1 Ámbito Filosófico Axiología 11° 2024
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A continuación Ustedes van a tener la oportunidad de contactar con las enseñanzas de la evidencia de
desempeños por competencias Filosóficas en articulación con las competencias de lectura crítica, las
competencias ciudadanas, competencias transversales, su proyecto de vida y resolver el problema de Micaela
a partir del estudio del ámbito Filosófico de la AXIOLOGÍA.
2. Definiciones
2.1. La palabra axiología procede del griego axios valor, y designa la reflexión filosófica sobre los
valores. La palabra fue introducida en la filosofía por Herman Lotze. Federico Nietzsche (Alemania
1844-1900)) contribuyó notablemente a la generalización del interés por el tema cuando combatió las.
"viejas tablas de valores" y propuso un cambio de ellos.
2.2. Por esta razón, esta disciplina filosófica se llama también Teoría de los valores. 3. La palabra valor
es polisémica, es decir, tiene múltiples significados.
la palabra valor designa lo que se presenta al hombre como apreciable, unas veces en forma de
sustantivo, otras en forma de adjetivo, y tiene en "valer" una forma verbal.
Habrá notado también que no sólo los objetos pueden ser valiosos, sino que también las actividades
humanas, las ideas, las personas pueden serlo. Así, el servicio de una enfermera es una actividad valiosa.
En términos morales, hablamos de acciones honestas, nobles, generosas, etc.; pero también de acciones
deshonestas, innobles, egoístas, etc.
De todos los significados de la palabra valor, hay un conjunto que nos interesa aquí de modo especial.
Los valores son un tipo de realidades con las cuales estamos tratando constantemente, pero que no son ni
realidades físicas, como los objetos materiales, ni realidades ideales, como los entes matemáticos o
geométricas (los números, las figuras); ni hechos psíquicos, como el dolor, la esperanza, etc., sino un
cierto tipo de realidades que son en esencia una clase de cualidades que, por supuesto, necesitan de un
objeto en el cual existir. Algunos de sus elementos son: honradez, amabilidad, valentía alegría, bondad,
belleza, utilidad, veracidad, compañerismo, fidelidad.... Es el conjunto de lo que llamamos valores.
Lectura 1
El hombre, ser axiológico
Veamos ahora otro aspecto del hombre: su conducta axiológica. A primera vista se le presenta por
delante un gran espectáculo, una gran feria, innúmera de valores de toda clase y condición, que por el
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momento pareciera producirle confusión: desde aquellos que corresponden a intereses biológicos y
económicos de la subsistencia, hasta aquellos otros que se refieren a las relaciones familiares y sociales,
a los de ocupaciones propias del oficio o profesión, a los de la propaganda insidiosa y de las.
comunicaciones, a los de los productos de la técnica, de la civilización y de las artes, a esos otros que
corresponden al agradable aguijón de adquirir la verdad en libros, revistas, estudios e investigaciones, a
los de la inmensa gama de aprehender la belleza y a los provenientes de las llamadas espirituales
interiores. A esa primera impresión de la feria, donde se va valorando aprisa y sin detenerse,
corresponde otra cuando todo aquello se vuelca hacia el interior del yo en reflexión reposada y vidente
de la conciencia, para reconsiderarlo, ordenarlo y darle las prelaciones intencionales del caso, según las
circunstancias vivenciales de la Persona. De allí resulta que hay valoraciones a largo plazo que exigen
tiempo y esfuerzos continuados como escoger una profesión, organizar un hogar, etc.; hay otras a menor
plazo pero que también exigen alguna consideración y otras inmediatas como las de la subsistencia
diaria en las que de inmediato hay que ir escogiendo, valorando y resolviendo en seguida.
Para ver más clara la conducta axiológica del ser humano pongamos un ejemplo y propongámonos
seguir por un momento la vida de una empleada cualquiera, indicando cuáles son sus actos diarios, y
subrayemos todas aquellas palabras indicativas de que está obrando sobre valores: escoge para
levantarse la hora que más le conviene, selecciona las prendas de vestir y el traje para el día, toma al
desayuno los alimentos que le placen, se transporta al trabajo en el vehículo que más le conviene,
ordena su trabajo para obtener mejor rendimiento, busca comodidad y medios adecuados para ir a
realizarlo: le place comunicarse con sus amigos, etc. Y cuando habla, la mayor parte de sus conceptos
son juicios de valor: esa nota está bien, ese hombre es muy correcto; me gusta esa idea; tratan de
engañarme; me place saludarlo; esto marcha bien. En la vida familiar y social sí que son todavía más
acentuadas las apreciaciones, las normas valorativas; porque en ellas es el gusto, el afecto, la simpatía y
el amor las que ordenan y deciden Y aun en aquello que pareciera propiamente de iniciativa personal y
que pudiera atribuirse a reflexiones o consideraciones de razón o inteligencia, resulta que no son más
que respuestas a una vida emocional intensa y a veces contenida, inconsciente en ocasiones, que se
manifiesta en forma de deseos, de aspiraciones o intereses, de preocupaciones familiares o sociales, y
que dan por resultado la ocurrencia, la iniciativa, la asociación insospechada, la chispa ingeniosa del arte
o del invento, la relación humana que necesitaba el cambio de oficio o profesión, etc. De modo que
despierto o dormido, reflexivo o inconsciente, el reflexivo hombre es un evaluador permanente, que en
todas partes va como lo dijera el poeta Barba Jacob-"tasando el bien y el mal", lo justo y lo injusto, lo
bello y lo feo, lo noble y lo vulgar, lo honesto y lo ruin, lo correcto y lo indebido, lo torpe y lo
inteligente, lo santo y lo pecaminoso.
