Manual de Derecho Internacional - Gioconda Saltos Saltos
Manual de Derecho Internacional - Gioconda Saltos Saltos
Manual de Derecho Internacional - Gioconda Saltos Saltos
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Diagramación
Quito - Ecuador
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PARTE I
GENERALIDADES
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además fue una colección de reglas y principios que eran comunes en las instituciones que
prevalecían entre las distintas tribus italianas.
El jus inter gentes fue el vocablo que se lo introdujo en casi todos los idiomas para referirse al
derecho internacional.
En cuanto al derecho universal, encontramos una definición que incluye la idea general con la
que se pretendía describir a esta ciencia: “El derecho universal es el que abarca todos los fenómenos
jurídicos con una específica referencia a proyección mundial, comprendiendo una justicia en la que
el ser humano como integrante de la humanidad vive en el espacio total” (Ciuro Caldani, 2001). Es
decir, la idea de un derecho universal, que estudia la relación del hombre con el espacio universal
en el cual habita.
Otras denominaciones con las cuales se ha conocido al derecho internacional son: derecho
transnacional o derecho de las naciones.
1.2 Diferencias entre derecho internacional público
y el derecho público interno
Existen diferencias importantes entre las normas del derecho internacional y las del derecho
interno, tanto en el ámbito del origen y de la naturaleza, como en el de la aplicación de cada uno de
ellos, algunas de esas diferencias son las siguientes:
El derecho interno regula la conducta o las relaciones entre los individuos (derecho
privado) y entre el individuo y el Estado (derecho público), mientras que el derecho
internacional, regula las relaciones entre los Estados, los organismos internacionales y
los demás sujetos del derecho internacional público, incluyendo al ser humano.
El derecho interno se nos presenta como un derecho de subordinación, en tanto que el
internacional como un derecho de coordinación, ya que el primero procede de la
voluntad unilateral del Estado que las dictó, y el segundo, de la voluntad común de dos o
más Estados. Entre sus cometidas está armonizar normas comunes.
Las normas del derecho interno son promulgadas por la autoridad competente y se
aplican o se imponen necesariamente a los particulares. En tanto que en las del derecho
internacional, basta la coincidencia de voluntades entre los Estados, impuestas a ellos
mismos o las organizaciones internacionales o supranacionales.
El derecho interno es un derecho con fuerza coercitiva, la misma que está organizada de
un modo conveniente. El derecho internacional tiene relativa fuerza coercitiva, ésta ha
sido impuesta por las organizaciones internacionales supranacionales y consisten, más en
condenas impuestas por la opinión pública internacional, sin desconocer, desde luego, la
acción de los Tribunales de Justicia Internacionales, como el de la Haya y la Corte Penal
Internacional, auténticos tribunales de justicia que imponen penas coercitivas.
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La cual reconoce que el Orden Jurídico Internacional y el Orden Jurídico Interno son dos
sistemas diferentes, independientes, separados, que nunca llegan a fundirse y que por lo tanto no
debe existir conflicto entre ellos, ya que ambos ordenamientos poseen características diferentes.
Esta teoría es defendida entre otros por ANZILOTTI y representada todavía hoy por la doctrina
italiana.
Las características que las difieren son las siguientes:
Diferentes fuentes
En el derecho interno la principal fuente es la ley, la cual es producto de la voluntad unilateral
del legislador. En el derecho internacional no hay un legislador internacional capaz de crear normas
jurídicas de manera unilateral para someter a esa ley a los Estados que conforman la Comunidad
Internacional. Su principal fuente está constituida por los tratados internacionales, que son producto
de la voluntad conjunta de los Estados que los celebran y que dan su consentimiento a través de las
normas que generalmente esos mismos tratados las contienen.
Diferentes sujetos
En el derecho interno, las normas jurídicas están destinadas a gobernantes y gobernados. En el
derecho internacional ese destino es para los Estados principalmente, aunque hay casos en que esas
normas están también destinadas a gobernantes y gobernados de esos Estados.
Diferente poder de coacción
Las leyes nacionales poseen la fuerza obligatoria en el orden interno y los ciudadanos pueden
ser llevados por la fuerza a los tribunales, si incumplieron una norma; en el orden Internacional,
existen los tribunales internacionales, pero no tienen la fuerza obligatoria para someter a un Estado
demandado, siempre es necesario que los Estados acepten la jurisdicción de dicha Corte.
Diferentes ámbitos territoriales
Las normas de derecho interno se aplican en todo el territorio nacional para el cual fue hecha y
por excepción, expresamente determinada, se aplicará extraterritorialmente, sin embargo, la norma
de derecho internacional ha sido hecha para aplicarse en el territorio comunitario o de los Estados
partes. (Ley Supranacional).
Las críticas en contra de esta teoría se basan no sólo en razones metodológicas sino filosóficas e
históricas, como aquellas que no se puede admitir la coexistencia de dos órdenes jurídicos
supuestamente heterogéneos. Sostienen, además, que esta doctrina llevaría a negar la existencia del
derecho internacional.
Por otro lado, en la actualidad, no se puede admitir que el único sujeto de derecho internacional
sea el Estado, existen organizaciones no gubernamentales e incluso individuos que son parte de las
relaciones. Además, como son dos sistemas autónomos, entre los cuales no hay subordinación, la
norma internacional para ser aplicada en el territorio de un Estado necesita ser incorporada a la
legislación nacional, a través de un acto legislativo interno.
1.3.2 Teoría Monista
Toma como punto de partida la unidad de normas jurídicas. Está constituido según el principio
de subordinación, es decir todas las normas jurídicas se hallan subordinadas, las unas a las otras, en
un orden jerárquico. Esta teoría ha sido expresada por KELSEN, principalmente y en Francia, fue
extendida al derecho internacional por SCELLE, autor que fundamenta la unidad del sistema
jurídico sobre la unidad social de los grupos que entran en relación.
KELSEN y otros tratadistas, admiten que desde el punto de vista científico los dos sistemas a
los cuales puede dar nacimiento el monismo (es decir primacía del derecho interno o primacía del
derecho internacional) son igualmente admisibles, pudiendo elegirse una norma cualquiera como
punto de partida del sistema jurídico total. Dice ROUSSEAU que “si KELSEN defiende la primacía
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del derecho internacional, no es por razones de orden científico, sino por consideraciones de orden
práctico: la primacía del derecho interno provocaría en efecto la división del derecho internacional
y como consecuencia, su negación” (ROUSSEAU, Derecho Internacional Público profundizado,
1966, pág. 17).
1.3.2.1 El monismo con primacía del derecho interno
Son varios los defensores de esta concepción, la llamada “Escuela de Bonn”, algunos franceses,
y más ampliamente los juristas soviéticos, que admiten que el derecho internacional deriva del
derecho interno, desembocándose así en una concepción unitaria del derecho, con primacía del
derecho público nacional.
Quienes sostienen esta doctrina, lo hacen bajo estas argumentaciones:
La ausencia de una autoridad supraestatal, por lo que cada Estado determina libremente
cuáles son sus obligaciones internacionales y permanece en principio como único juez del
modo en que las ejecuta;
El fundamento puramente constitucional ‒por lo tanto, interno‒ de las obligaciones
competentes para concluir los tratados en nombre del Estado y obligar a éste en el plano
internacional.
Las objeciones que se hacen a esta doctrina son:
Es insuficiente, ya que no vale en definitiva sino con respecto a los tratados, cuya fuerza
obligatoria hace descansar sobre la Constitución de cada Estado.
Le contradice el propio derecho internacional positivo. Si las obligaciones
internacionales reposaran sobre la Constitución del Estado, su validez debería estar
subordinada a la de la Constitución en base a la cual fueron concertadas.
La teoría del primado del derecho interno o monistas constitucionalistas, que reduce el
derecho internacional en una parte del derecho interno, reconociendo la preeminencia
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Del monismo radical (KELSEN, SCELLE), que sostiene que no es posible un derecho
interno opuesto al derecho internacional, en cuyo caso, sufriría ipso facto de nulidad (lo que
refleja el pensamiento imperialista, porque los Estados que ejercen papel preponderante en
la elaboración del derecho internacional se hallarán en condiciones de dominar los Estados
menos influyentes, llegando hasta edificar el derecho interno de éstos).
Del monismo moderado (VERDROSS, LAUTERPACH y otros), quienes sostienen que el
derecho interno con respecto al internacional no es nulo y obliga a las autoridades del
Estado correspondiente. Esas leyes internas constituyen una infracción y pueden ser
impugnadas por los procedimientos propios del derecho internacional (D’ESTÉFANO, 1974,
págs. 8 y 9).
1.4 Referencia a las disposiciones del derecho constitucional ecuatoriano al respecto
La Constitución de la República del Ecuador, norma suprema del Estado, contiene las pautas
que guían su accionar en el campo internacional, en lo que se refiere al manejo de la política
exterior y las relaciones del Estado con sus similares, con los organismos internacionales y los
ciudadanos en sus cuestiones con los Estados y con los organismos internacionales, promoviendo
una adecuada inserción del país en el mundo.
La Constitución vigente (aprobada mediante Referéndum del pueblo ecuatoriano en 2008),
contiene normas relativas a los asuntos internacionales principalmente en su Título VIII, las mismas
que podríamos agruparlas en cuatro aspectos:
Principios que deben tenerse en cuenta en las relaciones del Ecuador con la comunidad
internacional.
El manejo de la política internacional: atribuciones del Ejecutivo. Normas sobre asuntos
de carácter internacional que afectan a los ciudadanos.
Los tratados e instrumentos internacionales, reglas para su celebración: suscripción,
ratificación y denuncia.
Preceptos sobre integración latinoamericana, como objetivo estratégico del Estado.
1.4.1 Principios que deben tenerse en cuenta sobre las relaciones del Ecuador con la Comunidad
Internacional
La Constitución de la República (2008) contempla en el Título VIII “RELACIONES
INTERNACIONALES”, Capítulo primero: “Principios de las relaciones internacionales”, lo
siguiente:
Las relaciones del Ecuador con la comunidad internacional responderán a los intereses del
pueblo ecuatoriano, al que le rendirán cuenta sus responsables y ejecutores, y, en
consecuencia:
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Estos principios que han sido universalmente reconocidos y practicados por la mayor parte de
los países se tornan esenciales al momento de la adopción de una norma internacional, o incluso
para el pronunciamiento del país en casos de respaldo o condena a las acciones de otro Estado, o de
un organismo supranacional. Y desde luego, rigen en la política internacional y en la convivencia
armónica de los Estados. Algunos de estos principios se encuentran reconocidos por la
Organización de las Naciones Unidas en su Carta (Naciones Unidas, 1945, art.1 y 2), así como en la
Carta de los Estados Americanos (OEA, 1948, art. 3), instrumentos suscritos en 1945 el primero y
en 1948 el segundo.
1.4.2 El manejo de la Política Internacional: atribuciones
del Ejecutivo. Normas sobre asuntos de carácter internacional que afectan a los ciudadanos
El artículo 147 de la Constitución de la República del Ecuador, numeral 10, dispone:
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Con lo cual debemos admitir que hay otros tratados internacionales, cuya materia específica no
está señalada en esta disposición que no requieren de la aprobación de la Asamblea Nacional para
su ratificación o denuncia.
La facultad de la Asamblea Nacional está expresamente señalada en el numeral 8 del artículo
120 de la Constitución de la República (2008) que dice: “La Asamblea Nacional tendrá las
siguientes atribuciones y deberes, además de las que determine la ley: (…) 8. Aprobar o improbar
los tratados internacionales, en los casos que corresponda” (art. 120, num. 8).
Y los casos que le corresponde son aquellos que los hemos encontrado señalados en el artículo
419 de la propia Ley Suprema.
Los tratados internacionales que vayan a ser ratificados por parte de la Asamblea Nacional
deberán contar con el dictamen previo y vinculante de la Corte Constitucional, según lo dispuesto
en el Artículo 438, numeral primero.
La Constitución de la República que entró en vigencia en octubre de 2008, introdujo algunas
innovaciones en esta materia, por ejemplo, volvió a establecer disposiciones sobre la denuncia de
un tratado internacional aprobado, que le corresponde al Presidente de la República, pero debe
contar, además, con la aprobación previa de la Asamblea Nacional. Esta disposición no constaba en
las Constituciones de 1998, ni en la de 1946, aunque si en las de 1967 y de 1945. Del mismo modo
la denuncia de un tratado internacional aprobado en referéndum requiere del mismo trámite que lo
aprobó.
Otras innovaciones introducidas en la Constitución (2008) son las contempladas en los artículos
420, 421 y 422, transcritos a continuación:
Art. 420.- La ratificación de tratados se podrá solicitar por referéndum, por iniciativa
ciudadana o por la Presidenta o Presidente de la República.
Art. 421.- La aplicación de los instrumentos comerciales internacionales no menoscabará,
directa o indirectamente, el derecho a la salud, el acceso a medicamentos, insumos,
servicios, ni los avances científicos y tecnológicos.
Art. 422.- No se podrá celebrar tratados o instrumentos internacionales en los que el Estado
ecuatoriano ceda jurisdicción soberana a instancias de arbitraje internacional, en
controversias contractuales o de índole comercial, entre el Estado y personas naturales o
jurídicas privadas.
Se exceptúan los tratados e instrumentos internacionales que establezcan la solución de
controversias entre Estados y ciudadanos en Latinoamérica por instancias arbitrales
regionales o por órganos jurisdiccionales de designación de los países signatarios. No
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podrán intervenir jueces de los Estados que como tales o sus nacionales sean parte de la
controversia.
En el caso de controversias relacionadas con la deuda externa, el Estado ecuatoriano
promoverá soluciones arbitrales en función del origen de la deuda y con sujeción a los
principios de transparencia, equidad y justicia internacional (Constitución de la República
del Ecuador, 2008).
1.4.3.1 Los tratados internacionales de derechos humanos
Desde hace varios años ya el derecho constitucional en varios países venía reconociendo a los
tratados internacionales de derechos humanos una jerarquización a nivel de la propia Constitución,
incluso y no muy pocos los sitúan por encima de ella. Sin duda esta fue una conquista de quienes
han trabajado constantemente por la defensa y el desarrollo de los derechos humanos en el mundo.
En el caso del Ecuador, en forma expresa, se encuentra señalada esta disposición en el segundo
inciso del artículo 424 que dice:
La Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el
Estado que reconozcan derechos más favorables a los contenidos en la Constitución,
prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público (Constitución de
la República del Ecuador, 2008, art. 424).
Por otro lado, es necesario dejar señalado que son de aplicación directa e inmediata estas
normas previstas en instrumentos internacionales de derechos humanos, así lo dispone el artículo
426, la condición es, que dichas normas de los tratados de derechos humanos sean más favorables a
las establecidas en la Constitución, y deben ser aplicadas, aun si las partes no las invocan
expresamente.
1.4.4 Preceptos sobre integración latinoamericana,
como objetivo estratégico del Estado
El Ecuador ha sido tradicionalmente un país integracionista, generalmente ha estado dispuesto
siempre a asociarse con otros Estados para formar uniones políticas, económicas o sociales,
regionales o subregionales e incluso mundiales encaminadas a la armonización de políticas y
normas comunes tendientes a lograr el bien común de sus pobladores.
La Constitución del Ecuador coloca entre los objetivos estratégicos del Estado a la integración y
señala que en forma especial será considerada la integración con los países de Latinoamérica.
En el artículo 423 de la Constitución se encuentran señalados los compromisos del Estado
ecuatoriano en esta materia:
La integración, en especial con los países de Latinoamérica y el Caribe será un objetivo
estratégico del Estado. En todas las instancias y procesos de integración, el Estado
ecuatoriano se comprometerá a:
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Con este objeto, los tratadistas han expuesto, en forma general, una serie de teorías,
agrupándose en las diversas escuelas jurídicas, cada una de las cuales lo ha hecho en forma personal
y excluyente. Debemos recordar que el derecho internacional público se ha nutrido de las doctrinas
de determinadas escuelas, por lo que es natural mirar en ellas el verdadero fundamento de este
derecho.
Algunas de esas escuelas son:
Teológica.- Fundamenta al derecho internacional en la religión, subordinándolo al concepto de
moral y religión.
Romana.- Fundamenta el derecho internacional público al Jus Gentium romano, verdadero
origen para algunos del derecho internacional.
De derecho natural.- Algunos autores han pretendido fundamentar al derecho internacional en
el derecho natural. Una mezcla de derecho consuetudinario y derecho natural, sin precisar cuál de
los dos es más prominente.
Positivista.- En esta escuela se agrupan todos los que sostienen que el derecho internacional
proviene de los tratados y convenciones, así como de la costumbre.
Sin embargo, en la doctrina clásica, existen dos grandes corrientes: una que versa sobre el
voluntarismo y otra que se sitúa fuera del mismo.
2.1.1 Teorías voluntaristas: referencia a la doctrina de la autolimitación de voluntades, de la
voluntad común y
de la coordinación de voluntades
El derecho tiene su origen en la expresión de una voluntad. El derecho internacional se basa
necesariamente en la voluntad del Estado.
Entre las teorías voluntaristas están:
La teoría de la autodelimitación.- (JELLINEK, 1880)[1]. El Estado, por obra de su propia
voluntad, establece limitaciones a su poder cuando lo estima necesario para entrar en el sistema
internacional; por lo tanto, el derecho internacional es obligatorio porque el Estado es capaz de
obligarse a sí mismo. Se ha objetado a esa tesis que, si el derecho internacional tiene por
fundamento la voluntad del Estado, y ésta es discrecional, en manos de él está admitir tales o cuales
reglas y también desecharlas. Este fundamento conduciría a la negación del derecho internacional.
La teoría de la voluntad común.- (TRIEPEL, 1889) El derecho internacional nace de la
combinación de las voluntades de los Estados de la cual sale una voluntad común. Cada uno de
ellos colabora a formar el derecho internacional; pero una vez que se ha producido esa fusión de
voluntades, distintas, pero con un mismo contenido, existe una unión, un acuerdo (Vereinbarung):
el Estado se encuentra ante una norma objetiva, que no es un acuerdo con intereses encontrados ni
es tampoco una simple suma de voluntades particulares, sino un resultado nuevo proveniente de la
voluntad colectiva. Esta teoría muestra la manera como los Estados se sienten ligados, pero no
explica la razón por la que se sienten ligados.
2.1.2 Teorías objetivistas: referencia a la escuela positivista,
a la normativa, a la sociológica y a las del derecho natural
A las teorías voluntaristas se han opuesto autores como ANZILOTTI (1912), KELSEN (1920) y
VERDROSS (1926), que han sostenido que la validez de una norma jurídica depende de la validez
de una norma jurídica preexistente. Esta norma para ANZILOTTI es la regla “pacta sunt servanda”,
[2] que impone el deber de cumplir las obligaciones contraídas. Para KELSEN esa norma jurídica
es el derecho consuetudinario y VERDROSS, sostiene que los dos anteriores dan por supuesto la
existencia de Estados y que éstos forman una comunidad, y que para “dar un contenido a la norma
fundamental del derecho internacional tenemos que partir de aquellos principios jurídicos que los
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pueblos civilizados reconocen comúnmente, toda vez que las normas de derecho internacional
positivo se han ido constituyendo sobre la base de la conciencia jurídica común de los pueblos”
(VERDROSS, 1955, pág. 36). La intervención del Estado es necesaria desde el punto de vista
formal.
La reacción contra el positivismo aparece con la teoría de la “conciencia jurídica internacional”
(Defendida entre otros, por DUGUIT, 1921), de la llamada “Escuela Sociológica”, según la cual los
hombres poseen un instinto, un sentimiento independiente de su voluntad que los obliga a seguir
cierta conducta; esta conciencia es el origen y la medida de las normas de derecho internacional e
induce a reaccionar contra todo ataque que se le dirija, porque se ha formado la convicción de que
su respeto es indispensable para mantener el orden social e internacional.
La concepción del derecho natural establece que los principios del derecho internacional se
concretan en dos normas fundamentales, que son una aplicación directa de la noción de justicia: la
obligación de cumplir los compromisos contraídos y el deber de reparar el daño causado
injustamente. De lo cual se deriva la importancia del principio pacta sunt servanda base
fundamental del derecho natural, aunque por encima de este principio está la idea de la justicia, que
reside en la conciencia jurídica de los hombres y esa noción es lo que da carácter obligatorio a sus
normas.
PARTE III
FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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Una práctica obligatoria, o sea que debe ser aceptada como de derecho, como
correspondiendo a una necesidad jurídica.
Una práctica evolutiva, que es la que distingue al derecho consuetudinario del derecho
convencional (ROUSSEAU, Derecho Internacional Público profundizado, 1966, págs.
96, ss).
Y señala que:
El fenómeno consuetudinario implica la reunión de dos elementos: por una parte, un
elemento de hecho (es decir la existencia de una costumbre constante y general); y por otra,
un elemento sicológico (es decir la existencia de un elemento intelectual, la opinio juris, que
implica la aceptación del carácter obligatorio de la costumbre por los sujetos mismos del
derecho) (ROUSSEAU, Derecho Internacional Público profundizado, 1966).
En este marco, casi todos los autores del derecho internacional público coinciden en otorgar a la
costumbre internacional estos dos elementos, como condición inevitable para la existencia.
3.4.1 El elemento material
Este elemento consiste en la práctica general y uniforme de los actos u omisiones a los cuales se
les denomina precedentes. Estos actos u omisiones deben ser probados.
ROUSSEAU, manifiesta que, para ser generador de costumbre, el precedente debe revestir dos
caracteres, ya que la costumbre se presenta como un uso a la vez continuo y general.
En cuanto a la continuidad de aplicación en el tiempo, –dice–ROUSSEAU (1966):
…en virtud de su definición, la costumbre aparece como la repetición concordante de
ciertos hechos. Para que una disposición consuetudinaria adquiera valor obligatorio, es
necesario que haya sido constantemente aceptada por los Estados que se encontraron en
situación de tener que aplicarla.
En lo que se refiere a la generalidad en el espacio, “la costumbre no es solamente el reflejo de
una práctica continua, es también la expresión de una práctica común” (ROUSSEAU, Derecho
Internacional Público profundizado, 1966). El autor, señala la existencia de costumbres generales
reconocidas por el conjunto de Estados (costumbres universales) y de costumbres relativas
(costumbres regionales), limitadas a ciertos Estados determinados.
3.4.2 El elemento subjetivo o psicológico
El elemento material no sería suficiente por sí sólo para que una práctica internacional pase a ser
una norma consuetudinaria jurídicamente obligatoria, es necesario que los sujetos del derecho
internacional crean en dicha práctica y la acepten. Esta “aceptación”, –dice ROUSSEAU (1966)–,
“constituye la opinio juris u opinio necessitatis[5], el elemento subjetivo, único criterio válido de la
costumbre en el orden jurídico” (pág. 131).
Este elemento que consiste en la convicción de que la costumbre resulta jurídicamente
obligatoria, es decir, se refiere a la conciencia que tienen los Estados de actuar jurídicamente
obligados y por lo tanto se debe adecuar su conducta a la misma, caso contrario estaría violando
dicha norma consuetudinaria.
3.5 Los principios generales del derecho
Son aquellos conceptos fundamentales que aparecen como el conjunto de ideas y creencias que
forman el pensamiento jurídico de un pueblo y que están formados por aquellos principios
elementales de justicia y equidad que tienen aplicación universal. Entre dichos conceptos están la
libertad, igualdad, justicia, seguridad jurídica, equidad, bien común.
Estos conceptos jurídicos fundamentales se han conservado a través del tiempo y del espacio y
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que como sirven de base para la creación de la norma jurídica, se han constituido en fuente del
derecho internacional.
Pero, además, los principios generales del derecho no solo sirven para crear y orientar normas
de derecho, sino que complementan un ordenamiento deficiente, fruto incompleto de la imaginación
del legislador, lo cual generalmente crea vacíos legales, los mismos que son completados por estos
principios.
Los principios del derecho están constituidos por normas en las que se fundamenta su estructura,
las cuales han sido partícipes en la historia del derecho internacional público. Estas normas o
principios son llamados Jus Cogens, lo que FERMÍN TORO[6] las define como: “Normas Jurídicas
Internacionales admitidas universalmente e imperativas que se dirigen por el alto grado de
generalización de los preceptos expresados en ellos y son fundamentales y rectores para todas las
demás normas jurídicas internacionales” (Toro, 1982). Es decir, son aquellas normas aceptadas y
reconocidas por la Comunidad Internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite
acuerdo en contrario.
Algunos de los principios que forman el Jus Cogens, son los siguientes:
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Un fin científico, que persigue el estudio de las normas del ordenamiento jurídico
vigente y las sistematiza a la vez, así como también a los principios generales del
derecho.
Un fin práctico, ofrece soluciones concretas donde la voluntad del legislador está
plasmada en las normas generales y se convierte en el principal auxiliar del abogado y
del juez en el estudio de los casos que se presenten.
