Unidad 2 - Guía de Lectura - Tomás de Aquino
Unidad 2 - Guía de Lectura - Tomás de Aquino
Unidad 2 - Guía de Lectura - Tomás de Aquino
Universidad
La intuición genial de
Alberto Magno y de Santo Tomás de Aquino, y el secreto de su triunfo
absoluto
consistirán precisamente en que armonizarán las dos tenden
cias
divergentes, e incluso contradictorias, en que se dividía la Universidad
de París, legitimando todo el contenido positivo con que venía a enrique
cerse
la enseñanza de las Artes liberales y organizando, desde este punto de
vista, el edificio de la teología tradicional, más acabado y sólido en adelan
te
que hasta entonces.
--
Así ocurrió que,
en el momento mismo en que el aristotelismo dialéctico triunfaba en Pa
rís,
ahogando todo lo que aún podía quedar de interés por las ciencias
matemáticas y naturales, las enseñanzas de Oxford preparaban el empi
rismo
occamista, cuya reacción, en el siglo Xiv, desplazaría al tomismo de
esta misma Universidad de París, donde había alcanzado sus mejores
éxitos.
1. ¿Qué distinción establece Santo Tomás entre la filosofía, y la teología? Explique qué
relación se establece entre ambas.
2. ¿En qué se fundamenta la armonía que debe reinar entre ambas? ¿Qué ocurre si, de hecho,
no se establece tal armonía?
En cuanto teología,
argumenta partiendo de la revelación; y, desde este punto de vista,
no tenemos por qué preocupamos. Pero las cosas suceden de muy distinto
modo cuando el trabajo lo hace la razón partiendo de sus propios principios.
Así puede determinar ante todo la suerte de las filosofías que contradicen
los datos de la fe. Puesto que el desacuerdo en cuestión es un
indicio de error, y ya que el error no puede encontrarse en la revelación
divina, es necesario que se encuentre en la filosofía. Por tanto, o bien demostraremos
que esas filosofías se equivocan, o mostraremos que han
querido probar en una materia en que la prueba racional es imposible,
y donde, por consiguiente, la decisión debe pertenecer a la fe.
7. Exponga las cinco vías para demostrar la existencia de Dios. ¿Cuál es la más manifiesta, y
cuál de ellas es de origen platónico? Fundamente su respuesta.
8. A partir del análisis metafísico de la noción de ente, ¿qué nos permite inferir la existencia
de Dios como su causa?
Cada ser es «alguna cosa que es» y, cualquiera
que sea la naturaleza o esencia de la cosa considerada, jamás incluye su
existencia. Un hombre, un caballo, un árbol, son seres reales, es decir, sustancias,
ninguno de los cuales es la existencia misma, sino solamente un
hombre que existe, un caballo que existe o un árbol que existe. Por tanto,
se puede decir que la esencia de todo ser real es distinta de su existencia;
y, a menos que se suponga que lo que de suyo no es, pueda darse a sí
mismo la existencia, lo cual es absurdo, hay que admitir que todo aquello
cuya existencia es distinta de su naturaleza recibe de otro su existencia.
Ahora bien, lo que es por otro no puede tener más causa primera que
aquello que es por sí. Es, pues, necesario que exista, como causa primera
de todas las existencias de este género, un ser en quien la esencia y la
existencia sean una sola y misma cosa. A este ser es al que llamamos Dios
11. ¿Cómo conoce la inteligencia humana los atributos divinos? ¿Qué relación hay entre éstos,
y el Puro Acto de Existir?
De ahí las múltiples deficiencias del lenguaje con que nos expresamos.
Este Dios cuya existencia afirmamos no nos permite penetrar lo que Él
es. Es infinito, mientras que nuestras inteligencias son finitas; por consiguiente,
necesitamos tomar sobre Él tantas visiones exteriores como podamos,
sin tener nunca la pretensión de agotar su contenido. Una primera
manera de proceder consiste en negar de la esencia divina todo lo que no
puede pertenecerle.
Pero se puede seguir una segunda vía y
tratar de nombrar a Dios según las analogías que subsisten entre las cosas
y Él, Existe necesariamente una relación y, por consiguiente, una cierta
semejanza, entre el efecto y la causa. Cuando la causa es infinita y el efecto
finito, evidentemente no se puede decir que las propiedades descubiertas
en el efecto se encuentren, tal como están en él, en su causa; pero lo
que existe en el efecto debe preexistir también en su causa, cualquiera
que sea su manera de existir en ella. En este sentido, atribuimos a Dios,
pero elevándolas al infinito, todas las perfecciones de las que hayamos encontrado
algún rastro en la criatura. Así, diremos que Dios es perfecto,
soberanamente bueno, único, inteligente, omnisciente, voluntario, libre y
todopoderoso, reduciéndose cada xmo de sus atributos, en última instancia,
a no ser más que un aspecto de la perfección infinita y perfectamente
una del acto puro de existir que es Dios
12. ¿A qué denomina Tomás creación? ¿Qué condiciones es necesario tener en cuenta para
entender este concepto, y qué significa que es libre y ex nihilo?
