4a. DIAZ RICCI Art. 30 CN

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PRIMERA PARTE

CAPITULO I
DECLARACIONES DERECHOS Y GARANTIAS

Artículo 30 (Reforma constitucional).- La Constitución puede reformarse


en el todo o en cualquiera de sus partes. La necesidad de reforma
debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras partes,
al menos, de sus miembros; pero no se efectuará sino por una
Convención convocada al efecto.-

Indice:
1. Introducción.
2. Valor del art. 30: naturaleza jurídica.
3. Elaboración, fuente y ubicación.
4. Sistema de Reforma argentino.
5. Práctica histórica: análisis crítico.
6. Control de constitucionalidad.
7. Conclusiones.

ANTECEDENTES: Constitución de 1819 (arts. 80 a 84); Constitución de 1826 (art. 182


a 186)
FUENTES: Proyecto de Alberdi (arts. 37, 38, 39 y 60); Constitución de 1853 (arts. 30 y
51).
CONCORDANCIAS: Pacto de San José de Flores (11/11/1859), Leyes 230 y 234 de
1860 de la Confederación; Leyes 171 y 172 de 1866; Ley 3507 de 1898; Decreto
3838/57; Ley 24.309 de 1993 y 24.430 de 1995.

1. INTRODUCCION:
Los preceptos constitucionales que regulan el procedimiento de reforma
cumplen un papel central en la dogmática constitucional, al punto que Pedro de Vega
llega a expresar que “del mismo modo que no se concibe una teoría de la Constitución
que no tome como centro de referencia las cuestiones básicas que la reforma suscita,
tampoco se concebiría una teoría adecuada de la reforma en la que no se plantease el
significado jurídico y político del propio concepto de Constitución”1. Bástenos aquí con
señalar la importancia capital de estas peculiares normas procesales 2. En este
comentario vamos a circunscribirnos al procedimiento de reforma, es decir, a la
dimensión procesal a través de la cual tiene lugar el dictado de normas constitucionales.
El procedimiento de Reforma Constitucional (en adelante, RC) constituye la fuente
formal del derecho constitucional, pues sólo podemos identificar como normas
constitucionales aquéllas surgidas del procedimiento de elaboración de estas normas
previsto por la propia Constitución.
2. VALOR DEL ARTICULO 30. Naturaleza jurídica.
La Constitución es el único texto jurídico de derecho interno que prevé su propio
mecanismo de modificación. Todos los demás textos legales encuentran su fuente de
derecho en una instancia jurídica superior, v.g. la elaboración de las leyes se halla
regulada con precisión por un nivel superior: la Constitución respectiva. Esta es una de
las singularidades de la materia constitucional.
Esto nos lleva a indagar sobre la naturaleza jurídica de las normas que regulan el
procedimiento de revisión constitucional ¿qué sentido tiene prever un procedimiento de
revisión de normas del mismo nivel jurídico? ¿quién es el sujeto destinatario de estas
normas?. ¿cuál es la razón de ser de su inclusión en una Constitución?. La RC cumple
una función polivalente que resulta necesario destacar:
1. En primer lugar, con la Constitución se establece el principio de jerarquía normativa
dentro de un ordenamiento jurídico. Rige el principio lex superior derogat inferiori.
Este principio no opera a nivel constitucional porque no existe norma superior a la
Constitución que le fije desde arriba la mecánica de modificación de las normas
constitucionales. En el ámbito constitucional sólo rige el principio lex posterior derogat
anteriori. Con aparición la Constitución se funda el principio de jerarquía normativa
dentro de todo ordenamiento jurídico que opera según el principio lex superior derogat

1
Conf. Vega, Pedro De: La reforma constitucional y la problemática del poder constituyente, Ed. Tecnos,
Madrid, 1985, p. 24.
2
Para ampliar y profundizar remitimos a Díaz Ricci, Sergio M.: Teoría de la Reforma Constitucional,
EDIAR-UNAM, Buenos Aires-México, 2004. En especial la Tercera Parte, pp. 301 a 355.
inferiori. El procedimiento de revisión cumple una función jurídica de primer orden,
pues permite diferenciar las normas constitucionales de las normas jurídicas inferiores.
Las normas elaboradas conforme al procedimiento de reforma son por antonomasia
jurídicamente superiores a todas las demás disposiciones normativas que –más allá de
su contenido material-- por el sólo hecho de provenir de un sistema de fuentes de grado
inferior son de rango menor y no pueden contradecir el contenido de aquéllas. En
resumen, un elemento formal: el proceso de revisión constitucional, confiere a la norma
así elaborada, más allá de su contenido material, un valor superlativo. La consecuencia
jurídica es evidente: la norma inferior que no se adecue al contenido material o a las
condiciones formales fijadas por la Constitución es jurídicamente inválida. Este valor
crucial de la norma de RC fue puesto de relieve y resaltado en el leading case Marbury
vs. Madison, que se sirvió de ella para fundar –nada más y nada menos— que el control
jurisdiccional de constitucionalidad de las leyes 3. De este modo la cláusula de reforma
se levanta como límite a la potestad legislativa del Congreso que no obstante ser el
sujeto autor la fuente de derecho más relevante: la Ley, sin embargo, ésta debe estar
supeditada a los contenidos formales y materiales establecidos por la Constitución. Sin
entrar a profundizar las enormes implicancias jurídicas derivadas de la presencia de
normas sobre reforma constitucional, podemos afirmar que éstas constituyen uno de los
fundamentos jurídico-formales sobre el que se asienta la supremacía constitucional,
elemento central y definitorio de lo constitucional. Sin supremacía constitucional no
puede haber Estado Constitucional4.
2. Entonces ¿quiénes son los destinatarios de esas normas de reforma constitucional?.
Mientras que resulta claro que el Congreso es el destinatario de las disposiciones
referidas al Poder Legislativo, así como el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial respecto
3
En dicho fallo el Chief Justice Marshall se apoyó en la RC para descalificar la actuación del Congreso.
En efecto, señalaba que la disposición legal emanada del Congreso se extralimitaba de las competencias
que la Constitución le había conferido, por tanto esta extralimitación, significa un intento de RC al
margen del procedimiento previsto para una enmienda constitucional, en consecuencia, por no haberse
aplicado el Congreso el artículo V de la Constitución Federal, dicha norma legal debía ser descalificada,
por tanto no era válida como enmienda constitucional y los jueces debían desecharla porque su primera
obligación era sostener la Constitución como norma superior.
4
Puede ampliarse sobre este punto en Diaz Ricci, Sergio M.: “Supremacía de la Constitución”, en
AA.VV.: “Estudios de Teoría del Estado y Derecho Constitucional en honor a Pablo Lucas Verdu”,
UNAM-Univ. Complutense de Madrid, México-Madrid, tomo II, pp. 895-930.
de las suyas. Sin embargo la cláusula de reforma no tiene un sujeto destinatario
manifiesto. No basta con responder que se alude al Poder Constituyente, por ser ésta una
idea abstracta, debemos encontrar al sujeto histórico-concreto destinatario de estas
normas: éste es una futura “generación” constituyente. En efecto, las normas de reforma
están dirigidas a una futura generación constituyente como sujeto histórico-temporal
concreto que hará uso de ellas cuando considere necesario un cambio constitucional 5.
En suma, si profundizamos en la naturaleza jurídica de la norma de reforma concluimos
que en realidad se trata de una “norma de oferta” que una generación constituyente
histórica determinada (la que ha redactado la Constitución y establecido el
procedimiento de revisión) dirige a una futura generación constituyente, quien podrá
asumir el procedimiento preestablecido por una generación anterior6.
3. Debemos, finalmente preguntarnos por qué una generación constituyente posterior
debería aceptar el procedimiento de reforma dispuesto por una anterior. Básicamente,
existen tres razones por las que una nueva generación constituyente se vería
predispuesta a aceptar la oferta de procedimiento: en primer lugar, por una razón
práctica ya que resuelve el inconveniente de tener que ponerse de acuerdo sobre el
procedimiento para dictar nuevas normas constitucionales, lo que siempre es motivo de
graves disensos y dificultades por intereses contrapuestos (en todos los procesos de
establecimiento ab initio de un Estado Constitucional, la discusión sobre el proceso a
seguir fue motivo de dolores de cabeza, disputas y malestares). Cuando en una
Constitución está previsto el procedimiento de reforma este problema se halla resuelto.
También hay una segunda razón de importancia jurídica superlativa: el respeto del
procedimiento previsto aporta un valor trascendental al Estado Constitucional: brinda
“continuidad jurídica” al sistema constitucional, y con ello previsibilidad y seguridad
jurídicas. Pero, además, la tercera y mas sustancial razón, es que detrás de este beneficio
5
Parte de admitir que toda norma jurídica, en tanto objeto cultural, con el tiempo puede demostrar
falencias o, en razón de estar llamada a perdurar más que una ley común, con el tiempo puede no
responder a los nuevos valores o requerimientos políticos de una sociedad cambiante. En el fondo implica
aceptar la falibilidad y los límites del racionalismo optimista propio del Iluminismo que dominó el
pensamiento jurídico del siglo XVIII.
6
Sobre la naturaleza jurídica de “normas de oferta” de los preceptos de RCy su aplicación al principio
histórico de intergeneracionalidad –actualmente de gran peso materia de protección ambiental (vid. art.
41 CN) -- puede profundizarse esta idea en mi Teoría..., ob.cit., pp. 319-331.
se sostiene un valor político esencial: la continuidad democrática del Estado. En efecto,
el procedimiento de reforma guarda, en términos generales, solidaridad política con el
sistema democrático. No hay Estado Constitucional que no sea democrático, por tanto,
respetar el procedimiento de reforma no sólo aporta seguridad jurídica sino continuidad
democrática, y éste es un valor central del sistema político porque hace a la legitimidad
democrática del Estado. Sobre estas premisas de teoría constitucional expuestas
podemos pasar a ocuparnos del artículo 30 de la Constitución Nacional.
3. ELABORACION, FUENTES Y UBICACION.
La Constitución Nacional dedica un solo artículo a reforma constitucional.
Llama la atención que una cuestión tanta importancia para el sistema constitucional
haya sido objeto de atención en una única norma de cuarenta y seis palabras.
Evidentemente el constituyente de Santa Fe de 1853 no prestó especial atención a la
redacción del artículo 30 cuya numeración, ubicación y su contenido no fue objeto de
grandes modificaciones7. Esta disposición se complementaba con el artículo 51: “Solo
el Senado inicia las reformas de la Constitución”8.
La fuente directa fue el proyecto de reforma que Alberdi incluyó en la segunda edición
de sus Bases del 31 de Agosto de 18529. La gran novedad introducida por el artículo 30,
7
El texto lo expresaba (sic): “La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera desus partes,
pasados diez años desde el día en q.e la juren los Pueblos. La necesidad de reforma debeser declarada
p.r el Congreso con el voto dedos terceras partes, al menos, desus miembros; pero no se efectuará sino
p.r una Convención convocada al efecto”. Vid. Edición facsimilar Actas del Congreso General
Constituyente de 1853, Ediciones de la Fundación Banco Empresario de Tucumán, Tucumán, 2003, p.
159. En efecto, las Actas del Congreso General Constituyente de 1853 apenas señalan que esta
disposición fue aprobada sin discusión en la 43ª. Sesión, a las 23 horas de día 25 de abril: “Se leyó el
artículo treinta y puesto a votación resultó aprobado por afirmativa general”.
8
El Acta de la sesión del 27 de abril sólo registra lo siguiente: “Se puso en el artículo 51, y después de
una ligera explicación que hizo el señor Gorostiaga a solicitud del señor Lavaisse, fue puesto a votación y
aprobado unánimemente” (Actas..., ob.cit., p. 186). Este art. 51 estaba citado en el art. 65 referido a la
facultad exclusiva de iniciativa de leyes de Diputados (art. 40) y del Senado (art. 51). En el Acta del 29 de
abril consta que “Se puso en seguida a discusión el artículo 65, que fue votado y aprobado por afirmativa
general” (Actas..., ob.cit., p. 199).
9
En la Primera Parte dedica un capítulo especial al tema: Capítulo IV "Garantías públicas de orden y de
progreso": Artículo 37: "La Constitución es susceptible de reformarse en todas su partes; pero ninguna
reforma se admitirá en el espacio de diez años". Artículo 38: "La necesidad de la reforma es declarada por
el Congreso permanente; pero solo se efectúa por un congreso o convención convocado al efecto".
Artículo 39: "Es ineficaz la proposición de reformas que no es apoyada por dos terceras partes del
Congreso, o por dos terceras partes de las legislaturas provinciales". Artículo 60: "Sólo el Senado inicia
las reformas de la Constitución" vid. Alberdi, Juan Bautista: Bases y Puntos de partida para la
organización política de la República Argentina, derivados de la ley que preside el desarrollo de la
por inspiración de Alberdi, es la elección de una Asamblea extraordinaria que pasa a
llamarse “Convención” – incluso esta denominación fue original en la terminología
constitucional argentina10-- tengamos en cuenta que hasta entonces en todos
precedentes nacionales y provinciales, las reformas constitucionales habían sido
atribución del Congreso Nacional o de las Salas de Representantes en las provincias. El
redactor de 1853 innova en esto adoptando el modelo francés de RC cuyas
características desarrollaremos más adelante. Resulta interesante ver tanto las
modificaciones que sobre el proyecto de Alberdi hizo el constituyente de 1853 como los
dos retoques introducidos por la reforma de 1860. En efecto, el constituyente de Santa
Fe de 1853 fundió en una sola norma 11 los artículos 37 y 38 de Alberdi y eliminó la
ratificación final prevista en el art. 39 12. Sin embargo tuvo la previsión establecerle al
Congreso el requisito una mayoría especial de dos tercios de votos 13. La reforma de
1860 no modificó sustancialmente el modelo de reforma simplemente eliminó el plazo
de irreformabilidad de diez años y la iniciativa de reforma como competencia exclusiva
del Senado (derogó el art. 51) de este modo quedaron habilitados, además, la Cámara de
Diputados y el Poder Ejecutivo para presentar proyectos de reforma constitucional14.
civilización en América del Sud, y del Tratado del Litoral del 4 de enero de 1831; Valparaíso (Chile),
Imprenta del Mercurio, Santos Tornero y Cía., Primera edición: mayo de 1852, 183 pp..
10
Tan es así que la asamblea extraordinaria que sancionó la Constitución en 1853 se denominó
“Congreso General Constituyente” y llegó a actuar durante un tiempo funciones de Parlamento ordinario.
11
Podemos notar una posición contradictoria en el espíritu de la norma pues por un lado admite la
posibilidad de una reforma “total” (lo que suele ser una salida como concesión para las voluntades
remisas en aceptar el texto, téngase presente que la provincia de Buenos Aires no participó del Congreso
Constituyente de Santa Fe de 1853), pero, por otro lado, siguiendo a Alberdi, le fija un plazo de
irreformabilidad de diez años. Evidentemente el constituyente santafecino no puso demasiada atención a
esta cuestión, por un lado, pesaba la creencia optimista que se estaba frente a un buen texto por lo que no
se vislumbraba la necesidad de su inmediata reforma y por otro, el consejo de Alberdi que convenía
impedir por un tiempo la reforma para que el texto sea pueda arraigarse, de allí el plazo de diez años de
intangibilidad.
12
En art. 39 Alberdi proponía una cuarta etapa: la ratificación de las “proposiciones de reforma” hechas
por la Convención, por el voto de los 2/3 del Congreso o, alternativamente, por las dos terceras partes de
las legislaturas provinciales. De este modo se respetaba el principio federalista de la necesaria
intervención de los estados miembros en la modificación de su Constitución federal (en esto seguía el
precedente del art. V norteamericano). El único tinte federal sería la iniciativa de reforma cargo del
Senado (art. 51) donde un tercio de provincias podía impedirla.
13
Las Constituciones de 1819 y de 1826 exigían al Congreso una mayoría especial de voto de dos terceras
partes de votos para aprobar una iniciativa de reforma.
14
Es interesante anotar que con la reforma de 1860 se produjo una derogación implícita de la referencia al
art. 51 que hacía el último párrafo del art. 65 de la Constitución de 1853 (art. 65: “Las leyes pueden tener
principio en cualquiera de las Cámaras de Congreso, por proyectos presentados por sus miembros o por el
Así quedó redactado el actual art. 30 que constituye la única disposición referida
a la reforma constitucional, estableciendo un procedimiento de reforma sui generis para
un Estado federal conforme al modelo francés que consta de tres etapas: iniciativa al
cargo del Congreso a través de una ley especial que fija el alcance y los puntos de la
reforma, elección popular de representantes extraordinarios y Convención constituyente
a cuyo cargo queda la materialización de los puntos de reforma propuestos por el
Congreso.
Tanto el Congreso General Constituyente de 1853 y la modificación de 1860
respetaron la ubicación propuesta por el proyecto de Alberdi al procedimiento de RC
pues colocaron el artículo 30 dentro de la Primera Parte en el Capítulo Primero dedicado
a las "Declaraciones, derecho y garantías". Efectivamente, en el proyecto alberdiano la
RC estaba ubicada en la Primera Parte titulada "Principios, Derechos y Garantías
Fundamentales", dentro de un capítulo dedicado a las "Garantías públicas de orden y
progreso". El 'padre de la Constitución' explica las razones en estos términos: "Coloco
las disposiciones sobre reforma entre las garantías de orden y progreso, porque, en
efecto, la 'reforma', en el hecho de serlo, garantiza el 'progreso' y asegura el 'orden'
previniendo los cambios violentos"15.
Esta técnica constitucional es correcta, pues efectivamente la RC constituye
conceptualmente una "Garantía"16. En este sentido, algunos textos Constitucionales –
p.ej. la Constitución italiana-- ubican las reglas de RC en un Título dedicado a Garantías
Institucionales, conjuntamente con el órgano de control de constitucionalidad (Tribunal

