Trabajo Vito Fumagalli

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Julia Prats de Arquer

Historia Medieval

EL ALBA DE LA EDAD MEDIA


Vito Fumagalli
Julia Prats de Arquer

Historia Medieval

Ficha técnica

Autor: Vito Fumagalli


Título: EL alba de la edad media
Lugar de publicación: Madrid
Año de publicación: 1993
Nombre de la editorial: Nerea
Número de páginas: 120

Sobre el autor

Vito Fumagalli (Parma, 1938 - 1997) fue un historiador medievalista italiano, que
se ocupó de disciplinas históricas muy diversas: la historia de las instituciones, la
historia económica y social, la historia de la cultura y la historia de las
mentalidades.1

Vito Fumagalli se matriculó en la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad de


Pisa en 1957 , ganando al mismo tiempo el concurso para una plaza como
estudiante en la Scuola Normale Superiore de Pisa .
Optó por dedicarse a los estudios sobre la Edad Media , entrando en contacto con
estudiosos como Arsenio Frugoni , Giovanni Miccoli y Ottorino Bertolini . Con este
último discutió en 1961 su tesis sobre Gerardo de Aurillac . Profesor de la Facultad
de Letras y Filosofía de la Universidad de Bolonia a partir del curso 1970-1971 ,
obtuvo el título de Profesor Extraordinario en 1976 y, finalmente, de Profesor
Titular en 1979.
Tras convertirse en director del Departamento de Paleografía y Ciencias Medievales
de la Universidad de Bolonia , se presentó en 1994 como independiente por los
socialcristianos en las listas de centro izquierda y fue elegido diputado ,
permaneciendo en el cargo hasta 1996. Murió, después de una larga enfermedad, el
16 de abril de 1997 en Bolonia .

1 Convocatoria de homenaje en la Universidad de Bolonia (web citada): aspetti fondamentali delle opere di Fumagalli, quali la
storia delle istituzioni, quella del paesaggio e dell'economia, degli insediamenti e infine, della cultura e degli atteggiamenti mentali.
Julia Prats de Arquer

Historia Medieval

Resumen analítico

Esta obra trata sobre el periodo de la Edad Media. Se explica la situación del siglo VI
tras las invasiones de los longobardos y el debilitamiento del imperio romano de
Occidente. Explica la transición entre la Época Antigua y la Edad Media, tal y como
sugiere el título de la obra.

En este cuarto capítulo titulado “El fin del mundo”, Fumagalli describe desde el
punto de vista del papa Gregorio I, la invasión del pueblo Longobardo (bárbaros
procedentes del norte de Europa) a la península Itálica. Gregorio I veía esta
invasión como un mensaje del fin del mundo, un preludio, el castigo que les era
enviado por Dios por todos sus pecados.

El pueblo Longobardo lo arrasó todo a su paso, desde iglesias y monasterios hasta


ciudades y campos. La economía, que estaba pensada para perdurar a largo plazo,
cayó en picado y solo quedaba el abastecimiento de los campos cada vez más
escasos. Fue un choque entre dos civilizaciones donde solo podía sobrevivir una.

Además, este conflicto se vio más afectado aún por grandes desastres climáticos:
grandes diluvios o desbordamientos de ríos que lo arrastraban todo consigo. La
salud también cayó y hubo muchas epidemias que se llevaron a cientos de personas
y animales. Debido a la extrema constancia de lluvias la agricultura sufrió grandes
destrozos en las cosechas que realentizaron mucho la producción de alimentos.

El mundo estaba en declive, totalmente destrozado. Las ciudades se habían


convertido en pequeñas aldeas con murallas y huertos, los bosques se acrecentaron
engullendo los grandes monumentos y edificaciones, por las calles se olía la
muerte, el martirio, el hambre, la miseria. Los supervivientes recordaban aquellas
calles principales, aquellas personas ahora muertas, aquellos días tan cercanos que
parecían tan lejanos. Tal y como dijo Gregorio Magno: “Donde nosotros estamos, el
mundo nos anuncia su fin, nos lo pone ante nuestros ojos”. La Edad Media nació en
medio de un gran depravamiento y tragedia. Se inició una nueva era que nada
tendría que ver con la anterior.

Ante la destrucción de las ciudades, la gente buscó su refugio en el campo, donde se


tuvo que comenzar de nuevo tanto en cultura como en forma de Estado. Se trató de
recuperar el mundo antiguo cada vez más lejano e imposible, sobre todo de la mano
de Arcadio y Honorio y los galos y los vándalos, pero aquella civilización levantada
por los griegos tantos años atrás se desvanecía progresivamente dando paso al
nuevo mundo tan extraño que se les presentaba delante.

Respecto a las conquistas de los bárbaros, la península ibérica cayó en manos de los
visigodos, la itálica era conquistada por los ostrogodos liderados por Teodorico.
Julia Prats de Arquer

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Los longobardos, después de conquistar lo que ahora sería el territorio de Hungría,


conquistaron Italia después de una guerra duradera con los bizantinos. Además, a
finales del s.V, los francos comenzaban a ocupar la Galia, donde se encontrarán a
celtas, romanos y bretones.

