Bibliografía 1er Cuatrimestre de Educación y Transformaciones Sociales Contemporáneas
Bibliografía 1er Cuatrimestre de Educación y Transformaciones Sociales Contemporáneas
Bibliografía 1er Cuatrimestre de Educación y Transformaciones Sociales Contemporáneas
Contemporáneas
¿Qué es el capitalismo?
(Ficha de catedra del profesor Martín Koczwara)
El texto expone el surgimiento del capitalismo como una forma de organización social que
emergió en oposición y crítica a la sociedad feudal. Este cambio se destaca en momentos clave,
particularmente durante la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, siendo esta última
un proceso principalmente experimentado en Inglaterra.
La Revolución Francesa se manifestó como una expresión política de la nueva sociedad
capitalista, abogando por conceptos como la república, democracia y sufragio universal, así
como por los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Esta revolución criticó la sociedad
feudal, donde el gobierno se caracterizaba por el autoritarismo del rey y los señores feudales, la
nobleza. En contraste, la nueva sociedad capitalista abogaba por formas de gobierno más
participativas, donde el Estado establecía las bases para la reproducción de condiciones
favorables a sus necesidades, como la libertad de comercio y circulación de mercancías y
capitales.
La Revolución Industrial, por otro lado, estableció las formas económicas de desarrollo del
capitalismo. Aprovechando los avances científicos y descubrimientos en física y química, como
el maquinismo y la energía a vapor, se orientó hacia la producción masiva de bienes de
consumo en complejos industriales. Este cambio llevó a que las fábricas y las industrias en las
ciudades desplazaran al taller artesanal y al campo como centros económicos de la sociedad.
La nueva forma de Estado y organización de la producción configuró la sociedad moderna,
marcada por el capitalismo. En este sistema, la burguesía, propietaria de estas industrias,
emergió como la nueva clase dominante, mientras que los trabajadores, que recibían salarios por
su labor en estas industrias, conformaron la nueva clase dominada. Este cambio estructural
definió las dinámicas sociales y económicas de la época, estableciendo las bases del capitalismo
como forma predominante de organización social.
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En la actualidad, el capitalismo ha permeado todos los rincones de la sociedad y ha extendido su
influencia a todos los aspectos de la vida cotidiana. Este fenómeno se manifiesta en la
concepción de que una "mercancía" ya no se limita exclusivamente a los productos de la
industria de bienes materiales o manufactura. En el contexto capitalista contemporáneo,
cualquier cosa que pueda comprarse y venderse se considera una mercancía, reflejando la idea
de que "en el capitalismo, todo tiene un precio".
A más de 200 años desde su surgimiento, el capitalismo ha experimentado una expansión
significativa en términos de quiénes son considerados burgueses y trabajadores. En la
actualidad, los burgueses no se limitan a ser solo los propietarios de industrias manufactureras,
sino que también incluyen a empresarios que son dueños de bancos, clínicas, escuelas y
cualquier tipo de empresa cuyo objetivo principal sea obtener ganancias mediante la
empleabilidad de trabajadores. Por lo tanto, el término "burgués" se ha ampliado para abarcar a
todos aquellos que participan en la propiedad y gestión de empresas con fines lucrativos.
Del mismo modo, el concepto de trabajador, originalmente denominado proletario en los
primeros tiempos del capitalismo, ha evolucionado. En la contemporaneidad, un trabajador no
se limita a aquellos que laboran en una industria manufacturera; más bien, se refiere a todos
aquellos que realizan su labor a cambio de un salario. En otras palabras, los trabajadores son
aquellos que, para satisfacer sus necesidades básicas y mantenerse, no tienen más opción que
vender su capacidad y tiempo de trabajo (fuerza laboral) a un empleador o empresario que
adquiere esta capacidad y tiempo a cambio de un salario. Este vínculo laboral es característico
del sistema capitalista, donde la relación entre empleadores y trabajadores se basa en la compra
y venta de fuerza laboral.
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Cuando nos adentramos en la comprensión del capitalismo, lo describimos como la forma
predominante que adopta la sociedad en la actualidad. En esta estructura social, las relaciones e
interacciones entre los individuos están moldeadas por la internalización de normas y valores,
los cuales se han naturalizado y conforman nuestra vida diaria. Este fenómeno se manifiesta de
manera destacada en las grandes ciudades, epicentros de una producción masiva de mercancías,
entendidas como productos y riquezas con la finalidad de ser comercializadas en un mercado
con el propósito de obtener ganancias.
