Corrientes de Los Derechos Humanos

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1.1.A.

Iusnaturalista

Esta corriente fue la que dominó durante los siglos XVII y XVIII y como
su nombre lo indica, es una doctrina que hace referencia a que los
derechos humanos son inherentes a las personas sin importar si son
reconocidos o no por un Estado o un Gobierno. Es por ello que deben
ser garantizados sin importar nacionalidad, género o condición social.

1.1.B. Positivista
Las tesis positivistas, se oponen frontalmente a las iusnaturalistas, ya
que consideran que el único conjunto de normas que tiene carácter
jurídico es el Derecho positivo: Niegan la juricidad del Derecho

John Austin consideró que los derechos humanos forman parte de las
normas sociales, que influyen en el Derecho, pero no son Derecho y
consideran los derechos humanos como ideas morales pero sin valor
jurídico por si mismas, para que tengan valor deben incorporarse al
ordenamiento jurídico mediante las leyes

1.2. Diferencias de los Derechos Humanos de otros conceptos de


derecho
1.2.A. Aproximación conceptual
El autor Carlos Arellano García, señala que las diferencias
existentes entre los Derechos Humanos y las Garantías
Individuales son:
- El titular de las garantías individuales, pueden ser una persona física
o moral, mientras que los derechos humanos tienen como titular de
tales prerrogativas únicamente al ser humano (individuo, persona
física)
- El sujeto pasivo (el que esta obligado en la relación juridica, en
materia de garantías individuales es el gobernante y respecto a los
derechos humanos, puede ser un gobernante o un gobernado)
- Respecto de garantías individuales, el lugar idóneo en el que se
deben plasmar es la constitución, mientras que los derechos
humanos están reconocidos también en documentos internacionales
que formulan declaraciones y en tratados internacionales.
En conclusión los derechos humanos son totalmente diferentes a las
garantías individuales, aunque mantienen una estrecha relación hay
factores que ayudan a su distinción como os titulares, sujetos pasivos,
lugar en que se encuentran plasmados, mecanismo de defensa;
inclusive, puede decirse que los Derechos Humanos son los derechos
substanciales, mientras que las garantías individuales son las
protecciones constitucionales que estos tienen.

1.2.B. CARACTERÍSTICAS DE LOS DERECHOS HUMANOS

Las características fundamentales de los derechos humanos proclamados en la


Declaración Universal de los Derechos Humanos son las siguientes:

Universales. Los derechos que incluye la Declaración Universal de los Derechos


Humanos pertenecen a todos los seres humanos por el mero hecho de serlo.

Inalienables. No se pueden enajenar, nadie puede ser despojado de ellos.

Irrenunciables. No se puede renunciar a ellos, aunque sea por propia voluntad, y


por lo tanto son también intransferibles, nadie más que el propio titular puede
valerse de ellos.

Imprescriptibles. Son para toda la vida, no tienen fecha de caducidad por ningún
motivo.

Indivisibles. Ningún derecho puede disfrutarse a costa de otro derecho, no puede


prescindirse de ninguno.

Estas distintas características en ocasiones son discutidas, empezando por la


universalidad: se argumenta que los derechos humanos se deben interpretar
dentro de las distintas culturas, de forma que estas pueden matizar o alterar los
principios contenidos en la Declaración Universal. Por lo tanto, los derechos
humanos no serian siempre los mismos, variarían en función de los contextos
culturales. Es la postura conocida como relativismo cultural. El ejemplo más claro
es el de los países islámicos, que defienden la necesidad de que los derechos
humanos no entren en contradicción con la Ley Islámica.

La realidad es que los particularismos culturales se suelen utilizar para mantener


sistemas opresivos por parte de los respectivos gobiernos (o de las jerarquías
religiosas dominantes), y no suelen ser compartidos por las respectivas
poblaciones, especialmente cuando éstas han tenido acceso a la información y a
la educación. Éste es precisamente uno de los motivos por el que las Naciones
Unidas defienden la universalidad del derecho a la educación y a la información,
en la misma medida que algunos gobiernos defensores del relativismo cultural, de
forma harto sospechosa, lo restringen.

También se presentan objeciones al principio de indivisibilidad de los derechos


humanos, argumentando que algunos derechos son prioritarios. Cuando se
preparaba el texto de la Declaración Universal estas discrepancias se pusieron de
manifiesto en la prioridad que asignaban las democracias occidentales a los
derechos civiles y políticos y la presión de los países socialistas para que se
reconocieran e incluyeran los derechos económicos y sociales. En la actualidad
estas discrepancias no están del todo superadas.

Pero la necesaria indivisibilidad de los distintos derechos es evidente: las


personas no pueden mejorar sus derechos económicos, sociales y culturales sin
espacio y libertad política. Y por otro lado, las libertades políticas, si no se
acompañan de un desarrollo económico y social, no siempre benefician en la
práctica a los más necesitados.

A las características de los derechos humanos finalmente hay que añadir la


inderogabilidad, pero con algunos matices, ya que según las distintas normas
internacionales, regionales o nacionales de derechos humanos, la inderogabilidad
no afecta por igual a todos los derechos. En determinadas circunstancias, de
forma excepcional se legitima a los Estados para derogar algunos derechos. Otros
han de ser respetados siempre, sin excepción alguna, como el derecho a la vida, a
no ser esclavizado o a no ser torturado, a no recibir tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes y a la no discriminación por motivos de raza, religión,
origen social o de cualquier otra índole.

La inderogabilidad de algunos derechos se refleja en distintos documentos


regionales, como el Convenio Europeo de Derechos humanos de1950 y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos de1969. Asimismo, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales, aprobados por las Naciones Unidas en 1966,
también contienen disposiciones derogatorias; el primero de forma garantista y
concreta en el caso de algunos derechos y el segundo de forma más genérica,
con un enunciado similar al de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.

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