Articulo Leucoencefalopatía Multifocal Progresiva
Articulo Leucoencefalopatía Multifocal Progresiva
Articulo Leucoencefalopatía Multifocal Progresiva
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0375-07602021000300017
Rev Cubana Med Trop vol.73 no.3 Ciudad de la Habana sept.-dic. 2021 Epub 01-Dic-2021
Centro Hospitalario del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK). La Habana, Cuba.
2
Centro Internacional Restauración Neurológica (CIREN), Departamento de Medios Diagnósticos.
La Habana, Cuba.
INTRODUCCIÓN
JC es un virus distribuido en todo el mundo y afecta más del 50% de la población mundial. La
infección por el virus JC, se produce en la infancia; es en general asintomática y el virus queda
latente en parénquima renal, médula ósea y tejido linfoide. En condiciones de inmunodepresión,
el virus se replica y adquiere potencial neuropatógeno.3
Desde el año 1983, y en relación con la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH),
aumentaron los pacientes con LMP constituyendo el 4% de los casos neurológicos asociados a VIH,
sobre todo en pacientes severamente inmunosuprimidos, con conteo de linfocitos T CD4 inferiores
a 200 células/mm3.5) Sin embargo, en las últimas décadas se ha descrito una variante de LMP
asociada a medicamentos inmunomoduladores y también en pacientes con neoplasias,
enfermedades inflamatorias y autoinmunes como artritis reumatoide y lupus eritematoso
sistémico, con una mortalidad del 75 %. En estos casos, los pacientes presentan manifestaciones
neurológicas que resultan complicadas de diferenciar entre las propias producidas por las
enfermedades autoinmunes o por una posible LMP, esto conlleva al retraso en el diagnóstico y por
lo general, a la muerte del paciente.6
Los síntomas clínicos de LMP, dependen del lugar dañado en el sistema nervioso central. Las
regiones frontales y parieto-occipitales son las que más se afectan y la lesión en fosa posterior, es
solo descrita en el 34 % de los casos.1
Se reporta un paciente con diagnóstico de infección por VIH/sida asociada a LMP cerebelosa; con
el objetivo de orientar sobre la posibilidad diagnóstica de LMP ante manifestaciones neurológicas
de pacientes inmunodeprimidos.
La leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) es una enfermedad de etiología viral (virus JC,
Papovavirus), que afecta de forma subaguda o crónica la sustancia encefálica provocando una
desmielinización progresiva de ésta. Se observa en pacientes jóvenes, portadores de
enfermedades inmunosupresoras (infección por VIH etapas finales, enfermedades
linfoproliferativas, tratamientos inmunosupresores, etcétera)(1).
La enfermedad fue descrita inicialmente en 1958 por Astrom, Mancall y Richardson en dos
pacientes con leucemia y otro con enfermedad de Hodgking(2). En 1959-1961, se plantea una
hipótesis viral para la LMP(3,4). En 1971 se identifica el virus como perteneciente al género
polioma, familia papovaviridae, y se le asigna la sigla JC (iniciales del paciente en donde fue
descrito el virus)(5).
Desde el año 1983, y en relación a la infección por VIH, proliferan los casos de LMP
constituyéndose en 4% de los casos neurológicos asociados al VIH en estadio sida especialmente,
con CD4 inferiores a 200 elementos/mm3(6).
JC es un virus ampliamente distribuido en todo el mundo. Han sido bien identificados siete
genotipos del virus JC cuyos genomas difieren en 1% a 3%.
En caso de negatividad de las técnicas de biología molecular para este virus, virus de Epstein Barr
(vinculado al linfoma primario) y VZ en líquido cefalorraquídeo (LCR) y ante la perspectiva de estar
delante de una enfermedad tratable en un paciente con aceptable estado general, se practica
biopsia cerebral estereotáxica para establecer un diagnóstico definitivo(13). El pronóstico de LMP
es sombrío y no existe tratamiento eficaz hasta el momento; sí lo tiene la encefalitis por VZ y con
menor impacto es posible intentar algún procedimiento si se trata de un linfoma(10).
Se presenta el caso clínico de un paciente portador de LMP (paciente en estadio sida) a cuyo
diagnóstico se llegó mediante biopsia estereotáxica luego de proceder al estudio exhaustivo del
LCR.
La leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) como complicación en el SIDA está causada por
el virus JC, del género Polyomavirus. Se trata de una infección oportunista en el sistema nervioso
central que destruye las células productoras de mielina1. Los síntomas son diversos e incluyen
deterioro mental, pérdida de la visión, perturbaciones del habla, ataxia, parálisis, lesiones
cerebrales, y por último, coma. También se ha indicado la presencia de memoria y cognición
alteradas, pudiendo existir convulsiones.
El tratamiento indicado se basa en la mejora del estado inmunológico del paciente mediante el
propio tratamiento antirretroviral3-5, si bien es cierto que también se han empleado otras terapias,
como el arabinósido de citosina, con escaso éxito4.
De acuerdo con la mayoría de los informes, las tasas de mortalidad de personas con VIH y LMP han
caído drásticamente de cerca del 90 % a cerca del 50 %. La enfermedad suele durar varios meses y
el 80 % fallece dentro de los primeros 6 meses3, aunque se han notificado casos de mejoría
espontánea. Aún en el caso de las personas que tienen LMP sin SIDA, el pronóstico sigue siendo
sombrío.
La labor del médico de familia es esencial a la hora de identificar enfermedades oportunistas
típicas de la infección por VIH. A nivel respiratorio, destacamos la neumonía por Pneumocystis
jirovecii, la tuberculosis (también extrapulmonar) y las neumonías bacterianas recurrentes.
Particularmente, la infección por Pseudomonas se asocia frecuentemente a inmunosupresión con
niveles de CD4 < 50/μl6. Otros cuadros que debemos recordar son las candidiasis recurrentes, la
retinitis por citomegalovirus, la toxoplasmosis cerebral, el sarcoma de Kaposi… todas ellos
incluidos en los criterios CDC de la infección por VIH.
CASO CLÍNICO
Con estos elementos se ingresa en centro hospitalario para investigación clínica, diagnóstica y
tratamiento oportuno.
Imagen por resonancia magnética (IRM) de cráneo (Fig.): se realizaron secuencias T1 y FLAIR axial
(significado en inglés: Fluid-Alternated inversión recovery) y T2 sagital con cortes de 6 mm donde
se observa marcado engrosamiento en seno maxilar izquierdo y en celdas etmoidales izquierdas.
Presenta aumento de la amplitud de las folias cerebelosas en relación con atrofia cerebelosa
provocando leve dilatación compensadora del 4to ventrículo.
Fig Imagen por resonancia magnética de cráneo, secuencia FLAIR en plano axial A-C.
Evolución
Teniendo en cuenta las características clínicas, neuroimagen (IRM), la presencia de virus JC en LCR
confirmado por PCR y la infección demostrada de VIH; se realiza diagnóstico de LMP, como forma
de debut clínico de VIH, se comienza con terapia antiretroviral, logrando controlar carga viral de
VIH y recuperación inmunológica en los tres meses posteriores al diagnóstico, en los cuales, no
hubo mayor progresión de la LMP.
Diagnóstico
En el paciente que se ha presentado, tampoco hubo evidencias de lesiones en la TC, por tanto, es
importante destacar, que estos pacientes pueden tener lesiones orgánicas con TC de cráneo
negativas, debido a que la TC posee mayor sensibilidad para lesiones coalescentes de gran
tamaño; las lesiones de pequeño tamaño, como las producidas en LMP, no producen efecto de
masa y por tanto es difícil su observación mediante TC.
El caso presentado, evidencia una forma de presentación atípica de LMP, con afectación de fosa
posterior (cerebelo y de tallo encefálico). Para el diagnóstico, resultaron positivos los tres
elementos que constituyen la triada diagnóstica: las características clínicas con neuroimagen (RM)
sugerente y un PCR para virus JC, positivo en el LCR.
A modo de conclusión, LMP debe incluirse en el diagnóstico diferencial en todo paciente con
manifestaciones neurológicas de afectación en fosa posterior y estudiar causas de
inmunosupresión subyacente. La localización cerebelosa es infrecuente, pero puede observarse en
aproximadamente el 10 % de los casos. La triada de características clínicas, neuroimagen
sugerente y aislamiento del virus en el LCR, conforman los criterios diagnósticos.