Las normas y valores que rigen esta sociedad capitalista están intrínsecamente vinculadas a la
búsqueda de ganancias a través de la producción de mercancías y la acumulación de riqueza. En
este contexto, aquellos que controlan los medios de producción, es decir, los empresarios y la
burguesía, se apropian de forma privada de los frutos de esta producción. Mientras tanto,
quienes carecen de esos medios, los trabajadores o proletariado, contribuyen con su tiempo y
habilidades para llevar a cabo la producción de riqueza, pero no participan en la apropiación de
las ganancias generadas.
En resumen, la organización social en la actualidad está diseñada para la producción masiva de
riquezas, con el objetivo final de generar ganancias que son acaparadas por la clase social que
posee los medios de producción: la burguesía. Ya sea de manera consciente o inconsciente, los
trabajadores, como la clase social subordinada en esta estructura, se ven inmersos en un sistema
en el cual cada acción y proceso tiene como fin último la obtención de ganancias. En el
capitalismo, la búsqueda de la ganancia es el motor que impulsa y determina gran parte de las
dinámicas sociales y económicas.
Introducción
El texto aborda la relación entre educación y estructura económica desde una perspectiva
crítica, destacando la interconexión entre conocimiento, poder y estructuras sociales. El autor
sostiene que la educación no es una empresa neutral y que los educadores, conscientes o no,
están involucrados en un acto político debido a la naturaleza misma de la institución educativa.
Se afirma que los educadores no pueden separar completamente su actividad educativa de los
acuerdos institucionales y de las formas de conciencia que dominan las economías
industrializadas.
El problema se ha vuelto cada vez más estructural para el autor, quien se basa en un enfoque
crítico neomarxista para organizar el pensamiento y la acción relacionados con la educación. La
atención se centra en explicar los reflejos manifiestos y latentes de los modos de producción
material, valores ideológicos, relaciones de clase y estructuras de poder sobre la conciencia de
las personas en situaciones históricas específicas. El autor destaca la importancia de comprender
cómo los acuerdos estructurales predominantes afectan la vida cultural, incluidas las prácticas
cotidianas en las escuelas, la enseñanza y los currículos.
Se menciona que la estructuración del conocimiento y el simbolismo en las instituciones
educativas está estrechamente relacionada con los principios de control social y cultural de una
sociedad. Otros autores, como Bernstein y Young, subrayan la relación entre los tipos de
símbolos y recursos culturales seleccionados y organizados por las escuelas y los tipos de
conciencia normativa y conceptual requeridos por una sociedad estratificada.
Se señala que algunos enfoques, como el de Bowles y Gintis, se centran en el papel económico
de las instituciones educativas, especialmente en movilidad, selección y reproducción de la
división del trabajo. Sin embargo, se argumenta que un análisis puramente económico ofrece
una evaluación menos adecuada de cómo se crean los resultados en la escuela y no ilumina
completamente los mecanismos de dominación en la vida escolar cotidiana. Se propone
complementar el análisis económico con un enfoque cultural e ideológico, destacando la
importancia de las mediaciones ideológicas y culturales entre las condiciones materiales de una
sociedad desigual y la formación de la conciencia individual.
Analizando la hegemonía
El texto aborda la cuestión de cómo la educación contribuye a la reproducción de la desigualdad
en la sociedad. Se destaca que la escuela no solo conserva y distribuye propiedad económica,
sino también propiedad simbólica, denominada "capital cultural". El autor busca comprender
cómo las instituciones culturales, como las escuelas, recrean formas de conciencia que
mantienen el control social sin recurrir a mecanismos manifiestos de dominación.
El enfoque se basa en el análisis de Raymond Williams, un crítico social y cultural menos
conocido entre los educadores, pero relevante para comprender la relación entre la cultura y las
prácticas económicas. El autor destaca tres aspectos clave del programa de análisis: la escuela
como institución, las formas de conocimiento y el educador. Cada uno de estos elementos debe
situarse dentro del contexto más amplio del cual forma parte, adoptando una perspectiva
"situada".
