Harner Michael - Shuar Pueblo de Las Cascadas Sagradas
Harner Michael - Shuar Pueblo de Las Cascadas Sagradas
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MICHAEL J. HARNER
EPILOGO 195
BIBLIOGRAFIA 200
NOTAS .204
MAPAS
Figura 1 Plano de una casa shuar (alto rfo Kál]kaim', 1957) . pág. 40
Figura 2 Tabla del parentesco . pág. 96
Figura 3 Diagrama esquemático de las jerarquras shamánicas
intertribales . pág. 115
Figuf1J 4 Diagrama esquemático de las Jerarqufas shamánfcss
locales _........................... pág. 116
Figura 6 Diagrama esquemático de una cadena de socios
comerciales ....:........................................................ pág. 123
Presentando·' esta 1 edición
1
v libros populares, basados generalmente sobre un mínimo o
hasta una ausencia de real contacto con los muar. Existían sólo
dos trabaíos serios de cierta importancia sobre ellos: Cazadores
de cabezas de la Amazon fa Occidental (1935) por Rafael Kan·
ten y Material históripo y etnográfico sobre los Indios Shuar
(1938) por M. W. Stirling. Sin embargo, muchas de las cosas
escritas por Karsten eran vagas V sumamente discutibles, y los
datos de investigación de Stirlíng eran bastante limitados, debi-
do al breve tiempo Que habla pasado con los shuar. Además,
donde los dos autores coinciden sobre la misma materia, sus
informes tienden a ser sumamente contradictorios (1 j.
En vista de esta situación, llevé ambas obras -de Karsten y
Stírling- conmigo al campo de trabajo y las repasé frase por
frase con informantes shuar. Exceptuando los datos de Stirling
sobre la cultura material, encontré Que no había casi párrafo de
informaci6n etnográfica, en ninguno de los dos trabajos, que
pudiera considerarse completamente exacto.
Con el tiempo llegué a la conclusión de Que las equivocacio-
nes en la información proporcionada por ambos antropólogos
derivaban en parte de su dependencia de los "blancos" como in-
térpretes, Karsten dependió casi exclusivamente de "macabeos';
los habitantes mestizos del pueblo de Macas, para su comunica-
ción con los informantes indlgenas. Se fió de ellos también para
la información de segunda mano sobre la cultura de los shuar,
como he podido comprobar hablando con "macabeos" que
habían trabajado con él. Me di cuenta también de que los
mismos "macabeos" tenían prejuicios sobre la cultura shuar,
y estaban tan convencidos de sus ideas que estaban dispues-
tos a discutir con los nativos acerca de la cultura de éstos
últimos,
La cosa no fue muy diferente en el caso de Stirling, aun-
que él pasó sólo pocos meses con los shuar, mientras Karsten
habla hecho un trabajo de muchos años seguidos. El intér-
prete de Stirling fue Santiago Baca, de Méndez, al que conoel
personalmente, y al Que en una ocasión quise comprobar
como intérprete. Aunque era una buena persona, Baca apenas
dejaba hablar al nativo antes de que él interpretara y añadiera
algo nuevo a lo dicho para acomodarlo a sus propios prejuicios.
2
El siguiente trozo d~una carta; que me escribid Stirling con fe·
cha'30 de Junio de 1962 como contestación a un artIculo que
yo acababa de publicar sobre las creencias muar acerca de/alma
( 2 J, demuestra el papel de Baca en su trabajo, Quiero alfadir
que estimo la carta como un tríbuto a la integridad cientffica de
Stirling: .. '
Ya es hora de que se hagan, por fin eftudio$ adecuados sobre
este significativo grupo. Cuandó yo hice mi viaje, baftante r'pldo,
por la región shuar en 1930-31, las condiciones de trabajo eftaban
lejos de lo ideal. La expedición estaba mal organizada y (desde el
punto de vista del etnólogo) nunca pudimos quedamos suficiente
tiempo en un lugar como para obtenpr resultados satisfactorios.
Yo no conocía nada del idioma shuar y dependía totalmente de'
intérprete Santiago' Bacá pá~a',la' información externa. Lo que yo
recoge fue lo que él entendl6'de los Informantes shuar, A prop6.
sito, él era un refugiado j:JoUtico y habla vivido dos aRos escondido
con los shuar. .; .'
ORTOGRAFíA
tal a a castellana,
lul u u castellana.
CONSONANTES
I~I eh eh castellana.
{nI n n castellana.
Ipl p p castellana.
151 s s castellana.
¡ "~
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_ _ _ TRIBUS JíVARAS
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Kms.
20 30
No· JíVARAS
PERÚ
79° 78° 770
MAPA 1
10
Tribus shuar (j ¡varo) y colindantes.
CAPíTULO l'
o. . .. .
Jo 20 3°
N1APA 2
Distribución de los shuar (o untsurí shuar)
al norte del r ro Zamora en 1956· 57. 13
shuar, es el más conocido. Ésta es la tribu a la que usualmente
se refieren la literatura y el lenguaje local como a los "jibaros".
"Shuar" o "Shuaras"; mientras que las tribus shuar se llaman
normalmente en el lugar con sus nombres especiales.
La palabra "shuar~' no quiere decir s610 "jíbaro" como se
ha dicho a veces, sino "hombre", "hombres" o "gente", y es
usada por todos los grupos shuar -excepto los aguarunas-
para indicar cualquier ind ígena o grupo ind ígena (como opuesto
a "blancos" que llaman apach) sin considerar su afiliación cul-
tural o lingüística. Untsurí shuar, significa "indígenas numero-
sos", que es una designación nativa más precisa para los shuar
propiamente dichos, que dan a ellos los achuar del Este. Un
término alternativo, murayª shuar (indígenas deJas colinas), es
aplicado a los shuar propiamente dichos, por los achuar. Los
Huambisa (tsumu shuar) se refieren a los shuar propiamente di-
chos como a Makas shuar o yakiYI shuar ( 8 ), mientras que los
Aguarunas los llaman patuka shija!!.k ( 9 ).
Puesto que la designación de los nativos varía, y no es de
uso común en la literatura, la práctica en el presente estudio
será simplemente la de usar el término "shuar", cuando se hace
alusión a este grupo. A las otras tribus, cuando se las mencione,
se les dará su nombre específico, p. ej. "achuar". La población
shuar, con un número aproximado de 7.830 personas en 1.956-
57 (10), habita principalment~ entre el río Pastaza, en el Norte,
y el alto Zamora, en el Sur; va aproximadamente de 1.200 me·
tras de altitud sobre el nivel del mar -en las laderas orientales
de los Andes, en el Occidente- al río Paoki (más o menos 400
metros de altitud) en el Este. El mapa 2 indica la mayor parte
de la región, exceptuada la zona sur, a lo largo y más allá del
río Zamora. El territorio tribal al norte del r fa Santiago está
cortado en dos partes por la cordillera del Kutukú. áspera y
cubierta de selvas, que se extiende más o menos de Norte a Sur
y llega a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Hay po-
blados de colonos ecuatorianos en el territorio shuar al Oeste
de la cordillera del Kutukú en los valles del Upano y del Paute y
también al Suroeste de la cordillera en el valle del Zamora, pero
la cadena de montañas ha servido de eficiente barrera a la colo-
nización de los "blancos" en las tierras pobladas por la porción
oriental de la tribu.
La mayor parte de los shuar que vi Jen en el Occidente de
14
la cordillera del .l(utukú y al sur de la región del río Chiwias
(Chiguaza), estan :en, comunicación directa y continua con la
frontera de la colonización ecuatoriana y son llamados aquí
los "shuar fronterizos" ( 11 J. Los de más allá de fa frontera de
la colonización ecuatoriana--quienes son el objeto de este es-
tudio- están principalmente al este de la cadena del Kutukú V
nos referimos a elfos aqu í dé vez en cúando como a los "shuar
del interior", puesto que la región se conoce localmente en cas-
tellano como "adentro".
Los vecinos del norte son-para los shuar los Canelos (cono-
cidos también localmente como los "Alama", "Quichua" o
Quechua, "Yumbo"J que hablan un dialecto del Inca. Al este
viven los jíbaros Huambisa (112 J. Así los jíbaros confinan al
Oeste con los ecuatorianos(~'blancos", o población mestiza, y
por los otros ..res lados con tribus aborígenes.
16
Para la inteligencia de suceso tan memorable, se han de suponer antes
.1
algunos puntos:
19
para su uso á las demás. Entraron en este número casi todas las reli·
giosas de un monasterio de la Concepción pocos aftas antes fundado,
.porque 6 excepei6n de dos viejas fundadoras; eran j6veneslas demás.
Antes de medio día tuvieron avi~ de no haberse ejecutado nada con·
tra la capital, por haber faltado a su palabra los Macas. Mandaron por
eso más número de tropas, dejando en Logroño las precisas para con·
servar las mugeres y completar la ruina, y el $élqueo incendiando una
por una las casas.
20
necer de aquel día. supieron por un solo indiano enfermo que había
quedado, que todlSs los de su nación se hablan retirado el la cordillera
de Cubillrn huyendo de los Jíbaros que iban á destruir á todos aquella
noche.
Se alegrar-óñ'en Sevilla de oro con la recluta de aquella..gente, V
pasaron toda la noche ,en vela, esperando al enemigo. Viendo que
tampoco parecía el día siguiente comenzaron a dudar sobre sí era o no
verdadera aquella conjuración. No por eso dejaron de lograr el tiempo
para formalizar algo más la defensa, para meter provisión de víveres de
las vecinas campaAas, y para que se recogiesen los españoles regados en
los reales de minas V pequeñas poblaciones del distrito.
22
Aquellos españoles que quedaron se retiraron al norte,a la
parte superior del Valle del Upano y fundaron la colonia de re-
l
Todos Por lo mismo no podían moverse, sino sólo por sus ante-
brazos y las partes Inferiores de 18$ piernas. No tenfan sombreros; en
cambio llevaban algo parecido' B los cascos de los soldados (ecuatoria-
nos de hoy en día). ~ños hombres tenían machetes de hierro que usa·
ban para matar.
Cuando las mujeres llegaron a Macas con la carne, los blancos les
dieron una camisa, cuatro brazadas de tela para hacerse un vestido,
y un pedazo de machete.. Una de las viejas dijo más tarde cuando
volvió a casa: "Me espantaron porque tienen casas muy grandes V
25
mucha gento".
Los macabeos dieron a los hombres dos machetes, dos hachas pe-
queñas, tela. Después de esto, los macabeos devolvieron la visita a los
shuar.
27
Aunque el "boom" del caucho pronto comenz6 a disminuir,
otras nuevas incursiones dentro del territorio occidental shuar
fueron efectuadas por los misioneros salesianos {católicos}, que
fundaron Misiones en Méndez, cerca de la unión del río Paute
con el Upano, en 1.914, y después en Macas en 1.924 ( 30). A
excepción de estos misioneros, la colonización "blanca" de la
regi6n era, de cualquier forma, todavra insignificante.
También Macas quedó tan aislada del mundo exterior que
el primer caballo no f48 llevado a ese pueblo hasta 1.928, cuan·
do un hombre llevó un potro a hombros desde Riobambs, se-
gún los informantes del lugar,
En 1.932, Macas fue descrita por un visitante como sigue:
Sus chozas dI! quincha ... son fáCilmente construIdas con mate·
rial que siempre tienen a la mano. En sus ratos viajes al altiplano.
pueden llevarse un poco de oro lavado en un río cercano, un poco de
alcohol crudo destilado de la calla de azúcar que da en la playa, un po·
co de cigarros hechos en la casa, un poco de café o cacao, con los cua·
les compran algunas yardas de tela barata que necesitan para cubrirse.
Su vida es fácil, tranquila y hasta opulenta.
28
La región podría Jsin duda alimentar mucha más gente en este sen·
tido de abundancia y tranquilidad, pero esa clase de vida difícilmente
puede satisfacer a otro tipo de colonos, del lugar o de afuera, que ten·
dría que separarse de sus antiguas amistades y tradiciones para ir a
buscar una vida mejor en nuevas
,~. ' tierras (31 ).
Con todo, hasta el tiempo en que se estaba escribiendo el ci·
tado esbozo, una nueva ola de colonos "blancos" había comen-
zado a entrar en esta parte occidental del territorio shuar ( 32 ).
Trabajadores mestizos que habían acompañado a los misio-
neros salesianos a Méndez estaban descubriendo nuevamente
los yacimientos de oro que los españoles habian explotado en el
siglo XVI en el bajo río Paute, bajo río Zamora y bajo río Upa-
no. Ecuatorianos'de la provincia del Azuay en la vecina Sierra
Andina pronto bajaron en gran número para probar su suerte en
"lavar" oro. . .
A diferencia de sus predecesores del siglo XVI, de ordinario
no se esforzaron en coaccionar a los shuar como conquistadores,
sino que vinieron como mineros o buscadores individuales. El
hecho de que los shuar estuvieran ya bastante bien provistoS' de .
armas de fuego en este tiempo ( 33 ) probablemente cóntribuyó
a esta situación.
. Cuando acontecían conflictos con los shuar, eran soluciona-
dos normalmente, de una forma u otra, por los individuos en
cuestión.
La fiebre del oro alcanzó su cumbre en 1931, fecha en la
cual el poblado que experimentó repentina expansión econó-
mica, Méndez, parece haberse aproximado a una población de
casi tres mil habitantes, mucho más que Macas; muy pronto, sin
embargo, tuvo lugar un descenso en
las ganancias de la minería
y muchos de los buscadores o mineros "blancos" regresaron a
la Sierra. Otros queQaron establecidos permanentemente en los
valles de Upano, del Paute y Zamora.
Durante los años de Ja ."fiebre del oro" se abrió el primer
camino de caballo a la región de los shuar, uniendo la provino
cla serrana del Azuay con Méndez, y cuando se terminó la ro-
29
pida expansión el camino fue mantenido abierto por los misio-
neros salesianos.
Poco a poco, mestizos azuayos, algunos de ellos ex-mine-
ros, comenzaron a inmigrar a la región con sus familiares para
criar ganado, que pod ian despué!: llevar por el sendero a la ciu-
dad de Cuenca para conseguir dinero. Los shuar del lugar en un
primer tiempo por lo general recibieron bien a los colonos como
una nueva fuente de mercancías manufacturadas, especialmente
machetes y escopetas (de las que se cargan por el cañón). que
recibían por talar la floresta para hacer potrero para el ganado
de los colonos.
La ganadería resultó un éxito y pronto llegaron más colonos.
Mientras iban aumentando en número y se les añadían uni-
dades militares y de policia, su miedo a los shuar disminuyó, y
comenzaron a ocupar como pastizales los espacios que los na-
tivos habían limpiado para sus huertas. Los shuar dicen que
más de la mitad de su población en el valle del Upano también
murió en ese tiempo por epidemias de enfermedades contagiosas
introducidas por los colonos y que esta despoblación facilitó
grandemente la ocupación de las huertas de los shuar por parte
de los "blancos".
Como la frontera de la colonización blanca empujaba inexo-
rablemente arriba por el Valle del Upano hacia Macas, muchos
shuar perdieron sus tierras por parte de los nuevos inmigrantes,
y muchas lIeces se escaparon hacia el este, al otro lado de la cor-
dillera del Kutukú, o se desplazaron hacia el norte a la región
del río Chiguaza (Chiwias). Alrededor de 1.941, las relaciones
shuar-blancos se hicieron extremadamente tensas debido a la
guerra entre Perú y Ecuador. Tropas ecuatorianas atacaron a un
caserío shuar cerca del río Santiago, alegando que creían que los
nativos eran del Perú y estaban mandados por oficiales del ejér-
cito peruano.
En el derramamiento de sangre que siguió, se informó que
setenta y siete ecuatorianos "blancos", y un número impreci-
sado de shuár, incluso mujeres y niños, perecieron, Los otros
shuar comenzaron a temer que los "blancos" planearan exter-
30
minarlos a todos para quitarles la tierra. Casi todas las agrupa-
ciones shuar a lo largo de la frontera de la colonizaci6n mestiza
rápidamente pactaron una tregua entre ellos e hicieron planes
secretos para desatar una rebelión coordinada a la primera sei'lal
de un ataque general por los "blancos". Planes ~stratégicos ela-
borados y cometidos tácticos fueron decididos en común por
los principales guerreros de los varios grupos, de ordinario hos-
tiles entre ellos.
Sin duda, la táctica en hacer esta alianza de emergencia fue
muy parecida a la empleada en la destrucci6n de los españoles
en 1.699. Sin embargo, la sublevaci6n proyectada nunca se
inició porque la temida ofensiva ecuatoriana contra los shuar
no tuvo lugar.
Algunos años después, los misioneros salesianos persuadie-
ron al gobierno ecuatoriano para adjudicar algunas tierras en
. el Valle del Upano como reservas administradas por la Iglesia
para el uso de los shuar~ evangelizados. Los misioneros protes-
tantes evangélicos también recibieron más tarde una pequeñjJ
adjudicaci6n de ,tierras para un ·fin similar en el mismo valle,
cerca de 1.950. Hoy casi todos los "shuar de la frontera" habi-
tan en estas tierras administradas por la Iglesia, puesto que los
colonos ecuatorianos han ocupado casi todas las demás tierras
cultivables en el Valle del Upano. Nuevas colonias "blancas"
que han surgido en la reglón de frontera del río Upano incluyen
Sucúa (cerca del río Tutanangóza oUtuokus), Huambi, Huam-
binimi, Logrorío (los últimos tres entre Sucúa y Méndez) (ver
mapa 2), Chinimbimi,Tayuza. ¡o,
En 1.960, la poblaci6n"blanca" en la región fronteriza del
do Upano se calculaba en 1.811 personas, contra 2.366 jfbaros
en el mismo Valle (.34). En 1.966105 jíbaros del occidente de
la Cordillera del Kutukú estaban en la mayor parte en directo y
continuo contacto con la poblaci6n ecuatoriana de habla his-
pana.
En esta zona de frontera los soldados y polieras "blancos"
habran impuesto a los shuar las leyes nacionales. los colonos
"blancos" habían ocupado casi toda la tierra, exceptuada aque·
lIa protegida por los misioneros, y empleaban a los shuar en
31
trabajo asalariado. Los miSioneros, con el apoyo de oficinas
político-legales, ponían a los niños shuar en internados y los
aculturaban hacia una manera de vida nueva y ajena. Este
contacto directo e incesante ten ía la finalidad de aculturar a los
"shuar de la frontera" hacia la norma de vida nacional ecuato-
riana, y toda la orientación educativa conducía a una eventual
asimilación.
33
río Yaupi. no han siclo ocupadas por los shuar hasta aproxima-
dam(!nte fim:s de siglo. Estas ocupaciones fueron la consecuen-
cia de incursiones para cortar cabezas de parte de los shuar que
obligaron a los achuar a retirarse hacia el noreste desde las
áreas del Chiguaza y del medio Makuma y a los Huambisa (tsu-
mu shuar) a retirarse hacia el sur desde la región del Yaupi.
Esta expansión territorial de los shuar fue un efecto no cal-
culado, más que un propósito intencional, de sus cacerías de
tsantsa contra estas tribus cercanas. (36)
Una vez evacuadas, estas regiones anteriormente ocupadas
por los enemigos atra ían a los shuar desde el Valle del Upano,
explicaron los informantes más ancianos de los untsurí shuar,
porque la caza y la pesca eran mejores que en el área del Upano.
La caza y la pesca de calidad superior fueron la causa de que va·
rias familias, que no se hab ían movido por décadas, se traslada-
ran hacia el este cruzando la Cordillera del Kutukú para unirse
a sus hermanos de tribu ya establecidos allá. Más tarde, cuando
los colonos "blancos" entraron en el Valle del Upano en gran
número desde la provincia del Azuay por los años '3D, muchas
más familias shuar emigraron hacia el este para evitar molestias.
Así parece evidente que la población de los shuar del interior ha
ido aumentando sustancialmente por inmigración durante al
menos un siglo.
EI cuadro está menos claro con respecto a los efectos de·
mográficos de la enfermedad entre los shuar del interior. Epi·
demias de enfermedades contagiosas, especialmente sarampión
y tosferina, parecen haber tenido efectos devastadores en el
siglo XX entre esta gente. Los informantes sostienen que en al·
gunos casos la mitad de la población de sus comarcas ha sido
barrida por una sola epidemia. Es difícil comprobar estas afir·
maciones, pero no están en contradicción con lo que sabemos
de los efectos de estas enfermedades sobre otros indios de la
selva de $uramérica que estaban bajo observación cuando fue·
ron atacados por sarampión y viruela. Además, resfríos (gripes)
y enfermedades respiratorias parecidas fácilmente alcanzan pro-
porciones epidémicas entre los shuar, siendo comunes las com-
plicaciones con desenlace monal, especialmente entre los in~
34
tantes y los viejos. .~
37
CAPíTULO II
38
habitantes mirar ."afuera y disparar a los atacantes. El inte-
rior de la habitación está sin divisiones, constituyendo una
única, larga sala con piso de tierra y entrada en cada una de
las dos extremidades.
Las dimensiones del piso (tierra) de varias casas medidas
fluctuaron aproximadamente entre' in. 7,60 - 10,80 (26·36
pies) de ancho y m. 12,00 - 18,00 (40 - 60 pies) de largo, más
o menos.. Una casa típica tenía m. 8,10 de ancho por m. 13,20
de largo; la altura máxima del techo era de m. 7,50, y la altura
de la pared de unos m. 2,10.
Para proteger a los habitantes de ataques enemigos, las en-
tradas (figura 1, A, F) se cierran con fuertes puertas de madera
movibles, mantenidas con un travesaño. Una segunda cerca de
tiras de chonta está a veces atada a la pared de la casa prote-
giendo las camas. Esta doble pared cubre las aberturas entre
las tiras de palmeras para proteger durante el sueño a los miem-
bros de la familia de la posibilidad de ser sorprendidos por even-
tuales asesinos nocturnos. Si las hostilidades en el lugar han"lle-
gado a un punto sumamente agudo, se pueden colocar troncos
horizontalmente contra el interior de la pared de la casa para
formar un parapeto de aproximadamente m. 1,20 de alto.
Excavan a veces trincheras individuales en el piso para per-
mitir disparar por debajo del parapeto y para proporcionar pro-
tección a las mujeres y los niños. Un túnel secreto para esca-
parse pasa a veces por debajo de la pared, saliendo afuera a la
huerta.
Las casas de ordinario son habitadas por un período de cin-
co a nueve años, a pesar de que las huertas se abandonan antes,
casi siempre después de usarlas tres o cuatro años. La explica-
ción principal (que me dieron) de este abandono de la casa des-
pués de sólo cinco o seis años es la escasez de troncos de pal-
mera para el fuego en las proximidades. La escasez de anima-
les de caza es muchas veces una razón adicional para abandonar
prontamente la casa. Sin embargo, si los troncos de palmera y
la caza son abundantes, comúnmente se sigue ocupando la ha-
bitación hasta que comienza a podrirse.
39
o
o o
~ o
, I I f "
1.5
F F1
Metros
oO O POSTES DE LA CASA
41
Las hases (/u las tiras de las paredes de ordinario son las pri·
meras qllu comienzan a deteriorarse, pero con frecuencia la casa
no es abandonada hasta que hay goteras en el techo.
Esas goteras no aparecen ordinariamente hasta el noveno
año de uso.
Si es sólo el deterioro estructural el que obliga al abandono
de la casa, la nueva vivienda es constru Ida algunas veces sólo a
45 o 90 metros más allá. De ordinario, sin embargo, las precarias
condiciones de caza obligan a la construcción de la nueva vivien·
da a la distancia de 4 a 5 km., y a veces la escasez de la caza
obliya a trasladarse a una distancia mayor, 15 km. o más. En
aquellos casos, bastante frecuentes, de que un hombre y su
familia se escapen del vecindario para evitar atentados, la nueva
residencia puede ser construida de 50 a 100 km. lejos del sitio
anterior. La muerte del jefe de familia es también causa de
abandono de la casa.
Las casas son construidas por los varones. Aunque la mayor
parte del trabajo de construcción técnicamente podría hacerlo
el mismo dueño de la casa, generalmente lo ayudan uno o dos
parientes cercanos. El transporte y el plantar los principales
postes de la casa san las únicas tareas que necesitan un equipo
más numeroso. Para este trabaja, el dueño invita a carca de
media docena de vecinos para que lo ayuden.
Postes, vigas, techo y paredes son todos amarrados juntos
firmemente con tiras de corteza interior de árbol llamado sao
pán (kaka, kaapi). Procediendo con mucho esmero, un hombre
de ordinario construye una estructura ampl ia y espaciosa, capaz
de aguantar no sólo las condiciones atmosféricas y los ataques
enemigos, sino también una evaluación cr ítica de parte de sus
vecinos.
Las medidas y calidad de la casa de un hombre son consí·
deradas como una seria demostración de su "poder" personal,
kakarma.
Típicamente, ocupan estas casas amplias, por lo general,
42
familias que tienen un promedio de tan s610 nueve personas.
Mientras que a un -observador casual las medidas de la casa
pueden parecer excesivas para las necesidades diarias, la am-
plitud de la superficie del piso se considera esencial para hacer
acomodar a visitantes, que a menudo son huéspedes y vienen
para tomar y bailar. Es esencial una amplia superficie de piso,
ya que el baile nunca se hace fuera de la casa, donde la gente
estaría sin protección de la lluvia y de los posibles agresores.
Una casa amplia hace también posible a los parientes cercanos
reunirse para hacer frente conjuntamente a un posible ataque
enemigo. La necesidad de espacio, además, es particularmente
grande cuando se da una fiesta de la tsantsa, porque un gran
número de huéspedes danzan y duermen en una casa de esas
condiciones. En estas circunstancias construyen camas extras
alrededor de la pared.
43
sadas que están de visita o para una hija y su marido durante el
período de residencia provisional matrilocal (fig. 1, D).
Esas camas son utilizadas también por los niños que no
duermen más en la cama de su madre. Estantes de guadúa
están suspendidos en el lado de las mujeres entre los postes
centrales (fig. 1, M) Y estantes de tiras de palmera o de guadúa
picada (fíg, 1, 1) a lo largo de las paredes. Estos se usan para
guardar ollas y chsDkin de maní fuera del alcance de los niños
pequeños. Ocasionalmente se encuentra apoyado al poste de
una pared un gran tambor de madera, el tuntui, para transmitir
mensajes; no hay otros muebles permanentes de mayor impar·
tancia.
La espaciosidad de la casa está acompañada por su limpieza
y orden. Las mujeres barren cada día dentro y fuera con una
pequena escoba hecha amarrando las ramas de la planta japi-
miuk.
Ponen la basura sobre una hoja de plátano y la lle·
van dentro de una cha~kín vieja para botarla en la floresta.
44
Subsistencia
Cada hogar cuenta con una única huerta grande o con mu-
chas de tamaño pequeño. En el segundo caso, la casa misma es-
tá situada dentro de la más grande. Tales huertas constituyen
casi la única y exclusiva fuente de hidratos de carbono para la
alimentación de los shuar, proveyéndoles, en términos de calo-
r(as, tal vez alrededor del 65°/0 . de la dieta.
El cultivo de tubérculos que maduran lentamente, especial-
mente la yuca (Manihot utilissima) que se puede cosechar du-
rante largos perradas de tiempo, la ausencia de una larga esta-
ción de sequ ía ( 1 ), Y el sistema de cultivos diversificados. to-
dos estos factores contribuyen para conseguir abastecerse de
productos agr(colas a lo largo de todo el año.
Los cultivos realizados con tubérculos o bulbos incluyen,
además de la yuca, dos variedades de camote o papa dulce, la
papa china (ltaro?) y tres otros miembros de la familia Araceae
-pelma- (saoku, tuka. wanehúp), la mayª. parecida a la zana-
horia (larracacha?), y el maní (nuse). De éstos, la yuca es deci-
didamente la más cultivada y es la principal fuente de almidón.
La más importante planta comestible que no sea tubérculo
es el plátano, y luego el maíz "blanco", Otras cosechas realiza-
das en cantidades relativamente pequeñas son la calabaza, ají,
tomate, cebollas y guineo "de oro", piña, papaya, caña de azú'
car, tabaco, achiote, sand ía, algodón. El sapán (para hacer sogas
resistentes), varios venenos para peces, unas plantas medicinales
y drogas alucinógenas, especialmente unas clases de Banisteriop·
sis y la Oatura arbórea. son todos cultivados en las huertas o
recogidos en la selva. . ,
45
limpiar la extensión siempre creciente de maleza. Se hacen nue-
vos desmontes cerca, en la selva virgen, excepto cuando se cam-
bia de lugar a la habitación actual; es este caso las huertas se
siembran en el sitio donde debe surgir la nueva casa. Esta prác-
tica de traslado de las huertas, lo que se llama "roza y quema" o
técnica rotativa, se hace posible por la cantidad de terreno que
haya disposición. los shuar reconocen que este método, a pe·
sar de la necesidad de hacer nuevos desmontes, envuelve menos
fatiga que intentar enfrentarse con la maleza en el viejo sitio.
51
Finalmente acaban la olla de chicha y la mujer vuelve a su deparo
tamento con la olla vacía. Allá se va a la cama, mientras los hombres
siguen su conversación. Ella descansa una media hora, cuando su ma·
rido la llama para ofrecer chicha. Lleva una olla de ésa. Los hombres
toman V ella se queda con ellos. Cuando acaban la chicha. la mujer re·
gresa a su departamento, lava la olla y la escudilla de calabaza, y las
guarda para la noche.
Cuando llegan al lugar donde hay que tumbar los árboles, ella bus-
ca la lei'ia, prende el fogón y cocina yuca. Su marido comienza a cor-
tar árboles. Después de aproximadamente dos horas, pide chicha.
Toma dos o tres escudillas de calabaza llenas y sigue el trabajo.
57
red a su compailcro con un movimiento circular. En cuanto la
red es jalada a su lugar, flotadores de madera de balsa sostienen
su extremidad superior, mientras que plomadas de piedra la
mantienen vertical en el agua. Peces de considerable tamaño se
cogen también en aguas profundas con una lanza larga de palme-
ra (tsentsának).
El envenenamiento de peces se hace, talvez cada pocas sema-
nas, para asegurarse una gran cantidad de pescado. Hombres,
mujeres y niños de varias casas vecinas de ordinario toman parte
en ello. Escogen una sección del río donde esté cortado por una
isla o un banco de arena, hasta el cual los hombres y los niños
construyen un dique bajo con las piedras del río desde una orilla.
Este dique de piedras se construye para formar una laguna don-
de el veneno pueda suficientemente hacer efecto en la corriente
retardada. Otros hombres, mientras tanto, construyen trampas y
barbacoas (wash 1m) hechas con guadúa rajada en forma de reja
en varios puntos bajos sobre el dique y preparan el veneno para
pescado. Tres tipos de plantas piscicidas son usadas: timiu
(barbasco), maSu y payash. El timíu es considerado el mejor de
ésos, pero se usa en combinación con masu para obtener el má·
ximo rendimiento. Se necesitan grandes cantidades y los pesca-
dores frecuentemente preparan de 6 a 8 canastas de la capacidad
de unos 351itros. Golpean a la planta hasta triturarla como una
pulpa entre las piedras del río y la echan en el agua río arriba.
Si todo funciona bien, dentro de 20 a 30 minutos unos peces
aturdidos comienzan a subir a la superficie y flotan hacia el di-
que. Los hombres que construyeron las trampas agarran el pes-
cado mientras es echado sobre la reja de guadúa. Todos los de-
más, sin diferencia de edad o sexo, se meten en la laguna y co-
gen el pescado. Cada persona es dueña de lo que coge, aunque
a veces puede regalar algunos pescados a los participantes que
hayan tenido menos suerte. El envenenamiento de peces a veces
se lleva a cabo de noche, porque los peces tienden a estar más
cerca de la superficie y por eso son más susceptibles al veneno.
Tanto la pesca con veneno como la que se hace con la red son
llevadas a cabo, con más efecto, durante las temporadas de se-
qu ¡a, cuando los ríos y los arroyos son bajos y la corriente más
lenta.
Las actividades de recolección de alimentos silvestres contri-
58
buyen cuantitativamente poco a la dieta, apróximadamente en
una porción del 5 ~/O anual, pero constit"uyen como una variedad
de golosinas para completarla. Varias especies de insectos y fru-
tas, cogollos y hojas constituyen las especies principales de ali·
mentas recoleccionados. '. ,
Los insectos son particularmente apreciados como artículos
de comida, sea en forma de larva como en estado perfecto. El
centro podrido de chontas ca ídas se abre para recoger los capu-
llos de dos especies de larvas comestibles {mu k int lu • charánk.
cham} y. la palmera de tagua produce frecuentementé larvas de
una grande mariposa nocturna (wámp8nkU ). Los capullos que
contienen las larvas de la mariposa tampirush se extraen de
las ramas extremas. Hormigas que comen hojas -week&- y
una especie de saltamontes (tsámpunt) se recogen también para
la comida.
Las varias especies de palmeras son sumamente importantes
como fuentes de comida de plantas silvestres. La chonta (Gul-
lielma útilis). la palma real, y otras palmeras -kuokukl kuáka·
sh, ampakái. terén 8 - se tumban con el machete para conseguir
sus cogollos comestibles. Eceptuada la ampakai, estas palmeras,
junto con las palmeras tagua (tlntluk i) Y kumái, también pro-
porcionan una cosecha anual de grand~~ racimos defruta~ ca:
mestibles que se comen sea hervidas, sea convertidas en chicha.
Frecuentemente se recogen hojas tiernas de otras plantas:
úokuch, tuchinch, epu, w8nkat, pero ninguna raíz silvestre se
excava para la comida. Generalmente la única herramienta que
se usa en todas estas actividades de recoger es el machete.
Prácticamente todas las familias crian pollos, algunas tamo
bién cr ían patos y muy pocas tienen chanchos. A los chanchos
domésticos se les permite vagar relativamente libres por la flo-
resta cercana para alimentarse. Si comienzan a excavar en la
huerta, se puede construir un cerco de palitos bajos alrededor
para tenerlos afuera. Nunca parece que los chanchos de los ve·
cinos amenacen la huerta, por causa de la larga distancia entre
las casas y el pequeño número de chanchos que tienen los shuar.
Pollos, patos y sus huevosson usados para la alimentación, espe-
cialmente para dar de comer a los huéspedes cuando no se tie-
nen a disposición animales silvestres.