Al demostrar la existencia de Dios por el principio de causalidad hemos
establecido simultáneamente que Dios es el creador del mundo. Pues-
J p que gs el existir absoluto e iiifijiito, Dios contiene virtualmente el ser
y las perfecciones dé todas las criaturas; efmodo según el cual todo ser
emana de la causa universal s^Jlama creación.
Para definir esta idea conviene
prestar atención a tres cosas. Primeramente, el problema de la creación
no se plantea para tal o cual cosa particular, sino para la totalidad
de lo que existe.
13. ¿Cómo denomina y cómo explica Tomás la relación entre creatura y Creador? ¿Por qué
afirma el autor que la explicación tomista “logra evitar el panteísmo”?
Puestas estas condiciones, se concibe que sea posible una creación, y
se advierte que debe ser libre. Efectivamente, el Acto puro de existir no
carece de nada por el hecho de que el mundo no exista, y no aumenta en
nada por el hecho de que el mimdo exista. La existencia de las criaturas
es, pues, radicalmente contingente respecto de Dios, lo cual se expresa
j t i j e c i r que la creación, si se produce, es un acto hbre. Ahora bien, puede
producirse; porque si se pone a Dios como Acto puro, no sólo del pensamiento
—como hacía Aristóteles—, sino de la existencia misma, se cumplen
las tres condiciones requeridas para una creación: se trata de producir
la existencia misma de todo cuanto es; se trata, por tanto, de una
producción ex nihilo, y la causa de esta producción radica en la perfección
del existir divino. La relación entre la criatura y el Creador, tal como resulta
de la creación, se llama participación. Señalemos inmediatamente
que, lejos de implicar alguna significación panteísta, esta expresión tiende,
por el contrario, a evitarla. Participación expresa a la vez el lazo que une
^ l a criatura con el creador, lo que hace inteligible la creación y la separación
Que les imgideconfunmrse. Participar en el acto puro o en la ¿aifección
de Dios es poseer una perfección que preexistía en Dios y que, por
otra parte, se encuentra todavía en E l sin haber disminuido ni aumenta^
por la aparición de la criatura y que ésta reproduce según su modo limitado
y finito. Participar no es ser.una parte de aquello de lo que se participa;
es tener su propio ser y recibirlo de otro ser, y el hecho de recibirlo
de él es precisamente lo que prueba que no se es él.
De este modo la criatura viene a colocarse infinitamente por debajo
del creador, tan lejos que ya no hay relación real entre Dios y las cosas,
sino solamente entre las cosas y Dios.
14. ¿Cómo explica Tomás la existencia de Ideas en Dios? ¿Cómo puede tener Dios múltiples
Ideas, sin comprometer su unidad?
Puesto que Dios es
inteligencia pura, debe poseer en sí todos los inteligiblgs, es decir^las
formas que después han de ser formas de las cosas, pero que todavía únicamente
existen en su pensamiento. Estas formas de las cosas, que llamamos
Ideas, preexisten en Dios como modelos de las cosas que serán creadas
y como obietosdel conocimiento divino. Al conocerse, no ya tal como
es en bi mismo, sino como participable por las criaturas. Dios conoce las
Ideas. Por consiguiente, la idea de una criatura es el conocimiento que
tiene Dios de una determinada partiriparíón posible de su perfección por
esa criatura. Así es cómo, sin comprometer la unidad divina, puede ser
"engendrada~por Dios una multiplicidad de cosas.
15. ¿Puede el mal ser atribuido a Dios? ¿Cuál es su origen?
Dios ha creado el mundo en tanto en cuanto implica una determinada
perfección y un determinado grado de ser; pero el mal no es nada,
hablando propiamente; más que un ser, es una carencia de ser; el mal
deriva de la limitación inevitable que lleva consigo toda criatura; decir
que Dios ha creado no solamente el mimdo, sino también el mal que en
el mundo hay equivaldría a decir que Dios ha creado la nada. En realidad,
la creación supone desde el primer momento una separación infinita entre
Dios y las cosas; la asimilación del mundo a Dios es inevitablemente deficiente,
y ninguna criatura recibe la plenitud total de la perfección divina,
porque las perfecciones no pasan de Dios a la criatura sino realizando una
especie de descenso. E l orden según el cual se efectúa este descenso es la
ley misma que regula la constitución íntima del universo: todas las criaturas
están dispuestas conforme a un orden jerárquico de perfección, yendo
de las más perfectas, que son los ángeles, a las menos perfectas, que
son los cuerpos, y de tal manera que el grado más bajo de cada especie
superior linda con el grado más alto de cada especie inferior.
16. ¿Cómo se ordenan los seres creados?
