Causas, Consecuencias, Efectos e Impacto de Las Migraciones en Latinoamérica
Causas, Consecuencias, Efectos e Impacto de Las Migraciones en Latinoamérica
Causas, Consecuencias, Efectos e Impacto de Las Migraciones en Latinoamérica
migraciones en Latinoamérica
Roberto S. Aruj
Resumen
Abstract
Introducción
Desde fines de siglo XIX hasta nuestros días se pueden identificar cuatro momentos
significativos sobre el fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe: el primero
se vincula con las migraciones transoceánicas; el segundo, con las migraciones
internas, producto de la crisis económica en las décadas de 1930 y 1940; un tercero,
con las transfronterizas; y un cuarto, con las que se producen con la globalización,
objeto de este trabajo.
La primera, desde fines de siglo XIX hasta mediados del XX, movilizó a 55 millones de
europeos aproximadamente y actuó como válvula de escape, posibilitando la
organización o reorganización de los estados europeos. La segunda, consecuencia de la
crisis económica de 1930, afectó al ámbito rural, generando una migración del campo
a las ciudades. La tercera, producto de conflictos políticos, económicos y sociales,
generó una migración entre países fronterizos desde la década de 1960. La cuarta se
produce en las últimas dos décadas del siglo XX hasta la actualidad y, según algunas
estimaciones, ha movilizado en todo el mundo a más de 150 millones de personas que
actualmente no residen en su país de origen. Según la Cepal (2004), para el año 2000
vivían fuera de sus países de origen 20 millones de latinoamericanos.
Además, afirmó, existe un factor sintomático de esta situación que puede acelerar el
colapso, el flujo migratorio. La migración es, para los 5 000 millones de excluidos, cada
vez más informados de su exclusión, la única posibilidad de incorporación al mundo del
consumo, socializado universalmente a través de los medios de comunicación de
masas. La violencia, producto de la pugna entre los masivos invasores y los 700
millones de consumidores, parece multiplicar progresivamente sus explosiones
moleculares a nivel planetario.
En este contexto, nos interesa abordar las causas, consecuencias, efecto e impacto de
los movimientos migratorios latinoamericanos en este nuevo siglo.
Tendencias actuales
Diversas causas han sido atribuidas a la decisión de emigrar. Para explicarlas se han
postulado diferentes teorías. Además, están los análisis que se realizan desde
diferentes disciplinas, como la Demografía, la Economía, la Historia, la Psicología, el
Derecho, la Sociología, la Geografía, la Ecología, la Ciencia Política, etcétera.
Las explicaciones que dan cuenta de los motivos de este fenómeno se vinculan con la
falta de trabajo, la persecución político-ideológica, la inseguridad producto de la
violencia, las guerras, la persecución étnico religiosa, los problemas socioeconómicos,
el mejoramiento de la calidad de vida, la búsqueda de desarrollo individual o familiar,
oportunidades de empleo y educación, acceso a bienes y servicios, entre otras.
Como afirma Maslow, el ser humano está objetivamente orientado hacia la búsqueda
de metas y objetivos para la satisfacción de sus necesidades, tanto biológicas como
cognitivas, y en los países expulsores, las condiciones para lograr esos objetivos están
cortadas por la situación de crisis permanente y violencia perpetua. Además,
atendiendo también a las argumentaciones de McCleiland, estaremos nuevamente ante
una situación en donde la emigración puede aparecer como una alternativa posible,
dado que, según dicho autor, todas las necesidades son aprehendidas, hasta el punto
de crear un ambiente propicio para modificar cualitativa y cuantitativamente la
necesidad de logro y el nivel de aspiraciones.
