Resumen La Casa de Bernarda Alba
Resumen La Casa de Bernarda Alba
Resumen La Casa de Bernarda Alba
ACTO PRIMERO
La obra comienza con un diálogo entre las dos criadas, la Poncia y la Criada. A través de
este diálogo, observamos el odio que existe entre Poncia y Bernarda, a la que ha servido y
obedecido sin protestar. Y si algo no se había hecho a su gusto, exagera los hechos para
poder acusarla. Se oyen las campanas de la iglesia: el marido de Bernarda Alba ha muerto
y se está celebrando el funeral.
Bernarda llega a su casa, seguida por las mujeres del pueblo. Las mujeres que la
acompañan, todas vestidas de luto, se ponen a hablar y Bernarda hecha a la Poncia
discriminándola por sus estatus social (cosa muy importante para Bernarda). Las mujeres
del pueblo odian a Bernarda por su frío corazón, su mal genio y sus habladurías. Había una
gran crueldad en los pensamientos de Bernarda, consecuencia de su insoportable
comportamiento. Bernarda y las mujeres del pueblo hablan sobre la necesidad que tienen
las hijas de la anfitriona de tener un novio, pero Bernarda les manda a callar y lo niega,
porque ella piensa que los hombres que hay en el pueblo no son dignos para sus hijas.
Después de marcharse, las mujeres se reunieron con sus maridos (que esperaban en el
patio), y Bernarda les dice a sus hijas que se preparen porque se han tapiado las puertas y
ventanas van a llevar a cabo un luto de ocho años. Todas se resignan, excepto Adela. Ésta
habla con su hermana Magdalena y le dice que quiere salir a la calle y que no quiere que su
madre la domine. A todas las hermanas les da lastima porque es la más joven de todas, las
más agraciada y a la cual le queda toda la vida por delante. Adela, llena de rabia e
impotencia se marcha a su cuarto. Cuando todas las mujeres y hombres se marchan, las
hijas de Bernarda comienzan a hablar de la herencia que les ha dejado su difunto padre.
Angustias, la hija mayor de Bernarda, es la que se lleva la mayor parte y por eso Pepe el
Romano, que es el mozo más apuesto del pueblo le va a pedir matrimonio. Las demás
hermanas comentan la suerte de Angustias y al mismo tiempo, todas, muertas de envidia,
empiezan a criticar a la hermana porque en realidad todas se morían de ganas de poder
estar con un hombre. En este mismo momento entra Adela al salón, vestida con un vestido
de color verde, que refleja el sentimiento de libertad y felicidad que existe en Adela. Pero
como su madre no les permitía llevar vestidos de colores por el luto, se veía obligada a
llevarlo solo dentro de casa. Adela entra en el salón y lo primero que le dicen es que se lo
debería regalar a Angustias porque se va a casar con Pepe el Romano. Adela estalla. En
ese momento de tensión, una de las hermanas dijo que Pepe el Romano estaba pasando
por delante de su casa, por lo que todas fueron a la ventana para verlo. Una vez dentro de
casa aparece María Josefa, la madre de Bernarda, diciendo que quería volver a casarse.
Bernarda la manda inmediatamente a su habitación.
ACTO SEGUNDO
En el segundo acto, las hermanas y la Poncia están cosiendo y bordando las sábanas de
sus ajuares. De repente Magdalena le pregunta a Adela si no va con ellas a coser, pero no
le responde, entonces las demás hermanas empiezan a comentar lo extraña que estaba
últimamente, hasta que la conversación desemboca en Pepe el Romano y Angustias, de lo
tarde que se había ido la noche anterior. Una de ellas le preguntó a Angustias de qué
estaban hablando y no les quiso contestar. La Poncia comenzó a contarles cómo había sido
la declaración de su marido. Éste se había acercado a su ventana, se saludaron y
estuvieron más de media hora los dos callados. La Poncia estaba muy nerviosa y con ganas
de que él dijera o hiciese algo, y él, muy fogoso se acercó a la reja y comenzó a acariciarla.
Luego empezaron a reír todas y la Poncia explicó su experiencia matrimonial entre
alabanzas y risas de las chicas. De repente Magdalena sale del cuarto y va a buscar a
Adela.
