La Lengua Escrita Alfabetica Alisedo

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La lengua escrita alfabética

La lengua es un sistema complejo

La lengua no es un fenómeno unitario, sino que está compuesto por un conjunto de


subsistemas, que la define como un sistema complejo porque presenta reglas de organización,
de combinatoria y de utilización que se adecuan a las infinitas circunstancias. Es un sistema
compuesto por varias partes interconectadas o entrelazadas cuyos vínculos entre ellas
contienen información adicional. En un sistema complejo, existen variables ocultas cuyo
desconocimiento nos impide analizar el sistema con precisión. Así pues, un sistema complejo
posee más información que la que da cada parte independientemente. Para describir esta clase
de sistema hace falta no solo conocer el funcionamiento de las partes sino conocer cómo se
relacionan entre sí. (Alisedo, 2013)

La plasticidad de la facultad del lenguaje le ha permitido a la humanidad la generación de


lenguas diversas a través de medios o sustancias significantes diferentes. Por el momento se
reconocen tres tipos de sustancias significantes, la sustancia fónica de la lengua oral o hablada,
la sustancia gráfica de la lengua escrita y la gestual de las lenguas de señas. Ya en 1637,
Descartes (El discurso del Método, París 1637) comprendió que el rasgo de humanidad por
excelencia no era la facultad de reproducir sonidos del habla sino la capacidad de significar.

(…) De todos los sistemas de signos, marcas, muescas, trazas y rastros humanos, la lengua
escrita es el sistema que llega a la construcción de un significante gráfico lo suficientemente
articulado para obtener la recuperación inequívoca del significado lingüístico. Por esta razón
está en condiciones de influir en el pensamiento y modificarlo, porque no solo utiliza entidades
análogas (textos, enunciados, oraciones, palabras y unidades mínimas) a las de la lengua
fónica, sino que, gracias a que es un soporte duradero y visual, muestra, permite ver, hace
concretas, todas las conexiones, jerarquías, relaciones e implicaciones del sistema lingüístico.

Es decir, que la escritura se ha convertido en una lengua propiamente dicha, no en una


representación global, parcial o imprecisa. No es lenguaje que se escribe sino una lengua
completa, una lengua escrita.

¿Cómo se vinculan la lengua fónica y la lengua escrita?

Comenzaremos este apartado por una definición provisoria e iremos desarrollando cada una
de sus características.

La Lengua Escrita es una lengua semióticamente autónoma, complementaria de la lengua


fónica u oral y paralela a la misma.

La lengua escrita es semióticamente autónoma respecto de la lengua fónica

Los dos sistemas tienen diferencias fundamentales. La lengua gráfica está constituida por
signos lingüísticos gráficos y la lengua fónica está constituida por signos lingüísticos fónicos.
Estos dos tipos de signos están siempre en relación de oposición, porque los signos fónicos y
los signos gráficos inciden naturalmente sobre analizadores diferentes: el oído analiza los
signos fónicos y la vista analiza los signos gráficos. Es decir que no se puede concebir o
conceptualizar al grafema a como el indicio natural del fonema /a/ porque no existe una base
común de comparación. Ningún rasgo distintivo del sistema fonológico como ”labial”,
“sordo/sonoro” o “apical” puede ser incluido o excluido respecto de rasgos distintivos gráficos
como los trazos “rectas” y “curvas” que, combinados, dan lugar a los grafemas d, b, p y q de
imprenta minúscula, por ejemplo. Ninguno de estos rasgos gráficos y sus combinaciones están
presentes en los rasgos fónicos como labial”, “sordo/sonoro” o “apical” y sus combinaciones
de cualquiera de los fonemas correspondientes.

Esta relación de autonomía no siempre es tomada en cuenta en la enseñanza inicial de la


lengua escrita, lo cual origina obstáculos didácticos que se generan a partir de la enseñanza
equivocada: por ejemplo, la invitación exclusiva a escuchar para escribir como si ambos
sistemas no fueran opuestos. (…)

Las lenguas fónica y gráfica son articuladas

En su Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, Galileo sostuvo que todo el mundo
puede estar contenido en un libro pequeñísimo: el alfabeto, pues con las combinaciones de
unos pocos símbolos se puede dar cuenta de todo el universo.