La palabra clave es "situado", entendida como la necesidad de ubicar el conocimiento enseñado,
las relaciones sociales en las aulas, la escuela como mecanismo de distribución y conservación
económica y cultural, y a los educadores dentro del contexto en el que operan. Se subraya la
importancia de interpretar adecuadamente estas relaciones en una sociedad compleja y desigual,
evitando un determinismo simplista. El autor aborda la relación dialéctica entre cultura y
economía, criticando la idea mecánica de una correspondencia automática entre la base
económica y la superestructura cultural.
Se destaca la noción de hegemonía como clave para comprender cómo las relaciones
estructurales determinan la escuela. Se señala que el término "determinación" tiene dos
tradiciones: una que sugiere una correspondencia directa entre estructura económica y
conciencia social, y otra que implica una relación dialéctica entre cultura y economía. El autor
aboga por una comprensión más sutil y menos determinista de estas relaciones, reconociendo la
complejidad del proceso y la influencia de la hegemonía en la configuración de la conciencia
social.
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El texto aborda una posición más flexible sobre la determinación, entendida como un complejo
nexo de relaciones que, en última instancia, están enraizadas económicamente y ejercen
presiones sobre la práctica cultural, incluyendo la escuela. Se destaca que la esfera cultural no es
simplemente un reflejo de las prácticas económicas, sino que la influencia, el reflejo o la
determinación están mediados por formas de acción humana, contradicciones y relaciones
específicas en la vida cotidiana.
Se menciona que el control de la escuela, el conocimiento y la vida cotidiana puede ser más
sutil, incluyendo momentos aparentemente carentes de trascendencia. Raymond Williams, en su
análisis de la hegemonía, concepto desarrollado por Antonio Gramsci, destaca cómo la
hegemonía impregna profundamente la conciencia de una sociedad. Gramsci, según el autor,
comprendió la hegemonía de manera excepcional al reconocerla como algo total, saturando la
sociedad y constituyendo el límite de lo lógico para la mayoría.
Se argumenta que la hegemonía no se limita a grupos de significados abstractos en la mente,
sino que se refiere a un conjunto organizado de significados y prácticas que son vividos y
experimentados como el único mundo. La hegemonía, según Williams, va más allá de la mera
opinión o manipulación y se relaciona con un sistema dominante de significados, valores y
acciones. Este enfoque desafía la idea simplista de que la conciencia es simplemente un reflejo
de la estructura económica, destacando la complejidad del problema y cómo el control
económico y cultural desigual da lugar a un conjunto específico de significados y prácticas.
+
El fragmento explora la noción de hegemonía como un cuerpo completo de prácticas y
expectativas que configuran nuestra asignación de energía y nuestro entendimiento ordinario del
mundo. Se destaca que la hegemonía no es estática, sino que constituye un sentido de realidad
para la mayoría de las personas en una sociedad, limitando sus opciones y movimientos en
diversas áreas de sus vidas. Se enfatiza la importancia del proceso de incorporación, donde las
instituciones educativas desempeñan un papel crucial como agentes transmisores de una cultura
dominante efectiva.
Se introduce el concepto de tradición selectiva, resaltando cómo se eligen y enfatizan ciertos
significados y prácticas del pasado y presente, mientras se excluyen otros, y algunos son
reinterpretados para apoyar la cultura dominante. Raymond Williams señala que las
instituciones educativas, incluyendo las escuelas, no solo procesan a las personas, sino también
el conocimiento. Actúan como agentes de la hegemonía cultural e ideológica, contribuyendo a
la elaboración y reelaboración continua de una cultura dominante efectiva.
El texto subraya que, si el aprendizaje fuera simplemente una ideología impuesta o prácticas
aislables de la clase dominante, sería más fácil de superar. Sin embargo, se destaca que las
instituciones educativas, junto con otras, contribuyen a crear personas que no ven posibilidades
más allá del conjunto económico y cultural existente. Los conceptos de ideología, hegemonía y
tradición selectiva son fundamentales para el análisis y la comprensión política, especialmente
en el contexto educativo.
Se plantea la importancia de problematizar las formas de currículo en las escuelas para
descubrir su contenido ideológico latente. Se presentan preguntas cruciales sobre la tradición
selectiva, indagando sobre quién selecciona el conocimiento, cómo se organiza y enseña, y por
qué a un grupo particular. La necesidad de vincular estas investigaciones con las concepciones
de ideologías y el poder social y económico se destaca para obtener una valoración concreta de
las relaciones entre el conocimiento y el poder en el ámbito educativo.
