MAGISTRADA PONENTE Recursos de Apelación
MAGISTRADA PONENTE Recursos de Apelación
MAGISTRADA PONENTE Recursos de Apelación
Como tercera denuncia, afirmó que “en el lapso legal correspondiente; la parte
demandada, consignó escrito de contestación a la demanda y promoción de pruebas, y en
el mismo se indicó fehacientemente cuál era el objeto de la prueba y que (sic) pretendía
demostrar con cada uno de los medios de pruebas que se ofrecieron en dicho escrito, sin
embargo la recurrida omitió reflejarlo de la forma y manera como fueron ofrecidos tales
medios de pruebas por la parte demandada, violando de esta manera normas de orden
público, y cercenando el derecho a la defensa, en consecuencia es necesario que se
verifique esta violación a mis derechos constitucionales al debido proceso y a la defensa,
ante la falta de pronunciamiento de un tribunal superior porque el tribunal agraviante
decidió que el pronunciamiento sobre el particular, se produciría en la definitiva. En el
escrito de contestación a la demanda, así como en el escrito de promoción de pruebas,
muy a pesar de que en la misma audiencia oral se hizo hincapié, y vehemencia con
relación a este particular, lo cual fue cercenado por la recurrida, lo que acarrea la
Nulidad Absoluta de la Fase de Sustanciación por Violación, se insiste en ello, de los
Derechos Constitucionales al Debido Proceso y a la Defensa, e igualmente se dejo (sic)
expresa constancia que la parte Actora en su oportunidad NO PRESENTO (sic) NI
PROMOVIO (sic) PRUEBAS, sin embargo la recurrida menciona en el acta cuáles son las
pruebas que ofrece la parte Actora, siendo esto un contrasentido ya que se puede verificar
que no Ofrecieron Medios Probatorios dentro del plazo de ley con indicación de que (sic)
pretendían probar con cada medio de prueba”.
Por último, como cuarta denuncia, alegó que “…en la presente causa, el tribunal
agraviante en la FASE DE SUSTANCIACIÓN, PROCEDERÁ A NOMBRAR PARTIDOR,
de acuerdo a lo que decidió en la Audiencia, como se desprende del Acta de Audiencia
correspondiente y conforme lo convocó en su mencionado Auto del Nueve (09) de
noviembre de Dos Mil Once (2.011) y ya está ejecutando la referida inconstitucional
decisión, conforme se desprende del mencionado oficio dirigido al presidente de la
Sociedad de Tasadores de Venezuela (SOITAVE), a lo cual nos opusimos, ya que tal
decidida designación es nula de nulidad absoluta, ya que eso le corresponde al Tribunal
de Juicio, una vez que dicte la Sentencia que corresponda, en consecuencia, vemos pues
que el tribunal agraviante no es el Juez Natural para hacer tal designación, toda vez que
su función en la Fase de Mediación se centra únicamente en verificar si los medios de
pruebas ofrecidos tienen la licitud necesaria, conforme a lo que se pretende probar, y la de
verificar Vicios Procesales, en consecuencia solicitamos se restablezca de inmediato la
situación jurídica constitucional infringida, que constituye, además de la señalada
violación del principio del Juez natural expresado, una grave subversión del proceso y por
consiguiente, una grave violación de los derechos constitucionales al debido proceso y a la
defensa, que ANULE, POR LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS
CONSTITUCIONALES EXPRESADOS, tanto la decisión del tribunal agraviante de
designar partidor en el juicio de partición en el que se produjeron las violaciones
constitucionales denunciadas, como la convocatoria a la designación del partidor y se
remita al presidente de la SOITAVE, un oficio notificándole del restablecimiento de la
situación jurídica constitucional lesionada por el tribunal agraviante”.
Que “…de conformidad con lo dispuesto por el artículo 778 del Código de
Procedimiento Civil (Código de Procedimiento Civil) vigente en Venezuela, aplicable por
remisión expresa del artículo 452 de Ia Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes (LOPNNA), y tomando en consideración además que la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo (LOPT), que es el otro instrumento legal supletorio en materia de
menores, de acuerdo al texto del mencionado artículo 452 de la LOPNNA, nada dispone en
materia de partición; se dispone (en el artículo 778 del CPC) que (…omissis…).
Y que, aun cuando “…consta sin duda razonable que la parte demandada, es decir,
mi persona, hizo una clara oposición a ‘la partición en el escrito de contestación a la
demanda, en la Audiencia preliminar y posteriormente, en el escrito de apelación
introducido, que controvertimos eI carácter de comunera de la demandante tantas veces
mencionada y por consiguiente, NO tiene cuota alguna que reclamar y, cuestionamos
decididamente que se haya presentado ‘instrumento fehaciente’ que acredite la existencia
de la comunidad, por el contrario, fui yo, la parte demandada que por medio de mi
representación judicial, presenté ‘instrumento fehaciente’ de la extinción de dicha
comunidad, AÚN Así, el Tribunal agraviante subvirtiendo el orden del proceso (y por
consiguiente el debido proceso y el derecho a la defensa) y violando el derecho
constitucional al Juez natural (ya que esa decisión le corresponde legalmente a otro juez),
decidió que se designaría partidor y convocó su designación para el pasado Veintiocho
(28) de noviembre de Dos Mil Once (2011), oportunidad en la cual difirió su designación
hasta contar con una propuesta al respecto, ante lo cual produjo el Oficio dirigido al
presidente de la SOITAVE, varias veces mencionado y cuya NULIDAD se solicita de modo
expreso, y su sustitución por otro oficio, en el cual se le participe al presidente de la
SOITAVE, el restablecimiento de la situación jurídica constitucional lesionada por el
tribunal agraviante”.
Finalmente, como petitorio señaló que “por los razonamientos, argumentos y
solicitudes esgrimidas, solicitaba que la presente Acción de Amparo Constitucional se
declare con lugar con todos los pronunciamientos de ley y se restablezca inmediatamente
la situación jurídica lesionada por el Tribunal agraviante, declarando la NULIDAD todo
el Juicio de Partición intentado por la ciudadana MARIA CARRASQUEL en mi contra
o, en su defecto y subsidiariamente, solo (sic) para el caso de que ese Tribunal actuando
en Sede Constitucional, considere improcedente o improponible mi pedimento anterior
QUE SE ORDENE IMEDIATAMENTE al Tribunal agraviante, LA SUSPENSIÓN
DEL JUICIO EN GENERAL Y EN PARTICULAR, DE LOS TRAMITES
CONDUCENTES A LA DESIGNACIÓN DEL PARTIDOR, como medida cautelar
innominada procedente en las Acciones de Amparo Constitucional, de conformidad con lo
dispuesto por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en su Sentencia del
Veinticuatro (24) de marzo de Dos Mil (2.000), caso: Corporación L' Hotels C.A., hasta
que sean resueltas las apelaciones contra las decisiones del Tribunal agraviante tomadas
en la Audiencia de la Fase de Sustanciación de la Audiencia Preliminar y contra el Auto
dictado por el mismo Tribunal agraviante en fecha Veinticinco (25) de noviembre de Dos
Mil Once (2.011), a cuyo efecto solicito se le impartan al tribunal agraviante las órdenes y
disposiciones correspondientes y conducentes al restablecimiento de las situaciones
jurídicas constitucionales lesionadas y que solicite al mencionado Tribunal agraviante el
original o copia certificada de todo expediente judicial en el que se produjeron las
violaciones constitucionales denunciadas, a los fines de su constatación con el instrumento
referido, en original o copia certificada, lo cual también puede decidir ese Tribunal
Superior, actuando en Sede Constitucional, en ejercicio del poder cautelar general del que
está dotado todo Juez de la República. A LOS FINES INDICADOS, ANEXO COPIA
SIMPLE TODO EL EXPEDIENTE EN EL CUAL SE HAN PRODUCIDO LAS
VIOLACIONES CONSTITUCIONALES DENUNCIADAS y notifico que no se anexan
copias certificadas, por cuanto el como (sic) el Tribunal agraviante ya se negó a certificar
las copias simples que fueron consignadas para la apelación y continúa sin pronunciarse
sobre mi última apelación ejercida por medio de mi representación judicial, es previsible
que se niegue a certificar copias en una nueva solicitud, o como mínimo, demore el trámite
de certificación, de tal manera que haga imposible o inútil su objeto”.