Los enunciados lingüísticos, desde los saludos hasta los relatos más extensos, tienen un
significado o contenido y un significante perceptible por algún sentido (por ejemplo, el oído
percibe los enunciados en lengua fónica, la vista percibe enunciados en lengua gráfica) y
pueden ser descompuestos o analizados en unidades menores que presentan también un
significado y un significante, las palabras. Las palabras pueden ser empleadas como
constituyentes de múltiples enunciados diferentes. Además, estas unidades, las palabras,
pueden ser analizadas en otras unidades menores hasta llegar a las unidades mínimas que no
tienen significado, los fonemas en la lengua fónica y los grafemas en la lengua gráfica.

Para el lingüista francés André Martinet, esta propiedad, que llamó articulación, es un rasgo de
las lenguas humanas, tema que desarrolló en su teoría de la doble articulación lingüística
formulada en 1968. De acuerdo con ella, las lenguas se articulan según dos niveles: en
unidades significativas y en unidades no significativas pero que sirven para diferenciar
significados. Las unidades significativas son las palabras y las no significativas son los fonemas
en la lengua oral y los grafemas escritos. Las unidades significativas, las palabras, tienen un
significante y un significado: por ejemplo /’kasa/ significa “vivienda” “morada”.

Las unidades no significativas, los fonemas, no tienen significado, pero si se cambia un fonema
por otro en una palabra, se modifica su significado o se produce un conjunto de sonidos que
no son palabra, porque no tienen un significado. Por ejemplo: si se cambia el fonema /k/
de /’kasa/ por el fonema /p/ se forma la palabra /’pasa/, pero si se cambia por el fonema /d/
se forma una no-palabra */’dasa/, que es una nopalabra porque no tiene significado.

En la segunda mitad del siglo XX se continuó explorando esta característica de las lenguas a las
que se conceptualizó como sistemas combinatorios discretos. El carácter combinatorio y
discreto que caracteriza a todas las lenguas humanas consiste en que a partir de un número
acotado, finito, discreto o separable de unidades mínimas y sobre la base de un conjunto de
reglas para combinarlas – reglas que permiten seleccionar, combinar, trocar y permutar esas
unidades– se puede construir una cantidad infinita de elementos más complejos (mensajes o
textos). Esta característica de formar elementos infinitos a partir de la recombinación de un
número limitado, finito o discreto de unidades se conoce hoy como el principio de infinitud
discreta.

El lingüista canadiense Steven Pinker ha destacado la similitud entre la gramática y otro sistema
combinatorio discreto en el mundo natural: el código genético (ADN), en el que también cuatro
clases de elementos (nucleótidos) se combinan para formar sesenta y cuatro tipos de codones
que a su vez pueden organizarse en un número ilimitado de genes, que dan lugar a la diversidad
de especies y de individuos. Esa similitud explica que se haya empleado la metáfora del código
del ADN, usando justamente su paralelismo con la gramática; de esa gran metáfora proviene
gran parte de la terminología con la que se investiga y se comunica sobre el genoma humano:
letras, bibliotecas, sinonimia, traducción, transcripción. (G. Ciapuscio, 2010)

Pinker se refiere igualmente a la propiedad del sistema combinatorio discreto en el siguiente


fragmento:

El principio que rige el funcionamiento de la gramática no es muy frecuente en la naturaleza. La


gramática constituye un ejemplo de sistema combinatorio discreto, en el que un número finito
de elementos discretos son objeto de selección, permutación y combinación para crear
estructuras más extensas que presentan propiedades muy distintas de las de sus elementos
constitutivos. (Pinker, Steven. “Cómo funciona el lenguaje” en El instinto del lenguaje 1999).

