Trabajo de Trastornos Alimenticios
Trabajo de Trastornos Alimenticios
Trabajo de Trastornos Alimenticios
Hipótesis
Hoy en día la mayor causa de trastornos de la alimentación en los adolescentes, se debe a que
tienen bajo autoestima, donde le importa más la aceptación del semejante que la propia
aceptación de ellos mismos.
Introducción
Se intenta analizar y articular con los aportes teóricos desde los autores trabajados en el espacio
de Psicología y Cultura del Alumno Polimodal de la carrera del Profesorado de Psicología en
Secundaria. Se abordarán aspectos puntuales de la vida del adolescente en una etapa evolutiva
que el sujeto atraviesa a partir de los cambios biológicos que dan inicio a la pubertad. Los mismos
se producen tanto física como psíquicamente exponiéndose a una inmensa vulnerabilidad.
Asimismo, atraviesan duelos ya que, en ellos se despliega la pérdida del cuerpo infantil.
Comenzaremos el análisis desde una mirada de malestar emocional derivando dichas emociones
en situaciones límites que pongan en riesgo sus vidas. Según los datos recolectados, expuestos a
continuación, el trastorno alimenticio se incrementa en las adolescencias siendo una de las
principales causas de muerte, y nuestro objetivo es invitar a reflexionar sobre aquellos factores
que inciden en esta conducta y, a cuestionarnos cómo intervenir desde las instituciones
educativas y las familias para que el destino de estos sujetos cambie.
Desarrollo
Hoy en día, la apariencia y el ser aceptado por la sociedad son los primeros enemigos de los
adolescentes, sentirse identificados con un grupo de personas a las cuales les guste lo mismo y
encajar teniendo o siguiendo el mismo estereotipo, hace que no puedan expresarse libremente, es
aquí cuando se empiezan a desarrollar los traumas o trastornos alimenticios. La importancia de
ser aceptados por los demás, se ve reflejado en la encuesta que realizamos a adolescentes de
entre 15 a 25 años de la localidad de Mercedes que se encuentra en el anexo del presente
trabajo.
Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa se caracteriza por una pérdida abrupta e importante de peso, situándose
éste por debajo de los mínimos saludables. Este bajo peso es el efecto de una conducta
patológica de la persona afectada, que realiza un control minucioso en la ingesta de alimentos, por
su temor a ganar peso y por una severa distorsión de su imagen corporal, asociada a una baja
autoestima.
Las personas que sufren anorexia comen muy poco y usan ciertos rituales y mecanismos para no
engordar. Solo consumen unos pocos alimentos, lo cual provoca un déficit importante de
vitaminas, minerales y de macronutrientes, que acaban afectando seriamente a su salud física.
Es un trastorno muy asociado a la obsesión por el físico y por una figura delgada. Pueden llegar a
dejar de comer, tomar ciertos remedios para tener menos apetito o consumir laxantes para perder
peso de forma rápida. Este trastorno alimenticio suelen sufrirlo las mujeres adolescentes, aunque
en los últimos tiempos han repuntado los casos de mujeres adultas e incluso hombres con esta
afectación.
Bulimia nerviosa
Esta enfermedad también es más común en mujeres que en hombres, y suele debutar durante la
adolescencia. La persona que sufre bulimia es completamente consciente de que su conducta
alimentaria es patológica.
Sobre las causas de la bulimia, se ha estudiado a fondo y aun y así no hay conclusiones claras.
Se suele decir que hay tanto factores genéticos como psicológicos, familiares y/o culturales que
podrían hacer a unos individuos más propensos que otros.
Ortorexia
La ortorexia es una alteración en la conducta alimentaria que cada vez afecta a más personas. Se
caracteriza por una obsesión patológica por la comida saludable. Son personas que eligen con
mucho esmero los alimentos que van a comer, tienen un control meticuloso sobre los
componentes de todo lo que ingieren y sobre la preparación de los alimentos.
Esta obsesión puede llevar a un control realmente enfermizo sobre los ingredientes, los métodos
de cocina. Se suele decir que las personas que desarrollan ortorexia son las personas que
empiezan a obsesionarse con la comida poco a poco. En las etapas tempranas, pueden evitar
comer alimentos como la carne roja o azúcares, y poco a poco van ampliando sus ‘manías’.