59
En los casos raros en que se tienen chanchos, la familia de
ordinario está programando una fiesta de la bantsa y entiende
matar los chanchos para dar de comer al gran número de invita-
dos que se esperan, que no se podrían alimentar suficientemen-
te sólo con carne de cacer fa. Normalmente, sin embargo, la
contribución de los animales domesticados, especialmente aves,
es de menos del 5 0/0: de la dieta.
Por lo menos uno o dos perros se tienen en la mayor parte
de las familias. Estos no sólo ayudan a cazar en la selva, como
se explicó anteriormente, sino también a proteger las cosechas
de la huerta, incluyendo los tubérculos de yuca, de la devasta-
ción de la guatusa y otros roedores. Una familia que no tiene
un buen perro de caza vive con el miedo de perderla mayor
parte de los productos de la huerta en pocos meses. Un servicio
igualmente importante que ofrecen es hacer de perros de guar-
da contra los ataques improvisos, amarrados a las camas en el
deoartamen.to de las mujeres (ver foto 11 ). El mínimo ladrido
de ordinario consigue que el jefe de la casa coja su escopeta y
se prepare a defender a sí mismo y a su familia. Puesto que el
ladrar de los perros indica que la vrctima que se ten fa por objeto
ha sido prevenido, el grupo de atacantes generalmente se retira.
Curioso que el nombre para el perro, y!,wá, es la misma palabra
que se usa para indicar el temido y respetado jaguar.
La importancia de los perros para cazar, proteger la huerta y
defender, ayuda a explicar el alto grado de cuidado que reciben.
Cuando nacen los cachorros, una de las mujeres del jefe de la
familia observa un rito especial: se acuesta con la perra para
proteger a la cría de daño sobrenatural. Un cachorro es alimen-
tado por la mujer, así como por la perra madre. También en su
vida adulta el perro de ordinario duerme en la cama cerca de su
amo, y se alimenta con yuca premasticada en un plato especial
de madera. Los perros, como las personas, reciben el alucinó-
geno Catura Pina ayudarlos a conseguir poder sobrenatural. La
mayor parte de las familias tienen por lo menos un animal do-
mesticado, además del perro. Estos animales (monos, titfes, pe-
-rjcos, papagayos, guacamayos y palomas) son capturado& y do-
mesticados, sea para diversión personal, sea para comercio con
los shuar occidentales y de la frontera para conseguir machetes
de acero, hachas, armas de fuego y moniciones.
Tecnología y artesanía
64
entrelazada. El hilo se hace de una corteza interior del árbol saké,
y el cordel de la corteza interior de la palmera kumái. Las bol·
sas de hombro de los varones (de malla,con nudos o sin nudos)
se hacen con un cordel de corteza interior (I íber), usando agujas
grandes de hueso. .
El tejido, practicado en casí todas las familias, es exclusiva·
mente tarea del hombre. En la sociedad shuar los hombres, a di·
ferencia de las mujeres, tienen más tiempo I ¡bre, y esto puede
ayudar a explicar por qué está a cargo de ellos la hilatura, la tino
torería y la textura. Cuando no está de caza o desmontando la
floresta, al hombre le gusta sentarse en un lado de la casa, tran-
quilamente, solo o conversando con sus visitantes. En ambos ca·
sos hilar y tejer' le-permiten tener ocupadas las manos con una
labor interesante, que se puede interrumpir o reanudar cuando
uno quiere. Los tejidos que él hace son sumamente duraderos y
asf no hay de ordinario ningún apLiro en su trabajo. Un hombre
normalmente tiene orgullo en su habilidad como tejedor, como
se p'uede demostrar en este "canto del hilador":
Para m í es muy fácil,
hilar, "
porque yo soy un hombre-araña.
Yo soy un hombre-araña.
Por eso yo soy experto.
Mi mano es como la mano
de una araña.
Por este motivo
hago canturrear el huso.
...; '! ~! - .; 1 • \
65
envueltas alrededor del cuerpo y amarradas con una cuerda o
cintura. El vestido del hombre es típicamente amarrado con
una cuerda de corteza, mientras que el vestido de la mujer es
atado sobre la espalda derecha, y una cuerda o una cintura de
algodón de fabricación casera lo tienen amarrado. Ambos ves·
tidos se hacen con una tela muy gruesa y sumamente resistente,
y capaz de durar en el uso diario alrededor de 4 años. Mientras
que los vestidos tejidos en la casa constituyen el traje ordinario,
vestir prendas hechas a máquina o trajes occidentales es reserva·
do para el tiempo de visitas o recibiendo huéspedes. En estos
casos los hombres que tienen camisas compradas se las ponen, y
los ~ombres que tienen dos itipi de hechura casera se ponen el
más nuevo. Menos frecuentemente un hombre posee un panta-
lón para ocasiones especiales (ver foto n. 16). Unas pocas muje·
res, que han obtenido telas de fabricación industrial, hacen sus
propios "vestidos ceremoniales". A veces un hombre tiene un
¡ti pI hecho por los achuar, que reservan para las visitas.
Las familias que no tienen tela tejida hacen sus itipi y tara·
ch i con tela de corteza (kamush). Estos vestidos son de durabi-
lidad inferior, y se consideran como una indicación de la pereza
y debilidad de la familia.
NUl]kui
61
Una versi6n típica es la siguiente:
68
Nu!!kui tenía una pequei\a n¡na gorda. Dijo: "Lleven esta nii\ita. Es
de yuca". Pero añadió: "No peguen a mi niña, si no todo desaparece·
rá. Y no la dejen nunca sola en la casa. más bien lIévensela siempre".
69
b ia entrado en una sección de la guadúa y se sentó dentro como sobre
un banquillo (la guadúa con frecuencia tiene un diámetro de 6 o más
pulgadas). las mujeres preguntaron qué había pasado, y los niñas les
contaron. Inmediatamente una mujer cogió un machete y comenzó
a abrir la guadúa para buscar a la niña. Finalmente encontró la niña
y le dijo que trajera mucha yuca. Pero la nma simplemente contestó:
"Chiki". y sólo trajo chiki lun emético).
70
la caza. Esta asociación de los perros con Nunkui está en re·
.1
lación con la importancia de los perros en defender las huertas
de los roedores y otros animales destructores, y con el hecho
de que son cuidados por las mujeres. Como consecuencia, cuan-
do un hombre desea cazar animales que necesitan la ayuda de
un perro, pide a una mujer que lo acompañe, y que gu fe al
perro amarrado con una piola. Se cree que la presencia de una
mujer, por medio de su asociaci6n con Nunkui, ayudará al hom-
bre a tener mejor suerte, y ella constantemente (y de ordinario
silenciosamente) canta a Nunkui para que sea favorecido en en-
contrar caza y también para que el perro sea protegido de pica-
duras de culebras u otra desgracia.
Las mujeres también cantan a NuOkul para que les ayude a
proteger la casa de los ataques de los enemigos, que podrfan es-
tar acercándose a través de la huerta vecina. Es decir: creen
que las plantas de yuca, especialmente, tienen un deseo innato,
y el poder, de chupar la sangre de cualquier persona que las to-
que. Una mujer, por eso, les canta de que chupen la sangre de
los enemigos, pero no de los miembros de su familia. Una parte
de uno de estos cantos es lo siguiente:
71
Para protegerse de hacerse ct:upar 'la sangre, los Que visitan
las casas de otras personas a veces ponen una rama de yuca en
la cintura para pasar inc61umes a través del denso follaje de las
plantas. Los padres también utilizan la creencia de la sangre
chupada para prohibir a los niños el jugar en la huerta.
72
CAPíTULO III
RELACIONES SOCIALES
CIJando me muera yo
Tú buscarás a 10$ jovencitos,
Pero mientras que viva
Pon más chicha
En esta hermosa escudilla.
Bailemos, mi mujercita.
(Canto de baile social)
73
plo los achuar, usará un término todavía más general ¡Jara indio
car su gente, por. ejemplo Untsurí Shuar (numerosa gente), un
término que abarca toda la gente que habla su dialecto, en otras
palabras la tribu de los shuar: pero sus linderos pueden ser más
bien confusos en su mente. Dada la confusión en la definición
de comunidad y la ausencia de grupos de linajes unilineales, la
familia tiende a ser la unidad social visible más concreta de la
sociedad shuar.
74
obtener la novia; éSta süstitución de precio en lugar de servicio
puede ocurrir en casds donde el novio advierte que un perrodo
de residencia matdlocal sería para 6' más un peso que una ven-
taja; por ejemplo, cuando la familia de su novia vive cerca de
muchos enemigos de la familia del novio, o cuando él está ya
casado y debe llevarse a la casa consigo a esta otra mujer.
. El varón es formalmente jefe y cabeza de la familia, y aun
informalmente parece dominar sobre su hogar. Es responSable
de la protección de su(s) esposa(s) e hijos, de procurar comida
mediante la caza y la pesca, de abrir claros en el bosque para los
cultivos, de cortar los troncos y traerlos para el fuego. Hace
también alguna tarea Iimit~da de la huerta Vteje los indumentos
de casa de familia. A su (s) mujer(es) le(s} toca la mayorla de
las faenas agrícolas,' la cocina y la preparación deia chicha
(nijiamanch i ), la alfarería doméstica, la atención de los niños, el
gallinero y la chanchera si hay.
Cuando un yerno reside en la casa o vive cerca, " ayuda a
su suegro en tareas varias y aun contribuye con cacería y leña
para la familia. También su mujer ayuda a la mamá, aun cuando
vive en otra casa vecina. El hombre y su(s) yerno(s) normal-
mente se consideran mutuamente obligados a defender a los pa-
rientes contra los enemigos.
Los hombres prefieren tener dos o más mujeres. La produc-
tividad para la subsistencia de la familia está rntimamente rela-
cionada con el número de esposas que un hombre tiene, porque
las mujeres san responsables por la máxima parte del trabajo
agrícola. Asr la producci6n familiar suficiente de comida y la
importante chicha de yuca dependen de la poliginia.
El número más común de mujeres que un hombre tiene es
2, 1 o 3, en este orden. El auge de la poligamia es debido en
parte a que la proporción de las mujeres adultas y varones adul-
tos es aproximadamente 2 : 1, más que todo como consecijencia-
de la eliminación de varones adultos por medio del asesinato.
Sin embargo la demanda supera la oferta, V esto explica la cos-
tumbre de "reservarse" una chica prepúber como esposa futura
con dones de manufacturas de plumas, o de objetos comercia-
bles, a sus padres. Y con frecuencia, su futuro esposó después
la lleva a la casa con él para criarla allá antes de la consuma·
ción del matrimonio.
La extremada demanda de esposas aparece en el hecho de
que a veces hay hombres que logran convencer a una mujer en·
cinta y a su esposo a que "reserven" para él la criatura antes del
nacimiento, en el caso de que nazca hembra. Ni qué decir tiene,
que estas prácticas terminan en matrimonios en los cuales el
marido es mucho mayor que la mujer.
Una chica de edad postpuberal es normalmente cortejada y
hecha corresponsable de la decisión de casarse. El pretendiente,
después' de averiguar informalmente su consentimiento, envía
a un pariente cercano su coetaneo par~ sondear la voluntad del
padre de la chica, que a su vez, consulta con la chica y su madre.
Si el mediador reporta al pretendiente que no hay ninguna opo-
sición, entonces éste va una tarde a visitar a la muchacha y a sus
padres, y por aquella noche duerme en la parte de la casa reser·
vada a los hombres.
Antes del amanecer deja la casa con una cerbatana y va de
cacería, tratando de matar una gran cantidad de pájaros y
monos para impresionar con su destreza a los padres de la chica.
Cuando vuelve, ofrece lo qoe .ha cazado a la muchacha para que
lo cocine, y espera su decisión final. Si ella ha decidido casarse
con él, se agacha a lado del novio sirviéndole la comida y se uni·
ra a él para comerla. Desde aquel momento en adelante son
considerados marido y mujer e irán '8 dormir juntos aquella
noche.
La importancia de las esposas en proporcionar comida y
chicha va mucho más allá de las exigencias de subsistencia de
la misma familia. La poligamia asegura una producción sobre-
abundante que hará posible atender adecuadamente a visitan·
tes de otras casas. El shuar da un alto vale" al tomar chicha
y al comer (posiblemente en este mis'mo orden), asr que el pres-
tigio social de uno en el vecindario es grandemente afectado
por sÍJ generosidad en ofrecer chicha y comida. Nadie puede
e~perar tener muchos amigos si no practica con amplitud la hos-
pitalidad; y no puede fácilmente cumplir con las exigencias de la
76
buena hospitalidad si no tiene las mujeres como fuente de tra-
bajo. J
77
ral se hacen sólo en caso de amantes solteros. El intento emplea
esencialmente métodos mágico-simpatéticos más que hierbas y
se cree que s610 tenga efecto si el var6n es sh&Q'l)Ín'i La mucha·
cha lleva un huevo crudo de gallina, él le sopla encima y ella
traga el huevo mientras el muchacho mantiene la cabeza de la
chica bajo la corriente "'e un arroyo. Este caso es específico pa-
ra este joven y se cree que preserve a la chica para siempre de
ser embarazada por él. No se conocen abortivos vegetales (je
ningún tipo ( 1 bis ).
A menudo las mujeres quieren hijos y, si después de largo
período de tiempo no tiene lugar la concepción, pueden echar
mano de un remedio antiestéril, que consiste en el hueso pulve-
rizado de una pierna de zorro (kujáncham) que se mezcla con
chicha y se bebe. Tanto el marido como la mujer dicen que
prefieren como primer hijo a un varoncito, lo que se justifica
por el hecho de que el padre necesita un hijo, y le gustaría te-
nerlo, para ir de caceda. Idealmente, el nacimiento de un hijo
tendría que ser seguido por el de una hija. No hay prejuicio
claro en contra del nacimiento de un hijo de un sexo más que
del otro. los shuar están al tanto de la relación que existe
entre inseminación y embarazo, y predicen que una mujer
plenamente madura puede dar a luz cuando el árbol náitiak
(no identificado en Botánica) ha florecido tres veces después
del matrimonio. El náitiak florece dos veces por año, así que
su estimación indica un año y medio. Si la recién casada se
encuentra inmediatamente después de la pubertad, calculan
que se requiere un período más largo, cinco náitiak, O dos años
y medio.
Por ser comunes las relaciones sexuales prematrimoniales, el
nacimiento de un niño dentro de un período más breve después
del matrimOnio no es causa de sorpresa. Después del nacimien-
to del primer hijo, se juzga necesario un mínimo de tres náitiak
8J'ttes que nazca el segundo.
Se averigu6 que la mujer encinta tiene deseos vehementes de
comidas extrañas y puede acaecer que practique la geofagia, al-
go nunca hecho PQr otros en la sociedad. Pueden comer, en
pequeñas cantidades, arcilla no cocida de alfareda o la tierra
marrón de hormigueros tubulares, que se yerguen sobre el terre-
no. Cuando faltan cinco o seis días para dar a luz, la dieta de
la mujer se reduce a excluir la carne de ciertas aves selváticas.
La preparación para el parto consiste primeramente en co-
locar dos sólidas horquillas sustentando una barra, a unos 90
cm. más o menos del suelo, en la huerta de la futura madre. Al
momento del nacimiénto, una' hoja limpia de plátano se coloca
debajo de este palo, y la parturienta se le agacha encima, con los
brazos colgando de la barra; Dos personas la asisten idealmen·
te, su marido y su madre. Uno mantiene los brazos de ella
abajo, sobre el palo, y la otra se pone detrás y ayuda a la cria-
tura a salir abajo y fuera para caer' sobre la hoja de plátano. Si
llueve, el nacimiento se verifica en casa, pero por otro lado se
prefiere la huerta por motivos de secreto, ya que la madre
"está con vergüenza".
No se ha obServado que el padre vaya a cuidar al recién naci-
do; más bien a veces suele ir cada dia de cacerCa y si no tiene
otra esposa se encarga dé traer agua, sacar yuca en el huerto, la·
varia en el arroyo y traerla a la casa. - Ahf viene cocinada por la
mujer en convalescencia, que no debería hacer ninguna otra ta-
rea en la casa o en la huerta antes de unas dos semanas; de no
haber podido descansar adecuadamente durante ese periodo, se
cree que pod fa ser obligada a guardar cama por largo tiempo,
debido a enfermedad causada por "tocar agua frra", como por
eiemplo al lavar.
o Con el fin de proteyt:.-Ia salud del bebé, ambos padres obser·
van ciertas restricciones en la dieta, tales como evitar de comer
cualquier pájaro que nidifique cerca del suelo, o de consumir las
entrañas de cualquier animal. También hay la creencia de que,
si uno de los dos padres tiene relaciones sexuales fuera del ma·
trimonio durante la infancia del niño, el infante morirá vomi-
tándo.
A los pocos años de vida se le da al hijo una pequefta dosis
de droga alucinógena (d tsentsempU, no identificado en Botáni·
ca), poco fuerte. Las hojas crudas de esta planta, que a veces
usan las, personas de cualquier ,edad, san mascadas y dadas a co-
mer al niño, sea varón o mujer; el fin de la administración de
este alucinógeno es favorecer al niño la posible visi6n del
arútam (ver páginas 126-133) V asr obtener poder sobrenatural
'que ayude su sobrevivencia.
Si el niño.se enferma, la droga puede administrarse nueva·
mente.
Al niño se le da un nombre después de pocos días del naci-
miento. En algunas familias, el padre impone el nombre tanto
a los hijos como a las hijas; pero en otras el padre puede dar el
nombre a los niños y la madre a las niñas. Si el abuelo paterno
o la abuela materna viven todavía, se le puede pedir que impon·
ga el nombre a los niños de su propio sexo. En todo caso, real-
mente el niño debería ser llamado con el nombre de un pariente
difunto de la generación de los padres o los abuelos (en cual-
quiera de las dos Irneas de la familia) que, si era varón, fuera res-
petado por matar o trabajar duro, y si era mujer, respetada por
ser muy trabajador'a. Los nombres son con frecuencia los de
animales, especialmente pájaros, mientras que otros no tienen
ningún otro significado que el de nombres.
A los pocos d ¡as de la imposición del nombre se les perfora
las orejas, tanto al varón como a la mujer.
El infanticidio se practica regularmente sólo en el caso de
niños deformes. Se cumple aplastando al infante con un pie. A
veces, muchachas solteras matan a su prole "ilegítima" inmedia-
tamente después del nacimiento, si no tienen esperanza de casar·
se can el padre de ésta.
El infanticidio de sujetos no deformes por mano de madres
casadas parece inaudito.
El nacimiento de gemelos nunca es razón para un infanti-
cidio.
Oespués de las primeras dos semanas más o menos, la mujer
que recién ha dado a luz regresa a la huerta. El trabajo allá es
arduo, exige inclinarse y agacharse muchas veces para arrancar
hierba o sacar yuca. Por eso casi siempre deja al infante en la
casa, en una pequeña hamaca, cerca de su cama. Puesto que el
trabajo de una huerta lleva muchas horas en el día. con frecuen·
cia el bebé tiene hambre y llora mucho sin que se le preste aten-
ción. Si hay una hija de cuatro años o más en la familia, la ma·
má del niño le pedirá que lo cuide. Cuando el infante llora mu-
cho, la cuidadora lo levantará y le cantará. No es de extrañar el
que las canciones de cuna típicas entre shuar no sean cantadas
por la madre, sino más bien por una niña, y su letra se dirija a la
madre para que vuelva de la huerta para atender al infante:
80
Ouerida madre, querida madre, Por falta de tu Il/chu.
"
ven pronto, ven pronto. morirá.
El bebé está llorando, Querida madre, ven rápídamenlll,
el bebé está llorando. querida madre, ven rápidamente,
Por falta de tu leche, el manito está cantando.
morirá. el monito está cantando.
83
cestas fuera de su alcance. En consecuencia, la disciplina respec-
to a proteger la propiedad no es muy exigente.
Si un niño és extraordinariamente malo, y, a pesar de haber·
lo azotado con hortigas, sigue rompiendo recipientes de alfare-
ria, cogiendo carne sin pedir permiso, y robando man í guarda·
do en las cestas colgadas de las vigas, los padres pueden decidir-
se por el castigo más duro que saben infligir a los niños. Este
consiste en hacer caer una gran cantidad de ají en un pequeño
fuego y obligar al niño a quedarse encima del fuego bajo una ca·
bija hasta desfallecer. Cuando se compone, se lo puede amones-
tar dicéndole que si vuelve a portarse mal, se le va a quemar to-
do el pelo. Sin embargo, parece que esta amenaza nunca se Ile·
va a efecto.
Un método mucho más refinado de disciplinar a los niños
consiste en proporcionarles el jugo de maikiuwa (Oatura arbó'
real. Esta medida suele tomarse cuando el niño falta de respeto
a su padre y pone en duda su conocimiento y su autoridad. CA·
mo lo indicó un informante, "Sólo algunos hijos obedecen a sus
padres. Algunos dicen: -El viejo es muy anticuado; no sabe de
qúe está hablando-o Asr era también en los tiempos pasados".
La administraci6n de este extracto alucinógeno partiCUlarmente
fuerte, mira a ponerlo en un estado hipnótico para ver el mundo
sobrenatural. Se cree que allá descubrirá que muchas de las afir-
maciones que el padre ha hecho acerca de la naturaleza de la
realidad son verdaderas y le faltará menos al respeto: Además la
experiencia alucinógena puede ponerlo en contacto con arútam
(ver pág. 126) , Y esto se considera tal)lbién como un posible be-
neficio hacia el desarrollo de su carácter. ésta es una cultura
donde un padre puede amenazar dar al hijo una droga alucin6-
gena si se porta mal.
El uso de los alucin6genos en la educación de los niños es·
tá en absoluto limitado a los problemas disciplinares. Como ha
sido dicho anteriormente, a los infantes recién nacidos se les da
el relativamente ligero tsentsempu. Si se trata de una niña se le
administra otra vez el tsentsempU, con un poco de ag\,la de taba-
co, aproximadamente entre los dos y ocho años. Sus padres
confean en que pueda adquirir el poder del alma o espíritu arú·
t8m y así poder, cuando se "ag8 mayor, trabajar duro y tener
éxito en reproducir hijos, cultivar hortalizas, pollos y chanchos.
Se le administra la droga dentro del contexto de una fiesta y
danza de cuatro días, uchr auk ("el traguito de los niños"), en
la cual participan aproximadamente media docena de niñas al
mismo tiempo. Anteriormente al evento observan restricciones
dietarias por una semana más o menos, evitando comer carne de
cualquier mamífero o pájaro. Las ceremonias tienen lugar den·
tro y cerca de la casa del anfitrión, el padre de una de las niñas.
En el primer día las niñas danzan hasta media tarde. Luego se
les da el tsentsempU y se las lleva al anochecer a la chocita de
guadúa en la vecina floresta, donde se echarán para tener visio-
nes y sueños de abundantes cosechas, pollos y chanchos. Mien-
tras tanto, los adultos bailan y toman en la casa hasta el amaneo
cero El mismo procedimiento se repite en las tres noches si·
guientes.
El uso más importante de los alucinógenos en la educación
de los niños, en ,la opinión de los shuar, es ayudar a un mucha·
cho a ver un espíritu :arútamcerca de una chorrera sagrada,
puesto que se cree que su vida depende de eso. Esto lo tratare-
mos en detalle más adelante (ver pp. 126·130). De todas las
experiencias in.fantiles de un muchacho, ninguna es considerada
igual, en importancia; a esa experiencia. El poder que deriva de
la adquisición de un espíritu arútam es visto en términos shuar
como un medio de culturización· y socialización, puesto que su
fuerza se cree influya en todos los aspectos apreciados del carác-
ter, incluso la honestidad, -inclinación al trabajo e inteligencia;
algo así como aumentar el mismo conocimiento del niño.
La educación al.trabajo y. oficiosdépe~dede la división. por
sexos del trabajo de los adultos. A la niña de aproximadamente
cuatro años no se le exige hacer mucho más que cuidar al bebé,
si hay, mientras que-la madre'está trabajando en la huerta o pre-
parando la chicha en ·la casa.:- Se le .enseña, entre otras cosas, a
no dejar que el niño coma tierra V a hacer que no le piquen las
hormigas, y mecerlo en su hamaca. También debería barrer el
piso de la casa por lo menos diariamente V botar afuera la basu·
ra acumulada. Si no hay niños pequeños éste será probablemen-
te su único oficio.' - '¡. "~o ~¡
• • i l
90
básico es un "parentado" ( 1 ter) pérsonal bilateral con un~
ligera tendencia patrilineal. El "parentado" personal bilateral,
sin embargo, no se debería denominar como "grupo" porque,
como hizo notar Murdock ( 2 ), una persona panicipa en un
idéntico'"parentado" sólo con sus propios hermanos y tam-
bién entonces sólo antes del m~trimonio. Puesto que cada
persona tiene un "parentado" distinto, sus derechos y obliga-
ciones personales en el grupo familiar pueden coincidir sólo con
los de los hermanos del mismo sexo. La clasificación. de los
parientes es por grados de distancia de uno mismo (ego), antes
que en términos de penenencia o no pertenencia a la misma
unidad organizada, como se encuentra comúnmente en socie-
dades de descendencia unillneal. Así los ,huar poseen el más
inseguro de los sistemas básicos de parentesco, y les faltan los
grupos de descendenCia claramente definidos que podrían
proteger sus miembros de los enemigos exteriores y podrían
arreglar conflictos entre parientes.
la versión shuar del "parentacJo" parece hasta más insegura
para el individuo, porque en las disputas cualquier cálculo serio
del parentesco es fuente de considerable confusión, incluyendo
desacuerdos sobre el grado de parentela, también en el caso de
una persona singular. En cualquier discusión seria de obligacio-
nes parentales entre los shulr, a todos los términos de parentes-
co que constan de una sola palabra (o e!ementales), les afiaden
el modificante "verdadero" (nekás) o "colateral" (kaní) para es-
pecificar grados de parentesco (ver tabla 1 y figura 2 para los
términos de parentesco elemental). En el caso de cualquier pa-
riente específico, estos términos modificantes pueden con freo
cuencia sustituirse el uno por el otro, según el grado de cercanía
de parentesco que el locutor desea reconocer en una dada situa-
ción. El único grupo familiar siempre definido como párientes
"propios", son los abuelos biológicos de una persona, los pa-
dres, los hermanos, los hijos, los primos cruzados y los padres de
los propios primos cruzádos. Los únicos parientes que siempre
se consideran en la categoría de "colaterales" pertenecen al
grupo familiar afrn, y son los que, antes del matrimonio, ego no
consideraba ser sus parientes de ningún grado. Puesto que la
definición de grado de parentesco es asr manipulada a voluntad,
una persona con frecuencia no está segura del cómo sus parien·
91
tes definirán sus obligaciones y derechos en cualquier disputa
dada. El uso de estos modificantes "propio" y "colateral" casi
duplica las variedades de parentesco distinguidas, asf que
muchos de los parientes en e! "parentado" con dificultad serán
definidos siempre de la misma manera, aun por dos hermanos,
en cualquier crisis particular;
TABLA I
92
Pa. HnoPa. EoHnaMa apa (apawa;apach', apawachi; apa N A)
Ma, HnaMa, EaHnoM~, .HnaPa, EaHnoPa nuku (nukuachi/ nukúaJ,' si ego
se casa con una hija de EaHnoMa, HnaPa, o EaHnoPa, tsatsa {nukúa}
se sustituye con nuku refiriéndose a la madre de la novia.
EoHnaPa, HnoMa. PaEa ieh; (ichO
Hno, HoHnoPa, EoHaHnaPa, HoHnaMa, EoHaHnoMa yachi (yatsuchi,
dice el hermano menor al mayor; umpá, dice el mayor al menor)
Hna. HaHnoPa, EaHoHnaPa. HaHnaMa. EaHoHnoMa uma; (makú; uma·
ehi N; umaimi V; umaímichi V;umáchirul
EoHna. Hol-tnaPtt. EoHaHnoPa. HoHnoMa. EoHaHnilMiI. HnoEa sao
(saikma)
EaHno, HaHnaPa, EaHoHnoPa. HaHnoMa. EaHoHnaMa waié (umachiJ
Ha, HoHno. HoHoHnoPa. HoHaHnaPa. EoHaHaHnoPa, EoHaHoHnaPa.
HoHoHnaMa. HoHaHnoMa, EoHaHna, EoHaHaHnaMa. EoHaHoHno·
Ma, uchi (umpá; sukiV;aishmankchi V;aishmankru V)
Ha, HaHno, HaHoHnoPa. HaHaHnaPa, EaHoHaHnoPa, EaHoHoHnaPa,
HaHoHnaMa, HaHaHnoMa, EaHoHna, EaHoHaHnaMa, EaHoHo·
HnoMa, nawanr8 (makú; makuchi)
EoHa, EoHaHno, HoHna, HoHaHnoPa, HoHoHnaPa, EoHaHoHnoPa.
HoHaHnaMa, HoHoHnoMa, EoHaHoHnaMa, EoHaHaHnoMa awe
(awechi; awetáJ
EaHo, EaHoHno. HaHna, HaHaHnoPa, HaHoHnaPa, EaHoHoHnoPa,
EaHoHaHnaPa, HaHaHn..rv'la, HaHoHnoMa, EaHoHoHnaMa, EaHo·
HaHnaMa awe (awechi; 8wetá)
No. Na, Sn tiranki (tirsnki; tirankchi)
Ea eken~,' núa- (ekentu~ V). Primera esposa: ta~(miat. Segunda uposa:
uchích nús. Tercera esposa: yamaf nuárkamu. .
Las formas son iguales a las que usa el varón. exceptuadas las siguientes:
Hno, HoHnoPa. EoHaHnaPa, HoHnaMa, EoHaHnoMa umaí (umachi N;
umaimi V; umalmichi V; umáchiru)
Hna, HaHnoPa, EaHoHnaPa. HaHnaMa, EaHoHnaMa kal (kalchiru,
kaichi: la hermana menara la mayor; makú: la mayor a la menod
EoHna. HoHnaPa. EoHaHnoPa. HoHnoMa, EoHaHnaMa wajé (umachiJ
EaHno, HaHnaOa, EaHoHnoPa, HaHnoMa, EaHoHnaMa yua (yuachi,'
yuamchi; yuachíru)
Ho, HoHno, HoHoHnoPa, HoHaHnaPa, HoHoHnaMa, HoHaHnoMa, Ho·
HaHnoPa, HoHoHnaPa, HoHaHnaMa, HoHoHnoMa uchi (aishman.ká.
áishmapkro). '
93
EoHa, EoHaHno, EoHaHoHnoPa, EoHaHaHnaPa, EoHaHoHnaMa, Eo-
HaHaHnoMa, EoHaHaHnoPa, EoHaHoHnaPa, EoHaHna, EoHaHa·
HnaMa, EoHaHoHnoMa awe N (awechí N; awetá N; antepá V).
Awe ha reemplazado a anrepo, adoptándose el término de referencia
del varon.
Ha, HaHno, HaHoHnoPa, Hat=taHnaPa, HaHoHnaMa, HaHaHnoMa, EaHo·
Hno, HaHna, HaHaHnoPa, HaHoHnaPa, EaHoHoHnoPa. EaHoHa·
HnsPa, HaHaHnaMa, HaHoHnoMa, EaHoHoHnaMa, EaHoHaHnoMa
nawan,s (makú. makuchi)
EaHo, EaHoHna. EaHoHaHnoPa. EaHoHoHnaOa, EaHiHaHnaMa. EaHo·
HoHnoMa najatÍ V lnajátufU V; makú; aWfJchi N; awetá NI. NaiatÍ
comienza a ser reemplazado por 8we, el término referencial del len-
guaje del varón.
Eo ai$h (aí$ht1J)
Las co-esposas son normalmente indicadas como kal.
94
un primo paralelo, por ejemplo, diciendo: "Tú eres mi hermano
propio (nekás-yach1) y por eso tienes que ayudarme en mi
disputa contra este hombre aue es sólo tu cuñado colateral
(kaná-sai). Si el primo paraielo no quiere acceder al pedido, le
contesta: "Desearla poderte ayudar, pero te equivocas. Tú eres
en realidad mi hermano colateral (kaná-yachi), no mi hermano
propio, y ya que esteenemigo tuyo es realmente mi cuñado pro-
pio (nekás-sal) no sería justo".
95
nuku
o~
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na~o
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~"yaCh; ::
uchi
It--------I
~Q----Id
<l ich' awe ~
0, urnar 11
<1
(wea)
~~
\."J awe
FIGURA 2
antes del amanecer adoctrinando a sus hijos sobre el grado de
parentesco entre unat variedad de enemigos y amigos en su pro-
pio vecindario y en otros. EStas lecciones abarcan también con-
sejos sobre la manera de evitar complicaciones peligrosas, cómo
llevarse bien con parientes y cómo sobrevivir en general, Así
i1ust-ra la situación uno de estos monólogos matinales:
97
Tamhién tienes que decir a tu hija: "Obedece a tu marido, dale
buena comida, y no cometas adUlterio con otros hombres; de otra
manera ciertamente él te pegará. Y si la familia de tu marido viene a
visitarle. tienes que levantarte inmediatamente y servir chicha y co-
mida a los huéspedes. Si no lo haces. entonces ellos y mucha otra
gente dirán que no te levantas aunque tu marido te lo pida, y esto es
malo",
Entonces cuando tú vives bien, con todos tus sal y yachi, si viene
alguien y mata a tu sai, tú tienes que vengarlo. Antes que todo, tienes
que bañarte en la sagrada chorrera, ver al arútam. V después puedes
matar.
99
y una mujer le pr~unta si está casado, comúnmente contestan·
que no. '
Cuando un hombre tiene cierto número de mujeres, su
dificultad de impedirles ocuparse en asuntos extramatrimonia-
les se cree por los shuar ser en proporción a su número. De un
hombre que tenra un récord de seis mujeres, un informante
dijo: "Necesita tener ojos detrás de su cabeza". Un marido
celoso, cuando sale de la casa, a veces amonesta a su mujer a que
no se entretenga en relaciones sexuales con ningún hombre, di·
ciendo que lo sabrá si lo hace. No es raro que el hombre deje a
un hijo o a una hija en la casa para espiar a su propia madre e
informarlo si habla con algún hombre.
Las intrigas extramatrimoniales con frecuencia acaban en
que la mujer sale para vivir como esposa de su amante: esto es
considerado por el marido como "robo de mujer", una de las
ofensas más graves entre los shuar, cuya sanción contra el seduc·
tor de la mujer es la muerte, y contra la mujer el acuchillarle el
cuero cabelludo con un machete. Para evitar el castigo, la pareja
COmúnmente se escapa a una localidad lejana de la tribu, con la
esperanza de estar demasiado lejos, para que la venganza no les
pueda alcanzar. Estos casos de robos de mujeres y la consi·
guiente fuga son tan comunes que son uno de los motivos prin·
cipales que los shuar tienen para explicar la amplia distribución
geográfica de personas que son parientes bastante cercanos.
