Desplazamiento Forzado Y Enfoque Diferencial Una Posibilidad de Intervención/ Acción en Ámbitos de Exclusión

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TENDENCIAS

Revista de la Facultad de Ciencias


Económicas y Administrativas.
Universidad de Nariño
Vol. XII. No. 2
2do. Semestre 2011, páginas 106-122

DESPLAZAMIENTO FORZADO Y ENFOQUE DIFERENCIAL


Una posibilidad de Intervención/ Acción en ámbitos de Exclusión

Por: Nelson Torres Vega1

RESUMEN
Dentro de la población vulnerable se encuentran los refugiados, los
desplazados, personas en condiciones de extrema pobreza y en general
todos los llamados excluidos, población ésta que debe recibir orientación,
ayuda, protección y asistencia con soluciones duraderas. Esta clasificación
es aceptada por organismos nacionales e internacionales que prestan ayu-
da humanitaria como la Cruz Roja Colombiana, C.R.C, la Agencia de las
Naciones Unidas para Refugiados, ACNUR, El Comité Internacional de la
Cruz Roja, CICR, la Organización Internacional para las Migraciones, OIM
y el Consejo Noruego para Refugiados, N.R.C., entre otros.
Las políticas públicas de atención a la población desplazada en Colom-
bia, no han logrado contrarrestar el grave deterioro de las circunstancias
de vulnerabilidad, situación reflejada en la débil aplicación del enfoque
diferencial de atención integral, especialmente en niños, niñas y jóvenes.
Este es un artículo de reflexión, resultado de una revisión documental, que
permite deducir que la precariedad de la atención diferenciada radica, en
gran parte, en la falta de reconocimiento de las víctimas como sujetos de
derechos, debido a la incoherencia entre la normatividad y su aplicación.
La atención integral con enfoque diferencial a la población desplazada, es

1. Magister en Educación. Estudios doctorales en Historia de la Educación (en curso). Docente Tiempo
Completo, Universidad de Nariño. [email protected]
Artículo recibido: 12 de septiembre de 2011. Aprobado: 13 de noviembre de 2011.

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una alternativa que mejora el desarrollo psicosocial y el restablecimiento


de todos los derechos y libertades.
Palabras clave: Desplazamiento forzado, enfoque diferencial, atención
integral, derechos.
Clasificación JEL: I 21

ABSTRACT
Within the vulnerable population are refugees, displaced people living
in extreme poverty and in general all so-called excluded, this population
should receive guidance, assistance, protection and assistance for durable
solutions. This classification is accepted by national and international
organizations providing humanitarian aid and the Colombian Red Cross,
CRC, the UN Agency for Refugees, UNHCR, the International Committee
of the Red Cross, ICRC, the International Organization for Migration, IOM
and the Norwegian Refugee Council, NRC, among others.
Public policy attention to the displaced population in Colombia, have
failed to address the serious deterioration in vulnerable circumstances, a
situation reflected in the weak differential application of comprehensive
care approach, especially in children and adolescents. This article is a
reflection, the result of a literature review, which can be inferred that the
precariousness of differentiated services lies largely in the lack of recogni-
tion of victims as subjects of rights, due to the inconsistency between the
regulations and application. The differential approach to comprehensive care
to the displaced population is an alternative that improves the psychosocial
development and restoration of all rights and freedoms.
Keywords: Forced displacement, differential approach, comprehensive
care rights.
JEL Classification: I 21

INTRODUCCIÓN
Es tradicional encontrar en la literatura información acerca de las mi-
graciones y diversas opiniones respetables que explican el hecho del des-
plazamiento forzado interno, trátese de la migración interna2 o entre países;
el mencionado fenómeno tiene formas similares y su origen determinante
depende de factores económicos, específicamente motivados por los ciclos

2. El Concepto de Migración se entiende en dos direcciones: Una es la migración interna, conocida


también como desplazamiento forzado interno o simplemente desplazamiento dentro de un país;
la segunda es entendida como migración externa, es decir de un país a otro.

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Nelson Torres Vega
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recesivos. “Sin embargo, y sin restar importancia a estos aspectos, algunas