La lengua fónica y la lengua escrita son complementarias

Para enfocar este tema, acudimos nuevamente a la concepción saussuriana de signo


lingüístico, según la cual todo signo lingüístico está formado por una relación entre un
contenido o significado y una expresión o significante. El signo, por lo tanto, es una entidad
bifacial, compuesta por significante y significado. Los signos se integran en sistemas de signos.
Dos sistemas de signos son complementarios cuando ambos pueden transmitir los mismos
mensajes en el seno de un grupo social determinado, pero lo hacen con sustancias
significantes diferentes en el plano de la expresión o significante.

Por ejemplo, la lengua fónica transmite los mensajes a través de ondas sonoras, en cambio la
lengua escrita transmite los mensajes a través de marcas visibles sobre una superficie.
Además, para los que no pueden ver, la lengua escrita en el sistema braille transmite los
mensajes a través de unidades que se pueden captar por medio del tacto. La
complementariedad es la que permite operar con un sistema en una situación de
comunicación determinada en la que el otro sistema sería inoperante.

(…)

La lengua fónica y la lengua escrita alfabética son paralelas

Toda lengua escrita alfabética fue concebida como un sistema en el que cada una de sus
unidades corresponde a cada una de las unidades análogas de la lengua fónica con la que se
correlaciona. (…) Esta relación de correspondencias entre ambas lenguas se llama paralelismo.
Las lenguas escritas ya sean ideográficas, silábicas o alfabéticas son siempre paralelas a la
lengua oral correspondiente (el chino escrito es una lengua paralela al chino oral; el japonés
escrito es una lengua paralela al japonés oral; el inglés escrito es una lengua paralela al inglés
oral). Sin embargo, este paralelismo, que generaría en principio correspondencias término a
término entre todas las unidades de ambos sistemas no siempre se presenta de esta forma, no
es perfecto. En el caso de la lengua escrita alfabética el hecho de que el paralelismo con la
lengua hablada no sea perfecto incide de manera especial en la alfabetización.

El paralelismo entre la lengua oral y la lengua escrita plantea problemas en el nivel de las
palabras

Veamos qué pasa con las unidades de primera articulación, las palabras, en cada lengua.
Sabemos que son paralelas, esto quiere decir que las palabras orales se corresponden con las
palabras escritas. Sin embargo, como las sustancias de ambas lenguas son diferentes, hay
particularidades en la forma en la que la lengua escrita anota las palabras: el español escrito
las anota separadas por espacios en blanco. Esto plantea problemas a los que aprenden a leer
y escribir porque cuando hablan lo hacen sin necesidad de controlar la separación entre
palabras, pero cuando escriben deben separar cada una de la otra. Esta separación no es
sencilla: ¿Cómo hace un niño que está aprendiendo a leer y escribir para diferenciar “haber”/
“a ver”; “en contra”/ “encontrar”; “a ser”/ “hacer”; “a lavar”/”alabar” y muchos otros casos de
ese tipo? Alejandro Raiter (2010) resume esta situación cuando señala:

No necesariamente la forma lingüística es accesible a la conciencia, ya que el órgano


del lenguaje es modular y autónomo. De este modo las dos formas (la sonora y la
gráfica) deben ser enseñadas, así como sus combinaciones. No nos olvidemos que es
muy difícil que el conjunto de niñas y niños de un aula, así como las y los docentes a
cargo compartan exactamente los mismos sonidos. Lo mismo sucederá con las formas
palabra, oración, frase nominal, etcétera: deben ser enseñadas. La segmentación debe
ser enseñada.

Entonces, en la lengua escrita se plantea el problema de la identificación y segmentación de


palabras.

El paralelismo entre fonemas y grafemas no siempre es perfecto

La correspondencia más simple y perfecta entre fonemas y grafemas sería aquella en la que a
cada fonema de la lengua oral le correspondiera un grafema de la lengua escrita, solo uno y
siempre el mismo como sucede, por ejemplo, en el español con el fonema /p/ por ejemplo
en /copa, capa/, el fonema /p/ siempre corresponde al grafema p.

Sin embargo, eso no pasa con lo que suena /s/ del español de América, fonema que
corresponde a tres grafemas (s, z, c) como en “sapo, zapato y cielo”. Otro problema se da con
el fonema /k/ del español que se representa con el grafema c en casa y con el grafema doble o
digrama qu en quinta.

