado argumenta que un
hombre que apenas sabía leer y escribir no pudo poseer los rigurosos conocimientos
legales, históricos y matemáticos que salpican las tragedias, comedias y sonetos
atribuidos a Shakespeare.

A lo largo del tiempo han existido teorías que subrayan que William Shakespeare era
tan solo un alias tras los que podían esconderse otros ilustres nombres
como Christopher Marlowe (1564-1593), el filósofo y hombre de letras Francis
Bacon (1561-1626) o Edward de Vere (1550-1604), decimoséptimo conde de Oxford.
Jacobi asegura inclinarse por Edward de Vere, que frecuentó la vida cortesana en el
reinado de Isabel I (1533-1603), y lo califica como su «candidato» preferido, dadas las
supuestas similitudes entre la biografía del conde y numerosos hechos relatados en
los libros de Shakespeare.15

¿Cuál es una de las razones principales por la que se cuestionó la autoría de


Shakespeare? El World Book Encyclopedia señala «la negativa a creer que un actor
de Stratford on Avon hubiese podido escribir tales obras. Su origen rural no cuadraba
con la imagen que tenían del genial autor». La citada enciclopedia añade que la
mayoría de los supuestos escritores «pertenecían a la nobleza o a otro estamento
privilegiado». Así pues, muchos de los que ponían en tela de juicio la paternidad
literaria de Shakespeare creen que «solo pudo haber escrito las obras un autor
instruido, refinado y de clase alta». Con todo, muchos especialistas creen que
Shakespeare sí las escribió.

Felicidad matrimonial
Se ha opinado mucho sobre la vida personal del autor y sobre su
presunta homosexualidad,16 especulación que encuentra su base principal en una
originalísima colección de sonetos que fue publicada, al parecer, sin su
consentimiento. También se ha sospechado la existencia de alguna o algún amante
que hiciera desgraciado su matrimonio, ya que la que fue su mujer y madre de sus tres
hijos era bastante mayor que él y se encontraba embarazada antes de la boda. Esta
sospecha se asienta en una famosa cita de su testamento: «Le dejo mi segunda mejor
cama», pasaje que ha suscitado las más dispares interpretaciones y no pocas
especulaciones. La más general tiene que ver con que la relación de la pareja no era
del todo satisfactoria. Pero otra apunta en sentido contrario, ya que el dramaturgo le
habría dedicado un soneto a su señora esposa titulado The World's Wife («La esposa
del mundo»).

Se ha seguido muy de cerca, además, la crueldad de Shakespeare con respecto a la


figura femenina en sus sonetos y, en consecuencia, de la ingenuidad del hombre que
cae atrapado en sus redes. Los temas de la promiscuidad, lo carnal y la falsedad de la
mujer —descrita y criticada humorísticamente por el dramaturgo— son pruebas
suficientes para los que parten de la base de que tendría cierta predilección por los
hombres y un repudio hacia la coquetería de las damas, en todo caso, siempre
mencionadas en alusión a su superficialidad e intereses materialistas.

Véase parte del siguiente fragmento de su soneto 144:

Dos amores tengo yo de disfrute y desesperación


los cuales como dos espíritus aún me sugieren que
el mejor ángel es un hombre blanco y derecho, y
el peor espectro, una mujer de color enfermizo.
Para ganarme pronto al infierno, mi mal femenino
se llevó al mejor ángel de mi lado,
y corrumpiría a mi santo para ser un demonio,
arruinando su pureza con su fétido orgullo (...)
Se puede apreciar claramente la dura crítica shakesperiana hacia el papel de
una mujer que, a primera vista, parece interponerse entre el romance del
dramaturgo y su mecenas. Quienes desmienten este supuesto, lo hacen
objetando que la voz poética del soneto no tiene por qué coincidir con la
personalidad del autor.

Lo cierto es que Shakespeare parodia su perspectiva, como vemos en la cita:

Los ojos de mi señora no son nada como el sol,


el coral es por lejos más rojo que sus rojos labios;
si la nieve es blanca, ¿por qué entonces sus pechos son oscuros?
Si el cabello fuera alambre, negros alambres crecerían de su cabeza (...)
Toda esta problemática se enturbia si nos detenemos por un instante a
analizar algunos de sus más afamados pasajes teatrales. En una de sus
comedias, titulada Como gustéis, Shakespeare pone de manifiesto la
corrupción del mundo masculino y la capacidad de una mujer –Rosalinda
– para restaurar el orden inicial y llegar a la paz. Sin embargo, a pesar de
que la heroína de la trama es una figura femenina, esta se arma de valor y
es capaz de grandes hazañas recién cuando asume el papel de un
hombre, Ganimedes —personaje de la mitología, amante masculino de
Júpiter—.

