QUIEN FINANCIa LA GUERRA
QUIEN FINANCIa LA GUERRA
QUIEN FINANCIa LA GUERRA
A partir de ahí, la obra realiza un análisis pormenorizado de las ayudas financieras que
recibió cada uno de los contendientes, el sistema financiero de los dos territorios, el
comportamiento de la banca y las cajas de ahorro, la financiación exterior, y los
diferentes sistemas de captación de fondos de ambos bandos en sus respectivas
sociedades. El presente artículo, dada la extensión del análisis de la obra de Sánchez
Asiain, se limita a recoger los nombres, entidades financieros o países que prestaron
dinero al Gobierno republicano o a los sublevados, sin entrar en los métodos de
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recaudación en el interior mediante suscripciones e incautaciones o responsabilidades
políticas por daños de guerra.
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asistentes que el Vaticano reconocería inmediatamente la sublevación, y apenas podía
haber dudas de que así lo harían Alemania, Italia y Portugal.
Las primeras ayudas, por tanto, al golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936
vendrían de tres fuentes fundamentales: Navarra, Juan March y Portugal, sin contar
con la inestimable ayuda de Italia, Alemania y diferentes bancos, que se analizará más
adelante. "Cada día parece más claro que sin esas tres fuentes de financiación, la
sublevación no hubiera triunfado de ninguna manera y se hubiera desmoronado en
pocas semanas", agrega Sánchez.
Hoy día es todavía imposible cuantificar cuánto dinero puso March a disposición de los
militares sublevados. Las cifras de historiadores y periodistas han oscilado entre los mil
millones de pesetas a 15 millones de libras esterlinas más la financiación de buena
parte de la intervención italiana en Mallorca.
De cualquier modo, sí está claro que ya March en los primeros días del golpe de Estado
puso a disposición del general Mola 600 millones de pesetas de la época a través de
una cartera de Valores. Así, tampoco dudó en financiación el alquiler del avión inglés
que llevó a Franco de Canarias a Marruecos y en avalar cuantos créditos fueran
necesarios para la causa franquista, no sin establecer unos intereses beneficiosos para
él y sus socios.
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pero parece también claro que España recibió petróleo de Portugal siendo también
March el financiador de esas compras"
El dinero de Juan March también sirvió para sufragar las escuálidas arcas de Falange. El
propio José Antonio Primo Rivera había afirmado en 1934 que "uno de los primeros
actos del Gobierno de la Falange será colgar al multimillonario contrabandista Juan
March". Sin embargo, 1936 el dinero de March ya fluía en las arcas revolucionarias de
los falangistas, primero a disgusto de José Antonio y después con su aprobación.
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solamente tres días después del golpe de Estado la Diputación Foral ya había hecho un
llamamiento a los navarros aplaudiendo "su patriotismo al sumarse a la causa del
movimiento salvador en defensa de la religión, la paz material y nuestras libertades
forales", tomando medidas inmediatas para "el buen funcionamiento de la sociedad
navarra al servicio de la guerra".
Aportaciones judías. A pesar de las amenazantes frases lanzadas por Radio Sevilla por
Queipo de Llano, las grandes familias judías de Melilla "destinaron cuantiosas sumas
de dinero a la causa rebelde". Franco, que estaba gestionando créditos con la banca
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judía de Tetuán y Tánger, se vio obligado a desautorizar las emisiones de Mola y el 15
de agosto de 1936 dirigió una carta al Consejo Comunal Israelita de Tetuán pidiéndoles
que no prestaran atención alguna a las emisiones antisemitas.
Italia. El autor argumenta que hay dos tipos de razones que justifican la ayuda de
Mussolini a España con la intensidad con la que lo hizo. Unas son razones de tipo
político y económico, y se refieren a la necesidad que el Gobierno italiano tenía que
dominar como fuera el Mediterráneo y, en todo caso, impedir su bloqueo mediante un
pacto hispano-francés. Las otras se refieren a la creencia de Mussolini de que su misión
en la Historia era luchar contra el comunismo. "En todo caso, también influyó el hecho
de que España ofrecía un buen campo de experimentación para el nuevo armamento",
añade el autor.
Más allá de la cuantiosa ayuda militar que Italia destinó a España en forma de aviones
Savoia, aviones de transporte Junkers-52, cazas Heinkel, armas y militares de las que,
especialmente el historiador Viñas ha dado buena cuenta, cabe destacar la ayuda
financiera como es objeto de este artículo y de la investigación de García. En este
sentido, y una vez acabada la guerra, representantes italianos y españoles, valoraron
que el total del crédito que Italia había puesto a disposición de los golpistas ascendía a
6.926 millones de liras. No obstante, el Gobierno italiano, mucho más generoso que el
alemán, propuso fijar en 5.000 millones de liras la deuda total del Gobierno español
por suministro de material de guerra de todas clases y diferentes gastos hechos hasta
el 31 de diciembre de 1939. El resto quedaba condonado. Este acuerdo fue firmado el
8 de mayo de 1940.