aristas del fenómeno parecen indicar que el problema es más complejo de
lo previsto” (Sanabria 2010: 18). El tema migratorio es de alta complejidad,
para su comprensión es necesario recurrir a los aportes de distintas áreas
del conocimiento, debido a su gran impacto en la sociedad y en el desa-
rrollo de los países de origen y destino. Según lo establece la Organización
Internacional para Migraciones, OIM (2010:5), las causas de la migración
son múltiples: disparidades salariales, índices de desempleo, diferencias
en la esperanza de vida, brechas en la educación, variables demográficas,
catástrofes naturales y conflictos internos. En Colombia la migración está
articulada a las dinámicas de una sociedad que se transforma en función de
contextos específicos. Según lo afirman Ramírez, Zuluaga y Perilla (2010:
18), “el fenómeno migratorio en Colombia se inicia en las décadas de los
60´s y 70´s, con la primera oleada de migrantes, cuyo destino fue la Re-
pública Bolivariana de Venezuela”; luego Estados Unidos y posteriormente
otros países como España.
Por su parte, el desplazamiento forzado en Colombia se ha convertido
en un fenómeno cotidiano, normal y extremadamente complejo, en el cual
coexisten múltiples causas y diversas modalidades de afección a la pobla-
ción. En un informe, presentado para el encuentro: “Conflict and Peace in
Colombia: Consequences and perspectives for the Future”, organizado en
Washington por Kellog Institute, Woodrow Wilson Internacional Center
for Scholars y Fundación Ideas para la Paz, (Forero, 2003: 7), se describe la
dinámica y complejidad del fenómeno: Inicialmente el desplazamiento se
presenta como consecuencia del enfrentamiento de los actores armados, por
falta de garantías para la protección de la vida y la integridad física; luego
el desplazamiento se convierte en una estrategia de control político-militar
de los actores armados; como una tercera manifestación es la consolidación
de un control territorial para la producción de cultivos ilícitos, garantizar
el tráfico de armas y el ingreso ilegal de divisas.
Recientemente han surgido otras modalidades de desplazamiento,
como la de obligar a la población residente a vincularse de manera forzada
a los procesos productivos ilegales sin posibilidades de salir del lugar; o
mediante el denominado “paro armado”, bloqueando e inmovilizando a la
población, generando verdaderas emergencias humanitarias por falta de
alimentos, combustibles y medicamentos; también se da el desplazamiento
intra-urbano, es decir entre zonas de las ciudades, o interurbano, consis-
tente en la expulsión de familias de una ciudad a otra por amenazas por el
control ejercido por los actores armados sobre barrios y comunas. El mismo
informe describe otras modalidades, como los desplazamientos temporales
entre las veredas de un mismo municipio, o el desalojo de localidades en-
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teras (traslados masivos bajo vigilancia), o el desplazamiento de la fuerza


de trabajo vinculada a cultivos ilícitos.
El RUPD, Registro Único de Población Desplazada, según lo establece la
Ley 387/97, es una herramienta técnica que le permite al gobierno, a través
de Acción Social, administrar información de la población en situación de
desplazamiento, identificando persona a persona, todas sus características,
sin embargo su depuración ha tenido dificultades en cuanto a la obtención
de datos más precisos sobre el número real de las personas afectadas, por
esta razón es común la afirmación de “que no son todos los que están, ni
están todos los que son”.
Teniendo en cuenta los últimos informes sobre desplazamiento forzado
en el País, (Acción Social, 2010: 7) y según el Registro Único de Población
Desplazada, RUPD, en Colombia para el 2009 se registraban 754.539 hoga-
res, es decir, 3`316.862 personas desplazadas (en promedio cinco personas
por familia) que fueron excluidas de 1.109 municipios y corregimientos,
como consecuencia del desplazamiento. Las cifras arriba descritas ya han
aumentado, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refu-
giados, ACNUR (2011) un total de 280.041 colombianos, se vieron obligados
a abandonar sus hogares en el 2010, y agrega que ya son más de 5`195.620
personas que han sido desplazadas por la violencia en los últimos años. En
este contexto, cualquiera que sea el estimativo, el fenómeno del desplaza-
miento en Colombia es muy crítico y su dimensión inmensa, lo cual hace
pensar que desde la perspectiva de los Derechos Humanos y del Derecho
Internacional Humanitario, DIH; debe interesarnos es la existencia de una
cantidad de ciudadanos a quienes se les están vulnerando sus derechos,
que tienen que ser reparados, tanto por los victimarios como por el Estado,
en cuanto que es este último el responsable primario de la protección. A las
personas desplazadas se les debe permitir el acceso efectivo a los derechos
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, en su condición de
víctimas del daño causado por una falla en los procesos de protección del
Estado; este es el eje fundamental de la política pública de atención.
En coherencia con las circunstancias descritas en el artículo primero
de la Ley 387 de 1997, se precisa que:
Es desplazada toda persona que se haya visto forzada a migrar den-
tro del territorio nacional, abandonando su localidad de residencia
o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad
física, su seguridad o libertad personales, han sido vulneradas o se
encuentran directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera
de las siguientes situaciones: Conflicto armado interno, disturbios
y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas
de los derechos humanos, infracciones al derecho internacional
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humanitario u otras circunstancias emanadas de las situaciones


anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente el orden
público” (Cruz Roja Colombiana, 2009: 24).

Este concepto es tenido en cuenta por los organismos e instituciones


en general que ofrecen ayuda humanitaria a la población desplazada, con el
propósito de prevenir que personas que no lo son accedan a los beneficios
establecidos.