Adentrándonos en la tragedia, el caso del Rey Lear es también muy


representativo. Aquí el autor destaca la ceguedad de los hombres, sobre
todo de Lear, que destierra a su hija Cordelia por ser la única de las tres
hermanas en expresar su honestidad. Estudios feministas apuntarían a
que Shakespeare atacaba a su sociedad contemporánea, y que utilizaría
nombres y lugares ficticios para huir de persecuciones de la corte.

Defiende a la mujer y le hace ver a los hombres que el silenciarla


terminaría en catástrofe, como así sucede en el desenlace de Lear. Otras
opiniones sobre la obra expresan que la mujer no podía acceder al trono,
según el dramaturgo, porque esto implicaría caos y controversias. Cuando
el rey Lear adjudica el poder a sus dos hijas mayores, Goneril y Regan,
éstas cambian su conducta bruscamente para con su padre y lo someten
a una agobiante tortura que irá consumiendo su vida poco a poco. El
gobierno se deteriora y el séquito real se desmorona hasta que un hombre
reasume el mando.

Religión
En 1559, cinco años antes del nacimiento de Shakespeare, durante el
reinado de Isabel I, la Iglesia de Inglaterra se separó definitivamente, tras
un período de incertidumbre, de la Iglesia católica. Por esa razón, los
católicos ingleses fueron presionados para convertirse al anglicanismo, y
se establecieron leyes para perseguir a los que rehusaban convertirse.
Algunos historiadores sostienen que durante la época de Shakespeare
existió una oposición importante y muy extendida a la imposición de la
nueva fe.17 Algunos críticos, apoyándose en evidencias tanto históricas
como literarias, han argumentado que Shakespeare era uno de estos
opositores, si bien no han conseguido demostrarlo fehacientemente. Lo
cierto es que Shakespeare se encontró más cómodo bajo el reinado del
filocatólico Jacobo I que bajo el de Isabel I, anticatólica.

Hay indicios de que algunos miembros de la familia del dramaturgo fueron


católicos. El más importante es un folleto firmado por John Shakespeare,
padre del poeta, en el que, supuestamente, este hacía profesión de fe de
su secreto catolicismo. El texto, hallado en el interior de una de las vigas
de la casa natal de Shakespeare en el siglo XVIII, fue analizado por un
destacado estudioso, Edmond Malone. Sin embargo, se ha perdido, por lo
que no puede demostrarse su autenticidad. John Shakespeare figuraba
también entre los que no asistían a los servicios eclesiásticos, pero
supuestamente esto fue "por temor a ser procesado por deudas", según
los comisionados, y no por no aceptar la religión anglicana.18

La madre de Shakespeare, Mary Arden, pertenecía a una conocida familia


católica de Warwickshire.19 En 1606, su hija Susannah fue una de las
pocas mujeres residentes en Stratford que rehusaron tomar la comunión,
lo que podría sugerir ciertas simpatías por el catolicismo.20 El archidiácono
Richard Davies, un clérigo anglicano del siglo XVIII, escribió
supuestamente de Shakespeare: «Murió como un papista».21 Además,
cuatro de cada seis maestros de la escuela de Stratford a la que se cree
que asistió el escritor durante su juventud, eran simpatizantes católicos,22
y Simon Hunt, probablemente uno de los profesores de Shakespeare,
terminó haciéndose jesuita.23

Aunque ninguna de estas teorías prueba de modo fehaciente que


Shakespeare fuese católico, la historiadora Clare Asquith es de la opinión
de que las simpatías de Shakespeare por el catolicismo son perceptibles
en su escritura.24 Según Asquith, Shakespeare utiliza términos positivos,
como «alto» (high), «luminoso» (light) o «justo» (fair), para aludir a
personajes católicos; y términos negativos —«bajo» (low), «oscuro» (dark)
— para los protestantes.