Consecuencias generales
Los flujos migratorios producen, tal como afirmábamos al comienzo, una serie de
consecuencias relacionadas con el país de origen y con el país receptor. En el país de
origen se podría disminuir el conflicto social y político cuando un porcentaje importante
de la población productiva decide emigrar. Disminuirían así los niveles de desocupación
y de descontento, ya que se crearían posibilidades aparentes, producto de este
movimiento de personas hacia otras regiones. La mano de obra que se queda puede
tener una mayor posibilidad de ingreso al mercado de trabajo, porque ha disminuido la
competencia. Esta última perspectiva, denominada válvula de escape, ha sido
aceptada por algunos marcos interpretativos que consideran la emigración de recursos
humanos, y sobre todo los calificados, como proceso de circulación de capital humano,
lo cual permite una asignación más eficiente de recursos en el ámbito mundial.
Por el contrario, otra visión sobre el tema es aquélla que plantea que con la pérdida
poblacional surge una disminución de las posibilidades de consumo en economías cuyo
potencial de desarrollo se basa, parcialmente, en la activación de su mercado interno.
Una tercera postura plantea que, con la emigración puede aumentar la capacidad de
consumo de aquéllos que se quedan y tienen un grado de parentesco con quien se fue;
siempre y cuando el emigrante se haya integrado a la sociedad receptora, de manera
que esté en condiciones de enviar a su familia una parte del dinero excedente que
genere en el país receptor.
Para ello se condiciona a los sujetos de modo que tomen una decisión que, en general,
nunca terminan de procesar totalmente. En realidad, dicha decisión viene siendo el
resultado del mensaje introyectado, generador del consenso rutinario. Éste conduce a
un conjunto de personas a emigrar, como una salida a las limitaciones impuestas en el
país de origen.
La situación actual del capitalismo globalizado hace rato que dejó atrás la inocente o
cínica idea de McLuhan acerca de "la aldea global sin fronteras". Podríamos decir que
la apertura relativa de las fronteras es una forma perversa de extender la dominación
de los países centrales o hegemónicos a los periféricos o hegemonizados, a través de
la explotación de la mano de obra de éstos a bajo costo, y de sus recursos naturales.
Se discute sobre los inmigrantes ilegales, pero no cabe duda de que éstos pueden ser
funcionales, toda vez que cuando un grupo de interés o presión necesita mano de obra
excedente, las limitaciones migratorias desaparecen.
Las remesas son indicadores del efecto de la migración, consecuencia del conflicto
social expulsor de grandes contingentes de personas que envían dinero para que su
familia intente salir de la crisis económica, lo cual, supuestamente, disminuiría los
niveles particulares del conflicto socioeconómico de esa familia que recibe ese dinero.
Se pretende hacer creer a las sociedades receptoras de remesas que estas divisas
contribuyen al desarrollo general de la economía del país y, en realidad, si observamos
con detenimiento los montos que llegan, cómo llegan y a quiénes se dirigen, nos
daremos cuenta de que es verdad que contribuyen, pero solamente como un
complemento del salario familiar básico de aquellas familias más necesitadas. Me
animo a decir que, si estos montos viniesen en un solo paquete, podrían ser
destinados a la puesta en marcha de políticas sociales de diferente índole, pero como
vienen fragmentadas en tantos pedazos como migrantes envían dinero, sólo pueden
ser utilizadas para el consumo familiar.
Si realizamos la misma ecuación que hacen los analistas macroeconómicos para saber
el ingreso per cápita de un país, y dividimos la cantidad de dinero que llega por remesa
sobre la cantidad de población, nos encontraremos con que las sumas percibidas sólo
alcanzarán para completar, mínimamente, el salario básico familiar; y, aunque esto no
es poco, sobre todo para familias en situación de pobreza y pobreza extrema, no
solucionaría el problema de las grandes mayorías pauperizadas de nuestras sociedades
subdesarrolladas.
Con respecto al costo que representa este tipo de emigración para los países en
desarrollo, diversas estimaciones han intentado una cuantificación del mismo. Así, un
trabajo efectuado en Canadá planteó que los países del Tercer Mundo habrían
contribuido con 10 000 millones de dólares por este concepto en los últimos 25 años.