II
DEL INFORME DEL JUEZ SEÑALADO COMO AGRAVIANTE
III
ALEGATO DEL TERCERO COADYUVANTE
Por escrito presentado ante el a quo, los abogados Dámaso Peña García y Ricardo
De Armas Massaguer, actuando como representantes de la ciudadana María Elena
Carrasquel Pino, se opusieron a la admisión de la presente acción de amparo constitucional
por ser “impertinente e inadmisible”, toda vez que el accionante en amparo asistió a la
audiencia preliminar con el propósito de hacer ver que había presentado pruebas que iban a
ser útiles, oportunas y precisas para demostrar en el juicio que no se ha podido celebrar;
que son las mismas pruebas que se presentaron oportunamente con la solicitud de partición
iniciada en la sede de los Juzgados de Primera Instancia Civil, Mercantil y Bancario del
Área Metropolitana de Caracas, y que a la postre el accionante hoy a través de sus
apoderados inicia el conflicto de competencia, “una vez migrado a la jurisdicción de
LOPNNA, es admitida nuevamente la solicitud y las pruebas que como se dijo
anteriormente ante su contraparte las presentan nuevamente”.
Que la parte actora, hoy accionante, “APELA al acta que suscribió oportunamente
en fecha 03 de noviembre de 2011 y el 09 de noviembre de 2011 el supuesto Tribunal
infractor oye la apelación, es así entonces que la hoy incoante presenta el día 15 de
noviembre de 2011 fotostatos ante el tribunal para su certificación y envió a un Tribunal
Superior; que en este mismo orden de sucesos el hoy demandante nuevamente apela del
auto de fecha 25 de noviembre de 2011, donde se acordó librar boleta de notificación a
SOITAVE, Sociedad de Tasadores de Venezuela, y el 15 de diciembre le es escuchada
nuevamente la apelación”.
Que esa representación observa con asombro y cuestiona cómo es que se acciona a
través de un amparo constitucional, si cursa un proceso por la vía ordinaria, donde se
solucionarán sus divergencias y disconformidades en la Audiencia de Juicio, y que aún no
se ha decidido, estableciéndose así que no se le ha cercenado en ningún momento sus
derechos y garantías constitucionales.
Que debe declararse inadmisible la presente acción, “ya que está en curso y
desarrollo un proceso ordinario, lo que constituye una vía idónea y que le cercena al
accionante la posibilidad de utilizar la vía extraordinaria constitucional, en esta temeraria
acción por parte del reclamante, es que se ven en la obligación de pedir que se condene en
costas y sea desechada la presente solicitud de amparo”.
IV
DE LA SENTENCIA OBJETO DE APELACIÓN
El Tribunal Superior Cuarto de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción
Internacional, por decisión del 23 de enero de 2012, declaró parcialmente con lugar la
acción de amparo constitucional incoada. Para ello señaló como punto previo lo siguiente:
“Antes de proceder esta sentenciadora a motivar las razones que precederán
la emisión del dispositivo del presente fallo, considera importante y necesario con
base al principio de la unidad del fallo, justificar las razones por las cuales se le dio
trámite a la presente acción de Amparo Constitucional, ello en virtud de no haberlo
hecho en el auto de admisión dictado por este Tribunal Superior Cuarto de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes actuando en Sede Constitucional en
fecha 16 de diciembre de 2011; para ello se debe precisar que el hoy accionante en
amparo constitucional, en fecha 07 de noviembre de 2011, ejerció tempestivamente
recurso ordinario de apelación contra sentencia (sic) interlocutoria dictada en fecha
03 de noviembre de 2011, por el Juez del Tribunal Duodécimo de Primera Instancia
de Mediación, Sustanciación y Ejecución de este Circuito Judicial, en la que declaró
que no había cosa Juzgada.
Ahora bien, siendo que en relación a la interposición del referido recurso el
Tribunal presuntamente agraviante oyó apelación en un solo efecto, de conformidad
con lo establecido en el artículo 488 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes, dejando constancia en el auto de fecha 09/11/2011 que dicha
apelación tendría trámite diferido, es decir que la misma se gestionaría una vez que
existiera un pronunciamiento definitivo en relación al procedimiento de Partición de
Comunidad de Gananciales.
En este sentido, es importante traer a colación el contenido de la norma
supra invocada, la cual es del tenor siguiente:
(…)
De la norma trascrita se desprende, que si la sentencia es interlocutoria y
pone fin al procedimiento debe oírsele el recurso de apelación en ambos efectos,
caso contrario tiene apelación en un solo efecto, tal como es el caso que aquí se
plantea en la que el juez presunto agraviante al considerar que no existía Cosa
Juzgada oyó apelación en un solo efecto de conformidad con lo previsto en el
artículo 488 ejusdem, actuación ésta que del todo se ajusta al mandato de la Ley
especial que rige esta materia de protección; actuación que en estricto orden legal
también se ajusta a lo establecido en el artículo 357, numeral 9 del Código de
Procedimiento Civil, según el cual declarada la cosa juzgada Sin Lugar se oirá
apelación en un solo efecto.
A los efectos de aportar mayor claridad sobre lo relativo a las apelaciones de
sentencias interlocutorias que no pongan fin al procedimiento en esta jurisdicción de
niños, niñas y adolescentes antes referido, es oportuno traer a colación, aún cuando
se trate básicamente a la admisibilidad del Recurso de control de la Legalidad, la
Sentencia N° 1.188 de fecha 21/11/2011, emitida por la Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia, con Ponencia del Magistrado JUAN RAFAEL
PERDOMO, Asunto N° AA60-S-2011-000819, de la misma se extrae lo siguiente:
Sobre la admisibilidad del recurso de control de la legalidad cuando la
decisión dictada por el Juzgado Superior de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes es una sentencia interlocutoria esta Sala de Casación Social, en
decisión N° 972 de fecha 9 de agosto de 2010, estableció que:
(…)
Dado lo anterior, a criterio de quien suscribe, aún cuando existía un recurso
ordinario de apelación interpuesto, debidamente oído a un solo efecto, en los
términos del artículo 488 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, en este caso concreto se observó que una de las pretensiones del
accionante estaban (sic) referidas a la cosa juzgada -institución jurídica protegida
constitucionalmente-, en este sentido, si bien se ejerció el recurso ordinario, éste no
era la vía más expedita para evitar un posible agravio de orden público
constitucional toda vez que su trámite procesal es de manera diferida; por tal motivo
este Tribunal Superior consideró, en aras de garantizar la sanidad del proceso,
admitir y entrar al fondo del asunto debatido, analizando en su totalidad las
actuaciones efectuadas; a tal efecto, en el auto de admisión del presente amparo,
esta Superioridad, solicitó al a quo copia certificada del asunto principal.