La cultura de Shakespeare
Aunque es mucho lo que se desconoce sobre la educación de
Shakespeare, lo cierto es que el artista no accedió a una formación
universitaria y su amigo Ben Jonson, que sí la tenía, lamentó en alguna
ocasión «su escaso latín y aún menos griego», lo que no fue óbice para
que le llamara, además, «dulce cisne del Avon» y añadiera que «no es de
un siglo, sino de todos los tiempos». En cierta manera, su no tan escasa
instrucción (en Stratford había una buena escuela, y Shakespeare pudo
conocer en ella a bastantes clásicos latinos) fue una ventaja, ya que su
cultura no se moldeó sobre el patrón común de su tiempo; como
autodidacta, William Shakespeare, según señaló un experto conocedor y
traductor de su obra completa, Luis Astrana Marín, tuvo acceso a fuentes
literarias sumamente raras gracias a la amistad que sostuvo con un
librero. Los análisis de sus escritos revelan que fue un lector voraz;
algunos de ellos son auténticos centones25 de textos extraídos de las
fuentes más diversas. Pero son fundamentalmente cuatro las fuentes de
sus obras.

En primer lugar, los historiadores ingleses, en especial la segunda edición


de las The Chronicles of England, Scotlande, and Irelande, publicada en
1587, de Raphael Holinshed, como fuente de algunos de sus dramas
históricos, de la trama de Macbeth y de partes de El rey Lear y Cimbelino;
las Vidas paralelas de Plutarco en la retraducción desde la versión
francesa de Jacques Amyot realizada por su amigo Thomas North (1573),
de donde sacó su Tito Andrónico, su Julio César, su Coriolano y
su Antonio y Cleopatra, y los Ensayos de Montaigne en la traducción
de John Florio (1603), que moldearon algunos pasajes de La tempestad.26

En segundo lugar hay que mencionar como fuente de inspiración


los novellieri (de Mateo Bandello proviene la historia de Como gustéis y la
de Romeo y Julieta, que también inspiró Castelvines y Monteses de Lope
de Vega y Los bandos de Verona de Francisco Rojas Zorrilla;
de Giambattista Giraldi Cinthio la de Otelo; de Giovanni Boccaccio A buen
fin no hay mal tiempo y de Giovanni Fiorentino El mercader de
Venecia y Las alegres comadres de Windsor; también Chaucer inspira
algunas obras)27 y misceláneas de todo tipo, algunas de ellas españolas,
como las Noches de invierno de Antonio de Eslava o la Silva de varia
lección de Pero Mexía.

En tercer lugar, también se inspiró en la producción dramática inglesa


anterior a él, de la que extrajo abundantes argumentos, personajes y
principios de composición. A veces incluso rehízo obras enteras (por
ejemplo, hubo un Hamlet anterior al suyo atribuido a Thomas Kyd, de
1589, que fue un éxito y no se ha conservado, pero inspiró el posterior de
Shakespeare). Citó o evocó textos de muchas obras, siendo
especialmente sensible al modelo de Christopher Marlowe en sus
primeras obras. Este ansia imitativa no pasó desapercibida por su
contemporáneo Robert Greene, quien lo tomó por un plagiario y escribió
en 1592, aludiendo a una conocida fábula citada por Horacio, lo siguiente:

Es un vulgar y arribista cuervo embellecido con nuestras plumas, de corazón de


tigre bajo piel de actor, y se cree capaz de alentar el verso blanco como el mejor
entre nosotros, no siendo otra cosa que un donnadie que se cree el único agita-
escenas (shake-scene) del país.2829

Por último, Shakespeare estaba también muy versado


en mitología (conocía muy bien las Metamorfosis de Ovidio) y en retórica,
si bien su estilo unas veces rehúye conscientemente las rígidas y
mecánicas simetrías de esta última y otras se muestra demasiado jugador
del vocablo, como correspondía entonces a la
moda conceptista del Eufuismo, difundido por John Lyly y a su vez
procedente del estilo de Antonio de Guevara, si bien Shakespeare se
pronunció contra los excesos de ese estilo.

Shakespeare reconoció ser un gran asimilador (el poder de síntesis


caracteriza a grandes poetas, como también por ejemplo a Dante
Alighieri) y lo declaró en su Soneto LXXVI; pero también afirmó en este
soneto ser capaz de superar a sus modelos convirtiendo en nuevo algo
radicalmente viejo, insuflándole nueva vida. En vez de inventar o apelar a
la originalidad, tomaba historias preexistentes, como la de Hamlet, y les
otorgaba cuanto les faltaba para la eminencia. Sin embargo, y pese a
todo, se mostró además completamente original instalándose algunas
veces deliberadamente al margen de toda tradición, como en
sus Sonetos, que invierten todos los cánones del petrarquismo elaborando
un cancionero destinado a un hombre y donde se exige, ni más ni menos,
el abandono del narcisismo del momento para engendrar la trascendencia
de la eternidad por el amor, lo que puede parecer bastante abstracto, pero
es que son así de abstractos y enigmáticos estos poemas, cada uno de
los cuales encierra siempre un movimiento dramático, una invocación a la
acción