CONTEXTO GENERAL DEL DESPLAZAMIENTO EN COLOMBIA


El factor más importante que ha influido e influye en el desplazamien-
to forzado en Colombia, es sin duda la disputa de actividades de grupos
armados ilegales, que afectan de manera directa los derechos a la vida, la
libertad e integridad de las personas. Para hacerle frente a esta problemática,
el gobierno colombiano ha expedido una serie de instrumentos jurídicos
y de política nacional (normas), con el propósito de articular e integrar es-
fuerzos, con miras a una atención oportuna de la población desplazada. Sin
embargo, esta política no ha sido lo suficientemente eficaz para controlar el
fenómeno, así lo demuestran las crecientes cifras de niños, niñas, jóvenes
y adultos que sufren el problema.
En el contexto general de estas normas sobre atención a la población
desplazada, se encuentra la política de atención integral, la cual está cons-
tituida por componentes como: Atención humanitaria, significa garantía
mínima de subsistencia; Atención integral básica, que implica derechos
a la salud, educación, alimentación e identificación; Vivienda, a través de
los macro-proyectos de interés social nacional; Tierras, a través de estra-
tegias de restitución, prevención, protección, entre otras; Generación de
ingresos, básicamente a través del desarrollo de capacidades productivas;
y finalmente el retorno y la reubicación, bajo los principios de voluntad,
seguridad y dignidad (ACCIÓN SOCIAL, 2010: 9). Es importante también
destacar que el fenómeno del desplazamiento ha estado asociado a proce-
sos de concentración y apropiación de tierras, promovidos por personas o
grupos con ciertos intereses económicos, que por lo general operan a través
de redes del narcotráfico articuladas con actores armados que obligan a los
campesinos a abandonar tierras y cultivos.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales, la situación del desplaza-
miento forzado en Colombia es paradójica: un país con abundante norma-
tividad en materia de atención al desplazamiento, sin embargo existe un
notable déficit de aplicabilidad en términos de los preceptos allí consignados
y la realización de los derechos fundamentales y libertades básicas; también
se presenta una ausencia de garantías, posibilidades y condiciones para el
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ejercicio del derecho a prestar, solicitar y recibir ayuda humanitaria. “Hay


comunidades sitiadas, comunidades confinadas, agredidas, a las cuales no
hay acceso. Hay casos en los cuales el Estado ha declarado su total impo-
sibilidad de garantizar los mínimos básicos de la ayuda humanitaria…”
(Suárez, 2003: 13).
Teniendo en cuenta la falta de coherencia, la persistencia de serios va-
cíos normativos, la existencia de obstáculos y limitaciones en las políticas
públicas sobre desplazamiento, se configura en riesgo de discriminación,
desigualdad y la falta de garantías en el goce efectivo de los derechos
constitucionales, circunstancia que no ha favorecido a la superación de
las condiciones que ocasionaron esta situación. De este análisis se deduce
que dentro de las políticas públicas relacionadas con el tema en cuestión,
existe una tensión entre el enfoque de derechos, tendiente a garantizar el
reconocimiento de los derechos de la población desplazada, establecidos
por la normatividad nacional e internacional, y el enfoque asistencialista-
paternalista destinado a ofrecer respuestas simples, pasajeras, limitadas a
proveer de ciertas condiciones materiales a la población afectada, ayudas
que actúan como paliativos para el logro de su subsistencia.
De esta realidad compleja y desde las dificultades expuestas sobre el
desplazamiento, se plantea los siguientes cuestionamientos: “¿Es suficiente
con satisfacer las necesidades materiales y lograr la estabilización de la po-
blación desplazada (enfoque asistencialista), o deben también ser reparados
los derechos violados y resarcidos los perjuicios?”; “¿es aceptable apelar a
una solución diferida que permita satisfacer en primera instancia la estabi-
lización socioeconómica de la población desplazada y tratar por separado
o diferir en el tiempo las acciones afirmativas concretas para la satisfacción
del derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación?” (Forero, 2003: 3).
En este mismo sentido y refiriéndose a la estabilización social y económica
como derecho de la población desplazada, Forero (2010:15) explica que:
Deben también cumplirse los principios del derecho a la verdad
(esclarecimiento de los hechos), a la justicia, (identificación y san-
ción a los culpables de acuerdo con la legislación vigente), y a la
reparación (reparación moral, restitución de los bienes perdidos,
y resarcimiento de los perjuicios causados), según sentencia de la
Corte Constitucional T- 327 de 2001, a lo cual se agrega el reco-
nocimiento de los derechos sociales y económicos de la población
desplazada, los cuales tienen un carácter progresivo, están ligados
a la noción de reparación y están garantizados por la Constitución
para cualquier ciudadano.
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Desplazamiento forzado y enfoque diferencial: Una posibilidad de Intervención/Acción en ámbitos de Exclusión