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El fragmento aborda críticamente la aproximación de los estudios sociales hacia un currículo
"orientado al proceso". Se destaca que, aunque se enseñe la "investigación" social como una
serie de técnicas y métodos para que los estudiantes "aprendan a investigarse a sí mismos", esta
perspectiva puede despolitizar el estudio de la vida social. Se plantea la preocupación de que, al
centrarse en la construcción social del conocimiento y en cómo los expertos en diversas
disciplinas construyen teorías y conceptos, se pierda la oportunidad de investigar por qué existe
una forma particular de colectividad social, cómo se mantiene y quién se beneficia de ella.
El texto menciona un "fallo nervioso" en el desarrollo del currículo y la enseñanza al intentar
preparar a los estudiantes para asumir "alguna responsabilidad en su propio aprendizaje". Se
sugiere que aquello sobre lo que se está "reflexionando críticamente" a menudo es vacío,
ahistórico, unilateral e ideológicamente cargado. Se señala que el marco de referencia de la
mayoría de los currículos escolares se centra en el consenso, con escasos intentos de abordar
seriamente el conflicto, ya sea de clases, científico u otros.
Se subraya que, en lugar de investigar aspectos como la historia del trabajo o de la mujer, la
enseñanza se enfoca en una ideología de consenso que no refleja la complejidad de las
contradicciones y el control en la vida social. Se argumenta que la tradición selectiva dicta la
omisión o reinterpretación selectiva de ciertos temas, como la historia militar y de la élite que se
enseña en lugar de la historia del trabajo o de la mujer. Además, se señalan ejemplos de cómo la
economía se enseña desde una perspectiva dominada por intereses particulares, lo que
contribuye a la creación de un sentido de falso consenso en el ámbito educativo.
Neutralidad y justicia
El fragmento aborda la cuestión de la neutralidad y justicia en el contexto de la educación y la
sociedad desigual. Se inicia señalando que la tendencia a reducir la comprensión de los factores
económicos y sociales en la sociedad desigual a una serie de técnicas refleja una problemática
más amplia relacionada con la tecnificación de la vida en las economías industriales
desarrolladas. Se menciona la sustitución del debate político y económico real entre personas
por consideraciones sobre eficacia y habilidades técnicas, lo que lleva a una representación
hegemónica e ideológica de la "responsabilidad".
En este contexto, se destaca cómo las consideraciones sobre la justicia en la vida social se
despolitizan progresivamente, convirtiéndose en problemas supuestamente neutrales que pueden
abordarse mediante la acumulación de hechos empíricos. La afirmación de neutralidad se vuelve
crucial, especialmente en la educación, donde se asume que la actividad es neutral y objetiva al
no adoptar una posición política. Sin embargo, se argumenta que esta afirmación de neutralidad
está significativamente distorsionada de dos maneras distintas.
En primer lugar, se señala que hay evidencia creciente de que la institución educativa en sí
misma no es neutral en términos de sus resultados económicos. Se menciona el trabajo de
autores como Basil Bernstein y Pierre Bourdieu, quienes han demostrado que, aunque las
escuelas pueden servir a los intereses de individuos, también actúan como agentes poderosos en
la reproducción económica y cultural de las relaciones de clase en una sociedad estratificada.
En resumen, el texto plantea la preocupación de que la supuesta neutralidad en la educación y
en la sociedad en general puede ocultar dimensiones más profundas de desigualdad y
reproducción de estructuras sociales y económicas.
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El fragmento aborda la complejidad de la cuestión de la neutralidad y justicia en el contexto
educativo y social. Se señala que esta problemática será tratada en secciones posteriores del
capítulo, ya que los textos sobre el papel de la escuela en la estratificación económica y cultural
están en aumento.
La afirmación de neutralidad en la educación se cuestiona en dos niveles. En primer lugar, se
destaca que el conocimiento que llega a la escuela ya es el resultado de elecciones entre un
amplio universo de principios y conocimientos sociales posibles. Este conocimiento,
considerado como capital cultural, refleja a menudo las perspectivas y creencias de segmentos
poderosos de la sociedad. Se argumenta que los valores económicos y sociales ya están
incorporados en el diseño institucional, los currículos, los métodos de enseñanza y los principios
de evaluación.