Su obra
Antecedentes: el teatro isabelino

Reconstrucción moderna del teatro The


Globe (el original fue destruido por un incendio en 1613)
Cuando Shakespeare se inició en la actividad teatral, esta se encontraba
sufriendo los cambios propios de una época de transición. En sus
orígenes, el teatro en Inglaterra era un espectáculo de tipo popular,
asociado a otras diversiones extendidas en la época como el bear
baiting (pelea de un oso encadenado contra perros rabiosos). Sus raíces
se encuentran en la etapa tardomedieval, en una triple tradición
dramática: los "milagros " o "misterios" (mystery plays), de temática
religiosa y destinados a solemnizar las festividades de los
diferentes gremios; las moralidades u "obras morales" (morality plays), de
carácter alegórico y representadas ya por actores profesionales: y los
"interludios" cortesanos, piezas destinadas al entretenimiento de la
nobleza.

Los nobles más destacados patrocinaban grupos de actores que llevaban


sus nombres. Así surgieron, en la época isabelina, compañías como The
Hundson Men (luego Lord Chamberlain's Men), The Admiral's Men, y The
Queen's Men, entre las más relevantes. En ciertas ocasiones, estas
compañías teatrales realizaban sus representaciones en el palacio de sus
protectores aristocráticos. The King's Men, por ejemplo, después del
apadrinamiento de la compañía por el rey Jacobo I, actuaban en la corte
una vez al mes.30 Contar con el respaldo de un mecenas era fundamental
para asegurar el éxito de la obra en el futuro.

Las obras se representaban al principio en los patios interiores de las


posadas. Todavía en época de Shakespeare algunos de estos lugares
continuaban acogiendo representaciones teatrales. Sin embargo, no
resultaban muy adecuados para las representaciones, ya que a veces la
actividad de la posada llegaba a dificultar las representaciones. Además
contaban con la oposición de las autoridades, preocupados por los
desórdenes y reyertas que allí se originaban, así como por las «malvadas
prácticas de incontinencia» que allí tenían lugar. Estaba también en contra
el factor de la higiene: la peste era muy frecuente y las reuniones
multitudinarias no fomentaban precisamente la salud.
Por esos motivos fue surgiendo paulatinamente una legislación que
regulaba la actividad teatral, y se fue haciendo más difícil conseguir
licencias para realizar representaciones en las posadas. Esto propició la
construcción de teatros fijos, más salubres, en las afueras de la ciudad, y
la consolidación y profesionalización de la carrera de actor. El primer
teatro, denominado simplemente The Theatre, se construyó en 1576. Más
adelante se construyeron otros: The Curtain, The Rose, The Swan y The
Globe. Este último, construido en 1599 y ubicado, como el resto, fuera de
la ciudad, para evitar problemas con el Ayuntamiento de Londres, era el
más famoso de todos, y fue el preferido de la compañía de la que formó
parte William Shakespeare.

Todos estos teatros fueron construidos siguiendo el modelo de los patios


de las posadas. Ninguno se conserva en su estado primitivo, pero existe
la posibilidad de conocer con cierta aproximación su forma, gracias a
algunas referencias de la época. Eran recintos de
forma hexagonal u octogonal (hay excepciones) con
un escenario medianamente cubierto que se internaba un poco hacia el
centro de un arenal al aire libre circundado por dos o tres pisos de
galerías. La plataforma constaba de dos niveles, uno a poco más de un
metro respecto a la arena, techado y sujeto por columnas, y otro un poco
más alto con un tejado en el que se ocultaba el aparato necesario para
manejar la tramoya y maniobrar la puesta en escena. Podía llevar una
bandera e incluso simular una torre.

Estos teatros tenían un aforo muy respetable. Se ha calculado, por


ejemplo, que The Globe podía acoger a alrededor de 2000
espectadores.31

En un principio, la condición social de los cómicos, en especial de la de


los más humildes, no se distinguía fácilmente de la de un vagabundo o un
mendigo. Con el tiempo, sin embargo, gracias a la apertura de los nuevos
teatros, los actores de época isabelina fueron alcanzando mayor
consideración social.