Pero, es más: el sentido y la práctica de la valoración se presentan como una necesidad en las artes, en
las técnicas y en la investigación científica, desde antes de su iniciación para realizarlas y después de
terminadas para evaluar los resultados. En el mismo proceso no hay norma, ni cálculo matemático o
racional, ni nada previsible. que le diga a una artista, por ejemplo, lo que debe hacer en un momento
dado, a una deportista cómo manejar una bicicleta o un automóvil, a un cirujano por dónde debe cortar
en un momento preciso, a un cristiano hasta donde puede usar de su prudencia, a una analista cuando
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debe desechar cientos porcentajes de residuos, etc. y hasta con las computadoras donde es ya casi nada
lo que dicen, o no se sabe lo que indican, es necesario evaluar y cortar.
Los mismos instrumentos científicos están evaluados de antemano para determinadas cosas y en
determinadas circunstancias. Todo, pues, está sujeto al valor que le dé el hombre en determinado
momento; y en este sentido sí que tiene validez la frase de Protágoras (el hombre es la medida de todas
las cosas). Teniendo en cuenta, pues, las anteriores consideraciones, podemos concluir diciendo que la
actitud valorativa del hombre es su constante; y entonces, más allá de considerarlo como ser racional,
debe caracterizársele como ser axiológico. (Alfonso Santamaría P. Axiología y Educación).
3.1. Diferencia entre bienes y valores:
Es necesario distinguir entre bienes y va lores. Los bienes son los objetos valiosos, por ejemplo, un
edificio es un bien puesto que en él existen valores: es útil (sirve de albergue... puede ser bello, cómodo,
amplio, vale una cierta cantidad de dinero, etc.
Esto nos muestra que los objetos sirven de soporte a los valores, que son en ellos una clase de
cualidades. No todas las cualidades son valores, pero muchas que no lo son en sí mismas, pueden llegar
a serlo en determinadas circunstancias. Por ejemplo, el peso, como cualidad de un objeto, no es en sí
mismo un valor, pero puede llegar a serlo en ciertas circunstancias, como en un péndulo de los que se
usan para demoler edificios es más efectivo cuanto más peso tenga, dentro de ciertos limites
Lectura: 2
El mundo de los valores
Los valores constituyen un tema nuevo de filosofía: la disciplina que los estudia- la axiología ensaya sus
primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX. Es cierto que algunos valores inspiraron profundas
páginas de más de un filósofo, desde Platón en adelante. Y que la belleza, la justicia, el bien, la santidad,
fueron temas de viva preocupación de los pensadores en todas las épocas. No es menos cierto, sin
embargo, que cada valor era estudiado aisladamente. La belleza, por ejemplo, interesaba por sí misma y
no como representante de una especie más amplia.
Si bien no se ha perdido interés en el estudio de la belleza, esta aparece hoy como una de las formas de
una peculiar manera de asomarse al mundo que se llama el valor. Este descubrimiento es uno de los más
importantes de la filosofía reciente y consiste en lo fundamental en distinguir el ser del valer, Tanto los
antiguos como los modernos incluían, sin tener conciencia de ello, el valor en el ser y median a ambos
con la misma vara. Los intentos de axiología se dirigían en particular al bien y al mal El estudio de estos
valores aislados adquiere hoy nueva significación al advertirse el hilo sutil que los une y la proyección
de luz sobre cada uno de estos sectores que arroja toda investigación de conjunto sobre la naturaleza
propia del valor. De ahí que tanto la ética como la estética hayan dado en los últimos años, un gran paso
adelante al afianzarse la capacidad de examen del valor en tanto que valor…
Se intento en primer término, reducir los valores a les estados psicológicos. El valor equivale a lo que
nos agrada, dijeron unos; se identifica con lo deseado, dijeron otros, es el objeto de nuestro interés. El
agrado, el deseo, el interés, son estados psicológicos; el valor, para estos filósofos, se reduce a meras
vivencias.
En abierta oposición con esta interpretación psicologista del valor se constituyó una doctrina que
adquirió pronto gran significación y prestigio, y que terminó por sostener con Nicolai Hartmann, que los
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valores son esencias, ideas platónicas. El error de esta asimilación de los valores a las esencias se debió
en algunos pensadores à la confusión de la irrealidad con la idealidad. La supuesta intemporalidad del
valor ha prestado un gran apoyo a la doctrina que pretende incluir a los valores entre los objetos ideales.
Si bien nadie ha intentado reducir los valores a las cosas, no hay duda que se con fundió a aquellos con
los objetos materiales que los sostienen, esto es, con sus depositarios. La confusión se originó en el
hecho real de que los valores no existen por sí mismos, sino que descansan en un depositario o sostén
que, por lo general, es de orden corporal. Así, la belleza, por ejemplo, no existe por si sola flotando en el
aire, sino que está incorporada a algún objeto físico: una tela, una piedra, un cuerpo humano, etc.
Para evitar confusiones en el futuro, conviene distinguir desde ya, entre los valores y los bienes. Los
bienes equivalen a las cosas valiosas. esto es, a las cosas más el valor que se les ha incorporado. (Risieri
Frondizi, Qué son los valores).