Poder Ejecutivo, excepto las relativas a los objetos que tratan los artículos 40 y 51”). La Convención ad
hoc de 1860 hizo una nueva numeración del articulado así el art. 65 pasó a ser art. 68 y el art. 40, art. 44.
Desde entonces todas las publicaciones sustituyeron el art. 40 por el art. 44 y omitieron la referencia al
art. 51. A su vez, con la Reforma de 1994, el art. 68 se convirtió en art. 77 que sustituye la referencia al
art. 44 por una expresión genérica “salvo las excepciones que establece la Constitución”. Recordemos que
el art. 77 contiene un segundo párrafo votado por la Convención en la sesión del 1º de Agosto de 1994,
pero que sin embargo fue omitido en el texto final aprobado y publicado con esta omisión en el Boletín
Oficial de fecha 23-08-1994. Esto motivó que este párrafo, conocido como el “artículo 77 bis” o el
“artículo perdido”, tuviera que ser incorporado a través de una ley del Congreso que (Ley Nº 24.430,
(B.O. del 10-01-1995) que aprobó un texto ordenado que incluyó ella parte omitida como segundo
párrafo del artículo 77.
15
Vid. Alberdi en su nota al artículo 37 de su proyecto de constitución en Bases... 2da. Edición) que
refuta a aquéllos que le atribuyen un juicio adverso a la Reforma Constitucional.
16
Para ampliar la naturaleza jurídica y sentido de la RC vid. mi Teoría..., ob. cit. , p. 341-355.
Constitucional). La ubicación sistemática de la Reforma Constitucional, además de
corresponderse con la naturaleza garantista de la institución, nos permite aproximarnos
al sentido general del proceso de revisión dentro de la sistemática de la Constitución
argentina. Por un lado, garantiza un orden en cuanto las modificaciones constitucionales
sólo pueden hacerse válidamente a través de un procedimiento agravado (nota esencial
de una constitución rígida17) y, por el otro, garantiza el progreso, ya que señala el
camino para introducir aquellas adecuaciones que la realidad demande.
4. SISTEMA DE REFORMA ARGENTINO:
El sistema de RC adoptado por el art. 30 se corresponde con el modelo francés.
Toda RC requiere la actuación de un cuerpo representativo porque se trata de llevar a
cabo una actividad de elaboración normativa dentro de una democracia representativa y
deliberativa. No ignoramos que estamos ante una de las cuestiones de mayor voltaje
político dentro de una sociedad democrática, pero aquí estamos analizando el cauce
formal a través del cual se formula normativamente las decisiones políticas
fundamentales que adquirirán la forma de una norma jurídica de valor superlativo, que
por insertarse en un cuerpo normativo, la Constitución, goza de supremacía jurídico-
política. Es la fuente de las fuentes del derecho, la lex leguum, la higher Law. El valor
superlativo de la Constitución se nutre de una imprescindible vertiente política: su
fundamento democrático por ser “L’expression de la volonté générale”. La formulación
normativa de estas decisiones fundamentales demanda, ineludiblemente, en las
democracias modernas de la mediación de un cuerpo representativo originado en
elecciones libres y competitivas. Pues bien, la forma de actuación de este cuerpo
representativo elegido por la comunidad dentro de un proceso de RC ha dado lugar a
una clasificación en cuatro modelos:
a)Sistema Alemán: la reforma se produce por una decisión del parlamento ordinario. A
través de acto único de voluntad parlamentaria adoptado que se adopta siempre, por
cierto, a través de una mayoría especial --a fin de establecer una diferencia formal con la
sanción de una ley ordinaria-- se lleva a cabo una reforma constitucional. Tales los
17
Vid. Díaz Ricci, Sergio: “Sentido y valor de una Constitución escrita” en Revista Jurídica Nº 9,
invierno 2005, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales (UCES), Buenos Aires, 2005, pp. 164-197.
casos de Alemania, Portugal, Turquía que exigen el voto de 2/3 de los miembros, o de
España que requiere los 3/5 para reformas no fundamentales (art. 167). Este fue el
sistema aplicado en nuestro país, tanto a nivel nacional como provincial, durante el siglo
XIX hasta la sanción de la Constitución en 185318.
b) Sistema Italiano: La reforma también la lleva a cabo el parlamento ordinario pero con
un procedimiento de doble deliberación. Se asemeja al anterior por ser el mismo
Parlamento quien sanciona la enmienda constitucional pero se diferencia en que la
decisión se toma en dos momentos, separadas por un intervalo de tiempo. Asi Italia (tres
meses), Brasil para el caso de enmiendas o el de Costa Rica que exige cuatro votaciones
para los casos de reforma parcial (art. 195). También Chile (60 días) pero al igual que
Italia el procedimiento puede complementarse con convocatoria del electorado a un
referendum ratificatorio.
c) Sistema Escandinavo: Este modelo exige una doble resolución tomada por dos
parlamentos ordinarios distintos y sucesivos, es decir, que la primera decisión la adopta
un parlamento y la segunda debe adoptarla un nuevo parlamento originado por la
disolución inmediata del primero (Dinamarca, Suecia, Islandia, Luxemburgo, Holanda)
o por la renovación normal del primero (Noruega, Finlandia, Grecia, Colombia, Perú).
Será entonces este nuevo parlamento quien tomará la decisión final y definitiva de
reforma constitucional.
d) Sistema Francés: Este modelo se caracteriza por la conformación de una Asamblea
Especial extraordinaria. Mientras los tres sistemas anteriores la RC es operada por el
parlamento ordinario a través, claro está, de procedimientos especiales, aquí aparece un
cuerpo representativo ad hoc que se disuelve una vez cumplido su objeto.
Esta modalidad fue impuesta por las Constituciones francesas de fines del siglo
XVII y del XIX. La idea de una Asamblea extraordinaria buscaba dar concreción a la
doctrina del poder constituyente. La necesidad de establecer una diferencia objetiva
entre la posición superior del poder constituyente respecto los poderes constituidos

18
Aquí también podemos ubicar aquellos estados federales donde la reforma la sanciona el congreso
federal con mayoría especial pero requiere la ratificación de los estados miembros (EE.UU, México,
Rusia, India, Australia, Suiza).
inferiores condujo al pensamiento francés a imaginar un cuerpo representativo
extraordinario como autor de normas constitucionales. De esta manera el Parlamento
ordinario, como poder constituido, y por lo tanto la ley, quedaban sometidos y sujetos al
valor superior de las normas constitucionales emanadas de un sujeto distinto19.
Sin embargo, en la práctica francesa este principio no fue respetado ya que no
prescinde del Parlamento a cuyo cargo está la etapa iniciadora del procedimiento de
revisión. En efecto, ambos cuerpos representativos intervienen en el sistema francés: el
Parlamento como órgano impulsor de la reforma, y la Asamblea Extraordinaria como
órgano que, limitado a los objetos que fueron sometido a su consideración, concreta y
sanciona las normas de enmienda. Esta Asamblea ad hoc se disuelve una vez cumplido
su cometido reformador. Las Constituciones francesas de 1791, de 1793, de 1795, de
1848 siguieron esta modalidad. También lo encontramos en Paraguay, Uruguay (exige
referendum ratificatorio posterior), Costa Rica para el caso de reforma total, Guatemala
para la reforma de derechos fundamentales. En algunos casos la Asamblea especial se
forma con los miembros de las dos cámaras legislativas (República Dominicana, Brasil
para su enmienda de 1985).
Obviamente interesa profundizar sobre este sistema francés por ser la modalidad
adoptada por el art. 30 de la Constitución nacional ya que la iniciativa de reforma es
tomada por el Congreso pero la enmienda es materializada por una Convención
“especial convocada al efecto”. Se debe a Alberdi la introducción del término
“Convención” para identificar a esa Asamblea ad hoc (con en único objeto de reformar
la Constitución) y Extraordinaria (integrada por representantes elegidos al sólo efecto de
la RC y que luego se disuelve). La palabra “Convención” está tomada del art. V de la
Constitución norteamericana y de las Constituciones francesas. Aunque en realidad el
término “convención” –a pesar de su connotación contractualista— tiene origen
anglosajón20. Fue la Constitución de Massachussets de 1780 que consagró por primera
19
Si bien ésta fue la intención inicial de la doctrina francesa, la revolución terminó consagrando la
omnipotencia de la Ley parlamentaria sobre la propia Constitución.
20
Se usó por primera vez en la Revolución Inglesa para indicar las reuniones del Parlamento inglés que
tuvieron lugar en el año 1660 y en 1688 sin haber sido convocadas por el Rey, es decir, mencionaba a
aquel Parlamento que había asumido funciones de gobierno provisional para establecer un nuevo orden.
Posteriormente, se usó en Norteamérica para referirse a aquellas asambleas populares encargadas de
vez el sistema de reforma a través de una Convención especial. De allí pasó al art. V de
la Constitución federal de 1787 como una vía alternativa junto al Congreso Federal21.
El Congreso General Constituyente de 1853 finalmente dio a la Convención
reformadora una conformación que la alejó del proyecto de Alberdi 22 y la aproximó más
al modelo francés de la Constitución de 1793 y, especialmente, de la Constitución de
184823.
Resulta de vital importancia conocer sobre qué modelo de RC se encuentra
basado el sistema argentino para así poder dar respuesta a una serie de cuestiones de
desvelan a la doctrina argentina en la materia: qué posición ocupa el Congreso, qué
facultades tiene la Convención reformadora, cómo se inserta la doctrina del Poder
Constituyente en este esquema, y otros interrogantes que aparecen cuando produce el
cuestionamiento de la validez de una reforma.
El sistema de RC argentino se corresponde con el modelo francés. Éste supone
la intervención conjunta de dos cuerpos de naturaleza representativa: el Parlamento
ordinario y una Convención extraordinaria. La RC es el resultado de un acto complejo y
múltiple. Complejo porque se requiere la voluntad de dos sujetos para obtener el
resultado y múltiple porque con una sola de las voluntades no basta para alcanzarlo.
Esto significa que se da una estrecha relación entre la decisión del Congreso que fija el
alcance de la reforma y lo resuelto por la Convención que debe moverse dentro del

