Betty Braithwaite (5to) - Informe de Lectura DP

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“Adoremos a Dios en Espíritu y en Verdad”

Nombre: Betty Braithwaite

Área: Desarrollo Personal

Fecha: 26 de Nov. de 21

Profesor: Roberto Tejada

Informe de lectura: Fides praesupponit rationem

En el presente informe, deliberará con una base en torno a la frase Credo ut intelligam, se
realizarán comentarios acerca de determinados autores, sus posturas al respecto, y se
interpretará la información extraída para, finalmente, cuestionar y llegar a conclusiones de
acuerdo con tales planteamientos. 

Si bien aquella frase latina se le atribuye a San Agustín de Hipona quien, no está de más
decir, sostenía mediante esta frase que la razón y la fe tienen una relación lógica y
dependen la una de la otra, también la podemos contextualizar en el pensamiento de
Santo Tomas de Aquino, otro filósofo y escritor que nació e inició su carrera cientos de
años después que el primero, que postulaba otra frase latina: Fides praesupponit
rationem, que en español significa que la fe presupone la razón. A pesar de que en
primera instancia se pueda interpretar como una oración completamente diferente, si
profundizamos en esta y el planteamiento de este santo, podremos llegar a conclusiones
discrepantes a tal afirmación. 

Antes de todo, es esencial mencionar el pensamiento agustino haciendo referencia a la


expresión: Creo para que pueda entender. San Agustín manifestaba en el Sermón 43 que
todo hombre quiere entender y no existe quien no lo quiere, mas no todos quieren creer.
Además, cuando le afirman que tienen que entender para creer, él les responde ‘cree
para entender’ (San Agustín, 400). Esto lo sostiene debido a que Dios es la verdad y, en
consecuencia, la fe nos abre los ojos del alma, lo cual permite que nuestra relación con Él
se fortifique, ante lo cual nos acercamos cada vez más a la verdad (que es Dios mismo),
pues no solo abrimos los ojos del alma, sino también de la racionalidad que nos ha sido
otorgada por Dios, como un don que debemos usar para acercarnos a Él. Aunque, con
respecto a ello, llegamos a la deducción de que al ser criaturas Dios, Él nos dio el don de
la racionalidad, la cual, por consiguiente, posee límites; no obstante, es necesario
mencionar que el habernos otorgado este regalo significa que Él ya tiene un propósito y
proyecto para nosotros, pues ha pensado en cada una de las personas que hoy habita
nuestro mundo.

Entonces, podemos concluir que todo creyente que no busque la verdad ni el


entendimiento no se acerca a Dios por lo que se aleja de Él y no tiene mucha fe. Además,
al ser, nuestro Creador, la verdad Él no podría estar solo a favor de la fe o la razón ya que
ambas provienen de Él, por lo que negar alguna sería considerado una contradicción.
Asimismo, ambas tienen el mismo destino: Dios, que será encontrado mediante el camino
del alma de cada uno. Entonces, la fe no necesita argumento alguno para ser vivida, pues
es el pilar de la razón.
Todo lo expuesto previamente, nos lleva a la cuestión sobre qué es lo que manifiesta
Santo Tomás de Aquino y qué tipo de relación conlleva su postulado con el de San
Agustín. Como se mencionó con anterioridad, la expresión con la que asociamos a Santo
Tomás es Fides praesupponit rationem (la fe presupone la razón). Bajo esta proposición
podemos llegar a diferentes resoluciones, siendo una similar a la que sacamos a relucir
con San Agustín: la fe está por encima de la razón pero jamás son contradictorias porque
Dios es la verdad. Él no podría negarse a sí mismo ni contradecir lo verdadero porque,
como explicamos con antelación, Él es la verdad y su oposición a esta sería
absolutamente ilógica puesto que, siendo esto así, la fe busca entender y no ignorar.