Cabe que se considere como una codificación simple que a cada fonema le corresponda un
grafema, solo uno y siempre el mismo (como por ejemplo, /p/, /d/, /n/, /t/ en papá,dedo,
nena, tapa respectivamente). Pero eso no pasa con el grafema g que se corresponde con dos
fonemas: es /g/ en /gorra/ pero es /x/, es decir suena igual que una jota, en /xi’tano/.
En efecto, la correspondencia sería simple si cada fonema se identificara con un solo grafema;
por ejemplo el fonema /t/ siempre se representa con un solo grafema t, lo cual no pasa con el
fonema /ts/ que se representa con dos grafemas o digrama “ch” como en “charla, chuleta”. La
situación se complica más aún con el digrama “ll” (doble l) cuya correspondencia puede ser
con el fonema que en general, por su pronunciación, se confunde con la “y”, por lo cual hay
vacilación al escribir palabras como “lluvia” o “vayan”.

Un caso similar se presenta con los grafemas o “letras mayúsculas” que corresponden al
mismo fonema que los grafemas o “letras minúsculas”. El uso de la mayúscula es un defecto de
paralelismo pues no existen en la lengua oral correspondencias fónicas específicas para la
mayúscula. En efecto, tanto la letra mayúscula A como la letra minúscula a corresponden
ambas al mismo fonema /a/. Sin embargo la letra mayúscula tiene funciones precisas y
exclusivas en la lengua escrita, donde permite, por ejemplo diferenciar el nombre propio
“Margarita” del sustantivo común “margarita”, indica comienzo de oración y se emplea en la
composición de siglas. La utilización de la mayúscula está determinada por reglas ortográficas y
de estilo.

Finalmente, la correspondencia entre fonemas y grafemas sería simple si todo grafema tuviese
un fonema asociado y viceversa. No como en español donde la h es un grafema que no
corresponde a ningún fonema.

Estos defectos de paralelismo entre la lengua oral y la escrita son siempre fuente de errores en
el proceso de aprendizaje. Pero todavía más, ya que a las características anteriores debemos
agregar que en todas las lenguas orales algunos sonidos son más perceptibles auditivamente
que otros y esto influye en la rapidez o lentitud con que los alumnos aprenden las
correspondencias entre fonemas y grafemas en los primeros grados.

En español los fonemas vocales son pocos /a/, /e/, /i/, /o/, /u/ y son inconfundibles, siempre
se perciben, pueden formar sílaba por sí mismos y toda sílaba tiene al menos un fonema vocal.
El 55% de las sílabas del español fónico tiene la forma C+V (consonante más vocal, como en
/ma/, /pa/, /ta/, /da/, /la/, /sa/; otro 20% de las sílabas tiene la forma CVC (consonante más
vocal más consonante como en /pan/, /las/, /tan/, /man/, /dan/. Estas formas de las sílabas
fónicas facilitan los aprendizajes iniciales, sin embargo, hay otras características que los
obstaculizan. Por ejemplo, el 25% de las sílabas restantes están formadas por combinaciones
de dos consonantes antes y/o después de la vocal (como en /trans/, /fra/, /cla/, /bra/, etc.).

Por su parte, los fonemas consonantes en español son perceptibles cuando comienzan la
sílaba, pero se perciben mucho menos cuando cierran la sílaba y por lo tanto se pierde su
percepción al final de la palabra. Así, se percibe bien la /l/en una palabra como /lana/, pero
hay problemas con los fonemas /s/, /d/, y /j/ final (en palabras como /par’ed/, /rel’oj/
respectivamente). También hay problemas con los fonemas consonantes agrupados al final de
sílaba interna, por ejemplo en palabras como instituto, perceptible, colectivo, por eso son muy
comunes escrituras con errores como,*istituto, *coletivo.