El quinto capítulo, titulado “Bajo el signo de la esperanza”, se relata una historia


que marcó el comienzo de un nuevo rumbo en medio de las tragedias presentes. Se
cuenta la historia del abad Salvio, un monje que dedicó la mitad de su vida a la
clausura y la oración y la otra mitad al servicio a los desamparados. Este monje, en
medio de una terrible y rápida enfermedad subió a los cielos y fue testigo de las
maravillas divinas de Dios. Allí recibió un mensaje divino que le pedía regresar a
tierra para difundir la esperanza en el mundo. Salvio, muy a su pesar, regresó a la
tierra antes de ser enterrado para cumplir su misión. Incluso llegando a ser obispo,
el religioso no dejó de acompañar a su pueblo y se mantuvo siempre en la pobreza,
lejos de toda tentación de poder y avaricia.

Otros religiosos, siguiendo el ejemplo de Salvio, decidieron dejar la contemplación


para entregar su vida al servicio de los desamparados. Esta comunidad se hizo cada
vez más fuerte y así, el emeritismo logró ser un refugio de esperanza y seguridad en
Dios. Con el trabajo de obispos como Salvio y eremitas se comenzó un principio
nuevo; en los alrededores de los monasterios se construyeron molinos, edificios
rústicos, surgieron nuevas iglesias y se volvieron a cultivar los campos.

La labor de los eremitas no se quedó congelada, muy pronto algunos fueron


recorriendo tierras para evangelizar. Muchos pasaron miedo en el peregrinaje,
algunos incluso sucumbieron al terror de los parajes y bosques solitarios y
silenciosos. Se equipaban únicamente con una alforja y un bastón. A menudo se
topaban con grandes ruinas de ciudades desoladas, impotenetes, mudas. Además
del obstáculo del agua, que se había desbordado por todas partes. Debido al
temporal, los animales surgieron de todas partes, obligando así tanto a animales
como a personas, a convivir en comunión.

La fe cristiana fue el amparo para muchos ya que, según cuenta la leyenda, hasta
los animales más feroces sucumbían ante el poder de la cruz de cristo. Incluso se
dice que San Julio, en la exploración de una nueva isla donde vivir, tuvo que
enfrentarse con todo un sequito de serpientes que ocupaban la isla por completo.
San Julio con la señal de la cruz las expulsó a todas, incluso a un monstruo marino
que acechaba por la orilla del río y atemorizaba a barcos y personas. Hizo que el
gran monstruo se adentrara en las profundidades del mar para siempre. Mas no
ocurría así con todos los animales, solo se entraba en conflicto con aquellos que
simbolizaran las fuerzas oscuras. Con el resto de ellos se convivía con total
armonía, incluso el oso era un compañero para el hombre.
Julia Prats de Arquer

Historia Medieval

De esta manera, el mundo renació de un modo pacífico y singular. Con el paso del
tiempo el mundo volvió a coger ritmo, con más o menos rapidez según la zona, las
clases sociales y los sistemas de gobierno y se establecieron las bases del sistema
medieval que perduraron por muchos siglos.

Opinión personal

El autor consigue transmitir de manera clara y sencilla la realidad a la que se


enfrentaron miles de personas al inicio de la Edad Media. Utiliza un lenguaje muy
literario y descriptivo. Es verdad que en ocasiones ha llegado a serme muy tediosa
la lectura de largas descripciones con cientos de adjetivos, pero en este caso, el
autos las acompaña de anécdotas y lo hace de un modo muy sutil. No se me ha
hecho dificil la lectura a pesar de utilizar un vocabulario extremadamente rico y
complejo.

Pienso que la Edad Media está completamente infravalorada. Se tiende a


prejuzgarla muy rápido y a pasarla por alto en el largo recorrido de la historia. A mi
personalmente siempre me ha interesado mucho por el hecho de que desde muy
pequeña mi padre me daba lecciones sobre esta gran época. Es verdad que fue un
tiempo muy oscuro para la iglesia, pero gracias a esta lectura y otras lecciones
dadas durante la asignatura, me he dado cuenta de que también fue una época muy
ilustre. La gran labor de los cristianos sobre todo a inicios de esta época
infundieron valor a los hombres y restauraron el mundo. Aunque hubiera mucha
corrupción e hipocresía, también había personas muy buenas, como el ejemplo del
abad Salvio o San Julio.

Esta masiva desaparición del mundo antiguo, el mundo clásico causó la reaparición
de Dios. Creo que fue la oportunidad de volver a colocar a Dios en el centro del
mundo y poner al hombre en su lugar. Hoy en día está ocurriendo algo parecido, de
una forma muy lenta y progresiva, pero estamos volviendo a poner al hombre en el
trono de Dios y sin darnos cuenta estamos volviendo a caer en un “Fin del Mundo”
figurado. En el Fin del Mundo de la Edad Media solo aquellos que no se aferraron a
las cosas materiales del mundo clásico no se hundieron. Todo se refleja en la
imagen del refugio en Dios. Los desamparados al perderlo todo regresaron a su
espiritualidad y solo asi pudieron resurgir.

Lo que quiero decir es que aunque tengamos toda la riqueza del mundo, lo esencial
es nuestra espiritualidad, nuestro yo interior. Si el fin del mundo de la edad media
volviera ahora mismo, estaríamos preparados para afrontarlo, mantenernos en pie
y volver a nacer?
Julia Prats de Arquer

Historia Medieval

En resumen, esta lectura me ha ayudado a darme cuenta de la importancia de la


sencillez. Me ha impulsado a querer volver a nacer y empezar a hacer las cosas de
forma correcta. A no aferrarme a las cosas efímeras y a saber apoyarme en Dios ya
que aunque tierra y mar se muevan a la destrucción nada puede ir mal si se va de la
mano del Señor como lo hicieron Salvio y los eremitas.

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