En otro orden de ideas, es importante destacar que de la minuciosa revisión de las
actas se observó que el asunto principal de partición de bienes de la comunidad
conyugal, llegó a este Circuito de Protección por declinatoria de Competencia que
en fecha 15 de diciembre de 2010, hiciera el Tribunal Noveno de Primera Instancia
en lo Civil, Mercantil, Transito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y cuyo número original era N° AP11-F-2010-000301, ello
a solicitud de la parte demandada en ese juicio y hoy accionante en Amparo
Constitucional en fecha 29 de noviembre de 2010. Dicho asunto fue admitido por
aquel Tribunal de Primera Instancia Civil en fecha 22/06/2010 y dictó sentencia
declarativa del derecho el 29 de noviembre de 2010 en los siguientes términos:
‘…
Decisiones éstas que comparte esta Juzgadora, de conformidad con lo
dispuesto en el articulo (sic) 321 del Código de procedimiento Civil, y la aplica al
caso nos ocupa, visto que el demandado en su oportunidad procesal para dar
contestación a la demanda, no discutió el dominio común sobre los bienes, ni la …
ni mucho menos el carácter con que actúa la parte actora en el este proceso de
partición, limitándose únicamente a solicitar la Perención de la Instancia.-
A mayor abundamiento cabe destacar que el juicio de partición está
consagrado como un juicio especial por algunas variantes que presenta con respecto
al juicio ordinario, es así, como se infiere que la contradicción o negación sobre el
dominio común de los bienes señalados por el actor como partibles, o la ….. sobre
el carácter o cuota de los intereses, es lo que trae como consecuencia que el proceso
entre e fase de juicio ordinario, pues de lo contrario cada actuación procesal de
rechazo, de contestación genérica o específica, no referida a los supuestos up supra,
deben considerarse actos de aceptación a los efectos del proceso de Partición
Especial contenido en el artículo 778 del Código de Procedimiento Civil,
adecuándose todo lo anteriormente dicho al caso de marras, toda vez que no hubo
contestación en la forma como está prevista en nuestro Código Adjetivo, trayendo
como consecuencia no objetados, ni contradichos los bienes de la comunidad
señalados por la arte (sic) actora en su libelo de demanda, ni muchos menos los
porcentajes o cuotas que le corresponden (sic) a cada uno, quedando así por
Concluida la Fase Cognoscitiva en el presente juicio. ASÍ SE DECIDE.-
Como consecuencia de la anterior declaratoria, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 778 del Código de Procedimiento Civil, se fija para el
décimo (10°) día de despacho siguiente a la constancia en autos de la práctica de la
última notificación que de las partes se haga, para que comparezcan por ante este
despacho a la diez de la mañana (10:00 a.m,) a fin de que se lleve a cabo el acto de
designación del partidor, con el objeto de la partición de los siguientes bienes
inmuebles y muebles:………..”.
V
FUNDAMENTO DE LA APELACIÓN
Por escrito recibido el 6 de marzo de 2012, el abogado Héctor José Galarraga
Giménez, en su carácter de apoderado judicial del ciudadano Mario Arnoldo Gámez
Schirripa, presentó escrito contentivo del fundamento del recurso de apelación ejercido
contra la sentencia señalada up supra; en tal sentido expuso: “…de conformidad con lo
previsto por el artículo 48 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales (LOADC), solicito la nulidad de la referida sentencia dictada por el
Tribunal Superior Cuarto (4°) de Menores de Caracas y el pronunciamiento de esa
Honorable Sala Constitucional sobre el fondo del amparo constitucional intentado, por
cuanto la ciudadana Jueza Superior NO decidió conforme a la pretensión deducida NI
(sic) de acuerdo a las excepciones o defensas opuestas, y la sentencia en referencia
contiene ultrapetita”.
Así las cosas, continuó explicando lo siguiente:
En efecto, ciudadanos magistrados, la ciudadana Jueza Superior, en la sentencia
apelada, recaída sobre la acción de amparo constitucional intentada por mi
representado, anula todo lo actuado por el ciudadano Juez Duodécimo (12°) de
Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del
mismo Circuito Judicial, POR RAZONES DISTINTAS A LAS ALEGADAS
POR EL ACCIONANTE, pero sin hacer la mas mínima mención del fundamento
del descarte o desecho de esas razones alegadas por el accionante, como NO sea que
son razones de orden público, pero es que resulta, que toda la materia de amparo
constitucional y de protección de derechos y garantías constitucionales, es de orden
público.
Además, y constituye uno de nuestro alegatos de mayor y fundamental importancia
sobre el pretendido fundamento sobre el fondo de la decisión apelada, y la base de
mi alegato de ultrapetita, la ciudadana Jueza Superior ordena al tribunal agraviante
(ya que declaró parcialmente con lugar el amparo) que plantee un conflicto negativo
de competencia, por ante la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, con el
Tribunal Noveno (9°) en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Es el caso, ciudadanos magistrados, que el conflicto de competencia que ordena la
juez superior decisora del amparo constitucional, es INEXISTENTE, por cuanto, en
su oportunidad correspondiente, el mencionado Tribunal Noveno (9°) declinó, en
decisión de fecha Quince (15) de diciembre de Dos Mil Diez (2.010), su
competencia en un Tribunal de menores, competencia que fue aceptada, también en
su oportunidad correspondiente, por el Tribunal Duodécimo (12°) de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Área Metropolitana
de Caracas, posteriormente autor de agravios constitucionales en contra de mi
representado.
Expuesto lo anterior, es necesario precisar que tal orden impartida por el tribunal
superior de menores al tribunal de menores de primera instancia agraviante,
constituye el fundamento medular de la decisión apelada, y pretende fundamentarse,
en que el tribunal superior civil, con el que ordena plantear el conflicto negativo de
competencia, ya había declarado procedente la partición, objeto del juicio de fondo
en el que se generaron los agravios constitucionales que dieron origen a su vez a la
acción de amparo ejercida por mi representado.
Vale observar, a este respecto, que nosotros, la parte accionante en amparo y
apelante, alegamos la violación de la cosa juzgada, PERO entre la partición
amigable concretada por las partes en su oportunidad y la decisión del tribunal
agraviante de proceder a la partición, decisión esta que se dedujo de su convocatoria
a la designación del partidor, NO con la decisión del Tribunal Noveno (9°) Civil,
como lo plantea la Jueza Superior Cuarta (4°). Y es que la Jueza Superior en
referencia, plantea una cosa juzgada inexistente y NO se pronuncia sobre la alegada
en el amparo intentado, por cuanto, aunque la parte actora en la demanda de fondo,
apeló en su oportunidad y dicha apelación le fue negada porque lo procedente era un
recurso de regulación de competencia, dicha parte actora en la demanda de fondo,
que actuó como tercera (3°) interesada en la acción de amparo constitucional contra
sentencia intentada, en defensa de sus derechos, NI ejerció recurso de regulación de
competencia, NI ejerció recurso de hecho, que era el recurso procedente ante la
negativa a oir su apelación, lo que hizo fue continuar con su acción y actuar en el
juicio por ante el tribunal de menores, hoy agraviante.
Aún en referencia a este trascendental punto, es indispensable precisar que el
tribunal superior decisor parece ignorar: 1) el hecho del que las apelaciones de las
partes se pueden desistir y que la parte actora de la demanda de fondo, tercera
coadyuvante el amparo, incurrió en un desistimiento tácito de la apelación por ella
ejercida sobre la declinatoria de competencia planteada por el Tribunal Noveno (9°)
Civil, al NO tramitarla o insistir en ella por medio de un recurso de hecho, 2) que la
cosa juzgada, pese a su importancia y con algunas excepciones que NO aplican en
el presente caso, puede ser modificada por las partes, aún en etapa de ejecución de
sentencia, situación que, en sus efectos, se asemeja a NO alegar e insistir en la
existencia de cosa juzgada la cosa juzgada por lo que NO podía el Tribunal Superior
decisor pronunciarse sobre una cosa juzgada NO alegada por ninguna de las partes y
dejar de pronunciarse sobre la cosa juzgada alegada por la parte actora. Incurre el
Tribunal Superior en Ultrapetita, al declarar una cosa juzgada NO alegada por nadie
y en incongruencia negativa, al no pronunciarse sobre la cosa juzgada alegada por la
parte accionante en el amparo.
Sobre la cosa juzgada que en realidad se materializó, que es la alegada por la parte
accionante en el amparo, necesario es recordar que intentamos Dos (2) veces que se
resolviera por medio del recurso ordinario de apelación, pero NO fue posible
obtener, por esa vía ordinaria, la corrección del agravio constitucional, violatorio del
derecho contemplado en el numeral 7 del artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. ¿No constituye ahora, una clara violación
de la tutela judicial efectiva, el que el tribunal superior decisor del amparo NO
se pronuncie sobre nuestro alegato de cosa juzgada, por Haber sido alegado
por vía de amparo constitucional, cuando fue materia anteriormente, de Dos
(2) recursos ordinarios de apelación?, por supuesto que sí, por lo que alegamos
la violación del derecho a la tutela judicial efectiva de mi representado por
parte de la Jueza Superior Cuarta (4) de Menores de Caracas.