Para la aplicación de la prevención, protección y atención integral al


desplazamiento forzado interno en Colombia, según Acción Social de la
Presidencia de la República (2010: 3-8), se establecen cuatro principios
rectores aplicables al desplazamiento forzado interno: garantía de igualdad
para las personas en situación de desplazamiento; deben ser observados por
todas las personas sin distinción; las autoridades nacionales deben proveer
protección y asistencia humanitaria y la población desplazada tiene derecho
a solicitarla y derecho a la igualdad, protección y asistencia especial para
ciertas categorías de desplazados internos.
Sin embargo, la debilidad de la política pública diferencial dirigida a
garantizar el goce efectivo de los derechos a la propiedad y posesiones de
la población que abandona y pierde sus viviendas y tierras, “menoscaba los
derechos a la reparación integral, a la verdad y justicia de las víctimas de
las migraciones forzadas”, según lo analiza Rodríguez, C.(2010: 74). Por otra
parte Forero, E. (2010: 16) complementa el análisis afirmando que el Estado
en su precariedad de recursos “se ha limitado a tratar de atender el aspecto
puramente asistencial relacionado con derechos sociales y económicos:
salud, educación, vivienda, tierras y generación de ingresos”, lo cual ha
obligado, por un lado, a las familias desplazadas a recurrir a la formulación
de “tutelas” como el mecanismo para obtener el reconocimiento de todos sus
derechos, y por otro a la Corte Constitucional a declarar el “estado de cosa
inconstitucional”3 mediante sentencia T- 025 de 2004 (Acción Social, 2005:
6). Desde el punto de vista normativo, el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para Refugiados, ACNUR, (2008: 9), agrega que “La carta política
de 1991 establece los derechos de los colombianos, especialmente aquellos
que protege grupos con características especiales que por tanto merecen
atención diferencial: niñez, mujeres, minorías étnicas y discapacitados”
Los argumentos hasta aquí expuestos están inscritos en el contexto de
los debates que sobre educación están vigentes, referidos a la verdadera
función de la escuela. A muchos gobiernos y organismos del orden nacional
e internacional, les preocupa más la seguridad pública y el gasto militar que
ofrecer a los niños, niñas y jóvenes de campos y ciudades, la posibilidad de
su desarrollo personal y social en condiciones de igualdad y justicia, como
lo afirma Touraine, A. (2009: 22):

3 Según sentencia T-025 de 2004, de la Corte Constitucional, el "estado de cosas inconstitucional en


la situación de la población desplazada" consiste en la falta de coherencia entre las obligaciones
constitucionales y legales a cargo de las entidades públicas para atender y proteger los derechos
de la población desplazada por la violencia y los recursos destinados a garantizar sus derechos
fundamentales, así como, las falencias en la capacidad institucional para dar efectiva respuesta a
sus necesidades.

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En lugar de resolver el problema, la escuela se convierte en un factor


de desigualdades crecientes, pues rehúsa tomar en consideración
las particularidades psicológicas, sociales y culturales de cada
individuo, omisión que perjudica a los más débiles y más domina-
dos. Dependencia de las mujeres, rechazo de las minorías- étnicas,
religiosas, culturales o sexuales-, dificultades de los jóvenes en la
escuela y en su vida personal.

La discusión está planteada, pero en la realidad es que el desplazamiento


forzado sigue siendo, en Colombia y particularmente en el Departamento
de Nariño, una situación crítica que afecta a amplios sectores de la pobla-
ción, predominantemente del sector rural; resaltando que sus impactos son
más severos y dramáticos en mujeres cabeza de familia, en niños, niñas, en
comunidades indígenas y comunidades afrocolombianas. Según ACNUR
(2011) “la degradación del conflicto ha provocado que poblaciones ma-
yormente vulnerables, como afrocolombianos, indígenas, mujeres y niños
sean las principales víctimas de desplazamiento” que pese a los esfuerzos
conjuntos entre organismos públicos y privados para fortalecer los mecanis-
mos de acceso a los servicios de salud, educación y trabajo en condiciones
de dignidad, el acumulado de desplazados en Nariño para este año (2011)
asciende aproximadamente a 180.000 personas, que correspondería casi al
10% de la población de este departamento.