El Binomio del Valor: El hombre descubre valores y también los crea. Descubre, por ejemplo, la
belleza natural de un paisaje o de un rostro; o la honestidad de una acción. Crea, por ejemplo, al pintar
un cuadro hermoso, componer una sinfonía, bailar un ballet, esculpir una estatua, etc.
En el proceso de valoración que realiza el hombre encontramos dos elementos fundamentales:
1. El sujeto valorante
2. El objeto valorable.
Los valores, por tanto, no pueden existir sino referidos al hombre, que es quien los aprecia, los conoce o
los crea. Pero tampoco pueden existir los valores sin los objetos en los cuales se realizan. Por eso Adolfo
Sánchez V. afirma: "Así, pues, el valor no lo portan los objetos de por sí, sino que estos los poseen
gracias a su relación con el hombre como ser social. Pero los objetos, a su vez, sólo pueden ser valiosos
cuando están dotados efectivamente de ciertas propiedades objetivas." (Ética.)
3.3. Distinción entre Juicios de hecho y juicios de valor: Muchos especialistas distinguen entre juicios
de hecho y juicios de valor. Definen los primeros como los juicios que describen eventos de cualquier
tipo, por ejemplo, "todas las aves son bípedas". y definen como juicios de valor aquellos que expresan
una valoración, es decir, que atribuyen un valor a un ser. Por ejemplo "Esta escultura es muy hermosa".
Pero la distinción no es muy rigurosa, es más bien problemática y presenta paradojas. Analicemos lo que
dice un escritor autorizado.
Lectura 3
El juicio de valor
Hay juicio de valor cuando el sujeto juzga que una cosa o un ser tiene valor, o tiene más valor que otro:
“esta proposición es verdadera” esta flor es más bella que aquella – por oposición a los juicios de
hecho-: esta proposición comprende tres términos, “Esta flor es una compuesta”. Un juicio que
comprueba como un hecho, otro juicio de valor no es un juicio de valor: esta flor vale treinta francos,
este pescado es muy estimado. Por el contrario, los juicios de valor que comprueban la realización de un
tipo, pueden ser juicios de valor cuando el tipo es valorizado implícitamente por el sujeto: es un ángel,
es un don juan.
No hay juicio de valor cuando se acusa una preferencia personal como un puro hecho: prefiero el
pescado a la carne. El enunciado de la preferencia no llega a ser, sicológicamente, juicio de valor, sino
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cuando se cree implícitamente que los otros deberían compartir esta preferencia. Aun es necesario
distinguir entre un esfuerzo para convertir a otros, puramente publicitario, o por propaganda cínica, es
decir no convencida y el esfuerzo de proselitismo sincero invocando un “debería” universal.
3.4. Naturaleza de los valores: Uno de los problemas centrales de la axiología es determinar la
naturaleza, la esencia, de los valores. En este punto los axiólogos no están de acuerdo. Encontramos dos
gran des corrientes que intentan responder estos interrogantes: el subjetivismo y el objetivismo.
Rudolff Hermann Lotze. (1817-1881) Filósofo y fisiólogo alemán. Físico y médico, pasó luego a la
filosofía, en la que desarrolló la teoría de los valores. Afirmó que los valores no "son" en sentido propio,
sino que "valen", y no deben ser entendidos de un modo relativo y arbitrario, sino como entidades
absolutamente válidas, reconocidas y descubiertas por la conciencia. De este modo Lotze independizó la
axiología de las ciencias naturales, y dio tal importancia a los valores que quiso reducir la lógica, la ética
y la metafísica a la axiología. Sus principales obras son: De los principios filosóficos de la futura
biología; Metafísica; Lógica; Sobre el concepto de la belleza, Sobre las condiciones de la belleza.
3.4.1. Subjetivismo axiológico: la corriente subjetivista pone todo el énfasis, en cuanto a la naturaleza
de los valores, en el sujeto, debido al hecho de que es precisamente éste el que realiza el proceso de
valoración, aprecia o estima, acepta o rechaza, de acuerdo con el agrado o desagrado que le producen las
cosas. Los valores resultan de la apreciación que hace el sujeto. Por tanto, por ejemplo, el valor estético
de una escultura no depende de la escultura misma, sino del sujeto que la aprecia. Refiriéndose a la
apreciación de un vino, dice Kant "El sabor agradable de un vino no pertenece a las determinaciones
objetivas del vino, sino a la cualidad particular del sentido del sujeto que lo gusta". Lo mismo se puede
decir de cual quiera otra producción de la actividad humana.
El subjetivista niega que algo pueda tener valor si no hay un sujeto que lo valore, que lo estime, le
resulta impensable que algo pueda tener valor sin referencia a un sujeto. Por eso los subjetivistas
afirman que los valores no tienen existencia en sí y por si, sino que son creaciones de la mente humana,
afirman que algo tiene valor si sirve para satisfacer las necesidades o intereses de cualquier tipo o
proporcionar bienestar o deleite.
El subjetivista aduce como razones para su posición o concepción precisamente las
discrepancias que existen en los seres humanos respecto de los valores que se atribuyen a los diversos
objetos. Aducen también que la valoración humana depende de la constitución psicobiológica de los
seres humanos, dado que, de acuerdo con ella, lo que para uno puede ser valioso, para otro no. Por
ejemplo, un perfume que para una persona puede ser muy agradable, para otra puede resultar ofensivo.