Además, hace la ciudadana Jueza una extensa exposición sobre la competencia por
la materia y el derecho al Juez natural, este último, de paso, denunciada su violación
por mi representado, por medio de su representación judicial, y NO por la tercera
interesada en el amparo, lo cual constituye, de nuevo, Ultrapetita, en el caso de la
tercera coadyuvante, ya que NO lo alegó y vicio de incongruencia positiva.
Pretende respaldar la referida jueza su exposición con una sentencia del Tribunal
Supremo de Justicia que declaró nula una decisión adoptada por un tribunal
incompetente por la materia, PERO, a este respecto, es necesario considerar que,
mas que competencia por la materia, los jueces de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes (genéricamente conocidos como menores), están dotados de un fuero
atrayente que hace que, en cualquier relación jurídica en la que estén involucrados
menores de edad, la competencia le corresponda a los tribunales de menores. Así, si
de un menor trabajador se trata, por ejemplo, demandará por ante su fuero especial
protector: Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes; y NO por ante un
tribunal laboral ordinario.
Es por lo expuesto que considero que el análisis que hace la ciudadana Jueza
Superior sobre la competencia, el juez natural y nulidad de sentencia por
incompetencia, en base a criterios exclusivamente procesales y de competencia
ordinaria, NO toma en consideración el fuero especial protector de los tribunales de
menores, a tal punto de que tampoco se pronuncia, en la decisión apelada, sobre
medidas de protección que solicitamos en nuestra acción de amparo ,para los
adolescentes hijos de mi representado y de la tercera interesada en el amparo, lo
cual hace incurrir el fallo apelado de nuevo en el vicio de incongruencia negativa.
Dichas medidas se le solicitaron por cuanto en la acción de partición intentada por la
tercera interesada en el amparo, convino en un pacto de cuota Iitis con uno de los
abogados que integra su representación judicial, lo cual podría comprometer el
derecho de sus hijos menores de edad a ser mantenidos y asistidos por su madre, tal
y como lo establece el artículo 76 del Texto Constitucional Venezolano, y además,
se pretende incluir en la demanda de partición intentada, la casa en la que viven los
hijos menores de la ciudadana demandante en partición y tercera interesada en el
amparo; y cuya guarda y custodia corresponde a su padre, demandado en partición y
accionante en amparo, Mario Gamez Shirripa; tal y como se desprende del
expediente Nro. AP51-V-2006-07610 del Circuito Judicial de Protección del Área
Metropolitana de Caracas, Sentencia del Veintidos (22) de Mayo de Dos Mil Seis
(2.006).
Es el caso, ciudadanos Magistrados, que toda esta situación violenta el principio
fundamental en la prioridad absoluta con la deben actuar el Estado, las familias y la
sociedad, en la defensa y garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes,
previsto en el artículo 78 del Texto Constitucional Venezolano.
Ya en otro orden de ideas, necesario es mencionar que alegamos nosotros la
incompetencia del Tribunal agraviante y la violación del derecho al Juez Natural,
pero en relación al Juez de Juicio del mismo circuito judicial de menores de
Caracas, en alegato respaldado y acogido por la representación del Ministerio
Público que actuó en el amparo, y sobre el cual, NO hubo pronunciamiento de la
Jueza Superiora decisora del amparo, por cuanto lo decidió por razones distintas a
las alegadas por el accionante, PERO, como lo mencioné con anterioridad, sin
mencionar, ni aún brevemente, porque NO tomó en cuenta nuestros alegatos.
Necesario es recordar que, en un juicio de partición tramitado por ante un tribunal
de menores, porque hay menores involucrados, y la partición ha sido objetada e
impugnada y NO convenida por el demandado, el conocimiento sobre el fondo le
corresponde al Juez de Juicio y NO al Juez de Mediación y Sustanciación, que en
este caso se convirtió en agraviante, entre otras razones, porque convocó a la
designación del partidor, aún cuando la parte demandada se había opuesto de modo
claro y contundente, a la partición.
En continuación de la parte argumentativa de este escrito, es preciso referirme a Dos
(2) aspectos tratados por el ciudadano Juez agraviante en su informe presentado al
tribunal decisor del amparo en primera instancia: 1) el mencionado Juez dice que las
transgresiones denunciadas son de simple carácter legal procedimental. Tal
afirmación, realizada por un juez de menores, adquieren especial gravedad, por
cuanto, de nuevo, se advierte alguna intención manifiesta de resolver un asunto de
menores en base a criterios exclusivamente procesales, sin tomar en cuenta los
principios fundamentales de la prioridad absoluta y el interés superior de niños
niñas y adolescentes, pilares fundamentales, en cuanto a la actuación judicial del
Estado Venezolano en la protección de esos sujetos especialmente vulnerables, del
fuero especial de menores establecido en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y ella Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes (LOPNNA). Resulta falso lo afirmado por el ciudadano Juez
agraviante, ante la subversión total del proceso en la que incurrió.
y 2) el mencionado juez agraviante, afirma en su informe, que la parte actora del
amparo, es decir, mi representado, convierte a los hijos en socios de lo que fuera la
comunidad de gananciales que alguna vez existiera entre las
partes, IGNORANDO el hecho de que, en el amparo intentado por mi representado,
NO se alega la violación del derecho de propiedad de dichos menores, con lo cual,
sin duda, se pretendería convertirlos en socios comuneros en dicho derecho de
propiedad, LO QUE SE ALEGA, en relación a dichos menores la amenaza de
violación de sus derechos a ser mantenidos y asistidos por sus padres y su derecho a
la vivienda, al incluir en una demanda de partición, que NO tiene fundamento
alguno, la vivienda en la que residen actualmente con su padre, quien es el
accionante en amparo Mario Gámez Schirripa y ante el pacto de cuota Iitis
convenido por su madre, que es la tercera interesada en el amparo. Sobre estos
alegatos, realizados en la acción de amparo intentada, NO hubo pronunciamiento
alguno del tribunal decisor del amparo en la sentencia apelada, como ya lo
mencioné con anterioridad, a pesar de referirse a los sujetos especialmente
protegidos por los tribunales de menores; y se concentró, dicho tribunal decisor, en
determinar una cosa juzgada NO alegada por ninguna de las partes.
En cuanto a la cosa juzgada que sí se alegó, por la parte actora del amparo, y en
respaldo de nuestro alegato, repito, el que si se expuso tanto en apelación como en
amparo, resulta esclarecedora la Sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia (SCC-TSJ), en sentencia del 23 de abril de 2.010, con ponencia
de la Magistrada Isbelia Pérez Velásquez, recaída en el expediente identificado con
el alfanumérico AA20-C-2009000524, en el caso del juicio que por liquidación y
partición de comunidad conyugal, intentó el ciudadano Inocencio Martín Hernández
contra la ciudadana Rosa Padula Caolo, que consta en el expediente.
Por último, en cuanto a la parte argumentativa de este escrito, es necesario
mencionar que es imposible contestar alguna fundamentación que de su apelación le
correspondía hacer a la tercera interesada por medio de su representación judicial,
por cuanto NO presentó fundamentación alguna”.