CONTEXTO LOCAL E INSTITUCIONAL


En el contexto local e institucional, el desplazamiento forzado sigue
teniendo efectos devastadores sobre la vida, la dignidad, la integridad fí-
sica, moral y psicológica de niños, niñas y jóvenes que migran desde los
diferentes rincones de la geografía regional y nacional, que hacen parte de
diversas etnias y culturas; el desplazamiento viola gravemente los derechos
humanos de las familias y comunidades, como lo afirman los organismos
nacionales e internacionales que ofrecen ayuda humanitaria, como ACNUR-
ICBF (2010). Esta situación se refleja en fenómenos como abandono, abuso,
maltrato, explotación, secuestro, reclutamiento, discriminación, entre otros.
Por otra parte el Estado no tiene la capacidad de dar respuestas integrales a
los afectados por el desplazamiento, centrando la atención únicamente en lo
material; como lo describe García, J. (2010: 29-30) se ha propiciado y man-
tenido “una política de recogimiento y control de los pobres y los mendigos,
consolidando un modelo laicista asistencial con cargo a la responsabilidad
del Estado”. En consecuencia, persiste un modelo asistencialista, que no
tiene en cuenta los aspectos psicosociales, culturales y de la diversidad de
donde proceden los desplazados. Este mismo autor agrega que “tal como
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se ha entendido, la secularización de la caridad y el paso al remedio social


por la filantropía hace girar sus objetivos hacia escuelas, cárceles, asilos,
sociedades relacionadas con la preservación de la vida, la salud, la moral
pública o la abolición de la esclavitud”.
Los resultados de la política pública de atención a la población despla-
zada no han tenido desarrollos prácticos, los distintos actores vinculados con
los procesos de la obtención efectiva de la ayuda prevista, plantean varios
problemas que dejan al descubierto las limitaciones de la estrategia estatal
de atención a la población desplazada, debido entre otras cosas, según lo
afirman Reales y Torres (2010: 25) a la grave situación de vulnerabilidad
que aqueja a la población desplazada, a los problemas generados a raíz de
la forma como están siendo atendidas las solicitudes, al tiempo excesiva-
mente prolongado para obtener las ayudas previstas, al altísimo volumen
de tutelas presentadas para obtener ayuda efectiva.
Desde el punto de vista del impacto del fenómeno del desplazamiento en
niños, niñas y jóvenes, éste es muy fuerte, primero, debido a que persiste el
riesgo de reclutamiento expresamente prohibido por el derecho internacional
humanitario, DIH y por los principios rectores del desplazamiento interno
(ACNUR-ICBF, 2010:12); segundo, por la presencia de fenómenos como
violencia familiar, trabajo infantil, drogadicción, delincuencia, entre otros.
De otra parte, se ha construido una directriz de atención diferencial,
para niños, niñas y jóvenes desplazados (ACNUR-ICBF, 2010: 46-66). Esta
directriz es una herramienta práctica y analítica para la atención adecuada
de jóvenes en situación de desplazamiento, sintetiza las principales pre-
misas para la atención, hace una propuesta inicial para la implementación
e incorporación del enfoque diferencial de juventud en la política pública
de desplazamiento forzado y determina unos lineamientos para la acción
en cada uno de los componentes de la política pública, con el propósito
de incorporar el enfoque diferencial en todas las acciones de protección,
garantía y restablecimiento de los derechos humanos, en la infancia y la
adolescencia.
En este mismo sentido de impacto, persisten condiciones de insegu-
ridad, amenaza, señalamiento y exclusión de las actividades sociales y
educativas normales, se trata de la estigmatización al desplazado por su
origen, estado, situación, género, etnia, religión, cultura, que lo margina de
participar en la vida social y escolar en igualdad de condiciones. De otra
parte el sub-registro de desplazados es otra de las situaciones sin superar,
actualmente es difícil saber con precisión quiénes son y en qué situación
se encuentran. Lo anterior se debe a que la juventud desplazada tiende a
invisibilizarse en el diseño de las políticas públicas y por ende en los in-
formes de seguimiento.
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En síntesis, la débil aplicación del enfoque diferencial de juventud de