tareas ordinarias de gobierno. La Constitución de Massachussets de 1780 será la primera que se dicta a
través de un State Convention, o sea, una asamblea especialmente elegida para dictar una Constitución y
luego disolverse.
21
Alberdi no nos dejó ningún comentario al respecto. Podríamos sostener que mayor fue la influencia
francesa que la norteamericana en este punto. Por un lado, porque las Convenciones en Norteamérica no
fue una práctica extendida ni mereció la atención de la doctrina y, por otro lado, porque en Alberdi
gravitaba con mayor intensidad el pensamiento constitucional francés (Sieyès, Lerminier, P. Rossi).
22
No podemos dejar de señalar que Alberdi en su proyecto limitaba la omnipotencia implícita de una
Convención al calificar su labor como una “proposición de reformas" y al exigir la ratificación posterior
por una mayoría de 2/3 del Congreso o de 2/3 de las legislaturas provinciales.
23
Incluso cabe destacar que la frase que abre el artículo 30 ("La Constitución puede reformarse en el todo
o en cualquiera de sus partes...") no encuentra un expresión similar en ningún preceden te argentino ni en
la Constitución chilena de 1833 ni tampoco en el artículo V de la Constitución norteamericana, por lo que
bien pudo el redactor de 1853 haberse apoyado en la Constitución francesa de 1848 que expresa
"Lorsque,..., l'Assemblée Nationale aurá émis le voeu que la Constitution soit modifiée en tout ou en
partie,..." (artículo 111).
perímetro fijado por el Congreso pero que dentro del mismo puede hacerlo con cierta
libertad e, incluso, negarse a emprender la revisión de uno, varios o todos los puntos
propuestos. Sin embargo, esta suerte de ensamblaje de debe existir entre ambas
voluntades, particularmente, cuando se trata de una reforma parcial, es fuente de todos
los conflictos por los frecuentes cuestionamientos sobre si la Convención se extralimitó
o se mantuvo respetando los parámetros fijados por el Congreso. Precisamente esta es
una de causas por el que el sistema francés no goza de preferencia como procedimiento
de reforma en el derecho comparado.
Precisamente, esta falta de claridad sobre el modelo adoptado ha generado
problemas para definir la posición del Congreso o de la Convención dentro la función
constituyente. En nuestro país se dieron básicamente tres posturas para explicarlo desde
la doctrina del poder constituyente:
a) Unos sostienen que sólo hubo poder constituyente en el momento del dictado
originario de la Constitución (o sea, en 1853), y que la reforma es obra de poderes
constituidos, el Congreso y la Convención. Para éstos la idea de poder constituyente no
es aplicable en un proceso de reforma constitucional24.
b) Otros intentan aplicar la noción de poder constituyente en la reforma, pero como no
hallan explicación por qué el Congreso, en tanto poder constituido, interviene en el
proceso de reforma terminan concluyendo que el poder constituyente queda en manos
de la Convención25. Sin embargo algunos advertidos que esta conclusión es
extremadamente peligrosa porque suministra un argumento a favor de la omnipotencia
de la Convención, se introducen en el laberinto de los límites implícitos, inmanentes o
tácitos, que choca con la autorización del art. 30 a una reforma total.
c) Existe otra opinión muy arraigada en la doctrina argentina que, si bien parte de
premisas análogas a la anterior, procura darle un sentido a la actividad del Congreso
dentro de la función constituyente, para ello recurre a la idea de Acto Preconstituyente,
formulada por Sanchez Viamonte26 y aceptada por numerosos autores como Linares

24
Cf. Sampay, Arturo E.: La Reforma Constitucional, Ed. Laboremus, La Plata, 1949, p. 19.
25
Cf. Longhi, Luis: Derecho Constitucional Argentino y Comparado, Buenos Aires, 1945, t. I, p. 107.
26
Expresa Sanchez Viamonte: "el acto por el cual se declara la necesidad de la reforma no es un acto
legislativo propiamente dicho, ni tiene el contenido material de ley. Lo hemos denominado acto
Quintana27, Bidart Campos28, Vanossi29, Romero30. Si la ley de reforma no es un acto del
Congreso en ejercicio de su función legislativa ni tampoco es un acto constituyente, se
inventa una nueva categoría: el “acto pre-constituyente”.
Esta idea del acto preconstituyente del Congreso a fuerza de describir algo no
dice nada pues deja sin definir la sustancia de dicho acto por falta de desarrollo de un
fundamento teórico suficiente sobre esta naturaleza intermedia entre el acto legislativo
ordinario y el acto constituyente31. Es que en realidad no existe una categoría especial de
actos llamados "preconstituyentes". La propia expresión pre “constituyente” indica que
está vinculada a otra categoría --por cierto bien definida-- de “lo constituyente”. Este
concepto indefinido es una aporía con la que se intenta superar dos problemas: por un
lado, no reconocer naturaleza legislativa a un tipo de ley que demanda una mayoría
especial (hasta 1994 ninguna ley exigía mayorías especiales) y, por otro lado, no
reconocer naturaleza constituyente al acto del Congreso, reservándose la calidad de
“constituyente” con exclusividad a la Convención. Un callejón sin salida que lleva a
tener que inventar un concepto anfibológico.
El error conceptual parte en negarle al Congreso función constituyente cuando
en la mayoría de los países en los que el Parlamento tiene a su cargo la reforma
constitucional, no se ha planteado este conflicto. El concepto de “lo constituyente” es
tan categórico que no admite versiones “híbridas”. Haciendo un parangón con lo
biológico, una mujer está embarazada o no está embarazada, no se puede decir que está
“un poco embarazada”. La energía política de la democracia que subyace en el concepto

preconstituyente, porque conduce de un modo directo y exclusivo a la reforma constitucional", en


Derecho Constitucional. Poder Constituyente, Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1945, p. 537.
27
Cf. Linares Quintana, Segundo V.: Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, Ed. Plus Ultra,
Buenos Aires, 1978 (2da. ed.), vol. III, p. 173 y ss.
28
Cf. Bidart Campos, Germán J.: Derecho Constitucional , Ed. Ediar, Buenos Aires, 1968 (?), vol. I, p.
157 ss..
29
Cf. Vanossi, Jorge R.: Teoría Constitucional. I. Teoría constituyente., Ed. Depalma, Buenos Aires,
1975 vol. I, p. 325-326 y 394.
30
Cf. Romero, César Enrique: Derecho Constitucional, Ed. Victor P. de Zavalía, Buenos Aires, 1975, vol.
I, p. 307.
31
Aludiendo al acto del Congreso señala RAFFAINI que "decir que es un acto preconstituyente, nada
significa, pues la doctrina, en general, no conoce otra clase de actos estatales que los administrativos,
jurisdiccionales, legislativos y constituyentes" (voz “Reforma de la Constitución”, en Enciclopedia
Jurídica OMEBA, Buenos Aires, p. 207).
de Poder Constituyente se concretiza a través de varias instancias donde todas ellas
confluyen a concretar la labor constituyente de dictar normas constitucionales.
En cambio, si con la noción de “acto preconstituyente” se quiere aludir un acto
cuya finalidad le confiere una naturaleza distinta a la que habría de corresponderle por
su forma (ley) y por el órgano (Parlamento) del cual emana 32, no hay razón para no
incluirlo dentro de la propia actividad constituyente sin necesidad de crear la categoría
ficcional de 'actos preconstituyentes'. Aquí el principio lógico de identidad nos obliga a
reconocer actos que son constituyentes o que no lo son. Esta posición inevitablemente
arriba a esta conclusión como finalmente lo termina por admitir Vanossi cuando expresa
que "esta teoría apunta al aspecto referente a la facultad privativa del Congreso para
determinar la necesidad y, por ende, la oportunidad de la reforma juntamente con la
precisión de sus alcances (total o parcial): --para terminar reconociendo que-- todo ello
integra un 'proceso constituyente' que se prolonga en el debate público y la elección de
los convencionales, para culminar con tarea de la Convención"33.
Esta postura, que expulsa al Congreso de la actividad constituyente termina por
concentrar la función constituyente en la Convención, lo que provoca pánico ya que esta
potestad políticamente omnímoda del Poder Constituyente residiría sólo en un Cuerpo
de Representantes Extraordinarios (!!). Obviamente, frente esta consecuencia no querida
por nadie, al igual que la posición anterior, se volcará a buscar límites a la actividad de
la Convención a la que según la lógica de sus postulados es concebida como depositaria
exclusiva del Poder Constituyente. Para ello se acude a otros recursos: sea
desnaturalizando la noción Poder Constituyente por un 'devaluado’ Poder de Revisión,
sea buscando en el texto constitucional límites implícitos para detener la actividad de la
Convención (ya que en el fondo, se la concibe como todopoderosa). La aplicación
equivocada de la doctrina del Poder Constituyente al proceso argentino condujo en los
hechos a atribuir a la Convención la titularidad única y exclusiva del Poder
Constituyente. Y en este error conceptual radica uno de los mayores temores de recurrir

32
Cf. Bidart Campos, Derecho Constitucional, ob.cit., vol. I, p. 187, donde reconoce que "aunque siempre
ha revestido el carácter formal de una ley no tiene carácter legislativo ordinario".
33
Cf. Vanossi, Teoría..., ob.cit., vol. I, p. 326; Romero, C.E.: Derecho Constitucional, ob.cit., vol. I, p.
308-309.
al mecanismo de la RC por el riesgo político que supone la integración de la
Convención por el voto popular y la actuación de la Convención sin resguardo alguno,
mal concebida como “soberana”.
d) Nosotros partimos de la idea que la función constituyente la cumple tanto el
Congreso como la Convención34. Incluso hay que sumar al electorado que interviene en
la elección de los representantes para la convención reformadora. En resumen, la
función o poder constituyente de reforma se encuentra distribuida en tres instancias: el
Congreso, el electorado y la Convención. Se trata sencillamente de la aplicación del
principio de soberanía dividida, pues ninguna de estas instancias es en sí misma
absolutamente soberana sino que cada cuenta con su cuotaparte. Todas juntas,
complementariamente, desarrollan una actividad constituyente, compleja y múltiple,
cuyo resultado es la reforma constitucional. El Congreso al dictar una ley especial por
mayoría calificada de 2/3 ejerce su parte en la función constituyente y la prueba está en
el valor superlativo que tiene la ley de reforma para determinar los límites a la
Convención reformadora. El electorado al pronunciarse en elecciones libres y
competitivas participa directamente en el proceso constituyente haciendo opciones
políticas que se reflejaran en el número de representantes convencionales que obtenga
cada postura de conformidad a la cantidad de votos recibidos. Finalmente, la
Convención pone fin al proceso constituyente cuando procede a dar curso a la revisión
de un punto habilitado por el Congreso y a dar configuración concreta a la enmienda en
particular.
El sistema de revisión argentino por haber adoptado el modelo francés, es el
resultado de un acto complejo (Gesamtakt) y múltiple (Vereinbarung). Esto significa
que la reforma es producto de la conjunción de tres voluntades: el Congreso, el
electorado y la Convención. De modo que ninguno de ellos por si sólo puede arribar a

34
Cf. Oyhanarte, Julio: "Imposibilidad de la proyectada reforma constitucional", en Revista Jurídica La
Ley, Tomo 84, Sección Doctrina, pp. 779-788, Buenos Aires, La Ley, 1956. Idem CONSEJO PARA LA
CONSOLIDACION DE LA DEMOCRACIA: Reforma Constitucional: Dictamen preliminar del
Consejo para la Consolidación de la Democracia, Buenos Aires, Eudeba, 1986, p. 37 (también el
Dictamen de la Comisión nº 1 (Alcances de la reforma), donde se sostiene con buen criterio que "la
decisión del Congreso integra el 'acto constituyente'", p. 90).
un resultado válido (acto múltiple) y que el resultado se obtiene con la concurrencia de
las otras voluntades (acto complejo)35. Precisamente el modelo francés se caracteriza
por la confluencia de voluntades entre el Congreso ordinario y la Asamblea
Extraordinaria, porque esa era la concepción de la Revolución Francesa con la intención
de diferenciar, por un lado, la elaboración de las normas constitucionales (siguiendo la
Doctrina del Poder Constituyente de Sieyès) y para dificultar, por el otro lado, los
intentos de reforma de normas constitucionales que se concebían perfectas en la visión
optimista de los revolucionarios franceses. Es decir, este sistema fue originado en las
constituciones revolucionarias francesas con el propósito de dificultar las reformas o
limitarlas a aquellas de carácter parcial. Precisamente en ese condicionamiento
recíproco entre Parlamento y Convención radican las dificultades técnicas de este
modelo, razón por la cual fue abandonándose progresivamente en el derecho
comparado.
En consecuencia, el artículo 30 al regular la función constituyente, hace
intervenir al Congreso, al electorado y a la Convención. Todas estas instancias ejercen
actividad constituyente36.
Esta interpretación nos suministra una explicación razonable, coherente y
comprensible de la relación entre el Congreso y la Convención y la función que
cumplen ambos en el sistema de revisión. El Congreso por su lado determina el objeto
de la reforma, y la Convención, por el suyo, no puede apartarse de las condiciones
fijadas por el Congreso. Esto es resultado de ese acto múltiple y complejo que
constituye el procedimiento de revisión argentino.
Con esta explicación tenemos una interpretación integrada del sistema de
reforma constitucional. Por falta de esta claridad conceptual se llegó en la doctrina y en
la jurisprudencia a grandes contradicciones. Como casi todas las Constituciones
provinciales imitan este modelo nacional al regular sus propios procedimientos de
revisión, iguales dificultades se les presentaron en la práctica.