Sobre esto, llegamos a una cuestión que es cómo Santo Tomás de Aquino explicaba la
existencia de Dios ya que para afirmar algo tan consistente como Fides praesupponit
rationem, él debe tener una gran certeza de que un Creador Todopoderoso exista. Frente
a esto, Tomás demuestra la existencia divina mediante cinco vías escritas en la Suma
Teológica. En pocas palabras, la primera vía es el movimiento, el cual está dentro de lo
sensible, es decir, lo que como humanos podemos apreciar con nuestros sentidos, pues
para que todo lo que nos rodea cometa acción alguna, necesita un primer motor que, a
diferencia de los demás, no sea movido por otro porque esto llevaría a que todas las
cosas se muevan por sí solas y esto noes posible, ya que una movería a otra y esta
movería a otra y esta a otra, de tal forma que habría un sin fin de motores iniciadores,
creando un ciclo infinito. Por eso debe haber un ser inmovil y motor de los otros. La
segunda vía es sobre las causas eficientes, pues en nuestro mundo sensible, todo aquello
que existe es con una razón y en forma ordenada, pero no encontramos nada que sea su
propia causa debido a que, si así fuera el caso, esta debería ser anterior a sí misma.
Entonces, debe haber un ente que tenga causa eficiente. La tercera vía es la
contingencia, con la que hacemos referencia a que ningún ser existe por sí mismo. Esto
se debe a que en el mundo existen cosas y animales que así como existen, podrían no
existir en este momento o en otro, por lo que es imposible que hayan existido siempre,
pero aquí entra la interrogante sobre el hecho de que todos, al no ser contingentes (o sea,
no existir por sí mismos), podríamos todos no existir ahora mismo. Por ello podemos
concluir que debe haber algo que exista por sí mismo y causa de que existan otros seres.
En cuarto lugar están los grados de perfección puesto que en cada ser podemos
encontrar a algunas criaturas más o menos leales y buenas que otras; por tanto, mientras
más próximos están a los mejores valores, podríamos considerarlos como mejores. Pero
debe haber un ente supremo a quien atribuimos los mejores atributos para poder
compararnos. Por último, la quinta vía toca nuestra finalidad, pues aunque existan
criaturas y cosas que obren por instinto, mas no por racionalidad como la que los
humanos poseemos, estas (incluyendo a las personas) tienen un fin dirigido por un ser
con mayor inteligencia (Tomás de Aquino, 1485). Todas las vías mencionadas necesitan
de algo para que nuestra propia existencia, como seres vivos, tenga sentido y explicación.
Este algo es Dios y así demostramos su existencia.

En la misma obra del escritor, afirma que la inteligencia o razón, la tenemos los humanos
tanto buenos como malos por nuestra propia naturaleza; y de la misma manera, tanto
buenos como malos conocen cosas verdaderas (Dios) (Tomás de Aquino, 1485). Ante
esto y la explicación de la demostración de Dios, llegamos a la reflexión de que
enteramente todos los humanos sabemos que Dios existe, puesto que Él es la verdad y
es a esta misma a la que nos debemos acercar. La sabiduría viene de la iluminación
divina (fe) y, aunque muchas veces se nos presenten quienes afirmen verdades contrarias
(falsedades), es nuestro deber desenmascararlas.
De forma práctica y cotidiana, podemos ejemplificar la relación entre la fe y la razón de la
siguiente forma: Imaginemos que un día vamos a un paseo familiar en la playa y cuando
la familia va de regreso a su hogar, no se dan cuenta de que olvidaron a un solo familiar.
Esta personas, con su racionalidad piensa que sus parientes se darán cuenta de esto y
volverán por ella, pero para confirmar este pensamiento, la persona debe de creer en
este, en otras palabras, debe tener fe. Igualmente, los científicos al conseguir hipótesis
por medio del método científico, por más que estas hayan sido elaboradas mediante
observación, no pueden estar plenamente seguros de que esta sea certera cuando
abordan un tema o crean una fórmula de algo que es nuevo para la humanidad; sin
embargo, ellos tienen confianza en que es real y esto también es fe.

En conclusión, pese a que como humanos imperfectos no alcancemos una sabiduría


absoluta sobre la realidad, nuestra fe y razón nos permiten trazar un camino hacia estas y
encontrar, al menos, parte de la verdad. No obstante, para esto es necesario profundizar
nuestras reflexiones y ejercitar nuestra racionalidad; además de saber discernir y no
confundir la dudosa verdad con la fe y verdad, pues la primera ignora la demotración,
mientras que la segunda tiene cimientos.

Referencias:

1. De Hipona, A. (400). Sermón 43. Obtenido de


https://www.augustinus.it/spagnolo/discorsi/discorso_054_testo.htm
2. De Aquino, T. (1485). Summa Theologiae. [Suma Teológica] Recuperado de
http://www.documentacatholicaomnia.eu/03d/1225-
1274,_Thomas_Aquinas,_Summa_Theologiae,_ES.pdf

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