OMISION

CULTURA
DE INTIMIDAD

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A. Al final de su ministerio, Jesús da el resumen perfecto sobre qué y cómo es el Reino:

“El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”.
Mateo 22:2

Esto significa que no comprenderemos en plenitud el Reino de Dios, ni lo que significa seguir a Jesús,
si no entendemos primero que el Padre se encuentra en una MISIÓN: Preparar a una NOVIA
para una BODA con su Hijo.

• La mentalidad de Novia que está esperando al Esposo, será la que despertará a la Iglesia
y la hará gloriosa.

“Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor:

¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron,
y arreglaron sus lámparas”. Mateo 25:5-7

“Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.
Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera;
allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”. Mateo 22:11-14

B. Estar vestido para la boda: Es estar vestido de Cristo, de su carácter. Jesús formado en nosotros.
Vestirse y prepararse para ese día, no queda en un momento, sino que es un proceso constante de
arrepentimiento y nacimiento de Cristo en nosotros, que va a crecer en perfección hasta el día de
Jesucristo (Fil. 1:6).

C. Hay una garantía. Cuando ese día llegue, su Iglesia va a estar preparada

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero,
y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente;
porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe:
Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo:
Estas son palabras verdaderas de Dios”. Apocalipsis 19:7-9

• Se ha preparado: hetoimazó à Aparejar, yugo igualado. Una Novia compatible. Jesús no se va

a presentar a sí mismo una Iglesia comprometida con el pecado, tibia y apática, sino una
apasionada y gloriosa:

“A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga
ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efesios 5:27

D. La Iglesia de los últimos tiempos se preparará para estar lista para ese día. Cuando Jesús regrese, la
Iglesia mundial se presentará ante Él sin manchas, sin arrugas y sin transigencias (Ef. 5:27). La
madurez de la Iglesia de los últimos tiempos será uno de los frutos más significativos de la gran
tribulación.

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“Algunos de los sabios serán víctimas de la persecución. De esa manera ellos se perfeccionarán,
se limpiarán y se refinarán hasta que llegue el tiempo del fin, porque la hora señalada
todavía está por venir”. Daniel 11:35, NTV

“Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente,

y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. Daniel 12:10

E. Muchos son los llamados y pocos los escogidos (Mt. 22:14).

“12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia,
de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia…
14
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. Colosenses 3:12, 14

EL ANHELO DE DIOS

A. El anhelo del Padre es una familia; y el del Hijo es una esposa. Ambos serán satisfechos por medio de
una Iglesia compuesta de judíos y gentiles que se entregarán voluntariamente al plan más sublime de
Dios.

Antes de ir a la Cruz, Jesús oró: “Padre tengo este deseo: los quiero conmigo, quiero la esposa
que me prometiste, para que vean mi gloria”. (Paráfrasis de Juan 17:24)

B. La última cena (Jn. 13-17) está teñida de un simbolismo que apunta a una boda.

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre
muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo,
para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Juan 14:1-3

Había dos partes importantes en una boda judía, en los tiempos de Jesús:

1. El desposorio: El novio proponía el precio que estaba dispuesto a pagar a cambio del permiso
para casarse con la novia. En la tradición judía, si el precio de la novia era aceptable, el joven
servía una copa de vino para que ambos bebieran. Así, la novia indicaba que estaba de acuerdo
con su propuesta y quedaban comprometidos legalmente, aunque la ceremonia no se haya
consumado aún.

Esta es una imagen de lo que Jesús hizo en la última cena, ofreciendo el Nuevo Pacto a sus
discípulos. Así como un novio sirvió una copa de vino para que su futura novia bebiera y sellara
el contrato matrimonial, así Jesús sirvió una copa de vino. Esto declaró el precio que estaba
dispuesto a pagar por esta novia: Su propia vida. Su propia sangre.

Cuando aceptamos el precio que Él pagó por nosotros y bebemos de su copa, quedamos
desposados y comprometidos con Él (2 Co. 11:2).