En Hong Kong, el cálculo de graduados migrantes entre 1987 y 1989 representaría 74
400 años hombre de enseñanza universitaria. El costo del capital humano aparece así
como una transferencia que los países en desarrollo estarían efectuando, en la cual
puede cuantificarse el valor que representa la reproducción y capitalización de dichos
recursos.
Sin duda, y en virtud de la realidad que nos impone el momento histórico en el que
vivimos, la migración de RHC es inducida y forma parte fundamental del proyecto de
concentración de la inteligencia de los países centrales. Por otro lado, para países ya
pobres en capital físico, la pérdida de su capital humano más valioso puede,
eventualmente, llegar a constituir uno de los más serios obstáculos en sus procesos de
desarrollo.
Desprovisto de condición jurídica o social alguna, el trabajador migratorio ilegal es, por
naturaleza, objeto de explotación. Queda a merced de sus empleadores y puede verse
obligado a aceptar todo tipo de trabajo, en cualquier condición laboral de su vida. En el
peor de los casos, la situación de los trabajadores migratorios es similar a la esclavitud
o al trabajo forzoso. El trabajador migratorio ilegal rara vez trata de buscar justicia,
por temor a ser descubierto y expulsado, y en muchos países no tiene derecho de
apelación contra decisiones administrativas que le afectan.
Desde la alimentación, hasta los usos más abstractos e intangibles, como la oración y
los rituales religiosos particulares de la región de origen, son parte de la cultura con la
que viajan los migrantes, conservando sus símbolos sociales y recreando espacios para
mantenerla.
Ahora bien, cómo se puede integrar un conjunto de personas en una sociedad que no
ha sido educada para la integración, y que, por el contrario, recibió una educación
basada en el prejuicio hacia todo aquél que no fuese un connacional o, por lo menos,
un parecido.
Pero esta conducta social no fue fruto de la coyuntura. La historia de aquéllos que
conquistaron y colonizaron diferentes regiones del mundo no se diferenciaba
demasiado respecto a las formas en que trataban al 'otro', ya que la cultura que
transmitían estaba plagada de historias de discriminación, prejuicio, persecuciones y
muerte. El único objetivo era imponer un proyecto político, social y económico
determinado.
Los múltiples estudios sobre racismo y etnocentrismo giran alrededor del rechazo o la
aceptación, siempre relativa del 'diverso'.
Los 58 latinoamericanos que abandonan cada hora sus países en busca de un futuro
mejor exponen el fracaso de las políticas sociales y económicas de la región, y
conforman la trama de un nuevo mestizaje cultural. Esos latinoamericanos, 1 388 cada
día, 500 000 cada año, se marchan de sus países "con la intención de no regresar",
concluye el estudio Migraciones y niñez: deshaciendo el futuro, realizado por la
Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) de Colombia.
En Venezuela, país que hasta la década de 1970 tuvo un alto nivel de inmigración,
primero europea y luego latinoamericana, la emigración que se está produciendo es de
clase media fundamentalmente, con un nivel educativo medio alto, profesional. Los
motivos están vinculados a la situación socioeconómica crítica, producto de los
conflictos políticos desatados por el enfrentamiento entre el gobierno y los sectores
económicos dominantes tradicionales. Inseguridad social, violencia creciente, alto nivel
de desocupación y subocupación, sobre todo a partir del paro general empresarial, que
duró casi tres meses. El destino fundamental de estos migrantes es Estados Unidos,
Italia, España y Portugal (doble ciudadanía).
También en los recientes tres años emigraron dos millones de brasileños hacia Europa,
Japón y Estados Unidos, fundamentalmente.
En Argentina, la emigración se disparó con el colapso económico de los recientes dos
años. Desde 1950, la cifra anual de emigrantes se mantuvo en 12 000, pero entre
2000 y 2002 se marcharon de Argentina alrededor de 200 000 personas.