La nueva pareja de ordinario justifica su acción a causa de
4n "amor romántico", un concepto que es muy cultivado entre
los shuar. Los jóvenes con frecuencia tocan suavemente cantos
de amor sobre arcos musicales a la puesta del sol y esperan, con
eso, hacer mágica"1ente que sus novias piensen en ellos, no im·
porta a qué distancía se encuentren.
Usan también pócimas de amor, y es reconocido que la ma·
yor parte de loS objetos de plumas, ornamentos y pinturas de la
cara lIavados por los hombres sirven tambión para hacerlos más
atrayentes a las mujeres. Las chicas V las mujeres hacen menos
esfuerzo para tornarse encantadoras en su presencia, pero con
frecuencia, llevan en sus pechos "manojos perfumados" de semi·
lIas otorosa5.
100
las fiestas, centradas alrededor de la bebida de la chicha de
yuca y los Ujantsémat"·, o danzas sociales, son la forma principal
de encuentros recíprocos de grupos regulares con los vecinos.
Sobre todo tienen lugar cuando un hombre ha trabajado duro
por varios días tumbando árboles para ensanchar la huerta y
desea invitar algunos vecinos a pasar la noche en alegría con él.
Avisa a las mujeres que preparen una gran cantidad de chicha y
luego durante los pocos días siguientes va bastante a cazar, hasta
traer a la casa una buena cantidad de carne (la que trajera ante-
riormente es ahumada y mantenida seca e intacta en una ehalJ-
kín colgada en alto sobre la candela. Para este tiempo la chicha
ha fermentado suficientemente, y el hombre va a las casas de va-
rios vecinos amigos, que de ordinario son también parientes cer-
canos, para invitarlos.
De ordinario estas fiestas {en escala ligeramente más peque-
ña} también pueden tener lugar simplemente cuando otra fami-
lia por casualidad viene a hacer visita de tarde o para quedarse
la noche, si hay abastecimiento suficiente de chicha ya prepara-
da. En este último caso, cuando la fiesta no ha sido planeada,
pueden matar uno o dos pollos para carne, puesto que el jefe
puede ser que no tenga carne de cacer(a inmediatamente a dis-
posición. Tienen lugar las fiestas preparadas cuando se cosecha
el fruto de la chonta V hacen chicha, y también para celebrar
cuando alguien ha sobrevivido a unapicadura de culebra.
Depués que los visitantes han tomado y conversado por al·
gunas horas, se sacan algunas flautas y un tambor de piel de
mono y comienza una especie de "sesión peliaguda". Pronto
las mujeres se ponen cintas de baile hechas con conchas de cara-
col, llamadas "shakap", y los bebedores comienzan a bailar en
pares, los hombres enfrente de las mujeres. la mujer salta ade-
lante y atrás, con su cinturón de conchas que suena ritmicamen-
te, mientras que su compafiero salta por atrás y por delante o pa-
sea casualmente alrededor golpeando· el tambor. Cuando co-
mienza a hacerse de noche encienden antorchas de copal, y la
fiesta por lo general sigue hasta la media noche o hasta el ama-
necer.. Mientras que las parejas de hombres y mujeres danzan
los unos enfrente de los otros, cantan una especie de contra-
punto, cada cual con sus propias palabras, que a veces son im-
101
provisadas. EI contenido es con frecuencia romántico y coque- .
tón, y a veces de humor irónico. Los siguientes son dos ejem-
plos de estos cantos Ujantsémal", el primero de una mujer y el
segundo de un hombre.
M UJ E R
HOMBRE
2. Yo le pregunté:
"¿Dónde estás yendo?"
Ella me contestó diciendo:
"Me voy adentro. a la selva oriental".
Ad me con testó ella.
A propósito,
otra verdad es que una piedra puede hablar.
103
las caracterrsticas descritas, es posible procurarse el título sin
ninguna otra calificación formai que la de simplemente haber
vivido suficiente tiempo como para mostrar algunos pelos gri·
ses y tener muchos nietos. En tal caso e' sujeto recibe respeto
como una seftal de poder sobrenatural, y un unta anciano de es-
te tipo se cree tenga la habilidad de maldecir hasta procurar la
muerte a una personé que le cause ira. Ninguna otra persona se
cree que posea esta habilidad. En parte por el miedo de ser mal·
decidas, los j6venes de la v~cindad lo ayudao en la limpieza del
terreno y en otras tareas cuando les pide su ayuda. Mientras
que la opini6n de un unta anciano es generalmente respetada, de
ordinario no es un verdadero 1íder, a no ser que también sea fa·
moso por matar, por ser brujo o buen jefe. Así los verdaderos
"hombres grandes" son señalados no sólo por su longevidad, si·
no también por un real ascendente y generosidad.
'"'Kakiram, los "Poderosos"
Con tales factores, cuales son la auseñcia de cualquier orga-
nizad,;n poHtica formal y también de descendencias unilinea·
les, así como la creencia absoluta de que la enfermedad y muer·
te son causadas por la brujer(a, el conflicto por las "lujeres y la
importancia que tienen la 'venganza y las hostilidades, no se pue·
de dudar que los 1¡deres en la sociedad shuar fueran los más fa·
mosos guerreros y brujos. Aunque tal liderazgo sea informal,
casi todos los grupos tienen por lo menos uno o dos famosos
guerreros y algunos brujos superiores que son estimados como
protectores de sus parientes, vecinos, o por'lo menos de aquellos
con los cuales están en relaciones amistosas. Este papel de lide-
razgo se gana y, en el caso de los guerreros, es adquirido por me·
dio de luchas, literalmente entre vida y muerte.
El que tiene fama de guerrero _gana .prestigio y obligaciones
sociales, ayudando a la gente de su localidad a eliminar a sus
enemigos. Este hombre se conoce como kakáram (l/Fuerte" o
"El fuerte") y también, si no es demasiado joven, como unta; se
cree que posee una cantidad extraordinariamente abundante de
espíritus arútam (ver pp. 126·133) o' kakárma (fuerzas), las
cuales lo defienden de la muerte y se cree lo empujan a matar el
mayor ~úmero posible de veces {3 l.
104
La mayor parte de los jóvenes entrevistados expresaron un
fuerte deseo de mitar, no solamente para vengar la muerte de
sus padres y otros parientes cercanos, sino también para adqui-
rir el "espíritu poderoso" arútam y hacerse famosos, respetados
y temidos como kakáram. Para ser reconocidos como un kaká-
ram, el hombre tiene que haber matado por lo menos algunas
personas. Al principio de su carrera hace esto participando en
correrías conducidas por otros, sean éstas asesinatos intratriba-
les o incursiones intertribales para lograr alguna tsantsa. Cuan-
do su reputación va' aumentando, eventualmente organiza con
éxito, y dirigirá él mismo, una expedición de esa categoría: or-
dinariamente una incursión de tipo más humilde, que tenga co-
mo fin un asesinato local, probablemente contra un enemigo
personal espec mco que en algún tiempo anterior se cree haya
causado la muerte de un miembro de su propia familia. Si se
desempeña bien en llevar a 'cabo este asesinato (lo que se de·
muestra disparando el primer tiro a la víctima), la noticia de su
manifiesto poder se' divulgará rápidamente. Pronto se le acerca-
rán otros hombres para que les dirija en expediciones con el fin
de matar a sus propios enemigos. El kakáram, deseoso de ade-
lantar en su reputación así como de ganar nuevo poder sobre·
natural por medio de'las' matanzas, raramente rehúsa estos
pedidos, aunque esto con frecuencia significa que acepta matar
a un compañ.ero de, tribu que 'no es tampoco enemigo suyo.
~ ~. . .
~
106
del jefe, y justifica su pedido no en base a la falta de habilidad
personal, sino más bien a la necesidad de más fuerza humana en
la expedición. Si el kekáram no tiene ninguna objeción a~rca
de la matanza de la persona particular en discusión, casi siempre
aceptará la invitaci6n a matar: en parte esto es debido a facto-
res generales, como son sus deseos de acumular poder de esprri-
tu arútam por medio de la matanza y aumentar su prestigio; pe~
ro, en esta situación particular, su aceptación es debida tambi~n
él su temor de perder prestigio frente al enemigo... Si rehósa
participar probablemente esto será interpretado como pusllani
midad o miedo, a no ser que pueda proporcionar un pretexto
aceptable: por ejemplo, un lazo de parentesco o amistad con la
vretima designada.
Los shuar reconocen que uno de los motivos principales
para pedir ayuda en la matanza a un kekáram enemigo es la
esperanza de dispararle en la espalda mientras están de camino.
Por eso, si él acepta participar en una expedici6n de matanza
con su enemigo, toma la precauci6n de llevarse consigo por lo
menos un pariente cercano de confianza, como un hermano,
con el fin especrfico de "protegerlo". Un kakáram, puesto que
se cree invulnerable ··cuanto a la muerte (ver pp. 126·133) hace
esto principalmente para no ser herido. Mientras que el sistema
de "compaftero de protecci6n" tiende a funcionar bastante bien
de d fa, queda todavía el peligro que el kakáram pueda ser
asesinado de noche, cuando su compañero no puede ver quien
lo atac6.
Después de haber cumplido con éxito la expedición de ma-
tanza, y si no ha habido ningún incidente desfavorable, todos
los participantes regresán a la casa del kakáram, porque, según
la costumbre, todas la expediciones de matanza tienen su punto
de salida y regreso en la casa del Hder. Aliá formalmente indica-
rá a los que invitaron que, aunque ellos son sus adversarios, él
los ayudará a matar a cualquiera de sus enemigos.
Les pregunta si quieren continuar siendo sus enemigos o si
prefieren vivir en paz. Invariablemente los individuos contestan
que ellos también desean vivir en paz. Sin embargo, esto suele
ser casi siempre un ritual estereotipado con poco o ningún efec-
to obligatorio;· ,Las: hostilidades· por' lo general comienzan de
nuevo como antes.
Un kakáram ~ también envitado con frecuencia a dirigir
expediciones de matanza por personas que no son sus enemigos,
de su propio vecindario o de otros. Estas invitaciones le ifrindan
una oportunidad para asegurarse alianzas, puesto que los no
enemigos que lo invitan tienen una obligación recfproca, reco·
nacida, de asistirlos en una incursión de asesinato o de guerra si
él tuviera que pedirlo. Asr, si un hombre dirige muchas expedi.
ciones y de ah f llega a hacerse tí kakáram (el "muy fuerte"), teó-
ricamente puede tener a su disposición casi todos los hombres
de varios grupos y algunos de un cierto número de otras locali·
dades. Sin embargo, tales alianzas son bastante inconsistentes, y
las respuestas de los hombres a un pedido particular serán
bastante condicionadas por su evaluación de la situaci6n inme-
diata según su propio interés personal. Al tiempo que un tí
kakáram está ganándose un tal poder o posición, va haciéndose
mayor, y en lugar de continuar dirigiendo expediciones perso-
nalmente, de ordinario enviará a sus hijos o yernos.
Un kakáram fal11oso, a veces, puede también recibir una in-
vitación para matar, por medio de intermediarios, alguien de otra
tribu, ordinariamente un achuar. La invitación enviada por un
no shuar normalmente lIe'/8 consigo el tácito entendimiento de
que el kakáram y sus seguidores, por ser de otra tribu, se porta·
rán como en una incursión de guerra, antes que como en una
expedición de asesinato intra·tribal que busca sólo una v(ctima.
Asr se les exige que ataquen a la entera familia de la victima
designada, cortando las cabezas y capturando las mujeres. El
que invita está ordinariamente lleno de tal odio contra su
enemigo que considera que, trayendo uno de afuera que haga la
acci6n, será' ésa una oportunidad para vengarse más allá de
cualquier otra medida a que podrfa llegar di directamente. Él
guiará al .kakáram .y a su contingente de tropa a la casa de la
vrctims, y después del ataque uno de los cortadores de cabezas,
agradecido, dará a su gu fa una escopeta como señal de aprecia·
ci6n.
. La colaboraci6n ofrecida por un.invitante que no sea untsu-
rí shuar, a veces hizo posible que un shuar viajara a distancias in~
crerbles, para matar. En un caso, recordado con orgullo, la asis-
tencia ofrecida por un gura' invitante tsumu-shuar (Huambisa)
hizo ppsible a una expedici6n shuar cruzar por el do Santiago
1
..J
108
en canoa a través de todo el territorio de la tribu Huamblsa y
hacer de~parecer casi todas lat-tCOS8S de los..aguarunas en el río
Marañ6n debajo del Pongo de Manseriche.
111
que tenga flechas mágicas que superen en fuerza a las de los bru-
jos contra los cuales está trabajando. Además de esto, cree que
su propia sobrevivencia dependerá de la habilidad de sus propias
flechas mágicas o espíritus auxiliares en resistír a los ataques de
sus contrapartes pertenecientes a los brujos enemigos.
La intensidad de hostilidades dentro de las tribus shuar y
achuar hace demasiado peligroso que la mayor parte de hombres
puedan viajar largas distancias para procurarse tséntsak. General-
mente, sólo los brujos shuar y achuar que viven más al norte
pueden visitar a los palJk~'canelos para obtener fuerza. Por esta
razón los brujos shuar y achuar del norte se consideran más
fuertes que los del sur.
Puesto que la fuerza de brujería disminuye en su poder co-
mo va pasándose de brujo a brujo hacia el sur, un miembro del
sur de estas dos tribus que desea adquirir poder hechicero supe-
rior, simplemente hace lo mejor que pueda, que es viajar lo más
éll norte que la seguridad le permita, para obtener sus flechas
mágicas. Esto es raramente más de cuarenta o cincuenta millas.
Si el peregrino tienen relativamente suerte, puede obtener su po-
der de un brujo que a su vez ha obtenido sus flechas de un "ban-
co" canelo. Pero si vive más al sur, puede acontecer que sólo
obtenga las flechas de .•. lun brujo que las recibió de un brujo,
que las recibió de un p8ok.uf Así, entre los shuar y los achuar,
hay un tránsito regular de brujos que hacen sus peregrinaciones
por lo menos un poco más al norte de sus centros para asegurar-
se un fuerte poder sobrenatural.
Al regresar a la casa, un brujo pronto negocia parte de su
poder, en turnos, a hombres que vienen a visitarlo desde el sur,
o puede también distribuirlo a hombres de su propio vecindario
que no quieran hacer ni un pequeño viaje hacia el norte. En to-
do caso, el brujo no puede comunicar directamente el poder a
más de cuatro personas. Después de esto se piensa que su poder
queda tan "debilitado" que necesita obtener un nuevo abasteci·
miento de flechas mágicas.
la relación entre el brujo que abastectl a otro de poder má-
gic.o y la persona que lo recibe no es una relación entre iguales.
El dador de poder se llama en estas tribus el brujo "superior",
112
y el recibidor como el "inferior"~ Las designaciones de "supe·
rior" e "inferior" designan a ,Ia,actual autoridad y control ejer.
citados por el dador de poder sobre el recibidor. El brujo supe·
rior, si cree, puede retirar mágicamente el poder que ha comuni·
cado, no importa qué distancia esté separando a los brujos (ver
pp. 153-154). Puede retirar este poder a causa de una ofensa
personal, o porque se ha dejado sobornar por un enemigo del
brujo superior.
Estos hechos parece sucedan con frecuencia, y hay un
número de ex-brujos que atestiguan que ellos perdieron su
poder de esta m a n e r a . '
Una pérdida improvisa' de poder mágico se cree lleve a una
enfermedad grave V a menudo á la muerte. El brujo inferior,
por ende, tiende a tener miedo a sus colegas superiores y se es-
fuerza en mantener bueñás relaciones' con ellos. Con este fin
presente, env ía tributos en forma de regalos de bienes materia·
les (kuit') a intervalos regulares. Este kuit' incluye escopetas,
perros de caza, bodoqueras, curare, coronas de plumas (tawas.
pa), camisas de fabricación occidental y pantalones. Él espera
particularmente que estos regaios impedirán cualquier soborno
que pueda ser ofrecido al brujo superior.
. '" '
113
la situación jerárquica viene además complicada por el he-
cho de que un brujo dado frecuentemente obtiene poder mágico
de varios colegas superiores. Hace esto con el fin de que su po-
der no se le pueda quitar completamente a capricho de un único
brujo superior, Esta tendéncia parece insinuar que dichas jerar-
qu ¡as sean usadas coma "cadenas de autoridad". Puesto que un
brujo con frecuencia es así directamente subordinado a varios
otros, tiene lugar un considerable entrelazo de relaciones jerár.
quicas (ver fig. 3).
Aproximadamente hablando, más o menos uno sobre cua-
tro hombres adultos es brujo, así que en cualquier localidad da-
da los brujos constituyen una significativa porción de la pobla-
ción masculina. Pocas mujeres son brujas, pues entre los shuar
ésta es básicamente una ocupación de los hombres, los brujos
en cualquier grupo particular están ordinariamente unidos entre
ellos por una asociación secreta. Estas asociaciones son tamo
bién de naturaleza jerárquica, y con frecuencia un solo brujo es
el I¡der forma lmente reconocido de todos los shamanes en una
comarca específica, Estas sociedades secretas normalmente
unen cuatro, o cinco, o más brujos de la misma vecindad, con el
socio superior que provee tséntsak, y sus colegas inferiores que
le pagan con bienes comerciales {kuit'}, nativos y occidentales,
Puesto que los hechiceros pued€ln crear solo a hechiceros, mien-
tras que los curanderos pueden crear tanto a hechiceros como a
curanderos (ver pp. 142-145), las jerarquías locales tienden a
tener las formas indicadas en la figura 4_
Ex·brujos han testificado que los socios que dentro del mis-
mo luqar son hechiceros a veces llegan hasta a brujear ligeramen-
te a veclnos mal queridos con el fin de que sus colegas brujos
c\Jranderos puedan ganar en bienes comerciales tratando la en-
fermedad así producida. El socio hechicero exige a su compa-
ñero brujo curandero que,a su vez, nunca avise a un profano que
él ha sido el responsable de una enfermedad o muerte. El brujo
curandero puede también dar a su socio hechicero un regalo
ocasional de entre las riquezas que ha acumulado, cambiando
así en sentido contrario el curso normal de kuit' (ver fig. 48).
Más frecuentemente el brujo curandero hace intercambios secre-
tos, proveyendo más tarde a su socio hechicero con una nueva
cantidad de poder sobrenatural en cambio de sólo un pequeño
pago, en lugar del normal "regalo mayor" de una escopeta.
panlt!" pan¡(J
CANELOS
SHUAR
1
i' .<,
FIG~fi'.'\~:
Diagrama esquemático de jerarquías shamánicas intertribales
1\
.-
o Brujo curandero
Brujo hechicero
FIGURA 4
Diagrama esquemático de jerarquías shamánicas locales
Una jerarqu ía local de brujos hechí~eros/ también, a veces se
junta como "expedi.s:iÓn, punitiva': .para ir. juntos a matar, por
medio de la brujería,..a. un enemigo común en otra localidad.
Usando el método indicado en otra parte (ver pp. 145-146) se-
cretamente disparan sus tséntsak desde un lugar escondido cerca
de la casa de su víctima designada y luego regresan a la casa.
Frecuentemente, se quedan todos .~Igunos días en la casa de su
socio superior .para esperar lá noticia de que su enemigo se ha
enfermado. ,Los informantes átestiguaron que esta acción man-
comunada "siempre" ,conseguía ,inmediatamente que su víctima
designada se enfermase~,. .~ .. ~" ...
. Socios comerciales
~. " '~ í t· ;
111
socio comercial, o de distribuir los bienes con eso obtenidos, es
de procurarse amigos. La·gente que recibe bienes de un socio
se hace moralmente obligada a él hasta que devuelvan o con una
cantidad equivalente de bienes o con servicios, los últimos ordi-
nariamente en forma de ayuda en las disputas sociales y en las
hostilidades que tenga el socio comercial. El amikrJ queda nor·
malmente muy tranquilo si sus vecinos no le pagan inmediata-
mente, porque más tardan en pagar, más tiempo tienen obliga-
ciones para con él; un socio comercial también tiene el chance
de recibir ayuda de parte de sus vecinos en disputas por la raz6n
adicional de que ellos desean asegurarse una fuente futura de
abastecimiento de bienes comerciales. Todo sumado, aunque
es común que un socio comercial no sea el I(der de la comuni-
dad, él obtiene un grado de seguridad social sobre lo normal, en
una sociedad donde la seguridad no se obtiene fácilmente, caJTlol
biando bienes comerciales por amistad y obligaciones.
Estos comerciantes nativos son el medio principal por el
cual los shuar del Interior han adquirido cantidades significati-
vas de machetes, hachas y armas de fuego desde la frontera de
la colonia ecuatoriana al oeste de la cordillera del Kutukú. ca-
denas de comerciantes nativos también unen a los shuar del inte-
rior con la tribu de los canelos al norte y con los j (baros
achuar al este y sureste.· En su extensión total esta red de so-
cios comerciales ind (genas aparentemente se extiende desde el
pie de los Andes al oeste hasta cerca de Iquitos en el Amazonas
en el este, y desde el río Napo en el norte al río Marañón en el
sur. Sus manifestaciones más complicadas e intensivas tienen lu·
gar en el interior, aislado, donde el sistema de distribuci6n na·
tivo no viene interrumpido por los comerciantes "blancos", o
los colonos.
El comercio en el interior abarca dos clases de artículos
valorados más o menos igualmente: bienes fabricados por los
blancos (apach . kuit') y artefactos de los ind fgenas (shuar·kui1').
los últimos particularmente originarios de la tribu achuar. Los
shuar de la frontera (oeste de la cadena montañosa del Kutukú),
. que están en contacto directo con los "blancos" en Macas, Su-
cúa y otros pequeños caseríos, obtienen los artículos de fabrica-
ción occidental principalmente empleándose en trabajo manual
donde los "blancos". Éstos son Juego llevados a pie a través de
118
la cordillera del Kutukú por medio de varios caminos.
, ': ;
119
esta última relación es distintamente nativo ( 4). Dos hombres
normalmente deciden hacerse "amigos" sólo después de una se·
rie de visitas informales, durante las cuales pueden haber cam·
biado pequef10s dones; cuando deciden entrar en la asociación
comercial formalizada, cada uno pasa dos o más meses recogien-
do ardculos que son escasos en la localidad del futuro socio.
Luego uno visita la casa del otro; se pone una tela bien exten·
dida sobre el piso de tierra y 10$ dones de ambos lados son
colocados en dos montones sobre la tela. cada uno se arrodilla
al lado de su mont6n en frente del otro. Cada uno dice: "To-
ma estas cosas", y se abrazan. las mujeres de los dos hombres
hacen la misma ceremonia, y finalmente ambos grupos -los
hombres y mujeres- todos se abrazan los unos con los otros.
En este primer intercambio de artículos entre amikri, y tamo
bién en intercambios siguientes, ordinariamente se comprenden
varias canastas grandes llenas de mercadería. Un inventario tí·
pico de artículos ofrecidos por el hombre que viene del este
consiste en: ornamentos de plumas, mullos, bodoqueras, fle:
chas envenenadas para la cerbatana, un perro de caza y un ltipl
de fabricación casera. El otro hombre con artículos de los
"blancos" del oeste, presenta: pólvora, cartuchos, fulminantes,
machetes, cuchillos y una escopeta.
Después del primer intercambio, el jefe dice al otro: "Yo te
traeré valores (kuit'). Tú haz lo mismo para mí". Su visitante
contesta: "Cuando te mande noticia, entonces ven a visitarme".
Esta noticia, cuando viene transmitida más tarde, ordinariamen-
te es llevada por algún otro visitante entre las vecindades de los
amigos. Cuando el anfitri6n anterior (frecuentemente acompa-
ñado por una mujer] devuelve la visita, recibe una acogida muy
cordial. De hecho los socios comerciales tienden a esforzarse a
superarse el uno con el otro por su generosidad. Si un hombre
sirvi6 al otro bastante pollo durante su visita anterior, su amigo
puede entonces estimar necesario matar un chancho para ofre-
cer a su huésped una cantidad todav ía superior de carne sucu-
lenta. Si no tiene chancho para matar, entonces por lo menos
insiste en que el huésped y su mujer se lleven a la casa la mitad
de las gallinas cuando estén de regreso. El dar la mitad de los
propios bienes de fácil transporte al amikri de uno es un rasgo
característico de la asociaci6n comercial.
A los amikri· se les exige devuelvan cantidades iguales de
bienes el uno al otro~ por lo menos durante varios meses, si no
es posible en un· único intercambio. Existen reconocidos "pre-
cios - base" de comercio que los gu fan en esto. En la región in-
terna, equivalencias Hpicas con los bienes comerciales son las-
siguientes:
x----I~ ES IGUAL A
121
frecuentemente con ligeras diferencias. En términos de morali-
dad shuar, sin embargo, es aparentemente incre Ible que un
"amigo" se esfuerce notablemente en aprovecharse de su socio
en estos intercambios. Al hacer esto pondda en peligro la conti·
nuidad de la relación de amikrl, y posiblemente la obligación del
socio anfitrión de proteger la vida de su colega contra cualquier
enemigo local.
La relación de ami kri es considerada más estrecha que la de
hermanos, y de hecho, si los hermanos son también al mismo
tiempo socios comerciales, usan la forma· de hablarse "ami·
guito" (amikchi) en, preferencia de la usada normalmente por
los hermanos (yatsuchi). Hermanos, padres e hijos pueden
pelear -y a menudo pelean- entre ellos, pero parece imposible
para un hombre poder pelear con su "amigo". Un hombre nace
y se casa en su grupo familiar personal y se reconoce que no
tiene necesariamente que amar a sus parientes, pero en el caso
de un socio comercial está obligado por honor a observar la
obligación que se asumió ritualmente. Si falta en hacerlo, per-
dería el respeto y la confianza de los demás hasta el punto de
ser esto peligroso para su seguridad. La protección de un
"amigo" por su anfitrión-socio visiblemente incluye acompañar·
lo constantemente como guardaespaldas y hacer lo posible
para tener secreta la identidad de su visitante. Así, cuando un
vecino local entra por acaso mientras que está visitando un
amikrl del socio y pregunta el nombre del visitante, el anfitrión-
socio puede simplemente declarar: "Es mi amigo", y con esto
evitar de dar cualquier información adicional, porque su socio
puede tener enemigos en el lugar donde se encuentran. Esta
declaración es t~mbién una aseguración de que el visitante, por
ser clasificado como "amigo", está bajo la protección personal
del anfitrión.
El salvoconducto provisto por su amikri es absolutamente
esencial cuando un shuar va a un grupo achuar a negociar, por·
que cualquiera de los que integran la tribu ajena tiene un dere-
cho teórico de matarlo para obtener su cabeza cual trofeo. Sin
la institución de los amlkri, un comercio bien organizado entre
los shuar y los achuar sería imposible. También con el salvocon·
dueto provisto por un socio comercial el amikri tiene miedo de
122
CANELOS
ACHUAR
• T{wt
Fincasde o \ Múkucham
"blanoos" ;. ,.
o colonos 1,
¡
O 15 30 \ A_kuuh8
\'
.. }
Kms..
., A un oomerclante
blanco desconocido
. ~':1 " ~', ~
~ ~ :;
..
~ ~ . '.
FIGURA 5
Diagrama esquemático de una cadena de socios comerciales.
123
r más allá de uno o dos d ias de camino. Más tiempo están
I sendero viajando solos y sin protecci6n visitando a un
" más grande es la posibilidad de ser asesinados por un ene-
. Por eso, se necesita una serie de socios comerciales para
:portar bienes a lo largo del territorio de la tribu shuar, des-
frontera de la colonización blanca hasta los achuar y vice-
lOe un canto de un hl
hace un viaje para ene
arútam}.
126
ra la sobrevivencia de un varón adulto, que los papás de un niño
no esperan que viva fuás allá de la pubertad sin una de ellas. las
mujeres a veces consiguen espfritus arútam, pero no se considera
tan esencial para ellas. Una de las razones es que la matanza in~
tratribal, la manera más común de muerte violenta, es dirigida
principalmente a los varones adultos, antes que a las mujeres y a
los niños.
El niño comienza a buscar un esp(ritu arútam cerca de los
seis años. Acompañado más comúnmente por su padre, hace
una romeda a la chorrera o cascada que se considera sagrada en
su comarca. Ésta es siempre la chorrera más alta, que se encuen·
tra a algunos días de viaje. Se cree que es el lugar de la cita de
estas almas o espiritus,que vagan como brisa echando la espuma
de la alta cascada. Durante el d ia los que buscan visiones "se
bañan" en la chorrera andando a zancadas hacia adelante y atrás
debajo de su fría y torrencial capa, momentáneamente andando
entre la cascada y la peña de la cual está chorreando. Andan
desnudos y friolentos y con cierto peligro de ca ida de troncos
que pueden ser arrastrados a la peña con la corriente. Cada uno
tantea con la ayuda de un bastón de balsa mágico. labrado para
la ocasión, y sigue cantando lITau, lau, tau". De noche los pere~
grinos duermen cerca de las cascadas en un simple cobertizo.
Aquí ayunan, toman agua de tabaco {hecha sumergiendo hojas
verdes de tabaco en agua fda}, y esperan la aparición de un aTÚ.
tamo
Pueden seguir este ayuno, ."bañándose" y tomando agua de
tabaco, hasta cinco días. Si no consiguen, se regresan a la casa
para probar de nuevo en otra ocasi6n. Más probablemente, sin
embargo, antes que se terminen 10$ cinco d (as, uno de los que
forman la expedici6n recurrirá a tomar jugo de alucinógeno
maikiuwa (Oatura arbórea). De ordinario ésta es una persona
que no ha podido ver un arútam en una tentativa precedente de
tener una visión y siente una necesidad urgente de ver uno sin
demora.
El maikiuwa, del cual los shuar distinguen y usan seis clases
distintas, es reconocido por ellos como el alucinógeno más po-
deroso y también más peligroso, con el cual están familiarizados.
127
En su farmacopea, las plantas alucinógeneas con las cuales están
en contacto son clasificadas así por orden de fuerza: 1) todas
las seis clases de malkiuwa¡ 2) natem a, mezclado con yaji (ver
pp... 142·143)y parapara; 3) tsentsempu, pirípiri V típur u . Las
últimas cuatro no están todavía identificadas botánicamente.
El poder psicotrópico de la Datura y algunas otras plantas
de las Solanáceas es bien conocido por los farmacólogos occi-
dentales, sus propiedades alucinógenas siendo debidas principal.
mente a su alto contenido de hiosciamina, atropina yescopo-
lamina (2 ).
Los preparados de estas plantas tienden a producir, en dosis
abundantes, estados de excitación, deJirio y alucinaciones, se·
guidas por un estado de narcosis ( 3 ).
Los shuar obtienen sus experiencias alucinógenas con Datu-
ra ingiriendo el jugo crudo de la corteza verde de los vástagos.
Los efectos comienzan a hacerse sentir dentro de tres o cuatro
mim"tos de haber ingerido, probablemente debido a la rápida ac-
ción de la atropina. El buscador del arútam que traga el jugo de
Datura no debe nunca hacerlo sin la presencia de un adulto que
no toma la droga. Es responsabilidad de este último proveer
apoyo psicológico o, en término shuar, "animarlo", y también
tenerlo agarTado. si es necesario, durante la primera fase de la
intoxicación, cuando el que tomó la droga tiende al delirio y
está en peligro de escaparse a la selva en estado altamente agita-
do Y. romo consecuencia, posiblemente caerse de una peña o en
el río y ahogarse. Los otros peregrinos en la expedición no to-
man la esencia ellos mismos, en parte para poder proteger al
bebedor de maikiuwá para que no se escape. También creen
que un arútam no acostumbra ir al que busca la visión si es co·
barde: lo que seria puesto de relieve si se rehusara de tomar
Datura solo y así entrar en el mundo normalmente invisible
sin compañ ra.
Si el buscador de arútam tiene suerte, se despertará cerca de
la medianoche paro encontrar que se han ido las estrellas del cie-
lo, que la tierra sacude, y que un gran viento tumba los árboles
de la selva entre truenos y relámpagos. Para evitar ser tumbado,
se agarra al tronco de un árbol V espera al arútam. Pronto
128
el arútam asoma desde el interior de la selva, a menudo en la
forma de un par d~ grandes animales. Las formas' particü¡a~es
del animal pueden variar considerablemente, pero algunos de los
más comunes arútal1\ consisten en un par de jaguares gigantes
luchando el uno contra el otro mientras que siguen revolcándose
hacia el Que busca la visión, o dos anacondas que hacen la mis-
ma cosa. Muchas veces la visión puede ser simplemente una
única enorme cabeza humana separada del cuerpo o una pelota
de fuego llevada a través de la selva hacia el buscador del arútam.
Cuando la aparición llega entre 60 cm. y un metro, el shuar de-
be correr hacia adelante y tocarla, o con un pequeño bastón o
con la mano. Dicen Que esto necesita una notable cantidad de
valor, yen cambio a veces la persona se escapa del arútem. Pero
si corre hacia adelante y toca la visión, al instante estalla como
dinamita y desaparece ( 4 ). :.
Alcanzando asi éxito al encontrar un arútam, la perSona te-
gresa a la casa, pero no avisa a nadie que ha obtenido la fina·
lidad de su búsqueda.. llegando a la casa, se va soJo esa noche a
dormir en la orilla del río más cercano, Después del caer de la
noche, la visión del mismo arútam que él tocó viene a él en el
sueño. Su visitante en el sueño tiene un semblante de un
anciano shuar que le dice:' "Yo soy tu antepasado. Como yo he
vivido mucho, lo mismo 'harás tú. Como ye he matado muchas
veces, así haras tú". Sin añadir palabra, el viejo desaparece e
inmediatamente el esp ¡ritu arútBm de este antepasado descono-
cido entra en el cuerpo del soñador, donde se hospeda en su
pecho, Adqui riendo esta nueva alma (el esp íritu arútam), la
persona experimenta una improvisa fuerza surgir en su cuerpo
acompañada por una confianza en sí mismo. El espíritu arútam
se supone aumentar la potencia de una persona en el sentido
más general. Esta potencia. llamada kakarma, se cree que
acreciente la inteligencia de uno como la simple fuerza física, y
también hace dif{cll para el poseedor del espíritu mentir o
cometer otros actos deshonrables.. Su poder recién adquirido
aumenta su resistencia a las enfermedades contagiosas hasta
cierto punto, pero -más importante- le hace imposible morir
como consecuencia de cualquier violencia física o brujería. la
mayor parte de sus parientes y conocidos pronto vienen , saber
que él ha adquirido un espíritu arútam simplemente debido al
129
cambio de su personalidad. Por ejemplo, él tiende especialmen*
te a hablar con mucha energía ( 5 ); sin embargo no debe decir
a nadie que ha adquirido tal espíritu, o éste le abandonará.