Vigorexia
En esta obsesión, el afectado siente temor a verse demasiado débil o delgado, y por ese motivo
ejercitan su cuerpo en gimnasios con el fin de aumentar la masa muscular. Además, ingieren
suplementos como proteínas y anabolizantes que les ayude a ponerse cada vez más musculosos.
Permarexia
Las personas afectadas con este trastorno alimenticio están continuamente siguiendo dietas
estrictas para perder peso, tienen malos hábitos y conductas irracionales en la alimentación. La
permarexia no se considera en sí misma un trastorno, pero sí es considerada una conducta de
riesgo que puede ser la antesala de enfermedades graves como la bulimia o la anorexia.
Potomanía
Es importante mantenerse bien hidratado, y beber agua es una de esas recomendaciones
universales que todos intentamos cumplir. Beber dos litros de agua al día, como nos manda el
médico.
Estar hidratado hace que nuestra piel esté más sana, y facilita la digestión y la pérdida de grasas,
pero hay personas que sobrepasan los límites de esta práctica. Y sí, beber mucha agua es un
hábito pernicioso para nuestra salud. Este consumo excesivo de líquido suele recibir el nombre de
potomanía o hidrolexia, y es un desajuste alimenticio que consiste en ingerir mucha cantidad de
agua, a pesar de no tener sed.
Beber demasiado agua puede poner en riesgo nuestras funciones orgánicas, ya que satura la
función de nuestros riñones y altera los componentes normales de la sangre, entre otras cosas.
Pregorexia
Este trastorno, parecido a la anorexia (aunque menos severo), lo padecen mujeres que, estando
embarazadas, tienen un miedo intenso de engordar durante los nueve meses que dura la
gestación. Algo que es biológicamente imposible y que puede poner en riesgo la salud del bebé
que viene en camino.
Está bastante estudiado que las mujeres que sufren Pregorexia tienen antecedentes relacionados
con la anorexia. Pero también ocurre, en ocasiones, que las mujeres que desarrollan Pregorexia
acaban padeciendo anorexia.
Manorexia
Drunkorexia
La drunkorexia es un hábito terriblemente malo para la salud psíquica y física de una persona, ya
que es un punto intermedio entre la anorexia nerviosa y la adicción al alcohol.
En una encuesta realizada por ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia) en el
año 2020, el 26% de la población sufre patologías alimentarias en Argentina, siendo el segundo
país que cuenta con más índices de problemas en ese sentido. En Argentina junto con Japón, la
anorexia, afecta a un estimado de 1 de cada 100 mujeres, tiene la mayor incidencia en
adolescentes con desórdenes alimenticios: una de cada diez sufre de anorexia o bulimia.
Entre los factores que aumentan el riesgo para la aparición de los trastornos alimentarios en la
adolescencia se encuentran: la genética, los cambios corporales en la pubertad, la vulnerabilidad
de los adolescentes a los ideales de delgadez, la presión social por ser delgada, la insatisfacción
con la imagen corporal.
La genética
Fueron identificados diferentes genes y se han desarrollado hipótesis para explicar la influencia de
éstos en los TCA (Trastorno de la Conducta Alimntaria), a través de la interacción de los cambios
del componente genético con las variables ambientales.
Se estima que, durante la adolescencia, las variaciones genéticas son responsables del 50% al
85% de los factores de riesgo de síntomas de TCA. La evidencia sugiere que el tipo de riesgo
genético para los atracones puede estar mediado por el género y las estimaciones de
heredabilidad de los síntomas de TCA son compartidos en una pequeña proporción por ambos
géneros.
El papel de la pubertad
El inicio de la pubertad se produce por la liberación de hormonas a través del eje hipotálamo-
hipófisogonadal, caracterizándose esta fase por el desarrollo y la maduración de los caracteres
sexuales secundarios en los adolescentes, así como por el crecimiento lineal acelerado, la
dinámica de aumento de peso y el desarrollo de la identidad (el deseo de aprender y
desarrollarse) del adolescente.
Otro evento importante es la pubertad temprana, que coloca al individuo en riesgo de padecer de
síntomas de TCA, ansiedad, actuar impulsivamente en respuesta a una situación de sufrimiento,
preocupación por el control o la pérdida del peso, lo cual sugiere que los mecanismos físicos y
psicosociales se ven afectados por la madurez sexual a temprana edad.