35
El artículo 30 omite la ratificación por los estados miembros de cualquier reforma apartándose del
principio que sobre este asunto rige en los estados federales Ver mi Teoría..., ob.cit., pp. 525-556.
36
Sobre el poder constituyente federal vid. mi Teoría....., ob. cit., pp. 271-297.
En suma, la función constituyente de reforma en Argentina es una actividad
compleja, integrada por la concurrencia de varias instancias, lo que se adecua
perfectamente con la doctrina democrática del poder constituyente de reforma, como
resultado del ejercicio dividido de la soberanía.
Precisamente, en base a esta interpretación, analizaremos el sistema de revisión
regulado por la Constitución argentina que merece reparos como lo vamos a señalar más
adelante.
4. PRACTICA HISTORICA: Análisis crítico.
Estudiar de los casos en que tuvo lugar una reforma constitucional nos resulta
indispensable para complementar la visión sobre el sistema de reforma argentino. Los
vacíos procesales del artículo 30 fueron llenados con interpretaciones y prácticas
constitucionales que fueron repetidas en los procesos constituyentes sucesivos por ello
debemos analizar lo que cada reforma histórica fue aportando la configuración del
sistema de este modo tendremos información completa del procedimiento de RC.
Si hacemos una evaluación histórica de la aplicación que tuvo el artículo
30 a lo largo de nuestra vida constitucional, el resultado es desalentador. Por un lado, el
procedimiento de reforma no sirvió para impedir las numerosas interrupciones de la
continuidad constitucional. Las siete interrupciones de la continuidad constitucional
(1862, 1930-1932, 1943-1946, 1955-1958, 1962-1963, 1966-1973, 1976-1983) a lo
largo de la historia argentina desde la sanción de la Constitución de 1853 son una
prueba irrefutable de la poca utilidad que tuvo el procedimiento de RC como
herramienta de cambio político. Obviamente una RC sólo puede tener cabida dentro de
un Estado Constitucional de Derecho y precisamente éste desaparecía durante los golpes
de estado. Recordemos que una cuarta parte del siglo XX --sobre todo durante la
segunda mitad-- el poder fue ocupado por regímenes militares al margen de todo orde-
namiento constitucional por más figuras eufemistas que intentaron emplearse37.

37
Para profundizar sobre la relación desavenida entre la sociedad argentina y la Constitución puede
consultarse Díaz Ricci, Sergio: “La constitución y la sociedad argentina: 150 años de relación”, en
Revista Jurídica La Ley (Jornadas en homenaje al 150º aniversario de la Constitución Nacional desde la
mas joven de las provincias argentinas), Buenos Aires, 2003, pp. 129-142.
Por otro lado, si nos circunscribimos a los períodos de normalidad
constitucional, de las siete modificaciones hechas al texto constitucional, el articulo 30
se aplicó de manera regular en sólo en cuatro ocasiones. Con este panorama podemos
concluir que el art. 30 como mecanismo para canalizar los cambios políticos impulsados
por nuevas generaciones constituyentes resultó un fracaso. Aunque desde 1983 se ha
iniciado un período de redemocratización que parece estar escribiéndose otra historia ya
que se ha logrado un cuarto de siglo de democracia constitucional sin zozobras o
quebrantamientos constitucionales y con una RC en 1994 que observo regularmente el
art. 30. Por ello debemos analizar las también siete oportunidades en que el texto
constitucional de 1853 recibió modificaciones38: 1860, 1866, 1898, 1949, 1957, 1972 y
1994. Deliberadamente utilizamos la expresión ambigua de "modificaciones" para
abarcar todas aquellas alteraciones normativas introducidas formalmente en el texto de
1853 a lo largo de la historia, sin hacer hincapié en la regularidad o legalidad del
procedimiento empleado. Reservamos la denominación más precisa de "reforma" sólo
para aquellos casos que observaron las formalidades del procedimiento fijado por el
artículo 30. Fueron tres casos de “modificaciones” que se llevaron a cabo sin observar el
procedimiento del artículo 30 (1860, 1957 y 1972), quedando entonces reducidos a
sólo cuatro los casos de "reforma" (1866, 1898, 1949 y 1994). Entre éstos, no obstante,
debemos apuntar ciertas diferencias: los dos primeros casos (1866 y 1898) fueron de
escasa importancia pues entre ambos modificaron sólo cuatro artículos de significación
menor, mientras que la Reforma de 1949, que introdujo modificaciones sustanciales que
tuvieron vigencia entre 1949 y 1955, por hechos políticos fue suprimida sin dejar huella
en el texto, por tanto tiene un valor puramente histórico. Finalmente, la reforma de 1994
tuvo que buscar apoyo sobre una novedosa Ley de convocatoria, gracias a la cual la
reforma fue posible. Por ello se puede concluir que la performance del art. 30 ha sido

38
La Constitución Argentina fue sancionada en Santa Fe en 1853 por 13 provincias con exclusión de
Buenos Aires. De allí que la Constitución vigente tiene como fecha de nacimiento el año 1853. Algunos
autores argentinos hablan de una Constitución de 1853-1860. Esta opinión, que asigna a la Constitución
un período de sanción extendido en el tiempo se contrapone al carácter “sincrónico” de toda actuación
constituyente. Vid. Díaz Ricci, Sergio: “Sesquicentenario de la jura de la Constitución”, en
CUADERNOS DE FEDERALISMO, nº XVII-Año 2003, Córdoba, Instituto de Federalismo-Academia
Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, pp.59-64.
muy pobre en la vida constitucional argentina a pesar de los cambios políticos graves y
profundos registrados en la historia política argentina.
En síntesis, la Constitución sólo registra tres reformas que aplicaron con
regularidad el procedimiento del artículo 30 (dos del siglo XIX de valor secundario y
una de importancia en 1994). A esto ya que sumar que el texto vigente registra otras dos
modificaciones que no resultaron de la aplicación del art. 30: una de importancia en
1860 y otra de menor valor en 1957. En síntesis, dos modificaciones de importancia
(1860 y 1994) y tres de menor entidad (1866, 1898 y 1957) integran el texto de
Constitución vigente.
Nuestro análisis debe abarcar los siete casos que produjeron modificaciones
formales a disposiciones contenidas en la Constitución desde 1853, es decir, aquellas
“modificaciones” formales que introdujeron alguna alteración en la normativa escrita
del texto constitucional en su formulación positiva, aunque dos tienen un valor histórico
ya que si bien tuvieron alguna vigencia (1949 y 1972) hoy ya no constan39.
I.) 'REFORMA' DE 1860: Aunque es llamada "Reforma" de 1860 (que junto con la de
1994 constituye una de las modificaciones más importantes a la Constitución) se llevó a
cabo sin emplearse el procedimiento previsto por la Constitución de la Confederación
Argentina de 1853. En otras palabras no se aplicaron los artículos 30 y 51 para
modificar diversas disposiciones de la normativa constitucional sancionada siete años
antes por trece provincias argentinas40. Esta "reforma" se produce precisamente por la
incorporación en 1859 de Buenos Aires a la Confederación Argentina. Luego de la
derrota del 'Estado de Buenos Aires' por las fuerzas de la Confederación Argentina en la

39
Sin duda, los numerosos Gobiernos de Facto (1930, 1943, 1955, 1962, 1966, 1976), producto unos de
Golpes de Estados pasajeros y otros de 'Revoluciones' con pretensiones de permanencia cada vez más
prolongada, implicaron de hecho el quebrantamiento de la Constitución (Verfassungsdurchbrechung) en
cuanto comportaban el establecimiento de un sistema de poder reñida con la democracia.
40
En la misma no participó la provincia de Buenos Aires, a pesar de haber firmado y comprometido a
concurrir por el "Acuerdo de San Nicolás" de 1852 suscrito por los 14 gobernadores de provincia días
después de la batalla de Caseros que provocó la caída de Rosas. Buenos Aires, como estado
independiente hasta 1859, incluso llegó a sancionar su propia constitución en 1854. La provincia de
Buenos Aires no sólo se separó para constituir un estado independiente sino que hostilizó a la Convención
reunida en Santa Fe, llegándose a intentar su disolución por la fuerza lo que fue impedido por Urquiza
que se impuso militarmente en varias acciones bélicas. Vid. Diaz Ricci Ricci, Sergio “El Congreso
General Constituyente” en Diario La Gaceta de Tucumán, Sección Literaria, 19 de Junio de 1994.
Batalla de Cepeda, se firmó el Pacto de Unión de San José de Flores (11 de noviembre
de 1859). Por este acuerdo, denominado "Convenio de Paz entre la Confederación
Argentina y el Gobierno de Buenos Aires", la provincia de Buenos Aires quedaba
incorporada a la Confederación41, sin embargo se acordó que Buenos Aires, antes de
'jurar' la Constitución de 1853, podría proponer modificaciones a la Constitución de la
Confederación, quien, en tal caso, convocaría una 'Convención ad hoc' para que decida
en definitiva sobre las propuestas42. La Provincia de Buenos Aires reunió, según las
previsiones del Pacto, una Convención provincial que formuló una veintena de
propuestas de revisión, las que fueron remitidas al Congreso Federal para que, a tenor
del compromiso asumido, se proceda a convocar a una Convención 'Ad Hoc' quien se
haría cargo de la consideración final de las proposiciones de enmiendas presentadas por
la provincia de Buenos Aires. La Convención 'Ad Hoc' se reunió en Santa Fe en 1860 y
aprobó no todas pero la gran mayoría de las reformas propuestas.
Obviamente, el artículo 30 no pudo ser aplicado para llevar a cabo estas
modificaciones. Refiriéndose a la llamada Convención Nacional 'Ad Hoc' de 1860,
Vanossi reconoce que "su existencia y su naturaleza no se derivan de las previsiones del

41
En recta doctrina federal la incorporación de un nuevo Estado miembro a un Estado Federal supone la
aceptación por el estado que se incorpora de la Constitución existente tal cual. Y, una vez éste
incorporado, puede proponer como cualquier otro miembro, la reforma de las disposiciones que no sean
de su agrado por la vía del procedimiento de revisión estatuido al efecto. Es ilustrativo el caso semejante
de Rhode Island quien, a pesar de no haber participado en el Congreso de Filadelfia de 1786 y de su
renuencia a ingresar en la Unión, terminó ratificando en 1790 la Constitución Federal en su totalidad.
Algo semejante ocurrió también con el Estado de Carolina del Norte aunque éste tomó parte en la
redacción de la Constitución. Tal es el principio que rige para la incorporación de nuevos Estados a una
Federación con posterioridad a la Constitución Federal, como ocurrió en los Estados Unidos cuando el
nuevo estado de Vermont, ratificó la Constitución en 1791, al incorporarse a la Unión. Así lo prevé la
propia Constitución argentina en su artículo 13 al referirse a la incorporación de nuevas provincias. Sin
embargo, la conveniencia política recíproca de incorporar definitivamente a Buenos Aires a la
Confederación llevó a aceptar que proponga modificaciones a algunas normas de la Constitución de 1853
para hacer posible la integración de esta provincia al Estado Federal a fin de constituir la entidad única de
la que siempre formó parte.
42
Si bien el artículo 1 del Pacto de Unión de 1859 establecía que "Buenos Aires se declara parte
integrante de la Confederación Argentina" añade seguidamente que esta provincia "verificará su
incorporación por la aceptación y jura solemne de la Constitución nacional". Es decir, su incorporación
definitiva se difería para cuando acepte la Constitución, la que estaba sometida a una condición previa: el
derecho de reunir una Convención provincial para que analice la Constitución que ya regía en las demás
provincias. Si ésta no hallaba nada que observar procedería a jurarla solemnemente, de lo contrario, la
Convención bonaerense podía proponer enmiendas al texto, lo que daría lugar a la convocatoria de una
Convención 'Ad Hoc' para que analice y formalice las enmiendas.
artículo 30 de aquella Constitución (de 1853), sino de normas contractuales establecidas
entre la 'Confederación Argentina' y el 'Gobierno de Buenos Aires'" 43. Tan fue así que
las leyes 230 y 234 del Congreso Federal convocando la constitución de la Convención
'Ad Hoc' no hacen referencia alguna al art. 30.
Sin embargo, la mecánica de reforma establecida por el Pacto de 1859 no se
aparta sustancialmente del modelo previsto en la Constitución de 1853, porque mantiene
su desarrollo en dos etapas, iniciativa por el Congreso y elaboración y sanción por una
Convención. La novedad reside en que una Convención provincial de Buenos Aires
tenía la posibilidad de proponer enmiendas, pero la iniciativa formal le correspondía al
Congreso de la Confederación quien podía rechazar las proposiciones bonaerenses o
aceptarlas44 disponiendo en tal caso convocatoria de una convención 'ad hoc'. Tan es así
que la Ley 234 del Congreso convocando la reunión de dicha Convención “ad hoc”
remite a las reformas presentadas por Buenos Aires al señalar el objeto de su cometido:
"al solo efecto de que se tome en consideración las reformas que la Convención de
Buenos Aires propone se hagan a la Constitución nacional y decida sobre ellas"
(artículo 1).
El calificarla como “ad hoc” de la Convención señala la idea de una Asamblea
Extraordinaria al margen de las disposiciones ordinarias del artículo 30, es decir,
comporta la idea de una cierta excepcionalidad y anormalidad. Dos razones condujeron
a recurrir a una Asamblea especial para introducir modificaciones al texto constitucional
de 1853. En primer término el artículo 30 establecía un plazo de irreformabilidad por
diez años que iba a vencer recién en 1863 lo que significaba un impedimento jurídico
que obstaculizaba formalmente cualquier revisión constitucional antes de dicho plazo45.
Pero ante la alternativa de aplazar la reforma (por lo tanto, la incorporación de Buenos