Otro argumento aducido es el interés que los seres humanos puedan tener en los objetos denominados
valiosos, como puede ocurrir con las cenizas de un antepasado que sólo resultan de interés para su
familia.
Otra razón del subjetivista es su concepción de la relatividad de los valores, dado que estos varían de
una cultura a otra. Por ejemplo, eructar ruidosamente después de una comida es un signo de
agradecimiento y satisfacción en algunas culturas orientales mientras que es manifestación muy
chocante y de falta de buenos modales en la mayoría de las culturas occidentales. Recordemos que
Protágoras ya había afirmado que en todos los campos (político, religioso, moral, cultural, etc.) el
hombre es la medida de todas las cosas.
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El subjetivismo se convierte finalmente en un relativismo porque hace depender el valor del sujeto que
valora.
Entre los grandes representantes del subjetivismo axiológico encontramos a Franz Brentano (Austria,
1838-1917), A. Von Meinong (Alemania, 1853-1921), B. Spinoza (Holanda, 1632-1677), L. R.
Hermann Lotze (Alemania, 1817-1881); F. Nietzsche (Alemania 1844-1900), Ehrenfels V. Christian
(Alemania, 1850-1932); R. Carnap (1897-1970), B. Russell Inglaterra, 1872-1970).
3.4.2. Objetivismo axiológico: es la doctrina que sostiene que los valores existen en sí mismos y son
universales. Los valores son independientes de los objetos en que residen y de los sujetos que los
perciben. Aun cuando el objetivista reconoce que la valoración es subjetiva, del mismo modo que lo es
la percepción, los valores no lo son, como tampoco los objetos percibidos. En contra de los subjetivistas,
los objetivistas afirman que las discrepancias entre ambas corrientes no se refieren a los valores sino a
los bienes, Por ejemplo, en cuanto a la belleza de un cuadro, no hay discrepancia en cuanto al valor
belleza, sino al grado de belleza del objeto.
Si bien es cierto que la apreciación de los valores depende en buena medida de la constitución biológica,
no es menos cierto que depende del grado de captación del valor sin afectar al valor mismo. Por
ejemplo, una persona con deficiencias de visión no puede contemplar la belleza de un paisaje de la
misma manera que una persona con visión perfecta.
Los valores no dependen del interés que despierten en las personas porque en el objeto reside el valor,
pero no lo agota.
En cuanto a la relatividad de los valores, esta se refiere fundamentalmente a los valores de menor
jerarquía, por ejemplo, los que tienen que ver con el gusto, el agrado, el placer; pero se observa que los
valores real mente fundamentales de los seres humanos existen en todas las culturas. Por ejemplo, en
todas ellas existen los valores del respeto a la vida, la veracidad, la fidelidad, etc.
Los más importantes representantes de esta escuela son Max Scheler (Alemania, 1874 1828) y Nicolai
Hartmann (Alemania, 1882 1950).
Risieri Frondizi hace la siguiente crítica al objetivismo axiológico de Scheler: "La separación del valor
de toda relación con la realidad humana o natural es tan grande, que llega a encerrarse dentro de su
propia definición para ponerse a cubierto de cualquier crítica. Tanto Scheler como otros filósofos que se
refugian en el apriori para mantener se a cubierto del posible desmentido de la realidad, juegan con
cartas dobles. Extraen de la realidad los conceptos de que constituyen sus doctrinas y, cortando luego
toda conexión con la experiencia, transforman todos esos conceptos, de raíz empírica, en esencias
inmutables apriori" (¿Qué son los valores?).
3.4.3. Posición intermedia: está representada por los autores que consideran que, de acuerdo con lo
explicado en el binomio del conocimiento, los valores resultan de la relación entre el sujeto que valora y
el objeto valorable.
3.5. Características de los valores: Los autores no coinciden en las características que atribuyen a los
valores. El objetivismo axiológico considera que las características principales de los valores
fundamentales son:
a. Universalidad, porque no rigen para un individuo o para un grupo, sino para todos los seres humanos.
b. Necesidad, porque no es posible prescindir de ellos.
c. Absolutez, porque no dependen de nada ni de nadie.
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3.5.5. Relatividad: el valor es tanto más alto cuanto menos relativo es, esto es, en cuanto menos
dependencia tiene. Los valores espirituales pertenecen a esta clase.
De acuerdo con los anteriores criterios, Max Scheler establece la siguiente ordenación de valores, yendo
de los inferiores a los superiores
a Los valores de lo agradable y de lo desagradable, a los que corresponden los estados del placer y del
dolor.
b. Los valores vitales, que corresponden al ámbito de la vida: la vida misma, bienestar, salud, juventud,
etc.
c. Los valores espirituales. Corresponden a las funciones del sentimiento espiritual, a los actos de
preferir, amar y detestar. Piensa Scheler que ante ello deben sacrificarse tanto los valores vitales como
los de lo agradable.