El sobrepeso y la obesidad
La influencia del ciclo de las relaciones proximales, padres y amigos, pueden reforzar las
presiones ejercidas sobre el adolescente conforme aprueban la imagen del cuerpo ideal
determinado por los medios de comunicación, aumentando el riesgo de la persona de desarrollar
problemas relacionados con la alimentación y las medidas y la figura del cuerpo, pero los
resultados acerca de quién juega el papel principal en la determinación de estos problemas, son
inconsistentes.
La influencia de los padres sobre los hijos es el factor de riesgo más grande de insatisfacción con
el cuerpo y de pérdida de peso entre adolescentes de ambos sexos, ya que la familia desarrolla
un papel mucho más importante entre los adolescentes, que los amigos y los medios de
comunicación.
En conclusión, se sugieren que los efectos genéticos sobre los TCA presentan un expresivo
crecimiento de la estimación de la heredabilidad, siguiendo la trayectoria del proceso de
maduración sexual. La nueva estructura corporal en las niñas se opone a lo establecido como un
ideal de belleza para las mujeres, sobre todo en aquellas con obesidad y/o pubertad temprana,
exponiéndolas a la presión social por ser delgada, lo que contribuye a una menor satisfacción con
la imagen corporal, baja autoestima y depresión, a su vez puede iniciar un proceso de
comparación social y la utilización de estrategias inapropiadas para la perdida de peso y la posible
aparición de TCA. Por el contrario, a medida que la maduración sexual se produce en los niños,
éstos están más satisfechos con sus cuerpos, si embargo aquellos con bajo peso parecen estar
más preocupados con el tono muscular. Por último, los hallazgos recientes de estudios en
diferentes culturas sugieren que los TCA entre los adolescentes pueden venir de una serie de
condiciones no relacionadas con conductas compensatorias o el peso, pero con la forma del
cuerpo o parte de lo mismo.
Trastornos en la Menstruación
Pérdida de vitaminas
En muchas ocasiones pensamos que las personas, normalmente mujeres, que tienen problemas
con la conducta alimentaria, son superficiales y únicamente se preocupan por su imagen. Sin
embargo, esto no es más que un estereotipo que pone de manifiesto el desconocimiento que
tenemos de este tipo de problemas. Los trastornos de alimentación son problemas psicológicos, y
como tal deben ser tratados.
Al ir descubriendo lo que se esconde bajo la punta del iceberg de los trastornos de la conducta
alimentaria, nos encontramos que, sobre todo, hay un grave problema de autoestima. Del mismo
modo que algunas personas buscan su valía y aceptación personal a través de los logros o la
aprobación exterior, las personas que sufren un TCA, basan su autoestima en su imagen corporal
y piensan que estando más delgadas se sentirán mejor y, sobre todo, conseguirán la aceptación
de los demás y de ellas mismas.
Por este motivo, emprenden un camino donde la pérdida de peso y las dietas, cada vez más
restrictivas, son el medio para conseguir tan ansiado fin, cayendo definitivamente en la trampa del
trastorno.
Relacionado con esto, encontramos un estilo perfeccionista e hiperexigente que, entre otras
cosas, se manifiesta en la preocupación excesiva por la imagen y el cuerpo: “Tengo que ser
perfecta” y eso significa muy delgada.
Si queremos ayudar a las personas que sufren un problema de alimentación, será imprescindible
trabajar con su autoestima, entendiendo que la percepción de sí mismas irá fluctuando en función
de los logros y refuerzos externos.
Por ejemplo; si el día ha ido mal, han recibido alguna crítica o ha cometido algún error, será
cuando se sientan “más gordas”. Sin embargo, cuando las cosas han salido bien, reciban una
opinión positiva o tengan éxito en alguna tarea, entonces se sentirán “más delgadas”. El peso es
el mismo, no puede cambiar de un día para otro, pero a través de ese sesgo, la imagen que verán
delante del espejo será distinta.
Teniendo esto en cuenta, si nos centramos exclusivamente en trabajar con la comida, estaremos
poniendo un parche al verdadero problema. La alimentación es solo el síntoma, la punta del
iceberg, lo que hay en el fondo es mucho más y es necesario abordarlo para superarlo.