Por lo expuesto, solicitó que el presente recurso sea declarado con lugar por esta
Sala Constitucional “…y se anule la referida sentencia apelada con todos los
pronunciamientos de ley, incluyendo la valoración y análisis de todos nuestros alegatos
expuestos en la acción de amparo intentada, se establezca, en protección del derecho a la
tutela judicial efectiva de mi representado y de sus menores hijos Mario y Valentina
Gámez Carrasquel, que existe COSA JUZGADA conforme a las previsiones de los
artículos 173 y 190 ambos del Código Civil, tal y como lo ha sostenido reiteradamente la
parte demandada en la demanda de partición, y la Jurisprudencia Nacional y, por
consiguiente, SEA DECLARADA CON LUGAR LA ACCIÓN DE AMPARO
INTENTADA, en pronunciamiento sobre el fondo, por esa Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de justicia. La Cosa Juzgada se deriva del acuerdo amistoso entre las
partes de la partición de bienes que se produjo según el Expediente identificado con el
alfanumérico AP51-S-2006-016347, sobre Separación de Cuerpos y Bienes, ADMITIDA,
DECRETADA, DECLARADA LA CONVERSIÓN EN DIVORCIO, EJECUTADA Y
REGISTRADA ANTE EL REGISTRO PRINCIPAL DEL MUNICIPIO EL HATILLO DEL
ESTADO MIRANDA…”.
VI
COMPETENCIA
VII
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Al respecto, se observa que el fallo apelado fue dictado el 23 de enero de 2012 y las
apelaciones se presentaron el 25 del mismo mes y año; motivo por el cual, al evidenciarse
que dichas apelaciones fueron interpuestas al segundo día calendario consecutivo de dictado
el fallo, esta Sala, conforme al artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías, considera tempestivas las mismas. Asimismo se deja constancia que solo el
ciudadano Mario Arnoldo Gámez S., accionante en amparo, fundamentó su recurso, lo que
hizo dentro de los 30 días a que se refiere el aludido artículo, por lo que el presente
pronunciamiento considerará los alegatos realizados en dicho escrito. Así se declara.
En este sentido, se observa que la sentencia apelada fue dictada por el Tribunal
Superior Cuarto del Circuito Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción
Internacional, el 23 de enero de 2012, contra las actuaciones y omisiones “…en las que ha
incurrido el ciudadano Juez del Tribunal Décimo Segundo (12°) de Primera Instancia de
Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de esta
Circunscripción Judicial, por la grave subversión del proceso en la que ha incurrido, en la
demanda de partición de comunidad conyugal intentada por la ciudadana MARIA ELENA
CARRASQUEL PINO; de la que conoce ese tribunal de Primera Instancia…”.
Celebrada como fue la audiencia constitucional, el a quo decidió parcialmente con
lugar la acción de amparo constitucional. Para ello, descartó previamente la causal de
inadmisibilidad del amparo a que se refiere el numeral 5 del artículo 6 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, relativa a la existencia de
otras vías judiciales ordinarias o el uso de los medios judiciales preexistentes, por cuanto no
obstante existir el recurso de apelación contra la actuación lesiva, lo que haría inadmisible
la acción, es el caso que, conforme a lo dispuesto en el artículo 488 de la Ley Orgánica para
la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, la apelación sería “diferida”, por tanto, tal
recurso no restablecería de manera inmediata la situación jurídica presuntamente infringida
ni protegería el derecho constitucional denunciado como infringido. Análisis éste que esta
Sala comparte plenamente y así se establece.-
Ahora bien, a continuación, el a quo, se refirió a la circunstancia de que la demanda
de partición de la comunidad conyugal había sido sustanciada y decidida por el Juzgado
Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, Tribunal éste que había dictado sentencia
declarativa del derecho, el 29 de noviembre de 2010, por la que se había ordenado el
nombramiento de partidor; fallo éste también contra el cual se había ejercido recurso de
apelación por el quejoso y cuya suerte se desconocía.
A este respecto, aseguró la apelada que la competencia por la materia era de orden
público; que las partes involucradas en un litigio poseían la facultad y el deber de ser
juzgado por el juez natural que tuviese competencia para conocer, tramitar y decidir ese
asunto en específico, por ser esto una garantía judicial ligada a la garantía del debido
proceso prevista en la Constitución; que para el momento en que el referido Juzgado
Noveno de Primera Instancia admitió la demanda en junio de 2010, era plenamente
competente para conocer la causa; que fue con la reforma de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, que entró en vigencia el 10 de diciembre de
2007 y fue a partir del 5 de agosto de 2010 cuando en la ciudad de Caracas se implementó
la reforma procesal en ella prevista, según Acuerdo del 4 de agosto de 2010 emitido por la
Coordinación del Circuito Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en acatamiento de lo ordenado
por la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, mediante Oficio N° CJ -10-
0800, de fecha 20 de mayo de 2010; de allí que, conforme a lo anterior, en su criterio, el
mencionado tribunal civil “…a partir del 5 de agosto de 2010 le sobrevino una
incompetencia por la materia, que sólo le fue solicitada el 29 de noviembre de 2010, fecha
ésta en la que también dictó y publicó la sentencia declarativa del derecho en el asunto
principal, así como la fijación de fecha y hora para el nombramiento del partidor,
sentencia contra la cual se ejerció recurso ordinario de apelación y la misma no se
evidencia de las actas se haya tramitado en ningún momento”.
En virtud de ello, el fallo apelado, al margen de los alegatos esgrimidos por el
quejoso en la acción de amparo, por las razones de orden público indicadas, cuestionó que
una vez que el referido juzgado civil advirtió su incompetencia y declinó en un Tribunal de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la misma Circunscripción Judicial, este
último no haya planteado un conflicto negativo de competencia, limitándose a abocarse y
continuar, sin más, con el trámite regulado en la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes. Aseguró la impugnada que “si bien la competencia por la materia
corresponde a esta jurisdicción especial, también debe considerarse el hecho de que el
asunto fue tramitado por un Tribunal Civil, el cual dictó sentencia declarando el derecho a
partir los bienes de la comunidad conyugal, al haber sido apelada la anterior decisión,
debió producirse un pronunciamiento al respecto por parte del Tribunal que dictó la
sentencia, toda vez que tal omisión impide el derecho constitucional de todo justiciable a
recurrir a la doble instancia a los efectos de hacer valer su pretensión”.
Expuso entonces que el Tribunal Duodécimo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación “…alteró el debido orden procesal en el sentido, que, ante la imposibilidad
de pronunciarse respecto al recurso de apelación pendiente, así como también,
procesalmente estaba impedido de devolver el asunto al tribunal civil de manera directa
para tal pronunciamiento”, pues, como explicó, lo ajustado a derecho era plantear el
conflicto negativo de competencia ante la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia por
no existir superior jerárquico a ambas jurisdicciones; entendido éste no como derivado de
una “…incompetencia por la materia propiamente dicha, sino por el estado procesal en
que se encontraba el asunto al momento en que fue recibido, lo cual impedía al Tribunal
12° de este circuito judicial de protección, efectuar actuaciones en el mismo, como por
ejemplo, pronunciarse sobre la apelación ejercida contra una sentencia dictada por un
Tribunal de la misma instancia, pero de otra jurisdicción; mucho menos dictar un auto de
admisión de la demanda como si se tratara de un asunto nuevo; distinta sería la situación,
si el Tribunal Superior de la jurisdicción Civil al conocer de la apelación, de ser el caso,
hubiese declarado la nulidad del fallo por la incompetencia por la materia del tribunal
civil, y remitido a esta jurisdicción especial el asunto a los efectos de su tramitación
conforme a lo decidido por ese órgano jurisdiccional, motivo por el cual debe
forzosamente declararse la nulidad de las actuaciones sustanciadas por el Tribunal
Duodécimo de primera Instancia de Medicación, Sustanciación y Ejecución de este
Circuito Judicial y así será declarado en el dispositivo del presente fallo. Y así se
establece”.-
El a quo con base en el anterior análisis y por cuanto evidenció violaciones de orden
público relativas al debido proceso, no conoció de las denuncias planteadas por el
accionante en amparo, pues siendo que las mismas devenían de las actuaciones del Tribunal
Duodécimo de Primera Instancia de Mediación, Sustanciación y Ejecución de ese Circuito
Judicial, vista la declaratoria de nulidad anteriormente señalada, en su criterio, los actos
cumplidos ante ese Juzgado eran procesalmente inexistentes. De tal modo que a juicio del a
quo tales actuaciones, señaladas como lesivas, debían ser consideradas igualmente nulas,
pero aun cuando anuló y repuso la causa, al estado que se planteara el conflicto de
competencia, señaló que no había lugar a infracción alguna.
