13 Aportes Tutoria Clase5

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Aportes de las tutorías a la convivencia y participación en la

vida escolar

Clase 5. Las familias y el acompañamiento a las


trayectorias escolares

La corresponsabilidad escuela-familias

En esta última clase, reflexionaremos acerca de la importancia de involucrar a las


familias en el acompañamiento a las trayectorias, nos preguntaremos por una relación
que suele no estar exenta de conflictos y tensiones, para finalmente dilucidar
estrategias que, desde las tutorías, promuevan la corresponsabilidad familia-escuela.

Antes de comenzar, veamos las escenas del film francés Entre muros,
en las cuales el docente responsable del curso (una figura similar a
nuestro tutor) cita a las familias. ¿Qué les hace pensar el encuentro
con cada una de ellas? Reflexionen a partir de los siguientes
comentarios que formulan en la entrevista:
"Me gustaría que pueda llegar lejos.... Nos gustaría estar orgullosos
de él."
"Eso sólo significa que es un adolescente intentando definirse...
¿puede ser que le moleste la ropa negra, el aspecto que tiene? No lo
entiendo..."
"Una madre siempre quiere lo mejor para su hijo... ¿por qué no
presionan más a los mejores estudiantes?"
Visualicen la escena con la madre y el hermano de Souyliman, donde
ella no comprende el idioma, desconfía cuando le dice que al joven no
le va bien en la escuela, y ante la pregunta del docente por los
boletines el hermano le explica que la madre sólo firma las
calificaciones, las lee él, pero es el hermano...

Entre los muros:

(La Escena está comprendida desde el minuto 00.58.51 al minuto


01.05)
https://www.youtube.com/watch?v=gqSAdlf9WDo

¿Por qué es importante promover la relación de la escuela con las familias? ¿En qué
sentido podemos decir que las familias son fundamentales para el acompañamiento de
las trayectorias escolares?

Seguramente habrán advertido en las escenas la heterogeneidad de expectativas que


pesan sobre la escuela. Desde la madre que pide a la escuela que exija más a los
mejores estudiantes, mostrando cierta disconformidad con la escuela (​"es una escuela
promedio"​), la que no confía cuando el docente le dice que su hijo tiene problemas en
la escuela, la que pide que comprendan a su hijo, que no es otra cosa que ​un
adolescente intentando definirse​. Habrán reparado en lo complejo, pero a la vez
potente, que puede ser el diálogo, escucharnos unos a otros.
La escuela y la familia sin lugar a dudas son figuras fundamentales en la vida de un niño
o joven quienes, en tanto seres en pleno desarrollo, necesitan el rol del adulto en su
protección y cuidado. Sin embargo, ambas instituciones pueden potenciarse, pero
también contraponerse. Es previsible que entre una y otra institución existan
diferentes criterios o valoraciones, pero es importante que sostengamos el trabajo
conjunto, de modo tal que éstas no se traduzcan en un obstáculo ni en
desautorizaciones mutuas, ni en recriminaciones, que en definitiva afectan la
escolaridad de los jóvenes.

Ser adulto hoy

¿Qué significa ser adulto en los tiempos que corren? Las transformaciones que ha
atravesado nuestra sociedad en los últimos tiempos impactaron fuertemente en las
instituciones sociales y en los modos en que sus diferentes actores se relacionan entre
sí. La escuela y la familia no han quedado al margen de estos cambios, y se enfrentan a
problemáticas y preguntas nuevas a las que necesitan dar respuesta para que docentes
y padres puedan posicionarse como adultos y acompañar el crecimiento de los jóvenes

Hoy la autoridad no se sostiene por el sólo hecho de detentar un rol (padre, docente) o
un título en el bolsillo, sino que es una relación a construir. Esto no es bueno ni malo
en sí mismo, sino un desafío. En este proceso de construcción es importante que como
adultos dialoguemos y actuemos juntos para afrontar las necesidades, aun existiendo
puntos de vista diferentes y en algunos casos opuestos. Plantear las diferencias sin que
se conviertan en obstáculos insalvables. Porque cuando esto sucede los que se
perjudican son nuestros niños y jóvenes, que quedan en el medio de nuestros
conflictos, cuando no, librados al desamparo.

