Levantémonos A Orar de Mañana

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LEVANTÉMONOS A ORAR DE MAÑANA.

JESÚS ORABA DE MAÑANA

Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana,


siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.  

DAVID ORABA DE MAÑANA


5:3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
     De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.

DANIEL ORABA TRES VIECES AL DIA

(Dn 6:10) "Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y
abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces
al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes."

SAMULE ORABA TAMBIEN

(1 S 12:23) "Así que lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por
vosotros.

La historia de la iglesia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que oraban con
disciplina, a pesar de sus debilidades y faltas humanas. 

EL LEGADO DE LA MADRUGADA

En los días más importantes, Abraham se levantó temprano para ver la destrucción de
Sodoma (Gn 19:27), para despedir a Agar (Gn 21:14) y para responder al llamado de Dios
de ir a Moriah con su único hijo (Gn 22:2-3). Dios le dijo a Moisés que se levantara
temprano para presentarse ante Faraón y exigir la liberación del pueblo de Dios (Éx
8:20; 9:13). Más tarde, se levantaría temprano para inaugurar la alianza entre Dios y su
pueblo en el Sinaí (Éx 24:4; 34:4). Josué, el suplente de Moisés, lo sucedió en el legado de
levantarse temprano para cruzar el Jordán (Jos 3:1), tomar Jericó (Jos 6:12, 15), descubrir
al traidor (Jos 7:16) y reclamar la victoria después de una derrota (Jos 8:10).

Gedeón se levantó temprano para perseguir al ejército de Madián en el famoso día que
terminaría con un ejército de trescientos hombres (Jue 7:1). El profeta Samuel, habiendo
oído de que Dios había rechazado al primer rey de Israel, se levantó temprano para
confrontar a Saúl (1 S 15:12). Así también un David joven, el próximo ungido, se levantó
temprano para visitar a sus hermanos en el campo de batalla donde eventualmente se
enfrentaría a Goliat (1 S 17:20).

CHARLAS MATUTINAS

Después de haber descansado y una vez que estamos completamente despiertos,


tenemos nuestra mejor energía por la mañana. ¿A qué o a quién le daremos las primicias
del tiempo y la atención de cada día? Debemos de aprender a dar nuestra mejor energía a
lo que es más importa, a nuestro señor Jesucristo

LO QUE HACEMOS A PRIMERA HORA DE LA MAÑANA,


CON EL TIEMPO, DICE MUCHO SOBRE NUESTRAS VERDADERAS PRIORIDADES

Qué momento, con la boca del mundo cerrada, para escuchar y priorizar la voz de Dios y
responderle, como lo hizo Jesús, en una oración matutina. Qué preciosos momentos,
antes de que el mundo despierte, para recoger la porción del día de la Palabra de Dios,
como el maná esperaba a los israelitas cuando se despertaban cada mañana en el
desierto. Que su voz sea la primera que escuchemos cada día. Debemos saber que, sin
importar lo temprano que nos levantemos, tendremos su oído en oración.

ÉL SE LEVANTÓ TEMPRANO

El capítulo final del Evangelio de Marcos comienza con otro acto de levantarse temprano y
uno aún más sorprendente:
«Muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro cuando el sol ya había
salido. Y se decían unas a otras: “¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del
sepulcro?”. Cuando levantaron los ojos, vieron que la piedra, aunque era sumamente
grande, había sido removida» (Marcos 16:2-4).

De la misma manera, Juan también nota la hora: «María Magdalena fue temprano al
sepulcro, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra ya había sido quitada del
sepulcro» (Jn 20:1). Lucas también añade: «fueron de madrugada al sepulcro» (Lc 24:22).

Es apropiado que cuando Jesús se levantó de entre los muertos, resucitara temprano.
Tenía algo que hacer. No podía dormir hasta tarde cuando una nueva era estaba
amaneciendo. Resucitó con un propósito. Él se levantó temprano.

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