En segundo lugar, se aborda la cuestión de los valores profundamente arraigados que residen en
el fondo de nuestras mentes. Se mencionan dos categorías fundamentales: la visión de la
"ciencia" y el compromiso hacia el individuo abstracto. Se argumenta que el sentido de la
comunidad se ha debilitado, convirtiendo al individuo concreto en una abstracción y
separándolo de los movimientos sociales más amplios que podrían dar significado a visiones de
justicia, necesidades y deseos "individuales".
Se destaca la influencia de la noción de la investigación curricular como una "actividad
científica neutral", que refuerza la perspectiva individualista abstracta. Se menciona la crítica de
Raymond Williams sobre cómo la dominación del individualismo burgués distorsiona la
comprensión de las relaciones sociales reales y la dependencia mutua. Se argumenta que este
enfoque individualista suprime áreas significativas de nuestras relaciones reales, lo que impide
un sentido auténtico de afiliación y compromiso colectivo.
El pasaje de Williams, citado al final, subraya la necesidad de un sentido realista de la
comunidad para abordar adecuadamente cuestiones relacionadas con la distribución de
esfuerzos y recursos, así como los efectos del trabajo en usuarios y productores. La falta de este
sentido de la sociedad se identifica como una barrera que distorsiona nuestro estándar de vida y
paraliza la capacidad de negociar temas cruciales en la sociedad.
+
El fragmento aborda la crítica al excesivo énfasis en el individuo en la vida educativa,
emocional y social, argumentando que esta perspectiva es conveniente para mantener una ética
del consumo manipuladora y contribuye al debilitamiento de la sensibilidad política y
económica. Se destaca cómo la absolutización del individuo y la definición del rol del educador
como técnico neutral dificultan el análisis de la injusticia social y económica, haciendo que las
prácticas educativas sean relativamente impotentes para explorar la naturaleza del orden social.
Se introduce la idea de "análisis relacional", que implica ver la actividad social, incluida la
educación, vinculada al conjunto más amplio de instituciones que distribuyen recursos,
reconociendo históricamente cómo algunas clases y grupos se han visto favorecidos mientras
otros han sido tratados menos adecuadamente. Se subraya que las acciones sociales y los objetos
culturales adquieren significado a través de sus complejas conexiones con la organización y el
control social.
El texto aborda las nociones de ciencia e individuo como categorías ideológicas y económicas
esenciales para la reproducción de roles económicos existentes. Se menciona que estas
categorías se convierten en aspectos de la hegemonía, y para comprender las relaciones
hegemónicas, es necesario examinar las categorías y procedimientos empleados por los
"intelectuales", como los educadores. Se hace referencia a la idea de Gramsci sobre la necesidad
de un grupo de "intelectuales" que legitimen y den apoyo a las categorías ideológicas, haciendo
que parezcan neutrales.
En términos generales, se ha examinado la realidad detrás de las escuelas como instituciones,
incluyendo las formas de conocimiento preservadas y distribuidas selectivamente, así como las
categorías utilizadas para pensar en estas cuestiones. El fragmento concluye sugiriendo la
importancia de considerar al educador como un ser político en el enfoque propuesto.
+
El fragmento aborda la compleja pregunta sobre la posición personal del autor frente a la
relación entre capital cultural y control económico y social, reconociendo la dificultad y la
tortura que implica responderla. La pregunta presupone una conciencia incipiente de las
respuestas a otras preguntas planteadas sobre la organización de la sociedad y exige un análisis
para identificar qué grupos se han visto favorecidos o desfavorecidos por las instituciones.
La dificultad para abordar esta pregunta refleja la profunda importancia de los argumentos de
Gramsci y Williams sobre la naturaleza de la hegemonía. El escrutinio político y económico de
las actividades educativas, al considerar la escuela como parte de un sistema para la
reproducción económica y cultural, va más allá de cuestionar prácticas educativas específicas.
Implica un cuestionamiento de valores y acciones exteriores a la institución educativa y sugiere
la necesidad de compromisos diferentes.
