La Vida de La Virgen Maria San Franscisco

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didaskalos

Mons. Joseph Duval


la vida de la
virgen maría por
san francisco 3
de sales

didaskalos
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MONS. JOSEPH DUVAL
(Arzobispo emérito de Rouen)

LA VIDA DE LA
VIRGEN MARÍA
narrada por

SAN FRANCISCO
DE SALES
(textos seleccionados de sus escritos)

Edición del
Monasterio de la Visitación de Annecy
Obra financiada por las
Religiosas del Primer Monasterio de la Visitación de Santa María

1.ª edición: mayo 2022

Imagen de portada: Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús con el Niño.
Pintura en esmalte enmarcada en mármol del siglo XIX en el Primer
Monasterio de la Visitación de Santa María de Madrid

© RELIGIOSAS DEL PRIMER MONASTERIO DE LA


VISITACIÓN DE SANTA MARÍA DE MADRID

Impreso en España. Printed in Spain


Depósito legal: M-14682-2022
ISBN: 978-84-17185-89-3

Maquetación: M.ª Teresa Millán Fernández

Impresión y encuadernación:
Editorial Didaskalos
Valdesquí 16, Madrid 28023

Queda prohibida, salvo excepción, prevista en la ley, cualquier


forma de reproducción, distribución, comunicación pública y
transformación de esta obra sin contar con la autorización de los
titulares de la propiedad intelectual.
La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva
de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código
Penal)
Índice
Págs.

A la Virgen María. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

La Inmaculada Concepción. . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1. María es concebida sin pecado . . . . . . . . 13
2. ¿Cómo se pudo hacer esto? . . . . . . . . . . . 16
3. La vida de la Virgen Inmaculada. . . . . . . 18

La Presentación de María en el Templo. . . . . . . . 31


1. A los tres años es llevada María al Templo. 31
2. María sube al Templo cantando. . . . . . . . 33
3. María es consagrada a Dios. . . . . . . . . . . 34

La Anunciación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1. El amor de María a su Señor. . . . . . . . . . 37
2. Las virtudes de María; virginidad superior
   a la angélica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
3. Las virtudes de María. Su humildad . . . . 44
4. Nuestra Señora llevó en su seno a todos
   los cristianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

La Visitación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1. ¿Por qué esta visita y este viaje?. . . . . . . . 51
2. El viaje. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3. El encuentro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
4. Un encuentro rico en gracias. . . . . . . . . . 64
6 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

Págs.

El nacimiento de Jesús. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
María, la estrella matutina. . . . . . . . . . . . . . . 73

La presentación de Jesús en el Templo.


La purificación de María . . . . . . . . . . . . . . . . 77
1. ¿Por qué esta purificación?. . . . . . . . . . . . 77
2. La Sagrada Familia en el Templo . . . . . . 83

Las bodas de Caná . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85


1. La presencia de Jesús y de María en la
   boda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
2. No tienen vino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
3. La petición de María. . . . . . . . . . . . . . . . 88

María al pie de la Cruz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

La muerte y la Asunción de la Virgen María. . . . . . 101


1. ¿Por qué María vivió después de la Resu-
   rrección de Jesús?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
2. La muerte de María. . . . . . . . . . . . . . . . . 106
3. La Virgen María murió de Amor. . . . . . . 109
4. La resurrección de María. . . . . . . . . . . . . 113
5. La Virgen María en el Paraíso. . . . . . . . . 116
6. María, nuestra Abogada . . . . . . . . . . . . . 120

A péndice . J aculatorias y oraciones de S an


F rancisco de S ales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

B ibliografía de S an F rancisco de S ales . . . . . 143


A LA VIRGEN MARÍA

“Santísima Madre de Dios, vaso de incom-


parable elección, Reina del amor soberano; tu eres
la más amable, la más amante y la más amada
de todas las criaturas. El Padre celestial puso sus
complacencias en ti desde la eternidad, destinan-
do tu limpio corazón para perfeccionar el amor
santo, a fin de que un día amases a su único Hijo
con ternura maternal, de la misma manera que Él
le quiso desde toda la eternidad con amor de Pa-
dre. ¡Oh Jesús, mi Salvador! ¿A quién puedo dedi-
car lo que voy a decir de tu amor santo mejor que
al Corazón amabilísimo de la criatura más amada
de tu alma?