Ahora bien, no comparte esta Sala el tratamiento dado por el a quo al tema relativo
a la declinatoria de competencia. En efecto, considera este Tribunal que ciertamente el
Juzgado Civil, que conocía de la demanda de partición de comunidad, devino incompetente
como consecuencia de la estipulación que entró en vigor con posterioridad a la
interposición de dicha demanda, contenida en el literal i del artículo 177 de la Ley Orgánica
para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela Núm. 5.859 del 10 de diciembre de 2007, cuya
vigencia se inicio para la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 5
de agosto de 2010. De tal modo pues, que a partir de este momento dicho Juzgado debió
declarar su incompetencia para continuar conociendo del caso y declinar como en efecto lo
hizo, aunque tardíamente, al Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.
Debe advertir en tal sentido esta Sala que la competencia determina los límites de la
actuación jurisdiccional del órgano judicial, condicionada por la materia o naturaleza de la
cuestión controvertida; el territorio, esto es, el espacio geográfico donde se origina la
controversia; y la cuantía, o monto estimado de lo discutido. Siendo el caso que en lo
relativo a la materia, que es el caso que nos ocupa, la misma se torna de orden público, lo
que de suyo comporta que no pueda ser modificada o relajada por convenio entre las partes
y que no puedan ser considerados válidos los actos cumplidos por un juez incompetente,
toda vez que ello vulneraría la garantía del juez natural, reconocida en el artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, como ha sido invocado por el
accionante, hoy apelante. De tal modo que, al declarar el Juez Civil su incompetencia, no
obstante la ausencia de declaratoria respecto a los actos cumplidos siendo incompetente,
ante la inexistencia igualmente de una formal solicitud de regulación de la competencia y
siendo el caso que, en efecto, entró en vigencia una normativa conforme a la cual el juez
devino incompetente sobrevenidamente, resulta incuestionable que los actos cumplidos por
el Tribunal Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas son nulos de nulidad absoluta,
a partir del 5 de agosto de 2010, conforme se desprende de las Resoluciones Núm. 31 de la
Sala Plena de este Alto Tribunal, del 30 de septiembre de 2009 y de la dictada por la Jueza
Coordinadora del referido Circuito, del 4 de agosto de 2010, y así se declara.-
De lo anteriormente expuesto se colige que no es verdad que en el juicio de
partición de la comunidad conyugal, se hubiese procedido conforme al artículo 780 del
Código de Procedimiento Civil, habida consideración de la nulidad de la decisión dictada
por el Juez Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, como consecuencia de su
incompetencia; de tal modo que el acto que estuviese pendiente fuese el nombramiento del
partidor, como pareciera asumir el agraviante y como lo afirmó la apelada.
Por otra parte, considera esta Sala que yerra la apelada cuando lejos de pronunciarse
sobre las violaciones alegadas en la tutela de amparo requerida consideró que el agraviante
debió plantear un conflicto negativo de competencia sin que exista tal. En este sentido, es
preciso advertir que para que surja un conflicto negativo de competencia o un conflicto de
no conocer, es requisito sine qua non que el Tribunal al cual se le haya declinado la
competencia por otro tribunal se considere a su vez incompetente, en otras palabras, se
requiere más de un tribunal en eventual disputa respecto a este presupuesto procesal, ello
como consecuencia de la no aceptación de la competencia que le fuera declinada (Vid.
Artículo 70 del Código de Procedimiento Civil).
En este sentido, Cuenca describe al conflicto de competencia por su carácter
facultativo, “por cuanto ninguna autoridad judicial o administrativa puede ser obligada a
promoverlo si en su opinión no existen razones para ello…” (1994). De tal manera que,
mal podía la apelada obligar al Tribunal ad quem, a que planteara dicho conflicto; y si bien
el Tribunal Duodécimo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación del Circuito
Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional, al cual le fue declinado el conocimiento de la
demanda de partición a que se ha hecho referencia, debió pronunciarse expresamente
acerca de la competencia que le fuera declinada, tal omisión podría entenderse como una
aceptación de la misma habida cuenta de que se abocó al conocimiento de la causa y le dió
curso; empero en modo alguno, puede pensarse o exigírsele al mismo que planteara un
conflicto –tal como lo sostiene la parte apelante-, o sometiera a examen su propia
competencia, cuando el titular de dicho juzgado nunca la cuestionó, aun cuando pudo
hacerlo en uso de sus facultades.
Aunado ello a la circunstancia de que, en efecto, el Tribunal de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes al cual le fue declinado el caso, era el competente, conforme a lo
dispuesto en el artículo 24 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
por tratarse de una competencia atribuida directa y sobrevenidamente por la Ley Orgánica
para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes a los Tribunales de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes, sin que valga en el caso de autos el criterio de la perpetuatio
jurisdictionis, pues no se ha producido cambio alguno en la situación fáctica, circunstancia
que determina el régimen competencia, siendo el caso, además, que la competencia no
permanece inmodificable en virtud de este principio; de tal manera que, necesariamente era
éste, el Tribunal Duodécimo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación del
Circuito Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Área Metropolitana de
Caracas y Nacional de Adopción Internacional, el juzgado que debía seguir conociendo de
la suficientemente descrita causa de partición. Así se establece.-
Desde luego que, no escapa a esta Sala el hecho de que el Juez Décimo Segundo de
Primera instancia de Mediación y Sustanciación del Circuito Judicial de Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción
Internacional omitió de manera inexplicable pronunciamiento expreso acerca de su
competencia, cuando recibió el expediente de un tribunal civil y, además, permitió que el
proceso se cumpliera sin describir el estado en que se encontraba, sin evaluar las actas,
depurar el proceso, en fin ordenarlo y darle curso conforme a un examen de los actos
procesales cumplidos, haciendo referencia al momento en que ello ocurrió para determinar
cuáles de dichos actos pudieron ser cumplidos por el juez civil, cuando era competente,
procurando, de ser posible, hacer una adaptación al régimen preceptuado en la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, para que el mismo tuviera
conocimiento y control de la causa, dando adicionalmente seguridad a las partes, por las
modificaciones procesales que tal declinatoria comportaba.
Lamenta la Sala la ligereza expresada por dicho funcionario judicial al momento de
recibir el expediente, pues actuó como si se tratara de un caso nuevo, sin trámite previo,
prescindiendo –como se indicó- con tal proceder de un minucioso examen de las actas que
le fueran sometidas a su conocimiento y que le era exigible, por el importante cambio que
se producía, todo lo cual presume la Sala originó el desacertado tratamiento dado al caso.
Tal proceder se transformó sin duda en una amenaza de violación a los derechos y
garantías constitucionales de las partes, pues esta omisión no permitiría el ejercicio cabal
del derecho a la defensa y al debido proceso, lo que hubiese bastado para prestar la tutela
constitucional, sin esperar que se dictara la decisión de fondo. Así se establece.-
Por otra parte, observa la Sala, tal como fue denunciado por la representación del
ciudadano Mario Arnoldo Gámez Schirripa, parte accionante y apelante, que el fallo
impugnado no se percató de la infracción al artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, producida al accionante como consecuencia de la estimación
efectuada por el juez señalado como agraviante al alegato relativo a la cosa juzgada que
hiciera en su condición de demandado en la causa de liquidación de la comunidad
conyugal, el mismo apelante.