Cuando la petición de ayuda llegó a Hitler, los ministros del Aire, Goering, y de Guerra,
Blomberg, animaron a Hitler a prestar ayuda e involucrarse en la operación tanto "por
simpatía hacia sus planteamientos anticomunistas, como para utilizar el conflicto
español como un laboratorio para mejorar las técnicas de los ejércitos alemanes".
Goering también recordó a Hitler que, a cambio de los aviones, Alemania podría
obtener de España los minerales que tanto necesitaba.
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De tal manera que la intervención alemana en la Guerra Civil española, dice el autor,
no puede entenderse sin tener en cuenta la política de aprovisionamiento de materias
primas, especialmente de minerales aplicados a las necesidades de la guerra. Sobre
esta base, los rebeldes firmaron con Hitler el 20 de marzo de 1937 un Protocolo de
Amistad. Las operaciones entre ambos países durante la guerra fueron múltiples, todas
con "olvido sistemático" de las opiniones españolas imponiéndose en todo momento
el deseo alemán.
Una parte considerable de la deuda que España contrajo con Alemania fue pagada por
compensación, es decir, con exportaciones españolas a Alemania, sobre todo de
minerales. Una vez terminada la guerra Alemania fijó la deuda en 372 millones de
marcos, incluyendo el coste de la Legión Cóndor, que los alemanes cifraron en 99
millones de marcos. No obstante, la dictadura de Franco y la de Hitler jamás llegaron a
un acuerdo para calcular el importe de la deuda aunque sí que encontraron una
solución política de entendimiento mutuo para demorar el problema firmado en 1941
que permitía a los alemanes hacer compras en España sin pagar su importe. "Y
minerales, aceite y naranjas, entre otras cosas, fueron enviados a Alemania sin generar
divisas para la economía española".
Société de Banque Suisse. Concedió otro crédito de hasta un millón de libras esterlinas
el 20 de octubre de 1938.
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de los sublevados un crédito de hasta 125 millones de liras el 20 de noviembre de 1937
alcanzando un total de 300 millones de liras en 1939.
La obra aporta varios ejemplos de boicot de la banca a la República. Entre ellos figuran
los británicos Midlang Bank; Barclays, que llegó a justificarse en la "política de la
monarquía" inglesa para boicotear a la República; el Martin's Bank o el British
Overseas Bank; entre los estadounidenses: Chase, Guarantee Trust o Amalgamted
Bank. "Así pues, la República no pudo servirse de Wall Street, ni de la City de Londres,
porque desde el principio de la guerra ambos mercados le fueron abiertamente
hostiles, a pesar de que había cumplido rigurosamente con todas sus obligaciones
financieras internacionales", señala el autor José Ángel Sánchez.
La venta del oro del Banco de España. Negado el crédito internacional, la principal
fuente de financiación de la República partió de las reservas de oro que había en el
Banco de España, con sede en Madrid. Según los cálculos del historiador Ángel Viñas,
el 18 de julio de 1936 el Banco de España poseía 708 toneladas de oro fino, de las
cuales 638 se conservaban en Madrid, 53 en la sucursal de Mont de Marsan del Banco
de Francia y el resto en manos de corresponsales. El valor en dólares era de 718
millones, lo que excluida la URSS, colocaba a España en cuarto lugar en el ranking de
los países occidentales, en relación con el volumen de sus reservas, detrás de Estados
Unidos, Francia y Reino Unido.
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La contrapartida en divisas que recibió España por la venta de oro ascendió a 3.922
millones de francos
Desde el 18 de julio y hasta enero de 1937, el Banco de España había suscrito con el
Tesoro nueve convenios de préstamo por un total de 290 millones de pesetas valor
nominal oro. Estos convenios de préstamos se habían traducido en 12 operaciones de
venta de oro amonedado o en barras por un total de 580 millones de pesetas valor
nominal oro, lo que equivalía a 168,4 toneladas de oro fino. Todas con destino al
Banco de Francia. La contrapartida en divisas que recibió España por la venta de oro
ascendió a 3.922 millones de francos.
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las familias de los caídos y el adiestramiento en la Unión Soviética de especialistas para
el ejército popular. Hasta que el oro se agotó, y con él la práctica totalidad de la
posibilidad de financiarse de la República. "En resumen, de las 638 toneladas de oro
fino disponibles en Madrid a 18 de julio de 1936, más de dos terceras partes se
enviaron a Rusia y fueron adquiridos por el Gosbank. La mayor parte del tercio
restante se vendió en Francia. En conjunto la República ingresó más de 600 millones de
dólares", escribe el autor. La investigación de Ángel Viñas al respecto confirmó que la
República había gastado absolutamente todo el oro disponible, por lo que en la URSS,
primero, y después en Rusia, no quedaba ni un lingote español. Su investigación
concluía que en Rusia no quedaba oro español, que los rusos no parece que estafaran
a España, pero que cobraron por todos los servicios y que el oro se vendió en Moscú,
pero sólo una parte se gastó en la URS, en la medida en la que millones de dólares se
transfirieron a París.
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