Mas, ¡oh Madre victoriosa! ¿quién volverá


sus ojos hacia ti sin contemplar a tu diestra al que
tu Hijo quiso por tu amor honrar con el título de
padre, uniéndole a ti mediante un matrimonio vir-
ginal para que fuese tu ayuda y auxiliar y en la
empresa de educarle y sostenerle su infancia?
8 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

¡Oh gran San José, esposo amantísimo de la


Madre del Amado! ¡Cuántas veces llevaste en tus
manos al Amor de los cielos y la tierra, mientras
que con los abrazos y los besos del divino Infante
derretíase tu alma de gozo cuando te susurraba
al oído que tú eras su mayor amigo y su carísimo
padre!

[…]

¡Oh Madre amada del Amado! ¡Oh Esposo


amado de la Amada! Con el rostro a vuestros pies,
que a mi Salvador llevaron, yo ofrezco, dedico y
consagro esta obrita del amor a la inmensa gran-
deza de vuestro corazón”.

(Reproducción parcial de la
Oración dedicatoria) *

*
San Francisco de Sales: Tratado del Amor de Dios,
BAC Minor, Madrid 1995, pp. 35-36.
Prólogo

Es totalmente evidente que San Francisco no


escribió una vida de la Virgen María. Sin embar-
go, con motivo de las fiestas de la Virgen, tuvo nu-
merosas oportunidades para recordar y comentar
en sus sermones los momentos más importantes
de la vida de María. Lo que da encanto a estos
sermones es el arte que tiene San Francisco de na-
rrar los hechos revestidos de imágenes adornadas
de comentarios. Estos comentarios pueden ser
teológicos o prácticos, sobre todo cuando están
dirigidos a las religiosas. Sin embargo, no voy a
hacer referencia, salvo en casos excepcionales, a
este último género de comentarios.
10 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

Por el contrario, no dejaré de respetar los


criterios teológicos de nuestro Santo, que son la
expresión de su inmenso amor a la que él llama
su Madre amadísima. Si a San Francisco le en-
cantaba hablar de la Virgen María, sin embargo,
no cayó jamás en afectación alguna. Su expresión
presenta el sello de su tiempo; no obstante, no nos
deja indiferentes, incluso en el nuestro.
Me doy también cuenta que tiene un gran
encanto. Éste es el motivo por el que he visto que
merecía la pena reunir los numerosos textos de
San Francisco y agruparlos de forma que resulte
una presentación salesiana de las diferentes etapas
de la vida de María.

Además de los sermones, he echado también


mano de los pasajes del Tratado del Amor de Dios,
que hacen referencia a María. En las Cartas con fre-
cuencia alude a María. Pero se trata de pasajes rápi-
dos que, salvo excepciones, no pretenden referirse
a la presentación histórica de la vida de la Virgen.
Éste es el motivo por el que no he utilizado mucho
esta parte de la obra copiosa de nuestro Santo.

Para facilitar la lectura, he actualizado la or-


tografía, pero sin corregir las palabras propias de
PRÓLOGO 11

la época que, pese a su desuso, enriquecen enor-


memente la publicación. El contexto ayuda a des-
cubrir su sentido, cuando su comprensión ofrece
ciertas dificultades.

Las notas de referencia remiten a la edición


de las obras de San Francisco de Sales publicadas
por el Monasterio de la Visitación de Annecy 1.

Joseph Duval
Arzobispo emérito de Rouen
Annecy, 25-marzo-2008

1
Varios de los escritos y Obras de san Francisco de
Sales están traducidos y publicados en español, y a dis-
posición actual en las editoriales y librerías, otros son de
ediciones agotadas, pero no obstante se podrían encontrar
algunos ejemplares.
Para el tema concreto que nos ocupa de la Vida de la
Virgen María, se publicó en 1866 un libro riquísimo en da-
tos y referencias titulado La Madre de Dios... que recopila
ampliamente muchas de las alusiones, referencias, sermo-
nes, consejos y oraciones de San Francisco de Sales.
La Inmaculada
Concepción