En cuanto entran en el cuarto donde estaban todas, Martirio no hace más que preguntarle
acerca de la mala cara que tiene y el cansancio. En ese momento llega a la casa el hombre
de los encajes y salen todas menos Adela y Poncia, que se quedan solas. La Poncia le dice
a Adela que lo sabe todo acerca de su enamoramiento, sabe que una de las noches que
Pepe el Romano vino a ver a su hermana, Adela se puso junto a la ventana desnuda y con
la luz encendida; sabe que cada noche se levanta muy tarde y se va hacia el granero,
donde Pepe le espera, y que es por eso por lo que tiene esa cara de cansada y esas ojeras,
pero le dice que ese hombre es para su hermana y nunca será para ella. Entonces Adela,
ofendida, reta a Poncia, y la criada le dice que se lo dirá a su madre si ella no le deja en
paz, pero Adela no tiene intención. Vuelven las demás hermanas. De repente sienten, a lo
lejos, los muchachos que trabajan como segadores en los campos, de pueblo en pueblo. En
ese momento pasaban por la calle cantando y todas las hermanas se fueron a la ventana a
mirarlos.
Cuando acabaron de pasar, una de las hermanas, Angustia, dice que alguien le ha quitado
el retrato de Pepe, y comienza a acusar a sus hermanas, sobre todo a Adela. De repente
sale Bernarda y pregunta qué estaba ocurriendo. Entonces la Poncia se pone a registrar las
habitaciones, y encuentra el retrato en la habitación de Martirio. Todas se quedan muy
sorprendidas, sobre todo Angustias.
Bernarda ordena a sus hijas a dormir, pero ella se queda hablando La Poncia.
Ésta última se puso a hablar sobre las hijas de Bernarda, le intentó advertir de lo que estaba
ocurriendo con indirectas, pero Bernarda, seguía en sus trece y no quiso hacer caso de las
advertencias de su confidente, pero una cosa sí queda clara: hay que casar a Martirio
cuanto antes para calmar los ánimos de las hermanas. Al oír sobre qué estaban hablando
Poncia y Bernarda, una a una fueron saliendo de sus cuartos para explicar a su madre lo de
las voces a las cuatro de la mañana. La Poncia les cuenta una anécdota, con la mirada
puesta en Adela, para que se diera cuenta de que lo que hacía no estaba bien. Les contó
que la hija de Librada estaba soltera, pero tuvo un hijo no se sabe con quién, y para ocultar
su vergüenza ante las malas lenguas del pueblo, lo mató y lo metió debajo de unas piedras;
pero unos perros, unos días después, lo encontraron y lo sacaron de allí y lo primero que
hicieron fue ponerlo en el tranco de su puerta. Por todo lo ocurrido el pueblo se rebeló
contra ella y la quisieron matar.
Todas estaban en desacuerdo, sobre todo Martirio, pero Adela, la defendía, porque creía
que la señora tendría sus motivos.
ACTO TERCERO
Al principio del acto, todas están sentadas comiendo, todas menos Prudencia que está
sentada en una silla aparte. Bernarda y Prudencia están hablando sobre sus cosas y
Bernarda le pregunta por su marido mientras la invita a comer. Prudencia acepta la
invitación, y le explica que está enfadada con sus hermanos por la herencia y no sale
mucho a la calle por el enfado. Entonces Bernarda le pregunta por su hija y Prudencia le
cuenta que está enfadada con su hija por contestarle. Bernarda y Prudencia empiezan a
hablar de la boda de Angustias, y Prudencia le pide que le enseñe el anillo de compromiso y
le pregunta a Angustias por los preparativos de su boda.
Cuando Prudencia se va, Adela sale al portón acompañada de Amelia y Martirio. Magdalena
se queda sentada medio dormida en una silla, Angustias recoge la mesa y Bernarda que
está allí, le dice a Angustias que hable con Martirio, por lo que había ocurrido con el retrato.