Pero también es fundamental que reflexionemos como adultos sobre cómo nos
representamos a nuestros jóvenes. ¿Ángeles o demonios? ¿Idealizamos la juventud
como aquellos tiempos que ya no volverán?, ¿los demonizamos y depositamos en ellos
todos los males y peligros de la humanidad?, ¿los miramos desde un enfoque
preventivo, como sostiene Débora Kantor en la conferencia que vimos en la actividad
de la clase 4?, ¿vemos en ellos lo que son o el reflejo de lo que ya no somos nosotros?
Esta reflexión es fundamental para poder posicionarnos desde nuestro lugar de
adultos.

​Las familias frente al éxito o al fracaso escolar

¿Qué se les juega a las familias frente al éxito o fracaso escolar? Expectativas
satisfechas o insatisfechas, orgullo, enojos, temores, ansiedades, representaciones
sobre lo que los jóvenes son o no capaces de hacer, el lugar que cada uno de ellos
tiene en su familia. Son sentimientos, ideas, que tiñen el modo en que las familias
responden frente a los obstáculos que pueden encontrar los jóvenes en su escolaridad.
Desentrañar esta maraña es fundamental para que puedan acompañarlos desde un
lugar que respete la singularidad de cada joven. No estigmatizando a través de
prejuicios que trazan destinos predeterminados como: "No sos tan inteligente como tu
hermano", "No es para la matemática", "Cuando yo era chico, al docente se lo
respetaba, no como ahora que cada uno hace lo que quiere".

Detengámonos a reflexionar sobre los testimonios de algunos jóvenes con respecto al


modo en que se involucran sus familias (Kantor, 2000):

"No sé, mi mamá siempre me dice 'no seas la esposa de un licenciado,


sé la licenciada'. Tener un título, tener un trabajo, no andar porque
me casé con mi marido y es abogado entonces yo estoy bien, que me
pueda valer por mí misma..." (Dalma, 16 años, 1er. año).
"Mi mamá me reprochaba mucho, porque mi hermano terminó toda
la secundaria y terminó 5to año, es el inteligente, digamos, siempre
me recriminó eso..." (Abril, 19 años, 2do año).
"... mi mamá se enojó primero, ¿cómo vas a repetir?, no estudiás, me
decía, yo le decía sí estudio, pero le mentía, digamos porque
estudiaba más o menos, como dice todo, todo chico y yo también me
sentía mal, pero no sé qué me pasa que no estudiaba." (Rosa, 16
años, 2do año).
¿Qué nos dicen las frases? ¿Cómo trabajaríamos con las familias para
que acompañen la escolaridad de sus hijos sin que estas expectativas,
emociones, representaciones funcionen como obstáculo?

Aportes de las tutorías a la relación escuela-familias

Queda claro entonces que el trabajo con las familias es fundamental para promover
que se comprometan con las trayectorias escolares de los jóvenes. No es
responsabilidad exclusiva del tutor, pero ¿qué es lo que las tutorías podrían aportar en
relación con este aspecto?

En la escuela secundaria, suele suceder que las familias no saben a quién deben acudir
cuando desean conversar un tema que los inquieta en relación con la escolaridad de
sus hijos. Por otra parte, en esta etapa los jóvenes adquieren progresivamente
mayores niveles de autonomía, y muchas veces los padres no saben cómo
acompañarlos en este proceso. ¿Hasta dónde deben hacerse presentes? ¿Qué
deberían dejar como terreno exclusivo de sus hijos? Incluso son muchas veces los
mismos adolescentes quienes pueden no querer que sus padres se acerquen a la
escuela. En este contexto, propio del nivel y de la etapa evolutiva que atraviesan los
jóvenes, el tutor puede funcionar como referente en el diálogo de la escuela con las
familias.