la política pública de atención a la población desplazada, debido a la falta
de coherencia y los vacíos normativos existentes, configura riesgos de dis-
criminación y desigualdad. Según lo confirmado por ACNUR- ICBF (2010.
p. 49), “La precariedad de la atención radica, en gran parte, en la falta de
reconocimiento de los jóvenes como sujetos, debido entre otros factores, a la
poca articulación y coherencia entre las políticas de atención a la población
desplazada y las políticas de juventud”.
El enfoque diferencial4 de juventud es una herramienta conceptual
fundamentada en el ciclo vital, que establece cómo deben ser reconocidos
y tratados los jóvenes en la política pública de atención a la población des-
plazada. ACNUR-ICBF (2010: 25), establece “que la juventud es la etapa en
la que los individuos transitan de la niñez a la condición adulta, y durante
la cual se producen importantes cambios, biológicos, psicológicos, sociales
y culturales”. En consecuencia, comprender el enfoque diferencial implica
entender que éste es a su vez un enfoque de derechos; la aplicación del
enfoque diferencial garantiza reconocer al sujeto como titular del derecho
y en el caso del desplazamiento forzado, buscar el acceso a los derechos
civiles, políticos y libertades de las víctimas. En consecuencia, el enfoque
diferencial, debe ser entendido como un método de análisis y un instrumento
para explicar y transformar las realidades concretas de los sujetos afectados.
Para la mejor comprensión y aplicación del enfoque diferencial, en el
caso de los jóvenes desplazados, es pertinente mencionar algunas categorías
de análisis, como la invisibilización (desvalorización social, económica,
política, cultural de los sujetos sociales y la falta de reconocimiento de
sus derechos); la vulnerabilidad (entendida como la función inversa de la
capacidad del individuo o grupo de personas de prever, resistir, enfrentar
y recuperar el efecto e impacto de los eventos); el riesgo (como aquella
posibilidad de que un suceso indeseado ocurra, que se haga realidad) y
el impacto (como los daños o efectos que se producen sobre las personas
con la materialización de un riesgo o la ocurrencia de un evento). Como
se observa, la aplicación del enfoque diferencial, pasa por el análisis, la
claridad y profundización de ciertas categorías que se interrelacionan,
permitiendo dar sentido a los procesos de prevención y atención integral
a las víctimas del conflicto. Por otra parte, en Colombia existe un amplio
marco jurídico, con normas (algunas del orden internacional asumidas por

4 El enfoque diferencial "reconoce las diferencias físicas, sociales y culturales de cada grupo
poblacional y de cada sujeto individual o colectivo" de tal modo que sea posible reconocer
su experiencia e historia particular; definir la atención especializada que le debe brindar el
Estado; garantizar la equidad; eliminar prácticas discriminatorias en su contra y garantizar
el goce efectivo de derechos individuales y colectivos (Acción Social, 2009).

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Desplazamiento forzado y enfoque diferencial: Una posibilidad de Intervención/Acción en ámbitos de Exclusión

el Estado)5, que amparan la protección de los derechos de los niños, niñas


y jóvenes víctimas del desplazamiento forzado, como actos administrativos,
principios, convenios, tratados, convenciones, leyes, sentencias y autos de
cumplimiento, entre otros.
Con el propósito de ejemplificar lo anteriormente descrito, dentro de los
criterios de atención diferencial para niños, niñas y adolescentes víctimas
del desplazamiento forzado, podemos señalar el principio No. 23, detallado
por ACNUR-ICBF (2010:17):
Sobre el derecho a la educación, establece que para hacer efectivo
este derecho las autoridades competentes se asegurarán de que los
desplazados internos, en particular los niños desplazados, reciban
una educación gratuita y obligatoria a nivel primario. La educación
respetará su identidad cultural, su idioma y su religión. Además,
este principio señala que se harán esfuerzos especiales por conseguir
la plena e igual participación de mujeres y niñas en los programas
educativos y que, tan pronto como las condiciones lo permitan, los
servicios educativos y de formación se pondrán a disposición de
los desplazados internos, en particular de los adolescentes y de las
mujeres, con independencia de que vivan o no en campamentos o
albergues.
En consecuencia, es el enfoque diferencial una alternativa viable, un
medio conducente a que los niños, niñas y jóvenes desplazados por la vio-
lencia interna tengan un reconocimiento de sus derechos y libertades, con la
posibilidad de un desarrollo personal y social en condiciones de dignidad.
Es a través de la cooperación interinstitucional y de la voluntad política de
los organismos públicos y privados, especialmente de aquellos encargados
de la administración del sector escolar, los responsables de proyectar la
intervención-acción educativa para el logro de estos propósitos.

LA INTERVENCIÓN-ACCIÓN SOCIOEDUCATIVA
El ámbito socioeducativo es el espacio disciplinar desde el cual se
plantea la praxis de la Educación Social. En este contexto, la acción ejercida
sobre los individuos es una acción sobre su dimensión social, es esta dimen-
sión la que les aporta identidad como individuos, es el enfoque sociológico
de la inter-relación que se realiza con individuos que se define mediante

5 Para ampliar este aspecto se pueden mencionar: La Convención Internacional de los derechos del
Niño; El Pacto Internacional de derechos económicos, sociales y culturales; Protocolo Adicional
a la Convención Americana sobre derechos humanos; Convención Internacional de los Derechos
de las Personas con Discapacidad; Ley 1098 de 2006 sobre el Código de Infancia y Adolescencia;
Ley 387 de 1997 sobre medidas de prevención del desplazamiento forzado, entre otras.