2. La ceremonia: Entre el compromiso y la ceremonia de bodas, lo que sucedía era lo siguiente:

El novio iba a la casa de su padre y edificaba en ese lugar una habitación para que la nueva pareja
pueda vivir. Pero no era hasta que el padre del novio daba la indicación, que el novio podía ir a

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la boda. En ese momento, los amigos del novio salían y anunciaban a las vírgenes que escoltaban
al novio: “Salgan a recibir al Esposo”.

Cuando Jesús vuelva, nos dice en Juan 14:3: “Los tomaré a mí mismo para que donde yo esté ustedes
también estén”. Cuando Él regrese seremos transformados a su imagen y seremos uno.

Esta frase "los tomare a mí mismo" es la palabra paralambano, y entre sus principales
significados, se refiere a “tomar como esposa”. Denota tomar con uno mismo, de tomar una
esposa (p.ej., Mt. 1:20, 24).

En la segunda venida de Jesús a la tierra se consumarán las bodas del Cordero (Ap. 19:7) en una
unión que disfrutaremos por mil años. Cuando esos mil años finalicen, la Nueva Jerusalén, la
casa del Padre descenderá a la tierra, y viviremos y reinaremos con Cristo por los siglos de los
siglos.

La primera y la segunda venida son parte de un solo plan para que el Cordero
reciba la recompensa de su sacrificio.

VESTIDOS DE BODA
Tres formas en las que nos preparamos para ese día

1. CONTEMPLARLO (esto sucede en las cámaras del Rey. ¡Atráeme!)

• El diseño que Dios nos dejó para ser transformados a su imagen, y que en aquel día haya una
Iglesia lista y ataviada para su Hijo, es mirarlo, contemplarlo. Porque somos transformados a la
imagen de lo que contemplamos (2 Co. 3:18).

Nuestro celo debe ser despertar una Iglesia que no quite su mirada de Jesús. Este era el celo que
consumía a Pablo.

“Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo
para presentaros como virgen pura a Cristo. Pero temo que, así como la serpiente con su astucia
engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo”.
2 Corintios 11:2-3, LBLA

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios,
y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”. 1 Juan 3:1-2

2. CULTIVAR ACEITE

• En la parábola de las vírgenes de Mateo 25, vemos que lo que Jesús les reclama a las insensatas,
que no tenían aceite extra, fue que no eran conocidas.

La clave: Pobreza en Espíritu. “Todas cabecearon y se durmieron”, prudentes e insensatas.

Pero la clave fue que las prudentes conocían que eran débiles… y por eso fueron más radicales.

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• El aceite sale bajo presión. Aquello de lo que estamos llenos, sale en los momentos de dificultad.
Si nos llenamos de Cristo, su carácter saldrá en medio de la prueba.

“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto
que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera
que en nosotros ha de manifestarse”. Romanos 8:17-18

• Este es el patrón que vemos en Jesús (Lc. 26:24) y que luego experimentaron cada uno de sus
discípulos.

à Recibir una revelación viva de Jesús.

à Una vez que nos da espíritu de revelación de su belleza, nos mostrará cuánto nos es necesario
padecer por Él. Su revelación es la que nos va a sostener en medio del sufrimiento. Mantener
nuestros ojos en Él, es lo que hará que seamos transformados a su imagen.

• Hay un aceite que se desprende cuando somos fieles y caminamos con Jesús en medio las
noches oscuras de hoy, y que nos sostendrá en la hora de gran prueba que vendrá sobre
el mundo entero (Ap. 3:10).

3. VENCER LA ACUSACIÓN

• Satanas buscará acusar a esta generación para que no pueda entrar en este paradigma nupcial. La
forma en la que haremos frente a esta realidad será vestidos de lino fino, en nuestro rol de
sacerdotes día y noche:

“1 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba
a su mano derecha para acusarle… 3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba
delante del ángel. 4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo:
Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir
de ropas de gala. 5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia
sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie”. Zacarías 3:1-5

SÍ, HABRÁ UNA BODA

• La historia comenzó con una boda entre Adán y Eva, y culminará con una boda entre Jesús y la
Iglesia. El propósito del Padre siempre fue que vivamos en una relación de amor con su Hijo.

“En aquel día ella me llamará “mi esposo” en vez de “mi señor”. Lo digo yo, el Señor”. Oseas 2:16, NBV

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