¿Cuáles pueden ser las funciones de las tutorías en relación con las familias?:

● Recabar información para la construcción de una mirada integral que haga


posible comprender la escolaridad y los procesos de aprendizaje.
● Dar a conocer a las familias la propuesta de la escuela: el proyecto institucional,
el proyecto de tutorías, el enfoque y cómo se abordan temas fundamentales
tales como: la convivencia, la resolución de conflictos, el seguimiento de los
aprendizajes, los recursos que pone a disposición de los estudiantes, entre
otros.
● Mantener comunicación periódica sobre la escolaridad de cada estudiante en
particular y sobre el grupo, en general.
● Convocarlos para el abordaje de algún conflicto grupal, comprometiéndolos
junto con la escuela en su resolución.
● Informarles sobre el funcionamiento de las tutorías y los canales de
comunicación que la escuela pone a su disposición.
● Colaborar con las familias para que puedan acompañar la escolaridad de sus
hijos, favoreciendo cada vez más niveles de autonomía.
● Promover la responsabilidad de las familias en el acompañamiento al estudio y
a la tarea escolar: organización del tiempo para el estudio, de la carpeta y los
materiales, la asistencia a clases de apoyo cuando existen y son necesarias,
entre otras.
● Ayudarles a comprender las causas que influyen en las dificultades que
atraviesan los estudiantes y a la búsqueda de soluciones.
● Ayudarlos a actuar de modo reflexivo, controlando emociones tales como el
enojo, el miedo, la vergüenza, la culpa, que muchas veces obstaculizan asumir
una posición de adulto, que supone la asimetría frente al cuidado de los
jóvenes.
● Promover la participación en el Consejo de Convivencia u otros órganos que
existan en la escuela, y en otras actividades que organiza la escuela.
● Recibirlos, escucharlos cuando plantean inquietudes, problemáticas o intereses
en relación con la escuela o con la escolaridad de sus hijos. Canalizar dichas
demandas involucrando a otros actores institucionales.

Reuniones con las familias

En algunos casos es conveniente convocar a reuniones grupales con las familias de


todo el curso y en otros a reuniones individuales, esto dependerá de la temática y la
situación a resolver. Es importante que la estrategia de comunicación con las familias
se decida en conjunto con el equipo de conducción y otros actores concernidos.
También, definir quiénes estarán presentes en la entrevista: si bien el tutor puede ser
el referente cuando las familias tienen la necesidad de acercarse a la escuela, es
importante que la relación no recaiga exclusivamente en él.

¿Cuándo convocar las reuniones de grupo?​ Una sugerencia consiste en convocar al


menos tres por curso escolar: una al comienzo para presentar la propuesta de la
escuela y algunas cuestiones relacionadas con el año en curso, otra al final, para dar
cuenta y evaluar lo realizado, y al menos una durante el año lectivo, para realizar el
seguimiento.

La primera reunión es muy importante para establecer el marco de la relación escuela -


familias, una relación de confianza mutua y corresponsabilidad. Preguntarán cómo
organizar los tiempos, cuando suele ser escaso el asignado para las tutorías. Una
recomendación: priorizar determinadas etapas de la escolaridad: primer año, cuando
los estudiantes y sus familias se encuentran con una nueva escuela y un nuevo nivel,
finalizado el ciclo básico, cuando tienen que elegir la orientación, y al finalizar el
secundario, ya que deben afrontar la despedida y la continuidad del proyecto de vida,
más allá de la escuela.

Durante el año lectivo, las reuniones pueden convocarse en forma sistemática, para
analizar la marcha del grupo (presentismo, rendimiento académico y convivencia).
También es importante que se convoquen cuando es necesario comprometer a las
familias en la resolución de algún problema o temática puntual como, por ejemplo, un
conflicto grupal o alguna decisión que deban tomar en conjunto.

Pueden ser muy productivas reuniones sobre temas que preocupan a los padres:
diálogo intergeneracional, educación sexual, vínculos en el espacio virtual, orientación
vocacional, fenómenos actuales que a los adultos nos cuesta comprender como los
youtubers, entre otros. Estas pueden ser ocasiones para fortalecer el vínculo de la
escuela con las familias, en función del acompañamiento a las trayectorias de los
jóvenes. Estas reuniones, incluso, pueden ser solicitadas por las mismas familias y
contar con la presencia de un profesional.

Finalmente es importante convocar a las familias a participar del Consejo de


Convivencia u otros órganos de participación en la vida escolar, y a los proyectos de la
escuela como, por ejemplo, una radio escolar.

En la ​Caja de recursos​ encontrarán orientaciones para la convocatoria y la coordinación


de reuniones grupales con las familias de los estudiantes.

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