Un fin crítico, trata de mejorar cada vez más al derecho procurando un contenido más
justo de las normas (Ciuro Caldani, 2001).
PARTE IV
LOS TRATADOS INTERNACIONALES
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A través de los años, varios autores y tratadistas del derecho internacional, han ido definiendo al
tratado internacional, considerando los mismos elementos e incorporando los nuevos que fueron
dando forma a los acuerdos entre Estados y organismos internacionales, los que se han tornado,
cada vez más importantes en sus relaciones.
De esta manera, KELSEN (1965) definió al tratado internacional, de la siguiente manera: “Un
tratado es un acuerdo concertado normalmente entre dos o más Estados conforme al derecho
internacional general” (pág. 271).
ROUSSEAU (1966), lo hace con estos términos:
“Un acuerdo entre sujetos del derecho de gentes destinado a producir ciertos efectos de derecho.
En su sentido amplio debe reservarse la denominación de tratado a todo acuerdo celebrado entre
miembros de la comunidad internacional”.
En su obra de 1951, ÁNGEL MODESTO PAREDES, presenta la siguiente definición: “tratado
es todo acuerdo escrito entre dos o más potencias, para el arreglo de algunos aspectos de las
relaciones internacionales”.
En base y consideración de los elementos señalados en la definición de la Convención sobre el
Derecho de los Tratados y en las diferentes definiciones de los tratadistas, podemos decir que:
Tratado es un Acuerdo Internacional regido por el derecho internacional y celebrado por
escrito entre uno o varios Estados y una o varias organizaciones internacionales, o entre
organizaciones internacionales, el mismo puede constar de uno o varios instrumentos
jurídicos conexos, sea cual fuere su denominación particular.
En lo que respecta a la clasificación de los tratados internacionales no encontramos criterio
unánime respecto a su clasificación, ésta más bien responde al interés del sistema o del pensamiento
de cada tratadista.
Una de las clasificaciones en las que coinciden la mayoría de autores es la que responde al
número de partes que intervienen en la celebración del tratado. De esta forma tenemos a los tratados
bilaterales y a los multilaterales.
Tratados Bilaterales
Son aquellos que se celebran entre dos Estados, responden a materias propias o de interés
particular de esos Estados parte. El Ecuador ha suscrito una serie de tratados bilaterales; entre ellos,
los de cooperación económica, cultural, técnica; acuerdos comerciales; acuerdos de asistencia
recíproca de inversiones[8]; convenios para evitar la doble imposición fiscal, etc., y con diversos
países.
Tratados Multilaterales
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Son aquellos que se celebran entre más de dos Estados. A éstos se les denomina también
Tratados–Leyes o Tratados Generales. Son los que más se asemejan a la Ley y de mayor
aplicabilidad en el derecho internacional.
La tendencia actual es la de adoptar tratados multilaterales que generalmente son el resultado de
reuniones internacionales especializadas, en las cuales se exponen el criterio y el interés de los
países, regiones o incluso del Orbe.
En atención a la materia sobre la cual versa el tratado, tenemos como ejemplo:
Tratados Políticos.
Tratados Económicos.
Tratados sobre Asuntos Especiales.
Los tratados políticos.- Comprenden aquellos sobre alianza, asistencia mutua, no intervención,
neutralidad, de paz, sobre cuestiones territoriales y de fronteras, sobre el establecimiento de
relaciones diplomáticas y otros. Como ejemplo podemos mencionar: la Carta de las Naciones
Unidas, los acuerdos de Yalta o de Potsdam. Para impartirle la fuerza estratégica propia de esta
materia política es preciso que se haga constar expresamente en el tratado.
Los tratados económicos.- Entre los que podríamos mencionar a los comerciales, los convenios
sobre suministros y circulación de mercancías, los convenios de prestación de asistencia técnica y
sobre cooperación científico–técnica, los convenios internacionales de pagos y sobre empréstitos,
tarifas aduaneras, aquellos de integración económica o comercial, etc.
Los tratados sobre asuntos especiales.- Abarcan numerosos acuerdos sobre las más diversas
cuestiones especiales: en la rama del transporte (ferroviario, marítimo, fluvial, aéreo, etc.), en la
esfera de las comunicaciones (correos, telégrafos, teléfonos, radiodifusión, etc.); acuerdos sobre
agricultura (profiláctica, epizootias, cuarentenas y lucha contra los parásitos de la agricultura, etc.);
convenios sobre cooperación científica, relaciones culturales, enseñanza, sanidad; tratados de
carácter jurídico (convenciones consulares, acuerdos sobre asistencia jurídica, acuerdos de
asistencia social). Entre los tratados de carácter jurídico ocupan especial lugar las convenciones
multilaterales sobre codificación de diferentes ramas del derecho internacional , como las
Convenciones de Ginebra de 1958 sobre Derecho Marítimo, las Convenciones de Viena de 1961
sobre Relaciones Diplomáticas y relaciones Consulares de 1969, la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Tráfico Ilícito de
los Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988, etc.
Otra clasificación de los tratados es la referente al fondo o esencia de los mismos, que SEARA
VÁSQUEZ (1981) los clasifica de la siguiente manera:
a) Tratados – Contratos, de finalidad limitada a crear una obligación jurídica que se extingue
con el cumplimiento del tratado; por ejemplo, si dos Estados celebran un tratado para fijar su
frontera común, una vez que este objetivo haya sido conseguido se agota el contenido del tratado.
b) Tratados – Leyes, destinados a crear una reglamentación jurídica permanentemente
obligatoria, como es el caso de la Convención firmada en Viena, en abril de 1961, sobre privilegios
e inmunidades de los agentes diplomáticos; en este caso se trata de crear una reglamentación
permanente.
En relación a la forma, la siguiente clasificación la realiza el Profesor chileno Llanos Mansilla
(1977) en el sentido de si el tratado permite o no la incorporación de otros Estados; así tenemos los
tratados abiertos que permiten la adhesión de otros Estados y los tratados cerrados que no admiten
dicha incorporación, a la vez que los primeros pueden ser en forma restringida o universal (pág.
61).
En forma universal los tratados generales son aquellos que por su naturaleza tienen vocación a
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la universalidad; y restringidos, que son los que, también por su naturaleza, deben limitarse a un
número determinado de Estados.
4.2 Las partes en un tratado
Parte en un tratado es un Estado o una organización internacional que ha consentido en
obligarse por el mismo y con respecto al cual o a la cual el tratado entra en vigor.
Por lo que podemos deducir que son parte de un tratado: los Estados entre sí, o éstos con
organizaciones internacionales; las organizaciones internacionales con los Estados o ellas entre sí.
Lo más común suele ser que los acuerdos internacionales se suscriban entre Estados. Estas
celebraciones están regulados por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
1969; cuando son suscritos con un organismo internacional, estarían regulados por la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados entre Estados y Organizaciones
Internacionales o entre Organizaciones Internacionales de 1986, aunque como quedó señalado en
otra parte de este Manual, ésta última no ha entrado en vigencia plena.
4.3 Análisis del procedimiento para la conclusión de los tratados internacionales de acuerdo
con la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados
Cada Estado, cualquiera sea su régimen social o político, su extensión territorial, el número de
sus habitantes y el grado de desarrollo de su economía y cultura, posee capacidad jurídica para
suscribir tratados internacionales.
La conclusión[9] del tratado internacional constituye un proceso integrado por diversas fases
consecutivas principales:
No es indispensable que cada tratado recorra todas estas fases, pero si debe pasar por los
períodos de la elaboración del texto, de su aceptación y de la manifestación del Estado sobre la
obligatoriedad del tratado con respecto a él.
Los Estados acuerdan los tratados internacionales a través de sus órganos supremos de poder y
de la administración del Estado. El procedimiento de la representación de los Estados para suscribir
y la determinación de los órganos sobre los que recae esta función de sus atribuciones corresponde
normar al derecho interno de cada Estado.
En lo que se refiere a las organizaciones internacionales, este procedimiento se encuentra
previsto en sus Estatutos. Debemos recordar que, en los últimos años, y cada vez con mayor fuerza,
las organizaciones internacionales celebran tratados internacionales, de tal importancia que obligan
regularmente a adecuar las legislaciones de los Estados.
4.4 La negociación
Es la fase inicial del tratado, en la que las partes exponen su punto de vista o de interés, a través
de plenipotenciarios, o aquellos funcionarios acreditados por el Gobierno que, portadores de la
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Carta de Plenos Poderes, pueden actuar a nombre del gobierno de su país. En la negociación se va
elaborando el proyecto de trabajo conforme las partes van llegando a acuerdos.
4.4.1 ¿Quiénes negocian?
En la mayoría de los casos, los órganos del Estado, al suscribir los tratados internacionales,
obran a través de personas expresamente autorizadas para ello mediante la provisión de documentos
especiales denominados Plenos Poderes. En estos documentos se certifica el derecho a negociar,
adoptar el texto del tratado, establecer su autenticidad, firmarlo o manifestar de otro modo el
consentimiento sobre la obligatoriedad del tratado.
Los Plenos Poderes pueden emitirse también sólo para algunas fases de la conclusión del
tratado, como por ejemplo las negociaciones, la adopción del texto y la autentificación del mismo,
pero sin la debida autorización del Estado al que representa, no podrá firmar o suscribir el tratado.
Según el artículo 7, numeral 2 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
1969, no necesitan de Plenos Poderes para negociar un tratado internacional: el Jefe de Estado, el
Jefe de Gobierno y los Ministros de Relaciones Exteriores. Los jefes de misión diplomática no
necesitan Plenos Poderes cuando negocian con el país o el organismo ante el cual están acreditados,
ni los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o uno de sus
órganos.
De acuerdo al artículo 8 de la misma Convención de Viena, cualquier acto respectivo a la
conclusión de un tratado realizado por una persona facultada para ello o con infracción de los
Plenos Poderes no acarrea ninguna consecuencia jurídica para el Estado, siempre y cuando este acto
sea revalidado después por el órgano competente del Estado.
Además de Plenos Poderes, las personas que llevan a cabo las negociaciones reciben de sus
gobiernos instrucciones en las que se fija la posición que deberán mantener las delegaciones sobre
materia objeto del tratado. Estas instrucciones constituyen un documento interno de cada
delegación. El tratado concluido con infracción de las instrucciones no pierde su fuerza jurídica.
4.4.2 El idioma en los tratados
La negociación termina con la redacción del texto escrito, es decir lo que constituye el cuerpo
del tratado. Un problema que ha surgido por años y que aún hoy es materia de controversia, es la
que se refiere a idioma que se debe emplear en las negociaciones y en el texto mismo del tratado.
Cada Estado reivindicaba el uso de su idioma y se olvidaban otras consideraciones, sobre todo
prácticas, como las de determinar el idioma que mejor pueda servir para expresar claramente lo que
ha sido acordado.
Cuando los Estados que negocian hablan el mismo idioma no existe ningún problema, éste será
generalmente el que se utilice, tanto para negociar, como para el texto. El conflicto se da cuando los
Estados utilizan idiomas distintos, para lo cual se aplican algunas modalidades.
El sistema que se ha aplicado generalmente es el de redactar el tratado en un solo idioma. La
elección de este idioma único, que antiguamente era el latín, luego, a partir del siglo XVIII era
exclusivamente el francés en razón de las cualidades técnicas propias de este idioma. La mayoría de
los grandes tratados políticos celebrados en esa época fueron redactados exclusivamente en francés.
Pero este uso ha desaparecido casi completamente a contar de 1914.
Desde entonces se ha puesto en práctica algunas fórmulas:
Un primer sistema consiste en redactar el tratado en dos o varios idiomas, pero con
preeminencia de una sola versión.
Un segundo sistema consiste en escoger tantos idiomas como Estados contratantes hay.
Aplicada a los tratados bilaterales esta fórmula conduce a la redacción en dos idiomas, lo
que presentará el inconveniente de provocar dificultades si a los dos textos se asigna
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igual valor (fue célebre, por ejemplo, lo que sucedió con el artículo 17 del Tratado Ítalo-
Etíope de Ucciali, de 25 de mayo de 1889, cuya interpretación divergente por ambas fue
una de las causas de la guerra de 1896).
Otro sistema y que se aplica muy comúnmente es el de redactar los textos en los idiomas
oficiales de la organización internacional. Un ejemplo práctico de este caso podría ser la
de los convenios que se adoptan en varios organismos de Naciones Unidas, donde los
idiomas oficiales son el inglés y el francés. Las traducciones a otros idiomas, incluyendo
al español son realizados por los Estados interesados o por la voluntaria contribución de
alguno de ellos.
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consentimiento del Estado en obligarse, con arreglo al derecho internacional, mediante algún acto
formal, es decir: la firma definitiva o suscripción, la aprobación, la ratificación, la aceptación o la
adhesión.
En el texto del tratado se especifican normalmente el acto o actos mediante los cuales un Estado
puede expresar su consentimiento en obligarse.
4.8 La firma o suscripción
Una vez convenido y adoptado el texto del tratado, debe establecerse que es definitivo y no
puede ser modificado por los mandatarios de los países. El procedimiento por el que se declara
definitivo el texto adoptado se llama autenticación y constituye una fase necesaria para concluir el
tratado internacional, ya que todo gobierno, antes de asumir las obligaciones emanadas del tratado,
debe conocer exactamente el contenido definitivo del mismo. Los representantes plenipotenciarios
de los Estados demostrarán que están dispuestos a obligarse por el tratado.
No es necesario que suscriba el tratado el representante que negoció o que adoptó el texto del
mismo.
La suscripción equivale a la firma del tratado y puede realizarse de dos formas:
La suscripción puede ser en unidad de acto o diferido. En los acuerdos bilaterales todos los
tratados son suscritos en unidad de acto.
El procedimiento de autenticación del texto se determina en el propio texto o mediante acuerdo
entre los Estados concertantes.
Las formas de autenticar son las siguientes:
La firma.
La firma AD REFERÉNDUM (o condicional).
La rúbrica.
La inclusión del texto del tratado en la resolución de la organización internacional que la
adopto.
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es solo un acto que le da solemnidad al tratado, es cierto que es un elemento de fondo, pues sin la
aprobación, el Ejecutivo o el Jefe de Estado no pueden ratificar el tratado y si no se ratifica no entra
en vigor, queda sin efecto. Es la manifestación de la influencia del régimen parlamentario.
En Estados Unidos la aprobación corresponde al Senado, en Colombia al Congreso bicameral,
en España a las Cortes Generales y en la ex Unión Soviética era al presidente del Soviet Supremo.
En México, los tratados que celebra el presidente requieren la aprobación del Senado.
En el Ecuador, esta atribución está otorgada por el artículo 120 de la Constitución de la
República (2008) a la Asamblea Nacional en los siguientes términos:
La Asamblea Nacional tendrá las siguientes atribuciones y deberes, además de las que
determine la ley:
(…)
8. Aprobar o improbar los tratados internacionales en los casos que corresponda.
Y los casos que le corresponde son los establecidos en el artículo 419 de la Constitución.
La ratificación o denuncia de los tratados internacionales requerirá la aprobación previa de
la Asamblea Nacional en los casos que:
4.11 La ratificación
La ratificación es la aprobación definitiva del tratado por el órgano supremo del poder del
Estado. Está contenida en dos instrumentos jurídicos distintos en una disposición normativa interna
(Ley, Decreto, etc.) y en un documento internacional (Carta de Ratificación). El procedimiento de
ratificación es de la competencia interna del Estado. En unos países el Jefe de Estado ratifica por sí
mismo los tratados, en otros, lo hace con el acuerdo del Parlamento.
De todas maneras, la ratificación se lo hace de acuerdo a la legislación interna de cada país.
Pero, son los poderes del Estado los que tienen la facultad de aprobar o ratificar el instrumento.
Depende también de las circunstancias políticas de los Estados. Por ejemplo, en el caso de un
Gobierno dictatorial quien aprueba o ratifica será el Jefe Supremo o el dictador. La ratificación se la
hace en un solo acto.
El derecho internacional no establece qué tratados internacionales están sujetos a ratificación.
Esto se determina en cada caso por las condiciones del tratado, ya que habrá instrumentos cuya
aprobación del Estado pueda hacerse de cualquier otra forma de las ya descritas anteriormente.
De ordinario, el derecho interno del Estado también contiene normas sobre la ratificación de los
tratados.
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1. Todo tratado y todo acuerdo internacional concertados por cualesquiera Miembros de las
Naciones Unidas después de entrar en vigor esta Carta, serán registrados en la Secretaría
y publicados por ésta a la mayor brevedad posible.
2. Ninguna de las partes en un tratado o acuerdo internacional que no haya sido registrado
conforme a las disposiciones del párrafo 1 de este Artículo, podrá invocar dicho tratado
o acuerdo ante órgano alguno de las Naciones Unidas.
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1. Cuando el tratado disponga que ese Estado puede manifestar tal consentimiento
mediante la adhesión;
2. Cuando conste de otro modo que los Estados negociadores han convenido que ese
Estado puede manifestar tal consentimiento mediante la adhesión; o
3. Cuando todas las partes hayan consentido ulteriormente que ese Estado puede
manifestar tal consentimiento mediante la adhesión.
De lo cual podemos colegir que un Estado puede adherir a un tratado internacional, luego de que
este haya sido firmado por los miembros, haya entrado o no en vigor, siempre y cuando la adhesión
esté prevista en el texto del mismo; o, que haya manifestación por parte de los Estados parte de que
otros Estados pueden adherir al tratado; y, ante una solicitud del Estado que desea adherir al tratado,
los Estados miembros consientan en ello. Es decir, la intención de un Estado de adherirse a
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determinado tratado debe estar siempre permitido por las partes del mismo.
La adhesión a un tratado internacional surte el mismo efecto jurídico que las otras formas de
manifestación de voluntad del Estado de comprometerse por el tratado y seguirá las mismas normas
que se aplica en la ratificación del mismo.
4.14 Las reservas
El artículo 2, literal d) de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (1969)
define la reserva como:
(…) una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación, hecha por
un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con objeto de
excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación
a ese Estado.
En esta definición existen varios elementos importantes que caracterizan a la reserva: en primer
lugar, se trata de una declaración unilateral, lo cual significa que no requiere ser hecha por acuerdo
entre las partes, es decir surge como una simple manifestación de la voluntad y la soberanía del
Estado, quien además pretende excluirse de los efectos que emane del tratado internacional, debido
a la aplicación de una norma jurídica interna. Por otro lado, las reservas pueden ser interpuestas en
cualquiera de las etapas de manifestación del Estado del consentimiento de obligarse por el tratado.
Una reserva puede permitir que un Estado participe en un tratado multilateral en el que de otro
modo ese Estado no querría o no podría participar, excluyendo tan solo una parte del mismo.
La Organización de las Naciones Unidas acepta como equivalentes cualesquiera de los
siguientes términos: “reserva”, “declaración”, “entendimiento”, “declaración interpretativa” o
“manifestación declarativa”, siempre y cuando sirva para modificar o excluir los efectos jurídicos
de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación.
La Convención de Viena de 1969, solamente utiliza el término “reserva” y en su artículo 19
dispone los momentos en que puede ser introducida una reserva y las excepciones a esta facultad.
Formulación de reservas. Un Estado podrá formular una reserva en el momento de firmar,
ratificar, aceptar o aprobar un tratado o de adherirse al mismo, a menos:
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las mismas.
En la práctica, existen algunos tratados internacionales que no admiten reservas, debido
principalmente a la delicadeza o importancia de los temas a ser aplicados. Como ejemplo de este
tipo de Instrumentos podemos señalar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998,
dispone: “No se admitirán reservas al presente Estatuto” (art. 120). Existen algunos tratados
internacionales, especialmente los de defensa de los derechos humanos, o de asuntos humanitarios,
que, por su naturaleza, no admiten reservas. Otros tratados internacionales, en cambio, no admiten
reservas para ciertas partes o artículos determinados de su texto, solamente.
4.14.1 Las Declaraciones
No obstante, no estar contempladas en las disposiciones de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados de 1969, la práctica de las Naciones Unidas reconoce plenamente las
declaraciones, sin embargo, éstas solamente son: interpretativas o facultativas u obligatorias, como
veremos más adelante.
Al igual que las reservas, las declaraciones se depositan generalmente en el momento de la
firma o en el momento del depósito del instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión. Algunas veces una declaración puede formularse posteriormente.
4.14.2 Las Declaraciones interpretativas
Un Estado parte de un tratado internacional puede hacer una declaración acerca de su
entendimiento de un asunto de una disposición particular de un tratado o de la interpretación de
ella. Estas declaraciones interpretativas, a diferencia de las reservas, no tienen por objeto excluir o
modificar los efectos jurídicos de un tratado, sino más bien aclarar el significado de ciertas
disposiciones o de todo el tratado.
Algunos tratados prevén expresamente las declaraciones interpretativas. Por ejemplo, al firmar o
ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, o al adherirse a
ella, un Estado puede hacer declaraciones a fin de armonizar su derecho interno con las
disposiciones de esa Convención, siempre que tales declaraciones o manifestaciones no tengan por
objeto excluir o modificar los efectos jurídicos de las disposiciones de la Convención en su
aplicación a ese Estado (CONVEMAR, art. 310).
4.14.3 Las Declaraciones facultativas y obligatorias
Las disposiciones de un tratado pueden prever que los Estados parte hagan declaraciones
facultativas u obligatorias, las mismas que son jurídicamente vinculantes para los declarantes.
Declaraciones facultativas
Muchos tratados de derechos humanos prevén que los Estados hagan declaraciones facultativas
que sean jurídicamente vinculantes para ellos. Generalmente esas declaraciones se refieren a la
competencia de las comisiones o comités de derechos humanos. Un ejemplo de este caso es el del
artículo 41 del Pacto Internacional de Derecho Civiles y Políticos, de 1966, que dice:
Todo Estado Parte en el presente Pacto podrá declarar en cualquier momento que reconoce
la competencia del Comité para recibir y examinar las comunicaciones en que un Estado
Parte alegue que otro Estado Parte no cumple las obligaciones que le impone este Pacto.
Declaraciones obligatorias
Cuando un tratado requiera que los Estados que se hagan partes en él, formulen una declaración
obligatoria, el depositario tratará de asegurarse de que hagan tales declaraciones. Algunos tratados
de desarme y de derechos humanos prevén declaraciones obligatorias, como por ejemplo el artículo
3 de la Convención sobre la prohibición de armas químicas y sobre su destrucción, de 1993. En el
párrafo 2 del artículo 3 del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derecho del Niño
relativo a la participación de niños en los conflictos armados, de 2000, se establece que:
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Cada Estado Parte depositará, al ratificar el presente Protocolo o adherirse a él, una
declaración vinculante en la que se establezca la edad mínima en que permitirá el
reclutamiento voluntario en sus fuerzas armadas nacionales y se ofrezca una descripción de
las salvaguardias que haya adoptado para asegurarse de que no se realiza ese reclutamiento
por la fuerza o por coacción.
También aparecen declaraciones obligatorias en la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar y en el Acuerdo sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982 relativas a la conservación
y ordenación de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente
migratorios, de 1995, se debe hacer una declaración en la que especifique las cuestiones sobre las
que se ha conferido competencia a la organización, y la naturaleza y extensión de esa competencia.
4.15 La enmienda y la modificación de los tratados internacionales
En cuanto a los tratados bilaterales, estos sólo podrán enmendarse por acuerdo entre las partes.
En los multilaterales, las partes podrán ponerse de acuerdo para modificar el texto de un tratado,
en cuyo caso cualquier Estado parte puede proponer un proyecto de enmienda, el mismo que será
puesto a consideración de las demás partes y con su acuerdo, siempre y cuando no haya disposición
en contrario o prohibición en el mismo tratado se procederá a enmendar dicho tratado.
Como ejemplo de estos casos podemos mencionar el párrafo 4 del artículo 13 de la Convención
sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas
Antipersonal y sobre su Destrucción, de 1997, que señala: “Toda enmienda a esta Convención será
adoptada por una mayoría de dos tercios de los Estados parte presentes y votantes en la conferencia
de enmienda. El Depositario comunicará toda enmienda así adoptada a los Estados Partes”.
Todo Estado que es parte de un tratado está también permitido para ser parte del texto
enmendado. Sin embargo, en las relaciones entre un Estado que sea parte del tratado original y del
enmendado y un Estado que sólo lo sea en uno de ellos, los derechos y obligaciones recíprocos se
regirán por el tratado en el que los dos Estados sean partes.
Los Estados que lleguen a ser parte en el tratado después de su entrada en vigor, se entenderá
que es parte del tratado en su forma enmendada y del tratado en la forma no enmendada, con
respecto a los Estados que no han sido parte del acuerdo de enmienda, salvo, claro, que no
manifieste decisión en contrario. El acuerdo de enmienda de un tratado no obligará a ningún Estado
que, aunque sea parte del tratado original, no sea del acuerdo de enmienda.
Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo que tenga por objeto
modificar el tratado únicamente en sus relaciones mutuas, siempre y cuando la posibilidad de tal
modificación está prevista por el tratado, o no está prohibida por el tratado, siempre que no afecte al
disfrute de los derecho y obligaciones de las demás partes; y que no se refiera a ninguna disposición
cuya modificación sea incompatible con el objeto y el fin del tratado (Ciuro Caldani, 2001).
Las partes interesadas deberán notificar a las demás partes su intención de celebrar el acuerdo y
la modificación del tratado que en ese acuerdo se disponga.
Los tratados especifican normalmente que una parte debe consentir formalmente en obligarse
por una enmienda, después de su aprobación, mediante el depósito de un instrumento de
ratificación, aceptación o aprobación de la enmienda. Como ejemplo de este mandato tenemos el
párrafo 3 del artículo 39 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional, de 2000.
Una enmienda puede entrar en vigor de varios modos diferentes, por ejemplo:
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Como ejemplo podemos señalar el párrafo 4 del artículo 20 del Protocolo de Kioto de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, de 1997[12]:
Los instrumentos de aceptación de una enmienda se entregarán al Depositario. La enmienda
aprobada de conformidad con el párrafo 3 entrará en vigor para las Partes que la hayan
aceptado el nonagésimo día contado desde la fecha en que el Depositario haya recibido los
instrumentos de aceptación de por lo menos tres cuartos de las Partes en el presente
Protocolo.
En cuanto a los efectos de las enmiendas, éstas pueden obligar luego de entrar en vigor, sólo a
los Estados que hayan aceptado formalmente la enmienda (como el caso anterior) o en ciertos casos
especiales a todos los Estados partes en el tratado.
En el caso de los tratados que no han entrado en vigor, no será posible enmendarlos, salvo que
los Estados partes convengan en que el texto de un tratado necesita ser revisado; luego de ser
aprobado, los signatarios y las partes contratantes pueden reunirse para aprobar acuerdos conexos
que modifiquen el tratado principal.
PARTE V
LA INTERPRETACIÓN Y LOS EFECTOS
DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES
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1. Cuando un tratado haya sido autenticado en dos o más idiomas, el texto hará
igualmente fe en cada idioma, a menos que el tratado disponga o las partes
convengan que en caso de discrepancia prevalecerá uno de los textos.
2. Una versión del tratado en idioma distinto de aquel en que haya sido autenticado el
texto será considerada como texto auténtico únicamente si el tratado así lo dispone o
las partes así lo convienen.
3. Se presumirá que los términos del tratado tienen en cada texto auténtico igual
sentido.
4. Salvo en el caso en que prevalezca un texto determinado conforme a lo previsto en el
párrafo 1, cuando la comparación de los textos auténticos revele una diferencia de
sentido que no pueda resolverse con la aplicación de los artículos 31 y 39, se
adoptará el sentido que mejor concilie esos textos, habida cuenta del objeto y fin del
tratado.
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El término final suele estar previsto en el propio tratado, de lo contrario, dejarán de surtir efecto
por nulidad, suspensión o terminación.
En el primer caso, la Convención de Viena de 1969, considera los vicios del consentimiento de
los Estados que acarrean nulidad, en los siguientes supuestos:
Absoluta: Si el consentimiento de una de las partes se ha conseguido mediante la coacción, o si
en el momento de la celebración del tratado, éste se encuentra en oposición a una norma imperativa
del derecho internacional.
Relativa: En caso de que el consentimiento se haya prestado con una violación manifiesta de
una norma interna fundamental sobre la competencia para celebrar tratados, o si existiera
corrupción del representante de un Estado, efectuada por otro Estado negociador.
En el espacio: El principio general que reconoce la Convención de Viena sobre cuál es el
espacio físico o territorial al que alcanzan los efectos del tratado, es el de la “obligatoriedad en todo
el territorio” de cada una de las partes, entendiéndose por esto, territorio terrestre, aguas interiores,
mar territorial y espacio aéreo.
Respecto de otros tratados: Se suscita otro cuestionamiento sobre los efectos de dos o más
tratados de la misma clase, que consiste en determinar la compatibilidad y la medida de los efectos
que cada uno ha de producir o limitarse.
Incluimos algunos ejemplos, que se encuentran de acuerdo al orden que refleja la Convención
de Viena en su artículo 30.
El supuesto excepcional del artículo 103 de la Carta de Naciones Unidas en el que se dice: “En
caso de conflicto entre las obligaciones contraídas por los Miembros de las Naciones Unidas en
virtud de la presente Carta, y sus obligaciones contraídas en virtud de cualquier otro convenio
internacional, prevalecerán las obligaciones impuestas por la presente Carta” (Naciones Unidas,
1945).
Esto es consecuente con la naturaleza propia de las Naciones Unidas, cuyo fin es el
mantenimiento de la paz y seguridad internacional, a cuya realización quedarán subordinados la
organización y sus Miembros.
Otro supuesto similar es el contemplado en el numeral 2 del artículo 30 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados: “Cuando un tratado especifique que está subordinado a un
tratado anterior o posterior o que no debe ser considerado incompatible con ese otro tratado,
prevalecerán las disposiciones de este último” (Naciones Unidas, 1969).
Un tercer caso es aquel en el que se encuentren dos tratados sucesivos sobre la misma materia
entre las mismas partes con contenidos disímiles, la manera de resolución es el principio romano
“Lex posteriori derogat priori”, lo que significa que la ley posterior deroga a la anterior de manera
contundente.
5.3.1 En relación a las partes contratantes: respecto
del territorio, de los gobernantes y de los gobernados
Por norma universal el tratado internacional extiende sus efectos en todo el territorio sobre el
cual el Estado ejerce soberanía. El Estado es un organismo que reúne tres elementos básicos: la
población, el territorio y las instituciones a través de las cuales ejerce el poder, o en criterio de
DUGUIT[13], “se caracteriza por la realización, sobre un territorio determinado, de una cierta
diferenciación entre los gobernantes y gobernados” (Duguit, 2003).
Con respecto a los gobernantes, debemos recordar que, en regímenes como el del Ecuador, es al
Ejecutivo a quien le corresponde dirigir la política internacional y las relaciones internacionales y
por ende celebrar y ratificar los tratados internacionales. Esos tratados internacionales, celebrados,
aprobados y ratificados de acuerdo a la Constitución y a la ley; constituyen fuente del derecho
35
DEG
interno y para que sean aplicados en forma obligatoria, el Estado ha adoptado los procedimientos
necesarios para que las normas del tratado sean incorporadas al derecho interno.
Con respecto al órgano legislativo, en algunos casos se requiere una ley para que el tratado
internacional pueda producir sus efectos, en el caso de la legislación mexicana, por ejemplo, los
tratados internacionales son una ley de orden federal, con igualdad de rango jerárquico a las leyes
emanadas del Congreso de la Unión y el tratamiento para su aprobación, es igual que para estas
leyes.
Otros parlamentos tienen mecanismos más simples para su aprobación e incorporación a la
legislación nacional, en el caso del Ecuador, la aprobación legislativa del tratado internacional,
requiere un solo debate (a diferencia de la ley que requiere dos) y el voto conforme de la mayoría
de todos los integrantes de la Asamblea Nacional y además sólo requieren de aprobación legislativa
los tratados internacionales de cuya materia que se trate están enumerados expresamente en el
artículo 419 de la Constitución.
La aprobación legislativa de los tratados conlleva la aceptación de los gobernados, del pueblo
directamente representado en esa legislatura, para comprometerse por ese tratado.
5.3.2 Con relación a terceros: tratados que benefician
y que crean obligaciones
En este punto la cuestión se sustrae a determinar cuáles son los sujetos internacionales respecto
de los que surten efecto los Tratados, o sea si crean obligaciones sólo para las partes o también para
Estados terceros. Los tratados producen efectos entre las partes y sólo éstas pueden limitarlos
mediante la estipulación en el propio tratado.
En el caso de los Estados terceros, la regla general está formulada de la siguiente manera: “Un
tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su consentimiento” (Convención
de Viena, 1969, Art. 34). Y la misma establece en los literales g) y h) del artículo 2, que se entiende
por “Parte” un Estado que ha consentido en obligarse por el tratado y con respecto al cual el mismo
está en vigor; y se entiende por “Tercer Estado” un Estado que no es parte en el tratado.
No obstante se debe tener en cuenta que la misma Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados (1969) reconoce que hay acuerdos internacionales que no están comprendidos en el
ámbito de la misma, es decir aquellos celebrados entre Estados y otros sujetos de derecho
internacional o entre esos otros sujetos de derecho internacional, así como los acuerdos
internacionales no celebrados por escrito, pero que este hecho no afecta:
PARTE VI
LA NULIDAD Y LA TERMINACIÓN DE LOS TRATADOS
INTERNACIONALES
6.1 La nulidad de los tratados internacionales de acuerdo con la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados
Siendo el consentimiento el fundamento de la celebración de los tratados internacionales, estos
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pueden perder su fuerza jurídica por aparecimiento de algunos de los vicios que lesionan el
consentimiento: error, coacción y dolo. Pues para la firma del tratado se presume la voluntad del
Estado y su intención de proceder de acuerdo a la buena fe.
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, en su artículo 46, se refiere
a las disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para celebrar tratados y lo
hace de la siguiente manera:
En esta disposición concurren dos supuestos: el primero, que la voluntad y el consentimiento del
Estado para obligarse por un tratado, viole alguna disposición de su derecho interno; y, segundo, el
Estado no puede señalar este hecho como vicio del consentimiento para alegar anulación de un
tratado. La excepción en este caso es que la violación sea palpable, notoria, pero sobre todo, que
afecte a una norma de derecho constitucional, ya que generalmente estas son normas supremas de
los Estados.
6.1.1 La capacidad
Tienen capacidad para celebrar tratados internacionales los representantes de los Estados con
plenos poderes (artículo 7 de la Convención de Viena de 1969). Sin embargo, hay determinados
cargos estatales que tienen facultades para celebrar todos estos actos sin que sea necesario que
tenga un poder del Estado específico pues el derecho internacional les confiere facultades en virtud
de sus funciones. Estos son el Jefe de Estado, el Jefe de Gobierno y el Ministro de Relaciones
Exteriores. Los Jefes de Misión Diplomática también tienen determinadas competencias, cuando
actúan con el país ante el cual están acreditados, caso contrario requerirán, además, la carta de
plenos poderes
Las organizaciones internacionales también tienen capacidad para celebrar tratados
internacionales, se rigen por las normas de la Convención de Viena de 1986, pero esta capacidad
depende de lo establecido en sus cartas fundacionales o estatutos.
El artículo 6 de la Convención de Viena de 1969 dice que todo Estado tiene capacidad para
celebrar tratados.
El artículo 7, por otro lado, señala que:
37
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c. Los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o ante
una organización internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un
tratado en tal conferencia, organización u órgano.
Que el error se refiera a un hecho o a una situación cuya existencia diera por supuesta
ese Estado en el momento de la celebración del tratado;
Que haya constituido una base esencial de su consentimiento en obligarse.
Si es evidente que el Estado contribuyó con su conducta al error o si puede advertirlo de acuerdo
a las circunstancias no podrá alegarlo como vicio de su consentimiento.
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La Fuerza o Coacción
La fuerza o coacción está contemplada en la Convención de Viena de la siguiente manera:
Coacción sobre el representante de un Estado. La manifestación del consentimiento de
un Estado en obligarse por un tratado que haya sido obtenida por coacción sobre su
representante mediante actos o amenazas dirigidos contra él carecerá de todo efecto jurídico
(art. 51).
Coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza. Es nulo todo tratado
cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza en violación de los
principios de derecho internacional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas (art.
52).
La Carta de las Naciones Unidas por su parte, establece en su artículo 2, numeral 4, lo siguiente:
Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de
recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia
política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de
las Naciones Unidas[15].
En consecuencia, la situación es la siguiente en virtud de lo establecido en la disposición citada
de la Carta de las Naciones Unidas, en relación al artículo 52, entre otros: si un Estado recurre a la
fuerza violando la Carta, el tratado de paz que se suscriba en término de las hostilidades, adolecería
de nulidad absoluta. Esta situación afectaría por consiguiente a los tratados celebrados después de la
entrada en vigor de la Carta, no afecta a la validez de los anteriores, en virtud del principio de
irretroactividad.
Ha habido decisiones sobre los tratados de paz emanada de los tribunales, sin que haya discutido
la nulidad de ellos a causa de la coacción aplicada. Como ejemplo, señalaré el caso de Bolivia, que
en noviembre de 1920, solicitó de la Sociedad de las Naciones la recomendación de ésta para que
Chile se allanara a la revisión del Tratado de 1904, suscrito por ambos países, aduciendo, entre
otras consideraciones, la coacción de que había sido víctima por parte de Chile al celebrar dicho
tratado. Chile argumentó por su parte, que dicho tratado había sido suscrito 24 años después de
haber cesado las hostilidades entre ambos países además de que la fuerza no viciaba los tratados de
paz.
La Sociedad de Naciones nombró a tres juristas para que determinaran el verdadero alcance de
la disposición legal invocada por Bolivia (artículo 19 del Tratado) ellos opinaron unánimemente
que la demanda era inadmisible, ya que el artículo citado se referiría a los tratados inaplicables o
inaplicados lo que no sucedía en el caso discutido[16].
El Dolo
El artículo 49 de la Convención de Viena, describe al dolo de la siguiente manera: “si un Estado
ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta fraudulenta de otro Estado negociador, podrá
alegar el dolo como vicio de su consentimiento en obligarse por el tratado” (Naciones Unidas,
1969).
Según algunos autores el dolo es el error debido al fraude de otro, esto es, toda especie de
maniobras o artificios dirigidos a inducir a una parte para la conclusión de un tratado, sea
provocado el error: dolo positivo, o aprovechando el error existente: dolo negativo.
La alegación del dolo es escasa en derecho internacional ya que los Estados, al concluir un
tratado, tomarán todos los medios para evitarlo.
Hay quienes señalan que el caso típico se da cuando una parte es víctima del error y la otra parte
conoce el error, pero no hace nada para desengañar a la primera.
El dolo en los tratados se manifestará en declaraciones falsas de los hechos, en la omisión de
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actos, hechos o situaciones importantes, si son esenciales para el consentimiento de la otra parte y si
ésta por razones excusables, no puede obtener esa información. El Estado si lo desea, podrá alegar
la nulidad relativa del tratado.
Fraude o corrupción de un representante del Estado
Dice el artículo 50 de la Convención de Viena (1969) sobre el Derecho de los Tratados:
Corrupción del representante de un Estado. Si la manifestación del consentimiento de un
Estado en obligarse por un tratado ha sido obtenida mediante la corrupción de su
representante, efectuada directa o indirectamente por otro Estado negociador, aquel Estado
podrá alegar esa corrupción como vicio de su consentimiento en obligarse por el tratado.
Esta situación estaría prevista en el artículo referente al dolo, ya que plantea una forma de
conducta fraudulenta para obtener el consentimiento del representante del otro Estado.
Otro caso de corrupción de un representante del Estado, sucede cuando antes de expresar el
consentimiento de ese Estado para obligarse por un tratado, ha aceptado ofertas, promesas o regalos
realizados con la finalidad de inducirlo a expresar dicho consentimiento.
Deben ser actos que ejerzan una influencia decisiva en la conducta del representante, para que el
Estado pueda alegar, si lo desea, la nulidad del tratado. Así, un favor o una cortesía no serían
determinantes para alegar tal corrupción.
6.2 Consecuencias de la nulidad de los tratados internacionales
La Convención de Viena de 1969, se refiere en sus artículos 69 y 71 a dos situaciones diferentes
de nulidad:
La del artículo 69 que establece la norma general que acarrea la nulidad de todos los tratados
bilaterales o multilaterales. Este artículo, inicia estableciendo que declarado nulo un tratado carece
de toda fuerza jurídica (numeral 1).
El tratado es nulo ab-initio (“desde el principio”), y no solo a partir de la fecha en que la nulidad
es alegada.
La nulidad puede haber sido alegada después de que las partes realizaron actos de buena fe. En
estos casos, si bien la nulidad del tratado regirá a partir de su celebración, cada parte puede pedir a
cualquier otra de las partes que en la medida de lo posible establezca en sus relaciones mutuas la
situación que habría existido o no se hubieran ejecutado esos actos (art. 69, número 2, literal a). Se
establece, además, que “los actos ejecutados de buena fe antes de que se haya alegado la nulidad no
resultarán ilícitos por el solo hecho de la nulidad del tratado” (numeral 2, literal b).
Si no existe la buena fe como en casos de dolo, corrupción o coacción, no proceden las
situaciones señaladas en las disposiciones anteriores, esto es restauración del statu quo ante licitud
de los actos de buena fe, antes de declararse la nulidad.
La del artículo 71 de la Convención de Viena de 1969, se refiere al caso de tratados que están en
oposición a una norma de jus cogens (existente o emergente).
También se refiere este artículo a las consecuencias de la nulidad de los tratados que están en
oposición a una norma imperativa de derecho internacional general, sea un jus cogens existente
(artículo 53) o un jus cogens emergente (artículo 64).
Esta causal de nulidad ha sido tratada separadamente por la Convención, por cuanto ella no
depende de la voluntad de las partes, como ocurre con el error, corrupción o coacción, por ejemplo.
Señala el artículo 71, en su párrafo 1:
Cuando un tratado sea nulo en virtud del artículo 53 las partes deberán:
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Así, al ser nulo un tratado sus disposiciones carecen de fuerza jurídica y eximirá a las partes de
seguir cumpliendo los derechos y las obligaciones; éstos, si han sido creados antes de la
terminación del tratado, podrán mantenerse en tanto no se opongan a las normas de jus cogens.
6.3 La terminación de los tratados internacionales
por voluntad de las partes
La terminación del tratado internacional significa que ha perdido su obligatoriedad en las
relaciones entre las partes y ha dejado de crear derechos y deberes para ellas.
El tratadista CHARLES ROUSSEAU (1966), plantea cuatro formas de terminación de los
tratados internacionales: la derogación, la denuncia, el cambio de circunstancias y la revisión (pág.
84). Veamos algunas de ellas:
6.3.1 Por voluntad unánime de las partes
Las partes pueden establecer cláusulas que permiten terminar con el tratado o también pueden
no disponer nada. Las cláusulas de terminación del tratado pueden ser: cláusulas resolutivas y
cláusulas de denuncia o retiro.
La Derogación
Es la extinción de los tratados por la voluntad común de las Partes. Es el caso más simple, que
resulta de un acuerdo entre las partes y puede darse en cualquier momento.
ROUSSEAU señala que la derogación de un tratado, puede darse de tres formas: la primera,
cuando:
“la derogación nace tanto de un tratado especial como de una cláusula especial de un tratado
más amplio. La derogación de un tratado bilateral por medio de cláusula especial es
frecuente en los tratados con duración limitada (tratados de comercio, de arbitraje, de
amistad, de alianza, etc.). La de un tratado multilateral se encuentra especialmente en los
tratados de paz, las uniones internacionales, etc. (ROUSSEAU, Derecho Internacional
Público profundizado, 1966)”.
La segunda forma se da por una importante excepción al principio de la extinción por acuerdo
unánime entre las partes y consiste en que “un régimen convencional finalice o se vea modificado
por una decisión mayoritaria de los Estados parte en el tratado” (ROUSSEAU, Derecho
Internacional Público profundizado, 1966, págs. 84, 85).
6.3.2 Por voluntad unilateral
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La Denuncia
Los tratados internacionales pueden finalizar como consecuencia de una manifestación de la
voluntad de una de las partes. Pero para que ésta tenga valor jurídico, debe haber sido permitida con
anterioridad, de preferencia en el mismo texto del tratado.
Hay tratados en los que se prohíbe su denuncia en determinadas circunstancias. Así, las
Convenciones de Ginebra de 1949 sobre la Protección de las Víctimas de Guerra, en la cual se
prohíbe su denuncia en períodos bélicos (art. 158).
En general son muy pocos los tratados que prohíben su denuncia, sin embargo ésta es la práctica
más extendida y más usada.
Corresponde a la ley interna de cada Estado, determinar el órgano estatal que tendrá la
competencia necesaria para poder denunciar los compromisos internacionales. En forma general, es
el Jefe de Estado, a través del Ministro de Relaciones Exteriores. En el caso del Ecuador, la
Asamblea Nacional debe aprobar la denuncia de los tratados señalados en el artículo 419 de la
Constitución.
A más de estar previsto en el tratado la posibilidad de la denuncia, debe constar también otras
condiciones como:
En cuanto a los efectos de la denuncia es necesario distinguir entre los tratados bilaterales y los
tratados multilaterales:
En el caso de los tratados bilaterales, la denuncia pone fin al tratado. Es muy frecuente su
utilización en el caso de los tratados de naturaleza económica o de comercio, cuya duración es de
ordinario limitada. Cabe señalar, como ejemplo, que en los últimos años el Parlamento ecuatoriano
aprobó la denuncia unilateral de los tratados sobre protección de inversiones con varios países.
En los casos de tratados multilaterales, la denuncia no pone fin al tratado, sino que más bien
excluye al Estado denunciante de las disposiciones jurídicas establecidas en el tratado, el que sigue
vigente para el resto de los Estados parte.
Para referirse a la denuncia o retiro de un tratado, en el caso de que en su texto no existan
disposiciones sobre la terminación, la denuncia o el retiro, la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados de 1969, expresa:
Denuncia o retiro en el caso de que el tratado no contenga disposiciones sobre la
terminación, la denuncia o el retiro.
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efecto jurídico.
Como ejemplo de las normas de derecho internacional, que sean de aplicación imperativa es
decir que tienen el carácter de jus cogens, podemos mencionar, entre otras los siguientes:
Normas fundamentales de derechos humanos que frenen:
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Estos procedimientos son aplicados también para los casos de controversias derivadas del
surgimiento de una nueva norma imperativa de derecho internacional general o de “Jus Cogens”.
Por supuesto que las notificaciones y los instrumentos previstos en las disposiciones señaladas,
podrán ser revocados en cualquier momento.
PARTE VII
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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miembros.
Los otros sujetos de menor jerarquía, que ejercen similares atribuciones y derechos en la
comunidad internacional, son:
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Tenemos muchos ejemplos de este tipo de casos, recordemos Estados Unidos de Norteamérica y
las Repúblicas hispanoamericanas que se independizaron en el siglo XIX y formaron nuevos
Estados[19].
7.2.3 Por división o fraccionamiento de un Estado en varios
En los años posteriores a la caída del muro de Berlín ocurrida en noviembre de 1989, el mundo
ha presenciado el fraccionamiento de varios Estados, algunos fusionados a la fuerza a raíz de la
Segunda Guerra Mundial.
Uno de los casos es la disolución de la antigua Yugoslavia por hechos de agitación política
acontecidos desde junio de 1991 hasta el 2006 que culminaros con el fraccionamiento y la
formación de seis nuevas repúblicas soberanas (Eslovenia, Croacia, Macedonia , Montenegro,
Bosnia – Herzegovina y Serbia). En el 2008 además, se independizó de Serbia la provincia de
Kosovo y Metohija, aunque esta independencia no ha sido reconocida por la Comunidad
Internacional (UN News Centre, 2016).
7.2.4 Fundación
La fundación de un Estado es una forma originaria de nacimiento de los Estados puesto que,
cuando un grupo de individuos o de instituciones deciden formar un Estado, sobre un territorio res
nullius, es decir territorio sin dueño, susceptible de apropiación por otro Estado mediante esta figura
jurídica y en el que no ejercen ningún derecho de soberanía.
Actualmente, es muy difícil encontrar este tipo de territorios nullius, por lo que también es muy
difícil la posibilidad de fundar un Estado, de esta manera.
Un ejemplo de este tipo de nacimiento de los Estados, es el caso de la actual República
Democrática del Congo, para lo cual, la corona Belga con Leopoldo II funda en 1878 la Asociación
Internacional del Congo financiada con inversiones privadas. En 1879 se establece en el norte de
Kinshasa un territorio francés que más tarde sería el Congo Francés o el Congo actual. De 1884 a
1885 se establece la Conferencia de Berlín, la cual intenta dar orden a las posiciones coloniales en
África durante el boom de la colonización de la misma. Se reconoció al Estado Libre del Congo
como un país, de propiedad del ciudadano privado Leopoldo II Esta región fue llamada “Estado
Libre del Congo”, tuvo vida independiente hasta 1909.
7.3 El reconocimiento de los Estados
Los Estados, desde el momento que nacen y se han desarrollado a través de sus instituciones,
tienen una vida, existen de hecho; pero en las relaciones internacionales, dependen de la actitud de
los demás, es decir, el nuevo Estado entra a formar parte de la comunidad internacional a medida
que es reconocido de acuerdo al derecho internacional[20].
El reconocimiento es: “(…) un acto unilateral por el cual uno o más Estados declaran o admiten
tácitamente que ellos consideran que un Estado, con los derechos y obligaciones de esta condición a
una unidad política que existe de hecho y se consideran a sí misma como Estado. (Sorensen, 1973,
pág. 277)”.