Estas cifras convierten a América Latina en la región del mundo con mayor crecimiento
de migración. En la década reciente, el equivalente a toda la población de Perú, unos
25 millones de personas, emigró hacia Estados Unidos y Europa, y en menor
proporción a países vecinos.
Sería muy larga la lista de ejemplos sobre cómo nuestra región está siendo
incorporada al nuevo proyecto de recolonización. Pero lo que no cabe duda es que ello,
de una manera u otra, traerá nuevos flujos migratorios hacia nuestros territorios.
Ante esta situación, cabe preguntarnos, ¿estamos preparados para incorporar a estos
contingentes de migrantes? Después de tantos problemas para ingresar a sus países,
¿cómo los recibimos y recibiremos a todos aquéllos que decidan migrar a nuestro
subcontinente? El mundo de los próximos años traerá consigo nuevos conflictos y
nuestra América Latina debe estar preparada y prevenida para atenuar el impacto que
esos movimientos producirán.
Observaciones finales
Este estado de cosas se sostiene con el consumo general, que acepta la ficción de
democracia (la formalidad democrática que oculta la desigualdad y el carácter
autoritario del poder real) consenso inducido a través de una penetración ideológica
que hace mantener una ilusión al ciudadano común (Neuhaus, 1986).
El discurso hegemónico niega la realidad, fantasea con el desarrollo, falsea con la
apertura (ya que no es para todos), y muestra al mundo una imagen del país muy
diferente a la realidad.
"Allí donde los modelos migratorios tienen larga data, la migración tiene una influencia
tan profunda que puede llegar a convertirse en una institución nacional y en parte de
la psiquis colectiva" (King, s/f).
La incertidumbre por el porvenir rechaza la conexión con todo proyecto que desborde
la certeza en la salida por la propia iniciativa y la desconfianza en los proyectos
colectivos. Estos últimos han quedado asimilados traumáticamente al fracaso de las
economías populistas y a la despiadada represalia que desencadenó el paso a la acción
directa, cuando grandes masas creyeron que había llegado el momento de tomar el
problema en sus manos, sin esperar soluciones de quienes no los padecieran (Blas de
Santos, 1995: 38).
Hoy por hoy, las soluciones difícilmente dependan de algunas acciones políticas. Los
conflictos que no se resuelven y que tienden a expulsar población desde América
Latina hacia los países del Primer Mundo responden fundamentalmente al modelo. El
fin último es que los excluidos no molesten. Entonces, las fantasías asociadas a la
migración terminan siendo funcionales a los objetivos del proyecto del modelo que nos
domina. Esto es hegemonía.
La única forma de revertir este proceso es abrir nuevas fuentes de trabajo y estimular
la creatividad y el desarrollo del pensamiento crítico, mientras trabajamos en la
transformación del sistema imperante que nos domina y subordina a una cultura
desigual y excluyente, la cual, de acuerdo con Finkielkraut (1994) ha sido apoderada
por la barbarie.
Bibliografía
CELADE, 1979, "El problema del éxodo de personal calificado en América Latina",
en Cuadernos del Celade núm. 2, septiembre, Santiago de Chile. [ Links ]
MALETA, H., 1988, "Del pasivo al activo: una política para los emigrados de América
Latina", en Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 3, núm. 10, diciembre, Editorial
Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos, Buenos Aires. [ Links ]
OTEIZA, E., 1971, "Un replanteo teórico de las migraciones de personal altamente
calificado", en Walter Adams, The brain drain, Editorial Paidós, Buenos Aires.
[ Links ]
STALKER, Peter, 1994, "Trabajando juntos", cap. ¿Porqué migra la gente?, en The
work of stranger, OIT, Ginebra. [ Links ]
Nota
1
Plan Nacional de Regulación de Extranjeros. Control de extranjeros de la Oficina de
Identificación y Extranjería de la República Bolivariana de Venezuela.