Lectura 4
La captación de los valores
Algunos autores han visto en el sentimiento la facultad captadora de valores; otros la han llamado
estimativa; otra intuición emocional; muchos atribuyen esa función simple mente a la conciencia; y
algunos otros a la conciencia estimativa, pensando tal vez que los valores eran únicamente los bienes, o
sea, lo bueno moralmente, y de aquí que de ordinario los incluyeran en la ética. Pero... son valores tanto
el ser como sus trascendentales, y no sólo el unum, el verum y el bonum, (la unidad, la verdad y el bien)
sino lo bello y lo santo, de modo que para su captación no es tan fácil asignarle una sola de las funciones
en que de ordinario dividimos, un poco arbitrariamente, la integridad de la persona y de la actividad
humana. Pueda que para algunos valores tenga cierta preeminencia la actividad mental que llamamos
inteligencia, o capacidad razonadora; para otros la voluntad o tendencia apetitiva; para otros, como los
de belleza, ciertos dones especiales; para otros la intuición, y aun para algunos otras ciertas gracias
espirituales especiales. Según, pues, presente el objeto determinada clase de valor, asimismo habrá en la
persona determinada faceta de sus capacidades. para aprehenderlo; esto no excluye, por supuesto, el que
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no haya otro u otros aspectos activos del agente para captarlo. Así, por ejemplo, los valores de verdad en
la experimentación científica y en las técnicas, predominantemente serán captados por una clara
inteligencia, estimulada de ordinario por cierta inclinación y agrado en su pesquisa, no falta también de
alguna intuición imaginativa. En los valores del bien, de lo bueno, de la virtud, se supone la luz mental
que los ilumina, pero su fuerza captadora puede ser la voluntad. En los de belleza, fuera de dones
especiales del artista para producirlos, debe tener una inteligencia superior y una recia voluntad a su
servicio, si es que quiere superarse y llegar a grandes alturas; para el espectador cierto gusto e
inclinación, porque ante la presencia del objeto, entre más bello, más capta, alegra y satisface.
En el fondo el problema del valor para el hombre es el de la escogencia, el de la deliberación, el de la
libertad, de la decisión y de la responsabilidad. Es el problema de los árboles del paraíso, el de la
tentación; es el problema humano por excelencia que a cada instante y por cualquier motivo se le
presenta al hombre. Ante esta realidad que es una constante de la vida la educación debiera estar
fundamentalmente enderezada a prevenir y preparar al joven para que pueda acertar, en cuanto sea
posible, ante las valoraciones a que se ve obligado a resolver en cualquier momento de su existencia.
Alfonso Santamaría Pinzón Axiología y educación.
Lectura 5
¿Cómo captamos los valores?
Restrinjamos el problema metodológico a la cuestión, más reducida, pero no me más importante,
referente a la aprehensión de los valores. ¿Cómo captamos los valores?...
Max Scheler sostiene que la inteligencia es ciega para los valores, esto es, que no puede tener con ellos
ninguna clase de trato directo. Los valores se nos revelan-según la difundida doctrina de este filósofo
germano- en la intuición emocional. La intuición es certera y no necesita apoyarse en la experiencia
anterior ni el respectivo depositario. "Conocemos un estadio en la captación de los valores-escribe- en el
cual nos es dado ya clara y evidentemente el valor de una cosa, sin que nos estén dados aun los
depositarios de ese valor"...
¿Es cierto lo que sostiene Max Scheler? ¿Vemos los valores de una vez en su integridad? ¿Son
realmente transparentes? ¿Se nos revelan en una intuición emotiva?
La experiencia de artistas, críticos e historiadores del arte no coincide con esta descripción optimista de
la capacitación del valor. Un largo y penoso trato es a veces necesario para que caiga lentamente el velo
que cubre la belleza de muchas obras de arte. Jamás la captación es definitiva: nuevos tratos nos
depararán nuevos hallazgos En el plano ético las cosas son aún más complicadas. La honestidad de una
conducta, o la injusticia de una sentencia, no nos resultan patentes a primera inspección.
Reparos semejantes habrá que dirigir al carácter emocional de la supuesta intuición captadora del valor.
Aun en el plano estético donde el aspecto emocional parece predominar- no faltan elementos intelectivos
que forman parte de nuestra captación. Si pasamos del plano estético al ético o al jurídico, la presencia
de los elementos racionales es innegable. En la esfera axiológica de lo útil, a su vez, lo intelectual ha
excluido por completo a lo emotivo; no puede captarse la utilidad de un objeto sin un concepto previo
del fin que debe cumplir y del modo como lo cumple...
Estos reparos tienen como propósito fundamental mostrar las dificultades que debe enfrentar toda teoría
axiológica y la imposibilidad del que se eliminen las dificultades a fuerza de afirmar dogmáticamente
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una posición. La problemática axiológica continúa abierta. Lo importante, para quien desee cultivar esta
disciplina, es captar el sentido, y profundidad complejidad de tal problemática. Semejante captación le
evitará caer en la afirmación fácil de una doctrina dogmática, o desorientarse frente a actitudes
contradictorias que, aparentemente, reclaman con igual fuerza nuestra adhesión". Risieri Frondizi ¿Qué
son los valores!
3.7. Clasificación de los valores: Los criterios de clasificación son múltiples pues corresponden a
diversas intereses y necesidades de los individuos y de las colectividades y a las diversas posiciones
teóricas de los axiólogos.
Por la polaridad, se distingue entre:
1. Valores positivos: los que llamamos propiamente valores, todo aquello que se presente como
estimable al hombre.
2. Valores negativos: o antivalores; todo lo que se considera como no apreciable, malo, feo, inútil, etc.
Otras clases de valores son:
1. Vitales: los que tienen que ver con la vida, y los que la conservan: salud, alimentos, vestido, vivienda,
aire, descanso, higiene, etc.
2. Sociales se refieren a las relaciones humanas. Fraternidad, colaboración, comprensión solidaridad,
respeto, paz. unión, etc.