1. María es concebida sin pecado

“Esta gloriosa Virgen supera en dignidad y


excelencia no solamente a los santos, sino tam-
bién a los más elevados Serafines y Querubines.
María posee un gran privilegio por encima de to-
dos los bienaventurados, que consiste en que se
entregó y se consagró totalmente al servicio de
Dios desde el primer instante de su concepción,
puesto que no hay duda alguna de que Ella fue
toda pura y tuvo el uso de razón desde el instante
en que su alma se unió a este cuerpecito formado
en las entrañas de Santa Ana.
14 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

Como esta gloriosa Virgen tenía que nacer de


padre y de madre al igual que los demás niños,
también parecería que, del mismo modo que ellos,
debería contraer la mancha del pecado original;
sin embargo, la divina Providencia ordenó todo lo
contrario y, tendiendo su santísima mano, la pre-
servó de que cayera en este precipicio.

Le concedió el uso de la razón y la fe, por la


que Nuestra Señora conoció a Dios y creyó todo
lo concerniente a la verdad, de suerte que, hen-
chida de esta claridad, se dedicó y consagró to-
talmente a la divina Majestad, y en verdad de un
modo perfectísimo.

Los teólogos nos aseguran que Nuestro Se-


ñor, proyectando un rayo de su luz y de su gracia
en el alma de San Juan Bautista, cuando se en-
contraba todavía en las entrañas de Santa Isabel,
le santificó y le concedió el uso de la razón junta-
mente con la fe, por la que, habiendo reconocido
a su Dios en el vientre de la Santísima Virgen, le
adoró y se consagró a su servicio.

Y si el Salvador otorgó una gracia tan ex-


traordinaria a aquel que iba a ser el precursor,
¿quién podrá poner en duda que no solamente
LA INMACULADA CONCEPCIÓN 15

concedió el mismo favor, sino que le otorgó un


privilegio mucho más extraordinario y totalmente
único a la que había elegido para ser su Madre?

¿Por qué no la iba a santificar desde el seno


materno como santificó a San Juan?

Así pues, es totalmente seguro que desde el


primer instante de su concepción Dios la hizo
toda pura, toda santa, con el uso perfecto de la
fe y de la razón de un modo totalmente admira-
ble y que no puede ser suficientemente admirado;
porque Él había tenido esta intención desde toda
la eternidad: Porque mis planes no son vuestros pla-
nes, vuestros caminos no son mis caminos —oráculo del
Señor— (Is 55,8). Así, lo que jamás había podido
captar el entendimiento humano, Dios lo había
meditado antes de todos los tiempos.

¡Oh cuántos favores, gracias y bendiciones de-


rramó la divina Bondad en el corazón de la Virgen
gloriosa! Pero eran tan secretos e íntimos que nadie
podía darse cuenta de éstos más que Ella, que era la
que los experimentaba, y también su madre, Santa
Ana. Es de creer que en el instante en que el Señor
derramó tantas gracias en el alma de esta bendi-
ta Niña, su madre se dio cuenta de ellas y recibió
16 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

grandes dulzuras y consuelos espirituales a causa


de su Hija, que estaba colmada de ellos”.

(Sermón predicado en la festividad de la


Presentación de la Virgen María, vol. IX, p. 186).

2. ¿Cómo se pudo hacer esto?

“Nuestra Señora, la Santísima Virgen, fue


concebida por la vía ordinaria de la generación
humana; pero habiéndola Dios predestinado en
su Providencia desde toda la eternidad para ser su
Madre, la preservó pura y limpia de toda mancha,
aunque en razón de su propia naturaleza Ella hu-
biera podido pecar. No hay duda de que no hubo
en Ella mancha alguna de pecado actual. Me voy a
servir de una comparación para dároslo a entender.
¿Sabéis cómo se forman las perlas? (muchas
señoras desean tener perlas, pero no se preocupan
de lo demás). Las madreperlas actúan como las
abejas; tienen un rey y eligen para desempeñar
este cargo a la más fuerte de ellas y todas la si-
guen. Vienen sobre las olas del mar a la hora de
mayor frescor, lo que ocurre al despuntar el día,
sobre todo en el mes de mayo. Cuando están allí,
abren sus conchas en dirección al cielo. Al caer en
LA INMACULADA CONCEPCIÓN 17