El reconocimiento de un nuevo Estado no significa necesariamente entablar relaciones
diplomáticas con el mismo solo indica el deseo de mantener relaciones normales con el Estado
reconocido.
El reconocimiento es una facultad discrecional del Estado que lo extiende y él mismo
determinará cuando debe otorgarlo para evitar un reconocimiento prematuro, lo que podría ser
considerado como una intervención ilícita en los asuntos internos de un Estado. Del mismo modo el
reconocimiento tardío traería consecuencias en las relaciones entre los Estados. Por lo tanto, el
reconocimiento debe otorgarse cuando el Estado reúna las condiciones de tal, ejerza una autoridad
efectiva sobre su territorio y población, tenga un territorio delimitado y sea independiente.
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Generalmente se asocian por acuerdo, pero hay casos en que estas asociaciones son creadas por
actos unilaterales.
Hay uniones internacionales de carácter político y de carácter apolítico y uniones
internacionales de carácter político organizadas y no organizadas.
Existen muchos ejemplos de este tipo de asociación de Estados, entre ellos podríamos
mencionar la Comunidad Británica de Naciones:
Las principales colonias que integraban el Imperio Británico en primer lugar las de
inmigración blanca, esto es, Canadá, Australia, Nueva Zelandia y Unión Sudafricana, y más
tarde la India y otras obtuvieron personalidad jurídica internacional. Los cinco países
mencionados concurrieron a la Conferencia de la Paz de 1919; allí firmaron conjuntamente
con Gran Bretaña los tratados respectivos y en consecuencia fueron admitidos en la
Sociedad de las Naciones como miembros originarios. En 1926, la Conferencia Imperial
efectuada en Londres declaró que esos países estaban unidos por un vínculo común, que es
la Corona, y que eran “comunidades autónomas” dentro del imperio Británico, no
subordinadas una a otra en sus asuntos interiores o exteriores, aunque unidas por un vínculo
común con la Corona y asociadas libremente como miembros de la British Commonwealth.
Con excepción de la India, los países arriba referidos fueron considerados “dominios
autónomos” (Self-governing Dominiors): poseían su propia Constitución, parlamento,
consejo de ministros y poder judicial; y como vínculo con la Corona británica, un
Gobernador General o Alto Comisionado designado por el Rey. Además, cada uno
legislaba, emitía moneda, imponía contribuciones, disponía de fuerzas armadas y poseía su
propia bandera (Ruda José María y Podestá Costa L. A. 1996).
7.5 Concepto de soberanía
“La soberanía es la función de regir al Estado, ejercida por el poder público dentro de su
respectivo territorio y con exclusión, en principio, de cualquier otro poder”[21] (Ruda José María y
Podestá Costa L. A. 1996).
Soberanía nacional, es el poder que tiene el Estado sobre su territorio donde ninguno es superior
a él, es decir la soberanía nacional le permite a un país ser un territorio independiente e inviolable.
La soberanía si bien se concentra en el poder público que rige al Estado sin subordinación a otro
poder no es indivisible: en lo interno, su ejercicio se distribuye en las funciones concurrentes de los
diversos órganos que entregan el gobierno; y no es tampoco absoluta, porque cuando trasciende al
exterior su ejercicio debe ser coordinado con la soberanía de los demás Estados. Por esto la doctrina
contemporánea afirma que: “El derecho internacional es un derecho de coordinación, mientras que
el derecho interno es un derecho de subordinación” (mencionado en otra parte de este trabajo); esto
último porque el derecho interno se caracteriza por la presencia de autoridades con fuerza
coercitiva.
Debemos tener siempre presente que la costumbre internacional ha ido introduciendo algunas
limitaciones importantes al concepto de soberanía. La celebración de tratados internacionales muy
frecuentes en los últimos años, lleva consigo obligaciones que restringe la soberanía. La
interdependencia es un fenómeno irreductible y universal que impone a la soberanía restricciones
cada vez mayores en el terreno económico, primero y luego en el político.
Las transformaciones que ha sufrido la idea de la soberanía ha llevado a que varios autores se
alejen de la noción de soberanía como característica de la cualidad del Estado persona del derecho
internacional, en su lugar utilizan la palabra competencia, porque entienden que en el campo
internacional el Estado no ejerce sino una atribución de competencias.
La soberanía tiene dos fases: una primera y esencial, que es la soberanía interior, ejercida dentro
del Estado y otra, la soberanía exterior, que aparece como reflejo de aquella en cuanto dos o más
Estados se ponen en contacto.
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En principio, el derecho de jurisdicción del Estado es territorial: es decir, lo ejerce con respecto
a las personas y los bienes, sean nacionales o extranjeras, que se hallan en su territorio. En materia
penal la jurisdicción no es absolutamente territorial, la mayoría de los Estados incrimina ciertos
hechos que, iniciados o realizados en territorio extranjero, tienen efecto en el propio Estado o a la
inversa. Muchos incriminan igualmente determinados hechos producidos en territorio extranjero
cuando la víctima o el culpable son nacionales; como es obvio, tales incriminaciones pueden
hacerse efectivas solamente cuando el culpable se halla, ya sea de modo permanente o en tránsito,
dentro de la jurisdicción de esos Estados.
Recíprocamente, no rigen en el Estado las leyes extranjeras de carácter internacional. Pero las
leyes contenidas en el derecho privado pueden ser aplicadas, en los términos prescritos por la
legislación local o pactados en los tratados, y salvando principalmente el requisito de que no sean
contrarias al orden público. En iguales condiciones, las sentencias extranjeras sobre asuntos
referentes al derecho privado pueden ser ejecutadas otorgando el Estado a cada caso el
exequátur[22] correspondiente, y en cuanto a la sentencias penales hay Estados que admiten que
sean homologadas al sólo efecto de obtener la reparación civil del daño.
7.6 La independencia como atributo de los Estados.- Elementos
La independencia es una de las capacidades fundamentales del Estado, característica propia de
su existencia, de su personalidad e integridad en el orden internacional, es la facultad del Estado de
decidir libremente, sin intromisión de otros sujetos foráneos, sobre sus asuntos internos y externos,
tomar decisiones, dentro del marco de sus obligaciones internacionales.
Encontramos que el término independencia es utilizado, generalmente, como sinónimo de
soberanía.
La Carta de la Organización de Estados Americanos (1948), dentro de los principios, se refiere
en el literal b) a la independencia de los Estados:
Art 3.- Los Estados Americanos reafirman los siguientes principios:
b. El orden internacional está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad,
soberanía e independencia de los Estados y por el fiel cumplimiento de las obligaciones
emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional.
Para entender de manera precisa es necesario tener en cuenta que la independencia implica, a la
vez, exclusividad, autonomía y plenitud de competencia. Las dos primeras, se refieren a la calidad
de la independencia y la última tiene un carácter cuantitativo.
7.6.1 La exclusividad
El primer elemento de la independencia es la exclusividad de la competencia, lo cual quiere
decir que, en el territorio de un Estados la única competencia que se ejerce es la competencia
estatal.
La exclusividad tiene que ver con las tareas del Estado que le son propias, entre ellas:
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De estas tareas, sólo la primera tiene un carácter absoluto, las dos últimas son relativas, ya que
puede ocurrir que la competencia jurisdiccional se ejerza en territorio extranjero, en cuyo supuesto
se da un caso de prevalencia sobre la competencia territorial del Estado.
Igual situación podría ocurrir en relación con la organización y funcionamiento de los servicios
públicos.
El único caso de exclusividad absoluta de la competencia del Estado, es el relativo al ejercicio
de la competencia coactiva.
El ejercicio, por un Estado, de cualquier competencia coactiva, en territorio extranjero, está
prohibido por el derecho internacional. En caso de requerirse una acción de presión se deberá
recurrir a la práctica diplomática, a los tratados internacionales, a la práctica arbitral y a la
jurisprudencia interna.
7.6.2 La autonomía
Un Estado independiente no solo actúa por sí mismo, sino que, para que su independencia sea
efectiva, debe ejercitarle, de acuerdo a sus propias iniciativas y modelos, sin que tenga que admitir,
las fórmulas, mandatos o directrices de otros Estados o sujetos del derecho internacional, situación
propia de la política de intervención.
La autonomía es un aspecto positivo de la independencia. Implica la existencia, para los órganos
estatales, de una competencia discrecional; o sea, del derecho que le asiste, con toda libertad, para
tomar decisiones oportunas, como lo considere adecuado.
A la competencia discrecional se opone la competencia reglada, por la cual, el órgano estatal, no
es árbitro de la oportunidad de su acción o de su abstención, sino que, por el contrario, se halla
jurídicamente obligado a actuar, a no actuar, o a hacerlo en determinada forma o momento.
7.6.3 La plenitud de su ejercicio
Por definición, la competencia del Estado es una competencia plena. Así como las competencias
de las demás colectividades públicas son competencias de atribución, necesariamente limitadas en
cuanto al objeto, la competencia estatal permanece indeterminada ratione materiae (competencia
por razón de la materia). Un Estado teocrático puede englobar en ella el control de la vida espiritual
y otro tipo de Estado puede extender su gestión a la vida económica. Estas extensiones de la
competencia pueden dar lugar al ejercicio de la responsabilidad internacional del Estado, en el caso
de que se produzca un perjuicio al derecho de terceros Estados o de sus súbditos.
7.7 Colectividades estatales de estructura compleja
Lo que al derecho internacional le interesa es el análisis de la Unión de Estados, pues éstas
tienen un poder único y centralizado y una sola personalidad internacional.
Las Uniones de Estados, en la actualidad, prácticamente han desaparecido, aunque las formas
clásicas más conocidas son la Uniones Personales, las Uniones Reales y las Confederaciones.
7.7.1 Unión de Estados: Unión personal y real
La Unión Personal de los Estados aparece cuando, por razones dinásticas, o históricas, dos o
más Estados pasan a tener un solo Jefe de Estado. Sin embargo, cada Estado mantiene su
personalidad internacional y su autonomía, no obstante que el Jefe de Estado actuaba a nombre de
cada uno de ellos en forma independiente. O sea si los órganos principales de gobierno de Estados
diferentes tienen un titular común. Cada Estado continúa siendo sujeto de derecho internacional.
Como ejemplo de casos de uniones personales, señalaremos a Gran Bretaña y Hannover (1714-
1837), Holanda y Luxemburgo (1815- 1890), Bélgica y el Congo (1885-1908). En los dos últimos
ejemplos hay unión personal por razones dinásticas.
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El único caso que se considera unión personal, en la actualidad, es la del Papa que es Jefe de
la Santa Sede y del Estado de la ciudad del Vaticano. Una Unión que pretendió ser Unión
Personal fue la Ítalo-albanesa (1939-1943), la que fue impuesta por la fuerza mediante la
ocupación de Albania por tropas italianas. La Unión Personal radicaba en un solo Jefe de
Estado: Víctor Manuel (Llanos Mansilla, Teoría y Práctica del Derecho internacional
público, 1980).
La Unión Real existió al unirse voluntariamente dos Estados bajo un solo monarca, ello dio
origen a una persona internacional, lo que le diferenció de la Unión Personal en la que existieron
varios sujetos de derecho internacional. La unión real es diferente, no es el fruto de un acto casual
sino de una decisión deliberada y conscientemente adoptada. Se da siempre que dos o más Estados
se articulan entre sí con el propósito de cumplir determinadas finalidades comunes, que
ordinariamente se refieren a la defensa nacional y a la gestión de los asuntos exteriores bajo la
conducción de órganos de gobierno compartidos.
La unión real no entraña el nacimiento de un nuevo Estado sino la creación, a través de
correspondientes reformas constitucionales, de ciertas instituciones gubernativas comunes.
Los Estados por ella vinculados no pierden su soberanía por el hecho de la coalición sino que la
limitan en aquellos temas que, como el de la política exterior u otros, han decidido manejarlos de
común acuerdo y por medio de órganos compartidos.
La característica de la Unión Real es la voluntariedad en su constitución, sea interno o
internacional, lo cual provenía de la existencia de una cierta proximidad geográfica entre sus
miembros. Cada Estado seguía siendo soberano plenamente, excepto para los asuntos de defensa y
de relaciones exteriores.
Como ejemplo de las Uniones reales tenemos el caso de Holanda e Indonesia, según los
acuerdos de 1947 y de 1949. Una vez concluidas las guerras entre Holanda e Indonesia, el 23 de
agosto se inició en La Haya la mesa redonda para discutir el futuro de Indonesia. El 2 de
noviembre, se alcanzó el Acuerdo de La Haya: la República de Indonesia formaría parta de una
mancomunidad (incluyendo además los Países Bajos, Surinam y las Antillas Neerlandesas) con la
reina Juliana como Jefe de Estado. La propia Indonesia sería una federación de 16 estados. El 30 de
diciembre se llevó a cabo la transferencia de soberanía (Recuperado de http://historia-de-
holanda.blogspot.com/2013/04/reconstruccion-y-guerras-coloniales).
7.7.2 El Federalismo: la Confederación de Estados
y el Estado Federal
El federalismo es una asociación cerrada de varios Estados, que persiguen ciertos objetivos
comunes, existe una solidaridad de intereses entre todos los Estados que forman la asociación.
El federalismo se ha manifestado en la Confederación de Estados y en el Estado Federal.
La Confederación de Estados
Consiste en la unión de varios Estados independientes, mediante un tratado, para realizar fines
comunes, generalmente en materia de defensa, comercio o para mantener la paz entre los asociados.
La asociación es voluntaria y cada Estado mantiene su soberanía propia y personalidad
internacional. Se establecen órganos comunes colegiados. Algunos tienen un parlamento al cual
asisten representaciones, en ellos se votan por unanimidad o mayoría calificada. Los Estados se
someten a ciertas obligaciones, entre otras, aquellas que respetan la paz, y los principios del derecho
internacional, lo cual ha dado paso a la institución del arbitraje. Se comprometen a no participar en
alianzas antagónicas, etc.
Las Confederaciones de los Estados han dado lugar a la constitución de Estados Federales.
El Estado Federal
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Consiste en la unión permanente de varios Estados soberanos, que tienen órganos propios con
poder sobre los Estados miembros y sobre sus ciudadanos. La soberanía se comparte entre el Estado
Federal y los Estados miembros, cada uno de los cuales tiene competencia para determinadas
materias, su competencia es independiente.
Precisamente, se caracteriza porque su competencia en asuntos internos, de acuerdo a su
Constitución, es compartida entre las autoridades federales y los Estados miembros que la
componen, mientras que los asuntos exteriores solo son competencia de ellos.
Para el derecho internacional lo que existe es el Estado federal, no sus Estados miembros. Solo
el Estado federal podrá declarar la guerra, celebrar tratados de alianza y políticos, enviar y recibir
representantes diplomáticos, tener responsabilidad internacional, participar en organismos
internacionales, en definitiva ser un Estado soberano ante el derecho internacional.
Algunas Constituciones permiten que los Estados celebren tratados y participen en organismos
internacionales, pero se considera que actúan a nombre del Estado federal.
El caso de Estado federal más representativo, fue en su momento, la Unión Soviética, cuya
Constitución autorizaba a las Repúblicas federadas a mantener relaciones diplomáticas, celebrar
tratados internacionales e intercambiar representantes diplomáticos y consulares (Ucrania y
Bielorrusia eran miembros de Naciones Unidas).
La Constitución Soviética describía al Estado como “Estado federal”, compuesto de una
República federal, 15 Repúblicas federadas, 16 Repúblicas autónomas, 6 territorios administrativos
y 134 regiones administrativas; y, una organización integrada por un Poder Ejecutivo: el Presidium
y el Consejo de Ministros; el Poder Legislativo, con dos órganos: el Consejo de las Nacionalidades
y el Consejo de la Unión y el Poder Judicial. Establecía además, que “cada República de la Unión
ejerce independientemente la autoridad estatal”. En 1944 se declaró que cada una de las Repúblicas
de la federación era independiente en la conducción de sus asuntos internos. De acuerdo con el
artículo 72 de la Constitución Soviética de 1977, cada república mantenía el derecho a la secesión.
Durante la crisis política de 1991 Rusia, Ucrania y Bielorrusia la utilizaron para disolver legalmente
la Unión.
Actualmente hay varias federaciones, entre ellas se encuentran: Alemania, Argentina, Australia,
Brasil, Canadá, Estados Unidos, India, México, Rusia, Suiza y Venezuela.
7.8 Colectividades no estatales
7.8.1 Estado Ciudad del Vaticano
Hasta 1870, los Estados Pontificios formaban parte de la Comunidad internacional, al igual que
otros Estados, con la sola diferencia de que su Soberano era, al mismo tiempo, Jefe Supremo de la
Iglesia Católica, lo cual le otorgaba ciertas prerrogativas, que no tenían los demás jefes de Estado.
La unidad de Italia, producida en 1870, terminó con los Estados Pontificios, reduciéndoles a los
límites de la Ciudad del Vaticano. El Papa protestó firmemente contra el despojo territorial del que
había sido objeto, y lo hicieron sus sucesores hasta conseguir la firma de los Acuerdos de Letrán.
En 1871 Italia otorgó a la Santa Sede la llamada “Ley de Garantías”, por la cual reconocía el
carácter especial del Papa y aseguraba su independencia absoluta respeto al Jefe de Estado italiano.
Esta ley no fue reconocida nunca por los Papas, pero utilizaron los privilegios que allí se le
otorgaban.
Considerar que la Ciudad del Vaticano es un Estado en sentido estricto de la palabra no es tan
real, en realidad posee los siguientes elementos constitutivos de un Estado, pero en forma inexacta:
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En el campo internacional, la ciudad del Vaticano, como Estado soberano, ejerce el derecho de
legación activa a través de los nuncios apostólicos y pasiva; y el de celebrar tratados internacionales
(Concordatos). Posee una política de neutralidad perpetua y se beneficia de libertad de
comunicación absoluta a través de todo el territorio italiano.
Los Tratados de Letrán
El reconocimiento de la Iglesia Católica como sujeto de derecho internacional tuvo solemne
confirmación bajo el pontificado de Pío XI y el gobierno de Mussolini, quienes llegaron a una
solución conciliadora con los Acuerdos de Letrán del 11 de febrero de 1929.
Los Acuerdos de Letrán son tres: un Tratado Político, un Concordato y una Convención
Financiera.
Por el inicio del artículo 3 del tratado político: “Italia reconoce a la Santa Sede la plena
propiedad y el poder exclusivo y absoluta potestad y jurisdicción soberana sobre El Vaticano (…)”
(www.vaticanstate.va/content/dam/vaticanstate/documenti/leggi-e-
decreti/TratadoentrelaSantaSedeeItalia.pdf).
Por otro lado, en atención con el artículo 26 del Tratado (misma fuente), Italia “reconoce el
Estado de la Ciudad del Vaticano, bajo la soberanía del Pontífice”. Desde entonces se ha discutido
en torno a la cuestión de si se le puede considerar a la Ciudad del Vaticano como un Estado. La
mayor parte de los tratadistas niega el carácter de Estado, pero le reconocen al mismo tiempo que
tiene cierta personalidad internacional, que se manifiesta por ejemplo en el derecho de legación ya
mencionado, celebrar tratados, etc.
7.9 Estados en situación particular
La mayor parte de los tratadistas señalan que el derecho internacional reconoce la existencia de
Estados en situación particular, entre ellos están los protectorados, los Estados diminutos o exiguos,
los Estados neutralizados y el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
En todos estos casos no se tienen los atributos suficientes como para ser considerados Estados
soberanos en la más amplia acepción del término (Llanos Mansilla, 1980).
a) Los protectorados: Incluyen algunos casos con características propias otorgados por el
tratado que los crea. Un Estado llamado Estado Protector asume el manejo de las relaciones
internacionales de otro Estado llamado Estado Protegido, lo representa internacionalmente, es decir
el protector celebra los tratados del protegido y responde internacionalmente por los actos de éste.
El Estado protegido cede su soberanía externa, no pierde totalmente su independencia ya que posee
libertad de acción en los asuntos internos. La historia nos señala algunos casos de protectorados, en
los cuales protector y protegido comparten la soberanía.
En 1912 se estableció, mediante un tratado, el protectorado de la República Francesa sobre
Marruecos. Este régimen terminó por la declaración conjunta PINEAU -BEKKAI (franco-
marroquí), del 2 de marzo de 1956, mediante la cual Francia reconocía la independencia de
Marruecos, en mayo del mismo año se abolió formalmente el protectorado, aunque con algunas
relaciones especiales.
Estos protectorados no deben confundirse con los protectorados coloniales ya que éstos últimos
no son sujetos de derecho por carecer totalmente de independencia.
Están también los protectorados financieros, como el caso de aquellos emanados de los
convenios subscritos por los Estados Unidos de Norteamérica con algunos países del Caribe y
América Central que le permitían el derecho a intervenir en los asuntos internos y externos de
dichos países.
55
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b) Como Estados exiguos: Califica LLANOS MANSILLA a aquellos Estados que, no obstante
reunir los requisitos para tal, tienen un territorio muy pequeño y una población muy escasa lo cual
les impide ejercer plenamente sus derechos y obligaciones, por lo cual da a cargo de un tercer
Estado la conducción de sus relaciones exteriores. No son miembros de Naciones Unidas aunque
algunos forman parte de los organismos especializados de ella.
Existe el protectorado de la República Francesa sobre el Principado de Mónaco, el tratado que
rige sus relaciones es de Julio de 1918 y en cuyo artículo primero dice lo siguiente:
El gobierno de la República Francesa garantiza al Principado de Mónaco la defensa de su
independencia y de su soberanía y garantiza la integridad de su territorio como si este
formara parte de Francia.
Por su parte, el gobierno de Su Alteza serenísima el Príncipe de Mónaco se compromete a
ejercer sus derechos de soberanía en perfecta conformidad con los interese políticos,
militares, navales y económicos de Francia.
c) El Estado Libre Asociado de Puerto Rico: Esta isla fue cedida por España a los Estados
Unidos de América, en 1898, como consecuencia de la guerra entre ambos Estados.
El Acta Foraker, primera ley dictada para la administración de Puerto Rico, señalaba que el
Presidente de los Estados Unidos, designaría un Gobernador para la Isla previa la autorización del
Senado. Se creaba también una función legislativa compuesta de dos cámaras, en la Cámara baja a
más de los representantes elegidos por el pueblo, estaban cinco ciudadanos designados por el
Presidente de los Estados Unidos, quien además, con autorización del Senado, designaba a los
miembros de la Corte Suprema de Justicia.
En 1952, un plebiscito sancionó la Constitución de Puerto Rico, la que luego era aprobada por el
Senado de Estados Unidos, y en ella se declara “Estado Libre Asociado dentro de los Estados
Unidos de América” y que el Gobernador sería elegido mediante sufragio universal y directo al
igual que los miembros de la Función Legislativa.
Estado libre asociado, es aquel que es libre de toda autoridad superior para el manejo de sus
asuntos internos unidos a los Estados Unidos de Norteamérica y forma parte de su sistema político,
de una manera compatible con su estructura federal, no teniendo una existencia independiente y
separada de aquel.
En 2007, un comité de trabajo de Casa Blanca concluyó que Puerto Rico continúa totalmente
sujeto a la autoridad del Congreso de EE. UU., bajo las cláusulas territoriales [ ]. El Partido Popular
Democrático, fundador del “Estado Libre Asociado”, protesta esta opinión de la Casa Blanca. Sin
embargo, son los únicos que protestan por este informe y continúan defendiendo el estatus político
actual.
En 2012 Puerto Rico realizó un referéndum, pero el mandato fue algo confuso, porque si bien
ganó la opción de que sea el Estado 51 de Estados Unidos, ésta no completó el cincuenta por ciento
de votos, aún con los votos blancos, lo cual no llevó a ningún resultado real, además Estados
Unidos ha mostrado muy poco interés en resolver esta situación que se ha mantenido sin ningún
cambio.
El 11 de junio de 2017, los puertorriqueños nuevamente fueron convocados a un referéndum,
caracterizada por una altísima abstención (solo participó un 22% de votantes) y con el carácter de
no vinculante. En ella nuevamente ganó la tesis de la anexión a EE.UU. como uno más de sus
Estados, en búsqueda de solucionar la profunda crisis económica que atraviesa por hoy Puerto Rico.
Este resultado del referéndum no tiene ningún efecto inmediato, porque cualquier modificación a la
relación entre EE.UU. y Puerto Rico debe ser aprobada por el Congreso estadounidense, que no ha
mostrado la más mínima intención de tramitar cambio alguno en el vínculo con esta isla caribeña.
Por lo tanto, su estatus de Libre Asociado, seguirá por ahora (De Llano, Diario El País, 2017).
7.10 Territorios sometidos al régimen de mandato
56
DEG
y al régimen de fideicomiso
Los mandatos
Eran territorios puestos bajo la administración de otro Estado. La denominación mandato era
totalmente inadecuada desde un punto de vista del derecho privado, ya que carece de varios de los
elementos básicos del mandato civil, desde luego, no podría ser revocado por no existir
procedimiento alguno para ello.