En la cúspide de la creación se encuentran los ángeles. Son criaturas
incorpóreas e incluso inmateriales; por tanto, Santo Tomás no concede
a San Buenaventura ni a los demás doctores franciscanos que todo lo
creado esté compuesto de materia y forma. Para situar el primer grado
de la creación lo más cerca posible de Dios, Santo Tomás quiere conceder
a los ángeles la más alta perfección que sea compatible con el estado de
criatura; ahora bien, la simplicidad acompaña a la perfección; luego hay
que concebir a los ángeles tan simples como pueda serlo una criatura.
Esta simplicidad, evidentemente, no puede ser total, porque si los ángeles
fuesen absolutamente carentes de toda composición, serían el acto puro
mismo, serían Dios. Por ser criaturas, los ángeles han recibido de Dios la
existencia; están, pues, sometidos, como todas las criaturas, a la ley que
impone a todos los seres participados la distinción real entre su esencia y
su existencia.
Pero esta distinción necesaria es suficiente para colocarlos
infinitamente por debajo de Dios, aunque no tengan otras. Carecen de materia
y, por tanto, de principio de individuación, en el sentido ordinario de
la palabra; cada uno de ellos es, más que un individuo, una especie, y constituye
por si solo un grado irreductible en la escala descendente que conduce
a los cuerpos
Volviéndose
hacia las especies sensibles y proyectando sobre ellas su rayo luminoso,
las ilumina y transfigura, por así decirlo; como participa él mismo de la
naturaleza inteligible, descubre en las formas naturales y abstrae de ellas
lo que aún conservan de inteligible y universal. Entonces se establece,
entre el entendimiento y las cosas, ima especie de relación a la vez proporcionada
e inversa. En cierto sentido, el alma humana está dotada
de un entendimiento agente; én otro sentido, está dotada de un entendimiento
posible. Efectivamente, el 'alma racional está en potencia con
respecto a las especies de las cosas sensibles; esas especies le son presentadas
en los órganos de los sentidos adonde aquéllas llegan; en estos
órganos materiales las especies representan a las cosas con sus propiedades
particulares e individuales. Las especies sensiblps acfw, pnas, ipteligU
_bles en potencia, no en arto. A la inversa, en el ahna racional hay una
facultad activa capaz de hacer actualmente inteligibles las especies sensibles:
es el llamado entendimiento agente. Y hay en ella una aptitud pasiva
para recibir las especies sensibles con todas sus determinaciones particulares:
es lo que se llama entendimiento posible. Este desdoblamiento de
las facultades del alma le permite, a un mismo tiempo, entrar en contacto
con lo sensible en cuanto tal y hacer de él un inteligible.
26. ¿Puede el hombre lograr el Bien Absoluto en esta vida? Justifique su respuesta.
Pero nosotros no vemos directamente
la perfección suprema; nos vemos reducidos a buscarla mediante un esfuerzo
incesantemente renovado del entendimiento y a determinar entre
los bienes que se nos ofrecen aquellos que se vinculan al Soberano Bien
con una conexión necesaria. Y en eso consiste, al menos aquí abajo, nuestríi
libertad. Puesto que nos es Pegada la inmutable adhesión al Soberano
Bien, nuestra voluntad no puede optar nunca más que entre bienes particulares;
puede, por tanto, quererlos o no quererlos y preferir éste a aquél.
De este modo el destino total del hombre se anuncia desde esta vida
por la inquietud permanente y fecunda de un más allá. Para el hombre
existe un soberano bien relativo, al que debe tender durante su vida terre na; a la moral incumbe hacérnoslo
conocer y facilitarnos el acceso a él.
28. ¿Cómo puede el alma humana ser forma de un cuerpo y, a la vez, inmortal?
E n primer lugar, se invita
a la razón a abstenerse de determinadas especulaciones; se le hace saber
que su intervención en las cuestiones teológicas más elevadas no puede
sino comprometerla en la causa que defiende. A continuación se arranca
a la razón humana la dulce ilusión de que conoce las cosas en sus razones
eternas y ya no se le habla más de esa íntima presencia y de esa consoladora
voz interior de su Dios. Con objeto de impedirle con más seguridad
esos vuelos, a los que ya no tiene derecho, se la vincula al cuerpo, del que
es directamente forma; por hiriente que pueda parecer, a primera vista,
este pensamiento, hay que resignarse a no escatimarle el contacto inmediato
con el cuerpo y renunciar a las formas intermedias que la separaban
de él. Más aún, hay que admitir que esta alma racional, que es la forma
única del cuerpo, hasta el punto de ser una sustancia incompleta, sobrevive,
empero, a este cuerpo y no perece con él. Reducida por esta nueva
situación a sacar de lo sensible todos sus conocimientos, incluso los inteligibles,
el alma ve cerrársele todos los caminos directos que conducen al
conocimiento de Dios; se acabó la evidencia directa que prueba su existencia;
se acabaron esas intuiciones directas que nos permiten leer, a través
de las cosas, el transparente misterio de su esencia.
4. ¿Cuáles son los dos principios constitutivos del ente, según Tomás? ¿qué explica cada
uno de ellos? ¿por qué se habla de una “doble composición?
5. ¿Cómo se entiende el ser de Dios, según Aquino? ¿A qué se debe su simplicidad?