ellas las gotas de rocío, las vuelven enseguida a ce-


rrar, de tal modo que incuban este rocío en el mar
y lo transforman en perlas, a las que después se les
da tanta importancia. Pero fijaos que las madre-
perlas cierran tan bien sus conchas que no entra
en ellas nada de agua salada.
Esta comparación viene bien a mi propósito.
El Señor obra de este modo con la Santísima Vir-
gen Nuestra Señora, porque en el primer instante
de su concepción se interpuso entre dos, o bien,
de alguna manera, se sitúa debajo de donde está
Ella para impedir que caiga en el pecado original.
Y así como, si la gota de rocío no encontrara
la concha para recibirla caería en el mar y se con-
vertiría en agua amarga y salada, pero al recibirla
la concha se transforma en perla, igualmente la
Santísima Virgen fue lanzada y enviada al mar de
este mundo conforme a la vía común de la genera-
ción; sin embargo, preservada de las aguas saladas
de la corrupción del pecado, Ella iba a tener este
privilegio único, porque no era razonable que el
diablo reprochara a Nuestro Señor que la que le
había llevado en sus entrañas hubiera sido tribu-
taria de él. Por este motivo el Evangelista no men-
ciona ni al padre ni a la madre de la Virgen, sino
18 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

solamente a José, esposo de la Virgen María, de la


que nació Jesucristo (Mt 1,16).
También por una gracia especial, su alma no
tenía nada en común con la de sus padres, como
es normal en las otras criaturas”.

(Sermón predicado en la festividad


de la Inmaculada Concepción, vol. X, p. 399).

3. La vida de la Virgen Inmaculada

“Acercaos a esta cuna, considerad las virtu-


des de esta santa Niña y os daréis cuenta que las
practica todas de una forma extraordinaria. In-
terrogad a los Ángeles, a los Querubines y a los
Serafines y preguntadles si ellos igualan en per-
fección a esta pequeña Niña, y responderán que
Ella los supera infinitamente. Vedlos rodeando su
cuna y oíd cómo totalmente maravillados de la
hermosura de esta Niña, dicen estas palabras del
Cantar de los Cantares:

¿Quién es esta que sube del desierto,


como columna de humo,
perfumada con mirra y olíbano,
con tantos aromas exóticos? (Ct 3,6)
LA INMACULADA CONCEPCIÓN 19

A continuación, considerándola todavía más


de cerca, embelesados y fuera de sí mismos prosi-
guen llenos de admiración:

¿Quién es ésta que despunta como el alba,


hermosa como la luna,
refulgente como el sol,
imponente como un batallón (Ct 6,10)

Esta Niña no ha sido todavía glorificada,


pero le ha sido prometida la gloria; ella aguarda,
no en esperanza como las demás personas, sino
en seguridad... Y continúan de este modo sus ala-
banzas.

Se trataba de esta sagrada y bendita Virgen,


que practicaba todas las virtudes, y de un modo
admirable la virtud de la renuncia al mundo. Por-
que en medio de los aplausos de esta exaltación,
vedla humillada y que no quiere aparecer más
que como una niña sencilla y corriente, a pesar de
que tuvo el uso de razón desde el mismo primer
­instante de su concepción.

Sabemos que son tres los niños que tuvieron


el uso de razón antes de su nacimiento, si bien de
diferente modo.
20 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

El primero es San Juan Bautista, que fue san-


tificado en el vientre de su madre, donde él cono-
ció a Nuestro Señor, saltó de gozo a su venida y le
adoró (Lc 1,41). Ahora bien, nunca se vio privado
de este uso de razón, porque Dios da sus dones
de un modo absoluto y los dones y la llamada de
Dios son irrevocables (Rom 11,29).
Cuando Dios da su gracia a un alma, se la da
para siempre y no se la quita jamás, siempre que
aquél a quien Él se la otorga no la quiere perder
él por su propia cuenta; así ocurre con los otros
dones, de los cuales no nos vemos privados, a no
ser por nuestra falta de fidelidad.
El segundo Niño fue nuestro Salvador y Señor
soberano, que tuvo el uso de razón desde el mis-
mo instante de su Encarnación. ¡Oh Dios, jamás
pasa una mínima duda en nuestro entendimiento
en sentido contrario, aunque sólo sea un instante!
Pues bien, su vida fue una vida totalmente santa y
gloriosa, porque su benditísima alma gozó conti-
nuamente de la clara visión de la Divinidad, a la
cual estaba unida desde el momento de la creación.