Bernarda le pregunta que si esta noche va a ir Pepe a verla a lo que Angustias contesta
negativamente, porque éste se va con su madre a la capital. Entran las otras tres hermanas
y Bernarda les manda acostarse. La Criada y la Poncia se quedan hablando del lío con el
Romano. Se quedan criticando la mala actuación de Bernarda. Saben que es tan orgullosa
que ella misma se pone una venda en los ojos, y las dos están de acuerdo en que les
gustaría dejar la casa, pero no pueden. Cuando las dos criadas se iban a retirar a sus
alcobas, Adela sale de su cuarto diciendo que la sed la ha despertado. Adela sale
sigilosamente y desaparece por la puerta del corral. A su vez se levanta Martirio, la cual
sale a buscar a Adela para detenerla en sus intenciones, pero se cruza con Maria Josefa, su
abuela. Ésta, se haya en el patio cantando a una ovejita que se encuentra entre sus brazos,
cantándole como si fuera su hijo e insultando y burlándose de Bernarda y Magdalena. Le
dice al corderito entre cánticos que se quiere marchar muy lejos, que la puerta se abrirá y se
irá a la playa a casarse. Entonces ve a Martirio, y después de burlarse de ella, le pide que le
ayude a escapar, pero Martirio, tomándola por loca, la manda a la cama. En ese momento
Martirio empieza a decir el nombre de Adela en voz baja, y esta sale del granero un poco
despeinada y las dos comienzan a discutir. Adela y Martirio discuten sobre a quien de ellas
dos le pertenece Pepe. Martirio le quiere y haría lo que fuera por tenerlo, pero es Adela
quien lo tiene y eso a Martirio le come por dentro y decide que si no es ella quien lo posea,
que tampoco será Adela, y en ese momento levanta la voz llamando a su madre. En ese
momento salen Bernarda y las demás hermanas. Martirio le dice a Bernarda que Adela está
con Pepe en el pajar, por lo que Bernarda comienza a gritarle. Angustias esta desolada por
lo que ha hecho su hermana y Bernarda coge una escopeta y dispara contra Pepe.
En ese momento, después de oír el tiro, Adela pensando que le había alcanzado sale
corriendo y se encierra en su cuarto. Cuando Poncia consigue entrar, descubre que Adela
se había ahorcado.
Al final, cuando Bernarda descubre que Adela está muerta, empieza a gritar: “¡Mi hija ha
muerto virgen! ¡Nadie diga nada!” Bernarda no quiere que en el pueblo se entere nadie de
cómo y por qué ha muerto su hija y por eso grita que ha muerto virgen.
Ésta les dice a sus hijas que no lloren, y si quieren, que lo pueden hacer cuando estén
solas. Las últimas palabras de Bernarda fueron: “Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha
muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”
Acto 1
La historia comienza en la casa de Bernarda Alba, donde dos criadas limpian la habitación
mientras hablan sobre la señora. Bernarda es retratada como una mujer que despierta
temor y repulsión en los demás, mientras es descrita por dos personas que trabajan para
ella y no les cae en gracia. Son estas criadas, además, las que nos permiten conocer la
historia de Bernarda: una mujer con cinco hijas, destacando a Angustias, la mayor, que
tiene 39 años y es hija de su primer marido. Tras esta conversación, aparece una mendiga
pidiendo dinero que aprovecha para pronunciar un monólogo que muestra el contraste entre
ricos y pobres.
Aparece Bernarda, la protagonista, con otras mujeres del pueblo que han asistido al funeral
de su marido. Bernarda se presenta como una mujer autoritaria con las criadas, reflejando
la desigualdad entre ricos y pobres. Informan a Bernarda de que también está allí Pepe
el Romano, pero ella se niega a recibirle.
Más tarde, se ve cómo Bernarda se relaciona con sus cinco hijas. Explica que todas deben
guardar un luto de ocho años por la muerte de su padre, y durante todo ese tiempo
deberán vestir de negro y no relacionarse con ningún hombre. Una de las hijas, Magdalena,
se queja porque ella quería casarse, pero la autoridad de Bernarda es más fuerte. También
se presenta a María Josefa, abuela de las niñas y madre de Bernarda, que está encerrada
en una habitación porque su hija no quiere que las mujeres del pueblo la vean. Poncia, una
de las criadas, insinúa que Angustias se pasa las noches escuchando conversar a los
hombres desde la ventana. Aquí descubrimos que Bernarda no le permite casarse con
ningún hombre, menos aún si se trata de un campesino o alguien de clase baja.
Entra en juego uno de los temas principales de la historia: el choque entre las mujeres de
antaño y las mujeres actuales. Se presenta con las hijas de Bernarda, que están
obsesionadas con los hombres. Adela, la más joven, se acicala con un vestido verde
mientras Angustias se muestra nerviosa, despertando la burla de sus hermanas porque
creen que está esperando a Pepe el Romano. Efectivamente, Pepe está fuera esperando a
Angustias, que sale a verlo, y las hermanas se asoman a la ventana para presenciar la
escena.