En efecto, observa la Sala que dicho ciudadano explicó, con motivo de su apelación,
que opuso la cosa juzgada en su defensa en el juicio de partición, siendo el caso que el juez
señalado como agraviante desestimó dicha defensa, la cual corrió con la misma suerte,
cuando fue planteada a través del presente amparo ante el a quo. En este sentido, es preciso
advertir que si bien la valoración o estimación que realiza el juzgador no son enjuiciables a
través de esta vía de amparo, pues los jueces gozan de amplia libertad para juzgar según su
criterio, esta Sala ha dejado sentado que no obstante tratarse de la valoración o
interpretación del juez, el amparo resulta ser la vía adecuada siempre que se lesione con tal
proceder un derecho o garantía constitucional. Así esta Sala ha sostenido de manera
pacífica y reiterada dicho criterio, desde el fallo Nº 828/2000 (caso: Segucorp C.A. y otros),
en el que se dispuso o siguiente:
“… (En) el procedimiento de amparo el juez enjuicia las actuaciones de los
órganos del poder público o de los particulares, que hayan podido lesionar los
derechos fundamentales. Pero, en ningún caso, puede supervisar, por ejemplo, la
aplicación o interpretación del derecho ordinario, por parte de la administración o
de los órganos judiciales, a menos que de ella se derive una infracción directa de la
Constitución. No se trata de una nueva instancia judicial o administrativa, ni de la
sustitución de los medios ordinarios para la tutela de los derechos o intereses, se
trata de la reafirmación de los valores constitucionales que desarrollan los
derechos fundamentales, revisar la interpretación que de éstas ha realizado la
administración pública o los órganos de la administración de justicia, o establecer
si los hechos de los que se deducen las violaciones constitucionales, constituyen
una violación directa de la Constitución.
Para que el amparo proceda, es necesario que exista una infracción por acción u
omisión a una norma constitucional, sea esta realizada mediante desconocimiento,
mala praxis, o errada interpretación de normas legales o sub-legales, siempre que
ella enerve el goce y ejercicio pleno de un derecho constitucional (…omissis…)
Los errores de juzgamiento sobre la aplicabilidad o interpretación de las normas
legales, en principio no tienen por qué dejar sin contenido o normas legales, en
principio no tienen por qué dejar sin contenido o contradecir una norma
constitucional, motivo por el cual ellos no pueden general amparos. Lo que los
generan es cuando los errores efectivamente hagan nugatoria la Constitución, que
la infrinjan de una manera concreta y diáfana. Es decir, que el derecho o garantía
constitucional, en la forma preceptuada en la Constitución, quede desconocido…”.
Así las cosas, observa esta Sala que ciertamente, fue alegada por la parte
demandada en el juicio de liquidación de la comunidad (misma accionante en amparo y
apelante, en el juicio -donde se produjo la supuesta actuación lesiva), la cosa juzgada, la
cual fue expresamente desechada por dicho Tribunal, en la oportunidad de celebrarse la
audiencia preliminar de la fase de sustanciación. Acerca de este alegato, el a quo nunca se
pronunció, pues consideró –como se explicó supra- que la causa debía reponerse por otras
razones. Ahora bien, advierte esta Sala que la cosa juzgada es una garantía constitucional,
consagrada en el referido artículo 49, en su numeral 7 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
Conforme a dicha disposición jurídica “El debido proceso se aplicará a todas las
actuaciones judiciales y administrativas; en consecuencia: (…) 7. Ninguna persona podrá
ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada
anteriormente”.
De otra parte, tenemos que en el orden legal, el artículo 1.395 del Código Civil
preceptúa:
“La presunción legal es la que una disposición especial de la Ley atribuye a
ciertos actos o a ciertos hechos. Tales son: (...) 3° La autoridad que da la Ley
a la cosa juzgada. La autoridad de la cosa juzgada no procede sino respecto
de lo que ha sido objeto de la sentencia. Es necesario que la cosa demandada
sea la misma; que la nueva demanda esté fundada sobre la misma causa; que
sea entre las mismas partes y que éstas vengan al juicio con el mismo
carácter que en el anterior”.
Las referidas normas no establecen simplemente que una persona no sea sentenciada
dos veces por la misma causa, para expresarlo de la manera más genérica, sino que va más
allá exige el dispositivo normativo que una persona no sea juzgada, que ni siquiera sea
obligada a seguir un juicio, esto es que no sea sometida, en el sentido que no se le obligue
siquiera a participar en un proceso judicial.
De tal manera que, el ordenamiento jurídico reconoce a lo ya decidido por el juez
(lo que desde luego incluye las actuaciones que imparten la homologación de lo convenido
por las partes -en su sentido lato-), un valor absoluto, aun cuando no se exprese en esos
términos, como sucede en el caso específico de las separaciones de bienes a que se refiere
el artículo 190 del Código Civil, en el que el juez se limita a decretar la separación de
cuerpos y bienes y acepta o acuerda implícitamente las adjudicaciones realizadas por las
partes (cónyuges).
Esa homologación o el decreto del juez acordando lo convenido por las partes
confiere a éstas seguridad jurídica respecto del asunto de que se trate, de tal manera que,
constituye una garantía constitucional el que una persona que ha llegado a un acuerdo y se
ha sometido a las formalidades legales pertinentes no tenga que “ser sometida a
juicio” nuevamente por la misma causa, de ello se colige que es de la esencia de los
procesos de amparo constitucional tutelar tal, con el propósito de impedir una amenaza de
infracción de algún derecho reconocido en la carta fundamental, de tal modo que el
ordenamiento jurídico impone la necesidad de procurar, a quien invoque un peligro o
perturbación en su esfera jurídica, la tutela correspondiente, obligación que por supuesto
tienen los operadores de justicia. Así se establece.-
Expuesto lo anterior, observa esta Sala que consta en autos copia certificada del
decreto de separación de cuerpos y bienes, emitido por la Jueza Unipersonal Novena de la
Sala de Juicio del Circuito Judicial del Tribunal de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional
de Adopción Internacional, del 3 de octubre de 2006, dictado con ocasión del convenio
realizado por los ciudadanos Mario Arnoldo Gámez Schirripa y María Elena Carrasquel
Pino, del que se desprende que éstos se adjudicaron para sí los bienes habidos durante la
unión matrimonial, los cuales describieron detalladamente.
Consta asimismo en autos, del folio 112 al 141 de la pieza anexa al expediente copia
certificada del documento registrado ante la Oficina de Registro Público del Municipio El
Hatillo del Estado Miranda, contentivo de la separación de cuerpos y bienes, su decreto, y
la sentencia que realiza la conversión en divorcio de dicha separación.
Y por último, constata esta Sala escrito libelar presentado por los apoderados
judiciales de la mencionada ciudadana, en el que se describen con el propósito de su
partición los mismos bienes ya descritos en los anteriores documentos, y otros habidos con
posterioridad al decreto, de donde se evidencia que esta última ha pretendido demandar una
liquidación que ya fue debidamente efectuada, conforme a lo dispuesto, contrario sensu en
el artículo 173 del Código Civil, de la que derivó un compromiso entre las partes y por ende
un pronunciamiento judicial que, además, fue debidamente registrado ante la referida
Oficina de Registro, con cuya formalidad ya deriva efectos incluso para terceros.
De lo expuesto, se desprende sin duda alguna que la partición que se pretende ya fue
liquidada como consecuencia de una sentencia judicial, revestida de incolumidad absoluta,
protegida en efecto como alega la parte apelante, accionante en amparo y demandada en
dicho juicio, con la inmutabilidad de la cosa juzgada.
Evidentemente, puede ser demandada la partición de una comunidad conyugal, aun
cuando haya habido una liquidación previamente, pero sólo cuando se trate de bienes que
no hubiesen sido incluidos en la primigenia separación o liquidación, lo contrario sería
absurdo y por ello la Ley no lo contempla. Adicionalmente, tal como lo establecen los
referidos artículos 272 y 273 del Código de Procedimiento Civil no puede el juzgador
volver a decidir una controversia ya decidida por una sentencia, a menos que medie recurso
contra ella o que la ley expresamente lo permita y por cuanto la sentencia definitivamente
firme es ley de las partes y es vinculante en cualquier proceso futuro, no es posible en modo
alguno una partición distinta a la ya acordada y de algún modo homologada.
Recuérdese, por otra parte, que el artículo 190 del Código Civil preceptúa: “En
todo caso de separación de cuerpos, cualquiera de los cónyuges podrá pedir la separación
de bienes, pero, si aquélla fuere por mutuo consentimiento, la separación de bienes no
producirá efectos contra terceros, sino después de tres meses de protocolizada la
declaratoria en la Oficina Subalterna de Registro del domicilio conyugal”.