3. Políticos tienen que ver con la organización de la comunidad. Democracia, libertad, ley, soberanía,
símbolos patrios. etc.
4. Económicos se refieren a la riqueza tanto natural como humana. Dinero, renta, bienes, plusvalía,
trabajo, capital, etc.
5. Morales: se refieren a los criterios de correcto e incorrecto, bueno y malo... que regulan la conducta
moral. Honestidad, lealtad, sinceridad, fidelidad, franqueza, veracidad, respeto, honradez. etc.
6. Religiosos: se refieren a las relaciones del hombre con la divinidad: santo, profano, fe, oración, culto,
devoción, comunión, gracia, amor, caridad, esperanza, hermandad, etc.
7. Lógicos: se refieren a los entes lógicos y a sus relaciones: verdad, falsedad, válido, inválido, correcto,
incorrecto, etc.
8. Epistemológicos: se refieren al conocimiento científico: ley, método, objetividad, racionalidad, saber,
ciencia, conocimiento, investigación, etc.
9. Culturales: se refieren a todo lo que el hombre produce como ser inteligente y afectivo: arte, pintura,
poesía, mito, teatro, tradición, leyenda, música, danza, ciencia, religión, lengua, costumbres, tecnología,
etc.
10. Estéticos: se refieren a la belleza en sus múltiples manifestaciones: bello, feo, hermoso, armonía,
equilibrio, naturalidad. proporción, simetría, color, luz, realidad, etc.
11. Individuales: se refieren al ser humano en su singularidad. Libertad, respeto, vida, salud, integridad,
responsabilidad, deber, derecho, amor, etc.
Es bueno distinguir entre la clasificación de los valores y la jerarquía, porque en la clasificación se trata
de agruparlos de acuerdo con determinados criterios, mientras que establecer una escala jerárquica es
ordenarlos de acuerdo con prioridades. De acuerdo con eso, para algunos seres humanos los valores
primeros pueden ser los de orden religioso, para otros pueden ser los económicos, para otros los de
orden social, etc.
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Lectura 6
Los valores
Seria vano negar que nuestros tiempos son de desmoronamiento y pérdida de estima de los valores, todo
lo cual se manifiesta desde las modas a que da vigencia la estulticia hasta los desafueros criminales y los
desarreglos patológicos de la mente. Precisamente porque se han puesto en tela de juicio los valores
tradicionales, se buscan con frenesí otros nuevos y una base de los valores en su conjunto... Parece
aceptable hipótesis de trabajo distinguir entre tres principales teorías de los valores: la naturalista, la
humanista y la у ontológica...
La teoría humanista gira en torno de la autorrealización del individuo humano... Y si no se enuncia con
reservas resulta ser una idea de dos filos. Pues el empedernido criminal y el dictador pueden alegar que
están desarrollando plenamente sus posibilidades personales, exactamente igual que el hombre probo o
el que se entrega a la creación artística o científica. Además, cabe sospechar que en todo ello hay algo
más que un vehemente deseo de plenitud humana. Tomando una vez más una feliz frase de Koestler
existen muchos procedimientos de expresar nuestra personalidad que son más fáciles y cómodos que la
investigación de los ácidos nucleicos o que la penosa consagración a cualquier idea.
L. Von Bertalanffy Robots, hombres y mentes
Lectura 7
La Biblia y los valores
Todas las afirmaciones de la Biblia tienen un gran sentido y trascendencia: Dios le dio al hombre el
poder de escoger; escoger es valorar. ¡Qué gran poder! Pero este supone la libertad, ya que no podría
escoger si no dispusiera de libertad para elegir. Y la libertad y la escogencia implican a su vez otra
grave consecuencia, cual es la responsabilidad. Notemos que todo este proceso no es más que una
concatenación de valores…
La lectura de la biblia también se presta a considerar muchas observaciones sobre juicios de valor; así,
por ejemplo,
en la historia de la creación que nos presenta el Génesis, pareciera que ella se hubiera verificado en tres
momentos, de los cuales el primero fue crear, el segundo ver y el tercero juzgar ("Vio que era bueno").
Digamos que la Biblia toda no es más que una variada y múltiple presentación de valores y de juicios de
valor. Porque siempre que se juzga se hace en términos de valores; de ahí que del hecho de que el
hombre haya recibido el poder de escoger, también ha recibido el de juzgar, ya que este se realiza
empleando palabras y juicios de significación valorativa: es inocente, es culpable, merece la pena, no es
responsable, etc...
Leyendo la Biblia vemos que toda ella con sus historias, cantos, salmos, profecías son un continuo
diálogo de Dios con los hombres a través del pueblo escogido. Un diálogo en el que Dios está
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advirtiendo e invitando siempre al pueblo hebreo a que cumpla sus mandatos y marche por caminos de
obediencia y fidelidad, de justicia y de bondad. Es una manifestación constante de amor, de perdón y de
misericordia por parte de Dios, y otra, frecuente, de inconstancia, de infidelidad, de desobediencia y de
pecado por parte del pueblo; todo es un juego de valores y desvalores, de promesas y amenazas, de
dones, de gracias, de recompensas y castigos, de esperanzas de un redentor, de un reino, de una
salvación y de una vida eterna.