Se nos cuenta también la historia de María Josefa, antítesis de su hija Bernarda. Aparece
con flores en la cabeza y en el pecho, con una actitud jovial y alegre que abochorna a
Bernarda, quien reprende a la criada por haber dejado salir a su madre de la habitación. Se
sabe que Bernarda oculta a su madre debido a su locura, ya que ésta podría dar que
hablar en el pueblo y afectar a su reputación.
Acto 2
Poncia está con las hijas de Bernarda, cosiendo en silencio para preparar la boda de Pepe y
Angustias. Ésta se da cuenta de que todas sus hermanas la envidian, lo que le hace
comportarse de forma agresiva con ellas. Sin embargo, Poncia comenta que Pepe estuvo
hasta la madrugada en la ventana de Adela, quien lo niega fervientemente.
Poncia, convencida de que Adela está enamorada de Pepe, habla con ella a solas.
Aconseja a Adela que deje en paz a su hermana mayor, pero Adela amenaza a Poncia,
dejando entrever que, efectivamente, la criada está en lo cierto. Adela, además, está
alterada porque escucha hombres en la calle y anhela la libertad que tienen ellos en la
sociedad que le ha tocado vivir.
Martirio y Amelia, también hijas de Bernarda, se quedan solas. Martirio confiesa que
también sospecha de Adela y Pepe, porque las últimas noches escuchó ruidos bajo la
ventana de la hermana. Entonces, Angustias aparece muy enfadada porque ha
desaparecido su retrato de su prometido Pepe. Acusa a sus hermanas de haberlo robado y
aparece Bernarda para calmar a las niñas, ordenando a Poncia que revise las habitaciones.
Lo encuentran en la cama de Martirio, que se defiende diciendo que era una broma. Adela,
celosa, se enfada y Martirio, que se siente atacada, confiesa sus sospechas sobre Adela y
Pepe.
Poncia y Bernarda hablan a solas sobre la boda. Bernarda cree que Angustias debe
casarse cuanto antes para evitar que siga habiendo peleas entre sus hijas, y Poncia insinúa
que todo se debe a que Adela y Pepe tienen un idilio a espaldas de Angustias. Bernarda no
la cree, pensando que, al ser una criada, tiende a la mentira. Angustias escucha la
conversación entre su madre y Poncia, y dice que Pepe lleva marchándose a la una de la
madrugada desde hace varios días, pero Poncia dice que ella le escucha hasta pasadas las
tres.
Mientras tanto, Adela y Martirio tienen una fuerte discusión, ya que la primera cree que
su hermana también está enamorada de Pepe, pero Martirio sigue insistiendo que era una
broma. Adela aprieta hasta que Martirio no puede más y confiesa que, efectivamente,
también siente algo por Pepe.
Acto 3
Bernarda y sus hijas están en el patio con Prudencia, una amiga de la familia. Prudencia
cuenta que su marido ha renegado de su hija por una ofensa, y Bernarda defiende al
hombre ante la sorpresa y tristeza de Prudencia. Después de la cena, Angustias se queda a
hablar con su madre. Angustias teme que su prometido la esté engañando, y Bernarda
le recomienda no buscar explicaciones y conformarse con la situación. Por su parte, Adela y
Martirio vuelven a discutir por Pepe, y Bernarda tiene que intervenir.
Más tarde, Poncia y Bernarda vuelven a hablar a solas sobre la situación de la casa.
Bernarda le asegura a Poncia que tiene a sus hijas vigiladas para que sigan siendo dulces y
educadas, pero Poncia insiste en que eso no está funcionando y que sigue sospechando
de idilios amorosos a espaldas de Angustias y Bernarda. Más adelante, Poncia y otra
criada escuchan ladrar a los perros, nerviosos. Inmediatamente después aparece Adela con
la excusa de que tiene sed, algo que hará sospechar aún más a las criadas.
Vuelve a aparecer María Josefa, esta vez comportándose con una libertad encantadora. Por
su parte, Adela aparece para meterse en el corral, seguida por Martirio. Martirio se acerca a
la puerta del corral en el que entra su hermana y la llama; Adela sale con el pelo
despeinado y Martirio, celosa, reconoce que está enamorada de Pepe. Adela reconoce
que es amante de Pepe y Martirio grita para despertar a su madre y sus hermanas.