Cuando unO ha obtenido así un espíritu arütam. general-
mente le invade un tremendo deseo de matar, y es ordinaria-
mente sólo una cuestión de pocos meses antes que él participe
en una expedición de matanza. Si es un jovencito, acompañará
a su padre. las pocas mujeres que poseen espíritus arútam ma-
tan principalmente por medio de comida o chicha de yuca en·
venenadas.
Las expediciones shuar para matar, de ordinario atacan la
casa de la víctima poco antes de la aurora. En la tarde avanzada
del día anterior al ataque, la expedición se para en la selva a un
medio kilómetro más o menos del objetivo establecido. Allá,
en su lugar escondido, los participantes tienen que "declarar"
qué clase de arútam cada cual ha visto. Los más jóvenes fornJitn
... \ circulo alrededor de muchos de los matadores más experi·
mentados, los cuales entonces piden a cada hombre por turno
que describa el arútam que hab ía visto. Mientras que cada hom-
bre, joven y viejo, hace esto, el alma de su arútam sale de su
cuerpo para siempre, para vagar en la floresta de nuevo como un
viento, porque los espíritus arútam "están satisfechos con una
sola matanza" ( 6). Los espíritus arútam que salen parece que
generan vientos, truenos V relámpagos. Eventualmente, durante
un tiempo indefinido en el futuro, cada alma se supone que en·
tre una vez más en el cuerpo de otro shuar.
Los guerreros, después de haber hecho sus declaraciones, es-
tán listos para atacar la mañana siguiente. Aunque cada uno de
ellos apenas ha perdido un espíritu arútam. el poder de aquél se
queda en el cuerpo, sólo menguando gradualmente. Para la pér-
dida completa de este poder, se cree generalmente que se em·
plea alrededor de dos semanas. Puesto que el poder disminuye
poco a poco, los miembros de la expedición de matanza todavía
retienen lo suficiente la mañana siguiente para que no puedan se.
matados por el enemigo en batalla. Si uno de su número es ma·
tado en el ataque, los otros miembros de la expedición simple-
mente consideran la muerte como prueba de que el finado había
130
ya perdido su arútam sin darse cuenta de ello. Apenas la expe-
dición mata a su víctima designada, todos sus miembros de nue-
vo son de derecho candidatos para obtener el alma de su nuevo
erútam apenas regresen a la casa ... A veces los atacantes fa-
llan en su asalto a la casa de la vJctlma designada. Cuando este
fracaso ocurre t la expedición debe inmediatamente escoger una
nueva vfctima y perseguirla a continuación t de ordinario sin re-
gresar a la casa. Si estos hombres tuvieran que fallar en matar a
alguien, no tandrfan derecho de obtener otros espfritus arútam,
y sin nuevos espfritus arútam estarían seguros de morir dentro
de pocas semanas, o a lo máximo, meses... Puesto que es;por eso,
una cuestión de vida o muerte para ellos, los miembros de la
expedición de matanza invariablemente encuentran un enemigo,
o por lo menos algún forastero, para asesinar. Cuando la matan-
za ha sido cumplida, regresan a la casa y cada uno inmediata-
mente busca de encontrar de nuevo un arútam V .sf procurarse
un nuevo esplritu. La adquisición de un tal esplritu arútem no
sólo trae una nueva fuerza, o kakarma, del espíritu que entra,
sino que también sirve para "cerrar" la fuerza de la anterior V
así Impedirle que se salga del cuerpo. Una persona no puede
poseer más que dos espíritus arútam al mismo tiempo, pero este
aspecto de "cerrar" que tiene el nuevo esp frltu, hace posible pa-
ra ella acumular la fuerza de un número indefinido de espíritus
anteriores. En otras palabras, mientras que la adquisici6n de es-
pfritus es consecutiva, la adquisición de fuerza es acumulativa.
Repitiendo las matanzas, uno puede continuamente acumular
fuerza a través del reemplazo de espíritus arútam viejos con ntJl3-
vos. Este mecanismo de "dar el espíritu viejo como pago del
nuevo" es un aspecto importante, porque cuando una persona
ha tenido el mismo espíritu arútam cuatro o dnco años, éste
tiende a dejar a su poseedor Indolente para vagar de noché.enJa
flore~. Tarde o t~mprano, mientras que vaga así entre lOs ár-
bofes, otro shuar lo robará.;' En consecuencia, es altameñtcnle-
seable obtener un nuevo esp rritu antes que el viejo comience sus
paseos nocturnos. Esta necesidad que se siente, anima al indivi-
duo a participar en una expedición de matanza cada pocos años.
Puesto que un hombre con un espíritu arútam no puede morir
como resultado de violencia trsiea, envenenamiento o brujería,
o sea. por cualquier ataque interpersonal, una persona que desea
matar a un enemigo específico se esfuerza por robarle su esprri-
131
tu arútam como preludio a su asesinato. Este "robar esp íritu"
o proceso de capturar, implica tomar gran cantidad de una mez-
cla de natem8 golpeando un tambor de señalaciones (túntui) he-
cho de un tronco de árbol vacío, y repitiendo el nombre de la
v(etima designada. De manera que, si el espíritu arútam del ene·
migo está vagando de noche, puede una noche oír la voz del su-
puesto asesino y "movido a compasión" por su necesidad de tal
espfritu, entrar en su cuerpo, para nunca volver al cuerpo de su
ptJSeedof anterior ( 7 ).
El guerrero shuar desea tener personalmente -y así definitiva-
mente- robado el espíritu arútam de su víctima designada. Esta
hazaña; sin embargo, no es con frecuencia posible, y el que quie·
re poseer mira las señales que le vienen por medio de chismes
o de la observación directa de que al enemigo ya le ha sacado el
espiritu arútam de algún otro. Estas señales o indicaciones abar.
cadan, por ejemplo, rumores de debilidad física o enfermedad
por parte de la víctima designada, o la observación de primera
mano de que el enemigo falta en vivacidad de palabra ( 8 ). En
cualquier caso, un ataque se hace sólo si los atacantes creen que
la víctima posible ha perdido su esp íritu arútam. Si tuvieran
que fallar en matarlo, es porque el enemigo todavía retiene el
espíritu o tenía un segundo de reserva.
Debería anotarse que la seguridad personal que los shuar
creen venir de la matanza tiene alguna realidad social. Un hom-
bre que ha matado repetidamente, llamado kakáram o "fuerte",
viene atacado raramente, porque sus ,enemigos sienten que la
protección que le aseguran sus espíritus, constantemente
reemplazados, dejada- sin fruto cualquier tentativa de asesinato
contra él.
De muchas maneras puede adquirirse un segundo espíritu
arútam. Un método es capturar el espíritu arútam de un ene-
migo golpeando un tambor de madera para hacer señales, como
se hizo notar anteriormente. Otra técnica común es caminar
solo a través de la selva noche tras noche, sín la acostumbrada
iluminación de una antorcha de cop~l. en la esperanza de
encontrar un arútam en la oscuridad.
Un arútam se puede también encontrar haciendo un peque-
132
ño desmonte en la floresta encima de la montaña, construyendo
un ranchito, y tomarido all í Oatura.
Los brujos siempre poseen espíritus arútam. Los que se es-
pecializan en brujerías intentan robar el espíritu arútam de su
víctima designada antes de intentar matarlo por medio de la
brujería. Si se cree que la víctima potencial tiene dos espíritus
arútam, el brujo ruega a un brujo "amigo" o socio que robe el
segundo para él, puesto que ninguno puede poseer más de dos
de estos espíritus simultáneamente. Se cree que los brujos, bajo
el influjo del natem a, pueden a veces ver el espíritu arútam de
una persona en su pecho, donde aparece como un arco iris al
revés. Un brujo, accidentalmente, no pierde su espíritu arútam
cuando mata por el medio del sortilegio.
El espíritu arútam tiene que salir de un hombre antes que
muera, puesto que él no puede morir mientras que retiene uno
(excepto en el caso de enfermedad contagiosa, en el cual necesi·
ta retener la fuerza de dos para sobrevivir en ciertos casos). Así,
al momento de la muerte, no le queda ningún espíritu arútam,
entre fas que habían habitado por un tiempo en su cuerpo
mientras vivía, pues, al momento de la muerte, sus propios es-
píritus arútam vienen a existir por primera vez. El número
exacto de estos espíritus o almas completamente nuevas "naci-
das" recientemente equivale a la cantidad que la persona difunta
había adquirido durante sus días de vida. Así, si había adquiri-
do y subsiguientemente perdido 5 espíritus arútam, entonces al
momento de la muerte él forma 5 nuevos.
La formación de estos espíritus dicen que produce fuertes
vientos, truenos y relámpagos en la localidad. Los espíritus
a,útam nuevamente creados por los muertos vivirán eternamen-
te, vagando como brisas y entrando por un tiempo en los cuer-
pos de las futuras generaciones de shuar. Al mismo tiempo que
estos espíritus arútam han "nacido", el segundo tipo de alma
shuar viene a la existencia, si la persona muerta ha sido asesina-
da.
Elllmésak U (9)
La segunda especie de alma, el mésak, o espíritu vengativo,
está íntimamente ligada al espíritu arúlam. Sólo una persona
133
que ha tenido un espíritu arútam está capacitada para formar un
mésak. Además, un mésak viene a la existencia s610 cuando una
persona que ha visto un arútam es matada, sea con medios
naturales sea con sobrenaturales. Cuando una tal persona es
matada, su alma vengativa es creada y sale de su cadáver por la
boca ( 10). Si uno simplemente muere de enfermedad canta·
giosa o de vejez (ésta última creel1 los shuar que ocurra muy
raramente), ningún mésak es creado.
La única raz6n para que exista el mésak de una persona es
para vengar su muerte. Este espíritu por eso se esfuerza por
matar a su asesino, y si esto no es posible (debido a que el asesi-
no tiene un espíritu arútam), a un hijo o mujer del asesino.
El mésak puede ser ocasionalmente distraído de su objetivo,
por envidia, para matar en cambio a un nuevo esposo de su viu·
da. Por este último peligro, los jóvenes que todavía no han ad-
quirido mucha fuerza del arútam evitan casarse con las viudas.
Técnicamente. el alma vengativa solo se llama mésak mien-
tras está en el cadáver, después en el trofeo de la cabeza reduci·
da (tsantsa), o en su cercanía inmediata. Cuando no se coge y
prepara el trofeo de la cabeza reducida, el mésak puede viajar a
la distancia que quiere lejos del cadáver, y formar uno de los
tres tipos de íwianch i , o diablos. Estos diablos son formas del
mundo natural no-humano que pueden matar a un hombre. Uno
es una serpiente peligrosa, particularmente venenosa (makanch i).
Otro es la boa constrictor de agua (pa!Jkl) o anaconda, que pue-
de hacer virar la canoa o balsa del asesino y as( hacer que se
ahogue en las rápidas aguas de uno de los mlmerosos r íos y
arroyos de corriente veloz de esta región montañosa. La tercera
forma es un árbol alto en la selva, que cae sobre la víctima y la
aplasta.
Éstas son las tres formas tradicionales de muerte en la so-
ciedad shuar que se podr ían llamar "accidentales" en otras cul·
turas. Desde la introducción del machete y de las armas de fue-
go una creencia ha venido creciendo: que un mésak puede en-
trar en uno de estos obJetos para causar una flaccidental" herida
mortal. Los shuar consideran las heridas ligeras que uno se hace
134
8 si mismo c6mo verdaderos accidentes, pero las heridas graves
o mortales que unq se hace a si mismo siempre se cree que son
resultado, respectivamente, de atentado de asesinato,o asesinl'lo
por medio de mecanismos sobrenaturales.
Antes que el esprritu vengativo, o íwianch i, mate al asesino.
a veces lE' aparece en forma de un hombre o un jaguar mientras
duerme. La persona dormida intenta agarrar su arma de fuego
o lanza (que tiene en la cama a su lado, de noche) para matar
la aparición. Si no alcanza eso, resultará que el diablo eventual-
mente conseguirá matar a la persona. A veces este iwianch l falla
en su intento de asesinato, tan 5610 hiriendo o lastimando a la
vretima designada. En estos casos, la vfctima queda inválida en
forma permanente. ..
t;uando el diablo na cumpllao su aceton ae venganza, entono
ces se le aparece en sueño a un pariente de la victima. En este
sueño el alma vengativa tiene una forma humana. Alrededor' de
su cuello cuelga el trofeo de la cabeza reducida llevada por un
matador en la fiesta de la tsantsa. El diablo dice al soñador:
"He matado a un enemigo. Ahora me voy lejos de aqur donde
están mis parientes. Me voy lejos para celebrar una fiesta con
ellos", El diablo desaparece V, puesto que nunca mata más de
una sola persona, ya no matará de nuevo.
La practica (que ha recibido tanta publicidad) de los shuar
en reducir cabezas humanas puede ser bien entendida s610 con
un conocimiento del concepto de mésak. La mayor parte de la
creencia y del ritual asociados con la tsantsa es un esfuerzo diri·
gido a frustrar el mésak en su misión de venganza ( 11 ). Los
shuar creen que la terminación del proceso de la reducci6n de la
cabeza obliga al mésak, que vaga al lado de la expedici6n guerre·
ra en retirada, a entrar en el trofeo de la cabeza. Por este moti~
vo, asl como por motivos prácticos (que la cabeza se pudrirla
si no fuera procesada en alguna manera y que la remoción del
cráneo y su contenido hace el trofeo mucho más liviano de Ile·
var en los senderos montañosos), la expedición prepara su tsan·
tsa lo más rápidamente posible mientras se escapa del territorio
enemigo. Una de las etapas en el proceso de reducción de la
cabeza es frotar carb6n vegetal sobre su piel (para evitar que el
135
mésak pueda ver). y así hacer dif ícil para el alma vengativa pla-
near una muerte "accidental" en los alrededores de la tsanba.
Cuando la expedición llega a su propio territorio, se organi-
za inmediatamente la primera fiesta de la tsantsa, seguida más
tarde por lo menos por una y a veces dos más. En todas estas
fiestas o danzas ponen mucho cuidado en evitar discusiones y
peleas entre celebrantes inebriados, por miedo a que el mésak
pueda aprovecharse i:Je una tal interrupción del ritual que lo
tiene mágicamente ligado y logre escaparse del trofeo de la cabe-
za, causando una pelea que tenga como consecuencia una ma-
tanza. Si las fiestas son celebradas debidamente, el mésak será
tenido dentro de la tsantsa hasta terminar la última fiesta. En
ese tiempo, los celebrantes lo expulsan del trofeo de la cabeza
y fóenvían de regreso a su poblado de origen.
136
el caso del un espíritu arútam, el mésak emite una fuerza, pero
se cree que fa fuerza.rdel mésak es directamente transmisible a
otras personas. El hombre que cortó la cabeza tiene la tsantsa
arriba, en la danza ritual, mientras dos mujeres parientes que él
quiere se beneficien de ella, con frecuencia una esposa V una
hermana, permanecen agarradas a él. De esta manera la fuerza
del mésak se cree es transmitida a las mujeres, que, de ordinario,
no tienen los espíritus arútam con su fuerza. Esta fuerza trans-
mitida por el mésak a las mujeres a través del mecanismo de
"filtración" del cazador de cabezas, se cree haga posible que
ellas trabajen más duro y tengan más éxito en la producci6n de
cultivos y en criar· animales domésticos, ambas responsabilida·
des principales de ·las mujeres en la sociedad shuar.
Además del trofeo de cabeza ordinario obtenido por medio
de correrías intertribales, existe otra clase de tsantsa,que puede,
en ciertas ocasiones, hacerse con una víctima asesinada en la
misma tribu de los untsurí shuar. a condición de que pertenezca
a un poblado con el cual están continuamente hostiles o muv
distante del propio. Para hacer esta tsants8. el matador simple-
mente arranca un poco de pelo de la cabeza de la v íctima, en lu·
gar de decapitarla. El pelo no es sacado con el cuero cabelludo
y se tiene entonces pegado a una calabaza arbórea, a la Que se ha
cortado el fondo, con cera de abeja, Que es naturalmente negra,
y se usa también para moldear ojos, nariz, boca y orejas en la
superficie de la calabaza. Se incrustan tiritas de chonta en los
labios de cera de abeja y una cuerda redoblada de corteza de
kumál es insertada a través de un hueco encima de la calabaza,
para que el matador pueda llevarla colgada del cuello_
Este trofeo se usa para las tres fiestas regulares, creyéndose
que el mésak del desaparecido enemigo está adentró porque all í
está su pelo. La ventaja de este tipo de tsants" según los infor·
mantes, es que pueden hacerla sin mancharse con la sangre de
los miembros de la propia tribu. Se reconoce que al hacer una
tsantsa completa se insultaría a los parientes de la víctima y ve·
cinos y así sería probable causar venganzas a gran escala. Debi·
do al mismo miedo de seria retaliaci6n, parel:e que nunca cortan
la cabeza a los blancos, pero se conocen muchos casos en los
137
cuales hicieron tsants3 con el "pelo" de las víctimas blancas.
Los shuar sinceramente dudan de si los blancos tienen espíritus
arútam y mésak, y parece que el motivo principal, en estos ca·
sos , es sólo celebrar la matanza de los blancos.
Las fiestas de la tsantsa las hacen también usando la cabeza
reducida de un perico ligero (uYYsh i ). El perico ligero o mono
perezoso es la única criatura no humana que se piensa capaz de
formar un méssk. Porque se mueve tan despacio, se dice que es
muy viejo V por eso tiene que haber adquirido una vez un arú·
tam para haber vivido tanto tiempo. Al mismo tiempo ya que
el perezoso se mueve en una manera tan lenta, se cree además
haber perdido su (s) anterior(es) alma(s) arútam y por eso se le
puede matar. Las precauciones de la fiesta y del ritual son fun·
damentalmente las mismas como en el caso de una tsantsa hu·
mana, pero generalmente un poco menos extensivas. El mésak
del perico ligero se cree capaz de transformarse sólo en una foro
ma vengativa: un árbol que cae.
A veces un hombre que ha matado personalmente a alguno
en una correría intertribal no ha podido quitar la cabeza de su
víctima antes de retirarse. En estas circunstancias, el matador
no puede participar plenamente en la danza de la primera cele·
bración de la tsantsa, pero puede pedir prestada una tsantsa de
alguien que mató en una correría anterior para poder organizar
las dos fiestas siguientes. Por medio de un procedimiento ritual
se cree que el mésak de la nueva víctima se puede hacer entrar
en la tsantsa vieja, y estas dos celebraciones de la tsantsa se lIa·
man "fiestas del diablo" (iwianch námper), reconociendo la
, presencia del alma vengativa de la vfctima hasta si se usa una ca·
beza de sustitución. En algunas ocasiones, se puede usar 18 ban-
ba de perico ligero para llevar a cabo la misma función. Normal-
mente, sin embargo, el trofeo del perico ligero se hace y se usa
para los muchachos adolescentes para sus primeras fiestas de la
tsantsa, que son sólo dos y organizadas por sus padres u otro pa-
riente varón mayor.
138
El alma verdadera
El espíritu o alma "verdadera" u "ordinaria", el nekís-
wakán i , nace al mismo tiempo que la persona y la poseen todos
los shuar vivos, varones y mujeres. El alma verdadera está pre·
sente en el individuo con la vida principalmente en la forma de
su sangre. Sangrar es por eso considerado como un proceso de
pérdida de alma. Esta alma es pasiva durante la vida real de una
persona y al parecer es relativamente de poco interás para los
shuar, en el sistema total de sus propias creencias.
Cuando una persona muere, esta alma verdadera deja el
cuerpo y, en forma invisible, eventualmente regresa al sitio de la
casa donde el individuo desaparecido había nacido. Allá el alma
vive en una "casa-espíritu" Igual a la casa en la cual el finado
había nacido, excepto por el hecho'de que la "casa-espíritu"
queda Invisible a los vivientes.' Las verdaderas almas de los otros
miembros muertos de la familia están viviendo de la misma ma-
nera en esta casa. En igual manera, las almas verdaderas de los
vecinos de un tiempo regresan también a los sitios de su casa ori·
ginal. Se cree que las almas verdaderas llevan las actividades oro
dinarias de su hogar y se visitan la una con la otra, lo mismo
que hacían cuando sus poseedoresestaban con vida. Con el pasar
de los años, estas almas pasan de un sitio de casa a otro en el
mismo orden, y en el mismo espacio de tiempo como hicieron
cuando 12n fan cuerpos de individuos vivos.
Una diferencia significativa debería ser notada entre esta
otra vida del alma verdadera y la vida real de su antiguo posee-
dor: estas almas tienen siempre hambre. Aunque se ocupan en
actividades de subsistencia y comen lo que les parece a ellas ser
comida, nunca quedan satisfechas, porque en realidad esto es s6~
lo aire. Los "animales" que estas almas cazan en la selva son só·
lo almas de pájaros, peces y mamfferos que ellos mataron en sus
vidas anteriores. Una tal existencia con hambre continua es el
destino de las almas verdaderas de todas las personas, sin distln-
ci6n del tipo de vida que llevaron mientras eran individuos vivos.
No hace falta decir, que el destino del alma verdadera de tener
un hambre persistente es causa de miedo para los shuar.
139
Uno puede ver con frecuencia venados y búhos vagando en
la cercanía de las huertas abandonadas y antiguos sitios de casas
( 12). Los shuar interpretan la presencia de tales seres en estos
luqares de antigua residencia como demostraci6n de que los ani-
males són eJ:t(;amaciones 'temporalmente visibles de lasálmas ver
daderas. Estas almas verdaderas, cuando están en estas formas
visibles, son denominadas "diablos humanos" (shuar-íwianch i).
Hay un miedo moderado de ellos, particularmente de parte de
las mujeres; el tabú shuar en comer carne de venado es basado
en el miedo de que, comiendo de ese animal, puede resultar co-
mo la entrada del alma de un muerto en una persona viva, así
que ésta puede como consecuencia morir. Estos animales
"diablps humanos" se ven con frecuencia de dos en dos, un
hecho que los shuar interpretan para indicar que los dos seres
son las formas temporalmente visibles de las almas de un hom-
bre y una mujer.
Cuando un alma verdadera ha repetido as( la historia de to-
da la vida de su duefío desaparecido, cesa su existencia como
"diablo humano" y se transforma en "diablo verdadero" (nekás-
. íWíanch i ). Como diablo verdadero, su forma es permanente-
mente visible y más o menos humana, aunque mucho más fea.
El diablo verdadero vaga por la selva hambriento, solitario y tris-
te, sintiendo inmensamente la pérdida de la compañ ía de su fa-
milia anterior. Cuando un nUlo shuar anda por la selva y no se
. le encuentra inmediatamente, se dice que un diablo verdadero
llevó al niño, porque estaba tan deseoso de una compañ ía huma-
na.
Aunque puedan emplear los shuar dos o tres d ¡as en encon-
trar al niño perdido, casi siempre lo consiguen, y por eso dicen
que el diablo verdadero nunca hace mal a los niños, s610 quiere
. 'jugar con ellos.
El diablo verdadero, después de haber vivido un espacio de
años equivalente al tiempo de una 'vida humana, muere y se
transforma en una especie de mariposa o alevilla gigante llamada
wámp8 tt ku . Este insecto tiene señales en sus alas que hacen
pensar en la cara de un búho. Se cree que todos los"wámpaDku
sean almas y se dice· que siempre están con hambre, como en el -
caso de todas las formas tomadas por las almas verdaderas.
140
Cuando un wámpanku vuela dentro de una casa, una de las pero
sonas presentes lar?za un pedacito de yuca o algunas gotas de
chicha en su dirección. Los shuar creen que, en caso de que el
wámpat'ku pueda ser el alma de algún pariente o amigo falleci·
do, sería mal descuidar su hambre. Con todo, tienen miedo del
animal.
Después de un perrodo de tiempo acerca del cual los shuar
no están seguros, al wámpa!}ku finalmente se le dañan las alas
por las gotas de lluvia de un chaparr6n y mientras aletea cae y
muere en el suelo.
El alma verdadera entonces se cambia en vapor de agua en·
tre la lluvia que cae. Toda neblina y nubes se creen ser la última
forma asumida por las almas verdaderas. El alma verdadera no
se somete a ninguna otra transformaci6n y persiste eternamen·
te en la forma de bruma.
De las tres especies de almas en las cuales los shuar creen,
parece estén menos interesados en la "verdadera", la nekás-
wakán i, que hace poco para ayudar al individuo a sobrevivir en
su sociedad insegura. Es el espfritu arútam. en cambio, el que
parece ser clasificado primero en la mente de los shuar. El po-
seedor del espíritu arútam se cree inmune de ser matado, por
eso gana un sentimiento muy deseado de seguridad en un con·
texto social de continua violencia fisica V brujería, tanto real
cuanto imaginaria. Paradójicamente, el concepto del espíritu
arútam insinúa también el asesinato como una forma necesaria
de conducta de la sociedad.
El sistema de creencia en el espíritu arútam contiene un nú'
mero de características de significado sobrenatural organizadas
en un conjunto internamente 16gico. En este sistema la idea
central de la inmunidad de la muerte es combinada con conr~ep
tos antropológicarnente bien conocidos como: una búsqueda de
visiones; un espíritu guardián; almas eternas y múltiples; una va-
riedad de culto generalizado a los antepasados; reencarnaci6n;
pérdida del alma, captura del alma; posesión de espíritu de ori-
gen no-shamánico; y un concepto de "poder impersonal adqui-
rido personalmente", kakarma. que se parece, pero no espreci'
samente idéntico, al mana de Oceanía.
141
El concepto de mésak da la razón para quitar y reducir la
cabeza, así como para explicar como "asesinatos sobrenatura-
les" aquellas muertes que en muchas otras culturas se atribui-
rían a causas accidentales. Se puede observar que los shuar es-
tán tan preocupados por matar en la vida física, que parece
que la única cosa que tiene consistencia es ésta: que sus dos
tipos de espíritus más apreciados, el mésak y el arútam, son
sólo pretextos sobrenaturales, respectivamente, para matar o
para evitar ser matados.
Además de esto, está claro que estos cuerpos de creencias,
internamente coherentes y complicados, son una parte impor-
tante del punto de vista shuar de la realidad.
Brujería y enfermedad
142
y Perú, y caapi en Brasil, se prepara con pedazos de una especie
del bejuco Banlsteriopsis. un género que pertenece a las Malpi-
ghiaceae.
Los shuar lo hacen hervir con las hojas de un bejuco pareci-
do, yaji, que probablemente es también una especie de Baniste-
riopsis, para producir el frío té de natemS , que contiene los fuer·
tes alucinógenos alcaloides armaliria, armina, d-tetrahidroarmina
y casi ciertamente N, N-dimetiltriptamina (DMT) (ver foto 22)
( 13 J. Estos componentes tienen estructuras químicas y efec-
tos parecidos, pero no idénticos, al LSD, mescalina del cactus-
peyote, y psilocibina del hongo psicotrópico mejicano.
Los brujos prefieren usar natem a més que maikiuwa (Datura
arbórea). para entrar en estado hipnótico, porque la potencia
del segundo es demasiado grande para que el brujo pueda actuar
ritualmente cantando, chupando e interviniendo en la acción de
los demás. También, puesto que,el brujo tiene que entrar en es-
tado hipn6tico con frecuencia, no le gusta usar Datura para este
fin, porque la fuerza de la planta es tal que su uso repetido se
cree conduzca a la demencia. Como i1ustraci6n de este peligro,
uno de los informantes dijo; /lMi padre me contó que, hace
mucho tiempo, un hombre tomaba siempre maikiuwa. Como
resultado, perdió el control de su mente y se iba paseando en
la selva para hablar con los espíritus". Por estos motivos, el bru-
jo tiende a usar la bebida Banisteriopsis menos fuerte, el n8tem a,
Buscando el arútam sin embargo, una persona en estado hipnóti·
co no necesita hacer rituales o actuar con los demAs y por eso el
Oatura, precisamente por su fuerza en producir visiones, es la
droga preferida.
El uso de la bebida alucinógena nalem a entre los shuar hace
posible que prácticamente todos pueden conseguir el estado hip-
n6tico esencial para la práctica de la "brujería" o, mejor-dicho;
el shamanismo. Dada la presencia de la droga y la necesidad
experimentada de ponerse en contacto con el mundo "real", o
sobrenatural, no hace maravilla que aproximadamente uno so-
bre cuatro de los hombres shuar es un shamán. Cualquier adul-
to, hombre o mujer, que desea hacerse uA1al practicante, sim-
143
pletamente presenta un regalo a un shamán ya en actividad, que
administra la bebida Banisteriopsis y un poco de su fuerza so-
brenatural en la forma de espfritus ayudantes, o tséntsak, al
principiante. Estos esp (ritus ayudantes, o "flechas", son las
fuerzas sobrenaturales principales que se creen causar enferme-
dad y muerte en la vida de cada día. Al que no es shamán le
quedan normalmente invisibles, y también los brujos pueden
capturarlos sólo bajo la influencia del natema .
El origen del conocimiento acerca del uso del tséntsak se
atribuye a TsuOki, el primer shamán mitológico, que se cree
todavía vivo, hoy en d fa, debajo del agua, en una casa cuyas pa·
redes son formadas {como de tiras de palmeral por anacondas
de pie, y donde se sienta usando una tortuga como asiento.
Viene déscrito como un hombre de piel blanca y pelo largo, pe.
ro parece que puede también transformarse en anaconda. De
vez en cuando tiene fama de proveer a ciertos shamanes unos
tséntsak especiales como cristales de cuarzo (namur) que son
particularmente mortíferos, y en raras ocasiones se cree que Ola·
ta él los brujos con los cuales está enojado. Es doctrina común
ql\e "ningún shamán sea capaz de defenderse contra los tséntsak
de\Tsunki.
Los prpfanos (los que no son shamanesl no son capaces de
curar o brujear, porque no poseen esas flechas mágicas en su
control. Ellos pueden tratar las "enfermedades del hombre
blanco", mencionadas anteriormente, con remedios de hierbas,
pero tal tratamiento de la enfermedad es poco desarrollado en la
sociedad shuar. Los shamanes nunca usan remedios de hierbas.
Los shamanes envían estos espiritus ayudantes a los cuerpos
de las víctimas para hacerlas enfermar o para matarlas. Otras ve-
ces, pueden chupar estos esp íritus enviados por shamanes ene-
migos, de los cuerpos de los compañeros de tribu que sufren una
enfermedad causada por shamanismo. Los espiritus ayudantes
también forman escudos para proteger sus amos·brujos de los
ataques.
El relato siguiente presenta la ideología del shamanismo
shuar desde el punto de vista de los mismos shamanes.
144
Para dar al novicio algunos tséntsak, el shamán prácticamen-
te vomita, lo que parece ser -a los que han tomado natem a-
una substancia brillante conteniendo los espíritus auxiliares.
Corta parte de eso con un machete y lo da al novicio para que lo
trague. El que lo recibe experimenta dolor mientras lo toma en
el estómago y se queda en la cama por 10 días, tomando repeti-
damente el natema. Los shuar creen que pueden tener flechas
mágicas en sus estómagos indefinidamente y que pueden vomi-
tarlas cuando quieran. El brujo que regala los tséntsak. periódi-
camente sopla y fricciona sobre todo el cuerpo del novicio, apa-
rentemente para aumentar el poder que le comunica. El novicio
tiene que permanecer inactivo.y no dedicarse a relaciones sexua-
les por varios meses. Si falla en la auto-disciplina, como sucede
con algunos, no será un shamán de éxito. Terminado el primer
mes, un tséntsak le sale de la boca. Con esta flecha mágica a su
disposición, el nuevo shamán experimenta un tremendo deseo
de brujear. Si arroja su tséntsak para satisfacer este deseo, esto
significa que será un shamán, ~'hec~icero" (wawek. o yajauch i
uwish in). Si, en cambio, el. novicio puede controlar su impulso
y volver a tragar su primer tsénsak, será un shamán curandero
(péuker uwishín). Esto será solo posible si el brujo que le dio $U
tséntsak es un brujo curandero él mismo.
Si el brujo que dio el tséntsák al novato era principalmente
un hechicero, antes que un curandero, el novicio de igual ma-
nera se hará un hechicero. Esto es porque las flechas mágicas de
un hechicero tienen tal deseo de matar que su nuevo dueño será
obligado a adoptar su actitud. Un informante dijo que el impul·
so a matar experimentado por brujos hechiceros les viene con
. una fuerza y frecuencia tal como fa del hambre.
Solo si el shamán novicio es capaz de abstenerse de relacio-
nes sexuales por cinco meses, tendrá el poder de matar un hom-
bre (si es hechicero) o de curar una víctima (si es un curandero).
La abstinencia por un año entero es considerada necesaria para
hacerse un efectivo hechicero o curandero.
Durante el tiempo de la abstinencia sexual, el nuevo shamán
colecciona todas las especies de insectos, plantas y otros objetos,
145
que ahora él tiene el poder de transformar en tséntsak. Casi
cualquier objeto, incluso insectos y gusanos vivos, puede transo
formarse en tséntsak si es suficientemente pequeño para ser tra·
gado por el shamán. Algunas pequeñas araña, se hacen tunchi,
una especie particular de tsénisak. Tipos diferentes de tséntsak
se usan para causar diferentes clases eintensidades de enferme-
dad, y cuanto mayor es la variedad de estos objetos que un sha·
mán tiene en su cuerpo, tanto mayor es su habilidad.
Según el concepto shuar, cada tséntsak tiene un aspecto
natural y uno sobrenatural. El aspecto natural de las flechas
mágicas es al de un objeto material ordinario, como se ve sin to-
mar la droga natema. Pero el aspecto sobrenatural y "verdade-
ro" del tséntsak se revela al shamán tomando el natema. Cuan-
do lo hace, las flechas mágicas se ven en formas nuevas -como
diablos- y con nombres nuevos. En sus aspectos sobrenatura·
les, los tséntsak no son simplemente objetos, sino esprritus
auxiliares de varias formas, como mariposas gigantes, jaguares, o
monos, que asisten activamente al shamán en su trabajo.