Muchos docentes al iniciar a los niños en el conocimiento de la escritura brindan la


información de modo que estos podrían pensar que escribir es solo reconocer un sonido y
representarlo siempre con una misma marca gráfica. Sin embargo, ninguna lengua escrita es
absolutamente perfecta en su paralelismo con la lengua oral, por eso, la idea de mostrar una
“lengua escrita ideal” produce un serio obstáculo en el buen aprendizaje. No conviene que los
alumnos comiencen su aprendizaje sobre una base falsa que es un problema muchas veces
insuperable en el aprendizaje de la ortografía de la lengua.

Hay fonemas que no son sucesivos y grafemas que no son letras

Para comprender este tipo de relación entre la lengua fónica y la lengua gráfica observemos
estos enunciados:

¿Llueve?/ Llueve; canto/cantó.

Cada par tiene exactamente las mismas letras, pero no significan lo mismo:

¿Llueve? significa que el hablante no sabe si llueve o no.

Llueve significa que el hablante sabe.

Canto significa acción presente de una primera persona (yo) o producto de la acción de cantar.

Cantó significa acción pasada de una tercera persona (él/ella).

Hasta ahora hemos visto las relaciones de paralelismo entre fonemas y grafemas que
llamamos letras. Recordemos que definimos los fonemas como unidades que no tienen
significado, pero si se cambian, truecan o sustituyen, modifican el significado de la palabra de
la cual forman parte. En los ejemplos que estamos analizando, no han cambiado los grafemas
llamados letras, pero los significados son diferentes. Entonces, debemos reconocer que hay
dos clases de fonemas y dos clases de grafemas: Fonemas segmentales, que en la lengua
hablada se dan en sucesión y en la lengua escrita corresponden a las grafías llamadas letras.
Fonemas suprasegmentales que en la lengua hablada se dan junto o en simultaneidad con los
segmentales y en la lengua escrita están representados por el tilde y los signos de puntuación y
entonación. La diferencia de significado entre canto y cantó no está dada por los fonemas
segmentales ni por las letras escritas sino por el fonema suprasegmental acento de la lengua
fónica que se corresponde con el grafema llamado tilde de la lengua escrita. La diferencia de
significado entre ¿Llueve? y Llueve no está dada por los fonemas segmentales ni por las letras
escritas sino por el fonema suprasegmental tono o entonación de la lengua fónica que se
corresponde con los grafemas llamados signos de interrogación de la lengua escrita.

(Hata acá, entonces) hemos detallado las características del objeto a partir de una definición
de lengua escrita: es una lengua semióticamente autónoma, complementaria de la lengua
fónica u oral y paralela a la misma.

BIBLIOGRAFÍA

-Alisedo, G. Melgar, S y Chiocci, C. (2006) Didáctica de las ciencias del lenguaje, Buenos Aires, Paidós
-Alisedo, Graciela; Vélez, Nataly ¿LENGUA O LENGUAJE? Ponencia presentada en el FORO DE LENGUAS
2013, Montevideo, Uruguay, octubre 2013. En Prensa.
-Ciapuscio, Guiomar, (2010), Revisión crítica y propuesta para la enseñanza de la gramática en la escuela
primaria en Ministerio de Educación, INFD, La formación docente en alfabetización inicial.
-Chomsky, Noam. (1988) El Lenguaje y los Problemas del Conocimiento. Conferencia de Managua I.
Madrid, España.
-Martinet, A. (1968) La lingüística sincrónica, Madrid, Gredos.
-Pinker, Steven. (1999) “Cómo funciona el lenguaje” en El instinto del lenguaje, Madrid, Alianza, pp 87 a
92.
-Raiter, A. (2009) Apuntes de Psicolingüística, en Argentina, Ministerio de Educación, INFD, La formación
docente en alfabetización inicial.
-Saussure, Ferdinand de. (1916) Curso de Lingüística General. Traducción de Alonso, A. Ed. Losada. Bs.
As. Argentina. 1945.

Referencia bibliográfica.

Este texto es un fragmento de:

Alisedo, Graciela (2015). Clase Nro. 2. La lengua escrita alfabética. Módulo Aportes de la
Lingüística General y de la Historia de la Escritura. Especialización Docente Superior en
alfabetización inicial. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nac

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