No pretendo aquí, naturalmente, hacer un análisis axiológico de la Biblia a propósito de este breve
comentario; eso necesitaría un estudio cuidadoso, una consagración y una obra especiales, más todavía
cuando consideren los libros sapienciales de los Proverbios, del Eclesiástico, del Eclesiastés y de la
Sabiduría, en los cuales cada frase es la manifestación de un alto valore spiritual. Ni que decir de la
Palabra del Señor en los Evangelios, cuando estos son la misma sabiduría del autor de toda palabra que
se pronuncie, de todo pensamiento que la conciba, y de todo valor que exista y se considere. Lo único
que se puede hacer por el momento es invitar al amable lector para que, bajo esta nueva luz de los
valores, intente otra lectura de los libros sagrados, porque con ella seguramente encontrará nuevos
tesoros espirituales, lo mismo que un nuevo sentido humano, más íntimo y luminoso, en la vía de
superación personal y del acercamiento al Señor". Alfonso Santamaría Pinzón Axiología y educación
Lectura 8
Los problemas axiológicos en la vida diaria
Los problemas fundamentales de la Axiología no se plantean únicamente en los libros, revistas y
congresos filosóficos, sino que están presentes en las manifestaciones más diversas de la vida diaria. No
hay discusión, o desacuerdo, sobre la conducta de una persona, la elegancia de una mujer, la justicia de
una sentencia, o el agrado de una comida, que no suponga la reapertura de la problemática sobre los
valores. Las más complicadas cuestiones axiológicas se debaten a diario en la calle, en el parlamento, en
el bar y en las casas más humildes, si bien con una actitud y un lenguaje poco filosófico. Por lo general,
las discusiones traducen, sin embargo, las posiciones extremas de la axiología. Cuando dos personas no
están de acuerdo al valorar una comida o bebida como agradable o sabrosa y fracasan en y el intento de
convencerse mutuamente, la discusión termina, por lo general, con la afirmación de uno o de ambos
interlocutores, de que a él le gusta o no le gusta, y nadie podrá convencerlo de lo contrario. Si se trata de
una discusión entre personas cultas, seguramente alguien recordará el adagio latino tan traído y llevado:
de gustibus non disputandum (entre gustos no hay disgustos). Este adagio logra poner fin a una
discusión callejera o de salón, pero no resuelve el problema de fondo que está detrás de tal discusión:
¿es cierto que no puede discutirse sobre el gusto? ¿Es impropio, entonces, hablar de personas de mal
gusto? ¿Acaso no se ha debatido durante tantos años sobre el valor estético de no pocas estatuas, cuadros
y poemas? ¿Son esas discusiones inútiles y no hay modo de determinar el valor de una obra artística o la
conducta de un hombre?
Quien sostiene la tesis de gustibus non disputandum quiere afirmar una nota peculiar del valor, esto es el
carácter íntimo e inmediato de la valoración. El agrado que nos produce un vaso de buen vino, la lectura
de un poema, un preludio de Chopin, es algo personal, íntimo, privado y, con frecuencia, inefable. No
queremos renunciar a esa intimidad, pues de lo contrario se nos escapa de las manos una nota esencial
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del goce estético. ¿Cómo podrán convencernos con silogismos y citas eruditas cuando nuestro goce es
tan inmediato y directo que no admite posibilidades de equívoco?
Si uno no se refugia, sin embargo, en el puerto acogedor de la subjetividad, y trata de mantener la cabeza
serena a pesar de que tiene agitado el corazón, descubrirá muy pronto que esta doctrina no puede
satisfacernos por completo. ¿Qué sería del mundo ético y estético, si a fuerza de afirmar la subjetividad
del gusto, cada uno se atuviera a la propia manera de ver las cosas? ¿Cómo podría evitarse el caos si no
hay puntos de valoración ni normas de conducta? Si cada uno tiene debajo del brazo el propio metro de
la valoración, ¿con qué patrón decidiremos los conflictos axiológicos? La educación estética moral sería
imposible, la vida decente no tendría sentido, el arrepentimiento del pecado parecería absurdo.
"decente", para quién? "Pecado" para quién?, habría que preguntar constantemente. Por otra parte, si se
midiera el valor estético por la intensidad de la emoción individual o colectiva, mayor valor tendría el
melodrama radiofónico o cinematográfico, que ha hecho derramar tantas lágrimas, que Hamlet o el Rey
Lear, que conmueven a un número reducido de personas. Si convertimos a cada hombre en la medida
del gusto estético y de la moral, parecería que no pudiera haber, en sentido estricto, ni "buen gusto" ni
"moralidad."
Risiere Frondizi ¿Qué son los valores?
Vocabulario
Aprehender: abarcar, alcanzar con los sentidos o la inteligencia.
Burgués: ciudadano de clase acomodada y opulenta, también llamada clase me dia. En política, se usa en
contraposición a proletario.
Desafuero: acto violento contra la ley, la justicia o la consideración debida.
Entitativo: relativo al ente.
Equivoco: que puede interpretarse de formas muy diversas.
Erudito: sabio, de gran conocimiento, muy versado.
Estético: relativo a la estética. // Artístico, de bello aspecto.
Estulticia: necedad, estupidez, tontería.
Excelso: de elevada categoría espiritual.
Frenesí: exaltación violenta y muy manifiesta. Locura, delirio furioso.
Goethe: escritor alemán (1749-1832).
Implícito: lo que se entiende incluido en otra cosa sin expresarlo.
Inefable: que no se puede expresar con palabras.
Inequívoco: que no admite duda.