La rudimentaria escenografía hacía al intérprete cargar con la


responsabilidad mayor de la obra, por lo cual su técnica tendía a la
sobreinterpretación en lenguaje, gesticulación y llamativa vestimenta.
Como las mujeres tenían prohibido subir al escenario, los papeles
femeninos se encomendaban a niños o adolescentes, lo cual se prestaba
al juego cómico de la ambigüedad erótica. La palabra era muy importante,
y el hecho de que el escenario se adelantara algo en el patio acotaba ese
lugar para frecuentes monólogos. La ausencia de fondos pintados hacía
frecuente que el actor invocase la imaginación del público y el escritor
recurriera a la hipotiposis. El público era abigarrado y heterogéneo, y en
consecuencia se mezclaban desde las alusiones groseras y los chistes
procaces y chocarreros a la más culta y refinada galantería amorosa y la
más retorcida pedantería eufuista.

La audiencia acudía al teatro pagando un precio variable según la


comodidad del puesto ofrecido. La entrada más barata exigía estar a pie y
expuesto a los cambios meteorológicos; las menos asequibles favorecían
a la nobleza y a la gente pudiente, que podía tomar asiento a cubierto y a
salvo del sol.

El oficio de autor dramático no estaba bien remunerado y todos los


derechos sobre las obras pasaban a poder de las empresas que las
representaban; por ello las obras sufrían con frecuencia múltiples
refundiciones y adaptaciones por parte de varias plumas, no siempre
diestras ni respetuosas, por no hablar de los cortes que sufrían a merced
del capricho de los actores. El nombre del autor solo se mencionaba (y
frecuentemente con inexactitud) dos o tres años más tarde, por lo que los
escritores no disfrutaban del fruto de su trabajo, a menos que poseyeran
acciones en la compañía, como era el caso de Shakespeare y otros
dramaturgos que trabajaban conjuntamente y se repartían las ganancias.

Una de las características más importantes del teatro isabelino, y del de


Shakespeare en particular, es la multitud de niveles en las que giran sus
tramas. Lo trágico, lo cómico, lo poético, lo terreno y lo sobrenatural, lo
real y lo fantástico se entremezclan en mayor o menor medida en estas
obras. Las transiciones entre lo melancólico y lo activo son rápidas y,
frecuentemente, se manifiestan a través de duelos y peleas en escena
que debían de constituir una animada coreografía muy del gusto de la
época.

El bufón (en inglés, fool) es un personaje importante para la obra


shakespeariana, ya que le da libertad de expresión y soltura. Se reconocía
en él una insuficiencia mental o carencia física que le permitía decir cosas
u opinar sobre cuestiones polémicas que habrían sido prohibidas en boca
de personajes de mayor fuste. Sin duda esta estratagema era ideal para el
autor inglés, puesto que cualquier crítica a la realeza podría ser justificada
adjudicándosela a un personaje que no piensa como la generalidad de las
otras personas dadas las insuficiencias que padece.

Procesión de personajes de las obras de Shakespeare, pintura de artista


desconocido

El teatro de Shakespeare
El First folio
Artículo principal: First Folio
Portada del First Folio, 1623. Retrato de
Shakespeare grabado por Martin Droeshout.
Ante la falta de manuscritos hológrafos y de fechas precisas de
composición, se hace muy difícil el establecer una cronología bibliográfica
shakespeariana. El First Folio, que reagrupa la mayor parte de su
producción literaria, fue publicado por dos actores de su compañía, John
Heminges y Henry Condell, en 1623, ocho años después de la muerte del
autor. Este libro dividía su producción dramática en Historias, Comedias y
Tragedias, y de él se hicieron 750 copias, de las que han llegado a
nuestros días la tercera parte, en su mayoría incompletas. Gracias a esta
obra se conservó la mitad de la obra dramática del autor, que no había
sido impresa, pues Shakespeare no se preocupó en pasar a la historia
como autor dramático.

El First Folio recoge exclusivamente obras dramáticas (no se encuentra


en la edición ninguno de sus poemas líricos), en número de 36:
11 tragedias, 15 comedias y 10 obras históricas. No incluye algunas obras
tradicionalmente atribuidas a Shakespeare, como las
comedias Pericles y Los dos nobles parientes, ni la obra histórica Eduardo
III. Mientras que en el caso de Pericles, parece bastante segura la
participación de Shakespeare, no ocurre lo mismo con las otras dos obras,
por lo que el número de títulos incluidos en el canon shakesperiano oscila,
según las versiones, entre las 37 y las 39.