El tratamiento de los TCA es muy complejo y requiere, entre otras cosas, ayudar a la persona a
aceptarse incondicionalmente, con independencia del peso e imagen corporal.
Sin embargo, los grupos de autoayuda pueden ser importantes aliados en la lucha contra la
enfermedad, ya que posibilitan compartir experiencias, aumentar la autoestima al entender que el
enfermo no está solo en el mundo, y mejorar la comunicación con el entorno.
En ese marco, resulta vital el apoyo que pueda brindar el grupo familiar, que en este caso es, sin
ninguna duda, el “grupo de autoayuda” más eficaz con el que puede contar el enfermo o la
persona que está comenzando a desarrollar el trastorno.
Es muy estresante y perturbador para las familias apoyar a sus hijos que están recibiendo
tratamiento. A estas jóvenes les aterra la idea de volver a un peso normal. Como padres sensibles
y que cuidamos de nuestros hijos, podemos llegar a angustiarnos junto con ellos, aun cuando
sabemos que lo que se está haciendo es para salvarles la vida.
Es importante tener reuniones familiares con los profesionales de la salud en forma regular, para
continuar informados. Se espera que los adolescentes en tratamiento tengan dificultades en
cooperar inicialmente con el tratamiento.
¿Cómo deben actuar los padres ante los trastornos alimenticios?
NO dejarse manipular.
SÍ hay que reconocer y respetar sus ideas, aunque difieran de los tuyos. Hablar con él/ella a cerca
de las diferencias, pero tratándolo/a como a un adulto con el que se cambian impresiones.
SÍ hay que darle la oportunidad de tomar responsabilidades en la medida que esté preparada/o
(sin presionar prematuramente)
SÍ hay que ser paciente y tomar cada día como se presente. Recuperarse de un trastorno
alimenticio lleva su tiempo, si pones toda la concentración en el día que esté recuperado/a, el
tiempo parecerá más largo.
SÍ hay que demostrar a través de actos y de palabras que se la quiere y se la respeta, pero
asegurándose de que entienda que tu vida también es importante.
SÍ hay que apoyarse en la pareja, en un familiar o en un amigo cercano. Es bueno poder hablar
con alguien de la preocupación o de los sentimientos que acarrea el hecho de tener un hijo/a
presa de un trastorno alimenticio.
La ESI, en el eje del cuidado del cuerpo y la salud plantea la importancia de abordar la salud
desde la definición planteada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades”, y desde una perspectiva de promoción de la salud y no solo de manera
preventiva. Esto implica trabajar el cuidado del cuerpo de manera integral y no solo en la práctica
de evitar un mal posterior. O sea, plantear que la salud debe cuidarse desde todos los aspectos
que abarca y no solo cuando ocurre un episodio que la vulnera.
Construir una cultura de cuidado en la escuela nos exige, por un lado, poner en práctica distintos
procesos de prevención y, por otro lado, atender conductas puntuales, situaciones excepcionales,
que pueden darse en la escuela o fuera de ella pero que afecta las subjetividades y, por ello,
también a la vida escolar. Es importante recordar que, cuando estas problemáticas aparecen en la
escuela, es necesario articular con otras instituciones estatales para poder darles respuestas.
Los adolescentes de hoy necesitan sentirse identificados, su individualismo tiene dos líneas de
actuación, una referente a su diferenciación y otra referente a su necesidad de igualdad, de
sentirse identificados con sus semejantes, ambos son los pilares de la formación de la
personalidad. Cuando la única manera de ser es ser uno mismo, distinto de los demás se necesita
encontrar respaldo material y cultural para diferenciarse, y el cuerpo como materialidad, es el
mejor soporte de la cultura, se trata de un nuevo marco de actitudes y convicciones.
como “adolescencia”, se lo debe considerar como tal, dentro de un marco cultural-social en el cual
se desarrolla. Es importante comprender esta etapa como un fenómeno específico en la historia
del desarrollo del ser humano, como también las condiciones del contexto geográfico en el que se
desarrolla y las variables temporales histórico-sociales.