Nihilismo: doctrina o actitud que afirma el pesimismo absoluto respecto a cualquier realidad posible,
negando, por tanto, la validez de los valores de cualquier clase.
Patológico: enfermizo.
Tasar: poner límite a algo para evitar excesos, por prudencia o por tacañería.
Zoomórfico: que tiene forma de animal.
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En este mundo hay como una subordinación esencial entre los seres y las finalidades de cada
uno: de la materia inorgánica a la vida vegetativa, de ésta a la sensitiva, de allí a la vida
psíquica, más allá a la vida intelectiva y a la vida ética; así la compleja estructura de la
personalidad humana reúne en sí todas las perfecciones desparramadas en el universo. Por
esto, decía un sabio, el hombre es el compendio de toda la creación; porque tiene el ser en
común con la piedra, la vida en común con las plantas, los sentidos en común con los
animales y la vida intelectiva en común con los espíritus celestiales.
La personalidad, a su vez, tiene un largo proceso de maduración, en el cual, a través de la
reflexión y la experiencia progresiva, la educación y la cultura van descubriendo e
incorporando a su vida una gama de valores, propios de la persona y cuanto más el hombre
se eleva, tanto más se perfecciona en su ser y en sus facultades y cuanto más se acerca a
sus finalidades trascendentes, tanto más los valores, siempre más altos, se le presentan como
una conquista digna del hombre.
Esto se exprime en algunos enunciados que clasifican siempre más sus mutuas relaciones y
nos impulsan a vivirlas más conscientemente.
- Los valores son tanto más altos cuanto más duraderos. En efecto, la durabilidad es un valor
que acrecienta el valor del valor, por ejemplo: la duración del amor.
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Cuanto más altos son los valores, son más universalmente participables. En efecto los
valores espirituales, al contrario de los materiales, pueden ser participados por muchos, sin
que por esto se agoten; por ejemplo: una obra de cultura puede ser aprovechada, sentida y
conocida en su valor por cualquier número de personas.
- El valor catalizador es superior a los valores catalizados. En efecto, el Dios personal regula
los valores creados. La prudencia normaliza nuestros pensamientos, palabras y obras.
Estas distinciones no siempre han encontrado el consentimiento universal , pero nos parecen
bien fundadas y válidas, puesto que todos hacemos apreciaciones más o menos bien
fundadas, de valores, por ejemplo: salvar una vida nos parece más meritorio que dar una
limosna, el amor más que la pura justicia; la valentía más que la moderación, la veracidad
más estimable que la belleza y la recta conducta más que la pericia en el juego.
En la educación de la juventud hay que destacar principalmente los valores que atañen a su
formación integral, que es el valor máximo de la vida juvenil.
El hombre, pues, vale tanto cuánto valen los valores sumamente apetecibles de los bienes
morales y espirituales, y nos acerquemos lo más posible, al completo y total desarrollo y
perfeccionamiento de nuestra personalidad y al valor máximo que es
el Sumo Bien, meta última de nuestro peregrinar terreno y nuestra eterna y suprema felicidad.
La renovación Ética es lo único que puede salvarnos, en la bancarrota actual de todos los
valores y que hace nuestra vida tan insegura, tan desconfiada y tan alienante.
Hay que desarrollar en el corazón de la juventud tal complacencia para el bien «que sea
imposible dejar de hacer lo que se reconoce como bueno y en cambio nunca hacer lo que se
conoce como malo».
Pertenece, pues, al buen educador presentar ante los jóvenes el mundo del bien moral con
tal realismo, vivacidad y amor, que en lugar del amor egoísta, que no acarrea ningún bien
verdadero y durable, coloque en el corazón de la juventud el otro amor que lleva
inmediatamente, y sin más, al Bien por sí mismo y como tal.
Tomado de WINDELBAND, W. Introducción a la Filosofía. Zubinga, 1914. p.390.
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Responsabilidad
Velocidad Durabilidad
Peso atómico
Longitud
Igualdad
Bondad
Capacidad
Sinceridad
Densidad
Veracidad
Justicia
Antigüedad
Transparencia
Variabilidad
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A.-4.- Hacer la distinción entre bienes y valores y explicar por qué se confunden con
frecuencia.
A.-5.- Según el sicologismo qué significa que los valores son reducidos a estados afectivos o
sicológicos?
A.-6.- Explicar si un enunciado como: "Prefiero el pescado a la carne" es clara y
exclusivamente un juicio de hecho, como lo afirma el autor, o si puede ser considerado un
juicio de valor, o ambas cosas.
A.-7.- Explicar si un juicio como "esta flor es más bella que aquella", que el autor propone
como ejemplo claro de juicio de valor, puede ser también un juicio de hecho.
A.- 8.- Presentar 3 juicios de valor.
A.-9.- En qué consiste la captación de los valores según el autor Alfonso Santamaría Pinzón
Axiología y educación. De la lectura 3
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C.21- Establecer los valores fundamentales de las ciencias de la salud, de las ciencias
sociales, de las ciencias físicas, e indicar cómo rigen la conducta de los respectivos
profesionales.
C22.- Leer algunos capítulos del libro de Proverbios del antiguo Testamento de las
Sagradas Escrituras y de manera creativa extraer 5 versículos que contengan valores.
C.23.- Realice creativamente un mapa conceptual sobre los aportes de la Axiología según
Educar Editores, la Fundación Académica Ágora Goretti y el Fundador P. Guillermo de
Castellana.