Tragedias
Artículo principal: Tragedia shakespeariana

Al igual que muchas tragedias occidentales, la de Shakespeare suele


describir a un protagonista que cae desde el páramo de la gracia y
termina muriendo, junto a una ajustada proporción del resto del cuerpo
protagónico. Se ha sugerido que el giro que el dramaturgo hace del
género, es el polo opuesto al de la comedia; ejemplifica el sentido de que
los seres humanos son inevitablemente desdichados a causa de sus
propios errores o, incluso, el ejercicio irónicamente trágico de sus virtudes,
o a través de la naturaleza del destino, o de la condición del hombre para
sufrir, caer, y morir... En otras palabras, es una representación con un final
necesariamente infeliz.

Shakespeare compuso tragedias desde el mismo inicio de su trayectoria:


una de las más tempranas fue la tragedia romana de Tito Andrónico,
siguiendo unos años después Romeo y Julieta. Sin embargo, las más
aclamadas fueron escritas en un período de siete años entre 1601 y
1608: Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth (las cuatro principales),
y Antonio y Cleopatra, junto a las menos conocidas Timón de
Atenas y Troilo y Crésida.

Muchos han destacado en estas obras al concepto aristotélico de la


tragedia: que el protagonista debe ser un personaje admirable pero
imperfecto, con un público capacitado para comprender y simpatizar con
él. Ciertamente, cada uno de los personajes trágicos de Shakespeare es
capaz de ejercer el bien y el mal. La representación siempre insiste en el
concepto del libre albedrío; el (anti) héroe puede degradarse o retroceder
y redimirse por sus actos. El autor, en cambio, los termina conduciendo a
su inevitable perdición.

A continuación se listan las tragedias completas de Shakespeare,


ordenadas según la fecha aproximada de su composición:

 Tito Andrónico (1594)


 Romeo y Julieta (1595)
 Julio César (1599)
 Hamlet (1601)
 Troilo y Crésida (1602)
 Otelo (1603-1604)
 El rey Lear (1605-1606)
 Macbeth (1606)
 Antonio y Cleopatra (1606)
 Coriolano (1608)
 Timón de Atenas (1608)
Comedias
Entre las características esenciales de la comedia shakesperiana
encontramos la vis cómica, la dialéctica de un lenguaje lleno de juegos de
palabras, el contraste entre caracteres opuestos por clase social, sexo,
género o poder (un ejemplo representativo sería La fierecilla domada,
también traducida a veces como La doma de la bravía); las alusiones y
connotaciones eróticas, los disfraces y la tendencia a la dispersión caótica
y la confusión hasta que el argumento de la historia desemboca en la
recuperación de lo perdido y la correspondiente restauración en el marco
de lo natural. El panorama de la comedia supone además la exploración
de una sociedad donde todos sus integrantes son estudiados por igual de
forma muy distinta a como es vista la sociedad en sus obras históricas,
montadas sobre la persecución maquiavélica del poder («una escalera de
arena», a causa de su vaciedad de contenido) y el trastorno del orden
cósmico divino que el rey representa en la tierra. Como galería de tipos
sociales la comedia es, pues, un espacio más amplio en Shakespeare que
el trágico y el histórico y refleja mejor la sociedad de su tiempo, si bien
también resalta en este campo el talento del autor para crear personajes
especialmente individualizados, como en el caso de Falstaff.
Si bien el tono de la trama es con frecuencia burlesco, otras veces se
encuentra latente un inquietante elemento trágico, como en El mercader
de Venecia. Cuando trata temas que pueden desencadenar un trágico
desenlace, Shakespeare trata de enseñar, a su modo habitual, sin tomar
partido, proponer remedios ni moralizar o predicar en absoluto, los riesgos
del vicio, la maldad y la irracionalidad del ser humano, sin necesidad de
caer en la destrucción que aparece en sus tragedias y deja a la
Naturaleza el orden restaurador y reparador.

Los finales de las comedias son, por lo general, festivos y placenteros.


Debe tenerse en cuenta que el lenguaje vulgar y de doble sentido, así
como la magnitud de diversos puntos de vista, los cambios de suerte y el
trastorno de las identidades, aportan un ingrediente infaltable que suele
estar acompañado de sorprendentes coincidencias. La parodia del sexo,
el papel del disfraz y el poder mágico de la naturaleza para reparar los
daños y heridas ocasionados por una sociedad corrupta y sedienta de
codicia son elementos trascendentes en la comedia shakespeariana.