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el concepto de acción social, entendida como “conducta orientada inten-


cionalmente, de los diversos agentes sociales que constituyen un sistema
de interrelaciones” (Pérez, G. 2003, p. 132). Es en este marco de referencia
donde se inscriben las múltiples acciones profesionales que tienen como
propósito la intervención social desde lo educativo, aplicable a los sectores
más vulnerables de la sociedad.
Para comprender mejor de qué se trata el ámbito socioeducativo, es
importante recalcar que educación social no es una profesión sino un marco
conceptual que sirve como referente de diferentes tipos y campos de inter-
vención socioeducativa; no es una ciencia, ni una disciplina científica, sino
que es el hecho y la acción, en consecuencia es el objeto de estudio y análisis.
De lo anterior se deduce que las áreas o ámbitos de intervención socio-
educativa como lo propone Pérez, G (2003:143), se refieren a acciones sobre
individuos concretos, sobre grupos determinados, en realidades familiares,
en un espacio escolar, en un barrio o comunidad, dentro de una estructu-
ra jurídica o de servicios sociales, en un espacio laboral o profesional, en
función de lo cultural en un sector de intervención especializada y dentro
de la sociedad en general.
Los destinatarios de la acción socioeducativa, como ya se mencionó son
sujetos, grupos, colectivos específicos y sectores de población de diversas
características, ya sea por su edad, por su género, por su situación laboral,
por su nivel educativo y cultural, por sus dificultades de socialización
(física, psíquica, sociales, culturales), por su origen y ubicación en el terri-
torio; en síntesis y de acuerdo a las problemáticas de las personas, como
lo proponen Fernández, A. y Carmona, G. (2010: 58) se puede mencionar a
la población en riesgo social y vulnerabilidad (delincuencia, marginación,
exclusión, dependencia, desplazamiento forzado); y finalmente población
en general (atención del adultos, tercera edad, desarrollo local, animación
sociocultural).
Los profesionales de la acción socioeducativa trabajan con el propósito
de ayudar en el proceso de socialización y de desarrollo personal de los
destinatarios de su intervención; los objetivos básicos de la intervención,
según estos mismos autores son:
a) Prevenir y compensar dificultades de estructuración de la personalidad
e inadaptaciones sociales lo cual favorece la autonomía;
b) desarrollar actividades con fines educativos, culturales y lúdicos;
c) desarrollar el espíritu crítico, de comprensión y análisis de la realidad
sociopolítica;
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Desplazamiento forzado y enfoque diferencial: Una posibilidad de Intervención/Acción en ámbitos de Exclusión

d) favorecer la participación;
e) mejorar el desarrollo de competencias y actitudes, favorecer el cambio
y la transformación social;
f) favorecer el desarrollo sociocultural;
g) contribuir a la creación y consolidación del tejido social y asociativo.

Por otro lado, las funciones y tareas de los educadores sociales se cir-
cunscriben a acciones educativas; de docencia (en determinados ámbitos);
acciones informativas y de asesoramiento; de animación y dinamización
de grupos y colectivos; de organización y planificación, de gestión y ad-
ministración de servicios; de observación e identificación de necesidades;
de relaciones con instituciones; de elaboración, ejecución, seguimiento y
evaluación de procesos.
La razón de ser de lo anteriormente descrito descansa en el hecho de
encontrarnos, en la actualidad, en una sociedad cada día más compleja
y cambiante y en un sistema escolar que queda corto ante las múltiples
exigencias sociales. De otra parte por las innumerables expectativas que la
sociedad en general y en particular los sectores más desprotegidos tienen
de la educación superior, como la instancia que debe dar respuestas perma-
nentes y duraderas a las problemáticas sobre la exclusión educativa y social,
a través de procesos investigativos, en cumplimiento de sus funciones que
le son propias.

LA EXCLUSIÓN SOCIAL Y EDUCATIVA


La Exclusión es un devenir, un acontecimiento de nuestro tiempo, se
trata de una situación globalizadora y multidimensional; “en una sociedad
donde la competitividad es un valor central, los mecanismos de exclusión
constituyen una regla de juego elemental y necesaria. La competitividad
por naturaleza es excluyente, por eso, niños, jóvenes, ancianos, mendigos,
inmigrantes, indígenas, minusválidos, deficientes, etc., fácilmente se con-
vierten en excluidos”. (Bel Adell, 2010: 4). Es abundante la terminología con
la que hoy se identifican, se conocen y se analizan las realidades sociales,
tales como exclusión-inclusión, pobreza, desplazamiento, marginación,
vulnerabilidad; reconociendo que sus causas son múltiples: personales,
sociales, culturales, laborales, económicas, y éstas articuladas a las reali-
dades del barrio, la familia, la escuela, la oficina, la empresa, variables que
configuran la complejidad de la exclusión.
La exclusión ha sido y es un fenómeno socio-político y económico que
supone la existencia de un sistema o espacio social, político, cultural o
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Revista TENDENCIAS Vol. XII No. 2