La tercera Niña fue la Santísima Virgen, que


ocupa el término medio entre los dos anteriores. Ella
LA INMACULADA CONCEPCIÓN 21

no tuvo el uso de razón del mismo modo que Nues-


tro Salvador, pues se trataba de algo que era exclusi-
vo de Él; pero lo tuvo de un modo más excelente que
San Juan Bautista, en cuanto que Ella era elegida
para una dignidad mayor que la de este Santo. Es
verdad que San Juan iba a ser el Precursor del Hijo
de Dios, pero la Santísima Virgen era elegida para
ser la Madre de Dios. El gran apóstol San Pablo*,
el cual en verdad es admirable en todo lo que dice,
establece un argumento por el que podemos com-
prender cuál es la dignidad de la Madre de Dios:2

Pues ¿a qué ángel dijo jamás:


Hijo mío eres tú...? (Heb 1,5)

¡Oh no! esto era exclusivo de nuestro querido


Salvador y Señor, que era su Hijo verdadero y na-
tural. Y nosotros podemos agregar: ¿Hay alguna
criatura a la que el Hijo de Dios haya llamado mi
Madre? Ciertamente que no; esta denominación
se debía únicamente a esta Virgen que le había

*
San Pablo parece ser que no escribió la Carta a los
Hebreos según los criterios actuales, pero ha sido admitido
así durante varios siglos, incluído el siglo XVII. Por eso
San Francisco de Sales utiliza esta referencia en su sermón.
22 LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA POR SAN FRANCISCO

llevado nueve meses en su vientre sagrado. Con-


cluyamos, por tanto, según este gran Santo, que el
más elevado título que se pueda dar a la Santísima
Virgen es llamarla Madre de Dios.

Por consiguiente, no hay duda alguna de que,


siendo elegida para una dignidad más elevada que
la de San Juan, haya tenido Ella el uso de razón de
una forma más excelente. Nosotros somos unos po-
brecillos, nacemos en la mayor miseria que se pueda
conocer, porque somos como animalitos que no te-
nemos en nuestra infancia ni discurso ni razón.

Respecto a esto, cuando se pregunta a los filóso-


fos: ¿Qué es el hombre? ellos responden: es un animal
racional. Aristóteles dice que las abejas nacen como
pequeños gusanos, después les nacen las alas y por
fin se transforman en abejas; pero su rey no nace así,
sino que nace como rey. Nosotros somos, en realidad
como moscas, nacemos como pequeños gusanos dé-
biles e impotentes; en cambio, la Santísima Virgen
nace como nuestra Reina, dotada del uso de razón, y
en este nacimiento hace ya las mismas renuncias que
hizo Ella ­después con tan gran perfección”.

(Sermón predicado en una


toma de hábito, vol. IX, p. 346)
A San Francisco de Sales le entusiasmaba hablar
de la ­Virgen María y este es el motivo por el que
Mons. Joseph Duval reúne en este libro citas de
varios sermones, cartas y otros escritos que San
Francisco de Sales dedicó a la Virgen. Así revivimos
las diferentes etapas de la vida de María con el
encanto que desprende la pluma del inspirador de
la espiritualidad salesiana.

San Francisco de Sales no escribió una vida de la Virgen M


­ aría.
Sin embargo, con motivo de las fiestas de Nuestra Madre del
Cielo, trató y citó a la Virgen con inmenso amor y entusias-
mo, dejando que su corazón guiara su pluma...
... Si la gota de rocío no encontrara una concha para recibirla
caería en el mar y se convertiría en agua amarga y salada, pero al
recibirla la concha se transforma en perla. Igualmente la Santísi-
ma Virgen fue lanzada y enviada al mar de este mundo conforme
a la vía común de la generación; sin embargo, fue preservada de
las aguas saladas de la corrupción del pecado...
(Fragmento del Sermón predicado en la festividad de la Inmaculada Concepción)

C O L EC C I Ó N D I DA S K A LO S
San Francisco de Sales

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