La brujería es realizada contra un individuo especifico,
conocido, y asf se hace de ordinario a los vecinos o, por lo me-
nos, a los compañeros de tribu. Normalmente, como en el caso
de los asesinatos intra-tríbales, la brujería se hace para vengar
una ofensa particular cometida contra la familia o amigos de
uno. Tanto la brujerra como el asesinato individual están en
contraste con las corredas hechas en gran escala para cazar las
. cabezas, correrías que son conducidas contra familias enteras
de una tribu enemiga.
Para brujear, el hechicero toma nalema y secretamente
se acerca a la casa de su víctima. Apenas fuera de la vista, en la
selva, toma agua de tabaco verde, lo que le permite vomitar un
tséntsak. que lanza mientras su vfctima sale de la casa. Si el
tséntsak es suficientemente fuerte y lanzado con bastante fuer·
za, pasará completamente por el cuerpo de la víctima de un lado
a otro causando la muerte dentro der espacio de pocos d ras,
hasta algunas semanas. Con más frecuencia, sin embargo, la fle-
cha mágica simplemente anda en el cuerpo de la v íctima. Si el
146
brujo, en el lugar donde está escondido, falla en ver la víctima
designada, puede ellf su lugar brujear a cualquier miembro de la
familia de la futura víctima que asome, de ordinario una mujer
o un hijo. Cuando la misión del brujo ha sido cumplida, regresa
secretamente a su propia casa.
Una de las características sobresalientes del proceso que se
sigue para brujear entre los shuar es que, por cuanto se ha podí·
do aprender, a la víctima no se le da ninguna indicación especr·
fica de que alguien le está brujeando. El hechicero no quiere
que su víctima se entere de que se le está atacando sobrenatural-
mente, para evitar que inmediatamente tome medidas preven·
tivas procurándose los servicios de un shamán curandero. Con
todo, shamanes y profanos igualmente alegaron con fuerza, en
entrevistas, que la enfermedad sigue invariablemente a la bruje-
rra, aunque el grado de enfermedad puede variar considerable-
mente.
Un tipo especial de espíritu auxiliar, llamado pásuk,- puede
ayudar al shamán hechicero quedándose cerca de la víctima en
la forma de un insecto o animal de la selva después de que In se
ha ido. Este espíritu auxiliar tiene sus propios objetos para lan-
zar contra la vrctima en caso de que el shamán curandero tenga
éxito en chupar el tséntsak enviado anteriormente por el hechi-
cero, que es el amo del pásuk.
Además, el hechicero puede contar con la ayuda de un pája-
ro wakán i ("alma", o "espfritu"). Los shamanes tienen el poder
de llamar estos pájaros y usarlos como espíritus auxiliares bru-
jeando a las vfctimas. El brujo sopla sobre los pájaros wakán i y
los envía después a la casa de la vrctima para seguir volando al·
rededor del hombre, espantándolo. Se cree que esto sea causa
de fiebre y locura, con la muerte casi inmediata.
Después de regresar a la casa ~abiendo brujeado, el hechice·
ro puede mandar un pájaro wakán l a ponerse en percha cerca de
la casa de la víctima. Luego si un shamán curandero chupa el
objeto intruso, el brujo hechicero envfa al pájaro wakán con
más tséntsak parJi lanzar de su pico contra la vfctima. Abaste·
147
ciendo continuamente el pájaro wakán i con más tséntsak, el he-
chicero hace imposible al curandero liberar por completo a su
paciente de las flechas mágicas.
Mientras que los pájaros wakán i son siervos sobrenaturales
disponibles para cualquiera que desee usarlos, el pásuk, jefe
entre los espíritus auxiliares, sirve solo a un brujo individual·
mente. De igual manera, un brujo posee s610 un pásuk. El
pásuk, siendo especializado en el servicio de la brujería, tiene un
escudo protectivo para defenderse contra los ataques del sha·
mán curandero. Este, bajo el influjo del natem', ve el páliiUk del
hechicero en forma y tamaño humano, pero "cubierto de hierro
exceptuados los oj9s". El shamán curandero suele matar este
pásuk sólo disparando un tséntsak en los ojos, la única área vul·
nerable en la coraza del pásuk. A una persona que no ha toma·
do la bebida alucinógena, el pásuk de ordinario parece ser una
simple tarántula.
Los brujos pueden también matar o herir a una persona
usando flechas mágicas, anámuk, para crear animales sobrena-
turales que atacan a la víctima. Si el brujo tiene un pequeño
tséntsak de hueso aguzado de armadillo, puede dispararlo en el
do mientras que la v(ctima está cruzando con la balsa o la ca·
noa. Debajo del agua, este hueso se manifiesta en su aspecto
sobrenatural como una anaconda que se levanta y hace virar la
embarcación haciendo que la víctima se ahogue. El brujo puede
de igual manera usar el diente de una serpiente matada como
tséntsak, creando una serpiente venenosa para picar a su vrcti·
ma. Más o menos en la misma manera, 'los brujos pueden crear
jaguares y pumas para matar a sus víctimas.
Cerca de cinco años después de haber recibido su tséntsak,
un shamán hechicero se somete a un test para ver si todav ía re-
tiene suficiente fuerza para continuar matando con éxito. Este
test incluye brujear un árbol. El brujo bajo el influjo del nate·
ma, se esfuerza en lanzar un tséntliiak a través del árbol, por el
punto donde se juntan las dos ramas principales. Si su fuerza y
mira son adecuadas, el árbol parece rajarse en el momento Que
el tséntsak le pasa por medio. El rajarse, sin embargo, queda
148
invisible a un observador que no está bajo el influjo del alucinó·
geno. Si el brujo fall~, sabe que es incapaz de matar una víctima
humana. Esto significa que cuanto antes tiene que ir donde un
brujo fuerte y procurarse una nueva provisión de tsénhak. Hasta
que no tiene la mercader ía con la cual pagar esta nueva pro-
visión, se encuentra en constante peligro, en su condición evi-
dentemente débil, de ser seriamente brujeado por otros shama-
nes. Por eso cada día toma grandes cantidades de "atem a, agua
de tabaco y extracto de otra droga todavía, el pirípiri. También
descansa en su casa en la cama para conservar su fuerza, pero se
esfuerza de tener escondida su condición debilitada a sus ene-
migos. Cuando compra un nuevo abastecimiento de tséntsak.
puede sin peligro abandonar el consumo de estas otras substan·
cias.
El grado de enfermedad producido en una víctima de la bru-
jería es en función de la fuerza con la cual el tséntsak viene dis-
parado al cuerpo, y también del carácter de la misma flecha má-
gica. Si un tséntsak es disparado a través de todo el cuerpo
de la víctima, entonces "no hay nada en un curandero que pue-
da sacarlo", y el paciente muere. Si la flecha permanece dentro
del cuerpo, sin embargo, es teóricamente posible curar a la víc·
tima chupando. Pero, en la práctica actual, chupar no es siempre
considerado cosa de éxito.
El trabajo de un shamán curandero es complementario al de
un hechicero. Cuando un curandero es llamado para tratar a un
paciente, su primera tarea es ver si la enfermedad es debida a
brujería. La diagnosis normal y el tratamiento comienza cuan·
do el curandero toma natem a , agua de tabaco y pirípiri, en la
tarde avanzada yen las primeras horas de la noche.
Estas drogas le permiten ver dentro del cuerpo del paciente
como si fuera de vidrio. Si la enfermedad es debida a brujería,
el curandero verá el objeto introducido dentro del cuerpo del
paciente con suficiente claridad para determinar si puede o no
curar la enfermedad (ver foto 23).'
Un shamán chupa las flechas mágicas del cuerpo de su pa-
ciente sólo de noche y s610 en un lugar obscuro de la casa, por-
149
que es sólo en la obscuridad donde puede percibir las visiones
producidas por la droga, que son la realidad sobrenatural. Con
el ocaso del sol, pone en alarma a su tséntsak silbando en el
tono del canto médico; después de aproximadamente un cuarto
de hora, comienza a cantar. Los cantos médicos del brujo tien·
den él ser exhortaciones para animarse a sí mismo, como el si·
guiente:
150
Mis tséntsak son cómo pájaros
y las alas y Ids cuerpos son suel1os.
Con éstos ahora estoy listo.
Mis tséntsak están posados sobre mi cuerpo ( 17 l.
y mientras que me hago frlo
Tendré poder..
Puedo fácilmente sacar tséntsak.
Yo, yo, yo, yo.
151
es lo que ha sido sacado afuera, y el brujo no los desilusiona. Al
mismo tiempo, no está mintiendo, porque sabe que la ünica
cosa importante acerca del tséntsak es su aspecto sobrenatural,
o esencia, que él cree sinceramente haber quitado del cuerpo del
paciente. Explicar al profano que él ya ten ía estos objetos en su
boca no serviría de nada y le impediría mostrar un tal objeto co-
mo prueba de que ha curado al paciente. Sin esta evidencia ¡n-
controvertible, sería incapaz de convencer al paciente y a su fa·
mi lia de que ha efectuado la curación y que tiene que ser pa·
gado.
La habilidad del brujo en chupar depende largamente de la
cantidad y fuerza de sus propios tséntsak. que puede tener por
centenares. Sus flechas mágicas asumen su aspecto sobrenatural
como esplritus auxiliares cuando está bajo el influjo del natema ,
y los ve como una variedad de formas zoomórficas que aletean
sobre él, parándose sobre su espalda, saliendo de su piel y ayu·
dando a chupar el cuerpo del paciente. Tiene que tomar agua
de tabaco cada pocas horas para "tenerlos alimentados", para
que no le dejen. El también aparecerá a otro brujo bajo el influ-
jo del natem a, como teniendo sobre la cabeza "una corona" do-
rada, roja y verde (ver foto 24).
El shamán curandero tiene también que tratar con cualquier
pásuk que puede estar en las cercanías del paciente, con el fin
de lanzar más flechas. Toma cantidades adicionales de natem a
con el Un de verlos y batirse en duelo de tséntsak con ellos, si
están presentes. Mientras que el pásuk está cubierto con arma-
dura de hierro, el mismo shamán tiene su propia armadura he',
cha de sus muchos tséntsak. Por todo el tiempo en que esta' ,
bajo el influjo del natemO, estas flechas mágicas cubren su
cuerpo con un escudo protector y están alerta contra cualquier
tséntsak enemigo dirigido contra su amo. Cuando esos tsénhak
ven llegar tal porvenir, inmediatamente se cierran compactos
en el punto donde la flecha enemiga está esforzándose eje
penetrar y asr la rechazan.
Si el curandero encuentra tséntsak que entran en el cuerpo
de su paciente, después que él ha matado el pásuk. sospecha la
presencia de un pájaro wakan i. El shamán toma maikluwa (Da-
tura). puesto que es más fuerte que el natem S , así como agua de
152
tabaco. y secretamente se interna en las selvas para cazar V matar
el pájaro con el tsénlsak. Cuando lo logra, el curandero regresa
a la casa del paciente, sopla todo en rededor de la casa para Ii·
brarla de la "atmósfera" creada por los numerosos tséntsak en-
viados por el pájaro, y completa la succión del paciente. Tam-
bién después de que todos los tséntsák han sido sacados, el sha·
mán puede quedarse otra noche en la casa para chupar cualquier
basura (pajuri) que se encuentra todavía adentro. En las cura-
ciones que yo he presenciado, esta succión es un proceso muy
ruidoso, acompañado con vómito profundo pero seco.
Después de haber sacado un tséntsak, el shamán lo guarda
en un pequeño recipiente. No lo traga, porque no es su propia
flecha mágica y por eso le matarfa.
Más tarde lanza el tséntsak al aire y éste regresa volando al
brujo que lo mandó originalmente al paciente. Los tséntsak
también regresan volando a su brujo a la muerte de un apren-
diz (anterior) C1ue los hab ra recibido originalmente de él.
Ademas de hacerle recibir (íechas mágicas "viejas" sin previo
aviso de esta manera, al brujo puede C1ue le eche tséntsak un he·
chicero. Por lo tanto, los brujos toman constantemente agua de
tabaco en todas las horas del día y de la noche. Aunque el agua
de tabaco no es realmente alucinógena, produce un estado nar·
cótico, que se cree necesario para tener los propios tsénhak lis·
tos a rechazar cualesquier otras flechas mágicas. Un brujo no se
atreve ni a ir de paseo sin llevarse las hojas verdes de tabaco con
las cuales prepara el jugo que mantiene alerta a sus espíritus au-
xiliares. Con menos frecuencia, pero regularmente, tiene que
tomar natem a , para el mismo fin y para mantenerse en contacto
con la realidad sobrenatural.
Mientras' está curando bajo el influjo del natem a , el
shamán curandero "ve" al brujo que hechizó a su paciente. Por
lo regular, puede reconocer a la persona, a no ser que sea un
brujo que vive muy lejos o en otra tribu. La familia del paciente
sabe esto, y exige ser informada de la identidad del hechicero,
especialmente si el enfermo muere. En una sesión de curación
en que yo estuve presente, el shamán no pod ía identificar a la
persona que hab ía visto en visión. El hermano del muerto en·
tonces acusó al mismo curandero de ser responsable. Bajo tal
153
presión. hay la tendencia fuerte para el shamán de atribuir cada
Cüso él un brujo hethicero particular.
Los shamanes poco a poco se hacen débiles y tienen que
procurarse tséntsak rápidamente. Los curanderos tienden a
hacerse débiles en poder especialmente después de haber cura·
do a un paciente brujeado por un hechicero que acababa de re·
cibir un nuevo abastecimiento de flechas mágicas. Así los bru·
jos más poderosos son los que siguen procurándose nuevas can·
tidades de tséntsak de otros brujos. especialmente pa[lk u (ver
pp. 111-112).
Los brujos pueden hacerse devolver tsénhak de otrós a los
cuales habían anteriormente dado. Para conseguir esto, el brujo
toma natem a, y, usando sus tséntsak. crea un "puente" en for-
ma de arco iris entre él y el otro brujo. Luego dispara un tsén-
tsak por el arco iris. ~ste se estrella en el suelo cerca del otro
brujo con una explosión y relámpago parecido a un rayo. El fin
de esto es sorprender al otro brujo para que se olvide por un
tiempo de estar en guardia para defender sus flechas mágicas,
permitiéndole así al primer brujo hacerlas volver por el arco iris
chupándolas. Un brujo, al cual se le han quitado sus tséntsak
de esta manera, se dará cuenta de que "no pasa nada" cuando
toma natem a . La repentina pérdida de sus tséntsak, lo pondrá
enfermo, pero ordinariamente la enfermedad no es mortal. a
no ser que un hechicero le dispare un tséntsak mientras que
se encuentre en esta condición debilitada. Si no se ha desani-
mado por esta experiencia, puede nuevamente comprar tséntsak
de algún otro brujo y volver a prestar atención a las llamadas.
Muerte
La muerte se anuncia golpeando el tambor de tronco para
señales -tuntui- si la casa dispone de uno, con el mismo ritmo
que se usa para enviar una alarma cuando la casa es atacada.
Normalmente no hay peligro de equivocación porque los veci·
nos saben si alguno, en la casa que hace la señal, ha estado en-
fermo grave.
Todos los cadáveres son enterrados dentro de la casa, más
que fuera de la puerta, para "evitar al muerto el frío de la llu-
via", Excepto cuando muere el dueño de la casa. la familia si-
154
gue viviendo en le misma casa, cuyo motivo me explicó as( un
informante: "Cuando vivían, no teníamos miedo de ellos. Por
eso no debemos tener miedo cuando están muertos, aunque un
poco de miedo lo tenemos".
Después que la casa ha sido abandonada por motivos norma-
les, los miembros de la familia regresarán cuando el techo se
derrumbe por completo, para construir un pequefio tejado de
palmeras sobre la tumba.
Si muere un infante o niRo pequeRo, el cuerpo es colocado
en posición vertical sentado dentro de un gran jarro para fer-
mentar chicha, o en una olla de cocinar. La cubren con otra
olla invertida para que haga de tapa, y los dos recipientes son
sellados con arcilla. la urna es enterrada en el centro de la casa
con algunas tiras de palmera (chonta) colocadas encima, para
evitar que las personas que pisan rompan la olJa.
Los cuerpos de niños mayores o mujeres fallecidas también
son enterrados debajo del piso, pero no en urnas. Un cuerpo es
enterrado tendido al revés con los brazos a los lados, y envuelto
en secciones de guadúas partidas. Más guadúa partida se coloca
encima antes de afiad;r la tierra. Las tumbas son de ordinario
sólo de unos 76 o 90 cm. de profundidad, lo que un hombre ex-
plicó así: "Cuando vivimos no estamos muy lejos de la super-
ficie de la tierra, as( que no deberiamos tampoco estarlo cuando
morimos".
Cuando muere el dueño de casa, la habitación es abandona-
da y su(s) mujer(es) e hijos se irán o serán llevados a vivir con
otros parientes, como un posible marido (yac:hl·del finado) o un
yerno, hasta que ella(s) se vuelva(n) a casar. Se corta el pelo
como signo de duelo, e idealmente no deberfa volver a casarse
hasta que el pelo no haya llegado de nuevo a las espaldas. Pues·
to que la casa no se usará más, el fallecido jefe de casa puede ser
enterrado o debajo de la tierra o arriba en un pequefio catafalco.
En el último caso, se cava un grande tronco de balsa de una ma·
nera algo parecida a una canoa, de la cual toma el nombre
(kanu), aunque las auténticas canoas no son usadas actualmente
para este fin. El cadáver es puesto adentro, y por encima el
ataúd es cubierto con corteza, sacada del mismo tronco. Final·
mente, el tronco es puesto sobre sus travesaños para que se
quede entre los dos postes centrales principales de la casa, con la
cabeza hacia la entrada de las mujeres. Las tumbas están en fa
misma dirección. Si varias personas mueren en la casa simultá-
neamente en una epidemia, y como resultado la casa es abando-
nada, pueden ser sepultadas en un catafalco,
Tanto si es sepultado bajo tierra como si lo es arriba, el cadá-
ver de un hombre, es vestido con un nuevo ltipi, adornado con
sus collares de mullos de vidrio, y se le pintan dos líneas negras
debajo de los ojos. El cuerpo es luego envuelto en un vestido de
mujer, de la tela más grande disponible. Una lanza de guerra, de
chonta, es puesta paralela al cuerpo en la superficie de la tierra,
y en el suelo adyacente al sepulcro se pone un banquillo redon·
do de hombre. En la viga de la casa, encima, se cuelga su bolsa
de viaje de piel de mono que contiene sus peinillas, bastoncitos
ornamentales para las orejas y un cuchillo o pedazo de hoja de
machete. Si el hombre fallecido todavía posee una tsantsa, es
enterrada con él debajo de su espalda. Al contrario, si él mismo
ha sido víctima de una incursión que le quitó la cabeza, su ca-
dáver es enterrado en la manera de costumbre,
La mujer es enterrada con su mejor vestido, llevando puesta
su mejor correa para danza, de conchas de caracol, y unos colla-
res de mullos de vidrio, zarcillos de plumas de tucán y el bastan·
cito ornamental de su labio inferior. Sus herramientas para ha-
cer ollas y el colador de la chicha son colocados en el suelo cer-
ca de su cabeza y una de sus canastas de viaje conteniendo efec-
tos personales, como una peinilla y sus frascos de perfumes, es
colgada en una viga de la casa, encima ..
Una grande cesta de yuca cocinada y carne se deja colgada
sobre la cabeza del finado, sea varón o mujer, y un pini!Jk'de
chicha de yuca se pone en el suelo. La comida y la chicha son
cambiadas· diariamente p'or una semana, después de la cual se
cree que el nekás wakan i , el alma verdadera, normalmente se ha
ido.
Sin embargo, si uno de los sobrevivientes después tiene un
mal sueño en el cual el difunto se le aparece y se queja de no ser
alimentado, los recipientes de la comida y de la chicha son llena·
dos rápidamente.
Ocasionalmente, un anciano importante (unta) con fama de
matador, puede ' .en
1
su lecho de muerte, avisar a uno o más de sus
hijos que quiere que cada cual se procure uno de sus espíritus
arútam. que se forman con su muerte. 'Cuando muere, su cadá·
ver es enterrado de una manera especial: es sentado en el ban-
quillo redondo (chimpí) apoyado contra el poste central, del la-
do de los hombres, en la casa abandonada en dirección de entra·
da. Se construye una empalizada de tiras de chonta todo alrede·
dor del cuerpo, a JO cm. de distancia más o menos. Una peque·
ña abertura se hace en la parte anterior de la empalizada, a tra·
vés de la cual se hace entrar el bastón de balsa mágico del fina·
do, usado para bañarse en las sagradas chorreras.
El bastón toca una superficie dejada descubierta en el pecho
del cadáver y se extiende horizontalfJlente f.uera dELliLbarrera.
En la selva adyacente, los hijos contruyen pequeños ranchos,
cada uno aproximadamente a unos 250 m. de distancia, en di·
rección de los cuatro puntos cardinales. Cada noche un hijo
puede ir a la casa abandonada, para buscar un esp ¡ritu arúlam
creado por el difunto padre, que (así se espera) está'vagando
en la vecindad. El buscador tiene que venir solo, sin antorcha
de copal, y en la obscuridad absoluta de la casa tocar el bastón
mágico, y seguirlo con la mano hasta el pecho del hombre fa·
Ilecido, y decir: "Yo soy tu hijo, padre". Luego sale de la casa
hacia el rancho norte, donde toma agua de tabaco (mida más
fuerte es usado) y espera un arútám por el espacio de más o me·
nos dos horas. Si ninguno aparece, regresa a la casa, repite el ri-
tual, y se va al rancho Sur, donde toma más agua de tabaco. El
mismo procedimiento se repite en los ranchos este y oeste, hasta
que la aurora encuentra al buscador de arútam en el último lu·
gar, a menos que ya haya tenido éxito.
En la noche siguiente, otro hijo o también yerno del finado
puede visitar el cadáver, explicar su relación de parentesco y es-
forzarse por ver un arútam.
Según muchos relatos, la visión con frecuencia se ve no sólo
debajo de la enramada, sino también en la casa, donde las almas
arútam se cree vuelven a visitar.. Ordinariamente el cadáver es
dejado en posición vertical s610 dos días y después en tierra en
la manera de costumbre, aunque hay casos en que se le dejó
más tiempo en esa posición.
157
CAPíTULO V
158
te en contro. Bajo e!ta circunstancl'a la brujería shuar promueve
-antes que hacer disminuir-la violencia física.
Aunque los shuar no la crean ser una actividad tan penetran·
te como la brujería, la sospecha de envenenamiento en la chicha
o en la comida igualmente produce acción vengativa por medio
de violencia física, aun cuando (como en el caso de la brujería)
la persona que se cree culpable es probablemente inocente. Bajo
estas condiciones entonces, las reglas relativamente claras y
aprobadas de común acuerdo respecto a las ofensas y sanciones
sobre la vida humana, relaciones sexuales, herencia de mujeres,
y otras áreas de litigio menos recalcadas, tienen s610 utilidad li·
mitada en promover armonía y tranquilidad social.
Puesto que no hay ninguna organizaci6n formal poI (tica o
tribal, los shuar aplican las sanciones contra los presuntos vio-
ladores de las normas por medio de una acción informal de gue·
rrillas. Los de la parte ofendida, junto con los parientes que
quieren apoyarlos, se asumen la responsabilidad de castigar a la
persona o las personas que creen ser culpables de una ofensa
contra ellos o un pariente cercano de su familia.
La determinación de culpabilidad en un caso especffico, y
de la debida sanción por una ofensa especifica, es más bien una
cuestión individualista con un grado notable de evaluaciones di-
ferentes, existiendo, en un caso, ejemplos diversos hasta en el
mismo tipo de ofensa. El énfasis en la actual descripción será
sobre la pauta general de las ofensas y sanciones, más que sobre
las desviaciones de las normas.
160
vás del homicidio por brujería, la violencia física es considerada
la sanci6n más indicada.
La importancia del concepto de "revancha equivalente" es
indicada por la sanción considerada adaptada cuando un hom-
bre es envenenado por una mujer. El envenenamiento (una for-
ma preferida de matanza) se hace casi exclusivamente por las
mujeres, puesto que s610 ellas preparan V sirven la chicha y la
comida de los huéspedes. Cuando un hombre ha sido envenena-
do mortalmente, la familia ofendida puede no buscar de matar
a la mujer culpable, si consideran que la muerte de una mujer
sea inadecuada para compensar la muerte de un hombre. En es-
te caso, piensan que la sanción justa sea envenenar al hermano
de la mujer creída responsable. Normalmente tienen que espe·
rar muchos años para sorprender a la víctima desprevenida, en
una fiesta, para envenenarla con éxito.
En ambas formas (envenenamiento y brujería) existe el pro-
blema de identificar con seguridad la parte culpable. La mayor
parte de los envenenamientos se hacen en las grandes fiestas de
victoria de la tsantsa, donde una docena o más de mujeres de
distintas familias están circulando continuamente entre los hués-
pedes sirviendo chicha de yuca. La familia de la vfctima, sin
embargo, invariablemente acepta la opinión que dé la vfetima
que está muriendo para identificar a la mujer culpable, y su her-
mano es fichado para la muerte.
A un brujo curandero' que"há intentado sin éxito curar un
caso mortal de brujería se'le exige que avise a los sobrevivientes
del fallecido la identidad del brujo hechicero. A veces el brujo
lo hace, pero por lo menos con lamisma frecuencia dice simple-
mente que la flecha mágica fatal vino de un brujo "lejana',' que
no puede reconocer. De esta forma,' los informan.tes dicen, el
brujo evita represalias que podrían resultar contra él si tuviera
que nombrar a un determinado shuar como parte culpable.
No se considera digno asesinar personalmente a un hermano
o a un socio comercial tambián en revancha por la matanza de
la propia mujer e hijo, aunque ciertos casos suceden. El méto-
do más común para administrar el· castigo es que la parte ofen-
dida planifique y organice la incursi6n vengativa sin participar
161
personalmente. En tal situación un kakáram que no sea parien-
te o que solo sea pariente lejano puede ser invitado a llevar a
cabo el asesi nato.
Una matanza por brujería necesita la sanción de un homici·
dio por violencia física, pero la mayor parte de las enfermedades
no mortales atribuidas a brujería de ordinario no exigen la
revancha. El caso es que normalmente un brujo curandero no
revela la identidad del hechicero excepto en los casos mortales.
Cuando se desea revancha por las enfermedades no mortales de
brujer ía, el paciente restablecido paga a un brujo hechicero para
brujear al brujo anterior.
-las ofensas sexuales, con la excepción del robo de la mujer,
normalmente no implican la sanción del homicidio. El castigo
varía en casos específicos, pero muy comúnmente consiste en
golpear la frente y el cuero cabelludo del ofensor con un mache-
te. Ordinariamente la parte ofendida administra el castigo pero
sonalmente mientras que varios parientes tienen agarrada la víc-
tima. El corte por lo general se hace sin mucho cuidado y a ve-
ces el ofensor muere, aunque este resultado no se busca. En el
caso de relaciones sexuales prematrimoniales, el castigo es ad·
ministrado a la muchacha y su amante por el padre de la nlU-
chacha. En el caso de adulterio, el hombre primero castiga al
amante de su mujer. v la muíer primero castiaa a su marido.
Las relaciones prematrimoniales son una ofensa menos grave
que las extra-matrimoniales. Las relaciones sexuales prematri-
moniales son muy comunes, y las muchachas solteras con fre-
cuencia quedan encinta. Estos casos de ordinario son considera-
dos todos con bastante tolerancia, hasta por la madre de la mu-
chacha, con tal de que el padre de la chica no los coja en el acto.
Si sucede un tal descubrimiento, el padre tiene que castigarlos
para no hacerse el hazmerreír de la vecindad. se le exige al pa-
dre que golpee con machete el cuero cabelludo de ambos en
estas circunstancias.
Cuando un hombre se entera de que otro ha tenido relacio-
nes sexuales con su mujer, tiene el derecho de cortar el cuero ca-
belludo del amante, sea que le encuentre en el acto sea que no
lo encuentre. Al contrario del castigo por matanza, este corte se
162
administra de ordinario inmediatamente por la parte ofendida,
acompañada por varios parientes, de ordinario hermanos, pri-
mos paralelos o cruzados, o su padre. Si el adúltero Se escapa
a un lugar lejano o de otra manE\fa les impide castigarlo, entona
ces la parte ofendida puede, en su cólera, matar al padre del
adúltero, o, si no vive, un hermano o primo (paralelo o cruzado).
Aun cuando los castigadores tienen éxito en cortar la ·frente
o el cuero cabelludo del ofensor, ellos V sus parientes cercanos
ordinariamente quedan enojados con la familia del ofensor y
rehúsan hablar con ellós. DespUl§s de dos años más o menos, se
espera del ofensor que pagué al marido una corona de plumas
de tucán del tipo tawásap (del valor aproximado de una escope-
ta) V cordeles de mullos. Esto termina formalmente el asunto.
La seducción de la mujer de uno por el hermano del mismo
ordinariamente no parece ser considerado una ofensa de igual
gravedad como el adulterio común. Lo mismo merece un corte
en la cabeza del ofensor, pero el corte a veces se hace simple·
mente con el pico de un tucán y no con machete. El ofensor
que es hermano del marido nunca tiene que pagar nada despu6s.
En los casos en los cuales el marido descubre la ofensa mien-
tras es cometida, su cólera afecta el grado de variabilidad de la
norma en la forma actual del castigo. Así a veces el marido pue-
de matar al ofensor o mutilar los órganos genitales de la mujer.
Ordinariamente, sin embargo, la mujer no es castigada, particu-
larmente cuando no se .Ia coge en el acto y cuando es ella la que
informa al marido del asunto.
j v:ot'bCo.-¿... ')
No se conoce el rapto como tal V los informantes no' po-
d ran recordar ningún caso de una mujer que haya resistido vio·
lentamente a la relación sexual. Dijeron que un hombre nunca
cometería semejante acto si la mujer se le rehusara, porque avi-
saría a sus familiares V así ellos lo castigarían. También, parece
que ambos, hombres V mujeres, consideran el adulterio como
una diversión agradable, cuya atracción parece suficiente para
hacer que el raDto no sea necesario.
Una mujer tiene !l derecho de castigar a su marido culpable
de adulterio. Si actualmente 10 descubre en el acto, se te exige
163
que le corte el cuero cabelludo con un machete. Raramente ata·
ca a la otra mujer. El marido así cortado se va a vivir a la casa
de su padre, de un tío materno tambi~n llamado padre, o de un
hermano. Ordinariamente, después de un mes más o menos su
mujer le manda un mensaje, informándolo de que si quiere re-
gresar donde ella, debe hacerlo inmediatamente o si no le ma·
cheteará de nuevo la cabeza. Pero, si ella no lo incita a regresar,
queda separado.
165
de la víctima, y es considerado normalmente una acción muy
mala dentro de la tribu. La herencia de la propiedad no siempre
se resuelve llanamente por completo, porque los hermanos me-
nores pueden estar enojados si el mayor no les participa algo de
la herencia. Con todo, puesto que el mayor tiene el derecho le-
gal de quedarse con todas las posesiones del padre, los herma·
nos menores no tienen recurso a ninguna sanción formalizada.
Normalmente' s610 se rehúsan a visitar al hermano mayor.
La propiedad de un hombre consiste en la casa que ha cons-
tru ido, los trabajos manuales que ha hecho o ha recibido en don,
los animales o pescados que ha cogido y las cosechas (especial-
mente ma íz) del campo que ha cultivado. La propiedad de una
mujer igualmente consiste en los trabajos manuales que ha he·
cho o ha recibido en don, las comidas silvestres que ha recogido,
los productos del campo que está cultivando o ha cosechado, la
parte de la huerta en la cual está cultivando (si hay otra mujer)
y los chanchos y aves que está criando. Una mujer puede tamo
bién poseer un depósito de arcilla para hacer ollas, si ésta se en·
cuentra cerca de su casa y ella fue la primera en encontrarla y
excavarla.
La tierra,o los recursos naturales, no los poseen individual·
mente o comunítariamente, excepto en el sentido de que una
huerta es poseída por una mujer mientras la cultiva, de ordina·
rio por un tiempo aproximado de no menos de cinco años.
También en este caso es el trabajo de la tierra lo que se posee,
en la forma de huerta, no la tierra en su estado natural. Ningún
lindero territorial se reconoce para la caza, pesca ( 1 ) u otros
fines a nivel de tribu, vecindad o familia, excepto en un tipo de
situaci6n aparentemente 'muy rara. ~ste fue un caso (referido)
de dos hombres emparentados que vivían a pocos centenares de
metros el uno del otro y se pusieron de acuerdo en considerar
un pequeño arroyo que corda entre sus casas como lindero, con
el fin de limpiar el terreno para las huertas de sus mujeres.
Enemistad
Debido a la naturaleza vengativa de las sanciones legales
shuar, la aplicación de cualquier acción vengativa es probable
que inicie largas y prolongadas hostilidades entre dos grupos de
la tribu. Este patrón cultural de la aplicación repetida de san·
166
ciones por dos familias, una contra la otra, es una preocupaci6n
dominante en la vida EJe los shuar del interior. .
Esta enemistad es un estado de ánimo al mismo tiempo que
una pauta de comportamiento hostil. Ambas partes interesadas
consideran que la otra familia no ha sido castigada suficiente-
mente por sus malos hechos pasados. Estos sentimientos son
patentes en las conversaciones diarias.en las cuales los individuos
continuamente recuerdan a sus familiares las injurias recibidas,
cometidas contra ellos o sus parientes cercanos. Al mismo tiem-
po subrayan su personal inter~s en manteríer la paz. Este reco-
nocido deseo personal de la paz se entiende en parte como para
impresionar el oyente con el carácter no malicioso del que ha-
bla. A pesar del común reconocimiento de intenciones pacíficas,
sin embargo, se cometen actos hostiles con suficiente frecuentia
a lo largo de la región interior, de modo que las puertas de las
casas son generalmente atrancadas de noche, los hombres duer-
men con las escopetas a su lado, raramente andan más que a
unos pocos centenares de pasos de sus casas sin armas y, cuando
están visitando a otra familia, exigen que el ama de casa pruebe .
la chicha antes de servirla, para demostrar que no está envene-
nada.