El artículo 22 del Pacto de la Sociedad de Naciones, estableció tres categorías de mandato:
Mandato A: A éstos, se les conocía como verdaderas comunidades con un trato preferencial a
las otras categorías por considerarlas mayormente aptas, o con mejores posibilidades de obtener su
total independencia.
Mandato B: El artículo 22 los denomina como “pueblos”. Todos ellos estaban en el Continente
Africano.
Mandato C: Esta se aplica en aquellos territorios que eran considerados los menos aptos para
obtener su independencia, teniendo en consecuencia las potencias mandatarias muchos más deberes
y responsabilidades.
Los mandatos podrían extinguirse cuando los territorios llegan a tener:
Los fideicomisos
Este sistema muy parecido al de los mandatos, en algunos casos lo sustituyó, fue creado por la
Carta de las Naciones Unidas, y ejerce bajo la autoridad de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, en virtud de acuerdos especiales.
Se basa igualmente en el deseo que una potencia administradora ejerciera su administración
durante un cierto tiempo sobre un territorio llamado fideicometido, hasta que éste estuviera en su
total capacidad para poder desenvolverse en la comunidad internacional como un miembro libre y
soberano.
Los territorios fideicometidos tienen capacidad jurídica, pero son representados por la autoridad
administradora frente a terceros Estados, la única que puede ejercer el derecho de protección sobre
los ciudadanos del fideicometido. La protección fiduciaria se aplica sobre los siguientes territorios:
Inicialmente se creó el fideicomiso por un acto unilateral que viene a ser la propuesta de la
posible administradora que deberá aprobar ya sea la Asamblea General o el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas.
El fideicomiso sobre un determinado territorio finaliza por su reconocimiento como Estado
independiente o la renuncia del fideicomisario a la administración del fideicomiso, plantea dudas la
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DEG
a. Determinación de la competencia entre los Estados, ya que cada Estado tiene una
esfera de acción con base geográfica fuera de la cual no posee, en principio, y salvo
excepciones, ningún título valedero para actuar.
b. Determinación de las obligaciones, negativas (abstenciones) o positivas (deberes de
colaboración, de asistencias, etc.) que se imponen a los Estados en el ejercicio de su
competencia y que tienen como efecto sustituir la competencia discrecional por un
régimen de competencia regulada y aún limitada.
c. Reglamentación de la competencia de las instituciones internacionales, tarea que
alcanzó un gran desarrollo en la época contemporánea.
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el art. 263 a las de los gobiernos provinciales; el art. 264 a las de los gobiernos municipales y el art.
267 a las de los gobiernos parroquiales.
Señala además la Constitución, que el sistema público de registro de propiedad será compartido
entre el Ejecutivo y las municipalidades y otros casos especiales de competencias que serán
normados por la ley, según los casos.
El art. 156, del Código Orgánico de la Función Judicial del Ecuador, en cuanto al poder de
administrar justicia, define esa competencia de la siguiente manera:
Competencia es la medida dentro de la cual la potestad jurisdiccional está distribuida entre
las diversas cortes, tribunales y juzgados, en razón de las personas, del territorio, de la
materia, y de los grados.
El derecho internacional reconoce en los Estados tres competencias distintas: la personal, la
relativa a los servicios públicos y la territorial.
La competencia personal
El Estado está investido de una competencia particular con respecto a ciertas personas,
independientemente del hecho de que esas personas se encuentren en su territorio y de que
participen en el funcionamiento de un servicio público.
La competencia personal de un Estado se ejerce primera y principalmente en relación con sus
nacionales. El poder discrecional de establecer las normas sobre adquisición y pérdida de la
nacionalidad de los individuos sometidos a la jurisdicción de ese Estado, es de competencia
exclusiva y no puede inmiscuirse otro sujeto, aunque existan ciertas delimitaciones o normas
generales en la práctica del derecho internacional.
La competencia personal la ejerce también con respecto a ciertas sociedades u organizaciones,
para lo cual se determina la nacionalidad en base a la sede de las mismas.
Además, se encuentran sometidos a la competencia personal las naves y las aeronaves, en las
condiciones que ha establecido cada Estado, o que se encuentra normado por los tratados
internacionales.
El efecto principal de la competencia personal es la posibilidad para el Estado de legislar con
respecto a sus nacionales que se encuentran en el extranjero, en lo que se refiere por ejemplo a los
temas de familia, servicio militar, ejercicio de la competencia penal, etc.
La competencia relativa a los servicios públicos
En cuanto a las competencias con respecto a los servicios públicos y sus instituciones, el Estado
se manifiesta de tres modos:
1. El Estado tiene ante todo competencia para reglamentar la organización de sus servicios
públicos, es decir, para darse su propia Constitución, organizar libremente su gobierno y
el sistema que prefiere aplicar en su normativa interna.
2. El Estado tiene competencia para regular el funcionamiento de sus servicios públicos y
obrar sobre ellos.
3. Tiene además, competencia para asegurar la defensa y seguridad de sus servicios
públicos.
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a. Modos originarios: Es decir aquellos que se utilizan cuando el territorio sobre el que
se establece la competencia no está sometido a la de otro Estado, tratándose de una terra
nullius (tierra de nadie). De este modo: la ocupación y la accesión.
b. Modos derivativos: Aquellos que cuando el territorio sobre el que se establece la
competencia está sometida a la de otro Estado. De este modo: la cesión.
1. La ocupación
Es el modo más común de los originarios, tomando posesión del mismo y adquiriendo sobre él
la competencia territorial. Para que la ocupación tenga consecuencias internacionales es necesario
que se den dos elementos: el elemento psicológico o animus occupandi y el elemento material de la
efectividad de la ocupación.
2. La accesión
Consiste en extender la competencia a aquellas formaciones terrestres que hayan acrecido al
propio territorio del Estado, ya sea por causas naturales o por la acción del hombre.
3. La cesión
Está basada en un acuerdo entre dos o más Estados para llevar a cabo una transferencia
territorial, la cesión se perfecciona jurídicamente cuando se produce la ocupación efectiva del
territorio y el ejercicio de las competencias por el Estado beneficiario de la cesión.
Este modo, ha sido reprobado en los últimos años, debido a que era el modo de transferir
territorios del Estado vencido al vencedor de una guerra, cuando ésta finalizaba, utilizando el uso de
la fuerza y las conquistas de los fuertes.
CHARLES ROUSSEAU reconoce competencias territoriales limitadas y las categoriza bajo tres
supuestos: El protectorado, el mandato y la tutela (ROUSSEAU, Derecho internacional público
profundizado, 1966, pág. 165).
El Protectorado: Cuya naturaleza jurídica fue muy discutida en doctrina. En el territorio del
protectorado se encuentra un territorio del Estado protegido, sobre el cual el Estado protector ejerce
ciertas competencias limitadas. “La jurisprudencia francesa que calificaba hasta 1955 el territorio
tunecino como “territorio no integrado al territorio francés, sometido simplemente a la protección
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de Francia, no contradice esta posición, que excluye toda soberanía territorial del Estado protector”
(ROUSSEAU, 1966, pág. 166).
Territorios bajo Mandato: Respecto de los territorios que estaban a su cargo, la potencia
mandataria no poseía una competencia originaria e incondicional, sino competencias territoriales
limitadas. Esto es así tanto para los mandatos C, como para los demás.
Como consecuencia los tratados celebrados por el Estado mandatario por su propia cuenta no
podían ser aplicados; la inaplicabilidad del derecho interno del Estado mandatario, bajo reserva de
la extensión de los principios fundamentales del orden jurídico de la potencia mandataria y de la
facultad para esta última de administrar los territorios bajo mandato B y C como parte integrante de
su propio territorio; la obligación para el mandatario de respetar la integridad del territorio bajo
mandato, lo que implicaba la prohibición de toda anexión por el Estado mandatario y la interdicción
de toda cesión territorial por este último a otros Estados (Analizados en el punto 7.10)
Territorios bajo Tutela: El mismo análisis cabe para los territorios que fueron colocados bajo
el régimen de tutela en 1945.
El régimen de tutela se ha aplicado a los territorios que se hallaban bajo mandato todavía al
final de la segunda guerra mundial y a Somalia (separada de un Estado vencido en 1945)
Todos los territorios bajo tutela han pasado a ser Estados independientes, menos las Islas del
Pacífico (Carolinas, Marshall, Marianas) que están bajo la tutela de Estados Unidos de
Norteamérica (http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/inicio-enciclopediajuridico.html
2014).
8.2.1 La Soberanía Territorial
Soberanía territorial es el poder exclusivo que ejerce un Estado sobre su territorio, sin perjuicio
de los límites que señala el derecho internacional.
La soberanía territorial concede a los Estados dos derechos: el dominio internacional y la
competencia territorial. El dominio internacional que es la pertenencia de un territorio a un Estado
determinado y la competencia o supremacía territorial que es el ejercicio pleno y exclusivo de la
autoridad o poder público del Estado sobre las personas y bienes situados en su territorio.
JUAN ANTONIO CARRILLO SALCEDO manifiesta que:
Jurídicamente, la noción de soberanía expresa en derecho internacional el conjunto de
competencias y derechos de que cada Estado independiente es titular en sus relaciones con
otros Estados. Así entendida, la soberanía se nos muestra como un principio constitucional
del derecho internacional, símbolo del hecho de que este último opera sobre la base de la
coordinación entre los Estados y no de subordinación entre los mismos, y su esencia
consiste en el derecho a ejercer las funciones del Estado en un plano de independencia e
igualdad respecto de otros Estados (Carrillo Salcedo, 1969).
La competencia territorial exclusiva y plenaria, denominada soberanía territorial, se ejerce
esencialmente sobre el espacio terrestre nacional que forma el territorio estatal, incluidos el mar
territorial y el espacio aéreo.
Para ROUSSEAU la soberanía territorial tiene un doble aspecto: positivo y negativo.
El aspecto positivo, es que la soberanía territorial se funda en dos ideas esenciales: es un poder
jurídico y es una noción funcional.
Un conjunto de poderes jurídicos reconocidos a un Estado para permitirle ejercer las funciones
estatales dentro de un espacio determinado, es decir, cumplir los actos destinados a producir un
efecto de derecho (actos legislativos, administrativos y jurisdiccionales).
La soberanía territorial es, por otra parte, una noción funcional: positiva, acorde con la noción
misma del Estado, que solo existe para cumplir ciertas funciones y realizar ciertas finalidades que le
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Desinterés de los Estados Unidos en las cuestiones europeas: Nuestra política con
relación a Europa, que ha sido adoptada desde el comienzo de las guerras que durante
largo tiempo han agitado a esa parte del globo, se mantiene igual y consiste en no injerir
en los asuntos que sólo conciernen a esas potencias.
Para las nuevas repúblicas americanas estas declaraciones fueron tomadas como un anuncio de
liberación definitiva, en los países europeos causó sorpresa y enojo. Sin embargo dio resultado.
Sobre todo frustró la pretendida intervención de la Santa Alianza en América.
La Doctrina MONROE, no fue siempre aplicada por los Estados Unidos, hay varios ejemplos de
ello, ni tampoco se la usó de inmediato. Luego a través de los años, se la ha ido transformando, por
medio de “interpretaciones” o “conclusiones”, por algunos presidentes, que cambiaron la idea
originaria, e incluso en ciertos casos sirvió de instrumento de la política imperialista (Doctrina
Monroe, 1823, Senado de los Estados Unidos de América. Anales del Congreso).
8.6 Doctrina Drago
El antecedente fue una operación naval realizada frente a las costas de Venezuela, en diciembre
de 1902, por fuerzas de Alemania, Gran Bretaña e Italia, para obligar al gobierno venezolano al
pago de créditos adeudados a nacionales de esos países, el canciller de la República Argentina,
LUÍS MARÍA DRAGO, propugnó el repudio al cobro compulsivo de las deudas públicas. DRAGO
envió al Ministro argentino en Washington, una nota para el Gobierno de los Estados Unidos, en la
que, entre otras cosas, decía:
El principio que quisiéramos ver reconocido es el que la deuda pública no puede provocar
jamás la intervención armada, ni mucho menos la ocupación material del suelo de las
naciones americanas por parte de potencias europeas (…). El reconocimiento de la deuda y
la liquidación de su monto pueden y deben ser hechos por la Nación, sin detrimento de sus
derechos primordiales como entidad soberana; pero el cobro compulsivo, inmediato en un
momento dado, por medio de la fuerza, entrañaría la ruina de las naciones débiles y la
absorción de un Gobierno por los poderosos de la tierra (…).
La II Conferencia de Paz de La Haya (1907), no acogió la Doctrina Drago y más bien aprobó
una propuesta del delegado americano, que se transformó en la “Convención relativa al empleo de
la fuerza para el cobro de las deudas contractuales”. Actualmente tanto, la Carta de las Naciones
Unidas, como la Carta de la OEA, proscriben el uso de la fuerza y promueven la solución pacífica
de las controversias internacionales.
PARTE IX
LAS RELACIONES INTERNACIONALES
9.1 Los órganos de las relaciones internacionales: el Jefe de Estado, los ministros de relaciones
exteriores
Los Estados, al igual que las personas jurídicas son representados por individuos en la práctica
de sus relaciones. Estas personas o grupo de personas que lo representan son los órganos del Estado
en las relaciones internacionales. Está representación, es decir la medida en la cual los órganos
deben y pueden representar al Estado frente a otros Estados o frente a otros sujetos, está
determinado por el derecho internacional; y él mismo señala los privilegios e inmunidades
necesarios para el ejercicio de sus funciones internacionales. El derecho interno reglamenta las
competencias.
Los órganos estatales encargados de las relaciones exteriores del Estado, han sido
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Con la finalidad de cumplir el derecho de legación, los Estados han organizado su “servicio
exterior”, que comprende actualmente todo lo relativo al funcionamiento del Ministerio de
Relaciones Exteriores, como también a los agentes diplomáticos y a los funcionarios consulares en
el exterior.
El Cuerpo diplomático lo componen el conjunto de los jefes de misión acreditados ante un
gobierno, que tienen al frente, un Decano, que es generalmente, el Nuncio, o el jefe de misión más
antiguo en el lugar dentro de los de mayor jerarquía.
Funciones
El agente diplomático tiene cuatro funciones básicas:
Misión de representación.
Misión de negociación.
Misión de observación e información.
Misión de protección.
Las misiones diplomáticas podrán además, de acuerdo con el inciso segundo, ejercer funciones
consulares.
Puede haber otras, como por ejemplo ejercer la representación de un tercer Estado que ocurre en
el caso de ruptura de relaciones diplomáticas, o en forma permanente.
En la actualidad, las funciones diplomáticas han tomado un carácter moderno de posicionar a los
Estados en el concierto internacional, se trabaja por la imagen, por agrandar el comercio de las
exportaciones, por aprovechar los espacios de los organismos internacionales y por reforzar las
buenas relaciones entre los Estados, principalmente.
Designación
La costumbre internacional ha establecido que requisito previo para la designación de un jefe de
misión diplomática, consultar confidencialmente al gobierno ante el cual ha de ser acreditado si el
candidato es “persona grata”. El gobierno consultado puede responder en sentido negativo, sin que
tenga obligación de expresar los motivos en el que se funda, así lo tiene establecido el artículo
cuarto de la Convención de 1961.
No se requiere consultar, para la designación de los demás funcionarios que integran el personal
oficial de la misión diplomática o del resto del personal de la misión diplomática permanente, que
el Estado acreditante podrá nombrar libremente (artículo 7 de la Convención).
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La Convención de 1961 también establece en el artículo 8, inciso primero, que los miembros del
personal diplomático deberán tener la nacionalidad del Estado acreditante, pero podrán designarse
conforme con el inciso segundo, personas que tengan la nacionalidad del Estado receptor, con el
consentimiento de este Estado, que podrá retirarlo en cualquier momento en el caso de nacionales
de un tercer Estado, el Estado receptor podrá reservarse el mismo derecho de objetar su
nombramiento según el inciso tercero.
En casos de Estados que no tienen suficientes recursos financieros, puedan acreditar agentes
diplomáticos ante dos o más Estados y organismos internacionales (artículo 5 de la Convención)
salvo que los Estados receptores se opongan expresamente.
Inmunidades
En cuanto a las inmunidades de los agentes diplomáticos, las reglas de derecho internacional
consuetudinario han sido incorporadas a la legislación interna.
Entre los privilegios e inmunidades que tienen los agentes diplomáticos podemos mencionar:
1. La inviolabilidad: Según la Convención de 1961, el agente diplomático gozará de
inviolabilidad y no podrá ser objeto de detención ni arresto. El Estado receptor adoptará todas las
medidas adecuadas para impedir cualquier atropello contra su persona.
Los locales de la misión son inviolables, al igual que los bienes, los archivos y la
correspondencia. La inviolabilidad de los locales de la misión es el fundamento para el derecho de
asilo diplomático, ya que este existe cuando una persona busca refugio en la sede de una Misión
extranjera, o también puede ser en los buques de guerra y aeronaves. Este derecho de asilo, es más
bien una práctica de los países latinoamericanos y para delitos políticos.
Goza de la misma inviolabilidad la residencia particular del agente diplomático, y se extiende a
los correos que lleva la valija diplomática.
2. Inmunidad de Jurisdicción: En cuanto a la jurisdicción penal, la inmunidad de jurisdicción
es total. En cuanto a la jurisdicción civil y administrativa, también gozan de inmunidad, excepto:
jurisdicción civil en casos de acciones reales, sobre bienes inmuebles, sucesiones y las relativas a
actividades comerciales o profesionales privadas. No puede ser citado como testigo, aunque puede
hacerlo por escrito y sus bienes no serán embargados ni objeto de medidas ejecutivas.
El Estado acreditante puede renunciar expresamente a la inmunidad de jurisdicción de sus
agentes diplomáticos y demás personal de la misión, lo cual no significa renuncia a la inmunidad de
ejecución.
3. Exención de Impuestos: El agente diplomático está exento en el Estado receptor del pago de
todo tipo de impuestos o gravámenes personales o reales, excepto los impuestos directos que se
incluye en los precios de las mercaderías, sobre sucesiones o sobre utilidades de las inversiones en
empresas en el Estado receptor. También está exento del pago de impuestos de aduana sobre los
objetos para su uso personal o de su familia, incluidos los de instalación.
9.4 Los agentes consulares: funciones, clases, alcance
de sus inmunidades
9.4.1 Funciones
Los cónsules son funcionarios oficiales de un Estado, que actúan en territorio de otro Estado,
con previo conocimiento de éste, ejerciendo en forma general las funciones de prestar información
y ayuda a sus nacionales, y en forma específica, actúa de Ministro de fe, desempeña funciones
notariales: poderes, escrituras comerciales, etc. Llevan además los libros de un oficial de registro
civil, pudiendo incluso celebrar matrimonios; trabajan, además, por los intercambios entre los
Estados, informan sobre ellos a sus gobiernos y auxilian a dichos nacionales en ciertas
circunstancias personales extraordinarias.
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Consulados generales;
Consulados;
Viceconsulados; y,
Agencias consulares.
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consular de carrera están exentos de impuestos y gravámenes, ya sean propiedad o alquilados por el
Estado que envía. Por el artículo 50, inciso primero, están exentos de los derechos de aduana los
objetos destinados al uso oficial de la oficina consular.
La Convención de 1963, reconoce la libertad de tránsito a los miembros de la oficina consular,
salvo las zonas de acceso prohibidas por razones de seguridad nacional, es decir, en las mismas
condiciones que a los agentes diplomáticos. Reconoce la libertad de comunicación, para fines
oficiales y la facultad que tienen las oficinas consulares de percibir derechos y aranceles por sus
actuaciones, que estarán exentos de todo impuesto y gravamen.
En lo que se refiere a las inmunidades de la oficina consular, el artículo 31 establece la
inviolabilidad de los locales consulares, pero sus disposiciones son más restringidas que de los
locales de las misiones diplomáticas. Por ejemplo, las oficinas consulares no podrán ser utilizadas
como lugar de asilo (aunque la Convención de Viena no lo dice expresamente).
Lo que si manifiesta la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares es que, los archivos y
documentos consulares son siempre inviolables donde quiera que se encuentren (artículo 33).
Los miembros de la oficina consular, a diferencia de los diplomáticos, si pueden ser llamados a
comparecer como testigos, aunque sin aplicación de medida coercitiva o sanción.
9.5 Derecho de asilo: generalidades
El asilo es una institución por la cual una persona elude la jurisdicción local, para ir a otro país
(asilo territorial), o refugiándose en la embajada (asilo diplomático), o en un barco (asilo naval), o
avión (asilo aéreo) de un país extranjero.
Esta institución es muy antigua y tiene sus orígenes en el campo religioso.
La Constitución ecuatoriana (2008) en el artículo 41, manifiesta con relación al asilo:
Se reconocen los derechos de asilo y refugio, de acuerdo con la ley y los instrumentos
internacionales de derechos humanos. Las personas que se encuentren en condición de asilo
o refugio gozarán de protección especial que garantice el pleno ejercicio de sus derechos. El
Estado respetará y garantizará el principio de no devolución, además de la asistencia
humanitaria y jurídica de emergencia.
No se aplicará a las personas solicitantes de asilo o refugio sanciones penales por el hecho
de su ingreso o de su permanencia en situación de irregularidad.
El Estado, de manera excepcional y cuando las circunstancias lo ameriten reconocerá a un
colectivo el estatuto de refugio, de acuerdo con la Ley.
Este artículo de la Constitución se refiere no solo al derecho de asilo, como un derecho que se
otorga individualmente a perseguidos políticos, bajo las circunstancias contenidas en la ley, sino
también al refugio para conglomerados, lo cual tiene un significado especial al haberse tornado el
Ecuador como país de desplazados obligados por razones políticas, sociales o de violencia generada
en otros países.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre, de 1948, en su artículo
XXVII determina: “Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero,
en caso de persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con la
legislación de cada país y con los convenios internacionales (CIDH, 1948)”.
De la misma manera, la Convención Interamericana sobre los Derechos Humanos (1969)[29],
establece en su artículo 22, numeral 7: “Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en
territorio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los
políticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales”.
La condición en todos estos casos es que la motivación del asilo sea la persecución por delitos
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políticos o conexos. Además, el derecho de asilo es considerado como un derecho humano que debe
ser precautelado[30].
9.5.1 El asilo territorial
En este caso el perseguido extranjero se refugia en el territorio de otro Estado y la concesión del
asilo territorial por dicho Estado obedece a la práctica de la soberanía territorial y el Estado
territorial tiene la facultad discrecional de otorgarlo o no. Habría la posibilidad, sin embargo, que
esta facultad se encuentre limitada por un tratado de extradición para el caso de ciertos delincuentes
políticos.
Según la Convención sobre asilo territorial (Caracas: 28 de marzo de 1954): “Todo Estado tiene
derecho, en ejercicio de su soberanía, a admitir dentro de su territorio a las personas que juzgue
conveniente, sin que por el ejercicio de este derecho ningún otro Estado pueda hacer reclamo
alguno” (art. 1).
Además, a ningún Estado se le podrá obligar a entregar a otro Estado o a expulsar de su
territorio a personas perseguidas por delitos políticos, ni en el caso de que hubiese ingresado a su
territorio de forma furtiva o secreta.
9.5.2 El asilo diplomático
En el caso de asilo diplomático el perseguido busca refugio en una embajada de país extranjero.
No puede otorgárselo en consulados y tampoco se le concederá por delitos comunes.
Como ha sido muy utilizado en nuestros países latinoamericanos, cuando se han encontrado
muy convulsionados, se ha transformado en una institución característica de los países de la región.
En Europa perduró hasta finales del siglo XVII, pero fue cuestionada por la mayoría de Estados. Ha
tenido sin embargo, aplicación ocasional en algunos países.
Existen instrumentos internacionales concertados entre países americanos sobre asilo:
Convención sobre Asilo (Adoptada en la VI Conferencia Interamericana de la Habana, 1928). Esta
fue reemplazada por la “Convención sobre Asilo Político” adoptada en Montevideo, Uruguay, el 26
de diciembre de 1933, y las Convenciones sobre asilo diplomático y sobre asilo territorial (ambas
adoptadas en la X Conferencia Interamericana de Caracas, 1954)[31].
Entre los varios casos suscitados en los últimos años, el más sonado ha sido, sin duda, el del
australiano Julián Assange, fundador de WikiLeaks, asilado en la Embajada de Ecuador en Londres,
desde 2012, por motivos de defensa de sus derechos humanos, considerando que su vida estaba en
peligro, en caso de extradición a Estados Unidos, donde está vigente la pena de muerte, según
señaló el gobierno ecuatoriano.
PARTE X
EL DOMINIO MARÍTIMO
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firma tanto del Acta final de la Tercera Conferencia, como de la Convención del Derecho del Mar.
El mismo día que se abrió a la firma, suscribieron la Convención 119 Estados.