En los aportes de “El síndrome de la adolescencia normal”, nos invita a repensar las etapas por
las que atraviesan los adolescentes, entendiendo que este período está cargado de angustia,
ansiedad e incertidumbre en sus protagonistas. Los múltiples cambios ocasionan ansiedad, baja
autoestima y depresión, lo que muchas veces son la causante de trastornos alimenticios.
El adolescente frente a los cambios corporales, las penurias de la identidad, el rol infantil en pugna
con la nueva identidad y, sus expectativas sociales, hacen que se recurra a un proceso de
negación de los mismos cambios. El pensamiento se expresa en forma de contradicciones donde
el adolescente se refugia en un mundo alejado de análisis y meditación de duelo, lo cual va a
buscar proyectarse en figuras tales como maestros, ídolos deportivos, artistas, amigos o grupos
de pertenencia íntimos. En estos casos cuando el adolescente pasa por esta etapa es importante
que se tenga en cuenta con quien se relaciona, qué hace y qué clase de figuras idealizadas se
siente más identificado. Por ello, es importante el rol de padres presentes y atentos a los cambios
y comportamientos de sus hijos. Podemos ser asertivos en esta idea ya que, Aberastury y Knobel,
nos ofrece que el joven se encuentre en un estado de vulnerabilidad en el que las conductas
impulsivas y agresivas, a veces dirigidas hacia los otros y otras hacia ellos mismos, se hagan
presentes en esta etapa vital y así el individuo busca establecer su identidad adulta, apoyándose
en la primeras relaciones objetales, parentales, internalizadas y verificando la realidad que el
medio social les ofrece, la estabilidad genital solo es posible si se hace el duelo por la identidad
infantil.
Al existir relación conflictiva con los padres, los adolescentes creen que ellos son enemigos y
quieren separarse o alejarse, distanciarse (necesario para la etapa del duelo). En este accionar
hay que prestar atención porque estas conductas pueden llevar al adolescente a tener problemas
de diferente índole, uno problema que podría surgir seria el trastorno en la alimentación. Los
padres deben saber y entender al adolescente, pero no deben dejar de prestarle la atención y la
contención necesaria.
Es relevante entender que, los adolescentes deben atravesar el duelo siendo un duelo emocional
adaptativo y normal ante la pérdida de la infancia porque de manera inconsciente va a interferir e
inferir en las construcciones de identidad. El proceso de duelo es básico y fundamental, si no se
resuelve puede llevar a problemas graves como el de poner en riesgo su vida como es el caso de
los trastornos alimenticios. Al vivir una etapa de transición, la personalidad tiene características
especiales que nos permiten ubicarlos en las llamadas personalidades marginales (una conciencia
de solidaridad con su subgrupo, una gran sensibilidad respecto del juicio del grupo dominante,
habiendo también una aceptación inconsciente de los valores de éste). Ana Freud sostiene que es
muy difícil señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia, y dice que toda
conmoción de vida debe ser estimada como normal, sosteniendo que sería anormal la presencia
de un equilibrio estable durante el proceso adolescente.
El conflicto generacional, según Erikson, “es esencial para el crecimiento del self y de la
civilización”, sin embargo, este proceso de enfrentamiento generacional es inevitablemente
doloroso, destruye ídolos, provoca temores, tristeza, rabia, angustia, dejando atrás la infancia o
niñez feliz también idealizada. Los duelos en la adolescencia nos invitan a prestar atención en los
consumos problemáticos dado que, dentro de una sociedad ocupan un lugar desde un grupo de
consumidores para “sanar” o desviar cualquier dolor o problema presente en el desarrollo de la
adolescencia. Aquí, Alicia Stolkiner (2017-entrevista) plantea que todo se busca solucionar
inmediatamente con una sustancia o medicamento y reconoce que en la adolescencia los
consumos son esperables, ya que forman parte de un momento exploratorio en la búsqueda de la
identidad, como en el reconocimiento de límites, donde es habitual y hasta esperable que los
jóvenes se expongan a situaciones de riesgo.
La búsqueda de identidad, el lugar que tiene la mirada y aceptación de los otros invita a los
jóvenes y adolescentes a mediar con las Tics y así constituir formas de ser y actuar en el mundo
donde la subjetividad e intersubjetividad entran en juego. Reflexionar sobre estos riesgos implica
pensar que el que sufre no es solo el adolescente, sino que afecta a su familia y el entorno.
Anexo