El hombre cambia totalmente su forma de pensar y de actuar al refugiarse


en lo salvaje y huir de la civilización, prestándose al juego de oposiciones.
Cabe destacar, por último, que la esfera social que Shakespeare utiliza en
sus obras es quizás algo más reducida que la que encontramos en la
mayor parte de las comedias.

Tal como se ha dicho antes, el bufón —que era un personaje muy popular
en la corte de la época— es el elemento inquebrantable sobre el cual
el dramaturgo se siente más libre de expresar lo que piensa, teniendo en
cuenta que las opiniones de una persona con estas características nunca
eran consideradas como válidas —excusa perfecta para explayarse—.

Se estima que la fecha de composición de las comedias de Shakespeare


ha de girar en torno a los años 1590 y 1612, como punto de partida y
culminación de su labor como escritor. La primera y menos elaborada
fue Los dos hidalgos de Verona, seguida de El mercader de
Venecia, Mucho ruido y pocas nueces, Como gustéis,Cuento de
invierno, La tempestad, y otras tantas que se enumeran a continuación:

Las obras de William Shakespeare, por


John Gilbert (1849)

 La comedia de las equivocaciones (también traducida


como La comedia de los enredos (1591)
 Los dos hidalgos de Verona (1591-1592)
 Trabajos de amor perdidos (también traducida como Penas de
amor perdidas o Afanes de amor en vano) (1592)
 El sueño de una noche de verano (1595-1596)
 El mercader de Venecia (1596-1597)
 Mucho ruido y pocas nueces (también traducida como Mucho
ruido para nada) (1598)
 Como gustéis (también traducida como A vuestro gusto)
(1599-1600)
 Las alegres comadres de Windsor (también traducida
como Las alegres casadas de Windsor) (1601)
 Noche de reyes (1601-1602)
 A buen fin no hay mal principio (también traducida como Bien
está todo lo que bien acaba) (1602-1603)
 Medida por medida (1604)
 Pericles (1607)
 Cimbelino (1610)
 Cuento de invierno (1610-1611)
 La tempestad (1612)
 La fierecilla domada (fecha desconocida)
Es importante dejar en claro que La tempestad, Cuento de
invierno, Cimbelino y Pericles son consideradas por muchos fantasías
poéticas (en inglés se emplea el término romance), dado que poseen
características que las diferencian del resto de las comedias.

Obras históricas
En el First Folio se clasifican como «obras históricas» (en inglés, histories)
exclusivamente las relacionadas con la historia, relativamente reciente, de
Inglaterra. Otras obras de tema histórico, como las ambientadas en
la antigua Roma, o incluso Macbeth, protagonizada por un auténtico rey
de Escocia, no se clasifican en este apartado. Son once en total (o diez, si
se excluye Eduardo III, modernamente considerada apócrifa). La fuente
utilizada por el dramaturgo para la composición de estas obras es bien
conocida: se trata de las Crónicas de Raphael Holinshed.

A continuación se ofrece una lista de estas obras ordenadas según la


fecha aproximada de su composición.32

 Eduardo III (The Reign of King Edward III; compuesta entre


1590 y 1594; publicada (anónimamente) en 1596).
 Enrique VI
o Primera parte (The First Part of King Henry the
Sixth; compuesta hacia 1594. Su primera edición
conocida es la del First Folio.)
o Segunda parte (The Second Part of King Henry
the Sixth; compuesta hacia 1594. Su primera
edición conocida es la del First Folio.)
o Tercera parte (The Third Part of King Henry the
Sixth; compuesta hacia 1594. Su primera edición
conocida es la del First Folio.)
 Ricardo III (The Tragedy of King Richard the Third; compuesta
hacia 1594; publicada en 1597).
 Ricardo II (The Tragedy of King Richard the Second;
compuesta hacia 1595; publicada en 1597).
 Enrique IV
o Primera parte (Henry IV, Part 1; compuesta hacia
1596; publicada en 1597 o 1598)
o Segunda parte (Henry IV, Part 2; compuesta hacia
1597; publicada en 1600)
 Enrique V (Henry V; compuesta hacia 1597-1599; la primera
edición conocida es la del First Folio).
 El rey Juan (The Life and Death of King John; compuesta
probablemente hacia 1597, ya que hay datos de su
representación en 1598. Su primera edición conocida es la
del First Folio).
 Enrique VIII (The Famous History of the Life of King Henry the
Eighth; compuesta en 1613; la primera edición conocida es la
del First Folio).
Existen serias dudas sobre la autoría de la primera de la lista, Eduardo III.
De la última, Enrique VIII, se cree que fue escrita en colaboración
con John Fletcher, quien sustituyó a Shakespeare como principal
dramaturgo de la compañía King's Men.