En una casa donde de un momento a otro se espera una in·
cursión de asesinato contra los dueños, ninguno se atreve a salir
fuera despu~s del crepúsculo por ninguna circunstanciá, las ne-
cesidades corporales se hacen en el piso de la casa, y el sitio en-
suciado es excavado y removido al d ia siguiente.
t:r comienzo de una hostilidad no se hace efectivo hasta que
una de las partes env ía el mensaje a la otra: " Luchemos cort es-
capetas .. !'. Un mensaje semejante es enviado normalmente
después de que las partes han (o se supone que hayan) cada una
envenenado o brujeado a uno del grupo opuesto,o han robado
una de sus mujeres. Cuando el primer bando se supone que ha-
ya envenenado, brujeado o robado una mujer, entonces envía la
invitación formal de hacer recurso a las escopetas. Tal invita·
ción no es necesaria en los casos donde ya han sido cometidos
homicidios por la fuerza de las armas. Esta invitación no es una
amenaza de ul1 ataque,' puesto que generalmente pasan de tres a
cinco años antes que el atentado de asesinato, actualmente, ten·
ga lugar. Más bien, es una declaración pública de la justificación
167
legal para un ataque en un futuro indeterminado. La actual in-
cursión para el asesinato mismo, cuando sucede, es conducida
en el miximo secreto.
Atendida la intensidad emocional de la enemistad, no es de
maravillarse que cuando un hombre "no quiere más vivir". no
procura suicidarse en el sentido ordinario, más bien de impro-
viso comienza a organizar incursiones de asesinato contra los
hombres que son sus enemigos, insistiendo en tomarse los ries-
gos principales, como, por ej., ser el primero en atacar la casa del
enemigo. Tarde o temprano, naturalmente él mismo será mata-
do, cosa que aparentemente no sorprende a nadie, puesto que
su inclinación autodestructiva es vista con evidencia, ya que no
posee más un espr~,itu arútam. Que esta especie de "suicidio"
llama la atenci6n de los shuar es indicado por el hecho de que,
mientras que los casos de éstos son bastante bien conocidos, ni
uno solo ha podido ser encontrado de un suicidio propiamente
dicho realizado por un varón. Al contrario, los suicidios procu-
rados por las mujeres, principalmente ahorcándose de una viga
de la casa, son relativamente comunes. Actos de suicidios de
mujeressÍJcedieron, según informantes de ambos sexos, cuando
eran continuamente tratadas mal y pegadas por sus maridos, o
cuando habran sido descubiertas cometiendo adulterio, y
ten (an miedo de ser cortadas en la cabeza o mutiladas en otra
forma por sus airados maridos.
Se puede dar por formalmente terminada una enemistad pa-
gando, a condici6n de que la última matanza haya sucedido ha-
ce un tiempo. suficientemente largo para que los parientes del
fallecido deseen arreglar por algo menos que otra matanza de
revancha. En todos los casos, se paga sólo por una persona,or-
dinariamente el pariente varón más viejo en el parentesco más
c~rcano al fallecido. Normalmente se da un cerdo o una esco-
peta para el var6n más viejo de la familia enemiga. Con frecuen-
Ci9 lo) miembros más jóvenes de las respectivas familias óesean
continuar la enemistad, pero los dos mayores (unta), llegando
a un acuerdo negociado, les informan que la pelea ha terminado.
El hombre que recibe el pago lo consideraría ofensa personal si
uno de los miembros de su familia no hiciera caso del arreglo_
Las enemistades también a veces terminan simplemente
168
cuando uno de los ,Jhombres más viejos de un lado es matado.
Esa persona es normalmente el padre o el suegro de los hombres
de su familia. Con la matanza de un unta normalmente conclu·
ye la enemistad, habiendo ganado los últimos matadores.
De repente una enemistad es de breve duración, durando só·
lo hasta que cada grupo de parientes ha perdido un hombre.
Los últimos matadores entonces pueden mandar el mensaje:
"Paremos de matar. Ahora todo está pagado, porque ustedes
han matado y nosotros hemos matado". No hay nunca ningún'
ritual determinado para terminar las hostilidades. .
Guerra
La "guerra", en sentido shuar, se hace no para tomar ven·
ganza sobre cualquier individuo particular, sino para asegurar el
mayor número de cabezas humanas de otra tribu, generalmente
los achuar. Este fin está decididamente en contraste con la ma·
tanza vengativa .de un individuo específico en la misma tribu,
que caracteriza la enemistad. Un objetivo menos importante de
la guerra es el de capturar mujeres. Ningún caso de guerra se ha
podido demostrar con la finalidad de coger territorio.
Hay un área incierta, en la cual los patrones culturales de
la enemistad y de la guerra coinciden, aunque en grado limitado.
Esto parece ser un reflejo de algunos factores como la ausencia
de una estructura poi hica tribal, el surgimiento ininterrumpido
de enemistades intratribales y el aislamiento relativo de muchos
grupos el uno del otro. Así, mientras que las incursiones para
cortar las cabezas son realizadas en grande escala sólo contra
otros grupos "que hablan de otra manera", o sea, tienen distin-
tos dialectos o lenguas, como los achuar, el asesinato de un
hombre que pertenece a Úo grupo muy lejano dentro de la tri·
bu puede ser seguido ocasionalmente para cortarle la cabeza o el
palo f1e la cabeza para hacer tsantsa con una calabaza arbórea
(ver pp. 137-138). El segundo tipo de tsantsa se puede hacer:
también con el pelo de .una víctima de un grupo más cercano,
con tal de que la enemistad contra el grupo al que pertenece
este hombre sea muy acentuada en el lugar donde reside el que
va a matar.
Una guerra o incursión para cortar cabezas es organizada por'
169
un hombre que sea muy fuerte, y que haya matado anterior-
mente por lo menos tres o cuatro personas ( 2). Cuando el
kakáram decide seguIr una incursión. pide a un unta de su ve-
cindad, idealmente un hombre anciano. respetado, que también
ha matado por lo menos muchas veces, que haga de W!B. o
maestro de ceremonias, para la.primera celebración cuando
regrese el grupo de la incursión. Sr'acepta, el kakáram y algunos
de los que se presume participan en la expedición construyen al
w!a una casa nueva, amplia, para la fiesta: el trabajo de la
construcción les coge normalmente algunos meses.
Cuando la casa es terminada, pocas semanas antes de ser pro
yectada la expedicIón, el organizador envía espía!' al territorio
shuar que piensa atacar con el fin de escoger 18(5) casa(s) más
propicials) para el ataque. Después envían a un hijo o yerno
con un "reclutador" para visitar otros lugares, invitando a los
hombres a adherirse a la expedición. El reclutador visita perso-
nalmente cada casa donde piensa encontrar un participante vo-
luntario. Cuando llega a un nuevo vecindario, primero visita la
casa de un conocido, pariente. amigo. Éste se le hace protector
y le acompaña a visitar cada hogar de la localidad donde hay
probabilidades. Después, si hay lugares cercanos donde el pa-
riente tiene una deuda pero el reclutador no tiene, el pariente
puede enviar a un hijo que lo acompañe para protegerlo y ayu-
darle en conseguir posibles reclutas. De esta manera, un recluta-
dor puede recorrer una docena de grupos, aunque generalmente
el número es la mitad de esa cantidad. Cuando el reclutador Ile·
ga al lugar más lejano y se prepara para volver a la casa, envía
adelante un nuevo recluta en el camino del regreso para avisar a
la gente del próximo vecindario que se preparen para la llegada
del destacamento de guerra. Los hombres del próximo grupo
así tienen tiempo de prepararse para salir a la expedición, y tamo
bién las mujeres pueden preparar comida y chicha para el grupo
que llega. Los otros grupos de casas a lo largo del camino están
igualmente avisados como la expedición va avanzando. Final-
mente, todos los miembros del contingente de guerra, de ordina-
rio en número de treinta o cuarenta, llegan a la casa del wea.
Mientras cada uno entra en la casa. se detiene en gritar un canto
(enénmartin) con el w~a. Durante el canto cada hombre patalea
alternativamente adelante y atrás, alzando su escopeta en ritmo,
como amenazando al otro interlocutor. Este canto, que está
170
enfocado principalmente en demostrar el poder sobrenatural de
los interlocutores, s& usa también cuando dos extraftos se en-
cuentran el uno con el otro casualmente en el camino ( 3 l.
El grupo puede demorar de dos a tres d ras en la casa prepa·
rando la comida para el camino. En el dra de la partiqa, se le-
vantan algunas /horas antes del amanecer, forman dos fi las y eJe-
cutan el canto simultáneamente hasta casi la aurora. Después
toman de los jarros de chicha colocados delante de eflos y el
wta declara: "Tengo mucha hambre, traigan mucho pescado".
Esta es una alusión metafórica para indicar a los actiuar, que
viven de pescado mucho más que los shuar, y la tsantsa que tie·
nen que traer envuelta en una tela de modo parecido a como lIe-
.van el pescado del rro envuelto en hojas húmedas para tenerlo
fresco. '
El guerrero (kakarám) que hace de promotor d~ la incursión
es por lo general el jefe o Iider de la expedición. No hay ningún
título especial para este encargo, además del común, unta. Pue-
de haber dos o más jefes de guerra si el grupo 'que tiene la más
grande representación es distinto de aquél del promotor. El (los)
jefe(s) de guerra teóricamente exige(n) ser obedecido(s) riguro-
samente por los ptros miembros del grupo, pero sólo durante
el tiempo de la expedición, mientras se encuentran en territorio
enemigo.
La obediencia, aun en una expedición de guerra, con freo
cuencia no es tan rigurosa en la práctica como es en teorfa.
Cualquier miembro del grupo que dice al jefe de guerra que ha
tenido un mal sueño y por eso le gustar ra evitar el participar en
el ataque, invariablemente es exento de tal participacióQ:. .En el
ataque mismo, alguno de los guerreros inexpertos y menos agre:'
sivos son apoyados por algunos .kakáram (Jue los animan en su
avance. . ',:
Puesto que la expedici6n de guerra está compuesta por hom-
bres de varios grupos, algunos de los cuales necesariamente son
enemigos de los otros, los miembros de la expedición tienden a
ser organizados en un "sistema de matanzas" en
el cual parejas
de parientes cercanos defienden el uno al otro del asesinato de
parte de otro miembro de la expedición. De esta. manera, es po-
171
sible organizar úna gran fuerza a pesar de que muchos de sus
miembros pueden ser enemigos. Este sistema ha contribuido
indudablemente a la habilidad de los shuar en aliarse contra
los invasores de afuera en el pasado.
A la entraáa cíe). yru¡.Ju U~Vélnéiuur ~n la reglOn de la tribu
ajena, mantiene su absoluto silencio Vse env fan adelante explo-
radores. Entonces, de ordinario en número de cinco se infil·
tran como culebras adelante y atrás pot medio de la selva a lo
largo del camino para evitar ser sorprendidos por enemigos
achuar. El grupo principal de hombres sigue a los exploradores,
oero se mantienen siempre en el mismo camino.
Al caer la noche, la expedición entera para, mientras que los
exploradores quedan despiertos, acampados en un puesto de
avance en el camino adelante. El grupo principal construye ran-
chos V duerme, excepto un hombre que es enviado varios cente-
nares de metros más adelante para hacer de centinela hasta la 1
a. m., cuando regresa. Después el grupo principal se despierta a
las 2 o 3 a. m., come V sigue en el camino. Cuando llegan a la
avanzada de los exploradores, éstos son sustituidos por otro gru-
po que precede al grupo principal. Los exploradores regresan
por el sendero para dormir en el rancho donde el grupo princi-
pal pasó la noche.
El actual ataque es llevado a cabo s610 contra una casa Oon-
·de los exploradores .encuentren a los enemigos desprevenidos.
Norma Imente sólo una casa es atacada, pero a veces pueden ser
asaltadas simultáneamente dos, V los atacantes pueden usar lan-
zas agudas de palmera, al estilo de la bayoneta, para suplir sus
escopetas que se cargan por el cañón. Con frecuencia prenden
fuego al techo de la casa para obligar a los ocupantes a salir
afuera. La cabeza es cortada a todas las víctimas sin distinción
de edad o sexo. Un hombre puede agarrar una muchacha o mu-
jer achuar como esclava para intentar llevársela a la casa como
mujer extra, pero ordinariamente no tiene éxito en esto porque
algún compañero la mata en el camino hacia la casa para asegu-
rarse un trofeo de cabeza.
La captura de mujeres a veces va en la otra direccién,V pue-
de implicar también a nUlOS. Un informapte varón contó que,
cuando él era nírlo pequeño, los Huambisa atacaron su casa en la
172
reyi6n del río Yaupi~ mataron a su padre y capturaron a su ma·
dre y a él. Después de varios años pasados en la casa de su cap·
tor, se escaparon y después de un arduo viaje llegaron al propio
caserío natal. Sin embargo, la mayor parte de las tomas de po·
sesión de mujeres es más intratribal que intertribal, y es.j.ustifi-
cada en base a presuntos derechos del levirato y enredos román·
ticos.
Aunque obtener fas cabezas es el objetivo principal de una
expedici6n, los atacantes de éxito también saquean las cosas de
valor como cerbatanas, flechas envenenadas, perros, mullos, ma·
chetes, hachas de acero, trabajos de plumas y otros ornamentos.
Cel,bración de la "Tsantsa"
Mientras están retirándose "hacia la casa, los cazadores de ca·
bezas (tsáokram) reducen las pieles peladas de las cabezas. Pues·
to que el retiro del territorio enemigo se hace con apuro para
evitar ser alcanzados por un grupo vengador de achuar, la pre·
paración de las pieles de las cabezas se hace de manera intermi·
tente durante las infrecuentes paradas en el regreso.
El proceso de preparar la tsantsa implica cierto número de
etapas. Con la ayuda de un machete o cuchillo de acero, la piel
de la victima es pelada por atrás desde la parte superior del pe.
cho, hombros y espalda; la cabeza y el cuello son cortados lo
más cerca posible a la clavícula. El matador se quita su propia
cinta tejida o etsémat de la cabeza y la hace pasar por la boce y
cuello de la cabeza cortada; luego la amarra sobre sus hombros
para facilitar su retirada rápida de la casa de la víctima. Si no
tiene etsémat, puede usar en su lugar un pedazo de bejuco eh in·
ehipi.
Eventualmente el cortador de cabezas y sus compañeros Ile·
gan a un lugar a lado de un do donde hab ían escondido una o
más ollas de cocina, de arcilla, y platos para comida. Aquí ha·
cen un corte detrás de la cabeza," cuidadosamente separan la piel
del cráneo y echan este último en el río "como un regalo para
p80ki", la anaconda. la piel es hervida en agua común (no hay
ningún vegetal "secreto" añadido) por una media hora aproxi·
madamente (de otra forma "se caería el pelo"). La piel ya redu·
173
cida, talvez a la mitad, es elevada con un bastón que después es
clavado en la tierra para que ei trofeo se seque. Luego a la piel
le dan la vuelta y toda la carne pegada a la piel es rascada con un
cuchillo. La piel rascada es virada de nllevo a su sitio y el corte
de atrás es cosido con una cuerda hecha con la corteza interior
de la palmera kumai. Un bejuco es también cosido alrededor
del interior de la base del cuello y los labios son amarrados con
la misma especie de cuerda.
Cinco o seis piedras, de dos pulgadas más o menos de diáme-
tro, son calentadas en el fuego. Cada una, por turno, es levan·
tada con un bastón de cuatro puntas en la "bolsa" formada por
la piel de la cabeza y hecha rodar dentro. Cuando la piedra se en
fría, el cortador de cabezas coge la tsantsa por el pelo con el fin
de virarla para hacer caer la piedra de nuevo en el fuego. Cuanco
la piel es demasiado pequeña para que las piedritas puedan rodar
adentro, calientan arena en la olla de la comida y sustituyen a
las piedras, y la tsantsa vuelta al revés es cubierta con una
grande hoja para mantener el calor adentro. Periódicamente el
cortador de cabezas frota la piel para ayudar el proceso de seca-
do e influir en la forma. El bejuco alrededor de la base del cue·
110 es gradualmente jalado más cerca para que el cuello sea redu-
cido a la proporción de la cabeza. Después de una hora aproxi-
mada de este trabajo adicional con la arena caliente la expedi-
ción reemprende su viaje de vuelta hacia la casa, parando cada
tarde por espacio de dos o tres horas para continuar el trata·
miento de las pieles con la arena caliente. Además calientan un
machete hasta que queda rojo y lo aplastan contra los labios pa-
ra secarlos. Luego clavan tres espinas de chonta a través de los
labios y las amarran con cuerdas de cortela interior de kumaí.
Frotan también diariamente la piel con carbón de madera de
balsa finamente pulverizado paJa que negree y le impida ver al
mésak del hombre asesinado (ver pp. 133·136).
A veces ponen debajo de cada párpado una semilla roja,
grande V dura, llenado las pequeñas aberturas que puedan que-
dar.
Para la preparación de la tsantsa se emplean más o menos
seis días hasta que llegue a su medida final, ligeramente más
grande que un puño de hombre. El último día de trabajo con
el trofeo se hace de ordinario en la selva a pocas horas de distan·
174
cia del vecindario donde tendrá lugar la primera celebración o
fiesta de la tsantslt. Para que el cortador de cabezas pueda col-
gar la tsantsa de su cuello en la celebración, hace un hueco en-
cima de la cabeza, hace pasar por él una doble cuerda de corteza
de kumai V la amarra a un bastoncito de chonta en el interior.
Cuando el contingente de guerra llega al lugar de donde salió
no van directamente a la casa del w,a sino a casa de un vecino.
Envían a un joven a avisar al wQa que "ahora estamos llegando
con una cantidad de pescado seco", refiriéndose a las cabezas
de los achuar. El w!la luego envía a él ya otros para informar
de la victoria a las familias, en su propio lugar y en los cercanos,
y para decirles que vengan después de dos dias a la celebraci6n
de la tsants8 (numpegk) que tendrá lugar en la casa recién cons-
tru ida del w~a.
. 1;1 WI8 también se va inmediatamente a visitar al grupo de
guerreros en la casa del vecino. Cada cortador de cabezas le·
lf
vanta su tsanba. envuelta en tela u para tener el pelo arreglado , .
175
truir una nueva casa más grande y más digna de la ocasión. Así,
con frecuencia, pasan dos o tres años antes que el hombre pueda
dar la fiesta.
Para asegurar bastante salvajina, los hombres que son parientes
csrcános del jefe van por separado a la caza lejos de la casa por
espacio de 9 a 10 días antes del comienzo de la celebración. A
pesar de Que no tienen ningún sistema para contar exactamente
los días, son capaces de calcular su regreso para que coincida
con la llegada de los huéspedes a la fiesta, con la ayuda de un
sistema ingenioso que se puede llamar "reloj-plátano". Esto es,
el jefe da a cada cazador un banano o plátano verde (de cocinarl
de la misma cabeza, que es una de las que están colgadas en la
casa para madurar para la fiesta. Cuando cada plátano de caza-
dores está casi completamente madurado, saben que es tiempo
de regresar para la celebración. El jefe también envía o entrega
plátanos de la misma cabeza a los huéspedes invitados que viven
bastante lejos, para Que ellos también lleguen al mismo tiempo.
La celebración dura cinco días y es seguida, cerca de un mes
después, por una tercera fiesta (naplo k). Ésta es la más grande
de todas, en la que el cortador de cabezas provee alimentos y
bebida para seis días. Tiene que poder proveer abundantemente
para todos sus huéspedes, de lo contrario perdería prestigio. Los
invitados a una fiesta por lo general son aproximadamente de
125 a 150 personas, y vienen principalmente de las casas cerca-
nas. Puesto que estas últimas dos fiestas (un total de 11 días de
hospitalidad continuada) tienen que ser abastecidas de la misma
cosecha, con frecuencia poca comida queda en las huertas al
terminar las celebraciones. No raramente el jefe y su familia
quedan obligados a una dieta relativamente escasa por algunos
meses después, hasta que las huortas puedan recóbrarse de su
agotamiento casi total. A veces se gasta una cantidad tan grande
de yuca que el anfitrión no puede hacer seguir a la segunda fies·
ta una tercera. No hay ningún reproche por esto, pero significa
que la tsantsa nunca llega a su modificación final.
Cuando han sido celebradas las tres fiestas, las espinas de
chonta y la cuerda de fibra de palmera se quitan de la boca de
la motsa y se sustituyen por largos cordeles blancos de algo-
dón (ver foto 21). La razón dada para no usar cordeles de algo-
dón durante la fase de reducción es que se habr fan quemado.
Los cordeles, dos por cada uno de los huecos de los labios, son
entrelazados cerca ae la boca y cuelgan debajo hasta 90 cm.,
cruzados por tres cintas horizontales rojas pintadas con achiote.
Con frecuencia se cuelgan pequef'ios adornos de las orejas, he-
chos de plumas de pecho de tucán rojas y amarillas a la vez.
Los ejemplares hechos más correctamente tIenen tres de es-
tos colgantes en cada lóbulo. De esta forma, completa mente ter-
minada, la tsantsa se. guarda como recuerdo ornamental en la
casa por años. Puede ser llevada por el cortador de cabezas du-
rante paseos solitarios, meditativos, en la selva, o en danzas so-
ciales en su casa, y, si no es vendida a los blancos, finalmente es
sepultada con él ( 4 ).
La razón principal de la fiesta de la tsantsa. desde el punto
de vista de los shuar, no es sobrenatural; eso lo tienen ellos co-
mo un motivo secundario; más bi~n es para ganar prestigio,
amistades y obligaciones por ser reconocido como un completo
guerrero, y para darse a conocer por medio de la fiesta como un
jefe generoso al mayor número posible de huéspedes. Un infor·
manteapuntó: "El deseo de los shuar por cabezas es como el de-
seo de los blancos por el oro".
Puesto que las incursiones para coger cabezas son dirigidas
a los achuar y a otros "que viven lejos", la víctima cuya cabeza
es el punto focal de la celebración la consideran todos los del
vecindario del cortador de cabezas "como un enemigo". En
consecuencia, es la única ocasión para muchos miembros de
varias familias shuar de encontrarse para reafirmar su identidad
común y unidad.
En estas circunstancias, no es de maravillarse que participen
en la fiesta de la tsantsa con mucha alegría y un sentido correla·
tivo de euforia. Naturalmente, las inmensas cantidades de chi·
cha de yuca ayudan. como también las danzas rituales en
círculo (wainchi), que continúan desde la tarde hasta la madru·
gada, noche tras noche. Las abundantes cantidades de carne y
alimentos de la huerta ayudan al sentido de bienestar. Es tamo
bién un tiempo de relati(lB licencia sexual, como he tenido la
ocasi6n de observar durante una fiesta de tsantsa a la que he
participado. Relaciones sexuales son discretamente realizadas
por todos los individuos, casados y solteros, que se dan cita en
177
la selva alrededor de la casa.
Los aspectos sobrenaturales y rituales de la celebración con·
tribuyen a la solidaridad, prohibiendo peleas entre hombres que
se han emborrachado y que pueden intentar arreglar asuntos
con antiguos enemigos O con hombres que les han ofendido en
la fiesta flirteando con sus mujeres. O sea, se cree que el alma
vengativa (mésak) del hombre asesinado podrá aprovecharse de
cualquier interrupción del ritual legal, escapándose de la tsantsa
para hacer que una pelea empezada culmine en una muerte.
Permitír al mésak que se escape de la tsantsa sería también insul·
to al jefe, porque negaría el fin sobrenatural mayor de la fiesta,
o sea, dominar la fuerza del mésak, mientras demora en la ban·
ha, para aumentar el poder de las mujeres que son miembros
de la familia del jefe. Por eso, cualquier pelea que se engendre
es en seguida parada por los otros hombres participantes con·
ducidos por el melestro de ceremonias, el wea, que ha sido nor·
malmente escogido para este papel por su considerable cono-
cimiento del ritual y su prestigio. Peleas entre las mujeres en la
fiesta, aunque menos comunes, son igualmente impedidas por
las mujeres, conducidas por la mujer encargada del ceremonial,
que es escogida sobre una base parecida a la del w~a. Así las
presiones religiosas, rituales y sociales de la ocasión colaboran
para hacer de ésta la más segura, más eufórica y más larga reu·
nión social conocida por los jíbaros. No es de maravillarse, por
eso, que las fiestas de la tsan\sa sean consideradas por los shuar
como la cumbre de su vida social. También es cosa considera·
bla conociendo el etho5 de matar y contra·matar, que ésta, la
más grande celebración, se centre en la evidencia indiscutible de
un triunfo sobre un enemigo común. La íntima interacción en-
tre la euforia de la celebración y el conocimiento del enemigo
matado es ilustrada por este canto bailable de la fiesta de la
b¡mba.
Hoy. hoy, saludemos la aurora sólo jugando.
Hoy, hoy, saludemos la aurora sólo jugando.
Chuwi I 5 1 me dice,
Chuwi me dice:
"Vamos a saludar la aurora s610 jugando".
Chuwí me dice,
Chuwi me dice:
"Vamos a saludar la aurora".
178
y me han ensei'lado anteriormente;
no puedo dormir fácil merite,
y yo encontraré la aurora ~n Chuwí.
y lno duermas túl
y lno duermas túl
Porque ahora está amaneciendo,
porque ahora está amaneciendo.
179
CAPíTULO VI
CAMBIO CULTURAL
La información sobre el cambio cultural entre Jos shuar del
interior fue obtenida exclusivamente de los informantes mayo·
res, un método que se hizo necesario por la falta de documentos
escritos, Empleando patrones referenciales de tiempo como la
aparición del Cometa de Halley (1910) ( 1 1, el fin de las visi·
tas de los recogedores de caucho (aprox. 1914-15) y la fecha
de la fundación de varias misiones entre los shuar de la frontera,
de la cual los shuar del interior estaban al tanto, se obtuvieron
indicaciones aproximadas sobre el comienzo y la duración de
muchos cambios. Tales informaciones ordinariamente consis-
tían en indicaciones de nuevas orientaciones, rnás que de alte-
raciones drásticas de prácticas culturales nativas, porque el
aislamiento del área interior hab ía protegido a tos shuar de las
incursiones disgregadoras que los mineros en busca de oro, los
misioneros y los colonos habían realizado al oeste.
En la ausencia 'de documentación histórica adecuada, se
usaron técnicas de entrevista que habran ya sido desarrolladas
en las búsquedas etnográficas con finalidades de "salvamento"
o de "documentación para el recuerdo" entre los indios de
Norteamérica. Usando tales técnicas, antropólogos en áreas
como California hab fan logrado hacer reconstrucciones muy
útiles de pasadas culturas aborígenes sin más ayuda que la de al-
gunos informantes ancianos como fuente de información. En el
caso shuar, la tarea fue mucho más fácil, porque había todavía
u~a cultura nativa en plena funcionalidad y una variedad de
buenos informantes cuyas relaciones podrían ser confrontadas
para determinar qué cambios se hab ían realizado durante el
tiempo de su vida.
Para controlar la veracidad de las relaciones orales sobre
cambios culturales, el investigador normalmente intentaba con·
frontar las opiniones de un número de personas respecto a las
modificaciones de cada tipo de actividad cultural. De esta ma-
nera, se consigna aqu í una pauta u orientación cultural solo si
fue comprobada independientemente por lo menos por parte
de varios informantes de confianza. Para poner de relieve la pre·
cisión de tal información, los modelos culturales referidos aquí
son ulteriormente Iiplitados a aquellos que los informantes ha-
bian observado durante el curso de su existencia. Cambios que
habían presumiblemente ocurrido anteriormente, y por los cua-
les la información era por consecuencia de tipo "de oídas", no
son inclu idos, excepto si son anotados expi ídtamente de esta
manera. Así los cambios referidos como principalmente ocurri-
dos durante el período aproximadamente de 1.895 a 1.957. El
"presente etnográfico" en este cap rtulo, como en otros, es
1.956-57.
Habría que hacer resaltar que el material que sigue incluye
frecuentemente la consideración de factores causales desde el
punto de vista del informante. Estas proposiciones de opinión
respecto a la relación causal entre los cambios son, a no ser que
sea indicado diversamente, las de informantes mayores, sabios,
que yo respeté por su inteligencia y habilidad en analilar los
acontecimientos acerca de ellos. Preguntando y respetando las
opiniones de informantes nativos acerca de la causalidad me se-
paro de la posición de algunos antropólogos que parecieron du-
dar de la habilidad de pueblos no ilustrados en proporcionar
análisis significativos de relaciones causales dentro de su propia
cultura. Al contrario, encontré que los shuar están muy al tan-
to y muy alerta cuanto a los factores que directamente influyen
én sus vidas; y de ordinario encontré sus hipótesis superiores a
las que yo propuse y experimenté en el campo. Contrariamente
a otros pueblos iletrados, como por ejemplo los indios Conibo
del Perú Oriental, que también estudié, los shuar casi nunca ex-
plican cualquier comportamiento, tradicional u otro, en base a
esta decfaraci6n: "Lo hacemos de esta manera porque nuestros
'antiguos lo hacian" o "10 hacemos de aquella manera porque
otra gente se reida de nosotros si lo hiciéramos diferente-
mente". Los shuar parecen orgullosos de su habilidad de juz-
gar por sí mismos la utilidad de continuar o cambiar su corr,-
portamiento tradicional a base de razones muy prácticas y per-
sonales. Todo esto no quiere decir que los shuar son natural·
mente antropólogos; simplemente que su conocimiento de los
factores que influyen en los cambios, que hacen como indivi-
duos, debería ser suficientemente 'respetado como para incluir-
lo entre los datos útiles etnológicos•.
181
Las variables principales introducidas en la cultura de los
shuar del interior durante el período estudiado fueron artículos
comerciales de manufactura occidental, especialmente machetes,
hachas V escopetas. Algunos machetes fueron adquiridos por~
los shuar del interior cerca de Macas, como hace cien años (2).
pero muy pocos llegaron a los shuar del interior por medio de
comercio intratribal hasta el final del siglo, V también éstos eran
tan escasos V sobreestimados que sus hojas eran partidas en
varias partes para permitir su utilización a varias familias. Los
pedazos de hoja más eficientes fueron usados al comienzo de la
misma manera como la cabeza de hachas abar ígenes de piedra:
cada pedazo de machete era montado en un mango de madera.
Después de 1930, sin embargo, los machetes se hicieron sufi·
cientemente abundantes, de tal modo que la necesidad de romo
per la hoja en trozos ces6. También substituyeron entonces los
tradicionales "machetes de madera de palmera" usados en COr·
tar la maleza de la huerta. A pesar de su corriente grado de
disponibilidad en el tiempo actual, los machetes de acero son
todavía altamente valorizados V se usan por muchos años, muo
cho después de Que han perdido sus cabos V han sido gastados
hasta reducirse a una fracci6n de su tamaño anterior. Hoy son
considerados como herramientas muy estimadas por los shuar,
que han podido también comprarse algunas hachas, aunque en
número muy inferior a los machetes.
La introducción de machetes y hachas de acero ha hecho
que el trabajo de la madera y el tumbar los árboles sea más
eficiente y rápido. El mon6tono trabajo anterior de tumbar
árboles para hacer huertas con las primitivas hachas de piedra
ha sitio descrito por Up de Graff en cuanto a los jíbaros"An-
tipas" [una agrupación de los Aguarunas o Huambisas) entre
los cuales vivió en el pasado siglo XIX:
Si Ud. viera las hachas de mano, de madera. que son las únicas
herramientas que esa gente tiene para tumbar árboles enormes, mu-
chos de ellos de tres a cinco pies de diámetro. para hacer sus chacras
(con frecuencia hasta de cinco acres de extensión). le sorprenderla el
cómo puede ser posible lograr este cometido. Es un trabajo de pacie n .
cia antes que de habilidad. La madera no es cortada, sino reducida a
pulpa por seis u ocho hombres trabajando alrededor de un árbol al
mismo tiempo.
182
La primera etaPll para hacer una chacra ~espaftol: huerta) esqui·
tar la maleza; lor. troncos tiernos son cortados con machetes de 1'I"I&d9.
ra dUra. Lo que puede ser sacado de rafl. es sacado, V los pequei'ios
vástagos son chasqueados oon la mayor fuerza.
Después ta atención de los trabajadores se dlriga a los ámoles
grandes. Se hace un corte alrededor de los troncos de todos los ár-
boles en el radio, supongamos, de cien pies desde un árbol gigante es·
cogido, suficiente para debilitarlos, y. prepararlos para el esfuerzo
final que los rompe. Finalmente el mismo árbol gigante es atacado
por un grupo de hombres con hachas que trabajan por díiJS y semanas
[la negrita es nuestra], hasta que por fin llega un dfa cuando el gran
tronco ha sido comido lo suficiente para partirse y caer. Pero no cae
solo, porque arrastra consigo todos los pequeños árboles en su alrede·
dar, que están amarrados a él y entre s( por una red irrompible de
bejucos entre las ramas superiores ••.••
183
terreno "porque no les gusta trabajar duro como hacían sus
padres". En cambio, según los informantes, los jóvenes ponen
todo el interés en comprar escopetas, herramientas de acero y
otros artículos, haciéndose brujos o socios comerciales, y tam-
bién pasan más tiempo que antes visitándose el uno con el otro,
tomando, y oc,",pándose en aventuras sexuales extra-matrimo-
niales. .
Ha habido también una tendencia en aumento en cada hogar
de tener varios sitios para huertas antes que la única huerta gran·
de que anteriormente era típica. Este cambio se atribuye de
hecho al hacha de acero y al machete, totalmente más eficientes
que las herramientas de piedra anterior, de tal manera que un
hombre puede ahora trabajar solo, tumbando árboles, sin nece-
sidad de llamar a los vecinos que le ayuden. Evitando pedirles
ayuda, él espera mantener mejores relaciones con ellos y así
asegurarse sus servicios en asuntos más importantes. Puesto que
un hombre trabaja solo, en tiempos intermitentes, la extensión
de las liuertas individuales tiende a ser más pequeña que aquella
q!Je resulta de un largo esfuerzo sostenido por un grupo de
vecinos.
Uentro del hogar, lOS aspectos basicos de la vida parecen
haber cambiado poco, excepto en lo que se refiere a la cantidad
de tiempo que los hombres pasan en tumbar los árboles V
limpiar. En las décadas recientes, el tiempo empleado en estas
actividades ha sido reducido, respectivamente, por la adopción
de herramientas cortantes de acero V la adquisición de telas y
art(culos occidentales y achusr por medio de socios comerciales.
El hombre en cambio pasa la mayor parte de su tiempo descan-
sando en su casa, yendo a la caza para obtener pieles para el
comercio y visitando otros hogares.
El tiempo de residencia matrUocal temporal ha sido reduci·
do en las últimas décadas, de manera que ahora por lo general
termina poco después del nacimiento del primer hijo. Anterior-
mente, la pareja comúnmente se quedaba en la casa de los
padres de la mujer hasta después del nacimiento del segundo
hijo. Los factores Que han motivado este cambio no son claros,
excepto que algunos informantes dijeron que los yernos no se
llevaban bien en los tiempos pasados. La práctica ocasional de
184
evitar la temporal residencia matrilocal y el serVICIO por la
esposa, dando al pidre de la esposa una escopeta, según dicen,
se ha rlesarro"?-do sólo recientemente.