43
Cf. Vanossi, Teoría..., ob.cit, vol. I, p. 372.
44
El propio Pacto de Unión de San José de Flores de 1859 se cuida bien de no herir las susceptibilidades
de los órganos de la Confederación, al disponer que las propuestas de reforma formuladas por la
Convención provincial de Buenos Aires debían ser comunicadas al Gobierno nacional "para que
presentadas al Congreso Federal Legislativo decida la convocación de una convención ad hoc que las
tome en consideración" (artículo 5), para no afectar la libertad de criterio del Poder Legislativo.
45
Muchos miembros del Congreso Federal se opusieron a considerar las modificaciones propuestas por la
Convención de la provincia disidente de Buenos Aires apoyándose para ello en dicha Cláusula de
Intangibilidad temporal.
Aires, en definitiva, la integración argentina) o de soslayar el artículo 30 se optó por
esta última salida. Como un efecto de este incumplimiento, Buenos Aires propuso, y la
Convención aceptó, la eliminación de este plazo de irreformabilidad fijado en el artículo
30. En segundo término, Buenos Aires, por haber estado separado de la Confederación,
carecía de representantes en el Senado y en Diputados por tanto hubo que establecer un
mecanismo especial que permita a Buenos Aires introducir las proposiciones de reforma
que estimase convenientes.
Por su parte, la Convención 'Ad Hoc' también fue libre de no aceptar algunas de
las enmiendas propuestas por Buenos Aires (por ejemplo al Preámbulo y al artículo 35)
y para modificar el sentido de alguna de las reformas propiciadas (v.g. Buenos Aires
propuso que se reformaran los artículos 4 y 67 inciso 1 disponiéndose que en 1866 los
derechos a la exportación debían cesar como impuesto nacional, lo que fue acogido por
la Convención 'Ad Hoc' quien añadió de motu proprio que desde la fecha indicada
tampoco podrían existir como impuestos provinciales, tergiversando de este modo el
sentido y propósito perseguido por esa enmienda propuesta por Buenos Aires).
Tan no se aplicó el procedimiento constitucional previsto que incluso el proyecto
de ley que convoca la Convención 'Ad Hoc' fue presentado por el Poder Ejecutivo en la
Cámara de Diputados, apartándose del artículo 51 que reservaba el derecho de iniciativa
de revisión al Senado. Este proyecto, aprobado luego por el Senado sin objeción, se
convirtió en la Ley 234 que sirvió de fundamento para la reunión de la Convención
Nacional ad hoc. Tampoco existen registros en los que conste que estas leyes hayan sido
aprobadas por 2/3 de los miembros de cada Cámara.
Finalmente, el Pacto de San José de Flores reconoció a la provincia de Buenos
Aires el derecho a participar en la Convención Ad Hoc y a enviar sus diputados con
arreglo a su población. Esto es evidencia que se trató de una Convención Ad Hoc por
cuanto admitía la participación en la misma de representantes de un estado que aun no
había formalizado su integración a la Confederación. Este precedente produjo un
cambio esencial en el sistema de revisión a partir del cual la Convención pasaba a
integrarse por el número de habitantes de cada provincia. Esto estaba en contraposición
con todos los precedentes constitucionales anteriores donde la representación de las
provincias se asentaba sobre el principio de la equiparación política entre ellas46. Con
este cambio se instaló un precedente que se repetirá de aquí en adelante en todas las
subsiguientes Convenciones reformadoras argentinas, acentuándose aun más su sentido
unitario a medida que la población de Buenos Aires fue aumentando en mayor
proporción que en el resto de las demás provincias.
En suma, vemos que sólo impropiamente puede denominarse "Reforma" al
procedimiento empleado en 1860 para introducir modificaciones a la Constitución de
1853. Lógicamente como no puede proponerse la reforma de algo que no existe
previamente. Así lo entendió la Convención 'Ad Hoc', con la participación de Buenos
Aires, que se limitó a sancionar 22 enmiendas al texto de 1853 sin entender que se daba
origen a una nueva Constitución 47. La "fórmula política" del estado argentino
--integrada por un techo ideológico y por una estructura socio-económica, o, empleando
el concepto de Lucas Verdú, en cuanto expresión ideológica, jurídicamente organizada,
de una estructura social y económica 48-- fue establecida por el constituyente de Santa
Fe en el texto de 1853 sin que haya resultado modificada sustancialmente con la
“reforma” de 1860.
No podemos aquí ocuparnos de cada una de las reformas que serán objeto de
alguna referencia en el comentario de cada artículo, sin embargo sí debemos señalar que
la “reforma” de 1860, reforzó algunas notas federales del sistema constitucional 49, pero
46
Las provincias habían luchado hasta entonces para mantener un equilibrio de representatividad entre las
provincias con Buenos Aires (la más poblada), lo que fue reconocido por el Acuerdo de San Nicolás de
los Arroyos de 1852 firmado por todos los gobernadores provinciales que convocó la reunión del
Congreso General Constituyente en Santa Fe cuya resolución 5ta. enfatizaba que: "Siendo todas las
provincias iguales en derechos como miembros de la Nación queda establecido que el Congreso
Constituyente se formará con dos diputados por cada provincia".
47
Con acierto hace notar Alberto Padilla que quienes intervinieron en la 'Reforma' de 1860 "sólo
concordaron ésta con su texto sin sustituirla con una Constitución nueva", razón por la cual se limitaron a
sancionar únicamente las 22 enmiendas (en "Significado constitucional de 1860", Anales de la Academia
Nacional de Derecho, Año V, Buenos Aires, 1960, p. 187-188). Gonzalez Calderón sostiene que el
equívoco en hablar de la Constitución de 1860 proviene del injustificable error del Presidente Derqui de
promulgar de nuevo la Constitución federal como si se tratara de una Constitución completamente nueva
(en "La Constitución argentina es de 1853", en Revista argentina de Ciencia política, Año I, 1960, p. 8).
48
Sobre la fórmula política de la Constitución argentina puede verse los estudios de SAMPAY sobre el
tema: "La filosofía del Iluminismo y la Constitución argentina", en Estudios sobre la Constitiución
argentina, Santa Fe, Univ. Del Litoral, 1943, p. 372 y ss; y en Constitución y Pueblo, Buenos Aires,
1973, en especial el Capítulo "¿Qué Constitución tiene la Argentina y cuál debe tener?" (pp. 101-134).
49
Entre otras, se eliminó la posibilidad de juicio político a los gobernadores (art. 41), y la facultad del
Congreso de examinar las Constituciones provinciales (art. 64 inc. 28).
en lo que respecta al procedimiento de revisión marcó una tendencia "unitaria" al
derogar la iniciativa por el Senado y al implantar como práctica constitucional la
integración de la Convención con representantes elegidos en proporción al número de
habitantes de cada provincia. Finalmente, también debemos criticar desde el punto de
vista de Teoría del Estado, que la Reforma de 1860 significó la introducción en el texto
constitucional de la Doctrina de la Soberanía Nacional50 que a la larga contribuirá a
debilitar los cimientos federales del Estado.
II.) LA REFORMA DE 1866: Esta fue la primera Reforma propiamente dicha de la
Constitución argentina, es decir, por primera vez se hizo uso regular del procedimiento
previsto por el artículo 30.
Esta enmienda fue promovida por el Poder Ejecutivo nacional por urgencias
financieras de la república. Según una modificación introducida en 1860 en los artículos
4 y 67.1, en el año 1866 caducaba el derecho del gobierno nacional a percibir derechos
sobre la exportación de bienes, que constituía uno de sus principales recursos
económicos. En ese momento el país se hallaba comprometido en la Guerra del
Paraguay, por lo que necesitaba seguir contando con esa importante fuente de recursos
para sostener ese ignominioso emprendimiento bélico. Al son de los tambores de guerra
se llevó adelante esta reforma.
En realidad, esta convocatoria no generó serios conflictos porque su objeto era
muy puntual y estaba justificado por una situación de guerra nacional. Sin embargo, ya
se vislumbraba , como señala Ruiz Moreno, que la cuestión de estos recursos
financieros nacionales era de fundamental importancia para la supervivencia de la
Nación51. Para conocer el desenvolvimiento de esta Reforma sólo contamos con los
Diarios de Sesiones de Diputados y Senadores, y los Periódicos de la época porque las
actas de esta Convención han desaparecido52. A juzgar por la rapidez con que se
50
Sobre los efectos perniciosos de la doctrina de la soberanía nacional en una Democracia vid. mi Teoría
de la Reforma..., ob. cit., p. 258.
51
Vid. el importante estudio de Ruiz Moreno, Isidoro J.: La reforma constitucional de 1866. El
federalismo financiero, Buenos Aires, Ed. Macchi, 1983, 81 pp..
52
Respecto de la Ley 171 y 172 puede verse Diario de Sesiones del Senado, 1865, p.492 y p.499; Diario
de Sesiones de Diputados, año 1866, p.19, 45 y 65, y p. 72; Diario de Sesiones del Senado, 1866, p. 107
(ed. 1893, p. 104); Diario de Sesiones de Diputados, 1866, p. 91. También en Ravignani, Emilio
(Compilador): Asambleas Constituyentes Argentinas seguidas de los textos constitucionales, legislativos
sancionó la derogación del plazo (“hasta 1866”) en los artículos 4 y 67.1, es de suponer
que no se produjeron serias controversias en el seno de la Convención. Ésta, como las
anteriores, tuvo lugar en Santa Fe, reuniéndose en sesión preparatoria el 10 de
Septiembre de 1866, el día 11 nombró una comisión encargada de dictaminar sobre las
reformas quien se expidió al día siguiente, sancionándose las derogaciones ese mismo
día 12 de septiembre.
Como señaláramos, en esta Reforma se produjeron una serie de prácticas que
modelaron de aquí en más al procedimiento de revisión argentino:
1.- El proyecto de ley de declaración de la necesidad de la reforma fue presentado por
un senador (Valentín Alsina) en la Cámara de Senadores, no porque el Senado tuviese el
derecho de iniciación abolido en 1860, sino porque en dicha Cámara se aseguraba una
mayoría favorable al proyecto (impulsado desde el Ejecutivo Nacional) ante una posible
reticencia de Buenos Aires, que tenía la representación más numerosa en la Cámara de
Diputados.
2.- El Congreso sancionó el 14 de Junio de 1866 la ley de declaración de la necesidad de
reforma exigida por el artículo 30, aprobada con las 2/3 partes de votos de cada cámara
computados, no sobre el total de miembros de cada una, sino sobre los miembros
presentes en quórum ordinario (mayoría absoluta sobre la totalidad de miembros que
componen cada Cámara) así por ejemplo en el Senado recibió 17 votos sobre 18
senadores presentes, sobre un total de 28. Tal declaración adoptó la forma de Ley 171.
3.- Con ésta Reforma el Congreso inició la costumbre de delimitar a la Convención la
extensión de la reforma señalándole individualizadamente los preceptos que necesitan
ser revisados. En efecto, la ley 171 no sólo convoca la reunión de una Convención
nacional sino que le indica con precisión los puntos a reformar en estos términos:
"Convócase una Convención nacional con el único objeto de reformar la Constitución

y pactos interprovinciales que organizaron políticamente la Nación, Facultad de Filosofía y Letras -


Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad de Buenos Aires, Ed. Peuser, Tomo V (1861-1879),
1938, p. 653-663 y Tomo VI, parte 2da., p. 923; Anales de Legislación Argentina 1852-1880, p. 453 y p.
60. En cambio sobre la Convención reformadora de 1866 no se conservan las actas de las deliberaciones,
de allí que los estudios deban recurrir a las referencias periodísticas de la época. También puede
consultarse la reseña histórica de BAEZA, Carlos Ricardo: Las reformas de la Constitución Argentina,
Buenos Aires, A-Z Editora, 1989, 191 pp.
en el artículo 4 e inciso 1 del artículo 67, en la parte que limitan la facultad de imponer
derechos de exportación" (artículo 1). La Reforma de 1866 introduce el principio que el
Congreso debe fijar la extensión de la revisión que en caso de ser parcial, debe señalar
con precisión los puntos objeto de revisión por la Convención, es decir, queda expuesto
claramente el carácter de acto constituyente múltiple y complejo.
4.- Siguiendo el antecedente de la 'Reforma' de 1860 (que por una ley del Congreso
convocó a una Convención señalándosele su objeto y por otra ley se reguló las
condiciones para la constitución de la Convención), en 1866 se dictó una segunda ley, la
Ley 172, también sancionada el 14.6.1866, estableciendo las condiciones para la
elección de convencionales y para la constitución y reunión de la Convención. En
efecto, respecto de la Convención se determinó que se compondría por un número
equivalente al de la Cámara de Diputados, es decir, conforme al principio de represen-
tación en razón de la población de cada provincia, cuya distribución entonces estaba
fijada por el artículo 38 de la Constitución que elevaba a 50 el número de diputados.
Asimismo señaló el lugar (Santa Fe) y la fecha en que debía reunirse la Convención
(artículos 1 y 3). Respecto a la elección de convencionales reguló las condiciones de
elegibilidad y retribución (artículos 2 y 5). En cuanto al acto electoral fijó la fecha de las
elecciones (artículo 4) y las modalidades de la elección y escrutinio (artículos 6, 7 y 8).
5.- La Convención sancionó por sí y sin más trámites que su publicación, las reformas
aprobadas, ordenando directamente: "Comuníquese al Gobierno Federal de la
República, para que se cumpla en todo el territorio de la Nación, y publíquese".
Si bien todas estas medidas servirán de precedentes que perfilarán en adelante el
procedimiento de RC argentino, no podemos decir que el artículo 30 fue seriamente
puesto a prueba en esta oportunidad. En 1866 se buscó simplemente legitimar
constitucionalmente la continuidad de una situación --la percepción de impuestos a la
exportación a favor del gobierno nacional-- cuya prolongación más allá de ese año
hubiera sido inválida a raíz del plazo de caducidad fijado en dos preceptos
constitucionales de 1860.
III.) LA REFORMA DE 1898: Esta fue la segunda Reforma que observó con
regularidad formal el procedimiento previsto en el artículo 3053. Tampoco se trató de
una reforma de gran importancia, pues tuyo por objeto solucionar problemas
funcionales de la organización institucional: fijar una nueva base de números de
habitantes necesarios para la elección de un diputado porque la proporción señalada por
el art. 37 resultaba obsoleta por insignificante, a tal efecto la Reforma dejó en adelante
en manos del Congreso la fijación de la base de representación para cada diputado,
después de la realización de cada censo de población (artículo 37, hoy 45); (b) Además
elevó de cinco a ocho el número de ministros del Poder Ejecutivo sin mención de las
distintas carteras que debían asignarse como lo hacía el texto de 1853 (artículo 87, hoy
100).
Esta Reforma introdujo otras prácticas en el procedimiento de revisión
complementando el precepto constitucional.
1.- Reunió en una sola Ley la declaración de necesidad de la reforma con la
convocatoria y regulación de la Convención constituyente. En efecto, la Ley 3.507, por
una parte, declaraba la necesidad de una reforma parcial señalando los artículos suscep-
tibles de enmienda (artículo 1) y, por otra parte, en el mismo texto, procedía a convocar
la reunión de la Convención fijándosele las condiciones de constitución y elección
(artículos 2 al 10). Asimismo, dicha Ley presentó la particularidad que fue aprobada por
una mayoría de 2/3 de votos computados sobre la totalidad de miembros de cada
cámara.
2.- Asimismo el Congreso, por primera vez, estableció un término de duración del
mandato de los constituyentes. Fijó en 30 días el plazo para la Convención, dentro del
53
Existe un antecedente en 1880 cuando el Congreso a raíz del problema de la capitalización de Buenos
Aires, dictó una Ley (n. 1030) declarando la necesidad de la reforma del artículo 3 referido a
determinación del lugar donde debía situarse la Capital, y convocó para 1881, la reunión de una
Convención constituyente en Santa Fe, sujeta, como condición suspensiva, al supuesto que la Legislatura
de la provincia de Buenos Aires no hiciera cesión del municipio de la ciudad de Buenos Aires antes del
30 de noviembre de 1881 según lo había dispuesto la Ley n. 1029 en cumplimiento, precisamente, del
artículo 3 de la Constitución. Como dicha cesión se verificó antes del plazo señalado no hubo necesidad
de constituirse dicha Convención. En cuanto a la Reforma de 1898 puede verse la fase del Congreso en
Diario de Sesiones de Diputados, 1897, tomo I, p. 461 y 483; Diario de Sesiones del Senado, 1897, p.
272 y 296; Diario de Sesiones de Diputados, 1897, t. I, p. 694; Diario de Sesiones del Senado, 1897, p.
311; Diario de Sesiones de Diputados, t. I, p. 729; y para la fase en la Convención en Asambleas
Constituyentes Argentinas, ob.cit., Tomo VI, parte 2da., p. 924.
cual debía tener lugar su actuación (artículo 6)54. Este requisito se repetirá en lo sucesivo
en las siguientes reformas constitucionales, dando lugar a controversias en caso de que
la Convención produjese sanciones más allá del término fijado.
3.- Esta Ley del Congreso fijaba en 120 el número de convencionales, atribuyendo
taxativamente cuántos correspondían a cada provincia y a la Capital, que por primera
vez concurrirá con representantes propios a una Convención Constituyente (artículo 7)
En lo demás esta Ley siguió en general las mismas modalidades y requisitos
establecidos por su predecesora de 1866, pudiendo señalarse que dispuso que la
Convención se reuniese en la Capital Federal apartándose de los precedentes históricos
que ubicaban a Santa Fe como lugar de reunión (artículo 2) y que el cargo de
convencional fuese gratuito (artículo 6).
Sin embargo esta Reforma se caracterizó por haberse discutido sobre el alcance
de las atribuciones de las Convenciones en relación con la delimitación del objeto
señalado por el Congreso y de la extensión de las atribuciones en que están investidas.
Esta reforma fue impulsada por el Congreso a raíz de la aprobación del Censo de
población de 1895. Según la Constitución en cada censo de población debía aumentarse
el número de diputados para las siguientes elecciones. Si el cómputo hubiera de hacerse
sobre la reducida base fijada por el artículo 37: un diputado por cada 20.000 habitantes,
el número de miembros de la Cámara de Diputados se habría elevado desmesu-
radamente. Esta sola razón técnica no habría tenido mayor importancia si no hubieran
pesado otras motivaciones políticas. En efecto, varios diputados alertaron que si se
aprobase la composición de la Cámara de Diputados de conformidad al nuevo Censo,
sin modificarse la base establecida por el artículo 37, se producía una alteración del
"equilibrio político" de representación regional hasta entonces mantenido entre las
provincias del Litoral (Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y
Corrientes) y las demás provincias del Interior, originado en el extraordinario aumento
de población de las primeras. Entonces se dijo que "con esta representación

54
Como un precedente a la fijación de un plazo para la actividad de la Convención, debe señalarse que el
Convenio Complementario del 6.6.1860 suscrito entre la Confederación Argentina y la provincia de
Buenos Aires, aprobado por la Ley del Congreso Federal Nº 230 del 9.6.1860, se establecía que la
Convención debía llenar su misión dentro de los 30 días de efectuarse la apertura de las sesiones.
proporcional entre las provincias del interior y las del litoral, ha estado, y perfectamente
garantido, el régimen federal de gobierno del país"55. En cambio si se tomase como base
la fijada por el art. 37 entonces vigente, aplicado al nuevo Censo de población, el Litoral
(cuatro provincias y la Capital Federal) obtendría el doble de representación que las
restantes las diez provincias. Por ello a los pocos días de aprobado el Segundo Censo de
Población por el Congreso, éste sancionó la Ley 3.507 declarando la necesidad de la
reforma de la Constitución en su artículo 37.
Esta Reforma sirve como antecedente para estudiar la cuestión de la extensión
de las facultades de las Convenciones. "La Convención Nacional de 1898 --señala
Vanossi--, en marzo de ese año, cumplió su cometido sin levantar protestas o
impugnaciones por su instalación ni por sus procedimientos: fue la convención menos
controvertida de la historia constitucional argentina, pero posiblemente --añade-- sus
aportes fueron los menos trascendentes. Y desde el punto de vista formal, fue la
convención más ajustada a la letra de los mecanismos previstos en la propia
Constitución"56.
En razón de lo expuesto, no obstante que tampoco en esta Reforma fueron
puestas a prueba las virtualidades del artículo 30 como dispositivo para una RC de
envergadura, en esta oportunidad se sentaron las bases acerca de las facultades del
Congreso para señalarle a la Convención las disposiciones constitucionales a reformar y
las atribuciones de ésta en función de su cometido.
IV.) LA REFORMA DE 1949: Esta fue la tercera vez en que se emprendió una revisión
del texto constitucional por medio del procedimiento fijado por el artículo 30 de la
Constitución. No vamos a detenernos en esta reforma porque a pesar de haber regido
por siete años, el texto actual no recoge esta enmienda 57. Fue la primera "Gran Prueba"
55
Cf. Gonzalez Calderón, Juan A.: Derecho Constitucional Argentino. Historia, Teoría y Jurisprudencia
de la Constitución, Buenos Aires, J. Lajouane & Cia. Editores, 1931, Vol. II, p. 391, y en Diario de
Sesiones de Diputados, 1897, sesiones ordinarias, p. 410.
56
Cf. Vanossi, Teoría..., ob.cit., vol. I, p. 392.
57
Había transcurrido más de medio siglo sin modificarse el texto constitucional en una época de grandes
transformaciones políticas internacionales, con dos Guerras Mundiales y profundas crisis políticas y
socio-económicas en Argentina, y en el medio se habían producido interrupciones a la continuidad
constitucional por golpes de estado de origen militar (1930-32 y en 1943-46). Restablecido en 1946 el
orden constitucional, a iniciativa de un grupo de Diputados, el Congreso sancionó la Ley 13.233
declarando la necesidad de reforma total de la Constitución Nacional en agosto de 1948. La Convención
al artículo 30 ya que se trataba de una reforma de gran importancia, pero que concluyó
de modo insatisfactorio.
En esta Reforma --primera y única Reforma Total de la Constitución-- se
plantearon tres cuestiones básicas que significaron un aporte para la configuración del
sistema de revisión argentino:
1. El artículo 30 no establece expresamente la base sobre la que debe efectuarse el
cómputo de la mayoría especial de los dos tercios de votos exigida al Congreso para
hacer la declaración de la necesidad de la reforma. En esta reforma se debatió
duramente esta cuestión interpretándose que ante la ausencia en el texto de una
disposición especial ésta mayoría debe computarse sobre el quórum ordinario en cada
cámara.
2. En esta oportunidad se planteó por primera vez que la decisión del Congreso
declarando la necesidad de la reforma podía no adoptar la forma de Ley, resolviéndose
que, a pesar de la mayoría especial requerida, nada obsta que la decisión del Congreso
se revista con las formalidades de una Ley.
3. Asimismo, esta reforma puso de relieve la falencia de la normativa constitucional en
la regulación de la Convención. Desde una perspectiva política su legitimidad fue
afectada por el abandono de la Convención por parte de la primera minoría de la
oposición, sin embargo, jurídicamente fue sancionada conforme a la legalidad formal.
La frustrada experiencia de la Reforma del '49 pudo evitarse con una regulación más
precisa del funcionamiento de la Convención. De haber sido más claro el artículo 30
respecto de la mayoría especial requerida para la aprobación de las enmiendas por la
Convención no sólo se hubiera inducido a crear un clima de consenso y de búsqueda de
acuerdos, sino que sólo se habrían propuesto reformas posibles, es decir, aquellas que
se instaló en enero de 1949 sancionando una serie de reformas en marzo del mismo año. El texto así
reformado en 1949 estuvo vigente durante siete años, cuando un nuevo golpe de estado interrumpió la
continuidad constitucional. La Reforma de 1949 levantó descomunales y encarnizadas polémicas que bajo
el manto de argumentaciones procedimentales en realidad se trataba de posturas políticas enfrentadas con
el sentido de las reformas y la reelección presidencial. Tan profundas discrepancias generó esta revisión
que dividió a la sociedad argentina en un sector favorable y otro contrario a la reforma, que en realidad
eran expresión de aquellos partidarios al régimen gobernante y aquéllos que se oponían. En esta
oportunidad fueron puestas a prueba las virtualidades del artículo 30 como regulador del proceso
constituyente de reforma. En esta experiencia esta disposición desnudó sus falencias que contribuyeron a
su frustración.
hubieran evitado la traumática experiencia posterior y la frustración de un intento de
conducir a la sociedad argentina hacia un estadio más avanzado del Estado de Derecho.
Dejó como lección histórica que una reforma necesita ser edificada sobre el consenso.
También la convocatoria de esta Reforma reprodujo diversas modalidades
aplicadas por las reformas anteriores: fijó un plazo de 90 días para la duración de la
actividad de la Convención, estableció --al igual que su antecesora de 1898-- como
lugar de reunión la Capital Federal, estableciendo las condiciones para la elección de
convencionales.
La Reforma de 1949 fue dejada sin efecto por una Proclama del gobierno
revolucionario en Abril de 1956. El nuevo gobierno de facto de 1955, llamado de "La
Revolución Libertadora", a fin de enmendar el escrúpulo jurídico de haber dejado sin
efecto una Constitución por una Resolución de un Ejecutivo de Facto procedió a
convocar una Convención para que convalidase esta medida58.
V.) LA 'REFORMA' DE 1957: Esta 'Reforma', aunque apenas llegó a modificar
formalmente el texto constitucional actualmente vigente, presenta dos anomalías:
1. Irregular convocatoria: En efecto, la convocatoria de una Convención constituyente
tuvo un origen fuera de la Constitución porque fue iniciada por una instancia inválida,
no investida con la facultad constitucional para declarar la necesidad de la reforma,
conferida exclusivamente al Congreso por el artículo 30 de la Constitución. Un
Ejecutivo de Facto sustituyó la ley del Congreso que había sido disuelto por un Decreto
(3838/57) que declaró la necesidad de proceder a una reforma parcial de la Constitución
de 1853 con sus reformas de 1860, 1866 y 1898, con lo que implícitamente desconocía
la Reforma de 1949. Por este origen inconstitucional no podemos calificar en propiedad
como 'Reforma' a esta modificación.
2. Ilegitimidad en la elección de la Convención: A la irregularidad de su convocatoria
debe añadirse la ilegitimidad en la elección de la Convención por hallarse impedido de

58
En mayo 1955, antes del golpe de Estado, el Congreso había sancionado una Ley (14.404) por la que
declaraba la necesidad de una reforma de las disposiciones constitucionales referida a las relaciones entre
el Estado y la Iglesia católica, convocándose la elección y reunión de una Convención al efecto a
instalarse en la Capital Federal. Sin embargo, como consecuencia de la Revolución del 16 de septiembre
de 1955 que depuso al gobierno del Presidente Perón, esta elección no tuvo lugar.
participar una importante fuerza política afín al régimen constitucional depuesto por la
fuerza en 1955.
En realidad, el objeto de esta Convención era muy preciso: reestablecer el texto
anterior a la Reforma de 1949 y, de ser posible, introducir algunas modificaciones de
contenido social. La Convención, luego de reponer el texto de 1853 con las reformas de
1860,1866 y 1898, incorporó un nuevo artículo referido a los derechos sociales (artículo
14 bis) e hizo un agregado al artículo 67.11 (hoy 75.12) que atribuye el dictado de la
legislación social al Congreso. Finalmente, esta Convención se disolvió por falta de
quórum59.
Sin embargo, esta 'Reforma' se caracterizó por haber introducido como
novedad para la elección de convencionales, por primera vez, un sistema electoral
proporcional (d'Hondt) con un piso mínimo (5 convencionales) para cada provincia,
considerada al efecto como un distrito electoral. En lo demás se siguieron las
modalidades que habían sido aplicadas en la elección y constitución de las anteriores
Convenciones y, en cuanto al plazo, estableció como sanción, en caso de no ser
respetado, el rechazo de aquellas enmiendas aprobadas con posterioridad (artículo 9).
En realidad, esta 'Reforma' tampoco nada nos puede aportar acerca de las
virtualidades del artículo 30 porque prescindió de éste. En efecto, la convocatoria de la
Convención constituyente se efectuó --obviamente, sin invocarse el artículo 30-- por el
Gobierno de facto fundándose "en el ejercicio de los Poderes revolucionarios". El
detentador del poder político delegó esta tarea en una Convención como pudo haber
encargado a una Comisión especial tal labor. La imagen de una Convención, formada
por representantes extraordinarios –con el Congreso disuelto, elegidos con la
proscripción de un partido que representaba una ancha franja del electorado, cuyo
propósito fundamental era convalidar la reimplantación del texto constitucional anterior
a la Reforma de 1949 no debe provocar confusión.