La CONVEMAR entró en pleno vigor el 16 de noviembre de 1994, una vez que el sexagésimo
país (Guayana) se adhirió a ella, de conformidad con el artículo 308 de la Convención, quedando
abierta, desde entonces, la posibilidad de adhesión por parte de los otros Estados. En un período de
13 años, 155 países ratificaron o adhirieron a la Convención[32].
Existen dos instrumentos complementarios de la Convención: el primero, es el Acuerdo relativo
a la aplicación de la Parte XI de la Convención, aprobado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 28 de julio de 1994 y que entró en vigencia el 28 de julio de 1996; el segundo, es el
Acuerdo sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención relativas a la Conservación y
Ordenación de las Poblaciones de Peces Transzonales y las Poblaciones de Peces Altamente
Migratorios, aprobado el 4 de agosto de 1995. Este instrumento fue abierto a la firma de los Estados
a partir del 4 de diciembre de 1995 por 12 meses. Quedó también abierto a la adhesión de los
Estados.
El Acuerdo relativo a la aplicación de la Parte XI, debe ser interpretado y aplicado en forma
conjunta con la Convención como un solo instrumento y, en caso de discrepancia entre la
Convención y el Acuerdo, prevalecerán las disposiciones del primero. A partir del 28 de julio de
1994 el instrumento de ratificación de la Convención o de adhesión a ella constituirá también
consentimiento en obligarse por el Acuerdo. Además, ningún Estado o entidad podrá manifestar su
consentimiento en obligarse por el Acuerdo a menos que haya manifestado previamente o
manifieste al mismo tiempo su consentimiento en obligarse por la Convención.
La Convención sobre el Derecho del Mar constituye uno de los acontecimientos más
importantes en el ámbito del derecho internacional contemporáneo. La vigencia de la CONVEMAR
representa la conquista de la igualdad de derechos entre todas las naciones para el uso y el
aprovechamiento del mar, como medio de transporte y comunicación y como fuente de recursos
biológicos y minerales para toda la humanidad.
10.1.1 Líneas de base
El artículo 5 de la Convención dice:
Línea de base normal. Salvo disposición en contrario de esta Convención, la línea de base
normal para medir la anchura del mar territorial es la línea de bajamar a lo largo de la costa,
tal como aparece marcada mediante el signo apropiado en cartas a gran escala reconocidas
oficialmente por el Estado ribereño (Naciones Unidas, 1982).
Pero la CONVEMAR se refiere también a las líneas de base en caso de islas situadas en
atolones o bordeadas por arrecifes, en cuyo caso se utilizará como línea de base la de bajamar del
lado del arrecife que da al mar.
Las líneas de base rectas, en cambio, se utilizan en los lugares donde la costa tenga “profundas
aberturas y escotaduras”, o en las que haya una franja de islas a lo largo de la costa. La línea recta
va uniendo los puntos más salientes de esa costa.
El Ecuador por Decreto Supremo 959-A determinó las líneas de base rectas para la medición del
mar territorial ecuatoriano, Decreto publicado en el RO 265: 13 Jun-1971.
El artículo 1 de dicho Decreto Supremo dice:
Las líneas de base recta desde las que debe medirse la anchura del mar territorial de la
República estarán constituidas por las poligonales que a continuación se describe:
EN EL CONTINENTE:
La línea partirá del punto de intersección de la frontera marítima con Colombia, con la recta
Punta manglares (Colombia) – Punta Galera (Ecuador);
74
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De este punto, una recta que pasando por Punta Galera vaya a encontrar el punto más
septentrional de la Isla de la Plata;
De éste punto una recta a la Puntilla de Santa Elena;
Recta desde la Puntilla de Santa Elena en dirección a Cabo Blanco (Perú), hasta la
intersección con el paralelo geográfico que constituye la frontera marítima con el Perú.
EN EL ARCHIPIÉLAGO DE COLÓN:
Del Islote Darwin, una recta al extremo nororiental de la Isla Pinta;
Recta al punto más septentrional de la Isla Genovesa;
Recta que pasando por Punta Valdizán, Isla San Cristóbal, corte la prolongación norte de la
recta que une al extremo sur oriental de la Isla Española con Punta Pitt, Isla San Cristóbal;
Recta desde esta intersección al extremo sur oriental de la Isla Española;
Recta a Punta Sur, Isla Santa María;
Recta que pasando por el extremo sur oriental de la Isla Isabela, cerca de Punta Esex, vaya a
corta la prolongación sur de la línea que una al punto más saliente de la costa occidental de
la Isla Fernandina, aproximadamente en el centro de la misma, con el extremo occidental
del sector sur de la Isla Isabela, en las proximidades de Punta Cristóbal;
De este punto de intersección una línea que pasando por el extremo occidental del sector sur
de la Isla Isabela, en las proximidades de Punta Cristóbal, vaya al punto más saliente de la
costa occidental de la Isla Fernandina, aproximadamente en el centro de la misma; h) Recta
a la Isla Darwin.
10.1.2 Aguas interiores
Son aguas interiores las situadas en el interior de la línea de base del mar territorial. Es decir, si
se ha trazado líneas de base rectas, las aguas que van quedando dentro o encerradas por esas líneas,
son las llamadas aguas interiores.
Existe derecho de paso inocente por las aguas interiores, reconocido por la CONVEMAR.
El artículo 2 del citado decreto Supremo Ecuatoriano 959-A, dice: “Las zonas de mar
comprendidas entre las líneas descritas en el artículo 1º (I) y la línea de costa, en el Continente, y
dentro de las líneas descritas en el artículo 1º (II), en el Archipiélago de Colón, constituyen aguas
interiores”.
10.1.3 Mar territorial
El artículo 2 de la CONVEMAR determina:
La soberanía del Estado ribereño se extiende más allá de su territorio y de sus aguas
interiores y, en el caso del Estado archipiélago, de sus aguas archipelágicas, a la franja de
mar adyacente designada con el nombre de mar territorial.
Esta soberanía se extiende al espacio aéreo sobre el mar territorial, así como al lecho y al
subsuelo de ese mar (Naciones Unidas, 1982).
Es decir mar territorial es la franja de mar que se encuentra a continuación de las aguas
interiores, y sobre la cual el Estado ejerce soberanía absoluta.
La CONVEMAR, reconoce que aún en esta franja de mar territorial existe derecho de paso
inocente para naves de todos los Estados sean ribereños o no.
10.1.3.1 La delimitación del mar territorial
El artículo 3 de la Convención dice: “Todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su
mar territorial hasta un límite que no exceda de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base
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desarrollo de la fauna y flora marítimas en las aguas que bañan las costas de los países
declarantes, hacen que la antigua extensión de mar territorial y de la zona contigua sean
insuficientes para la conservación, desarrollo y aprovechamiento de esas riquezas a que
tienen derecho los países costeros.
Con esta disposición la Convención institucionaliza internacionalmente la figura de “zona
contigua” en la cual reconoce la atribución del Estado ribereño para poder tomar las medidas de
fiscalización necesarias para prevenir las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros,
fiscales, de inmigración o sanitarios; igualmente, para sancionar las infracciones de esas leyes y
reglamentos.
La Convención, con la determinación de la zona contigua, llena un vacío que existía con
respecto a la extensión de la zona contigua.
10.1.5 La zona económica exclusiva
En la Parte V de la Convención se desarrolla la figura de Zona Económica Exclusiva y el
artículo 55 dice:
Régimen Jurídico específico de la zona Económica Exclusiva. La Zona Económica
Exclusiva es un área situada más allá del mar territorial y adyacente a éste, sujeta al régimen
jurídico específico establecido en esta Parte, de acuerdo con el cual los derechos y la
jurisdicción del Estado ribereño y los derechos y libertades de los demás Estados se rigen
por las disposiciones pertinentes de esta Convención.
La Convención con este artículo busca determinar el área correspondiente a la Zona Económica
Exclusiva; y, establecer el régimen jurídico específico al cual se someterán, por una parte, los
derechos y la jurisdicción del Estado ribereño y por otra parte, los derechos y las libertades de los
demás Estados.
El artículo 56 determina los derechos, jurisdicción y deberes del Estado ribereño en la Zona
Económica Exclusiva:
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las cuales se mide la anchura del mar territorial. Ésta es la segunda área que establece la
Convención con Derecho de soberanía y jurisdicción del Estado ribereño.
De los artículos 55, 56 y 57 se desprende con claridad que el acuerdo mundial radica en el
reconocimiento de una zona económica exclusiva de 200 millas en las cuales el Estado ribereño
tiene derechos de soberanía y jurisdicción. Estos derechos de soberanía y jurisdicción están
vinculados a lo económico y social.
De estas disposiciones y de otras de la Convención los Estados tienen los siguientes derechos y
facultades:
Derecho para determinar la captura permisible de recursos vivos, su capacidad para explotarlos
y facultad para asegurarse de que la preservación de esos recursos no se vea amenazada por un
exceso de explotación. Los nacionales de otros Estados –a quienes el Estado ribereño permita la
explotación de tales recursos en las condiciones que determine– deberán observar las medidas de
conservación y demás modalidades y condiciones establecidas en los reglamentos dictados por
dicho Estado (artículos 61 y 62).
En el caso de las especies altamente migratorias (atún principalmente), el Estado ribereño y los
demás Estados cuyos nacionales pesquen en la región dichas especies cooperarán directamente o
por conducto de las organizaciones internacionales competentes con miras a asegurar la
conservación y promover la conservación óptima de dichas especies en toda la región tanto dentro
como fuera de la zona económica exclusiva. Pero esta cooperación es sin perjuicio del derecho
exclusivo del Estado ribereño, antes señalado, en cuanto a la determinación de la captura permisible
y de su propia capacidad de explotación (artículos 63, 64).
La facultad para adoptar las medidas necesarias contra buques extranjeros que violen la zona
económica exclusiva, incluso la visita, registro, inspección, apresamiento e iniciación de
procedimientos judiciales, a fin de garantizar el cumplimiento de sus leyes y reglamentos dictados
para proteger sus derechos en dicha zona se encuentra recogida en el artículo 73.
Derecho exclusivo de construir así como de autorizar y reglamentar la construcción, explotación
y utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras para fines de explotación y exploración
de los recursos (artículo 60).
Derecho a dictar sus propias leyes y reglamentos para la prevención, reducción y control de la
contaminación del medio marino (art. 210) y derecho para establecer leyes y reglamentos tendientes
a prevenir, reducir y controlar la contaminación causada por buques (art. 211). El vertimiento
dentro de su zona económica exclusiva o su plataforma continental no se realizará sin el previo
consentimiento expreso del Estado ribereño, el cual tendrá derecho a permitir, regular y controlar
dicho vertimiento.
Con estos derechos de soberanía, jurisdicción y facultades del Estado ribereño en la zona
económica exclusiva bien podríamos afirmar que en este caso se trata de un mar territorial sui
géneris, es decir una nueva concepción de mar territorial en un mundo globalizado y con
características económico sociales.
10.1.5.1 Derechos y Deberes de otros Estados en la Zona Económica Exclusiva
En el artículo 58 se establecen los derechos y deberes de otros Estados en la zona económica
exclusiva: “En la Zona Económica Exclusiva, todos los Estados, sean ribereños o sin litoral, gozan
con sujeción a las disposiciones pertinentes de esta Convención, de las libertades de navegación y
sobre vuelo y de tendido de cables y tuberías submarinos (…)”.
En esta disposición, en la cual se otorga derechos a otros Estados de gozar de las libertades de
navegación y sobre vuelo y de tendidos de cables y tuberías submarinos, radica la diferencia
fundamental entre mar territorial y zona económica exclusiva.
Mientras en el mar territorial el Estado ribereño ejerce la totalidad de la soberanía, lo que
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significa la jurisdicción civil, penal, fiscal y administrativa con las únicas limitaciones establecidas
por el derecho internacional en cuanto al paso inocente para todos los buques extranjeros y las
obligaciones que por tal motivo debe asumir dicho Estado; en la zona económica exclusiva, el
Estado ribereño ejerce “derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación,
conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, del lecho y el
subsuelo del mar y las aguas supra yacentes” (artículo 56, 1, a).
Estos derechos de otros Estados están limitados tal como dispone el numeral 3 del artículo 58,
que dice:
En el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes en la zona económica
exclusiva en virtud de esta Convención, los Estados tendrán debidamente en cuenta los
derechos y deberes del Estado ribereño y cumplirán las leyes y reglamentos dictados por el
Estado ribereño de conformidad con las disposiciones de esta Convención y otras normas de
Derecho internacional en la medida en que no sean incompatibles con esta parte.
Es decir, otros Estados tienen el derecho de participar mediante la pesca, en los excedentes que
no aprovecha el Estado ribereño en la zona económica exclusiva, luego de utilizar su capacidad de
captura de los recursos vivos y él también establecerá cuál es la captura permisible que no afecte la
conservación de las especies.
El Estado ribereño tiene la facultad de fijar todas las condiciones y reglamentaciones que juzgue
conveniente a las cuales se tienen que ajustar otros Estados que deseen pescar en la zona económica
exclusiva del Estado ribereño, a través de la concesión de licencias a pescadores, buques y equipos
de pesca incluidos el pago de derechos; la determinación de las especies que pueden capturarse y la
fijación de las cuotas de captura; la reglamentación de las temporadas y áreas de pesca, así como el
tipo, tamaño y cantidad de aparejos y buques que pueden utilizarse; la fijación de la edad y tamaño
de peces que pueden capturarse; la determinación de la información que deben proporcionar los
buques pesqueros; y la descarga por tales buques de toda la captura o de parte de ella en los puertos
del Estado ribereño, entre otras condiciones que expresamente establece la Convención.
10.1.6 Régimen jurídico de la alta mar*
La Parte séptima de la Convención trata sobre alta mar y el artículo 86 manifiesta lo siguiente:
“Las disposiciones de esta Parte se aplican a todas las partes del mar no incluidas en la zona
económica exclusiva, en el mar territorial o en las aguas interiores de un Estado (…)”.
Igualmente la Convención dispone en el artículo 87:
1. La alta mar está abierta a todos los Estados, sean ribereños o sin litoral (…):
a. Libertad de navegación;
b. Libertad de sobrevuelo;
c. Libertad de tender cables y tuberías submarinos con sujeción a las disposiciones
de la Parte VI;
d. Libertad de construir islas artificiales y otras instalaciones permitidas por el
derecho internacional, con sujeción a las disposiciones de la Parte VI;
e. Libertad de pesca, con sujeción a las condiciones establecidas en la Sección 2;
f. La libertad de investigación científica, con sujeción a las disposiciones de las
Partes VI y XIII (…).
Estas disposiciones del artículo 86 y siguientes son muy importantes para todo Estado ribereño
ya que sus intereses pesqueros no terminan en las 200 millas, sino que van más allá, pues ciertas
actividades de pesca realizadas fuera del mar territorial pueden afectar la conservación y posterior
explotación de los recursos vivos dentro de las 200 millas, teniendo en cuenta que los recursos
vivos no son inmóviles y que más bien circulan por los océanos, sin tener fronteras, en especial en
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contrario con las disposiciones de la Declaración sobre Zona Marítima (Declaración de Santiago
1952) y un Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima (Lima 1954) suscritos por Chile,
Ecuador y Perú, que son Acuerdos que recogen derechos históricos y circunstancias especiales, que
determinan el límite marítimo de los Estados Partes.
La Declaración de Santiago de 1952 en su Parte IV dice:
En el caso de territorio insular la zona de 200 millas marinas se aplicará en todo el contorno
de la isla o grupo de islas. Si una isla o grupo de islas pertenecientes a uno de los países
declarantes estuviere a menos de 200 millas marinas de la zona marítima general que
corresponde a otro de ellos, la zona marítima de esta isla o grupo de islas quedará limitada
por el paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre de los Estados respectivos.
La existencia de las islas de La Plata, Puná y Santa Clara conduce a determinar el límite
marítimo por el Paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre de los Estados
correspondientes.
Igualmente, el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de Lima 1954, en su
disposición primera señala: “Establécese una zona especial a partir de las 12 millas marinas de la
costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo
entre los dos países”.
El artículo 74 de la Convención establece la delimitación de la zona económica exclusiva entre
Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente y en su numeral 4 dice: “Cuando exista un
acuerdo en vigor entre los Estados interesados, las cuestiones relativas a la delimitación de la zona
económica exclusiva se resolverán con las disposiciones de este acuerdo”.
De igual manera le artículo 83 de la Convención establece la delimitación de la plataforma
continental entre Estados con costas adyacentes o situados frente a frente y en su numeral 4 dice:
“Cuando exista un acuerdo en vigor entre los Estados interesados, las cuestiones relativas a la
delimitación de la plataforma continentales determinarán de conformidad con las disposiciones de
ese acuerdo”.
Por lo tanto, al existir un acuerdo en vigor previo, es decir la Declaración de Santiago de 1952 y
el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954, la delimitación del mar territorial,
de la zona económica exclusiva y de la plataforma continental está contemplada en dichos acuerdos
y la Convención expresamente reconoce dicha delimitación.
PARTE XI
EL DOMINIO AÉREO Y DEL ESPACIO EXTERIOR
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partes contratantes reconocen que cada potencia tiene soberanía completa y exclusiva sobre el
espacio atmosférico de encima de su territorio”.
Desde inicios del siglo XX, ya fue reglamentada la aeronavegación en el derecho interno de
cada Estado, pero pronto resultó insuficiente esta legislación, puesto que el transporte aéreo se llegó
a utilizar en forma masificada e internacionalmente. Los Estados, entonces comenzaron a celebrar
acuerdos bilaterales en dicha materia, lo cual también a la larga resultó limitado para esas
necesidades.
En la actualidad existen normas de derecho positivo que rigen la aeronavegación.
La primera Convención Multilateral sobre Navegación Aérea se celebró en París, en 1919 como
ya dijimos, reconoció la plena y exclusiva soberanía del Estado sobre su espacio aéreo,
estableciéndose algunas limitaciones al transporte aéreo civil. Otros principios reconocidos que
también se reconocieron tienen que ver con las reglamentaciones sobre aeronaves y los pilotos,
equipos de comunicación, certificados y diplomas de los pilotos, la distinción de las aeronaves
públicas de las privadas y la creación de la Comisión Internacional de Navegación Aérea de
carácter permanente.
Esta convención fue sustituida por el Convenio sobre Aviación Civil Internacional de 1944,
conocido como el Convenio de Chicago.
11.1.1 El Convenio de Chicago de 1944
El Convenio de Chicago sobre Aviación Civil Internacional fue suscrita el 7 de diciembre 1944
y entró en vigencia en 1949, cuyo objetivo era actualizar las normas sobre aviación civil
internacional, es en la actualidad el tratado más importante relacionado al derecho público
internacional aeronáutico.
En el año 1944, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos promovió la realización
de una Conferencia con el objeto de actualizar los acuerdos internacionales sobre aviación civil.
Está se realizó en Chicago desde el 1 de noviembre al 7 de diciembre de 1944, con la presencia de
delegados de 52 países. El resultado de esta Conferencia fue la adopción del Convenio sobre
Aviación Civil Internacional.
En su primer artículo este Convenio establece: “Los Estados contratantes reconocen que cada
uno de los Estados tiene la soberanía completa y exclusiva sobre el espacio aéreo situado encima de
su territorio”.
Estableció además las llamadas cinco libertades del aire (art. 5 del Convenio):
Las dos primeras son libertades elementales, mientras que las otras tres son libertades
comerciales, sobre las cuales los Estados contratantes pueden conceder alguna de las libertades y
otras no, para lo cual requieren un acuerdo de tráfico entre los interesados.
Existen otras libertades que han sido definidas por la doctrina:
Derecho a efectuar transportes entre dos Estados distintos de aquél en que esté matriculada la
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Los principios que regulan las actividades de los Estados en el espacio ultraterrestre fueron
establecidos en la: “Declaración de los principios jurídicos que deben regir las actividades de los
Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre”[34], que fueron recogidos luego,
en el Tratado sobre los Principios Jurídicos que deben regir las actividades de los Estados en la
exploración y utilización del espacio ultraterrestre, los que podríamos resumirlos así:
Libertad de exploración y utilización del espacio ultraterrestre a todos los Estados sin
discriminación.
Igualdad en la exploración y utilización en provecho y en interés de todos los países, sea
cual fuere el grado de desarrollo económico y científico.
No apropiación: el espacio ultraterrestre, inclusive la luna y otros cuerpos celestes, no
podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u
ocupación, ni de ninguna otra manera.
Utilización para fines pacíficos: se prohíbe expresamente la colocación en órbita de
armas nucleares u otro medio de destrucción masiva, emplazarlas o colocarlas en el
espacio ultraterrestre, y establecer bases, instalaciones o fortificaciones militares o
efectuar ensayos militares.
Imputabilidad de responsabilidad a los Estados por actividades que se realicen en el
espacio ultraterrestre sus organismos gubernamentales o no gubernamentales. Si los
realiza una organización internacional le será imputable a ella y a sus Estados parte
(Llanos Mansilla, Teoría y Práctica del Derecho internacional público, 1980).
88
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Así, también hace una serie de recomendaciones a los Estados, para que actúen con equidad y
responsabilidad en la utilización de ese espacio.
11.3 La órbita geoestacionaria
La órbita geoestacionaria es una órbita sincrónica con la rotación de la Tierra, situada a 35.900
km., más o menos por encima de la línea ecuatorial. A esa distancia, un objeto geoestacionario
parece inmóvil por cuanto orbita alrededor de la tierra en 24 horas, período que se le conoce como
el día sideral.
Esta órbita fue divulgada por el escritor de ciencia ficción ARTHUR C. CLARKE, en 1945,
como una órbita útil para quienes operan satélites artificiales, incluyendo los de comunicaciones,
televisión digital, meteorológicos, etc.
La ocupación de este espacio ha sido total, de forma que comienza a ser saturado por los
satélites de comunicaciones especialmente.
Entre el 29 de noviembre y 3 de diciembre de 1976, Colombia, Ecuador, Brasil, Gabón, Congo,
Indonesia, Kenia, Somalia, Uganda y Zaire, países ecuatoriales que gozan del privilegio de poseer
una órbita geoestacionaria, se reunieron en Bogotá con el objetivo de fijar los derechos a los que
habría lugar por la situación con respecto a la órbita geoestacionaria, que corresponde a su territorio
terrestre, marítimo e insular y los aspectos del ejercicio de la soberanía de los Estados, con respecto
a ella.
Entre las conclusiones a las que llegaron estos países en la reunión podemos mencionar:
La órbita geoestacionaria constituye un hecho físico vinculado a la realidad de nuestro planeta,
por cuanto su existencia depende, en forma exclusiva, de su relación con los fenómenos
gravitacionales generados por la tierra, de allí que sea parte del territorio, sobre el cual los Estados
ejercen soberanía nacional. Es por tanto un recurso natural.
Al ser un recurso natural, los Estados ecuatoriales reafirman “el derecho de los pueblos y de las
naciones a la soberanía permanente sobre sus riquezas y recursos naturales, que deben ejercer, en
interés de su desarrollo nacional y del bienestar del pueblo” (Resolución de Naciones Unidas 2692 -
XXV).
La existencia de derechos soberanos sobre los segmentos
de la órbita geoestacionaria
Los países ecuatoriales consideran que el régimen jurídico aplicable debe estar encaminado a
prestar beneficio a los pueblos y a la comunidad internacional y no sólo a los países más
desarrollados; debe ser considerado patrimonio común de la humanidad; reconocen el libre tránsito
orbital y el de las comunicaciones, autorizadas en la Convención Internacional de
Telecomunicaciones; los artefactos que se pretendan ubicar fijamente sobre el segmento de la órbita
geoestacionaria de un Estado ecuatorial, requerirá la autorización de ese Estado; la utilización de
los segmentos para colocar satélites no otorga ningún derecho de soberanía en dicho segmento.
Lamentablemente, esta declaración no pasó de ser aquello y en la actualidad la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organización del sistema de las Naciones Unidas, es el
que se encarga de administrar y de adjudicar las posiciones orbitales. Las grandes potencias,
poseedoras de la tecnología y recursos están obteniendo la capacidad de la órbita y dejando sin
espacios a los países en vías de desarrollo, que no cuentan con los recursos para hacerlo[35].
En el marco del 44 Período de Sesiones de la Subcomisión de Asuntos Científicos y Técnicos de
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la Comisión sobre Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos, de las Naciones
Unidas (COPUOS), realizado en Viena, en febrero de 2007, la Delegación del Ecuador realizó una
declaración sobre la posición nacional en relación con la órbita geoestacionaria.
Algunos de los puntos expresados en dicha declaración son los siguientes:
La Constitución de la República del Ecuador de 2008, vigente a la fecha, por primera vez
declara, en el último inciso del artículo cuarto, su derecho sobre la órbita geoestacionaria, en los
siguientes términos: “El Estado ecuatoriano ejercerá derechos sobre los segmentos correspondientes
de la órbita sincrónica geoestacionaria, los espacios marítimos y la Antártida”.