La íntrooucción de armas de fuego, que comenzó lenta-
mente al terminar el siglo, constituyó un cambio tecnológico
mayor en la cultura shuar, comparable por su importancia a la
adopción de herramientas de cortar de acero. En ese tiempo,
durante el "boom" del caucho amazónico, algunas carabinas
Winchester de calibre 44 fueron obtenidas por los shuar del
interior donde los achuar. Estas armas de fuego fueron captura·
das durante las incursiones para cortar cabezas. La adquisición
de gran número de armas de fuego por los shuar del interior, sin
embargo, es sólo un hecho de las últimas tres décadas. Las
nuevas armas de fuego, que son escopetas que se cargan por el
cañón, de fabricación ecuatoriana, las poseen prácticamente
todos los hombres adultos: han sido adquiridas junto con la
pólvora y los cartuchos comerciando con los shuar de la fron·
tera. Estas armas de fuego van todavra consiguiendolas en
número cada vez más considerable.
El desarrollo de los socios comerciales a larga distancia,
entre los shuar del interior y las tribus adyacentes, es un hecho
digno de nota, principalmente por haber ocurrido después del
"boom" del caucho amazónico, aproximadamente 1.914-15.
El ímpetu de este desarrollo fue determinado por el hecho de
que el fin del "boom" del caucho encontró a la tribu achuar,
que había estado mucho más implicada en el comercio del
caucho que los shuar, improvisadamente cortada en su abasteci-
miento de armas de fuego y munición. Al mismo tiempo, el
comercio entre los shuar de la frontera en Macas y Méndez
comenzaba a desarrollarse significativamente, y los shuar
también ped ían productos achuar, particularmente cerbatanas y
flechas envenenadas. El resultado especial fue que tanto los
shuar como los achuar encontraron ventajoso el desarrollo del
comercio mutuo. Al inventario anterior de productos negocia-
dos dentro de la tribu shuar, como la sal y los fragmentos de
hojas de machete, fueron añadidos nuevos bienes provenien-
tes de los shuar de la frontera, en el Oeste, y de los achuar, en el
este. Los nuevos bienes han sido principalmente armas de
fuego, pólvora, cantidades en aumento de herramientas cortan-
185
tes de acero de los shuar de la frontera; y adornos de plumas,
cerbatanas y flechas envenenadas de los achuar.
En conexión con la asociación comercial, un ritual menor ha
sido aprendido de la tribu Achuar. En esta ceremonia dos hom·
bres se abrazan el uno con el otro, hincándose sobre una tela,
para formalizar una relación de socios, Anteriormente cualquier
ritual de contratos era desconocido.
1::1 presente pedido de armas de fuego y p61vora entre los
shuar del interior ha hecho a los hombres de todas las agrupa·
ciones extremadamente dependientes de aquellas personas que
tienen socios comerciales en los lugares más cercanos a las
regiones de los colonos blancos en el Oeste. La intensificación
de este modelo desociedadcomercial en las décadas recientes hél
sido también asociada al uso más común del término "amigo"
de dirección (amikchi) entre la gente en general, con preferencia
sobre los términos de parentesco. El término "amigo" va
aumentando su uso: 1) para hacer acuerdo de manera velada a
vecinos y parientes de alguna obligación anterior: 2) para
indicar una disposición de amistad dirigida hacia una persona
más allá de las necesidades de obligaciones de parentesco.
Los únicos cambios discernibles en la estructura formal del
parentesco han ocurrido en la adopción, aumento o dismi-
nución en el uso de pocos términos específicos de dirigirse por
parte de los hombres yen la adopción de un término de refe-
rencia de hombres (awe) por las mujeres. Algunos términos de
dirección propios de jos achuar han sido introducido por
medio de las relaciones comerciales intertribales. Estos son
indicados en la Tabla 1, que indica también los términos elemen-
tales de parentesco de referencia y los términos de dirección.
Una de las tendencias socio-econ6mícas más claras ha sido
la de un número siempre mayor de personas, especialmente
hombres, a hacerse brujos, así como socios comerciales, durante
fas últimas décadas. Los informantes unánimemente atribuyen
esa tendencia al deseo de los individuos de poseer bienes del
"hombre blanco", especialmente machetes y armas de fuego,
y de distribuir est~s bienes para ganar amistades. El aumento
considerable de poder socio-económico ejercido por los brujos
en su vecindad es también un desarrollo reciente que implica:
186
1) un aumento en su número proporcional con respecto a la
población; 2) un aumento en el pedido de sus servicios; y 3)
un aumento de sus valorés materiales acumulados, resulumdo en
el desarrollo de alguna diferenciación individual en térmlnos-de--
riqueza en bienes comerciales. Este desarrollo.ha-sidcrfáCllitado
por el hecho de que los brujos pueden con éxito acumular bie-
nes debido al miedo de los legos de llamarlos "gratis". El au·
mento del número de brujos se explica también por haber au·
mentado las enfermedades y muertes debido a brujerfa.
Las jerarqu fas de brujos dentro del lugar es también un
nuevo hecha importante. Esta innovación, que está relacionada
con el aumento del número de brujos que competen en adqui-
rir mercancías y fuerte poder de bruJo, tuvo lugar entre 1925 y
1935 aproximadamente. Anteriormente sólo hábfa un brujo
en cada vecindad. Con el aumento de su número, comenzaron
a comprar su fuerza de otros brujos de sus propias localidades.
causando por ende la aparición de jerarqu fas de "socios-bru-
jos" a nivel de agrupación humana.
Las "asociaciones de brujos" que· han unido los shuar a
lo~ Canelos son también un nuevo hecho que ha evolucionado
de,de el 1930 aproximadamente. Según los informantes más
viejos, el poder de brujo anteriormente no se adquiría de la tri-
bu; de los Canelos, pero con la inhibición de !PJerrillas ínter·tri-
bale~ !<:'5 ~rujos shuar comenzaron a visitar a los brujos canelos,
conduciendo a las elaboradas jerarqu fas de relaciones que se ex-
tienden ahora desde el norte hasta los "bancos" canelos. La ere·
ciente.c()mpetición entre los brujos shuar, derivada de sus núme·
ros completos y su pedido de bienes comerciales, los anima más
a viajar hacia el norte para obtener la máxima calidad y variedad
de tséntsak disponible.
El conocimiento y práctica de los brujos ha experimenta.
do considerable desarrol1o en las décadas recientes. Mucho de
este conocimiento más' avanzado ha sido aprendido de la tribu
de los Canelos a través del sistema inter·tribal de jerarqu ías de
brujos. Ejemplos de tal información recientemente transmitida
abarcan nuevos tipos de esp fritus auxiliares y la innovación d!i! la
posesión por los espíritus de los muertos. La elevada competi-
ción entre los brujos ha favorecido la adquisición de nuevas téc-
nicas y conocimientos.
Fuera de la brujería, pocos .nbios han ocurrido en la
ideología sobrenatural. Algunas .nodificaciones menores han
ocurrido en el casó de técnicas usadas para obtener almas arú·
tamo En primer lugar, el método anterior de encontrar al .rú-
tam ha practicamente desaparecido. Implica caminar de no-
che, solo, por un sendero ancho y recto especialmente prepara·
do, con un escudo de madera y un bastón mágico como única
arma. La desaparición de ésta técnica viene atribuida al aban·
dono del escudo de madera como pieza funcional de guerra por
la adopción de armas de fuego. Segundo: la Banisteriopsis,
al contrario de la Datura, ha pasado a ser menos comúnmente
usada para ver al .rútam, un cambio atribu ido al hecho de que
el creciente número de brujos ha terminado la cantidad dispo-
nible de Banisteriopsis. Por otra parte,' al disminuir la Banis-
teriopsis, las familias tienden a re~rvarse los bejucos conocidos
(silvestres o cultivados) para uso del brujo cuando viene a curar
miembros de la familia que están enfermos por haber sido bru-
jeados.
Poquísimos individuos entre los shuar del interior creen
en la posibilidad de que el alma "verdadera" u "ordinaria" (ne-
kas wakán i) pueda ir al interior del volcán activo Sangay a la
muerte de una persona (una creencia transmitida por los shuar
de la frontera, que aprendieron la idea de los misioneros católi·
cos). Estos últimos usan el nombre del volcán en idioma shuar
- Tuukuruá- como sinónimo de Infierno. ~ste ha sido uno de
los pocos tópicos ideológicos entre los shuar del interior clara-
mente atribuible al influjo de la cultura qccidental.
l/n fuert~ aumento de ofensas entre personas y la aplica-
ción de sanciones vengativas se ha registrado en las últimas cua-
tro o cinco décadas. El aumento es particularmente fuerte en
los casos de ·adulterio y asesinatos en los casos de brujería, vio-
lencia física y envenenamiento.
El aumento de asesinatos producidos por la brujerfa se
atribuye principalmente·. al crecimiento del número de brujos
que intentan acumular riquezas en la forma de "valores del
hombre blanco". El aumento de matanzas o asesinatos por me-
dio de disparos o envenenamientos lo ven los shuar en parte co-
mo una respuesta de revancha al crecimiento de casos de bruje-
ría mortal. El aumento de los adulterios es atribuido a la ten-
188
dencia de los jóvenes a no trabajar tanto como en tiempos an-
teriores y en cambicf pasar el tiempo visitando otros hogares pa·
ra tomar chicha, buscar pareja en sentido sexual, y talvez obte·
ner bienes comerciales haciéndose "amigos". Este aumento de
las visitas intra-tribales y de la brujería puede ser debido a la
mayor disponibilidad de tiempo libre para los hombres después
de la introducción de herramientas cortantes de acero, pero los
mismos informantes especialmente atribuyen la tendencia a visi·
tar y brujear al haberse fijado los jóvenes en la adquisición de
"valores del hombre blanco", particularmente armas de fuego,
con el consiguiente desamor al duro trabajo físico, especialmen·
te en la limpieza del terreno.
El crecimiento de la brujería, y de las sanciones aplicadas
contra ella, ha llevado a intensificar la costumbre tradicional de
la enemistad shuar durante el pasado medio siglo. Los shuar en
parte atribuyen esta intensificación al abandono de las incursio·
nes intertribales 'para cortar cabezas, que (ellos mismos lo reco·
nacen) eran una actividad que serv ía de desahogo para los hom·
bres que deseaban ocuparse en matar. Hoy, por haberse impedi-
do las incursiones sobre los achuar, por razón del comercio, las
matanzas y enemistades prolongadas han pasado a ser más fre-
cuentes dentro de la tribu shuar y también dentro de la misma
vecindad.
LaS Incursiones intertribales para cortar cabezas,o sea las
"guerras", en cambio, han disminuido constantemente en freo
cuencia y en extensión en las últimas cuatro o cinco décadas
más o menos. Hoy normalmente no más que una de estas ex-
pediciones tiene lugar cada año, y el número de hombres de gue-
rra raramente pasa de los cuarenta guerreros, mientras que en
el siglo pasado tales expediciones para atacar a los achuar se
realizaban cada mes y un número de hasta cuatrocientos o qui·
Ilientos guerreros a veces participaba en una sola expedición.
La disminución de la guerra intertribal es atribuida al cre-
cimiento de las asociaciones comerciales entre tribus, cuyos par-
ticipantes (y sus parientes) tienen el interés creado de mantener
la paz intertribal para proteger a los socios. Los parientes de los
comerciantes amenazan aplicar sanciones contra los propios
compañeros de tribu si tuvieran que iniciar la guerra contra los
achuar. Los achuar, que tienen el mismo interés de ma':ltener el
189
sistema comercial, igualmente se oponen a las incursiones inter-
tribales contra los shuar.
Las carabinas y escopetas han casi enteramente sustituido
la lanza de empuje de palmera como principales armas de como
bate, tanto para la defensa como para la ofensa. Anteriormente,
unas lanzas echadas con lanzadora se usaban en los ataques al
mismo tiempo que las lanzas de empuje, mientras que en la de-
fensa del hogar se utilizaban flechas envenenadas de bodoquera
y palos de palmera de doble punta que se tiraban como lanzas:
los últimos eran echados desde torres de la casa, que ahora han
desaparecido. Los escudos de madera redondos, anteriormente
llevados por todos en el combate, no se usan más en la batalla,
debido a su ineficacia contra las escopetas. El uso de escudos es
ahora limitado a raras funciones rituales, especialmente en las
fiestas de la tsantsa. Tales celebraciones han disminuido consi·
derablemente en extensión y frecuencia, como consecuencia ló·
gica de la disminución en las incursiones intertribales para la
caza de las cabezas.
LOS cambios en la construcción de las casas durante las
últimas décadas han sido causados principalmente por la adop-
ción de armas de fuego en la guerra. Anteriormente el techo de
la casa era a veces sobremontado por una torre defensiva de ma-
dera de la cual se podían hacer llover los misiles sobre los ata·
cantes. Hoy tales torres han desaparecido completamente,
puesto que el uso de las escopetas por parte de los atacantes
hizo insostenible la posición de los defensOt'es en las torres.
-Al mismo tiempo, el uso de armas de fuego ha estimula-
do la construcción de trincheras de troncos, puestos horizontal·
mente en lás paredes dentro de las casas como protección con-
tra el fuego de las armas. La excavación de trincheras individua-
les en los pisos de la casa es un nuevo desarrollo relacionado con
esto. La construcción de dobles paredes detrás de las camas ha
pasado a ser común para proteger a los que duermen, de los ase-
sinos que intentan disparar de noche entre las tiras de palmera
de la pared de la casa. La construcción de túneles de escape ha
disminuido considerablemente a partir de la disminución de la
guerra entre tribus, porque su función primaria era proporcionar
un medio para escapar de los ataques y sitios en grande, que só-
lo tienen lugar en las incursiones intertribales para caza de las
cabezas. También los tuntui para señales son ahora relativamen·
te raros, debido a lq, adopción de armas de fuego, cuyo disparo
es suficiente en sr mismo para alertar a un vecino cuando hay un
ataque.
Una rebaja ha ocurrido en las tres o cuatro últimas décadas
en el número-de cerdos que crfan: lo atribuir.ros principalmen-
te al hecho deque las fiestas de la tsantsa han, venido a ser muo
cho menos frecuentes debido a la disminución de la guerra inter·
tribal. La cría de los cerdos se mantenía principalmente para te·
ner una gran reserva de carne para tales fiestas. La captura y
domesticación de animales salvajes y pájaros ha aumentado, sin
embargo, debido al pedido de éstos por los socios comerciales
shuar del Oeste, que los comercian con los blancos de la fronte·
ra.
La caza ha llegado a ser más importante en cuanto activi-
dad para procurar pieles y plumas para el comercio, pero no hay
ninguna indicaci6n de que tal "caza especializada" haya produ.
cido un aumento del consumo de carne en el hogar. La adop·
ción de armas de fuego ha hecho aumentar la eficiencia del caza·
dar en matar pájaros raros, como el tucán, que son valorizados
por sus plumas y muy dif (elles de cazar. Las armas de fuego
han facilitado tambi~n la caza de animales feroces peligrosos y
apreciados por sus pieles, especialmente el jaguar y el saíno, que
eran anteriorme'nte cazados con la lanza.
Además de armas de fuego, se utilizan para la cacería tam·
bién cerbatanas y flechas envenenadas con curare, hasta en ma·
yor grado que hace unas décadas. El uso intensificado de cero
batanas ha sido hecho posible por el desarrollo del comercio con
los achuar, que son los principales productores regionales de bo-
doqueras y de curare. Anteriormente, cerbatanas y curare po-
dían sólo ser conseguidos en pequeñas cantidades devastando
las casas achuar después de alguna incursión exitosa en la caza
de cabezas.
En el caso de la pesca, ninguna tendencia de relieve se ha
notado, excepto un ligerísimo aumento en el uso de la técnica
de anzuelo y sedal, debido a la adquisición de algunos anzuelos
de acero por medio de la red comercial intertribal.
La recolección de alimentos silvestres ha sido afectada por
191
una disminución en la cosecha del fruto de palmera chonta, an-
teriormente importante. Esta disminución de la cosecha es atrio
buida a la introducción del machete de acero, cuya eficiencia,
en compensación con el hacha de piedra, hizo fácil a los hom-
bres cortar chontas sólo para coger sus cogollos comestibles, re·
duciendo por lo tanto el número de árboles normalmente dispo-
nibles como fuentes de racimos colgantes de frutas. En otras
palabras, la introducción de herramientas cortantes de hierro,
contribuyendo al encarecimiento de este recurso de comida sil·
vestre, hizo disminuir, antes que aumentar, los alimentos obte-
nidos de la cosech#t.
Se aRadieron alas plantas doméSticas dos nuevas especies,
la papa china y la cebolla, introducidas por medio de socios co-
merciales desde los shuar de la frontera, que a su vez las habían
adoptado de los misioneros y colonos ecuatorianos. Ninguno de
los cultivos nativos abor(genes ha sido abandonado, según re-
cuerdan los informantes.
La división del trabajo por sexos en fas actividades agrfco·
las no ha cambiado, excepto en la cosecha (relativamente peque-
ña y sin consecuencias) de ají y caña de azúcar. Anteriormente,
ambos sexos se ocupaban en la cosecha de éstos, mientras que
éhora sólo las mujeres lo hacen. La disminución del interés mas·
culino en cosechar caña de azúcar parece debido al hecho de
que, desde la adopción de armas de fuego, las bodoqueras y las
flechas envenenadas se usan poco, ahora, para defender las casas
contra 10.5 ataques. La caña de azúcar era el anUdoto principal
contra las flechas envenenadas con curare, y los hombres que
iban a una expedición para matar se llevaban algunas para que
las chuparan los heridos por alguna flecha envenenada.
A pesar de la eficiencia de las herramientas de acero y su
provisión en aumento, la cantidad y la calidad de los artefactos
producidos con su uso no parece haber cambiado mucho. En
otros aspectos del trabajo, el machete ha sustituido el cuchillo
aborigen 'de guadúa para pelar animales y cortar carne, y casi ha
sustituido por completo el "machete" de palmera para limpiar
las huertas de la maleza. las agujas de acero obtenidas del Oes-
te han sustituido en parte las de hueso para cose.r y perforar. Las
agujas de hueso tracionales, por su tamaño grande, son todavra
preferidas para algunas tareas, especialmente para hacer bolsas
192
de red. Un nllevo arte menor es la formación de cuernos para
pólvora con cuernos de vaca no trabajados, obtenidos de los so-
cios comerciales del oeste, que los consiguen de los "blancos".
La preparación de pieles de animales para el comercio ha
aumentado considerablemente con el fin de adquirir herramien·
tas de acero, escopetas y pólvora de los socios comerciales, los
shuar de la frontera. La manufactura de cuerdas o cordeles no
ha cambiado, pero la producción local de bolsas (sh íkiar) de
red, con o sin nudos, es una actividad nueva, aprendida de la
tribu achuar como consecuencia de los contactos pacíficos en
aumento entre los socios comerciales.
Los vestidos de hechura occidental, así como la mercade-
ría de tela y los mullos de vidrio, han sido adoptados gradual-
mente por hombres y mujeres coma-.una consecuencia del defa-
rrollo del sistema de la sociedad comercial. El aumento de co-
mercio ha llevado también a la adquisición de ¡tipi de algodón
tejidos por 105 achuar. La adquisición de prendas de vestir, tan-
to achuar como occldentales,ha contribuido gradualmente a que
los shuar abandonaran el tejido casero de indumentos. Los ves-
tidos de corteza, vistos como una señal de pobreza, son menos
comunes que en tiempos anteriores; este cambio también es atri-
buido al continuo aumento de la cantidad de vestidos y telas ob-
tenidos por medio de socios comerciales.
LaS .:oronas de plumas y los pájaros disecados se preparan
en mayor cantidad que en las décadas anteriores: esta tendencia
es atribu Ida al mayor pedido de estos artículos para el comercio
con los shuar de la frontera a cambio de armas de fuego y ma-
chetes. Los artefactos de plumas de origen achuar son todav ra
más abundantes, y parte de ésos son comerciados más allá, hasta
los shuar de la frontera, en el occidente.
Recapitulando. se puede decir que los avances tecnológi-
cos introducidos, especialmente las herramientas cortantes de
acero y las armas de fuego, han pasado a ser los valores más
apreciados entre los shuar del interior por su gran eficiencia
comparada con los equivalentes,aborígenes. Han sido destina·
dos a los mismos usos básicos de cambio de los bienes tradicio-
nales shuar, cuales los manufactos de plumas: es decir han sido
usados como dones para adquirir servicios y reforzar obligacio-
193
nes. Sin embargo, el gran pedido de estos bienes nuevos, alta·
mente valorizados, los hizo instrumentos más significativos
para obtener fines sociales, y los cambios creativos que han
ocurrido en la cultura después de la introducción de estos bienes
aparecen estar principalmente ligados a la adquisición, acumula·
ción y distribuciórl de los nuevos artrculos como valores. Tales
desarrollos han incluido el aumento de sociedades comerciales
¡ntra· e intenribales, el crecimiento en número de bruJos y la
creación de jerarqu ¡as de brujos intra- e intertribales. Por medio
de estos desarrollos, las introducciones tecnológicas pueden
también haber contribuido indirectamente a la disminución de
la guerra in tertriba I y al relatado aumento de la brujerfa y las
enemistades intratribales. El efecto total de la nueva tecnología
en la producción de alimentos parece completamente dudoso,
pues la cosecha de plantas silvestres, la cría de chanchos y la
agricultura aparentemente están en disminución, los tJltimos dos
por lo menos desde aproximadamente 1.925.
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e. Jlbaro .1 el'nombre UledO por 101 hispanohablantes.
1. Lo. Jlberol "M.yn." h.n Ildo tenaledol en 18 reglón del r(o Tigre
por .1 p."onll del Innituto L1ngQ(ttl60 de Verano. Poco 11 conoce
da ello., V no . . claro ti IU dllllecto eitá más de cerca relacionado
allhulr o illlChulI', V .1.1101 forman un grupo dl.tlnto.
8. Comunicación perlORal de David Beslley, In.tltuto LlngQ(ltlco de
, Ver.nq, Enero de 1.981.
9. ComunlcllOlón perlOnal de MIIClred LerlOn, Jn.tituto LlngiHst:lco de
Verano, Enero de 1.981.
fa. Esta .ltlmaclón .. logr6 contando lal C81al da 101 Ihuar ecuatorlanol.
operación que hicieron deade el avl6n mlembrol del Instituto LJn-
~1S;lco de Vereno en 1.968-67. Par. llegar 8 8118. reprel8nt8clona.
de l. pobl1lC16n, el número d. ce'lI' contada. 18 multiplicó por un
"úm~ro aproxlmldo de nue~1 perlOnal por casa. Los datos de la
204
,,,ploracl6n .re; füiron 'pieíéntldos por Glsn Tumer del 1LV (co·
munlcacl6n pertO~n.' No le Incluyeron en este total UriOI 100,huar
mú, emlgradoí/qúé' feliden 'en el Ecuador Occidental cerca de las
comunldlldes de Bucav V Santo Domingo de los Colorados.
11. Se le recuerdii .n.etor'que el "pnisente etnográfico" usado aqu l
Indica el perfódo '1 .958...:.67. En 1.969, sólo pocas !ireBs al Oeste de
la cordillera del Kutukll quedaban completamente vírgenes a la pe·
netracl6n de lo. colono. blancol. '" "
12. " Los Huamblsa (WampfsS ) parecen relacionados muy de cerca con los
untsur( sIluar en t4rmlnos de dialecto y detalles de cultura. Sin
embargo ellos viven al sur dé la'ectual frontera ecuatorIana, lo que
Impldl6 al autor poderíos visitar ~ hicer una comparacl6n de campo.
Lo. Achuar, que el autorvlslt6, Son freéuenteméhte confundidos
con los shuar en la literatura y tambllln sOn'comclnmente Inclufdos
no
, in elle t"rmlno porloseeuátórlanol que eitán' famUlárlzados con
,•• dlrtlncióno. entré' jas' dós trlbui '0 grupÓs dialectales. Las carae-
t,rflllcsl culturalas .ahente' que' dlltlngué~ lo.
Achuar de los Shuaf
~n la. Ilgulente.:· matrfloéalldad pérmanente; el tejido es realizado
por lIS muJere.; la'JñuJé~e~ lleVan'la falda (Ittp') sin ia parte de arriba,
más qué un vestido entéro(íarach l) amarrado .obre uno de 101 hom·
brOl: al Itlpl de 'ol'hombres '.,' prevaíenteménte blanco antes que
marr~n-roJo; en la CSIS 18 encuentran comllnmente dos puertas en
el lado de las mujeres; puede ser eonitrU .di 'un~ empalizada fuera de
en
la casa en tiempos de mayorei hostilidadeS;- otroÚlempos las ca·
IS. generalmenté' ék'dn'completamente 'sin'paredes. La matrilocall·
dad permanenta dá 'Óomó' reBUltado una o
205
viene definitivamente sei'íalada en 1.683 por Lucero, 1.892, pág, 37.
Sin embargo los documentos son tan fragmentarios que parece se·
guro presumir que esta relación podrra haber seguido la actual intro·
ducción de un siglo o más.
16. Velasco, 1.842, pp. 151; Lucero. 1.892, p. 33. Este escritor se incli·
na a situar Sevilla de Oro en el medio curso del do Upano len el área
Sucúa-Huambil. porque no se encuentran notables yacimientos
auríferos en la porción superior del r(o v porque los relatos anterio-
res de su ubicación parecen más consistentes cuanto a esta localiza·
ción.
t 1. Jiménez de la Espada, 1.897. p. 45.
lB. Velasco, 1.842, p. 153; Y sin fecha, p. 97.
19. Velasco, 1.842, Pp. 153-57.
20. Lucero, 1.89~. p. 34.
21. Relatos de algunas de estas malogradas tentativas se pueden encono
trar en Velasco. s. f., pp. 105-7; 203; 209-10; 286-288; y en Ve·
lasco, 1.842. pp. 158-60.
22. Jiménez de la Espada, 1.897, pp. 43-44.
23. Cuentos orales "macabeos". Cf. también Barrueco, $. f.
24. Cuentos orales presentados por "macabeos" y shuar ancianos; Como
pte, 1.885. p. 56; Vacas Galindo. 1.895, p. 49; VilIavicencio, 1.858,
p. 366. 420-21.
25. De cuentos orales dados por shuar ancianos.
26. Por ejemplo. Bollaert, 1.863.
21. Anónimo, 1.952, p. 30. Cerca de 1.870 la poblaci6n de Macas 58
estimaba ser 300 almas (Reiss. 1.880, p. 329).
28. Vacas Galindo, 1.895. pp. 49-50; Anónimo, 1.952. p. 38.
29. Karsten, 1.935, p. 8.
30. An6nimo, 1.952, pp. 32-33; 38.
31. Platt, 1.932. pp. 93-94.
32. La mayor parte de la siguiente información histórica se deduce de
cuentos orales de colonos ecuatorianos y shuar ancianos.
33. Ver Stirling, 1.938, figuras 11-17.
34. Dirección General de Estadísticas y Censos. 1.954, pp. 138, 141.
Estos cuadros incluyen la población de Macas. La exploración aárea
del Instituto Lingü(stlco de Verano contÓ 256 casas $huar en la mis·
ma región en 1.956.
35. Orown, 1.961, pp. 22-31, 58-9, 140-44.
36. Cuentos orales macabeos y shu8r. /
206
;'; .' ~ . .' ~:'! ..
1. Aunque la cantidad de lluvia es bastante intensa. está bien distribul·
da a lo largo del afto y las distintas diferencias estacionales encontra-
das en la mayor parte de la selva tropical suramerlcana no son tan
evidentes aquí. Controles para intervalos de poco tiempo están a
disposición para la cantidad de lluvia y la temperatura en las pobla-
ciones ecuatorianas de Macas. M6ndez y Gualaqulza, todaJ en le
porci6n occidental más alta de lareglón. Estos Informes de la canti·
dad anual de lluvia se extienden de 1.992 mm. en Gualaquiza a
2.699 mm. en Méndez, con un mínimo por cada mes de 95 mm. en
cualquier estación.. la temperatUra-promedio controlada en estas
mismas estaciones varía de 21,4 a 26, 2 grados centígrados (Ferdon,
1.950, Pp. 73-74)., ,! ., "
2. Cf. Steere, 1.950, p. 85•.
3. En un escrito anterior (Harner, 1.962, p. 269) yo me preguntaba si
los shuBr tenían unf,)s dioses o diosas, pero el estudio adicional en el
campo y el análisis me han conducido a menor seguridad sobre c6rr.o
clasificar a Nunkui y, de hecho. a una incertidumbre en la definición
de "dioses" y "diosas" en general.
4. los diablos faltan de sangre.
207
más o menol. Estos esquetn8S pueden tener lugar con frecuencia en·
tre los echuar, que practican la residencia matrllocal permanente,
pero el estudio de Danlelsson no trata de aquella tribu. Dos de los
grupos familiares de Danlelsson, Palllca y Yurupsss, fueron Inclu(dos
en 81 censo ecuatoriano de 1.950 (Dirección General de Estad(stica
y Censos, 1.954, pp. 138, 141) de los $huar en el valle del r(o Upa·
no: 011( astil IncluIdo el recuento aéreo de las casas shuar por el Ins·
tltuto L1ngü(stlco de Verano, de 1.956-57. Una comparación del
cómputo de casas shuer del ILV con el censo de le población shuar '
en el valle del r(o Upano, en el cual ambas poblaciones (de Petuca V
Yarupasa) est'n situadas, deja una" poblacl6n promediaI de 9.2 pero
IOnes por habitaciÓn. Con estas Informaciones, asl como las observa·
clones de primera mano, es dlf(cil aceptar 10$ esquemas de las "faml·
na." de 080181550n como representativos de la población por casa,
excepto en casos ,excepcIonales. Los pocos afto$ que separan los dos
estudie;ts no parecen suficientes para dar razón de esta discrepancia y,
de hacho, la enumeración que dan los Informantes de la composición
de fas anteriores cases "grendes" sólo raramente da familias que su·
peran los 15 a 20 habitantes.
1 bis. Posteriormente el Atitor modificó Bsta convicci6n (Comunlcacl6n
penonal, 1.973.- ftI. d. n.
1 ter. Neqloglsmo {del Italiano' que traduce el Ingl45 kindred (N. d. T.).
2. Murdock, 1.949, p. eo.
3. En el Jdioma shuar, kakáram y kakanna son la misma palabra, su últi·
me vocal y consonante tiendo intercambiables, V el significado pre·
0150 viene clarificado por el contexto morfolÓgico. Puesto que la
palabra es usada Iqur fuera de su contuto nn'gOrstlco, kakarma es
limitado a·la designación de "poder", y kakáram ala designación de
~'poderoso~', según la tendencia observada en el uso y con el fin de
evitar confusione••
4. ·Informante. anterIores concuerdan en que el concepto básico V la
pr*:tlca de los socios comerciales (amlkrl) en fa cultura ,huar es an-
.tarlar a la fecha aproximada 1.910, aunque su IntensificaCión yela-
boración son desarrollos J'8Clentes. El Investigador no pudo encono
trar ninguna conexión 'histórica evidente entre el concepto shuar de
IITIlku Vel latinoamericano 'de compadrazgo. Los .huar de la fron-
tera V los ecuatorianos d." Macas (101 macabeos) usan rac fprocame nte
el t'rmlno kumpl (compadre) para dlrlglJ18 i. palabra, pero éSte es
208
un término general
#
usado entre cualesquiera Jlbaros' sin la Implica.
\llón de obligación personal•
.CA
.,.p t TUL O ' .IV
.,'
209
presentada aqu í V los relatos anteriores indica el rechazo de aquel
material.
12. Posiblemente esto es debido al hecho de que los viejos despejos pro·
veen terreno para alimentarse a estos animales.
13. Cf. Der Marderosian et al •• 1.968.--'-
14. El primer brujo mitológico.
15. f:sta es una aureola de tséntsak, análoga a la "corona" de plumas a
veces llevada por el kakáram, que se ve flotando sobre la cabeza del
brujo (ver foto 24).
16. Las briznas son causada5 por su tséntsak que vuela alrededor.
17. Particularmente sobre sus hombros.
18. Los brujos más poderosos h(picamente de la tribu de los canelos)
conocidos por los shuar (ver pp. 109-112l.
CAPíTULO V
210
saludada aln incredulidad•. ' la venta de cabezas reducldal es Ilegal
en Ecuador y sOlo .
" parece que ahora estdn en comercio imltacioOlls
(aunque 8 veces los vendedores pretenden que no lo son), hechas con
cabezas de monos o pieles de otros animale.; .
5. Nombre de 'Ié vletitna. ':EI 'nombré de la v(ctima se aprende ordina-
riamente de Ilis mujeres
capturadas o de las personas que han tenido
relaciones comerciales'con los achuar. t"'" '.
,n,:'::CAPrTULO ,,1'" .
t\ "ll:' ;.1t
1. La aparición de este cometa se recuerda bien, y de hecho los infor-
mantes se acordaron que en un lugar 'algunos muer intentaron
alcanzarlo construyendo una torre de madera.
2. Vacas Gallndo, 1.896, p. 49; Compte, 1.885, p. 56; Ycuentos orales
registrados por el Autor. .:! ,
3. "Cazadores de cabeias del .t\mazonas~~ por. F. W. Up de Graff, 1.933
(Dodd, Mead y Co~p8fS¡aj. ': ,'~' ....' ,
4. La introducción de algunos utensilios de hierro entre los sIluar de la
frontera de la ved~dad de 'Maeas en' fa mitad del siglo XIX puede
haber aumentado el tamal'lo de las huertas, y la cantidad de fa pro-
ducción en ese tiempo, 11 juzgar de las tradiciones orales. Sin embar·
go, la información oral en lo acontecido tan lejos en el pasado no
viene incluida como evidencia en este relato de cambio cultural.
Una versión anterior Sobre este material,' en datos comparativos,
apareció en Harner. 1.968 b.' '.
. -.:~ .
EPi LOGO.
1. , .
Debo al P. Shutka y a Peter Hart la asistencia en obtener parte de la
'
211
INDICE ALFABa!TICO
Accidentes, 134,142,
Abortivo., Y..,f Anticonceptivos,
Acero, UWl1Illlot cOrtante. d., 30; 36, 31, 47, &0, 69, 81-62, 64,118-121,
plIIf/m, 183, 184, 186, 192, 193; tU Introducción, 26·28, 182·186,
192,211 tn.4'.