59
Aunque hubo vicios de origen que afectaron su validez, esta reforma terminó siendo aceptada de hecho
incluso aún por aquel sector que había sido excluido de participar en esta Convención. Acontecimientos
políticos sobrevinientes fueron consolidando esta situación puesto que en definitiva se trataba de retornar
al texto del siglo pasado que no generaba confrontaciones. Eliminándose la Reforma de 1949 se volvió al
status quo ante.
VI.) LA "ENMIENDA DE 1972": La consideración de las modificaciones introducidas
en 1972, tiene un valor puramente histórico pues caducaron en 198160 sin que quede
registro alguno en el texto vigente, sin embargo fueron aplicadas por el gobierno
constitucional de los años 1973 a 1976.61.
Esta “Enmienda” introdujo algunos cambios en materia institucional que luego
fueron recogidos por la reforma de 1994: elección directa de senadores, el tercer
senador para la oposición, elección directa por balotaje del presidente. Estas
"enmiendas" al texto constitucional --dispuestas por las Fuerzas Armadas urgidas por la
necesidad de convocar a elecciones debido al agotamiento político de la "Revolución
Argentina"-- fueron acatadas por los partidos políticos que participaron en las
elecciones de Marzo de 1973 y aplicadas por el gobierno electo porque fue la condición
impuesta por el Gobierno de Facto como salida política.
VII). LA REFORMA DE 1994: Esta RC tuvo lugar en un momento político singular de
la historia argentina. En diciembre de 1983 se había iniciado una etapa de
democratización del país que en lo institucional se apoyaba en la Constitución de 1853
con las reformas de 1866, 1898 y 1957. Luego de atroces violaciones de derechos
humanos, la Democracia Constitucional se había convertido en un valor social
encarnado en las creencias colectivas.

60
Las 'Enmiendas de 1972' , sancionada en los estertores del gobierno de la "Revolución Argentina"
establecía su propio plazo de caducidad para el 24 de mayo de 1977 si antes de agosto de 1976 se reunía
una Convención constituyente que decidiera al respecto, en caso contrario, se prorrogaba
automáticamente su vigencia hasta el 24 de mayo de 1981 (artículo 4). Como consecuencia del Golpe
Militar de marzo de 1976, denominado "Proceso de Reorganización Nacional", que depuso al gobierno
constitucional tal plazo se cumplió.
61
En efecto, otro Gobierno de Facto, denominado de la "Revolución Argentina" instalado en el poder por
la fuerza desde 1966, a través de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, "para cumplir
los fines y en ejercicio de los poderes revolucionarios", dictó en Mayo de 1972 un Decreto-Ley (19.608)
por el que declaraba la necesidad de una enmienda parcial de la Constitución, fijando los artículos
susceptibles de reforma. En lugar de convocar a una Convención se conformó una Comisión Asesora para
el Estudio de la Reforma Institucional integrada por: Carlos M. Bidegain, Natalio R. Botana, Julio
Oyhanarte, Roberto I. Peña, Pablo A. Ramella, Adolfo R. Rouzaut, Germán J. Bidart Campos y Jorge R.
Vanossi, que elaboró tres dictámenes, algunas de cuyas conclusiones fueron tenidas en cuenta por la
“Enmienda” de 1972 (Vid. Vanossi, Jorge R., Teoría Constitucional, ob. cit., Apéndice II, pp. 539-576).
En agosto de ese mismo año la propia Junta de Comandantes Militares "en ejercicio del Poder
Constituyente" --a diferencia del caso de 1957 que convocó la elección de una Convención-- sancionó el
denominado "Estatuto Fundamental de 1972" por el que se introdujo una serie de modificaciones al texto
constitucional referidas fundamentalmente a la integración y funcionamiento del Congreso.
El objetivo primordial de esta reforma fue posibilitar la reelección presidencial.
Este propósito, soñado por todos los Presidentes constitucionales, nunca pudo ser
concretado porque el texto de la Constitución de 1853 prohibía la inmediata reelección
presidencial62.
Un dato a tener presente es que la Reforma de 1994 se dio en un momento
político donde el gobierno gozaba de consenso social, existía un clima de estabilidad y
cierta bonanza económica. Esto contribuyó a que la segunda renovación parlamentaria
de 1993 el gobierno recibiese un significativo respaldo electoral, en contra de que
habitualmente había ocurrido en la historia argentina. Este resultado electoral empujó la
decisión de avanzar con la propuesta reformista. En frente, una oposición que carecía
de la fuerza necesaria para impedirlo que, ante el riesgo de que la reforma se limite a
derogar cláusula que impedía la reelección presidencial, optó por lograr un acuerdo
político que le redituase algunas ventajas63. El partido justicialista y el radical
suscribieron el 14 de Noviembre de 1993 un documento denominado “Acuerdo de
Coincidencias para la Reforma Constitucional”, más conocido como “Pacto de Olivos”,
por el que se enunciaba una extensa cantidad de puntos de acuerdo. Finalmente, los
titulares de ambos partidos, el presidente Menem y el ex presidente Alfonsin,
suscribieron el 13 de Diciembre de ese año el documento final que prefiguraba casi al
detalle la Reforma constitucional. El Congreso sancionó la Ley 24.309 declaratoria de la
necesidad de la reforma que recogía casi literalmente el acuerdo político 64. Esta Ley que

62
Sólo dos Presidentes pudieron ser reelectos pero debiendo esperar en el ínterin el transcurso de un
período presidencial: Roca 1880-1886 y 1898-1904 e Yrigoyen de 1916-1922 y 1928 (derrocado por un
golpe militar). El caso de Perón confirma esta regla pues para lograr su inmediata reelección tuvo que
producirse la Reforma de 1949 que derogó este impedimento, y sólo así pudo ser reelecto.
63
No obstante el éxito electoral de 1993 el partido gobernante no tenía el número suficiente en ninguna
de las dos Cámaras para alcanzar la mayoría calificada de 2/3 de votos para declarar la necesidad de la
Reforma exigida por el artículo 30. Por consiguiente era necesario sumar votos de la oposición para lograr
esa mayoría. Los partidos de la oposición se manifestaban contrarios a una Reforma Constitucional, sin
embargo el impulso de convocatoria a una consulta popular a tal efecto para el 21 de Noviembre de 1993
(Decreto PEN Nº 2181/93), aceleró los acuerdos. La certeza de que el gobierno iba a obtener un
pronunciamiento popular favorable a su continuidad forzó a la oposición a modificar su postura pues no
obstante tratarse de una consulta no vinculante, iba a quedaba expuesta su debilidad política.
64
Para los detalles de este proceso puede consultarse García Lema, Alberto M.: La reforma por dentro.
La difícil construcción del consenso constitucional, Buenos Aires, Planeta, 1994, 390 pp.
regulaba casi al detalle la labor de la Convención se buscó que el acuerdo político sea
respetado.
En este proceso puso en evidencia las falencias del sistema francés de RC,
porque las incertidumbres políticas sobre la Convención, tanto sobre su conformación
como resultado de la elección, como respecto a su comportamiento ulterior, llevó buscar
mecanismos de garantía en la ley del Congreso. A través de la ley se fijarían los puntos
a reformar, los contenidos y algo más, se condicionó a la Convención a un tratamiento
en bloque de los asuntos pactados de modo que no haya ningún punto del acuerdo
fundamental que pudiese ser omitido. Esta novedad estuvo dada por el art. 5 de la ley
que obligaba a la Convención a votar conjuntamente los puntos identificados como
núcleo de coincidencias básicas, de modo que éstos sólo podían ser aprobados o
rechazados in totum65. Un artificio jurídico verdaderamente original que buscaba que el
acuerdo de ambas partes sea cumplido en su totalidad, y evitar que se aprueben los
puntos de interés de la mayoría y queden sin tratar los que interesan a la minoría. De
este modo se privaba a la Convención la posibilidad de aprobar unos y rechazar otros de
aquellos puntos acordados en bloque66.
La desconfianza hacia la Convención sólo pudo ser superada a través de una ley
especial que fijar de manera muy precisa el marco de su actuación. En otros términos,
no hubiera sido posible esta Reforma sin esta ley que enmarcó la actuación de la
Convención Constituyente.
Esta es una prueba irrefutable de cómo el Congreso ejerce función constituyente
y lo hizo hasta el límite mismo que admite el sistema francés. La realidad es que una
reforma de la envergadura de la de 1994 no hubiera sido posible sin una Ley como la
24.309 donde quedó plasmado no solamente el alcance y contenido de los puntos a
65
El art. 5 de la Ley 24.309 es de una gran originalidad: “La convención podrá tratar en sesiones
diferentes el contenido de la reforma, pero los temas indicados en el art. 2 de esta ley de declaración
deberán ser votados conjuntamente, entendiéndose que la votación afirmativa importará la incorporación
constitucional de la totalidad de los mismos, en tanto que la negativa importará el rechazo en su conjunto
de dichas normas y la subsistencia de los textos constitucionales vigentes”.
66
Los artículos 5 y 6 de la ley 24.309 fueron cuestionada antes ((vid Fallo: Polino Héctor y otros c. Poder
Ejecutivo del 7 de Abril de 1994) y durante la Convención como avasalladora de las atribuciones de la
misma, lo que motivó un pronunciamiento de la Corte rechazando el cuestionamiento (Caso Romero
Feris, Antonio J. c. Estado Nacional-Poder Ejecutivo del 1 de Julio de 1994). En ambos casos la CSJN
convalidó las normas.
reformar –llegando, incluso, el Congreso a fijar con precisión hasta el sentido de las
modificaciones-- sino se fijó el modo de actuación de la propia Convención. En efecto,
de los puntos materia de reforma le impuso obligaciones procesales al indicarle que
votación de un grupo de asuntos debía hacerse en bloque para que la sanción de la
Convención sea tenida por válida. Esto es una prueba contundente de cómo la voluntad
del Congreso forma parte integrante del Poder Constituyente. A través de estos
artilugios se quiso cubrir los riesgos de una Convención incontrolable o ilimitada
derivados del sistema de revisión francés, sobre todo cuando se emprende una reforma
total o muy amplia.
Esta Ley, que llevó al extremo la lógica del art. 30, es una demostración de la
imperfección del mismo para encarar reformas importantes. Sólo mediante este
“adminículo” pudo hacerse viable una reforma de tamaña envergadura que sin una ley
de este tipo hubiera sido inconcebible.
Debemos tener presente que el proceso de democratización iniciado en
Argentina en 1983 no se hizo, como es habitual, a partir de un acuerdo político que
luego resulta reflejado en una nueva Constitución (como Francia en 1946, Italia en
1947, Alemania en 1949) sino que el nuevo gobierno democrático se organizaba sobre
la base de la Constitución de 1853 preexistente.
Sin embargo no debemos olvidar que la continuidad jurídico-constitucional ya
había sido quebrada en 1930 con el golpe de Estado que derrocó al gobierno
constitucional del Presidente Yrigoyen. Desde entonces la Constitución argentina
presentará la singularidad constitucional, casi única en el mundo, de haber renacido seis
veces, después de su vulneración por seis golpes militares (1930, 1943, 1955, 1962,
1966 y 1976). Como Ave Fénix, la Constitución de 1853 renació de sus cenizas para
volver a regir como norma fundamental del Estado en cada restauración democrática
(1932, 1946, 1958, 1962, 1973 con algunas enmiendas y en 1983). Estos sucesivos
“renacimientos” constitucionales constituyen un curioso fenómeno jurídico-político
argentino que va a contrapelo de la experiencia constitucional universal.
Debemos hacer notar que la restauración constitucional de 1983 se realizó sobre
la voluntad de los partidos políticos partícipes en el proceso de restauración democrática
apoyados sobre una presunta representatividad recibida en anteriores elecciones. No se
consultó directamente la voluntad del pueblo de reponer del texto constitucional de
1853 sino que lo hizo indirectamente, al elegir a los Diputados y al Poder Ejecutivo del
modo fijado por la Constitución de 1853.
La importancia de la Reforma de 1994 reside en que por ella se opera la
“recepción” de la Constitución histórica (que había sido sepultada por los golpes
autoritarios) a través de la aprobación final por unanimidad de la Asamblea
Constituyente elegida por el pueblo, en la sesión del 22 de Agosto de 1994. Por este
acto –la sanción de una nueva Constitución con las reformas introducidas al texto de
1853-- se reestablece la continuidad jurídica-constitucional en Argentina67.
La Reforma de 1994 observó en su integridad el artículo 30 por cuanto la
convocatoria se hizo por Ley del Congreso, hubo elección de Convencionales
Constituyentes en debida forma y la Convención sancionó las reformas sin mayores
vicisitudes.
1) La Reforma de 1994 no se apartó de las prácticas consagradas por las Reformas
anteriores. La Ley 24309 se aprobó por mayoría de 2/3 sobre la totalidad de los
miembros de cada Cámara con lo que no se dio lugar a un cuestionamiento ante la
imprecisión de la Constitución68
2) El número de convencionales fue igual al número de miembros de la Cámara de
Diputados de la Nación fijado por ley 22.847 de 1983 en la cual todas las provincias
parten de un piso de cinco representantes (257 Convencionales).
3) Retomando la vieja tradición, la sede de la Convención se estableció en Santa Fe
compartida con Paraná, aunque de hecho el pleno de la Convención funcionaba en el
Paraninfo de la Universidad del Litoral en Santa Fe donde se sancionó en definitiva la
Constitución.
67
Puede ampliarse esto en Diaz Ricci, Sergio: “La reforma del 94 como restitución del poder
constituyente”, en AA. VV.: A 10 AÑOS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL, Buenos Aires,
Asociación Argentina de Derecho Constitucional, 2005, pp. 375-389.
68
Sin embargo el procedimiento legislativo fue cuestionado en otro aspecto por cuanto en el Senado, que
actuó como Cámara de origen, al volver el proyecto con enmiendas de la Cámara de Diputados se
introdujeron modificaciones al mismo y lo dio por sancionado al proyecto sin remitirlo, en segunda
lectura, a la Cámara de Diputados, lo que dio lugar a un cuestionamiento judicial que fue rechazado por la
Corte Suprema (vid Fallo: Polino Héctor y otros c. Poder Ejecutivo del 7 de Abril de 1994).
4) La Reforma de 1994, aunque fue una reforma parcial, abarcó numerosos puntos que
incluso alteraron la numeración de los artículos de la Constitución a partir del artículo
36. La Convención tenía expresamente prohibido modificar la Primera Parte de la
Constitución correspondiente a los artículos 1 al 35 (razón por la cual no podía
modificarse el art. 30), sin embargo eso no le impidió agregar un nuevo Capítulo a esta
Primera Parte como Nuevos Derechos y Garantías.
5) Siguiendo la práctica parlamentaria y las disposiciones del Reglamento de la Cámara
de Diputados se constituyó una Mesa de Edad en las sesiones preparatorias.
6) Se produjo una votación final del texto enmendado que recibió la aprobación por
unanimidad.

6. CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD:
Actualmente está fuera de toda disicusión la posibilidad que la regularidad de un
proceso de reforma constitucional pueda se controlado por el Poder Judicial. El modelo
seguido por el art. 30, que exige una articulación entre la ley del Congreso y las
decisiones de la Convención, son fuente permanente de controversia. Ello tanto a nivel
nacional como a nivel provincial. Es abundante la jurisprudencia en este sentido. Así
hay pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación relacionados
aspectos vinculados al procedimiento o a puntos de enmienda en Reformas
Constitucionales nacionales: “Soria de Guerrero, Juana vs. Bodega y Viñedos Pulenta
Hnos. S.A. – s/Recurso de Hecho” (Fallos 256, 556; LL 112-226; JA 1963-V-60969);
“Polino, Héctor y Otro vs. Poder Ejecutivo” “07/04/94) en LL, t. 1994-C, pp. 291-30870;
“Romero Feris, Antonio José vs. Estado Nacional (Poder Ejecutivo Nacional) –
s/Amparo” (Fallos 317/716; 1/7/94); en LL, t. 1994-E, p. 16 ss.71; y el leading case

69
Vid. E.S.P. (?): “Facultad judicial de revisar el procedimiento establecido por la Convención
Constituyente frente a la sanción de un precepto constitucional”, en L.L., t.112, p. 225-226; Boffi
Boggero, Luis: “La justiciabilidad de las llamadas cuestiones políticas y su contribución retorno integral a
la República”, en J.A., 1963-V, pp. 113-125.
70
Vid. Gelli, María Angélica: “Reforma constitucional, control judicial y proceso democrático (el caso
Polino en análisis)” en LL, t. 1994-C, pp. 291-301. BARRA, Rodolfo: “Caso Polino: la corte ratifica su
papel constitucional”, en E.D., 25/5/94.
71
Vid. Gelli, María Angélica: “Las reglas del debate democrático y la representación en la Convención
reformadora” en LL, t. 1994-E, pp. 14-19.
“FAYT, Carlos S. vs. Estado Nacional - s/amparo” (Fallo 19/8/99) 72. A este listado hay
que añadir otra intervención jurisdiccional en “Alsogaray, Alvaro y otros, s/ Recurso de
Amparo del Juzgado Federal Nº 1, Santa Fe, 2 de Julio de 1994 (E.D., del 19/8/94).
También la Corte suprema de Justicia de la Nación intervino en algunos casos de
reformas constitucionales provinciales, por ejemplo, de la provincia de Corrientes
(Corrientes: “Ríos, Antonio Jesús –s/Recurso de Hecho en causa Ríos Antonio –
s/Nulidad Parcial de Reforma Constitucional – Medida de No Innovar” Fallos
316:2743, 22/4/1987; LL 1987-C, 279; ED 123, p. 231); de la provincia de Tucumán
(Pena Bores, Lucas”, 9/12/1987), de la provincia de Buenos Aires (Gascón Cotti,
Alfredo J. y otros s/ inconstitucionalidad ley 10859 y decreto 5766/89”, Fallos 313:594
del 06/07/1990); de la provincia de Santa Fe (“Iribarne, Casiano R. vs. Provincia de
Santa Fe”, Fallos 322:1253 del 22/6/99; y “Alvarez, Raúl José c/ Santa Fe, Pcia.” s/

72
Publicado en Jurisprudencia Argentina, Nº 6168 (17/11/99); La Ley, Nº 222 (17/11/99); El Derecho.
Diario de Jurisprudencia y Doctrina (17/9/99) y en t. 184, pp. 979-999. “Fayt, C. s/Recusación”, en en La
Ley, t. 1999-E, pp. 305-323; El Derecho, t. 184, pp. 998-999.
Comentarios sobre el fallo: (a) A favor: Ekmekdjian, Miguel Angel: “El control de constitucionalidad de
la reforma constitucional” en LL, Nº 222 (17/11/99), pp. 1-2 y en t. 1999-F, pp. 127-132;; Ventura,
Adrián: “Inamovilidad de los jueces y la nulidad de un punto de la reforma constitucional” en LL, pp. 1-6;
Midon, Mario A.: “Los límites del poder constituyente. A propósito del caso Fayt” en LL, t. 2000-C, pp.
540-543; Bianchi, Alberto B.: “Los efectos del caso Fayt sobre la reforma constitucional de 1994” en ED,
t. 184, pp. 979-987; Ibarlucia, Emilio A.: “Control judicial de la validez de una cláusula constitucional”
en LL, suplemento de Derecho Constitucional del 18/8/98. * “Invalidez de la cláusula del art. 99 inc. 4,
párrafo 3 de la Constitución Nacional” en LL del 17/11/98; Padilla, Miguel M.: “Una equivocada
interpretación” en ED, 5/3/99; Badeni, Gregorio: “Constitucionalidad de la reforma constitucional” en LL,
T. 1998-D, pp. 1204-1210 del 30/7/98; Gil Dominguez, Andrés: “El caso Fayt una polémica bisagra en
los alcances del control de constitucionalidad de la reforma constitucional” en Boletín de la Asociación
Argentina de Derecho Constitucional, Nº 170, p. 4; Garcia Belsunce, Horacio: “La inconstitucionalidad o
nulidad de una reforma constitucional. Implicancias de su declaración” en Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, anticipo de anales, año XLV, segunda época, Nº 38, Junio
2000. (b) En contra: Colautti, Carlos E.: “Las reformas a la Constitución y los limites de la revisión
judicial” en JA, Suplemento Especial, semanario, Nº 6168 (17/11/99), pp. 33-35; Sabsay, Daniel A.: “El
control de constitucionalidad de la reforma constitucional en un fallo de la Corte Suprema Argentina” en
Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Nº 3, 1999, pp. 427-443; Sagües, Nestor P.:
“Novedades sobre las cuestiones políticas no justiciables” en ED, Nº 9861, año XXXVII, 21/10/99, Nota
a Fallo; y *”El poder judicial: ¿Inamovilidad permanente o inamovilidad transitoria?” en LL, t. 1982-C,
pp. 751-761; Sserrano, María Cristina: “El poder constituyente derivado. Análisis de un fallo de la Corte”
en Boletín de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, Nº 167, marzo 2000, p. 4; Garcia
Lema, Alberto M.: “Critica a la declaración de inconstitucionalidad del articulo 99 inc. 4 de la
Constitución Nacional” en Boletín de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, Nº 172, agosto
2000, p. 10; Hernandez,, Antonio María: “El caso ‘Fayt’ y sus implicancias constitucionales” en Anuario
Iberoamericano de Justicia Constitucional, Nº 5, 2001, pp. 453-515 y en Academia Nacional de Derecho
y Ciencias Sociales de Córdoba, Córdoba, 2001, 125 .
Acción declarativa; 14/10/99); de la provincia de Mendoza (“Unión de Centro
Democrático y otro vs. Provincia de Mendoza” Fallos 312:2110); de la provincia de
Santiago del Estero (“Zavalía, Jose L. vs. Provincia de Santiago del Estero”,
21/09/2004); provincia de San Luis (Ponce, Carlos v. Provincia de San Luis”,
24/02/2005).
Es abundante la jurisprudencia provincial en materia de control de
constitucionalidad de una reforma, por distintos aspectos de la reforma, tanto por vicios
formales como materiales73.
7. CONCLUSIONES:
El art. 30 como sistema de reforma exhibe dificultades prácticas en su aplicación
propias del modelo francés adoptado. Tengamos presente que este modelo en realidad
fue ideado mas para dificultar que para facilitar una revisión constitucional. Por ello de
las grandes reformas constitucionales: 1860, 1949 y 1994, sólo la última apoyada sobre
una Ley sui generis pudo sortear con éxito el desafío que ella implicaba. Por otro lado,
constituye un mecanismo muy pesado para reformas menores. En suma, el

73
Señalaremos algunas de interés: Buenos Aires “Sanchez Viamonte y otros vs. Asamblea Legislativa”,
Corte Suprema de Justicia de Bs.As., Sentencia del 18/11/1904); Santa Fe: “Lavanderi, Gervasio”
Superior Tribunal de Santa Fe (15/12/1921); Neuquén: “Aromando, Daniel y otros” (30/08/1984),
Superior Tribunal de Neuquén; Salta: “Acción de inconstitucionalidad interpuesta por el fiscal de Estado
de Salta”, Corte Suprema de Justicia de Salta (30/12/87); Santiago del Estero: “Castiglione vs. H.
Convención Constituyente”, Superior Tribunal de Santiago del Estero (6/3/86), ED 118, p 153; Jujuy:
“Ceballos, R. c/ Legislatura de la prov. de Jujuy” en E.D., t. 128, p 193; Río Negro: “Presidente del
Concejo Municipal de Viedma”, Superior Tribunal de Justicia de Río Negro” (30/12/87) en JA,
Semanario 5607, 15/2/89; Mendoza: “Unión de Centro Democrático y otro vs. Provincia de Mendoza” -
Suprema Corte de Justicia de Mendoza, Sala I - 4/5/89 en JA t. 1989-III, p. 240 ss.; Tucumán: “Partido
Defensa provincial Bandera Blanca vs. Gobierno de la Provincia”, Corte Suprema de Justicia de
Tucumán. 29 de Abril de 1989; “ALVES, Rufo Francisco y Otros vs. H. Convención Constituyente y
Otro – s/Acción de Amparo” Corte Suprema de Justicia de Tucumán (Sentencia 28/9/90); “Gutierrez,
José Raúl y Otro vs. Honorable Convención Constituyente de la Provincia de Tucumán – s/Acción de
Amparo y Medida de No Innovar”. Corte Suprema de Justicia de Tucumán (16/3/90); “Ponsati, Arturo vs.
Convención Constituyente y Provincia de Tucumán – s/Acción de Amparo”; “Arias, Víctor Hugo y otro
vs. Provincia de Tucumán s/ Inconstitucionalidad” Corte Suprema de Justicia de Tucumán (02/09/2005)
en ED, S.Constitucional, 23/6/2006 y 14/7/2006 ; “Colegio de Abogados de Tucumán v. H. Convención
constituyente de Tucumán s/ inconstitucionalidad, Cámara Contenciosos Administrativo, Sala Segunda
(05/02/2008); Córdoba: “García, Eduardo Daniel y otra- s/Acc. Declarativa de Inconstitucionalidad”,
Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (sentencia Nº 8 del 17/7/01); “Sesma, Laura y Otro - s/Acción
Declarativa de Inconstitucionalidad y su Acumulado”, Superior Tribunal de Justicia de Córdoba
(sentencia Nº 54 del 17/9/01); La Rioja: “Cerrezuela, Luis y otro - s/Acción Declarativa de Certeza”,
Tribunal Superior de Justicia de La Rioja - 11/3/02.
procedimiento de reforma previsto en el art. 30 resulta deficiente y constituye una
asignatura pendiente en el proceso de desarrollo del Estado Constitucional argentino.

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