11.4 Régimen jurídico de las cosas y las personas
en el espacio exterior
Para el propósito de establecer un régimen jurídico adecuado en la administración de las cosas
que se lanzan o se encuentran en el espacio exterior, debemos establecer el alcance de la palabra, es
decir, el término “cosa”, dentro de este análisis, tiene una vinculación muy amplia, ya que no sólo
se aplica a los cohetes, satélites, vehículos o naves espaciales, sino a todos los artefactos lanzados
por el hombre al espacio, o construidas en él y sus componentes.
No se consideran como tal a los cuerpos celestes, gases o polvo cósmico y recursos naturales,
que se encuentren en el espacio no por acción del hombre.
Para que el hombre acceda al espacio exterior es necesario que existan objetos espaciales
inventados o creados por el mismo hombre como instrumentos de tal actividad, por lo tanto, su
utilización genera consecuencias jurídicas que deben ser consideradas por el derecho.
En 1957, fue lanzado con éxito al espacio el Sputnik soviético, constituyéndose en el primer
objeto espacial de fabricación del hombre, que orbitó la Tierra. En 1961, el soviético YURI
GAGARIN, protagoniza el primer viaje espacial humano. En 1966, fue lanzada la primera estación
automática a la Luna, desde donde se transmitió las primeras imágenes de televisión e información
a la Tierra. Posteriormente, se produce el viaje de varias naves aéreas estadounidenses, los
GÉMINI, y los SOYUZ que construyeron en el espacio, en 1969 la primera plataforma espacial y
ese mismo año, el Apollo 11, norteamericano, descendió a la superficie lunar, con lo cual se inicia
una nueva carrera espacial.
Los autores de esta disciplina jurídica coinciden en señalar que para determinar el status jurídico
de los objetos espaciales, es necesario primero, establecer una definición acertada que facilite la
aplicación de las normas del derecho adecuadas a su naturaleza y en la categoría de objetos que
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debe ser ubicada cada uno de los elementos que se describa. No se ha podido establecer una
definición común, más bien existen infinidad de criterios al respecto:
La denominación “Objeto Espacial” ha sido utilizada por numerosas resoluciones de las
Naciones Unidas (resoluciones 1721, 1802, 1963, 2345, etc.), por el Instituto de Derecho
Internacional, por la Comisión sobre la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, por
el Convenio sobre responsabilidad internacional por daños causados por objetos espaciales, por el
Convenio sobre Registro de objetos lanzados al espacio ultraterrestre, etc.
La Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con fines pacíficos se manifestó
que:
La expresión objeto espacial designará a las astronaves, los satélites, los laboratorios
orbitales, las cápsulas y cualesquiera otros artefactos que hayan de moverse en el espacio
ultraterrestre y se sostengan en él por distintos medios de la reacción del aire, así como los
dispositivos de envío de tales objetos y cualquier parte de los mismos.
En cambio la denominación “vehículo espacial” fue utilizada por la National Aeronautic and
Spacial Act de Estados Unidos (1968) que manifiesta: “Vehículos astronáuticos y espaciales
significa máquinas de volar, misiles, satélites y otros vehículos espaciales, tripulados o no,
juntamente con el equipo conexo, artefactos, componentes y partes”.
Esta denominación también la encontramos en uso por Resoluciones de las Naciones Unidas
(Resol. 1963 y 2130), en la Sub-Comisión de Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas, en la
Convención de Eldo (Londres 1962), etc.
La denominación “artefacto espacial” la encontramos utilizada en el proyecto Belga para el
Convenio sobre Responsabilidad Internacional que definía al “artefacto espacial” como “todo
artefacto destinado a moverse en el espacio y sostenerse en él por medios distintos de la reacción
del aire, así como el material utilizado para el lanzamiento y la propulsión del aparato”.
La Declaración de principios jurídicos que deben regir las actividades de los Estados en el
espacio de 1962, estableció en el número 7 el criterio de que el estado de registro del objeto
retendrá su jurisdicción y control sobre él, y el personal a bordo, mientras se encuentre en el espacio
exterior. Esta norma fue recogida luego en el artículo VIII del Tratado del Espacio de 1967, pero es
considerada no completa pues se presenta el caso de que un Estado sea el propietario de una nave
espacial y si no tiene facilidades para su lanzamiento pide a otro que lo haga, en este caso, si se
aplicaría la disposición del Artículo VIII del Tratado del Espacio de 1967, el Estado de Registro
tendría jurisdicción y control sobre el objeto espacial; pero si se aplicaría el Acuerdo sobre Retorno
y Rescate, el Estado que lo lanzó tendría dicha jurisdicción y control.
CSABAFI[36] sostiene que el caso puede ser solucionado desde una perspectiva pragmática y
no jurídica, “(…) parecería permisible -dice- que el Estado que realizó la recuperación del objeto
espacial o el Estado en cuyo territorio han descendido la nave espacial o los astronautas extranjeros
se comunique optativamente con la autoridad de lanzamiento, o con el Estado en cuyo registro
consta el objeto o con ambos”.
Esta practicidad de los hechos, conduciría a buscar en el derecho interno de cada Estado las
condiciones y situaciones de dicha propiedad.
En cuanto a las personas, en abril de 1978 se adoptó el Acuerdo sobre el Salvamento y la
Devolución de Astronautas y la restitución de Objetos Lanzados al Espacio Ultraterrestre, el mismo
que no ha sido ratificado, sino por pocos Estados, debido a que la mayoría de ellos no participan en
actividades de lanzamiento de objetos espaciales. Este Acuerdo consta de diez artículos, referidos
en su mayoría a la tripulación a bordo, otro a los objetos espaciales que retornan; y, a la autoridad
de lanzamiento.
11.5 Régimen jurídico de la luna y de los cuerpos celestes
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El Tratado del Espacio Exterior conocido formalmente como el “Tratado sobre los Principios
que deben regir las Actividades de los Estados en la Exploración y Utilización del Espacio
Ultraterrestre, incluyendo a la Luna y otros Cuerpos Celestes”, es un tratado considerado la Carta
Magna del Derecho del Espacio. Fue suscrito por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión
Soviética, el 27 de enero de 1967 y entró en vigencia el 10 de octubre de 1967. En la actualidad 105
países son parte del tratado mientras otros 24 han firmado el acuerdo pero todavía no lo han
ratificado (Ecuador lo ratificó en marzo de 1969).
En su artículo II este Tratado menciona la prohibición de apropiación de la Luna y otros cuerpos
celestes: “El espacio ultraterrestre incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrán ser objeto de
apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera”.
El Tratado sobre el Espacio Exterior representa el marco jurídico básico del derecho
internacional del espacio. Entre sus principios, prohíbe a los Estados partes del Tratado la
colocación de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en la órbita de la Tierra, la
instalación de ellos en la Luna o cualquier otro cuerpo celeste, o de otra estación en el espacio
exterior. Se limita exclusivamente a la utilización de la Luna y otros cuerpos celestes con fines
pacíficos y prohíbe expresamente su uso para la realización de pruebas de armas de cualquier tipo,
la realización de maniobras militares, o el establecimiento de bases militares, instalaciones y
fortificaciones (artículo IV del Tratado).
La Luna ha sido declarada patrimonio común de la humanidad, por lo que ningún Estado podrá
reivindicarla como recurso propio.
El artículo VI del Tratado sobre el espacio exterior dispone que los Estados parte serán
responsables internacionalmente por las actividades en el espacio que lleven a cabo los organismos
gubernamentales o no gubernamentales, por lo que, constantemente deben autorizar las actividades
a realizarse y fiscalizar el cumplimiento de las mismas.
Los tratadistas del derecho internacional del espacio, le otorgan a la Luna, el concepto jurídico
de la res communis, que significa que es un espacio común no susceptible de apropiación.
El 5 de diciembre de 1979, se suscribió en Nueva York el “Acuerdo que debe regir las
actividades de los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes”, el mismo que tiene como propósito
favorecer, sobre la base de la igualdad, el desarrollo colaboración entre los Estados, a efectos de la
exploración y utilización de la Luna y otros cuerpos celestes, a fin de evitar que la Luna se
convierta en zona de conflicto internacional.
En este Acuerdo se establece que la exploración y uso de la Luna incumbirá a toda la
humanidad y se efectuará en provecho e interés de todos los países, sea cual fuere su grado de
desarrollo económico y científico. Se tendrán debidamente en cuenta los intereses de las
generaciones actuales y venideras.
El régimen internacional que establece el Acuerdo, toma en consideración lo siguiente:
PARTE XII
ORGANISMOS INTERNACIONALES
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Negativo: prevención de los conflictos que pueden surgir entre los grupos;
Positivos: desarrollo de los contactos entre los grupos y de su mutua cooperación para
aumentar el bienestar.
Por tal consideración, ‒afirma‒ “si la necesidad de prevenir los conflictos y de desarrollar la
cooperación es tan antigua como la humanidad “debemos encontrar los orígenes de la organización
internacional en el comienzo de la historia” (SEARA VÁSQUEZ, 1979). Pero como la idea de
organización internacional requiere, además, cierto grado de institucionalización, el antecedente
más lejano no lo encontramos sino en 1815, con el Congreso de Viena y la Santa Alianza.
En el siglo XIX, se produjeron una serie de intentos de organización internacional, pero, según
continúa SEARA, no hubo resultados prácticos. No obstante a la mitad del siglo, comienzan a
producirse organizaciones, sobre todo, para determinadas materias como correos, transporte,
telégrafo, servicios de sanidad en tiempos de guerra, etc.
Sin embargo, en las últimas décadas, se ha producido una proliferación de organismos
internacionales.
El modelo de organización global, con agrupación de la mayor parte de los Estados del mundo,
es la Sociedad de las Naciones que nace a raíz de la Primera Guerra Mundial, la misma que luego
de la Segunda Guerra Mundial decae y fue sustituida por la Organización de las Naciones Unidas.
Las organizaciones internacionales si bien son sujetos plenos del derecho internacional público,
no son Estados, no tienen los elementos para serlo, son creadas por ellos, quienes les fijan su
finalidad, poderes, estructura orgánica, estatuto, etc. Al país sede le compete garantizar el
funcionamiento de la organización, sin presiones locales, para lo cual otorgan a sus funcionarios, a
los representantes de los Estados miembros y a los observadores de los Estados no miembros,
determinadas facilidades, privilegios e inmunidades necesarias para que ejerzan sus funciones y
necesidades.
Este otorgamiento se lo ha realizado en aplicación de normas tanto de carácter consuetudinario
como convencionales. La mayoría de ellas constantes en tratados internacionales, principalmente en
los siguientes:
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septiembre, pero podía hacerlo en cualquier otro momento en forma extraordinaria. El lugar de la
reunión era la sede (Ginebra), aunque se dejaba abierta la posibilidad de hacerlo en cualquier otro
lugar.
Las atribuciones de la Asamblea solo se las mencionaba de forma general: todas las cuestiones
relativas a las actividades de la Sociedad o que afectasen a la paz mundial. Las decisiones se las
tomaba por unanimidad, aunque para cuestiones de procedimiento bastaba la mayoría. El presidente
y seis vicepresidentes eran elegidos por la Asamblea.
Funcionaba con seis comisiones a las que se sumaban las denominadas: Comisión del orden del
día, la Comisión verificadora de poderes y la Séptima Comisión “de higiene, opio y cooperación
intelectual”.
El Consejo: Disponía el Pacto que el Consejo esté integrado por un representante de las
“principales potencias aliadas y asociadas” (Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino
Unido), así como por representantes de otros cuatro miembros de la Sociedad, libremente elegidos
por la Asamblea y hasta que éstos fueran elegidos, se designaba a los representantes de: Bélgica,
Brasil, España y Grecia.
El Consejo conocía, al igual que la Asamblea de todas las cuestiones sometidas a la Sociedad,
de ahí que hubiera una serie de competencias comunes al Consejo y a la Asamblea. Exclusivamente
le competían, entre otras funciones:
Tenía cuatro sesiones ordinarias anuales, luego se redujeron a tres y extraordinarias, cada vez
que se lo requiriera. Las decisiones se las tomaba por unanimidad.
La Secretaría Permanente: Establecida en la sede de la Sociedad, comprendía un Secretario
General, los secretarios y el personal necesario que era nombrado por el Secretario General, con
aprobación del Consejo.
El 18 de abril de 1946, la Asamblea de la Sociedad de las Naciones celebró su última reunión;
desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se presumía que la Sociedad de las Naciones
estaba condenada a desaparecer y la necesidad de reemplazarla. El 31 de julio de 1947, dejaba de
existir jurídicamente y todos sus bienes fueron transferidos a la Organización de las Naciones
Unidas, según lo acordado entre las dos organizaciones, en los meses de abril, julio y agosto de
1946.
La Sociedad de las Naciones fracasó, sin duda, por la actitud negativa de las grandes potencias,
la poca efectividad en las sanciones por agresión, la ineficacia en la defensa de los Estados
pequeños, etc.
12.4 Importancia de los organismos internacionales
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en la actualidad
En las últimas décadas se ha producido una proliferación de organismos multilaterales, en la
comunidad internacional, cada uno de ellos con finalidades específicas, pero que en definitiva han
sido creados para promover el desarrollo económico y social y la lucha contra la pobreza,
preocupación suprema de la humanidad en la actualidad. Especialmente desde el final de la guerra
fría, el estudio de los alcances y propósitos de estos organismos internacionales, ha adquirido un
nuevo significado, ya que el objetivo y finalidad de éstos se tornaron más bien canalizadores de la
cooperación y por ende fortalecedores de la paz y el desarrollo.
Existen organismos cuyas finalidades son de carácter financiero, es decir creados para otorgar
préstamos, asistencia y cooperación internacional a sectores o Estados que lo requieren. Estos son
llamados “instituciones financieras multilaterales”. Existen también los llamados “bancos
multilaterales de desarrollo”, como el Banco Mundial, el Banco Asiático, etc., cuyo objetivo es
constituirse en organismos financieros de apoyo al desarrollo, a través de la generación de
oportunidades de negocios, cuyos beneficiarios, son principalmente los organismos que otorgan
dichos financiamientos.
Por ejemplo, los fondos que los gobiernos de los países de la Organización para la Cooperación
al Desarrollo (OCD) distribuyen como donaciones y préstamos o créditos a los países emergentes y
en vías de desarrollo para financiar proyectos que contribuyan al desarrollo y mejoramiento de la
calidad de vida de los países beneficiarios.
Los Organismos Internacionales, destinan su asistencia a los siguientes sectores principalmente:
desarrollo rural y agricultura, transporte, medio ambiente, salud y equipamiento médico, energía,
educación y formación, competitividad, comercio y PYMES, infraestructuras, agua y saneamientos,
finanzas, modernización del Estado, macroeconomía, desarrollo urbano y turismo.
Las Naciones Unidas, en el 2000 adoptaron la Declaración del Milenio, en la cual se marcó
como una de las prioridades: reducir la pobreza a la mitad, hasta el año 2015, para lo cual se
impusieron los siguientes objetivos:
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El Banco Mundial, que opera en todo el mundo. Organismo especializado del sistema de
las Naciones Unidas, presta asistencia financiera y técnica a los países en desarrollo.
Tiene como objetivos reducir la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida
de manera sostenible. Otorga créditos con facilidades a los países que acuden.
La Unión Europea, a través de la Oficina de Cooperación Europea, la misma que tiene
una serie de programas de cooperación con terceros países.
El Banco Europeo de Inversiones, Institución financiera de la Unión Europea, creado en
el Tratado de Roma (Constitutivo de la Comunidad Económica Europea), para favorecer
en general a la integración europea.
Banco Interamericano de Desarrollo, para América Latina y el Caribe, creado en 1959,
como una innovadora institución financiera multilateral para el desarrollo económico y
social, tiene actualmente 47 miembros.
En el Sistema de las Naciones Unidas existe una buena cantidad de organismos, desde el PNUD,
hasta la Organización Mundial de la Salud, pasando por la FAO, UNICEF, y muchas otras.
Las de cooperación generalmente denominadas agencias, facilitan la ayuda para el desarrollo y
otras iniciativas a través de donaciones y financiamiento, como por ejemplo:
PARTE XIII
LA ORGANIZACIÓN DE LAS
NACIONES UNIDAS
13.1 Antecedentes
Podemos mencionar que quizá el antecedente de las Naciones Unidas constituyan los siguientes
instrumentos: la Carta del Atlántico, suscrita el 14 de agosto de 1941; la Declaración de las
Naciones Unidas, del 1 de enero de 1942; la Conferencia de Moscú, realizada entre el 19 y 30 de
octubre de 1943. Como resultado de esta última Conferencia, las cuatro potencias participantes
(Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y China) publicaron el 1 de noviembre de ese año la
siguiente llamada Declaración de Moscú, en la que se habla de la “necesidad de establecer en la
fecha más temprana posible una organización internacional general basada en la igualdad soberana
de todos los Estados amantes de la paz”.
Entre agosto y septiembre de 1944, en Dumbarton Oaks (Washington), tuvo lugar las reuniones
entre Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS, la primera, y en la segunda la URSS fue sustituida
por China. Fruto de estas reuniones se emitió las llamadas Propuestas de Dumbarton Oaks, que
contenían los lineamientos generales de lo que sería la Organización de las Naciones Unidas.
Posteriormente fue necesario concretar nuevas reuniones, en las que se iban adoptando algunos
aspectos como votaciones en el Consejo de Seguridad y otros sobre la postguerra.
Finalmente, entre el 25 de abril al 26 de junio de 1945 se reúne en San Francisco la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre la organización internacional, en la cual los 50 Estados participantes
más Polonia, suscribieron la Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la Corte Internacional de
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Justicia, que sustituía a la Corte Permanente de Justicia Internacional y que fue adoptada como
anexo de la Carta.
La Carta entró en vigor el 24 de octubre de 1945. Algunos de sus artículos han sido reformados,
otros no se los ha aplicado nunca y algunos de ellos han sido derogados de hecho, por su
inaplicabilidad.
La enmienda al artículo 23 aumentó el número de miembros del Consejo de Seguridad de once a
quince. El artículo 27 enmendado estipula que las decisiones del Consejo de Seguridad sobre
cuestiones de procedimiento serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros
(anteriormente siete) y sobre todas las demás cuestiones por el voto afirmativo de nueve miembros
(anteriormente siete) incluso los votos afirmativos de los cinco miembros permanentes del Consejo
de Seguridad.
La enmienda al artículo 61 que entró en vigor el 31 de agosto de 1965, aumentó el número de
miembros del Consejo Económico y Social de dieciocho a veintisiete. Con la otra enmienda a dicho
artículo, que entro en vigor el 24 de septiembre de 1973, se volvió a aumentar el número de
miembros del Consejo de veintisiete a cincuenta y cuatro.
La enmienda al artículo 109, que corresponde al párrafo 1 de dicho artículo, dispone que se
podrá celebrar una Conferencia General de los Estados Miembros con el propósito de revisar la
Carta, en la fecha y lugar que se determinen por el voto de las dos terceras partes de los Miembros
de la Asamblea General y por el voto de cualesquiera nueve miembros (anteriormente siete) del
Consejo de Seguridad. El párrafo 3 del mismo artículo, que se refiere al examen de la cuestión de
una posible conferencia de revisión en el décimo período ordinario de sesiones de la Asamblea
General, ha sido conservado en su forma primitiva por lo que toca a una decisión de “siete
miembros cualesquiera del Consejo de Seguridad”, dado que en 1955 la Asamblea General, en su
décimo período ordinario de sesiones, y el Consejo de Seguridad tomaron medidas acerca de dicho
párrafo.
La sede permanente de la Organización se encuentra en Nueva York, por resolución tomada por
la Asamblea General, aprobada en diciembre de 1946; y su Estatuto fue establecido mediante
acuerdo entre la Organización y los Estados Unidos, en junio de 1947.
13.2 Principios y finalidades
La Organización ha reconocido algunos principios que se encuentran en el artículo 2 de la Carta,
entre ellos:
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1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas
eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u
otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con
los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de
controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos
de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de
la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros
medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;
3. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer
distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión; y
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos
comunes[37].
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la entrada de cualquier Estado. Por lo que su recomendación no es solo un trámite, sino que es una
condición sin la cual la Asamblea no podría proceder a admitir un nuevo miembro, según declaró la
Corte Internacional de Justicia en una consulta realizada, sobre la “Competencia de la Asamblea
General para la admisión de un Estado a las Naciones Unidas”.
El artículo 4 de la Carta, menciona los requisitos para que un Estado sea admitido como
miembros de la Organización:
En algunas ocasiones ha existido oposición al ingreso de un nuevo miembro, como sucedió por
ejemplo, durante la “guerra fría”, que se les negó el ingreso algunos Estados considerados no
amantes de la paz y seguridad mundial.
13.4 El retiro voluntario y la expulsión
Los miembros de las Naciones Unidas pueden salir voluntariamente de la Organización. La
Carta no dice nada al respecto, pero una interpretación de la Conferencia de San Francisco, lo
permite. Podemos mencionar como ejemplo el caso de Indonesia: “Por carta de fecha 20 de enero
de 1965, Indonesia anunció su decisión de retirarse de las Naciones Unidas “en esta etapa y bajo
las presentes circunstancias”. Luego, por medio de un telegrama, el 19 de septiembre de 1966,
Indonesia comunicó su decisión de reasumir su cooperación plena con las Naciones Unidas y su
participación en las actividades de la Organización. El 28 de septiembre de 1966, la Asamblea
General tomó nota de esa decisión y el Presidente de la Asamblea invitó a los representantes de
Indonesia a “ocupar sus lugares correspondientes en la Asamblea”. En este caso, los miembros de la
Asamblea no consideraron que se había retirado, sino que había dejado de cooperar con ella
momentáneamente (datos resumidos de http://www.un.org/es/member-states).
Los miembros además, pueden ser suspendidos del ejercicio de sus derechos y privilegios de
miembros, y también pueden ser expulsados por decisión de la Asamblea a recomendación del
Consejo de Seguridad, cuando hayan violado repetidamente los principios contenidos en la Carta.
13.5 Organización de las Naciones Unidas: órganos
En el artículo 7 de la Carta, la Organización manifiesta que son los órganos principales de las
Naciones Unidas los siguientes:
La Asamblea General
El Consejo de Seguridad
El Consejo Económico y Social
El Consejo de Administración Fiduciaria
La Corte Internacional de Justicia
La Secretaría.
Pero, además el mismo artículo 7 prevé la posibilidad de que, atendiendo a las disposiciones que
sobre los asuntos contenga la propia Carta, se podrá establecer los órganos subsidiarios que sean
necesarios.
13.5.1 La Asamblea General
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Pero además, cuando los asuntos no son de procedimiento, se exige la unanimidad de los
miembros permanentes lo cual resulta un problema grave, que muchas veces paralizar la acción del
Consejo de Seguridad, lo cual se ha convertido en una posibilidad para los miembros permanentes
de paralizar intencionalmente con su voto negativo la acción del Consejo.
A esta acción se la conoces con el nombre de “derecho de veto”.
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Sobran los ejemplos de la aplicación del derecho al veto por lo que se ha considerado que este
fue el precio que debieron pagar los Estados pequeños a los grandes para que la ONU pudiese
seguir existiendo. En general se ha cometido una serie de abusos con la aplicación del veto por lo
que en muchas ocasiones ha sido promovido introducir modificaciones a la Carta para limitar el uso
de dicho derecho.
Arreglo pacífico de las controversias
La misma Corte Permanente de Justicia Internacional (hoy Corte Internacional de Justicia),
definió, a propósito de unos de los casos que conoció en 1924, “la controversia internacional como
“un desacuerdo sobre una cuestión de derecho o de hecho, una oposición de punto de vista legal o
de interés entre las partes”.
En tal sentido podríamos definir a los conflictos internacionales en dos tipos:
Los de orden jurídico, por el cual se mantiene un desacuerdo sobre una cuestión de
derecho, sean en su aplicación o en su interpretación;
Los de orden político, es decir la disputa entre las partes se basa en una modificación del
derecho existente. Las demandas de las partes no se encuentran apoyadas por
argumentos de tipo legal.
Es importante esta determinación puesto que la naturaleza del conflicto determinará el medio de
solución pacífica para resolverlo.
El artículo 33 de la Carta establece que: “Las partes en una controversia, cuya continuación
pudiera poner en peligro el mantenimiento de las paz y la seguridad internacionales, tratarán de
buscarle solución”.
En aplicación a los diversos métodos pacíficos, enumerados en el mismo artículo mencionado.
Estos son: la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo
judicial, recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de elección. El
Consejo de Seguridad puede intentar que las partes arreglen sus conflictos utilizando los medios
señalados, si no llegaran hacerlo deberán someter su conflicto al Consejo de Seguridad.
De esta manera podemos clasificar los medios de solución pacífica de las controversias
internacionales en dos grupos, los medios políticos y diplomáticos y los medios jurídicos.