Achual, 12. V.r ttmlbMn Aehulr.
Achuar, 11,12, 14,34,63,&5,64,68,108,112, H8·119,189, 111,172,
113, 111, 184, 186, 189,193,196, 191,210 Cn. 2'; expedIción
hací. lo. a, en 1989, 63; Urmlnot de p,rtntetoo dllr/v.do. dI lot
l., 92-94; dl.trntot cultur.lmente dllotmu",20& Cn, 12).
Achu" ,hu.f, 'V" Acmulr.'.
Ademane., 209 (no 8).
AdivinacIón, 149, 163, 168-169,
Adorno., 81, 100,106, 119.
Adulterio, 79, 98, 99·100, 102-103, 182·164, 185; Incremento In .1 ••,
188·189.
Adulta, ed.d; pito rltue' ., •• e. l., en
88-81,138. .
'a.
muj,r,., 81; en 1M varone.,
A;r(col., producción: camblM,n la p•••, 183-184,194.
.,0.
A;rlcultura ''''' tllTtblln: Hornllza.; HUMU'): tar.. dI NuOku/, 68·es~
mito del origen de l. t"
AgUl: ,. beben en ClIOf d. 'IMrgencla, 49.
Aguaru"., (Aw8jun,Plltúkm,IJ, 12,14,16,109,182,
~I'~ 82,102. •
AlIP6Ch, 23-24.
AII'.ml.nto: &t 101 muar, 11-12; de ,•• e_t, 83; d, 1M Ihusr de, Inwrlor,
33, 36: de '01 achUIr, 119.
Ak.lhu'f, 164.
A""'.,16, Ver t6mblln C'nfIOf.
Alda.. Vgf Vllforrlot. '
Aldretl, Ju.n, 18. '
Alf",,'., V" V.UII••
AlIa"Uf, ".fa, 108. VI' tsmbldn Amlk,l
AfI,",mot. VII' Subtl.t.ncla,
Alml: ClpUlfI d. un ••, 131-132,141; P'rdlda de un ", 130, 131, 133,
138, 141: "•• vffdld"." (nlJkll w,kln'!, 139·142, 1&8; camblDt
I1n'u cr..ncl•• relftlvlt, 188.
Alma, ,128-142. V" tllmblln A'ma. Al11tsm en 1I ven Ar"u~M6 ..,,~
"Alm. verdldtr,".
~lucfnIClo"... V" VI"oM.
212
Alucinógenos,. 60,.67, .6S,' mJ.' 84:-85; 125-126,1127-129, 142-144, 158.
. Ver también 8aniBteriopsi$: OBtura; Na tema; Maikiuwa.
Alumbrado. 44, 101, 132. : ':' ! ,
Amámuk, 62. '1: :.,' ¡
Ambiente: natural"'1',53,207 (n,l); degradación del a., 36·37, 39, 42,
53,14,191·192. ,': ,,: f ; ' : ' :
Ambientes o habitaciones familiares,', 74-76,81-89; composici6n de los a.
f., 42-43, 13·75, 207-208 (n, 1).
Amikchl,119. " . " 1',
Amikri, 110,111, 117-124, Fig, 5, 218·219 ·In, 4); hermanosse hacen a.,
117, 122; principales criterios de adquisición de utensilios de-8cero .
V armas de fuego por los shuer, del interior, 117-118; origen de la
, palabra, 119; ritual.de contratos, 120, 186. Ver tambit!n Socios
comerciales.
Ami~. 119.
Amistad: formalizada, M1r Amikri. Informal, 171•. 189.
Amor, 100.
Ampakaf, 69.
Ampush. 97. ;.';:, ;,¡ ',' .•. ,
AmúBok, 209 (n.6). '.1', ';. ,\.
Anámuk, 148. .' " , ,
Anérrtartin. Ver Enénmartin. ,H'
213
121, 182, 184, 185, 186, 189, 190, 191, 193; colonos "blancos"
como fuente de a. de f., 29; introducción de las a. de f., 185.
Arqueológicos, datos lo pruebas a.J, 12.
Artefactos de plumas V pieles de aves, lOO, 105, 113, 119, 121, 186, 193,
Arútam, 79,84,85,98, 125·133, 143, 157,209 (n. 1·8): almas lo espl·
ritus) 8., 126·133, 138, 141, 168; cambios en las técnicas para
obtener almas a., 188; poder del alma S., 84, 85, 107, 126·127, 129
130·132.
Arútam wakán', 126. Ver también Almas arútam (en la voz Arútam).
Asentamiento, modelo de, 73·74,83.
Asesinato, 36,39,95, 105, 106, 107, 126-127, 129·132, 138, 142,169·
160, 161, 167·168, 195; incremento del a., 36, 188·189; incursio·
nes de shamanes, 117. Ver tsmbién Homicidio; Kakársm; Guerre·
ros; Enemistad.
Ashal}ka, 132.
Atshuar, 12. Ver también Achuar.
Aureola, 210 In. 15).
Autoridad, 75, 158, 171.
Aviación: pistas V transporte aéreo, 32·33, 195, 196.
Awajun, 12. Ver también Aguaruna.
Awe, 74,92'94 (Tabla n, 96 lFig. 2), 97.
Ayahuasca, 142, Ver también Natem'.
Azuay, 27,29.
214
Bodoqueras. Ver Cerbatané'lS.
Bolsas de malla o red vegetales, con nudos o sin nudos, 62, 64-65, 192-193.
Borrachera, 97,102·103,178.
Bracamoros, 16.
Bromas, 90.
Brujería, Brujos. Ver' Shamanes. ": '
Bucav. shusr en, 205 (n. 10).
216
Con iba, 55, 181.
Consejo de Investigación de Ciencias Socioles (Social Science Researen
Council).6.
Contratos, 121·122. Ver también Amikri.
Coronas de plumas. Ver Artefactos de plumas.
"Coronas" osureolas, 150,152,210 (n.15).
Corteza, telas V vestidos de, 66, 193.
Cuchillos de guadúa, 62, '192.
Cuerdas. 65-66.
Cuernos para pólvora, 62, 193.
Cuerpos (e.nteros) reducidos. 210 (n.4).
Cuidado paterno del reoi'n nacido; no se da. 79; c. de la mujer hacia
cachorros. 60.
Culebra. picadura de, n, tOl.
Culpabilidad, determinación de la, 158-159.
Cultural (cambio). Ver Cambio cultural.
Curaci6n. Ver Shamanes V shamanismo; Medicinas.
Curanderos. Ver Shamanes.
Curare. Ver Cerbatanas.
Chanchos. Ver Cerdos.
Chankfn', 44.
ChAQ.kuap', 124.
Charánkcham, 59.
Chic"'; (ní¡iamanch) V modo de tomarla, 48-49. 50·53, 76, 101, 106.
Chigulz8. Ver Chiwias.
Chrnchip', 17~.
Chistes. Ve, Bromas.
Chiwias, ·15-30,33.
Chonta (palmera), 101; disminuci6n en número~ 192.
Chorreras. Ver Cascadas.
216
Destete, 81. " ':'\ l";
Dialecto: cotérmino con Tribu, 73·14.
Dietéticas, restricciones, 54, 79, 85, 127, 140.
Diosas. Ver NuOkui.
Diques de piedras, 58.' J.,.,.:: ,h,: ¡:',
Direcci6n, términos de, 92·94, Tabla 1, 119, 122; cambios en los t. de d.,
92·94, Tabla 1, 186.
Disciplina de los niños, 81-87, 125. ' :,'
Disputas, B8·90, 91·92,94,95·96,'118, 158·169 pa.ss;m. Ver tambi~n
Competencias; Peleas.
División del trabajo. Ver Trabajo.
Doherty, Fundación caritativa de Henry L. y Grace, 6.
Domesticados, animales. Ver Animales, cr.ía de.
Dominio. Ver Propiedad.
Dones, 109'111;113,117'118,160,168.185-186,193-194. Vertambir!tl
Pago.
Duelo, luto, 155.
Ecuador: guerra de 1941 con el Perú; 30; gobierno del E., 199.
Edad: respeto para la e., 103-104; e. en relaci6n con las matanzas, 129-130,
132·133. ,,', ,,',: .. , ,!~~: .. ' ,
Ekent, 43. ' r ' " , ..
217
Espailolcs, contactos con los, 15·24 passim.
Espectros. Ver ArÚtam.
Espías, lOO, 170.
Espiritus. Ver Almas.
Espiritus auxiliares. Ver Tséntsak; Pásuk: Wakán' (pájaro).
Espiritus guardianes o protectores, 141. Ver también Alma (o Esprritu)
ArÚtam.
Esposas, 76. 77, 87·B9, 99.100, 103, 163·164; escasez de e., 75-76, 89;
e. y producción de chicha y alimentos, 46-47, 75.76; e. V cacerra,
77; costumbre de pegar las e.• 90, 97-98; robo de e., 100, 162,
163,172-173. Ver también Trabajo; Matrimonio.
Estado: ausencia de E., 158; impacto del E. moderno, 195.
r ,iqueta, 98.
Etnografía de "salvamento", 180.
Erse. 64.
Etsémar, B7, 177.
218
Ganado, 26·27, 196-197, 198.; ,'-1
Gemelos, nacimiento de;SO.
Generosidad, 76, 103, 176-178. ,"
Geofagl8, 78. ' "
GestaciÓn, 78. ,_,'
Gestos. Ver Ademanes. '! 1: ¡' ""t,
Gonorrea. 35. ",,'" " .
"Grande" (hombre'. Ver Unfl. '
Grupos de linaJes unilineales, ausenél~ de, 74, 9()'92, 104.
Grupos familiares estructurados, auSencia de, 92, 168.
Gualaquiza (W4aklsJ, 26-27. !
219
h., 78, 84; comportamiento de los h., 82·84, 130.
Hilatura, 56, 66·66, 193.
Homicidio, 159-162. Ver también: Asesinato; Guerreros; Guerra; Shama-
nes.
Hortalizas, 45-48, 59, 66-68, 84: 85, 137; protegidas por perros, 60;'
aftadiduras a las h., 192. Ver también Huertas; NUl]kui.
Horticultura. Ver Hortalizas; Huertas; Nunkui.
Hospitalida~ y acogida de los huéspedes, 76-77, 103, 175·177.
Hostilidad, 167. Ve, también Enemistad.
Huambi (Wampi), 31.
Huambinimi (Wampim'),31.
Huambisa (Wamptr'), 14, 16,34, 108.109, 172.173,182,205 (nota 12).
211 (n.4).
Huamboya, 18, 19,20.
Huamboyas (indios), 18:
Huayna Cápac, 15.
Huertas, 39, 45-48, 66·67, 166, 182; cambios en las h., 183·184, 211
(nota 4).
Huesos y conchas, artefactos de, 62.
Humor, 90,102.
¡
leh. 187.
lehlfJklsn,63.
Identidad étnica, 19lJ..199.
Ideologra. Ver .Shamanes.
Idioma, 7-9:'12,208 (nota 3), 209 (nota n.
"lIegrtimos", hijos, 80.
Ifex. Ve, Guayusa Mals).
Inca, 15.
loca"Imperio: contactos con el, 15-16.
Incesto y taMes referentes al 1.,88-89, 164.
Infantes: cuidado y alimentación, 80-82, 84·85,125.
Infanticidio, 80_
Infierno, .188.
Informantes, uso de, 2; 3.6. 180-181.
Instrumentos musicales y para seneles. 44, 100, 101, 132, 154, 191.
Intllfior, shuar del, 32-199; definición ,de sh. del l., 15; área ocupada,
33·34. 73; relaciones con "blancos", 32-34; venganza como factor
. de aislamiento, 36; poblaci6n V densidad poblacional, 33·35, 73.
InvAlidos, 135.
Invulnerabilidad. Ver Muerte.
220
Ipiamais (conjunto arqueológico), 12.
Iqui.tos, 118. .1
Itip', 65.
Iwianch 134. Ver Demonios; y tambitJn Alma verdadera; Arúiam; Iwianch
námptir; Nekás·;wianch: ShüÍlr-lwianch; Tsantsa.
Iwianch námper, 138. Ver también UYl.lsh.
221
Kichwa. Ver Quichua.
Kindred (11'191.). Ver "Parentado".
Kirops (Quirruba, Klruba), 18·19.
.Kuákash, 59.
Kuit',.113, 118. Ver también Bienes, Mercaderla.
Kujl1ncham, 78.
Kumsl, 59.
KUl}kuk', 59.
KÚlluim: 6,33, 124.
Kusupan' (rituan, 57.
KutanJll, 43.
Kutukú, Cordillera de, 14, 15,30,31, 32,33,34,35,36, 73, 124, 195,
196,197,205 (nota 11).
222
Mandioca.. Ver Hortalizas.
Manihot utilissima, 45. Ver también Hortalizas.
Manseriche, Pongo de, 109.
MaraMn, río, 109, 118.
Masu, 58.
Matrilocalidad temporaria, 44, 74·75,89,90; cambios en la costumbre de
la m. t., 184·185.
Matrimonio, 75·77,87·90,91·92,97·98, 110,134.
Matanza. Ver Asesinato; Guerreros; Homicidio, Shamanes.
Maya, 45.
Mayna tlmain?J, jrvaras, 12.
Medicinas vegetales, 144.
Medios o intermediarios espirituales, 110·111. Ver tambiln Tslntsak,'
Pásuk; Wakán' (pájaro).
Méndez (Mentes: r(o Caucho). 2.29,29,31.
Mercadería (kuit'I, o bienes, 126. Ver también Bienes comerciales; obje·
tos de valor.
Mésak (o emésak), "alma vengativa", 133.138, 142, 159, 174, 178,209
(notas 9 y 10).
Métodos en el trabajo de campo, 1·6, 180.18"
Migraciones. 26.30.33-34,35-36,42, 100. 106. .
Misiones y misioneros cristianos: 23.31·32, 188, 195. 197·199; jesuitas,
26; dominicos. 27; evangélicos, 27. 31; 32·33, 197; salesianos. 28,
31·32,33. 195, 197·199.
Mitos, 68·70.
Modelos (hechos por muchachos), 86.
Mono perezoso (uyush), rsanrsa de, 86·87.138.
Morteros. esparaveles, trituradores, 62.
Múa, 24.. . ,"
Muerte, 42, 79, 97, 100, 113, 114, 125, 127, 133, 134, 139·141,144,.
146, 147, 148,149,154·157,162,188; invulnerabilidad frente a la
m., 104, 106, 111, 126, 129,131,132,139·140. .
Muets o muits, 63.
Mukint', 59.
Múkucham, 124.
Muflos V artefactos de m.. 119.
Mundo real. Ver Real (mundo).
Municiones. Ver Armas de fuego.
Muñecas: ausencia de m. a':ltropomorfas. 86.
Murar, shuar, 14.
Murdock. George P., 91.
Murra, John·V., 12.
223
Nacimiento de nli'ios, 19-80.
Necimientos, tentativas de control de, 77-78.
Naití.k, 18.
Namur, 144.
NapO,rlo, 111,118,151.
N(Jpin/!:, 116.
Natem ll, 128,132,133, 142·164pmim. Ver también Banisterlops;s.
Nayump', 57.
Neka, 57.
Neklls-(en el parentesco), 91.
Neklls·(wiBnch, 140.
Nekás wakán~ 127. Ver también Alma verdadera.
Nijlamánch, 48. Ver tsmbién Chicha.
Nombres y modo de nombrar, 80,91-95,122, 186.
Novia, precio de la, 74·75; desarrollo reciente de esta costumbre, 185.
Servicio para la novia, 74·75,89·90.
Núa tuulll, celebraci6n del, 87.
Numpal}lIl, 175.
NUQkui, 66·72,77,207 (nota 3).
Nu., '45 .
. Aame (tuyo, 58Chapapa). 45.
Objetos de valor, (ku;t'), 109,110,113, Figs. 3-4, 114,111-122,185·186,
189, 193-194; distintos como hechos por nativos (shuar kuit') o
por "blancos" (apach kuit'), 118; apach kuít', 186, 188. Verram·
biln Bienes comerciales.
Obllgacionese)(trafamiliar~s,104, 108,117·118,120-122,160,175.177.
Ver también Parentesco; Ley.
Ofensas, 159·166; incremento en las.o., 188·189; o. sexuales, 162·165,
Oficios. Ver Tecnologla.
Orden del día en la subsistencia diaria, 50·53.
Organizaci6n poHtica: ausencia de formal o. p., 104, 158·159. Ver Uderes.
Oro y yacimientos aur(feras, 16·19,29.
Ortografía, 7·9.
224
Parapetos, 39, 190.' - " ... '. '1'!" .
Parlpara, 128. ;', '''o ,
"Parentado" (kindred) personal,bilateral, 91.
Parentesco: derechos y obligaciones, 75,' 91·92, 94-95, 97·98, llB,
. 162-166 passim, 168; "grupo", ausencia de, 91; relaciones parenta-
les, Importancia de recordarlas~ 94.96; razones de dispersión pobla-
cional, 100; clasificación del p., 91·95, Tabla 1, Fig. 2; términos de
p., de dirección, 92·94, Tabla 1; de referencia, 91·95, Tabla 1, Fig.
2; modificaciones "verdadero" y "colateral", 91·92, 94.95; mani·
pulación de los modificadores, 91·92; 94-95; términos derivados del
achuar,92·94, Tabla 1; cambios en los términos, 92·94, Tabla 1, 186.
Parientes. Ver Parentesco, "Parentado".
Pásuk, 147·148, 152.'
Patos, 59. " ;r
Patrilineal, ligera tendencia. 91.
Patuka sh Ijaok [¿$hfwal}k~i' =t extraño, enemigo ;,..en 8guaruna-; shiwar,
shiwiar, muar -en achuar y wampis; el último también en shuar-
pueden significar tanto "gente" como "enemigos''], 14.lEI apellido
alama Shihuango <=1 Shlwáok u confirmarla el origen común de la
palabra], (Las corchetes san del traductor).'
Patúkmai. Ver Aguaruna.. :,"';:~:" ," :". .,
Psús (Upano, Namangoza, SantiagoJ~ 6;: Ver tambi~n Upano.
Psya,h, 58.
Paz, 97,98,106,107,167, 168·169. :.
Peleas, 90, 97·98, 103, 178. Ver tambiln Competencia$; Disputas;
trencillas.:' ¡. 'A': ".>Ilirl.:' t,},', '.fTttl.l,l. ,-
Pelma (S8oku), 45.
Perico ligero. Ver Mono perezoso. , . c ,
Perros, 55, 66, 60~'71;"81 ¡ 86.-125~··~:}{)~!:! ;"'.";:
Personalidad, cambios en la, 129· 130.
Perú: guerra de 1941 contra el Ecuador, 30.: ¡
Pesea, 57-58;cambi'psenlap,~~ 191; :t:¡d ,..':, ,
Petróleo, exploración y búsqueda del; 132¡ 196.
Pieles de aves. Ver Artefactos de plumas. ;
Pieles para el comercio, 64; 119.. : e1 . ¡- 1
225
en 1950, 31; distribución de la p., 26 SS., 31-33, Mapa 2: densidad,
73; proporción entre varones y mujeres adultas, 75. 127; tenden·
cias demográficas, 29·30, 33-36, 96; p. de las moradas familiares.
42-43, 74·76, 207-208 (nota 1 del cap. IIIJ. Ver tsmbifJn Migra·
ciones.
Pócimas: para el amor, 100; para la fertilidad, 78. Ver tambi4n Alucinó-
genos_
Poder; social. Ver Líderes; sobrenatural. Ver ATÚtam; M~SBk.. Shamanes;
Tséntsak,
Polrginll. familia nuclear. Ver Ambientes familiares.
Poliginia, 46. 14-77, 87-89.100; en la forma sororal. 87·88.
Pólvora. Ver Armas de fuego.
Pollitos, 59.85, 205·206 (nota 15).
Posesi6n: por parte de e¡p(ritus, 111,141,187; p. personal de algún
espfritu. Ver TséntRk.
Presente etnográfico, 6,33,181.205 (nota 111.
Prestigio, 46,76-77,98,103-104.105,106,117,171. Vertambitln
Respeto.
Primos cruzados. matrimonio entre, 88-90.
Prisioneros de guerra, 172·173.
Propiedad (dominio), 58. 165·186; p. material, 162-168.
Pubertad, ritos de la. Ver Edad adulta.
Pueblos, aldeas. Ver Villorrios.
226
99. 162: extr;imatljimoniales.' .Ve; adulterio.
"Reloj-plátano"; 176. ,", , .,'
Rencillas, 74, 88, 89-90, 97-98, 103, 178: Ver también Disputas, Peleas.
Reproducción, 77·79.' . ':: ,,' ,','
Residencia. Ver Matrilocalldad;' '.' ';:' ,.
Respeto, 90,103. t 04. Ver tarrlbién Recelo; Prestigio:
Revancha, Ver Sanciones; Venganza, I
227
acuerdo entre sh~manes colaboradores, 114·115; jerarqulas lnter·
tribales, 111.115, Fig. 3;jerarqulas locales, 114·117, Fig. 4;desa·
rrollo de la~ jerarqu ras, 187, 194;
- Aumento de muertes atribuido a la brujerla, 188·189, 194; relación
entre la creencia en la brujerla y la violencia Hslea, 158-159;
- Ver también PalJféI ("bancos"); Tséntsak (flechas mágicas).
Shlkiar. 5'.193.
$hIOki, 38.
$hir/pik (-kip7), 44.
Shus,s, 11, 12, 14, ~98·199; sinónimos, 14, 15·16, 199; territorio sh.,
12.15, Mapas 1 y 2; idioma m., 1·9; posición de fos sh. entre las
:tribus ¡lvaras, 12·14; distintos de los achuar, 205 (nota 12); relacio·
nados de cerca con los Wamp/tJ,.20S (nota 12); población, 14,
Mapa 2; aislamiento, 11·12; relaciones con los "blancos", 15-31
psssim: contradicciones en la literatura sobre los shuar, 1-4,205·
207 (notas). Shusr, shiwar (shiwiar), shfwal)féI. Ver en este
lndic:e, voz Patuka sIIOBOk. Ver también: Jfbaro; Jlvaro; Shuar
de la frontera; Shuar del interior.
Shuar de la frontera. Ver Frontera, shuar de la.
Shuar del interior. Ver Interior, Shuar del.
Shutka, Padre Juan, 198.
Shutsf, 48_
. Sobornos, 113.
Socios comerciales, 117·124; cadenas de s. c., 36-37, 119-124; Fig. 5; desa·
rrollo de cadenas de s. c., 185·186, 192-194. Ver también Amikri.
Solsnáceae, 128.
Solidaridad social, 178.
Stirling, M. W., 2·4.
Suamak, 17ft
Subsistencia, 45-60; cambios en las., 183·184,191·192,194,211 (nota 4)
esquema diario de 5., 60·53; producci6n relacionada al número de
esposas, 46, 76; constancia en el abastecimiento de alimentos.
45-46; almacenamiento de alimentos, 44, 48.
Suroa (SukúJ, 31,197;198,199.
Suegra, resPeto a 'a, 90.
Sueftos, 67,85,128·129,135, 157, 111.'
Suicidio, 168.
SuOku,s.. 142. Ve, tambit/n Enfermedade, contagiosas.
:Tabaco. 67,127,146,149,162-153,167.
Taisha (Taí",B}, 32, 196.
TBmpu(nJch~ 99.
228
Tankámas!l', 43. <1
229
otras tribus. 169-170.
Trofeo de cabezas. Ver Tsantsa.
Trueque de bienes por servicios, 114.115. Ver tambi~n Shamanes; Comer-
cio.
TsAmpun(rJ, 59.
Ts6!]kram, 173.
Tsanrsa (cabeza reduci(:lal. 1,2, 134, 135-138, 156,173 ss., 179; incursio·
nes o expediciones para conseguir ts., 34, 105, 169·113; razones
para hacerlas, 134, 135-137, 177; preparaci6n, 135.136, 173-175,
176·177; difusi6n reciente de la costumbre de hacer la tsanrsa a
expensas de otras tribus, 210-211 (nota 4 del cap. V); comercio
de Is., 26, 136, 210·211 en. 4, cap V}; imitaciones, 211 (n. 4,
cap. V); informaci6n incorrecta sobre la ts., 209·210 (nota 11); ts.
"de pelo". 137, 169; 1$. de mono perezoso (UVl,!sh'J, 86·87. 138.
Tssntsa. fiestas de la. Ver Fiestas de la aantsa.
Tsstsa, 63.
Tsénaak (flechas mágicas), 109·117, 144-154,210 (notas 15 V 16); aspec-
tos naturales y sobrenaturales. 146; innovaciones en los ts., 181.
Tsentsának, 58.
Tsentsempu, 79, 125.
Tsumu-shuar, 1" 14, 108. Ver rambitJn Huambisa.
Tsuaki, 144, 150.
Tuberculosis, 35.
Tuchinch, 59.
Tuka, 45.
Tukup', 90.
Tunchi, 146.
Túneles, 39, 190.
TU(Jkuruá, 188.
Túntui, 44, 132, 190.
Turner. Glen D., 7.
230
Uyynt (bolsa de piel de. mono), 64.
UYl,Ish' (perico ligero). Ver Mono perezoso.
Wai, 47. .
Wainchi (danza circular ritual), 171.
Wajé, 88.
WakAn', 125. Ver también Almas.
Wámpap~, 59; 140. '
WamplJl. V" Huambisa.
Wampútsrik,a, 124.
Wanchúp, 45.
Waokat, 59.
Walhim', 58.
Wa1Ml'k, o yajauch uwlshln, 109.
Wea (maestro de ceremonias), 57, 170, 171,175,178.
WeefrB, 59. . . .
Wémpeok u , 63.
231
Y8chl~ 38. Ver tambitln Parentesco.
Yag6 a yajtl (lyaji?'128), 142. Vt!rtBmbién Natem·,
Yaji, 128..
Yatsuch',122.
"Yaupchu" (conjunto arqueológicol. 12.
Yaupl, misión de, 33; rla Y.• 33, 34.
Yakiy!, shuar. 14.
Yawá (jaguar y perro). 60.
Yuca (mama), 45. Ver tiJl71bién Hortalizas.
Yukiai1 (o Yukipa, Yuquipal. 33.
Yumbo. 15. Ver t.mbién Canelos.
Yumi. 63.
232
TRADUCCiÓN EN",CASTELLANO DE LOS TERMINaS SHUAR
CONTENIDOS EN ESTE LIBRO
(Donde no exista el correspondiente castellano, se dará
una traducción descriptiva)
233
Suamsk, segunda celebración de la tsJIntsa.
Sukú, Sucúa (ortiga; nombre de lugar).
Su!!ku,a, enfermedad (contagiosa; de los "blancos").
Taish8 , (np. m. y de lugar), Taisha; sapito.
Tampu{nJch: trampa para adúlteros.
Tankámash, androceo; np. m.
Ta;ach', tarachi (vestido de la mujer l.
TawiÍs8P, corona de plumas.
Teren', una palmera.
TI' kakáram, fortísimo; guerrero muy valeroso.
Timiu, barbasco.
Tintiuk', tagua (palmera: marfil vegetal): PhVeéfephas sp.
Tfpuru, un bejuco narcótico.
Tiwi, np. m.; un pajarito.
Tsámpun(tJ, un coleóptero comestible.
TséiJkram, protagonista de la fiesta.
Tsancsa, cabeza reducida (trofeo).
Tsapa, calabaza arbórea. tutuma (Crescencla cujete, fam. SignoniáceaeJ.
Tsatsa, cedazo; suegra.
Tséntsak, flecha; flecha mágica.
Tsen csának, lanza para pescar.
TsentsempU, np. f.: alucinógeno suave para niños (Peperoni8 sp., fam,
Piperáceae J.
Tsumu·slwar, huambisals) (shuar de la desembocadura de los ríos).
Tsu'1ki, Tsungui.
Tuchínch, hoja comestible.
Tuka, pelma de tubérculo amarillo (huilína).
Tukup', np. m,: canasta vegetal.
Tunchi, particular flecha mágica o cSfintsak en forma de pequeña araña.
TU'lkuruá, Tungurahua. Sangay, volcán.
Túntui, tambor para señales.
Uchi auk, traguito de los niños (fiesta).
Uia;, cantora·avisadora.
Ú"kuch, hojas comestibles (Piper sp., fam. Piperáceae).
u~fl, "grande", viejo, anciano, jefe.
Untsu'" shuar, muchos hombres (nombre propio del grupo shuarl.
Uwi, chonta, chantar UfO. pijuallo (Guí/íe/ma sp.l.
Uwíshin, shaman. brujo.
UYlIsh, brádipo, mono perezoso, perico ligero, sachaborrego.
Wai, tula o pincho de labranza.
Wainchí, remolino; danza circular ritual,
Wals, guayusa (l/ex guavusa. fam, Aequifofiáceae; otra: Siparvna Heggersi).
234
Wa;e, viudo, viuda.
Waié, primo cruzado feon derecho al matrimonioL
Wakán', e!.píritu; alma; sombra; imagen.
Wakán'· chinki, pájaro·espiritu.
Wámpank u , mariposa nocturna.
Wamp ¡S", Huambisa.
Wampúrsrik: "P, m.
Wsnch¡)p, hoja comestible (pelmilla de hojas obscuras, alimento de perros
cazadores): Xanrosoma Sp., fam. Aráceae.
Waakar, hoja comestible.
Washim', barbacoa.
Wav.tek, brujo hechicero.
WlI'a, celebrante; maestro de ceremonias.
Week a, hormiga arriera, añango.
W6mpenk u , calabacita: recipiente para chicha.
Yachi, su hermano propio.
Ya;;, bejuco alucinógeno, como ayahu3sca.
Yatsuch', hermanito.
Yakíya.shuar, hombre(s) de arriba (shuar de Gualaquizal.
Yaup', np. m.; río y lugar.
Yawá, jaguar; perro.
Yumi, lluvia; recipiente para agua (Lagenaria sp.; tamo CucurbitáceaeJ.
YukiafJ, Yuklpa o Yuquipa (río).
235
/wianch', espíritu; espíritu malo; diablo, demonio.
/wianch-námper, fiesta del Iwiancf¡ (con tsantsa de sustitución).
Jantsémat, baIle; canto de baile.
Japa-máchit', machete·venado.
Japimiul<, escobilla (Sida $p., fam. Ma/váceaeJ.
Jea, casa.
Jfntíach', np. m.: caminito.
Kaaka, rana pequeña color café, especie arbórea.
Kaap', sapán lbejuco).
Kaka, sapán {bejucol para amarres.
Kakáram, poderoso, fuerte; guerrero.
Kakáram (kakarma), fuerza, poder.
Kampának, palmera para techos. (Hyospatl1a sp.): palmilla.
Kamush, corteza para vestidos.
Kaná-, (pariente) colateral.
K aniras, Canelos (indios).
Ká'1kaim', Cangaimi (do).
Kántuash, Candoshi.
Kanu, canoa; cedro; ataúd.
Kasak/J, fiesta de la pubertad de la joven.
Kas/¡ii7n)t', "p. m,: que ve de noche.
Káyens-m¡Jchit: machete "ColI ins",
Klrupa, Quirruba.
Kuákssh, una palmera. (Sehe/sea sp); shapaja.
Kuit', bienes; mercadería; dinero, plata.
Kujáncham, n. p. m.: raposa negra fétida, de rabo pelado.
Kumaf, palma de hebra resistente (chambira).
KU'1kúk.', una palmera (ungurahui, chingús): Jessenia Weberbáued.
Kúsuím', río turbio (río y lugad.
Kusupán', inhalaciones de tabaco para hacerse cazadores.
Kura!!~, banquillo, asiento común.
Kutukú, bejuco; Cordillera oriental.
Machu, macho (mularl.
MaikíuW8, malicahua (Oatura arbórea), o floripondio.
Makanch', serpiente venenosa (víbora negra de pecho amarilloJ.
Makas-shuar, shuar de Macas, o del "grupo Macas",
Mama, yuca.
M~$u, barbasquillo (Phyllantus sp.): tamo Verbenáceas.
Maya, zanahoria.
Mentes, Méndez (rfo Caucho). De Mente rChorisia sp., fam. Bombacáceae)
Mésak, v. Emésak.
Múa, mula.
236
Muers o muits, olla de barro para chicha.
Mukint', gusano blanco ~omestible (suri). Otro es rojo con cabeza negra.
Múkucham, np. m.
MuraY/J·shuar, hombres de las colinas.
Náitial<, flores sin frutos, símbolo de la esterilidad.
Namur, talismán, o tséntsal< especial (cristal de cuarzo).
Napinl<, tercera fiesta de la rSBnlsa.
Nare~a, ayahuasca (8anisreriopsis sp.). tamo Malpighiáceae.
Nayump', caracha, raspabalsa (pez!.
Neka, red (para la pescal.
Nekás-, (pariente' en linea recta, "verdadero".
Nekás-fwianch', diablo verdadero.
Nekás-wakán', alma verdadera.
Ni¡iamánch', chicha de yuca.
Núa tsanl<u, "tabaco de la mujer" (celebración).
Numpe~ku, primera celebración de la tsantsa.
Nunkui, Nungüi.
Nu~, np. f.: maní, cacahuetes (Arschis hypoges, lam. LeguminosaéJ.
Pajurl, "basura" (mágica).
Panki, boa, anaconda (animal, rro y lugar).
Paák u , "banco" (brujo canelo).
Papachinia, papa china (Colocasia esculentaJ.
Paráp 8 ra , planta somn(fera.
Pásuk, esp(ritu auxiliar con autodefensas, en forma de insecto O animal.
Patuka shfjaak Ushfw8ljk'1 '1),. "extraños de Patuk" (shuar, vistos por agua·
runas).
Patúkmai, aguarunas (vistos por shuarl.
Paús, Upano, Namangoza. Santiago; río Blanco. (Rlo Sapote, pau:
Matisia sp.).
PaVBsh, barbasquillo.
P¡nit]~', pi~inga (plato shuar de barro cocido).
Pírfplri, hierba lulsa.
Pitiak, canasto impermeable (petaca). Otro nombre: tukúi.
Sai, cuñado; primo cruzado.
Saleé, una palmera, chonta grande (Eurerpe $p.).
SaQku, pelma (Xantosoma sp.). Fam. ArAcese.
Shakap, cascabel de la mujer (para baile).
Sh/kiar, shigra (bolsa vegetal de malla) (quichuismo).
ShifJld, madera dura de palmera (pambil).
Shirlpik, copa!.
Shual', hombre; gente; ¡(varo; extraño, enemigo.
Shutsf, flor del monte,
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