Dentro del conjunto de sus obras históricas, se suelen agrupar la decena


que escribió sobre los reyes ingleses, conocido como el «Ciclo de
Historia», que Shakespeare dedicó a siete reyes ingleses.33 Este ciclo
excluye las obras sobre el rey Lear (un rey legendario) y Macbeth (basado
en la vida del rey escocés, Macbeth de Escocia) y una obra sobre Edward
III (aunque hay cada vez más indicios de que fuera escrito por
Shakespeare, al menos en parte, no se ha podido establecer su autoría).
Este Ciclo exluye, por no seguir la secuencia histórica, a El rey Juan y
a Enrique VIII.

Ocho de estas obras están agrupadas en dos tetralogías cuyo orden de


escritura no coincide con el orden cronológico de los acontecimientos
históricos reflejados. La primera de estas tetralogías está formada por las
tres dedicadas al reinado de Enrique VI (1422-1461), junto con la
consagrada al ambicioso y terrible Ricardo III (que reinó en el período
1483-1485). Todas ellas fueron compuestas con toda probabilidad entre
1590 y 1594.

La segunda tetralogía, formada por Ricardo II, las dos partes de Enrique
IV y Enrique V, retrocede en el tiempo. Se centra en los reinados
de Ricardo II (1377-1399), Enrique IV (1399-1413) y Enrique V (1413-
1422). Todas estas obras fueron compuestas en el período 1594-1597.

Habida cuenta de que gran parte del público era analfabeto, estas obras
representaban una buena forma de comunicar la historia y fomentar,
consecuentemente, el patriotismo y el amor por la cultura inglesa, así
como de inculcar un sentimiento de rechazo hacia las guerras civiles.
Además de brindar entretenimiento, las obras históricas reafirmaban y
justificaban el poder de la monarquía ante quienes pudieran poner en
cuestión su legitimidad. En el teatro de Shakespeare, el rey, como en la
obra dramática de Lope de Vega, es el representante del orden cósmico
en la tierra. Esto es lo que más tarde analizarían académicos de la talla de
Greenblatt, centrándose en el discurso imperante y en la capacidad
del teatro isabelino para asentar la autoridad real, mantener el orden y
desalentar la subversión.

Dada la dependencia de las compañías teatrales con respecto de sus


patrocinadores aristocráticos (y, en el caso de The King's Men, de la
autoridad real), es lógico que se escribieran y representaran obras
protagonizadas por personajes histórico pertenecientes a la nobleza y
relevantes en la historia de Inglaterra. Es el caso de Enrique V, vencedor
en la batalla de Agincourt de las tropas de Francia, la sempiterna rival de
Inglaterra. Retomando hechos históricos destacados, obviando derrotas y
exagerando el heroísmo de la victoria —que se atribuía al monarca
reinante—, estas obras lograban que se acrecentase la devoción popular
hacia la corona.

En los comienzos de la dramaturgia shakesperiana, la finalidad era


legitimar la autoridad de la dinastía Tudor, entronizada en 1485,
precisamente tras el derrocamiento de Ricardo III, uno de los personajes
más abominables del teatro shakesperiano. La subida al trono de los
Tudor había despertado ciertos recelos, tanto debido a su
origen galés como a lo problemático de sus derechos al trono
(aparentemente, Enrique VII, primer monarca de la dinastía,
fundamentaba sus derechos en ser descendiente de la princesa
francesa Catalina, viuda de Enrique V, que se volvió a casar unos años
más tarde con Owen Tudor, un noble galés poco influyente en el ámbito
de la monarquía nacional.)

No obstante, existen críticos que opinan que las obras históricas de


Shakespeare contienen críticas veladas hacia la monarquía, disimuladas
para evitar posibles problemas con la justicia.

Comedias tardías novelescas o de fantasía


Las narraciones caballerescas escritas en prosa o verso eran un género
de fantasía heroica muy común en Europa desde la Edad Media hasta
el Renacimiento; los libros de caballerías en inglés, francés, español, ita

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