El autor aboga por un examen crítico que conduzca a compromisos totalmente diferentes de los
aceptados comúnmente. Se destaca la importancia de articular un orden social centrado en la
maximización de la igualdad económica, social y educativa en lugar de la acumulación de
bienes y beneficios. El autor se posiciona ligeramente a la izquierda de una posición rawlsiana,
abogando por una teoría de justicia social que contribuya al máximo beneficio de los menos
beneficiados.
La teoría de justicia social propuesta implica una reestructuración de las instituciones y una
reelaboración fundamental del contrato social. Se argumenta que la desigualdad en naciones
desarrolladas está en aumento, y el poder económico y cultural se centraliza en grandes
corporativos poco sensibles a necesidades sociales. Se menciona el estancamiento en el
progreso relativo de mujeres y grupos minoritarios, y se sugiere que estas condiciones son
generadas "naturalmente" por un orden social particular, lo que implica que cambios a gran
escala en las relaciones institucionales son necesarios para progresar.
+
El fragmento aborda la naturaleza controvertida y desafiante del programa propuesto por el
autor, que busca analizar la educación desde una perspectiva ética, económica y política. El
autor destaca que no partió de la premisa de que las cuestiones educativas tienen raíces éticas,
económicas y políticas, sino que se convenció a través de evidencias accesibles para cualquiera
que desee buscar y cuestionar, enfocándose en el análisis de la hegemonía.
El programa propuesto implica un esfuerzo intelectual considerable, incluyendo lectura, estudio
y debate en áreas menos conocidas para la mayoría de los educadores. Se reconoce que, dada la
dificultad inherente de ser un educador decente, no se está acostumbrado a examinar la
actividad educativa en niveles éticos, políticos y económicos. La tarea se complica por la
"política de la distribución del conocimiento", ya que las herramientas y marcos de referencia
críticos no son fácilmente distribuidos por las instituciones culturales predominantes, como las
escuelas y los medios de comunicación, que también son víctimas de la tradición selectiva.
El autor argumenta que cualquier evaluación seria del papel de la educación en una sociedad
compleja debe incluir tres elementos esenciales: situar el conocimiento, la escuela y al educador
dentro de las condiciones sociales reales, guiar ese acto situacional con una visión de justicia
económica y social, y reconocer que la posición del educador no es neutral en términos de
capital cultural y resultados económicos y culturales.
Las cuestiones propuestas se analizan utilizando conceptos como hegemonía, ideología y
tradición selectiva, y se destaca la importancia del análisis relacional para comprender
completamente estas dinámicas. Se señala también que hay una creciente tradición de estudios
educativos que aborda seriamente este programa de análisis relacional, anticipando un análisis
detallado de estos temas en otras secciones del volumen.
Los Silencios y Las Voces en America Latina, Cap 3: Las matrices del pensamiento en el
mundo central
(Alcira Argumedo)
Introducción:
La caracterización de las matrices liberales y marxistas en sus aspectos más generales busca
identificar ciertos núcleos conceptuales que han sido parte del debate en los países del Norte y
que, de una manera u otra, han influido en las definiciones políticas e ideológicas de América
Latina. En lugar de realizar un análisis exhaustivo de las diferentes corrientes, que podría captar
los matices y distinciones sutiles, el objetivo es resaltar las estructuras teóricas fundamentales
que revelan las líneas de continuidad y los puntos de convergencia entre estas matrices
fundantes y las adaptaciones que tienen lugar en el presente. Todo esto se hace con la intención
de contrastar estas matrices con las ideas que se han arraigado en los espacios populares del
continente.
Este enfoque implica identificar los conceptos esenciales que han moldeado las corrientes
liberales y marxistas, reconociendo su influencia en las formas de pensar y actuar en la esfera
política. Se busca comprender cómo estas matrices teóricas han sido procesadas y adaptadas a
las realidades actuales, especialmente en el contexto latinoamericano. La intención última es
examinar cómo estas corrientes ideológicas fundamentales han contribuido a la formulación de
políticas y cómo estas se enfrentan o entrelazan con las perspectivas que han surgido en los
sectores populares de la región.
En resumen, este enfoque analítico busca destacar las líneas maestras de las corrientes liberales
y marxistas, enfocándose en su impacto en la configuración de la ideología política en América
Latina y permitiendo así un contraste con las dinámicas ideológicas emergentes en los estratos
más amplios de la sociedad.