económico. Es precisamente en estas realidades sociales donde se generan


las violencias, la agresividad, el desarraigo, el desplazamiento, fenómenos
éstos que son manifestaciones de una determinada estructura social, que se
caracterizan por ser dinámicos y complejos. La exclusión social abarca un
conjunto variado de problemas sociales, particularmente de urgente salida,
que reclaman la intervención no sólo de los poderes públicos, sino también
del individuo, ya sea a través de organizaciones colectivas o a través de sus
acciones particulares en la vida cotidiana.
El fenómeno de la exclusión, en este tiempo, se ha convertido en un
hecho de la vida cotidiana que emerge como resultado de los procesos de
globalización, tanto en países latinoamericanos, como en otras regiones
del mundo, donde la pobreza, el poder económico, político y social se
concentran en pocas manos. Así, la exclusión como realidad de la actual
vida social, es la resultante de la convergencia de factores estructurales,
sociales y vitales. Los primeros se refieren al poder económico y político
que configuran un entorno excluyente y excluido como una cuestión social
enraizada en la estructura y dinámica social en general; los segundos son
los contextos sociales que aparecen disgregados, atomizados, fragmentados,
que son frágiles a las solidaridades, que inciden más sobre la familia y las
unidades de convivencia, debilitando lazos de unión, resultando situa-
ciones de desagregación, desvinculación y ruptura; y el tercer factor que
es el aspecto subjetivo relacionado con la personalidad y las ausencias de
afecto, amor, comunicación, motivación, que disminuyen la autoestima, la
autoconfianza, la pérdida del sentido y deterioran el dinamismo vital de
las personas.
En esta perspectiva, la exclusión forma parte de la estructura social
establecida, no es una situación de coyuntura, sino un fenómeno estructu-
ral, donde sus impactos y amenazas son profundamente destructores, de
alto riesgo en lo personal, familiar y en los ámbitos escolar, salud y trabajo.
En consecuencia, se plantea una necesaria intervención-acción, desde
sectores como las instituciones educativas de todos los niveles, los orga-
nismos del orden gubernamental, sector privado, para que implementen
procesos de inclusión que logren incidir en aspectos estructurales, posibi-
litando cambios en lo personal y familiar, hasta en los grupos y colectivos.
La alternativa es generar la convergencia de voluntades y compromisos
políticos, académicos, investigativos y de proyección social, capaces de
acercarse a estas amenazas, conocerlas y actuar sobre ellas para reducir los
efectos negativos del fenómeno.
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Nelson Torres Vega
Desplazamiento forzado y enfoque diferencial: Una posibilidad de Intervención/Acción en ámbitos de Exclusión

CONCLUSIONES
El desplazamiento forzado en Colombia sigue teniendo efectos des-
tructores sobre la vida, la integridad física, moral, psicológica y sobre la
dignidad de niños, niñas y jóvenes de las distintas regiones del país, de
distintos orígenes étnicos, religiosos y culturales. A pesar de todos los es-
fuerzos intergubernamentales e interinstitucionales, de los apoyos recibidos
de organismos internacionales para disminuir el conflicto y de un marco
jurídico abundante, las víctimas no han tenido las garantías para acceder a
los derechos en condiciones de dignidad y equidad.
De las diferentes consecuencias generadas por el conflicto armado
en Colombia, se deduce la necesidad de desarrollar acciones adecuadas y
coherentes, mediante herramientas pertinentes, para el trabajo con la po-
blación desplazada, haciendo especial énfasis en las acciones que durante
la fase de emergencia se ofrecen, sin olvidar la importancia de las etapas
de prevención y recuperación, prospectando siempre soluciones duraderas
para las víctimas.
Sin duda que el desplazamiento forzado en Colombia, es una de las tra-
gedias más graves que produce el conflicto armado, situación que se refleja
en la prolongada, diaria y anónima migración de miles de colombianos que
huyen desde diversas regiones, entre ellos niños, niñas jóvenes y mujeres,
buscando lugares que puedan ofrecer condiciones mínimas de seguridad
y supervivencia.
Desde el punto de vista teórico, el enfoque diferencial para las víctimas
del desplazamiento forzado es una herramienta viable que permite el re-
conocimiento de los derechos a los sujetos implicados, sin embargo, desde
su practicidad y aplicabilidad existen serios inconvenientes, que implica
el replanteamiento operativo de las políticas, orientadas a la coordinación
de acciones, entre los organismos y personas encargadas de garantizar el
goce efectivo de los derechos, lo cual requiere de procesos de interacción/
acción que mitigue los altos índices de excluidos sociales en el país. En
esta misma perspectiva, los sistemas educativos deben asegurar alternativas
para la igualdad de oportunidades en la escuela, en el trabajo y en la so-
ciedad, atendiendo a la diversidad de género, etnia y cultura partiendo del
reconocimiento del otro, convirtiendo los contextos escolares en espacios
multiculturales.

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Revista TENDENCIAS Vol. XII No. 2

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