I. Son medios políticos y diplomáticos los siguientes:
a) La negociación directa: Es el medio ordinario para la solución de un conflicto internacional
y se lo utiliza en aquellos casos menos graves. Se los hace a través de los Ministerios de Relaciones
Exteriores, de los agentes o funcionarios diplomáticos o de personalidades especiales designadas
para ello, o mediante la celebración de una reunión internacional, convocada con ese fin. La
negociación no supone categóricamente la obligación de llegar a un acuerdo. Cuando el conflicto es
más grave, se complican las negociaciones, puesto que están comprometidos, generalmente, asuntos
de interés nacional.
b) Los buenos oficios: En caso de conflicto entre las partes, un tercero interpone su voluntad
para reunir a las partes para negociar. Esta intervención responde más bien a gestiones amistosas,
espontáneas o de buena voluntad que hace un Estado o una personalidad relevante, o un ambiente
propicio para que se realice esta negociación.
Según establece el Pacto de Bogotá, de 1948[38]:
“ARTICULO IX. El procedimiento de los Buenos Oficios consiste en la gestión de uno o
más Gobiernos Americanos o de uno o más ciudadanos eminentes de cualquier Estado
Americano, ajenos a la controversia, en el sentido de aproximar a las partes,
proporcionándoles la posibilidad de que encuentren directamente una solución adecuada”.
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1. Todos los miembros de las Naciones Unidas son ipso facto partes en el Estatuto de la
Corte Internacional de Justicia, y
2. Un Estado que no sea miembro de las Naciones Unidas podrá llegar a ser parte en el
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia de acuerdo con las condiciones que
determina en cada caso la Asamblea General a recomendación del Consejo de
Seguridad.
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caso de que fuese necesario ejecutar de modo urgente una acciones coercitiva internacional.
Es decir la acción del Consejo de Seguridad tiene como objetivo, más bien, prevenir y reprimir
la guerra que solucionar los conflictos.
13.5.3 El Consejo Económico y Social
El Consejo Económico y Social, está integrado por cincuenta y cuatro miembros de las
Naciones Unidas, elegidos por la Asamblea General, dieciocho de los cuales son elegidos cada año,
para un período de tres años. Nueve miembros son reemplazados en un año y los otros nueve, luego
de transcurridos dos años.
Cada Estado miembro del Consejo Económico y Social tiene un representante.
Entre sus funciones están:
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cuantos sean necesarios para asegurar que el número total de miembros del Consejo de
Administración Fiduciaria se divida por igual entre los Miembros de las Naciones
Unidas administradores de tales territorios y los no administradores (art. 86 Carta).
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permanente, con sede en Washington, regido por un director general y un subdirector nombrados
por el Consejo.
Desde 1938 existió otro órgano: la Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones
Exteriores.
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http://www.oas.org/OASpage/esp/Documentos/Carta_Democratica.htm).
A través de la Carta de la OEA, los Estados Americanos declaran que se han organizado para el
logro de un orden de paz y de justicia, fomentar la solidaridad, robustecer su colaboración y
defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. Del mismo modo la Carta
prohíbe expresamente intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros.
Los principios que rigen la convivencia de los Estados Americanos, y que se encuentran
contenidos en el artículo tercero de la Carta y son los siguientes:
Los propósitos esenciales, de los Estados Americanos están descritos en el artículo 2 de la Carta
y son los siguientes:
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Para alcanzar sus propósitos la OEA se fundamenta básicamente en la democracia, los derechos
humanos, la seguridad y el desarrollo.
14.2.2 Miembros
En la actualidad son miembros plenos de la OEA los 35 Estados independientes de las
Américas. Además, ha otorgado el estatus de observador permanente a 69 Estados, así como a la
Unión Europea (UE).
Para ser miembro de la OEA se requiere que sea un Estado independiente, basta con que
ratifique la Carta y que se comprometa a cumplir con las obligaciones que se derivan de ella.
Además, pueden ser aquellos Estados que al 10 de diciembre de 1985 fueron miembros de las
Naciones Unidas, y aquellos territorios no autónomos, que alcancen la independencia.
El artículo 5 de la Carta, reconoce el ingreso del nuevo Estado, que resultare de la fusión de
Estados. Para lo cual prevé la posibilidad del ingreso de la nueva entidad y la pérdida de calidad de
miembros de cada uno de los Estados que se fusionaren.
La Asamblea General es la que autoriza el ingreso de un nuevo miembro, pero lo hace con la
recomendación del Consejo Permanente, ambos organismos requieren el voto favorable de los dos
tercios de los Estados miembros.
Cuando un gobierno democrático de un Estado miembro, ha sido derrocado por la fuerza, se
suspenderá el derecho a participar, tanto en las sesiones de la Asamblea, como de los demás
órganos y reuniones de la Organización, cuando han sido infructuosas todas las gestiones del
restablecimiento del orden democrático, que esta decisión de suspenderlo se lo haya tomado en
período extraordinario de sesiones y con el voto afirmativo de los dos tercios de los Estados
miembros. Del mismo modo podrá levantar esa sanción con el mismo número de votos. Luego de
dicha suspensión la Organización reiniciará sus esfuerzos para lograr el restablecimiento de la
democracia.
14.2.3 Órganos
En el artículo 53 de la Carta de la OEA, están establecidos los órganos con los cuales la
Organización de los Estados Americanos realiza sus fines:
La Asamblea General;
La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores;
Los Consejos;
El Comité Jurídico Interamericano;
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos;
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La Secretaría General;
Las Conferencias Especializadas; y,
Los Organismos Especializados.
Se podrán establecer, además de los previstos en la Carta y de acuerdo con sus disposiciones,
los órganos subsidiarios, organismos y las otras entidades que se estimen necesarios.
14.2.4 La Asamblea General
Es el órgano supremo de la Organización, está integrada por los representantes de los Estados
miembros, cada uno de los cuales tiene derecho a un voto.
Entre sus atribuciones están las de decidir y diseñar la política general de la Organización,
determinar su estructura y coordinar las actividades de los órganos y entidades de la Organización
entre sí y con otras instituciones del Sistema Interamericano, robustecer las relaciones con las
Naciones Unidas y sus organismos Le corresponde también las decisiones presupuestarias de la
organización y fijar las cuotas de los Estados miembros, así como, considerar los informes de la
Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y adoptar normas generales que deben
regir el funcionamiento de la Secretaría General (art. 54 de la Carta).
Se reúne en períodos ordinarios, una vez al año, en el lugar que se determine, conforme al
principio de rotación, o en la Secretaría General. Pueden reunirse también en períodos
extraordinarios, con el voto conforme de dos tercios de los miembros de la Organización.
14.2.5 La reunión de Consulta de Ministros
de Relaciones Exteriores
Esta reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores, es convocada para
considerar problemas de carácter urgente y de interés común para todos los Estados, a pedido de
cualquiera de ellos, dirigido al Consejo Permanente, el que decidirá con la mayoría absoluta de
votos.
A estas reuniones pueden asistir, delegados especiales de los Ministros de Relaciones
Exteriores, en ausencia de ellos. Tratándose de ataque armado al territorio de un Estado miembro,
inmediatamente se reunirá el Consejo Permanente para determinar la convocatoria de la reunión de
Consulta, “sin perjuicio de lo dispuesto en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca”.
Se encuentra establecido el Consejo Consultivo de Defensa, para asesorar al Órgano en materia
de seguridad.
14.2.6 Los consejos
Son consejos de la organización:
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región.
Está formado por once juristas, nacionales de los Estados miembros, elegidos por la Asamblea
para cuatro años, con renovación parcial; no puede haber más de un miembro con la misma
nacionalidad. Su sede está en Río de Janeiro.
Además tiene por finalidad el estudio de los problemas jurídicos referentes a la integración de
los países en desarrollo del continente y la posibilidad de uniformar sus legislaciones en cuanto
parezca conveniente.
14.2.8 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es un órgano principal de la Organización
de los Estados Americanos creado para promover la observancia y la defensa de los derechos
humanos y servir como órgano consultivo de la Organización en esta materia. La Comisión se
compone de siete miembros, quienes deben ser personas de alta autoridad moral y de reconocida
idoneidad en materia de derechos humanos, se desempeñan en forma personal y tiene su sede en
Washington, D.C. Fue creada por la OEA en 1959 y, en forma conjunta con la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, instalada en 1979, es una institución del Sistema Interamericano de
protección de los derechos humanos (SIDH).
En mayo de 2017, la CIDH presentó el Plan Estratégico 2017-2020, cuya agenda se resume en
las siguientes prioridades: Defensores y defensoras de los derechos humanos; pueblos indígenas;
afrodescendientes; mujeres; migración, refugio, protección complementaria, apatridia, trata de
personas y desplazamiento interno; niños, niñas y adolescentes; libertad de expresión; personas
privadas de libertad; derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, DESCA; LGTBI;
personas con discapacidad; personas mayores. “Este Plan será el principal instrumento de gestión
institucional de la CIDH, y establecerá los mecanismos prioritarios para cumplir exitosamente su
misión, a fin de enfrentar los desafíos actuales y futuros que exige la atención y protección de los
derechos humanos en el continente”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos es una institución judicial autónoma cuyo
objetivo es la aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
ejerce sus funciones de conformidad con las disposiciones de la Convención y de su Estatuto.
La Corte tiene su sede en San José, Costa Rica pero puede reunirse en cualquier Estado
miembro de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en que lo considere conveniente
por mayoría de sus miembros y previa la aceptación del Estado respectivo.
14.2.9 La Secretaría General
Es el órgano administrativo de la Organización, a su cargo se encuentra un Secretario General,
elegido por la asamblea para un periodo de cinco años, pudiendo ser reelegido por una sola vez;
existe también el Secretario General adjunto. Sus funciones se encuentran determinadas en el
artículo 112 de la Carta.
14.2.10 Las conferencias especializadas
Son reuniones intergubernamentales para tratar asuntos técnicos especiales o para desarrollar
determinados aspectos de la cooperación interamericana. Son convocados por la Asamblea General
o por la reunión de consulta, por iniciativa propia o de los Consejos u Organismos Especializados.
Las agendas y más aspectos técnicos de estas conferencias están a cargo, generalmente, de los
Consejos o de los Organismos Especializados.
14.2.11 Organismos especializados
Se encuentran definidos en el artículo 124, como: “Organismos Intergubernamentales
establecidos por acuerdos multilaterales, que tengan determinadas funciones en materias técnicas de
interés común para los Estados Americanos”.
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Trabajan con una amplia autonomía técnica pero están sujetos a las recomendaciones que les
hagan la Asamblea General y los Consejos. Se relacionan con la OEA mediante acuerdos
celebrados con la Secretaria General, autorizados por la Asamblea.
14.3 El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
de Río de Janeiro (TIAR): antecedentes, finalidades
Al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) se le conoce también como Tratado
de Río, por haber sido suscrito en Río de Janeiro, el 2 de septiembre de 1947. Fue el primer
instrumento que suscribieron los Estados miembros de la OEA después que entró en vigencia la
Carta de las Naciones Unidas en 1945, puesto que resultaba inevitable y necesario que las
organizaciones regionales tuvieran que acogerse al nuevo sistema previsto en esa Carta, para
asegurar su supervivencia jurídica. El objetivo era constituirse en un organismo regional, con el fin
de garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, susceptible de acción
regional, siempre que dichos acuerdos u organismos sean compatibles con los principios y
propósitos de las Naciones Unidas.
El Tratado entró en vigencia en 1948, no obstante que no todos los Estados miembros de la
OEA se han hecho parte de él.
El TIAR fue el primer Tratado con el que los Estados Americanos dieron vida jurídica a un
sistema de seguridad colectiva, que acogió lo dispuesto por la Carta de las Naciones Unidas, por un
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independencia política de un Estado americano será considerado como un acto de agresión contra
los demás Estados americanos”.
En la primera Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas
Americanas, (Panamá 1939) se adoptó la “Declaración de Panamá”, orientada a obtener de los
países beligerantes no americanos involucrados en la Segunda Guerra Mundial, que eviten cometer
actos hostiles en las aguas adyacentes a sus costas, dentro de zona definida en dicha declaración.
Los gobiernos signatarios se esforzaron por tener el respeto a esa zona de seguridad por parte de los
beligerantes. Realizaban incluso patrullajes dentro de la misma. A la larga los países beligerantes no
aceptaron la zona de seguridad, y en la práctica fue inaplicable.
Años más tarde el TIAR instituyó también una zona de seguridad, en la cual opera un
mecanismo inspirado en el principio de solidaridad continental, en el cual un ataque armado a
alguno de los países americanos será un ataque contra todos.
14.3.2 Conflictos Interamericanos
A vísperas de la I Conferencia Internacional Americana (1889-1890), la situación en
Latinoamérica era preocupante: los conflictos interamericanos amenazaban con romper el sueño de
unión que se había venido fraguando desde el Congreso de Panamá, convocado por Simón Bolívar.
Europa, además, ejercía una doble presencia en todo el continente por la amenaza de que se vuelva
a intentar una intervención militar o una reconquista.
Las relaciones interamericanas, hacia principios de 1880 atravesaban momentos muy difíciles.
Casi todos los países estaban involucrados en conflictos de tipo diplomático o militar. Chile, Perú y
Bolivia se encontraban en guerra; Venezuela continuaba peleando con Gran Bretaña por el control
del Orinoco; Colombia y Costa Rica estaban envueltos en pleitos de carácter limítrofe; México y
Guatemala se encontraban al borde de la guerra por el Soconusco, y el resto de los países,
incluyendo Brasil, Argentina y Estados Unidos estaban involucrados de una u otra manera con los
países beligerantes, ya fuera intentando una solución diplomática o como aliados. El Secretario de
Estado norteamericano Blaine, participaba fundamentalmente como árbitro en el conflicto entre
Chile y Perú, y en el de México con Guatemala.
En ese contexto el panamericanismo parecía ser un recurso diplomático práctico para solucionar
algunos de estos conflictos.
Durante el primer tercio del siglo XX, diversos Estados latinoamericanos experimentaron un
notable crecimiento económico, basado en las exportaciones agrícolas y mineras, lo cual no
modificó sustancialmente su estructura social y política. Las dificultades de los años treinta dieron
lugar a que en varios países cobrara fuerza un nacionalismo económico, orientado a reducir la
dependencia del exterior. La creciente influencia de los Estados Unidos originó sentimientos de
rechazo tanto en sectores de derecha como de izquierda.
Para los primeros años del siglo XX el trazado de las fronteras latinoamericanas era casi
idéntico al actual. El último cambio importante se produjo en 1903, cuando Panamá se separó de
Colombia. El conflicto acerca de las antiguas provincias de Arica y Tacna, entre Perú y Chile, se
había resuelto pacíficamente en 1929 por el Tratado Rada-Figueroa, que atribuyó Arica a Chile y
Tacna a Perú. El conflicto entre Colombia y Perú por la región de Leticia quedó resuelto por el
Protocolo de Río de 1934 que le atribuyó a Colombia. Mucho más grave fue el conflicto de El
Chaco, que dio lugar a una guerra entre Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935. El conflicto entre
Ecuador y Perú dio lugar a una guerra entre ambos países en 1941, pero fue resuelto en desmedro
de Ecuador, en la Conferencia de Río de Janeiro de 1942. Claro que comparación con los conflictos
europeos, los interamericanos eran mínimos.
Tras la Segunda Guerra Mundial hubo en América Latina un avance de la democracia, que
culminó hacia 1960, cuando sólo se mantenían cinco dictaduras tradicionales, en la República
Dominicana, Haití, El Salvador, Nicaragua y Paraguay y una revolucionaria en Cuba. A partir de
entonces, la tendencia se invirtió y en la mayoría de países se establecieron dictaduras, que a su vez
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en octubre de 1997, no lo ha ratificado. Tratado de prohibición completa de Ensayos Nucleares, firmó en septiembre de
1996, no lo ratificó. Entre otros muy importantes. Estos datos han sido recuperados de la web, principalmente de
www.mujereshoy.com, en la cual se menciona como fuente de este artículo www.wedo.org.
[12] La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático incorporó una línea muy importante de
uno de los tratados multilaterales sobre medio ambiente que más éxito han tenido en toda la historia: el Protocolo de
Montreal de 1987, en virtud de la cual los estados miembros están obligados a actuar en interés de la seguridad humana
incluso a falta de certeza científica. La Convención entró en vigor el 21 de marzo de 1994. Hoy en día cuenta con un
número de miembros que la hace casi universal, son 197 Estados que la han ratificado. La decimoctava Conferencia de
las Partes sobre cambio climático ratificó el segundo periodo de vigencia del Protocolo de Kioto desde el 1 de enero de
2013. Durante la Vigésima Primera Conferencia sobre cambio climático en diciembre de 2015 fue adoptado el Acuerdo
de París, con la aprobación de 195 Estados, dentro del marco de la Convención, que establece medidas para la
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando finaliza la
vigencia del Protocolo de Kioto y ya cumplió con el número de Estados adherentes para su puesta en vigor.
EE.UU anunció el 1 de junio de 2017 su retiro del Acuerdo (http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-
40124921).
[13]DUGUIT, LEÓN, célebre, y en su época controvertido jurista francés, autor de Las transformaciones del derecho
público, del cual llama la atención la actualidad de su obra, no obstante haya sido escrita en 1913. Critica duramente el
concepto de soberanía y sostiene que ya cumplió la función para la cual fue creada.
[14] Un tratado obliga a las partes y solas las partes, no crean obligaciones para un tercer Estado sin su consentimiento.
[15] Este artículo constituye una verdadera disposición de Jus Cogens sobre la materia. El Pacto de la Sociedad de las
Naciones prohibió el recurso a la guerra antes de agotarse todos los medios pacíficos sobre la materia. Luego el Pacto
de París, de 1928, hizo que los Estados renunciaran a la guerra como instrumento de su política nacional que se
perdieron en la Segunda Guerra Mundial, los mismos que se perfeccionaron en este artículo de la Carta de las Naciones
Unidas.
[16] Otro ejemplo en el caso de error y fuerza en la firma de un tratado es la referente al Protocolo de Río de Janeiro
suscrito entre Ecuador y Perú, pues en 1960, el presidente ecuatoriano Dr. José María Velasco Ibarra declaró, que dicho
instrumento no sólo era inejecutable sino que era “nulo de nulidad absoluta”, porque había sido impuesto bajo coerción
y con presencia de fuerzas militares peruanas en suelo ecuatoriano.
[17] La Constitución de la República del Ecuador de 2008, en su artículo 1, dice que el Ecuador “es un Estado
constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional
y laico. Se organiza en forma de República y se gobierna de manera descentralizada. La soberanía radica en el pueblo,
cuya voluntad es el fundamento de la autoridad y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de
participación directa previstas en la Constitución. Los recursos naturales no renovables del territorio del Estado
pertenecen a su patrimonio inalienable, irrenunciable e imprescriptible”.
[18] “Cosa de nadie”. Dícese de todo lo que no pertenece a nadie en particular.
[19] Otro ejemplo importante de este caso es el de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, las políticas de
GORBACHOV no siguieron el rumbo esperado y en 1991 la Unión Soviética se disolvió ante la secesión de sus repúblicas.
GORBACHOV, llegó a proponer la creación de un nuevo Tratado de la Unión que dejaría al gobierno central sólo los
asuntos de defensa y política exterior con tal de mantener unidas a las repúblicas, pero no tuvo éxito ante la negativa de
los gobiernos locales. Cada una de las repúblicas se convirtió en estado independiente, aunque 12 de las 15 existentes al
momento del desmembramiento de la Unión conformaron la Comunidad de Estados Independientes.
[20] La Carta de la Organización de los Estados Americanos, en su artículo 13 manifiesta: “La existencia política del
Estado es independiente de su reconocimiento por los demás Estados. Aun antes de ser reconocido, el Estado tiene el
derecho de defender su integridad e independencia, proveer a su conservación y prosperidad y, por consiguiente, de
organizarse como mejor lo entendiere, legislar sobre sus intereses, administrar sus servicios y determinar la jurisdicción
y competencia de sus tribunales. El ejercicio de estos derechos no tiene otros límites que el ejercicio de los derechos de
otros Estados conforme al derecho internacional”.
[21] Noción presentada por Podestá Costa y Ruda en su libro de Derecho internacional público, en el que mencionan
que la misma ha sido introducida en la filosofía política por JEAN BODÍN en 1577.
[22]Exequátur es la autorización que concede el Estado receptor a un agente consular extranjero para que pueda ejercer
funciones en su territorio.
[23] Concepto que todavía no ha sido desarrollado.
[24] Decreto Ejecutivo 106, de 11 de septiembre de 2013. Art. 1. Los siguientes artículos se refieren más ampliamente a
estas facultades.
[25] Locución latina que literalmente significa “para esto”, en derecho quiere decir “para un fin específico”, es decir
son agentes designados para que representen al gobierno en determinadas reuniones o conferencias.
[26] Autorización que otorga el Estado receptor al agente consular extranjero para que pueda ejercer sus funciones.
[27] Fue adoptada el 18 de abril de 1961 en Viena (Austria) y entró en vigor el 24 de abril de 1964. Ecuador lo suscribe
el 18 de abril de 1961 y ratifica el 21 de septiembre de 1964.
[28] El Ecuador otorga la ratificación mediante Decreto Supremo 2830, publicado en el Registro Oficial 472 de 05-abr-
1965.
[29] Convención Interamericana Sobre Derechos Humanos, llamada también Pacto de San José, fue suscrita en la
Conferencia Especializada Interamericana Sobre Derechos Humanos en San José, Costa Rica entre el 7 y el 22 de
Noviembre de 1969.
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[30] “El pedido de asilo a Ecuador del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, se inscribe en una larga tradición
latinoamericana, con casos emblemáticos como el del político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, quien vivió cinco
años en la embajada de Colombia en Lima. Presidentes, dictadores, políticos y guerrilleros han hallado amparo en este
recurso que norma la Convención de Caracas de 1954, surgida a raíz del episodio de Haya de la Torre, a quien Bogotá
otorgó asilo en 1949.
Fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el dirigente fue acusado de liderar un fallido golpe
de Estado contra la dictadura militar de Manuel Odría, que gobernó Perú entre 1948 y 1956.
Odría se negó a entregar un salvoconducto para que Haya de la Torre pudiera salir del país, por lo que la embajada
colombiana fue su hogar durante cinco años.
……………..
Assange, un ex hacker de 40 años, se refugió el martes en la embajada de Quito en Londres alegando ser un perseguido
político por la filtración de miles de documentos secretos de Estados Unidos, lo que según él lo expone a la pena de
muerte en ese país por espionaje.
En Ecuador la lista incluye a decenas de opositores de las dictaduras que gobernaron entre 1963 y 1966 y de 1972 a
1976, así como a los ex mandatarios José Velasco Ibarra, Gustavo Noboa, Abdalá Bucáram y Lucio Gutiérrez, que se
asilaron en Colombia, República Dominicana, Panamá y Brasil, respectivamente” (Redacción El Comercio, 2012).
[31] Ecuador suscribió y ratificó todos estos instrumentos.
[32] Ecuador adhirió a la CONVEMAR el 24 de octubre de 2012, luego de que la Asamblea Nacional aprobara dicha
adhesión el 22 de mayo del mismo año.
[33] MERCHÁN, JAIME en su obra menciona a VERPLETSE, Derecho Internacional Aéreo y del Espacio, pág. 29.
[34] Estos principios están resumidos en el libro de LLANOS MANSILLA, JORGE, op. cit., págs. 282 y 283.
[35] En 1972 en la Órbita Geoestacionaria se desplazaban el 7.5% de los aparatos espaciales, en 1993 ya alcazaba el
42% y hoy en día supera el 80%.
[36] Referido por JAIME MERCHÁN en Derecho Internacional del Espacio, op. cit., pág. 512.
[37] Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas.
[38] El Pacto de Bogotá o Tratado Americano de Soluciones Pacíficas fue suscrito en Bogotá el 30 de abril de 1948,
durante la IX Conferencia Internacional Americana.
[39] Unión, asociación, integración de las naciones del continente americano, incluyendo las de origen anglosajón.
[40] OEA, “Nuestra Estructura” Información recuperada de http://www.oas.org/es/acerca/nuestra_estructura.asp.
[41] Dato recuperado de http://www.eluniverso.com/noticias/2014/02/05/nota/2141826/presidente-correa-firmo-
decreto-retiro-ecuador-tiar.
* “El 13 de agosto de 2017, la Armada del Ecuador realizó la captura del buque de bandera china Fu Yuan Yu Long, el
mismo que transitaba ilegalmente por aguas interiores y área de reserva marina de Galápagos, al noreste del Puerto
Baquerizo Moreno. En las bodegas del buque se encontró especies de fauna marina vulnerables y protegida por el
Estado ecuatoriano, entre ellos tiburones martillo y tiburón silki. Los 20 tripulantes fueron judicializados y el barco
incautado”. (Tomado del boletín de prensa DIRNEA 054, de la Armada del Ecuador, del lunes 14 de agosto de 2017).
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