De allí entonces que deban considerarse nulas las actuaciones dictadas por el
Tribunal Duodécimo de Primera Instancia de Mediación, Sustanciación y Ejecución de este
Circuito Judicial, luego de la audiencia preliminar de la fase de sustanciación, oportunidad
en la cual se desestimó la cosa juzgada alegada por la parte demandada en el aludido juicio
de partición de la comunidad conyugal, así se decide.
Ahora bien, analizados los autos del expediente considera la Sala la existencia de
una amenaza latente para el quejoso, toda vez que vistas las infracciones denunciadas y
constatadas, de reponerse la causa para depurarla de los errores cometidos, se estaría
obligando al demandado en el juicio de partición de la comunidad, actual accionante en
amparo y apelante, a sostener dicho juicio, no obstante existir cosa juzgada y haber sido
debidamente alegada según se desprende de las actas del expediente y según ha quedado
expuesto supra. Razón por la que esta Sala considera que aun cuando, en principio, bastaría
que la sentencia dictada en esta sede constitucional ordenara la reposición de la causa, a los
fines de que un nuevo Juzgador aprecie la existencia de la cosa juzgada, tal reposición iría
en detrimento de su situación jurídica, demorando innecesariamente la resolución del caso,
al existir suficiente evidencia en autos de tal circunstancia, de tal modo que se impone que
sea declarado por esta misma Sala, en este estado, en atención a los principios de economía
y celeridad procesal, considerando que ya en el presente juicio se celebró la audiencia y en
atención a que existe suficiente documentación fidedigna de los hechos y alegatos
explanados en torno al caso, lo que garantiza el respeto del derecho a la defensa de los
sujetos involucrados, al tiempo que se da vigencia al principio de tutela judicial efectiva,
sin que ello comporte una usurpación de esta Sala en la actividad de juzgamiento de los
jueces ordinarios, pues quiere insistir esta Sala que basta el simple sometimiento del
demandado a un nuevo juicio de partición de la comunidad conyugal para que se configure
la violación de sus derechos constitucionales, de allí que esta Sala esté obligada a tutelar al
quejoso en el ejercicio de sus derechos constitucionales de manera inmediata. Así se
establece.-
En consecuencia, se declara terminado el proceso iniciado con motivo de la
demanda de partición de comunidad de gananciales, que incoara la ciudadana Maria Elena
Carrasquel Pino, contra el hoy accionante en amparo constitucional. Así se decide.-
Por las consideraciones expuestas, esta Sala, con base en lo estatuido en los
artículos 26, 27, 49, numeral 7, y 334 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, declara con lugar la apelación interpuesta por el ciudadano Mario Arnoldo
Gámez Schirripa contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior Cuarto del Circuito
Judicial de Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Área Metropolitana
de Caracas y Nacional de Adopción Internacional, el 23 de enero de 2012; asimismo,
declara sin lugar la apelación ejercida por la ciudadana María Elena Carrasquel Pino. En
consecuencia, acuerda tutelar en el ejercicio de sus derechos y garantías constitucionales al
referido ciudadano, por lo que declara nulas las actuaciones cumplidas, a partir del 5 de
agosto de 2010, ante el Juzgado Noveno de Primera Instancia Civil, Mercantil, Tránsito y
Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, con motivo del
juicio de partición de la comunidad conyugal, seguido por los nombrados ciudadanos;
declara terminado el juicio de partición de comunidad conyugal incoado por la referida
ciudadana. Así se decide.-
Por último, observa esta Sala que el apoderado de la ciudadana María Elena
Carrasquel Pino, abogado Dámaso Peña García, inscrito en el Instituto de Previsión Social
del Abogado bajo el Núm. 112.169, intentó un juicio de partición de comunidad conyugal,
no obstante que la misma ya había sido liquidada, circunstancia suficientemente conocida
por dicho profesional y, adicionalmente, pactó sobre los bienes objeto del litigio, esta
Sala considera que la conducta del apoderado parece contraria a la ética que debe mantener
todo profesional del Derecho, pues se aleja de la lealtad y probidad procesal, en
contravención con lo que preceptúa el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil,
cuando establece que: “Las partes, sus apoderados y abogados asistentes deben actuar en
el proceso con lealtad y probidad. En tal virtud, deberán: (…) No interponer pretensiones
ni alegar defensas, ni promover incidentes, cuando tengan conciencia de su manifiesta
falta de fundamentos…”, cuyo comportamiento contrario acarrea la sanción que dispone la
misma norma cuando dispone, en su parágrafo único, que:
Las partes y los terceros que actúen en el proceso con temeridad o mala fe
son responsables por los daños y perjuicios que causaren.
Se presume, salvo prueba en contrario, que la parte o el tercero han actuado
en el proceso con temeridad o mala fe cuando:
1° Deduzcan en el proceso pretensiones o defensas, principales o
incidentales, manifiestamente infundadas
2° Maliciosamente alteren u omitan hechos esenciales a la causa;
3° Obstaculicen de una manera ostensible y reiterada el desenvolvimiento
normal del proceso.
Por tanto, esta Sala reitera su criterio contenido en la sentencia n.º 294 del 28 de
febrero de 2008 (caso: Sidero Galvánica C.A.), ratificada en fallo Núm. 1485 del 15 de
octubre de 2008, de allí que ordena remitir copia certificada del presente fallo al Colegio de
Abogados de adscripción de dicho profesional, para que se tomen las medidas disciplinarias
a que haya lugar, respecto a la actuación descrita. Así se decide.
V
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República, por autoridad de la Ley,
declara:
PRIMERO: CON LUGAR el recurso de apelación interpuesto el 25 de enero de
2012 por el abogado Héctor José Galarraga, en su carácter de apoderado judicial del
ciudadano Mario Arnaldo Gámez Schiripa, contra la sentencia apelada dictada por
el Tribunal Superior Cuarto de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el 23 de enero de 2012.
SEGUNDO: SIN LUGAR el recurso de apelación interpuesto el abogado Dámaso
Peña García, igualmente el 25 de enero de 2012, en su carácter de apoderado judicial de la
ciudadana María Elena Carrasquel Pino.
TERCERO: CON LUGAR la acción de amparo constitucional interpuesta por el
ciudadano Mario Arnoldo Gámez Schirripa, asistido por el mencionado abogado Héctor
José Galarraga Giménez, actuando con el expresado carácter, contra el Tribunal Décimo
Segundo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de este Circuito Judicial de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional.
CUARTO: REVOCA el fallo apelado.
QUINTO: Se declaran NULAS las actuaciones dictadas por el Tribunal
Duodécimo de Primera Instancia de Mediación, Sustanciación y Ejecución del Circuito
Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Área Metropolitana de Caracas,
luego de la audiencia preliminar de la fase de sustanciación, oportunidad en la cual se
desestimó la cosa juzgada alegada por la parte demandada en el aludido juicio de partición
de la comunidad conyugal y, declara terminado el proceso iniciado con motivo de la
demanda de partición de comunidad de gananciales, que incoara la ciudadana María Elena
Carrasquel Pino, contra el hoy accionante en amparo constitucional.
SEXTO: Se declaran igualmente NULOS los actos cumplidos por el Tribunal
Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, a partir del 5 de agosto de 2010.
SEPTIMO: Se ordena la remisión de copias certificadas de este veredicto al
Tribunal Disciplinario del Colegio de Abogados de adscripción, para que se tomen las
medidas disciplinarias a que haya lugar, respecto de la actuación del abogado Dámaso Peña
García.
Publíquese y regístrese. Devuélvase el expediente al Tribunal de origen. Cúmplase
lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 26 días del mes de febrero de dos mil
trece (2013). Años 202º de la Independencia y 154º de la Federación.
La Presidenta,
Vicepresidente,
El Secretario,
Exp- 12-0174
CZdeM/megi.-